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Los bosques de la Serranía de Ronda, pp. 375-389
INCENDIOS EN LOS PINARES SERPENTINÍCOLAS
DE SIERRA DE ALPUJATA (SERRANÍA DE RONDA):
ESTACIONALIDAD DE LA RESPUESTA AL FUEGO
N H-T¹ A V. P-L¹
¹Área de Botánica, Departamento Botánica y Fisiología Vegetal. Universidad de Málaga
Resumen: La Sierra de Alpujata, en la provincia de Málaga, constituye el segundo aflo-
ramiento ultramáfico por extensión en la península ibérica después de Sierra Bermeja.
La especial composición litológica (peridotitas y serpentinas), junto con sus caracterís-
ticas climáticas, favorecen la existencia de un único tipo de bosque, caracterizado por
Pinus pinaster (Querco cocciferae-Pinetum pinastri). La dinámica del fuego en la sierra ha
sido históricamente y recientemente muy influyente, originando cambios drásticos en su
paisaje vegetal. En este trabajo, se estudian los cambios fundamentales en cuanto a la
sucesión vegetal y en cuanto a las estrategias de regeneración. La dinámica post-fuego
en la sierra ha eliminado del paisaje a los pinares que han sido sustituidos por los mato-
rrales (Staehelino-Ulicion baetici) debido a las pocas estrategias de regeneración de Pinus
pinaster (se regenera mediante semilla serótina –piñón–), mientras que el matorral ser-
pentinícola está adaptado al rebrote mediante yemas subterráneas. Esta dinámica post-
fuego pinar-matorral, que puede ser detectada en otros territorios de la Serranía de
Ronda, ha de ser tenida en cuenta en la gestión forestal y en la propuesta de conserva-
ción de Sierra de Alpujata como Espacio Natural Protegido.
PalabRas clave: pinares de pino resinero, incendios forestales, ecosistema serpentínico,
cambios en el paisaje, respuestas de la vegetación.
1. INTRODUCCIÓN
.. L S A:
La Sierra de Alpujata está situada entre la Sierra Blanca de Marbella y la Sierra de
Mijas, paralela a la costa, en la provincia de Málaga (Andalucía, España). Su punto más
alto es la cima del Cerro Castillejos (1073 m s. n. m.). Abarca parte de los términos mu-
nicipales de Mijas, Coín, Monda y Ojén, perteneciendo estos dos últimos municipios a
las Reservas de la Biosfera “Sierra de las Nieves y su Entorno” y a la “Intercontinental del
Mediterráneo”. Alpujata forma parte de la Serranía de Ronda, procurando el contacto
con las comarcas de la Costa del Sol Occidental y Valle del Guadalhorce (figura 1).
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I A (S R)
Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal
La Sierra de Alpujata, con una extensión aproximada de 71 km2, constituye el
segundo macizo en extensión de los afloramientos peridotíticos rondeños tras Sierra
Bermeja, así como de la península ibérica (figura 2). La composición litológica pre-
dominante es la peridotita en diferentes facies (harzburgitas, dunitas, lerzolitas y ser-
pentinas al sur de la sierra) (Piles et al., 1978). Principalmente, los suelos peridotíticos
son litosoles, regosoles eútricos y luvisoles crómicos (Balsera, 1989), predominando
los primeros por la naturaleza rocosa masiva propia de las peridotitas.
Desde el punto de vista bioclimático, su macrobioclima es Mediterráneo pluvi-
estacional oceánico-euoceánico atenuado. Desde el punto de vista climático. Olmedo-
Cobo y Gómez Zotano (2017) consideran las partes altas de Sierra de Alpujata con
clima oceánico húmedo de media montaña litoral, presentando sus zonas de menor
altitud (hasta los 600 m s. n. m.) un clima más seco (subhúmedo-húmedo). Las altitu-
des comprendidas entre 140 y 1073 m s. n. m., hacen que predomine el termotipo ter-
momediterráneo con ombrotipo subhúmedo-húmedo (tabla 1). Dada la existencia de
fitoindicadores y sinfitoindicadores, es factible que el termotipo mesomediterráneo
pueda estar presente en las cumbres cercanas a 1000 m de altitud, sobre todo en la cara
norte (Pérez-Latorre et al., 2013a).
Figura 1. Localización de Sierra de Alpujata en el contexto de la Serranía de Ronda. Fuente: elaboración propia
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José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo (eds.)
T . D S A. I:
. P: ().
T: (ºC)
L I P () T (ºC) T / O
Ojén (Sierra Bermeja)
(491 m) 412 1.026 -- Termomediterráneo inferior/
húmedo inferior
Ojén (332 m) 375 866 17,1 Termomediterráneo superior/
subhúmedo inferior
En cuanto a su contextualización biogeográfica, Sierra de Alpujata se incluye en
el sector Bermejense de la provincia Bética (superprovincia Iberomarroquí-Atlántica,
región Mediterránea) (Pérez-Latorre y Cabezudo, 2002). A nivel de subsector, Sierra
de Alpujata se encuentra dentro del subsector Bermejense (Nieto et al., 1991), en el
que predominan jaguarzales de Digitali laciniatae-Halimietum atriplicifolii.
Figura 2. Localización de Sierra de Alpujata en el contexto de los principales afloramientos ultramáficos de
peridotitas de la Serranía de Ronda. Fuente: elaboración propia a partir de capas de información de Datos
Espaciales de Referencia de Andalucía (DERA)
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Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal
.. E S
A
Las características ambientales presentadas en el apartado anterior, junto con los
cambios estructurales mediados por la sucesión ecológica (Rivas-Martínez, 2007), con-
fieren un determinado paisaje vegetal a Sierra de Alpujata. Dicho paisaje fue estudiado
por Pérez-Latorre et al. (2013a). A grandes rasgos, este paisaje está conformado por
pinares-coscojares de Pinus pinaster (pino negral) y en los claros de este pinar habita un
matorral (jaguarzal) serpentínico con abundantes claros debidos a las zonas rocosas,
donde crecen pastizales ricos en endemismos (Hidalgo-Triana y Pérez-Latorre, 2018).
La tabla 2 resume las diferentes formaciones vegetales que se pueden encontrar en
el ecosistema serpentínico en cuestión. Las formaciones climácicas de pinos negrales
(Pinus pinaster) y coscojas (Quercus coccifera), ocupan los suelos más desarrollados (rego-
soles y luvisoles) (figura 3), constituyendo la cabecera de la serie de vegetación Querco
cocciferae-Pineto pinastri S., definida como edafoxerófila bermejense, serpentinícola,
termo-mesomediterránea. Sin embargo, esta vegetación es prácticamente inexistente,
ya que sus mejores representaciones aparecen hacia el fondo de laderas y en el piso
termomediterráneo de la sierra. Además de estos pinares, en Sierra de Alpujata
Figura 3. Pinar serpentinícola de Pinus pinaster en Sierra de Alpujata. Imagen: autores
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José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo (eds.)
podemos encontrar algunas repoblaciones marginales de Pinus halepensis y P. pinea con
coscojares. En los predominantes claros de la formación boscosa climácica, aparecen los
matorrales edafoxerófilos serpentinícolas de la alianza Staehelino-Ulicion baetici. Se tra-
ta del jaguarzal de Digitali laciniatae-Halimietum atriplicifolii, presente en la mayoría de
afloramientos serpentínicos suribéricos (figura 4).
Este matorral presenta la particularidad de que alberga una gran cantidad de
edafismos, es decir, especies que han evolucionado para adaptarse a vivir sobre
estos suelos serpentiníticos hostiles, y que no habitan en otro tipo de ecosistemas.
Estos edafismos reciben el nombre de serpentinófitos (Pérez-Latorre et al., 2013,
2018). En este jaguarzal de Sierra de Alpujata están presentes 13 edafismos ser-
pentinícolas de los 29 serpentinófitos que hay en total: Alyssum serpyllifolium
subsp. malacitanum (Brassicaceae), Armeria colorata (Plumbaginaceae), Cephalaria
baetica (Dipsacaceae), Galium boissieranum (Rubiaceae), Galium viridiflorum
(Rubiaceae), Iberis fontqueri (Brassicaceae), Klasea baetica (Asteraceae), Linum ca-
rratracensis (Linaceae), Notholaena marantae subsp. marantae (Sinopteridaceae),
Saxifraga gemmulosa (Saxifragaceae), Silene fernandezii (Caryophyllaceae), Silene
inaperta subsp. serpentinicola (Caryophyllaceae) y Staehelina baetica (Asteraceae)
(Pérez-Latorre et al., 2013a).
Figura 4. Matorral (jaguarzal) serpentinícola de Digitali laciniatae-Halimietum atriplicifolii en
Sierra de Alpujata. Imagen: autores
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Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal
En las zonas en las que el matorral aparece más aclarado, pueden desarrollarse
determinados pastizales: yesquerales de Cerastio-Brachypodietum retusi en zonas um-
brías, que alcanzan gran desarrollo bajo pinares densos procedentes de reforestación;
pastizales de Arenario-Iberidetum fontqueri en suelos oligotróficos y en taludes (Pérez-
Latorre et al., 2013a).
En las zonas en las que predominan biotopos rocosos, conviven comunidades
rupícolas y subrupícolas, entre las que destaca la aparición de los serpentinófitos
Silene fernandezii y Armeria colorata (Pérez-Latorre et al., 2013a).
Por otro lado, en Sierra de Alpujata también aparecen comunidades edafohigró-
filas de saucedas (Salicion pedicellatae) y juncales (Molinio-Holoschoenion) (Pérez-
Latorre et al., 2013a).
T . T
S A. F: P-
L et Al.,
Tipo de vegetación Biotopo Comunidades
vegetales Especies bioindicadoras
Edafoxerófila
climácica Luvisoles y
regosoles Pinares-coscojares
Pinus pinaster
Quercus coccifera
Erica scoparia
Juniperus oxycedrus
Edafoxerófila serial Regosoles y
litosoles Matorrales
Halimium atriplicifolium
Digitalis laciniata
Staehelina baetica
Genista lanuginosa
Edafoxerófila rupí-
cola y glerícola Litosoles Vegetación rupícola,
de gleras y taludes
Armeria colorata
Silene fernandezii
Saxifraga gemmulosa
Iberis fontqueri
Edafohigrófilo-
metalícola
climácica
Arroyos
permanentes Saucedas Salix pedicellata
Galium viridiflorum
Nerium oleander
Edafohigrófilo-
metalícola serial
Arroyos
permanentes y
rezumaderos Juncales
Galium viridiflorum
Schoenus nigricans
Erica terminalis
Molinia caerulea
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José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo (eds.)
Este particular paisaje vegetal, con su elemento florístico particular y su singular
riqueza, convierten a la Sierra de Alpujata en el tercer macizo en importancia dentro
del conjunto de las sierras peridotíticas, por detrás únicamente de Sierra Bermeja y
de Sierra Parda (Pérez-Latorre et al., 2013a).
2. CAMBIOS EN EL ECOSISTEMA MEDITERRÁNEO MODULADOS
POR LOS INCENDIOS: EL CASO DE SIERRA DE ALPUJATA
Además de la propia dinámica espacio-temporal de los bosques (mediada por
fenómenos sucesionales (Rivas-Martínez, 2007), el paisaje vegetal también puede
cambiar debido al efecto de perturbaciones ambientales.
El pinar-coscojar es la formación final climácica en la sucesión progresiva de Sierra de
Alpujata, presentando una amplia distribución en el pasado bajo las condiciones ecológicas
señaladas previamente. Sin embargo, actualmente esta comunidad no es especialmente
abundante, siendo el matorral serial el que predomina en el paisaje vegetal del macizo.
En el ecosistema mediterráneo, por las características climáticas que este posee,
se pueden producir cambios muy notorios en el paisaje debido al efecto del fuego
(Ojeda, 2004). Uno de los motivos por los que en el paisaje en cuestión abundan los
matorrales en lugar de hacerlo las comunidades de tipo boscoso es la presencia y re-
currencia de incendios.
Dependiendo de cómo las plantas respondan ante esta perturbación (Cabezudo et
al., 1995; Lloret, 2004; Ojeda, 2004; Pausas y Bradstock, 2007), los cambios que se
darán en el paisaje serán variables. La respuesta de las plantas al fuego puede darse en
varios sentidos: 1) determinadas plantas pueden regenerarse vegetativamente después
del fuego; 2) otras, por el contrario, pueden resultar eliminadas del ecosistema (Orshan,
1986). Además de estas dos respuestas generales, autores como Pausas et al. (2004)
añaden otra forma de supervivencia que consiste en la germinación de las semillas exis-
tentes en el banco de semillas latente en el suelo y que son activadas por el fuego, lo que
no permitiría la supervivencia a nivel de individuo, pero sí a nivel de población.
A pesar de que hay muy pocos estudios sobre regeneración de especies en ecosis-
temas serpentínicos mediterráneos (Safford y Harrison, 2004; Paula et al., 2009), la
recurrencia del fuego en Sierra de Alpujata a lo largo de la historia, ha permitido el
estudio de este aspecto, en particular tras el grave incendio que sufrió en agosto de
2012 (Hidalgo-Triana y Pérez-Latorre, 2018). Por tanto, el objetivo del presente ca-
pítulo es mostrar cómo ha respondido este ecosistema ante tal perturbación, y cómo
ha sido transformado su paisaje vegetal.
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Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal
3. METODOLOGÍA
Para este trabajo, se estudió todo el macizo de Sierra de Alpujata (figura 5), aun-
que, específicamente, se establecieron tres parcelas de estudio en el Cerro Castillejos
(Coín), entre 450 y 850 m de altitud, sobre roquedo serpentínico, concretamente en
una facies de harzburguitas según lo establecido por Piles et al. (1978). La vegetación
dominante en el Cerro Castillejos es un matorral serpentinícola, compuesto mayori-
tariamente por pequeños arbustos, matas y hierbas perennes que se incluyen en la
asociación fitosociológica Digitali laciniatae-Halimietum atriplicifolii (Pérez-Latorre
et al., 2013a), desarrollado en claros de un pinar-coscojar de Pinus pinaster (pino
negral).
En concreto, y a partir del conocimiento previo que se tenía del paisaje vegetal
existente en Sierra de Alpujata con anterioridad al incendio de 2012 (estudio realiza-
do en el año 2011 por Pérez-Latorre et al., 2013a), se estudió en campo cómo la ve-
getación ha respondido al catastrófico episodio del fuego.
Figura 5. Localización de las parcelas de estudio en el Cerro Castillejos (Sierra de Alpujata).
Fuente: elaboración propia
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José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo (eds.)
Las prospecciones de campo se llevaron a cabo entre octubre y noviembre de
2012, en febrero de 2014 y en julio de 2018, es decir, dejando tiempo suficiente entre
los muestreos efectuados para que la vegetación desarrollase sus posibles respuestas
regenerativas (Hidalgo-Triana y Pérez-Latorre, 2018).
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN. CÓMO LOS INCENDIOS CAMBIAN
EL PAISAJE: RESPUESTAS DE LA VEGETACIÓN
Las respuestas que pueden tener los ecosistemas y los paisajes ante cualquier tipo
de perturbación dependerán fundamentalmente de la capacidad de reacción que ten-
gan las comunidades vegetales que conforman ese paisaje, y por ende, de la capacidad
de respuesta que posea cada planta individualmente para responder ante tal pertur-
bación. En el caso de incendios, la mayoría de las plantas y comunidades vegetales
mediterráneas poseen mecanismos para regenerarse tras un incendio (Ojeda, 2004;
Pausas y Bradstock, 2007).
En el ecosistema serpentínico en cuestión, se comprobó que en los pinares-cos-
cojares de Pinus pinaster, el pino negral no presentó respuesta vegetativa tras el incen-
dio, es decir, no produce yemas que sean capaces de rebrotar tras el paso del fuego
(Hidalgo-Triana y Pérez-Latorre, 2018) (figura 6). Sin embargo, el fuego provoca que
las semillas sean liberadas rápidamente de las piñas femeninas (serótinas), y que ger-
minen tras el incendio, observándose plántulas de pino (figura 7) nacidas meses des-
pués tras las primeras lluvias otoñales. No obstante, se ha de tener en cuenta que la
supervivencia de estas plántulas o la germinación de semillas latentes en el suelo
puede verse reducida porque las semillas de pino, una vez dispersadas, sirven de ali-
mento para la fauna frugívora (Torres et al., 2001).
Sin embargo, Hidalgo-Triana y Pérez-Latorre (2018) observaron que prácti-
camente todas las plantas que componen el matorral serpentinícola mediterráneo
tienen capacidad de regeneración vegetativa tras el incendio, gracias a la presen-
cia mayoritaria de yemas subterráneas que favorecen la formación de nuevos ta-
llos vegetativos y, por consiguiente, la supervivencia del individuo (figuras 8 y 9).
Todos los serpentinófitos que estaban presentes antes del incendio, a excepción
de Alyssum serpyllifolium subsp. malacitanum, mostraron estrategias de regene-
ración vegetativa post-incendio, lo cual pone de manifiesto que la mayoría de
los serpentinófitos sur-ibéricos tienen respuestas tras el paso fuego, siempre y
cuando se den las mismas condiciones durante y después del incendio (es decir,
un episodio de poca severidad y con una temporada de lluvias moderadas, no
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Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal
Figura 7. Semilla y plántula de Pinus pinaster, germinando en noviembre de 2012 (apenas 3 meses desde la fecha
de ocurrencia del incendio). Imagen: autores
Figura 6. Pinar de Pinus pinaster pasados tres meses desde el incendio. Imagen: autores
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José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo (eds.)
torrenciales, como ocurrió el otoño siguiente al incendio). Esto implica una conse-
cuencia muy importante, como es la predominancia de este tipo de comunidades de
matorral tras los incendios.
Sin embargo, el pinar de Pinus pinaster muestra una estrategia de regeneración
post-fuego basada en la pirogerminación (serótina) de semillas (piñones), lo que
conlleva mayor lentitud en restaurar el estado original de la vegetación boscosa,
aunque los componentes mayoritarios de su sotobosque, como Erica scoparia,
Juniperus oxycedrus, Quercus coccifera o Arbutus unedo, son todos rebrotadores
(Cabezudo et al., 1995) y, por tanto, contribuyen a acelerar el proceso de regenera-
ción del pinar como comunidad vegetal.
Además, se ha podido observar como la sucesión vegetal ha ido avanzando (fi-
gura 10), de tal manera que, en 2018, una vez transcurridos seis años tras el incendio,
el matorral va otorgando verdor al paisaje y este va recuperando su aspecto original.
Sin embargo, el pinar de Pinus pinaster, por su casi nula capacidad de rebrote, tardará
al menos unos 10 años más en recuperarse y volver a tener individuos adultos capaces
de reproducirse (Torres et al., 2001).
Figura 8. Matorral serpentinícola de Digitali laciniatae-Halimietum atriplicifolii tras 18 meses desde el
incendio, el cual presenta evidentes signos de regeneración vegetativa. Se observan Pinus pinaster quemados
–muertos– y sin rebrote. Imagen: autores
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Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal
5. CONCLUSIONES
Toda la riqueza biológica que presenta este ecosistema, la cual podría verse
mermada por perturbaciones ambientales tales como los incendios recientemente
ocurridos, debería llevar a su declaración como Lugar de Importancia Comunitaria,
Figura 9. Detalles de estrategias de regeneración tras el fuego en especies serpentinícolas de la Sierra de Alpujata. 1.
Rebrote vegetativo en Erica scoparia susbp. scoparia (Lignotuber); 2. Rebrote vegetativo en Ulex baeticus subsp.
baeticus (Lignotuber); 3. Rebrote de yemas subterráneas en Cephalaria baetica; 4. Rebrote mediante yemas subterrá-
neas en Euphorbia flavicoma subsp. flavicoma; 5. Rebrote vegetativo en Galium boissieranum; 6. Rebrote subterrá-
neo en Phlomis purpurea; 7. Rebrote vegetativo en Genista hirsuta subsp. lanuginosa; 8. Rebrote en Staehelina
baetica; 9. Germinación de plántula de Halimium atripicifolium susbp. atripicifolium. Imágenes: autores.
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José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo (eds.)
máxime cuando gran parte de los sintaxones (comunidades o asociaciones vegeta-
les) presentes están considerados como Hábitats de Interés Comunitario recogidos
en la Directiva 92/43CEE (Pérez-Latorre et al., 2013a), y varios taxones se encuen-
tran amenazados y/o protegidos por la Ley.
Además, en la actualidad existe un movimiento ciudadano que promueve la pro-
puesta para que Sierra de Alpujata sea declarada parque natural, la cual debería ser te-
nida en cuenta por la administración competente para otorgar a esta zona peridotítica
rondeña la protección necesaria para preservar sus valiosos ecosistemas serpentínicos.
A
Los resultados de esta investigación forman parte de los Proyectos
ULTRAFORESTS (CSO2013-47713-P) y PALEOPINSAPO (CSO2017-
83576-P) subvencionados por el Ministerio de Economía y Competitividad del
Gobierno de España.
Figura 10. Aspecto de Sierra de Alpujata en julio de 2018 (seis años tras el incendio). La mayor parte de la cobertura
vegetal se debe al matorral serpentinícola de Digitali laciniatae-Halimietum atriplicifolii, mientras que el pinar de
Querco cocciferae-Pinetum pinastri aún no es observable. Imagen: autores
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Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal
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LOS BOSQUES
DE LA SERRANÍA DE RONDA
Una perspectiva espacio-temporal
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2021
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Primera edición: enero de 2021
Dirección editorial:
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Maquetación:
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Diseño de cubierta:
Álvaro Sedeño Márquez
Fotografía portada:
Pinsapar de Los Reales de Sierra Bermeja
José Aragón Bracho
Fotografía contraportada:
Castañar y quejigal en el Valle del Genal
Francisco José Vázquez Rojas
ISBN: 978-84-15588-35-1
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