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Herramientas de participación y autotutela de derechos para redes de apoyo en la crisis del covid

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Índice
La urgencia de la democratización tecnológica en tiempos de pandemia ...............................5
Por Arnau Monterde
El nuevo discurso de la servidumbre voluntaria ......................................................8
Por Ingrid Guardiola
Atascados en la plataforma. Regresión tras la desaparición de las redes ...............................12
Por Geert Lovink
Fronteras digitales y humanitarismo de vigilancia ..................................................16
Por Javier Sánchez Monedero
No man’s land? Cuerpos que importan en la democracia a lo Silicon Valley ............................. 20
Por Paz Peña O.
Una receta de tres ingredientes para resistir el colonialismo digital en la ciudad ....................... 24
Por Renata Ávila
Tecnologías situadas y autogestión digital .........................................................27
Por Eurídice Cabañes
Nosotrxs, nuestros cuerpos (de datos): la justicia reproductiva como marco de soberanía digital .........32
Por Alejandra López Gabrielidis y Toni Navarro
Infraestructura feminista: soberanía tecnológica contra la violencia machista en línea ..................36
Por Inés Binder y Martu
Una tecnología ilegal para crear libertad de información en la ciencia .................................41
Por Alexandra Elbakyan
Estrategias y alianzas para frenar el miedo y el odio en las redes sociales .............................45
Por Marta G. Franco (Red Levadura)
Un antídoto contra la polarización, las fake news y la fatiga democrática: el sorteo cívico ................49
Por Arantxa Mendiharat y Ernesto Ganuza
Democracia en tiempos del Trap; cultura cracker, feminismos y ética hacker
para la nueva constitución en Chile ................................................................52
Por Francisca Keller, Matías Toledo y Sofía Brito
Herramientas de participación y autotutela de derechos para redes de apoyo en la crisis del covid .......56
Por David Vila-Viñas y Daniel Ayuda
(CO)INCIDIM: Experiencia de utilización del Decidim desde los movimientos sociales ....................61
Por Marta Anducas y Dante Maschio, con la colaboración de Pau Parals
Autonomía tecnopolítica. Qué signica y porqué Decidim es un buen ejemplo ..........................65
Por Xabier E. Barandiaran
PROGRAMA DECIDIM FEST 2020
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DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Arnau Monterde
La urgencia de la democratización tecnológica en tiempos de pandemia
quiera sale a calentar para entrar en juego a mu-
chos meses ya del inicio de la pandemia.
Y aquí es donde se sitúa la urgencia. No sólo la
urgencia de encontrar una salida común y a favor
del conjunto de la población a la crisis del coro-
navirus, sino también y no menos importante, de
empezar a dibujar otros horizontes desde los que
pensar, entender y construir nuevas relaciones
con lo digital, con ese digital privatizado, centra-
lizado, y absolutamente fuera de control demo-
crático y ciudadano. No es casualidad que en este
escenario o fase avanzada y bastante sosticada
del capitalismo de la vigilancia, como nos cuenta
Shoshana Zuboff, la concentración del poder eco-
nómico de estas empresas sea cada vez mayor, y
mayor sea su capacidad de colonizar el mundo a
partir de sus productos. Lo hacen a través de una
extracción permanente de datos que generamos
las personas o los usuarios, siendo estos un acti-
vo o “la gasolina” de una nueva economía basada
en la capacidad de procesado de estos datos y su
utilización para controlar, vigilar (en el sentido di-
recto e indirecto) e incluso inducir nuestro com-
portamiento social, individual y colectivo. Esta
centralización y total privatización se produce en
todas las capas de Internet, en las infraestructu-
ras (cables, satélites, antenas y servidores), en el
código o sea el software (donde las grandes redes
sociales están muy lejos aún del código abierto), y
en los silos de datos masivos generados cada se-
gundo y procesados a través de algoritmos y de la
La urgencia de la democratización
tecnológica en tiempos
de pandemia
Por Arnau Monterde (Ajuntament de Barcelona, decidim.org)
La irrupción de la crisis del Covid-19 y sus impac-
tos en el conjunto de la sociedad ha puesto de ma-
niesto una serie de cuestiones que tienen que
ver con nuestra vulnerabilidad como sociedad, al
mismo tiempo que desbordaba la necesidad de
blindar algunos pilares público-comunitàrios que
deben sostener la vida colectiva cuando todo se
desmorona. En concreto, y en lo que ahora nos
atañe, la crisis ha puesto de maniesto lo poco
que cuenta nuestra voz en un contexto de crisis,
en el que de repente se recentraliza por defecto
toda la cadena de mando política mientras se re-
duce al mínimo cualquier forma de participación
en la toma de decisiones que se salga del guión
"experto" de políticos, médicos y epidemiólogos,
cuando el conocimiento de otras disciplinas u
otras voces no expertas quedan reducidas a cero.
Además el connamiento, una de las expresio-
nes materiales más agresivas de esta crisis, nos
ha mostrado la centralidad de lo digital en este
contexto de encierro en el que las dependencias
tecnológicas hacia los grandes proveedores de
conexión (las operadoras ya conocidas) y de los
gigantes de Internet o también conocidas cómo
las GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y
Microsoft), se han visto incrementadas más que
nunca. Por lo que es importante empezar a reco-
nocer, cuando se habla de lo digital, que somos
dependientes como sociedad de grandes actores
privados que hoy deciden sobre nosotras, y que
asistimos a una total incapacidad de interven-
ción, especialmente del sector público que ni si-
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76 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Arnau Monterde
La urgencia de la democratización tecnológica en tiempos de pandemia
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Arnau Monterde
La urgencia de la democratización tecnológica en tiempos de pandemia
construcción abierta y colectiva de conocimien-
to, espacios para la autonomía de lo digital y de
la autoorganización colectiva, espacios para la
cooperación y la generación de lazos fuertes y
sororos, espacios diversos, libres de violencia
que desplacen la polarización, como nos cuenta
Red Levadura, hacia nuevos encuentros, con-
sensos y disensos productivos (que produzcan
otras salidas al conicto que no sea el odio al
otro, a lo diferente, a lo invisible, a lo subalterno).
Existen horizontes cercanos en los que ya emer-
gen algunas formas de pensar, desarrollar y ex-
tender tecnologías libres y democráticas como es
el caso de Decidim, así como otros muchos. Está
pasando en todas las capas ya sean las infraes-
tructuras abiertas y comunitarias, el hardware y
el software libre, la data justice y el design justi-
ce o la Inteligencia articial crítica. Numerosos
proyectos robustos que avanzan y caminan hacia
otros modos de entender la sociedad digital, en
los que prima la colaboración, el conocimiento
abierto, la gobernanza democrática y muchos
sentidos comunes frente a lógicas únicamente
extractivistas y de mercado. Ha llegado el mo-
mento de empezar a construir una alianza global
para los derechos digitales, las tecnologías de-
mocráticas que constituida por múltiples redes
capaces de empezar a dar respuestas colectivas
y autorizadas a esta colonización permanente y
gobierno de nuestras formas de interacción. Al
mismo tiempo debemos lanzar un plan para una
transición tecnológica que permita producir,
escalar, sostener, cuidar, construir tecnologías
abiertas, libres y del común, que empodere co-
munidades, que genere autonomía y emancipa-
ción, que construya otras economías, y que apun-
tale un ecosistema diverso y robusto que pueda
sostener esta transición frente al capitalismo de
vigilancia i de plataforma(s).
Barcelona, 18 de noviembre de 2020
Arnau Monterde
(Ajuntament de Barcelona, decidim.org)
de las tecnologías de vigilancia para las crisis
de los refugiados en los que algoritmos, datos y
tecnologías de la vigilancia se coordinan para un
absoluto control de la identidad (también digital)
de las personas que cruzan fronteras escapando
de conictos bélicos, de pobreza hacia la forta-
leza Europea, quedando marcados por vida y li-
mitados a prácticamente ninguna posibilidad de
seguir adelante. No es menor los usos intensivos
de las redes sociales por parte de las formacio-
nes de la ultraderecha, que han encontrado en
estas, en consonancia a como están diseñadas
y a su falta de control democrático, un lugar
perfecto en el que bombardear con contenidos
falsos, difundir mentiras, confrontar, construir
relatos frentistas, de machismo, violencia, odio
alimentando guerras comunicativas en red des-
de donde disputar el debate público.
Es por todo esto que urge, debido a su irreversi-
bilidad, la necesidad de entender, afrontar y ca-
minar hacia escenarios disidentes a este nuevo
orden digital, escenarios reformistas que regu-
len y frenen la expansión descontrolada de es-
tos gigantes, escenarios simbióticos en los que
explotar y deconstruir muchas de las potencias
cargadas de contradicciones de las redes socia-
les corporativas como nuevos espacios públicos
colonizados, y escenarios disruptivos que pro-
muevan y refuercen el desarrollo procesos y tec-
nologías autónomas, democráticas, abiertas y
libres al servicio del conjunto de la sociedad. Ob-
viamente para que esto pase hace falta un cam-
bio mental como nos contaba Gerrt Lovink, de
todos esos nativos de las redes sociales corpo-
rativas, y de una sociedad que simplemente ca-
mina de manera acrítica. Este cambio debe venir
de la mano de lo concreto, de caminar y explorar
estos nuevos territorios digitales que construir
y recuperar al mismo tiempo, que nos permi-
tan poner el cuerpo frente a Silicon Valley como
nos cuenta Paz Peña. Ha llegado el momento de
abrir nuevos espacios digitales no mercantili-
zados, no ludopatizados, para la deliberación y
captura constante de la atención o la adicción, y
que lo hacen a través de sistemas experienciales
de interacción y otros miles de mecanismos que
nos mantienen conectados y que conforman una
ideología propia de las Redes Sociales.
Desde otra perspectiva Ingrid Guardiola sitúa la
servidumbre voluntaria en el que se reconoce
ese momento colectivo de aceptación, incluso
consciente (y por eso voluntaria) sobre nuestro
rol como proveedores serviles de datos que ali-
mentan máquinas que alimentan algoritmos que
alimentan de nuevo nuestra vida. En resumen
podríamos hablar de un estado de manipulación
consciente permanente y aceptado. La privatiza-
ción de la vida pública, afectiva, social y política
es una realidad en la medida que todas las for-
mas de interacción pasan por medios privados.
Y no todo el protagonismo se lo llevan las redes
sociales. Este modelo de colonización va hacia
cualquier lugar digital que aún no esté conquista-
do. Un caso paradójico es el de la llegada de Goo-
gle en las escuelas, en el que bajo la excusa de la
“usabilidad” y la facilidad de acceso, esta empresa
se ha convertido pràcticamente en norma y en
modelo de educación digital, y más después del
connamiento. Google coloniza sin rasguños ni
resistencias este espacio tan preciado como es
el de la educación de niñas y niños aún libres (en
parte) de Matrix. Google, aunque diga lo contrario,
captura, almacena y procesa datos de alumnos a
partir de los 4-5 años en el momento que empie-
za esta relación forzosa cuando los centros edu-
cativos, y de forma voluntaria, les dan de alta con
su primer correo electrónico, al universo de Brin y
Page (sus fundadores).
Entrar en la capa de los usos es un escenario
más complejo y cargado de contradicciones, en
los que vemos explosiones creativas, conictos,
revueltas, emancipación, reapropiación pero
también miedo, violencia, agresión, control y un
largo etcétera. Un caso espeluznante, cómo nos
cuenta Javier Sanchez Monedero está en el uso
puesta en escena a bombo y platillo de una inteli-
gencia articial, muy lejos aún de ser auditables,
abiertos, y sobretodo prevenidos a los sesgos de
desigualdad que imperan en nuestra sociedad.
Las consecuencias presentes de este escenario
no son menores. Renata Avila nos habla del colo-
nialismo de datos y las nuevas formas de coloni-
zar nuestra sociedad y nuestro conocimiento, en
un proceso descontrolado y con una limitada re-
sistència colectiva al saqueo de toda nuestra pri-
vacidad y de la información que generamos en los
procesos de comunicación en cualquier medio
imprescindibles para nuestro día a día. Esto nos
lleva a lo que Eurídice Cabañes llama los procesos
y modelos de gobernanza algorítmica en los que
las formas de gobierno vienen, no sólo mediadas
sino reconstruidas por una determinada mirada
sobre la organización del mundo. En concreto
Paz Peña apunta como Silicon Valley construye
el mundo a su imagen y semejanza. Silicon Valley
gobierna el mundo a partir del diseño a través de
sus productos digitales de un campo de relación,
socialización y uso intensivo de lo digital diseña-
do por hombres, blancos, de clase media-alta,
con una concepción del mundo uniforme. Sólo
por el hecho de que esta sea impuesta y totaliza-
da by default (por defecto), se convierte en inser-
vible como modelo para pensar nuestras socie-
dades que aspiran a ser abiertas, libres y diversas
y que tanta falta hacen en pleno siglo XXI. Y lo más
sutil de todo es esa nura, esa no-conciencia de
los riesgos asociados, esa no-percepción de que
estamos permanentemente performados, cons-
truidos, inducidos, por decisiones de otros que
nos mantienen en permanente estado de alerta,
conectados, dispuestos y disponibles, adictos a
este modelo de conexión que busca maximizar
nuestra atención para retenernos, bombardear-
nos o testearnos con el último algoritmos de re-
comendaciones personalizado de lo que sea y que
tanto acierta. Como apunta Geert Lovink todo
esto pasa por unos procesos de diseño, que ya
de por si son políticos y que ponen el foco en esa
98 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Ingrid Guardiola
El nuevo discurso de la servidumbre voluntaria
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Ingrid Guardiola
El nuevo discurso de la servidumbre voluntaria
profesionalizados y considerados como activos
corporativos, como herramientas de extracción
de ujos de datos. La información es un bien
preciado. Hashtags como el de #coronadiaries
transeren un gran poder a la empresa: el poder
de saber cómo vivió la gente la pandemia en tiem-
po real. Así, los servidores de Instagram y Twitter
tienen una idea más clara que nosotros o que los
políticos sobre cómo será nuestro futuro.
De la disciplina al control
La distancia social es una forma de control. La
esfera pública se estructura a partir de relaciones
de poder. La internet social, como nueva esfera
pública, no está exenta ni de distancia social ni de
gestión del poder. El lósofo Gilles Deleuze escri-
bió en 1992 Postscript on the societies of control,
donde ya anticipa, como problemas derivados de
la gestión del poder: la tecnocracia irracional en
manos de la informatización global, la nanciari-
zación de la economía y el control biométrico. De-
leuze dice que hemos pasado de las sociedades
disciplinarias sobre las que reexiona Foucault
en los años sesenta, a la sociedad del control di-
fuso, corporativista y con individuos codicados.
Según Deleuze, el control se organiza a partir de
sistemas numéricos, de modulaciones. La estra-
tegia es fomentar los incentivos, retos, concur-
sos y sesiones de grupo, la rivalidad como fuerza
motivacional que opone a los individuos entre sí y
El nuevo discurso de la
servidumbre voluntaria
Por Ingrid Guardiola (Universitat de Girona)
He aquí unas breves pinceladas sobre la manera
en la que el protocolo tecnológico opera como
una herramienta de control con graves conse-
cuencias sobre la construcción del sujeto y los
procesos de socialización.
Capitalismo de plataforma
El estado de alarma se convirtió en un campo de
maniobras de instrucción disciplinarias, un paro
de la vida en el espacio público y un arresto do-
miciliario generalizado. Eso hizo aumentar el ca-
pitalismo digital y, con él, sus contradicciones.
En concreto, lo que aumentó fue el capitalismo
de plataforma o lo que el sociólogo David Harvey
denominó, durante el connamiento, la Netix
economy. Según Nick Srnicek, el “capitalismo de
plataforma” son aquellas plataformas digitales
globales que funcionan además como infraes-
tructuras de extracción de datos para asegurarse
su propio crecimiento económico. Hablamos de
Netix, Google, Facebook, Amazon, Uber, Tin-
der, Airbnb, etcétera. Muchas de estas redes au-
mentaron enormemente en cuanto a usuarios e
interacciones durante el connamiento. Al nal,
son plataformas de servicios, como es el caso
de Blued, una aplicación gay china para ligar que
además incluye servicios de streaming monetiza-
dos, feeds de noticias, juegos, compras en línea
o consultas sobre gestación subrogada en el ex-
tranjero. Los streamers son institucionalizados,
la máquina sobre la base de nuestros prejuicios
sociales, más nos desentendemos nosotros de
los procesos de detección, categorización, cla-
sicación y predicción. Fue precisamente, según
Lewis Mumford, la taxonomía y la recolección de
información del entorno lo que fomentó el de-
sarrollo del lenguaje humano y de la inteligencia
práctica. ¿Qué perdemos cuando lo delegamos en
las máquinas y sus protocolos?
La predicción y la modulación
La especicidad de la arquitectura algorítmica
de estos entornos, algo de lo que ya nos advirtió
Shoshana Zuboff en los años ochenta, es que no
solo permite automatizar tareas (como ya hicie-
ra Ford con el sistema de producción en cadena)
sino que en cada proceso de automatización se
genera información y esta información es usada
para predecir los comportamientos de los usua-
rios y alterarlos en un sentido u otro. Toda esta
información personal y la que es fruto de la inte-
racción con los demás se recopila para otorgar un
carácter predictivo a estas herramientas. Ya en
el 2012, Michal Kosinski decía que a través de los
likes podían predecir atributos personales como
la orientación sexual, la etnicidad, la religión, las
opciones políticas, los rasgos personales, la inte-
ligencia, la felicidad, el uso de sustancias adicti-
vas, la edad, el género o la separación de los pa-
dres de los sujetos analizados. Shoshana Zuboff
lo describe como un “capitalismo de la vigilancia”
que mercantiliza la experiencia privada humana
entendida como datos del comportamiento (be-
havioural data). Así, el benecio es un producto
predictivo, son modelos de comportamiento para
hoy y para el futuro. Podríamos incluso sostener
que lo que se comercializa es el futuro: es decir,
todo lo que acumulas en estas fábricas del com-
portamiento es todo lo que perderás.
Un artículo académico reciente indicaba que
muchas prisiones se han convertido en espacios
los divide, los atomiza. Desaparece la masa, lo im-
portante es el código, la contraseña, los “dividuos”
y las masas de datos.
La sociedad de control actual ha hecho del pa-
nóptico un nuevo espectáculo. Desde el 11-S,
el concepto de seguridad ha sido capitalizado
por el Estado y la política internacional. La ac-
tual crisis sanitaria añade una nueva capa y un
nuevo pretexto a la seguridad internacional: del
bioterrorismo a la pandemia vírica. Con el co-
ronavirus, se han aprobado las corona apps de
rastreo, herramientas de cibervigilancia basada
en la geolocalización anonimizada para detec-
tar contactos próximos y saber si existe riesgo
de contagio o para detectar nuevos focos. Hay
quien los denomina safe paths (“caminos segu-
ros”). Habría que preguntarse qué perdemos con
todo lo que hacemos en nombre de la seguridad
y a quién benecia esa seguridad.
El autoaprendizaje de la máquina
En el 2010 se instauran los big data como un nue-
vo paradigma empresarial. El investigador Mike
Ananny se descarga Grinder, i Android Store le re-
comienda automáticamente una app denomina-
da Sex Offender Search, como si considerase que
todos los gays son unos delincuentes sexuales.
El mismo año aparece Watson, una inteligencia
cognitiva que puede entender, razonar y aprender
con los humanos. A partir del 2015, muchas em-
presas desarrollan estrategias en relación con la
inteligencia articial predictiva y las máquinas de
autoaprendizaje. Los algoritmos de autoaprendi-
zaje basados en redes neuronales, a pesar de la
fascinación que puedan provocar, crean formas
inclusivas y exclusivas de orden social. Son sis-
temas impersonales en los que es difícil entender
las conclusiones a las que llegan o realizar una re-
clamación si lo que se concluye es que eres culpa-
ble de algo o no eres válido para recibir una beca,
un subsidio o un crédito. Cuanto más aprende
Ver la sesión online
1110 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Ingrid Guardiola
El nuevo discurso de la servidumbre voluntaria
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Ingrid Guardiola
El nuevo discurso de la servidumbre voluntaria
cómo se relaciona esta gobernanza electrónica
con la gobernanza pública tradicional? ¿Qué for-
mas sociales genera? ¿Son mis redes una herra-
mienta de destitución subjetiva y de inscripción
de prejuicios sociales derivados en políticas de
odio? ¿Tengo la impresión de gestionar mi propio
tiempo o es la máquina la que lo controla? ¿Qué
relación han de tener las instituciones y poderes
públicos con estos espacios virtuales en los que
delegamos toda nuestra conversación, nuestros
afectos y nuestras decisiones políticas?
Hablar de desconexión y de herramientas libres
está muy bien, pero, mientras los principales in-
gredientes de la esfera pública tradicional (como
son el trabajo, la familia y las instituciones públi-
cas) sigan fomentando el capitalismo de plata-
forma, no tiene ningún tipo de sentido optar por
una política de la culpabilización ciudadana. Si
queremos una ciudadanía digital sana que pueda
disponer de una inteligencia colectiva efectiva,
antes tendremos que erigir herramientas y for-
mas de resistencia al control psicológico, emo-
cional y cognitivo de la mayoría de estos sitios,
unas estrategias de desnaturalización de una
servidumbre voluntaria que conlleva recompen-
sas no siempre satisfactorias. Y todo esto tam-
bién pasa por un humilde y obstinado trabajo de
reapropiación del lenguaje, de nuestra comu-
nicación y de nuestra socialización digital. Te-
nemos que reapropiarnos de la capacidad des-
criptiva y taxonómica, y fomentar un diseño no
autoritario en el que ningún protocolo sustituya
a la capacidad de negociación, participación y
decisión de la ciudadanía.
Ingrid Guardiola
(Universitat de Girona)
Boétie Discurso de la servidumbre voluntaria o el
Contra uno, de 1549, que escribió cuando tenía 18
años, pero que se publicó póstumamente gracias
a su amigo Montaigne. La Boétie se pregunta por
la gura del tirano y explica que, al tirano, la fuer-
za se la da el pueblo. “¿Cómo puede provenir tan-
to de dolor de una sola persona?”, se pregunta el
autor. La Boétie comenta que, para que el poder
sea efectivo, necesita del servilismo de los de-
más, necesita que se acostumbren y que su falta
de libertad quede compensada con un sistema de
ocio adecuado. Asimismo, La Boétie arma que,
con la pérdida de la libertad, perdemos también el
valor: “las gentes sometidas no sienten ni alegría
ni arrebato en el combate”, igual que el autómata
cognitivo. Finalmente, nos dice que solo deen-
den a los tiranos unos pocos, mientras que el res-
to simplemente responde a una cadena de órde-
nes establecidas, es decir, a un protocolo social.
¿En qué forma deshumanizada se han convertido
ahora los nuevos tiranos? ¿Son acaso los “titanes
de la información”?
Apuntes nales
En octubre del 2020, la Fundación Nesta publicó
una investigación especial titulada Usando la in-
teligencia colectiva para resolver problemas pú-
blicos. Desde que Pierre Levy empezó a hablar de
“inteligencia colectiva” en 1994, este término ha
ido cayendo en manos diferentes. Sería necesaria
una nueva era de la “inteligencia colectiva sobera-
na”. En el dosier de Nesta hay algunas iniciativas
populares que ponen en diálogo la voluntad gene-
ral y la gestión política del territorio. Sin las dos
cosas, no hay inteligencia colectiva que valga.
¿Cómo hacer que prime la voluntad general (di-
versa, dialogante, con capacidad de negociación)
por encima del autómata cognitivo?
Las plataformas sociales mencionadas tendrían
que ser analizadas como una cuestión pública.
¿Qué estado del bienestar digital queremos y
las posibilidades libidinosas del aplicativo, así
como nuestra euforia o depresión.
Mark Fisher sentencia: el capital te sigue mien-
tras duermes. Y, de hecho, lo hace a través de
aplicaciones como Fitbit, Dreem o Neuralink, la
app de Elon Musk que entiende la depresión o el
insomnio como problemas eléctricos del cere-
bro que pueden ser corregidos aplicando tecno-
logía electrónica. Al margen de corregir los esta-
dos de ánimo, también se regula la conciencia y
la memoria. Desde el 2016, el tiempo algorítmico
de las redes sociales modula tus momentos de
vida más relevantes y te exime de la necesidad
de darles tú el valor necesario. Si eliminamos de
nuestra vida elementos como la gestión de nues-
tra memoria personal o del dolor interno, lo que
queda es el “autómata cognitivo” (según Fisher):
un anti-sujeto que delega en las máquinas su ca-
pacidad taxonómica, de recolección y de com-
prensión de datos, de producción de memoria y
de signicados, y de construcción de un marco
social de conanza compartida. Hablamos de la
destitución subjetiva a manos de lo que algunos
denominan narcocapitalismo (Laurent de Sut-
ter) y otros neuroliberalismo (Mark Whitehead) y
que es un capitalismo modular en una sociedad
aparentemente libre, narcótico hasta la médula
y cuyo efecto solo es el reverso de la depresión
que continuamente provoca.
Por todo esto, no resulta extraño que uno de los
productos más comprados durante el conna-
miento fuera Alexa, el asistente de voz de Ama-
zon, una inteligencia articial que, según Andreas
Hepp, es un arquetipo que representa al ro-
bot-sirviente. Con estos bots, nos comunicamos
sin necesidad de comprender o comprendernos.
La servidumbre voluntaria
Todo eso nos lleva a retrotraernos en el tiempo
y a incluir aquí una reexión sobre el libro de La
probeta para la inteligencia articial vinculada a
la tecnología de vigilancia: se trata de fábricas
de seguimiento de los internos, completamen-
te daticados (incluso en cuanto a sus cons-
tantes vitales), como una fábrica de producción
de datos en lo que en otros tiempos habían sido
espacios provisionales de manufactura de pro-
ductos. En Hong Kong, por ejemplo, los presos
llevan dispositivos de Fitbit para analizar si su-
fren una sobredosis o si están a punto de pelear-
se, pese a que no tienen la posibilidad de conec-
tarse a medios digitales. En Suecia, una agencia
estatal lanzó en el 2018 Krim:Tech, un hub para
renovar, digitalizar y hacer inteligente (smartify)
el trabajo con prisioneros. Se trata de una doble
servidumbre involuntaria.
El sujeto modulado o el
autómata cognitivo
Foucault decía que la modernidad del siglo XIX
es inseparable del modo en que los mecanis-
mos de poder coinciden con nuevas formas de
subjetividad, una cierta política del cuerpo que
indica cómo hacer útiles las nuevas multiplici-
dades de individuos. Hay un sector de la inteli-
gencia articial que quiere, cómo do Bernard
Stiegler “proletarizar la mente humana y extraer
valor del sistema nervioso”, incluido el cerebro.
El sujeto perlado desde las redes sociales es
un sujeto aislado que es analizado a partir de
técnicas de segmentación social. Es un perl
en una burbuja de genotropismo digital donde
de lo que se trata es de atraer perles simila-
res. Estos espacios transeren la obsesión por
la métrica y la puntuación de acuerdo a una ló-
gica competitiva y adversaria como la que des-
cribía Deleuze. Por ejemplo, en el 2017 Tinder
lanzó la aplicación Tinder Gold, una opción de
pago que actúa como asistente personal, te
ayuda a ligar y te permite tener mayor visibili-
dad por 25 euros al mes. La métrica administra
1312 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Geert Lovink
Atascados en la plataforma. Regresión tras la desaparición de las redes
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Geert Lovink
Atascados en la plataforma. Regresión tras la desaparición de las redes
dos siguen el juego. Hace tiempo que la sólida
plataforma de softwareKulturidealha sustitui-
do la página de inicio, el blog, y el sitio web y el
estudio de diseño web que lo llevaba, como mo-
delo de empresa emergente. Lo que deseamos
es aprovechar el valor en lugar de perdernos en
el desorden de una red de estructura rizomá-
tica. El sueño de la plataforma ha consolidado
todavía más el funcionamiento tipo “capital de
riesgo” que preconiza un hipercrecimiento en
el menor tiempo posible, con el objetivo de do-
minar un mercado unicornio y conseguir al nal
una posición de monopolio. Mientras que solo
unos pocos se convertirán en multimillona-
rios, el aspecto aleatorio de la cruel estrategia
darwinista sigue atrayendo a muchos. Es he-
gemónica, dicen. Elon Musk todavía conserva
cierto atractivo. La obsesión por la fama es tal
que la crítica popular al capitalismo realmen-
te no cuestionará el derecho a convertirse en
multimillonario. Todos queremos dirigir nues-
tra propia plataforma, independientemente de
lo que deseemos.
Las plataformas crean mercados, como simples
conectores de la oferta y la demanda con un esca-
so, cuando no inexistente, coste de producción,
pero raramente son neutrales. No son meros “pro-
veedores de servicios”, puesto que, en muchos
casos, las plataformas también son importantes
actores en de esos mercados. En lo que respecta
a los ingresos, no son empresas “tecnológicas”,
Atascados en la plataforma
Regresión tras la desaparición
de las redes
Por Geert Lovink (Institute of Network Cultures)
“Internet es el dios que fracasó.”
Johan Sjerpstra
En esta era de las redes sociales, el sueño de mu-
chos estudiantes es poner en marcha su propia
plataforma. Esta motivación ya presupone cier-
ta aspiración empresarial de la que muchos ni
siquiera son conscientes. ¿Cómo se convirtió la
plataforma en tal objeto de deseo? Así es cómo
los artistas, activistas, diseñadores y frikis de la
informática prevén llegar a sus públicos y, al mis-
mo tiempo, hacerse ricos y famosos. ¿Por qué es-
forzarte para convertirte en inuencer en una pla-
taforma cuando puedes convertirte también en
su propietario? Esta ambición es una versión neo-
liberal de aquella exigencia de los años ochenta:
“No queremos un trozo del pastel; queremos po-
seer la maldita pastelería entera.” Bienvenidos al
fetichismo de plataforma en el que las relaciones
sociales se denen por unos valores generados
en la propia interacción social. En esta extrover-
tida era neoliberal, la idea es mirar por encima del
hombro a los pobres pringados que solo saben
comprar y vender. El truco es convencer a otros
para que jueguen según las reglas que tú, el pro-
pietario también conocido como diseñador del
mercado, establezcas.
La promesa de la plataforma es simple: todos
salen beneciados, tanto los productores como
los clientes y fundadores. No hay ganadores ni
perdedores: todo el mundo está incluido y to-
provisional con transacciones añadidas (“¡Solo
queda 1 habitación!”3). Una inacabable y cruel
metamorfosis de pequeñas diferencias: la ofer-
ta que no puedes rechazar.
Las plataformas en las que vivimos son medios
a los que aspiran los usuarios que recurren a es-
tos para encontrar algo. Estoy aquí; y ahora, ¿qué
es lo que quería? A diferencia de los buscadores
racionales, fríos y vacíos, diseñados por inge-
nieros informáticos y biblioteconomistas, las
plataformas psicológicas de hoy en día ofrecen
información personalizada y difusa, para que nos
desplacemos por esta aturdidos y confundidos. A
diferencia de buscar en la oscuridad de un archi-
vo, ser capaces de comparar la plataforma nos da
la sensación de estar en la cima del mundo.
Las plataformas, como espacios cerrados “segu-
ros”, nos conocen íntimamente, nos recomiendan
cosas según nuestros gustos, preferencias, soli-
citudes anteriores, historial de búsquedas y likes.
Las plataformas recuerdan y saben cómo recon-
fortarnos... y cómo incitarnos. Nosotros, huma-
nos descuidados, odiamos empezar de cero cada
vez. Querido token, por favor, guarda esta congu-
ración por mí. Porque, después de todo, no somos
fríos cientícos, interesados en el conocimiento
objetivo. Nos gusta ahorrar tiempo, tomar atajos
y valoramos que la máquina reconozca nuestros
puntos acos y recuerde cosas por nosotros, que
nos hable y que nos diga si está cerca el conductor
de Uber, lo que cuestan otros productos similares
en otros sitios y lo que está compartiendo con los
demás ese usuario que nos acaba de aparecer.
Somos débiles y cedemos fácilmente, porque, de
todos modos, nuestras ajetreadas vidas multita-
rea están, constantemente, al borde del colapso.
Por eso encontramos consuelo en la plataforma,
en nuestro nuevo domicilio virtual, anteriormente
conocido como página web.
3 https://www.checkbook.org/boston-area/travel-websites-mislead-
by-falsely-declaring-few-rooms-remain/.
sino gigantes de la publicidad.1 Las plataformas
no se limitan a escenicar, organizar y regular los
“mercados”, sino que también ejercen una desco-
munal inuencia sobre negocios vecinos y sobre
la ecología en un sentido amplio (pensemos en la
congestión vial y en la polución provocadas por los
taxis vacíos de Uber rondando por la ciudad o por
la entrega de cada paquete procedente del co-
mercio electrónico, frente a lo que sería una visita
a un centro o calle comercial en los que pueden
comprarse todos los artículos al mismo tiempo).
La base del planteamiento capitalista sigue sien-
do socializar los costes mientras se privatizan las
ganancias bajo el lema de la elección personal y la
propia comodidad.
Las plataformas de internet se vuelven hegemó-
nicas cuando el medio ya no es apropiado, y se
cierran para ajustar ciertas “modicaciones del
comportamiento” de su base de usuarios. Inter-
net simplemente existe. Su nombre se menciona
poco últimamente (igual que ha sucedido con el
estudio de lo que es internet). La conectividad
instantánea simplemente está ahí, incluso en lu-
gares con prácticamente ningún acceso. La pla-
taforma es el mensaje: el contenido está agota-
do (tired), la plataforma está conectada (wired).
Según Marc Steinberg, las plataformas se han
convertido en un dispositivo de intercambio uni-
versal: son el lugar donde se encuentran el dine-
ro, las personas y las mercancías y donde pue-
den producirse las transacciones. Hay que verlas
como meganodos abstractos. “Casi todo puede
convertirse en una plataforma solo con que se le
denomine así.”2Avanzamos por sus inacabables
páginas en constante cambio y nos alejamos del
anterior énfasis estático en los “nuevos medios
de comunicación” como archivos o bases de
datos, hacia un sistema de vitalidad (liveness)
1 Citas y resumen de Ana Milicevic, “The Trouble with
Platforms”,https://pando.com/2020/06/29/trouble-plataformas-
google-amazon-facebook-apple-market-cap/ .
2 Marc Steinberg,The Platform Economy, University of Minnesota
Press: Minneapolis, 2019, p. 1, 92 y 115.
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1514 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Geert Lovink
Atascados en la plataforma. Regresión tras la desaparición de las redes
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Geert Lovink
Atascados en la plataforma. Regresión tras la desaparición de las redes
vía pueden usarse con esa nalidad. Es hora de
abandonar la plataforma.
Es clave la fase inicial de autoorganización en la
que puede construirse un núcleo y una red, a la
sombra del presente perpetuo, sin preocuparse
de ltros, trols, servicios secretos, algoritmos y
otras autoridades automatizadas. ¿Cómo pode-
mos comunicarnos y unirnos sin tener que de-
pender por completo de los encuentros sin co-
nexión? Una importante fuente de inspiración en
este aspecto puede ser Mastodon, la alternativa
federada a Twitter. “Twitter solo tiene dos capas
de descubribilidad: tu red y el mundo entero. O
bien un pequeño grupo de contactos o bien todas
las personas del planeta. Es una locura”, explica
Carlos Fenollosa.7En cambio, Mastodon tiene otra
capa adicional entre tu red y el mundo entero: los
mensajes depersonas en tu servidorincluidas en
lo que se denomina cronología local. La idea de
Mastodon es demostrar lo fascinante que es ini-
ciar sesión en lo desconocido y darse cuenta de
que son personas que comparten tus intereses.
Pueden denominarse redes organizadas. En esto
hemos estado trabajando Ned Rossiter y yo.8 Re-
des básicas de unidades organizativas, células
con un propósito que consisten en enlaces fuer-
tes, que funcionan por oposición a la lógica de
“enlaces débiles” de las plataformas de “amigos
de amigos de amigos”. Las redes organizadas se
centran en una serie de tareas comunes que hay
que llevar a cabo, no en “actualizar” a usuarios
aislados. Por favor, libera nuestras almas solita-
rias y desesperadas. Recházalo, aléjate: no más
“¿Qué hay de nuevo?” ni “¿Qué está pasando?”
sino“¿Qué hay que hacer?”.
Geert Lovink
(Institute of Network Cultures)
7 https://cfenollosa.com/blog/you-may-be-using-mastodon-wrong.html.
8 Ver Geert Lovink y Ned Rossiter,Organization after Social Media,
Minor Compositions: Colchester, 2018.
todo, con conciencia propia, que comprendían la
necesidad de organizarse? En lugar de esos revo-
lucionarios profesionales dados a las conspiracio-
nes, tenemos a los sacricados trabajadores de las
ONG, con sus contratos temporales. Esta situación
nos hace desear dejar atrás esta fase (neo)feudal y
avanzar rápidamente hacia la cuestión estratégica
clásica de principios del siglo XX: revolución y refor-
ma, rechazo o adaptación, abolición o “civilización”
de la plataforma como forma. ¿Deberíamos des-
mantelar esas plataformas o bien apropiárnoslas?
Según los aceleracionistas, las plataformas son
la expresión tecnológica del “cálculo planetario”,
unos constructos que pueden reprogramarse para
propósitos postcapitalistas. Así, no se cuestiona
la propia estructura de la plataforma sino que más
bien se la acepta por su eciencia, uidez y escala-
bilidad: a cada uno, su propia plataforma.6Este de-
bate todavía tiene que iniciarse para compensar la
década perdida en la que no hemos sabido analizar
alternativas y nos hemos instalado irreexivamen-
te todas las aplicaciones posibles. En el programa
de documentales VPRO Tegenlicht de la televisión
holandesa, Evgeny Morozov critica acertadamente
la tesis del feudalismo digital, no porque no consi-
ga describir la tristeza en la que nos encontramos,
sino porque lleva implícita la tesis directa de que
deberíamos avanzar (otra vez) hacia el capitalismo.
En 1961, el escritor afroamericano James Bald-
win explicó al público de un foro sobre naciona-
lismo y colonialismo en los EE.UU.: “Ha pasado
el tiempo y, ahora, tanto si me gusta como si no,
no solo puedo describirme a mí mismo, sino que,
lo que es mucho más horrible, ¡puedo describir-
les a ustedes!”. Esta es la promesa original de los
medios de comunicación alternativos. Las vícti-
mas o las minorías no necesitan ser representa-
das y pueden hablar por sí mismas, muchas gra-
cias. Lo que se cuestiona cada vez más es si las
plataformas de las redes sociales actuales toda-
6 En referencia a la frase: “Jedermann sein eigner Fussball”: https://
en.wikipedia.org/wiki/Jedermann_sein_eigner_Fussball.
Eso que los europeos denominan regresión y los
americanos neofeudalismo describe, en ambos
casos, el regreso a estadios anteriores del de-
sarrollo psicocapitalista. En su reseña del libro
de McKenzie WarkCapital is Dead (“El capital ha
muerto”), Jodi Dean compara las plataformas
digitales con los molinos de agua. “Las plata-
formas son doblemente extractivas. A diferen-
cia del molino de agua, que los campesinos no
tenían otra opción que usar, las plataformas no
solo se posicionan de forma que su uso sea bá-
sicamente necesario (como los bancos, las tar-
jetas de crédito, los teléfonos y las carreteras),
sino que ese uso genera datos para sus propie-
tarios. Así, los usuarios no solo pagan por el ser-
vicio sino que hacen que la plataforma recopile
los datos generados por el uso de ese servicio.
La plataforma en la nube obtiene rentas y datos,
como si tuviera tierras arrendadas.”4 Jodi Dean
describe la tendencia neofeudal como una ten-
dencia a “convertirse en campesino, es decir,
en alguien que posee los medios de producción,
pero cuyo trabajo sirve para aumentar el capital
del propietario de la plataforma”. Aquí, se consi-
dera que las plataformas son redes de infraes-
tructura metaindustrial, de naturaleza parásita,
inducidas por formas superiores de explotación
y extracción. Tanto los trabajadores de la plata-
forma como sus usuarios son guras preindus-
triales que se remontan al siglo XVIII, casi prole-
tarios (entreprecariat, según el término acuñado
por Silvio Lorusso, mezcla de emprendedor —en-
trepreneur — y trabajador precario5), atascados
en pseudotrabajos estresantes y deprimentes
que ni parecen productivos ni son satisfactorios.
En esta situación, solo nos queda esperar que ten-
ga lugar alguna esporádica revuelta campesina.
¿Dónde está el equivalente del siglo XXI a aquellos
trabajadores cualicados, autodidactas y, sobre
4 Véase https://lareviewofbooks.org/article/neofeudalism-the-end-of-
capitalism/.
5 https://networkcultures.org/entreprecariat/.
1716 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Javier Sánchez Monedero
Fronteras digitales y humanitarismo de vigilancia
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Javier Sánchez Monedero
Fronteras digitales y humanitarismo de vigilancia
Fronteras digitales y
humanitarismo de vigilancia
Por Javier Sánchez Monedero (University of Cardiff)
“Bassam es uno de los 100.000 refugiados sirios que viven en los campos de refugiados jordanos y
que recibe ayuda a través del Programa Mundial de Alimentos (WFP) de las Naciones Unidas [...] An-
tes de ir al supermercado, Bassam recibe un SMS informándole de que su asignación de ayuda está
lista para recoger. Ya en la tienda, mediante un escáner de su iris, Bassam verica su identidad en la
base de datos de ACNUR, quién envía una orden de pago electrónico a la tienda.” (Madianou, 2019).
Introducción
Cada vez más, gobiernos, empresas, organi-
zaciones internacionales y organizaciones no
gubernamentales han optado por el uso de
identidades e infraestructuras digitales para la
gobernanza de las personas migrantes y refu-
giadas. La Agencia de la ONU para los Refugia-
dos (UNHCR/ACNUR) considera que la dicul-
tad de estas personas, que a menudo carecen
de documentación o incluso son apátridas,
para probar su identidad es un limitante para el
acceso a servicios y la participación socio-eco-
nómica, incluyendo el acceso al empleo, vivien-
da, número de móvil o una cuenta bancaria (La-
tonero & Hiatt, 2019) y que la solución pasa por
la creación de grandes bases de datos biomé-
tricas interoperables. Actualmente, según di-
cha agencia, 8 de cada 10 personas refugiadas
a las que asiste cuenta ya con una identidad di-
gital biométrica.
Paralelamente al desarrollo de infraestructuras
digitales por estados y organizaciones, el auge
de los teléfonos inteligentes y redes sociales
ha dado lugar a nuevos espacios sociotécnicos
en los que refugiados, tracantes, gobiernos y
grandes corporaciones interaccionan entre si y
con la tecnología (Latonero & Kift, 2018). De he-
cho, muchos investigadores y organizaciones
humanitarias consideran que la provisión de te-
léfonos móviles y conexión a Internet es una for-
ma de ayuda en si.
Si bien, la co-existencia y empleo de todas estas
fuentes de datos y sistemas pudieran contribuir
a garantizar derechos, visibilizar a grupos vul-
nerables o planicar la asistencia humanitaria,
plantean a su vez numerosos riesgos de erigirse
como sistemas de control y clasicación social,
como veremos en los ejemplos del ecosistema
de herramientas de ACNUR y las bases de datos
promovidas por la UE.
Por último, a pesar de que las narrativas sobre
estos sistemas se concentran en lo técnico, su
rol va más allá, siendo profundamente político
al construir lo que se ha venido a denominar
como ‘fronteras digitales’, ‘pasajes digitales’ y
‘humanitarismo de vigilancia’ y obedecer a me-
transparencia o a la visibilización, por ejemplo,
de personas apátridas.
Fronteras digitales
La Unión Europea también ha implementado
sus infraestructuras digitales para gobernanza
de migrantes y refugiados. Uno de estos siste-
mas es Eurodac (European Dactyloscopy), una
base de datos centralizada de huellas dactilares
de solicitantes de asilo (categoría I) y migran-
tes irregularizados (categorías II y III), puesta en
marcha inicialmente para dar soporte al siste-
ma europeo de asilo, que dicta que la responsa-
bilidad de asilo corresponde al país a través del
que una persona entró, o fue descubierta, en la
UE. Por ejemplo, si una persona solicitó asilo
en Grecia pero ha sido encontrada en Alemania,
Eurodac revela a través de sus huellas dactila-
res la fecha y país de entrada a la UE, y en este
caso deberá ser deportada a Grecia. Además,
Eurodac presenta problemas asociados a las
prácticas ya que cada país europeo parece se-
guir unas lógicas de categorización diferentes
y arbitrarias, pero que determinan los derechos
futuros de las personas registradas en cada ca-
tegoría (Lyneham, 2017). Actualmente, Eurodac
está en un proceso de reforma para ampliar la
información recogida, incluyendo fotografía y
biografía de la persona, así como de integra-
ción con varias herramientas de vigilancia a es-
cala continental. De este modo, pasará a formar
parte de una gran base de datos biométricos de
viajeros, visados, criminales, migrantes irregu-
larizados y solicitantes de asilo; además de uni-
car y poner en común identidades biográcas
y biométricas entre los estados miembro y las
agencias de seguridad europeas. A pesar de la
sencillez de su funcionamiento y mínimos cam-
pos de datos, Eurodac es objeto de vigilancia
desde las organizaciones de derechos humanos
que denuncian como una herramienta diseñada
originalmente para nes exclusivos de asilo se
nudo a lógicas de ordenación social. Por tanto,
la auditoría y evaluación de estos sistemas so-
ciotécnicos requiere de múltiples disciplinas
que analicen los componentes tecnológicos
pero también las prácticas en torno a ellos, las
experiencias de las comunidades afectadas y
las políticas asociadas.
Humanitarismo de vigilancia
Registrar a las personas solicitantes de asilo
es una obligación para las organizaciones hu-
manitarias y estados de acogida. Los motivos
van desde el simple conocimiento de la pobla-
ción, prestación de asistencia o la posibilidad
de comprar un teléfono móvil o tener una cuen-
ta bancaria hasta la lucha contra el fraude y el
tráco de personas. ACNUR cuenta con un re-
pertorio de aplicaciones desplegado a nivel in-
ternacional de: documentación y registro de
personas, repositorio de datos y estadística,
gestión de identidad biométrica o gestión de la
distribución de ayuda, entre muchas otras. Des-
de 2018 el denominado ecosistema para el regis-
tro de poblaciones y gestión de identidad PRIMES
pretende integrar varias de estas herramientas
y bases de datos para que sean interoperables
entre ellas y con otros sistemas externos, como
es el caso de registros civiles, sistemas de otras
organizaciones humanitarias, como SCOPE del
WFP y Primero de Unicef, y también empresas
colaboradoras (UNHCR, 2018). Un ejemplo de
la integración de varias herramientas sería el
programa de pago electrónico que ACNUR im-
plementa en Jordania junto con la empresa de
identicación biométrica IrisGuard y el banco
Cairo Amman Bank, que ilustraba el caso de
Bassam al inicio de este texto.
Como hemos introducido, estas infraestructuras
no tienen sólo una función meramente de ges-
tión, sino también de documentación y análisis
poblacionales de cara a la toma de decisiones, la
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1918 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Javier Sánchez Monedero
Fronteras digitales y humanitarismo de vigilancia
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Javier Sánchez Monedero
Fronteras digitales y humanitarismo de vigilancia
Lyneham, C. (2017, November 9). EU’s migrant ngerprin-
ting system Eurodac under review. DW.COM. https://www.
dw.com/en/eus-migrant-ngerprinting-system-euro-
dac-under-review/a-41311572
Madianou, M. (2019). The Biometric Assemblage: Sur-
veillance, Experimentation, Prot, and the Measuring of
Refugee Bodies. Television & New Media, 20(6), 581–599.
https://doi.org/10.1177/1527476419857682
Rahman, Z., Verhaert, P., & Nyst, C. (2018). Biometrics
in the Humanitarian Sector. The Engine Room, Oxfam.
https://policy-practice.oxfam.org.uk/publications/bio-
metrics-in-the-humanitarian-sector-620454
Sánchez-Monedero, J., & Dencik, L. (2020). The politics of
deceptive borders: ‘Biomarkers of deceit’ and the case of
iBorderCtrl. Information, Communication & Society, 0(0),
1–18. https://doi.org/10.1080/1369118X.2020.1792530
UNHCR. (2018). Guidance on Registration and Identity Ma-
nagement. http://www.unhcr.org/registration-guidance/
también a proyectos de investigación nancia-
dos por la UE. El proyecto iBorderCtrl ha desarro-
llado y probado en varios países un puesto fron-
terizo inteligente que incorpora un detector de
mentiras para diferenciar a migrantes de ‘buena’
o ‘mala fé’. La supuesta tecnología y capacidades
de iBorderCtrl han sido calicadas como pseu-
docientícas y desmontadas técnicamente, lo
que nos hace pensar que la función real de este
tipo de proyectos no es la de realizar las tareas
que dicen, sino más bien responde a una agen-
da política de creación de nuevos sujetos y ges-
tión de poblaciones a través de la tecnología que
determina, cada vez más, las oportunidades de
vida y derechos fundamentales (Sánchez-Mone-
dero & Dencik, 2020).
The research of Javier Sánchez Monedero was
supported by a Starting Grant from the Euro-
pean Research Council (ERC) under grant num-
ber 759903.
La investigación de Javier Sánchez Monedero
ha sido nanciada por una subvención Starting
Grant del Consejo Europeo de Investigación (nú-
mero de subvención #759903).
Javier Sánchez Monedero
(University of Cardiff)
Referencias
Cheesman, M. (2020). Self-Sovereignty for Refugees? The
Contested Horizons of Digital Identity. Geopolitics, 0(0),
1–26. https://doi.org/10.1080/14650045.2020.1823836
Latonero, M., & Hiatt, K. (2019, April 15). Digital Identity in
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Society Research Institute. https://datasociety.net/li-
brary/digital-identity-in-the-migration-refugee-context/
Latonero, M., & Kift, P. (2018). On Digital Passa-
ges and Borders: Refugees and the New Infras-
tructure for Movement and Control. Social Media
+ Society, 4(1), 2056305118764432. https://doi.
org/10.1177/2056305118764432
ha convertido en un sistema de vigilancia y con-
trol al que tienen acceso los cuerpos policiales.
(Des)centrando la tecnología
en el análisis de sistemas
sociotécnicos
El caso de Eurodac nos muestra cómo una he-
rramienta diseñada para un n puede ser reuti-
lizada en cualquier momento para otros propó-
sitos, cuestión especialmente sensible cuando
se incluyen datos biométricos que identican a
las personas de por vida. En el campo humani-
tario, este tipo de riesgos han llevado a Oxfam,
al contrario que a otras organizaciones, a esta-
blecer primero una moratoria y después un re-
chazo a la recogida de datos biométricos, que,
concluyen, responde más a presiones de los do-
nantes internacionales que a necesidades rea-
les (Rahman et al., 2018). Frente a los proyectos
de identidad centralizada, en los últimos años
se ha propuesto soluciones de ‘identidad au-
tosoberana’ como el proyecto ID2020, esto es,
sistemas descentralizados bajo el control del
usuario quién autoriza o no el acceso a sus da-
tos a gobiernos y empresas. De nuevo, para va-
lorar estos sistemas, debemos ir más allá de la
tecnología e incluir las prácticas y contextos, ya
que, como sucede en los campos de refugiados
o en las fronteras europeas, ante una situación
de asimetría de poder entre dos partes, la pro-
tección que ofrece el consentimiento informa-
do no parece suciente (Cheesman, 2020).
Además del riesgo de reutilización para otros -
nes, también existe un consenso sobre el efecto
criminalizador de estos sistemas, que a menudo
mezclan narrativas de lucha contra el fraude con
la existencia de sistemas biométricos conec-
tados que generan alertas a escala continental
y son compartidos con organismos policiales.
Esto no afecta sólo a los sistemas en uso, sino
2120 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Paz Peña O
No man’s land? Cuerpos que importan en la democracia a lo Silicon Valley
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Paz Peña O
No man’s land? Cuerpos que importan en la democracia a lo Silicon Valley
la apropiación de esa materia prima. Así, como
el colonialismo histórico se presentó como un
proyecto civilizador, hoy la sociedad se presenta
como la beneciaria natural del proyecto corpo-
rativo de explotación de datos.
Desenrollando esta provocación, se puede de-
cir que el No Man’s Land digital está al servicio,
primariamente, no de cualquier capital, sino del
capital del varón blanco y Occidental, que ha de-
sarrollado lógicas capitalistas y extractivistas
con los datos personales, las cuales están dis-
puestas para su servicio, goce y ganancia. Es-
tas lógicas capitalistas del No Man’s Land digital
están acompañadas de una epistemología que,
de acuerdo a la investigadora mexicana, Paola
Ricaurte (2019), es una nueva evolución del pa-
radigma pospositivista, y que se basa en tres
supuestos: (1) los datos reejan la realidad, (2)
el análisis de datos genera el conocimiento más
valioso y preciso, y (3) los resultados del pro-
cesamiento de datos ayudan a tomar mejores
decisiones sobre el mundo. Para Ricaurte, esta
epistemología va mucho más allá de Silicon Va-
lley: se ha convertido en la dominante incluso en
los Estados no occidentales, lo que hace que el
colonialismo de datos se extienda por varias ca-
pas mucho más allá de la experiencia individual
de personas con las plataformas comerciales.
Como todo proceso de colonización, se trata de
un despojo forzado. Los mecanismos pueden ser
No man’s land? Cuerpos que
importan en la democracia
a lo Silicon Valley
Por Paz Peña O. (Al Sur, acoso.online)
Sobre el territorio
del hombre blanco
No Man’s Land, en castellano, puede ser traduci-
do como “tierra de nadie”. Estamos repletos de
supuestas tierras de nadie: América, en su des-
pojo por parte de Europa, el Far West gringo, e
incluso las mismas zonas de sacricio ambiental
y social que, en nombre de la industria capitalis-
ta, aplastan a todas las especies que allí habitan
porque, en el fondo, nadie importante ha recla-
mado esa tierra. El concepto No Man’s Land es
la operación ideológica base de las lógicas co-
lonialistas que jerarquizan a las sociedades. Hay
especies que importan más que otras; hay cuer-
pos que importan más que otros. Lo mismo ocu-
rre con el territorio digital.
Los investigadores Nick Couldry y Ulises Mejias
(2019), por ejemplo, hablan de un "nuevo esta-
do del capitalismo" donde, con la producción y
la extracción de datos personales, a través de
plataformas especialmente diseñadas para eso,
se naturaliza la apropiación colonial de nuestras
vidas en general. El No Man’s Land digital opera,
así, en dos frentes. Por un lado, esta operación
ideológica hace que los datos personales sean
considerados como una materia prima que está
naturalmente a disposición del capital, tal como
si fuera un pozo petrolero. Y, por otro, donde las
grandes empresas son consideradas las más
capaces para su tratamiento y, por tanto, para
feministas de Asia comenzaron a presentar es-
tudios sobre cómo las plataformas han facilitado
esta violencia. Desde el 2013 ya hay un reconoci-
miento de los organismos internacionales sobre
la existencia alarmante y mundial de la violencia
contra la mujer en las tecnologías. Estamos en
el 2020 y los avances sustanciales para combatir
la violencia de género por parte de las platafor-
mas han sido pobrísimos. Más bien, una serie de
avances superciales, de políticas aún poco cla-
ras, de canales de denuncia que no te escuchan,
que te dan la espalda. De cifras inexistentes.
No tener cifras de denuncias y de acciones sobre
violencia de género es una de las constantes en
las tecnologías hegemónicas. Twitter, por ejem-
plo, no publica cifras a pesar de que, por ejem-
plo, una persona puede potencialmente denun-
ciar un contenido por difusión no consentida de
imágenes íntimas. Facebook, que de igual forma
tiene una herramienta para denunciar, muestra
un reporte muy general, global, que no permite
ni especicidad del fenómeno ni vista geográ-
ca. Cifras que de poco sirven.
La transparencia en estas materias es una anhe-
lada demanda desde el activismo feminista. Tener
transparencia sobre cifras de violencia de género
signica tener una dimensión real del problema
y, por ende, desarrollar investigaciones, campa-
ñas y políticas públicas sobre la materia. Parece
curioso que plataformas que se dedican a reco-
ger y segmentar cada mínima interacción de una
persona en una plataforma - y no solo de las y los
usuarios de sus servicios- digan NO tener datos
sobre violencia de género. Más bien, sabemos, se
trata de una operación de ocultamiento. No vayan
a pensar las mujeres que no están seguras en su
plataforma. No vayan las mujeres a abandonar la
plataforma y dejarlos sin negocio: hay industrias
que se construyen sobre los cuerpos de otros.
Hay negocios que se construyen sobre la ter-
cerización de los cuerpos de otras. Poco se ha
más civilizados que hace 500 años atrás, pero no
por eso menos violentos, como los largos docu-
mentos de Términos y Condiciones, que muchas
veces no están ni en nuestros idiomas propios,
con lenguaje leguleyo imposible, forzando un
consentimiento que es en extremo individual,
solitario y desigual. Un simulacro liberal de in-
dividuos autónomos, libres y racionales que, en
un documento notarial, higienizan la imposición
y la dominación. Como si todas las personas pu-
dieran libremente decir que NO, como si, como
dice Sara Ahmed (2017), la experiencia de estar
subordinado no fuera también estar privado del
NO y, por tanto, quedar a disposición de la vo-
luntad del otro. En este contexto, los territorios
digitales hegemónicos, construidos sobre es-
tos cimientos colonialistas, son más que un No
Man’s Land. Se trata, más bien, de un White Man’s
Land: el territorio del varón blanco.
Sobre la violencia de género en
la White Man’s Land
Vivir una vida sin violencia es un derecho huma-
no. Las plataformas hegemónicas, en cambio,
siguiendo las lógicas colonialistas, han preferido
el extractivismo económico sobre los cuerpos de
las víctimas. La violencia contra las mujeres es
un daño colateral aceptable. Suena difícil de asu-
mir cuando se trata de industrias más cercanas
al liberalismo político gringo que al conservadu-
rismo trumpiano, repleto estos últimos años de
trabajadoras fervientes militantes del feminismo
liberal. ¿Cómo puede esta gente tan liberal, edu-
cada y políticamente correcta optar por tratar la
violencia de género como un hecho aceptable?
Esto es más fácil de entender cuando examina-
mos el activismo en contra de la violencia de gé-
nero en las plataformas y las pálidas respuestas
de las plataformas. En este 2020 quizás sea bue-
no recordar que, desde hace 15 años atrás, las
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2322 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Paz Peña O
No man’s land? Cuerpos que importan en la democracia a lo Silicon Valley
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Paz Peña O
No man’s land? Cuerpos que importan en la democracia a lo Silicon Valley
entendido histórico. El privilegio se ha construi-
do en el aire, el dominio económico es solo una
casualidad no intencionada.
Pero el dominio económico del capital es una par-
te esencial de las tecnologías hegemónicas y de
la construcción de sus élites. Las cifras lo dicen y
lo refrendan en esta pandemia: se trata de una in-
dustria multimillonaria como nunca antes había-
mos visto, porque además su dominio se basa en
acaparar servicios, hacerlos más baratos, preca-
rizar el sistema laboral y, por ende, hacer que solo
un puñado de varones blancos se enriquezcan de
forma brutal. El privilegio se construye conscien-
temente sobre el aplastamiento de cuerpos que
para su capital no importan.
En contra de las soluciones
¿Cómo salimos de este embrollo, entonces? La
tecnología hegemónica nos ha inundado de so-
luciones: juntas externas independientes que
resultan inuir poco y nada y que ellos mismos
regulan y seleccionan, tardíos códigos de ética,
comisiones internas para revisar los prejuicios
de sus plataformas, descartando que terceros,
de forma transparente y participativa, revisen
sus decisiones algorítmicas, entre otras.
Pero quizás la llave para salir de este embrollo es
justamente que nadie tiene la llave. Que aquellos
que dicen que la tienen, mienten, y lo saben. Que
antes de buscar soluciones como explicacio-
nes totales y erectas, típicamente masculinas
-como diría Joanna Zylinska- quizás sería mejor
concentrarse en el problema o, más bien, para-
fraseando a Isabelle Stangers, pensar juntas el
problema. En el por qué es un problema y, quizás
más difícil, en el para quiénes es un problema y
en si las preguntas que estamos haciendo quizás
sean parte del problema. La llave de este embro-
llo es que partes de esa llave está dispersa en
miles de lugares y solo buscamos en un puñado.
hablado de cómo, en la práctica, las plataformas
han tercerizado gratis el trabajo de denuncia con
las víctimas. Son las activistas las que han toma-
do el peso de guiar a víctimas de violencia de gé-
nero online por los sinuosos caminos de evitar el
acoso y buscar respuestas en las plataformas.
Son ellas las que dedican su tiempo y se expo-
nen también a violencia. Son ellas las que deben
avisar a contactos en las plataformas sobre los
errores de sus algoritmos o de sus moderadores
humanos. No hay pago por esos servicios. No
hay apoyo por esos servicios..
Para feminismo liberal, el mismo cooptado por
las plataformas hegemónicas, la violencia de
género en las plataformas es un problema de
omisión, no un daño colateral ante un modelo
de negocio que se hace millonario con las in-
teracciones de las personas, no importando si
esa interacción se hace con discursos de odio
con misoginia, con ataques violentos a mujeres
y otros grupos minorizados. El problema, dicen,
sería la falta de diversidad de los equipos tec-
nológicos. Es curiosa esa lógica. Porque si bien
la brecha de diversidad es evidente y hay que
remediarla, termina esencializando el amplio
abanico de identidades, razas, géneros, clases
sociales, etcétera.
Más preocupante aún es que son armaciones
como las que hacen Catherine D'Ignazio y Lauren
F. Klein que en un libro llamado “Data Feminism”,
al referirse a cómo el campo de la ciencia de da-
tos y de la Inteligencia Articial está dominada
por varones blancos de élite, hablan del “riesgo
del privilegio” que, según ellas, sería el fenóme-
no que hace que quienes ocupan las posiciones
más privilegiadas entre nosotras —aquellos con
buena educación, credenciales respetadas y re-
conocimientos profesionales— estén pobremen-
te preparados para reconocer casos de opresión
en el mundo. Según esta interpretación, la élite
de los tech bros sería víctima de su propia segre-
gación. La opresión es una omisión, casi un mal
El problema con las tecnologías hegemónicas es
que mienten, descaradamente. Nos dicen que
son pura automatización pero son cientos de mi-
les los trabajadores y trabajadoras que son invisi-
bilizadas bajo la ebre del clic. Nos dicen que son
un aporte a la democracia y son profundamente
autoritarias. Que son participativas y son solo
un modelo oscuro de decisiones de arriba hacia
abajo. Que son disruptivas y solo son una conti-
nuación de las estructuras de poder. Hoy nos di-
cen que son éticas y mañana nos dirán que son
feministas y decoloniales. Con todas las etique-
tas posibles se disfrazarán para distraernos de
no examinarlas, transparentarlas, exigirles cuen-
tas, achicarlas o derechamente de regularlas.
El problema de las tecnologías hegemónicas es
que no se construyeron en un territorio baldío.
Que acá ya habían datos de cuerpos con una his-
toria. Y que esa historia se cuela por sus deci-
siones algorítmicas. Y que hoy habrán parches,
pero no resistirán el peso de la historia.
Que los territorios, por más baldíos que parez-
can, siempre tienen alguien que los reclame. So-
bre todo, cuando la violencia de su colonización
ha sido sostenida. Y en ese conicto, en ese re-
clamo del territorio digital, se abrirá el verdadero
proceso de democratización digital.
Paz Peña O.
(Al Sur, acoso.online)
2524 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Renata Ávila
Una receta de tres ingredientes para resistir el colonialismo digital en la ciudad
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Renata Ávila
Una receta de tres ingredientes para resistir el colonialismo digital en la ciudad
online y oine de policía, de vigilancia aumen-
tada, siguiendo a cualquiera que se sale del es-
tándar. Nuestras movilizaciones en línea son tan
predecibles, tan vulnerables como las protestas
en el espacio público.
La diferencia, quizá, es la posibilidad que aún
existe de organizarse y movilizarse en el espa-
cio local, que se va eliminando y suprimiendo
rápidamente en el espacio hipervigilado y seg-
mentado en línea.
¿Por qué lo que ha pasado con la ciudad podría
compararse con lo que ha pasado con Internet
en las últimas dos décadas? Los dos espacios
han sufrido cambios demográcos y arquitec-
tónicos profundos, procesos que, en su mayoría
han derivado en deterioro de la calidad de vida y
de la convivencia en ellos, contaminación y do-
minación de unos pocos monopolios, suprimien-
do democracia.
Y es que los problemas paralelos de la ciudad y
de Internet nos llevan a un punto convergente:
los espacios comunes, digitales y físicos para
ejercer ciudadanía se están desarrollando bajo
lógicas de exclusión, distanciamiento, muros,
barreras articiales, limitación de contactos en-
tre personas diferentes, comodicación del en-
cuentro, daticación para mercadeo y supresión
de espacios de co-creación para mejorar el eco-
sistema y la vida de las personas. Y es posible,
Una recepta de tres ingredients
per resistir el colonialisme
digital a la ciutat
Per Renata Ávila (<A+> Alliance for Inclusive Algorithms)
Contaminación auditiva y visual. Gentricación.
Mucho tráco y mal diseño de las vías que impi-
den que llegues de un lugar a otro. Inseguridad.
Policía por todas partes. Barreras. Candados.
Lugares exclusivos a los que solamente unos po-
cos pueden entrar. Malgobierno o desgobierno.
Benecios de unos pocos. Ausencia de espacios
comunes y abandono de proyectos colectivos.
Una arquitectura de exclusión. Pareciera que
me estoy reriendo a esa ciudad donde vives o
donde no quieres vivir. Pareciera que describo el
espacio urbano.
Pero no. Lo que describo acá es Internet, en lo
que se ha convertido este espacio en los últi-
mos veinte años. Un espacio donde la masiva
conexión de personas se hizo sin desarrollar una
metodología, un ecosistema que les permitiera
expandir posibilidades. Una Internet que se ha
llenado de todo tipo de ruido y que ha fallado a la
promesa de mejor conocimiento, de más diálo-
go, de mayor democracia.
Una Internet pobre, limitada y vigilada para los
pobres se contrasta con una Internet premium
para aquellos que pueden pagar banda ancha
y servicios de acceso a contenidos. Contenido
que es más entretenimiento que educación. Un
contenido cuya diversidad limitada, homogénea
en idioma y perspectivas uniforma sociedades,
eliminando diversidades. Tan parecida al proce-
so gentricador de la ciudad. Escenas paralelas
de cada movimiento, sonido y práctica, perdere-
mos en vida comunitaria, perderemos en tejido
comunitario.
Además de una moratoria en sistemas de vi-
gilancia en las ciudades, la propuesta que me
atrevo a plantear llevaría todo el presupuesto
que las ciudades invierten en vigilar y contro-
lar, a la creación de espacios creativos, de en-
cuentro y creación digital precisamente en esas
áreas identicadas como peligrosas. Y evaluar
los efectos de éstos, de espacios de creación,
espacios de bienvenida y de participación tec-
nológica a poblaciones vulnerables como una al-
ternativa viable. Con el trabajo y dinero invertido
en formar en lugar de vigilar.
2. Una bienvenida a la economía de los datos
para todos.
Mi visión de la ciudad conectada del futuro se
centra en las personas y su dignidad y en los
espacios comunitarios incluyendo la tecnolo-
gía.Una tecnofílica, no tecnofóbica, y los datos,
por supuesto, juegan un papel fundamental en
la ecuación. Pero no datos por los datos, ni re-
clamar el poder de los mismos para no hacer
nada con ellos. Sino una visión de datos con pro-
pósito, que podamos utilizar para tener mejor
transparencia, rendición de cuentas, respuesta
y sistemas en nuestra ciudad. Y es éste el pun-
to central de “recuperar el control de nuestros
datos personales” y acceder a datos abiertos
públicos: la clave de activar una economía co-
munitaria de los datos es equipar a la ciudada-
nía con herramientas, habilidades, capacidades,
software y hardware para aprovecharlos. Y ése
es un rol que puede jugar la ciudad conectada.
Una ciudad que cultiva las habilidades y capaci-
dades de comunidades para equiparla con datos
de interés público.
Ya van muchas por buenos pasos, con platafor-
mas como Decidim, pero falta volverlas soste-
precisamente en ese espacio de convergencia
de problemas, encontrar la posibilidad de aplicar
soluciones comunes a ambos.
Otra transformación digital es posible, la receta
en tres pasos
Algo interesante está ocurriendo, que coloca
todas las piezas de este ajedrez en el espacio
estratégico para moverlas ahora y ganar. El
espacio urbano está conectándose, está di-
gitalizando sus esquinas, sus formas y ahora
Internet y la ciudad se vuelven híbridos. Cada
vez más, las interacciones y espacios públi-
cos se conectan con sus equivalentes en línea.
La ciudad ahora es una mezcla de sistemas de
sensores, cables, bras, cámaras y aparatos,
controlando transporte, movilidad, provisión de
servicios. Y es ahora, precisamente, cuando es
necesario que surja un movimiento ciudadano
para reclamar una ciudad digitalizada nuestra y
un espacio digital, una Internet ciudadana. Para
capturar esas posibilidades, en un momento y
tiempo único que atravesamos y que nos con-
fronta inevitablemente con la necesidad de to-
mar parte, de activar espacios de renovación y
de reemplazo de sistemas, ofrezco una humilde
receta de tres pasos, de tres puntos de partida,
de tres prioridades:
1. Un no rotundo a la ciudad que vigila. Y una
contrapropuesta.
Para ésto, es importante recuperar nuestro
derecho al anonimato en espacios híbridos di-
gitales-físicos. Recuperar la posibilidad de re-
conocer y recorrer la ciudad sin que nos reco-
nozca, sin estar actualizando nuestra ubicación
todo el tiempo, sin tener cámaras monitoreando
cada uno de nuestros movimientos. Defenderla
como espacio para ejercer nuestros derechos.
Si la transformación de las ciudades se traduce
a nuevos espacios de vigilancia, control, segre-
gación y de monitoreo, más allá de las cámaras,
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2726 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Eurídice Cabañes
Tecnologías situadas y autogestión digital
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Renata Ávila
Una receta de tres ingredientes para resistir el colonialismo digital en la ciudad
cia a luchar por el derecho a habitar un espacio
digital que no se ra por intereses comerciales
sino por el bien común; la importancia de ge-
nerar tecnologías situadas y, por qué no, la pro-
puesta de una gobernanza lúdica.
1. Problemáticas de
dependencia digital
1.1.- Emergencia:
Si bien nuestras relaciones sociales, el traba-
jo, el ocio y prácticamente todas las facetas de
nuestras vidas ocurren, cada vez en mayor me-
dida en entornos digitales, la emergencia de la
pandemia global ha disparado considerable-
mente esta tendencia. La emergencia nos ha
forzado a recurrir al teletrabajo o la educación a
distancia, suponiendo una implantación masiva
de software privativo por parte de la población
en general así como empresas e instituciones,
tanto públicas como privadas.
Si antes construíamos ciudadanía en el espacio
público, al cambiar calles y plazas por la red so-
cial, las posibilidades de habitar el mundo se han
visto restringidas a espacios privados, tanto la
casa, como los espacios digitales en los que nos
movemos. Esta emergencia, más que nunca, ha
revelado la falta de infraestructura pública digi-
tal y la dependencia de los grandes gigantes tec-
0. Introducción:
La emergencia de la pandemia no ha hecho sino
disparar tendencias privatizadoras, impulsar el
extractivismo de datos y la gobernanza algorítmi-
ca. Los espacios públicos que habitábamos han
sido reemplazados casi por completo por espa-
cios privados y lo que es peor, las infraestructu-
ras digitales necesarias para la gestión pública
las provee, cada vez más, la empresa privada, ge-
nerando una privatización encubierta de la edu-
cación, la sanidad, la vigilancia... Sólo las grandes
compañías cuentan con los recursos necesarios
para almacenar las vastas cantidades de datos
que producimos y con algoritmos lo sucien-
temente sosticados como para gestionarlos.
¿Pero podemos seguir hablando de educación
pública cuando el nuevo espacio digital en el que
sucede es de Google?¿Puede un algoritmo prote-
gido por una propiedad intelectual, que no sabe-
mos cómo funciona, decidir quién es arrestado o
no por un delito? ¿podemos ser ciudadanos digi-
tales en entornos en los que sólo por entrar nos
convertimos en productos? ¿tenemos que adap-
tarnos a tecnologías globales homogeneizadoras
en lugar de generar tecnologías que se adapten a
nuestras necesidades? ¿puede, en denitiva, el
futuro ser guiado por un interés comercial?
Abordaremos la urgencia de una autonomía di-
gital que incluya datos y software abiertos, pero
también toda la infraestructura de red; la urgen-
Un espacio que invite al remix y al intercambio
de contenidos con otros ciudades, que rescate
archivos sonoros y cinematecas propias, que
reinvente la cultura, redescubriendo y distribu-
yendo la propia. Un espacio de intercambio con
otras ciudades hermanas que permita descubrir
al otro lejos de la cultura del consumo, la apa-
riencia y el entretenimiento. Un espacio para
cultivar una nueva cultura digital compartida.
La combinación de estos ingredientes puede
llevarnos hacia una fórmula de un futuro digital
urbano posible, con la creatividad al centro, la
desconcentración de poder de imperios tecno-
lógicos que nos permita crear sin depender de
ellos, la reactivación de la generatividad, la libe-
ración y el rescate de nuestro poder de creación
de las nuevas arquitecturas culturales y socia-
les, que diluyan barreras, acerquen culturas, te-
jan nuevas comunidades y abran posibilidades.
Renata Ávila
(<A+> Alliance for Inclusive Algorithms)
nibles, dotarlas de recursos, colocarlas en eco-
sistemas interinstitucionales e incrementar las
posibilidades de creación y acción en las mismas
de todas las capas sociales, en espacios híbridos
físicos y digitales.
Hacer ésto es importante como un contrapeso
al aprovechamiento de los datos de monopolios
tecnológicos, pero también como garantía de
una autonomía digital y de datos instalada en las
personas, más que en proyectos aislados.
3. Recuperar la cultura libre digital
La pandemia global del COVID-19 no hizo sino una
vez más resaltar la importancia tanto del espacio
verde para nuestra salud física como de los espa-
cios culturales para nuestra salud mental y social.
Con museos e instituciones culturales activa-
mente enlazando en eventos gratuitos a la ciu-
dadanía, se abrió el espacio para una capa digital
incluyendo a aquellas personas que no pueden
asistir a eventos y espacios culturales y recordó
los días iniciales de Internet, cuando la ciudadanía
apostaba a una cultura digital libre e incluyente.
Con la captura corporativa, contaminación in-
tensa vía anuncios y monitoreo y concentración
de producción y distribución de contenidos en
línea de muy pocos hacia todos, la ciudad y el
apoyo que ésta podría dar a la producción y dis-
tribución de contenidos digitales de libre licen-
ciamiento es la alternativa. Una alternativa para
rescatar al mismo tiempo cultura y espacio.
Combinarlo con posibilidades de distribución
digital hoy, más que una Internet de las cosas
conectadas, una Internet de puntos culturales
urbanos conectados y compartiendo contenidos
P2P. Explorando posibilidades de distribución
en redes ciudadanas comunitarias. Reinven-
tando teatro y concierto en híbridos donde más
puedan tener acceso. Un espacio de cultura libre
de candados que requieren pagar para acceder,
que solamente ofrezcan contenido monótono.
Tecnologías situadas
y autogestión digital
Por Eurídice Cabañes (ArsGames)
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292828 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Eurídice Cabañes
Tecnologías situadas y autogestión digital
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Eurídice Cabañes
Tecnologías situadas y autogestión digital
tros (desbloquear el móvil con tu cara o tu huella
dactilar, noticaciones constantes para estar
constantemente conectado y otros patrones os-
curos para fomentar la adicción) y que poco tie-
nen que ver con cuestiones de usabilidad.
Esto supone que la población mundial se adapte
a la tecnología controlada por los intereses de
las grandes corporaciones del internet.
Es en este sentido en el que propongo el término
de “tecnologías situadas” que parten de la idea de
“conocimiento situado” de Dona Haraway (2004)
y se reeren a las tecnologías que se generan a
partir de necesidades y contextos locales.
Para que esto pueda suceder necesitamos que
los datos sean para quienes los generan, des-
centralizados y anónimos, programas de softwa-
re libre, en los que se pueda acceder al código
y modicarlo para adaptarlo a las necesidades
concretas de cada comunidad e infraestructu-
ras públicas de calidad que incluyan los servido-
res, la conexión a internet y una gran capacidad
de cómputo que no puede seguir estando en ma-
nos privadas, pues entonces la lucha por la auto-
gestión tecnológica no será posible.
2.2.- Frente a la gobernanza
algorítmica,gobernanza lúdica1
Imaginemos un futuro en el que las ciudades
sean modeladas, probadas, diseñadas y re-
modeladas a través de juegos interactivos
y colaborativos [...] Los juegos se pueden
utilizar para facilitar procesos complejos
de desarrollo urbano en todas las escalas
(como espacio público de calidad, seguri-
dad urbana, sostenibilidad, etc.) y en el que
tanto las partes interesadas como otros
participantes puedan comprender mejor los
procesos. (Gerber y Götz, 2020)
1 Para un estudio más detallado sobre esta noción véase Cabañes
(2021)
determinar quién es arrestado y quién no. Infor-
mación de estado almacenada en servidores de
Amazon: el actual presidente de España, Pedro
Sánchez armó sobre la inversión de Amazon de
2.500 millones para construir centros de datos
en Aragón: "La computación en la nube, además
de promover el progreso tecnológico en el sec-
tor privado, permitirá a la Administración públi-
ca mejorar los servicios que provee a los ciuda-
danos" es decir, que datos de la ciudadanía de
de diferentes áreas públicas, están en manos de
transnacionales privadas (Jiménez, 2019).
Cuanto más estamos cediendo nuestra informa-
ción, más estamos alimentando al monstruo de
la gobernanza algorítmica, por la que los algorit-
mos que nos gobiernan están modicando pen-
samientos y conductas, pero también derechos
y libertades, al tiempo que deciden cómo se ges-
tionan las ciudades y las vidas de sus habitantes.
No olvidemos que los algoritmos no son neutra-
les, han demostrado ser sexistas, racistas y cla-
sistas (Sandvig et al. 2016 y Hamilton, 2019) y se
rigen por intereses comerciales, por lo que son
fácilmente sobornables.
2. Propuestas
de autonomía digital
2.1.- Tecnologías situadas
Es cuanto menos curioso, que dándose tantos
contextos y necesidades diferentes alrededor
del globo, las tecnologías digitales que emplea-
mos sean globales. Son tecnologías homogé-
neas y homogeneizadoras, que no responden a
los intereses y necesidades de las personas que
las emplean, sino a los de las empresas a quienes
pertenecen, para quienes el producto somos no-
sotros y nuestra información. Por ello no duda-
rán en introducir elementos en el diseño que les
permitan extraer más información sobre noso-
progreso, lo comparan con el de otros estudian-
tes y predicen su futuro aprendizaje.(Selwyn,
2015). Menores de edad, que ni siquiera pueden
tener cuenta en redes sociales porque no pue-
den dar su consentimiento para regalar sus da-
tos, están cediendo sin saberlo y con el beneplá-
cito de la comunidad educativa y sus familiares,
miles de datos a grandes corporaciones que sin
duda delimitarán sus posibilidades futuras.
Como X-net denuncia en el texto No rméis la au-
torización para utilizar Google Suite en las escue-
las, “si los datos de las y los alumnos llegaran al
mercado del tráco de información para su uso
mercantil, la violación de la intimidad para las y
los menores puede afectar radicalmente su futu-
ro exponiendo de por vida los trastornos alimen-
tarios, los fracasos escolares, los problemas de
sociabilidad, el bullying… [...] datos codiciados
por aseguradoras, empresas de selección de per-
sonal o compañías de ‘marketing’ y comunicación,
que podrán utilizarlas en todo tipo de contextos
(contratación de seguros médicos o de automo-
ción, procesos de selección de personal, oposi-
ciones, campañas de propaganda o ‘marketing’,
etc) sin que ni tan siquiera las niñas y los niños se-
pan que su vida personal ha podido ser expuesta
desde edad muy temprana cuando no podían co-
nocer todavía sus opciones de vida y su persona-
lidad estaba en formación” (X-net, 2019)
Actualmente está en curso una demanda a Goo-
gle por acumular información de más de 80 mi-
llones de educadores y estudiantes en Nuevo
México y utilizarla para sus propios propósitos
comerciales. (Singer y Wakabayashi, 2020)
Este es sólo un pequeño ejemplo, pero la pri-
vatización encubierta de los servicios públicos
llega a prácticamente todas las áreas. Cámaras
de vigilancia en el espacio público, detectan e
identican con algoritmos privados de recono-
cimiento facial a la ciudadanía. Algoritmos a los
no tenemos acceso (ni la ciudadanía, ni los go-
biernos que contratan el servicio) y que pueden
nológicos en lo que se podría considerar una pri-
vatización encubierta de los servicios públicos
en los que los gobiernos están cediendo cada
vez más contratos de infraestructura de teleco-
municaciones a empresas privadas, en muchos
casos transnacionales.
1.2.- La privatización encubierta de lo público
Pensemos en uno de los ejemplos más claros de
dicha privatización: la educación. Para garantizar
el derecho a una educación pública y de calidad,
el estado garantiza toda la infraestructura: el edi-
cio en el que se imparte la docencia, la calefac-
ción, la electricidad, el internet, los profesores…
cuando esta educación ha pasado a ser digital,
en la gran mayoría de los casos no se han garan-
tizado las infraestructuras públicas para esta
educación: ni un espacio, ni la calefacción, ni la
conexión eléctrica, ni internet, ni los dispositi-
vos con los que conectarse, ampliando la brecha
entre quienes privadamente disponen de todo lo
necesario y quienes no, quedando estos últimos
excluidos del derecho universal a la educación.
Pero la privatización no termina ahí, incluso en
los casos en los que se ha contado con el pleno
acceso en las condiciones ideales, en las que
de forma privada las familias dotaban de todo lo
mencionado anteriormente, en la gran mayoría
de los casos, google classroom, zoom y otras he-
rramientas privativas, han suplido las carencias
de infraestructura pública, determinando las
condiciones de acceso, tránsito e interacción
con el espacio sin que podamos ser completa-
mente conscientes de cuáles son estas condi-
ciones, en tanto que no tenemos acceso al códi-
go o los algoritmos que los rigen.
Lo que sabemos, es que este tipo de sistemas
privativos no responden a los intereses de los
estudiantes sino a los de las grandes compañías
que viven del extractivismo de datos; monito-
rean la información de niños y niñas y miden su
313030 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Eurídice Cabañes
Tecnologías situadas y autogestión digital
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Eurídice Cabañes
Tecnologías situadas y autogestión digital
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X-net (2019) No rméis la autorización para utilizar Google
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no-autorizar-google-suite-escuelas/
nes concretas como el cambio climático, los u-
jos migratorios, la gestión de espacios públicos o
la economía circular, entre otras. Según se ar-
ma en la plataforma Games for Cities3 en la que se
recoge la información sobre estas experiencias,
este tipo de prácticas “ya están dando paso a una
práctica de creación de ciudades profundamente
arraigada en la experiencia colectiva, la creativi-
dad y la inteligencia de grupos de personas cada
vez más diversos. Esto será crucial para construir
futuros urbanos sostenibles.”
3. Conclusiones
Si nuestro futuro está cada vez más denido por
lo que sucede en el entorno digital y este de-
pende de los intereses comerciales de las prin-
cipales compañías tecnológicas que tienen las
infraestructuras y el poder suciente como para
procesar las grandes cantidades que extraen de
la ciudadanía, el futuro está lejos de denirse
primando el bien común. Necesitamos revertir
este proceso, empleando las tecnologías para
aumentar la inclusión social y la democracia di-
recta en la toma de decisiones.
Para ello necesitamos espacios públicos digitales
(públicos en toda la infraestructura necesaria), en
los que tengamos el poder sobre cómo funcionan
así como sobre los datos que generamos.
Está en nuestras manos luchar por el derecho
a decidir colectivamente nuestro futuro, inclu-
yendo en este los datos abiertos y la apropiación
de estas tecnologías que en lugar de regirse por
intereses comerciales, pasen a regirse por el in-
terés común.
Eurídice Cabañes
(ArsGames)
3 http://gamesforcities.com/
Los procesos de gobernanza algorítmica son
opacos, jerárquicos y asimétricos, o en palabras
de Keenan (2017) han llegado a una “singularidad
de la intimidad” por la que las empresas saben
mucho más sobre nosotros que nosotros sobre
sus algoritmos que nos gobiernan y que deter-
minan nuestro futuro, en muchos casos estig-
matizando a colectivos o barrios completos2.
Proponemos revertir ésto en un proceso de
gobernanza lúdica por el que sea la ciudadanía
quien decida colectivamente sobre sus datos
y cómo gestionarlos, como también sobre sus
algoritmos y se relacione de forma lúdica con
ambos para la toma de decisiones consensua-
das. Esto sería posible a través de videojuegos
de software libre que trabajen con open data y
computación humana en infraestructura pública
que de soporte a todo el sistema.
Experimentar en videojuegos que trabajan con
datos reales nos permitirá poner a prueba me-
didas antes de aplicarlas, fomentar la participa-
ción ciudadana en la gestión política de forma
informada y consciente, resolver conictos y al-
canzar soluciones compatibles entre diferentes
puntos de vista. Según Tan (2014),“el diseño ur-
bano, la política y los planes de acción generados
en colaboración a través del juego aumentarán
la coherencia social y la agencia local, además
de reducir los costos y el tiempo en los procesos
de desarrollo urbano”.
La gobernanza lúdica supondría, en denitiva,
poner las tecnologías al servicio de la ciudadanía
y no al contrario.
Aunque es una idea que todavía no se ha puesto
en práctica al 100% podemos encontrar experien-
cias piloto en lugares tan diversos como Boston,
Bangalore, Ciudad del Cabo, Estambul, Nairobi,
Moscú, Shenzhen o Sydney trabajando cuestio-
2 Véase por ejemplo Sandvig et al. (2016) o Hamilton (2019)
3332 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alejandra López Gabrielidis y Toni Navarro
Nosotrxs, nuestros cuerpos (de datos): la justicia reproductiva como marco de soberanía digital
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alejandra López Gabrielidis y Toni Navarro
Nosotrxs, nuestros cuerpos (de datos): la justicia reproductiva como marco de soberanía digital
se y experimentar con tecnología médica para
rediseñar o refuncionalizar las herramientas que
se utilizaban en pos de su salud desde una ac-
titud paternalista que las excluía como sujetos
activos. Su objetivo era contribuir a la soberanía
reproductiva de la mujer haciendo que las usua-
rias fueran partícipes activas de la atención de
su propia salud.
¿Qué puede aportar este activismo a los debates
sobre la soberanía digital?
Hay ciertos paralelismos entre la situación de
entonces y la actual: así como en los años seten-
ta la relación entre quienes estaban a cargo de
brindar atención médica y quienes la recibían era
profundamente desigual y estaba marcada por la
exclusión en la toma de decisiones, hoy ocurre lo
mismo entre quienes están a cargo de dar solu-
ciones técnicas y aquellxs a quienes va dirigida.
Pero, más allá de eso, proponemos llevar la idea
del cuerpo de datos aún más lejos y preguntarnos
si este tiene capacidad reproductiva. De algún
modo la tiene, puesto que permite la generación
y nacimiento de Inteligencias Articiales.
A grandes rasgos la Inteligencia Articial puede
entenderse como “la capacidad de un sistema
para interpretar correctamente datos externos,
para aprender de dichos datos y emplear esos
conocimientos para lograr tareas y metas con-
cretas a través de la adaptación exible.”2 Por
tanto, en su desarrollo se relaciona una dimen-
sión cualitativa vinculada a la programación y el
diseño de algoritmos con una dimensión cuanti-
tativa vinculada al conjunto de datos con el cual
se entrena. Estas dos dimensiones se retroali-
mentan, en el sentido de que mientras más da-
tos posea una inteligencia articial para entre-
narse más precisas serán sus generalizaciones y
2 Andreas Kaplan; Michael Haenlein (2019) “Siri, Siri in my Hand, who's
the Fairest in the Land? On the Interpretations, Illustrations and
Implications of Articial Intelligence”, Business Horizons, 62(1), p. 15-25.
te simplemente más información sobre nosotrxs
mismxs, sino que estamos psíquica y socialmen-
te entrelazadxs con los datos. Para hacer frente a
los problemas que acarrea la daticación, quizás
nos sea de utilidad comenzar a describir y perci-
bir este desdoblamiento técnico como un cambio
y una ampliación del espectro de nuestra realidad
corporal. En este sentido, podríamos armar que
nuestra corpo-realidad hoy en día comprende y ar-
ticula tanto elementos somáticos como digitales:
no solo interactuamos con el mundo a través de un
cuerpo de carne y hueso, sino que también lo ha-
cemos desde un cuerpo de datos que se hace, de
hecho, cada vez más grande y cada vez más rele-
vante en nuestra experiencia cotidiana.
Y a pesar de ser algo extremadamente cercano,
que constituye, modica y moldea nuestra rea-
lidad psíquica y social, estamos desposeídxs de
este cuerpo, debido a que el mismo reside en es-
pacios privatizados, en estas vastas infraestruc-
turas técnicas que denominamos “la nube”.
Capacidad reproductiva del
cuerpo de datos
Esta desposesión no es algo nuevo para todos
aquellos sujetos a los que históricamente se ha
privado de agencia sobre el propio cuerpo, como
las mujeres. Por ello ha sido uno de los principa-
les frentes de la lucha feminista, especialmente
a partir del movimiento por la salud de las mu-
jeres de los años setenta, que estuvo caracte-
rizado por un intento de “restaurar la autonomía
corporal de personas que se sentían desempor-
deradas con el establishment médico y se veían
excluidas del proceso de toma de decisiones en
lo que concernía al cuidado de su salud”.1 Las mu-
jeres de este movimiento intentaron alfabetizar-
1 Helen Hester, Xenofeminismo. Tecnologías de género y políticas de
reproducción (Caja Negra Editora, 2018), p. 83
fueron mayormente los bienes sociales y cultu-
rales, es decir, el cuerpo social. Los modos de
almacenamiento de la digitalización eran sobre
todo la memoria interna de los dispositivos de
los usuarios o memorias externas que se aco-
plaban y, en el caso de los servicios online, los
servidores privados de cada empresa.
En la etapa de la daticación, producimos cantida-
des masivas de datos, al punto que hemos llegado a
un extremo paradójico: somos capaces de producir
más datos de lo que somos capaces de almacenar.
Pero, más allá de este crecimiento exponencial,
con la llegada de las redes sociales, los ordenado-
res personales, los smartphones, y las prácticas de
quantied self, el objeto de conversión digital ha
pasado a ser el cuerpo individual. Nuestros cuerpos
y sus movimientos, sus gestos, sus relaciones, sus
intercambios con otros cuerpos, no dejan de ser
abstraídos y cuanticados por nuestros dispositi-
vos. La forma de almacenamiento propia de esta
nueva etapa es la de la nube, lo cual ha producido
una centralización, privatización y verticalización
del mundo digital. Bajo el modelo de la nube nues-
tros dispositivos actúan casi como una simple in-
terfaz, ya que exteriorizan el almacenamiento de
los datos y el poder de cálculo a vastas infraestruc-
turas remotas que pertenecen al puñado de em-
presas que constituyen el oligopolio tecnológico.
Bajo estas circunstancias, es importante tomar en
cuenta que la daticación no solo implica que exis-
Nosotrxs, nuestros cuerpos
(de datos): la justicia
reproductiva como marco
de soberanía digital
Por Alejandra López Gabrielidis y Toni Navarro
Bodies navigating digital space are as much
computational as they are esh
Legacy Russell, Glitch Feminism
Los datos como segundo cuerpo
Si entendemos el cuerpo como eje desde el cual
el sujeto estructura su experiencia y su vida afec-
tiva, vemos que hoy en día esa función de “ejes
estructuradores de nuestra experiencia” la es-
tán cumpliendo, en gran medida, los objetos y los
datos digitales. Es a través de ellos que interac-
tuamos con el mundo y con los demás, ya que los
espacios y los entornos digitales permean casi
por completo todos los aspectos de nuestra vida
cotidiana. Al preguntarnos cómo hemos llegado
hasta este punto, podemos observar que los pro-
cesos de digitalización no han sido homogéneos,
sino que han ido variando y evolucionando a lo
largo del tiempo. De hecho, podríamos reconocer
dos momentos en los procesos de conversión di-
gital del mundo, basándonos en la evolución del
objeto de conversión y del tipo de memoria digi-
tal que utilizan. De cara a diferenciarlos podemos
señalarlos como la digitalización y la daticación.
La digitalización tuvo lugar durante la primera
etapa de generalización y expansión global de
estas tecnologías que podríamos situar en los
años ’90, hasta principios del nuevo milenio. Du-
rante esta etapa el objeto de conversión digital
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3534 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alejandra López Gabrielidis y Toni Navarro
Nosotrxs, nuestros cuerpos (de datos): la justicia reproductiva como marco de soberanía digital
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alejandra López Gabrielidis y Toni Navarro
Nosotrxs, nuestros cuerpos (de datos): la justicia reproductiva como marco de soberanía digital
normatividades algorítmicas reproduzcan y auto-
maticen actitudes racistas y discriminatorias.
En este sentido, la capacidad reproductiva de
nuestros datos contiene dos caras de una mis-
ma moneda y se reere, por un lado, al potencial
que tienen nuestros datos de entrenar algorit-
mos y dar lugar a nuevos algoritmos más “inte-
ligentes”; y por otro lado y como consecuencia
de lo anterior, a las funciones de reproducción
social que muchas veces llevan a cabo las apli-
caciones de estos algoritmos inteligentes, o in-
teligencias articiales.
A pesar de ser sin duda importantes los proble-
mas de la privacidad en la era digital, la autono-
mía de nuestros cuerpos de datos no solo apun-
ta a preservar nuestra intimidad, sino a generar
herramientas de gestión colectiva más demo-
cráticas capaces de dirigir el potencial que tie-
nen los mismos para incidir en la proxémica y
morfogénesis social.
La justicia reproductiva de nuestros cuerpos
de datos como marco para abordar los desafíos
de la soberanía digital apunta a la necesidad de
imaginar y construir condiciones y garantías de
autonomía que nos permitan decidir sobre nues-
tro presente y futuro sociotécnico de forma más
horizontal. Estas nociones representan un ejer-
cicio de poética tecnopolítica que busca provo-
car imágenes o guras que tengan la fuerza su-
ciente para expandirse con facilidad en nuestro
imaginario y activar la implicación, voluntad y
acción colectiva para orientarla hacia proyectos
de empoderamiento tecnomateriales.
Alejandra López Gabrielidis y Toni Navarro
Teniendo esto en mente, reclamar justicia repro-
ductiva para nuestros cuerpos de datos no solo
supondría abortar IAs no deseadas o denunciar
los abusos de las grandes corporaciones tecno-
lógicas, sino garantizar los medios para que se
desarrollen de acuerdo con nuestros intereses
o necesidades colectivas. Si el lema del movi-
miento de salud por las mujeres era “Nosotras,
nuestros cuerpos” (Our Bodies, Our Selves), el
lema de una cultura progresista de los datos de-
bería ser “Nuestros datos, nuestros propósitos”
(Our Data, Our Purposes).
Cuando hablamos de IA suele activarse un ima-
ginario completamente idealizado y ambicioso
referido al momento de gran revelación o singu-
laridad tecnológica, pero lo cierto es que la IA es
algo mucho más prosaico, que ya forma parte de
nuestra cotidianeidad. Los usos de las IA en la
actualidad atraviesan distintas escalas de nues-
tra realidad que van desde los usos personales o
domésticos de las asistentes digitales como Siri,
Alexa o Cortana, los traductores en línea, los ser-
vicios de atención al cliente mediante chatbots,
los algoritmos de recomendaciones que usan los
gigantes tecnológicos para ofrecer servicios de
publicidad personalizada, a los usos que hacen
de ella las smart cities, por ejemplo, los semá-
foros inteligentes programados con machine
learning que al captar datos de tráco mejoran
el servicio o el caso de las ambulancias en Chi-
na que están conectadas con una plataforma de
IA que encuentra los caminos más rápidos y con
menos obstáculos.
La IA, en este sentido, es un nuevo agente que se
suma a nuestro tejido psíquico y social, y resulta
interesante destacar que muchas de sus aplica-
ciones están relacionadas de algún modo con la
reproducción social, es decir, con tareas que pro-
ducen y reproducen los modos en los que nos re-
lacionamos en sociedad. De hecho, una de los as-
pectos más controvertidas de la IA tiene que ver,
justamente, con el peligro que representa que las
fest-No,4 entendido no como un simple click sino
como una acción que debería ser libre, reversi-
ble, informada, entusiasta y especíca.
Justicia reproductiva para el
cuerpo de datos
Pero, ¿a qué nos referimos con justicia repro-
ductiva? Según Loretta Ross,
la justicia reproductiva es una estrategia
positiva que enlaza la sexualidad, la salud
y los derechos humanos con los movimien-
tos de justicia social al colocar el aborto
y los temas de la salud reproductiva en un
contexto más amplio del bienestar y la salud
de las mujeres, las familias y las comunida-
des. La justicia reproductiva propone que la
habilidad de cualquier mujer de determinar
su propio destino reproductivo está direc-
tamente ligado a las condiciones en su co-
munidad, y estas condiciones no son solo un
asunto de elección y acceso individual.5
Por tanto, este enfoque no consiste únicamente
en garantizar el acceso al aborto o denunciar los
abusos del establishment médico, sino también
en garantizar las condiciones sociales, econó-
micas y políticas que aseguren que realmente
existe la posibilidad de elegir. La concepción
interseccional de la justicia reproductiva, tal y
como arma Helen Hester, “tiene tanto que ver
con el apoyo necesario para tener y criar niñxs
en condiciones seguras y libres como con la de-
cisión de impedir nacimientos indeseados”.6
4 Cifor, M., Garcia, P., Cowan, T.L., Rault, J., Sutherland, T., Chan, A.,
Rode, J., Hoffmann, A.L., Salehi, N., Nakamura, L. (2019). Feminist
Data Manifest-No. Disponible en: https://www.manifestno.com/.
5 Ross, L. (2006). What is reproductive justice? SisterSong Reproductive
Justice Collective. Disponible en: https://www.trustblackwomen.
org/our-work/what-is-reproductive-justice/9-what-is-reproductive-
justice
6 Helen Hester, Xenofeminismo (op. cit.), p. 122
más complejos y sosticados serán los patrones
que pueda identicar.
La extracción de patrones en el modelo del machi-
ne learning no se produce de arriba a abajo como
un conjunto de reglas para el manejo de datos, sino
de abajo a arriba: "los algoritmos de aprendiza-
je... son algoritmos que hacen otros algoritmos...
computadoras [que] escriben sus propios progra-
mas... [esto es] el inverso de la programación.”3 En
ese proceso por el cual los algoritmos dan lugar a
nuevos algoritmos, los datos son fundamentales.
Es en este sentido que concebimos cierta capaci-
dad reproductiva de nuestro cuerpo de datos.
Armar esto no supone ignorar el hecho de que
la materialidad de los datos es distinta a la de los
cuerpos biológicos ni que la lucha por la justicia
reproductiva ha tenido históricamente una di-
mensión racial. No pretendemos obviar ni equi-
parar el sufrimiento de aquellas poblaciones
que han sufrido esterilizaciones forzadas con
la usurpación de la capacidad reproductiva de
nuestros cuerpos de datos. Con esta metáfora
nos proponemos simplemente ofrecer una ima-
gen que pueda resultar útil de cara a pensarlos
como una corporalidad expandida, directamen-
te relacionada con el desarrollo de Inteligencias
Articiales, puesto que no es lo mismo reclamar
derechos o soberanía sobre algo derivado de
nosotrxs (como sugiere la idea de datos perso-
nales) que sobre algo que nos constituye (como
sugiere la idea de cuerpo de datos).
Salvando las distancias, encontramos un amplio
abanico de metáforas útiles que trasladan tér-
minos propios de las luchas feministas al ámbito
digital. En esta línea también se halla, por ejem-
plo, la idea del “consentimiento digital” promo-
vida por iniciativas como el Feminist Data Mani-
3 Domingos, Pedro (2015). The Master Algorithm: How the Quest for the
Ultimate Learning Machine Will Remake Our World, Nueva York: Basic
Books, p. 6-7.
3736 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Inés Binder y Martu
Infraestructura feminista: soberanía tecnológica contra la violencia machista en línea
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Inés Binder y Martu
Infraestructura feminista: soberanía tecnológica contra la violencia machista en línea
Hoy nos encontramos frente a cuatro grandes
fenómenos de violencia: la ultraderecha orga-
nizada, la violencia machista amplicada por
tecnologías, la criminalización de la protesta, y
el habitar una internet que no está hecha por ni
para nosotras. Para que queda claro: la violencia
machista mata. Y las tecnologías de la informa-
ción y la comunicación amplican esa violencia
(Donoso y Prado, 2014; Luchadoras, 2017; Ging y
Siapera, 2018; Vergés y Binder, 2020). Se utilizan
para vigilar, amenazar, extorsionar, amedrentar,
instalar el discurso de odio, controlar, difundir
imágenes íntimas sin consentimiento, o inter-
ceptar correspondencia personal, entre otros.
La avanzada de la ultraderecha organizada en las
redes digitales es un hecho ineludible y las femi-
nistas somos uno de sus principales objetivos
(Marwik y Caplan, 2018; Proyecto Una, 2019; Wi-
kiantiderechos, 2020). No estamos hablando solo
de grupos fascistas y neonazis, también de una
ofensiva ultraconservadora de la mano de grupos
ultrareligiosos, supremacistas blancos, organiza-
ciones provida y, no menos peligrosos, la gran tur-
ba de de incels, esa subcultura que vomita sus ta-
ras emocionales con una violencia inusitada. Estos
sectores envenenan las redes sociales privativas,
nos persiguen, nos atacan, denuncian nuestros
contenidos de manera sistemática y organizada.
Esto se da en un contexto, además, de agran-
te criminalización de la protesta (Megarry, 2018;
Infraestructura feminista:
soberanía tecnológica contra
la violencia machista en línea
Por Inés Binder y Martu
Cada vez que una colectiva feminista decide
montar su servidora o migrar de servicios co-
merciales a proyectos autogestionados, está
dando un paso más en la construcción de una
internet feminista. De manera intuitiva o como
ejercicio político, es un cambio radical en nues-
tra relación con las tecnologías de la información
y la comunicación.
Creemos que la construcción de infraestructu-
ra feminista es parte de una estrategia integral
contra la violencia machista en línea que se ma-
niesta no sólo en ataques machistas y misógi-
nos sino en la violencia que implica habitar en-
tornos que no han sido pensados, diseñados o
gestionados por y para nosotras.
Violencias machistas en los
territorios digitales
Muy rápido quedó demostrada la ingenuidad de
la idea de que los territorios digitales traerían la
oportunidad de construir nuevas relaciones más
igualitarias (Vergés, 2013). Desde hace más de
una década, y a partir de la masicación del uso
de dispositivos móviles, las mujeres y disidencias
de género –en especial las activistas feministas–
enfrentan grandes cantidades de violencia en el
mundo digital, reejo de las violencias estructu-
rales a las que se enfrentan cotidianamente.
La visibilización de la violencia es otra estrategia
(Verges y Binder, 2020). Se trata de ubicar en la
agenda pública un tema que afecta a más de la
mitad de la población mundial y al que no se le da
suciente cobertura. Se incluyen aquí las cam-
pañas, denuncias públicas, investigación y pro-
ducción de conocimiento feminista, desarrollo de
medios de comunicación y periodismo feminista,
producción de indicadores y observatorios.
Otra gran estrategia es la incidencia política,
en todos los niveles, que empuja a los Estados,
empresas y organismos internacionales a re-
conocer la violencia y tomar medidas para en-
frentarla. Se han logrado avances en materia de
derechos humanos, de gobernanza de internet,
o de protección de datos. Nuestra presencia en
las estructuras de toma de decisiones sobre In-
ternet debe garantizarse.
La última, y quizás la que más nos interesa en
este espacio, es la la construcción de infraes-
tructura feminista que nos permite construir
espacios seguros en línea que respondan a
nuestros principios. Queremos cerrar la brecha
digital de género, tener espacios autoaprendiza-
je y experimentación (Toupin, 2014), habitar re-
des sociales feministas distribuidas y vivir vidas
digitales libres.
Infraestructura digital para la
soberanía tecnológica feminista
La construcción de una internet feminista surge
de la inquietud de mujeres, bolleras, personas no
binaeries y trans de habitar una internet en la que
nos sintamos seguras. Aunque todavía no esta
del todo claro qué implica la soberanía tecnoló-
gica (Hache, 2014; Hache, 2018; Couture y Toupin,
2019) a qué nos referimos con infraestructura, aún
en este ámbito en el que reexionamos en torno
a la infraestructura digital, podemos esbozar al-
Cerva Cerna, 2020). Activistas feministas, de-
fensoras de la tierra, y de los derechos huma-
nos en general, somos vigiladas masivamente
por Estados y empresas. Somos objetivo de
campañas de desprestigio, difamación e inju-
rias que no sólo deslegitiman nuestro trabajo
de organización y ampliación de derechos que
impulsamos día a día, sino que nos enfrentan a
procesos judiciales agotadores con el objetivo
de desmovilizarnos.
Una cuarto fenómeno amplica estas violencias
y es que habitamos una internet que no está he-
cha por ni para nosotras. Plataformas que están
plagadas de sesgos de género y racistas, predo-
minantemente en inglés, concentrada en térmi-
nos de propiedad, infraestructura y código, en
el Norte global. Esta internet está diseñada por
hombres blancos de los países centrales. Es una
Internet capitalista, patriarcal, extractiva y con-
taminante que no reeja los valores y principios
de la sociedad feminista en la que queremos vi-
vir (Reagan Shade, 1998; Cruells et al, 2017; Ávila
Pinto, 2018; Vergés, 2019, Vedetas, 2020).
Estrategias feministas
para enfrentar a la violencia
machista en línea
Ante estas violencias, las feministas han desa-
rrollado distintas estrategias, de manera intuiti-
va algunas, con alto grado de organización otras.
Pero todas orientadas a enfrentar la violencia,
visibilizarla y construir espacios seguros en los
que podamos vivir con tranquilidad. La primera
y principal son la autodefensa y el apoyo mutuo
(Goldsman, 2019). Las respuestas institucio-
nales a la violencia machista en muchos casos
son lentas y decientes. Las redes de apoyo, las
amigas, las líneas de ayuda, la autodefensa física
y la digital, o el autocuidado constituyen la base
de la respuesta a la violencia.
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3938 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Inés Binder y Martu
Infraestructura feminista: soberanía tecnológica contra la violencia machista en línea
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Inés Binder y Martu
Infraestructura feminista: soberanía tecnológica contra la violencia machista en línea
Reconocemos, a su vez, que no necesariamente
la última tecnología es la mejor. La infraestruc-
tura feminista está formada por nuevas y viejas
tecnologías: algoritmos y cuadernos escritos a
mano, conexiones p2p y radios hertzianas, bor-
dados y visualizaciones complejas de datos. Un
conjunto de alta y baja tecnología, que recupera
el conocimiento ancestral y lo combina con los
últimos desarrollos, siempre y cuando tengan
sentido para nosotras y nuestras prácticas.
Desarrollamos nuestra propia infraestructura
feminista como una estrategia contra la violen-
cia que implica habitar territorios digitales di-
señados para un humano universal que poco se
parece a nosotras y mucho se parece a quienes
ejercen violencia contra nosotras. Desarrolla-
mos nuestra infraestructura feminista porque
no queremos que responda a las lógicas del ca-
pital sino a las de la construcción colectiva del
conocimiento y los cuidados mutuos. Desarro-
llamos nuestra infraestructura porque lo que
queremos, en denitiva, es vivir en paz.
Inés Binder y Martu
tivas y proyectos que están trabajando durísimo
por brindar servicios tecnológicos que escapen
a las lógicas heteropatriarcales.
Implica, también, que las redes que desplegue-
mos sean sean descentralizadas y distribuidas,
eliminar por diseño la posibilidad de concentrar
el poder en unos pocos nodos. Debemos tener
control sobre nuestros datos, saber qué datos
y metadatos genera nuestra actividad y exigir
que se alojen en nuestros dispositivos, no en
máquinas lejanas de las que no sabemos nada.
La única manera de garantizarlo es que todo el
código sea libre y abierto. Libre, no en el senti-
do libertario de la libertad, sino como estrategia
contraria a la privatización y compartimentación
del conocimiento.
No podemos dejar de lado, tampoco, la cuestión
ecológica. Tenemos que luchar contra el expolio
de los territorios del Sur global y la vulneración
de derechos de quienes extraen metales y mine-
rales para la fabricación de dispositivos electró-
nicos. Queremos salir de la lógica del consumo
innito y sus estrategias de obsolescencia pro-
gramada. También queremos consumir menos
energía, un bien escaso. ¿Tenemos que tener
todo disponible en cualquier lado las 24 horas
del día? ¿Tenemos que ver todos los videos en
4k? ¿Absolutamente todas las webs requieren
miles de conexiones con bases de datos?
Pero, por sobre todo, queremos una internet que
reconozca la genealogía feminista y preserve
nuestra memoria. No podemos permitir que toda
la potencia de la acción y reexión feminista se
aloje y descanse los dominios del patriarcado.
Hombres millonarios a quienes les interesemos
mientras seamos esclavas productoras de infor-
mación que alimentan sus máquinas sedientas
de datos. Nuestra memoria, en nuestra infraes-
tructura. Una infraestructura feminista que re-
conoce todos los aportes de mujeres, bolleras,
ni binarias y trans a su desarrollo.
gunas deniciones. Por un lado nos referimos a
las servidoras, el código y el contenido que hacen
posible conectarnos entre nosotras y contar con
espacios en línea. Pero también nos referimos a
los saberes, las relaciones, la energía, el tiempo y
los cuidados que hacen posible que esa infraes-
tructura pueda montarse y mantenerse en pie. No
podemos tener una servidora en línea si no hay
compañeras dedicando su tiempo a cuidarla. No
podemos tener una servidora en línea sin el co-
nocimiento de nuestras pares que nos permiten
transmitirlo y aprender horizontalmente. Y no nos
referimos exclusivamente a los conocimientos
técnicos, que históricamente se nos han negado,
sino también a la gestión emocional necesaria
para mantenerla: cómo lograr que la responsabi-
lidad y el estrés que implican administrar el acer-
vo de movimiento no tenga impactos negativos
en nuestras vidas.
Las feministas hemos logrado politizar todas las
esferas de la vida, entender que no hay ámbito
que se escape de la crítica y acción feministas:
la economía, la política institucional, el trabajo,
las trayectorias vitales, las relaciones amorosas,
la crianza, los cuidados, la salud, la relación con
el medio ambiente. También queremos trasladar
esa crítica a este modelo de desarrollo tecnoló-
gico capitalista, extractivo, contaminante que se
sostiene sobre la explotación colonial. Y no sólo
queremos criticarlo sino experimentar en la cons-
trucción de modelos alternativos infraestructura
feminista con la esperanza de que, algún día, se
conviertan en los hegemónicos. ¿Qué implica, en-
tonces, construir una infraestructura feminista?
Por un lado, creemos que necesariamente debe
poner en valor la autogestión. Cabe aclarar que
la autogestión no equivale, bajo ningún concep-
to, a la precariedad, que de eso ya sabemos y
mucho. Si no que, así como nos ponemos alerta
sobre nuestros consumos en el ámbito alimen-
tario o textil, por ejemplo, debemos ponerlo en el
tecnológico, y apostar por colectivas, coopera-
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4140 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alexandra Elbakyan
Una tecnología ilegal para crear libertad de información en la ciencia
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Inés Binder y Martu
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wikiantiderechos
Una tecnología ilegal
para crear libertad
de información en la ciencia
Por Alexandra Elbakyan (Sci-Hub)
La democracia está fuertemente entrelazada con la idea de la libertad de información y los derechos
de acceso a la información. Sin embargo, hoy en día, la mayoría de las personas que viven en países
democráticos se ven privadas de su derecho a acceder a la información en el ámbito de la ciencia.
Las revistas académicas tienen un precio lo sucientemente alto como para prohibir efectivamente
su libre circulación en la sociedad o, en otras palabras, ponerlas bajo censura. Una tecnología única
procedente de Kazajistán y desarrollada en 2011 ha puesto n a la censura académica al abrir el li-
bre acceso a decenas de millones de revistas académicas. Se trata del sitio web Sci-Hub, que tiene
500.000 lectores únicos cada día. La mayoría de gente en todo el mundo apoya a Sci-Hub, pero el
sitio web es ilegal en todos los países. ¿Cómo y por qué sucedió eso?
La democracia está fuertemente entrelazada con
la libertad de información. La versión antigua de
la democracia existía en Atenas en el siglo VI a.C.
Todos los ciudadanos discutían las cuestiones del
estado en una gran asamblea y tomaban decisio-
nes colectivas. Por lo tanto, la libertad de expre-
sión era esencial para la democracia, y más aún,
se veía como un deber ciudadano y no un derecho
en el sentido moderno. Aquello era una libertad
de información en forma de libertad de expresión.
Luego llegó la Edad Media y la democracia des-
apareció por unos 20.000 años. La Edad Media
terminó más o menos en los siglos XV y XVI con
la invención de la imprenta. Comenzaron a im-
primirse libros, revistas y periódicos en grandes
cantidades. La gente luchó por la libertad de im-
presión o la libertad de prensa, para que los pe-
riódicos pudieran publicar críticas a los gobier-
nos sin censura. Esa fue la atmósfera en la que
surgió nuestra versión moderna de la democra-
cia, en la que la libertad de prensa o de los me-
dios de comunicación era su principal atributo.
Eso es lo que proclamaron los líderes del pasado:
Una prensa libre es uno de los pilares
de la democracia.
Nelson Mandela
La libertad de prensa es un valioso
privilegio al que ningún país puede renunciar.
Mahatma Gandhi
Nuestra libertad depende de la libertad de
prensa y esta no puede limitarse sin perderse.
Thomas Jefferson, pare fundador dels EUA
En el siglo XX las tecnologías de información
se desarrollaron rápidamente, se inventaron la
radio, la televisión y el ordenador e Internet. La
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4342 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alexandra Elbakyan
Una tecnología ilegal para crear libertad de información en la ciencia
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alexandra Elbakyan
Una tecnología ilegal para crear libertad de información en la ciencia
especiales llamados "anonimizadores". Funcio-
naban así: primero se toma el enlace del artículo
del LiveJournal que se quiere leer, luego se va
a un sitio web así y se pega el enlace, se pulsa
el botón y el artículo se abre. Yo utilizaba el sitio
web 'anonymouse.org'.
En ese tiempo, en 2008-2009, cuando era estu-
diante, conocí una nueva tecnología llamada "in-
terfaces cerebro-ordenador" que puede conec-
tar directamente tu cerebro con el ordenador,
haciendo posible controlar los botones del ratón
o escribir algún texto pensando en ello. Quería
dedicar mi proyecto de nal de carrera a eso.
Empecé a trabajar en mi proyecto y descubrí
que toda la información que necesitaba estaba
publicada en revistas académicas. Pero eran de
acceso de pago: para leer cualquier artículo en
tal revista se debía pagar alrededor de 30 dóla-
res; de lo contrario, el acceso a ella estaba blo-
queado por el muro de pago (paywall). Tenía que
leer unos 100 periódicos, y eso era una gran can-
tidad de dinero para mí en ese entonces.
Así que lo hice de otra manera: busqué en Internet
y nalmente encontré una manera de robar estos
artículos, para tener acceso a esta información
de forma gratuita. Lo podía hacer usando los ser-
vidores proxy de las universidades, las contrase-
ñas de los cuales estaban disponibles en foros de
hackers. Entonces se me ocurrió la idea de crear
una aplicación para robar automáticamente di-
chos artículos. Podía diseñarse como una espe-
cie de red descentralizada P2P. En aquel tiempo,
era popular eMule, una red descentralizada simi-
lar a los torrents. Utilicé un cliente de eMule para
descargar un montón de películas documentales
de ciencia de forma gratuita.
Algo parecido podía hacerse con estudios de in-
vestigación. Por ejemplo, uno instala la aplica-
ción y luego va a la universidad donde trabaja o
estudia. La universidad está suscrita a algunas
libertad de expresión y la libertad de prensa se
fusionaron en un concepto más general de liber-
tad de información. En 1966, se promulgó en los
EE.UU. la ley sobre la "Libertad de Información",
que obligaba al gobierno a revelar información:
por ejemplo, publicar documentos secretos
en acceso abierto. Por lo tanto, los ciudadanos
pueden participar en el gobierno.
Este "derecho a la información" fue muy debatida
en la década de 2000 por los gobiernos e inclu-
so en el seno de las Naciones Unidas. En 2010 la
ONU publicó un maravilloso informe bajo el títu-
lo: "Libertad de información: el derecho a saber"
con un análisis de la libertad de información en
diferentes países del mundo. De hecho, ese in-
forme no dice nada en absoluto sobre el derecho
a saber y voy a explicar el motivo.
Desde la década de 2000 se ha hecho muy usual
publicar informes que clasican a los países del
mundo según su nivel de democracia, de modo
que nos encontramos países democráticos li-
bres y países autoritarios, en los que la libertad
de los ciudadanos y la prensa está limitada. Nací
y crecí en Kazajistán y, según el informe "Liber-
tad de prensa en 2017", Kazajistán es un país au-
toritario sin libertad de prensa o con censura.
¿Qué es la censura hoy en día? Se trata de un
acceso restringido a Internet y a los sitios web,
ya que todos los medios de comunicación están
operando en línea. En 2008-2011, en Kazajistán
se bloqueó el acceso al sitio web LiveJournal.
Era una plataforma muy popular donde cualquier
persona podía publicar cualquier artículo. Según
el gobierno, LiveJournal era usado por terroris-
tas, por lo que fue bloqueado.
Para entonces, sin embargo, ya había tecnolo-
gías disponibles para evitar cualquier bloqueo
del gobierno. Hoy en día, la principal tecnología
que se utiliza es la de las VPN. En aquel entonces
era mucho más conveniente utilizar sitios web
Comencé el sitio web el 5 de septiembre de 2011
y publiqué un anuncio en el foro de biología mo-
lecular diciendo que ahora existe un "servicio de
acceso a publicaciones de investigación cien-
tíca" que puede descargar revistas cientícas
automáticamente. La gente bailaba de felicidad,
me daba las gracias y me alababa. Nadie do que
eso fuera robo o violación de la ley.
El servicio ganó de inmediato una enorme popu-
laridad en la comunidad cientíca rusa y en otros
países, tales como India, China, Irán y otros. Se
generó una enorme avalancha de usuarios desde
dichos lugares. Los usuarios de Irán decían que
su país estaba sometido a sanciones, por lo que
ni siquiera era posible comprar legalmente sus-
cripciones a estas revistas.
Sci-Hub nació en 2011, pero la discusión del
problema del bloqueo del acceso a revistas de
investigación cientíca venía de mucho antes,
desde la década de los 90. La primera persona
que planteó el tema en público fue el físico Paul
Ginsparg. En su entrevista a la revista Time do
que los editores académicos llevaban un nego-
cio deshonesto, cobrando enormes benecios y
limitando el acceso a la información y a él le gus-
taría ver derrumbarse ese sistema.
A principios de la década de 2000, el tema ori-
ginó un debate muy activo entre los cientícos.
Surgió una revista llamada PLoS, creada por el
biólogo Michael Eisen, el Premio Nobel Harold
Varmus y Patrick Brown, un bioquímico. Michael
Eisen publicó una carta abierta llamando a los
cientícos a rechazar a los editores que aplica-
ban el modelo de paywall, es decir, que no per-
mitían acceso sin pago. La carta consiguió unos
34.000 signatarios de 180 países. Nació un movi-
miento por la Ciencia Abierta .
Se produjeron muchos boicots y otros eventos
contra el sistema, uno de ellos organizado por el
famoso matemático Timothy Gowers, en 2012,
revistas por lo que, mientras se está en la uni-
versidad, el programa tiene acceso libre a las
revistas. Otros están fuera de la academia o la
universidad no está suscrita a dicha revista.
Lanza la aplicación y ésta envía solicitudes a su
red, solicitando otras aplicaciones instaladas en
otros ordenadores. Luego el artículo es descar-
gado gratuitamente por algún ordenador que se
encuentra en la universidad. Empecé a discutir
la idea en dichos foros de hackers, pero sin lo-
grar mucho interés.
En 2011 era programadora web y participaba en
varios foros online donde se reunían cientícos.
Hoy en día todas las comunicaciones se llevan a
cabo en las redes sociales. En aquel entonces
otra tecnología era popular, los foros. En las re-
des sociales, miles de millones de usuarios son
gestionados por una sola empresa. Los foros
son más democráticos y descentralizados: cada
foro se ejecuta en un servidor separado.
Yo era miembro de un foro de biología molecular,
pero el tema más popular no era la biología sino:
¿cómo acceder a la información en las revistas
de investigación? Era el mismo problema con el
que me topé mientras trabajaba en mi proyecto.
La gente intentaba leer algunos artículos cientí-
cos, pero los artículos estaban protegidos por
altos precios; el acceso a la información estaba
bloqueado. Por lo tanto, la gente colocaba mu-
chas solicitudes en los foros cientícos pidiendo
ayuda por si alguien les enviaba dichos artículos.
Los foros estaban inundados de peticiones de
"¡Ayuda!", de modo que el problema de acceso a
la información académica era muy candente.
De antes que en Kazajstán el sitio web LiveJour-
nal estaba bloqueado, para evitar este bloqueo
tenía que ir a un sitio web especial, entrar la URL
del artículo allí, pulsar el botón y el artículo se
abriría. Pensé que lo mismo debía poder hacer-
se para las revistas académicas. Tardé cerca de
tres días en codicar y comenzar este proyecto.
4544 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Marta G. Franco
Estrategias y alianzas para frenar el miedo y el odio en las redes sociales
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Alexandra Elbakyan
Una tecnología ilegal para crear libertad de información en la ciencia
revistas cientícas es omitido totalmente. ¿Por
qué? La restricción del acceso a revistas cientí-
cas es una forma evidente de censura.
Sin embargo, esa censura no es realizada direc-
tamente por el gobierno, sino a través de alguna
maquinaria capitalista, y esa puede ser la razón
por la que esta cuestión se mantiene en un punto
ciego y no se reconoce tal como es: la restricción
de las libertades de información, y la censura.
Alexandra Elbakyan
(Sci-Hub)
contra la editorial cientíca Elsevier. La carta de
Timothy Gowers recogió unas 17.000 rmas.
Así que el problema se venía debatiendo desde la
década de los 90, pero el acceso seguía siendo
restringido. Las corporaciones eran más podero-
sas que la comunidad de investigación cientíca.
Y entonces, en 2011, surgió Sci-Hub para resolver
este problema a través de la tecnología. Sci-Hub
es una tecnología que permite desbloquear el ac-
ceso a la información. Hoy en día, cerca de medio
millón de usuarios acceden a Sci-Hub cada día, y
la base de datos de Sci-Hub cuenta con 85 millo-
nes de artículos de investigación.
Sin embargo, de acuerdo con la legislación vi-
gente, las revistas cientícas son "propiedad
intelectual" de los editores. Por lo tanto, lo que
hace Sci-Hub es casi equivalente al robo —se
llama "piratería"— y estas leyes se aplican en to-
dos los países del mundo. El acceso a conoci-
mientos cientícos es ilegal en todos los países
del mundo hoy en día.
Sci-Hub es demandada constantemente; la pri-
mera demanda vino de Elsevier y otros edito-
res en 2015. Como resultado, un tribunal de los
EE.UU. multó a Sci-Hub por 15 millones de dóla-
res y Sci-Hub fue prohibido por ley en los EE.UU.
Esto ocurrió a pesar de que la opinión pública
estaba totalmente a favor de Sci-Hub y apoyaba
el libre acceso a la información cientíca. Pero el
proyecto fue declarado ilegal. En Francia, Italia,
Suecia y Rusia, el acceso al sitio web de Sci-Hub
está bloqueado a nivel de ISP, y la gente debe re-
currir a la tecnología VPN o buscar direcciones
alternativas para desbloquearlo.
Volvamos al documento de la ONU que discutimos
al principio, "Derecho a saber: Libertad de infor-
mación". En este informe no se dice nada sobre el
problema del acceso a la información cientíca.
El informe sólo menciona la libertad de prensa,
pero un tema tan importante como el acceso a las
Por eso, en abril de este año, un grupo de perso-
nas lanzamos la Red Levadura, presentándonos
como un espacio abierto "contra el odio, el miedo
y las tácticas que intentan dividirnos", con el ob-
jetivo de "inundar las redes con historias reales,
las de apoyo mutuo, cuidados y soluciones colec-
tivas para salir más fuertes de la crisis". Quienes
iniciamos la Red somos un pequeño grupo de
investigadoras digitales, diseñadoras y comu-
nicadoras que trabajamos con ONG, entidades
sociales y académicas o en espacios activistas.
Mediante algunos tuits, emails y un formulario en
una web, nos juntamos 400 personas de estos y
otros perles. Nuestro nombre explica lo que so-
mos: una alianza de personas diversas para poner
en común proyectos e ideas, con el objetivo de
amasarlos y hacerlos crecer.
Con estas 400 personas, abrimos una serie de
grupos de Telegram, videorreuniones y docu-
mentos en la nube (y también algún que otro
grupo de WhatsApp y listas de correo, aunque
a estos canales no les hemos sacado tanto
jugo). Mediante este entorno colaborativo, he-
mos compartido nuestros análisis sobre cómo
se mueven los discursos de odio en redes y
también intuiciones y certezas sobre qué tipo
de mensajes pueden hacerles frente. Nos ha
servido para intercambiar pareceres sobre el
clima que se iba viviendo en las redes a me-
dida que avanzaba la pandemia —de las ganas
de aplaudir y encontrarse a la desesperanza, el
Estrategias y alianzas
para frenar el miedo y el odio
en las redes sociales
Por Marta G. Franco (Red Levadura)
Cualquiera que haya usado redes sociales en
los últimos meses lo ha notado: son un lugar
cada vez más inhabitable. De hecho, segura-
mente lleva varios años notándolo. Siempre ha
habido trolls, pero si tuviéramos que marcar
un punto de inexión en su capacidad de estro-
pear el debate público, caería en 2016, con la
carrera presidencial de Trump. En el saco de los
acontecimientos que han convertido internet
en un mundo tóxico tenemos que meter las cru-
zadas de acoso gestadas en los foros de 4chan
—y en Forocoches en el ámbito español— y, más
dramáticamente, la manera en que los nuevos
líderes y los partidos de la alt-right —que por
aquí es muy parecida a la ultraderecha de toda
la vida— se han apoyado en sus tácticas y han
jaleado las fake news y el matonismo digital1. Si
aderezamos el cóctel con el extractivismo de
datos personales y con las conspiranoias y los
miedos que desata una pandemia, el panorama
se pone particularmente asxiante. Y si esto
ocurre mientras el virus nos obliga a quedarnos
en casa y el espacio público se traslada a las
redes sociales, está claro que es un problema
que requiere intervención.
1 Para entender en qué rincones de internet surge y se alimenta
tanto odio, recomendamos el ensayo Leia, Rihanna & Trump. De
cómo el feminismo ha transformado la cultura pop y de cómo el
machismo reacciona con terror, de Proyecto Una (Descontrol,
Barcelona, 2019). Para reunir evidencias de que la expansión del odio
obedece a estrategias organizadas y replicadas internacionalmente,
las investigaciones de Julián Macías y su proyecto Pandemia
Digital(https://www.pandemiadigital.net/).
Ver la sesión online
4746 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Marta G. Franco
Estrategias y alianzas para frenar el miedo y el odio en las redes sociales
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Marta G. Franco
Estrategias y alianzas para frenar el miedo y el odio en las redes sociales
Diez ideas de partida
Para explicar en qué coordenadas comunicati-
vas nos movemos en la Red Levadura, voy a de-
sarrollar un decálogo de ideas que escribimos
para denirla. Fue en el mes de junio, así que in-
cluye las ideas previas que puso sobre la mesa
el grupo motor de la Red, matizadas por las ex-
periencias de los primeros meses.
1. Dos modelos de futuro están compitiendo a
nivel global
La pugna se hace evidente en las redes: esta-
mos en un momento de crisis en el que algunos
sectores fomentan el miedo y el odio para for-
zar retrocesos sociales y pérdida de derechos.
Frente a ellos, se abre la posibilidad de un futuro
construido sobre las bases la empatía, la inter-
dependencia y el apoyo mutuo. Estamos aquí
para contribuir a que crezca el segundo.
2. En las redes jugamos en desventaja y,
lamentablemente, vamos perdiendo
El diseño de las redes sociales facilita que los
mensajes de odio corran rápido y lleguen lejos.
Esto tiene que ver con un modelo de negocio
que necesita captar nuestra atención y que pa-
semos mucho tiempo en ellas, con el objetivo de
aumentar los ingresos publicitarios. Las redes
saben que los mensajes polarizados captan más
nuestra atención. Por instinto de supervivencia,
tendemos a recordar más lo que nos da miedo o
nos enerva. Y quienes se dedican a fabricar fake
news y alimentar el odio, lo saben y lo aprovechan.
3. Entendemos el mundo con nuestros marcos
mentales
Los mensajes que más circulan, los que más se
viralizan, son aquellos que cuentan historias que
la gente puede relacionar con su experiencia
cotidiana, con los que se identican. El conte-
hartazgo y el enfado—, y para diseñar estrate-
gias y mensajes comunes. Todo en grupos he-
terogéneos, con el reto de combinar distintos
grados de implicación y experiencias.
El producto más tangible son varias acciones
o campañas de comunicación. Las primeras
estaban impregnadas de aquel sentimiento
colectivo que resume la frase "Este virus lo pa-
ramos entre tod@s": incorporaban lemas tipo
#PersonasComoTú o #LaFuerzaDeUnEquipo y
tenían el objetivo de reivindicar el apoyo mu-
tuo y los cuidados para tejer complicidades y
agradecimientos (incluso conseguimos colar
esta narrativa en la edición impresa del perió-
dico más leído de España, con la ayuda de un
personaje popular). Buscábamos la empatía y la
resiliencia a través de cadenas de WhatsApp y
grupos de Facebook. En junio, quisimos inter-
venir en un contexto muy concreto, el Orgullo
LGTBI+, y nos inventamos la celebración del
Orgullo Hetero como una llamada a que perso-
nas cis y heterosexuales "aliadas" se implicaran
en la lucha contra la lgtbifobia. Cuando arrecia-
ron las caceroladas y el nacionalismo español
más excluyente, comenzamos a investigar so-
bre la posibilidad de enarbolar un patriotismo
inclusivo y libre de odio, un camino controver-
tido que nos ha llevado a lugares donde no nos
habíamos imaginado.
De la Red Levadura procede la cuenta de Twitter
@nolesdescasito, que está activa a diario com-
partiendo estrategias para frenar los mensajes
de odio, desde la seguridad más básica hasta la
creación de nuevas narrativas. En este sentido,
también hemos lanzado ElegimosHablar.org,
una web que invita a sumarse a un recorrido per-
sonal para incorporar estrategias de cuidados y
diálogo en redes a través de una serie de emails
y recursos online. Existe mucho trabajo y conte-
nido con el que compartimos objetivos y nuestro
empeño tiene que ver con buscar sinergias y ha-
cer que lleguen a más personas.
y reforzando otros marcos, llenándolos de nue-
vas narrativas.
6. Hay algunos marcos que compartimos con
una mayoría social
Antes de que comenzara la Red, algunas de las
personas que la lanzaron llevaron a cabo una
investigación sobre la opinión pública en Espa-
ña cuya conclusión es que está dividida en tres
grandes bloques. De un lado, quienes compar-
ten valores progresistas o de izquierdas (30%).
A otro lado, quienes encarnan valores autorita-
rios (30%). En medio, lo que llamamos audiencia
media: personas que no están movilizadas ni se
sienten identicadas con ideologías concretas,
pero que comparten valores como la solidaridad
o la defensa de la democracia y los servicios pú-
blicos (40%). Con todas ellas podemos buscar el
entendimiento y la empatía.
7. La ultraderecha se dirige a la audiencia
media para movilizarla con miedo y odio
En el momento de escribir este texto, quizá ya no
haya un 40% de la población en el medio, porque
la crisis que estamos viviendo en los últimos me-
ses ha hecho mella y algunas personas han vira-
do hacia posturas más egoístas y excluyentes.
Desde determinadas entidades políticas se están
utilizando situaciones de vulnerabilidad para que
así sea. En cambio, quienes hacemos activismo
en comunicación y queremos frenar el avance del
lado oscuro no estamos consiguiendo llegar a esa
“audiencia media”, tenemos muchas dicultades
para salir de nuestras cámaras de eco (nuestro
30%). Ese es el reto de la Red Levadura.
8. Todas somos audiencia media
En realidad, no estamos tan lejos. Hablamos
con familiares no politizados, a nuestro alrede-
dor crece la rabia, tenemos amigos que están
empezando a sentir miedo. A veces también lo
nido que mejor recibes es el que encaja con las
ideas previas que tienes sobre el mundo y con
los marcos mentales que sueles aplicar para en-
tenderlo. El sesgo de conrmación nos lleva a -
jarnos en los mensajes que coinciden con lo que
ya creemos saber, y a ignorar los que no encajan
en nuestros marcos mentales.
4. No nos mueven los datos, sino los
sentimientos
Tratar de desmontar mensajes emocionales
contraponiendo datos es poco efectivo, espe-
cialmente en entornos tan inmediatos y satura-
dos como las redes sociales. Si una persona es
racista, no lo es porque haya leído una estadís-
tica que demuestre que las personas racializa-
das son inferiores (obviamente no existe), sino
porque ha vivido procesos subjetivos que le han
llevado a interiorizar esa opinión (seguramente
relacionado con sus inseguridades y temores).
El fact-checking y el desmontaje de bulos son
actividades periodísticas necesarias, necesi-
tamos repositorios en los que contrastar infor-
maciones sospechosas, pero no van a servirnos
para convencer a casi nadie que ya se haya deja-
do llevar por el odio.
5. Rebatir marcos es poco útil y
contraproducente
Si yo tengo una imagen del mundo, una opinión
arraigada o un prejuicio, es muy difícil que me
convenzas de todo lo contrario. Y menos con
un simple tuit. Debemos huir de los marcos que
construyen quienes quieren que corran el miedo
y el odio. No usar sus palabras ni siquiera para
rebatirlas, porque al hacerlo estamos reforzan-
do sus marcos, contribuyendo a que resuenen.
Como nos explicó George Lakoff, si te decimos
"no pienses en un elefante", vas a pensar en él
. Es más probable que podamos ponernos de
acuerdo usando palabras distintas, buscando
los marcos que sí tenemos en común o creando
4948 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Arantxa Mendiharat y Ernesto Ganuza
Un antídoto contra la polarización, las fake news y la fatiga democrática: el sorteo cívico
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Marta G. Franco
Estrategias y alianzas para frenar el miedo y el odio en las redes sociales
Y con esto llegamos a la situación actual de la
Red. Después de varios meses de intenso trabajo,
y un parón vacacional que nos ha costado remon-
tar, estamos volviendo a activarnos y lanzaremos
algunas iniciativas nuevas en las próximas sema-
nas. El formulario para unirse sigue abierto en la
web redlevadura.net. Nos encantará encontrar-
nos con vosotras en próximas aventuras.
Marta G. Franco
(Red Levadura)
sentimos. No se trata de elaborar diseños so-
sticados o grandes estrategias de marketing,
sino de identicar lo que tenemos en común. De
hecho, sabemos que si algo en redes parece pre-
cocinado o impostado, causa rechazo. Así que
anemos el reto: una comunicación que consi-
ga frenar el odio en redes será aquella que opere
dentro de marcos compartidos por una mayoría
social, enunciada desde una posición honesta,
creíble y cercana.
9. Necesitamos espacios en los
que hornear juntas
Formamos la Red Levadura porque queremos
darnos el tiempo y el espacio para construir
colectivamente estos marcos y estas narra-
tivas, imaginar palabras e imágenes que pue-
dan reforzar lo que compartimos. Y también
para hacerlo de formar estratégica, conectan-
do iniciativas en marcha para ponerles leva-
dura y maximizar esfuerzos. Puede que para
hacer una campaña de comunicación de gran
alcance sea más eficaz reunir a un equipo de
profesionales y diseñar un plan milimetrado,
pero nos parecía más interesante abrir este
espacio en el que conectar e integrar sensi-
bilidades diversas. Así podemos probar ideas
nuevas y salir de las inercias o burbujas en las
que suelen agotarse los proyectos en los que
ya venimos participando.
10. No podemos dar nada por denitivo
Este decálogo nunca se cierra porque los apren-
dizajes de la Red, por ahora, no se agotan. Eso
sí, es importante acumular certezas y atesorar
aprendizajes. Y saber combinar distintos nive-
les de implicación, participación, deseos y ex-
pectativas; cuidar la comunidad y cooperar en
espacios seguros. Tampoco se cierra porque,
lógicamente, lo que cuento aquí es la visión de
una sola persona, enriquecida y agradecida por
lo compartido.
Siempre nos han contado que la democracia de
partidos era el mejor sistema posible para gestio-
nar los asuntos públicos en estas sociedades de
gran tamaño como las nuestras. Nos hemos can-
sado de escuchar que era el sistema menos malo
y que no era posible pensar ninguna otra alterna-
tiva. Sin embargo, puede que nuestro sistema
político haya dejado de ser tan bueno y pragmá-
tico para lidiar con lo que pasa en las sociedades
complejas. Por empezar, aquel fue creado hace
más de doscientos años y al principio ni siquiera
lo calicaban de democracia. Desde entonces,
los cambios sociales han transformado por com-
pleto las formas políticas que a duras penas ca-
ben ya en un sistema diseñado en el siglo XVIII.
Esto ocurre porque 1) ya no es posible representar
una sociedad (compleja) como hacían los partidos
en el siglo XIX; ni la pluralidad de preferencias, ni
las diferencias, ni las alternativas ante un proble-
ma caben ya en organizaciones como los partidos
y 2) porque los instrumentos que tiene un sistema
político basado en los partidos son inecientes y
poco democráticos en el siglo XXI, respecto a una
sociedad que es capaz de informarse en minutos
sobre cualquier cosa, que es capaz de generar
un conocimiento cientíco vastísimo sobre cual-
quier problema y cuyas soluciones implican siem-
pre medidas híbridas.
Nuestro sistema, por el contrario, lleva a una fal-
ta de conanza pronunciada en las instituciones
políticas y en la propia acción política. Lo llaman
Un antídoto contra la
polarización, las fake news
y la fatiga democrática: el
sorteo cívico1
Por Arantxa Mendiharat (Deliberativa, Democracia por sorteo)
y Ernesto Ganuza (IPP/CSIC)
Tener una responsabilidad política hoy en día no
es una tarea fácil (si es que alguna vez lo fue).
Además de tener que lidiar con una compleji-
dad creciente, las personas con cargos políti-
cos tienen la necesidad permanente de buscar
compromisos entre intereses contradictorios y
de tener que aportar soluciones en un escenario
que va más allá de las elecciones. Pero ser una
ciudadana normal y corriente tampoco es fácil.
Somos la sociedad más educada de todos los
tiempos, tenemos acceso online a todo el co-
nocimiento del mundo y nos llegan las noticias
globales en tiempo real, pero vamos de crisis en
crisis, conamos cada vez menos en el sistema
político y, peor todavía, tenemos la sensación de
que no tenemos ningún medio para incidir en el
curso de las cosas.
Consecuencia de todo esto: polarización, fake
news, fatiga democrática, y mucho más. La po-
lítica reclama una organización más exible,
compleja y transparente, que restaure la con-
anza entre la ciudadanía y el sistema político.
En este contexto, el sorteo cívico, que permite
integrar personas elegidas de manera aleatoria
a la toma de decisiones política, es una herra-
mienta adecuada para mejorar radicalmente el
sistema político.
1 Este texto fue publicado por primera vez en la Agenda Pública del País
el 3 de octubre 2020.
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5150 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Arantxa Mendiharat y Ernesto Ganuza
Un antídoto contra la polarización, las fake news y la fatiga democrática: el sorteo cívico
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Arantxa Mendiharat y Ernesto Ganuza
Un antídoto contra la polarización, las fake news y la fatiga democrática: el sorteo cívico
Pensemos en la polarización política. Muchas
personas piensan que se debe a la peculiar per-
sonalidad de algunos políticos y que, por tanto,
es una coyuntura que puede pasar si cambia-
mos las personalidades. Los estudios cientí-
cos señalan, sin embargo, que los grupos so-
ciales se polarizan cuando nos juntamos con
personas que suelen pensar como nosotras o
nos juntamos en grupos en los que esa homo-
geneidad no incentiva la deliberación, no tanto
porque ciertas personas tengan ciertos carac-
teres. La polarización aumenta por tanto si la
organización política evita la diversidad y el de-
bate, que es lo que ocurre con un sistema que
gira sobre los partidos. El sorteo cívico permite
incluir simultáneamente esa diversidad y ese
debate en la política.
El sorteo cívico se usa desde hace años de ma-
nera complementaria al sistema representativo
ayudando a los gobiernos a tomar decisiones, o
permitiendo hacer recomendaciones que luego
se someten a referéndum. En los más de 300 ca-
sos registrados en un informe de la OECD del año
2020 (que habla en estos últimos años de “ola
deliberativa”), podemos ver como gobiernos de
cualquier nivel territorial (locales en la mitad de
los casos, regionales en 30% de los casos, na-
cionales en el 25% de lo casos) organizan expe-
riencias de sorteo cívico (asambleas ciudadanas
o jurados ciudadanos) para solucionar pregun-
tas complejas que implican además compro-
misos a largo plazo. Por ejemplo, qué medidas
y criterios son necesarios para reducir las emi-
siones de CO2 considerando criterios de justicia
social que tengan en cuenta las distintas formas
de vivir entre la ciudadanía, como se preguntaba
la recién terminada Convención Ciudadana por
el clima en Francia, compuesta de 150 personas
seleccionadas por sorteo.
Las experiencias de sorteo cívico se iniciaron
en los años 70 del siglo pasado. Se han hecho
cientos de ellas en muchos países en todos
fatiga democrática porque nos enfrenta conti-
nuamente unas a otros, deja fuera los compro-
misos a largo plazo y apenas nos da información
sobre los criterios con los que se tomaron las
decisiones que nos afectan, en un momento en
el que hacer todo eso individualmente es más
accesible que nunca a través de los nuevos me-
dios de comunicación. La gestión de la pande-
mia actual es un buen ejemplo: las decisiones no
son transparentes, las medidas carecen de con-
texto para la mayoría y asistimos atónitos a una
guerra mediática entre partidos en mitad de una
crisis galopante. Esta fatiga democrática puede
tener consecuencias perniciosas para todas las
personas. A la gente le puede dar por banalizar la
tarea política que hacen los partidos y entender
que sería mejor hecha por expertos o líderes ca-
rismáticos capaces de ignorar los procedimien-
tos democráticos. Un riesgo real para las perso-
nas académicas y especialistas que analizan las
encuestas de opinión pública.
Pero no, la alternativa a esta fatiga no tiene por-
qué ser necesariamente menos democracia. Es
cierto que la democracia genera sensaciones
enfrentadas. Es un ideal pocas veces cuestiona-
do, pero ni solemos pensar que la gente esté pre-
parada para efectivamente reexionar y debatir
racionalmente, ni terminamos de creernos que
un sistema político basado en personas como
nosotras sea lo mejor para gestionar los asuntos
públicos. Tenemos tan incrustado en nuestro
ADN, después de doscientos años, la idea de que
los que gestionen tienen que saber, que somos
capaces incluso de renunciar a la democracia
por una idolatrada eciencia. Pero la experiencia
política a la que hemos asistido los últimos años
y la evidencia cientíca reunida aconseja otra
cosa. La democracia es mejor porque respeta el
principio de igualdad política que nos permite a
todas tener voz en los asuntos públicos (no solo
a unos pocos) y, cuando eso ocurre, los resulta-
dos son políticamente más (no menos) ecien-
tes que los que obtenemos de otras alternativas.
taurando así la conanza en los sistemas ac-
tuales, será el sistema entero el que se tendrá
que cambiar.
Arantxa Mendiharat
(Deliberativa, Democracia por sorteo)
Ernesto Ganuza
(IPP/CSIC)
los niveles territoriales, pero es ahora cuando
asistimos a un impulso global de su desarrollo
como mecanismo de reexión política. Evita la
polarización, incrementa la conanza política
de la ciudadanía y permite alcanzar compro-
misos sobre problemas controvertidos en una
perspectiva de más largo plazo, como la legis-
lación sobre el aborto en Irlanda, aprobada en
un referéndum en el año 2018 después de un
debate en una Asamblea ciudadana compuesta
por personas seleccionadas por sorteo. En las
últimas elecciones presidenciales en Francia
tres partidos incluían mecanismos de sorteo
cívico en sus programas electorales, como la
creación de una asamblea constituyente com-
puesta de personas seleccionadas por sorteo
o una comisión sorteada destinada a pensar la
refundación de la República. El Ministerio para
la Transición ecológica español estaba, antes
de la pandemia, organizando una asamblea ciu-
dadana de 100 personas seleccionadas por sor-
teo para debatir las medidas políticas a adoptar
frente al cambio climático.
Todas las experiencias incluyen una dinámica
deliberativa basada en informaciones aporta-
das por personas expertas (tanto de la acade-
mia como de la sociedad civil y de los grupos de
interés, haciendo así sus contribuciones más
transparentes). Esas personas expertas son
propuestas desde la organización y desde las
propias personas participantes. Se garantiza
también un tiempo de debate suciente, y una
serie de condiciones que permitan la participa-
ción de perles muy diversos (asegurando una
remuneración, cubriendo las tareas de cuidado,
etc.). Usado de manera extendida, el sorteo cí-
vico puede ser un mecanismo que permita me-
jorar los sistemas políticos actuales con más,
no menos, democracia. Pone también al alcan-
ce de la imaginación una manera diferente de
organizarnos políticamente. Si los gobiernos no
lo empiezan a usar masivamente para asuntos
complejos, controvertidos y de largo plazo, res-
5352 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Francisca Keller, Matías Toledo y Sofía Brito
Democracia en tiempos del Trap; cultura cracker, feminismos y ética hacker para la nueva constitución en Chile
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Francisca Keller, Matías Toledo y Sofía Brito
Democracia en tiempos del Trap; cultura cracker, feminismos y ética hacker para la nueva constitución en Chile
Bad Bunny4. Así mismo, técnicas de lucha que
fueron liberadas en internet, tales como tutoria-
les para apagar bombas, Parkour sobre carros
policiales o juegos de láser propios de los levan-
tamientos en Hong Kong, dieron cuenta que la
internet, sin duda, era un aspecto fundamental
para las nuevas organizaciones populares5.
La incomprensión de estos valores de co-pro-
ducción, donde la ciudadanía dejó de ser mero
receptor de acciones institucionales, llevó a
que el gobierno definiera al movimiento como
“una invasión alienígena”, y declarara la nece-
sidad de combatir a este “enemigo poderoso”6.
La clase política, a su vez, desprecia al mo-
vimiento por no contar con una conducción
formal, siendo capaz de trastocar las norma-
lidades y certezas de quienes guían las deci-
siones políticas, económicas e incluso policia-
les (Guell, 2019). La declaración de Estado de
Emergencia y la represión policial significaron
múltiples lesiones oculares, muertes y tortu-
4 “Desahogo” . Consultado en https://www.youtube.com/watch?v=dbB_
gTIhFDU, octubre de 2019.
5 “Manifestaciones en Hong Kong luces laser” https://www.
lavanguardia.com/ internacional/20190807/463931317224/
manifestacion-hong-kong-luces-laserautoridades-directo-video-
seo-lv.html, consultado en noviembre de 2019. “Así neutralizan una
bomba lacrimógena de la policía de Hong Kong” . Consultado en
https://www. youtube.com/watch?v=w7FwwCjjw28, noviembre de
2019. “Shadow sobre el guanaco” consultado en https://www.youtube.
com/ watch?v=zgIb8uD7wK8, noviembre de 2019.
6 “Invasión Alienígena”. Consultado en https://www.youtube.
com/watch?v=2QK_94J7YUo y https://www.youtube.com/
watch?v=sZYmvDEqwq8 en octubre de 2019.
Democracia en tiempos del Trap;
cultura cracker, feminismos
y ética hacker para la nueva
constitución en Chile
Por Francisca Keller, Matías Toledo y Sofía Brito
(Coordinadora Social Shishigang)
1. Antecedentes
El 18 de octubre de 2019 fue posible en Chile gra-
cias a la acción colectiva de las, les y los estu-
diantes, quienes se alzan contra el precio del pa-
saje, y sus movilizaciones devienen en una gran
revuelta popular1. Sin embargo, aún ha sido poco
analizada su base en el pensamiento en red pro-
pio de nativas/es/os digitales, y que fueron capa-
ces de aunar la fuerza necesaria para inuenciar
al resto del globo2. Son jóvenes makers, prosu-
midores contraculturales, quienes irrumpen en
la esfera pública con nuevos lenguajes, medios
de protesta y eróticos bailes en el espacio públi-
co que desafían toda represión. Es esta juventud
chilena la que revela una ruptura con la clase po-
lítica y las tradicionales formas de movilización
social, dejando en evidencia una hibridación en-
tre lo digital y lo presencial. De ahí que la revuelta
en Chile se soporte en memes, remixes3, y que
en el espacio público se eleven banderas en luto
que anteriormente fueron levantadas por ídolos
del trap y el rap en Puerto Rico, como Calle 13 y
1 La generación de jóvenes que despertó a Chile” Consultado en
https://eldiariodelaeducacion.com/2019/11/04/la-generacion-de-
jovenes-que-desperto-a-chile/ , publicado en noviembre de 2019.
2 Evasión masiva metro de NY”. Consultado en https://www.youtube.
com/watch?v=ssuVMd2bv7k , en noviembre de 2019.
3 Memes evasiones de metro” Consultado en https://www.
concierto.cl/2019/10/memes-evasiones-metro/, en octubre de
2019 y “Cacerolazo” Consultado en https://www.youtube.com/
watch?v=tVaTuVNN7Zs en octubre de 2019
2. Secundarixs, aites y
feministas haciendo historia
En el contexto de revuelta popular el trapero Pa-
blo Chille-e7 apareció en las calles del centro San-
tiago motivando la lucha. Pablito Chile, ídolo del
trap a nivel internacional, irrumpe la escena mu-
sical con su tema FACTS8, canción con la que se
iluminan una serie de hechos que constituyen la
histórica desigualdad chilena9. Más tarde, el mis-
mo Pablito enaltecerá una nueva conciencia de
clase: la de los aites. Haciendo valer el origen
del término que pareciera derivarse del inglés
ighter, volador, los aites sacaran alas no sólo
para demostrar su capacidad de, como dice la
canción, hacer money10, sino de crackear-agrietar
un sistema, tal como se crackearon las licencias
privativas para hacer música. Esta fuerza creati-
va empoderará a las periferias de Pinochet para
salir de esa marginalidad y vulnerabilidad que sólo
alimenta a los expertos en análisis social.
Respaldados por su computadora, los aites
crackearon licencias y construyeron comuni-
dades de resistencia en las redes sociales. Así,
la cultura digital les permitirá abrirse espacio
creando una gran industria creativa como es
el sello discográco Shishigang Records. En
conjunto, y reforzando el trabajo social de mu-
chas generaciones, desde Puente Alto surgirá la
Coordinadora Social Shishigang11, que permitirá
volver a poner en la esfera pública la histórica
7 Trapero Chileno de sólo 20 años de edad ilumina la situación de las
periferias de la zona sur del gran Santiago.
8 Para comprender la idea es fundamental revisar https://www.
youtube.com/watch?v=MTHH_Py4VP8
9 Con su coordinadora social Pablo Chile denuncia la acumulación
de capital por el 1% más rico del país y el hambre en los barrios.
Para comprender es necesario visitar https://www.youtube.com/
watch?v=h7So-rp3NGU
10 Para comprender es necesario revisar https://www.youtube.com/
watch?v=Dv8E1Sq5r6c
11 Sobre la posición en el proceso constituyente, revisar: https://
lavozdelosquesobran.cl/coordinadora-social-shishigang-el-camino-
popular-hacia-la-convencion-constituyente/
ras de los manifestantes. La violencia política
sexual hizo que la protesta se centrara en la
idea de ACAB (todos los “pacos” son bastar-
dos), evidenciando la necesidad de luchar con-
tra un Estado policial, que desde la dictadura
de los años 70 mantiene las violaciones a los
Derechos Humanos.
Pese a la represión policial amparada en el Es-
tado de excepción, las manifestaciones se fue-
ron haciendo cada vez más masivas, y consignas
como “evade”, “no son treinta pesos, son treinta
años” y “Chile despertó” fueron mutando y multi-
plicándose. La calle, que como un video de trap
gritaba fuego, comenzaba a dejar ver nuevos
medios grácos con bastos petitorios que deri-
varon en la exigencia de una Asamblea Constitu-
yente. Sin embargo, la clase política no consideró
las transformaciones radicales que necesitaba
la democracia, y en un ritmo incomprendido por
la ciudadanía se planteó desde el congreso un
plebiscito para una reforma constitucional. Su
diseño de participación ciudadana desatendió la
emergencia de asambleas territoriales autocon-
vocadas, las cuales, a su vez, no logran ser una
medida de presión, puesto que, no existieron los
mecanismos idóneos para la sistematización de
sus conclusiones.
De esta forma, se impuso un proceso constitu-
yente que solo incluía mecanismos de demo-
cracia representativa, bajo la figura de Con-
vención Constitucional, que excluyó al mundo
secundario y planteó un sistema de elección de
constituyentes soportada en una lógica parti-
dista aumentando la brecha de desconfianza
en la clase política y, por ende, la protesta y el
agrietamiento-crackeo- del espacio urbano.
En Chile, resulta urgente hacer uso de los me-
dios que la misma juventud plantea y desple-
gar nuevas tecnologías para una participación
efectiva, que logre sortear las trampas de un
proceso que aún es conducido por los mismos
de siempre.
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5554 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Francisca Keller, Matías Toledo y Sofía Brito
Democracia en tiempos del Trap; cultura cracker, feminismos y ética hacker para la nueva constitución en Chile
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Francisca Keller, Matías Toledo y Sofía Brito
Democracia en tiempos del Trap; cultura cracker, feminismos y ética hacker para la nueva constitución en Chile
movimientos feministas demandaban su carác-
ter feminista y plurinacional, dando cuenta que
sólo así será realmente democrática.
En julio de 2020, la revuelta popular y los medios
digitales logran conectar a la Coordinadora So-
cial Shishigang con feministas constitucionalis-
tas, diseñadores de procesos, teknopiratas y re-
presentantes de la Asociación Decidim, software
libre para la promoción de una sociedad radical-
mente democrática. Creando una amistad con
la fuerza necesaria para poner en el centro del
proceso la empatía, se dió inicio a una transfe-
rencia de conocimientos con objeto de canalizar
la fuerza cracker de la revuelta a una ética hac-
ker para la descentralización del poder. De este
modo, se inicia la implementación de una meto-
dología y tecnología digital bajo el nombre de LA
CONSTITUYENTE para que, las organizaciones
sociales del DISTRITO 12 -el distrito más grande
de la periferia sur de Santiago- prototipe el uso
software libre de participación ciudadana DECI-
DIM.ORG en la elaboración de su constitución-.
3. Hackear la Constitución de
1980, desde abajo y en los
tiempos del trap.
Las constituciones elaboradas desde la exclu-
sión, han signicado que no obstante el recono-
cimiento universal de la ciudadanía a nivel for-
mal, en la práctica son generalmente hombres,
blancos, heterosexuales y propietarios quienes
tienen la posibilidad de incidir y tomar la deci-
siones políticas que afectan a la sociedad toda.
Esto se ha traducido en una creciente descon-
anza en la democracia y sus instituciones, los
escándalos de corrupción, las penas diferencia-
das por clase social -clases de ética para los ri-
cos, privación de libertad para las y los pobres-,
y el que la posibilidad de vivir una vida digna esté
determinada por la capacidad económica, dan
organización barrial chilena, creando una red de
solidaridad mutua donde el pueblo ayuda al pue-
blo. Bajo la consigna “no tenemos nada que per-
der”, los aites serán esa “invasión alienígena” in-
comprendida por la clase política. Situados en el
centro de la ciudad, los aites son parte de una
ciudadanía informada que no teme a una violen-
cia policial. ¿Qué se puede temer si se lleva una
vida conviviendo con tanquetas militares en un
permanente estado de excepción?
Por su parte, resignicando las redes sociales,
las feministas chilenas han logrado denunciar la
violencia ejercida por los poderosos que admi-
nistran el país, los jueces, la policía, el estado y
sus múltiples guras de administración. Los mo-
vimientos feministas han luchado a lo largo de la
historia por romper los cercos que impone la de-
mocracia formal. En Chile, a comienzos del siglo
XX se llevó a cabo una intensa lucha por fuera de
los límites de la legalidad para el reconocimien-
to de las mujeres como ciudadanas, pero tam-
bién por la emancipación biológica, económica
y social. Luego, en los años ochenta a punta de
ollas comunes y manifestaciones feministas, se
organizan contra la dictadura con la consigna:
“democracia en el país en la casa y en la cama”
(Kirkwood, 1986). Es así, que retomando esta tra-
dición de lucha, en los últimos años los feminis-
mos han vuelto a irrumpir en el espacio público
y en la cotidianidad, cuestionando las formas de
relaciones sociales y políticas que se imponen
desde el capitalismo patriarcal.
En esta línea, así como se ha dado cuenta que
las mujeres son consideradas “ciudadanas de
segunda clase”, conceptos como la intersec-
cionalidad, han permitido comprender que no
es solo el ser mujer lo que nos mantiene esta
condición, ya que las vidas de las subalterni-
dades están cruzadas por cuestiones como la
raza, clase, identidad sexual y discapacidades.
De este modo, a penas comenzó a levantarse la
demanda por una “Asamblea Constituyente”, los
cuenta de que Chile no es realmente una “repú-
blica democrática”.
En vista de ello y en tiempos de la wikipedia, es
necesario crear un proceso y tecnología consti-
tuyente feminista, es decir, uno que se construya
desde las mismas asambleas territoriales y que
permita amplicar la voz de les invisibles. Así,
en primer lugar las asambleas y los territorios
deben decidir los ejes temáticos a discutir (edu-
cación, salud, ciudadanía, plurinacionalidad, etc)
según sus propias afectaciones. Las asambleas
por su parte, contando con una tecnología, po-
drán debatir y comentar las temáticas que sean
planteadas, comparando los contenidos de la
constitución de 1980, con otras constituciones
del resto del mundo.
Chile fue un gran laboratorio neoliberal, y por
tanto debe ser un gran laboratorio del procomún
creando nuevos experimentos que permitan
hackear de buena vez un sistema soportado en
la marginalidad.
Es con este ímpetu, que surge La Constituyen-
te, plataforma que se plantea como un espacio
para la deliberación política de forma horizon-
tal, interrogando las lógicas de representativi-
dad que históricamente han acallado nuestras
voces y delineado los límites de la participa-
ción política. La Constituyente es cuidada por
un equipo abierto que recibe talento colectivo
y creatividad ciudadana, un equipo territorial
organizado por distrito y una red de voluntarias
y voluntarios que será responsable tanto de co-
nectar a las asambleas con la tecnología, como
de organizar las propuestas para su posterior
votación. De esta manera, la plataforma per-
mitirá visibilizar los procesos de debate y de-
liberación hasta llegar a la votación de las pro-
puestas. En consecuencia, serán las mismas
comunidades quienes vayan sistematizando
sus discusiones, sin la intervención de “exper-
tos”, que externamente y desde arriba saquen
conclusiones sobre los resultados de la delibe-
ración política. Eso es una democracia de los
afectos, esa que surge en los tiempos del trap.
Francisca Keller, Matías Toledo y Sofía Brito
(Coordinadora Social Shishigang)
Bibliografía
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un rompecabezas.
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SUBIRATS, J. (2015). Todo se mueve. acción colectiva,
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Revista Española de Sociología, Madrid.
5756 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | David Vila-Viñas y Daniel Ayuda
Herramientas de participación y autotutela de derechos para redes de apoyo en la crisis del covid
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | David Vila-Viñas y Daniel Ayuda
Herramientas de participación y autotutela de derechos para redes de apoyo en la crisis del covid
La citada pluralidad permite sin embargo des-
tacar anidades con algunas características de
una tecnopolítica democrática y otras que ten-
sionan estos enfoques y plantean nuevos retos5:
yUna apuesta explícita por la autorganiza-
ción y la horizontalidad en la toma de de-
cisiones, el establecimiento de normas y la
distribución de obligaciones y derechos.
yLa prevalencia de una perspectiva pragmá-
tica en la implementación de esta apuesta,
lo que se concreta en una adaptación del
funcionamiento a las distintas desigualda-
des y brechas que atraviesan el tejido de
estas comunidades, por ejemplo, en cuan-
to al capital social, al acceso a recursos
digitales y los determinantes sociales de la
salud (Ramsetty y Adams, 2020).
yLa persistencia de entornos de trabajo
insertos en las herramientas de corpora-
ciones líderes del capitalismo cognitivo6,
como condición para operar con ecacia.
5 Para delimitar la noción de tecnopolítica en nuestro contexto, ver Toret
(2015) como “uso táctico y estratégico de las herramientas digitales para
la organización, comunicación y acción colectiva” (p. 35), Barandiaran
y Aguilera (2015: 161 y ss) respecto al cambio de paradigma que implica
en la caracterización de la acción colectiva y Barandiaran (2019) en su
contraste con la tecnopolítica funcional a los grupos dominantes.
6 Para un abordaje general de este marco y de su arraigo en sectores
fundamentales de la producción y las relaciones sociales, véase,
entre otras referencias, Vercellone et al. (2014), así como Vila-Viñas y
Barandiaran (2015).
Herramientas de
participación y autotutela
de derechos para redes de
apoyo en la crisis del covid
Por David Vila-Viñas1 y Daniel Ayuda2
Premisas
La crisis que afecta a aspectos centrales de nues-
tra salud, relaciones y situación económica ha
producido nuevas situaciones de vulnerabilidad,
respecto a las que la capacidad protectora de las
Administraciones Públicas no es suciente3. Para
atender a estas necesidades-derechos, las propias
comunidades y grupos vecinales han organizado
redes de asistencia (Martínez, 2020). Los objetivos
de estas redes son diversos y las tradiciones que
estructuran su funcionamiento, plurales4. Para
ayudar a concretar el análisis de esta intervención,
cuando sea pertinente, se tomará como referen-
cia el modelo ideal de una red de apoyo vecinal de
escala barrial en una ciudad mediana como Zara-
goza, aunque eventualmente se pensará también
a partir de una red de apoyo de composición sec-
torial, como la que vincula a empleadas de hogar y
de cuidados a la misma escala urbana.
1 Profesor asociado de Filosofía del Derecho. Universidad de Zaragoza.
S09_20R Laboratorio de Sociología Jurídica. Contacto: dvila@unizar.es
2 Programador y administrador de sistemas especializado en software
de participación ciudadana.
3 Esto se advierte tanto en lo relativo a las consecuencias económicas
de la pandemia (Felgueroso, 2020; Pérez-Díaz y Rodríguez, 2020),
como a la insuciencia de la acción protectora (Rodríguez de
Paz, 2020; Kohan, 2020) y del funcionamiento mismo de las
Administraciones Públicas (Rodríguez, 2020)
4 Sin ser explícitas, son reconocibles la sociedad del don y de la
agregación (Mauss, 2009 [1924]) y el cooperativismo (Krotopkin, 2016
[1902]) frente a la descomposición durkheimiana, la sororidad frente
a la explotación y expropiación de la reproducción social (Fraser,
2016) y ecologistas frente a la depredación del planeta (Gorz, 2001).
común a las distintas redes, de forma que fuera
más fácil elevar ciertos procesos a escala ur-
bana o supra-municipal? o dicho de otro modo:
¿es posible crear diferentes organizaciones
(multitenancy) por ámbito geográco o utilizar
la funcionalidad de órganos para la representa-
ción de ámbito-ciudad?. 2) Modularidad: ¿Tiene
sentido adaptar plataformas consolidadas para
determinadas funciones, como Decidim, a usos
parcialmente distintos? ¿En qué medida son es-
tratégicamente compatibles las distintas líneas
de desarrollo? ¿Cabe pensar una continuidad
entre las iniciativas vecinales o comunitarias
de auto-organización y la conquista de un go-
bierno democrático de la ciudad? 3) Dualidad:
¿Los aportes de la tecnopolítica pueden reducir
la eventual dualidad en el funcionamiento de las
redes entre participantes-usuarios/as y coordi-
nadores/as o deben trabajar sin embargo a partir
de esta premisa?
Utilidades posibles
La utilidad de herramientas de participación
como Decidim para la organización de estas re-
des y la ecacia de sus objetivos de autotutela
de derechos no puede analizarse en su conjunto
sino a través de considerar de manera pormeno-
rizada qué puede aportar respecto a cada una
de las distintas necesidades de participación de
estas redes.
1. Dotar de una mayor reconocibilidad e
identidad a la red de apoyo. Aunque el
debate sobre la solidez de los contornos
de esa identidad es profundo y no puede
predeterminarse aquí, ofrecer a la parti-
cipación un entorno homogéneo en el que
sustanciarse podría favorecerla.
2. Compartir información. En estas redes
se transmiten informaciones de tipo muy
distinto. Las relacionadas con recursos y
yEl contraste entre la existencia de una
enorme potencia política directa en la
capacidad de atención de necesidades
y transformación social y una incidencia
menor en la política pública, vinculada a un
impacto muy fragmentado sobre la esfera
de opinión pública.
En las fases iniciales del despliegue de estas re-
des, parece especialmente relevante iniciar una
reexión abierta sobre el rol de las herramientas
y entorno tecno-democráticos. En este sentido,
conviene valorar la pertinencia de las funciona-
lidades concretas de Decidim7, amén de otras
tecnologías anes, para estas redes. Ello puede
ordenarse a través de un recorrido por sus ne-
cesidades - funciones: 1) dotar de identidad y
reconocibilidad a la red; 2) transmitir informa-
ción; 3) debatir; 4) atender dudas y consultas; 5)
archivar la información elaborada; 6) proponer
hacia dentro y hacia fuera (campañas); 7) en-
cuestar y recabar información de las participan-
tes; 8) compartir una agenda; 9) generar mapas
y listas de recursos y necesidades, 10) potenciar
la nanciación colectiva y 11) crear espacios de
participación (assemblies) para comisiones y
grupos especícos.
Desde la premisa de una enorme modestia res-
pecto al conocimiento que puede darse por con-
solidado respecto a estas redes, la intervención
pretende abrir una discusión colectiva en dos
planos. En lo más concreto, en cuanto a la posi-
bilidad de abordar estas necesidades una a una
desde entornos tecnopolíticos libres. Pero tam-
bién, con una mirada larga, en cuanto a la apor-
tación de los movimientos tecnopolíticos a esta
nueva ola de construcción de institucionalidad
autónoma en torno a las cuestiones de: 1) Es-
calabilidad: ¿Tiene sentido construir un código
7 Para un encuadramiento general de la plataforma en las hipótesis
tecnopolíticas, véase Barandiaran et al. (2017). Para destacar algunas
de sus características como bien común digital, Calleja-López y Vila-
Viñas (2020).
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5958 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | David Vila-Viñas y Daniel Ayuda
Herramientas de participación y autotutela de derechos para redes de apoyo en la crisis del covid
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | David Vila-Viñas y Daniel Ayuda
Herramientas de participación y autotutela de derechos para redes de apoyo en la crisis del covid
de “propuestas”, seguimiento, fusión de las
asimilables, etc. Y por último la posibilidad
de vincularlo con eventos presenciales u
online especializados en alguna materia.
5. Archivar la información relevante. Preci-
samente para paliar los problemas de de-
pendencia de contactos personales de al-
gunas redes, contar con una funcionalidad
de archivo para los materiales, resultados,
consultas, informaciones clave, acuer-
dos-normas y debates puede resultar útil.
6. Realizar propuestas hacia dentro y ha-
cia fuera. Se trata del modelo principal
de organización de los ujos de actividad
en Decidim. En su función típica, es poco
previsible que las redes la usen, ya que la
dialéctica ciudadanía - administración,
que es el sustrato del acceso directo a los
derechos de participación en plataformas
similares, es difícil de vehicular en el caso
a través de este medio.
7. Realizar encuestas y consultas a las parti-
cipantes. Puede ser una herramienta muy
útil para medir con cierta facilidad las ne-
cesidades y poder orientar los recursos y
las intervenciones de la manera más ecaz.
8. Compartir y co-crear una agenda. Aunque
es una funcionalidad consolidada en Deci-
dim y útil a las redes, tampoco es previsi-
ble que una gran cantidad de participantes
siga la agenda por este medio, cuando su
conexión más habitual es mediante What-
sapp y Facebook.
9. Generar mapas y listas de recursos y ne-
cesidades. Buena parte de la actividad de
las redes consiste en poner en relación
necesidades concretas y geolocalizadas
con el conjunto de participantes que pue-
den colaborar para satisfacerlas. Aunque
ofertas para quienes participan, dado que
se suelen utilizar y caducar rápido, tiene
sentido que sigan dentro de los grupos de
Whatsapp, que es la plataforma más usa-
da para la autorganización de los grupos.
Cuestión distinta es la información más
estructurada sobre la vida de la red tanto
para sus participantes como para el públi-
co. Muchas de estas redes ya cuentan con
blogs, que pueden incorporarse a Decidim.
También tienen sentido funcionalidades
de newsletter por email e incluso de envío
de sms de manera extraordinaria.
3. Mantener debates. En este sentido con-
viene distinguir dos situaciones. a) Los
debates más bien operativos de grupos de
trabajo o de coordinación, que se manten-
drían en servicios de mensajería instantá-
nea, a pesar de las limitaciones y costes
que ello tiene; y b) los debates estratégicos
y la deliberación genérica más prolongada
en el tiempo. Para esto el entorno Decidim
ofrece bastantes ventajas, al contar con
historial, poder ordenar y jerarquizar la in-
formación y los acuerdos adoptados, com-
binar la discusión online con los resultados
de la presencial, etc.
4. Atender dudas y consultas. Se trata de una
actividad frecuente, sea respecto a asun-
tos jurídicos (normas en vigor, derechos
sindicales, solicitud de prestaciones), sea
respecto a otros asuntos técnicos (con-
guración de antenas) o generales (situa-
ción de las instituciones). Con tal objeto, es
muy interesante la posibilidad de ordenar
la información a través de guías, consul-
tas previas, FAQs elaboradas por la propia
red u otras. También la de atender dudas
especícas de manera asíncrona, al prin-
cipio por la persona experta pero tenden-
cialmente por el resto de participantes, al
modo de los foros, a través de los formatos
Cuestiones abiertas
Más allá de la viabilidad técnica y de la pertinen-
cia de trasladar al entorno Decidim algunas de
estas funcionalidades, conviene integrar esta
discusión en el contexto de la lucha por los de-
rechos, por organizarse para hacer efectivos los
propios derechos ante el desamparo del merca-
do y de muchas instituciones (Méndez de Andés
et al., 2020). La primera cuestión se reere a la
trayectoria de estas redes: ¿Tienden a replicar
la composición y funciones de las asociaciones
vecinales y sindicales, superponiéndose a las
mismas o funcionando como una extensión?
¿Tienden a federarse a escala municipal y su-
pra-municipal? ¿Cuál sería el sentido concreto
de esta eventual escalada?
Una segunda cuestión se reere a la pertinencia
de integrar las distintas herramientas de partici-
pación en torno a un centro como Decidim. Aun-
que muchas de las funciones pueden atenderse
adecuadamente ahí, no parece verosímil que se
diluya el peso de otras tecnologías privativas,
como Whatsapp o Facebook. Del mismo modo,
otras tecnologías libres pueden sustituir razona-
blemente a las privativas, como Next Cloud con
Google Drive, sin pasar por Decidim.
Un último asunto que mueve a la reexión es la ci-
tada situación de, al menos, dualidad en cuanto a
la participación dentro de las redes. Es frecuente
encontrar a una mayoría de participantes que re-
ciben y dan apoyo, junto a una minoría de perso-
nas que desempeñan roles críticos de referencia
y coordinación. Aparte de cómo inuya esto en
la participación, lleva a preguntarse: ¿qué fun-
cionalidades relevantes para la mayoría de parti-
cipantes se pueden cubrir en plataformas como
Decidim? Y subsidiariamente ¿cómo se podrían
cubrir al menos las relevantes para las personas
que asumen mayores tareas de coordinación?
David Vila-Viñas y Daniel Ayuda
compartir hojas de cálculo es ahora lo más
frecuente, algunos grupos han creado he-
rramientas ad hoc de mapas y conviene
notar que, por ejemplo, la repercusión de la
iniciativa Frena la Curva se sostenía prin-
cipalmente sobre esta funcionalidad8. No
parece imposible integrar una funcionali-
dad de este tipo en Decidim, que ya permi-
te geolocalizar propuestas o encuentros.
El principal problema parece, en cambio,
ponderar el acceso a la información con
la protección de los datos de las personas
participantes. También hay que considerar
que la localización no es una característica
igual de relevante respecto a toda la infor-
mación.
10. Potenciar la nanciación colectiva. En
este entorno también podría alojarse la
página de presentación de las formas de
participar en la nanciación colectiva de
la red. Aunque no es previsible que tenga
mucho tráco, sí puede funcionar como
la página de referencia para las campañas
que se lanzan por otros medios, incluyendo
visualizaciones que transparenten la inver-
sión recibida, los logros alcanzados, etc. A
largo plazo, no sería impensable que la dis-
tribución de los recursos existentes pudie-
ra sustanciarse a través de un proceso de
presupuestos participativos.
11. Creación de espacios de participación
(assemblies) para comisiones y grupos
de trabajo. Aunque tampoco es previsible
que esta sea la vía de conocimiento de la
red y los grupos para la mayor parte de par-
ticipantes, resulta una funcionalidad clara
y fácil de atender.
8 Ver https://frenalacurva.net/
6160 DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | Marta Anducas y Dante Maschio, con la colaboración de Pau Parals
(CO)INCIDIM: Experiencia de utilización del Decidim desde los movimientos sociales
DECIDIM FEST 2020 · 18 - 20 Noviembre | David Vila-Viñas y Daniel Ayuda
Herramientas de participación y autotutela de derechos para redes de apoyo en la crisis del covid
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