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Como citar este trabajo
De la Serna, J.M. (2017). Diferencias Emocionales entre mujeres y hombres. En J.M. De la
Serna. Diferencias hombre mujer: Descubre los últimos hallazgos científicos sobre las
diferencias entre mujeres y hombres. Hackensack: Babelcube Inc., 29-35.
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CAPÍTULO 4.
DIFERENCIAS EMOCIONALES ENTRE MUJERES Y HOMBRES
Juan Moisés de la Serna
El cerebro del hombre y la mujer no son iguales, luego su
funcionamiento es muy diferente sobre todo en el aspecto emocional, así se
puede observar en el caso de:
- El procesamiento emocional, es decir la capacidad de observar e
interpretar correctamente las emociones propias de los demás, donde la
mujer muestra mayores habilidades de procesamiento, y capacidad de
empatía (ponerse en el lugar del otro), lo que la habilita para un mejor
desarrollo social.
- La expresión de las emociones, donde la mujer tiene mayor facilidad
de expresión ya que procesa con el mismo hemisferio mientras que el
hombre procesa la información lingüística en uno y la emocional en otra.
- La capacidad del lenguaje, donde la mujer muestra un hemisferio
izquierdo más grueso que los hombres (área de Broca y de Wernicke) lo que
indicaría un mayor desarrollo de las estructuras implicadas en la
comunicación, lo que le permite tener mejor desempeño en pruebas de
memoria verbal, fluidez verbal y velocidad de articulación.
Observándose las diferencias anteriores ya desde edades muy
tempranas, así las niñas se fijan más en las emociones de los demás, dando
mayor importancia a las relaciones sociales que los niños.
Mostrándose ellas superiores en lenguaje, fluidez verbal, velocidad de
articulación, gramática y cálculo aritmético. Mientras que los niños son
mejores en procesamiento espacial, razonamiento matemático y habilidades
mecánicas.
LA COMPASIÓN
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La compasión es vista en muchas culturas como una "debilidad" del ser
humano; pero si nos paramos a pensar, esto es precisamente lo que nos
distingue de muchos animales.
Cuando hay una persona anciana, enferma o discapacitada, se "activa"
en nosotros la compasión, y tendemos a ofrecer ayuda y protección; algo que
ya se ha observado desde nuestros ancestros, al encontrar en
enterramientos a personas con huesos fracturados cicatrizados, señal de
que el grupo atendió y cuidó al accidentado, el suficiente tiempo como para
que se curase.
La compasión es lo que nos moviliza también en las causas solidarias,
cuando sucede un problema grave o catástrofe, y se recibe ayuda de
verdaderos desconocidos.
Un protector contra las emociones negativas como la ansiedad, el enfado
o el miedo, fomentando la amistad, y las relaciones sociales.
Un constructo que está muy relacionado con la empatía, la capacidad de
entender las emociones del otro y ponernos en su situación, pero ¿Quiénes
son más compasivos los hombres o las mujeres?
Esto es lo que se ha tratado de responder con una investigación
realizada por el Departamento de Comunicación, Universidad Estatal de
California (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista
científica Journal of Happiness & Well-Being.
En el estudio participaron seiscientos trece estudiantes universitarios
con edades comprendidas entre los 18 a 42 años, de los cuales trescientos
diez eran mujeres.
A todos ellos se les administraron una serie de cuestionarios
estandarizados, para evaluar el nivel de compasión se empleó el
Compassion Scale, para evaluar el nivel de tensión personal a la hora de
comunicarse se empleó el P.R.C.A.-24 (Personal Report of Communication
Apprehension); para evaluar el nivel de neuroticismo se usó el H.S.N.S.
(Hypersensitive Narcissism Scale) y por último para evaluar el nivel de
agresividad verbal habitualmente empleado se usó el Verbal
Aggressiveness Scale.
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Como factores principales, los resultados muestran diferencias
significativas en función del género en cuanto a la compasión, siendo más
elevada en mujeres.
También se encontraron diferencias significativas en cuanto al nivel de
tensión en la comunicación y en el uso de agresividad verbal, siendo en
ambos casos mayor en hombres. Por último, no se han encontrado
diferencias en cuanto al narcisismo en función del género.
Como factores de interacción, se encontró que cuando se es más
compasivo, se exhiben niveles más bajos de tensión en la comunicación, de
agresividad verbal y narcisismo.
Entre las limitaciones del estudio está el emplear únicamente
evaluaciones mediante cuestionarios, en vez de usar otras de tipo
observacional o role-play para comprobar lo que se haría en una situación
real.
En el estudio no se ha evaluado la inteligencia emocional, factor
fundamental para comprobar el desarrollo de habilidades de relaciones
interpersonales; tampoco se ha evaluado el nivel de alexitimia, relacionado
con la capacidad de percibir las emociones en los demás y de dar una
respuesta adecuada.
Igualmente, y tal y como indica la autora del estudio, la constatación de
diferencias significativas no está acompañada de una teoría que las
explique, ni indique las implicaciones que esto conlleva.
La autora también indica que se precisa realizar nuevas investigaciones
en las que analizar los distintos tipos de compasión, según la proximidad
afectiva del destinatario de la misma, así como la autocompasión.
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Si hay un concepto clave en cuanto a la emoción, este es precisamente
el de inteligencia emocional, popularizado por que involucra toda la
tradición sobre el estudio y análisis de las emociones, unido a los últimos
avances de las neurociencias.
La importancia de la Inteligencia Emocional radica en la capacidad de
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control de los niveles de estrés, aparte de ser una herramienta fundamental
para el sostenimiento de las relaciones sociales.
Con respecto al primero, el saber poner en situación lo que acontece, es
imprescindible para relativizar el estrés, y saber que lo que se siente es fruto
de un momento determinado, pero que con el tiempo se puede conseguir
superar los inconvenientes que surjan, o al menos evitarlos.
En cambio, si una persona está inmersa en el estrés, este le puede llegar
a bloquear e impedir buscar una solución a esa situación.
Además, el mantener unos niveles elevados de estrés, provoca que el
organismo se va "desgastando" más rápidamente, lo que hace que surjan
problemas de salud, de ahí la importancia de tener un correcto desarrollo
de la inteligencia emocional.
Con respecto al papel social de la inteligencia emocional, indicar que
esta es fundamental, pues toda relación se basa en un intercambio que va
más allá de la información, ya que gracias a la inteligencia emocional
podemos saber que la otra persona viene hoy preocupada, triste o feliz;
igualmente, el otro, puede conocer si nos pasa algo observando las
emociones que expresamos.
En el caso contrario, en el que existe unos niveles reducidos de
inteligencia emocional nos encontraríamos ante una persona con alexitimia,
lo que el propio Daniel Goleman denominaba “un analfabeto emocional”,
incapaz de conocer qué es lo que está sintiendo uno mismo, y qué es lo que
sienten los demás, pero ¿Existen diferencias de género en la Inteligencia
Emocional?
Esto es lo que se han tratado de responder con una investigación
realizada desde la Universidad de Málaga (España) cuyos resultados han
sido publicados en la revista científica Frontiers in Psychology.
En el estudio participaron seiscientos sesenta y cinco adultos con edades
comprendidas entre los 18 a 68 años, de los cuales trescientos treinta y seis
eran mujeres.
A todos ellos se les administró un cuestionario sobre los niveles de estrés
percibido mediante P.S.S. (Perceived Stress Scale); la Inteligencia
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Emocional se evaluó mediante la prueba M.S.C.E.I.T. (Mayer-Salovey-
Caruso Emotional Intelligence Test), y el estado de salud general de la
persona mediante la escala estandarizada S.H.S. (Subjective Happiness
Scale).
Los resultados informan que los hombres que experimentan niveles de
estrés más elevados también lo hacen en cuanto a los niveles de bienestar
personal, es decir, de felicidad y de depresión.
En cambio, en las mujeres no resulta significativa la relación anterior,
no encontrándose relacionado los niveles de estrés, y, por ende, de
inteligencia emocional, con los niveles de depresión o felicidad personal.
Por lo cual, para aumentar los niveles de felicidad en el hombre bastaría
con realizar una intervención sobre la inteligencia emocional del mismo.
A pesar del extenso número de participantes, las pruebas empleadas
han sido en todos los casos autoinformes, sobre lo que la persona piensa o
cree, aspecto que tendría que ser corroborado por otro tipo de recogida de
datos como la observación o las preguntas a familiares o amigos ya que la
visión de uno mismo, y la autoevaluación suelen mostrar siempre sesgos en
lo que respecta a las investigaciones.
Igualmente, un rango tan amplio de edad de los participantes, no
permite comprender cómo va evolucionando esta relación, si es que existen
diferencias de género en función de la edad. Así, un análisis por edad, podría
informar si los adolescentes se parecen más o menos en función del género,
y en qué momento se producen diferencias, por ejemplo, a edades más
avanzadas.