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RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 26, 2014 (2º semestre)
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Retos. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación
2014, nº 26, pp. 5-8 © Copyright: 2014 Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF)
ISSN: Edición impresa: 1579-1726. Edición Web: 1988-2041 (www.retos.org).
El modelo español de deporte en la universidad: fundamentación, descripción y
orientaciones para su gestión ética
The Spanish model of sport at university: principles, description and guidelines for its ethical
management
Óscar Chiva Bartoll, Carlos Hernando Domingo
Universitat Jaume I de Castellón
Fecha recepción: 03-12-13- Fecha envío revisores: 08-12-13- Fecha de aceptación: 16-02-14
Óscar, Chiva Bartoll
Av de Vicent Sos Baynat, s/n,
12071 Castellón de la Plana, Castellón
ochiva@uji.es
Resumen: El presente artículo analiza los fundamentos del actual modelo español de deporte en la universidad, con el objeto de orientar la oferta de
los servicios de deporte universitarios. En primer lugar se propone una reflexión sobre el hecho deportivo contemporáneo ya que, como se verá, de él
emanan algunas modalidades susceptibles de ser introducidas en el marco universitario, aunque también se da cuenta de algunas vertientes que no gozarían
de la pretendida legitimidad. Posteriormente, para discernir sobre la adecuación o no de esos modelos de práctica el artículo delimita el sentido o razón
de ser del deporte en la universidad, defendiendo que su misión debe estar perfectamente alineada con las metas de la institución universitaria. En esa línea
se argumenta que el bien interno de los servicios de deporte universitarios radica necesariamente en promover una oferta deportiva proclive a mejorar
la educación y el desarrollo social. Finalmente, a partir de los argumentos esgrimidos y aprovechando las orientaciones del Informe del Deporte en la
Universidad del Plan Integral para la Actividad Física y el Deporte (Consejo Superior de Deportes, 2010), se ofrecen algunas claves para determinar un
horizonte deseable de gestión ética.
Palabras clave: deporte en la universidad, modelo deportivo, gestión deportiva, gestión ética, servicio de deportes.
Abstract: This paper analyzes the principles of the current model of Spanish sport in college, in order to guide the supply of college sport departments.
First, we propose a reflection on the concept of contemporary sport as a social fact. This review shows some sport approaches that could be introduced
in college sport departments. Nevertheless, it also shows that some conceptions would not be legitimate. Consequently, the paper defines the meaning
of sport at university and reflects on the adequacy of the analyzed sport conceptions. We argue that its mission must be perfectly aligned with the goals
of the university. According to the stated arguments, we affirm that the inner sense of university sports departments lies in promoting sporting activities
aiming to improve education and social development. Finally, based on the arguments exposed and taking into account the orientations of the Report
of Sport at University, which belongs to the Comprehensive Plan for Physical Activity and Sport (Consejo Superior de Deportes, 2010), we offer some
clues to determine a desirable horizon of ethical management.
Key words: sport in college, sports model, sports management, ethical management, sports department.
Introducción
El deporte en la universidad ha sufrido una intensa evolución desde
sus inicios. Sólo en las últimas décadas del siglo XX ha pasado de una
situación de fuerte centralización basada en un enfoque competitivo, a
funcionar últimamente en contextos de mayor autonomía universitaria
y con un enfoque bastante más amplio (López-Yeste, 1999). Hoy en
día, a raíz de su faceta educativa y formadora, la oferta de actividad
físico-deportiva constituye un servicio que la sociedad exige de pleno
derecho a las diferentes universidades. Para dar respuesta a esta deman-
da, la institución universitaria ha ido implantando progresivamente una
serie de estructuras de gestión específicas, conocidas generalmente como
unidades o servicios de deporte universitarios (Almorza, Yébenes, Bablé,
Rivas, Ronquete & Casadi, 2011).
A partir de las diferentes vías de evolución que en los últimos
tiempos ha sufrido el hecho deportivo, los modelos de práctica físico-
deportiva que ofertan las universidades presentan diferencias significa-
tivas entre sí. Por ello, para determinar con claridad el bien interno de los
servicios de deporte universitarios, es necesaria una reflexión sobre las
características particulares de su praxis.
El objetivo que aquí nos proponemos es indagar sobre los funda-
mentos del modelo español de deporte en la universidad, desvelando el
bien interno desde el que se construye la legitimidad de su praxis, para
estar finalmente en disposición de orientar y guiar su gestión. Por lo que
más allá de abordar una investigación basada en desvelar datos objetivos
de su praxis, aquí se desarrolla un trabajo filosófico encaminado a desve-
lar una aproximación deontológica basada en lo que debe ser dicha
praxis. Es decir, se aspira a conocerlo y describirlo para dar un paso más
allá: orientarlo y guiarlo.
Esta iniciativa se llevará a cabo desde una aproximación metodológica
hermenéutico-crítica, que permitirá establecer la hoja de ruta a seguir. El
método hermenéutico-crítico, de amplia tradición filosófica, trata de
averiguar desde el interior de cada actividad los fines que le dan sentido
y la legitiman socialmente. Una vez descubierto el bien interno de la
actividad, este método propone cultivar tanto los hábitos y valores de
la praxis, como los medios y procedimientos que pueden ayudar a
alcanzar dicho fin (Conill, 2006; Cortina, 1993).
Este enfoque metodológico propone además una estructura de
carácter circular compuesta por varias fases (Cortina, 1993), con las que
se ha hecho concordar el plan de trabajo establecido. El artículo se
organiza en torno a cuatro apartados. El primero de ellos aborda una
delimitación del deporte actual desde su faceta como dimensión social,
es decir, como hecho deportivo. En su interior se recogen algunas de las
clasificaciones más generalizadas del hecho deportivo contemporáneo,
de forma que quedan reflejadas las diferentes tendencias susceptibles de
ser promovidas por los servicios de deporte universitarios. En el segun-
do apartado se hace una aproximación al modelo de práctica físico-
deportiva que corresponde exigir a las universidades. Este apartado da
voz tanto a las principales referencias legales, como a algunos especia-
listas reconocidos en la materia, defendiendo con ello el perfil educativo
y democratizador del enfoque requerido. El tercer apartado clarifica qué
vertientes del hecho deportivo contemporáneo encuentran legitimidad
en la oferta universitaria y cuáles no. Por último, en el cuarto apartado se
ofrecen propuestas de gestión que podrían facilitar el acercamiento
hacia ese horizonte. Esta orientación engloba dos niveles de organiza-
ción del deporte en la universidad: uno basado en la idea de deporte en
la universidad como institución, y otro basado en la gestión de los
propios servicios de deporte en tanto que entidades autónomas. A nivel
institucional la sugerencia se apoyará en el Informe de Deporte en la
Universidad del Plan Integral para la Actividad Física y el Deporte
(Consejo Superior de Deportes, 2010). A nivel organizacional, a saber,
centrando la mirada en los propios servicios de deporte, se plantearán
sugerencias de mejora relativas a dos dimensiones inseparables de la
gestión: la ética y la estratégica.
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El hecho deportivo contemporáneo
Para entender los distintos enfoques que la práctica físico-deporti-
va ha llegado a adquirir en la universidad, conviene hacer una aproxima-
ción previa al estado del hecho deportivo en general; ya que se trata de
un concepto que tras su aparente simplicidad esconde una enorme
complejidad social y cultural (García-Ferrando, 1990, 2006; García-
Ferrando & LLopis, 2011), que queda reflejada también en la vertiente
universitaria.
La dificultad de delimitar el término deporte radica en que no puede
darse una definición que abarque unívocamente todo su significado.
Tanto es así que reconocidos autores como Isidori (2011) y Parlebás
(2001), debido a esa falta de acuerdo y consenso, llegan a hablar de un
problema de indefinición. En definitiva, puede decirse que existen tan-
tos factores implicados en la acción deportiva, que el deporte debe ser
tratado como un fenómeno multidimensional (Almeida, 2001).
En relación a las pretensiones del presente artículo, nos apoyamos
en Cagigal (1996) cuando alude a la existencia de dos caras específicamente
independientes del fenómeno deportivo: una como realidad ontológica
y otra, derivada de ésta, como realidad social. Como realidad ontológica
el deporte es algo que existe de un modo intrínseco a la naturaleza
humana y que, por tanto, se ha manifestado siempre donde el ser
humano ha existido. Ahora bien, a partir de esa realidad ontológica
emerge un entramado de relaciones intersubjetivas que convierten al
deporte en una manifestación social. A esta aproximación del deporte la
denominaremos en adelante hecho deportivo (Domínguez, 1995).
Una vez aclarada la naturaleza social de nuestra aproximación, que
en definitiva es la que se refleja en el marco universitario, veremos cuál
es la situación del hecho deportivo contemporáneo. A diferencia de las
manifestaciones físico-deportivas de épocas anteriores, para autores
como Vicente (2011), el deporte contemporáneo incluye una serie de
rasgos distintivos propios de las sociedades actuales. En esta misma
línea Cagigal (1996) percibe que el deporte posterior a los años 70 dista
mucho del que inventaron los ingleses. En la época contemporánea
emergen otros roles, estructuras y valores como el espectáculo, la polí-
tica, la técnica, la ciencia, el profesionalismo, la globalización, etc., (Miller,
Lawrence, McKay & Rowe, 2001). Bajo estos preceptos, el deporte
asume un papel social importante en el momento histórico actual. Ade-
más, de la mano de Mechikoff y Estes (2005), se puede afirmar que hoy
en día existen más posibilidades que nunca de participar en multitud de
modalidades y variantes de práctica deportiva y actividad física.
En relación a esa amplitud de posibilidades, se han propuesto
diferentes modelos y clasificaciones entre las que se presentan a conti-
nuación algunas de las más destacadas. Por ejemplo Cagigal (1996)
indica: «La primera y fundamental clasificación que se impone, partien-
do de la misma naturaleza del hecho deportivo es: el deporte como
<<praxis>>; y el deporte como espectáculo» (p. 765).
En la misma línea, Rodríguez (2008) explica que a día de hoy existen
dos corrientes divergentes que, condicionadas por diferentes motivacio-
nes, desempeñan funciones distintas en la sociedad: el deporte-espectá-
culo y el otro deporte. Por una parte estaría el deporte-espectáculo,
promovido por intereses económicos y comerciales, y con frecuencia
vinculado a la profesionalización. Y, por otra parte, lo que él llama el otro
deporte, refiriéndose a aquel que queda ajeno a la propaganda, la
comercialización, la instrumentalización política, etc.
García-Ferrando (1990) diferencia por ejemplo los deportes en
función de la presencia del carácter utilitario del juego, destacando desde
este enfoque un continuo en el que se encontrarían las siguientes pers-
pectivas: deportes formales, deportes semiformales y deportes infor-
males. En esta línea, se aclara que la principal tendencia del deporte
contemporáneo detectada por los sociólogos es la que relaciona al ocio
con el deporte (García-Ferrando, 1990; Puig & Monteagudo, 2004).
Tanto es así que ante la concepción del deporte como actividad de
tiempo libre, una de las preferencias de la población respecto a la dedi-
cación de su tiempo de ocio recae en el fenómeno deportivo.
Por otra parte, López-Yeste (1999) aporta una nueva referencia
atendiendo a este carácter bipolar entre la competición y la recreación,
desde el que se diferencian claramente los modelos de deporte actuales.
Siguiendo las orientaciones planteadas por esta autora, conviene tener
en cuenta que de cada una de estas perspectivas emanan una serie de
valores diferentes, lo cual debe ser tenido en cuenta al establecer el
modelo de práctica físico-deportiva en la universidad.
El conjunto de clasificaciones recogidas hasta el momento ofrecen
una idea clara de los distintos derroteros que ha tomado el hecho depor-
tivo actual. A riesgo de ser excesivamente sintéticos, podemos afirmar
que las distintas clasificaciones responden a dos criterios básicos: (1)
quien practica y (2) con qué objetivo. Para apreciar esta cuestión con
mayor claridad se presenta la tabla 1 en la que se recogen las clasificacio-
nes explicadas.
Esta revisión panorámica muestra los principales modelos que
configuran la realidad del hecho deportivo actual. Sin embargo, a las
clasificaciones recogidas creemos oportuno sumar una nueva propuesta
en la que cabría contemplar tres modelos de deporte: el deporte práctica
o deporte para todos por una parte; el deporte rendimiento, deporte de
élite o deporte competición por otra parte; y el deporte espectáculo o
deporte negocio.
El deporte práctica o deporte para todos recogería aquel modelo de
actividad física en el que los practicantes son individuos que, indepen-
dientemente de su edad o condición, practican libremente movidos por
el objetivo de alcanzar mejores cotas de bienestar, salud, recreación,
autoestima, superación personal, etc.
El deporte rendimiento, deporte de élite o deporte de competición
albergaría a aquellos participantes que persiguen la consecución de un
elevado nivel de rendimiento deportivo, centrando el objetivo de su
práctica en obtener los mejores resultados posibles en las competicio-
nes regladas y regidas por las federaciones e instituciones correspon-
dientes.
Y finalmente, el deporte espectáculo o deporte negocio sería aquel
que se vale del deporte de rendimiento, élite o competición para alcanzar
un objetivo económico a través de diferentes vías de explotación. Este
modelo aprovecha y entiende la espectacularidad y el valor estético y
agonístico de la práctica deportiva como un producto de mercado con el
que obtener ganancias. En este punto, puede afirmarse con Elías y
Dunning (1986) que el deporte basado en el ocio se convierte en un
negocio, dando pie también a la profesionalización de los deportistas.
En definitiva, entendemos que los diferentes modelos reflejados
son los que describen con mayor precisión el hecho deportivo contem-
poráneo y que, por tanto, deben tenerse en cuenta a la hora de delimitar
el modelo de deporte exigible a la universidad. Para desarrollar esta
cuestión de acuerdo con el enfoque metodológico hermenéutico-crítico
adoptado, damos paso al siguiente apartado en el que se ofrece una
delimitación del bien interno del deporte en la universidad. De alguna
manera el bien interno es el que debe ayudarnos a discriminar entre los
modelos que son pertinentes y los que no.
El bien interno del deporte en la universidad
Para descubrir el tipo de práctica deportiva que corresponde ofertar
a los servicios de deporte universitarios es necesario delimitar a priori su
bien interno. Éste puede definirse como la meta que da sentido y legiti-
midad a su praxis. Por poner algunos ejemplos, en la actividad empresa-
rial el bien interno recae en la prestación de servicios a la sociedad, en la
medicina el bien interno es definido por el cuidado sanitario, y en la
institución universitaria éste consiste en la educación (Cortina, 2013).
Es evidente que quien se dedica a cualquiera de estos ámbitos de la
práctica no puede proponerse una meta cualquiera, sino que ésta ya le
Dep or te de co mpet ici ónDeporte de recreaciónLópez-Yeste (1999) Deporte EspectáculoDeporte para todosGarcía-Ferrando (1990) Deportes formalesDeportes semiformalesDeportes informalesGarcía-Ferrando (1990) Deporte EspectáculoOtro deporteRodríguez (2008) Deporte como espectáculoDeporte praxisCagigal (1996) Modelos de deporteAutores
Ta bla 1 . Compilación de clasificaciones de modelos de deporte contemporáneos. (El aboración propia)
RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 26, 2014 (2º semestre)
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viene dada. Así pues, el bien interno no es algo que decide una organiza-
ción en particular, sino que le viene determinado y que, en consecuencia,
es lo que marca necesariamente su horizonte de acción.
La delimitación del bien interno del deporte en la universidad, sin
embargo, no puede apoyarse únicamente en un proceso de reflexión
teórica, sino que debe tener en cuenta la opinión de quienes están
involucrados directamente en su praxis. En este sentido, el artículo
presenta a continuación una revisión bibliográfica y legal que recoge la
idea que los principales especialistas y órganos responsables manifies-
tan.En principio es una ardua tarea hablar del concepto de deporte en la
universidad, ya que en la actualidad es un fenómeno que aún no goza de
una identidad clara y definida. En nuestro país existen diferentes con-
cepciones, lo que provoca que en ciertos casos, como afirma López-
Yeste (2009), ni siquiera quienes se encargan de su gestión lo tengan
claro:
A fin de cuentas, es difícil hablar del concepto deporte universitario,
por que como tal no existe. Existen universitarios que practican deporte,
también existen organismos que tratan de regular el deporte para el
sector de población universitaria, pero el deporte universitario en sí, no
goza de un protagonismo propio que lo dote de identidad. Ni siquiera
las administraciones que lo regulan saben realmente hacia donde dirigen
su gestión. Se mezclan ideas, conceptos y objetivos. (p. 27)
Desvelando este mismo hecho, Aguado (2006) profundiza en la
diversidad de modelos que se dan en el territorio estatal, convirtiéndose
a su vez estas diferencias estructurales, en diferencias en la gestión y la
organización del mismo:
En cuanto al modo en que las universidades afrontan la organiza-
ción del deporte, podemos decir que no existe un modelo definido de
organización deportiva universitaria, sino que conviven diferentes mo-
delos, con diferencias, no solo en aspectos de estructuras e instalaciones
sino en las diferentes políticas que las universidades llevan a cabo. (p.
155)Dadas las dificultades para hablar de una identidad homogénea, se
recorrerán a continuación las posturas más significativas con el objetivo
de desvelar el auténtico bien interno de los servicios de deporte en la
universidad. Para acometer dicha tarea el método hermenéutico-crítico
seguido exige dar cuenta del marco deontológico, atendiendo fundamen-
talmente al desarrollo legal relacionado. Como es sabido, el marco legis-
lativo es un elemento que estructura y mediatiza determinadas activida-
des socio-culturales, participando en ocasiones como uno de los agentes
creadores de su identidad.
En el terreno del deporte en la universidad existen multitud de leyes
implicadas, quedando la ordenación entre la normativa deportiva y la
educativa (Hernando, 2006; Palomar, 2006). A partir de un lento y
complejo proceso de configuración del deporte en la universidad (López-
Yeste, 1999), puede decirse que un primer paso significativo lo supuso
la promulgación de Real Decreto 2069/1985, de 9 de octubre, sobre la
articulación de competencias en materia de actividades deportivas uni-
versitarias. En él se clarifica la distribución competencial de las institu-
ciones implicadas hasta el momento. A las universidades corresponde-
ría la organización de las actividades deportivas en su ámbito respectivo,
a las comunidades autónomas la coordinación de las actividades de su
territorio, y al Consejo de Universidades la coordinación general.
Dada la coexistencia de diferentes instituciones implicadas en el
devenir del deporte universitario, en 1988 se publicó la Orden de 20 de
diciembre por la que se creó el Comité Español del Deporte Universita-
rio (C.E.D.U.), modificada a posteriori en la Orden 273/2004, de 3 de
febrero. El C.E.D.U. es un órgano asesor y consultivo del que forman
parte todas las entidades implicadas en el deporte universitario. Con
posterioridad a la creación del C.E.D.U., se publicó la Ley 10/1990 del
Deporte, que atribuye al Consejo Superior de Deportes y a las Comu-
nidades Autónomas la coordinación del deporte escolar y universitario
cuando éste tenga proyección nacional e internacional.
En cuanto a las leyes de deporte autonómicas, destacar que éstas no
llegan mucho más lejos al definir el deporte en la universidad. Hernando
(2006) señala que son varias las que se suscriben a la siguiente definición
recogida en el Artículo 57 de la ley del deporte del País Vasco: «Toda
actividad deportiva, competitiva o recreativa practicada exclusivamente
por la población universitaria en el seno de los programas deportivos
de las universidades». Definición que, según se adelantaba, se refleja en
la misma línea en la ley del deporte de la Comunidad de Murcia, la de
Navarra y la de Castilla y León.
En relación a la legislación educativa destaca el papel de la
L.O.M.L.O.U., en su Artículo 90, donde expone que el deporte en la
universidad tiene el sentido de contribuir no sólo a la mejora de la salud,
la calidad de vida y las condiciones físicas, sino también a la formación
en valores y competencias, contribuyendo a la formación integral.
Por otra parte, el Real Decreto 1791/2010, de 30 de diciembre,
recoge el Estatuto del Estudiante Universitario. En su artículo 62.1
señala que las actividades deportivas de los estudiantes universitarios
podrán orientarse hacia la práctica de deportes y actividades deportivas
no competitivas o hacia aquellas organizadas en competiciones inter-
nas, autonómicas, nacionales o internacionales. Cosa que deja el camino
abierto a dos de los tres modelos deportivos analizados previamente:
deporte-praxis y deporte de competición.
Más allá del desarrollo legal, el marco deontológico también lo
compone la voz de los expertos y protagonistas de la praxis en cuestión.
En este sentido, los foros especializados defienden que el modelo de-
portivo universitario debe contar con un carácter diferenciador y forma-
tivo que lo defina y que lo dote de una identidad propia y alineada con
la misión de la universidad (López-Yeste, 2002). Idea que constata
Canibe (2011) al destacar la necesidad de entender que el deporte en la
universidad no es, o al menos no debe ser, únicamente el deporte que se
practica dentro de la universidad por el mero hecho de desarrollarse en
dicho emplazamiento, sino que necesita tener un carácter diferenciador
centrado en su capacidad formativa. Un carácter basado, según este
autor, en el desarrollo de valores, la formación integral y toda una serie
de componentes que le permitan desplegar una identidad propia.
Por su parte, Hernando (2010) reafirma lo dicho indicando que: «La
actividad física que se realice en las universidades debe contribuir a la
formación integral del estudiante, permitir el crecimiento personal y
generar hábitos que ayuden a la mejora de la calidad de vida y contribu-
yan al bienestar de las personas» (p. 56).
Del mismo modo, Almorza, Yébenes, Rivas y Bablé (2010) con-
cluyen que los servicios de deporte deben fundamentar su programa-
ción según el principio de:
Contribuir a la formación integral de los alumnos a través del depor-
te, que es el mandato imperativo de las universidades a sus Unidades de
Deportes: ir más allá de la simple programación de ocio y complemen-
tar la misión educativa encomendada por la sociedad a la universidad. (p.
201)Finalmente, en la misma línea argumentativa Almorza et al. (2011)
refrendan lo anterior cuando responden a:
¿De qué deporte estamos hablando cuando nos referimos a este
<<Deporte Universitario>>? Indiscutiblemente, al que tiene como ob-
jetivos la mejora de la salud, de la condición física y de la calidad de vida;
conseguir un mayor desarrollo de las cualidades físicas básicas y habili-
dades motrices; convertirse en una alternativa de ocupación del tiempo
de ocio; ser un vehículo para el establecimiento de relaciones
sociales…Pero sobre todo, y éste es el elemento diferenciador funda-
mental, el que tiene como premisa imprescindible <<Contribuir a la
formación integral de los alumnos, a su formación en valores y a la
adquisición de competencias>>. (p. 39)
De hecho, ¿qué otro sentido tendría la práctica de deporte en el seno
de una institución educativa como la universidad sino su contribución a
la formación integral? En esta línea, Martínez (2006) advierte que la
universidad ha estado volcada en la actividad intelectual, no sabiendo
reconocer la contribución que el deporte puede tener en el desarrollo
armónico de su población. Además, en palabras de Morales (2009)
diremos que:
Ahí es donde desde nuestro planteamiento creemos que debe en-
cuadrarse el deporte en la universidad, como complemento a la docencia
y a la investigación que favorezca, entre otros, la dimensión de los
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valores que la propia Universidad busca, potenciando su implicación
social, gracias a sus aspectos dinamizadores. (p. 86)
En efecto, el carácter diferenciador basado en la formación integral
es uno de los aspectos a destacar en la definición que se persigue del
deporte en la universidad. No obstante, la cosa no queda aquí, sino que
llegando un poco más lejos, veremos a continuación si el deporte en la
universidad debe cumplir su función formadora únicamente con el
alumnado, o si por el contrario, debería abrirse a toda la población
universitaria. No en vano, Almorza et al. (2011) indican que casi una
sexta parte de la comunidad universitaria es usuaria de los servicios de
deportes, siendo cerca del 12% usuarios de los colectivos de Personal de
Administración y Servicios (P.A.S), y Personal Docente e Investigador
(P.D.I.).
Sin embargo, aún desde esta concepción del deporte en la universi-
dad como deporte abierto a toda la comunidad universitaria, éste no
debe interpretarse como el deporte de empresa con fines higiénico-
recreativos sino que debe trascender, desde sus posibilidades formadoras,
incluso hacia aquellos colectivos que, aún siendo cercanos, no pertene-
cen directamente a la comunidad universitaria. Hecho que obliga a re-
flexionar sobre la función del deporte en la universidad también desde su
vertiente de extensión universitaria. Es decir, ¿debe la universidad, en su
función social y de extensión, fomentar y promover su modelo depor-
tivo de un modo democratizador hacia todo su entorno social? Nuestra
opinión es que sí. Aunque damos paso a otras voces autorizadas para
apoyar nuestra postura.
Roca (2006) indica que al abordar la gestión de los servicios de
deporte universitarios conviene tener claro que éstos no sólo han de
responder ante los estudiantes o colectivos implicados laboralmente en
el funcionamiento de la universidad, sino que deben ampliar el radio de
acción al entorno social universitario. Es decir, a los grupos sociales que
mantienen relaciones de interacción con la institución universitaria. Éste
hecho también ha sido puesto sobre la mesa por Morales (2009), quien
indica la existencia de este nuevo foco de acción:
Pues bien, esa doble perspectiva se refiere al enfoque interno como
principal referencia de actuación, la comunidad universitaria y otro al
enfoque de apertura, donde además de ésta participan otras personas
que toman parte de la vida social de la universidad y su entorno, pasan-
do a ser un objetivo social cada vez más significativo. (p. 85)
Así pues, a la vista de este nuevo objetivo social, a los servicios de
deporte universitarios corresponderá articular los medios para tratar de
garantizar en lo posible dicha práctica deportiva no sólo al alumnado o
a la comunidad universitaria, sino también al resto de la sociedad. Para
rematar con claridad este posicionamiento, nos apoyamos en Morales
(2009) cuando dice que:
Denominamos Comunidad Universitaria al conjunto de población
universitaria que está compuesta por el personal docente e investigador,
estudiantes y el personal de administración y servicios, y aunque todas
las estructuras organizativas del deporte universitario tienen claro que el
foco principal de atención lo configuran los estudiantes de la Universi-
dad, las propuestas deben hacerse extensivas al resto de los diversos
colectivos tanto de la comunidad universitaria como del entorno social,
teniendo en consideración los diferentes objetivos que persiguen cada
uno de éstos, planteando en algunos casos alguna oferta específica que
responda a unas peculiaridades muy concretas. (p. 86)
En definitiva, de lo dicho hasta el momento debe quedar la idea de
que el bien interno del deporte en la universidad radica en promover un
enfoque educativo del deporte en la universidad que impregne las pro-
puestas de los servicios de deporte universitarios. Pero además, no debe
olvidarse un importante enfoque social que permita expandir su radio de
acción más allá del entorno universitario, siendo todo ello gestionado
desde una perspectiva integradora a partir de su alineación con las
legítimas metas de la institución universitaria. Por tanto, el modelo de
deporte en la universidad que cabe defender emerge de aquellas vertien-
tes del hecho deportivo descritas en el apartado anterior que concuerden
con el bien interno definido. Este análisis queda desarrollado detenida-
mente en el siguiente apartado.
Descripción del modelo español de deporte en la universidad
Una vez delimitado el bien interno que da sentido a los servicios de
deporte en la universidad, el presente apartado analiza el estado de la
cuestión en España. El propósito de este punto se centra en explicitar el
modelo de deporte en la universidad actual, para así justificar de un
modo realista y apropiado las orientaciones de gestión que ofrecemos
en última instancia.
A la hora de describir un modelo de deporte en la universidad, el que
sea, existe una variedad tan grande de criterios y enfoques posibles que
el Consejo de Europa (1999) defiende el uso de tres indicadores para
aclarar la cuestión y poder establecer comparativas: la filosofía del
deporte, la intervención legislativa y la intervención financiera.
En el análisis desarrollado hasta el momento se han abordado dos de
esos tres ejes. Tanto la filosofía del deporte como la intervención legis-
lativa han sido tratadas anteriormente, por lo que únicamente rescatare-
mos en este punto los elementos más destacados. Asimismo queremos
resaltar que a la intervención legislativa corresponde convertir en dere-
cho positivo las demandas sociales legítimas, luego el modelo a seguir no
debe interpretarse necesariamente a partir de las leyes vigentes, sino que
son las leyes las que deben aproximarse al modelo exigible para definirlo
en términos jurídicos.
Finalmente, en cuanto al tema de la intervención financiera, destacar
que el grueso del sustento económico de los servicios de deporte univer-
sitarios españoles corre por parte del presupuesto de cada universidad
(Almorza, et al., 2011). A nivel financiero, el nuestro es un modelo que
no depende estructuralmente de sistemas privados de financiación ba-
sados en donaciones o explotación económica de los eventos efectua-
dos.En cualquier caso, la descripción que aquí pretendemos desarrollar
aspira a profundizar un poco más, por lo que basaremos el análisis en
desvelar qué vertientes del hecho deportivo contemporáneo tienen ra-
zón de ser en el modelo de deporte en la universidad. Pues, como se ha
visto, la configuración del deporte en la universidad depende de un
número de variables bastante amplio que cabe acotar con mayor detalle.
De esta manera, una vez descrita la situación actual del hecho
deportivo contemporáneo y delimitado el bien interno del deporte en la
universidad, estamos en disposición de definir qué modelos o vertientes
del hecho deportivo son susceptibles de ser incorporados en la oferta de
los servicios de deporte universitarios. A priori, según los principios
identitarios del deporte en la universidad recién desvelados, el modelo
de deporte que correspondería promover a la institución universitaria
debe integrar elementos tanto del denominado deporte para todos o
deporte praxis, como del deporte de competición o de rendimiento,
quedando completamente al margen el deporte espectáculo.
En la figura 1 se muestra cómo queda el reflejo de las diferentes
clasificaciones del hecho deportivo contemporáneo en el modelo depor-
tivo universitario propuesto.
Como se ve, del deporte praxis o deporte para todos surge una
oferta centrada en actividades dirigidas y actividades de uso libre, mien-
tras que del deporte de competición o deporte rendimiento emerge la
parte relativa a la competición universitaria.
Figura 1. Reflejo del hecho deportivo en la oferta deportiva universitaria. (El aboración propia)
OFER TA
D EPO RT IV A
UNIVERSITARIA
No tendría cabida en la
universidad
Actividades
dirigidas: salud,
apr e ndi zaj e
deportivo,
actividades en la
naturaleza
Actividades de us o
libre: nado libre,
carrera continua,
gimnasio, us o de
otros espacios, etc.
Dep ort e en l a
univ ersid ad
DE P O RT E
ESPECTÁCULO
DEPORTE DE
ÉLITE,
COM PET ICI ÓN O
RENDIMIENTO
DEPORTE PRAXIS,
DEPORTE PARA
TODOS
Deporte universitario
Competición interna y
externa (autonómica,
nacional e internacional)
HECHO
DEPORTIVO
Aunque sí existen
mode los ext ranjeros
qu e l o asu men
Bi en in terno del d eport e en l a uni versid ad: educa ción i nteg ral y promo ción depor tiva
RETOS. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación Número 26, 2014 (2º semestre)
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Este planteamiento alejado del deporte espectáculo coincide con el
modelo planteado por el Consejo Superior de Deportes (2010). En él
pueden observarse con más detalle cuales son las especificidades de las
distintas propuestas: actividades dirigidas, actividades de uso libre y
competición universitaria.
Relativo a las actividades dirigidas, éstas pueden a su vez clasificarse
en tres bloques. El primero relativo a las actividades orientadas a la
salud, el segundo en conexión con las actividades de aprendizaje depor-
tivo y el tercero relacionado con las actividades en la naturaleza.
Por su parte, las actividades de uso libre reaccionan a la gran de-
manda existente, generando programas que permiten un fácil acceso a
las instalaciones deportivas. Algunos ejemplos habituales se encuentran
en la práctica de natación o actividades acuáticas sin monitor, la carrera
continua, el uso de gimnasios, etc.
En cuanto a la competición universitaria, Hernando (2010) plantea
la necesidad de que se reconozca como un factor esencial del entramado
deportivo universitario. En este punto conviene matizar que es impres-
cindible enfocarla como una finalidad educativa y formadora, en tanto
que acarrea elementos como el afán de superación, el sacrificio, el valor
del esfuerzo, la constancia, la colaboración, el respeto por el contrario y
las normas, la capacidad de liderazgo, el trabajo en equipo, la autocrítica,
etc. Tras esta reflexión previa, decir que las universidades articulan sus
competiciones en dos niveles: la competición interna, con un carácter
predominantemente participativo y social; y la competición externa
(nacional e internacional), centrada en la representación universitaria.
Para acabar de precisar cómo queda configurado el modelo español de
deporte en la universidad, conviene hacer una última aclaración. Como
se ha visto, dentro del modelo deportivo universitario español existen
dos formas de entender la práctica bien diferenciadas. Por una parte
existe lo que, desde el deporte praxis o deporte para todos, algunos
apuntan como deporte en la universidad; mientras que, por otra parte,
existe una concepción del deporte de carácter más competitivo conoci-
da como deporte universitario (Hernando, 2010; López-Yeste 1999).
El uso de una u otra expresión denota un posicionamiento y un signifi-
cado inequívoco entre los especialistas y profesionales del área. Por lo
que ha de quedar claro que deporte en la universidad y deporte univer-
sitario no son términos sinónimos cuando provienen de foros especia-
lizados.
Como deporte en la universidad se entiende entonces al conjunto
de la práctica físico-deportiva realizada no sólo por los estudiantes
universitarios sino también por el resto de la comunidad universitaria
(colectivo profesional) y ciudadanos practicantes dentro de la oferta de
la universidad. Ello permite entender que se trata de una oferta que atañe
a un colectivo muy amplio cuya formación físico-deportiva no finaliza
con los estudios de grado, sino que se sigue desarrollando independien-
temente de la edad y el enfoque de práctica que se elija. El deporte en la
universidad engloba una formación integral durante toda la vida. Ade-
más, no conviene olvidar que éstos desempeñan un papel vital en la
función de extensión universitaria, puesto que ejercen como agentes de
extensión de los conocimientos, experiencias y valores de la universidad
hacia el resto de la comunidad.
Por otra parte, lo que se entiende como deporte universitario per-
tenece a una idea relacionada con el deporte de competición que practi-
can exclusivamente los estudiantes universitarios en edades comprendi-
das entre los 18 y los 28 años (rango de edad para participar en las
actividades de la Federación Internacional de Deporte Universitario).
En cualquier caso no se trata de concepciones excluyentes, pues es de
recibo admitir que el deporte universitario no es más que una de las
formas de práctica físico-deportiva que se lleva a cabo dentro de la
concepción más global de deporte en la universidad.
Orientaciones para la gestión ética de los servicios de depor-
te universitarios
Una vez fundamentado y delimitado el modelo de deporte univer-
sitario, el siguiente paso es integrar la concepción alcanzada en el modelo
de gestión de los servicios de deporte universitarios. En primer lugar se
insta desde aquí a seguir una serie de orientaciones basadas en los
planteamientos del Informe del Deporte en la Universidad, del Plan
Integral para la Actividad Física y el Deporte (Consejo Superior de
Deportes, 2010). Este informe plasma una serie de medidas, acciones y
proyectos que determinan de un modo concreto el horizonte de gestión
que los propios especialistas marcan al deporte en la universidad como
institución social.
De los cuatro núcleos de contenido que configuran el informe, se
desprende un especial interés por aspectos como el deber de los servi-
cios de ofrecer un modelo de deporte que se alinee con la formación
integral y continua, así como con la mejora de la salud. También destaca
el interés por la formación continua, tanto de los practicantes como de
los profesionales. Asimismo, se demanda impulsar la investigación so-
bre el propio campo deportivo en pos de transferir en lo posible los
resultados obtenidos a la gestión. Finalmente, se insta a promover un
progresivo acercamiento entre la universidad y la sociedad, dando una
especial atención a los colectivos en mayor riesgo de exclusión social.
Por otra parte, más allá de la visión institucional que plantea el
Consejo Superior de Deportes (2010), desde aquí planteamos nuevas
propuestas entorno a dos ejes indisolubles sobre los que apoyar la
gestión diaria de los propios servicios de deporte: la gestión estratégica
y la ética.
A nivel estratégico la gestión de los servicios de deporte universita-
rios implica una serie de tareas relacionadas con:
- La gestión económica. Los recursos económicos deben conte-
nerse en los tiempos de crisis que corren. Decir lo contrario no sería
realista ya que las universidades están sufriendo una serie de medidas de
ajuste que no permiten otra opción. En cualquier caso, sería deseable la
determinación de un porcentaje presupuestario mínimo por parte de las
universidades, así como estudiar fórmulas que, alineadas con la función
de extensión universitaria, rentabilizaran la apertura de los servicios de
deporte a la sociedad.
Ø La gestión de instalaciones y programas de actividad física. La
construcción, mejora y mantenimiento de nuevas instalaciones debe
seguir progresando. Principalmente en términos de cuidado y eficiencia.
En cuanto al diseño de programas de actividad física, se insta a seguir
trabajos en la línea de los presentados por Castañeda y Campos (2012),
Flores y Ruiz (2010) y Zagalaz, Lara y Cachón (2009), en los que se
analizan las motivaciones de estudiantes de diferentes universidades
hacia la práctica de actividad físico-deportiva, destacando entre otros
parámetros e intereses: la salud, las relaciones sociales, la adecuación a
su nivel de práctica, la disponibilidad horaria, etc. Asimismo, de acuerdo
con Consejo Superior de Deportes (2010), conviene repensar nuevas
fórmulas de explotación de espacios y servicios para promocionar la
accesibilidad de colectivos en riesgo de exclusión social.
Ø La gestión de los recursos humanos. Ésta es una tarea vital para
el buen funcionamiento de los servicios. En este sentido, se sugiere un
modelo de gestión que responda a los intereses legítimos de los trabaja-
dores, creando espacios de diálogo y herramientas centradas en facilitar
la interacción.
Ø La gestión de los servicios con parámetros de calidad. Es decir,
debe prevalecer la vocación de servicio y, por tanto, una apuesta seria y
auditable para incrementar la calidad del servicio prestado. En esta línea,
se propone incorporar la reciente Norma I.S.O. 26000, diseñada como
Guía de Responsabilidad Social.
En plena sintonía con estos puntos estratégicos debe emerger,
necesariamente, un modelo de gestión ética que propicie una guía de
actuación capaz de alinear la gestión desarrollada con el bien interno y la
responsabilidad de los servicios de deporte universitarios.
A lo largo del artículo se han identificado muchos intereses que
desde diferentes grupos de implicados constituyen la idiosincrasia del
deporte en la universidad y que, por tanto, necesitan ser integrados en
su gestión. Respondiendo a esta concepción plural se propone en este
punto importar, desde la teoría general de gestión empresarial, el modelo
de gestión de stakeholders planteado por Freeman (1984).
El concepto stakeholder se define como grupo de interés que afecta
y/o puede ser afectado por la toma de decisiones de la entidad. En el
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marco de los servicios de deporte en la universidad, algunos de los
stakeholders más significados serían los usuarios, los trabajadores, la
propia administración universitaria, los proveedores de productos y
servicios, otras universidades y administraciones públicas, etc.
Este planteamiento exige una relación bidireccional constante entre
la entidad y los grupos de interés, ya que ésta se concibe pluralmente a
partir de los mismos. Así, se integran los inputs o factores externos en los
procesos de toma de decisiones, pensando en las consecuencias y los
efectos de las acciones sobre los stakeholders.
Conclusiones
Este artículo constata que el deporte en la universidad es un fenó-
meno complejo que en las últimas décadas ha experimentado un impor-
tante auge. En este sentido, existen una serie de indicadores como el
número de participantes y personas implicadas, el volumen de dinero
invertido, el potencial educativo y saludable de la práctica deportiva, la
diversidad de modelos de práctica, etc., que hacen exigible un serio
proceso de reflexión sobre el que fundamentar y orientar su gestión
futura.
Esta necesidad de reflexión y deliberación exige que, más allá de
analizar datos y tendencias sobre cómo es del deporte en la universidad,
se esgriman también argumentos y criterios sólidos, racionales y filosó-
ficamente fundamentados, sobre cómo debe ser. Esta iniciativa se ha
llevado a cabo a partir de una aproximación metodológica hermenéutico-
crítica, centrada en desvelar desde el interior de la propia praxis el bien
interno que la legitima y da sentido, para proponer a partir de dicho
análisis los medios y procedimientos más adecuados para guiar su
gestión.
Este camino no se ha recorrido sin dificultad. Uno de los hándicaps
más significativos ha sido el problema de definir el propio modelo
español de deporte en la universidad. No obstante, a partir de los
diferentes modelos contemporáneos de deporte identificados, se ha
concluido que el deporte en la universidad debe configurarse a partir de
la promoción y desarrollo tanto del modelo de deporte-praxis como del
de deporte de competición, acentuando el sentido educativo y saludable
de ambos.
A partir de dicho análisis el artículo ha planteado una serie de
propuestas de mejora tanto a nivel institucional, tomando como punto
de partida en el Informe de Deporte en la Universidad del Plan Integral
para la Actividad Física y el Deporte (Consejo Superior de Deportes,
2010); como a nivel organizacional, centradas en la mejora de la gestión
estratégica y ética de los propios servicios de deporte universitarios.
A nivel de gestión estratégica se han propuesto una serie de ejes
como: la necesidad de optimizar y ajustar la gestión económica a los
tiempos que corren; el desarrollo de nuevas fórmulas de explotación de
espacios y servicios; la necesaria gestión de recursos humanos de acuer-
do con la satisfacción de los intereses legítimos de los trabajadores; y,
finalmente, la puesta en valor de los diferentes parámetros de calidad
aplicados a los procesos de gestión.
En conexión con estas sugerencias estratégicas, a nivel de gestión
ética se ha propuesto, como paradigma de gestión, el modelo de
stakeholders planteado por Freeman (1984). Este modelo, importado
desde la teoría general de gestión empresarial, plantea dar voz a los
diferentes grupos de implicados, de manera que se conozcan y sean
tenidos en cuenta los intereses de los mismos a la hora de tomar decisio-
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