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El lugar del deporte en la universidad dentro del sistema deportivo

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Abstract

La meta del presente artículo será explicar cuál es el lugar del deporte en la universidad dentro del sistema deportivo español. Ello permitirá desvelar las similitudes y diferencias con otros subsistemas del hecho deportivo, aspirando así a concretar la definición y delimitación del deporte en la universidad. Alrededor de la compleja multiplicidad de concepciones referentes a la organización y estructuración del fenómeno deportivo, existe una gran diversidad de vertientes. Del mismo modo que existen diferentes modelos o formas de entender el deporte, existen también diferentes entidades que lo gestionan desde sus respectivas posiciones. Así pues, este artículo da cuenta del estado de la cuestión del deporte en la universidad a partir del análisis de su estructura, metas y funciones.
TRANCES: Revista de Transmisión del Conocimiento Educativo y de la Salud 2015; 7(1)
ISSN: 1989-6247
Hernando-Domingo, C.; Chiva-Bartoll, O. (2015). El lugar del deporte en la
universidad dentro del sistema deportivo. Trances, 7(1):129-152.
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Recibido: 1-9-2014 Aceptado: 23-9-2014
EL LUGAR DEL DEPORTE EN LA UNIVERSIDAD DENTRO DEL SISTEMA
DEPORTIVO
THE PLACE OF SPORT IN COLLEGE IN THE SPORTS SYSTEM
Autors:
Hernando-Domingo, C.(1); Chiva-Bartoll, O. (2);
Institución:
(1) Universitat Jaume I de Castellón, ochiva@uji.es
Resumen:
La meta del presente artículo seexplicar cuál es el lugar del deporte en la
universidad dentro del sistema deportivo español. Ello permitirá desvelar las
similitudes y diferencias con otros subsistemas del hecho deportivo, aspirando
así a concretar la definición y delimitación del deporte en la universidad.
Alrededor de la compleja multiplicidad de concepciones referentes a la
organización y estructuración del fenómeno deportivo, existe una gran
diversidad de vertientes. Del mismo modo que existen diferentes modelos o
formas de entender el deporte, existen también diferentes entidades que lo
gestionan desde sus respectivas posiciones. Así pues, este artículo da cuenta
del estado de la cuestión del deporte en la universidad a partir del análisis de
su estructura, metas y funciones.
Palabras Clave:
Deporte educativo, bien interno, hecho deportivo, modelo deportivo, servicio de
deportes universitario.
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Abstract:
The goal of this paper is to explain the place of sports in college within the
sports Spanish system. This will reveal the similarities and differences with
other subsystems of the sporting event, in order to achieve the definition and
delimitation of sport in college. Around the multiplicity of conceptions concerning
the organization and structuring of the sporting event, there is a wide range of
aspects. Just as there are different models or ways of understanding the sport,
there are also different entities managing it from their respective positions.
Thus, this paper reports the state of the sport in college from the analysis of its
structure, goals and functions.
Key Words:
Educational Sport, inner goal, sporting event, sports model, college sports
department.
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1. INTRODUCCIÓN
Clasificar las entidades deportivas no es fácil, ya que su estructura y
organización depende de diferentes variables. Como indica París (1998),
podemos encontrar organizaciones deportivas públicas, organizaciones
deportivas privadas sin ánimo de lucro, empresas de servicios deportivos y
sociedades anónimas deportivas. El sistema deportivo español presenta, como
se verá, diferentes niveles de organización, generándose estructuras
organizativas distintas.
Concretamente este artículo se detiene a analizar el terreno del deporte
en la universidad con el objetivo de alcanzar una mayor comprensión del
mismo. La presente aproximación analiza el lugar del deporte en la universidad
en el sistema deportivo estatal y el marco legislativo desde el que es regulado.
En primer lugar se aborda la compleja estructura y el lugar del subsistema
“deporte en la universidad” dentro del entramado deportivo estatal. En segundo
lugar se acomete un análisis del entramado legal. Finalmente, se delimita el
deporte en la universidad a partir del examen tanto de sus estructuras más
básicas como de las funciones que, a priori, le son propias.
2. DEPORTE EN LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO
El deporte español radica en un sistema de colaboración mutua entre los
sectores público y privado, entre la administración central y el asociacionismo
deportivo. Ambos sectores comparten responsabilidades en el fomento,
promoción y desarrollo de las actividades y prácticas físico-deportivas.
En lo relativo al sector público, las entidades encargadas de la
promoción y organización deportiva son: el Consejo Superior de Deportes, las
Direcciones Generales de Deportes de las Comunidades Autónomas y las
entidades locales (Ayuntamientos, Diputaciones, Cabildos). Por su parte, en el
sector privado nos encontramos con: el Comité Olímpico Español, el Comité
Paralímpico Español, las Ligas Profesionales, las Federaciones Deportivas
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Españolas, las Federaciones Deportivas Autonómicas y las Entidades
asociativas deportivas.
La base de todas ellas depende de dos polos: el deporte-praxis y el
deporte-espectáculo. El primero persigue valores como la salud, la recreación,
el sentido lúdico, etc. Y el segundo, centra su acción en el ánimo de lucro,
enfocado en la comercialización del deporte de alta competición como un
producto de entretenimiento. No obstante, separar estas dos caras del hecho
deportivo no es tan fácil como puede parecer a simple vista, ya que en
determinados momentos pueden llegar casi a difuminarse. Por ejemplo,
algunos casos difusos suelen darse allí donde la práctica recreativa cuenta con
cierta tensión competitiva, aunque la competición no sea el fin último sino un
mero estímulo para la participación.
Brevemente cabe recordar en este punto que la naturaleza jurídica de
las federaciones, de acuerdo con el conjunto de leyes vigentes, es privada. No
obstante, estando sujetas al derecho privado, pueden desarrollar ciertas
funciones de carácter o naturaleza pública por delegación y bajo la tutela de la
Administración Pública, en cuyo momento les será aplicable un régimen de
Derecho público (Burriel, Landaberea, Montes, Carretero, Blanco & Camps,
2006). Por su parte, a nivel de financiación, éstas reciben igualmente
financiación por doble vía: pública y privada.
De alguna manera, a las federaciones correspondería la gestión y
promoción del deporte competitivo, quedando a las instituciones públicas la
promoción básica del deporte-praxis, y a las empresas de servicios deportivos
la oferta de posibilidades de práctica en aquellos campos en los que éste
implique un volumen de negocio rentable.
A todo lo dicho cabría añadir al entramado estructural del deporte la
vertiente educativa, pues siendo notoria su carga formativa, éste se ha
inmiscuido indisolublemente en las entrañas del sistema educativo, desde la
educación infantil hasta la educación universitaria. Con ello, las instituciones
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educativas quedan al cargo de gestionar esta parte. Siendo aquí donde el
deporte en la universidad debe encontrar su identidad.
3. EL DEPORTE COMO ESPECTÁCULO, PRÁCTICA O EDUCACIÓN
En esta línea, Baño (2006) refrenda la existencia de las tres
mencionadas tendencias en el deporte contemporáneo: la competitiva, el
deporte para todos centrado en la recreación y el deporte en su faceta
educativa:
La actividad deportiva típica hoy en día es el deporte de competición.
Pero también el término deporte puede tener otras dos acepciones. La
mayoritaria en la política de los poderes públicos, que mira al deporte
como alternativa de ocupación del tiempo libre, y la que se apunta como
más relevante en el futuro, del deporte o la actividad física como
contenido integral de la formación personal del estudiante y también del
ciudadano. (p.30- 31)
Es necesario contemplar pues las tres vertientes del modelo deportivo
español, a saber, el deporte de competición, el deporte-praxis y el deporte
educativo. Estas tres concepciones pueden ser entendidas como diferentes
subsistemas dentro del sistema general deportivo. Ahora bien, indudablemente
se establecerán multitud de puentes entre unos y otros, hecho que dificultará
enormemente la tarea de definir de un modo conciso la identidad de cada uno
de ellos. Sin embargo, este hecho no significa que necesariamente la tendencia
adecuada sea la de separarlos y convertirlos en compartimentos estancos. Así,
puede afirmarse con Palomar (2006) que:
Un país que es capaz de dotar de una cierta coherencia al conjunto del
sistema necesita establecer puentes y formas de conexión entre los
subsistemas. Si las mismas son fluidas acabarán por alimentarse
mutuamente lo que permitirá conseguir un resultado que,
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probablemente, no es posible obtener en ninguno de los subsistemas
específicos de forma aislada. (p.39)
Este autor plantea, muy acertadamente a nuestro juicio, la posibilidad de
retroalimentar entre los subsistemas del fenómeno deportivo en pro de un
desarrollo global. No obstante, acto seguido, comparte la sensación de fuerte
desequilibrio entre los subsistemas, señalando la excesiva hipertrofia del
deporte competitivo:
Lo que no cabe negar es que existe un fuerte desequilibrio entre los
diferentes subsistemas porque mientras el que está representado por el
deporte de competición en sede federativa tiene una estructura y un
funcionamiento estable el resto, en este caso el que se refiere al deporte
competitivo ligado a la educación, plantea deficiencias evidentes
probablemente por falta de ambición en la concepción y por la
indefinición en la estructuración en los diferentes niveles que componen
la actividad educativa. (p.42)
Aun pudiendo aprovechar que la actividad competitiva tiene cabida en
los tres subsistemas mencionados, es obvio que el tratamiento de la
competición, como elemento esencial del fenómeno deportivo, no debe ser
igual en el deporte de élite que en sus versiones recreativa o educativa. Y para
ello, superar esta indefinición debe ser uno de los primeros pasos a seguir. Así,
la implantación de un modelo de deporte indefinido en el haber de una
sociedad, sin una intencionalidad y un enfoque adecuado, no tiene sentido. Y
no sólo no tiene razón de ser en cuanto al incumplimiento y la falta de
propensión hacia ciertas metas pedagógicas, sino que puede llegar a ser
nocivo.
Por todo ello, debe promoverse el cambio desde el modelo de
organización lineal del deporte, hacia el modelo transversal. Recordemos que
en el primero el deporte competitivo de base federativa es el esqueleto
estructural, quedando en una posición de marginalidad tanto el deporte
educativo como el deporte para todos. Sin embargo, cada vez más, las
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personas buscan nuevas opciones de práctica en las que la recreación, la
salud y la formación integral están ganando terreno a la competición per se.
A continuación, en la Figura 1, se ha ordenado esta realidad para
hacerla más accesible visualmente en rasgos generales.
Figura 1. Organización del sistema deportivo y entidades de gestión. (Elaboración propia).
A partir de este esquema, queda pendiente desvelar en cuáles de sus
partes y en qué medida tiene cabida el deporte en la universidad, si es que la
tiene más allá del deporte educativo. No obstante, para entender cómo se está
desarrollando en el momento actual, es necesario conocer las peculiaridades
genéricas de la ordenación jurídica existente, por lo que conviene atender en
este punto al marco legislativo español que trata el deporte en la universidad.
DEPORTE
DEPORTE
COMPETICIÓN
DEPORTE
PARA TODOS
DEPORTE
PRAXIS
ENTIDADES ENCARGADAS DE LA GESTIÓN
DEPORTE
ESPECTÁCULO
DEPORTE
EDUCATIVO
FEDERACIONES
(Clubes, sociedades
anónimas, etc.)
ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA: C.S.D.,
DIRECCIONES
GENERALES DE LAS
COMUNIDADES
AUTÓNOMAS,
AYUNTAMIENTOS,
DIPUTACIONES, ETC.
EMPRESAS DE
SERVICIOS
DEPORTIVOS
INSTITUCIONES
EDUCATIVAS
COMITÉS
OLÍMPICO Y
PARALÍMPICO
LIGAS
PROFESIONALES
ENTIDADES
ASOCIATIVAS
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4. MARCO LEGISLATIVO DEL DEPORTE EN LA UNIVERSIDAD
El marco legislativo es un elemento que estructura y mediatiza
determinadas actividades socio-culturales, participando en ocasiones como uno
de los agentes creadores de su identidad. En el terreno del deporte en la
universidad existen multitud de leyes implicadas, quedando la ordenación entre
la normativa deportiva y la educativa (Palomar, 2006). Tanto es así que el
propio Consejo Superior de Deportes (2000), declara que no existe poder
público alguno que tenga la competencia plena sobre el deporte universitario.
Veamos a continuación como queda la regulación actual, a partir de un
repaso previo sobre la implantación normativa que ha ido guiando el marco
vigente. Originariamente cabe destacar que en 1970 se creó la Federación
Española de Deporte Universitario (F.E.D.U.) como entidad con personalidad
jurídica propia. Ello supuso la integración en su seno de las diferentes
iniciativas deportivas de las universidades. Su objetivo fue el de desarrollar,
promover, dirigir y coordinar los diferentes aspectos del deporte universitario,
así como ostentar su representación (Álvarez-Santullano & Martínez, 1999)
Una referencia legal insoslayable es la Constitución Española de 1978,
en la que en relación al tema que nos ocupa cabe resaltar el art. 27.10 sobre
Autonomía universitaria, el 27.1 sobre Derecho a la educación, el 43 sobre
fomento del deporte y la actividad física, y el 148.1.19 referido a la promoción
del deporte.
Sin embargo, el deporte universitario aparece por primera vez en el
marco legal con la Ley 13/1980, General de la Cultura Física y del Deporte,
quedando a nivel universitario el deporte de competición en manos de la
F.E.D.U., y siendo el deporte-praxis o deporte para todos únicamente
contemplado a nivel teórico.
No obstante, la estructura de la F.E.D.U. no fue capaz de armonizarse
con el nuevo orden autonómico de las universidades instaurado con la
promulgación de la Constitución (Universidad de Valladolid, 2005). Asimismo,
en el Real Decreto 1697/1982 de 18 de junio sobre Agrupaciones Deportivas,
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que supuso el desarrollo reglamentario de la Ley General de Cultura Física y
Deporte, se dio el primer paso para su desaparición, ya que el modelo
propuesto en el que se intentaba dar cabida tanto al deporte competitivo como
al deporte-praxis en la misma F.E.D.U. no tenía visos de prosperidad, en tanto
que nunca el deporte-praxis sobrepasó su estatus de aspiración teórica.
Por su parte, la Ley Orgánica 11/1983 de Reforma Universitaria (L.R.U.)
marcaría el comienzo de una etapa en la que la articulación de los dos modelos
deportivos (praxis y competición) no ha sido todo lo deseable que podría
esperarse, aunque ha contribuido por ejemplo en la creación de los Servicios
de Deportes, entendidos como estructuras administrativas dentro de las
universidades con el fin de fomentar, organizar e impulsar la actividad
deportiva, dotadas de medios humanos y materiales.
En esta sucesión de hechos, coincidiendo en el tiempo con la citada
L.R.U., el Consejo Superior de Deporte decidió tomar cartas en el asunto y
consideró la necesidad de crear una Unidad dentro de la Subdirección General
de Promoción Deportiva, hoy Cooperación Deportiva y Deporte Paralímpico,
para establecer competencias en actividades relacionadas con el deporte
universitario (Aguado, 2006).
Nuevamente se dio un avance con el Real Decreto 2069/1985, de 9 de
octubre, sobre la articulación de competencias en materia de actividades
deportivas universitarias, clarificando así la distribución competencial de las
instituciones implicadas hasta el momento. A las universidades correspondería
la organización de las actividades deportivas en su ámbito respectivo, según
los criterios y la estructura organizativa propia. A las Comunidades Autónomas
la coordinación de las actividades universitarias deportivas de su territorio. Y al
Consejo de Universidades la coordinación general, siendo a su vez
responsable de enviar directrices al Consejo Superior de Deportes, a quien
definitivamente corresponde la ejecución efectiva de la coordinación, así como
otras funciones de promoción, difusión, organización de competiciones, etc.
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En cualquier caso, dada la coexistencia de diferentes instituciones
implicadas en el devenir del deporte universitario, en 1988 se publicó la Orden
de 20 de diciembre por la que se creó el Comité Español del Deporte
Universitario (C.E.D.U.), quedando así más claro el panorama jurídico. El
C.E.D.U. es un órgano de carácter asesor y consultivo del que forman parte
todas las entidades implicadas en el deporte universitario, garantizando a priori
la compleja representación institucional. Éste órgano ha sido regulado más
recientemente a través de la Orden 273/2004, de 3 de febrero.
Con posterioridad a la creación de la C.E.D.U., se publicó la Ley 10/1990
del Deporte, la cual atribuye al Consejo Superior de Deportes y a las
Comunidades Autónomas la coordinación del deporte escolar y universitario
cuando éste tenga proyección nacional e internacional.
Con todo, puede afirmarse con Almorza, Yébenes, Bablé, Rivas,
Ronquete, & Casadi (2011) que a día de hoy el deporte universitario es una
realidad social incuestionable cuya regulación no sólo atañe a la distribución
competencial de las diferentes instituciones, sino a aspectos de mayor calado
como su importancia en la formación integral y en el desarrollo personal.
Quedando dicho valor contemplado de manera inequívoca en la Ley 6/2001, de
21 de diciembre, de Universidades, modificada por la Ley Orgánica 4/2007, de
12 de abril, de Universidades (L.O.M.L.O.U.), en la que de forma explícita, en
su TÍTULO XIV. Artículo 90. Del Deporte en la Universidad, proclama que: “La
práctica deportiva en la universidad es parte de la formación del alumnado y se
considera de interés general para todos los miembros de la comunidad
universitaria.” Añadiendo que: “Corresponde a las universidades en virtud de su
autonomía, la ordenación y organización de actividades y competiciones
deportivas en su ámbito respectivo”. Y que: “Las universidades establecerán
las medidas oportunas para favorecer la práctica deportiva de los miembros de
la comunidad universitaria y, en su caso, proporcionarán instrumentos para la
compatibilidad efectiva de esa práctica con la formación académica de los
estudiantes.
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Por otra parte, el Real Decreto 1791/2010, de 30 de diciembre, por el
que se aprueba el Estatuto del Estudiante Universitario, en el artículo 62.1 del
CAPÍTULO XII. De la actividad deportiva de los estudiantes, señala que “Las
actividades deportivas de los estudiantes universitarios podrán orientarse hacia
la práctica de deportes y actividades deportivas no competitivas o hacia
aquellas organizadas en competiciones internas, autonómicas, nacionales o
internacionales.” Cosa que deja el camino abierto a ambos modelos deportivos
(praxis y competición), aunque sería deseable una aclaración acerca de su
orientación educativa, así como una justificación razonada de la misma.
En definitiva, a grandes rasgos queda definido lo que sería el marco
legal que desarrolla normativamente el tratamiento del deporte en la
universidad española. Asimismo, atendiendo a este marco legal así como a los
intereses deportivos de la población universitaria, no es incompatible la
convivencia entre el deporte-praxis y un deporte competitivo bien orientado,
donde se permita a quien lo desee tanto participar bajo intereses higiénico-
recreativos, como desplegar su actividad en forma de entrenamientos y
participación en competiciones (Universidad de Valladolid, 2005). En todo caso,
lo que no puede faltar según lo analizado, es el cariz educativo que estos
modelos deben ostentar prioritariamente. Máxime si, como advierten Almorza
et al. (2011), no se trata sólo de un derecho de los estudiantes, sino de una
imposición legal:
Como puede observarse, hay un imperativo legal, además de un
derecho de los estudiantes, que obliga a las universidades a poner a
disposición de los alumnos los programas y medios suficientes para que
puedan completar su formación por medio de la actividad física y el
deporte, del que, además, se podrá beneficiar (…) toda la comunidad
universitaria y el resto de la sociedad. (p.39)
Por lo que en lo relativo al deporte en la universidad, el análisis llevado a
cabo subraya su faceta formadora, abriendo además la puerta a toda la
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población universitaria más allá de la focalización unívoca sobre el alumnado,
aunque de esto nos ocuparemos en los apartados siguientes.
5. ESTRUCTURA DEL DEPORTE EN LA UNIVERSIDAD
Para entender la estructura del deporte en la universidad española se
precisan conocer tanto las peculiaridades genéricas de la ordenación del
territorio nacional, como la evolución histórica que el propio deporte en la
universidad ha ido sufriendo.
En esta línea López-Yeste (1999) muestra cómo el deporte universitario
ha pasado en las últimas décadas del siglo XX desde una situación de fuerte
centralización, a funcionar últimamente en contextos de mayor autonomía
universitaria. Para comprender este proceso su análisis aborda la evolución del
deporte universitario en tres períodos cronológicos marcados principalmente
por acontecimientos normativos. En cada uno de los momentos se verán tres
aspectos significativos que permitirán ir apreciando claramente la evolución.
Estos indicadores, que se presentan en la siguiente Tabla 1, serán el marco
legal por una parte, el modelo deportivo adoptado y, finalmente, la influencia de
estos hechos en las actividades desarrolladas.
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Tabla 1. Períodos de evolución del deporte en la universidad. (López-Yeste, 1999)
MARCO LEGAL
MODELO DEPORTIVO
ACTIVIDADES
PRIMER
PERÍODO
(1947-1970)
Sindicato Español
Universitario
(S.E.U.)
dependiente de la
Secretaría
General del
Movimiento
Juegos universitarios
nacionales a través de
las selecciones de cada
distrito universitario.
Existe la
asignatura de
educación física
en los currículo
universitarios. No
existe actividad
interna
SEGUNDO
PERÍODO
(1970- 1985)
Federación
Española de
Deporte
Universitario
(F.E.D.U.)
dependiente de la
Delegación
Nacional de
Educación Física
y Deportes.
Campeonatos de
España Universitarios a
través de diferentes
fases de selección
realizadas por la FVDU.
Integración de los
clubes en la estructura
federada.
Organización de
Competiciones
internas y
creación de los
Clubes Deportivos
Universitarios.
1977, fin de la
asignatura de
educación física.
TERCER
PERÍODO
(1985-1999)
Comité Español
de Deporte
Universitario
(C.E.D.U.)
dependiente del
Consejo Superior
de Deportes
Campeonatos de
España Universitarios y
Torneos
Interuniversitarios.
Selecciones realizadas
con completa
autonomía universitaria.
Fortalecimiento de la
estructura interna del
deporte en cada
Universidad
Organización
interna de
Competiciones
deportivas
universitarias y
amplia oferta de
actividades
deportivas no
competitivas
Como refleja la tabla, en el primer período la actividad deportiva
universitaria era canalizada por el Sindicato Español Universitario (S.E.U.),
dependiente de la Secretaría General del Movimiento. La actividad radicaba en
la selección y participación de alumnado para los juegos universitarios.
Asimismo, en ese período existía la asignatura de Educación Física en las
diferentes carreras, exigiéndose para su superación bien una serie de pruebas
físicas, bien la asistencia a 15 clases dirigidas, o bien la convalidación directa
mediante la práctica de deporte federado.
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En el período de 1970 a 1985 surgió la Federación de Deporte
Universitario (F.E.D.U.) como organismo dependiente de la Delegación
Nacional de Educación Física y Deportes, quedando al cargo del desarrollo y la
promoción del deporte en la universidad a través de diferentes Federaciones de
Distrito. Al igual que en la fase anterior, la organización de campeonatos
deportivos y la participación en los mismos tanto a nivel nacional como
internacional siguió decantando la identidad del deporte universitario hacia el
terreno de la competición. Así, la organización deportiva se planteaba en las
universidades a partir de los clubes deportivos y de sus diferentes secciones.
Por otra parte, con el fin del franquismo, en 1977 desaparecieron las
asignaturas de Educación Física, Religión, Política y Formación del Espíritu
Nacional. Hecho que demuestra el carácter disciplinario y la intención y
orientación de tales asignaturas.
Asimismo, en 1985 se extinguió la F.E.D.U. debido a su incapacidad
para amoldarse al nuevo orden de autonomía universitaria instaurado desde la
promulgación de la Constitución Española. Sus funciones fueron integradas
entonces en los Servicios de Deportes de las universidades.
En el tercer período, tras la desaparición de la F.E.D.U., en 1988 se creó
de la mano del Consejo Superior de Deportes el Comité Español de Deporte
Universitario (C.E.D.U.). Siendo el organismo que a día de hoy, y tras haber
sido modificado a posteriori a través de la Orden 273/2004, de 3 de febrero,
sigue coordinando el deporte universitario a nivel estatal en colaboración con
las Comunidades Autónomas.
De un modo unitario, las funciones del Comité Español de Deporte
Universitario son las de asesorar técnicamente y facilitar informes y dictámenes
al Consejo Superior de Deportes, así como presentarle el plan anual de las
competiciones y actividades nacionales e internacionales.
Aunque por su parte, Palomar (2006), indica que “en el momento
presente la actividad consultiva que corresponde al C.E.D.U. no es suficiente
para establecer un marco de coordinación realmente aceptable” (p.63).
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Asimismo, Hernando (2010) determina que es imprescindible también que tanto
el Consejo de Universidades (C.U.) como la Conferencia General de Política
Universitaria (C.G.P.U.) asuman las responsabilidades que les marca la ley
para definir las directrices del deporte en la universidad.
En cualquier caso, según lo visto hasta aquí, el C.E.D.U. como órgano
consultivo del C.S.D. responde a la tarea de coordinación interuniversitaria del
deporte universitario respetando, sin embargo, el hecho de que la
L.O.M.L.O.U., según se ha explicado en el apartado referido al marco legal,
reconoce la autonomía universitaria de la Universidad en relación a la gestión
interna de su práctica y orientación deportiva.
En todas las universidades existen organismos encargados del
desarrollo y funcionamiento del deporte, y aunque sus estructuras son
variables, estos servicios comparten patrones similares. Por ejemplo, su
dependencia orgánica viene dada en el 88,46% de los casos de parte del
Vicerrectorado de turno, siendo los más comunes el Vicerrectorado de Alumnos
(33,33%) o el de Extensión Universitaria (19,60%) (Almorza et al, 20011).
Generalmente un organigrama estándar de estos servicios podría ser el que se
muestra en la Figura 2.
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Figura 2.Organigrama estándar de los Servicios de Deporte Universitarios. (Elaboración propia)
En conclusión, todos estos datos ayudan a hacerse una idea de la
estructura de los servicios de deporte universitarios a grandes rasgos. No
obstante, la forma en la que las universidades conduzcan y desarrollen estos
engranajes en el futuro va a depender de sus propios conceptos del papel del
deporte, así como de la función que éstas le otorguen en sus respectivos
emplazamientos.
6. UNA CONCEPCIÓN ACTUALIZADA DEL DEPORTE EN LA
UNIVERSIDAD
Estando al tanto de la principal legislación estatal recién examinada,
podemos empezar ahora a esbozar cuál es la concepción actual del deporte en
la universidad del estado español. Si lo definiéramos escuetamente como el
deporte que se practica en la universidad, aunque no estaríamos mintiendo,
solo estaríamos diciendo una verdad a medias.
RECTOR
JUNTA DE GOBIERNO
SERVICIO DE DEPORTES
(Director del Servicio)
Responsable de
Actividades
Responsable de
Instalaciones
Responsable de
administración
UNIVERSIDADES
VICERRECTORADO
RESPONSABLE DEL DEPORTE
OTROS VICERRECTORADOS
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ISSN: 1989-6247
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Sin embargo, aquí se persigue una definición más actualizada del
deporte en la universidad. Una concepción que tratando de ajustarse a los
tiempos que corren aspire a llegar un poco más lejos. Pues, como se ha visto,
la configuración del deporte en la universidad depende de un número de
variables bastante amplio que cabe acotar con mayor detalle.
Aunque algunos puntos acerca de la concepción española de deporte en
la universidad ya han quedado patentes en lo relativo al marco legislativo, la
filosofía o modelo de deporte a plantear se erige como el principal factor
definitorio. Por lo que, el trabajo centrará aquí su mirada en el modelo del
deporte en la universidad, tratando de ver si su razón de ser recae en los
aspectos competitivos, en la práctica recreativa, en la educación, o quién sabe
si en la conjunción de todos ellos.
Descifrando algunos matices que apuntalan nuestro propósito, la
L.O.M.L.O.U., en su Artículo 90, expone que éste tiene el sentido de contribuir
no sólo a la mejora de la salud, la calidad de vida y las condiciones físicas, sino
también a la formación en valores y competencias, contribuyendo a la
formación integral. Así pues, como igualmente recoge López-Yeste (2002), el
deporte en la universidad debe tener un perfil eminentemente educativo,
convergiendo en él un conjunto de actuaciones que eduquen y se alineen con
las metas principales de la universidad.
Así, el deporte en la universidad debe contar con un carácter
diferenciador y formativo que lo defina y que lo dote de una identidad propia.
Idea que constatan Almorza, Yébenes, Rivas & Bablé (2010), Almorza et al.
(2011) y Canibe (2011), destacando la necesidad de entender que el deporte
en la universidad no es, o al menos no debe ser, únicamente el deporte que se
practica dentro de la universidad por el mero hecho de desarrollarse en dicho
emplazamiento, sino que necesita tener un carácter diferenciador centrado en
su capacidad formativa. Un carácter diferenciador basado en el desarrollo de
valores, la formación integral y toda una serie de componentes que le permitan
desplegar una identidad propia.
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En esta línea, Martínez (2006) y Morales (2009) advierten que la
universidad ha estado volcada en la actividad intelectual, no sabiendo
reconocer la contribución que el deporte puede tener en el desarrollo armónico
de su población.
Así pues, el carácter diferenciador basado en la formación integral es
uno de los aspectos a destacar en la definición que se persigue del deporte en
la universidad. No obstante, la cosa no queda aquí, sino que llegando un poco
más lejos, defendemos desde aqcon Morales (2009) y Roca (2006) que el
deporte en la universidad no debe cumplir su función formadora únicamente
con el alumnado, sino que debería abrirse a toda la población universitaria, e
incluso hacia aquellos colectivos que, aun siendo cercanos, no pertenecen
directamente a la comunidad universitaria. Es decir, la universidad, en su
función social, debería fomentar y promover su modelo deportivo y formativo de
un modo democratizador hacia todo su entorno social. Por lo que, apelando al
dicho de que la función hace al órgano, se pasará a continuación a tratar de
desvelar cuáles son las principales funciones el deporte en las universidades
españolas.
7. FUNCIONES DEL DEPORTE EN LA UNIVERSIDAD
Aunque algunas de las funciones atribuidas al deporte en la universidad
actual ya han sido bosquejadas a grandes rasgos en apartados anteriores, será
en este apartado donde se concretará la razón de ser del deporte en la
universidad, a partir de las definiciones y concepciones de los diferentes
documentos científicos y legales examinados hasta aquí. Con ello quedará
definido el actual estado de la cuestión.
Una buena manera de empezar puede ser centrar esta aproximación a
las metas del deporte en la universidad a partir de la definición de aquellas
funciones que no le son propias. No debe olvidarse que, como señala López-
Yeste (1999), la práctica de actividad física en la universidad no es obligatoria
ni pertenece al ámbito de la investigación ni de la docencia, por lo que debe
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afrontarse como una dedicación opcional, cuya función, no deja por ello de
considerarse formadora y enriquecedora. Desde esta premisa el deporte en la
universidad tendrá la función de complementar la formación universitaria a
partir del desarrollo de actividades físicas y deportivas. Así, para esta autora el
objetivo marco de los mismos es el fomento de la práctica físico-deportiva con
la intención de mejorar la calidad de vida y complementar la oferta de
formación propia de la universidad.
Recogiendo un nuevo matiz a lo expuesto hasta aquí, cabe recordar la
necesidad de un enfoque diferenciador del deporte en la universidad. Un
enfoque que lo aborde desde las coordenadas propias de la institución
universitaria en las que se enmarca. Y es que, como afirma Yébenes (2011):
“Del deporte universitario, queríamos afirmar que éste tiene personalidad
propia, y que sus objetivos difieren de los otros paradigmas o modelos
deportivos” (p.17). Este autor defiende como objetivo fundamental e identitario
del deporte en la universidad la educación integral de los estudiantes. Es decir,
no debe entenderse como el deporte que se realiza en la universidad sin más,
sino que debe poseer un elemento diferenciador propio basado en su sentido e
intencionalidad educativa.
Sin embargo, a pesar de que tanto los documentos legales y los autores
dedicados al tema coinciden en este enfoque, lo único que mantiene un nexo
común en la praxis del deporte en la universidad, así como en su gestión, es la
rama competitiva. Del resto, a pesar de las especulaciones reiteradamente
declaradas a favor de la educación integral, nada ha quedado estipulado de un
modo más concreto a día de hoy.
Una argumentación que ya no sólo es deseable en los documentos
legales, sino sobre todo en aquellos textos relativos al análisis y reflexión del
fenómeno deportivo en la universidad. Sin embargo, sigue siendo común que
tras la bandera de la educación integral se dé cabida a cualquier modelo
deportivo.
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En cualquier caso, lo que queda claro es que conviene ver el bosque
más al del árbol y comprometerse con un modelo de deporte en la
universidad alineado con sus funciones formativas más legítimas. Así, desde la
autonomía que les es concedida a los servicios de deporte universitarios, éstos
tienen el deber de reflexionar, posicionarse de forma razonada y tratar de
definir sus funciones teniendo claro que su marco de actuación es la
universidad. Así, contribuir al desarrollo de las metas legítimas de la
universidad debe ser uno de sus objetivos primordiales (Hernando, 2006).
En este sentido, cabe rescatar aquello que decían De Know, De
Mantelaer, Theeboom, Wittock & Wylleman (1995) de que el desarrollo
identitario y el papel del deporte en la sociedad dependería en el futuro de
cuatro tendencias: la demografía, el mercado, el papel institucional en términos
de privatización y descentralización, y finalmente, las variables
socioeconómicas.
Ciertamente conviene recordar esta advertencia ya que si los servicios
de deporte universitarios no ejercen la responsabilidad de perseguir sus
funciones, serán las tendencias mercantiles guiadas por intereses económicos
las que guiarán el destino del deporte en la universidad del futuro. Una
proyección poco deseable ya que olvida por completo su verdadera misión.
Así como lo indicara Gallien (2007), siendo vicepresidente de la F.I.S.U.
en aquel momento, la universidad debe comprometerse a crear el futuro y las
características de las nuevas épocas y no sucumbir a ser un mero reflejo de
éstas. Hecho que nos alerta también de que la función del deporte en la
universidad no se limita a responder satisfactoriamente a las demandas de la
comunidad, sino que debe ofrecer el servicio en las condiciones y coordenadas
para las que éste ha sido concebido. Siendo aquí donde el carácter
diferenciador del deporte en la universidad respecto al deporte de otras
estructuras o entidades deportivas debe emerger con fuerza.
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8. CONCLUSIONES
El presente artículo ha mostrado aquellos aspectos más relevantes
desde los que poder construir una idea clara y fundamentada del deporte en la
universidad. Parece obvio que la práctica y el sentido del deporte en la
universidad, descansa sobre su carácter formativo. De un modo lo más
concreto pueden destacarse los siguientes objetivos y funciones:
- La función de educación integral.
- La formación continua.
- El estrechamiento de lazos entre la Universidad y la Sociedad a través
de la democratización del deporte en la universidad.
De todos estos elementos se desprende un eminente valor formador del
deporte que perfectamente podría enmarcarse dentro de los entramados de
educación no formal e informal propios del contexto universitario. Aunque no es
descartable llegar a plantearlo, tal como ya sucede en algunas universidades,
como alternativa de educación formal dentro de determinados parámetros y en
términos de convalidación de créditos.
Por todo ello, queda claro que la función de los servicios de deporte
universitarios no debe limitarse a ofrecer instalaciones para practicar deporte
sin más, sino que a la postre estos servicios deben ser las unidades
funcionales desde las que proyectar un modelo deportivo concreto que, bajo un
análisis previo de su sentido o razón de ser, se ajuste al bien interno para el
que ha sido concebido. Es decir, el deporte en la universidad deberá trascender
la mera satisfacción de la práctica de los usuarios, siendo su principal y
legítima función alcanzar una intencionalidad educativa y formadora que se
alinee con la misión de la institución universitaria.
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El Deporte Universitario tiene como objetivos la mejora de la salud, de la condición física y de la calidad de vida; conseguir un mayor desarrollo de las cualidades físicas básicas y habilidades motrices; convertirse en una alternativa a la ocupación del tiempo de ocio; ser un vehículo para el establecimiento de relaciones sociales… pero sobre todo, tal como señalan las Universidades españolas y este es el elemento diferenciador fundamental, el Deporte Universitario tiene como premisa imprescindible contribuir a la formación integral de los estudiantes, a su formación en valores y a la adquisición de competencias. El Consejo Superior de Deportes (C.S.D.), consciente de la cada vez mayor importancia de la práctica de la actividad física y el deporte en la sociedad actual, decide elaborar un plan de choque que estructure e integre, de manera metódica, todo lo relacionado con el deporte y la actividad física con el fin de impulsar el acceso universal a una práctica deportiva de calidad para el conjunto de la población. Dentro de este plan, y en el nivel de Colectivos Específicos, aparece el "Deporte en la Universidad". Se hace notar que el C.S.D. no establece una edad específica, como sí ocurre en otros colectivos como "Deporte en edad escolar" o "Deporte para mayores".El Área de Deportes de la Universidad de Cádiz, vinculada al Vicerrectorado de Alumnos, elabora un proyecto que presenta al C.S.D., para abordar un estudio sobre el deporte universitario que permita saber, de la manera más fidedigna posible, cuál es la foto fija de este sistema a la vez que establecer una batería de indicadores. De este proyecto surge el Estudio Diagnóstico sobre el Deporte Universitario Español. Realización Del Estudio El trabajo se realiza sobre un total de cincuenta y una universidades españolas. El acceso a las experiencias de las universidades resultará enriquecedor para el total de las mismas, y seguro que contribuirá a la mejora de la calidad del servicio que se presta a los estudiantes universitarios. La extensión del cuestionario y en ocasiones la dificultad para proporcionar los datos que se solicitaban, hizo que el estudio se limitara al 72,88% de las Universidades españolas en ese momento. A lo largo de quinientas cincuenta y cinco páginas se desarrolla un estudio que incluye además un análisis estadístico descriptivo. Ciento sesenta y tres gráficos y ciento veinte tablas de datos que resumen y compendia la situación del deporte universitario en España. La composición de la comunidad universitaria, fraccionada por universidades, colectivos y género; la denominación de las unidades de deporte en las universidades, su dependencia orgánica y el personal de las mismas igualmente disociado además, por funcionarios, laborales, externos, etc., son los primeros aspectos sometidos a estudio. En este trabajo se incluye un epígrafe especialmente dedicado al tema económico y presupuestario de cada universidad con derivaciones muy significativas, como el porcentaje del presupuesto total que se dedica al deporte o la cantidad que se invierte por alumno. El número de instalaciones, cubiertas y descubiertas, los metros cuadrados disponibles y su distribución por modalidades deportivas, y sobre todo el número de usos, es otro de los indicadores contenidos de los que se podrán extraer conclusiones de interés. En un amplio y meticuloso trabajo se destacan además los apartados referidos a la implicación en los temas de calidad de las unidades de deporte de las universidades, los programas de becas y ayudas, las publicaciones, los servicios complementarios, los convenios llevados a cabo, las cartas de servicios publicadas, los créditos que se otorgan por la práctica deportiva o los medios de comunicación y difusión utilizados. Además se incluyen las encuestas de satisfacción a usuarios y la valoración que los responsables del deporte universitario en España hacen de este, deben ser destacadas, entre otras, como algunas de las contribuciones más significativas del trabajo. Relevancia del libro Hoy día constituye el estudio más completo y actual sobre el deporte en las universidades españolas. Por este motivo, en tanto no se realice un nuevo estudio, se trata de la única referencia de investigación sobre el tema. Se trata de un libro editado en el año 2011 que constituye el primer y único libro publicado hasta el momento sobre este tema. Sin embargo, y a pesar del tiempo transcurrido, sigue siendo un libro de referencia en artículos recientes, entre los años 2014 y 2018, como se señalan a continuación separados por la temática tratada.
Article
El presente trabajo de investigación ha pretendido analizar el deporte universitario desde la oferta programática que realizan las universidades andaluzas, concretamente el caso de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Tras la contextualización del mismo y abordar aspectos básicos de la organización y gestión, se sitúa en su marco normativo, su regulación institucional y competencial. La metodología de la investigación utilizada en el estudio ha sido fundamentalmente cualitativa, se ha aplicado la investigación-acción de Kemmis y McTaggart (1988), donde los protagonistas de ésta, hemos participado, compartiendo momentos, escenarios, etc. El estudio de casos nos ha supuesto la participación prolongada en los distintos escenarios de nuestra investigación, utilizando diversos instrumentos para la recogida de información propios de la investigación etnográfica como: documentos personales, observación participante, los cuestionarios y encuestas, la entrevista, el diario de observación, la fotografía y el vídeo, además de otros de tipo complementario como los parámetros obtenidos por aplicación estadística. En la parte práctica de nuestra investigación se exponen los objetivos de la misma, incluyéndose el foco de estudio que hemos construido siguiendo las directrices de Goetz y Lecompte (1988) y Guerrero López (1991), así como el diseño de un programa de intervención y las fases de las que ha constado. Todo ello nos ha llevado a la elaboración de un informe que surge a partir del trabajo de campo aplicado sobre los diferentes grupos de interés; su contenido es el núcleo central de esta tesis y es producto de la observación, a lo largo de los años en que se ha desarrollado la misma. No pretendemos que los resultados obtenidos sean de generalización universal, ya que la propia idiosincrasia del método utilizado nos refiere al caso concreto analizado. No obstante se plantea la apertura de nuevas vías, o formas de abordar propuestas, que desde aquí pretendemos poner a disposición de las instituciones deportivas, para que siguiendo la filosofía del mismo y la metodología utilizada planeen el análisis de sus realidades e implemente medidas de mejora continua de la calidad de su prestación de servicios. Finalmente exponemos las conclusiones más significativas a la que hemos llegado como son la segmentación de los usuarios, la aplicación de una metodología cualitativa a la gestión deportiva o la adecuación de la oferta programática entre otras, y las propuestas de actuación futura así como las líneas de investigación que se abren a partir de este estudio, como es profundizar en estudio del deporte universitario andaluz.
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