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El Laboratorio de Telecomunicaciones y las memorias olvidadas sobre nuestra innovación tecnológica

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En Venezuela se ha innovado y este libro del ingeniero electricista José Manuel Martínez Cabrero nos recuerda una de las historias olvidadas de la innovación tecnológica venezolana. Lamentablemente, en la sociedad venezolana existe la percepción de que el país ha importado todo lo que se ha necesitado y que los venezolanos no hemos sido capaces de innovar. Pero esta idea, común entre la ciudadanía, no es cierta. Es verdad que en Venezuela se ha innovado poco en tecnología, no obstante, en el siglo XX hay varios ejemplos de innovación tecnológica endógena que mostrar, entre los cuales se encuentra la exitosa experiencia de aprendizaje tecnológico en el Laboratorio de Telecomunicaciones (en adelante Laboratorio) del Centro de Estudios de Telecomunicaciones (CET), de la Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela (Cantv). Tres años después de su fundación, el Laboratorio vino a ser dirigido por el ingeniero José Manuel Martínez Cabrero quien en este libro relata la génesis, trayectoria y el desempeño del Laboratorio. Hoy en día, vivimos en un mundo hiperconectado en donde el conocimiento y las capacidades para innovar son factores claves para el desarrollo. Sin embargo, desde principios del siglo XX, Venezuela ha sido un país petrolero-es decir, un país cuya economía está basada en un modelo económico rentista basado en los ingresos petroleros (Mahdavy, 1970). Pero ahora, en el siglo XXI, la transición energética hacia un sistema de energía bajo en carbono avanza rápidamente-aunque este avance, al parecer, no es tan rápido como se desea (World Economic Forum, 2019)-y, a la larga, esta transición hará que el consumo energético sea cada vez más eficiente y que la demanda global de petróleo sea cada vez menor. Para la Venezuela del siglo XXI, el modelo petrolero rentista ya no es una opción para el desarrollo nacional; la sociedad venezolana no podrá subsistir solamente con los ingresos recibidos por la exportación de petróleo. Poco antes de morir, en una trilogía de artículos publicados en El Nacional, bajo el título «¿Tiene futuro nuestra industria petrolera?» (2014), el antiguo directivo de la industria petrolera venezolana, ex-Presidente de las empresas Shell de Venezuela y Maraven, S.A., Alberto Quirós Corradi (1931-2015), concluyó diciendo: «(...) lo que está en juego es el futuro del país porque, hagamos lo que hagamos, los ingresos que producirá el petróleo, por sí solos, no alcanzarán para financiar la recuperación del [país] (…) El ciclo del petróleo en Venezuela se cerró» 33. Para satisfacer una buena parte de nuestras necesidades y contribuir al desarrollo nacional, deberemos entonces crear nuevas fuentes de riqueza. El emprendimiento tecnológico y la innovación tecnológica deberán estar incluidos entre el menú de opciones para la generación de riqueza en Venezuela. Sin embargo, como en el país existe una escasa conciencia histórica sobre nuestra capacidad para hacer innovación tecnológica, estamos en la obligación de dejarle a las generaciones futuras la constancia de lo que se ha realizado y de transmitirle a la sociedad venezolana el mensaje de que la innovación tecnológica entre nosotros sí es posible. Es cierto que la cultura de la innovación no está todavía implantada en el país. Sin embargo, en esta área los venezolanos tenemos alguna experiencia acumulada la cual, aunque modesta, es significativa porque indica que en el pasado fuimos emprendedores e innovadores tecnológicos y que, por lo tanto, en el futuro también podremos serlo.
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I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
El Laboratorio de Telecomunicaciones y las memorias olvidadas
sobre nuestra innovación tecnológica
José Álvarez-Cornett31
Versión 2.2 (27 mayo 2019)
En Venezuela se ha innovado y este libro del ingeniero electricista José Manuel Martínez Cabrero, doctorado en
Francia en economía del desarrollo, nos recuerda una de las historias olvidadas de la innovación tecnológica
venezolana. Lamentablemente, en la sociedad venezolana existe la percepción de que el país ha importado todo
lo que se ha necesitado y que los venezolanos no hemos sido capaces de innovar. Pero esta idea, común entre
la ciudadanía, no es cierta.
Es verdad que en Venezuela se ha innovado poco en tecnología, no obstante, en el siglo XX hay varios
ejemplos de innovación tecnológica endógena que mostrar32, entre los cuales se encuentra la exitosa experiencia
de aprendizaje tecnológico en el Laboratorio de Telecomunicaciones (en adelante Laboratorio) del Centro de
Estudios de Telecomunicaciones (CET), de la Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela (Cantv). Tres años
después de su fundación, el Laboratorio vino a ser dirigido por el ingeniero José Manuel Martínez Cabrero quien
en este libro relata la génesis, trayectoria y el desempeño del Laboratorio.
Hoy en día, vivimos en un mundo hiperconectado en donde el conocimiento y las capacidades para innovar
son factores claves para el desarrollo. Sin embargo, desde principios del siglo XX, Venezuela ha sido un país
petrolero — es decir, un país cuya economía está basada en un modelo económico rentista basado en los
ingresos petroleros (Mahdavy, 1970). Pero ahora, en el siglo XXI, la transición energética hacia un sistema de
energía bajo en carbono avanza rápidamente — aunque este avance, al parecer, no es tan rápido como se
desea (World Economic Forum, 2019)— y, a la larga, esta transición hará que el consumo energético sea cada
vez más eficiente y que la demanda global de petróleo sea cada vez menor.
Para la Venezuela del siglo XXI, el modelo petrolero rentista ya no es una opción para el desarrollo nacional;
la sociedad venezolana no podrá subsistir solamente con los ingresos recibidos por la exportación de petróleo.
Poco antes de morir, en una trilogía de artículos publicados en El Nacional, bajo el título «¿Tiene futuro nuestra
industria petrolera?» (2014), el antiguo directivo de la industria petrolera venezolana, ex-Presidente de las
empresas Shell de Venezuela y Maraven, S.A., Alberto Quirós Corradi (1931-2015), concluyó diciendo: «(...) lo que
está en juego es el futuro del país porque, hagamos lo que hagamos, los ingresos que producirá el petróleo,
por sí solos, no alcanzarán para financiar la recuperación del [país] (…) El ciclo del petróleo en Venezuela se
cerró»33.
Para satisfacer una buena parte de nuestras necesidades y contribuir al desarrollo nacional, deberemos entonces
crear nuevas fuentes de riqueza. El emprendimiento tecnológico y la innovación tecnológica deberán estar
incluidos entre el menú de opciones para la generación de riqueza en Venezuela. Sin embargo, como en el país
existe una escasa conciencia histórica sobre nuestra capacidad para hacer innovación tecnológica, estamos en
la obligación de dejarle a las generaciones futuras la constancia de lo que se ha realizado y de transmitirle a
la sociedad venezolana el mensaje de que la innovación tecnológica entre nosotros sí es posible. Es cierto que
la cultura de la innovación no está todavía implantada en el país. Sin embargo, en esta área los venezolanos
tenemos alguna experiencia acumulada la cual, aunque modesta, es significativa porque indica que en el pasado
fuimos emprendedores e innovadores tecnológicos y que, por lo tanto, en el futuro también podremos serlo.
31 Investigador Principal, Proyecto VES y Profesor de Historia de la Física y Tópicos de Historia Cultural de la Ciencia, Facultad de Ciencias, UCV.
32 Entre las otras innovaciones que merecen ser resaltadas se encuentran las investigaciones tecnológicas en el Instituto de Tecnología Venezolana para
el Petróleo (Intevep) que dieron origen a las patentes HDH, HHC, Imulsión, Orimulsión® y Promisox otorgadas por la oficina de patentes de los EE. UU.
(USPTO – United States Patent and Trade Office) al Intevep (ver Brossard, 1993; Vessuri y Canino, 1996). El caso de la Orimulsión®, como lo señala Hebe
Vessuri (2004), «llegó a constituirse en un ícono emblemático de las capacidades y logros de la tecnología venezolana, significando una ruptura tecnológica
importante para la evolución de la industria petrolera nacionalizada». Otro caso digno de ser mencionado es la idea de tener en Venezuela una planta de
producción de derivados sanguíneos (PPDS), idea que con el tiempo evolucionó hacia la creación de la empresa estadal Quimbiotec, C.A. También existen
ejemplos de innovación en las industrias agrícola, de los alimentos, construcción, electrónica, química y software (Álvarez-Cornett, en trámite de arbitraje).
33 Después de su muerte, los artículos de Alberto Quirós Corradi dejaron de estar disponibles en la página web de El Nacional. Este trabajo, sin embargo, se
puede consultar con este enlace: https://web.archive.org/web/20190501112100/https://www.lapatilla.com/2015/01/14/tiene-futuro-nuestra-industria-petrolera-
por-alberto-quiros-corradi/
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I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
En este contexto, el recuento que el ingeniero José Manuel Martínez hace en este libro sobre una aventura en
innovación tecnológica en una empresa pública venezolana, en los años setenta del siglo pasado, es un trabajo
valioso que merece ser difundido y estudiado por todos, pero, en especial, por aquellas personas preocupadas
por el desarrollo de nuestra ciencia y tecnología (CyT) y, en particular, por los historiadores de la CyT.
Ahora bien, la experiencia de aprendizaje tecnológico en el Laboratorio contada en este libro no es una
experiencia aislada sino que esta historia forma parte de una narrativa mucho más amplia: la historia de la
investigación y desarrollo tecnológico en microelectrónica en Venezuela. Por ello, creo que resultará instructivo
para los lectores de este libro poder posicionar al Laboratorio en el contexto de la investigación tecnológica
nacional en microelectrónica, complementando así la presentación que hace el autor del contexto socio-político
e institucional en el que surgió y se desarrolló el Laboratorio.
En las páginas que siguen me gustaría centrarme en varios aspectos: (1) presentar un esbozo de la innovación
en microlectrónica en Venezuela; (2) resaltar la contribución neerlandesa a las telecomunicaciones en el país
(Álvarez-Cornett, 2018 y trabajo en vías de publicación); (3) realizar algunos breves comentarios a la historia
contada en este libro desde la perspectiva sociotécnica, aprovechando el excelente material que presenta; y,
por último, (4) desde niño fui un asiduo visitante del CET, por lo que deseo dejar constancia de algunos de
mis recuerdos.
1. La investigación y desarrollo en microelectrónica en Venezuela
En general, la historia venezolana de la ciencia y la técnica ha puesto poca atención a las innovaciones nacionales
en tecnología, excepto, quizá, por los desarrollo que han existido en petróleo y química (Brossard, 1993; Pirela
y otros, 1993; Vessuri y Canino, 1996; Pirela, 1996; Vessuri y otros, 2006). Los únicos trabajos que conocemos
con una visión amplia sobre este tema son «El surgimiento de la investigación industrial en Venezuela» (Jaffé,
1986), «La capacidad de investigación tecnológica industrial en Venezuela» (Esqueda y Valdivieso, 1990) y
«Construcción de capacidades tecnológicas en Venezuela: una visión histórica» (Esqueda, Machado-Allison y
Calcaño, 1992)34. En particular, las actividades de emprendimiento, investigación, desarrollo e innovación (I+D+i)
en instrumentación y microelectrónica en Venezuela son poco conocidas y por eso este recuento que hace el
ingeniero José Manuel Martínez Cabrero sobre su experiencia en el Laboratorio del CET a la luz de las nuevas
teorías sobre innovación y emprendimiento, es un trabajo muy valioso.
En los años setenta, la microeléctronica revolucionó al mundo. Aunque en Venezuela no existió, realmente, una
política nacional integrada con el sector industrial para el desarrollo de la microelectrónica35; en el país se
dieron varias experiencias importantes, aunque relativamente aisladas entre sí, entre las cuales se encuentra la
experiencia del Laboratorio del CET.
Para la época (años setenta y ochenta) se hacía I+D en microelectrónica en las universidades, centros de
investigación del Estado (como el IVIC y la Fundación Instituto de Ingeniería) y en algunas empresas públicas
(como Cantv) y en empresas privadas (ver sección 1.3). En la «Situación actual de la informática y la micro-
electrónica en Venezuela», Miguel Cañas y coautores (1988; pp. 67-68) señalan que:
Es una afirmación muy común en los medios académicos que la industria venezolana no realiza
actividades de investigación y desarrollo, y que no está vinculada a los centros tradicionales
de investigación científica. El estudio realizado por el Ministerio de Fomento que pone en
evidencia el extraordinario esfuerzo de investigación y desarrollo realizado por la industria
electrónica profesional en términos porcentuales del total de las ventas, implica además que
esa afirmación no es del todo cierta en este sector. Sin embargo, es importante reconocer
que la actividad científica en las universidades y centros de investigación del Estado ha sido
un factor determinante en la existencia de una industria electrónica ya descrita. La experiencia
venezolana ha demostrado que el mejor insumo que suministran las universidades y centros
34 También están el libro de Arnoldo Pirela (Editor), Venezuela, el desafío de innovar, Fundación Polar/CENDES(2003) y el capítulo VII, La investigación industrial
en Venezuela de Ignacio Ávalos y Walter Jaffé en Ruiz Calderón, H. (1992). «La Ciencia en Venezuela: pasado, presente y futuro», Cuadernos Lagoven, pp.
103-118.
35 Esto, sin embargo, no quiere decir que no existieron intentos de coordinación (ver Mayoral, 1984).
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I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
de investigación del Estado al desarrollo industrial son los recursos humanos allí formados.
El Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), la UCV, la USB, la ULA, etc., han
formado bajo la orientación de investigadores y profesores, profesionales que hoy están al
mando de empresas de electrónica, cuyo elemento importante es su capacidad de innovación
tecnológica.
A continuación, ya que aquí no es posible extenderse en los detalles, presento un bosquejo de la historia I+D+i
en microelectrónica en Venezuela (1956-1986). Pero, primero, debemos hacer un recordatorio: a la fecha, la
historia de la instrumentación, el diseño y la construcción de equipos electrónicos en Venezuela es una tarea que
aún está por hacerse; esta es una de las muchas deudas que tiene la historia de la tecnología en Venezuela.
Si bien existen varios estudios parciales, como no se ha investigado el tema en profundidad, hay aspectos que
solo se conocen parcialmente.
1.1. ¿Cuáles fueron los primeros pasos de la instrumentación y la microelectrónica en Venezuela?36
La génesis de la investigación en microelectrónica en Venezuela tiene dos vertientes, por un lado, está la
investigación tecnocientífica que se dio fuera de las universidades nacionales, y, por el otro lado, están las
investigaciones que se dieron en el marco de la educación universitaria en física, química e ingeniería.
Por una parte, desde la investigación tecnocientífica extra universitaria, los orígenes se remontan a los años
1956-1957. En el Departamento de Resonancia Magnética Nuclear del Instituto Venezolano de Neurología e
Investigaciones Cerebrales (Ivnic), contando con el apoyo del Departamento de Electrónica y los talleres mecánicos,
se construyó el primer instrumento en Venezuela con tecnología de punta. Para la época, la tecnología de punta
eran los transistores. El físico suizo Pierre Denis (†), doctorado en Física, en 1955, por la Universidad de Ginebra,
y sus colaboradores construyeron en el Ivnic un espectrómetro para Resonancia Magnética Nuclear a base de
transistores que resultó mucho más económico que los que existían en el mercado (Denis et al., 1957).
Ahora, quizá, aquí también se deban incluir una mención a los equipos diseñados, entre fines de 1955 o
principios de 1956, por el biofísico y neurofisiólogo finlandés Gunnar Svaetichin (1915-1981) en el Departamento
de Neurofisiología del Ivnic para utilizar micro electrodos metálicos para medir la actividad eléctrica de las
neuronas y los potenciales retinianos (ej. los componentes eléctricos de los sistemas de estimulación y grabación)
— pero este es un tema que no se ha estudiado.
Adicionalmente, una mirada con más detalle al registro histórico parece sugerir que existen otros antecedentes
aislados de la instrumentación tecnocientífica. Tal vez, un estudio en profundidad pueda revelar que, en realidad,
el inicio de esta historia se remonta a un año antes (1955), a un proyecto de instrumentación para un sistema
de mando y control a distancia para una central hidroeléctrica realizado por el profesor Jerzy Gintel (1920-2010),
un ingeniero eléctricista y físico polaco-venezolano, quien, para ese momento, trabajaba en la C.A. Electricidad
de Caracas (EDC) (Gintel, 1960; Álvarez-Cornett, 2015c) o, tal vez, se pueda ir más atrás en el tiempo, al año
1940, a la patente estadounidense por un método y equipo para hacer fluoroscopia estereoscópica (Gónzalez-
Rincones, 1940) diseñado por el médico Pedro González Rincones (1879-1967), antiguo Jefe de Servicio de
Electro-Radiología en el Hospital Vargas de Caracas (1937), fundador del Servicio y de la Cátedra de Clínica
Radiológica en el Hospital Universitario de Caracas (1956-1966) y Rector de la UCV (septiembre, 1953 - mayo,
1956) o, quizá, se pueda ir aún más atrás, a 1927, a la patente estadounidense otorgada al profesor de
Ingeniería Eléctrica Melchor Centeno Vallenilla (1905-1986) por su diseño de una celda fotoeléctrica (Centeno,
1927). En 1930, Melchor Centeno Vallenilla egresó del Massachusetts Institute of Technology (MIT) con un título
(B.S.) en Ingeniería Eléctrica (Centeno Vallenilla, 1930)37.
36 Esta sección está basada en un trabajo tentativamente titulado «Memorias sobre nuestra innovación tecnológica. Recuerdos valiosos para una nueva
Venezuela» que ha sido enviado a una revista arbitrada para su publicación.
37 Durante su estadía de estudios de ingeniería eléctrica en el MIT, Melchor Centeno obtuvo otras tres patentes Nail Straighteners (1928; US. Patent No.
1.666.844), Photo-Oscillators (1929; US. Patent No. 1.702.195) y Televisión Apparatus (1931; US. Patent No. 1.800.601). Esta última patente parece estar
relacionada con su trabajo de tesis de grado, con el mismo nombre Televisión Apparatus (1930), que Melchor Centeno realizó bajo la supervisión del
profesor Richard Dudley Fay (1891-1964), un ingeniero eléctrico mejor conocido por sus trabajos sobre acústica en el Laboratorio de Acústica (fundado en
el MIT en 1931) y por su colaboración con el físico Philip M. Morse (1903-1985). Después de su graduación, Melchor Centeno regresó a Venezuela por corto
tiempo, pero, luego, al no encontrar en el país oportunidades para su desarrollo profesional, se regresó a los EE. UU., radicándose en Nueva York, en donde
trabajó por 12 años para la empresa International Television Radio Corporation, llegando a desempeñar el cargo de jefe de investigaciones. Allá Melchor
Centeno produjo otras invenciones en sistemas de televisión las cuales también fueron patentadas (US. Patent No. 1.873.696; 2,066.715 y US Patent Re-
issue RE-18.761). En noviembre de 1942, Melchor Centeno se regresó a Venezuela. Para mayores detalles sobre su vida, véase su entrada en Memoria de la
Ciencia en Venezuela (Freites, S/F) y Semblanza del Dr. Melchor Centeno Vallenilla (Altimari, 2008).
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I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
Por otra parte, en relación a la educación en física e ingeniería, en septiembre de 1947, por primera vez en
el país, se creó en la Universidad Central de Venezuela (UCV) la carrera de Ingeniería Eléctrica cuyos primeros
graduados egresaron en 195038. La carrera de Licenciado en Física deberá esperar a la creación de la Facultad
de Ciencias en 1958.
En 1947, Melchor Centeno Vallenilla se unió al esfuerzo de la UCV por formar ingenieros electricistas. Inicialmente,
en 1947 dio clases de Electrotecnia para los ingenieros industriales (opción Mecánica)39 y luego dictó el curso
«Máquinas de corriente directa» para los ingenieros electricistas. Aunque el Profesor Centeno fue motivo de
inspiración y dejó una honda huella en cientos de ingenieros electricistas egresados de la UCV, y estuvo como
profesor desde el principio, al parecer tuvo poco que ver con la gestiones iniciales para la creación de los
estudios en Ingeniería Eléctrica (ver nota 8).
La filosofía de enseñanza de la ingeniería eléctrica en la UCV ha sido la de formar ingenieros generalistas, es
decir, un ingeniero electricista con un amplio espectro de acción, no especializado y la UCV no otorga títulos
de Ingeniero Electricista con especialidades, solo existe un título, Ingeniero Electricista. Sin embargo, aunque,
desde 1954, había dos materias relacionadas con electrónica («Electrónica Fundamental y Electrónica Aplicada
como materias obligatorias a nivel de cuarto y quinto año» (Pirela, 1984)), para 1956 los estudios de ingeniería
eléctrica estaban orientados hacia el área de Potencia — donde para la época las oportunidades de trabajo
eran mayores — y no hacia el área de Electrónica.
Posteriormente, además del área de Potencia, lentamente, entre 1963 y 1967, se crearon materias que orientaban
la carrera hacia especializaciones en Electrónica y Comunicaciones (Pirela, 1984). En Venezuela, la carrera de
Ingeniería Electrónica se ofreció por primera vez en el país, en 1970, en la recién inaugurada Universidad Simón
Bolívar (USB) y en el Instituto Universitario Politécnico de Barquisimeto (hoy, Unexpo, Sede Barquisimeto).
Pasados quince años, en 1962, del antiguo Departamento de Ingeniería Eléctrica de la UCV surgió la Escuela de
Ingeniería Eléctrica (EIE) de donde, como bien lo señala Martínez Cabrero, egresaron muchos de los ingenieros
que pasaron a formar parte del Laboratorio.
Debido a que en los primeros tiempos los estudios en Ingeniería Eléctrica estaban orientados hacia el área de
Potencia, en 1956, Roberto Callarotti, un joven recién graduado del Liceo Andrés Bello interesado en estudiar
ingeniería electrónica, debió buscar apoyo para cursar esta carrera en el exterior. En ese año logró conseguir
una beca de la Fundación Creole para estudiar electrónica en la Universidad de Texas, en Austin. Roberto
Callarotti va a ser un personaje pionero en el fomento de la investigación en microelectrónica en Venezuela.
En 1960, a su regreso de Texas, consigue ser becado de nuevo, esta vez por el Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC) para hacer una maestría (1962) y doctorado (1967) en Ingeniería Eléctrica en el
MIT, especializándose en electrónica y superconductividad.
Mientras tanto, en 1958, en la Universidad Central de Venezuela (UCV) se creó la Facultad de Ciencias y, en una
de sus escuelas, la Escuela de Física y Matemáticas (EDFM), en el Departamento de Física, entre 1959 y 1961, se
dan varios desarrollos interesantes que han sido poco estudiados. En la EDFM también existía un Departamento
de Electrónica, que estaba a cargo del ingeniero de origen italiano Gino Cosci Bisi, y un taller mecánico a cargo
del técnico mecánico francés Sr. Mellina, antiguo empleado del Observatorio de París en Meudon, y su auxiliar,
también francés, Louis (Luis) Chambost.
Gino Cosci40 participó en el desarrollo de la electrónica para un equipo de detección de Resonancia Magnética
Nuclear para los estudios que realizaba el profesor Nicolás Molina González (1916-1997) (Molina González, 1965
y Álvarez-Cornett, trabajo aceptado para ser publicado); pero este equipo fue diseñado en base a la tecnología
38 «Las gestiones que permitieron el inicio de estos estudios, provinieron de una acción combinada del Ing. David J. Morales, quien para aquel entonces
era Director de la Sección de Energía Eléctrica del Ministerio de Fomento, conjuntamente con el Ministro de Fomento doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo,
quien acogió la idea del ingeniero Morales y sugirió al Rector de la UCV, doctor Santiago Vera Izquierdo "...la conveniencia de iniciar cuanto antes la
especialización de ingeniería eléctrica en la Universidad Central de Venezuela”» Luego, «[u]na comisión de la propia Facultad [de Ingeniería que en aquel
entonces se llamaba Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas], encabezada por su decano el doctor Hipólito Kwiers Rodríguez y con la colaboración de
los ingenieros David J. Morales y Arnaldo Pacaníns, preparó el plan cuya aplicación se inició con los estudiantes del quinto semestre, en septiembre de ese
mismo año [1947]» (Pirela, 1984; p. 145). En 1950, esos primeros ingenieros electricistas fueron Alberto Naranjo Escobar y Andrés Eloy Martínez (Altimari,
2008).
39 Al crearse las carreras de Ingeniería Eléctrica y Mécanica se eliminó la especialización en Ingeniería Industrial.
40 Actualmente se sabe muy poco sobre la vida de Gino Cosci. Aparentemente, es un ingeniero italiano quien primero emigró a Argentina y, luego, desde
Argentina vino a Venezuela. Después de trabajar por algún tiempo en la UCV, pasó a formar parte del personal del IVIC.
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I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
de tubos de vacío y no con la nueva, para ese entonces, tecnología de transistores. Por otra parte, y también
con tecnología de tubos de vacío, el ingeniero Cosci inicialmente fabricó un «Computador para analizar cintas
de electroforesis en papel» la cual patentó en España en 1961; y, por otra versión de este sistema, en 1969, le
fue otorgada una patente en los EE. UU. (Cosci, 1961 y 1969). Y, por último, según lo relata Dinah S. de Seidl
(2015), el ingeniero Cosci también construyó un colorímetro para el Instituto Nacional de Nutrición (INN).
Finalmente, con participación de varios de los profesores de la EDFM, de ese taller mecánico salieron varios
instrumentos: un balanza Curie-Chéneveau para medir susceptibilidades magnéticas (construida por Mellina
bajo la dirección conceptual de Jerzy Gintel), una cámara de Millikan, un giróscopo de alta velocidad y un
espectrofotómetro para la Escuela de Química (Lindorf, 2008; pp. 91-92).
Para 1960, el Departamento de Física de la EDFM, que además tenía un Departamento de Matemáticas, añadió
un Departamento de Cálculo Numérico y Sistematización de Datos (en adelante CNSD), dirigido por el físico-
matemático argentino Carlos Domingo (n. 1926), el cual desarrolló fuertes vínculos con el CENDES (Centro
de Estudios Sociales para el Desarrollo) de la UCV. En el CNSD, y según parece, con el objetivo de modelar
problemas socioeconómicos por simulación analógica, dirigido por el físico argentino Marcos Gighlione, se
desarrolló un proyecto para construir una cuba electrolítica (electrolytic tank, en inglés) de un metro de lado
(a ser construido con una precisión de 1/10 de mm). La idea consistía en calcular analógicamente mediante
simulaciones con líquidos conductores y resolver algunas ecuaciones potenciales de forma analógica (Kennedy
y Kent, 1956). Este equipo, al menos, su parte mecánica, se construyó en el taller mecánico. Sin embargo, este
proyecto fue abandonado porque, en 1961, la Facultad de Ciencias puso en operación su primera computadora:
una máquina IBM 1620 que hizo que la cuba electrolítica fuese una tecnología obsoleta.
Se debe hacer una reconstrucción histórica de estos desarrollos tecnológicos de fines de los años cincuenta
y principios de los años sesenta. Y, por ello, creemos que los historiadores de la ciencia y tecnología deben
poner estos desarrollos entre sus temas de investigación. Pero, ahora, debemos volver con Roberto Callarotti.
1.2. La microelectrónica en el IVIC
Al retornar a Venezuela en 1966-67, Callarotti ingresa en la Sección de Física del IVIC porque para la época
en esta institución no se realizaba investigación en ninguna de las ramas de la ingeniería. Desde diciembre de
1966, Callarotti trabaja primero en el Laboratorio de Bajas Temperaturas dirigido por Romer Nava (1932-1999),
y, luego, en 1968, en el Laboratorio de Superconductividad que él mismo dirige. En paralelo, Roberto Callarotti
se siente preocupado por la poca I+D en ingeniería en Venezuela. En sus propias palabras (Callarotti, 2007; pp.
25-36):
Era obvio que si se deseaba realizar investigación en ingeniería en Venezuela – de nivel
comparable al de países más desarrollados como los EEUU, el Reino Unido, Francia o
Brasil – era necesario ampliar la posibilidad de otorgar becas en ingeniería para cursar
esos estudios en el exterior. Esto requería dos cosas: la identificación de tesistas de
pregrado con inclinación a seguir una carrera en I y D en Venezuela, y la ampliación del
programa de becas de doctorado del IVIC para cubrir las diferentes ingenierías.
Por ello, en 1967, para identificar talentos, Callarotti comienza a dictar clases a tiempo parcial en la EIE, UCV. En
1968, junto con otros investigadores del IVIC, Callarotti propone crear un Instituto Venezolano de Investigaciones
Tecnológicas. Sin embargo, dicho instituto no se materializa como tal. Pero, producto de la propuesta, en 1969,
nace en el IVIC un Centro Tecnológico con dos divisiones: el Centro de Petróleo y Química (del cual surgirá,
años más tarde, el centro de I+D de la industria petrolera venezolana, PDVSA-Intevep) y el Centro de Ingeniería
dirigido por Callarotti (que, posteriormente, en 1980, dará origen a la Fundación Instituto de Ingeniería, FII).
En 1969, el IVIC incluyó a las ingenierías en su programa de becas de doctorado en el exterior. Ya para 1971,
en este Centro de Ingeniería del IVIC, se hacía investigación en ingeniería electrónica,
(...) elaborando modelos para diferentes dispositivos electrónicos: interruptores amorfos,
interruptores bi-direccionales de silicio, micro líneas, celdas solares, y realizando medidas
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I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
inductivas en muestras metálicas de diferentes geometrías – cilindros, conchas cilíndricas,
y esferas (Callarotti, 2007; pp. 25-36).
Por otra parte, el programa de becas del IVIC, permitió la formación de varios doctores en ingeniería eléctrica o
física aplicada: Miguel Octavio, Juan Milton Aponte (1952-1996), Andrés Albanese, Mario Vecchi, Ricardo Suárez-
Gartner, Consuelo Sánchez, Rafael Padilla, Oscar Chang y Paúl Esqueda quienes, a su regreso a Venezuela, junto
a investigadores extranjeros como el ingeniero belga Pierre E. Schmidt y el ingeniero eléctrico británico, nacido
en Harbin, China, Vladimir Adams, se unieron a los esfuerzos del IVIC en la investigación en electrónica y áreas
relacionadas.
En el Laboratorio de Ingeniería Eléctrica del IVIC, por ejemplo, Ricardo Suárez-Gartner diseñó microcircuitos
impresos para centrales telefónicas, trabajó en un sistema telemétrico de adquisición de datos sísmicos para
una red sismológica (Suárez et al., 1980; Suárez et al., 1981a; y Adam et al., 1985) y, junto con Oscar Chang y
Vladimir Adams, diseñó circuitos lógicos programables dinámicamente cuya metodología fue patentada en los EE.
UU. y asignada al IVIC (United States Patent 4,292,548; 1981) (Suárez et al., 1981b). Adicionalmente, algunos de
los resultados de la tesis doctoral de Ricardo Suárez en la Universidad de California, Berkeley (Suárez-Gartner,
1975a) también fueron patentados (Reversible analog/digital (digital/analog) converter, US Patent 3,906,488;
1975) (Suárez-Gartner, 1975b)41.
En 1980, después de haber trabajado por varios años en el IVIC, Ricardo Suárez-Gartner42, fundó la empresa
EYT Electrónica y Telecommunicaciones C.A., y suponemos que después de la debacle económica que produjo
la devaluación de 1983, Ricardo Suárez emigró a los EE. UU. en donde ingresó a trabajar en Intel Corporation,
empresa en la cual se forjó un gran prestigio en I+D en sistemas de microprocesadores. Su nombre aparece
mencionado en la historia mundial del desarrollo de los circuitos analógicos integrados (ver, A History of the
Continuously Innovative Analog Integrated Circuit, Young, 2007)43.
Por otro lado, en el mismo Laboratorio de Ingeniería Eléctrica, investigadores como Pierre E. Schmidt, junto
con Mukunda Das (Pennsylvania State University), diseñaban dispositivos MOS-FET los cuales también fueron
reconocidos con una patente asignada al IVIC (Built-in notched channel MOS-FET triodes for high frequency
application; United States Patent 4,191,963; 1990).
Mientras que, en otro lugar del IVIC, en el Centro de Física, en el Laboratorio de Semiconductores, desde 1977,
su jefe, Mario Vecchi, investigaba en dispositivos ITSC (integrated tandem solar cells) hechos con homojunturas
semiconductoras p/n, materiales semiconductores (Radiative recombination measurements in p-type CuInS2),
fotoluminiscencia y en recocido simulado (simulated annealing).
Mario Vecchi es coautor, junto con Scott Kirkpatrick y Charles Daniels Gelatt de la empresa IBM, de un trabajo
(Optimization by Simulated Annealing) que fue la semilla del método de recoccido simulado (simulated annealing,
en inglés) el cual es uno de los métodos de optimización basado en la mecánica estadística más usados en el
mundo (Kirkpatrick, Gelatt y Vecchi, 1983).
Para la época Vecchi, quien era Investigador Titular del IVIC, realizaba una estadía como investigador visitante
en el IBM Thomas J. Watson Research Center. Este trabajo ha colocado el nombre de Vecchi, y el de Venezuela,
en la historia mundial de la ciencia y tecnología ya que este trabajo está entre los 100 artículos científicos
más citados en el mundo (puesto #86 según la revista Nature con 13.293 citas) (Van Noorden et al., 2014). En
nuestra opinión, esto es una genuina hazaña, ya que hasta la fecha, no hay otro autor científico venezolano
(o latinoamericano) que haya alcanzado tal cifra de citas en un trabajo científico en cualquier área del saber.
Mario Vecchi hizo su pregrado en Cornell University (B. Sc. en Ingeniería Eléctrica) y el doctorado en el MIT,
en Ingeniería Eléctrica, bajo la dirección de la Profesora en Física Aplicada, Mildred Dresselhauss (1930-2017).
Cuando regresó a Venezuela, Vecchi desplegó en el país una gran actividad en el sector científico-tecnológico,
41 Un artículo de Ricardo Suárez, basado en los resultados de su tesis doctoral, presentado, en 1974, en la reunión de la ISSCC (International Solid-State
Circuits Conference) (Suárez, 1974), fue seleccionado en el año 2003 como uno de los 10 trabajos sobre circuitos analógicos más importantes en los 50
años de historia de la ISSCC (International Solid-State Circuits Conference) (Robertson, 2003).
42 Entre 1975 y 1979, Ricardo Suárez ejerció como jefe del Laboratorio de Ingeniería Eléctrica del IVIC.
43 Ricardo Suárez-Gartner también fue distinguido con el Premio Anual del Conicit en el área de Ingeniería (1979).
102
I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
comenzando, como ya se señaló, en el Laboratorio de Semiconductores, Centro de Física, del IVIC, y luego con
el desarrollo de un computador personal (ver más bajo).
En 1984, después de dejar el IVIC, Mario Vecchi ejerce como jefe del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la
Universidad Metropolitana al tiempo que trabaja en su empresa Xynertek; un emprendimiento en donde Vecchi
diseñó y fabricó la primera microcomputadora comercial en Venezuela cuya tarjeta maestra del CPU y el firmware
para el control de las operaciones del microcomputador, o sea, el desarrollo del BIOS de la máquina, fueron
hechos en Venezuela (Álvarez-Cornett, 2015a y Vecchi, 1989).
Pero, en 1986, Vecchi se fue a vivir a Morristown, New Jersey, EE. UU. y, entre 1986 y 1993, trabajó para
Bell Communications Research (BellCore, en los EE. UU.) y, posteriormente, por un breve tiempo, lo hizo para
CableLabs en Boulder, Colorado44. En CableLabs, Vecchi estuvo involucrado en un proyecto para definir el
standard DOCSIS (Data Over Cable Service Interface Specification). Sin embargo, ya en 1994, Vecchi había
abandonado la investigación en tecnociencia para dedicarse al mundo empresarial, primero como Vice Presidente
de Network Engineering en Time Warner Cable en Englewood, Colorado, luego, en 1998, como Vicepresidente
Senior de AOL Global Technologies, en el 2008 deja AOL para ir como Presidente de Apex Technologies en
Puerto Rico, y, luego, desde el 2013, como consultor en telecomunicaciones en Florida y, actualmente, desde el
2014, ejerce como Chief Technology Officer del Public Broadcasting System (PBS) de los EE. UU.
1.3. Otros desarrollos en Venezuela
Con la intención de ilustrar, y no con ánimo de ser exhaustivo, menciono otros de los desarrollos y
emprendimientos tecnológicos que existieron en esta época. Para ese entonces también comenzaron a surgir en
el país empresas relacionadas con las telecomunicaciones y la electrónica como Maplatex, C.A. (Manufacturas
plásticas y telefónicas). Esta empresa fue fundada por el Ing. Hernán Pérez Belisario, en 1973, para producir
productos electromecánicos y electrónicos (entre ellos, Materiales de planta externa, Contadores de electricidad,
Aparatos telefónicos, Centrales telefónicas, Equipos de transmisión e Interfaces para centrales electromecánicas).
Maplatex adquirió la tecnología para sus procesos mediante licenciamiento y transferencia tecnológica de varias
empresas extranjeras: Siemens/Alemania, Ericsson/Suecia y Mitel/Canadá. En 1974, Cantv adquirió el 45% de
las acciones de Maplatex.
También aparecieron otras empresas como Avtek Electrónica C.A., un emprendimiento fundado en 1978 por el
profesor estadounidense de ingeniería William Kimberly para producir productos de calidad para la protección
eléctrica45; la empresa ya mencionada EYT Electrónica y Telecomunicaciones C.A. de Ricardo Suárez; MCM
Electrónica SRL, empresa fundada en 1976, la cual desaparece para dar origen a Microtel Electrónica S.A. (fundada
en julio de 1977) y Fonolab; y Generación de Tecnología (GENTE) C. A. «una empresa que desarrolla, diseña,
fabrica y comercializa dispositivos electrónicos de supervisión, protección y control de sistemas eléctricos en
media y baja tensión». GENTE fue fundada, en 1985, por cuatro jóvenes egresados de la USB Martín Echevarría,
ingeniero en computación; y los ingenieros electrónicos José Miguel Canudas, Vicente González y Argenis Gómez.
Esta empresa recibió el Premio a la Excelencia de Venezuela Competitiva 1994 – 2002 y uno de sus fundadores,
Martín Echevarría, es el líder del famoso Proyecto Cumbre que ha llevado a los venezolanos a las cimas del
mundo como el Monte Everest.
Otro emprendimiento que vale la pena destacar fue uno llamado AETI, C.A., cofundado por el ingeniero
electrónico Miguel Benatuil (USB, 1975) quien, en 1997, llegó a ser Presidente de Cantv Servicios y fue ganador
dos veces (1980 y 1984) del Premio Nacional de Desarrollo Tecnológico que otorgaba el Conicit. Después de
trabajar por tres años para la empresa Tecnoconsult, Benatuil cofundó AETI que llegó a ser la empresa de
44 Cable Television Laboratories – CableLabs – es un consorcio de investigación y desarrollo sin fines de lucro fundado por la operadoras de cable para
desarrollar nuevas tecnologías de telecomunicación para las cableras y crear o definir nuevos estándares.
45 El profesor William Kimberly vino a Venezuela reclutado por USB a raíz de una oferta de trabajo que la USB publicó en una revista del IEEE. Graduado de
Case Western Reserve University y dadas sus otras altas credenciales fue empleado como Profesor Titular contratado. Después de dos años, se logró su
pase al escalafón. Sin embargo, por razones administrativas, no podía ser con el rango de Profesor Titular sino de Profesor Asociado lo que significaba un
menor sueldo y jerarquía. Además de la reducción de su salario, el profesor Kimberly consideró que estaba siendo degradado académicamente y, el mismo
día en que fue notificado del cambio, renunció. Pero se quedó en Venezuela en donde fundó Avtek y formó una familia. Su hijo William Jr. se graduó de
ingeniero electricista de la USB. Años más tarde, el profesor Kimberly emigró a Guadalajara, México adonde también llevó su actividad empresarial mediante
la empresa Outsource Associates; los equipos son diseñados en México mayoritariamente por diseñadores venezolanos y fabricados en China (Loreto, 2012 y
2013).
103
I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
automatización más grande de Venezuela la cual diseñó y fabricó un sistema SCADA, llamado Prodiac III, de
amplio uso en la industria petrolera venezolana para el control de los sistemas eléctricos46.
En este recuento, también hay que mencionar a la Fundación Instituto de Ingeniería (FII) la cual fue fundada, en
1980, mediante el decreto No. 733 de la Presidencia de la República, y comenzó a operar el 2 de diciembre de
1981 estando adscrito al antiguo Ministerio de Fomento. Las áreas de competencia del Instituto de Ingeniería
eran: Electrónica, Informática, Mecánica, Materiales y Procesos Industriales. Como ya se mencionó, los orígenes
de esta nueva entidad se remontan al Centro de Ingeniería del IVIC creado por la iniciativa de Roberto Callarotti.
En relación al área de Electrónica, en la FII se crearon proyectos para el desarrollo y soporte tecnológico para
la Armada de Venezuela (en particular, el reacondicionamiento de sistemas electrónicos para submarinos), la
creación de laboratorios para el establecimiento de estándares eléctricos y electromagnéticos y el desarrollo
de sistemas de desalinación y purificación de agua para lugares aislados usando energías alternas (Callarotti,
2008). También, según lo señala Mayoral (1984), la FII «se limita a producir paneles solares basados en celdas
amorfas importadas» e «intensifica esfuerzos para demostrar la factibilidad técnica y adquirir una perspectiva
industrial realista en torno a la manufactura de rectificadores de control y dispositivos de potencia. Se realiza
simultáneamente un esfuerzo de investigación en contactos metal-silicio para altos niveles de corriente».
Tanto en Laboratorio de Telecomunicaciones del CET como la FII formaron parte de una entidad llamada Avinti
que agrupó a todos los institutos de investigación industrial de Venezuela47.
Por otra parte, en 1982, Venezuela alcanzó el mayor parque computacional per cápita de Latinoamérica (1
computador por 20.000 habitantes) y, en 1983, en Caracas, la empresa IBM creó el Centro Científico IBM
Venezuela el cual con sus sistemas computacionales48 facilitó el flujo de la creatividad e imaginación de los
artistas Alejandro Otero (1921-1990) (su obra Saludo al siglo XXI, Armitano Editores, 1989) y Rolando Peña (su
obra Mene Digital, Ediciones IBM de Venezuela, 1993) posibilitando el arte digital en Venezuela y, adicionalmente,
apoyó a la investigación en ciencia e ingeniería en sus aspectos computacionales (en Astrofísica, Relatividad,
Física atómica, Computación, Química, Mecánica de fluidos y Biomedicina) y ayudó a la difusión en las
universidades de los métodos de cálculo numérico con computadoras personales. En este Centro Científico
jugaron un papel importante el meteorólogo Juan Rivero (Director del Centro entre 1987 y 1992), el informático
y científico computacional Walter Cunto y el físico Claudio Mendoza.
Otros acontecimientos dignos de resaltar en la Gran Caracas son la génesis de la bioingeniería en Venezuela,
en la subárea de electrónica biomédica, liderada por el ingeniero eléctrico Antonio Sainz, con la cooperación del
médico Gianni Pinardi Testa (1923-2009) y otros quienes en la Sección de Bio-Ingeniería del Instituto Nacional
de Dermatología de la UCV desarrollaron un sistema para el cálculo en línea del volumen sistólico (la cantidad
de sangre que el corazón expulsa durante el periodo de contracción) y el gasto cardíaco (Pinardi, Sainz y
Santiago, 1975)49; la creación, en 1979, del Laboratorio de Electrónica del Estado Sólido (LEES) de la USB; y,
el desarrollo, en 1983, en la Facultad de Ciencias, Departamento de Física (UCV), bajo la dirección del profesor
Pedro Bautista, y el trabajo del estudiante Elzer Benaim, de una las primeras microcomputadoras en Venezuela
cuyos detalles fueron presentado en su trabajo de tesis titulado “Microcomputadora y equipo de adquisición de
datos para resonancia paramagnética electrónica”.
En el interior del país, también se hacía investigación relacionada con la electrónica. En la Universidad de los
Andes (ULA), en el Departamento de Física había un grupo haciendo investigación en la física de semiconductores
liderados por Jesús González y Syed M. Wasim, y, en 1978, en la Universidad de Oriente, el profesor punjabi
Amar Singh fundó el Laboratorio de Dispositivos Semiconductores (Álvarez-Cornett, 2015b).
46 Otros emprendimientos como el taxímetro electrónico de la Universidad de Carabobo, el proyecto «Terminal remoto Inteligente» (TRIP) de AETI y el proyecto
CONITAX-048 de Interba aparecen mencionados en el trabajo «Perspectivas para la microelectrónica en Venezuela (Primer Taller de Microelectrónica-FII-
Conicit)» de Joaquín Mayoral de la Fundación Instituto de Ingeniería (1984).
47 El 5 de mayo de 1980, el Laboratorio fue socio fundador de la Asociación Venezolana de Institutos de Investigación Tecnológica Industrial (Avinti). Además
de la FII, los otros socios fundadores fueron el Centro de Investigaciones del Estado para la Producción Experimental (Ciepe), el Instituto Venezolano de
Investigaciones Tecnológicas e Industriales (Investi), el Centro de Investigaciones Tecnológicas de la Universidad de Oriente y el Centro Tecnológico del IVIC.
Posteriormente se sumaron otros centros de I+D incluyendo a Intevep. Para detalles, véase «Qué es ...AVINTI» (Revista Espacios, 1984).
48 Principalmente el sistema IBM 5080 Graphics System y, también, un equipo para el procesamiento digital de imágenes: el sistema PDS (Perkin-Elmer) y el
programa Hacienda con el paquete HIPS-UNIX.
49 Tenemos conocimiento de que, a mediados de los años setenta, en el Centro de Ingeniería del IVIC, se desarrolló un proyecto para un controlador
electrónico para un corazón artficial (una bomba extracorpórea funcional) con la participación, entre otros, de Alfirio Russo (†) y Mauricio Tucci (comunicación
privada via correo electrónico y redes sociales con José Manuel Martínez, Paúl Esqueda y Antonio Sainz, 2019). Este es otro tema que tampoco ha sido
estudiado por lo que no podemos decir mucho más.
104
I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
En 1995 se realizó en la Universidad Simón Bolívar el primer congreso internacional de Caracas en dispositivos
electrónicos (en inglés, International Caracas Conference on Devices, Circuits, and Systems; ICCDCS, 1995) el
cual tuvo una segunda edición en la Isla de Margarita (ICCDCS, 1998).
1.4. Venezuela pudo haber creado una sólida industria electrónica
En base a lo señalado, podemos decir que, a principios de los años ochenta, Venezuela tenía casi todas las
bases para crear una industria electrónica de microprocesadores y dispositivos electrónicos50. A pesar de
que muchas de las actividades mencionadas no formaban parte de un plan integral, los esfuerzos de Roberto
Callarotti desde fines de los años sesenta en el Laboratorio de Ingeniería Eléctrica del IVIC y su campaña de
formación de talentos de alto nivel en ingeniería y física aplicada; así como los proyectos de I+D realizados
en el Laboratorio del CET bajo la dirección de José Manuel Martínez Cabrero; y las actividades de los otros
laboratorios y empresas mencionadas, comenzaban a dar frutos. Tal y como lo refiere Mario Vecchi (1989; p.
244):
La tecnología electrónica en el país ya había llegado a un grado de desarrollo que permitió
atacar el proyecto Xynertek C.A., utilizando los recursos humanos y la infraestructura
existentes en el país. Es un reflejo de nuestro creciente desarrollo la independencia
industrial y tecnológica que las empresas venezolanas promueven en este sector.
Desafortunadamente, a comienzo de los años ochenta, las posibilidades reales de crear una industria electrónica
en el país se desvanecieron. En el caso del Laboratorio del CET, como lo explica el autor de este libro, varios
problemas de índole ideológico y político partidista afectaron severamente el desempeño del Laboratorio. En los
otros casos, la devaluación de la moneda ocurrida, el 18 de febrero de 1983, que también afectó al Laboratorio,
hizo que los recursos económicos escasearan, los sueldos se volvieran agua y los científicos y tecnólogos, que
con tanto esfuerzo se formaron en el exterior, comenzaran a emigrar.
Y, como lo señala Iván de la Vega (2003), en:
La década de los 80 se puede ver como el punto de inflexión que indicó un nuevo rumbo
para Venezuela y señaló el principio de una regresión en todos los ámbitos de la sociedad
que deterioró progresivamente el nivel y la calidad de vida de la población, pero que
además marcó el tránsito de un país receptor de inmigrantes a uno donde se inició la
emigración, incluso en el ámbito de la ciencia y la tecnología.
2. Los expertos neerlandeses de la UIT en el CET
En 1958, con el inicio de la democracia, comenzó la cooperación extranjera para el desarrollo de las
telecomunicaciones en Venezuela por medio de la venida al país de los expertos de la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT).
Este apoyo tecnológico fue muy importante y constituye otro de los temas de la historia de la ciencia y tecnología
venezolana que hasta ahora no ha había sido estudiado. En particular, quiero hacer mención al soporte dado,
entre otros, por los técnicos australianos (John Ferris, James Harrington, Raymond Lawry y William R. M. Pryde;
la llamada misión australiana), los expertos neerlandeses (Jan Deketh, Jules Meulemans, Oeds van der Woude,
Christianus P. van Vucht y Joop Van Hasselt) y los japoneses (Yoshizo Ito y Naoshi Shimizu). Aunque, con el
cambio político, el primer técnico de la UIT en venir a Venezuela fue el experto en Radiocomunicaciones de la
República Federal de Alemania, G. Müth quien llegó al país el 30.10.1958 y permaneció hasta 30.6.1959.
Los intentos de la UIT por apoyar a Venezuela vienen, sin embargo, de más atrás. En el Informe Anual del
Secretario General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones correspondiente a 1957 (UIT, 1958) se
menciona que:
50 Según el ingeniero José Manuel Martínez (en comunicación privada, 2019), en la Cantv se preparó un proyecto para el desarrollo de la industria electrónica
en Venezuela el cual llegó hasta el gabinete de gobierno en donde fue rechazado. Sería interesante poder tener la documentación del proyecto propuesto y
estudiar las actas en donde consta la negativa y rechazo por parte del gobierno a esta iniciativa.
105
I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
Dentro de su programa de 1957, la U.I.T. buscó dos expertos para asesorar al Gobierno
de Venezuela en materia de radiocomunicaciones y de telefonía. El proyecto hubo de
abandonarse por haber renunciado el Gobierno venezolano a esta asistencia (p. 27).
Y más adelante, bajo el rubro «Proyectos a realizar en 1958 si puede disponerse de los fondos necesarios»
se señala que, entre los 88.500 dólares presupuestados para expertos en el mundo, a Venezuela le corresponde
un experto en Telecomunicaciones, por seis meses, a un costo total de 5.000 dólares. Este experto terminó
siendo G. Müth. Es decir, con la llegada del cambio político que representó para el país la Junta de Gobierno
que sustituyó a la dictadura del general Marco Pérez Jiménez (1914-2001) el apoyo tecnológico sí se pudo dar.
En el Informe Anual del Secretario General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones correspondiente a
1958 (UIT, 1959) ahora se menciona que:
En 1958, ha sido posible responder a la solicitud del Gobierno de Venezuela, que deseaba
obtener la asistencia de dos expertos en telecomunicaciones para mejorar sus enlaces de
haces hertzianos [radio-relay, en la versión en inglés del informe; radioeléctricos es una
mejor traducción] y para instruir al personal de los servicios telefónicos. El Sr. G. Mueth
[Müth] (República Federal Alemana) salió para Caracas a últimos de año, para ocupar el
puesto de experto en haces hertzianos. El segundo experto, el Sr. J. Deketh (Países Bajos),
ha comenzado su misión a principios de 1959 (p. 23).
En la sección de presupuesto de este informe (UIT, 1959; p.65), bajo el rubro «Programa de asistencia técnica
de la UIT para 1959» cuyo presupuesto de proyectos Categoría I era en total de 239.362 dólares, en la sección
de «Proyectos que se realizarán en 1959 (Categoría I)», Venezuela aparece con un monto de 16.800 dólares
repartidos así: un experto en Radiocomunicaciones (por seis meses a un costo de 7.200 dólares) y un experto
en Telefonía (por ocho meses a un costo de 9.600 dólares). De donde inferimos que, para 1958, el costo
mensual de un experto era de 1.200 dólares. El experto en Radiocomunicaciones era el Sr. G. Müth y el de
Telefonía, Jan Deketh.
La venida al país de Müth y Deketh se realizó inicialmente con fondos propios de la UIT. Pero más adelante,
en el Informe Anual del Secretario General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones correspondiente a
1959 (UIT, 1960) se señala que el gobierno de la República de Venezuela deseaba continuar con la misión de
asistencia corriendo la Nación con los gastos51.
El Sr. Deketh se ha encargado de estudiar la extensión de la red telefónica y la
preparación del personal nacional. El Gobierno de Venezuela ha continuado la misión por
cuenta propia, pidiendo al mismo tiempo a la U.I.T. que continuase asumiendo la dirección
de la misma. En 1960 se reclutarán otros tres expertos en las mismas condiciones.
En este trabajo, dada su importancia para el CET, solo quiero elaborar un poco sobre el apoyo de los técnicos
neerlandeses. Entre estos expertos neerlandeses de la UIT destaca el nombre de un antiguo empleado de la
empresa Koninklijke Philips N.V., graduado (dipl. El.-Ing.) en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH, por
sus siglas en alemán), el ingeniero Jan Deketh, cuyo estudio biográfico será próximamente publicado (Álvarez-
Cornett, en vías de publicación).
Jan Deketh llegó al país a fines de enero de 1959 contratado como experto de la UIT. Entre 1959 y 1962,
estuvo a la orden de la Dirección de Telecomunicaciones del Ministerio de Comunicaciones, y, posteriormente,
en 1962, al crearse la Oficina de Planificación y Desarrollo de las Telecomunicaciones, OPD, pasó a esta nueva
organización para orientar sobre entrenamiento de personal. Como ya se señaló vino en calidad de experto en
telefonía y radiocomunicaciones.
A Jan Deketh se le debe la idea de crear un Centro de Entrenamiento para formar y reentrenar técnicos para
los servicios de telecomunicaciones. El ingeniero José Suez Gutiérrez cooperó con él en la OPD para formular
51 El Programa de Asistencia Técnica de las Naciones Unidas comprendía también un plan de ayuda a los países en vías de desarrollo, conocido con el
nombre de «Fondo en fideicomiso» (Funds-in-Trust, en inglés) que consistía en facilitarles expertos cuando los países lo requerían pero a sus propias
expensas (en los reportes esto se señala a veces como «asistencia prestada a título oneroso»).
106
I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
la solicitud de Asistencia al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la cual, al ser aprobada,
permitió crear el Centro de Entrenamiento de Técnicos en Telecomunicaciones (CETT) y cuyo Director Fundador
fue el propio Ing. José Suez Gutiérrez mientras que el Ing. Jan Deketh fue nombrado Jefe de la Misión de
Asistencia de la UIT en Caracas.
Hacia el final de este libro, en la sección titulada «Cuatro Momentos con El Laboratorio», el Ing. José Suez
relata que la creación del Laboratorio para la Administración de Telecomunicaciones era un deseo compartido
entre Jan Deketh y él. Luego, en 1969, cuando se dieron las condiciones, ellos presentaron ante el PNUD,
una solicitud de asistencia para la Segunda Fase del CETT y, entre los objetivos de esta segunda solicitud,
incluyeron el proyecto para un Laboratorio de Telecomunicaciones. Lamentablemente, Jan Deketh no vivió para
ver el Laboratorio funcionando.
Jan Deketh nació, en Surabaya, Java Oriental (Soerabaja, Oost-Jav, en neerlandés), Java, el 22 de septiembre
de 1904. Para ese entonces, Java (hoy, Indonesia) era parte de una colonia holandesa llamada Indias Orientales
Neerlandesas (Nederlands-Oost-Indië, en neerlandés). En 1949, Jan Deketh dejó su empleo en Koninklijke Philips
N.V., y viajó a su tierra natal Indonesia, que para ese entonces ya se había independizado del Reino de los Países
Bajos, y, en donde, en la ciudad de Bandung, además de trabajar para PTT Bandung, ejerció como Profesor
extraordinario de ingeniería eléctrica en TH Bandung (nombrado el 23 de enero de 1951)52. Jan Deketh murió,
súbitamente, en Caracas, el 29 de abril de 1969, en el ejercicio de sus funciones como experto y Jefe de la
Misión de Asistencia de la UIT.
Junto con Jan Deketh trabajaron otros expertos neerlandeses de la UIT. A saber, Jules A. Meulemans — su misión
de 22 meses fue desde el 3.3.1961 al 31.12.1962 y tuvo también una estancia corta del 14.8.1963 al 30.9.1963
y una visita de pocos días en 1969 — quien vino al país inicialmente para apoyar el desarrollo de los sistemas
telefónicos locales y de conmutación (conmutación interurbana y equipos de señalización); Oeds van der
Woude — su misión fue desde 4.12.1962 al 3.12.1963 — quien en el país realizó planes para mejorar el sistema
telefónico en Venezuela, en especial, en la zona metropolitana de Caracas (redes de cables subterráneos para
centrales telefónicas locales); Christianus P. van Vucht, quien estuvo 15 meses del 3.6.1969 hasta el 2.9.1970, se
desempeñó como instructor de instalaciones exteriores (planta externa); y el ingeniero físico Joop Van Hasselt
quien, según relata José Manuel Martínez en este libro, cumplió un papel importante en el Laboratorio al estudiar
la «relación con problemas de calentamiento de los equipos electrónicos y de los ambientes en las salas de
centrales telefónicas» mediante el modelaje de sistemas de transmisión de calor en equipos electrónicos y en
las centrales telefónicas.
Jules Meulemans fue un ingeniero de telecomunicaciones de la Administración Holandesa de Telecomunicaciones
(PTT, por su siglas en neerlandés) con un papel muy destacado. Después de terminar su misión en Venezuela
para UIT, Meulemans pasó a ser subdirector del Laboratorio de Investigación en Telecomunicaciones de la
Administración Holandesa de Telecomunicaciones (PTT), en Leideschendam, (en neerlandés, Dr. Neher-Laboratorium
van de Nederlandse PTT, Leidschendam). Su trabajo en Venezuela desde la Oficina de Planificación y Desarrollo
de las Telecomunicaciones (OPD) del entonces Ministerio de Comunicaciones le dio a él un gran prestigio entre
los funcionarios del despacho.
En Venezuela, Meulemans estuvo a cargo de varios proyectos (UIT, 1963):
Un sistema de conmutación interurbana para la explotación automática y semiautomática;
Una central internacional semiautomática;
Centrales urbanas para regiones previamente delimitadas; y
Desarrollo de la telefonía en la zona metropolitana de Caracas.
En una declaración para la revista Boletín de Telecomunicaciones (UIT, 1963) Jules Meulemans explicó que, para
la época, en Venezuela
52 PTT es el acrónimo en neerlandés de la empresa de comunicaciones (correo, telégrafo y telefonía) Posterijen, Telegrafie en Telefonie en holandés. TH
Bandung es el nombre abreviado de Technische Hoogeschool te Bandoeng, la primera universidad técnica de las Indias Orientales Neerlandesas creada el 3
de julio de 1920. Bandung es la capital de la Provincia de Java Occidental.
107
I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
el 70% de sus 7,5 millones de habitantes residen en las ciudades. Por consiguiente,
desde el punto de vista de las telecomunicaciones, basta con enlazar entre sí los centros
urbanos para alcanzar a la casi totalidad de la población.
En 1969 se aprobó la segunda fase del proyecto de asistencia del PNUD que incluía la propuesta para crear un
Laboratorio de Telecomunicaciones y, casi simultáneamente, en Venezuela se aprobó que el CETT de Ministerio
de Comunicaciones pasara a formar parte de la Cantv. Para prevenir que este cambio afectara negativamente
la idea de crear en el país un laboratorio de investigación en telecomunicaciones, el Ing. José Suez quien,
como lo relata en su escrito «Cuatro Momentos con El Laboratorio», se encontraba para el momento en Italia
asistiendo a un curso, se trasladó a Holanda para pedirle al Ing. Jules Meulemans que viniera a Venezuela para
que con su merecido prestigio apoyara la iniciativa de creación del Laboratorio ante la Junta Directiva de la
Cantv. La Junta Directiva escuchó los alegatos del Ing. Meulemans en favor del Laboratorio por lo que a nivel
directivo la aprobación del mismo transcurrió sin obstáculos.
De Holanda el Laboratorio también recibió otro apoyo importante en la forma de entrenamiento para la
creación de un Laboratorio de Instrumentación. En el Laboratorio surgió la necesidad de calibrar los equipos e
instrumentos de medición y para ello se necesitaba crear una unidad para la calibración de equipos. A través del
PNUD, el Laboratorio contactó al ente de las telecomunicaciones de Holanda (PTT) para enviar a un ingeniero
venezolano a entrenarse. Como lo refiere Martínez Cabrero, la persona escogida fue el ingeniero Carlos García
quien luego de varios meses en Holanda regresó al país trayéndose
la información de los procedimientos y de las características necesarias para los equipos
que deberían utilizarse como patrones y para hacer las mediciones, así como de las
características que debía tener el espacio donde se instalarían los equipos a fin de
asegurar su protección contra ruidos, vibraciones, y otros elementos perjudiciales. Con
todo ese conocimiento se pudo ya hacer un diseño definitivo de las instalaciones y
ponerlas en funcionamiento.
Así fue, entonces, como empezó a operar el Laboratorio de Instrumentación del Laboratorio de Telecomunicaciones
del CET. Y los neerlandeses tuvieron un aporte importante a ello.
3. El Laboratorio y la perspectiva sociotécnica
El propósito del Laboratorio fue sentar «las bases para la creación de tecnología propia y el desarrollo autónomo
de nuevos equipos para la red de telecomunicaciones». Metas estas que el Laboratorio logró cumplir a cabalidad
ya que para fines de los años setenta, el Laboratorio diseñaba y producía en Venezuela equipos electrónicos
tales como: probadores de contadores, circuitos de interrupción para equipo ATE-2, selectores de 30 canales,
máquinas quema pares, contestadores automático de pruebas, un taladro automático de control numérico y,
entre otros, medidores de dispersión de tráfico.
La historia presentada por José Manuel Martínez Cabrero en este libro provee datos interesantes para abordar
desde una perspectiva sociotécnica las innovaciones (y sus procesos) realizadas en el Laboratorio. El Laboratorio
presenta a la sociología de la ciencia un caso estudio muy interesante para abordar la innovación desde las
teorías desarrolladas, por ejemplo, en The Social Construction of Technological Systems (Bijker y otros, 2012;
originalmente publicado en 1987), Science in Action: How to Follow Scientists and Engineers Through Society
(Latour, 1987) y Aprendizaje científico-técnico y cambio cultural en Venezuela: un enfoque microsociológico
(Vessuri, 1997). Estas teorías fueron aplicadas por Vessuri y Canino para el caso paradigmático de la innovación
tecnológica en Venezuela: el descubrimiento y el problema de escalamiento de la Orimulsión (1996).
Como lo señala Hebe Vesurri (1997):
En general, la literatura especializada se ha concentrado en el cambio técnico en los
países industrializados. Se ha argumentado, sin embargo, que el estudio de estos procesos
en los países en desarrollo puede resultar particularmente fértil para entender mejor
ciertas dinámicas que suelen pasar desapercibidas en contextos con una mayor tradición
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I+D+i en una empresa de América Latina. El Laboratorio de Telecomunicaciones. Posibilidades y límites del emprendimiento.
industrial. En particular, éste parece ser el caso en relación con el peso del escenario o
piso institucional en que se desenvuelven los procesos de aprendizaje tecnológico. Dado
que buena parte del aprendizaje se obtiene en la práctica, haciendo, y en vista de que la
habilidad de aprender es ella misma parcialmente aprendida, la tecnología y las instituciones
a través de las cuales ésta se produce, transfiere o adapta en países en desarrollo,
plantean cuestiones analíticas de gran valor para la investigación interdisciplinaria.
Los sociólogos e historiadores de la ciencia y tecnología tienen, pues, aquí, en este libro de José Manuel
Martínez Cabrero que presenta la génesis del Laboratorio y su experiencia dirigiéndolo, un excelente material
para el análisis sociotécnico.
4. Una historia personal para concluir
En diciembre de 1960, mi padre, José Antonio Álvarez Perera, falleció dejando a una esposa y un niño de tres
años y medio. Para poder mantenernos, a principios de 1961, mi madre, Aura Marina Cornett de Álvarez (†),
debió salir a la calle a buscar empleo. Al poco tiempo consiguió un trabajo como Mecanógrafa II en la Escuela
de Técnicos del Ministerio de Comunicaciones, entidad antecesora del Centro de Entrenamiento de Técnicos en
Telecomunicaciones (CETT). Cuando, en 1964, se funda el CETT, que posteriormente cambiaría de nombre a CET,
mi madre pasó a formar parte del Departamento de Administración, cuyo jefe era el señor Amós Bohórquez. Mi
madre trabajó para el CET de la Cantv hasta su jubilación a mediados de los años ochenta.
De niño y adolescente visité mucho las instalaciones del CET. Su director, el doctor José Suez, igual que nosotros,
vivía en la Urbanización Artigas, a una cuadra más arriba de nuestra casa. Como el CET estaba ubicado en la
Calle Bolívar de la misma urbanización, varias cuadras más abajo de donde vivíamos, de joven era para mí cosa
común ver al ingeniero Suez, con su caminar pausado, bajar por la Avenida Principal de Artigas rumbo al trabajo
llevando su maletín de cuero. Mi saludo matutino: “Buenos días, Dr. Suez”. “Buenos días”, era su respuesta. En
ese entonces, nunca hubiese pensado que algún día iba yo a escribir sobre un tema relacionado con el CET.
Pero mi oficio como cultivador de la historia de la ciencia y tecnología en Venezuela y mi amistad con José
Manuel Martínez Cabrero me han traído hasta aquí.
Leer este trabajo de José Manuel Martínez Cabrero, a quien, por cierto, no conocí en esa época, sino varias
décadas después, me trae gratas memorias de personas y hechos. Gente que conocí en el CETT y traté por
muchos años: el profesor Espartaco, la señora Linares (compañera de oficina de mi mamá), Elpidio González,
la señora Gardenia, Aura Balestrini, Aura Barazarte, Freddy González, Pablo Gonel y tantos otros. Cuando
estudiaba bachillerato, en los laboratorios de adiestramiento del CETT, tuve contacto por primera vez con
resistencias, cables y osciloscopios. Luego, como estudiante de la Licenciatura de Física en la UCV, varias veces
fui usuario de la biblioteca del CETT, y todavía conservo algunos de los ejercicios de problemas de mi clase
de Electromagnetismo escritos en la papelería con el logo del CETT que, supongo, había sido descartada por el
cambio de nombre a CET.
¡Qué de recuerdos! ¡Gracias José Manuel!
Esta historia de la génesis y trayectoria del Laboratorio de Telecomunicaciones debe ser leída por todos los
interesados en la historia de la tecnología en Venezuela. Quedamos agradecidos con su autor por haber
rescatado para las generaciones futuras estas memorias olvidadas de una experiencia de aprendizaje tecnológico
en Venezuela en donde pareciera que no se puede innovar, pero, saben que, ¡sí se puede!
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El presente artículo describe algunos elementos pertinentes desde el punto de vista so-ciológico para la comprensión de los procesos de aprendizaje y cambio cultural en los países en desarrollo. En primer lugar, se considera la evolución del aprendizaje tecno-lógico por parte de científicos e ingenieros en su accionar en el trabajo del laboratorio de I+D. En segundo lugar, se reconstruye a grosso modo, desde la perspectiva socio-técnica, una tecnología particular, con referencia al aprendizaje socio-institucional en di-mensiones que superan lo estrictamente técnico. En tercer lugar, se describen algunos de los problemas de transferencia de información entre subsistemas de conocimiento y el rol de mediación de algunos de los individuos claves. Finalmente, se refiere al "cie-rre" de las controversias y debates y la estabilización de la Innovación tecnológica en contextos sin una fuerte tradición productiva, ni de I+D, ni de mercadeo de tecnología. Introducción En la última década, un número creciente de sociólogos e histo-riadores ha retomado el desafío de conceptualizar el proceso de cam-bio técnico desde una perspectiva empírica, sumándose al aporte de economistas, tecnólogos y teóricos del desarrollo. Los distintos enfo-ques guían el análisis en direcciones particulares, determinando una extensa gama de interrogantes y arrastrando tras de sí a seguidores diferentes. No hay todavía una síntesis teórica, aunque puede espe-rarse que ésta resulte de un esfuerzo colectivo de los estudiosos quie-nes, desde una variedad de disciplinas, se sienten crecientemente atraídos a este campo. La mezcla heterogénea de competencias dis-ciplinarias envueltas no sería accidental sino una condición necesaria para enfocar las complejidades de la tecnología. En general, la literatura especializada se ha concentrado en el cambio técnico en los países industrializados. Se ha argumentado, sin embargo, que el estudio de estos procesos en los países en desarro-* Departamento de Estudio de la Ciencia, IVIC, Venezuela.
Article
En el presente trabajo se analiza la emigración de científicos y tecnólogos venezolanos a raíz del deterioro progresivo del país en los ámbitos socioeconómico y político y las implicaciones que ello conlleva para la competitividad del país en el futuro. Se explican las condiciones particulares de Venezuela como país receptor de inmigrantes durante parte del siglo XX y se examinan los factores más relevantes que inciden en el posterior proceso de emigración de parte de ese capital humano. Se exponen datos sobre el comportamiento de los EUA como país receptor de estudiantes, científicos y tecnólogos, así como del número de profesionales venezolanos vinculados a la ciencia y la tecnología que se encuentran trabajando en esa nación. Se cruzan la base de datos del Programa de Becas del FONACIT con la de científicos y tecnólogos venezolanos radicados en el exterior que elaboró la Fundación Polar con la finalidad de conocer cuantos exbecarios se han radicado fuera del país. Se concluye con una discusión sobre algunas de las alternativas para enfrentar este fenómeno en Venezuela.
Conference Paper
Discusses the historical development of analog technology at ISSCC.
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This article chronicles the invention and development of basic analog integrated circuits --Basic Analog Sub-Circuits, Analog Circuit Building Blocks, and Analog Circuit Functional Blocks -- that have become standard techniques for analog IC design. Ian Young
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The theory of the electrolytic tank analog as a device for the solution of potential problems is reviewed, and some of the more important applications are discussed. The mechanical requirements of an electrolytic tank design are stated. A description of the Harvard tank is given, indicating how these problems were met. The figure of mechanical uncertainty for the Harvard tank is estimated to be 0.01 in. A discussion of experimental error in tank measurements covers problems of electrode and electrolyte materials a well as difficulties resulting from surface tension. Control experiments for determining the accuracy of level and tilted tank measurements are described, and the results presented. Although high accuracy is possible in the level tank, only great care can produce results in the tilted tank which are reliable to within 3%.
Article
An eight-transistor static logic gate has been designed, which generates the functions OR, NOR, and, nand, xor, and XNOR of two logic variables, under the dynamic control of two programming variables. In addition to its versatility as a building block, the dynamic programmability of the gate makes it a powerful tool for the efficient design of complex digital networks.