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SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
Salud Colectiva | Universidad Nacional de Lanús | ISSN 1669-2381 | EISSN 1851-8265 | doi: 10.18294/sc.2020.2886
Orgullo loco y metáforas para una disidencia: un
análisis lingüístico y simbólico
Mad pride and metaphors for dissidence: a linguistic
and symbolic analysis
Martín Correa-Urquiza Vidal1, Asun Pié Balaguer2, Marta Coll-Florit3, Eulàlia
Hernández i Encuentra4, Salvador Climent Roca5
1Doctor en Antropología
Médica y Salud Internacional.
Profesor Asociado, Universitat
Rovira i Virgili, Tarragona,
España. *
2Doctora en Pedagogía.
Profesora Agregada,
Universitat Oberta de
Catalunya, Barcelona, España.
*
3Doctora en Sociedad
de la Información y el
Conocimiento, especialidad
en Lingüística Aplicada.
Profesora Agregada,
Universitat Oberta de
Catalunya, Barcelona, España.
*
4Doctora en Psicología.
Profesora Agregada.
Universitat Oberta de
Catalunya. Barcelona, España.
*
5Autor de correspondencia.
Doctor en Ciencia Cognitiva y
Lenguaje. Profesor Agregado.
Universitat Oberta de
Catalunya. Barcelona, España.
*
RESUMEN El presente artículo expone un análisis lingüístico e interpretativo sobre el uso
de la metáfora conceptual en el campo de la salud mental, tomando como campo de
observación el uso de Twitter en la primera edición del Día del Orgullo Loco en España,
celebrada el 20 de mayo de 2018. El objetivo es dar cuenta de los posicionamientos expre-
sados por los activistas en primera persona. Los resultados muestran un cuestionamiento
a las lógicas coercitivas producidas por la atención psiquiátrica, una problematización del
modelo hegemónico en su conjunto, una denuncia a la opresión que implica el estigma,
problemas de comunicación y demandas de mayor diálogo con los profesionales del
campo de la salud mental. Este análisis nos ha permitido comprender el modo lingüístico
de re-semantizar el campo de la salud mental, así como dar cuenta de las tensiones exis-
tentes entre las percepciones subjetivas de las personas diagnosticadas y las producciones
del modelo médico hegemónico.
PALABRAS CLAVES Salud Mental; Metáfora; Redes Sociales; Estigma Social; Disidencias;
España.
ABSTRACT This paper presents a linguistic and interpretative analysis of the use of
conceptual metaphors in the eld of mental health, taking as a eld of observation the
use of Twitter in the rst edition of Mad Pride Day in Spain, held on May 20, 2018.
The objective is to give a rst-person account of the attitudes expressed by activists.
The results show a questioning of the coercive logics produced by psychiatric care, a
problematization of the hegemonic model as a whole, a criticism of the oppression
implied by stigma, communication problems with professionals in the eld of mental
health, as well as demands for greater dialogue with them. This analysis has allowed
us to understand linguistic modes of resignifying the eld of mental health, and also to
account for the tensions between subjective perceptions of the people diagnosed and the
productions of the hegemonic medical model.
KEY WORDS Mental Health; Metaphor; Social Networking; Social Stigma; Dissent; Spain.
2CORREA-URQUIZA VIDAL M, PIÉ BALAGUER A, COLL-FLORIT M, HERNÁNDEZ I ENCUENTRA E, CLIMENT ROCA S.
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
INTRODUCCIÓN
Históricamente, el ámbito del sufrimiento psí-
quico y/o la salud mental ha sido un campo
de análisis e intervención en manos de los
saberes expertos que han ido operando sobre
la experiencia de la aicción, transformán-
dola en una problemática objetivada, sujeta
a la investigación y actuación de los profe-
sionales del ámbito sanitario, psicológico y/o
social. Intervenciones que se han ejercido
habitualmente desde un marco de referencia
unidimensional, sostenido en las lógicas he-
gemónicas del paradigma biomédico. Dicha
situación no ha estado exenta de contradiccio-
nes y fue generando resistencias, disidencias
y movimientos contrahegemónicos de diversa
naturaleza(1,2,3,4). En este sentido, una de las
corrientes con más resonancias en los últimos
años es la que resulta del llamado movimiento
en primera persona, cuyas articulaciones se
fundamentan en la reivindicación de un lugar
central para los sujetos de la aicción en la
elaboración de los discursos y prácticas que
construyen, tanto los sentidos sociales y clíni-
cos otorgados al sufrimiento psíquico como
la terapéutica y los itinerarios de la recupera-
ción. Dicho movimiento no es uniforme sino
diverso y se materializa a partir de entidades,
asociaciones o colectivos, “en ocasiones con
posicionamientos muy diferentes en lo que
respecta a la negociación con los saberes y
las lógicas hegemónicas del cuidado, pero
unidos en la reivindicación de sus derechos
ciudadanos como uno de los elementos que
desnaturalizan y cuestionan las metodologías
manicomiales persistentes en ciertos territo-
rios y vínculos institucionales”(4). Es un con-
junto heterogéneo, que si bien en ocasiones
reproduce los desencuentros y conictos in-
ternos de las instituciones y prácticas a las que
interpela, ha encontrado en la celebración
anual del Día del Orgullo Loco un espacio de
unidad, enunciación y reivindicación nunca
antes visto en el ámbito de la salud mental.
El Día del Orgullo Loco es un momento
festivo pero, fundamentalmente, un episo-
dio de cuestionamiento a la preeminencia
del relato biomédico y a sus impactos en la
reproducción de las lógicas del estigma; un
grito común a modo de cirugía epistemoló-
gica sobre lo dado. No se trata tanto de una
negación del sufrimiento o de las comple-
jas situaciones sintomatológicas, sino de un
cuestionamiento a los contextos y a los mar-
cos de referencia a través de los cuales son
leídas, nombradas, tratadas las aicciones
y sus síntomas. En el Día del Orgullo Loco
se producen pancartas y carteles, se corean
consignas desde megáfonos y se utilizan, so-
bre todo, los recursos de las redes sociales
–Twitter fundamentalmente– como altavoces
y multiplicadores de mensajes, como instru-
mentos desde donde anunciar y enunciar lo
que se reivindica y cuestiona. Allí, ese día,
lo que se coloca en disputa es el campo de
signicaciones a partir del cual se piensa el
sufrimiento psíquico y, por lo tanto, la juris-
dicción sobre los itinerarios posibles de los
sujetos que se derivan a partir de ello.
El trabajo aquí presentado se enmarca en
MOMENT: Metáforas del trastorno mental
grave(5), proyecto de investigación de carác-
ter interdisciplinar, formado por lingüistas e
investigadores en salud mental de diversos
ámbitos (antropología médica, psicología y
educación social), cuyo objetivo fundamental
es analizar los discursos sobre salud mental
generados en Internet por los dos grandes co-
lectivos implicados: personas diagnosticadas
con un trastorno mental grave y profesionales
de la salud mental. En este marco, el presente
artículo busca analizar y problematizar lo di-
cho, expresado y exclamado por el primero
de estos colectivos, tomando como campo
de observación el uso de Twitter durante la
primera edición del Día del Orgullo Loco
celebrado en el estado español, el día 20 de
mayo de 2018. A través del análisis lingüís-
tico, busca observar las maneras a partir de
las cuales las metáforas utilizadas durante
el evento maniestan un determinado posi-
cionamiento, una necesidad expresada que
interpela al modelo hegemónico, una denun-
cia a la opresión que implica el estigma, un
cuestionamiento a las lógicas coercitivas que
en ocasiones se reproducen en la atención
psiquiátrica y una exigencia de participar en
la construcción dialógica de los itinerarios y
OrgullO lOcO y metáfOras para una disidencia: un análisis lingüísticO y simbólicO 3
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
prácticas para la producción del mejor estar
psíquico de las poblaciones.
La celebración
En el estado español existe una ceremonia
promovida desde las instituciones de la red
de salud mental y las federaciones de fami-
liares, que tiene lugar cada 10 de octubre. Es
un festejo enmarcado en el Día Mundial de la
Salud Mental celebrado en más de 100 países
y apoyado por la Federación Mundial de la
Salud Mental. Por el contrario, la celebración
del Día del Orgullo Loco es un movimiento
independiente que intenta dar un lugar cen-
tral a las reivindicaciones y acciones de las
mismas personas con sufrimiento psíquico
diagnosticado, nucleando a gran parte del
movimiento en primera persona. Dicha con-
memoración que surgió aquí en el año 2018,
se suma y se inscribe a su vez en una lógica
estatal y global, ligada a movimientos que
desde la última década del siglo XX comenza-
ron a gestarse en países como Brasil, Canadá,
Reino Unido, Francia y Chile, entre otros.
El 20 de mayo de 2018, la celebración se
realizó entre actividades, disertaciones desde
tarimas, acciones reivindicativas y una serie
de manifestaciones que recorrían espacios
centrales de algunas de las principales ciu-
dades del estado. El lema fue “El orgullo lo
cura” y su objetivo, según reza en la misma
página web de la jornada, se centró en vi-
sibilizar y romper prejuicios alrededor de la
salud mental. El Día del Orgullo Loco no fue
sino una gran plataforma de expresión colec-
tiva, que planteaba la necesidad anunciada
de dejar de ser objetos de la intervención
clínica, para ser sujetos de acción y diálogo
ante sus propios procesos de recuperación y
empoderamiento, actores en sus itinerarios
de diagnosis, tratamiento, pronóstico y vida.
Ante todo esto, Twitter fue altavoz, y no solo
contribuyó a darle visibilidad al evento po-
tenciando y ampliando el alcance de los men-
sajes, sino que operó como agente productor
de encuentros, adhesiones y multiplicación.
METODOLOGÍA Y CORPUS DE
ESTUDIO
En lingüística cognitiva se entiende por me-
táfora conceptual(6) el mecanismo mental
con expresión lingüística mediante el cual se
comprenden y expresan conceptos abstractos
en términos de otros más concretos y, a me-
nudo, más cercanos a la experiencia. De esta
manera, determinadas propiedades semánti-
cas de los conceptos concretos se transeren
a los conceptos abstractos facilitando así su
comprensión y la ecacia comunicativa. Este
proceso suele ser inconsciente y suele pasar
inadvertido para el hablante y para el oyente.
Por ejemplo, en (1) se conceptualiza la vida
con una enfermedad en términos de una gue-
rra(7). Técnicamente, el mecanismo concep-
tual se suele anotar con fórmulas como La
vida es una guerra, y se asume que está ex-
presado lingüísticamente en la frase de ejem-
plo (y en otras muchas, ya que se trata de una
metáfora muy productiva), tal como revela el
uso de las palabras usadas metafóricamente
“luchador”, “enfrentarse” y “arma” (en este y
sucesivos ejemplos, las palabras usadas me-
tafóricamente se presentan subrayadas). El
concepto explicado (en este caso, “la vida”)
se denomina dominio destino y el concepto
con el que guradamente se compara (“la
guerra”) se denomina dominio de origen.
(1)
Son grandes luchadores, se enfrentan
con su enfermedad con las armas que la
propia enfermedad les deja.
Para detectar en el corpus de estudio el len-
guaje metafórico y formularlo para su aná-
lisis, se ha utilizado el método desarrollado
por Coll-Florit y Climent(8), el cual se basa en
la identicación de palabras usadas metafóri-
camente y su extrapolación a metáforas con-
ceptuales mediante el uso de diccionarios de
referencia y repertorios de metáforas compi-
lados a partir de estudios previos y bibliogra-
fía de referencia.
4CORREA-URQUIZA VIDAL M, PIÉ BALAGUER A, COLL-FLORIT M, HERNÁNDEZ I ENCUENTRA E, CLIMENT ROCA S.
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
El corpus se constituyó en torno al primer
Día del Orgullo Loco, celebrado en España el
20 de mayo de 2018. Para ello se recogieron
todos los tweets escritos en español durante
el año 2018, que incluyeran al menos una
mención de los usuarios y hashtags del con-
junto listado en (2), más los que respondieran
a uno de estos. El conjunto (2) consiste en los
nombres de usuario de los organizadores del
evento, más los hashtags por ellos propues-
tos para caracterizar los tweets relativos al
evento. El corpus resultante consta de 3.174
tweets y 87.926 palabras.
(2)
@orgullo_loco, @orgullboig,
@OrgulloLocoMad, #orgulloloco, #ElOr-
gulloLoCura, #20MYoVo, #orgullboig,
#orgullfoll, #20demaigboig, #critsilenciat
Algunos estudios previos han analizado la
metáfora en el ámbito de la salud mental, cen-
trándose en diferentes tipos de corpus como
grabaciones de sesiones de terapia(9), entrevis-
tas a personas afectadas(10), programas de ra-
dio(11) o documentales sobre salud mental(7,12).
Asimismo, si bien Twitter también ha sido
usado para el análisis de discursos vinculados
a la salud mental como espacio de empode-
ramiento a partir de la construcción conjunta
de discursos para la sensibilización y lucha
contra el estigma(13,14), hasta el momento no
se ha realizado ningún estudio de estas carac-
terísticas centrado en el análisis de metáforas
conceptuales. Esta es, pues, una de las princi-
pales innovaciones del presente estudio.
El presente estudio se enmarca en el
proyecto MOMENT: Metáforas del trastorno
mental grave. Análisis del discurso de per-
sonas afectadas y profesionales de la salud
mental, que recibió la aprobación del Comité
de Ética de la Universitat Oberta de Cata-
lunya el 14 de julio de 2018.
ANÁLISIS DEL CORPUS
En este apartado se ofrecen los resultados del
análisis lingüístico e interpretativo del corpus
que se centran, de acuerdo con el objetivo
del trabajo, en las metáforas conceptuales. El
conjunto de tweets contiene muestras abun-
dantes de otros fenómenos lingüísticos como
neologismos formales (por ejemplo, “farma-
a”, “trastornariado”) y neologismos semán-
ticos(15) (por ejemplo, “loco”, en los que el
sentido peyorativo se desactiva y se activa
un sentido reivindicativo) o metonimias(16)
(por ejemplo, voz por derecho a opinar); sin
embargo, estos fenómenos no se analizarán
aquí, para centrarnos en el fenómeno discur-
sivo de la metáfora conceptual.
Sobre un total de 3.174 tweets (87.926
palabras) se han detectado 1.455 metáforas
del ámbito de la salud mental, lo que arroja
una ratio de 0,45 metáforas por tweet (aproxi-
madamente, una metáfora cada dos tweets).
Distinguiremos, en primer lugar, entre los
antes mencionados dominios de origen y do-
minios destino. El dominio destino es indica-
tivo de qué temas tratan las metáforas de los
mensajes, es decir, aquellos aspectos de la
problemática que resultan relevantes para el
emisor, y el dominio de origen indica en qué
términos se conceptualizan dichos temas.
Como puede verse en la Tabla 1, que
recoge el número de expresiones metafóri-
cas que incluyen un determinado dominio
destino con más de 50 ocurrencias en el cor-
pus, los ámbitos más conceptualizados son,
con diferencia, la vida de la persona diag-
nosticada y las profesiones relacionadas con
Tabla 1. Metáforas conceptuales: principales dominios
de destino.
Dominio destino Expresiones
metafóricas
Vida de la persona diagnosticada 323
Profesión 196
Comunicación 116
Prejuicio social 93
Sistema 59
Trastorno 58
Persona diagnosticada 56
Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos en el presente
estudio.
OrgullO lOcO y metáfOras para una disidencia: un análisis lingüísticO y simbólicO 5
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
la salud mental. A continuación, se sitúan
las conceptualizaciones relativas a aspectos
comunicativos del afectado y al prejuicio
social. Las metáforas sobre el trastorno, la
persona diagnosticada como individuo y la
superestructura social que los activistas deno-
minan sistema tienen también una presencia
importante.
Las metáforas de “la vida de la persona
diagnosticada” conceptualizan el proceso de
vivir con un diagnóstico de trastorno mental
(como veremos más abajo: principalmente en
términos de “guerra” o “viaje”); las metáforas
de “la persona diagnosticada” responden a
conceptualizaciones de la propia persona en
tanto entidad; y las del “trastorno” correspon-
den a reicaciones de la afectación mental.
Respecto al dominio destino “profesión”, en
la inmensa mayoría de casos (154), las expre-
siones se reeren explícitamente a la psiquia-
tría y, en otro importante volumen de casos
(20), reeren a un profesional médico sin es-
pecicar, siendo presumible, por el contexto,
que se trata de psiquiatras. Las referencias
explícitas a otras profesiones (enfermeros,
psicólogos, profesionales de la industria far-
macéutica) son marginales.
Por lo que respecta a los dominios de
origen, los presentaremos en relación al do-
minio destino que conceptualizan, es decir,
formulados ya como metáforas. La Tabla 2
muestra las metáforas predominantes en el
corpus (más de 40 expresiones metafóricas).
A continuación, se presentan los tipos
mayoritarios de metáforas detectados en el
corpus, seguidos de su interpretación.
“La vida de la persona diagnosticada es
una guerra”
De manera abrumadoramente mayoritaria, la
vida de la persona diagnosticada se concep-
tualiza en términos de una guerra o conicto
(193 expresiones metafóricas), o de un viaje
(96 expresiones metafóricas); el resto de do-
minios de origen de la vida del diagnosticado
son residuales (menos de 10 expresiones me-
tafóricas). La metáfora de la vida de la persona
con diagnóstico como “guerra” se realiza en
muchas expresiones metafóricas en que no
se lexicaliza un enemigo especicado (3a),
por lo que se puede interpretar como relativa
al esfuerzo y el conicto inherentes al acti-
vismo. Sin embargo, cuando el enemigo se
especica, este suele ser el estigma (3b, 3c).
(3)
a. Luchando con #OrgulloLoco por la
dignidad de TODAS. #1diciembreyovoy
b. Pero quedó en la trinchera gente va-
lidísima y hoy, gracias en parte a ellos,
gracias a lo que él empezó, ahora tene-
mos a @FlipasGAM, al @OrgulloLoco-
Mad, a @Gacela1980... defendiendo
unos derechos que se siguen negando y
apedreando al estigma.
c. #orgulloloco #madpride La batalla con-
tra un estigma que afecta al 20% de la
población
Esta metáfora da cuenta de la tensión y, a me-
nudo, la colisión entre la realidad percibida
por las personas diagnosticadas, el sentido
común y las prácticas clínicas de la red de sa-
lud mental. Para la fenomenología, lo real se
crea en el consenso y el encuentro de subje-
tividades, en diálogo, creando una suerte de
“sentido común” sobre lo real(17). Este sentido
común, que se adquiere a través de la educa-
ción, la religión y la cultura, está implicado
Tabla 2. Metáforas conceptuales predominantes.
Metáfora Número
La vida de la persona diagnosticada es una guerra 193
La profesión es poder* 121
La vida de la persona diagnosticada es un viaje 96
El prejuicio social es una marca 74
Comunicación/incomunicación es mostrarse/esconderse 72
Comunicación/incomunicación es proximidad/distancia 44
Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos en el presente
estudio.
*Del total de conceptualizaciones sobre las profesiones relacionadas con la
salud mental, 110 corresponden a “la psiquiatría es un poder represor”.
6CORREA-URQUIZA VIDAL M, PIÉ BALAGUER A, COLL-FLORIT M, HERNÁNDEZ I ENCUENTRA E, CLIMENT ROCA S.
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
en la construcción de la hegemonía de modo
dialógico(18) y supone que los valores y la
visión del mundo de las clases dominantes
(hegemónicas) se conviertan en el sentido co-
mún compartido para el resto de grupos (sub-
alternos). Para Martínez-Hernáez(19), la locura
no se opone a la razón, sino al sentido co-
mún. Nos dice que la locura está relacionada
con algo obsceno (fuera de escena) porque
rompe con este sentido común, producto de
las tensiones producidas por la hegemonía.
Justamente lo que irrita y espanta de la locura
es el colapso que produce en la convención
social(17). Pone en cuestión un arbitrio natura-
lizado que, de otro modo, difícilmente sería
cuestionado.
En primer lugar, la colisión entre las ex-
periencias en primera persona y este sentido
común (convención social) señala la arbitra-
riedad de las normas sociales y la produc-
ción e impacto del estigma. El estigma es la
consecuencia directa del imaginario social
hegemónico actuando sobre la llamada en-
fermedad mental. Opera como una marca
existencial en el conjunto de sus vidas: “Este
estigma persigue al paciente prácticamente
toda su vida, es difícil sacarse el mote de loca
o de loco. Uno tiene miedo de contar que
estuvo allí dentro (reriéndose al psiquiá-
trico)”(20). Reere, por lo tanto, a la iatrogenia
o efecto nocebo del campo social.
El campo de las prácticas biomédicas,
por su lado, desactiva la desnormalización
producida por la propia locura, por la vía de
la enfermedad o el organicismo extremo. El
cuerpo emerge entonces como destino insos-
layable siendo la propia existencia un acto
político. Existir es resistir. La especicidad de
las etiquetas nosológicas en el campo de la
salud mental está relacionada con el hecho
de que no solo no conllevan un tratamiento
curativo (se fundan en la cronicidad), sino
que además imposibilitan inventar tránsitos
saludables en el afuera de la red de salud
mental. El sujeto queda colonizado, entera-
mente cuestionado. En este sentido, la apro-
piación del lenguaje impulsa la generación
de otros espacios, liminares, fronterizos que
resisten al monolítico dentro o fuera. Entre el
binomio enfermo mental o cuerdo se habilita
un tercer espacio (loco), donde es posible ha-
bitar la palabra y, en consecuencia, abrir otro
sentido común: el de la locura. Este territorio
de frontera es campo de enfrentamientos, re-
sistencias y luchas. La noción de locura es
polisémica, se abre a otras posibilidades in-
terpretativas; no queda ya clausurada en la
lógica de lo patológico, sino que se expone
a nuevas aperturas conceptuales que permi-
ten otras libertades. El tercer espacio es aquel
en el que se vuelve posible un cierto margen
de elección y emancipación de lo dado, en
el que la locura se propone como idea que
puede ser en tanto generadora de colectivo,
identidades y resistencias. La metáfora de la
guerra nos explica el sentir de las personas
con diagnóstico, así como las luchas cotidia-
nas a las que se ven obligadas a enfrentarse
pero, particularmente, nos indica el nivel de
violencia simbólica y real que viven. Esta
es la segunda colisión y reere a la gestión
personal de la violencia sufrida por el sis-
tema de salud mental. Numerosos trabajos
describen en primera persona este nivel de
violencia vinculado a las propias lógicas ma-
nicomiales, tanto es así que en muchos casos
hablan de tortura y de poder sobrevivir a la
psiquiatría: “Al respecto, cabe señalar que la
sobremedicación, las prácticas de interna-
ción involuntaria y tratamiento psiquiátrico
forzoso, aplicación de electroshock, medi-
das de contención física, aislamiento social,
abandono, sobreprotección, tortura y tratos
abusivos, entre otras violaciones a los dere-
chos humanos en el campo de la salud men-
tal, son cotidianas...”(21).
Al mismo tiempo, puede deducirse de lo
enunciado que, para las personas diagnosti-
cadas, la vida es una guerra, pero no necesa-
riamente en lo relativo a su realidad psíquica
compleja o las circunstancias de sus aiccio-
nes derivadas del trastorno, sino contra el
despojo de derechos, contra la fosilización
identitaria dentro de las lógicas circulares de
la enfermedad, contra la deslegitimación so-
cial para pensar y producir curas y cuidados.
Es una guerra y, al mismo tiempo, un intento
de emancipación de lo hegemónico, un grito
para dejar de ser solo objeto de intervencio-
nes, sino sujeto de su propia experiencia y
OrgullO lOcO y metáfOras para una disidencia: un análisis lingüísticO y simbólicO 7
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
recuperación. La metáfora de la guerra se
asienta y es consecuencia de una realidad
que ya sostenía Michel Foucault, entre otros,
cuando armaba en El poder psiquiátrico:
De tu sufrimiento y tu singularidad sabe-
mos cosas sucientes (que ni sospechas)
para reconocer que son una enferme-
dad; pero conocemos esa enfermedad lo
bastante como para saber que no puedes
ejercer sobre ella y con respecto a ella
ningún derecho. Nuestra ciencia per-
mite llamar enfermedad a tu locura, y
por ello, nosotros, los médicos, estamos
calicados para intervenir y diagnosticar
en ti una locura que te impide ser un
enfermo como los demás: serás por lo
tanto un enfermo mental.(3)
“La vida de la persona diagnosticada es
un viaje”
Por lo que respecta a la conceptualización de
la vida de la persona diagnosticada como viaje,
sus manifestaciones son muy diversas, con
gran variedad de compañeros de viaje (4a),
como un profesional o la familia, y obstáculos
(4b, 4c) como la estigmatización, que puede
ser uno de ellos. Pero, en cualquier caso, se
conceptualiza mejorar como avanzar (4d) y el
activismo como el camino a seguir (4e).
(4)
a. Sobre la medicación (o desmedicaliza-
ción) nunca daría consejos, solo puedo
hablar de mi experiencia, a mi me acom-
pañó una psiquiatra en todo el proceso.
b. Cada cual tiene sus procesos, lo sé.
Pero ojalá que mucha gente que hoy está
en el #MeMad pueda tuitear pronto con
#MadPride. El camino pasa por el #orgu-
lloloco y la superación del autoestigma
c. ¿A quiénes le interesa que impere la
normalidad? Es hora de cuestionarnos
cómo nos oprime la normalidad y esta
puede convertirse en un obstáculo para
el desarrollo personal #ElOrgulloLoCura
@orgullo_loco, @orgull_boig, @Flipas-
GAM, @FliparteGAM
d. Y dicho esto, me parece una pasada
que haya gente que dé pasos, aunque
sean pequeñitos, en hacer entender
nuestro sufrimiento y educar a los sani-
tarios... Es un avance.
e. Trabajar en colectivo es jodido, pero
es el camino que hemos elegido. Quie-
nes no saben o no quieren currar en
colectivo carecen de legitimidad para
hablar de espacios comunes.
La vida del diagnosticado como viaje pone
de maniesto, en muchos casos, las alianzas
activistas y sus estrategias en los procesos de
recuperación. Estos procesos se conceptua-
lizan en ocasiones como nuevas formas de
subjetividad que requieren de determinadas
condiciones sociales para su advenimiento.
Estas condiciones se ubican en el afuera de
la red hegemónica de salud mental, pero
también, en ocasiones, en el afuera de los
proyectos antimanicomiales orquestados por
profesionales. Este viaje o tránsito se concibe
dentro del activismo como un proceso de
liberación. Las ideas de avanzar están rela-
cionadas con la recuperación de la propia
agencia y también con la transformación del
sistema de salud mental:
El sistema por sí solo no va a generar algo
distinto. Eso distinto hay que generarlo
fuera del sistema. Afuera del sistema se
puede liberar a las personas físicamente,
moralmente, intelectualmente para que
hagan con sus vidas lo que quieran, para
que no estén secuestradas por miedos,
por la ignorancia, por las farmacéuticas,
por los intereses de los psiquiatras, de
los psicólogos, y todas las capas medias
de profesionales que administran a este
sector.(22)
En la metáfora “la vida es un viaje” se vislum-
bra también la idea de proceso, de vulnerabi-
lidad y necesidad de atravesar instancias que
requieren del cuidado mutuo, lo colectivo, el
8CORREA-URQUIZA VIDAL M, PIÉ BALAGUER A, COLL-FLORIT M, HERNÁNDEZ I ENCUENTRA E, CLIMENT ROCA S.
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
diálogo con los saberes expertos. Como nos
diría Freire(23), la liberación se produce en
grupo o no se produce. Existe por tanto un
trabajo colectivo que se inicia con el sujeto
político de la locura y que conlleva necesa-
riamente un componente dialógico y una
trama de redes de sostén. El cuidado es dia-
léctico. Es un ida y vuelta entre las diferentes
perspectivas posibles en torno a las circuns-
tancias de la aicción lo que contribuiría a la
consecución de un bienestar.
“La profesión es poder”
La conceptualización de las profesiones re-
lacionadas con la salud mental se concentra
en presentarlas como un poder que se ejerce
sobre la persona afectada (121 de las 196 ex-
presiones metafóricas relativas a profesiona-
les de la salud mental) y, muy especialmente,
conceptualizando la psiquiatría como un po-
der represor (110 de estas 121).
El análisis de las correspondencias onto-
lógicas o implicaciones de la metáfora revelan
que la concepción del sistema psiquiátrico
como un poder represor tiene distintos as-
pectos derivados: la persona diagnosticada
es un ser subordinado (5a), distintas prácticas
médico-hospitalarias se conciben como tor-
tura (5b) y el propio ejercicio médico como
violencia (5c).
(5)
a. Me colocaron en esa posición recep-
tora, patologizada, sumisa/sometida.
Ahora me nombro como loca, mujer
psiquiatrizada, diagnosticada, con sufri-
miento psíquico... No uso “enferma”
b. La primera vez casi no sobrevivo a la
tortura psiquiátrica, pensé que lo que me
ocurrió era una horrible excepción. Pero
atar a las personas sin recibir la atención
adecuada, sobremedicar y anularte como
persona es lo que recibimos cuando pe-
dimos ayuda. #70añosvulnerados
c. Por eso, que estar a la vez con agre-
sores y agredidos se me hace extraño e
incoherente, pero allá vosotros con vues-
tras decisiones, claro (y allá la gente que
elija compartir con vosotros proyectos y
mañana llaméis otra vez a otro que de-
enda atarnos por lo de dar voz a todos)”
De manera relacionada, la industria farma-
céutica se conceptualiza también en diversos
casos como un ente represor o directamente
como una organización criminal (6).
(6)
Medicamentos que matan y crimen or-
ganizado y Psicofármacos que matan y
denegación organizada.
Esta metáfora está relacionada con la ante-
rior “la vida de la persona diagnosticada es
una guerra” y, particularmente, da cuenta del
campo relacional en la red de salud mental.
La imposición de los tratamientos no es algo
excepcional, de modo que los mecanismos
de persuasión, manipulación y coerción son
múltiples y variados. El ejercicio de poder es
vertical, centrado en el síntoma y el efecto
del psicofármaco. No existe el diálogo, sino
el monólogo de los saberes expertos, la cir-
cularidad interpretativa a partir de la cual
toda enunciación por parte de la persona con
diagnóstico es interpretada en términos de
sintomatología de la enfermedad(24). Las me-
táforas dominantes son la forma que toma la
resistencia frente a la unidimensionalidad in-
terpretativa de la fenomenología de la locura.
El poder no solo se da entre profesionales y
usuarios sino también intradisciplinariamente.
Ello está relacionado con la jerarquización de
saberes. Saberes menos válidos que otros ocu-
pan los escalafones inferiores y, entre ellos, el
más denostado es el saber lego. Por ello la (re)
apropiación del lenguaje resulta crucial para
lograr una apertura semántica y con ella un
lugar social para la diversidad. La estructura
que sostiene y reproduce el ejercicio de po-
der vertical es el modelo biomédico hegemó-
nico que, según Menéndez, se dene, entre
otras características, por estar centrado en una
aproximación biologicista y a-historicista de
los procesos de salud/enfermedad, y de arti-
cularse desde una jerarquización estructural
OrgullO lOcO y metáfOras para una disidencia: un análisis lingüísticO y simbólicO 9
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
entre saberes expertos y saberes legos(25). Por
ello, muchas voces insisten en que la transfor-
mación del sistema no puede lograrse desde
dentro, sino que es necesario construir un
afuera formado de otros espacios, otras pala-
bras y otros saberes. Un ejercicio del poder
más horizontal va inextricablemente unido a
una recomposición dialógica entre saberes.
Pero, además, el hecho de que exista una re-
nuncia al poder o la generación de un espacio
compartido de diálogo y toma de decisiones
también va inevitablemente unido al cambio
de la propia identidad profesional y en conse-
cuencia a una renuncia. Para que los usuarios
amplíen su campo de decisión, los profesio-
nales deben renunciar a la unilateralidad.
Ello signica que deben aceptar una mayor
complejidad en la toma de decisiones, una
descentralización del fármaco a favor de las
narrativas subjetivas (otros modos de nombrar
y contar) y en denitiva un cambio en la cul-
tura asistencial. Es precisamente esto lo que
se promueve el Día del Orgullo Loco.
“El prejuicio es una marca”
En cuanto al prejuicio social, es muy noto-
rio el uso reiterado del término “estigma” (y
derivados morfológicos como “autoestigma”,
“estigmatizar” o “desestigmatizar”) (7a). La
creciente convencionalización de este tér-
mino en el ámbito de la salud mental (y no
solo en este ámbito) no debe hacer olvidar
su carácter metafórico, dado que su signi-
cado básico remite a una marca física inde-
leble, ignominiosa o inigida como signo de
esclavitud. Otro conjunto más reducido de
expresiones igualmente evoca, mediante el
término “etiqueta” (7b), una marca que se-
ñala socialmente a la persona diagnosticada.
En conjunto, estas expresiones metafóricas
conforman una metáfora productiva que po-
demos denominar “el prejuicio social es una
marca”.
(7)
a. Si lees el comunicado y a perles como
@Lo_co_mun u @OrgulloLocoMad verás
que la intención es de reivindicación,
empoderamiento y desestigmatización.
b. Vamos a acabar con vuestras etiquetas,
vamos a crear una nueva realidad social
donde sentir y percibir diferente no sea
motivo de tortura y exclusión porque el
#OrgulloLoco ha nacido para hacer HIS-
TORIA y de nuestra locura brotará una
sociedad más justa #SaludMental #Psico-
sis360 pic.twitter.com/gREoWJGMYy
En relación con los términos “estigma” y “eti-
queta”, debe hacerse notar que reaparecen en
otras metáforas, lo que sin duda señala su re-
levancia para los activistas de Orgullo Loco.
En primer lugar, como hemos apuntado, el
“estigma” aparece como enemigo en la me-
táfora de guerra (3) y como obstáculo en la
metáfora de viaje (4), lo que remarca aún más
el destacado carácter negativo de la estigma-
tización para los activistas. “Etiqueta”, por
su parte, es un término que, aunque como
acabamos de ver en algunos casos denota el
prejuicio social, más habitualmente reere al
diagnóstico médico (8) lo que, juntamente
con otras expresiones, motiva la metáfora “el
diagnóstico es una marca”.
(8)
Las locas también saldremos el 20M a la
calle a exigir que no vulneren nuestros
derechos solo por decidir etiquetarnos
con ¿1, 2, 3? diagnósticos. A gritar que
cuando la locura nos duela, tenemos de-
recho a manifestarlo, no ver nuestra voz
callada ni avergonzarnos: #OrgulloLoco
Así pues, los conceptos “prejuicio social” y
“diagnóstico” como dominio destino de me-
táforas están relacionados por el hecho de
tener un dominio de origen común, “una
marca”, y puede inferirse que ambos tipos de
señal ignominiosa están conectados (para el
activista) por una relación de causa-efecto: el
etiquetado del diagnóstico causa la estigma-
tización, es decir, prejuicio social.
De esta manera, la metáfora “el prejuicio
social es una marca” reere a la relación di-
recta que existe entre diagnóstico y estigma.
10 CORREA-URQUIZA VIDAL M, PIÉ BALAGUER A, COLL-FLORIT M, HERNÁNDEZ I ENCUENTRA E, CLIMENT ROCA S.
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
Al decir de Goffman, el estigma se convierte
en un atributo profundamente desacredita-
dor(26) que totaliza al sujeto de modo nega-
tivo. El dolor social amplio que se genera
en la locura tiene relación directa con dicho
estigma. Este produce ocultación, rechazo y
aislamiento, pero pocas veces se reconoce
este sufrimiento social:
La noción de estigma es clave en este
sentido, la estigmatización del afectado
se materializa en un rechazo a priori, en
una desautorización sistemática, en todos
los aspectos, de su cotidiano, que se
transforma en uno de los ejes producto-
res de mayor sufrimiento. Y el estigma es
un producto esencialmente social. Surge
de esa dicultad comunal de lidiar con la
diferencia, que en ocasiones actúa como
agudizante y cronicador de la proble-
mática. Por estas razones, toda aproxima-
ción al sufrimiento mental debería partir
de la comprensión del fenómeno en sus
dimensiones sociales, culturales, biológi-
cas, psíquicas, subjetivas, etc.(27)
Además, el primer ingreso y su consiguiente
primer diagnóstico tiene para algunos auto-
res(28,29,30,31) las características de un rito de
paso: “Crea una discontinuidad con la vida
anterior y por ese medio anuncia la presen-
tación de una nueva etapa evolutiva”(31). En
síntesis, hay un antes y un después del diag-
nóstico que produce una fractura biográca.
Una especie de escalada de consecuencias
nefastas para los sujetos. Para Elizur y Minu-
chin(31), lo que llamamos enfermedad mental
es un proceso complejo que se explica por
la participación de individuos, familias y
comunidades en una serie de intercambios
destructivos. Por ello, el fenómeno de la psi-
quiatrización es incomprensible sin consi-
derar estos factores sociales y culturales que
explican el plus de sufrimiento asociado a
la reacción comunitaria que conlleva la eti-
queta diagnóstica.
Este impacto es global e ininterrumpido.
Se trata de lo que Correa-Urquiza et al.(32) han
denominado paciente total: la reducción del
sujeto diagnosticado a la noción de enfermo
absoluto. La etiqueta captura la totalidad de
la existencia hasta el punto que supone un
punto de inexión en sus biografías. Aquí,
la categoría diagnóstica coloniza y asxia la
totalidad subjetiva de la persona, la “marca”
captura, clausura la complejidad identitaria.
Y de lo que se trata, al decir de las metáforas
utilizadas, es de des-amarrarse del estigma,
interpelar el prejuicio. Y para ello, es necesa-
rio cuestionar el uso de las categorías biomé-
dicas como entidades totalizantes que operan
sobre las vidas y subjetividades de los indivi-
duos. Hoy, el estigma está en el diagnóstico
y en las capturas que este produce sobre los
sujetos. De ahí, la necesidad de recuperar la
polisemia del concepto locura como manera
y camino de instituir una cierta capacidad de
agencia.
“Metáforas de la comunicación”
Como siguiente dominio de destino en vo-
lumen cuantitativo, los aspectos comunicati-
vos se revelan también importantes para el
activismo. La comunicación (o su reverso, la
incomunicación) con la sociedad se concep-
tualizan fundamentalmente en términos de
visibilidad/ocultación (9a) o de proximidad/
distancia (9b), siendo los prejuicios una ba-
rrera que impide el acercamiento (9c).
(9)
a. Cada quién que viva y sienta como
quiera, no era eso la diversidad, respe-
tar la diferencia? Pues quien sienta or-
gullo genial. Es más constructivo que
la vergüenza que hemos sentido, por
haber sido invisibles. Gracias por lu-
char @tomcorom A tods fuerza para el
#OrgulloLoco
b. El movimiento en 1a persona ha des-
pertado, ¿os acercáis a nosotras?: @
FlipasGAM, @Col_InsPIRADAS, @orgu-
llo_loco, @OrgulloLocoMad Por favor,
no más #DiaMundialDeLaSaludMental
sin nosotras, #nadaparanosotrassinnoso-
tras #MeMad #saludmentalpositiva #sin-
ltros #notehagaselloco
OrgullO lOcO y metáfOras para una disidencia: un análisis lingüísticO y simbólicO 11
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
c. Ven con nosotros a celebrar el día del
Orgullo Loco. Aprendamos a romper ba-
rreras. #20MYoVoy
Otras conceptualizaciones habituales, aun-
que no tan abundantes como las anteriores,
pero que son interesantes para caracterizar el
lenguaje metafórico del Orgullo Loco se cen-
tran en la concepción de espacios cerrados
tanto del trastorno (10a) como de la super-
estructura social denominada sistema (10b).
(10)
a. Si estás recién llegada a la locura y los
psiquiatras te dicen q no hay otra salida,
te agarras a un clavo ardiendo. Luego t
quemas, claro q t quemas, pero ¿había
otra opción?
b. Si no estás de acuerdo con el sistema
lo mejor es salir y poner en marcha tu
proyecto fuera.
Como hemos visto, a grandes rasgos destaca
en este corpus la poca incidencia de metáfo-
ras del trastorno como entidad per se, frente
a la gran abundancia de metáforas relativas
a aspectos vitales, sociales y comunicativos.
En primer lugar, la metáfora dominante
“comunicar/incomunicar es mostrarse/escon-
derse” reere al binomio movimiento/reclu-
sión asociado históricamente a la locura. Según
Martínez-Hernáez,
...en la historia de Europa la locura ha
venido unida a dos condiciones o atri-
butos: el tránsito y el connamiento. El
primero adquiere una de sus mejores
representaciones en El Quijote, en donde
el insensato se ve abocado a un errar con-
tinuo [...]. El segundo incluye entre otras
fórmulas la imagen del manicomio como
lugar de reclusión no se sabe a ciencia
cierta de qué –¿la sinrazón?, la falta de
sentido común, el caos, el desorden, el
miedo, la disidencia, la diferencia?–,
pero que persiste durante siglos como
una forma de control social.(33)
El autor arma que ambos atributos –movi-
miento y reclusión– se combinan de manera
frecuente y persistente formando parte del
imaginario social de la locura. El fenómeno
conocido como “La nave de los locos” o stul-
tifera navis da cuenta de ello. El peso de este
imaginario social alimenta la confusión en-
tre los modos sociales de tratar la locura y la
locura en sí misma. De este modo, el gran
período de encierro queda incrustado en la
mirada social contemporánea. La ocultación
de la locura forma parte de sus mismos orí-
genes (el loco es el que debe ser encerrado)
y, en consecuencia, su desocultación se con-
cibe como estrategia de resistencia. La exclu-
sión y coto al tránsito, primero, y el encierro,
después, formarán parte del palimpsesto de
la locura. Por ello, para Martínez, la stultifera
navis persiste más tarde en el asilo, del mismo
modo que, para Foucault(34), la exclusión y el
orden quedarán unidos al gran encierro:
El manicomio instaura un sistema de
reclusión sedentario, pero que al igual
que los barcos de los locos supone la
concentración de los insensatos en un
espacio físico que es puricador y a la
vez incierto.(33)
En la cita debe entenderse “puricador” como
terapéutico, y esta es la razón que termina
produciendo una adhesión (confusión) entre
el encierro y la locura: el loco es el que no
puede vagar libremente y debe ser encerrado.
Los modos de gestión contemporánea de la
locura no borran estas signicaciones previas,
sino que vienen a sumarse en conguraciones
semánticas más amplias. Por lo tanto, comu-
nicar no es solo nombrar sino sacar al exte-
rior, visibilizar algo que estaba oculto.
El problema social no es tanto la locura
en sí misma, sino la errancia que entraña en
sí misma. Contenerla e inmovilizarla formará
parte de su propia historia. La locura es en-
tonces desmesura e incontinencia, pero ¿des-
mesura de qué? La respuesta la encontramos
en otro de los dominios de destino analiza-
dos: la “comunicación/incomunicación” del
dolor y el sufrimiento. La desmesura, por
tanto, reere a este sufrimiento. Sabemos que
12 CORREA-URQUIZA VIDAL M, PIÉ BALAGUER A, COLL-FLORIT M, HERNÁNDEZ I ENCUENTRA E, CLIMENT ROCA S.
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
en nuestras sociedades occidentales existen
límites para la demostración del dolor(35).
¿Hasta dónde está permitido sufrir? Estos lí-
mites son los que marcan lo que es nombra-
ble y lo que no. Modicar o cuestionar estos
límites y ampliar sus horizontes es otra de las
batallas del activismo contemporáneo. Así,
la dialéctica entre movimiento y contención
condensa también la relación entre libertad
y reclusión. Libertad de movimiento, pero
también libertad de nombramiento. Transitar
reere, entonces, a deambular, experimentar
y sentir. Ocultar lo sentido y experimentado
es algo recurrente para las personas diagnos-
ticadas al ser conocedoras de la capacidad
coercitiva del sistema. La imposibilidad de
comunicar libremente las propias experien-
cias inusuales (alucinaciones, delirios...) re-
vierte en un mayor sufrimiento y aislamiento
social. Comunicar desde la locura reere en-
tonces a una imposibilidad asentada por la
propia lógica manicomial hegemónica:
La presunción de que la locura ya viene
unida de forma irresoluble a la confusión
y al error genera una relación de poder
en la que diga lo que diga o haga lo que
haga el afectado su comportamiento
siempre estará en contra suya. Tanto
la armación como la negación de su
locura siempre responderá a las expec-
tativas del terapeuta. Y es que una vez
incluido en el catálogo de los locos el
círculo se ha cerrado ante todo tipo de
argumentos.(33)
La locura interpela y deja en evidencia el
constructo colectivo de normalidad que se
instaura a modo de ley, pone en evidencia
las arbitrariedades de lo dado, del sentido co-
mún. Y es por eso quizás, que se ha vuelto so-
cialmente necesario encuadrarla, encerrarla
para ajustarla a lo denido como “normal”.
Silenciarla. La posibilidad de comunicar, de
decir, es aquí y entonces una manera de pro-
ducir resistencias, de oponerse al silencio y
al encuadre unidireccional que asxia vidas e
itinerarios. La comunicación es libertad.
Al mismo tiempo, la idea de comuni-
cación pone de maniesto dos situaciones
distintas pero que se complementan. Por un
lado, la evidencia de la falta de comunica-
ción real entre profesionales y pacientes; la
percepción de que hay solo un monólogo
biomédico sobre el sufrimiento psíquico,
decíamos y, por otro, la necesidad de esta-
blecer nuevas condiciones para el diálogo,
condiciones de respeto, escucha, legitimidad
y acción conjunta. Lo cual signica, a su vez,
habilitar otros contextos en los que se trabaje
desde una des-fosilización/des-cosicación
mutua por parte de los sujetos del diálogo.
CONCLUSIONES
A nuestro entender, el Día del Orgullo Loco
puede leerse en términos de espacios e itine-
rarios para la re-semantización de lo dado,
como territorio de resistencia, de conquista
de derechos y producción de nuevas maneras
de pensar y problematizar el sufrimiento psí-
quico. La celebración es también un campo
de resonancias intersubjetivas, es un espacio
de producción de lo transubjetivo, en térmi-
nos de Alicia Stolkiner(36). Se transforma en
una plaza íntima en movimiento(37) un umbral,
un tercer lugar(38), un territorio para la legiti-
mación de lo colectivo que produce la posi-
bilidad de dar lugar a nuevas signicaciones
ya desligadas del cuerpo de lo biomédico. De
la misma manera el movimiento vinculado
a la Diversidad Funcional ha abierto nuevos
campos de resignicación con relación al
concepto de “Discapacidad”. También el mo-
vimiento Queer en la década de 1970 y el
Crip en la de 1990 recuperaba y recolocaba
aquello que inicialmente se planteaba como
ofensivo. La idea de locura rescata aquí una
apertura semántica que oxigena la clausura
que produce la noción de enfermedad men-
tal. La idea de locura des-fosiliza lo que el
concepto de enfermedad cierra y el Día del
Orgullo Loco se evidencia como una oportu-
nidad para la liberación de una cierta captura
semántica de cuerpos y destinos vitales. No
puede existir liberación semántica sin otro
ordenamiento y otras producciones lingüís-
ticas. El campo del lenguaje es territorio de
OrgullO lOcO y metáfOras para una disidencia: un análisis lingüísticO y simbólicO 13
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
generación de sentidos y es por este motivo
que en muchos activismos de la diferencia los
nombramientos son un elemento clave para
la recuperación de la agencia política.
Si partimos de la idea de que en el ámbito
de la salud mental las categorías médicas re-
ducen, por un lado, la totalidad compleja de
la experiencia del sufrimiento a una descrip-
ción sintomatológica y, por otro, colonizan la
identidad y la subjetividad de las personas, el
Día del Orgullo Loco se evidencia como una
oportunidad para la generación de un corpus
disidente, una communitas circunstancial, de
performatividad momentánea que promueve
el desacato y la recuperación de una cierta
legitimidad para nombrarse, pensarse. Lo
que está realmente en juego en dichos nom-
bramientos es el sujeto de la enunciación, es
decir, la posibilidad de generar nuevas narra-
tivas sobre lo vivido en primera persona. Ello
conlleva a que las palabras dejen de recaer
sobre cuerpos-depósito para pasar a ser cuer-
pos-texto que son reescritos. Las relaciones
de poder entre nombradores y nombrados
se mueven en el terreno lingüístico del “ha-
ber sido excesivamente hablados por otros”.
Revertir esta situación es uno de los propó-
sitos de la conquista del lenguaje y en ello
resulta central la subversión de las palabras,
la inversión de su sentido, la (re)apropiación
del insulto o el desvelo del palimpsesto de la
propia etimología.
Al mismo tiempo, es necesario pensar el
Día del Orgullo Loco en tanto contexto/terri-
torio que habilita y posibilita en su accionar
múltiple y multitudinario, la emergencia de
aquellos otros discursos que evidencian la di-
sidencia. El Día del Orgullo Loco es, a la vez,
una suerte de “límite habitable”(37), de “tercer
espacio” en términos de Homi Bhabha(38), de
umbral; un momento/instancia/lugar liminar,
exible, abierto desde donde es posible el
cuestionamiento y la recuperación de un lu-
gar históricamente negado.
Si seguimos a Michel Agier(39) podemos
pensar que “el sujeto surge entonces en si-
tuación” y existe “al tomar distancia de su
condición social, de la identidad que le es
asignada (étnica, racial, humanitaria) y even-
tualmente de un sí mismo que sufre”. Para el
autor “donde hay subjetivaciones otras, hay
aparición de un sujeto otro”. El Día del Orgu-
llo Loco es denitivamente un contexto para
la re-subjetivación, es la posibilidad de ser un
sujeto otro, que existe, que toma distancia de
las lógicas biomédicas que lo nombran y se
constituye desde nuevos lugares. Si seguimos
a Delgado podemos decir que:
Es en los territorios sin amo, sin marcas,
sin tierra, donde se da la mayor inten-
sidad de informaciones, donde se inte-
rrumpen e incluso se llegan a invertir
los procesos de igualación entrópica
y donde se producen lo que Rubert de
Ventós llamaba “curiosos fenómenos de
frontera” en los que el contacto entre
sistemas era capaz de suscitar la forma-
ción de verdaderos islotes de vida y de
belleza”. Honoré de Balzac había dicho
lo mismo de otro modo: “sólo hay vida
en los márgenes”. Convicción última de
que lo más intenso y más creativo de la
vida social, de la vida afectiva y de la
vida intelectual de los seres humanos se
produce siempre en sus límites.(40)
Las metáforas analizadas funcionan en la tra-
ducción de un estado intransmisible, ayuda
en este ámbito a recuperar las posibilida-
des de una subjetividad negada, abrirse a
la enunciación del dolor. Las metáforas dan
cuerpo a lo que, de otro modo, no puede ser
nombrado, es el lugar para la traducción de
lo complejo de la experiencia de la aicción
y para el grito que disiente y busca alternati-
vas. Las metáforas surgen aquí en forma de
rugido, de búsqueda de la emancipación que
no renuncia a la necesidad del cuidado. Las
metáforas aquí no son nunca en tanto pro-
ducto del trastorno mental, sino una manera
de neutralizar colectiva e individualmente lo
que la sociedad produce y ejecuta en térmi-
nos de hegemonías sobre las llamadas enfer-
medades mentales. Es la materialización de
una lucha por la hegemonía del relato.
A través de las metáforas se observa cómo
es vivida y expresada la celebración del Día
del Orgullo Loco: como instancia para des-
enfermar identidades; como una oportunidad
14 CORREA-URQUIZA VIDAL M, PIÉ BALAGUER A, COLL-FLORIT M, HERNÁNDEZ I ENCUENTRA E, CLIMENT ROCA S.
SALUD COLECTIVA. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/sc.2020.2886
para quebrar la captura de la vida por parte de
las nosologías psiquiátricas, promover la des-
medicalización de los procesos de la vida, oxi-
genar el mundo vital abriéndose a la pluralidad
semántica de la locura y, sobre todo, abriendo
los diques que contienen la experiencia de la
aicción entre los muros conceptuales de la
enfermedad, prácticas emancipadoras para
una subjetividad acorralada.
Como investigadores, cabe decir que el
análisis de las metáforas da cuerpo y con-
tundencia a la reexión posible sobre el mo-
mento que hoy atraviesa el movimiento “en
primera persona” y la necesidad de generar
nuevos contextos de diálogo y complicidad
entre saberes expertos y saberes profanos.
El Día del Orgullo Loco es un espacio tran-
sitorio en su andadura, pero permanente en
términos de que va soltando la simiente de
las contestaciones posibles. Y es aquí y ahora
que la idea de locura vuelve a surgir como
un concepto que actúa y se articula como pi-
vote, eje para la producción de esas nuevas
signicaciones quizás emancipadoras.
AGRADECIMIENTOS
Esta investigación se ha llevado a cabo en el marco del
proyecto MOMENT: Metáforas del trastorno mental
grave. Análisis del discurso de personas afectadas y
profesionales de la salud mental (Referencia: FFI2017-
86969-R), nanciado por la Agencia Estatal de Investi-
gación (AEI) de España y el Fondo Europeo de Desarrollo
Regional (FEDER), en la Convocatoria 2017 “Retos In-
vestigación”, del Programa de I+D+i Orientada a los
Retos de la Sociedad.
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Recibido: 15 jun 2020 | Aprobado: 17 jul 2020 | Publicado en línea: 7 ago 2020
FORMA DE CITAR
Correa-Urquiza Vidal M, Pié Balaguer A, Coll-Florit M, Hernández i Encuentra E, Climent Roca S. Orgullo loco y
metáforas para una disidencia: un análisis lingüístico y simbólico. Salud Colectiva. 2020;16:e2886. doi: 10.18294/
sc.2020.2886.
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