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LA IZQUIERDA MEXICANA Y EL RÉGIMEN POLÍTICO

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Abstract

Este libro es una contribución a los debates académicos sobre la izquierda y el régimen mexicano en las últimas tres décadas. Surgió a partir del coloquio “La izquierda mexicana en el periodo 1988-2018” que tuvo lugar en marzo de 2018 y que fue organizado por el Centro de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y por la Coordinación de Doctorado de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Plantel Xochimilco. Al igual que el coloquio, el presente libro parte de una premisa común a todos los ensayos aquí reunidos: la izquierda mexicana ha tenido una influencia positiva en el proceso de democratización, aunque, paradójicamente, ha tenido también un papel secundario en la formación del régimen. La idea general de la obra es que esta “paradoja” es un problema cuyo tratamiento puede arrojar luces sobre las características del régimen reformado, democratizado, y sobre sus debilidades sistémicas. Simultáneamente, puede poner en claro la formación de la izquierda electoral contemporánea y explorar sus fortalezas y debilidades.
LA IZQUIERDA MEXICANA
Y EL RÉGIMEN POLÍTICO
Esta publicación es de la División de Ciencias Sociales y Humanidades
de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco
y Editorial Itaca, y fue dictaminada por pares académicos expertos en el
tema. Agradecemos a la Rectoría de la Unidad el apoyo brindado para la
presente publicación.
D.R. © Universidad Autónoma Metropolitana
Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco
Calzada del Hueso 1100, Colonia Villa Quietud
Coyoacán, C.P. 04960, Ciudad de México,
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de Ciencias Sociales y Humanidades
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 : 978-607-28-1694-7
Diseño de portada y fotografía: Iraís Hernández Güereca
Fragmento del mural “Pluralismo político”, de José Chávez Morado,
Palacio legislativo de San Lázaro, Ciudad de México, 2019.
D.R. © David Moreno Soto
Editorial Itaca
Piraña 16, Colonia del Mar,
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Tel. 55 58 40 54 52
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 Itaca: 978-607-8651-24-5
Primera edición: 2019
Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico
LA IZQUIERDA MEXICANA
Y EL RÉGIMEN POLÍTICO
Godofredo Vidal
Coordinador
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
Rector general, Eduardo Abel Peñalosa Castro
Secretario general, José Antonio de los Reyes Heredia
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
UNIDAD XOCHIMILCO
Rector de Unidad, Fernando de León González
Secretaria de Unidad, Claudia Mónica Salazar Villava
DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
Directora, Dolly Espínola Frausto
Secretario académico, Alfonso León Pérez
Jefa del Departamento de Relaciones Sociales, Carolina Terán Castillo
Jefe de la sección de publicaciones, Miguel Ángel Hinojosa Carranza
CONSEJO EDITORIAL
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Álvaro Fernando López Lara / Elsa E. Muñiz García
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Asesores del Consejo Editorial: Rafael Reygadas Robles Gil /
Miguel Ángel Hinojosa Carranza
COMITÉ EDITORIAL DEPARTAMENTAL
Sergio Méndez Cárdenas (presidente)
Gerardo Ávalos Tenorio / Jorge E. Brenna Becerril
Janette Góngora Soberanes / Lisset Márquez López
Jaime Osorio Urbina / Mario Ortega Olivares
Guadalupe Pacheco Méndez / Adriana Plascencia Díaz
Asistencia editorial: Varinia Cortés Rodríguez
Í
Introducción 9
La izquierda y la democratización
incompleta (1988-2018)
Godofredo Vidal de la Rosa 15
La izquierda en México, su contribución
a la democratización del sistema político
y los obstáculos para acceder al ejercicio del poder
Héctor Zamitiz Gamboa 47
La izquierda electoral en el poder:
el caso del Partido de la Revolución
Democrática de México
Francisco Reveles Vázquez 79
Balance de la izquierda partidista contemporánea
en la actividad del Poder Legislativo en México
Laura Valencia Escamilla 107
¿Rinde cuentas la izquierda? La scalización
superior en los gobiernos de izquierda desde el
ámbito subnacional (2000-2015)
Nancy García-Vázquez 135
Las coaliciones electorales
de la izquierda mexicana (1988-2018)
Rosendo Bolívar Meza 175
La formación de cuadros
en el  y en Morena (2011-2018)
Juan Pablo Navarrete Vela 199
Ciudadanía, organizaciones
político-clientelares y estructura política
en la Ciudad de México
Héctor Tejera Gaona 243
¿El renacimiento de México? Sobre descontento,
populismo y democracia
Alejandro Monsiváis-Carrillo 265
Morena, partido político: ¿otra política es posible?
Ricardo Espinoza Toledo
Steven Johansson Mondragón 291
Conclusiones generales 333
Sobre los autores 343
9
I
Este libro es una contribución a los debates académicos sobre la iz-
quierda y el régimen mexicano en las últimas tres décadas. Surgió a
partir del coloquio “La izquierda mexicana en el periodo 1988-2018”
que tuvo lugar en marzo de 2018 y que fue organizado por el Centro
de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de
la Universidad Nacional Autónoma de México y por la Coordinación
de Doctorado de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de
la Universidad Autónoma Metropolitana Plantel Xochimilco. Al igual
que el coloquio, el presente libro parte de una premisa común a todos
los ensayos aquí reunidos: la izquierda mexicana ha tenido una inuen-
cia positiva en el proceso de democratización, aunque, paradójicamente,
ha tenido también un papel secundario en la formación del régimen.
La idea general de la obra es que esta “paradoja” es un problema cuyo
tratamiento puede arrojar luces sobre las características del régimen re-
formado, democratizado, y sobre sus debilidades sistémicas. Simultá-
neamente, puede poner en claro la formación de la izquierda electoral
contemporánea y explorar sus fortalezas y debilidades.
El libro fue proyectado en pleno proceso electoral, cuando comenzó
a hacerse notoria —en la lectura de las encuestas dadas a conocer en los
medios— la ventaja que tenían ya la coalición Juntos Haremos Histo-
ria () y su candidato Andrés Manuel López Obrador (). Así
pues, los autores teníamos una perspectiva más o menos clara de quién
sería el ganador de la elección, aunque no imaginábamos la magnitud
del triunfo que obtendría. Sin embargo, nuestros esfuerzos se centraron
en analizar los procesos de las décadas anteriores, no en hacer conjetu-
ras sobre los retos y posibilidades del nuevo gobierno. Este enfoque ex
10 La izquierda mexicana y el régimen político
post facto es más adecuado a la ciencia política, que puede conar en la
disponibilidad de evidencias, pruebas y documentos para establecer sus
proposiciones. No obstante, es casi inevitable hacer algunas considera-
ciones sobre el resultado de la elección del 1 de julio de 2018. Resulta
muy interesante no sólo explorar las causas del resultado electoral sino
también inquirir los escenarios más realistas y probables que enfrenta.
Hemos querido hacer una exploración analítica porque nos parece que
la responsabilidad de la investigación política académica es ofrecer co-
nocimientos más o menos objetivos.
Como ya se mencionó, en los pasados años la izquierda cumplió un
papel importante en el proceso de democratización y reforma del régi-
men. Sin embargo, parece existir una discrepancia entre esta inuencia
benéca y el poder político real que logró consolidar. Su papel insti-
tucional ha sido relativamente secundario: la tercera fuerza política y
electoral a lo largo de todo el periodo. A pesar del tremendo atractivo
de sus candidatos, quienes tuvieron un papel protagónico en las elec-
ciones federales de 1998, 2006, 2012 y, por supuesto, 2018, los partidos
de izquierda han mantenido un perl bajo en los gobiernos estatales y
municipales y un peso marginal en las cámaras legislativas. En 2018 se
modicó radicalmente esta situación por medio de lo que los politó-
logos llaman, desde hace medio siglo, “elecciones críticas”, es decir, las
elecciones cuyo resultado permite someter al régimen a una modica-
ción profunda. Los alcances de tal modicación ameritan un esfuerzo
de análisis enorme por parte de la comunidad cientíca.
En América Latina, las elecciones de 2002 en Brasil, y las de 1999
en Venezuela, son de este tipo. Muchas elecciones críticas son decisivas
en las alternativas del régimen, porque sacuden no sólo sus fundamentos
políticos —es decir, las relaciones de poder básicas sobre las que se ha
asentado el régimen— sino las mismas instituciones. Así que explorar
tentativamente estas alternativas es atractivo. Hoy en día el régimen po-
lítico mexicano tiene tres: derivar hacia un modelo más autoritario, con-
tinuar la inercia de deterioro, o fomentar su consolidación democrática.
Todo dependerá no sólo de las intenciones de los nuevos gobernantes,
sino de su capacidad de leer adecuadamente las condiciones internacio-
nales y locales. Estas condiciones también se han modicado radical-
11
Introducción
mente y son muy diferentes de las que permitieron el establecimiento
del régimen de las últimas tres décadas.
Sucintamente, los escenarios básicos son:
• Default. La incapacidad para generar certidumbre y establecer me-
tas realistas en una variedad de políticas gubernamentales no es el
único motor del escenario de la inercia. También lo es la enorme
ineciencia burocrática del Estado mexicano, y el presidencialismo
autoritario, favorecido por la mayoría parlamentaria. La combinación
de estos factores resultará en caos. Favorecido por procesos de deci-
sión ojos, descuidados, torpes y lentos, por agendas incompletas o
mal visualizadas y por burocracias medias y altas no calicadas, este
escenario es inherente a las debilidades de la burocracia y a la escasa
capacidad de gobernación.
• Deja vu. El presidente tiene mayoría simple y está muy cerca de una
mayoría calicada. Ello le permitiría modicar la Constitución (un
antecedente es la medida tomada por el presidente Ernesto Zedillo
Ponce de León para modicar la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en 1993, aunque en ese entonces se apoyó en una concerta-
ción con el Partido Acción Nacional ().
• Consolidación democrática. Este escenario surge del análisis del régi-
men de democracia parcial o incompleta. La debilidad de la izquierda
es un factor de esta falla de diseño. Pero también lo son la debilidad
del Poder Judicial y la debilidad de los órganos de rendición de cuen-
tas. A estas circunstancias se suma la situación crítica de las fuer-
zas del orden. Estas prioridades se ven reejadas en las preferencias
ciudadanas. Latinobarómetro señala que violencia, corrupción, impu-
nidad y partidos son las principales causas del malestar y el enojo
ciudadanos, y probablemente fueron los motores que condujeron a
la coalición  al triunfo. Esperar los análisis de comportamiento
y preferencias electorales, de los cuales hay décit, será importante
para examinar la formación de las nuevas cleavages electorales mexi-
canas. La cuestión de la corrupción y la reforma del Poder Judicial
requiere tiempo y no es redituable en el corto plazo electoral.
12 La izquierda mexicana y el régimen político
Sobre la obra
El primer conjunto de colaboraciones presenta diversas reexiones acer-
ca de la izquierda mexicana y la democratización del régimen político.
En su texto “La izquierda y la democratización incompleta: 1988-2018”,
Godofredo Vidal de la Rosa elabora una reconstrucción del régimen polí-
tico entre 1988 y 2018 así como la dinámica del Partido de la Revolución
Democrática () y el ascenso del partido Movimiento Regeneración
Nacional (Morena). El texto examina algunas causas del estancamiento
político e institucional. Héctor Zamitiz Gamboa retrata en el ensayo
“La izquierda en México, su contribución a la democratización del sis-
tema político y los obstáculos para acceder al ejercicio del poder” el reco-
rrido de las izquierdas desde el siglo  en Europa para contextualizar
su desarrollo en México y América Latina durante el siglo . Ahonda
también en las alianzas y fracturas internas de la izquierda mexicana, e
investiga su rol en la democratización del sistema político, en el que, aun
sin ser una fuerza dominante, ha sido imprescindible.
En el trabajo “La izquierda electoral en el poder: valores y prácticas
del Partido de la Revolución Democrática de México” Francisco Reveles
Vázquez realiza un balance del perl ideológico de la izquierda y sus polí-
ticas, especialmente en la Ciudad de México. Menciona cómo, sin preten-
der instaurar el socialismo, sí creó un espacio de promoción y defensa de la
participación social del Estado, aunque contradictoriamente conviva con
lógicas de clientelismo, corrupción, personalismo y populismo cuya even-
tual desaparición se presenta como un reto para el gobierno de Morena.
El segundo conjunto de trabajos analiza el ejercicio del poder por
la izquierda. Laura Valencia Escamilla nos ofrece su estudio “Balance
de la izquierda partidista contemporánea en la actividad del Poder Le-
gislativo en México” donde explora el desempeño de la izquierda en el
Congreso de la Unión. El trabajo legislativo de ésta ha sido intermitente
y fragmentario, aunque ha logrado convertirse en un actor insoslayable.
En “¿Rinde cuentas la izquierda? La scalización superior en los go-
biernos de izquierda desde el ámbito subnacional, 2000-2015” Nancy
García-Vázquez señala algunas claves del desempeño de gobiernos es-
tatales de izquierda en la scalización. Rosendo Bolívar Meza examina
en “Las coaliciones electorales de la izquierda mexicana (1988-2018)”
13
Introducción
las coaliciones electorales que conformó la izquierda entre 1988 y 2018,
y señala que su mayor estrategia ha sido agrupar intereses de fracciones
partidistas alrededor de candidatos presidenciales comunes.
Por último, el tercer conjunto de trabajos trata sobre la evolución
del  a Morena. El texto de Juan Pablo Navarrete Vela La forma-
ción de cuadros en el  y Morena: 2011-2018” no sólo analiza las
trayectorias y la experiencia política de sus dirigencias nacionales y las
posibles correlaciones de fuerzas que favorecierona uno u otro dirigente
nacional;también caracteriza el tipo de liderazgo de ambos organismos
políticos. El texto de Héctor Tejera Gaona “Ciudadanía, organizaciones
político-clientelares y estructura política en la Ciudad de México” ex-
plora los vínculos entre diversas organizaciones populares en los gobier-
nos abanderados por la izquierda en la capital. Su trabajo explora cómo
se conguran y cambian las redes político-clientelares que organizan el
poder en el gobierno y el control político-territorial durante las eleccio-
nes. Aquí el autor se pregunta si el cambio de partido en el gobierno (del
 a Morena en la ) recongurará la estructura política, y avizora
que Morena se nutre y seguirá nutriéndose de los anteriores liderazgos
de izquierda: buscará mantener sus prácticas patrimonialistas y clien-
telares en el nuevo contexto partidario. Alejandro Monsiváis-Carrillo
señala en “¿El renacimiento de México? Sobre descontento, populismo
y democracia” que el descontento de los ciudadanos con la clase polí-
tica y los partidos fue la antesala del triunfo de . Esto le da pie
para hacernos observar algunos rasgos del discurso populista a modo
de explicación del éxito de Morena en 2018, y para conjeturar sobre el
futuro del sistema partidista mexicano. Por último, en “Morena, partido
político: ¿otra política es posible?” Ricardo Espinoza Toledo y Steven
Johansson Mondragón examinan (por medio de la técnica llamada aná-
lisis factorial de correspondencias) los documentos básicos, así como las
plataformas electorales de los principales partidos políticos —Partido
Revolucionario Institucional, , Morena y — para el año 2015 y
2018. Se trata de un análisis que busca señalar las principales coorde-
nadas discursivas de cada partido y las diferencias entre uno y otro. Los
autores concluyen que hay una diferencia signicativa entre el lenguaje
utilizado por Morena y los demás partidos, aunque ello no se traduce en
una distancia ideológica o programática.
14 La izquierda mexicana y el régimen político
Así pues, ofrecemos un volumen que reúne colaboraciones con dis-
tintas temáticas, focos y niveles de análisis. Dichos trabajos abordan una
serie de preguntas centrales: ¿cómo se explica, a corto o mediano plazo,
el triunfo de Morena? ¿Qué características tienen su ideario y su prácti-
ca política? ¿Qué signica su triunfo para el sistema político mexicano
y con relación a la serie de problemas que enfrenta el país (corrupción,
desigualdad, captura del Estado, violencia, etcétera)? ¿Cuál ha sido el
desempeño de la izquierda en el gobierno, y cuál es su papel en la tran-
sición política?
15
L    
 (1988-2018)
Godofredo Vidal de la Rosa
Las elecciones del 1 de julio de 2018 son atípicas en muchos senti-
dos: caen en lo que los expertos han llamado “elecciones críticas” porque
afectan drásticamente la composición del régimen, aunque no sepamos
a ciencia cierta en qué dirección lo harán.1 En este ensayo analizaremos
los antecedentes de este suceso crítico. El régimen político en que surge
la izquierda electoral mexicana ha sido calicado y examinado muchas
veces. Su caracterización como un régimen semidemocrático es su-
ciente aquí.2 Para nes expositivos, el régimen político puede observar-
se en dos dimensiones: como un mecanismo complejo de dominación
(Brachet-Márquez, 1996), y como un sistema que combina las reglas
institucionalizadas de acceso a los recursos políticos del Estado con las
reglas de la gobernanza. El tránsito del dominante régimen corpora-
tivista, con un partido hegemónico y un presidencialismo autoritario,
a un régimen “híbrido”, clientelista, que se halla en combinación con
un sistema de competencia electoral tripartidista, con dominancia del
Partido Revolucionario Institucional (), seguido por el Partido Ac-
ción Nacional () y, en tercer lugar, por el Partido de la Revolución
Democrática (), es el marco de referencia del estudio de la izquierda
1 La categoría de “elecciones críticas” fue propuesta por el politólogo estadouniden-
se Vladimir O. Key Jr. (1955), en un ensayo publicado hace seis décadas.
2 En este ensayo los términos semidemocracia, democracia parcial, democracia incom-
pleta serán usados continuamente como sinónimos, aunque ello no satisfaga las deman-
das de algunos expertos.
16 La izquierda mexicana y el régimen político
partidista. Más que un estudio sobre el partido de izquierda, este tra-
bajo examina la posición estructural y funcional de ese partido en el
régimen reformado, y busca explicar su relativa marginalidad. Durante
tres décadas, el régimen político mexicano presidencialista y uniparti-
dista fue lentamente transformado en otro cuyo presidencialismo es de
coalición y multipartidista con dominancia priista. Este cambio pau-
latino abarcó la producción de transformaciones institucionales carac-
terizadas como democratización parcial. En este régimen la izquierda
tuvo un papel importante de contrapeso político e ideológico, pero a
n de cuentas marginal. Este rasgo es uno de los principales defectos
del funcionamiento del régimen reformado. La relativa división entre
el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo que produjo la introducción
de la competencia electoral, no tuvo un avance similar en el desarrollo
del Poder Judicial y el sistema de impartición de justicia; el sistema de
rendición de cuentas sufrió un drástico rezago, tanto en su dimensión
horizontal e intrainstitucional como hacia la sociedad civil. Los cambios
en el régimen son importantes porque de ellos derivó una cadena de
acontecimientos relativos al sistema de partidos, a la competencia elec-
toral y a la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. El gran ausente
en esta nueva arquitectura es el Poder Judicial. Aunque en el sexenio de
Ernesto Zedillo se realizó una drástica transformación de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en 1996 —transformación impulsada
por la capacidad del presidente para crear una mayoría calicada en el
Congreso. El Poder Judicial y el sistema de justicia quedaron rezagados
en la reforma política. Conforme el texto avance se expondrá la tesis de
la crisis de la democratización del régimen mexicano. La explicación del
dramático cambio en 2018 merece un comentario al nal de este ensayo.
El régimen reformado
El régimen político es un componente del Estado en que se realiza
la tarea de la gobernación. El régimen democrático se compone de al
menos dos niveles: el de las relaciones de fuerza política instituciona-
lizadas —normalmente los partidos, pero no exclusivamente—, y las
instituciones que regulan las relaciones de fuerza política y dominación
17
La izquierda y la democratización incompleta...
(intervención en las relaciones sociales a n de alcanzar metas funcio-
nales a través del orden político, mediante la capacidad de gobernación y
con las normas de legitimización de la acción gubernamental) en forma
legítima, estable y más o menos funcional para lograr la gobernación
del Estado y sus recursos. En México, tanto el régimen como el Estado
en general han sufrido cambios importantes en las últimas tres décadas.
Los cambios en el Estado en relación con su intervención en la econo-
mía han sido llamados “neoliberalismo”, tema que no nos ocupa en este
ensayo, aunque señalamos su innegable importancia. Por el contrario,
el cambio en el régimen político es una cuestión relevante para enten-
der la posición histórica de la izquierda moderna en la democratización
política. Desde la década de los setenta del siglo pasado, el régimen ha
transitado por una sucesión de reformas políticas limitadas y con dife-
rentes metas. En los años setenta —un periodo conocido genéricamente
como populista— las respuestas gubernamentales a las demandas socia-
les dieron paso a la apertura democrática, la cual facilitó la inserción de
la izquierda en la política nacional, y a la reforma política, que visualizó
la creación de un partido de izquierda como pivote de la oposición al
. En los ochenta, bajo la crisis de la deuda, el gobierno no priorizó
las reformas políticas y centró su atención en los urgentes problemas
económicos generados por la crisis de la deuda externa. Pero en los años
noventa surgió —en las cúpulas gubernamentales y en la clase política
mexicana— un nuevo interés por la “democratización”. Varios factores
ocasionan estas decisiones en la clase política. Uno de ellos fue la nece-
sidad de legitimar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
() ante el gobierno, la clase política y el público estadounidenses.
Las presiones internas fueron también determinantes en la orientación
hacia la liberalización del régimen autoritario, presidencialista y unipar-
tidista dominante en México por más de ocho décadas. Las tensiones
generadas por la insurgencia el “zapatismo” en el sureste del país, y las
necesidades pragmáticas de establecer nuevos pactos formales e infor-
males en las élites políticas, demandaron que se reconociera la fuerza
de una oposición de izquierda. Las bases de esta nueva fuerza surgieron
de una heterogénea fusión de disidentes priistas y militantes socialistas.
La coyuntura crítica de mediados de los ochenta dio origen a reformas
institucionales genéricamente conocidas como “la transición” así como a
18 La izquierda mexicana y el régimen político
una agenda parcial de reformas del Estado (Camp, 1995; Zamitiz, 2010;
Muñoz Patraca, 2011). Los resultados de este diseño y sus consecuen-
cias son el tema de este ensayo. El régimen fue modicado sobre la base
de un reacomodo fundamental de las bases corporativistas, básicamente
clasistas, en que se fundó y funcionó relativamente el régimen del . El
cambio afectó la fundamentación del  en formas más o menos sutiles,
en tanto que abandona la estrategia de una política de masas, preser-
vando los nodos de control corporativo sobre el sindicalismo y grandes
sectores rurales. Pero a medida que la población se urbanizó y terciarizó,
la idea de sustituir controles corporativos por clientelas electorales se
hizo funcional. La “descorporativización” también representó un cambio
fundamental relacionado con lo que un informe del Banco Mundial lla-
mó la “captura del Estado mexicano (Banco Mundial, 2007), indicando
sí la preponderancia de mecanismos informales de inuencia política
tanto empresarial como de sindicatos de empresas estatales y de gobier-
no (como los sindicatos de profesores y los de petroleros). Las relaciones
de poder del régimen fueron rediseñadas en el contexto de un régimen
reformado cuyos aspectos más visibles fueron la transición democrática,
el multipartidismo, las elecciones competitivas y los gobiernos divididos.
Éste es el centro de atención de este ensayo.
El régimen reformado atravesó por diversas etapas durante un lar-
go periodo que abarcó cinco sexenios. La democratización incompleta
fue la primera destacable, ya que trajo consigo el establecimiento de un
sistema electoral más conable, una nueva arquitectura federal y una
relación entre el Ejecutivo y el Legislativo más equilibrada por la ma-
yor fuerza de este último. Pero se avanzó poco en los mecanismos de
transparencia y rendición de cuentas, y los sistemas judiciales y el Poder
Judicial permanecieron con severos retrasos que nalmente produjeron
el desgaste, la crisis del régimen y su legitimidad. La siguiente gráca
ilustra el deterioro de la calidad de la gobernanza en el sistema político
mexicano entre 2006 y 2016. La gráca 1 fue elaborada con datos del
World Governance Indicators () del Banco Mundial () y señala
un deterioro grave de la capacidad de gobierno en cuatro áreas básicas:
rendición de cuentas y lucha contra la corrupción; sistema judicial y le-
galidad; estabilidad política y ecacia del monopolio legítimo de la fuer-
za; violencia política y social y rendición de cuentas. El estancamiento
19
La izquierda y la democratización incompleta...
de la ecacia del régimen reformado para ejercer la gobernanza es un
indicador relevante. La tabla permite adelantar algunas conjeturas ra-
zonables que merecerán análisis ulteriores. La implosión de la eciencia
gubernamental revela no sólo un problema coyuntural sino también la
baja calidad de los recursos administrativos del gobierno mexicano y la
urgencia de su reestructuración. La calidad democrática también sufrió
una implosión asociada a la crisis de la capacidad de gobierno (grácas
1 y 2). La calidad democrática es una categoría que intersecta la calidad
gubernamental, aunque apunta a las relaciones entre la sociedad civil y
el gobierno. El retroceso en 11 de los indicadores que ofrece el Bertels-
mann Stiftung’s Transformation Index apunta a una crisis de responsi-
vidad que contrasta con un incremento de la actividad de la ciudadanía.
G 1
México. Calidad del gobierno (2006-2016)
Fuente: datos del  y  varios años.
10
0
10
20
30
40
50
60
70
Percentil Calificación
delgobierno
Percentil Calificación
delgobierno
Percentil Calificación
delgobierno
2006 2011 2016
Rendicióndecuentas Estabilidadpolítica/ausenciade violencia
Efectividadgubernamental Legalidad
Controldecorrupción
20
G 2
Calidad democrática en México (2006-2016)
Fuente: datos del  y , varios años.
0
2
4
6
8
10
12
Status democrático
Gobierno de leyes
Libertad de expresión
Derecho de asociación
Poder efectivo del gobierno
Derecho de asociación
Elecciones limpias
Participación política
Administración básica
Secularidad/Identidad
Identidad estatal
Monopolio de la fuerza
Estatidad
2006 2016
21
La izquierda y la democratización incompleta...
Los expertos denen el régimen político establecido desde la última
década del siglo pasado como un proceso de democratización incomple-
to. Básicamente, éste consiste en una modicación de la relación entre el
Ejecutivo y el Legislativo por medio de una activación del mecanismo
de competencia partidista. Para ello se instaló un sistema electoral au-
tónomo del gobierno a n de lograr imparcialidad en la competencia, y
a partir de ello se institucionalizó un sistema tripartidista (básicamente)
con un partido dominante. La denición de tripartidismo con un par-
tido preponderante describe un Estado donde el  mantiene su pre-
dominio, el control territorial (subnacionales), el control de las cámaras
legislativas y la capacidad de veto de decisiones del Ejecutivo. El cambio
de régimen hacia el tripartidismo con dominio del , tiene implica-
ciones importantes en el funcionamiento del régimen y es un atributo
sustantivo de la “democratización”.
Ha habido ya dos presidentes propuestos por el  (2000 y 2006),
pero lo más importante para esta exposición es que el cambio de ré-
gimen ha afectado la distribución a nivel subnacional. En cuanto al
control subnacionales, el  mantiene una ventaja secular de 4-3-2
sobre sus contendientes. Algunos expertos han sostenido que en Mé-
xico domina un sistema multipartidista (Díaz-Jiménez y Vivero-Ávila,
2015), aunque prevalece un sistema tripartidista, con dominancia del
. En este régimen la izquierda va a ocupar una posición relativa-
mente marginal. La “transición” de un régimen de partido único (de
facto) a un régimen tripartidista ha sido lenta y con frecuencia tortuosa.
Generalmente se destacan dos etapas. La inicial tuvo lugar en el go-
bierno de Carlos Salinas (1988-1994) (Cornelius, 1994; Vidal de la
Rosa, 1994),3 y la segunda etapa —de estabilización, con “gobiernos
divididos” (Casar, 2013)— fue establecida en las elecciones intermedias
3 Al caracterizar la posición gubernamental hacia la naciente izquierda partidista,
Wayne Cornelius (1994) apuntaba que “el n aparente no sólo se reducía a derrotar al
, sino a humillarlo, a destruir su credibilidad como un partido de oposición en todo
el país”, en tanto que la estrategia gubernamental era reconocer un número creciente de
victorias electorales estatales y locales para el , mientras simultáneamente marginaba
a los cardenistas”. Sin embargo, esta estrategia haría al gobierno “altamente vulnerable a
las acusaciones de que practicaba una democracia selectiva” (la traducción es mía).
22 La izquierda mexicana y el régimen político
de 1997 (Méndez de Hoyos, 2007; Vidal de la Rosa, 2007; Valencia,
2008). Sin embargo, a partir de esta fecha arranca un lento proceso de
reformas institucionales. La lentitud de este proceso no signica que
carezca de propósito y de una coherencia política. De hecho, con él se
inicia el establecimiento de lo que hemos llamado “régimen reforma-
do”. Éste diere del anterior en aspectos fundamentales. En primer
lugar, aunque sigue siendo un régimen presidencialista, al instalar un
sistema electoral competitivo y basado en estímulos selectivos favorece
la emergencia del Poder Legislativo. Esta función legitima e introdu-
ce mecanismos de toma de decisión que requieren concertación entre
contendientes políticos. Esta situación generó un fenómeno nuevo lla-
mado “gobiernos divididos” (Casar, 2013: 2015) que merece atención.
Los gobiernos divididos ponen de maniesto una situación donde el
gobierno requiere pactar, formal o informalmente (popularmente di-
chos pactos son conocidos como concertacesiones). Dado que el el de
la balanza es el , todo gobierno depende de la aquiescencia priista,
y en caso de que el  perdiera esta capacidad de veto, requeriría tam-
bién “pactar” con la oposición. Pero esta situación es una anomalía sólo
presente en dos trienios del periodo de tres decenios que analizamos.4
La ventaja de un sistema tripartidista con poder de veto estratégico le
permitió al  restaurar la legitimidad del sistema político al intro-
ducir “elecciones” competitivas, creíbles, que permitían la “alternancia”
y un grado de competencia intensa por puestos de gobierno federal
y nacional. La agenda de las reformas “neoliberales” estructurales y la
agenda de seguridad interior establecieron una agenda común entre el
 y el  (Johansson, 2013; Petersen, 2018). La instrumentación de
la transición del gobierno de partido único al tripartidista con poder de
veto del  fue la creación el Instituto Federal Electoral (), que en
2014 fue rebautizado como Instituto Nacional Electoral ().
4 Vale la pena notar que en 2012 el  obtuvo ventajas absolutas en las votaciones
presidenciales, legislativas, subnacionales, y aun así sus dirigentes consideraron necesa-
rio establecer un pacto para impulsar reformas llamadas “estratégicas” (Pacto por Mé-
xico). El suceso es interesante porque los resultados de este pacto son mixtos, sin un
balance visiblemente positivo, reduciendo el valor explicativo de la tesis del gobierno
dividido como causante de la crisis de gobernación reportada continuamente.
23
La izquierda y la democratización incompleta...
La tercera fuerza político electoral
Existe la tesis de que las fallas en el diseño institucional afecta no sólo
a la izquierda sino también a la democracia mexicana. Varios estudios
han detectado una asociación real entre dicho diseño y el aumento de la
criminalidad. Se han observado numerosos casos donde la izquierda fue
no sólo obstaculizada sino perseguida.5 La “democracia selectiva”, de la
que el politólogo estadounidense Wayne Cornelius (1994) hablaba para
indicar la marginación de las izquierdas en el pacto político construido
por el salinismo, es un ejemplo. Pero la tesis es insuciente. En cambio
son de interés la tesis de que las plataformas de izquierda no lograron
convocar a los electores, la tesis de la debilidad geográca y la tesis de
la debilidad de cuadros y bases territoriales. Existen muchos estudios
detallados sobre la dinámica interna de la izquierda en el , partido
constituido por tribus, líderes y estructuras clientelares que resultan en
una base territorial estrecha y cuadros poco profesionales con tendencia
a la esclerosis generacional.
El estancamiento de la izquierda electoral sugiere varias hipótesis.
En general, y salvo excepciones como Estados Unidos durante el si-
glo , una izquierda electoral potente —en uno o varios partidos— es
una condición necesaria para el progreso democrático. La izquierda ha
obtenido notables resultados en las elecciones presidenciales. En 1988,
Cuauhtémoc Cárdenas compitió como abanderado del Frente De-
mocrático Nacional () con el candidato del , y logró resultados
notables. De hecho, existen testimonios de personajes decisivos en esa
5 Trejo y Ley han comentado que políticas gubernamentales de intervención se-
lectiva, tendentes a perjudicar a los gobiernos de izquierda son responsables de la ola
criminal: “En contextos de aguda polarización política —como el que privó en México
antes de la guerra contra las drogas— el conicto partidista puede motivar al gobierno
federal a desarrollar intervenciones militares y policiales cooperativas en regiones don-
de gobierna el partido del presidente y a negar asistencia efectiva en regiones goberna-
das por sus enemigos políticos, para después culparlos de la violencia criminal. A partir
de una nueva base de datos sobre la violencia del narcotráco en México (2006-2012),
mostramos que aunque la violencia criminal fue más intensa en los municipios de los
estados gobernados por la oposición, fue cinco veces mayor en ciudades gobernadas por
la izquierda —la némesis política del presidente” (2016: 11).
24 La izquierda mexicana y el régimen político
elección, como el del presidente Miguel de la Madrid, quien armó que
Cárdenas venció a Salinas. En 2006, Andrés Manuel López Obrador
() compitió con la bandera del  y la coalición Por el Bien de
Todos y obtuvo un empate técnico con el ganador de la elección, Felipe
Calderón, del . En 2012, el mismo  con la bandera del  y
la coalición Movimiento Progresista mantuvo el mismo número de vo-
tos que seis años antes, obteniendo un segundo lugar en las votaciones.
Sin embargo, contra estos números notables el  mantuvo un perl
marginal en la política nacional. Se le considera la tercera gran fuerza
política electoral, pero alejada del  y el . Véase gráca 3.
Contrastando con los resultados en elecciones presidenciales, en las
elecciones legislativas federales las coaliciones de izquierda han tenido un
resultado estable, sin crecimiento. Se puede observar que a partir de 1997
se inicia la era de los parlamentos competidos. Y que si bien en 2000 el
 pierde temporalmente la mayoría, el resto del tiempo mantiene en
promedio el control de 40 % de la Cámara de Diputados. Véase gráca 4.
La distribución de gubernaturas es importante porque afecta la dis-
tribución de dinero y en general la distribución del poder político a
nivel federal. Aunque la república mexicana es un sistema federal, el
Ejecutivo Federal concentra las fuentes de poder nanciero, scal y, por
supuesto, político. La asignación de recursos corresponde a la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público () por medio de mecanismos ad
hoc. Un problema central esque dichos mecanismos son parcialmente
“discrecionales”, no auditables, excepto por la misma . Esto ha re-
sultado en dos fenómenos previsibles. El primero es el uso de recur-
sos no auditables o discrecionales para nes indiscernibles, aunque en
ocasiones reportajes periodísticos evidencian su uso para nanciar las
campañas políticas federales. Y aun cuando existen instituciones y audi-
torías, se han mostrado incapaces de cubrir la magnitud de operaciones
y recursos. Un pequeño número de organizaciones civiles que disponen
de recursos informáticos, logísticos y humanos capacitados, han contri-
buido a denunciar la opacidad en la de rendición de cuentas estatal. Una
gran parte de los escándalos mediáticos sobre corrupción pública han
sido los que ponen en evidencia a gobernadores incapaces de demostrar
el uso nal de recursos nancieros trasferidos por la .
25
G 3
Resultados electorales para Presidente de la República, 1988-2012
Fuente: elaboración propia con datos del Atlas de Resultados Electorales Federales 1991-2012 (, 1994-2012).
17%
28%
45%
38%
27%
51%
53%
38%
24%
41%
32%
18% 17%
32%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
1988* 1994 2000 2006 2012
Años de elecciones
PAN
PRI
PRD
17%
28%
45%
38%
27%
51%
53%
38%
24%
41%
32%
18% 17%
32%
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
1988* 1994 2000 2006 2012
Años de elecciones
PAN
PRI
PRD
26 La izquierda mexicana y el régimen político
G 4
Cámara de Diputados (1979-2015). Predominio del pri
Fuente: Instituto Nacional Electoral (antes Instituto Federal Electoral).
En algunos casos se ha demostrado que estas omisiones son parte
de esquemas de nanciamiento ilegal de campañas electorales del .
En la base de la estructura federal del Estado mexicano están los mu-
nicipios. Entre 1994 y 2005 se muestra una distribución más equitativa
del poder municipal “tripartita”, pero aún favorable al . La gráca 5
muestra un patrón similar al de las previas. Las “coaliciones” tienden a
dominar las ofertas partidistas —probablemente como una adaptación
a la baja calicación de los partidos tradicionales, la coalición permite
disfrazar viejos actores con nuevos membretes—. Sin embargo, el poder
municipal está muy restringido por condiciones nancieras y de seguri-
dad, por lo que estas entidades locales dependen de los poderes estatales
y, por supuesto, del federal. Véase el cuadro 3.
27
G 5
Perl de edad, ingresos y escolaridad de x votantes de distintos partidos
Fuente: elaboración propia con datos de Parametría.
48
31
31
22
26
31
20
24
43
49
42
39
25
20
21
26
24
22
26
31
20
23
34
15
19
24
29
36
9
16
20
22
12
12
16
15
9
22
11
11
14
18
7
8
12
0
10
3
9
5
9
0
11
8
7
4
5
13
11
22
8
10
9
12
9
0
6
12
11
10
0
10
20
30
40
50
60
PRI PAN PRD PVEM Morena
28 La izquierda mexicana y el régimen político
Esta distribución de los votos en el Poder Legislativo, en los gobiernos
estatales y en los municipios contrasta con los resultados en elecciones
presidenciales. La capacidad del  para lograr resultados altamente
competitivos en elecciones presidenciales no ha sido respaldada por ga-
nancias electorales en otros niveles de gobierno. Si hacemos un experi-
mento mental en el que el candidato de izquierda ha obtenido el triunfo en
las elecciones de 2006, triunfo que el Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación ha concedido a su opositor con una ventaja de 0.2 % de la
votación (aunque hubo una abstención del 43 %), la coalición de izquierda
habría obtenido casi el 30 % de control en el Congreso Federal, debajo del
 y seguido muy de cerca por el  y su coalición. Tres años después
la coalición de izquierda habría perdido 10 % de presencia legislativa y la
coalición priista se hubiera acercado a la mayoría simple.
2006 2009
 33.39 28.01
-Partido del Trabajo ()-Convergencia 28.99 18.31
-Partido Verde Ecologista de México () 28.21 43.65
Alternativa (Partido Socialdemócrata []) 2.05 1.03
Partido Nueva Alianza (Panal) 4.54 3.41
Nulos 2.51 5.41
C 1
Diputados Federales por Mayoría Relativa (%)
 17
 8
 6
- 1
Total 32
C 2
Gubernaturas (2001-2006)*
* Debido a que a partir de este periodo hay un boom en las coaliciones, se indica sólo al
partido que lidera la coalición con la nalidad de no desviarnos de nuestro objetivo que es
demostrar la reconguración del poder estatal a partir de los tres partidos mayoritarios. La
coalición -, sí se identica como una coalición.
Fuente:  (antes ).
29
La izquierda y la democratización incompleta...
En el caso de los gobiernos subnacionales la situación es aún peor. En
2006, aún con el efecto , la coalición de izquierda logró triunfar en
cinco gubernaturas, contra siete del  y ocho del . Desde 2006 la
izquierda ha tenido 14 % de las gubernaturas; el , el 24 %, y el el
56 %. En cuanto al Congreso de la Unión la situación tampoco favorecía
a una presidencia con desventaja inicial, la cual se hizo aún mayor en el
periodo de elecciones intermedias siguiente. A esto se añade la concen-
tración geográca de los votos para la izquierda, donde 20 % de los votos
obtenidos en contiendas por la presidencia aportan el 20 % del total. Y
ocho entidades casi el 40 %. Se puede concluir que la izquierda partidista
Año pan pri prd Otros Coaliciones
Consejos
municipales / usos
y costumbres
Total
1994 4.22 88.96 3.51 1.55 1.76 100
1995 6.68 84.3 5.01 1.92 2.09 100
1996 9.29 64.01 7.42 2.03 0.41 16.83 100
1997 10.35 61.13 9.11 1.86 0.58 16.97 100
1998 12.69 56.18 11.91 2.07 0.50/16.65 100
1999 11.86 57.21 11.49 1.82 0.17 0.17/17.28 100
2000 12.86 56.74 10.18 2.14 0.45 0.41/17.22 100
2001 13.35 52.86 8.9 2.43 4.86 0.37/17.22 100
2002 15.39 47.28 8.48 6.42 5.14 0.08/17.20 100
2003 16.75 39.38 9.38 10.41 6.83 0.04/17.20 100
2004 18.15 36.18 9.9 12.03 6.37 0.21/17.17 100
2005 20.89 26.85 11.82 14.94 8.95 0.08/16.46 100
C 3
Porcentaje de gobiernos municipales
según partido/coalición política (1994-2005)*
*Considera resultados de elecciones hasta el mes de marzo. “Otros” incluye al Partido
Auténtico de la Revolución Mexicana, Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción
Nacional, Partido Popular Socialista, Partido Revolucionario de los Trabajadores, ,  y
partidos estatales. Fuente: Cálculos con base en Centro Estatal para el Desarrollo Municipal
(2002) e Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (2005).
30 La izquierda mexicana y el régimen político
no fue capaz de construir una base territorial y federal consolidada a nivel
nacional.
Silvia Gómez Tagle señala lo siguiente:
La debilidad del  se advierte en el promedio de votación que ha obteni-
do en la mayor parte de 132 distritos, el cual no ha sido mayor al 13 %; en el
otro extremo, sólo en 59 distritos su votación alcanza 38 % o un poco más.
El lado positivo de los datos está en su potencial de crecimiento, ya que en
296 distritos muestra tendencias de crecimiento que van desde positivas a
muy positivas (2011: 60-61).
La estudiosa observa la gran dicultad que enfrenta el  para
constituirse en un verdadero partido nacional. En la elección federal de
2012, cuando el Movimiento Progresista, encabezado por el candidato
López Obrador, obtuvo 36.61 % de la votación (apenas 1.59 % menos
que el ganador de la elección), ocho entidades del centro y sur del país,
incluida la Ciudad de México (), aportaron 37.06 % del voto, su-
brayando la fuerte regionalización del voto por la izquierda.
2006 2009
 33.39 28.01
--Convergencia 28.99 18.31
- 28.21 43.65
Alternativa () 2.05 1.03
Panal 4.54 3.41
Nulos 2.51 5.41
C 4
Diputados federales por mayoría relativa (%)
Fuente:  (antes ).
31
La izquierda y la democratización incompleta...
La persistencia del dominio priista en la estructura tripartita se man-
tuvo hasta la primera mitad de 2018. En 2018 el  aún gobernaba
1 510 municipios del país,
los cuales representan el 62 % del total nacional y lo cual lo [ubicó] indiscu-
tible y ampliamente como la primera fuerza política municipal del país; en
segundo plano se [ubicó] el , al gobernar en 473 municipios (menos de
la tercera parte del ) y que representan el 19 %; en tercer plano, el 
[gobernó] en 322 municipios, que signican el 13 %; nalmente, los par-
tidos políticos minoritarios [gobernaban] en conjunto en 135 municipios
que [representaban] el 6 % del espectro nacional.
[…]
Del total de población que vive en régimen municipal, 60.3 millones de
personas (64 %) son gobernadas por el ; bajo gobiernos del  habitan
21.8 millones de habitantes (23 %); el  gobierna 8.2 millones de per-
sonas que representan el 9 %; y los restantes 3.3 millones de habitantes (el
4 %) viven con un gobierno emanado de algún partido político minoritario
(Federación Nacional de Municipios de México, s. f.).
Los votantes
En el entendido de que aún existen vacíos de información y análisis
considerables sobre las preferencias del electorado mexicano, aquí ade-
lantamos un breve examen. De acuerdo con Latinobarómetro, en México
las preferencias son constantes, con un leve aumento de éstas hacia la
izquierda pero con estancamiento de la derecha; en cambio, hay un gran
aumento de los centristas, con una leve disminución de los indecisos.
Pero en Latinoamérica el voto ganador no está entre los centristas; ahí
han aumentado las preferencias hacia la izquierda y hacia la derecha, en
detrimento de los centristas. Y hay un leve aumento de los indecisos.
Se puede decir que en América Latina la polarización se incrementa
levemente mientras que en México prevalecen los moderados. La leve
polarización en América Latina contrasta con la tendencia mexicana, la
cual se atribuye aquí a la decepción causada por la sobreoferta de falsas
32 La izquierda mexicana y el régimen político
promesas de los partidos de izquierda después de 10 años en el poder.
El leve aumento de las preferencias por la izquierda aún no recibe expli-
cación satisfactoria, aunque sobran las posibles conjeturas. Una de ellas
debería explorar la composición del electorado, cada día más joven, pero
no es posible ir muy lejos en esta dirección. Encuestas como Parametría,
y algunos trabajos como los de Gómez Tagle (2011) han adelantado
algunos indicios de las identidades socio-demográcas del electorado.
Otros trabajos se limitan a señalar el estancamiento de las preferencias
electorales a favor del  en el periodo (Somuano, 2014).6 Pero es ne-
cesario recordar que aún no se dispone de estudios adecuados del perl
socio-demográco del padrón (incluyendo a los abstencionistas) y del
electorado efectivo (el trabajo de Moreno [2016] puede verse como un
avance parcial en esta dirección).
Uno de los indicadores de las orientaciones políticas de los ciudadanos es
la escala política de izquierda a derecha, donde se les pide que se ubiquen
entre “1” (la izquierda) y “10” (la derecha). Las respuestas se agrupan del
siguiente modo: de 1 a 4 corresponden a la izquierda; 5 y 6, al centro, y de
7 a 10 a la derecha. La inmensa mayoría de los latinoamericanos (84 %)
gura en la escala.
El 28 % de los ciudadanos de la región se ubica en la derecha, el 20 %
en la izquierda y el 36 % en el centro. La distribución de estos posiciona-
mientos ideológicos varía mucho según sea el país considerado. También
inuyen los que no responden, e igualmente inuye el número de los que
se clasican en esta escala. A mayor cantidad de personas que se clasican,
más fuerte aparecen tanto la derecha como la izquierda.
Son dos los fenómenos que se observan en la evolución del posiciona-
miento en la escala izquierda-derecha. Por una parte se observa un aumento
de quienes se ubican en la derecha: de 19 % en 2011 a 28 % en 2016. Por
otra, se registra una caída de quienes no responden, es decir, un aumento
de los que se ubican en la escala política. Esto es contra-intuitivo y de al-
6 María Fernanda Somuano observa que “[l]os mexicanos identicados con esta
fracción oscilaron entre 8 y 15 % en el periodo de 2000 hasta antes de la elección de
2012, en la que alcanzó un máximo de 13.1 %, sólo por debajo del 21 % que logró en
1997, año en el que el  perdió la mayoría en el Congreso” (2014: 124-125).
33
La izquierda y la democratización incompleta...
guna manera contradice el descrédito en que ha caído la política, pues sería
natural suponer que la gente se aleja de aquello que no le gusta en lugar de
acercarse. El aumento de ciudadanos en la derecha está relacionado con la
demanda de más orden; ésta es ocasionada por el temor a ser víctima de un
delito, y por los grados y tipos de la frecuente violencia, expuestos en este
informe. Debe recordarse que en América Latina están los cinco países del
mundo con las tasas más altas de homicidios: Honduras, Venezuela, Belice,
El Salvador y Guatemala, según la Organización de las Naciones Unidas
(2013) (Latinobarómetro, 2016: 38-39).
Contrariamente, Moreno (2016) opina “que el peso de las identida-
des ideológicas de izquierda y derecha en la decisión de voto ha venido
aumentando en cada elección presidencial desde 2000 hasta 2012, según
indican las encuestas acumuladas durante ese periodo”. Según la reciente
encuesta nacional del periódico El Financiero, realizada en noviembre,
el electorado nacional se compone de 21 por ciento de mexicanos que se
consideran a sí mismos de izquierda, 28 por ciento se describe de centro y
otro 21 por ciento se dice de derecha. El 30 por ciento restante no se ubica
en ninguna de esas etiquetas ideológicas.
Esta distribución es de entrada interesante, ya que los estudios de en-
cuestas de años atrás han mostrado un desbalance en el tamaño de la iz-
quierda y de la derecha: la proporción de votantes en esta última categoría
ha sido casi el doble que en la primera. Lo que indica esta encuesta es que
hoy el balance es mucho más parejo.
[…] los electores de izquierda efectivamente preeren a los partidos de
izquierda: las preferencias de ese segmento se centran en Morena [Movi-
miento Regeneración Nacional] con 41 por ciento, seguido por el  con
19 por ciento, y más abajo el y Movimiento Ciudadano que suman 4.0
por ciento. En total, dos tercios de los electores de izquierda (64 por ciento)
maniestan una preferencia por alguno de esos partidos izquierdistas.
La distribución de preferencias ideológicas en México sigue un pa-
trón parecido al de otros países de América Latina; entre 2006 y 2016
ha ido incrementándose el sesgo izquierdista del electorado mexicano,
mientras que en la canasta de países latinoamericanos que registra La-
tinbarómetro, ha ido en declive. Este rasgo de la atipicidad mexicana
34 La izquierda mexicana y el régimen político
en comparación con nuestros vecinos del sur ayuda a comprender la
reserva potencial de preferencias que facilitó el triunfo de Morena en
2018. Cuando se examina —aunque sea de manera supercial y según
lo permitan los datos de que disponemos— la composición socioeconó-
mica y cultural de los votantes, el panorama es también muy interesante.
La noción de que los “pobres” preeren a la izquierda se viene abajo,
como ya habían señalado algunos expertos (Lehoucq, 2007: ). Aquéllos
favorecen al . Los votantes del  y ahora de Morena tienden a
ubicarse entre los sectores de la llamada clase media baja, con un nivel
de estudios medio-alto, y una edad media. Los sociólogos llaman a este
segmento social “la clase media”. La clase media tiene importancia en
las teorías democráticas porque con frecuencia se asocia a la demanda de
democratización. En el caso de México, parece que estos segmentos son
los que dan contenido a la opinión pública. Es notable que las encuestas
de opinión hayan sido indicadores ecientes de las preferencias cívicas
de la ciudadanía. La gráca que se muestra abajo (gráca 6) elaborada
con datos de la empresa encuestadora Parametría, son una fuente de
información muy útil para nuestros nes. Si se utilizan tres categorías
sociológicas (edad, educación e ingreso), los votantes del tienden a
ser los de menos ingresos, los de menos y más edad, y los de niveles edu-
cativos más bajos. Los votantes de la izquierda (del  y Morena) tien-
den a ubicarse en los estratos de medianos ingresos, educación media y
superior y mediana edad. Esto perlaría una escisión o cleavage electoral
básico que, sin embargo, no captura plenamente variables como clase,
género y la escala rural-urbana. Para nuestros objetivos, basta señalar
la discrepancia entre el discurso a favor de los pobres y el hecho de que
éstos tienden a ser clientes capturados por el , así como, en general,
la provisión de benecios asistenciales.
Si retomamos la gráca 5 para destacar el perl de votantes de Mo-
rena, obtenemos la siguiente imagen: para empezar, este votante no es
el más pobre ni el menos educado ni el más joven. Este segmento de la
población vota por el . Los votantes de izquierda están en el rango de
ingresos medios, educación media y media superior y edad media. Esto
es congruente con los registros de voto clientelar, donde el  depende
mucho de la captura clientelar de votos de población marginada y pobre,
en mucho mayor medida que los partidos de izquierda.
35
G 6
El votante de Morena (la clase media)
Fuente: elaboración propia con datos de Parametría.
0
5
10
15
20
25
1 smn <
3 smm <
10-4 smn
10 smm >
18-25
26-35
36-45
46-55
55>
Sin educ ación
Primaria
Secu ndaria
Media superior
Supe rio r
Ingre s os Edad Escolaridad
Morena
36 La izquierda mexicana y el régimen político
La izquierda electoral y la democratización
Los datos sobre la marginalidad electoral son importantes, pero no son
el único criterio para evaluar la signicación de la izquierda en la demo-
cratización del régimen político. Los más relevantes son su contribu-
ción a la cultura democrática, a las reformas políticas y a la innovación
partidista. Desde su aparición en la escena electoral, la izquierda ha te-
nido una presencia considerable en diversas esferas de la vida política.
La izquierda electoral mexicana ha sido estudiada desde la perspectiva
ideológica en varias ocasiones. Normalmente, los analistas convenimos
en que las democracias implican una relación de fuerzas oscilante entre
las preferencias sociales por las libertades cívicas (liberalismo) o por la
justicia social. México no es la excepción; la ideología de la izquierda
abreva en las fuentes del nacionalismo revolucionario mexicano, más
que en el socialismo, y este legado le da un arraigo profundo en la me-
moria colectiva. A pesar de su estancamiento electoral en el periodo, la
izquierda partidista es una fuerza ideológica visible en la vida política.
Denir su ideología es una tarea a la que muchos investigadores se han
abocado. El programa del  y ahora de Morena se orienta sobre líneas
nacionalistas y populistas, no socialistas (Illades, 2018).
Aunque el estudio de la distribución de las preferencias electorales de
la ciudadanía aún tiene un desarrollo muy limitado en el país, es posible
realizar aproximaciones para evaluar la congruencia de la fuerza elec-
toral y las preferencias sociales. Para ello basta contrastar los registros
de estas últimas con las mediciones de impacto electoral. Contrastando
este promedio con los registros de preferencia ideológica de la pobla-
ción, se observa una discrepancia en la que la fuerza partidista no alcan-
za una cobertura suciente de la población potencialmente favorable a
políticas de izquierda.
La tendencia registrada hacia un aumento de las preferencias por la
izquierda en los reportes de Latinbarómetro es interesante. Paradójica-
mente, este crecimiento contrasta con el retroceso del  en las elec-
ciones y, ciertamente, con la adopción de una postura ocialista.
La iniciativa legislativa más notable, aunque nalmente fallida, la
presentó en 2001 el diputado Muñoz Ledo. Con una amplia trayectoria
en el régimen durante el periodo 1970-1982, Muñoz formó la facción
37
La izquierda y la democratización incompleta...
disidente del , la cual daría origen a la rama más fuerte y nalmente
dominante en la izquierda electoral mexicana. Su iniciativa “Reforma
del Estado” es una propuesta de reformas al régimen que habría dado
mayor peso al Poder Legislativo en el Estado mexicano (Valencia, 2008,
2012; Cortez y Salazar, 2014).
En el gobierno de la , el  también destacó por iniciativas de
salud reproductiva importantes (Reveles, 2016). Es difícil evaluar cuan-
titativamente el comportamiento clientelar de los partidos. No existen
bases de datos exhaustivas, ni siquiera en el . La Fiscalía Especiali-
zada para la Atención de los Delitos Electorales no tiene tampoco una
base de datos que permita evaluar el problema. Es natural que la medi-
ción del clientelismo sea decitaria en un régimen donde el nancia-
miento clandestino es enorme. Los estudios empíricos señalan que la
izquierda recurre a esquemas clientelares con frecuencia, especialmen-
te en zonas como la , donde está fuertemente arraigada. Reveles
(2016) y Tejera y Rodríguez (2015) y Tejera (2016) han documentado
estas prácticas, así como los mecanismos de cacicazgo urbano que los
preservan. Generalmente se acepta que la izquierda recurre en menor
escala a estos mecanismos, y una encuesta electoral reciente sugiere
que el  depende de la compra de votos en una escala mucho mayor
que la izquierda. Pero es difícil evaluar si esto se debe a la estructu-
ra de movilización electoral partidista o a su posición como partido
gobernante.7
La presencia electoral restringida del  en el régimen político se
ha atribuido a los métodos de organización y selección de cuadros cen-
tralizados, los cuales han inhibido la formación y renovación de cuadros.
Esta explicación también se ha aplicado a la casi inexistencia de cuadros
de la izquierda en el norte y noreste del país (Martínez Valdés, 2017). A
partir de 2014, Morena surgió como partido político con registro, logró
algunos triunfos importantes en el Congreso del Estado de Veracruz
y una importante votación en las elecciones del Estado de México en
2016. El 1 de julio de 2018 obtuvo mas de 30 millones de votos y ganó
7 La organización no gubernamental Acción Ciudadana Frente a la Pobreza publi-
có los resultados de una encuesta que revela que en las recientes elecciones de 2018 la
38 La izquierda mexicana y el régimen político
las elecciones presidenciales, así como la mayoría simple en la Camara
de Diputados y en la de Senadores, y más de 100 alcaldías junto a la
mayoría en 20 congresos estatales.
Conclusión
Hace tres lustros se inició un proceso de acontecimientos conocido
como el “giro a la izquierda” en Sudamérica. En ese periodo la política
mexicana pareció una anomalía, por la marginalidad de las opciones iz-
quierdistas en la política nacional. Mientras que en los países del sur del
continente se desplegaba una ola de triunfos electorales de los partidos
de izquierda, en México se consolidaba el régimen de alternancia entre
el  y el . El giro a la izquierda nalizó con un legado ambiguo,
caracterizado por casos de corrupción política, crisis scal y décit -
nancieros, y al nal con un retorno de los partidos de derecha. Mientras
esto sucedía en América del Sur, en México Morena obtiene un triunfo
electoral sin precedente.
La búsqueda de explicaciones sobre la debilidad relativa de la iz-
quierda en el periodo correspondiente al régimen reformado o demo-
cracia incompleta, requiere un mayor trabajo por parte de los expertos y
analistas políticos. Aquí podemos señalar cuatro posibles causales par-
ciales. La tesis de este ensayo es que la debilidad de la izquierda es una
condición necesaria, pero no suciente, para explicar la crisis de legiti-
midad; y la crisis de legitimidad es una condición necesaria, aunque no
suciente, para explicar el triunfo del partido Morena. La conguración
causal especíca incluye acontecimientos críticos que resultan indispen-
sables para conjuntar a cabalidad la coyuntura electoral de julio de 2018.
Uno de ellos es el triunfo de Donald Trump en las elecciones presi-
compra-venta de votos fue de 11 % de la Lista Nacional y 17 % de los votantes efectivos
esperados. La coalición Por México al Frente (,  y Movimiento Ciudadano)
hizo aproximadamente cinco millones de ofertas de compra de votos, y la coalición
Todos Por México (, Panal y ) ofreció sobornos a 5.3 millones de votantes; la
alianza Juntos Haremos Historia hizo 600 mil ofertas por votos (Gerardo, 2018).
39
La izquierda y la democratización incompleta...
denciales de 2016 en Estados Unidos. Con ello el gobierno mexicano
perdió un elemento de certidumbre en la continuidad de las relaciones
con el gobierno de Estados Unidos, la cual se había convertido en un
soporte fundamental del régimen; la nalización del , tal como se
estableció en 1994, también dio n a la expectativa de la continuación
del modelo neoliberal sobre el que se fundó la base económica del ré-
gimen. Pero existen al menos tres factores más. La crisis de legitimidad
del gobierno de Enrique Peña facilitó sin duda que Morena se erigiera
como una alternativa capaz de capturar los votos “de castigo contra el
. Aunque son necesarios más estudios del comportamiento electoral
en 2018, es plausible atribuir al voto de castigo el notable triunfo de
Morena sobre el  y el . Un tercer factor fue el discurso del líder
de Morena, quien moderó su radicalismo y privilegió los temas que más
interesaban a la opinión pública, como la corrupción y la inseguridad,
sumándolos a los de la lucha contra la pobreza y la desigualdad. La opi-
nión pública fue potenciada por la amplia divulgación de información
sobre fenómenos de corrupción e inseguridad —información prove-
niente de fuentes internacionales, de organizaciones no gubernamen-
tales y de centros de investigación públicos y privados. Dichas informa-
ciones se establecieron como actores importantes en las agendas de las
contiendas político-electorales, como las encuestas de opinión lo habían
hecho en contiendas anteriores. Por último, en contraste con la de 2006,
la elección se desarrolló en medio de una competencia cómoda para
López Obrador, pues el  y el se enfrascaron en una batalla que
los desgastó y despejó el camino a Morena. Este conjunto de sucesos
independientes pero interrelacionados críticamente, forman parte de las
causas del triunfo de Morena.
El presente ensayo propone la tesis de que la debilidad relativa de
la izquierda ha sido un componente de la crisis de consolidación de
la democracia mexicana. Esta debilidad afecta directamente al sistema
de partidos y a la equidad de la representación. Sin embargo, no es el
único elemento que debe considerarse. En Sudamérica la izquierda ha
sido un actor electoral potente, y puede concluirse que este hecho ha
favorecido la democratización en la región. Sin embargo, la debilidad
en los sistemas judiciales es otro componente independiente. Otros dos
componentes decitarios son la rendición de cuentas y los mecanismos
40 La izquierda mexicana y el régimen político
de representación directa y semidirecta de la sociedad mexicana. Así
que una agenda de democratización debería incluir estos cuatro pilares.
Los acontecimientos del 1 de julio de 2018 abrieron la posibilidad de
avanzar francamente en esta dirección, aunque también abrieron la ten-
tadora ruta hacia la restauración del presidencialismo autocrático.
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    
     
   
Héctor Zamitiz Gamboa
Introducción
La historia de la izquierda en México ha sido en buena medida sub-
sumida en diferentes expresiones por la hegemonía de la derecha, que
se ha caracterizado por su exclusión autoritaria. Dos factores adiciona-
les explican por qué la izquierda no ha sido una fuerza dominante: su
fragmentación ideológica, y el insuciente desarrollo de una estrategia
alternativa; ello ha ocasionado la inexistencia de un proyecto viable que
atraiga a amplios sectores sociales. No obstante, la izquierda ha tenido
una larga participación que ha inuido en el curso tomado por el país;
quizás a esto se debe que en los últimos años tenga una participación
más signicativa. Su acción ha contribuido a jar temas relevantes tanto
en la agenda pública como en lo que se denomina “el imaginario colec-
tivo”. En este sentido debemos reconocer que las luchas de la izquierda
han tenido un papel central en la transición democrática en México. En
este proceso los movimientos sociales han acompañado la lucha políti-
co-electoral de la izquierda partidista (Ruiz, 2018).
Este artículo tiene por objeto destacar la contribución de la izquier-
da a la democratización del sistema político mexicano. No hacemos un
recorrido histórico, pues reconocemos que para hablar de trayectoria es
necesario revisar la historia. Nuestras reexiones son sobre los trazos
que ponen de relieve las etapas más relevantes de la historia política del
país en el último medio siglo, con el n de conocer el perl ideológico,
48 La izquierda mexicana y el régimen político
la práctica política y la identidad de la izquierda partidista, ya que estas
cuestiones son importantes para militantes y no militantes; pretende-
mos responder a algunas preguntas centrales para entender la situación
actual de la izquierda como fuerza política electoral en México. ¿Cuál
ha sido la relación de la izquierda con el sistema político mexicano?
¿Cómo ha contribuido a los procesos de democratización? ¿A qué se ha
enfrentado en la lucha político-electoral? ¿Por qué la izquierda partidis-
ta no obtuvo durante muchas décadas la Presidencia de la República?
Como resultado de las elecciones del 2018 ¿arribó a la Presidencia de la
República un proyecto político de izquierda?
Izquierda y derecha: su signicado actual
Derecha e izquierda tienen desde nales del siglo  una vida autóno-
ma respecto de la matriz en que se desarrollaron originariamente. Han
conquistado el planeta y se han convertido en categorías universales de
la política; forman parte de las nociones de base que por lo general de-
terminan el funcionamiento de las sociedades contemporáneas.
Consideramos que la presencia de la izquierda es importante para
una democracia; en buena medida la fortalece, le imprime energía, le
presenta nuevos retos y, andando el tiempo, nuevas ideas; aunque la ne-
cesidad de tener como referentes de la vida pública una izquierda y una
derecha no se corresponde directamente con los propósitos y los com-
promisos que los partidos políticos reejan en sus documentos básicos;
además, tampoco el conjunto de ideas fundamentales que caracterizan
su actuación obedece a una ideología explícita.
Actualmente, la discrepancia básica entre la izquierda y la derecha
viene marcada por el elemento económico y por el protagonismo que se
da, y a la intervención del Estado como redistribuidor social, y al merca-
do —basado en la propiedad privada— como criterio para recompensar
el mérito. Si se combina esto con los rasgos políticos históricamente
defendidos por la izquierda —extensión de derechos, internacionalismo
49
La izquierda en México, su contribución...
o progreso frente a la tradición—, y aceptando con Norberto Bobbio1
(1996) que el autoritarismo y la libertad no pueden representar rasgos
diferenciadores por las variantes combinadas existentes en ambos polos,
es posible sintetizar la esencia de la izquierda en la promoción de la
igualdad como justicia social.
No obstante, aunque los calicativos y etiquetas son realmente uc-
tuantes (por ejemplo, en Estados Unidos lo liberal sigue designando a la
izquierda), lo rescatable es que el debate político en las democracias oc-
cidentales sigue basado en esa dicotomía. En el estado actual de la dia-
léctica, la izquierda, a la defensiva tras el auge de las recetas económicas
competitivas, renueva su mensaje abriéndose a valores posmaterialistas
(ecologistas y feministas), desde donde pretende rearmar su identidad
(Molina, 2011).
En este sentido, toda clasicación de los partidos en términos ideo-
lógicos es debatible y más para quienes arman que vivimos en la so-
ciedad postideológica; por lo tanto, las derechas (así, en plural) son las
corrientes que sostienen y apoyan al statu quo (en el que persisten sin
remedio las desigualdades sociales), y las izquierdas (también en plural)
son las que cuestionan dicho statu quo y proponen una cierta tendencia
al igualitarismo social, además de manifestarse, en los años recientes, en
contra de las políticas neoliberales y a favor de un cierto intervencionis-
mo estatal para regular la economía y favorecer a las mayorías depaupe-
radas. “Las izquierdas mexicanas de ahora y que participan en elecciones
no son anticapitalistas, por lo que en realidad pertenecen a lo que suele
considerarse como un centro-izquierda cercano a las posiciones de la so-
cialdemocracia mundial que es de suyo heterogénea (Rodríguez, 2012).
1 Para Bobbio, y ésta es la parte central de su pensamiento político, la esencia de la
distinción entre la derecha y la izquierda, o entre las derechas y las izquierdas (pues hay
gradaciones en cada familia), es la diferente actitud que las dos partes —el pueblo de
la derecha y el pueblo de la izquierda— muestran sistemáticamente frente a la idea de
igualdad: “Aquellos que se declaran de izquierdas dan mayor importancia en su conduc-
ta moral y en su iniciativa política a lo que convierte a los hombres en iguales, o a las
formas de atenuar y reducir los factores de desigualdad; los que se declaran de derechas
están convencidos de que las desigualdades son un dato ineliminable, y que al n y al
cabo ni siquiera deben desear su eliminación” (1996: 15).
50 La izquierda mexicana y el régimen político
Desde el siglo  las izquierdas aspiraban al socialismo, incluso los
anarquistas, aunque su concepto de socialismo fuera sensiblemente dife-
rente al de raíz marxista. No fue sino hasta mediados de los años setenta
del siglo pasado que el socialismo como objetivo comenzó a diluirse
(salvo en la mayoría de los grupos de extrema izquierda, incluidos los
armados), a pesar de que todavía se mantuvo en el discurso unos años
más. En la actualidad el eje vertical de las ordenadas de la geometría
política se ha corrido a la derecha, de tal forma que las izquierdas, salvo
algunas minoritarias, no aspiran más al socialismo, ni siquiera en el dis-
curso (Rodríguez, 2015).
Para algunos historiadores la izquierda surgió para resolver la “cues-
tión social”, el gran problema planteado por la sociedad industrial. Es
cierto que la pobreza de las clases subalternas venía desde la antigüedad;
la novedad del mundo fabril residía en que mientras aumentaban como
nunca antes la capacidad productiva y la riqueza, más crecían —también
como nunca— la pobreza y el desempleo. La asociación fue la alter-
nativa mejor calicada, antes de que la revolución social se impusiera
en el imaginario del cambio como la opción más realista. De cualquier
manera, la izquierda como fuerza política reivindicó derechos que ahora
son universales: el sufragio para las clases populares, la regulación de la
jornada laboral, la igualdad entre los sexos, la autodeterminación de los
pueblos, etcétera. Además, la izquierda se ha caracterizado por aliarse
con movimientos sociales y por su pertenencia a redes internacionales.
El comunismo y la socialdemocracia tuvieron como objetivo prioritario
intervenir en el movimiento obrero y ganar al proletariado fabril a su
causa. El anarquismo hizo otro tanto a través del anarcosindicalismo y
de la intervención directa en las insurrecciones agrarias de corte comu-
nalista (Illades, 2018).
Ahora bien, Illades arma lo siguiente:
No todas las izquierdas comparten las mismas estrategias políticas. Anar-
quistas y comunistas han sido partidarios de la lucha revolucionaria basada
en la insurrección popular, si bien es cierto que para los anarquistas ésta tie-
ne una naturaleza espontánea, mientras que para los comunistas es funda-
mental una organización que la active. Con el eurocomunismo, la estrategia
política de éstos viró en dirección de la participación electoral. A este res-
51
La izquierda en México, su contribución...
pecto, los socialdemócratas han sido consistentes al utilizar los mecanismos
de la democracia representativa. Otras izquierdas prerieron actuar fuera de
la política formal y optaron por la lucha armada o concentrando su acción
en organizaciones de la sociedad civil, lo cual no excluye la combinación de
ambas formas de intervención política (2018: 15).
Es pertinente subrayar que desde su aparición como alternativa elec-
toral en América Latina, las izquierdas han tenido que enfrentar los
siguientes dilemas: a) construir una identidad excluyente o una inclu-
yente, es decir, si se constituyen como referente opositor de lo liberal, de
lo burgués, de lo empresarial, del capitalismo, del clasismo económico y
social y de la nación; b) desde su surgimiento hasta nales de la década
de los ochenta, las izquierdas debatieron si la estrategia más conveniente
para acceder al poder era por la vía revolucionaria o mediante el proceso
electoral; c) de carácter organizativo: o construyen una fuerza políti-
ca con un órgano directivo altamente centralizado que actúe bajo un
esquema de fuerte disciplina partidista, o permiten la presencia de un
líder de corte caudillista que sea capaz de construir un consenso mínimo
en torno a su gura. En este sentido, pocos partidos de izquierda en la
región han conseguido consolidar organizaciones fuertes al margen de
caudillos, es decir, organizaciones poco fragmentadas y con tendencias
centrífugas consolidadas (Hernández, Muñoz y Gómez, 2017). El úl-
timo dilema que ha enfrentado la izquierda es cómo debe construir su
proyecto de gobierno, es decir, cuánto debe ajustarse éste a la ortodoxia
del modelo económico neoliberal, que incluye el control inacionario y
la libertad de mercado en lo que respecta a precios, oferta y demanda,
décit scal limitado, control de deuda, programas sociales focalizados,
libre cambio y mercados abiertos; y hasta qué punto debe cargar el acen-
to en el combate a la pobreza, en el apoyo a los grupos vulnerables y en
continuar procurando a la sociedad los bienes sociales básicos.
El contexto internacional y las transformaciones de la izquierda
La derrota de los fascismos en la Segunda Guerra Mundial fue la derro-
ta de las derechas antidemocráticas y signicó la victoria de las izquier-
52 La izquierda mexicana y el régimen político
das tanto socialdemócratas —es decir, democráticas— como comunistas
o revolucionarias, esto es, no democráticas. No es casual por ello que se
abriera una época dominada política y culturalmente por corrientes de
pensamiento y por diseños institucionales de izquierda, en el sentido
más amplio de la expresión, es decir, por corrientes y programas que
hacían hincapié en la necesidad de garantizar los derechos sociales y de
hacer avanzar la igualdad de oportunidades.
Aun los partidos de centro-derecha, como los demócratas cristianos
en Europa, asumieron que sólo un Estado social de derecho era capaz
de crear las condiciones para una democracia funcional y para un desa-
rrollo con equidad. El llamado “compromiso socialdemócrata” permitió
así una vertiginosa reconstrucción y progreso material de las sociedades
europeas después de la Segunda Guerra Mundial, y también permeó las
políticas “desarrollistas” que prevalecieron en buena parte de América
Latina, aunque en este caso sin que ello se tradujera en la superación
efectiva de las profundas desigualdades y rezagos sociales (Attilli y Sa-
lazar, 2010). De cualquier manera, parecía un principio universalmen-
te compartido que sólo el Estado y las políticas dirigidas a proteger y
orientar el desarrollo económico, podían hacerse cargo de los problemas
y distorsiones generadas por la economía capitalista del mercado.
Este consenso, sin embargo, comenzó a verse cuestionado ya en la
década de los setenta, con la crisis petrolera y la aparición de voces de
alarma que señalaban a los excesos del burocratismo y del Estado inter-
vencionista como causantes tanto de las tendencias inacionarias como
del estancamiento económico. Margaret atcher en la Gran Bretaña,
Ronald Reagan en Estados Unidos, pero también el sonado fracaso del
primer programa de gobierno del presidente socialista François Mit-
terrand, pusieron en evidencia que las políticas keynesianas que sus-
tentaban ese consenso podían y debían ser reemplazadas por políticas
neoliberales, de desregulación y privatización como vía, aparentemente
única, para recobrar el crecimiento económico. El Estado, que desde
1929 se consideraba el instrumento indispensable para corregir los pro-
blemas generados por la economía de mercado, pasó a verse como la
“causa” fundamental de las dicultades inacionarias y de estancamien-
to de las economías. El viejo “liberismo” económico, disfrazado de neo-
liberalismo, volvió por sus fueros como única solución, abriendo paso
53
La izquierda en México, su contribución...
a un nuevo consenso claramente hegemonizado por las corrientes de
derecha.
En América Latina y en México, más pronto o más tarde, entraron
en crisis los modelos económicos “estado-céntricos”, dando lugar a in-
contenibles procesos inacionarios que forzaron paulatinamente a los
gobiernos a asumir las recetas “ortodoxas” promovidas por el llamado
Consenso de Washington y por el Fondo Monetario Internacional. De
un modo o de otro, bajo dictaduras militares, bajo regímenes autorita-
rios o bajo gobiernos democráticos se impusieron así políticas encami-
nadas a crear modelos “mercado-céntricos” de desarrollo que con altísi-
mos costos sociales implicaron el desmantelamiento de las ciertamente
inecientes y corruptas instancias públicas de bienestar social.
Por tanto, Attilli y Salazar (2010) arman que lo que hemos deno-
minado la hegemonía global de las derechas se basa en buena medida en
el fracaso de las izquierdas, tanto revolucionarias como socialdemócra-
tas, para asumir tanto la herencia irrenunciable del liberalismo político
como los nuevos desafíos generados por la globalización.
Los ingentes costos sociales causados por la primacía del mercado y de las
fuerzas económicas parecen amenazar el futuro de la humanidad entera, y
que sólo la reivindicación de la primacía de una política fundada en la de-
fensa intransigente de los derechos humanos fundamentales puede afrontar
con alguna posibilidad de éxito esta amenaza. Por eso la gran tarea de una
izquierda democrática en el nuevo milenio consiste en reconocer que la
igualdad social, la justicia social y en denitiva una sociedad justa sólo pue-
de alcanzarse democráticamente devolviendo al lenguaje de los derechos
humanos fundamentales el lugar central de la elaboración y evaluación de
las políticas públicas (Attilli y Salazar, 2010: 87).
Para realizar esta tarea —que de cualquier forma exigirá esfuerzos
de gran aliento— parecen indispensables dos cosas: el fortalecimiento
de lo público estatal como esfera relativamente independiente de los
poderes económicos y mediáticos, bajo el entendido de que la sola lógica
de los mercados es radicalmente insuciente para afrontar los ingentes
desafíos generados por las desigualdades sociales existentes. Pero tam-
bién bajo el supuesto de que esa autonomía no debe confundirse con
una burocratización estatista de la sociedad civil o con la conguración
54 La izquierda mexicana y el régimen político
de poderes burocráticos sin control. Un Estado fuerte no es un Estado
“obeso” burocráticamente, sino un Estado que cuenta con leyes e ins-
tituciones que le permiten efectivamente regular la vida económica y
redistribuir la riqueza aminorando los costos sociales y ecológicos de la
lógica de mercado. Es un Estado que cuenta, entonces, con la fuerza y
legitimidad sucientes para respaldar y llevar a la práctica los acuerdos
y compromisos incluyentes que deben sustentar a las políticas públicas.
En n, es un Estado que puede encauzar el pluralismo democrático y
su inevitable conictividad en forma social y políticamente productivas,
sometiendo así los poderes particularistas a reglas consensuadas y eca-
ces (Attilli y Salazar, 2010).
Las izquierdas en México: Raíces y posiciones políticas
Estudiosos de las izquierdas en México señalan que sus raíces podrían
dividirse en tres momentos, el primero de ellos es el socialismo tradicio-
nal sujeto en buena medida a la Internacional Comunista y al Partido
Comunista de la Unión Soviética. El segundo arranca con la aparición
de la crítica izquierdista al socialismo soviético y con las crecientes sim-
patías hacia el trotskismo y el maoísmo. El tercero coincide con la de-
cepción causada por el socialismo real y con la adopción de dos vías en
principio incompatibles: la electoral y parlamentaria con el concurso
protagónico de los partidos políticos, y el movimientismo sin objeti-
vos claros que trasciendan la mera resistencia y la protesta (Rodríguez,
2015).
Sería inapropiado tratar de seguir dichos movimientos —arma Oc-
tavio Rodríguez Araujo (2015)— como si fueran etapas acabadas y su-
cesivas, pues se presentan entreveradas y ninguna de ellas con un antes y
un después claramente denidos, aunque a veces así lo parezca. Diversas
corrientes de pensamiento y acción que por sí mismas dan idea de mo-
mentos especícos se presentan al mismo tiempo, por lo que separarlas
sería una arbitrariedad aun en aras de facilitar su lectura.
En este sentido es más fácil seguir el hilo histórico de las izquierdas
en México —las cuales por lo general han sido reformistas—, por cuan-
to se percibe una cierta continuidad en la evolución de sus posiciones
55
La izquierda en México, su contribución...
hasta el presente. Menos fácil es apreciar el desenvolvimiento de las
ultraizquierdas o izquierdas radicales, ya que por lo común han sido
vistas como intrusas debido a suscríticas al reformismo en sus diversas
versiones. Las tendencias contestatarias con más presencia en el siglo 
fueron —una vez marginado el anarquismo desde la Segunda Interna-
cional— la trotskista y la maoísta. En México fue la trotskista, luego el
espartaquismo y, parcialmente derivado de éste, el maoísmo. Por razo-
nes distintas, estas corrientes político-ideológicas han sido consideradas
de extrema izquierda o, en términos actuales, ultraizquierdistas. Héctor
Aguilar Camín nos dice que “se trata de organizaciones con inclinacio-
nes anticapitalistas como vía al socialismo y que, en este sentido, han
hecho pocas concesiones ideológicas, aunque en la práctica hayan man-
tenido posiciones tolerantes con el reformismo en ciertas coyunturas”
(Rodríguez, 2015: 14).
En la izquierda mexicana sobreviven al menos cuatro linajes o tra-
diciones del mundo socialista anterior a la caída del muro de Berlín: a)
la izquierda revolucionaria, b) la izquierda comunista, c) la izquierda
estatista y nacionalista, y d) la izquierda utópica clásica, a las que es pre-
ciso añadir e) una izquierda indigenista. Pero la tradición que no asoma
con claridad, por desgracia es la socialdemocracia, que en la opinión de
Aguilar Camín es la única “que podría poner a la izquierda mexicana
a tiempo con su presente y en sintonía posible con el futuro” (Aguilar,
2008). No obstante, el árbol de la izquierda es frondoso y echa su som-
bra sobre buena parte de la historia moderna de Occidente.
Héctor Aguilar Camín (2008) señala que la vida intelectual de Mé-
xico tiene el corazón echado a la izquierda, aunque la izquierda intelec-
tual del país es más renada que los partidos de izquierda, aun cuando
en los usos y costumbres de la izquierda mexicana no haya lugar para
lo que él señala como la “izquierda moderna”, que es lo que el país ne-
cesita. “Moderna” quiere decir “a la altura de los tiempos, pero también
moldearlos no sólo denunciarlos y sufrirlos” (Aguilar, 2008). Empero, el
debate sobre lo que signicaría una “derecha moderna” en nuestro país
no ha existido de manera seria.
Aunque crece la idea de que distinguir entre izquierda y derecha ca-
rece de sentido, ya que una y otra comparten un conjunto de políticas
cuando gobiernan, todavía podemos concebir a la izquierda como una
56 La izquierda mexicana y el régimen político
corriente política singular que pese a haber mudado a lo largo del tiem-
po posee un perl ideológico y una práctica política característicos, esto
es una identidad propia. Carlos Illades (2018) registra tres corrientes
provenientes del siglo  como constitutivas de la izquierda mexicana
histórica: la socialista, la nacionalista y la socialcristiana, las cuales se
encuentran vivas todavía y han alternado en importancia, nutriéndose
entre sí. Aunque en competencia, las izquierdas también lograron es-
tablecer alianzas estables, incluso orgánicas. Un ejemplo de esto fue la
fusión de los socialistas con los nacionalistas encabezados por Heberto
Castillo, fusión de la que surgió el Partido Mexicano Socialista (), y
también la fusión de éste con la izquierda nacionalista revolucionaria de
raigambre priista, dando lugar al Partido de la Revolución Democrática
() (Aguilar, 2008).
La izquierda partidista y la democratización
del sistema político mexicano
José Woldenberg (2012) recrea un episodio central de la izquierda par-
tidista en México y hace observar su relación con la participación de
ésta en las elecciones. El 19 de junio de 1982 el zócalo de la Ciudad de
México () se vio inundado por una multitud que apoyaba la can-
didatura a la Presidencia de la República de Arnoldo Martínez Verdugo,
postulado por el Partido Socialista Unicado de México (). Ese
día, por primera vez luego de 14 años, una manifestación independien-
te ocupaba ese espacio. Desde las masivas concentraciones de 1968, el
zócalo se había convertido en tabú, en zona prohibida para la oposición,
y desde el gobierno se impedía por todos los medios que voces disiden-
tes se expresaran ahí. Era un área que sólo podía ser explotada por el
ocialismo.
En 1982 el  realizó su primera y única campaña presidencial.
La novedad: lo hacía amparado en la ley. Apenas en 1976 el Partido
Comunista Mexicano () había postulado como candidato a la pre-
sidencia a Valentín Campa como fórmula para denunciar su exclusión
arbitraria del marco electoral. La reforma electoral del año siguiente
(1977) no puede explicarse sin aquel reclamo y sin la enorme conicti-
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La izquierda en México, su contribución...
vidad que cruzaba al país y que no encontraba puentes de comunicación
con el espacio institucional. Las elecciones intermedias de 1979 habían
sido la primera prueba de la reforma y en 1982 contendieron siete can-
didatos a la presidencia, luego de que en 1976 ocialmente sólo hubo
una opción: José López Portillo apoyado por el Partido Revolucionario
Institucional (), el Partido Popular Socialista y el Partido Auténtico
de la Revolución Mexicana.
El  representaba el primer intento de unicar a la izquierda
mexicana, hasta entonces profundamente dividida y sin peso sustantivo
en las elecciones; se trataba de revertir esa situación y proyectarla como
una fuerza alternativa. El 6 de noviembre de 1981 se habían integrado
en la nueva organización el , el Partido del Pueblo Mexicano, el
Partido Socialista Revolucionario, el Movimiento de Acción Popular y
el Movimiento de Acción y Unidad Socialista. Visto en retrospectiva, el
 fue un primer eslabón que en los años siguientes se reforzaría con
nuevos y más abarcadores procesos de fusión de partidos, agrupaciones,
corrientes e individuos.
La izquierda entonces apareció en periódicos, revistas y, de manera
marginal, en la radio y la televisión. La campaña del  intentó poner
en el centro del debate público los diagnósticos y las propuestas, ha-
cer de la confrontación político-electoral un escenario cargado de ideas,
análisis e iniciativas.
Junto a la candidatura de Martínez Verdugo, desde el anco izquier-
do también se presentaron las de Rosario Ibarra de Piedra (Partido
Revolucionario de los Trabajadores), Cándido Díaz Cerecedo (Parti-
do Socialista de los Trabajadores) y Manuel Moreno Sánchez (Partido
Social Demócrata), candidaturas que obtuvieron una menor votación
que la del candidato del . La fragmentación de la izquierda era un
obstáculo para su crecimiento (Woldenberg, 2012).
Ahora bien, es importante destacar que desde 1979 la participación
electoral de la izquierda ha obtenido una votación importante en la ,
por cuanto ha procurado integrar las políticas sociales con la agenda de
los derechos individuales. La elección de 1988 no dejó duda de que la
mayoría de los capitalinos habían dado la espalda al . El sufragio en
favor de Cárdenas rondó el 50 %, duplicando prácticamente el registrado
por Salinas de Gortari. Sin embargo, su mediocre desempeño como jefe
58 La izquierda mexicana y el régimen político
de Gobierno apenas le alcanzó para un discreto tercer lugar en la elec-
ción constitucional de 2000. La jornada electoral fue desastrosa para la
izquierda, salvo que obtuvo 37.7 % en la capital federal (Illades, 2018).
La necesidad de la izquierda en México
El desarrollo de la izquierda socialista inuyó mayormente en nuestro
país: era más doctrinaria y más cosmopolita y tenía más contacto con lo
que ocurría en el resto del mundo. Lo que existe ahora es una izquierda
menos doctrinaria y más pragmática, y, en cierto sentido, más provin-
ciana (Ruiz, 2018).
Así pues, durante un buen tiempo el núcleo duro de la izquierda
mexicana operó siguiendo el modelo revolucionario: llegar al poder por
la vía armada. Sin embargo, como señalamos anteriormente, el surgi-
miento del movimiento “eurocomunista” en los setenta y, sobre todo, el
fracaso del “socialismo real” y el n de la Guerra Fría y de la , com-
binados con las reformas políticas del autoritarismo priista, propiciaron
que el grueso de la izquierda caminara por la opción electoral, pese a sus
trampas: el fraude de 1988 para empezar; la violencia, los muertos del
 durante el salinismo y las cooptaciones (cierto es que el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional [] o el Ejército Popular Revo-
lucionario decidieron no deponer las armas, pero éstas ya son más un
símbolo que violencia efectiva).
El entorno electoral mexicano aún está impregnado del espíritu que
lo caracteriza desde el siglo : el de las elecciones no limpias, cargadas
contra la oposición. Comicios con un fuerte componente clientelar, es
decir, de compra o coacción del voto. Finalmente, la naturaleza con-
servadora de amplias capas de la sociedad mexicana hace difícil que el
discurso progresista penetre en su base natural: los sectores populares.
Consideramos que debido a esta situación, Luis González de Alba, al
referirse al “mito de la izquierda”, escribió que
las criadas no son de izquierda; los obreros tampoco. Son simplemente po-
bres. Pueden en cambio, ser de izquierda sus patronas y patrones o, más fre-
cuentemente, los hijos de éstas y éstos. Contra el conocido dicho marxista,
59
La izquierda en México, su contribución...
la conciencia tiene pocos lazos con la posición en el proceso productivo. La
conciencia que llamamos izquierdista es más una revelación que, como su
equivalente religioso, requiere un mínimo de información, cultura, buena fe
y simple fe; es un súbito relámpago que nos tira del caballo en el camino a
Damasco (1995: 64).
Es obvio que a México le hacía falta una fuerza política de izquierda
capaz de inuir sobre la marcha general del país con miras a disminuir
su histórico y creciente desequilibrio social. La acumulación de fortunas
fuera de proporción, como la de Carlos Slim, es producto de políticas
que han favorecido una desigualdad que hoy ya impide que el mercado
funcione de manera óptima. La distribución del ingreso y otros indica-
dores de la estructura social mexicana dejan ver que la desigualdad cre-
ciente ha llevado a México a la polarización y a una economía que, por
el raquitismo del mercado interno, no crecerá ni creará empleo ni con-
ducirá al nivel de vida que la estabilidad política democrática demanda.
A partir de los años cuarenta del siglo pasado, el sistema político
mexicano se instaló en la derecha, el cambio de partido gobernante en
el año 2000 no modicó sino que refrendó esta situación. Hoy en día
el sistema político —al que por sus contradicciones, se puede catalogar
de sistema híbrido— tiene como principal razón de ser mantener al
país en la derecha.
Desde sus orígenes, la izquierda mexicana ha padecido un proble-
ma endémico: la desunión. No es algo exclusivo de ella, puesto que la
derecha también la experimenta, pero a las fuerzas conservadoras les es
más fácil operar como un solo impulso en coyunturas críticas, porque
deenden intereses concretos, no posibilidades futuras. Como veremos
más adelante, en la distribución social de oportunidades y cargas, el 
y el Partido Acción Nacional () han sido partidos que coinciden y
han tenido el apoyo de los “poderes fácticos” en los momentos decisivos.
Por esta razón, muchos analistas enfatizaron que no era realista para la
izquierda mexicana proponerse una victoria nacional por mayoría abso-
luta. La mayoría relativa sería posible sólo si se combinan la inevitable
diversidad de la izquierda con su unidad, justamente en las coyunturas
críticas. Para las fuerzas progresistas, la mejor manera de competir en las
urnas sería con las siglas de un solo partido y con un solo proyecto, pero
60 La izquierda mexicana y el régimen político
hoy eso es imposible por los fuertes intereses creados en torno a su di-
versidad. Sólo queda la posibilidad de negociar un frente unido, aunque
su dicultad práctica es apenas menor que la construcción de una sola
organización (Meyer, 2017).
¿A qué se enfrentó, durante décadas,
la izquierda partidista en México?
La respuesta a esta pregunta exige una reexión a partir de las eleccio-
nes de 1988, las cuales fueron una poderosa llamada de atención para
los grupos que detentaban el poder. Descubrieron que ya no podrían
gobernar por sí solos y que, de repente, había nuevos actores venidos de
la izquierda, actores que se encontraban en condiciones de desaar la
hegemonía priista. Ha habido quienes han postulado que fue entonces
cuando comenzó a forjarse una alianza histórica entre dos bloques de
derecha: la derecha priista y la derecha panista. Manuel Bartlett ha se-
ñalado a Salinas de Gortari como su hacedor. En esa época Luis H. Ál-
varez cambió la concepción que los mismos panistas habían tenido de su
partido como una oposición leal a la ley y con un credo incondicional-
mente democrático. El dirigente panista llegó a teorizar la concepción
del como un partido que dejaba de ser oposición para convertirse
en partido gobernante.
No fue mucho el tiempo que requirieron para plasmar la alianza,
señaló Arnaldo Córdova. Se trató de una negociación íntima, secreta
—como suele suceder—, que no se dejó ver en la escena pública pero
que cambió la institucionalidad política de México y el rumbo mismo
de la reforma política. Sin embargo, no es difícil imaginar cómo suce-
dieron las cosas, sobre todo porque hay documentación e indicios de
cómo se dieron.
Córdova lo ilustra en los siguientes términos:
Los gobernantes del  debieron haber hecho un cálculo muy objetivo de
la situación que se dio después de 1988 y es muy probable que la primera
conclusión que sacaron fue que se iban perlando dos grandes bloques polí-
ticos y sociales que estaban, el uno a la derecha y el otro a la izquierda en los
61
La izquierda en México, su contribución...
parámetros de la geometría política tradicional. También debieron aceptar
que ellos estaban en el primer bloque por las características de sus programas
económicos y sociales y que los opositores, que les habían dado un susto en
las elecciones, formaban el bloque de izquierda. El razonamiento que los
instigó a modicar su estrategia política, si ya estaban conscientes de que en
el futuro próximo no podrían seguir gobernando solos, fue de seguro buscar
y encontrar con quién aliarse y proceder en consecuencia. El  todavía
seguía siendo el tradicional partido de oposición (se denía como “oposición
responsable”) con vocación democrática. Había que convencer a la dirigen-
cia panista de que no pasaría de ser eso, una mera oposición, si no se abría a
una alianza histórica con el , vale decir, con los grupos neoliberales que
dominaban el gobierno. Había un dato que de seguro fue aprovechado: los
empresarios ya no se sometían sin condiciones al gobierno priista y muchos
de ellos habían emigrado a las las del , convirtiéndose, incluso, como
fue el caso emblemático de Manuel Clouthier, en sus abanderados. Com-
partir el poder debió haber sido muy tentador para los panistas que, hasta
entonces, habían vivido en el marasmo de ser siempre y estar condenados a
ser una oposición sin otra perspectiva que ésa (2009: 94).
Los panistas, además, habían venido acusando furiosamente a los
priistas de saquear sus principios rectores y sus propuestas programáti-
cas. No debe haber sido muy difícil para los segundos convencerlos de
que, entonces, no había muchas diferencias entre ellos y que era mejor
que formaran un nuevo bloque de poder en que ambos siguieran siendo
lo que eran, pero unidos en un propósito estratégico que incluía, por su-
puesto, impedir que las fuerzas de izquierda llegaran a ser tan poderosas
que les arrebataran a ambos el poder en sus órganos representativos y
de gobierno.
¿Qué signicó para el país esta alianza estratégica entre priistas y
panistas? No se trató ciertamente de un hecho como cualquier otro.
“Fue uno de esos nudos históricos que cambian el rumbo de las cosas.
Fue muy signicativo que el bloque priista hubiera decidido compartir
el poder para no perderlo todo y a un corto plazo como amenazaba la
situación que había dibujado después de 1988” (Córdova, 2009).
Esta alianza comenzó a operar como bloque dominante anti-izquier-
dista y tuvo consecuencias en los partidos que la encabezaban; produjo
62 La izquierda mexicana y el régimen político
resultados que para numerosos militantes no son claros pues muchos
de los acuerdos se realizaron en secreto. Esto tal vez explique que en
la distribución social de oportunidades y cargos, el  y el  sean
partidos que coinciden y tengan el apoyo de los “poderes fácticos” en los
momentos decisivos (Meyer, 2017).
No obstante, Arnaldo Córdova arma que la izquierda política y
partidaria parece estar negada para el pensamiento crítico y teórico y
en ella todo se reduce a hacer propuestas a veces absurdas. Entonces fue
lo que podríamos denominar la izquierda intelectual, que en gran parte
está fuera de los partidos, la que se encargó de dar algunas sugerencias
al respecto; pero
es indudable que la verdadera alternativa de una transición no se diseñó en
los debates intelectuales, sino en el movimiento cívico de masas a que dio
lugar la lucha de la izquierda partidaria, en especial en el . No parece
que los aportes teóricos de la izquierda intelectual hayan sido tan macizos
que pudieran tener algún inujo en la opinión pública. A lo más que se
llegó fue a decir que la reforma política era tan limitada que no podía espe-
rarse ya mucho de ella. Fue esa intelectualidad de izquierda la que denió el
triunfo de Fox como una alternancia, quedando claro lo que esto signica-
ba, vale decir, que no era una transición, sino sólo un cambio de gobiernos
del mismo signo (2009: 105).
Los resultados de esta alianza histórica motivaron a otros estudiosos
a plantear que a partir de 1997 en México había dos regímenes políticos
sobrepuestos2 y que, como consecuencia de las elecciones de 2006,
2 Octavio Rodríguez Araujo (2009) explica que durante varios lustros se habló de
un régimen político o un sistema político con muchos adjetivos, pero no había dudas
de que se trataba de un solo régimen político con variables impuestas por el poder ins-
titucional en manos del presidente en turno. Pero luego el  y los gobiernos asociados
en simbiosis con el primero, comenzaron a evidenciar algunas suras que permitieron
suponer que el régimen político que caracterizaron por décadas estaba declinando (pe-
riclitando), su legitimidad era cada vez menor y se demostraba el descenso de la vota-
ción a su favor, pero situados ya en 1997 la realidad demostró que “había dos regímenes
políticos sobrepuestos”.
63
La izquierda en México, su contribución...
uno de los regímenes políticos sobrepuestos había perdido en favor del otro,
del que poco a poco se fue imponiendo en la lógica de las políticas neoli-
berales adoptadas por los gobiernos mexicanos, sobre todo a partir del se-
xenio salinista y que, en este caso, no importaba mucho si gobernaba el 
(reformado ideológicamente en los años 80) o el  (también reformado
ideológicamente, pero en los años setenta) (Rodríguez, 2009: 7).
Así, el nuevo régimen, defendido primero por la tecnocracia priista y
posteriormente por los panistas (también liberales pero ajenos al laicis-
mo), estuvo en riesgo de fracasar si hubiera triunfado la corriente repre-
sentada por Andrés Manuel López Obrador () y que inauguraran
Cuauhtémoc Cárdenas y sus compañeros cuando se vieron obligados a
romper con el  en 1987.
¿Cuál fue la situación del país en las últimas
décadas y cuál fue el papel de la izquierda?
Desde los noventa hasta 2012, la izquierda —en cuanto organización
política y sectores sociales no organizados, aunque sí comunicados me-
diante redes— podía dividirse, según algunos analistas, en “izquierda
partidaria” —crecientemente desacreditada, sobre todo entre los jó-
venes—, y en “izquierda social”, representada en buena medida por la
política anti-partidos, anti-gobierno y contraria a la globalización neo-
liberal. Entre estos dos tipos de izquierda se denen tres ramicacio-
nes: a) el : b) las agrupaciones ecologistas, feministas, de derechos
humanos y pacistas, y c) nalmente la izquierda que se ha expresado a
través de diversos movimientos y partidos y que desembocó, en 1988, en
la gran lucha por llevar a la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas y en la
formación del  (Sánchez, 2012).
A pesar de su corta historia, el  llegó a ser uno de los partidos
electorales identicados con las izquierdas más importantes en América
Latina, pero en México el cambio político se ha limitado fundamen-
talmente al campo electoral. Las demás instituciones del Estado —in-
cluidas las que imparten justicia— y las relaciones entre los tres poderes
federales o entre los poderes federales y locales han cambiado poco en
64 La izquierda mexicana y el régimen político
sus rasgos estructurales. Sin embargo, gradualmente se fue logrando que
las elecciones fueran el único método legítimo de acceso al poder y, has-
ta cierto punto, el único método de lucha política viable. Fue después
de 1994, durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, cuando
surgieron oportunidades para el desarrollo de la izquierda electoral. Este
hecho, y que se lograra la reforma política de 1996, deben verse como
logros de la lucha por la democratización que emprendió la izquierda ya
desde la década de 1970.
En este nuevo escenario electoral, arma Gómez Tagle (2013), el
 ha desempeñado un papel importante como elemento de equilibrio
y contrapeso para evitar los retrocesos a esquemas políticos más exclu-
yentes que podrían darse en un escenario dominado exclusivamente por
el  y el . No olvidemos que el  promovió proyectos legislativos
importantes y gobernó en varias entidades del país. El reconocimiento
de los derechos de los adultos mayores, de las mujeres, de los indíge-
nas, de las personas con orientaciones sexuales diferentes, son ejemplos
importantes.
La izquierda electoral mexicana ha estado a un paso de ganar la presiden-
cia en dos ocasiones. Primero a través del Frente Democrático Nacional en
1988 y luego en 2006 con la Coalición por el Bien de Todos, pero tanto in-
tereses privados como de importantes sectores públicos han representado un
obstáculo para que estas dos oportunidades cristalizaran el triunfo (Gómez,
2013: 507).
Sin embargo, desde su fundación en 1989, el desarrollo del  en el
ámbito electoral ha ido aparejado con un alto grado de conicto interno
que puede poner en riesgo su sobrevivencia y su capacidad de convoca-
toria electoral. A partir del polémico y agitado desenlace de los comicios
de 2006, el  transitó por una severa crisis interna que se expresó en
divisiones entre los grupos que lo integran y en disputas por liderazgos.
Ello se reejó en un deterioro de su imagen frente al electorado y en
una pérdida de credibilidad como opción electoral viable. Además del
desgaste sufrido, se produjo una polarización interna que tuvo al partido
debatiéndose entre la ruptura y la refundación, tanto más cuanto que el
candidato perdedor de esa elección, , decidió emprender un movi-
miento por fuera del partido.
65
La izquierda en México, su contribución...
En 2009 el  cayó electoralmente y obtuvo menos curules en la
Cámara de Diputados, si en la elección de 2006 obtuvo 127 diputacio-
nes (29 % de la votación nacional), tres años después se quedó con 71
(12 % de la votación nacional), con lo que pasó de segunda a tercera
fuerza en esta Cámara. Esta situación se repitió en los comicios de
2012: el  fue la tercera fuerza política en la legislatura, aunque su
bancada parlamentaria se incrementó en relación con tres años atrás:
con poco más de 18 % de los votos, tuvo 104 diputados (Cadena-Roa y
López, 2013).
El éxito electoral y contribuir a combatir al  para abrir espacios
renovadores ahí donde dicho partido había gobernado siempre (donde
nunca hubo alternancia) son logros positivos, pero, arma Gómez Tagle
(2013), seguía pendiente el gran objetivo: fortalecer la imagen de la iz-
quierda y generar un proyecto propio.
Un año antes de las elecciones de 2012, algunos líderes de la iz-
quierda consideraban que la crisis que vivía México —sus altos niveles
de violencia, y una pérdida de potencia en el crecimiento que no había
permitido la incorporación de sus jóvenes; el aumento de la pobreza y la
desigualdad, y los retrocesos en avances democráticos—, ponía en riesgo
al país si se prolongaba.
La superación de esta crisis requería un nuevo rumbo en el que
México ganara prestigio moral y sus gobernantes miraran más hacia
dentro; ello exigía un programa que entusiasmara a la gente y constru-
yese nuevas mayorías sociales y exigía un plan de rescate del Estado,
de reactivación del crecimiento económico, con miras a dar respuestas
a los sectores más agraviados de la sociedad. Se pensó entonces que
dentro del régimen presidencial se tuviera un gobierno de coalición capaz
de generar legitimidad mediante la reconstrucción del prestigio del po-
der público y del régimen democrático. Dicho gobierno sería apto para
mejorar el sistema de justicia, ampliar el mercado interno, emprender
políticas de nueva industrialización y desarrollo agrícola, y construir
un nuevo pacto scal y de seguridad social, ello con miras a elevar la
productividad y la equidad, y sería capaz asimismo de elevar la calidad
de la educación, impulsar el avance tecnológico y reequilibrar el pacto
federal (Camacho, 2011).
66 La izquierda mexicana y el régimen político
En este contexto, el rumbo de la economía debía discutirse. Lo pri-
mero que urgía, según Manuel Camacho Solís, era que las posiciones
políticas prevalecientes estuvieran dispuestas a ir más allá de la simpli-
cación a que se reducía la discusión sobre la estrategia de desarrollo y la
política económica. Desde la derecha, la falta de crecimiento económi-
co se atribuyó a la insuciencia de reformas estructurales, neoliberales,
cuando México había sido un modelo de liberalización de la economía
(Camacho, 2011).
La derecha había gobernado como centro-derecha durante 15 años
(1985-2000) y como derecha los últimos 11 años (2000-2010). Era difí-
cil de creer, pero la agenda de la derecha no había cambiado. A pesar de
los malos resultados siguió suponiendo que con: a) ampliar el impuesto
al valor agregado a las medicinas y a los alimentos, b) abrir el petróleo
a la inversión privada, y c) hacer una reforma laboral que exibilizara el
mercado de trabajo, el país despegaría.
Camacho Solís armó que en el centro-derecha, representado por
el , dominó el oportunismo que llevó a ese partido a cambiar el dis-
curso político regularmente sin afectar los intereses predominantes. Por
un lado, ofrecía subir impuestos indirectos para complacer a la derecha
empresarial, y al otro día anunciaban que reduciría los impuestos para
quedar bien con el electorado; un día proponía que se necesitaba una
política industrial, pero poco hacían para impulsarla con su mayoría le-
gislativa. “El centro derecha no está ofreciendo una alternativa, lo que
hizo cuando fue gobierno fue defender el statu quo con mayor eciencia
política, cuando es precisamente ese statu quo el que tiene atrapada a
la nación en la falta de crecimiento, la inequidad y los problemas más
graves de gobernanza” (Camacho, 2011: 17).
Para la izquierda, el aumento de la desigualdad y la falta de creci-
miento económico se debían a la corrupción y al fracaso del modelo
neoliberal. Por ello consideraba que la opción para lograr el crecimiento
económico se encontraba en mantener la propiedad pública, incremen-
tar el gasto social, invertir en el petróleo y en su diversicación, y en
ampliar el acceso a la educación pública. Todo esto desde un gobierno
honesto y, claro está, cambiando el modelo económico.
En este sentido, las propuestas de la izquierda podían tener legiti-
midad social, aunque era difícil hacerlas avanzar —debido a los lími-
67
La izquierda en México, su contribución...
tes presupuestales, las limitaciones de crédito, los niveles de integración
comercial y nanciera de México en la economía global— explorando
las nuevas oportunidades para la expansión del mercado interno y los
nuevos nichos que México puede aprovechar —después de la maquila y
la pérdida de competitividad— para su desarrollo industrial y agrícola,
para el crecimiento de su infraestructura y de sus oportunidades para
vincularse a la economía del conocimiento.
Para salir de la crisis frente al bloque de centro-derecha () y de de-
recha (), Camacho Solís apuntó en 2011 que era necesario cambiar
el rumbo mediante la existencia de un bloque emergente que tuviera el
suciente poder para establecer una nueva dirección; pero en la realidad
el bloque dominante era desde hacía muchos años tan fuerte que no
permitía dicho cambio; la salida, al menos en parte, se encontraba en
agrupar a las fuerzas emergentes, canalizarlas, que sus propósitos sean bien
denidos, que cuenten con estrategias que no se desgasten en un evento.
Pero en parte está en dos componentes que creo son centrales, uno, en la
idea de que precisamente la salida está en los nuevos pactos y esos nuevos
pactos implican, obligan y posibilitan la construcción de mayorías más am-
plias y, en todo caso, la disminución de las resistencias de quienes, de otra
manera, no van a aceptar el cambio (Camacho, 2011: 44).
Además de los pactos, el propio Camacho propuso como estrate-
gia de la izquierda el tema de las alianzas, aunque lo primero debía ser
“aplanar el terreno para que haya elecciones competitivas, porque de qué
va a servir cualquier tipo de alianzas si no va a haber competencia, y una
vez que eso se logre para 2012, ciertamente que tiene que haber alianzas
estructurales en torno a un proyecto” (Camacho, 2011: 46).
Pero el punto es que ninguna de las fuerzas tenía la capacidad su-
ciente para gobernar el país; la clave entonces se vislumbraba en la cons-
trucción de coaliciones de gobierno, lo que implicaba lograr cambios de
mayor profundidad. Esto solamente se podría lograr con alianzas mu-
cho más amplias donde se alíen los que quieran que cambie el país. En
términos de Camacho Solís, una alianza natural que será integrada por
“quienes deenden el statu quo al precio que sea, contra quienes desean
la modicación; unos la querrán modicar por una vía de confrontación
68 La izquierda mexicana y el régimen político
y otros por una vía más suave, es decir la vía electoral porque les interesa
un país en paz” (Camacho, 2011: 46).
Ya desde 2010, el gran tema dentro y fuera de la izquierda fue el de
las alianzas, sobre todo aquellas que involucraban al  y que se veri-
caron en varios estados, lo cual fue motivo de confrontación entre 
y sus seguidores y el resto del partido. Por un lado, esta estrategia había
rendido frutos y, lo más importante, respondió en varias entidades a un
reclamo popular de cambio político; pero, por otro lado, las alianzas con
partidos tan alejados de su espectro político como el  inevitablemen-
te debilitaban la imagen de la izquierda (Gómez, 2013).
Recomendamos consultar las puntualizaciones históricas que lleva a
cabo Hugo Sánchez Gudiño (2012) en lo relativo a los puntos de in-
exión por los que ha transitado el . Dicho autor sintetiza en cinco
etapas el tránsito “[d]el cardenismo insurgente al perredismo azul”:
Primera etapa: 2006, de la resistencia civil lopezobradorista al presi-
dente electo.
Segunda etapa: 2007, primer año de Felipe Calderón, “presidente le-
gítimo vs presidente espurio”.
Tercera etapa: 2008, segundo año de Calderón. Decimonoveno ani-
versario del . El Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de
la Federación entrega la presidencia del partido del sol azteca a Jesús
Ortega.
Cuarta etapa: 2009, tercer año de Calderón. Tribunal invalida candi-
datura de Clara Brugada y la tragicomedia perredista de Juanito.
Quinta etapa: 2010, política de alianzas. - y López Obrador
preparan su candidatura presidencial (Sánchez, 2012).
¿Qué representa amlo para la izquierda partidista en México?
Después del fracaso de 2006 y con el  ya controlado por los adver-
sarios internos, el lopezobradorismo acentuó su carácter de movimien-
to arraigado en la sociedad civil y dispuesto a seguir confrontando al
neoliberalismo. Según Lorenzo Meyer, el lopezobradorismo no es como
lo caracterizaron sus enemigos “un proyecto encaminado a destruir las
instituciones”, sino todo lo contrario, es un esfuerzo desde la izquierda
69
La izquierda en México, su contribución...
por detener esa destrucción, esa “revolución de la derecha” que se llevó a
cabo en los tres últimos gobiernos del . Para Meyer, López Obrador
encabeza un esfuerzo conservador cuya meta no es poner n a la propie-
dad privada o al capitalismo, sino preservar, mejorar y aumentara lo ga-
nado por la Revolución mexicana a favor de los intereses de la mayoría.
En la visión lopezobradorista detener o, al menos, limitar la “revolución
pasiva”3 neoliberal es una forma de aminorar la polarización y mantener
la estabilidad social.
En este sentido, López Obrador sabía, y ha dado muchas muestras
de ello, que la vida de todos los grandes partidos en México, incluido
el , está dominada justamente por los intereses que dieron origen y
mantienen el control de los destinos del país a través de esa “revolución
pasiva” neoliberal que combate. Sin embargo, la vía pacíca más directa
para llegar a los centros formales de control político, donde se puede
hacer realidad el “proyecto alternativo de nación”, es la electoral.
Meyer (2017) arma que, en 2006, esa alianza llena de tensión en-
tre un movimiento social —democracia desde la base— y partidos de
izquierda casi logró hacerse de la presidencia, aunque su derrota abrió
aún más la brecha entre esas dos formas de hacer política del propio
movimiento lopezobradorista. Por tanto, en condiciones aún más ad-
versas para la izquierda,  debía intentar de nuevo la combinación
de partidos y movimiento para enfrentar en las urnas a una derecha
pobre en ideas, mezquina en proyecto, pero rica en recursos materia-
les, donde un antiguo partido de Estado, el , se presentaba como
relevo de un  desgastado en la conducción de la revolución pasiva
neoliberal.
La salida de  del  para transformar en partido un movi-
miento creado por él (Movimiento de Regeneración Nacional [More-
na]), aumentó la fragmentación de la izquierda pero a la vez obligó al
3 El concepto de “revolución pasiva”, nos dice Antonio Gramsci (1998), debe en-
tenderse como el de “revolución restauración”, y debe ser rigurosamente deducido de
dos principios fundamentales de ciencia política: 1) que ninguna formación social des-
aparece mientras las fuerzas productivas que se desarrollaron en su interior, encuentran
posibilidades de ulteriores movimientos progresivos, y 2) que la sociedad no se plantea
objetivos para cuya solución no se hayan dado ya las condiciones necesarias.
70 La izquierda mexicana y el régimen político
deslinde de proyectos entre ambos partidos, que han convivido mal. El
hecho de que en 2012 la votación por López Obrador como candidato
presidencial haya alcanzado 2 millones 400 mil votos más que el conjun-
to de los diputados propuestos por el Movimiento Progresista, prueba
que el líder tabasqueño gozaba de un apoyo mayor que el de la suma de
partidos que lo postularon. Este soporte, lejos de desperdiciarse, debía
alentar nuevas acciones unicadas, lo que implicaba la subordinación de
los intereses de líderes, grupos, corrientes y facciones a las metas gene-
rales, y ello no ha sido para nada fácil.
El  mismo siguió dividido. Las dirigencias de sus corrientes
conformaron oligarquías en choque donde dominaron los intereses
burocráticos.
El objetivo real de las corrientes del  y de otros partidos de izquierda
pareciera ser no ganar la presidencia, sino mantener y estabilizar su control
sobre la maquinaria partidista y, por tanto, sobre los cuantiosos recursos que
reciben y los muchos puestos disponibles en el Legislativo y en los gobier-
nos locales en que han triunfado (Meyer, 2017: 194).
Andrés Manuel López Obrador ¿signica la restauración
de un pasado perdido, o denota la construcción
de una alternativa a la situación presente?
Inmersos en el proceso electoral de 2018, algunos intelectuales conside-
raron que la izquierda mexicana se encontraba sepultada bajo el peso de
sus torpezas e incoherencias. Roger Bartra (2018a), por ejemplo, armó
que los restos de la izquierda se podían identicar en tres espacios po-
líticos: en el , que ha sido su lugar tradicional; en los intersticios de
Morena, y en franjas que él denomina infrarrealistas.
Por lo que respecta al primer sector de la izquierda, con vocación re-
formista y socialdemócrata, sobrevive con dicultad en el , el cual se
adhirió a un frente con el . Otra fracción de la izquierda había que-
dado aplastada por el “abrumador conservadurismo” de López Obrador,
71
La izquierda en México, su contribución...
quien es considerado un líder populista4 y conservador que no tiene nada
de izquierdista. Por último, las ruinas de la izquierda mexicana pue-
den ser excavadas también en las ramicadas y heterogéneas corrientes
infrarrealistas: un conjunto de expresiones ideológicas que incluyen al
, a los estudiantes de Ayotzinapa y a una innidad de grupos ul-
traizquierdistas que pululan en el subsuelo de la política (Bartra, 2018a).
El hecho es que la mayor parte de la izquierda se encuentra dispersa en
la sociedad, al margen de los partidos y de los grupos políticos; pero es
una numerosa masa de votantes que se enfrenta a una situación confusa
y ante la dicultad de encontrar opciones atractivas.
Debido a esta situación, Bartra armó que la democracia se encuen-
tra fragmentada; existe una ruptura en el seno de la izquierda y en el in-
terior de la derecha, con una tensión entre nacionalismo revolucionario
y liberalismo, y entre autoritarismo y democracia. Señaló asimismo que
en el escenario político de las elecciones de 2018 no existía una propues-
ta electoral de izquierda, por lo que
los ciudadanos sólo podrán elegir el 1 de julio entre tres variantes de dere-
cha: José Antonio Meade y Ricardo Anaya, quienes abanderaron una dere-
cha tecnocrática, mientras que  promovía un populismo conservador
con inuencias hasta religiosas. Por lo anterior existía el peligro de una
restauración —que ya había intentado el  con Enrique Peña Nieto— al
continuar la vena nacionalista revolucionaria que se encuentra profunda-
mente enraizada en la sociedad mexicana (2018b: 11).
4 Según Vallespín y Martínez-Bascuñán (2017), el populismo no es una ideología
política, es una forma de hacer política, una lógica común, un conjunto de estrategias
de comunicación. Dividir el espacio político en dos: “los corruptos y nosotros los bue-
nos”, simplica el debate. Se trata de movilizar dividiendo. “El término populismo
como adjetivo tiene una acepción delimitable con facilidad y admite ser aplicada a las
actitudes o declaraciones de cualquier político, en el sentido de que es la asociación a la
idea de la demagogia, simplicación del discurso, polarizaciones simples, atribución de
representar el auténtico sentir del pueblo (2017: 17)”.
5 Cierto es que los indígenas neozapatistas que decidieron participar en las eleccio-
nes, desafortunadamente no lograron el registro como candidata presidencial de María
de Jesús Patricio, Marichuy.
72 La izquierda mexicana y el régimen político
En las elecciones de 2018, ese “empuje restaurador” podía venir no
con Meade sino con , cuyo liberalismo es un mito, lo que termina
situando a este último dentro del nacionalismo revolucionario de tra-
dición política estatista. Anaya, por su parte, se enfrentó a los grupos
conservadores del panismo, como el calderonismo. Pertenece a un sector
de la derecha moderna que quiere deshacerse de las tradiciones conser-
vadoras arraigadas en el , y quiere hacerlo mediante la promoción de
un pensamiento de carácter liberal, lo cual no es sencillo dentro del 
(Bartra, 2018b).
Según el entonces asesor de , Gerardo Esquivel (2018), la po-
sición de Bartra contrasta con el agitado debate existente en el país en
torno a las posiciones políticas de los aspirantes a la presidencia. Si se
toma como referencia que históricamente la izquierda mexicana ha
abrevado en tres corrientes: la socialista, la nacionalista y la socialcristia-
na,no se debe descartar a  como de Izquierda, tanto por enarbo-
lar una vertiente nacionalista o por ser de la tradición política estatista,
cuando es precisamente el rol del Estado el que divide más claramente
las posiciones de izquierda y derecha a la hora de discutir temas como
pobreza, desigualdad y acceso a derechos” (Esquivel, 2018: 13).
Y temas como educación y salud, por lo que invitó a los interesados
en el debate a revisar si existe o no una opción de izquierda a partir de
los programas propuestos y a ver si existe una auténtica preocupación
por lo que se conoce como la “cuestión social”, es decir, por aspectos que
permitirán fortalecer la inclusión económica, política y social.6
6 Gerardo Esquivel (2018) armó que en el programa de la coalición Juntos Hare-
mos Historia se podía ver que esta preocupación es el eje articulador de su propuesta
de gobierno. Esto incluye desde el problema de la pérdida de bienestar económico de
los trabajadores hasta las propuestas de solución (como incrementar de manera pau-
latina el valor del salario mínimo en términos reales). Esto también se observa en las
propuestas de inversión en infraestructura y de un desarrollo regional más equilibrado
que, al promover el crecimiento y desarrollo del sur-sureste, permitirían combatir de
manera efectiva la pobreza y reducir la desigualdad histórica en esa región del país. Lo
mismo podría decirse sobre el diagnóstico de los problemas a los que se enfrenta la
juventud en México y sobre la falta de oportunidades de estudio o de trabajo que afecta
a tantos millones de ellos y que contribuyen a generar un caldo de cultivo propicio para
su participación en conductas antisociales. En este sentido, la propuesta de promover
73
La izquierda en México, su contribución...
La tesis de la regeneración del viejo autoritarismo priista la mantuvo
Roger Bartra bien entrada la campaña electoral. Señaló al respecto que
toda restauración es siempre difícil, lo cual puede generar un desequi-
librio, tensiones y desorganización; por ello no era descartable que el
país entrara en un periodo de “gran turbulencia”. Por tanto, la victoria
de  sería el proceso de restauración de un viejo tipo de priismo. En
este sentido armó: “El programa de Morena es regresar a las tesis del
 de la época de López Portillo, de Luis Echeverría y de aún antes. El
problema es que eso va junto al autoritarismo. Es un intento de regresar
al antiguo régimen (Bartra, 2018).
También el historiador John Womack, Jr., autor del célebre libro Za-
pata y la Revolución Mexicana, subestimó el triunfo de  por no
representar a la “izquierda histórica”. Con López Obrador —armó—
ganó una izquierda que surgió del , “una mezcla de elementos idea-
listas y devotos seguidores” del carismático líder. Según Womack, la úni-
ca izquierda digna de llamarse así es la izquierda marxista y los únicos
que merecen la etiqueta son los comunistas mexicanos que denunciaron
la victoria de López Obrador por garantizar que la “dictadura de clase
de la burguesía continuará” (Estévez, 2018).
No obstante, al reportar el resultado de las campañas presidenciales,
periodistas extranjeros consideraron al dirigente de Morena un candi-
dato de izquierda, aunque subrayaron que a pesar de ser el político más
conocido de México, resultaba ser una incógnita. Señalaron que después
de años de exposición pública, de meses de interpretar sus silencios y
respuestas ambiguas, la sensación de inevitabilidad de su victoria había
despertado tanto entusiasmo como incertidumbre (El País, 2018). Esto
no era nada nuevo, desde 2006 se han escrito algunos libros en que se
destaca una posición ambivalente sobre su personalidad, su estrategia y
su propuesta política (Lajous y Schae, 2006).
su incorporación al mercado laboral mediante esquemas de tutoría, deben sin duda ser
considerados como políticas de izquierda que se contraponen de manera vigorosa a una
visión del mundo que tiende a estigmatizar y a responsabilizar a los propios jóvenes de
su situación personal. Algo similar podría decirse de otros diagnósticos y propuestas
relacionadas con el mundo de trabajo o con las causas y posibles soluciones al problema
de la violencia.
74 La izquierda mexicana y el régimen político
Si lo que identica a la izquierda mexicana es la reivindicación de los
derechos de las mayorías, particularmente las sociales, coincidimos con
la apreciación general de que López Obrador es una gura contradicto-
ria. En Morena hay una innegable preocupación por la cuestión social,
ésta se reeja en el deseo de ofrecer educación a todos los jóvenes y en
la aprobación de pensiones para todos los adultos mayores (lo que, junto
con otros programas sociales, aminoraría el problema de la violencia).
Ciertamente,  no se propone cambiar a la sociedad y construir
otra, como sería el postulado de la izquierda histórica; a lo que aspira es
a liberar de la opresión a las clases populares, lo cual es considerado por
los especialistas como un elemento conservador de dicho líder (Ruiz,
2018).
Conclusiones
¿Por qué la izquierda partidista no obtuvo durante los últimos 30 años
la Presidencia de la República? ¿Qué signicado histórico tiene la vic-
toria de López Obrador? En 2006 López Obrador y la coalición Por el
Bien de Todos —integrada por el , el Partido del Trabajo y Con-
vergencia—, quedaron muy cerca de lograrlo. Además de los múltiples
problemas que tuvo la elección (Zamitiz, 2009), a la distancia se ha
considerado que López Obrador cometió varios errores, pero también
debemos enfatizar que la variable explicativa de ese proceso fue que no
existió una fractura entre el y el .
Normalmente, cuando se abre un espacio para la izquierda en el mundo es
porque hay un conicto entre los grupos dominantes que ostentan el poder,
situación que ocurrió tanto en 1988 como en el 2006, que se hizo un bloque
tan cerrado entre los partidarios de la línea neoliberal, con participantes
tanto del  como del , que no se abrió un anco para la izquierda
(Ruiz, 2018).
Sin embargo, en 2018 no fue como en 2006, cuando López Obrador
era mucho más ideológico o doctrinario y su coalición social más limita-
da. En 2018  hizo exactamente lo contrario: integró una coalición
75
La izquierda en México, su contribución...
política y electoral sucientemente grande para poder ganar, por lo que
una de las críticas más enfáticas, tanto de adversarios como de simpa-
tizantes, fue en relación con los tipos tan diversos de componentes con
que la integró. Esto nos hace recordar el reto que desde hace 30 años ha
tenido la izquierda electoral en México: hacer alianzas con otros gru-
pos, pues de otro modo es imposible llegar hasta la presidencia de la
república.
Si seguimos a John Womack, Jr. (citado en Estévez, 2018), el sig-
nicado histórico de la elección de 2018 es la ruina de los otros dos
partidos, es decir, de las dos maquinarias que dominaron la política en
los últimos 20 años: el  y el . En ese sentido, no es tanto que haya
ganado López Obrador porque ninguno de los dos partidos pudo en-
frentarlo. “Ningún adulto sensato, que no fuera pagado u obligado, iba a
votar por el  o el ”, y por eso los ciudadanos votaron por el menos
malo. Eso reeja en buena medida el porcentaje de votos que obtuvo
(Estévez, 2018). Por lo tanto, la decisión de votar por el menos malo se
volvió la esperanza de que cumpliera lo prometido. La gente está espe-
ranzada, aunque no sea propiamente de izquierda simplemente tiene la
esperanza de que ocurran cambios signicativos.
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L     :
   P   R
D  M
Francisco Reveles Vázquez
Introducción1
A menudo se cuestiona si el Partido de la Revolución Democrática
() es de izquierda o no. Y muchos se responden que, en efecto, no
representa a una fuerza de esa ideología política. Este supuesto sirve
para desacreditarlo y en muchos casos para reprocharle sus posiciones
políticas como principal representante de la izquierda electoral en Mé-
xico en el periodo 1988-2018. Fácilmente caemos en el error de señalar
lo que debería ser el  y no lo que es. En estas líneas denimos el
perl ideológico del partido tal como se ha expresado en los hechos,con
base en lo que ha instrumentado en distintas gestiones de gobierno
—principalmente en el Distrito Federal (), hoy denominada ocial-
mente como Ciudad de México ()—.
Nuestro artículo se concentra en el análisis del ejercicio del poder, a
diferencia de muchos trabajos existentes sobre la vida interna partidista
(Bolívar, 2005; Espejel, 2012, 2013; Navarrete, 2017), el desarrollo elec-
toral (Vivero, 2006), el desempeño legislativo (Cortez y Salazar, 2014) y
estudios generales (Cadena-Roa y López, 2013).
1 Agradezco las ideas, críticas y sugerencias aportadas por Héctor Tejera Gaona,
Alberto Espejel Espinoza, Juan Pablo Navarrete Vela, Paulina Arredondo Fitz y Ana
Gabriela Franco Murillo, que me hicieron el favor de revisar una primera versión de
este artículo. Si pude mejorarlo fue gracias a ellas y ellos. Pero si su lectura defrauda a
los lectores, es solamente mi responsabilidad.
80 La izquierda mexicana y el régimen político
En estas líneas primero ubicamos brevemente el debate sobre las
ideologías en México, para después puntualizar cuáles han sido las pos-
turas políticas más notorias de la izquierda representada por el ,
en particular en la . Aquí se señala, no lo que el debería ser,
sino lo que de hecho es: una izquierda electoral, moderada, clientelar,
débilmente institucionalizada y pragmática (a veces poco congruente,
pero izquierda al n), que en la capital del país impulsó la igualdad
mediante transferencias económicas para los sectores sociales más vul-
nerables; fomentó derechos civiles y políticos, y promovió una inci-
piente participación ciudadana en la toma de decisiones. Por razones
de espacio se abordará principalmente lo referente a la búsqueda de la
igualdad mediante políticas sociales. Pero no se desarrollarán a fondo
las asignaturas pendientes en temas como el sistema de impartición
de justicia, la falta de transparencia en la toma de decisiones, la pro-
pagación del clientelismo y la carencia de herramientas sólidas para la
rendición de cuentas. Asignaturas pendientes que ya también le corres-
ponde enfrentar al partido Movimiento Regeneración Nacional (Mo-
rena) (escindido del ), luego de su holgado triunfo en las elecciones
presidenciales de 2018.
Las críticas de adversarios y analistas al  se concentraron en
su paulatina tendencia a la adopción de posiciones moderadas, en sus
prácticas autoritarias y en la falta de congruencia de varios de sus go-
bernantes. Por otro lado, en un sistema político como el que tenemos,
donde la forma de gobierno democrática es débil, no pocos de los usos
perredistas más cuestionables solían ser calicados como herencias del
autoritarismo. Su reproducción a menudo facilitaba llamar al  “el
nuevo Partido Revolucionario Institucional ()”, y se daba por des-
contado que no representa una alternativa sino que era “más de lo mis-
mo” (especialmente el Partido Acción Nacional [] manejó esta idea
desde la conformación del neocardenismo y después con la fundación
del ). Su moderación cuestionaba la validez de su oferta ideológica,
principalmente en materia de política económica; en varias coyunturas,
dicha oferta se distinguió poco de las del resto de los integrantes del
sistema de partidos. Naturalmente, la moderación derivaba también de
la incapacidad del partido para alterar las directrices de política macro-
81
La izquierda electoral en el poder...
económica, en manos del gobierno federal y determinadas por el funcio-
namiento de la economía a nivel mundial.
Cabe señalar que estas críticas se hicieron más pronunciadas con la
escisión que sufrió el perredismo en 2012, cuando su máximo líder, el ex
jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador (), abandonó
sus las y formó su propio partido sobre la base del Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena), el cual había comenzado a estruc-
turarse en 2011. Después de la elección presidencial se formalizó como
agrupación política nacional y comenzó la tramitación de su registro le-
gal como partido. Con cuadros dirigentes, bases sociales y un programa
heredado del , la nueva organización se perló como un partido per-
sonalista, y López Obrador descalicó casi por completo a su expartido,
buscando consolidar su propia opción.
Una primera puntualización que debe hacerse es que las críticas a
los partidos en general dejan de lado las características del régimen y de
nuestro sistema político. Los partidos mexicanos han sido protagonistas
fundamentales del cambio político. De ellos eran parte quienes impulsa-
ron las modicaciones al sistema electoral desde 1977 y sirvieron como
medio de representación de los intereses de la sociedad a través de las
elecciones. El problema para las oposiciones de izquierda y de derecha
fue que la estrategia de cambio fue decidida desde el Poder Ejecutivo, de
ahí que haya sido dosicada, pausada y con debilidades institucionales
en diferentes dimensiones.
El  en particular fue un partido que nació con la democratización
en 1989, un año después de la elección presidencial más difícil en la
historia del partido hegemónico. Quedándose ayuno de referentes ideo-
lógicos internacionales por el derrumbe del socialismo real y siempre
en oposición al programa neoliberal adoptado por el . Las corrientes
más fuertes en el entonces nuevo partido (expriistas y miembros promi-
nentes del Partido Mexicano Socialista y del Partido Popular Socialista)
reivindicaron el conocido nacionalismo revolucionario y el proteccio-
nismo económico, posturas contrarias a la apertura comercial y a la li-
beralización de los mercados. También defendieron los derechos de los
trabajadores sin hacer críticas directas al corporativismo pero mostrando
preocupación por la exibilización laboral impulsada desde el sexenio
de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Y asumieron como principal
82 La izquierda mexicana y el régimen político
bandera la lucha por la democratización del régimen político, lo cual
pasaba por “sacar al  de ‘Los Pinos’”, sin hacer énfasis en el carácter
presidencialista del régimen y dando por sentado que la alternancia y el
liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas serían sucientes para emprender
cambios de mayor envergadura.
Después de la alternancia en la presidencia en el año 2000 y princi-
palmente por la conquista de cargos de elección popular en el ámbito
local, las posiciones más extremas del perredismo se diluyeron en un
infructuoso trabajo en el Poder Legislativo Federal, presa de una mayo-
ría priista que contó con el apoyo del  para desdeñar las propuestas
contrarias al programa neoliberal. No obstante, en los gobiernos locales,
especialmente en la , se llevó a cabo un conjunto de políticas so-
ciales que en los hechos cuestionaron los preceptos del gobierno nacio-
nal y de las instituciones nancieras económicas internacionales. A tono
con algunos de los elementos que más tarde caracterizarían a gobiernos
de izquierda de América Latina, los gobiernos perredistas reivindicaron
la función social del Estado sin poner en duda las políticas macroeco-
nómicas y prestaron atención a las demandas de respeto y ampliación
de derechos civiles, así como de mayor participación ciudadana en la
toma de decisiones. Aunque discursos y prácticas como el populismo,
el personalismo, la corrupción o el clientelismo pusieron en duda su
convicción democrática, el programa social perredista le dio un recono-
cimiento ciudadano sin igual.
De las identidades sólidas a la confusión ideológica
Como se sabe, la mayoría de los partidos en el mundo son electorales
o, dicho en términos de Panebianco, profesionales-electorales. Es decir,
son partidos con una estructura limitada, con vínculos exibles con la
sociedad, con posiciones ideológicas difusas y propicias para atraer el
respaldo de amplios sectores sociales; dependientes del nanciamiento
público del Estado. En su seno predominan los expertos o profesionales
de la política y hay una importante presencia de los gobernantes en su
toma de decisiones (Panebianco, 1990).
83
La izquierda electoral en el poder...
De todo lo anterior, lo que interesa destacar en este trabajo es la difu-
sa ideología de los partidos en general y cómo su acción social o de go-
bierno ha estado más bien ncada en el pragmatismo, en la obtención de
votos y en la compra de lealtades a través de la construcción de clientelas
mediante la distribución de recursos y bienes provenientes del erario.
En el caso del , la endeble identidad ideológica es consecuencia
en parte de la multiplicidad de fuerzas que lo integraron (ex priistas, ex
partidos “paraestatales” y ex militantes de diversas corrientes ideológicas
socialistas o comunistas) (Vivero, 2006: 290). Un elemento adicional
está constituido por la orfandad en que quedaron estas corrientes tras el
derrumbe del socialismo real y por la hegemonía de la derecha neolibe-
ral en todo el mundo en la década de los ochenta.
La orientación electoral del  o, dicho en otras palabras, la orien-
tación electoral de la mayoría de las fuerzas de la izquierda mexicana se
inscribe en un movimiento de la izquierda a nivel mundial. En relación
con la socialdemocracia, Adam Przeworski lo había dicho desde hacía
tiempo (1988: 22-23) y hay muchas experiencias en el ámbito latinoa-
mericano que expresan dicho fenómeno (Regalado y Rodas, 2009). De
manera que la opción electoral no fue una transgresión de los principios
de la izquierda, sino una tendencia hasta cierto punto natural en el mo-
mento histórico que vivimos.
Los gobiernos que impusieron políticas de corte neoliberal desde
principios de los ochenta operaron un cambio en el modo de acumu-
lación capitalista. Esas políticas se generalizaron en muchas partes del
mundo, debido sobre todo a los organismos nancieros internacionales,
progresivamente inuyentes en la medida en que los países con mayores
problemas requirieron de recursos para solventarlos. Las nuevas demo-
cracias provenientes del totalitarismo o del autoritarismo fueron clientes
predilectos de estos organismos. Con ello se aseguró la transformación
económica en el largo plazo.
Esta situación produjo un caldo de cultivo para el ascenso al poder
de partidos de derecha. Tanto el predominio de estas fuerzas como la
globalización de las políticas de corte neoliberal dieron materia para de-
cretar el n de las ideologías. El pensamiento único trató de imponerse,
teniendo como fundamento al neoliberalismo y al neoconservadurismo.
Sin embargo, el advenimiento de nuevas crisis económicas en el con-
84 La izquierda mexicana y el régimen político
cierto internacional, así como el ascenso al poder de fuerzas políticas
de izquierda, desprestigiaron esta perspectiva que, en efecto, pretendía
imponerse. Además, para muchas corrientes de izquierda la democracia
se constituyó como el nuevo objetivo fundamental que debía alcanzarse,
sobre todo en regímenes antaño totalitarios o autoritarios.
En efecto, las nuevas democracias demostraron su consistencia, man-
teniéndose vigentes a pesar de los cambios de partido gobernante, lo
cual fue producto de la decisión de sus electores. En América Latina,
hacia nales de los noventa y principios del siglo , la izquierda vol-
vió por sus fueros (particularmente en ciudades importantes de Brasil,
Perú, Bolivia, Argentina, Colombia y México) (Carrión, 2015). Si bien
los nuevos gobiernos no modicaron las políticas estructurales, abrieron
nuevas posibilidades de gestión. Las políticas sociales se volvieron mo-
tivo de debate y de acción de gobierno, con el consecuente desenvolvi-
miento de alternativas que si no eran diametralmente opuestas, sí eran
distintas a las establecidas por los neoliberales. En términos generales,
la dimensión política fue más manejable por los nuevos gobiernos desde
una perspectiva de izquierda. Las dicultades de cambio se centraron
en el ámbito económico, donde por alrededor de una década se cons-
truyeron alternativas de este signo (como en Venezuela, Bolivia, Brasil o
Ecuador, con el caso especial de Cuba por su tipo de régimen político).
Por si fuera poco, a la consolidación de la democracia se agregó el reto
de la recuperación económica para estos gobiernos.
Fuesen de izquierda o de derecha, los gobiernos enfrentaron graves
problemas. La falta de brújula en las fuerzas izquierdistas fue una di-
cultad mayor, pues la construcción de alternativas era una tarea cuesta
arriba. Poco a poco, los entonces nuevos gobiernos se aanzaron y, de
un modo u otro, fueron experimentando políticas de gestión que se ins-
cribían en su forma de pensar. Sin un referente internacional válido, y
sin una organización extranjera que apoyara o sirviera como auente de
conocimiento para la elaboración de políticas (salvo los espacios amplios
y exibles de discusión que son los foros sociales mundiales) (Rega-
lado, 2008), las izquierdas realmente existentes fueron reconstruyendo
concepciones y formulando e instrumentando políticas hasta donde sus
respectivos contextos se los han permitido.