América Latina y el Caribe ha hecho un importante esfuerzo por incrementar la
inversión privada en infraestructura. Entre 1990 y
2011, esta región ha atraído inversiones privadas por
más de US$ 672.000 millones (Serebrisky, 2014),
siendo Brasil, Chile, Colombia, México y Perú los
países que mayor monto de inversiones privadas
han recibido. Cada vez hay más modalidades de
participación privada en
... [Show full abstract] infraestructura que se
ajustan a las demandas y circunstancias del mercado.
Sin embargo, el financiamiento privado aún no ha
podido compensar la caída de la inversión pública observada en los 80 y por ello
ALC necesita atraer más capital privado. Esto en
un contexto de mayores regulaciones financieras
para otorgar créditos desde la crisis internacional y
Basilea III. Así, se requiere encontrar nuevas maneras
de participación y nuevos actores privados.
En esta línea, el presente documento busca analizar
más allá de cuánto invertir en infraestructura, el cómo
financiar la inversión privada en infraestructura en
tres países de ALC. En particular se busca identificar
nuevos jugadores que cuenten con recursos que
financien inversión privada en infraestructura, como
los inversionistas institucionales, y las limitaciones
que impiden que la infraestructura sea una clase de
activos atractiva para la inversión privada. Todo con
el objetivo de dar luces al Estado de las políticas y
regulaciones que se deben implementar para que
la infraestructura sea un activo capaz de canalizar
ahorro doméstico privado. Dadas las características
de la infraestructura (activos de larga maduración y
cuyos ingresos se generan en su mayoría en moneda
local), el ahorro doméstico privado canalizado a
través de actores institucionales es la fuente ideal
para financiar la infraestructura que necesita ALC.