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La elección de 2017 y el fraccionamiento
del sistema de partidos en Chile
The 2017 elections and the fragmentation of the party system in Chile
kenneth b u n k e r 1
Universidad Sapienza de Roma, Italia.
RESUMEN: El propósito de este artículo es reportar los resultados de la elección
presidencial y legislativa de Chile en 2017 y explorar su efecto sobre el sistema
de partidos. Relata el contexto, y sugiere que hubo tres temas recurrentes que
denieron tanto la nominación de los candidatos como el tono de la campaña:
una importante polarización política, dos grandes escándalos de corrupción y
el debut de un nuevo sistema electoral. Presenta a los candidatos presidenciales
y sus principales bases de apoyo. Describe los puntos medulares de la elección
y las principales estrategias electorales. Repasa los resultados de la elección,
los analiza y los interpreta. Destaca el inédito fraccionamiento en el sistema de
partidos provocado por el contexto político e institucional de los últimos años.
Sugiere que a partir de 2018 el sistema de partidos está en uno de sus niveles más
fragmentados de su historia. Especula que hacia delante los próximos gobiernos
serán más exibles que los anteriores y buscarán pasar legislación sobre la base
de negociaciones y pactos multilaterales.
PALABRAS CLAVES: Elección Presidencial; Elección legislativa; Reforma electoral;
Sistema de partidos; Sistema electoral.
1. PhD. en Ciencia Política. Profesor visitanteUniversidad Sapienza de Roma. kabunker@
gmail.com
REVISTA CHILENA DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA
DICIEMBRE 2018 • e-ISSN 0719-2150 • VOL. 9 • Nº 2
RECIBIDO 31/10/2018 • APROBADO 19/11/2018
DOI 10.7770/RCHDYCP-V9N2-ART1823
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ABSTRACT: The purpose of this article is to report the results of Chile’s presiden-
tial and legislative elections in 2017 and explore their effect on the party system. It
relates the context and suggests that there were three recurring themes that dened
both the nomination of the candidates and the tone of the campaign: strong poli-
tical polarization, two major corruption scandals, and the debut of a new electoral
system. The article presents the presidential candidates and their main support bases
and describes the central points of the election and the main electoral strategies. It
reviews, analyzes and interprets the results of the election, highlighting the unpre-
cedented fragmentation in the party system caused by the political and institutional
context of recent years. We suggest that as of 2018 the level of fragmentation in
the party system is among the highest in its history. We speculate that henceforth
governments will be more exible than in the past and will seek to pass legislation
based on multilateral agreements and negotiation.
KEY WORDS: Presidential Election; Legislative Election; Electoral Reform; Party
System; Electoral System.
Introducción
El 19 de noviembre de 2017 los chilenos acudieron a las urnas para votar en la
séptima elección presidencial desde el retorno de la democracia. Como en la ma-
yoría de las ocasiones anteriores, la elección fue un referéndum sobre el gobierno
saliente2. Mientras que algunos votantes se presentaron para sufragar a favor de la
continuidad de la obra del segundo gobierno de la presidenta socialista Michelle
Bachelet, otros lo hicieron para votar en contra. Ocho candidatos se inscribieron
para competir.
Dado que ninguno logró obtener una mayoría absoluta en la primera
vuelta, las dos candidaturas con mayorías relativas pasaron a una segunda ron-
da a disputarse un mes después. El 17 de diciembre de 2017 se confrontaron el
candidato de la continuidad, el senador de centroizquierda Alejandro Guillier y
el candidato de la alternancia, el expresidente de centroderecha Sebastián Piñera.
El segundo ganó con 56,4% de los votos, y fue elegido presidente de Chile para
el periodo 2018-2022.
2. B (2014).
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LA ELECCIÓN DE 2017 Y EL FRACCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN CHILE
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La elección presidencial, que se celebró junto con la elección legislativa, se
dio en medio de un clima de relativa inquietud e incertidumbre. Como se relata en
la siguiente sección, una inusitada polarización ideológica y dos grandes escándalos
de corrupción generaron inquietud sobre cómo reaccionaría la ciudadanía en las
urnas. A su vez, la aplicación del nuevo conjunto de reglas electorales para elegir
a senadores y diputados provocó incertidumbre sobre cómo los votos se transfor-
marían en escaños.
Este artículo recuenta los hechos que se dieron alrededor de la elección
presidencial y legislativa de 2017 para explorar si hubo una transmutación im-
portante en el sistema de partidos. Para determinar aquello, no solo es importante
describir los principales eventos que sucedieron en la antesala de la elección, con
especial enfoque en la carrera presidencial, sino que, también, es crucial mirar
los resultados de la elección legislativa. Es de esperar que la elección presiden-
cial impacte en la elección legislativa3, y que ambas en conjunto impacten en el
sistema de partidos4.
El contexto de la elección presidencial es importante para entender las
estrategias de los partidos para enfrentar la elección legislativa. Por eso, este
artículo comienza allí. Un recuento descriptivo relativo a los candidatos presi-
denciales y sus bases de apoyo no solo es útil para entender por qué los partidos
se ordenaron tácticamente en la forma en que lo hicieron, sino que, además, para
entender cómo inuyeron para causar potenciales efectos de largo plazo. Es im-
posible entender el sistema de partidos sin las observar las dinámicas que se dan
en elecciones presidenciales5.
Lo que resta de este artículo se estructura de la siguiente forma. La segun-
da sección relata el contexto de la elección. La tercera presenta a los candidatos
presidenciales, sus principales bases de apoyo y describe cómo reaccionaron frente
a algunos de los puntos medulares. La cuarta analiza los resultados y destaca el
fraccionamiento en el sistema de partidos y el recambio en el Poder Legislativo. La
sección nal resume el escenario político resultante, y enfatiza en la adopción de
un modo de gobernar basado en negociaciones y pactos multilaterales.
3. J (1999).
4. N y C (1997).
5. S y T (2017).
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1. El contexto de la elección de 2017
Parte de la razón de la derrota del ocialismo tiene que ver con la creciente pola-
rización política que alcanzó su peak durante el cuatrienio de Michelle Bachelet
(2014-2018)6. La tendencia en esa dirección se acentuó con las revisiones constitu-
cionales propuestas por el gobierno. La profundidad y el simbolismo ideológico tras
las reformas los obligó a los chilenos a escoger entre apoyar la vía progresista del
cambio estructural, representado por Michelle Bachelet y su gobierno, y el camino
moderado de la responsabilidad scal, propuesto por Sebastián Piñera y la oposición7.
La fuerza con que Michelle Bachelet buscó aprobar las reformas fue funda-
mental para generar este clima. Luego de su instalación en 2014, el gobierno hizo
todo lo posible para empujar su agenda legislativa. De hecho, tuvo bastante éxito
solo en el primer año de gobierno, en el cual logró aprobar las reformas tributaria,
educacional y electoral8. Y a pesar de no poder cumplir con la todas sus promesas
de campaña, pudo avanzar bastante, como en la de una Nueva Constitución, que
en su etapa de diseño involucró a más de doscientas mil personas9.
Como respuesta a esta agenda reformista, la oposición intentó llevar el debate
hacia el coste económico. Sebastián Piñera y la coalición de derecha buscaron ad-
vertir que las reformas no solo eran caprichosas y estaban mal diseñadas, sino que,
además, implicaban costos inconmensurables10. El modus operandi de la ofensiva
se pudo observar con mayor claridad en los ataques a la reforma tributaria, donde
la oposición fue tajante en acusar al gobierno de Michelle Bachelet de dogmatismo
e improvisación.11
Por su parte, el ocialismo enfrentó serios problemas políticos para hacerle
frente a las críticas. A pesar de pasar tres grandes reformas estructurales en el co-
mienzo de su periodo, al poco andar se vio obligado a hacer grandes cambios en
el gabinete12. La salida de todo el círculo cercano a la Presidenta dentro de los dos
primeros años del mandato obligó al gobierno a pasar de una táctica proactiva a
6. Véanse A (2008); F et al. (2018); L (2000).
7. La Nación (2017).
8. A (2016).
9. N (2018).
10. G y S (2016).
11. El Mercurio (2017).
12. T (2017).
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LA ELECCIÓN DE 2017 Y EL FRACCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN CHILE
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una estrategia defensiva. Si bien la administración buscó pasar reformas hasta el
nal de su cuatrienio, su éxito fue limitado13.
Este y otros debates ideológicos y políticos que se dieron durante el cuatrienio
de Michelle Bachelet estuvieron marcados por dos grandes escándalos de corrupción.
Uno fue el caso Caval, en el que se vio envuelto el propio hijo de Michelle Bachelet
(Sebastián Dávalos), y el otro fue el caso SQM, en el cual se vieron involucrados
senadores y diputados de todos los partidos. Mientras que, primero, tuvo un efecto
sobre la popularidad de la Presidenta, el segundo tuvo un costo transversal sobre
la legitimidad de toda la clase política.
Poco tiempo después de darse a conocer los hechos relacionados al caso Caval
(en febrero de 2015), los índices de aprobación presidencial se desplomaron. En
agosto de 2016, la encuesta Adimark mostró a la gobernante en 15% de aprobación,
el índice más bajo para cualquier Mandatario desde el retorno de la democracia14.
A su vez, en marzo de 2017, la encuesta CEP mostró una caída similar para varios
de los líderes políticos tradicionales15. El castigo afectó a todos, desde los alcaldes
más desconocidos hasta los presidentes de partido menos inuyentes.
Este escenario tuvo un impacto signicativo sobre la nominación de candi-
datos16. Por ejemplo, varios senadores titulares no pudieron ir por la reelección por
estar inmiscuidos en procedimientos legales (como el senador Jaime Orpis). Algunos,
pudiendo optar por la reelección, decidieron no hacerlo por sus sendas caídas en
índices de aprobación (como el senador Patricio Walker). Otros, a pesar de haber
estado directamente involucrados en las irregularidades, decidieron repostular de
igual manera (como el senador Fulvio Rossi).
En la misma línea, es imposible ignorar el efecto que tuvo la anticipación del
debut del nuevo sistema electoral sobre algunas de las deniciones más importan-
tes17. Ante los nuevos incentivos institucionales, los partidos se vieron obligados a
rearticular sus estrategias políticas y redenir sus modos de afrontar la competencia.
El aumento en el número total de legisladores a elegirse, así como el incremento en
el número de escaños disponibles en cada uno de los distritos, obligó a los partidos
a cambiar sus tácticas.
13. F (2018).
14. Véase encuesta A (2016).
15. Véase encuesta C (2017).
16. B (2017).
17. Véase G y M (2015).
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Normalmente, la modicación a uno de los elementos más importantes de
la estructura electoral (magnitud de distrito) conlleva a un cambio en los modos
de coordinación entre los distintos partidos18. Pero más importante, la evidencia
sugiere que cambios en los sistemas electorales llevan a cambios en los sistemas
de partidos.19 Este es, al menos, el caso en Chile20. Todas las reformas electorales
han impactado tanto la coordinación de los partidos antes de la elección como el
sistema de partidos después de la elección.
La combinación entre el clima político polarizado, el escenario de baja po-
pularidad política y la inminente aplicación del nuevo sistema electoral, inevitable-
mente sugirió que habría una transmutación importante en el sistema de partidos.
Algunos pronosticaron que el sistema volvería a ser uno de tres tercios, similar al
existente previo al quiebre de la democracia en 1973, mientras que otros auguraron
que resultaría un nuevo ordenamiento multipartidario, sin grandes coaliciones o
partidos dominantes21.
Asimismo, se especuló sobre las características que tendría el nuevo Congreso
que, para algunos, estaría marcado por un recambio inédito. Esta idea no solo estuvo
relacionada a la potencial entrada de varios partidos nuevos a la competencia, sino,
también, a la noción de que el potencial castigo electoral sería notoriamente fuerte
para los partidos y candidatos tradicionales. Como se mencionó atrás, varios de los
legisladores titulares, tanto senadores como diputados, no buscarían la reelección
o, bien, se especulaba que los que si lo hacían sería con poco éxito22.
2. Candidatos presidenciales,
coaliciones y partidos políticos
Ocho candidatos presidenciales se inscribieron en el Servicio Electoral de Chile
(Servel) para competir en la elección de 2017. Los primeros en hacerlo fueron quienes
participaron, y ganaron, en las primarias presidenciales del 2 de julio del mismo
año (véase tabla 1). Las primarias, reguladas por la Ley electoral, proveyeron que
cada coalición pudiese presentar todos los candidatos que quisieran para denir a
18. R (1967).
19. C (1997).
20. N (2005).
21. C (2017).
22. B (2017).
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su representante común, con la salvedad de que los resultados fueran vinculantes,
y que el ganador quedara automáticamente inscrito.
Uno de ellos fue el expresidente Sebastián Piñera, que ganó las primarias de
la coalición de derecha (Chile Vamos), al vencer al senador Manuel José Ossandón
y al diputado Felipe Kast. La victoria le permitió inscribir su tercera candidatura
presidencial (su primera campaña fue en 2005, cuando perdió ante Michelle Bachelet,
y su segunda fue en 2009, cuando le ganó al entonces expresidente Eduardo Frei
Ruiz-Tagle). Al igual que en sus incursiones previas, se buscó presentar como el
candidato de la bonanza económica.
Beatriz Sánchez también inscribió su candidatura tras ganar en las primarias
de su coalición (Frente Amplio). Luego de una breve, pero intensa campaña, logró
derrotar a Alberto Mayol, para transformarse en la nominada ocial. Periodista
de profesión, buscó representar a los votantes que en elecciones anteriores habían
apoyado a los candidatos y partidos de la Concertación (entre 1989 y 2012) y Nueva
Mayoría (desde 2013). Aprovechando el desprestigio de la política tradicional, se
buscó presentar como una outsider independiente.
Tabla 1.
Resultados de las elecciones presidenciales primarias de 2017
Número de votos Porcentaje de votos
Chile Vamos
Sebastián Piñera 827.434 58,4
Manuel José Ossandón 372.215 26,2
Felipe Kast 218.489 15,4
Total* 1.418.138 100,0
Frente Amplio
Beatriz Sánchez 221.416 67,6
Alberto Mayol 106.300 32,4
Total* 327.716 100,0
Fuente: Servicio Electoral de Chile. * Solo suma el total de votos válidos; no suma votos nulos ni blancos.
Los otros seis candidatos se inscribieron directamente en el Servel. Algunos
lo hicieron tras ser apoyados por un partido político, mientras que otros lo hicie-
ron presentando las treinta mil rmas requeridas. Eduardo Artés siguió la primera
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ruta, inscribiendo su candidatura el 22 de julio, con el respaldo del partido Unión
Patriótica (UPA). Buscó representar el nicho de votantes de izquierda abandonados
por el Partido Comunista. Usando a Corea del Norte y Venezuela como modelos,
se buscó presentar como el único candidato genuinamente de izquierda23.
El cuarto en inscribirse fue Alejandro Guillier, el 4 de agosto. A pesar de ser
independiente, fue apoyado por la coalición de centroizquierda, La Fuerza de Mayoría.
Como sucesor de la presidenta Michelle Bachelet, buscó representar un proyecto
de continuidad con el gobierno saliente, pero con algunos visos de moderación.
Elegido senador para el periodo 2014-2022, se presentó como un socialdemócrata
a medio camino entre la Concertación y la Nueva Mayoría. Su coalición lo buscó
presentar como un candidato progresista responsable.
Su campaña llegó para mostrarse como un contraste a la campaña de Beatriz
Sánchez. Dado que ambos candidatos provenían del mundo de los medios de co-
municación e, incluso, trabajaron juntos en el pasado, la diferenciación implicaba
un trabajo estratégico mayor. En esa línea, el senador buscó mostrar su apoyo de
una coalición tradicional como una de sus principales ventajas frente a Beatriz
Sánchez, que, por su parte, era apoyada por una coalición nueva que contaba una
representación política signicativamente pequeña.
José Antonio Kast y Alejandro Navarro inscribieron sus candidaturas el
mismo día, el 18 de agosto. Mientras que el primero se registró luego de juntar las
rmas solicitadas por el Servel, el segundo lo hizo con el apoyo del partido PAIS.
Ambos representaron polos opuestos. José Antonio, como exmilitante de la Unión
Demócrata Independiente, buscó representar a un electorado de extrema derecha,
mientras que Alejandro, un exmilitante del Partido Socialista, buscó representar a
un electorado de extrema izquierda.
Carolina Goic inscribió su candidatura el 19 de agosto y Marco Enríquez-
Ominami el 20 de agosto. Carolina fue la cuarta candidata de la Democracia
Cristiana (DC) en competir en una elección presidencial desde 1990, pero la primera
en competir por fuera de una gran coalición desde 1970. A su vez, Marco fue por
su tercera aventura consecutiva, luego de perder en las primeras vueltas de 2009 y
2013. Ambos candidatos, apelaron al voto blando de la centroderecha y centroiz-
quierda, respectivamente.
En paralelo a los candidatos presidenciales, nueve coaliciones se inscribieron
para competir en la elección legislativa. Cada una de estas coaliciones, compuestas
23. B ().
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por múltiples partidos políticos, presentó una lista con candidatos a senador (en
siete circunscripciones) y diputado (en veintiocho distritos). Algunas coaliciones se
enfocaron en competir en algunas localidades más que otras. En total, 196 candi-
datos compitieron por veintitrés escaños disponibles en el Senado y 960 candidatos
compitieron por 155 escaños disponibles en la Cámara de Diputados.
La coalición que respaldó a Sebastián Piñera (Chile Vamos) estuvo compuesta
por cuatro partidos: la Unión Demócrata Independiente (UDI), Renovación Nacional
(RN), Evolución Política (Evopoli) y el Partido de Regionalistas Independientes
(PRI). Los dos primeros partidos son los fundadores de la alianza de derecha y han
competido juntos en todas las elecciones presidenciales y legislativas desde 1989. A
su vez, fue la primera de Evopoli y el PRI en la coalición. De hecho, fue la primera
de Evopoli en cualquier elección.
La coalición de Alejandro Guillier (La Fuerza de la Mayoría) enfrentó la
elección con menos partidos que en la anterior. Mientras que se mantuvieron jos
el Partidos Socialista (PS), el Partido Por la Democracia (PPD) y el Partido Radical
(PR), el Partido Comunista (PC) reemplazó a la Democracia Cristiana (DC) en
la alineación titular. Si bien el PC formó parte de la coalición para la elección de
2013, y presentó algunos candidatos al Congreso en esa ocasión, no tuvo mucha
incidencia en las decisiones estratégicas.
A su vez, la DC presentó su propia alternativa (llamada Convergencia
Democrática) para respaldar a Carolian Goic y la larga lista de candidatos a senador
y diputado. La DC fue acompañada en la coalición por dos partidos pequeños, el
MAS y la Izquierda Ciudadana (IC). La decisión de abandonar la coalición en que
participaron desde 1989 se debió a una serie de disputas con el PC por espacios
de poder y lineamientos ideológicos. La entrada del PC a la coalición implicó una
caída en la capacidad del partido de ejercer poder dentro de la coalición.
Pero la decisión de la DC, de abandonar la coalición, también se debió a
que algunos académicos ligados al partido encontraron que bajo el nuevo sistema
electoral (proporcional) el partido tendría menos probabilidades de sufrir una de-
rrota que bajo el anterior (binominal)24. Argumentaron que la caída en la barrera
de entrada y su lista nacional los favorecería en la traducción de votos en escaños.
Otros académicos, mediante simulaciones electorales, encontraron que si el partido
abandonaba la coalición sufriría su peor derrota histórica25.
24. M M ().
25. B (); M ().
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La conglomeración de partidos que apoyó a Beatriz Sánchez (Frente Amplio)
estuvo compuesta por seis partidos, encabezados por Revolución Democrática (RD),
el Partido Humanista (PH) y el Partido Liberal (PL). Esos tres partidos contaban
con los únicos diputados titulares de la coalición: Giorgio Jackson, Gabriel Boric y
Vlado Mirosevic, respectivamente. Es importante notar que además de estos par-
tidos, hubo una serie de otros movimientos que también participaron apoyando a
Beatriz en la carrera presidencial y presentaron candidatos a la elección legislativa.
Por su parte, los candidatos presidenciales Marco Enríquez-Ominami y
Alejandro Navarro fueron endosados por la misma coalición (Por Todo Chile). Si
bien compitieron de forma independiente en la elección presidencial, colaboraron
en confeccionar la lista legislativa. A su vez, Eduardo Artés fue apoyado por su
propia coalición (Unión Patriótica). Además, hubo otras tres listas legislativas
que levantaron candidatos a senador y diputado, pero que no apoyaron a ningún
candidato presidencial en particular: la Coalición Regionalista Verde, Sumemos y
el Partido de Trabajadores Revolucionarios.
3. La campaña electoral,
las estrategias y los debates
La campaña electoral comenzó noventa días antes de la elección presidencial. Un
tema recurrente fue las evaluaciones y juicios al gobierno saliente. Al igual que los
votantes, los candidatos se dividieron. Mientras que los dos de derecha coincidieron
en el rechazo a la continuidad, los seis candidatos de izquierda se dividieron. Marco
Enríquez-Ominami, Carolina Goic, Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez plantearon
la necesidad de una continuidad moderada, mientras que Eduardo Artés y Alejandro
Navarro postularon la urgencia de una profundización radical.
Otro tema recurrente a lo largo de la campaña giró en torno a los escándalos
de corrupción. Para los candidatos endosados por los partidos tradicionales fue
una cuestión particularmente sensible. Por un lado, se vieron obligados a condenar
las irregularidades, pero, por otro, tuvieron que ser cuidadosos de no ser víctimas
colaterales de sus propias críticas. Algunos candidatos, incluso, tuvieron que en-
frentar interpelaciones directas, como fue el caso de Marco Enríquez-Ominami,
que en el transcurso de la campaña fue involucrado en las irregularidades por la
Fiscalía Nacional26.
26. La Tercera ().
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Un tercer tema giró en torno a los potenciales efectos de la reforma electoral.
A pesar de no inuir directamente en el debate ideológico, formó parte importante
de la conversación política. La proliferación de alternativas obligó a los candidatos
a modicar sus estrategias. Esto fue notoriamente diferente a elecciones anteriores,
que se disputaban entre dos bandos. El simple hecho de tener ocho candidatos pre-
sidenciales y nueve listas legislativas inuyó tanto en la relación entre candidatos
como en el modo de interacción entre candidatos y votantes.
En referencia al rol Bachelet en la elección, es importante volver a destacar
que en términos ideológicos solo dos de los seis candidatos se identicaron con la
derecha mientras que el resto lo hizo con el centro o la izquierda. Esta distribución
les daba una ventaja importante a los candidatos de derecha, que en caso de pasar
alguno de ellos a segunda vuelta, tendrían una base electoral más cohesionada. Esta
heurística electoral fue funcional para que Sebastián Piñera y José Antonio Kast
diseñaran campañas implícitamente complementarias.
Por su parte, Sebastián Piñera apuntó sus críticas al costo económico de las
reformas. Según el ex Presidente, los problemas tras el diseño y la implementación
de los cambios estructurales no eran casos aislados, sino que eran frecuentes y
característicos del modo de gobernar de la coalición de gobierno. Un ejemplo re-
currente usado por el candidato de Chile Vamos fue la redundancia y futilidad del
proceso de reforma constitucional. Según él, la presidenta Michelle Bachelet ocupó
demasiado tiempo y recursos en una causa perdida.
En contraste, José A. Kast dirigió sus críticas al legado social y cultural de
Michelle Bachelet. Buscó rechazar la agenda valórica del gobierno, por medio de
críticas a iniciativas relacionadas al aborto y el matrimonio homosexual. A dife-
rencia del enfoque liberal y económico de la campaña de Sebastián Piñera, José
Antonio Kast buscó proponer un modelo más tradicional y conservador. En este
sentido, ambos hicieron campañas complementarias. Mientras que uno atacó las
externalidades económicas, el otro criticó las externalidades valóricas.
Eduardo Artés y Alejandro Navarro también plantearon posturas críticas,
pero en una dirección contraria. Ambos sostuvieron que, si bien las reformas de
Michelle Bachelet iban en la dirección correcta, eran insucientes. Esto fue parti-
cularmente cierto en el caso de Eduardo Artés, que en más de una ocasión trató al
gobierno de neoliberal. En cualquier caso, ambos candidatos propusieron darle un
giro a la izquierda importante al país. Para ellos, el gobierno, a pesar de ser el más
progresista desde el retorno de la democracia, no hizo todo lo que pudo haber hecho.
Beatriz Sánchez también presentó una visión crítica al gobierno, pero buscó
matizarlo un poco más, reconociendo que el gobierno había avanzado bastante en
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temas de equidad social. Sin embargo, considerando que el objetivo principal del
Frente Amplio es reemplazar a la centroizquierda, y no renovarla, tuvo que tomar
posturas más moderadas para no alienar a los votantes. Por esta misma razón
tuvo que proponer un programa económico menos radical de lo que hubiese sido
consistente con la ideología de su coalición.
Marco Enríquez-Ominami siguió en una línea similar, pero con menos fuerza,
pues no contaba con suciente capital político para generar masa crítica de apoyo
a sus propuestas. Su involucramiento en el caso de SQM le jugó en contra. Al ser
asociado con escándalos de corrupción, muchos de sus potenciales votantes migraron
hacia la candidatura de Alejandro Guillier o de Beatriz Sánchez, que eran ideoló-
gicamente anes, pero sin los ancos judiciales. Su incapacidad de hacer críticas a
las irregularidades sindicadas por la Fiscalía Nacional le jugaron en contra.
Por su parte, el candidato ocial de la continuidad, Alejandro Guillier, buscó
defender la obra de Michelle Bachelet, pero con mayor templanza. Rara vez sugirió
ahondar en las reformas. Más bien, prerió usar un tono conciliador, que lograra
comunicar su aprobación a la buena intención de las revisiones estructurales, pero
aceptar que también había espacio para mejorar. Su modelo de campaña fue similar
al de la otrora Concertación, pero con un tinte progresista marcado por la reciente
incorporación denitiva del Partido Comunista a la coalición.
En comparación al resto de las candidaturas, la de Carolina Goic fue la más
moderada. Precisamente porque el objetivo de la DC era apuntar a un público más
moderado y de centroderecha, su plataforma de campaña se basó en críticas a la
gestión del gobierno. Su principal crítica fue que, si bien la administración había
comenzado bien, nalmente había sido cooptado por fuerzas de izquierda. A su
vez, trató de reivindicar el papel de un partido capaz de articular política desde el
centro, de acorde con los valores tradicionales de los chilenos.
En forma paralela al debate ideológico, las coaliciones y los partidos entraron
en importantes conversaciones internas en anticipación de lo que podrían pasar
en la transformación de votos en escaños, que por primera vez sería regulado por
el nuevo sistema electoral27. Tuvieron que lidiar con la sensación generalizada de
que habría una fragmentación en el sistema de partidos. Eso implicaba que, por un
lado, nacería una serie de partidos políticos nuevos y que, por otro lado, morirían
algunos de los acuerdos partidarios vigentes.
27. T V ().
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Uno de los factores que se mencionó como factor explicativo fundamental
de la potencial fragmentación, fue el aumento en el número de escaños disponibles
por cada unidad electoral. Al pasar del binominal al proporcional se pasaba de un
sistema que repartía dos escaños en todas las unidades electorales a un sistema que
repartía entre tres y ocho escaños dependiendo de la población. Es efecto, mientras
que en 1989-2013 era necesario alcanzar un 33% para asegurar un escaño, en 2017
no sería necesario alcanzar más de 25% para asegurar lo mismo.
Para agrupaciones políticas menores esto implicaba una gran oportunidad para
constituirse como partido. Varios de los movimientos que en elecciones anteriores
anticipaban perder en todas las circunscripciones antes las grandes coaliciones, al
no poder alcanzar los umbrales mínimos, ahora tenían la esperanza de hacerlo. Fue
el caso de algunos partidos como Revolución Democrática por la izquierda y de
Evolución Política por la derecha. Tan pronto como se anunciaron las nuevas reglas
electorales se transformaron en partidos, y al poco andar en máquinas electorales.
Esto inuyó sobre la elección al fragmentar y pluralizar un debate que tra-
dicionalmente se daba entre dos bandos. El caso de Revolución Democrática es
ejemplar. Al bajar las barreras de entrada, aumentaron sus incentivos para competir
en todas las circunscripciones y distritos. Y, al mismo tiempo, al llevar una lista
legislativa, aumentaron sus incentivos para inscribir a una candidata presidencial
propia. Al estar en ambas elecciones, aumentó su participación en el debate político
nacional y, con eso, su inuencia en el ámbito nacional.
Ahora bien, tal como se generaron incentivos para que nacieran partidos
políticos nuevos, también se generaron para que murieran más de alguno de los
vigentes. En esta línea, un caso emblemático fue el de la Democracia Cristiana. No
dejó indiferente a nadie cuando el partido que apoyó a Carolina Goic anunció que
perseguiría una opción electoral propia. Como se mencionó más atrás, si bien su
denición obedeció fundamentalmente a razones ideológicas, solo se volvió política
y electoralmente viable tras la reforma.
La difícil relación de la DC con el resto de los partidos de la coalición de
centroizquierda sirvió como antecedente para contextualizar la salida, pero fueron
los incentivos de las nuevas reglas electorales las que la justicaron estratégicamente.
Si bien siempre hubo un debate sobre un potencial éxodo de la coalición, es casi
seguro que bajo el binominal el partido habría sufrido una gran derrota electoral.
En cambio, el proporcional moderado ofrecía mejores garantías para que varios
de los titulares consiguieran la reelección.
La salida de la DC, y su constitución como una nueva alternativa política,
generó tensión en el sector de centroizquierda por la duración de la campaña. Una
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razón de aquello fue porque al buscar la opción propia se convertían en oposición
a un gobierno del cual aún formaban parte. La DC tuvo ministros en el gabinete de
Michelle Bachelet hasta el último día. Pero también generó tensiones porque tuvo
que rivalizar con La Fuerza de la Mayoría en el ámbito nacional en las elecciones
legislativas. Partidos que fueron aliados por décadas de pronto se convirtieron en
rivales.
La gura 1 muestra las encuestas de intención de voto presidencial para los
cuatro candidatos más populares, desde agosto de 2016 hasta noviembre de 2017.
La tendencia sugiere que Sebastián Piñera siempre estuvo liderando la carrera, pero
nunca con más de la mayoría absoluta de las preferencias. También muestra que
Alejandro Guillier fue su principal rival, hasta la repentina aparición de Beatriz
Sánchez en la carrera. A partir de abril de 2017 las encuestas mostraron que, si
bien Sebastián Piñera pasaría sin problemas a una segunda vuelta, no era claro si
sería junto a Alejandro Guillier o Beatriz Sánchez.
Figura 1.
Encuestas de opinión pública
Fuente: Adimark; Cadem; CEP; Criteria Research; Mori-CERC.
Nota: Línea representa mediana cruzada de todas las encuestas publicadas, por candidato.
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LA ELECCIÓN DE 2017 Y EL FRACCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN CHILE
218
4. Resultados de la elección
La primera vuelta de la elección presidencial se llevó a cabo el 17 de noviembre
de 201728. La gura 2 muestra los índices de participación electoral en las siete
elecciones presidenciales que se han celebrado desde el retorno de la democracia.
Muestra que desde entonces el índice de participación electoral ha caído 41 puntos,
de 87% en 1989 a 46% en 2017. Parte de la caída se debe a la reciente transición
del régimen de voto obligatorio a voto voluntario, que se implementó por primera
vez en la elección municipal de 201229.
Figura 2.
Participación electoral en elecciones presidenciales, 1989-2017
Fuente: Servicio Electoral de Chile.
La tabla 2 muestra los resultados de la primera vuelta. Muestra que Sebastián
Piñera fue el candidato más votado, con 36,6% de los votos. También muestra
28. El mismo día se llevaron a cabo las elecciones legislativas y de consejeros regionales (Cores).
En esta elección se presentaron 1 382 candidatos para ocupar 278 escaños. Las elecciones se
realizaron en el ámbito de circunscripción provincial usando un sistema proporcional.
29. Véanse B y R (2014); C et al. (2016).
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que el segundo lugar fue para Alejandro Guillier, y que el tercero fue para Beatriz
Sánchez. Por una diferencia de un poco más de cien mil votos, el senador logró
pasar a la segunda un mes después. El cuarto lugar fue para José Antonio Kast,
quien dejó a Carolina Goic en el quinto lugar y a Marco Enríquez-Ominami en
el sexto. Ni Edaurdo Artés ni Alejandro Navarro lograron superar el uno por
ciento de los votos.
Lo relevante del resultado de la primera vuelta es que la suma de votos entre
los dos candidatos de derecha fue menor a la mayoría absoluta de los votos. Es
decir, la suma de los votos de los candidatos de izquierda fue mayor al cincuenta
por ciento más uno. Teóricamente, una coordinación de los candidatos de centro e
izquierda le hubiera dado la victoria a Alejandro Guillier. Por eso, el gran desafío
del senador en la antesala de la segunda vuelta fue tratar de cohesionar a todas las
fuerzas progresistas.
Los resultados de la segunda vuelta muestran que no fue posible. Sebastián
Piñera logró derrotar a Alejandro Guillier por 54,6% a 45,4%. Un análisis más no
de los votos permite inferir que Sebastián Piñera no solo logró mantener sus votos y
recoger muchos de los de José Antonio Kast, y algunos de Carolina Goic, sino que,
además, captar la mayoría de los votos de las personas que no participaron en la
primera vuelta, pero sí lo hicieron en la segunda (casi cuatrocientas mil)30. En esta
línea, la incapacidad para articular un frente progresista cohesionado fue funcional
para darle la victoria a Sebastián Piñera.
Ganó el candidato con mayor capacidad de coordinación. Esto ya había
ocurrido en elecciones anteriores. En 2005, la derecha se dividió en dos grandes
candidaturas, pero su incapacidad para coordinarse le dio la victoria a Michelle
Bachelet en la segunda vuelta31. Asimismo, en 2009, la izquierda se dividió en tres
candidaturas, pero su incapacidad para coordinarse le dio la victoria a Sebastián
Piñera32. Tal como Joaquín Lavín le dio la victoria a Michelle Bachelet en 2005 y
30. La suma de votos por Sebastián Piñera y José Antonio Kast en la primera vuelta fue 2 940
429. Los votos por Sebastián en la segunda vuelta fueron 3 796 579. Es decir, logró captar 856
150 votos adicionales entre la primera y segunda vuelta. Dado que solo votaron de forma válida
360 152 votantes más en la segunda vuelta, es racional presumir que entraron votos nuevos entre
la primera y segunda vuelta que fueron mayoritariamente para Sebastián Piñera. Pero también
es racional presumir que muchos de los votantes que votaron por algunos de los seis candidatos
restantes en la primera vuelta, especícamente por la candidata ideológicamente más cercana a
la derecha (Carolina Goic), prerieron a Sebastián Piñera por sobre Alejandro Guillier.
31. A R (2006).
32. B (2010).
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LA ELECCIÓN DE 2017 Y EL FRACCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN CHILE
220
Marco Enríquez-Ominami le dio la victoria a Sebastián Piñera en 2009, Beatriz
Sánchez le dio la victoria a Sebastián Piñera en 2017.
La descoordinación de los partidos de centroizquierda fue el factor deter-
minante en la denición de la segunda vuelta de 2017. La división de la izquierda
en seis candidaturas le permitió a Sebastián Piñera ganar en segunda vuelta. Entre
todas ellas, la participación de Beatriz Sánchez fue la más perjudicial para Alejandro
Guillier. A pesar de sumar alrededor del 42% de los votos entre ambos en primera
vuelta, la animosidad del periodo de campaña dividió a los votantes de tal manera
que fue imposible volver a unicarlos para votar en contra de Sebastián Piñera en
la segunda vuelta.
Tabla 2.
Resultados de la elección presidencial 2017
Primera vuelta Segunda vuelta
Número
de votos
Porcentaje
de votos
Número
de votos
Porcentaje de
votos
Sebastián Piñera 2.417.216 36.6 3.796.579 54.6
Alejandro Guillier 1.497.116 22.7 3.159.902 45.4
Beatriz Sánchez 1.336.824 20.3
José Antonio Kast 523.213 7.9
Carolina Goic 387.780 5.9
Marco Enríquez-O. 376.471 5.7
Eduardo Artés 33.690 0.5
Alejandro Navarro 24.019 0.4
Total* 6.596.329 100.0 6.956.481 100.0
Fuente: Servicio Electoral de Chile. * Solo suma el total de votos válidos; no suma votos nulos ni blancos.
La tabla 3 muestra los resultados de la elección de senadores de 2017. Muestra
una correspondencia entre los dos candidatos presidenciales que pasaron a segunda
vuelta y la votación de los senadores de sus respectivas coaliciones. Los candidatos
recibieron más o menos los mismos votos que sus listas legislativas. Sin embargo,
ambas listas también recibieron un mayor porcentaje de escaños que de votos. Por
su parte, Beatriz Sánchez obtuvo el doble de votos que su lista de candidatos sena-
toriales y Carolina Goic obtuvo la mitad de los votos que la suya.
Considerando que se renovó la mitad del Senado, los doce senadores de
Chile Vamos se sumaron a los siete que venían del periodo anterior, para sumar
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diecinueve, y convertirse en la primera fuerza del Poder Legislativo para el periodo
2018-2022. Los siete senadores de La Fuerza de La Mayoría se sumaron a los ocho
que venían del periodo anterior, para sumar quince. Los tres escaños conseguidos
por Convergencia Democrática le permitieron convertirse en la tercera fuerza. Por
su parte, el senador elegido del Frente Amplio se suma a dos senadores indepen-
dientes elegidos en 2013.
Tabla 3.
Resultados de la elección de senadores 2017
Número de
votos
Porcentaje de
votos
Número de
escaños
Porcentaje de
escaños
Chile Vamos 628.320 37,7 12 52,2
La Fuerza de la Mayoría 380.203 22,8 7 30,4
Frente Amplio 184.333 11,1 1 4,3
Convergencia Democrática 238.644 14,3 3 13,1
Por Todo Chile 22.929 1,4 0 0
Coalición Regionalista Verde 2.916 0,2 0 0
Otros*208.998 12,5 0 0
Total** 1.666.343 100.0 23 100.0
Fuente: Servicio Electoral de Chile. * Incluye independientes y otras coaliciones**. Solo suma el total de votos
válidos; no suma votos nulos ni blancos.
La tabla 4 muestra los resultados de la elección de diputados de 2017. Muestra
un patrón similar al de la elección senatorial, al haber una correspondencia entre la
votación de los dos principales candidatos. La votación de Chile Vamos se asimila
a la proporción de votos recibido por Sebastián Piñera, y la votación de La Fuerza
de la Mayoría se asimila a la votación de Alejandro Guillier. Y al igual que en la
elección senatorial, estas dos listas fueron las únicas beneciadas en la traducción de
votos a escaños, recibiendo más escaños de lo que les correspondería en un sistema
perfectamente proporcional.
Los resultados también muestran una correspondencia con la elección sena-
torial, en la cual la lista legislativa del Frente Amplio obtuvo menos votos que su
candidata presidencial y que la lista legislativa de Convergencia Democrática obtuvo
más votos que la suya. La obtención de más de 10% de los votos para cada una
de estas dos terceras fuerzas es un hecho histórico inédito. En todas las elecciones
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LA ELECCIÓN DE 2017 Y EL FRACCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN CHILE
222
anteriores las dos grandes coaliciones se llevaban más del noventa por ciento de
los votos y escaños en las elecciones de diputados.
Tabla 4.
Resultados de la elección de diputados 2017
Número de
votos
Porcentaje de
votos
Número de
escaños
Porcentaje de
escaños
Chile Vamos 2.318.719 38,7 72 46,5
La Fuerza de la Mayoría 1.442.196 24,1 43 27,7
Frente Amplio 989.353 16,5 20 12,9
Convergencia Democrática 640.612 10,6 14 9,0
Por Todo Chile 235.576 3,9 1 0,6
Coalición Regionalista Verde 115.323 1,9 4 2,6
Otros*255.471 4,3 1 0,7
Total** 5.997.250 100,0 155 100,0
Fuente: Servicio Electoral de Chile. * Incluye independientes y otras coaliciones**. Solo suma el total de votos
válidos; no suma votos nulos ni blancos.
5. Análisis de los resultados
Lo más relevante de los resultados de la elección presidencial es la importante
votación de la candidata de la tercera fuerza, que logró distorsionar el resultado
nal de la elección. Su votación es testimonio de que no solo hay dos coaliciones
dominantes, sino que al menos tres. Si bien la presentación de Beatriz Sánchez en
2017 se parece en alguna medida a la de Marco Enríquez-Ominami en 2009, hay
una gran diferencia: el rol de las listas legislativas. La de Beatriz Sánchez obtuvo en
su primera elección más de veinte veces lo que obtuvo la lista de Marco Enríquez-
Ominami en la suya.
En esa línea, los resultados de las elecciones legislativas muestran un fuerte
quiebre en el ordenamiento del sistema de partidos. La entrada de una tercera y
cuarta fuerza al Poder Legislativo cambia la composición del Congreso, y como
tal la naturaleza de las relaciones entre los partidos, al igual que la relación entre
el gobierno y la oposición. La distribución de poder dicotómica que caracterizó el
sistema de partidos desde 1990 se acabó en 2018. La entrada de las nuevas fuerzas
es evidencia del quiebre.
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Este fraccionamiento se puede observar en el aumento en el número de parti-
dos que compite en elecciones y que obtiene representación legislativa. La gura 3
muestra la evolución del número efectivo de partidos electorales (NEPE) y legislativos
(NEPL), de acuerdo con el índice de Markuu Laakso y Rein Taagepera33. Muestra
que en la elección de 2017 el NEPE y el NEPL llegaron en su punto más alto desde
1949. Muestra que por primera vez en más de medio siglo hay más de diez partidos
relevantes compitiendo en elecciones, y más de siete representados en el Congreso.
Figura 3.
Número efectivo de partidos, 1925-2018
Fuente: Servicio Electoral de Chile.
Nota: No hubo elecciones entre 1973 y 1989.
El fraccionamiento del sistema de partidos es claramente visible en los re-
sultados de la elección de diputados, donde cuatro grandes coaliciones obtuvieron
más del 10% de los votos. También es visible en el alto porcentaje de escaños que
cada una de esas coaliciones obtuvo. Los resultados no solo muestran un quiebre
con los patrones, sino, además, con la tendencia histórica. El fraccionamiento del
sistema de partidos, que se da a partir de la elección de 2017, es incluso superior al
que hubo en los años previos al quiebre de la democracia en 197334.
Un dato importante que ayuda a caracterizar este quiebre está en los índices
de reelección, que en este caso sugieren que junto con la modicación en la estruc-
tura del sistema de partidos hay una renovación signicativa en la composición de
33. L y T (1979).
34. Véase V (1978).
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LA ELECCIÓN DE 2017 Y EL FRACCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN CHILE
224
los legisladores. Los datos sugieren que la elección de 2017 no solo fue la instancia
en que menos senadores y diputados buscaron ser reelectos, sino que también la
instancia en que menos de ellos la consiguieron. En otras palabras, fue la elección
de mayor recambio legislativo desde el retorno de la democracia.
La tabla 5 muestra las tasas de reelección en el Senado desde 1989. Como se
adelanta más atrás, muestra que, en comparación con todas las elecciones anteriores,
la de 2017 fue la instancia en la que menos senadores buscaron la reelección (junto
con 1997 y 2013) y en que menos senadores la consiguieron (junto con 2013).
Presumiblemente, esto está relacionado con los escándalos de corrupción, pues
aquello explicaría porqué varios de los titulares no fueron a la reelección (como
Jaime Orpis), y porque varios de los que fueron, perdieron (como Fulvio Rossi).
Tabla 5.
Reelección en el Senado, 1993-2017
Año Senadores que
buscaron la reelección
Senadores que
consiguieron la reelección
Total de
escaños
Número Porcentaje Número Porcentaje Número
1993 15 83,3 9 60,0 18
1997 10 50,0 7 70,0 20
2001 11 61,1 9 81,8 18
2005 12 60,0 7 58,3 20
2009 11 61,1 7 63,6 18
2013 10 50,0 6 60,0 20
2017 10 43,4 6 60;0 23
Total 79 58,4 51 64,8 137
Fuente: Servicio Electoral de Chile.
La tabla 6 muestra las tasas de reelección en la Cámara de Diputados. En
términos comparativos, la elección de 2017 no solo fue la elección con la menor
cantidad de diputados a la reelección (66,6%), sino que, también, fue la elección
con la menor cantidad de diputados reelectos (76,2%). Tomando en cuenta los da-
tos de reelección para el Senado, estas cifran posicionan a la elección legislativa de
2017 como instancia en que han entrado más legisladores (senadores y diputados)
novatos desde el retorno de la democracia.
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Tabla 6.
Reelección en la Cámara de Diputados, 1993-2017
Año Diputados que
buscaron la reelección
Diputados que
consiguieron la reelección
Total de
escaños
Número Porcentaje Número Porcentaje Número
1993 87 72,5 70 80,5 120
1997 86 71,6 73 84;9 120
2001 92 76,6 72 78,3 120
2005 92 76,6 77 83,7 120
2009 91 75,8 74 81,3 120
2013 91 75,8 77 84,6 120
2017 80 66,6 61 76,2 155
Total 619 73,6 504 81,3 875
Fuente: Servicio Electoral de Chile.
6. Escenario político resultante
La elección presidencial y legislativa de 2017 es relevante en dos maneras. Primero,
porque marca un cambio en la dirección política del país. El retorno de Sebastián
Piñera al poder prueba que el modelo progresista de izquierda por Michelle
Bachelet no fue bien recibido por la mayoría de los chilenos. Al constituirse como
un referéndum en cuanto a la administración de la Presidenta, la elección se puede
interpretar como una donde los chilenos privilegiaron la bonanza económica por
sobre la reforma estructural.
La elección también es relevante porque marcó el inicio de un nuevo sistema
de partidos. El ordenamiento sobre la base de dos grandes coaliciones fue reem-
plazado por uno de tres o cuatro coaliciones diferentes. Esto tiene algunos efectos
notorios. A diferencia del ordenamiento anterior, donde el gobierno de turno tomaba
las decisiones de forma unilateral, el nuevo ordenamiento obliga a involucrar a la
oposición. A pesar de ser un sistema más fraccionado, es uno más uido también.
Cabe destacar que la legislatura que debutó en el periodo 2018-2022 es la
con más miembros debutantes desde el retorno de la democracia35. Esto es eviden-
cia adicional de que el sistema cambió. Los partidos antiguos perdieron escaños
35. Véanse B y N (2015).
BUNKER
LA ELECCIÓN DE 2017 Y EL FRACCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS EN CHILE
226
a costa de los nuevos. Mientras que la renovación de poder en la izquierda se dio
en un espacio de reemplazo (RD como suplemento del PS), en la derecha se dio en
uno de renovación (Evopoli como complemento de la UDI).
Una pregunta relevante que nace de lo anterior es cómo este nuevo escenario
afecta la gobernabilidad. Algunos han sostenido que fragmentaciones en el sistema
de partidos naturalmente conducen a menor capacidad de gobernabilidad y, a veces,
a crisis, como en Chile en el periodo pre 197336. La lógica es que jefes de gobierno
con apoyo minoritario en presidencialismo tienen problemas estructurales para
legislar37. Sin embargo, hay quienes encuentran lo contrario38, pues sugieren que la
fragmentación puede conducir a más oportunidades de negociación.
De hecho, hay varios elementos en el nuevo contexto multipartidista de
Chile que sugieren que la segunda línea es más aplicable, a partir de 2018. Pues,
hay razones para creer que el gobierno elegido para el periodo 2018-2022 tiene
menos posibilidades de estancarse legislativamente que los anteriores. Si el bloque
tradicional de centroizquierda no quiere cooperar con Sebastián Piñera, el Presidente
puede optar por negociar con el nuevo bloque de centroizquierda o, incluso, con la
reducida, pero disciplinada bancada de la Democracia Cristiana.
Los primeros pasos del gobierno debutante en 2018 sugieren aquello. Al no
tener los votos para legislar unilateralmente, optó por un método basado en ne-
gociaciones y pactos multilaterales. En vez de arriesgar caer en parálisis legislativa
por no tener el apoyo suciente, buscó construir puentes con partidos de todos los
colores políticos. Sin estar ideológicamente alineado, buscó abrir líneas de conver-
saciones abiertas y simultáneas con todos los partidos.
Esto fue lo que ocurrió, por ejemplo, con la conformación de las mesas de
trabajo de Seguridad, Infancia, Araucanía, Salud y Desarrollo, a las cuales asistieron
desde conocidos exministros a políticos emergentes de izquierda
39
. Todo indica que
el nuevo modelo a seguir es el ecuatoriano, de coaliciones fantasmas, donde distintos
proyectos de ley se diseñan, negocian y aprueban con el apoyo de distintos sectores
40
.
Al contrario de lo que se ha sostenido en el pasado, mayor fragmentación implica
mayor exibilidad, y en algunos casos, incluso, mayor gobernabilidad.
36. V (1978).
37. L (1990).
38. C (2007).
39. La Tercera (2018).
40. Véase M A (2006).
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BUNKER
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