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Revista Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo | CONDET
La teoría del ciclo de vida de los destinos turísticos: el caso de Tandil.
Valeria Alejandra Diez Año XX Vol. 18 Nº1 pp. 1-26.
1
CONICET
Centro de Estudios en Administración
Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires
ContaCto
*0000-0002-2371-6269
diez.valeria@econ.unicen.edu.ar
Cita recomendada (APA 6ta ed.)
Diez, V.A. (2020). La teoría del ciclo de vida
de los destinos turísticos: el caso
de Tandil. Realidad, Tendencias y
Desafíos en Turismo, 18 (1), 1-26.
Recibido: 08/11/2019.
Aceptado: 27/03/2020.
LA TEORÍA DEL CICLO DE VIDA
DE LOS DESTINOS TURÍSTICOS: EL CASO DE TANDIL
Valeria Alejandra Diez*
R E S U M E N
El artículo analiza la evolución histórica y la situación
actual del turismo en Tandil, Argentina tomando
como referencia a la Teoría de los Ciclos de Vida de
los Destinos Turísticos. Los resultados muestran que la
ciudad ha seguido a grandes rasgos el comportamiento
sigmoideo descripto por Butler (1980), habiendo
sido sus fases establecidas de la siguiente manera:
exploración (1919-1943), involucramiento (1944-1981),
desarrollo (1982-actualidad).
PALABRAS CLAVE
ciclo de vida de destinos turísticos - evolución de
destinos turísticos - talc.
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Revista Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo | CONDET
Año XX Volumen 18 Nº1/ Ene-Jun de 2020
ISSN 01850-4787; e-ISSN 2545-6199 | http://www.condet.edu.ar
A B S T R A C T
The article analyzes the historical evolution and
the current situation of tourism in Tandil, Argentina
taking as a reference the Theory of Life Cycles of
Tourist Destinations. The results show that the city has
broadly followed the sigmoid behavior described by
Butler (1980). Its phases were established as follows:
exploration (1919-1943), involvement (1944-1981),
development (1982-present).
KEYWORDS
tandil - tourist destinations life cycle - tourist
destinations evolution - talc.
THE LIFE CYCLE THEORY OF TOURIST DESTINATIONS:
THE CASE OF TANDIL
Valeria Alejandra Diez*
CONICET
Center for Management Studies
School of Economics
National University of the
Center of Buenos Aires Province
ContaCt
*0000-0002-2371-6269
diez.valeria@econ.unicen.edu.ar
Recommended citation style (APA 6ta ed.)
Diez, V.A. (2020). La teoría del ciclo de vida
de los destinos turísticos: el caso
de Tandil. Realidad, Tendencias y
Desafíos en Turismo, 18 (1), 1-26.
Received: 08/11/2019
Acepted: 27/03/2020
Revista Realidad, Tendencias y Desafíos en Turismo | CONDET
La teoría del ciclo de vida de los destinos turísticos: el caso de Tandil.
Valeria Alejandra Diez Año XX Vol. 18 Nº1 pp. 1-26.
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INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas el comportamiento del mercado turístico ha
experimentado fuertes cambios volviendo a los destinos especialmente
sensibles a la obsolescencia, por lo que las investigaciones vinculadas al
estudio del desarrollo evolutivo de los mismos se han vuelto fundamentales.
El Modelo de Ciclos de Vida de los Destinos Turísticos (MCVDT) y sus variantes
son actualmente la herramienta más utilizada para estudiar la dinámica de la
actividad turística en un destino determinado (Valdés, Martínez y Nechar, 2017).
De esta manera, la realización del estudio se justifica en el hecho de que
Tandil ha fortalecido su posicionamiento como destino turístico al interior de
la provincia de Buenos Aires en las últimas décadas, y si bien es cierto que
existen investigaciones que indagan en la temática, se carecía de un marco
interpretativo sobre el cual estudiar el desarrollo turístico local desde una
perspectiva socio-histórica de largo plazo y desde los modelos teóricos propios
del campo disciplinar. Además de ello, el comprender la fase del ciclo de
vida actual en la que se encuentra la ciudad como destino turístico permite
mejorar el diseño de políticas y acciones al encontrar evidencias en la teoría
y en la experiencia de otros destinos que hayan atravesado las mismas fases,
aprendiendo de sus errores y aciertos para fomentar el desarrollo sostenible del
destino, mejorando de esta manera, las condiciones de vida de su población
residente.
OBJETIVOS
Esta investigación tiene como objetivos:
• Construir el CVDT de Tandil a través de las adaptaciones sugeridas al
MCVDT original (Butler, 1980) por Johnston (2001) Virgen Aguilar (2009),
Cáceres (2001), Álvarez Alonso (2004), Rodríguez González (2015) y López
Guevara (2011).
• Profundizar en la comprensión de los fenómenos que han incidido en el
desarrollo turístico local.
REVISIÓN DE LA LITERATURA
Los modelos del ciclo de vida
Según Butler (1980), los destinos turísticos tienen un ciclo de vida que se
mide por la variación en el flujo de llegadas de turistas. La evolución temporal
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de este flujo se muestra en la Figura 1, donde se pueden definir seis etapas.
En la primera fase del ciclo de vida, denominada de exploración, la oferta
turística, la información disponible acerca del destino y los accesos para llegar
al mismo son limitados. Los visitantes, por su parte, son escasos, generalmente
provienen de pueblos cercanos y pertenecen a la categoría de “alocéntricos”
de acuerdo a la teoría de Plog (1987).
Figura 1. El MCVDT según Butler (1980).
Fuente: traducción al español Butler (2011), p.16.
Poco a poco, un incipiente desarrollo de la actividad turística comienza
a manifestarse, lo que conlleva a la fase de involucramiento, en la cual los
residentes comienzan a ver el turismo como una posibilidad de desarrollo y
se atreven a apostar tímidamente a él. En esta etapa, la participación de los
residentes en la oferta turística aún es escasa, por lo que la misma continúa
siendo informal; sin embargo, existe una extensión de la distancia que recorren
los visitantes para llegar al destino.
Posteriormente, en la fase de desarrollo, tanto el gobierno local como
algunos agentes externos comienzan a invertir en el territorio, aumentando
así la oferta de servicios y con ello la afluencia turística hasta que el destino
logra posicionarse firmemente en la mente de los consumidores, llegando así a
la fase de consolidación. Durante la fase de desarrollo, el número de visitantes
aumenta rápidamente, y los turistas “alocéntricos” son reemplazados por los
“mediocéntricos” (Plog, 1987). Como consecuencia, hay mejoras cualitativas y
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cuantitativas de la oferta turística, así como un rápido aumento de las inversiones
en el destino, especialmente las relacionadas con la oferta de alojamiento y las
atracciones para visitar.
En la fase de consolidación, los turistas son en su mayoría “psicocéntricos”
(Plog, 1987); el turismo se convierte en una parte importante de la economía
local y ocupa un espacio importante en la administración política. Es habitual
que en esta fase se produzca una disminución en la tasa de crecimiento de los
visitantes, por lo que es frecuente la intervención de actores públicos y privados
asociados al sector mediante acciones de promoción y gestión capaces de
reducir la estacionalidad del fenómeno turístico y/o aumentar el número de
visitantes.
Debido a la dinámica fuertemente cambiante del mercado turístico, la
tasa de crecimiento de los turistas que visitan un determinado destino tarde
o temprano comienza a acercarse a cero, llegando así a la llamada fase de
estancamiento. Durante ésta, el número de visitantes alcanza su nivel máximo
y son muy pocos los que visitan el destino por primera vez, la tasa de ocupación
hotelera disminuye y se alcanzan o superan los límites de capacidad de carga
del destino (Butler, 1980). En otras palabras, el destino ya no está “de moda”
y puede haber una gran cantidad de ventas de bienes raíces.
En la fase de estancamiento, pueden ocurrir tres escenarios asociados a
tres fases posibles: fase de declive, de rejuvenecimiento o de meseta. En la
primera de ellas, la tasa de afluencia turística se vuelve negativa, en la segunda
se produce un reposicionamiento del destino que se traduce en un crecimiento
de las visitas o bien, se alcanza un escenario de estabilidad, donde la tasa
turística permanece constante alcanzando la fase de meseta. Hasta ahora, las
evidencias apuntan a que los destinos que han sido capaces de sostenerse en
la fase de meseta suelen poseer recursos patrimoniales únicos, tales como el
caso del Parque Nacional Iguazú o el Parque Nacional Perito Moreno para el
caso de la Argentina.
Si el destino ingresa en fase de declive, el número de turistas que lo visitan
cae junto con la oferta turística y los procesos de fuga de capitales iniciados en
la fase de estancamiento, se aceleran. Asimismo, la infraestructura turística que
permanece en el destino generalmente se erosiona debido a la superación de
la capacidad de carga debiendo ser reparada o reemplazada. Por el contrario, si
el destino es capaz de reposicionar su producto en el mercado turístico, puede
producirse un rejuvenecimiento de su ciclo de vida (Butler, 1980).
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Utilidad y discusión sobre el MCVDT
Si bien los trabajos referenciados aquí suponen una pequeña muestra de la
inmensa literatura que existe acerca del Ciclo de Vida de los Destinos Turísticos,
éstos fueron seleccionados por tratarse de autores claves que, al analizarse de
forma conjunta, permiten comprender la evolución del concepto atendiendo
los debates y proposiciones teóricas que ha generado.
A pesar de las controversias, en cuarenta años, desde que fuera propuesto al
día de hoy, los lineamientos medulares del MCVDT no han podido ser refutados.
Por lo tanto, lejos de perder su validez, se impone cada vez más como la forma
más referenciada de estudiar la evolución de los destinos turísticos (Valdés et.
al, 2017).
La importancia práctica de los estudios de ciclo de vida de destinos turísticos
surge de la necesidad de conocer la fase que está atravesando un destino para
poder intervenirlo de forma eficaz (Rodríguez Jiménez, 2016; Berry, 2006). Así,
en las primeras etapas del ciclo de vida, las políticas públicas deben apuntar
a publicitar el destino y su puesta en valor. Posteriormente, en las fases de
madurez, las estrategias deberían tender a proteger, sanear o aumentar la
oferta de atractivos, reordenar los usos del suelo, así como su accesibilidad o
reposicionar el destino en el mercado turístico (López Guevara, 2011).
La intervención oportuna de los agentes públicos también es esencial
para evitar que el desarrollo turístico exceda la capacidad de carga del
destino ya que, de lo contrario, se pueden producir impactos ambientales y
socioeconómicos lo suficientemente importantes como para llevar al destino
hacia su fase de declive (Butler, 1980).
Con respecto a la discusión del modelo, Hovinen (1981) fue uno de los
primeros autores en colaborar en el debate. Luego de analizar el caso del
Condado de Lancaster en Estados Unidos, el autor llegó a la conclusión de que
coexistían elementos de las fases de consolidación, declive y rejuvenecimiento.
Siendo que era posible que esta misma situación se replicara en otros
destinos, afirmó que el término “madurez” es más apropiado para referirse
a las etapas sucesivas de “desarrollo” y que el estado de madurez puede
volverse permanente si las estrategias dirigidas a fidelizar la demanda se aplican
con éxito, en una suerte de “extensión del ciclo de vida”. Este hecho fue
verificado luego con otros estudios empíricos y se descubrió que no todos los
destinos siguen el camino evolutivo descripto por Butler (1980) ya que algunos
experimentan el declive sin haber alcanzado la saturación y otros experimentan
estrangulamiento en lugar de estancamiento cuando carecen de los recursos
necesarios para atender a los turistas (López Guevara, 2011). Por su parte,
Rodríguez González (2015) señala que la fase de estancamiento genera no
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sólo reestructuración sino también desbordamiento, ya que las áreas cercanas
al destino comienzan a atraer el crecimiento que ya no es posible contener en
el territorio original.
Haywood (1986) y Cooper y Jackson (1989) señalaron que el MCVDT carece
de potencial predictivo, ya que las fases son difíciles de establecer con nitidez
y son sólo evidenciables post-facto. Agarwal (2006) modifica el MCVDT al
explicar que la disminución de la afluencia turística no se debe únicamente
como fuera planteado por Butler (1980) a la superación de la capacidad de carga
del destino, sino más bien a procesos internos del destino de movilización de
capitales que pueden llevarlos hacia la obsolescencia o al rejuvenecimiento.
Consecuentemente, la autora introduce una fase de “reordenamiento” (también
llamada reorientación) justo después de la fase de estancamiento. Su modelo
se presenta en la Figura 2 a continuación.
Figura 2. El MCVDT modificado por Agarwal (2006).
Fuente: Agarwal, S. (2006) p.215.
Asimismo, ha sido señalada la dificultad en algunos destinos de utilizar
la afluencia turística como variable en la construcción del MCVDT, ya que es
frecuente que los registros de estos datos estén infravalorados, incompletos o
no existan en absoluto. En su reemplazo se han propuesto diferentes variables
que permiten la construcción del modelo, siendo la evolución de las unidades
o plazas de alojamiento y la tasa de ocupación las más aplicadas en estudios
empíricos: esta posición es defendida por varios autores como Virgen Aguilar
(2009), Johnston (2001), Cáceres (2001), González (2015) y López Guevara (2011)
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entre otros. Como consecuencia, estas variables se convierten en una variable
equivalente a la afluencia turística total, teniendo la ventaja de ser más sencilla
de medir que su predecesora.
Por otra parte, es frecuente que en estudios donde se analiza el ciclo de
vida de un destino, se acompañe a la variable principal, ya sea esta la afluencia
turística, las plazas de alojamiento o la ocupación hotelera, con otras variables
secundarias -en general de tipo cualitativas- con el objetivo de profundizar
en la comprensión de la dinámica turística estudiada. Así, algunas de éstas se
relacionan con el segmento de turistas que visitan el destino, la disposición de
la población local hacia la actividad, el nivel de desarrollo del sector privado, la
existencia o no de asociaciones o entidades que de forma cooperativa impulsen
el desarrollo del destino, entre otros. Ejemplo de ello son los trabajos de Álvarez
Alonso (2004), Rodríguez (2016), Diedrich y García Buades (2009), Soares,
Gândara e Ivars-Baidal (2012), López Guevara (2011), Cardona y Serra Cantallops
(2014), Aguilar, Arce y Gândara (2016), Aguilar (2009), Garay Tamajón (2007),
Agarwal (2006), Knowles y Curtis (1999), Priestley y Mundet (1998), Hovinen
(2002), Cooper y Jackson (1989). De hecho, el propio Butler (2009) reconoce
que el modelo posee mayor potencial interpretativo si se lo complementa con
otras herramientas durante la realización de estudios de caso.
Autores como Getz (1992), Cooper (1994), Agarwal (1997), Priestley y
Mundet (1998) y Johnston (2001) han coincidido en el hecho de que el ciclo
de vida de los destinos turísticos varía según la escala de análisis utilizada
y el segmento de mercado considerado. Como consecuencia, definir estos
parámetros resulta crucial, ya que “(...) cada área de destino es un mosaico de
resorts, que comprenden diferentes elementos (hoteles, instalaciones, etc.),
cada uno de los cuales exhibe un ciclo de vida separado. Dependiendo de la
escala tomada, cada uno puede estar en una etapa diferente del ciclo” (Priestly
y Mundet, 1989, p. 87, cita traducida )(1).
De manera similar, Moore y Whitehall (2005) indican que un mismo destino
puede recibir diferentes segmentos de turistas y que cada uno de estos
segmentos puede tener un ciclo de vida diferente del otro, de modo que el
ciclo de vida de un destino turístico resulta de la superposición de los ciclos de
vida de los diferentes segmentos de los visitantes de destino. Por lo tanto, las
iniciativas de rejuvenecimiento resultan finalmente en esfuerzos para revitalizar
los ciclos de vida de los segmentos turísticos que ya visitaron el destino o
para capturar nuevos segmentos que no han sido explotados hasta entonces
(Rodríguez González, 2015). Véase las Figuras 3 y 4 presentadas a continuación.
(1) Cita original: “(…) each destination area is a mosaic of resorts, which comprise different elements (hotels, facilities,
etc.), each of which exhibits a separate life cycle. Depending on the scale taken, each may be at a different stage in
the cycle” (Priestly y Mundet, 1989, p. 87).
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Fuente: Butler (2011). p.16.
Figura 3. Ciclos de Vida de los productos turísticos europeos según
Zimmermann (1997)
Figura 4. Ciclos de vida de un destino turístico según Lundgren (2006)
en Butler (2006).
Fuente: Lundgren (2006) p.93.
Siguiendo estos razonamientos, se deduce que el rejuvenecimiento de los
destinos es un proceso cíclico y continúo que se relaciona con la captación
de nuevos segmentos de demanda. Según Donaire (2001) aquellos destinos
que implementan con éxito medidas diferenciadoras, son copiados por otros,
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iniciando un proceso de mimetismo que los acaba homogeneizando.
Respecto al advenimiento de la fase de declive, Butler (1980) afirmó que
la disminución de visitantes se debe a la superación de la capacidad de carga
del destino y al malestar social que esto genera, tanto en la población local
como la visitante. No obstante ello, se ha sugerido que existen otras variables
ligadas al macro y micro entorno del destino, que podrían favorecer o acortar
su ciclo de vida. Ejemplos de ellas son la erosión del medio ambiente local, la
llegada de desastres naturales o guerras, el desarrollo de destinos sustitutos, la
mejora en el acceso al destino, la pérdida de calidad en el suministro turístico o
el daño resultante de la masificación, el aumento de la construcción de segundas
residencias, la dependencia de un mercado emisor, el apoyo u oposición de
la población local a la actividad turística, entre otros (Knowles y Curtis 1999;
Johnston, 2001; Soares, Gândara e Ivars-Baidal, 2012). Al respecto, Diedrich
y García-Buardes (2009) concluyen, luego de analizar el caso de Belice, que la
percepción negativa de la población residente hacia los impactos del turismo
puede utilizarse como un indicador de la presencia de la fase de declive.
Con respecto al debate en torno a las transiciones entre las fases del ciclo de
vida de un destino, Johnston (2001), basándose en Priestley y Mundet (1998)
y Russell y Faulkner (1998), explica que éstas se producen por dos tipos de
eventos. Los primeros reciben el nombre de “críticos”, cuando por sí mismos
son capaces de producir un cambio de fase, mientras que los segundos se
denominan “transiciones difusas” -por adaptación del vocablo original en inglés
“blurry transitions”- ya que requieren acumularse para realizar un cambio de
fase. Ejemplos de eventos críticos son la inauguración de un aeropuerto, la
implementación de un plan estratégico de gestión turística, o el primer complejo
de inversión extranjera que se instala en un destino de sol y playa donde antes
sólo había oferta local. Suponen grandes cambios cualitativos en la dinámica
territorial del destino. Las transiciones difusas por su parte, constituyen todo
el resto de eventos asociados al desarrollo del sector turístico en un territorio
y su impacto está más asociado a la dimensión cuantitativa que cualitativa.
Así, siguiendo a Johnston (2001) ambos tipos de eventos pueden
manifestarse en forma de “adiciones”, “transformaciones” o “cesaciones”. En
las primeras etapas de desarrollo de un destino, se producirán mayoritariamente
adiciones, mientras que, en las etapas de madurez, las transformaciones o
ceses constituirán el tipo de evento más frecuente. Los ejemplos mencionados
anteriormente, la apertura de un aeropuerto o el primer centro turístico
extranjero en un destino, son ejemplos de adiciones. Las alteraciones ocurren,
por ejemplo, cuando una empresa es reemplazada por otra, y las cesaciones
cuando se produce el cierre definitivo.
Además, el autor plantea modificaciones al MCVDT que se expresan en
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Figura 5. El ciclo de vida de un destino turístico según Johnston (2001).
Fuente: Johnston (2001), p.21.
la figura 5. De acuerdo a su visión, el ciclo de vida de un destino turístico
supone tres grandes fases que denomina eras: la era pre-turística, la turística
y la post-turística: la primera está constituida por las fases de exploración
e involucramiento, mientras que la segunda se manifiesta en las etapas de
desarrollo y madurez, un término que ahora incluye las fases de consolidación,
estabilidad, estancamiento y post-estancamiento. De haber una fase de
rejuvenecimiento, tendría lugar en la era turística. Por otro lado, la disminución
de la oferta de alojamiento en el destino, ya sea debido al aumento del turismo
residencial u otra multiplicidad de factores, da inicio a la era post-turística.
Como se observa en la Figura 5, la variable tiempo se mantiene en el eje
horizontal, mientras que el eje vertical representa el número de unidades de
alojamiento disponibles. Las transiciones suaves del MCVDT (1980) han sido
reemplazadas por segmentos de línea recta que pretenden ilustrar la aceleración
o desaceleración relativa del crecimiento con respecto a las etapas anteriores
(Johnston, 2001). Asimismo, es llamativo que el autor considera necesaria la
previa adquisición de la escala internacional para que el destino pueda alcanzar
la fase de madurez.
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METODOLOGÍA
La investigación presentada aquí corresponde a un estudio de caso en
profundidad (Yin, 2003), método de recolección de datos mixto, alcance
exploratorio-descriptivo, diseño no experimental, longitudinal y de tendencia
(Hernández Sampieri, Fernández y Baptista, 2014).
Se seleccionó la metodología de estudio de caso debido a que se trata de
una metodología rigurosa que permite estudiar los fenómenos desde múltiples
perspectivas, obteniendo conocimientos más amplios y profundos que en otro
tipo de estudios (Chetty, 1996).
Figura 6. Diseño metodológico de la investigación según Hernández Sampieri
et al. (2014).
Fuente: elaboración propia en base a Sampieri et al. (2014) p.127.
El ciclo de vida de Tandil como destino turístico se construyó teniendo
en cuenta las diferentes observaciones que recibió el modelo Butler,
fundamentalmente aquellas respecto al reemplazo del número de turistas como
variable de referencia por el número de lugares de alojamiento de acuerdo a lo
propuesto por Johnston (2001), Virgen Aguilar (2009), Cáceres (2001), Álvarez
Alonso (2004), Rodríguez González (2015) y López Guevara (2011).
Coincidiendo con Butler (2009) y con Soares, Gândara e Ivars-Baidal
(2012) en que una de las limitaciones más importantes del modelo Butler
(1980) es que no considera otros factores que afectan la evolución de los
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territorios turísticos además de la capacidad de carga del destino, la presente
investigación acompaña el CVDT de Tandil surgido de la evolución de las plazas
de alojamiento con los siguientes datos cualitativos:
1. Una cronología de hitos locales que ilustra escenas importantes
de la evolución turística local. La misma fue construida a partir de
relevamiento hemerográfico de periódicos oficiales de carácter local,
con el objetivo de lograr una delimitación más nítida de las etapas del
MCVDT (Cooper y Jackson, 1989 y Johnston, 2001).
2. Entrevistas a representantes del sector público, privado y académico
que conocen en profundidad el desarrollo del turismo en la ciudad, siendo
uno de ellos historiador especialista en historia local (entrevistado 1).
De esta manera se pone de manifiesto lo expresado por Hernández Sampieri
et al. (2014): “Los métodos mixtos representan un conjunto de procesos
sistemáticos, empíricos y críticos de investigación e implican la recolección
y el análisis de datos cuantitativos y cualitativos, así como su integración y
discusión conjunta, para realizar inferencias producto de toda la información
recabada (metainferencias) y lograr un mayor entendimiento del fenómeno bajo
estudio” (p. 534). La presente investigación basó su selección de fuentes de
información en el principio de utilidad relativa, propio de los métodos mixtos
de recolección de datos (Hernández Sampieri et al. 2014).
Asimismo, los datos fueron luego triangulados siguiendo las sugerencias de
Yin (2003), Eisenhard (1989) y Hernández Sampieri (et. al, 2014). La triangulación
se trata de un concepto desarrollado por Denzin (1970) que refiere a la
combinación de dos o más métodos, técnicas o herramientas de análisis de la
realidad con el objetivo de aumentar la validez de los estudios cualitativos. Se
considera que de esta manera, se superan las debilidades de cada estrategia
en particular (Okuda Benavides y Gómez Restrepo, 2005). Según Olabuénaga
(2012), la misma cumple dos funciones principales en simultáneo: por un lado,
enriquece la calidad y diversidad de la información obtenida al utilizar múltiples
fuentes de datos o perspectivas, y por el otro, aumenta la confiabilidad de los
mismos y de los hallazgos, al verificar la congruencia de la información obtenida.
DESCRIPCIÓN DEL CASO DE ESTUDIO
La ciudad de Tandil está ubicada en el sudeste de la Provincia de Buenos
Aires (Figura 7), a 300 km. de la ciudad de Buenos Aires y 350 km. de la ciudad
de La Plata, ciudades capitales de la nación y provincia respectivamente. Se
caracteriza por estar asentada sobre un área serrana que, junto con el sistema
de Ventania, constituyen los únicos afloramientos elevados de la provincia,
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Según el último Censo Nacional realizado en el año 2010, 123.871 personas
viven en el partido, de las cuales 116.916 están asentadas en su ciudad
homónima. La economía de Tandil se basa principalmente en la producción
agrícola, ganadera, turística, láctea, metalúrgica y de embutidos (Montero, 2007;
Di Paola, 2009) y más recientemente, su polo tecnológico que contiene más
de 50 empresas de desarrollo de software (Finquelievich, Feldman y Girolimo,
2017). Los sectores secundario y terciario emplean al 70% de la población local
económicamente activa y la economía es mayoritariamente local, apenas el 2%
de la facturación se destina a ventas al exterior (Montero, 2007). Por otro lado,
la actividad turística es uno de esos sectores que ha tenido un mayor dinamismo
y crecimiento en los últimos 20 años, especialmente en relación con el área
urbana pero también en el entorno rural cercano (Montero, 2007).
Aprovechando la crisis que atravesó la Argentina luego de la convertibilidad
que retrajo los viajes al exterior y cierta vocación turística que Tandil ya poseía, la
ciudad se volcó a atender un nuevo mercado de consumidores proveniente en su
mayor parte de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, compuesto en su mayoría
por personas que buscaban dispersión, espacios naturales y relax lejos de la
ajetreada vida urbana (Blas y Jacinto, 2016). Durante la primer década del nuevo
milenio, fue notorio el crecimiento del turismo aventura y deportivo mientras
que en la segunda, hubo un viraje hacia un turismo familiar, más asociado al
relax, spa y disfrute de la gastronomía local (Capristo, 2016). Esto propició la
aparición de un fenómeno inmobiliario sin precedentes en la ciudad que ha
caracterizado la economía de la misma en la última década (Montero, 2007).
En palabras de Fernández Ramos y Van Morlegan (2008) “estas características
naturales singulares [su paisaje] dentro de la región y la mejora en general del
Figura 7. Localización de Tandil en Sudamérica y descripción de su relieve.
Fuente: Elaboración propia. La tercer imagen fue extraída de Linares (2008).
dotando a la ciudad de gran riqueza paisajística en una zona de predominancia
de llanura.
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contexto económico en el país, permiten que la actividad inmobiliaria, ya sea
mediante la promoción, urbanización y construcción, convierta al suelo en un
bien altamente rentable y que se empiece a ejercer por ejemplo sobre la zona
serrana de Tandil, un incremento notable en la construcción de complejos de
cabañas, transformando de manera considerable el elemento de mayor valor
y sustento de las actividades turísticas en la zona.” (p.15).
Según las Encuestas de Ocupación Hotelera (EOH) del Instituto Nacional
de Estadísticas y Censos (INDEC), Tandil tuvo en el año 2017, 1.496.450 plazas
disponibles, de las cuales 617.849 (41%) corresponden al sector hotelero y
878.601 (59%) al extra-hotelero (INDEC, 2017). Vale aclarar que dichos
cálculos se realizan multiplicando las plazas totales por los días en que los
establecimientos estuvieron abiertos, por lo que no representan de forma
directa el número de plazas reales que posee la ciudad, sino más bien, la
capacidad máxima de recepción de turistas que posee la ciudad a lo largo de
un año. Al llevar dichos valores anuales a diarios, con el objetivo de obtener una
representación del número de plazas reales que posee la ciudad, se obtiene
un promedio de 4.157 plazas totales, correspondientes 1.716 a hoteleras y
2.441 a extra-hoteleras. Si bien este número no coincide 100% con los valores
expresados en los registros municipales, es lógico que los registros de INDEC
arrojen resultados levemente inferiores debido a que los primeros consideran
las plazas totales, no haciendo distinción en sus cálculos si un establecimiento
en particular cierra sus puertas durante un período de tiempo por la razón que
fuese, mientras que INDEC, sí. En otras palabras, INDEC mide disponibilidad
de plazas mientras que los registros municipales miden capacidad total máxima
de recepción de turistas.
“Tandil no es una isla ni en lo económico ni en lo social, por lo
que los vaivenes de la política social y económica en el país han
tenido que ver con crecimiento o decrecimiento de determinadas
actividades turísticas, pero Tandil ahora está consolidado como
una plaza turística de las más importantes a nivel provincial,
junto con Mar del Plata. Y es casi uno de los destinos turísticos
de más corto alcance para las concentraciones urbanas, lo cual
constituye para la ciudad una ventaja enorme” (entrevistado 1).
Asimismo, las estadísticas provenientes de las EOH correspondientes al
período 2006-2017 muestra que en el período 2007-2017 aumentaron el
número de visitantes en un 23% y el valor total de plazas ocupadas en un
27% en el período 2006-2017 (INDEC, 2006-2017). Analizando la Tabla 1, se
observa también que no hay prácticamente variación en la estadía promedio
total excepto en el año 2006 que es levemente superior al resto de los años
analizados y que la estadía promedio es en todos los casos superior en los
establecimientos extra-hoteleros que los hoteleros. Esto es esperable ya que
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en general los establecimientos extra-hoteleros suelen ser elegidos por motivos
de descanso y ocio traduciéndose en estadías más largas que las de aquellos
que viajan por motivos de trabajo.
Tabla 1. Plazas ocupadas, número de viajeros y estadías promedio para Tandil en el
período 2006-2017.
AÑO PLAZAS
OCUPADAS VIAJEROS EPT(1) EPH(2) EPEH(3)
2006 345.286 sin datos 2,77 1,71 3,04
2007 319.867 156.268 2,03 1,69 2,5
2008 335.648 148.230 2,23 1,81 2,72
2009 329.924 149.302 2,2 1,94 2,44
2010 400.299 181.614 2,18 1,83 2,58
2011 356.052 163.431 2,15 1,79 2,57
2012 352.312 167.183 2,07 1,7 2,48
2013 355.951 156.628 2,24 1,92 2,53
2014 417.795 168.878 2,45 2,07 2,76
2015 432.985 194.327 2,1 1,84 2,34
2016 419.787 175.989 2,24 1,94 2,54
2017 442.174 193.510 2,27 1,85 2,72
(1) EP: Estadía promedio total (días).
(2) EPH: Estadía promedio establecimientos hoteleros (días).
(3) EPEH: Estadía promedio establecimientos extra-hoteleros (días).
Fuente: elaboración propia en base a EOH del INDEC.
RESULTADOS
El ciclo de vida de Tandil
De acuerdo a los registros municipales de la ciudad de Tandil, la evolución
de sus plazas de alojamiento durante el período 1919-2019 muestra el siguiente
comportamiento:
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A primera vista, se observa un patrón similar a la característica curva
sigmoidea descripta por Butler (1980) con un despegue lento y un crecimiento
veloz seguido de lo que pareciera ser una meseta. Por su parte, el análisis
triangular de los datos cuantitativos y cualitativos reveló que las fases pueden
estimarse de la siguiente manera: exploración (1919-1943), involucramiento
(1944-1981) y desarrollo (1982 a la actualidad).
Durante la primera de las fases del CVDT, la de exploración, Tandil se
caracterizaba por ser un destino prácticamente exclusivo de clases altas que
venían a visitar la ciudad en estadías largas, muchas veces a alojarse en sus
propias estancias, con el objetivo de descansar y disfrutar de los manantiales que
Tandil poseía como el Manantial de los Amores o el Domínguez (Nario, 1996;
Di Paola, 1998). Como tal, las plazas de alojamiento eran despreciables, puesto
que el turismo se constituía más como un fenómeno de segundas residencias.
La inauguración del Calvario en 1943 puede considerarse un evento crítico
de acuerdo a Johnston (2001) que dio inicio a la fase de involucramiento, ya que
si bien no se constituyó originalmente como un atractivo turístico, es indudable
que cambió el comportamiento de la dinámica turística en la ciudad, atrayendo
ahora a familias de clases medias en Semana Santa. Durante esas fechas a
lo largo de todo este período era -y sigue actualmente siendo- frecuente el
desbordamiento de la capacidad hotelera de la ciudad, que con tasas de
Figura 8. El ciclo de vida de Tandil (1919-2019) basado en la evolución de plazas
de alojamiento.
Fuente: elaboración propia en base a registros municipales.
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ocupación del 100% no consigue alojar a todos los visitantes, produciendo
efecto derrame hacia alojamientos informales o ciudades vecinas.
Durante esta fase se produjeron importantes inversiones del sector privado
en términos de oferta hotelera advertida a través de la incorporación de actores
importantes al sector como ser los hoteles Turista, Francia, Roma y Plaza. Los
indicadores sugieren que esta etapa podría haberse extendido entre mediados
de los años 40 y de los 80.
A partir de 1980 el sector muestra un desarrollo notorio de la oferta de
alojamiento principalmente bajo la forma de hotelería convencional que
evidencia la llegada de la tercera fase del CVDT: la de desarrollo. Así, durante
esta etapa se creó la Asociación de Restaurantes, Bares y Afines en 1981 y tres
años después se incorporaron dos actores de peso en el sector turístico local:
el Hotel Libertador y el Austral; también aumentó notoriamente el número de
turistas y se incorporaron nuevos segmentos tales como el turismo aventura
y el estudiantil. Por su parte, la década de los 90 trajo consigo un notable
desarrollo de la oferta de alojamiento, fundamentalmente extra-hotelera,
asociada principalmente a la figura de cabañas, que para 2003 logró superar a
la oferta de plazas hoteleras.
Al respecto uno de los entrevistados comentó que “las cabañas eran un
alojamiento muy novedoso en ese momento para el país. Había muy pocas
distribuidas por algunos lugares del país. No era un concepto de alojamiento
que estuviera desarrollado. Había que desarrollarlo desde muchos lugares,
no había modelos para copiar. Como venían parejas o familias con hijos, y no
es lo mismo hijos chicos que adolescentes, se diseñaron distintos modelos
de cabañas para tratar de no desperdiciar metros y al mismo tiempo que se
sintieran cómodos” (entrevistado 3).
La figura 9 presentada a continuación enseña la variación en el número de
prestadores de alojamiento por subsector entre 1919 y 2019. A partir de su
visualización queda claro que el sector ha experimentado cierta desaceleración
en la última década en los sectores mayoritarios (hoteles y cabañas), así como
también, hosterías. Las excepciones a este comportamiento se dan en el
subsector de apart hoteles y el subgrupo “otros” que se compone de formas
diferentes de prestación de alojamiento como Bed & Breakfast, departamentos
en alquiler temporario, posadas y estancias.
Así, se hace notar que del 100% de los prestadores actuales:
– Apenas un 11% ya se encontraban en el mercado hacia el año 1989
– Entre 1989 y 1999 se sumó un 17%,
– Entre 1999 y 2009 se sumó un 45%. Este valor acumulado con las
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dos décadas anteriores constituyen un 75% del total de los prestadores
actuales.
– El restante 25% se sumó al sector en la última década (2009 a 2019).
Esta desaceleración en el ritmo de crecimiento podría significar el
advenimiento no muy lejano de la fase de consolidación. Como indicadores
capaces de dar soporte a esta última consideración, es posible mencionar el
hecho de que el gobierno local ha emprendido desde 2007 acciones tendientes
a reducir la estacionalidad de la turística, aumentar la oferta de servicios para
el residente y diferenciar la oferta turística local. Algunas de ellas son las
inauguraciones de atractivos como el Paseo de los Pioneros, el Monumento
a Don Quijote y Sancho Panza, Parque Norte, Skatepark Tandil, el Parque del
Origen, el Cristo de las Sierras y nuevos eventos como las primeras ediciones de
“Cine bajo las estrellas”, “Expo Vinos Tandil”, “Sentí Patrimonio”, entre otras.
Estas acciones podrían indicar cierto agotamiento de los atractivos existentes
y la respuesta del sector público de complementarlos con nueva oferta, factor
que de acuerdo a López Guevara (2011) constituye un indicador de que el
destino está próximo a alcanzar la fase de consolidación.
No obstante ello, existen razones que denotan la permanencia de la
ciudad en su fase de desarrollo. La primera de ellas tiene que ver con el
comportamiento de la demanda turística en los últimos años. Así, las estadísticas
realizadas por el INDEC revelan que la tasa de afluencia turística ha crecido
Figura 9. Número de prestadores de alojamiento por subsector en Tandil 1919-2019.
Fuente: elaboración propia en base a registros municipales.
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(véase Tabla 1). En segundo lugar, la oferta hotelera y extra-hotelera han seguido
creciendo en la última década, si bien ha sido a un ritmo menor que el de
2000-2010, esto no es condición suficiente para afirmar que se ha alcanzado
la fase de consolidación. Dadas las condiciones actuales, cabe esperar que
la ciudad continúe desarrollando su oferta turística pero a un ritmo cada vez
más lento. En tercer lugar, es preciso mencionar que al analizar los eventos
que han incidido en el desarrollo turístico local en los últimos años queda de
manifiesto que la mayoría de ellos constituyen adiciones, lo cual, siguiendo a
Johnston (2001), caracteriza a las fases de involucramiento y desarrollo, mientras
que las transformaciones y las cesaciones son más frecuentes en las fases de
consolidación y declive. Así, incorporaciones a la oferta turística local como las
de Treeland en el año 2017, Parque Aéreo en 2018 y el Hotel Howard Johnson
en 2019 indican que el sector privado apuesta a la continuidad del crecimiento
de la actividad turística en el destino, sugiriendo que aún no se ha alcanzado
la fase de consolidación.
LIMITACIONES DE LA INVESTIGACIÓN
Resulta relevante mencionar las limitaciones del estudio: en primer lugar,
hubo variables que no pudieron ser analizadas por falta de datos. Cabe la
posibilidad de que hayan quedado excluidas del análisis y de la cronología de
hitos locales, variables histórico-contextuales que sin duda alguna han tenido
repercusión en el desarrollo tanto general como turístico de la ciudad debido a
que no se encuentran documentadas. En segundo lugar, fue necesario sortear
vacíos importantes de información. Así, la falta de estadísticas respecto a la
afluencia turística o la ocupación turística que recibe Tandil obligó a reemplazar
dicha variable en favor de la evolución de la oferta de plazas de alojamiento.
Asimismo, se destacan otras dos limitantes: por un lado, se trabajó
únicamente con las plazas habilitadas ya que no se cuenta con listados que
refieran a la oferta informal de alojamiento en el destino y por otro, al no
haber podido acceder a registros sobre las fechas exactas de cierres de
establecimientos, algunos de los alojamientos contabilizados pueden hoy en
día no estar funcionando o funcionar solo temporalmente.
CONCLUSIONES
El modelo del ciclo de vida cambió la forma en que se gestionan y estudian
los espacios turísticos. Ya no es posible suponer que las áreas turísticas
permanecerán como tales sin una planificación y gestión adecuadas. Dado que
la gestión responsable de un destino turístico requiere adaptar sus estrategias
a la fase del ciclo de vida en la que se encuentra el mismo, se vuelve necesario
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mejorar los mecanismos de diagnóstico asociados a la transición entre las
fases del ciclo de vida. Con miras a este objetivo, la presente investigación
se propuso construir el CVDT de Tandil y verificar si los postulados de Coelho
(2010) realizados en base a escenarios hipotéticos se correspondían con los
del caso de estudio.
Asimismo, se demostró la factibilidad de utilizar las plazas de alojamiento
como variable para producir estudios de ciclo de vida que permitan realizar
estudios retrospectivos de largo plazo. Para el caso de estudio, la similitud de
la gráfica de su ciclo de vida guarda estrecha relación con la línea sigmoidea
descripta por Butler (1980). Es posible, y se menciona esto como una posible
línea de investigación futura, que en el campo del turismo se cumpla en algunos
destinos la ley de Say, según la cual, dentro de determinados rangos, la oferta
crea su propia demanda. Así, en Tandil, podría argumentarse que el desarrollo
de la oferta de alojamiento fue atrayendo también a más turistas a visitar la
ciudad y por eso la curva de su ciclo de vida construida en base a oferta de
alojamiento guarda estrecha similitud con la de Butler (1980) a pesar de que
éste último utiliza otra variable: la afluencia turística.
Puntualmente con respecto al caso de estudio, se puede señalar que la
desaceleración en la tasa de crecimiento experimentada por el sector en la
primera década del nuevo milenio podría constituir una advertencia de que el
escenario de consolidación -y por ende de declive- es una posibilidad no muy
lejana del horizonte. Si bien la ciudad no ha generado un modelo económico
basado en el monocultivo turístico, la disminución de la actividad tendría
consecuencias perjudiciales en la economía local que deben ser consideradas.
Asimismo, en el modelo de Butler la superación de la capacidad de carga
del destino es la que provoca el declive. Sin embargo, otros autores han
propuesto que el declive podría producirse debido a otros factores, tales como
la pérdida de competitividad, insuficiencia de las infraestructuras, esfuerzos
de marketing basados exclusivamente en precios bajos, aparición de destinos
sustitutos, dependencia de un mercado emisor, entre otros. Este último factor
es particularmente riesgoso en el caso de Tandil, donde la inmensa mayoría de
sus visitantes proceden de Capital Federal y La Plata. Es importante recordar
que la sustentabilidad no es sólo ambiental y social, sino también económica,
y que la diversificación de los centros emisores de turistas es la única manera
de disminuir los riesgos asociados a la posibilidad de asfixia del destino en
un escenario de dependencia; el desafío para la ciudad radica entonces en
diversificar estos centros conservando la singularidad del paisaje y el modo de
vida local, caracterizado por la tranquilidad propia de las ciudades intermedias.
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Agradecimientos
A la Dirección de Turismo de la ciudad de Tandil, por los datos aportados
que permitieron llevar adelante el presente estudio.
A la Mag. Silvia Izquierdo por sus sugerencias y su colaboración con la
recolección y procesamiento de la información.
A los entrevistados por su tiempo, gentileza e información compartida.
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