ArticlePDF Available

La construcción de cuerpos y subjetividades sexo-género disidentes en Latinoamérica

Authors:

Abstract

El presente artículo tiene como objetivo analizar la construcción de cuerpos y sujetos sexualdiversos en Latinoamérica. Hablaré en un primer momento de las tecnologías del poder que moldean a los sujetos y su relación con las prácticas políticas performativas de los cuerpos que subvierten las normas de género. Después haré un breve recorrido por algunas propuestas de la Teoría Queer, así como los debates que problematizan su incursión en México y Latinoamérica desde otras teorizaciones como los feminismos y el pensamiento decolonial. Es una invitación para comprender de forma crítica nuestras propias genealogías políticas de disidencia sexo-genérica.
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
100
Norman IvanNorman Ivan
Norman IvanNorman Ivan
Norman Ivan
Monroy CuellarMonroy Cuellar
Monroy CuellarMonroy Cuellar
Monroy Cuellar11
11
1
REVISTA DE ESTUDIOS DE GÉNERO, LA VENTANA,
NÚM. 52, JULIO-DICIEMBRE DE 2020, PP. 100-128, ISSN 1405-9436/E-ISSN 2448-7724
LA CONSTRUCCIÓN DE
CUERPOS Y SUBJETIVIDADES
SEXO-GÉNERO DISIDENTES EN
LATINOAMÉRICA
LA TEORÍA
100
THE CONSTRUCTION OF
DISSIDENT SEX-GENDER BODIES
AND SUBJECTIVITIES IN LATIN
AMERICA
1 Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Correo electrónico: normanivanmc@gmail.com
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 101
ResumenResumen
ResumenResumen
Resumen
El presente artículo tiene como objetivo analizar la construcción de cuerpos
y sujetos sexualdiversos en Latinoamérica. Hablaré en un primer momento
de las tecnologías del poder que moldean a los sujetos y su relación con las
prácticas políticas performativas de los cuerpos que subvierten las normas
de género. Después haré un breve recorrido por algunas propuestas de la
Teoría Queer, así como los debates que problematizan su incursión en
México y Latinoamérica desde otras teorizaciones como los feminismos y el
pensamiento decolonial. Es una invitación para comprender de forma críti-
ca nuestras propias genealogías políticas de disidencia sexo-genérica.
Palabras clave:
Teoría Queer, disidencia sexo-genérica, subjetividad, femi-
nismo decolonial, Latinoamérica
AbstractAbstract
AbstractAbstract
Abstract
The following paper aims to analyze the social construction of bodies and
subjectivities of sexual diversity in Latin America. First of all I will talk
about power technologies that mold subjects and its relationship with
performative political practices of bodies that subvert gender rules. Then, I
will talk about Queer Theory proposals and its debate with feminist theories
and decolonial thinking. This is an invitation to an critical view of our own
political genealogies of sexual dissidence.
Keywords:
Queer Theory, sexual dissidence, subjectivity, decolonial feminism,
Latin America
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
102
RECEPCIÓN: 06 DE SEPTIEMBRE DE 2019/ACEPTACIÓN: 09 DE DICIEMBRE DE 2019
Introducción
Al inicio de la década de 1970 se consolida en Norteamérica el llamado
Movimiento de Liberación Homosexual, en el que gays y lesbianas reivin-
dicaron su identidad para hacer frente a una serie de opresiones y violen-
cias que sufrían como sujetos no heterosexuales (Diez, 2011). El
movimiento devela los procesos de organización colectiva en el que las
diversidades sexuales se apropian del espacio público para visibilizarse,
sin embargo, esto no quiere decir que antes de éste no hayan existido
otras expresiones que dieran cuenta de su politización.
Podemos rastrear, desde antes del ahora llamado movimiento LGBT,
algunas expresiones que —incluso— le antecedían al relato central de los
disturbios de Stonewall, y en las que se puede observar ya una conciencia
de que se estaban transgrediendo las normas de género. Estos actos no
son manifestaciones multitudinarias ni están documentados de forma
tan clara pero, se considera, son igual de importantes, pues así se pueden
comprender las resistencias que ya se asomaban varias décadas atrás,
desde la microfísica del poder (Foucault, 1979), es decir, desde la
cotidianeidad, donde actúan las fuerzas que van moldeando a los cuerpos
y a los sujetos en la heterosexualidad obligatoria.
En este artículo, se analizarán algunos de estos actos que tienen lugar
en México y Latinoamérica. Para ello, primero se hablará de las tecnolo-
gías del poder que moldean a los sujetos, siguiendo al pensamiento de
Michel Foucault y Paul B. Preciado, para después hacer un puente entre
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 103
estas teorías y las prácticas políticas performativas de los cuerpos que
subvierten las normas de género desde el pensamiento
de Judith Butler. En un segundo momento se analizarán
algunas propuestas de la Teoría Queer, así como los de-
bates que problematizan su recepción y reelaboración
en Latinoamérica2 desde otras teorizaciones como los
feminismos y el pensamiento decolonial. La propuesta
es hacer una introducción a estos debates pero, sobre
todo, es una invitación para comprender de forma críti-
ca nuestras genealogías políticas de disidencia sexo-ge-
nérica, más allá de la asimilación de epistemes del norte global.
Tecnologías del poder y la construcción de los
sujetos sexualdiversos
En su libro “Historia de la sexualidad: la voluntad de saber”, Michel Foucault
(2011) hace una genealogía de los saberes que se insertan como verdad
sobre la sexualidad en la sociedad moderna occidental a mediados del
siglo XIX. Se trata de discursos de poder-saber estratégicamente implanta-
dos en instituciones de regulación como la religión, la ciencia y la pedago-
gía, los cuales instauran un orden social desde los intereses de la burguesía
como clase dominante. Se establece un dispositivo de sexualidad que
configura ciertas normas que excluyen a las sexualidades que no son fun-
cionales al modo de producción, pues no siguen (necesariamente) las
lógicas de re-producción hetero-capitalistas.
2 Cabe destacar que resulta problemático
hablar de Latinoamérica, entendiendo que
hay múltiples realidades que le componen y
que impiden hablar de la misma como una
entidad homogénea y sustantiva. No obs-
tante, la intención de este artículo será la de
destacar algunas prácticas, expresiones y
teorías que han surgido en esta respecto a
las disidencias sexuales y de género, aten-
diendo sí a la cuestión de América Latina
como un conjunto de atravesamientos
comunes que componen al sur global, pero
con la conciencia de ser ésta una lectura
parcial y sin la pretensión de explicar de
manera general una realidad tan compleja.
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
104
En la religión, por ejemplo, opera el mecanismo de la confesión en el
que se extrae del sujeto un saber detallado de sus deseos y prácticas
sexuales. Lejos de reprimir, este dispositivo busca más bien construir un
saber meticuloso sobre la sexualidad para, luego, reglamentarla a través
de la moral cristiana que disciplina a los sujetos como policías del sexo de
sus propias prácticas y las de los otros. En este caso, se introdujo en el
dispositivo de normalización —entre otros— el matrimonio (heterosexual)
y la monogamia (Foucault, 2011).
En la pedagogía se gestiona un control de la sexualidad infantil. A
través de la culpa, como en el discurso religioso, se suprimía cualquier
indicio de deseo sexual en los niños y se les aplicaban correctivos. Parte
del dispositivo implementado en este caso respondía a la regulación de la
convivencia y de los espacios en función del sexo, como en los dormito-
rios de los internados y las aulas de clase. Por otra parte en el discurso
científico tampoco se suprimían los deseos, sino más bien se les clasifica-
ba y especificaba,,
,,
, como en el caso de “las histéricas”, categoría patológi-
ca del deseo femenino que no respondía a la satisfacción masculina; así
como también en los homosexuales como categoría “perversa” que
transgredía la norma heterosexual (Foucault, 2011).
Estas tecnologías se van implementando y sofisticando a la par y en
función del desarrollo de las sociedades industrializadas. Es decir, el biopoder
o poder sobre la vida, como lo sostiene Foucault (2011), administra los
cuerpos y gestiona la vida para asegurar que la población sea un aparato de
producción eficaz a los requerimientos del sistema capitalista. En este de-
bate, y retomando a Foucault en sus investigaciones, Paul B. Preciado (2010)
da cuenta de nuevas formas de control político del sujeto y su sexualidad ya
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 105
en el siglo XX, después de la segunda guerra mundial. A diferencia de los
mecanismos del régimen disciplinario que describe Foucault y que circulan
en torno al sexo y a la reproducción, el nuevo régimen que Preciado denomi-
na farmacopornográfico se introduce a través de tecnologías hormonales y
de entretenimiento que dan fin a la sociedad disciplinaria.
En su libro titulado “Testo Yonqui”, Preciado (2008) hace una genealo-
gía política del sexo, encontrando su construcción a través del uso de las
hormonas, pues señala que en 1947 se logra sintetizar esta tecnología (la
hormonal) por medio de la creación de la píldora anticonceptiva como
dispositivo al servicio de la biopolítica. Ésta se introduce —denuncia—
como una técnica eugenésica, pues lo que empezó como un proyecto —
financiado por la iglesia católica— para “mejorar la fertilidad” terminó en
un presunto genocidio, pues se pretendía su aplicación para exterminar a
las comunidades de raza negra. Otro de los usos que se le pretendía era la
eliminación de la menstruación y la cura de la homosexualidad, es decir,
ser productora de procesos biológicos. “Ya no habitamos espacios disci-
plinarios, sino que somos habitados por ellos por medio de prótesis bio-
lógicas” (Preciado, 2010).
Preciado devela que el género fue introducido como una categoría psi-
quiátrica de regulación y que los binarismos hombre/mujer se reprodujeron
bajo estas tecnologías. Dentro del régimen disciplinario se crea la categoría
“homosexual” como patológica frente a la heterosexualidad y como “ver-
dad” de la sexualidad, mientras que en el régimen farmacopornográfico las
oposiciones se dan entre la categoría trans como una reapropiación de las
tecnologías hormonales frente a lo biosexual (biohombre/biomujer) y como
el supuesto sexo natural (Preciado, 2010). El productor de estos mecanis-
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
106
mos, es decir, el discurso médico psiquiátrico, comienza a dar cuenta de la
multiplicidad de sexos y aplica también técnicas quirúrgicas para preservar
este binarismo biosexual, pues la diversidad de cuerpos atentaba a la esta-
bilidad del aparato de producción capitalista. Por esta razón, ya desde 1963,
se violentaban a los cuerpos nacidos intersexuales para asignarlos arbitra-
riamente en cualquiera de las dos categorías de género impuestas y preser-
var la supuesta verdad sobre el sexo (Preciado, 2008).
No obstante, además de las tecnologías hormonales se introdujo tam-
bién la pornografía en articulación estratégica. Mientras que en el régimen
anterior se señalaba la masturbación como práctica que atentaba a la
finalidad reproductiva de la sexualidad, justo en el marco de la implanta-
ción del régimen farmacopornográfico, la masturbación se convierte en
fuente de capital en la industria pornográfica (Preciado, 2010). En otras
palabras, este mecanismo disciplinario —en términos generales— pasa a
ser obsoleto y en vez de castigar estas prácticas sexuales las alienta, las
reapropia y las explota en el marco de una economía política, a través de
una industria que, por si fuera poco, reintroduce a los cuerpos a una
sexualidad que sostiene al capitalismo, a la vez que consume y reproduce
el binarismo de género.
Bajo estos términos, Paul B. Preciado se cuestiona los objetivos que
persigue el feminismo, pues en muchas ocasiones se excluye la cuestión
trans y otras subjetividades como parte de éste. Para Preciado, el sujeto
del feminismo tendría que apuntar hacia nuevos retos que puedan vislum-
brar no sólo a los mecanismos de configuración de la categoría mujer,
sino también a las subjetividades que son producidas a sus márgenes y
que son excluidas del feminismo pues, como lo considera, las biomujeres
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 107
son construcciones de una economía política y de técnicas hormonales
tanto o más que las personas trans que se reapropian de esos mecanis-
mos hormonales. ¿Serán sólo las mujeres, como categoría de opresión, el
sujeto único del feminismo? ¿Se puede abrir este espacio a otras formas
que nos permitan generar estrategias de contraataque dentro y fuera del
feminismo?
Cuerpo y performatividad del género
Este debate ya se venía dando años atrás, muestra de ello, Judith Butler
(1999) al inicio de su libro “El género en disputa: El feminismo y la subver-
sión de la identidad” abre un cuestionamiento parteaguas: ¿Quién es el
sujeto del feminismo? Para Butler, justamente, la categoría mujer deviene en
una esencia que no ha sido problematizada del todo. Es decir, la construc-
ción política del sujeto se realiza con objetivos de facto excluyentes pues, ya
sea en el caso de “la mujer” o “las mujeres”, esta categoría homogeneiza
las diversas experiencias del ser mujer, además de que opera legitimando los
binarismos de género. Butler advierte que una representación universal de
“la/s mujer/es” dificulta su emancipación, pues el poder jurídico sólo puede
producir lo que afirma representar y, en este caso, no habría sitio de autono-
mía pues se estaría legitimando la norma del ser mujer.
Butler se cuestiona qué es ser mujer y todo lo que esto implica, pues
esta categoría —por sí misma— invisibiliza los atravesamientos que cons-
tituyen al sujeto mujer en su experiencia más amplia, como el género,
clase social, raza, etnia, nacionalidad, etc. En este sentido, la categoría de
la mujer/las mujeres se ha forjado desde una representación hegemónica
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
108
que alude a la mujer blanca, heterosexual, cisgénero, clase media-alta y
toda una serie de atravesamientos; por tanto, el aceptar a la mujer como
sujeto inamovible del feminismo sería dejar fuera a otras mujeres que son
oprimidas por otros marcadores además del género.
Con ese debate, Judith Butler abre las puertas en su texto a diversas
concepciones, no solamente del sujeto del feminismo, sino también hace una
invitación a virar hacia los diversos cuerpos y subjetividades que se producen
dentro y fuera del sistema sexo-género3, y que para ella le
atañen al feminismo. Aunque quizá uno de los aportes más
relevantes en las formulaciones teóricas de Butler para desar-
ticular la visión de estas identidades sea la performatividad,
pues con esta noción pone en duda, al igual que Preciado,
que el género sea por sí mismo una categoría social al expo-
ner su concepción de sujeto desde la sexualidad.
Dentro de las propuestas teóricas que retoma para arti-
cular esta teoría está la idea de interpelación de Althusser,
quien hace referencia a la producción de sujetos esencialistas
que acuden al llamado de los aparatos de dominación para
introducirse en su estructura, generando la ilusión de un
sujeto anterior a la ley que le constituye y no como una
producción de las prácticas y significados que ha asumido en ese llama-
miento. En estos términos, Butler (1999) piensa la naturalización del sujeto
como heterosexual, pues este es llamado a responder a una sexualidad
“verdadera” a través de las acciones que despliega en las normas que asume
y, en su reiteración, lo produce, dando un efecto de esta sexualidad como
verdadera y anterior a su misma constitución.
3 Gayle Rubin (1975) introduce la noción
del sistema sexo-género. Esta concepción
hace notar el binario de género que se es-
tablece como orden cognitivo y social. En
su trabajo The traffic in women: notes on the
political economy of sex, Gayle Rubin argu-
menta que el sexo y el género no se en-
cuentran desquiciados, sino que ambos
forman parte de un “sistema de relaciones
sociales que transforma la sexualidad bio-
lógica en productos de actividad humana y
en el que se encuentran las resultantes ne-
cesidades sexuales históricamente especí-
ficas”. En otras palabras, el hecho de pensar
al sexo como una determinación biológica
y al género como su construcción social e
histórica nos introduce a una lógica binaria
donde se sostienen y reproducen las
asimetrías generadas por este dualismo en
los binomios “hombre-mujer”, “macho-
hembra”, “masculino-femenino” que son
inseparables y devienen esencialistas.
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 109
En otras palabras, para Butler (1999) el género es performativo, pues
este es construido a través de actos repetidos que establecen una norma
y que son constitutivas del sujeto. Es decir, que el sujeto de género se
construye a través de su propio hacer, mediante una serie de actos cons-
tantes que lo significan, pero que a la vez están regulados por normas
inteligibles, en este caso, las de la heterosexualidad. Esta concepción de
performatividad no es fortuita, pues la retoma de Austin (1962, en Butler,
1999) quien piensa en los verbos performativos como formas de acción
que se concretan —valga la redundancia— en la acción misma de su
enunciación, es decir, su significación es producida a través de actos de
habla en tanto que discurso a su vez que acción.
En estos términos, podemos dilucidar una conexión con Foucault para
entender al acto performativo como un discurso que constituye a los
cuerpos y a las subjetividades en el campo del poder. En este sentido, se
vislumbra importante no confundir la noción de performatividad con la de
performance, siendo la segunda una expresión utilizada para nombrar un
acto y la primera todo un mecanismo de producción de sujetos y signifi-
cados. Por ello, la noción de género en Butler se aleja de los roles de
género, pues pensar de esta manera implicaría una libre elección del géne-
ro como si éste se redujera a elegir una prenda de ropa o ciertas activida-
des consideradas como masculinas o femeninas; más bien, ella considera
que el sujeto de género es constituido a través de un complejo de relacio-
nes de poder que se basan en mecanismos de regulación y disciplina que
nos obligan a ser heterosexuales, y que esto es afirmado en la repetición
de rituales sociales, pues esta repetición le da estabilidad al sistema binario
de género.
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
110
El discurso heterosexual depende de una relación lineal entre sexo,
género y deseo, donde los hombres se construyan masculinos, las muje-
res femeninas y ambos deseen al sexo-género opuesto (Butler, 2002). De
ahí que la afirmación discursiva de la identidad lésbica o del homosexual
afeminado devengan en una desestabilización de esta matriz de
heterosexualidad, que es una de las lecturas centrales de la llamada Teoría
Queer. Estas ideas anteriormente expuestas, que ofrecen una aproximación
al sujeto sexualdiverso y a su construcción relacionada a las políticas cor-
porales, además de muchas otras, han sido retomadas por la Teoría Queer.
Pero, ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de lo queer?
¿Dónde y cómo surge? ¿Qué implicaciones tiene hablar desde lo queer?
La Teoría Queer como apuesta política
La palabra queer es un anglicismo que deriva del alemán “que”, que signi-
fica “torcido” o “desviado” (López Penedo, 2008), y que ha sido desple-
gada de forma peyorativa sobre los sujetos no heterosexuales y/o quienes
no están conformes con el determinismo del sexo-género. En el inglés
tiene varios usos, suele utilizarse como sinónimo de “maricón” u “homo-
sexual”, y como verbo expresa la concepción de “desestabilizar” o “per-
turbar”, entendiendo —entonces— que lo queer desestabiliza las normas
rígidas del género (Fonseca y Quintero, 2009).
A pesar de que esta palabra tiene una connotación despectiva, ha
fungido como una plataforma de reivindicación para las identidades ab-
yectas. Retomando a Butler (1999), la resignificación de la palabra queer
es un acto performativo, pues las normas que constituyen al sujeto a
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 111
través de su estigmatización son subvertidas, proceso donde el sujeto se
reapropia de la fuerza de la injuria para autonombrarse y, por tanto, dar un
significado distinto de sí mismo. Dicho de otra forma, lo queer refiere a las
sexualidades desviadas de la norma que resisten a la sexualidad hegemónica
para generar su propio proceso de subjetivación.
Esta palabra representa una posición disidente no sólo del sistema
sexo-género, sino también a los modelos dominantes en la diversidad
sexual. “A principios de los noventa, el término ‘queer’ resurge de sus
cenizas para servir como concepto articulador de una oposición al térmi-
no gay” (López Penedo, 2008, p. 9), pues con esto se buscaba diferen-
ciarse de la asimilación capitalista de dicha identidad, forjando así una
postura política, “una práctica que refleja la transgresión a la
heterosexualidad institucionalizada que constriñe los deseos que intentan
escapar de su norma” (Mérida, 2002, en Fonseca y Quintero, 2009, p.
46). Es decir, a diferencia del discurso gay que se pliega a una forma de
inclusión heteronormativa y dentro de las lógicas del llamado mercado
rosa, las políticas queer apuntan más bien a un cambio radical y
subversivo.
Así, personas, grupos y colectivos disidentes se refugiaron bajo esta
terminología para generar políticas basadas en estrategias de resistencia
ante la norma heterosexual. No obstante, al poco tiempo lo queer fue
acogido como una trinchera no sólo en el activismo, sino también en la
academia: “Durante la década de 1990 su uso fue elegido conscientemen-
te por los académicos y activistas estadounidenses, sobre todo como un
acto performativo, como un arma política para reapropiarse de la denigra-
ción que este término implicaba” (Vargas, 2014, p.162). Es decir que “el
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
112
trabajo académico queer tomó impulso teórico a partir del activismo po-
lítico” (Werner, 2012, en Vargas, 2014, p. 162). Lo cierto es que la apari-
ción de la Teoría Queer en la academia, según lo comenta Preciado (2010),
generó un cuestionamiento dentro de las universidades anglosajonas, pues
se replanteó el hablar de estudios gays y lésbicos para hablar de Teoría
Queer. Incluso también sacudió a los estudios de género y en algunas
instituciones se reinventaron como estudios de la mujer y/o estudios fe-
ministas.
Por esta razón, podemos dar lectura a lo queer como una forma de
activismo llevada a la academia, o la teoría misma como una práctica
política de sujetos queer que intervienen en ella dentro de un mismo mo-
vimiento. De esta forma, la Teoría Queer se fue posicionando como una
teoría política, en el sentido de que el objetivo de sus proposiciones vira-
ban hacia la despatologización de las sexualidades periféricas y, por tanto,
al cuestionamiento del lugar de producción del conocimiento, pues este
discurso de reivindicación pretendía que los mismos sujetos sexualdiversos
fueran quienes produjeran saberes desde sí mismos para así, en un senti-
do performativo, se desplazaran las teorías objetivistas que describían
como patológicas estas identidades “anormales”.
Además de esta postura, otras corrientes en el debate feminista, como
el feminismo lésbico y los feminismos chicanos y de color, le dieron im-
pulso a la Teoría Queer. Tenemos como antecedente, por ejemplo, la pro-
puesta de Monique Wittig (2006) respecto a que las categorías del sexo
no son naturales, sino que están socialmente construidas: es decir, en un
primer momento, las categorías de género (masculinidad y femineidad)
son expectativas culturales a cumplirse, luego entonces, es por ello que el
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 113
sexo biológico (hombre y mujer) se constituye como natural al legitimarse
a través del género. También, hace referencia a la transgresión de la cate-
goría lesbiana en tanto que se aleja de la definición de mujer, que se
conforma en relación de subordinación al hombre, para definirse lesbiana,
más bien, por sus prácticas sexuales y afectivas en relación a otras muje-
res. Por esta razón, las lesbianas —dice Wittig— “no somos mujeres”.
De la misma forma, podemos virar hacia el pensamiento de Adrienne Rich
(1996) en torno a la heterosexualidad obligatoria y a los correlatos que
reproducen la dominación heterosexual como un sistema que hace uso de
la sexualidad únicamente con fines reproductivos.
Probablemente las teorías feministas que más han influido en la Teoría
Queer son las que sugieren la reivindicación del hecho diferencial que su-
pone pertenecer a una “raza” distinta a la blanca. Los trabajos de las
feministas de color, que se hacen en la década de 1980, develan que la
situación de las mujeres negras no es la suma de las desventajas entre
género, raza y clase social, sino que es una matriz de múltiples opresiones
que interactúan y se refuerzan entre ellas, en conjunto (Davis, 1981). Un
ejemplo de esto podrían ser los estudios de Gloria Anzaldúa y Cherrie
Moraga, los cuales van más allá en la construcción del deseo lésbico, pues
estudian a la representación de la lesbiana de color y la lesbiana chicana,
quienes luchan contra la internalización de estas opresiones (Moraga y
Castillo, 1981). Por esta razón, estas últimas ideas devienen en una críti-
ca directa al feminismo hegemónico, pues estos trabajos denuncian la
imposibilidad de asumir el discurso feminista blanco.
Tal como se pudiera advertir, estas propuestas pugnan por diversificar
y desestabilizar las formas esencialistas y hegemónicas que encierran las
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
114
identidades universales como sujeto político unitario. En este sentido es
pertinente preguntarnos hasta qué punto son funcionales en otros con-
textos: ¿Ha sido la Teoría Queer la teoría fundacional de la disidencia sexual?
Si fuese así, ¿es igualmente aplicable a todos los contextos que no sean
los de su origen?
La disidencia sexogenérica: subjetividades otras
en Latinoamérica
“¿Cómo nombrar las transgresiones homo/lésbica/bi/trans/a/sexuales (LGBT)
en el caso de América Latina si los modelos importados no responden —
por lo menos no completamente— a las realidades de los sujetos que
intentan definir?” (Arboleda, 2010, p. 111). Es la pregunta que lanza Paola
Arboleda al principio de su texto “¿Ser o estar ‘queer’ en Latinoamérica?”.
Parece una pregunta muy atinada para comenzar a problematizar la cues-
tión de la Teoría Queer en nuestros contextos.
Pues bien, en esta pregunta podemos retomar dos elementos para gene-
rar dicha problematización::
::
: el primero tiene que ver con una imposibilidad de
yuxtaponer una teoría producida en contextos muy distintos a los pueblos y
barrios latinoamericanos, el otro elemento tiene que ver con decidir qué ha-
cer
… si desechar dichas teorías que en cierto momento devienen hegemónicas,
retomar ciertos elementos o definitivamente generar nuestras propias
teorizaciones independientes. Por último, otro que agregaría a manera de
interrogación y que tiene que ver con ambas, ¿por qué la Teoría Queer, si es una
teoría crítica, que en otros espacios tiene una fuerza performativa y subversi-
va, en nuestros contextos podría ser hasta cierto punto intrusiva o impositiva?
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 115
Gabriela González abre este debate diciéndonos que:
La disidencia sexual ha encontrado en la teoría queer su co-
rriente hegemónica de pensamiento, sin embargo, a pesar
de tratarse de un pensamiento subversivo, los espacios de
reflexión en torno al tema han llevado a cabo una fuerte crí-
tica a dicha teoría, sobre todo porque la misma ha sido uti-
lizada por formas de ser homosexual desde lugares de
privilegio en las sociedades no occidentales. (2016, p. 181)
Precisamente este devenir hegemónico de la Teoría Queer puede vislumbrarse
en el lenguaje. Desde su pronunciación, al tener una relación lingüística
performativa en su propia lengua, lo queer resulta problemático en el español,
pues no tiene una traducción literal. En este sentido, algunxs autorxs ya
pensaban dicha traducción como la teoría “rarita” o “torcida”, sin embargo,
para realizar esta traducción tendríamos que ir más allá de un sentido literal,
para pensar más bien en una traducción cultural que logre hacer un sincretismo
entre lo queer y las expresiones que ya se gestaban en el contexto. Así, surgen
algunas propuestas como lo “bollero-marico-trans-mestizo” (Córdova, Sáez
y Vidarte, 2005) que presume una aproximación a lo queer, pero desde las
políticas y significados del contexto español postfranquista que tienden a una
genealogía con el anarquismo y el comunismo.
Retomando el caso del contexto español, surge también un importan-
te movimiento transfeminista para dar respuesta al problema del sujeto
del feminismo que cuestiona la Teoría Queer. Desde el transfeminismo no
se acepta la concepción estática de la mujer (no interseccional) como
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
116
categoría central del feminismo, pues se tiene claro que esto invisibiliza al
resto de los feminismos; en el prefijo “trans”, que alude a un diálogo, que
problematiza la aprehensión de lo queer desde el feminismo crítico como
una propuesta que tiende un puente entre la disidencia sexual que está
influida por la teoría queer y los feminismos críticos que se cuestionan
también el sujeto inamovible del feminismo (Valencia, 2018).
Por su parte, en Latinoamérica el término que tal vez podría pensarse
más cercano al sujeto queer es la llamada disidencia sexual: “Se ha prefe-
rido utilizar el término disidencia sexual sobre el de homosexualidad para
dar cuenta de un espectro más amplio de preferencias o conductas sexua-
les respecto a la heterosexualidad normativa” (González, 2014, p. 5). En
este sentido, lo que también pretende la disidencia sexual es evitar la
invisibilización de identidades que se ven relegadas en el discurso LGBT
por la composición de sus siglas. De igual forma podemos notar que con
su pronta popularización y efervescencia, lo queer se utilizó sin tanta con-
ciencia de su lugar de enunciación, dándose esta tropicalización que no
tiene un impacto significativo, ya que es producida en contextos distin-
tos, y aún más, asimétricos.
Sin embargo, cabe resaltar que, a pesar de que la Teoría Queer surge en
países de primer mundo, esto ha sucedido en la periferia y a los márgenes
de los centros de poder. Por ello, Sayak Valencia (2015) señala la
castellanización del término cuir que diversos colectivos en Latinoamérica
han reapropiado para rescatar el significado geopolítico que denota la pa-
labra queer y la desobediencia epistémica que supondría este mosaico
cultural. Aunque aquí, tal vez, lo problemático de lo queer/cuir no tenga
tanto que ver con una política de representatividad o la mera traducción
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 117
lingüística y cultural, sino con el mismo contexto subalternizado que se
presenta en nuestros países de “tercer mundo” por los despliegues de
poder-saber colonial de las teorías eurocéntricas del “primer mundo”.
En este orden de ideas, el pensamiento decolonial ha producido varia-
das críticas a lo queer. Un señalamiento que hace Yuderkys Espinosa (2015)
respecto a la Teoría Queer es que, al centrarse en el estudio de las sexuali-
dades y los géneros no normativos, “volverían a limpiar de subalternidad
de clase y raza la categoría de género”. Y es que otro de los elementos de
choque de lo queer con los feminismos latinoamericanos tiene que ver,
precisamente, con la complejidad de los atravesamientos del cuerpo y la
matriz de opresión. Mientras que una de las grandes críticas que se le
hacen a Butler (1999) es que su propuesta performativa
gira en torno a lo semiótico4, la base de los feminismos
del Abya Yala (Espinosa, Gómez y Ochoa, 2014) tiene
que ver con cuerpos que resisten a las dominaciones de
clase, raza, etnia, que se encarnan en ellas más allá de
una concepción simbólica, que llevan signados en sus pieles morenas la
lucha por las tierras, por la dignidad, algo que no sucede ni en los entornos
más vulnerados del llamado primer mundo:
Las pensadoras lesbianas se cuestionan acerca de la deses-
tabilización de identidades propuestas por lo queer, ya que,
en las luchas políticas de la disidencia sexual, las minorías
lesbianas pobres, indias o negras han luchado por construir-
se una. […] De tal forma que diáspora, interseccionalidad,
colonialidad, modernidad, articulación y reciprocidad se tor-
4 Si bien la crítica que se le hace a la
performatividad de Butler es que dicha
noción esté sustentada en la gramática,
esto no implica que sea refutada o inco-
rrecta. Hay que entender que esta pers-
pectiva no deja de ser importante para
comprender la construcción de sujeto en
todas sus dimensiones.
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
118
nan conceptos claves de resistencia y construcción de reali-
dades distintas a las del modelo liberal capitalista
heteropatriarcal. (González, 2014, p. 6)
Este rechazo de lo queer en torno a la producción y legitimación de los
saberes, se da principalmente por parte de los feminismos locales, pues la
lucha que han llevado durante muchísimos años se ve opacada por la
representación imperialista que denota lo queer. De esta forma se ven
amenazadas y “se cambian las luchas originarias, supliéndolas por la ne-
cesidad de reconocer la diferencia en el ámbito público de formas corpora-
les y sexuales hasta entonces privatizadas” (Jodor, 2014, p. 4).
Por otra parte, dentro de la literatura latinoamericana podemos encon-
trar claves interesantes para pensar en una descripción de nuestras pro-
pias formas de disidencia sexual a partir de las obras de autorxs como:
“Néstor Perlongher (Argentina), Pedro Lemebel (Chile), Reinaldo Arenas
(Cuba), José Joaquín Blanco (México), Norma Mogrovejo (México), Yuderkys
Espinosa (República Dominicana), Rafael Ramírez (Puerto Rico), Rubén
Ríos Ávila (Puerto Rico)” (Arboleda, 2010, p. 113). Las obras de estxs
autorxs hacen una invitación a pensar en un proyecto queer latinoamerica-
no, en el que se problematicen las situaciones políticas y sociales que han
vivido y que les atraviesan; cuestión que no sucedería si alguna persona
que desconoce de estas genealogías pretendiera aplicar la Teoría Queer sin
tomar en cuenta estos elementos.
Pedro Lemebel podría ser un ejemplo de la resistencia latinoamericana
al modelo gay imperialista norteamericano, pues a través de su obra, que
también se extendía al arte de la performance, exaltaba la femineidad y el
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 119
mariconaje que desencaja con la homonormatividad gay. De la misma
forma, su propuesta del devenir loca tiende un puente con la cuestión del
feminismo para pensarse, tal cual, “loca”, que es como se estigmatiza a
las mujeres (Lemebel, 1996). Esta última idea de articulación feminista
que también retoma la argentina Néstor Perlongher, fija un punto de in-
tersección entre varios devenires y abre la posibilidad a lo que llamaba
“puntos de subjetivación” como un conjunto de devenires que logren
construir agenciamientos colectivos (Perlongher, 2016). Ambas propues-
tas hacen frente a la homonormatividad que representa el movimiento
homosexual norteamericano y que sitúa a las subjetividades latinoameri-
canas a los márgenes de este discurso.
En América Latina, como puede verse en la literatura, ya se
problematizaba la cuestión de género desde antes de la Teoría Queer. En el
maricón de barrio, categoría en la que se imbrica tanto la sexualidad, como
el género, la raza y la clase social, por ejemplo, se puede dar cuenta de
esta intersección. “La disidencia sexual popular en Latinoamérica va acom-
pañada de la marca de la loca, la marca del travestismo, de la exageración
barroca en el vestir, el peinar, el hablar que las condena a una vida —y
muerte— mísera” (González, 2014, p. 10). En México también es intere-
sante pensar lo queer por su cercanía y la posibilidad de diálogo con
Norteamérica y, a su vez, sus articulaciones con el sur global. Sin embar-
go, debe considerarse también que la construcción del sujeto sexualdiverso,
en México y en Estados Unidos, se gestó en ámbitos muy particulares:
El proceso de subjetivación del gay que salió del closet a
partir de Stonewall en Nueva York, difiere del homosexual
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
120
que salió en solidaridad con un movimiento estudiantil en
México. Los gays salieron a marchar orgullosos de su identi-
dad sexual en las calles de Nueva York, mientras que los
homosexuales y lesbianas salieron orgullosamente a protes-
tar en las calles de México en solidaridad con los movimien-
tos políticos. (Vargas, 2014, p. 157)
Con esto quiero decir que cada proceso social y cada construcción de sujeto
se ha generado desde una singularidad que los distingue, por lo tanto,
advierten que no pueden ser leídos de la misma forma, incluso, invitan a
cuestionar si es posible analizarlos con las mismas herramientas teóricas.
Considero importante tener esto en cuenta, ya que sospecho que el Movi-
miento de Liberación Homosexual en México podría entenderse como una
extensión de Stonewall y, en la misma lógica, la disidencia sexogenérica en
nuestro contexto como una tropicalización de la Teoría Queer. No obstante,
esto sería ignorar las características específicas —empero— de nuestros
procesos locales, los cuales vienen de genealogías incluso anteriores a estos
movimientos norteamericanos/europeos, pues dan cuen-
ta de una construcción del sujeto sexualdiverso anterior a
estas propuestas extranjeras.
Por ejemplo, ya desde tiempos que datan del Porfiriato
podríamos rastrear algunas prácticas que se aproximan
a estas nociones en nuestro país, pues en la madrugada
del 17 de noviembre de 1901 se dio una redada en el
número 4 de la calle La Paz de la Ciudad de México. Se
trataba del baile de los 415, homosexuales que fueron
5 Se considera –en la mayor parte de las
versiones– que en realidad el número 42
(número par que daba como resultado las
parejas completas) era una mujer que se
encargaba de organizar y subastar a un
jovencito cada vez que se reunían. Sin
embargo, los rumores decían que el núme-
ro 42 sería nada menos que Ignacio de la
Torre y Mier, yerno del entonces presidente
Porfirio Díaz. Evidentemente la historia no
se hizo oficial, pues se piensa que muchos
de los hombres ahí presentes formaban
parte del círculo de poder de la clase alta de
la época. En este sentido, se dice que quie-
nes no contaban con el estatus social se-
rían trasladados a Yucatán a pagar su pena.
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 121
arrestados esa noche, la mitad vestidos de “mujer” y la otra mitad vesti-
dos de “hombre”. Estos sucesos fueron todo un escándalo en el México
conservador, por ello, en días consecutivos los diarios publicaban encabe-
zados como “Aquí están los maricones, muy chulos y coquetones” o “La
aristocracia de Sodoma”, resaltando las penas obtenidas en el orden del
castigo y la tortura (Barrón, 2010).
El ámbito periodístico parecía ser, también, una constante reproductora
del estigma “homosexual”. Encontramos otro caso, ya en la década de los
setenta, en la revista Alarma!. Esta publicación amarillista presentaba una
sección, la de los Mujercitos, donde se exhibían a homosexuales y vestidas
que captaban en fiestas clandestinas. “Nadie detiene el homosexualismo!”,
Asquerosa depravación sexual!”, decían en letras grandes los encabeza-
dos de la revista (Vargas, 2014). Estas descalificaciones, tanto en el caso
de los 41 como en el de los Mujercitos, señalaban con injuria a los otros
no heterosexuales en su diferencia, reflejando los mecanismos mediante
los cuales operaba la homofobia en la época.
Pensemos también en el ámbito penitenciario, como el caso del Pala-
cio de Lecumberri. Esta cárcel, que era también conocida como “El palacio
negro”, fue inaugurada a principios del siglo XX; era de las más temidas. Se
albergaba una amplia gama de infractores de la ley que eran clasificados
en celdas signadas por letras. Justamente en la celda “J” se encontraban
los homosexuales que habían sido aprehendidos por “prácticas sodomitas”;
razón por la cual, se dice, surge la palabra “joto” como denostativo hacia
los homosexuales. Estos varones afeminados que se encontraban reclui-
dos en la cárcel, dan cuenta de las prácticas de resistencia a las normas de
género en un régimen disciplinario (Butler, 1999; Foucault, 2009), no solo
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
122
por el hecho de encontrarse doblemente segregados (por ser delincuentes
y por ser homosexuales), sino también por lo que implicaba llegar a ese
sitio. Es decir, a pesar de los mecanismos disciplinarios que advertían un
castigo por ser diferente, ellxs se resistieron tanto a las normas jurídicas
como a las de género para validar su identidad abyecta.
Los Mujercitos, por ejemplo, posaban “descarados” para las fotos donde
a través de su performance subvertían la realidad portando joyas y vesti-
dos elegantes “propios” del género femenino y de cierta clase social. Por
tanto, podemos dar lectura a los procesos de subjetivación insertos en
esta lógica disciplinaria, pero también pigmentocrática dentro de las jerar-
quías socioculturales mexicanas (Vargas, 2015). El performance que recae
en sus cuerpos sería, bien, una forma de resistencia a las violencias y
discursos homofóbicos de la época, pues la pose en contextos y lugares
reproductores de las violencias homofóbicas fungía como la reafirmación
de la identidad de las vestidas, un sitio donde lo personal se hace político.
A manera de cierre: ¿Descolonizar lo queer?
Esta brevísima genealogía —que cabe aclarar: hace referencia a ciertas
expresiones arbitrariamente seleccionadas para este análisis y es sólo una
lectura de muchas otras posibles— nos ayuda a com-
prender con más claridad los entrecruces que constituyen
al sujeto sexualdiverso en Latinoamérica, que no sólo tie-
nen que ver con una cuestión de sexo y género, sino tam-
bién de clase social, raza-color de piel, etnia6 y, podríamos
también agregar, construcción colonial. En este sentido,
6Entre la raza y el color de piel hago una
distinción, pues considero que lo
pigmentocrático gira en torno a las
asimetrías «raciales» en tanto que color
de piel, sin embargo, no problematiza
todos los alcances que refiere el análisis
racial que también toca la etnicidad y la
clase social como un mismo dispositivo
imbricado de opresión.
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 123
las asimetrías del proyecto de modernidad-colonialidad (Quijano, 2000)
en nuestro país operan de forma distinta que en Estados Unidos o en
países europeos. Estas distinciones las podemos notar en la significación
del “ser gay”, tal como Susana Vargas (2014) lo comenta:
Un sujeto gay en México no es el maricón, el joto, la jota o
incluso el puto de ambiente, lo cual no quiere decir que no
haya gays en el país, sino que estos términos han tenido
historias y geografías particulares. El acto performativo de
salir del closet en México es diferente al de Estados Unidos,
ya que la enunciación “soy gay” solo la pueden asumir quie-
nes tienen el poder de la movilidad y el capital cultural, los
más blancos de las clases media y alta, mientras que la enun-
ciación “soy maricón”, “soy puto”, “soy travesti”, o “soy de
ambiente” está reservada a los de clases media baja y baja,
frecuentemente con tonalidades de piel oscuras. (p.160)
Precisamente de esto va el señalamiento que hago respecto a la
problematización de la Teoría Queer en nuestros contextos, pues en las
categorías identitarias anglosajonas con potencial subversivo podemos
notar que —evidentemente— nos enfrentamos a significaciones que es-
tán atravesadas por entrecruces distintos. Mientras que la palabra Queer
tiene una gran fuerza performativa en contextos angloparlantes, en el
idioma español esto no es así, pues la palabra por sí misma no tiene una
traducción lingüística como tal. Incluso, tratar de hacer una traducción
cultural devendría en una posición colonizadora pues, como ya lo mencio-
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
124
naba anteriormente, los actos políticos de los sujetos en nuestros con-
textos ya existían antes y no exclusivamente después de cualquier teoría
que los quiera nombrar. Esta cuestión, me parece, es uno de los principa-
les obstáculos que se topa, o trampas que encierra, la introducción de la
Teoría Queer en nuestros contextos.
Para cerrar este breve análisis, recapitulemos: como primer punto, res-
pecto a la cuestión de la traducción, “lo queer debe pensarse como
contextual y político, por lo que debe respetarse la fonética angloparlante”
(González, 2014, p. 3). Esto porque la palabra contiene el significado que
se acuña y porque atiende a cierta inteligibilidad. En este sentido y, por
otra parte, estoy de acuerdo con González cuando comenta que:
A pesar de esto, no es posible desechar elementos teóricos
que pueden resultar útiles para analizar la exclusión y pro-
yectar la emancipación. Más allá de un simple trasplante teó-
rico o un rechazo ciego a lo extranjero, me parece que los
conceptos de la teoría queer como performatividad o
desestabilidad de identidades, nos ayudan a recordar que lo
queer, como todo lo demás, no es nada necesaria y esencial-
mente, sino más bien lo que queramos y podamos hacer con
ellas. Mantener una vigilancia atenta a esta flexibilidad del
término va a ser parte de nuestra tarea política. (González,
2014, pp. 6-7)
De la misma forma, concuerdo con Jodor (2014), pues, como lo plantea,
es importante “localizar y situar los conocimientos que nos colonizan
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 125
intelectualmente, la mera aplicación de estos sin re-significación alguna,
logra excluirnos aún más” (p. 8). Sin embargo, no sólo es importante
generar esta localización, sino también “la construcción como sujeto-
agente que ‘aprehende’ la teoría, lo que no solo implica conocerla en
términos científicos y de aplicabilidad, sino también transformarla,
adecuarla, a la realidad propia del espacio en el cual la misma se aplica”
(Jodor, 2014, pp. 9-10). En otras palabras, dar lugar a un proceso donde
se puedan producir nuevos significados que, ahora en el sentido inverso,
cuestionen las teorías que podrían devenir hegemónicas.
De igual forma, hay que tomar en cuenta que, en cada uno de los
contextos, donde se producen las teorías, se juegan mecanismos de po-
der que delimitan la acción del sujeto y, por tanto, habría que poner en
duda si los actos políticos que se generan en determinado sitio son fun-
cionales en otro.
Por último, mostrando la postura que se adopta en este texto, es
importante darles la ponderación justa a las teorías, en este caso a la
Teoría Queer, frente a nuestras realidades. Aprehender las concepciones
que nos sean útiles, cambiarlas, modificarlas a nuestras formas de vida,
discutirlas, contradecirlas y producir nuestros propios saberes. Esto im-
plica también un esfuerzo por hacer una revisión cotidiana y exhaustiva
para que nuestras herramientas políticas no sean asimiladas en la lógica
de la colonialidad del saber (Quijano, 2000). Hay que problematizarlas,
situarlas y someterlas a una revisión crítica constante y comprometida.
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
126
Bibliografía
ARBOLEDA, P. (2010). ¿Ser o estar “queer” en Latinoamérica? El devenir eman-
cipador en: Lemebel, Perlongher y Arenas. Dossier, 31, 111-121.
BARRÓN, M. (2010). El baile de los 41: la representación de lo afeminado
en la prensa porfiriana. Historia y Grafía, 34, 47-76.
BUTLER, J. (1999). El género en disputa: El feminismo y la subversión de la
identidad. Barcelona: Paidós.
BUTLER, J. (2002). Cuerpos que importan: Sobre los límites materiales y
discursivos del “sexo”. Buenos Aires: Paidós.
CÓRDOVA, D., SÁEZ, J. Y VIDARTE, P. (2005). Teoría queer. Políticas bolleras,
Maricas, Trans, Mestizas. Barcelona: Egales.
DAVIS, A. (1981). Mujeres, raza y clase. Madrid: Ediciones Akal.
DIEZ, J. (2011). La trayectoria política del Movimiento Lésbico-Gay en
México. Estudios Sociológicos, 86, 687-712.
ESPINOSA, Y., GÓMEZ, D. Y OCHOA, K. (Eds.). (2014). Tejiendo de otro modo:
Feminismo, epistemología y apuestas descoloniales en Abya Yala. Cauca,
Colombia: Universidad de Cauca.
ESPINOSA, Y. (2015). El futuro ya fue. Una crítica a la idea del progreso en
las narrativas de liberación sexo-genéricas y queer identitarias en
Abya Yala. En R. Moarquech y A. Ferrera-Balanquet (Comps.) Andar
erótico decolonial (pp. 21-39). Buenos Aires: Ediciones del signo.
FONSECA, C. Y QUINTERO, M. (enero, 2009). La Teoría Queer: La de-construc-
ción de las sexualidades periféricas. Sociológica, 69, 43-60.
FOUCAULT, M. (1979). Microfísica del poder. Madrid: Las Ediciones de La
Piqueta.
NORMAN IVAN MONROY CUELLAR 127
FOUCAULT, M. (2009). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. México,
D.F.: Siglo Veintiuno.
FOUCAULT, M. (2011). Historia de la sexualidad. Vol. 1: La voluntad de saber.
México, D.F.: Siglo Veintiuno.
GONZÁLEZ, G. (2014). Disputas de la disidencia sexual latinoamericana.
Sujetos y teorías, Posgrado de estudios latinoamericanos, UNAM, 1-
17.
GONZÁLEZ, G. (2016). Teorías de la disidencia sexual: de contextos popula-
res a usos elitistas. La teoría queer en América Latina frente a las y
los pensadores de la disidencia sexogenérica. De Raíz Diversa, 5,
179-200.
JODOR, L. (2014). El sur globar aprehende lo queer. Buenos Aires, Argentina:
Universidad Nacional San Martín.
LEMEBEL, P. (1996). Loco Afán. Crónicas del sidario. Santiago de Chile: Lom
Ediciones.
LÓPEZ PENEDO, S. (2008). El laberinto queer. La identidad en tiempos de
neoliberalismo. Madrid: Egales.
MORAGA, C. Y CASTILLO, A. (1981). This Bridge Called my Back: Writings by
Radical Women of Color. Watertown, Mass: Persephone Press.
PERLONGHER, N. (2016). Los devenires minoritarios. Barcelona:
editorial@diaclasa.net.
PRECIADO, B. (2008). Testo Yonqui. Madrid: S. L. U. Espasa Libros.
PRECIADO, B. (2010). Políticas transfeministas y queer: Tecnologías de disiden-
cia de género. Auditorio Divino Narciso de la Universidad del Claus-
tro de Sor Juana, Ciudad de México.
LA VENTANA,
NÚM. 52 / 2020
128
QUIJANO, A. (2000). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América La-
tina. En E. Lander (comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y
ciencias sociales (pp.201-246). Buenos Aires: CLACSO.
RICH, A. (1996). Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana. Revis-
ta d’Estudis Feministes, 15-42.
VALENCIA, S. (2015). Del queer al cuir: ostranénie geopolítica y epistémica
desde el sur glocal. En F. Lanuza y R. Carrasco (comp.), Queer & Cuir.
Políticas de lo irreal (pp. 19-37). Santiago de Querétato: Editorial
Fontamara.
VALENCIA, S. (2018). El transfeminismo no es un Generismo. Pleyade, revis-
ta de humanidades y ciencias sociales, 22, 27-43.
VARGAS, S. (2014). Saliendo del closet en México: ¿Queer, gay o maricón?
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 151-175.
VARGAS, S. (2015). Alarma! Mujercitos Performing Gender in 1970s Mexico.
Trasgender Studies Quarterly, 81(4), 552-558.
WITTIG, M. (2006). El pensamiento heterosexual y otros ensayos (Traducción
de Javier Sáez y Paco Vidarte). Barcelona: Egales.
... El término Queer proviene de un anglicismo derivado del alemán que significa "raro", "torcido" o "desviado", y se usa de manera peyorativa para referirse a cualquier persona que no sea cis heterosexual (Monroy Cuellar, 2020). Para Paul B. Preciado (1999), es importante aceptar y resignificar lo Queer para crear nuevas representaciones sociales de la sexualidad, rompiendo con la existencia como heterosexual o no existencia. ...
... La importancia de la apropiación del término Queer radica en encontrar un reconocimiento en un mundo donde solo existe la heterosexualidad. "Dicho de otra forma, lo Queer se refiere a las sexualidades desviadas de la norma que resisten a la sexualidad hegemónica para generar su propio proceso de subjetivación" (Monroy Cuellar, 2020). Esto trasciende los límites sexo-genéricos que la heterosexualidad ha impuesto en la representación. ...
Article
En los anuncios “El mejor regalo” y “Nunca es tarde para ser quién eres”, se evidencia una representación de disidencias desde una hegemonía heterosexual. Estos anuncios representan un avance en la visibilidad de la comunidad LGBTIQ+, pero reflejan problemas en cómo se sustentan los discursos de equidad. La Teoría Queer propone la deconstrucción y renegociación de la producción heteronormada, y la creación de nuevos espacios de representación. Estos anuncios presentan una sociedad representada desde el binarismo, encasillando las formas de representación de los sujetos. A pesar de estos desafíos, la promoción de nuevas formas de representación es un gran avance para la sociedad.
... Desde el postfeminismo se convoca a la diversidad de identidades de los cuerpos biológicos, así como a la multiplicidad de prácticas y orientaciones sexuales que no habían sido previstas por la heteronormatividad. Se sostiene que no hay unicidad en el "ser mujer", y tampoco en el "ser hombre", por tanto, no hay naturalidades, esencias ni identidades fijas, sino más bien herencias y tradiciones originadas y perpetuadas en el curso de la historia (Carrillo, 2004;Monroy Cuellar, 2020). Por ello, se propone desmontar la presunción canónica y universalista de las dicotomías polares, para así desplazarnos/movernos/fluir entre los saberes teóricos que examinan los roces, los cruces, los entre y los intersticios; y "ampliar los espacios de circulación de los sujetos en la vida cotidiana" (Felizardo, 2020, p. 45). ...
Article
Full-text available
El manuscrito expone un recorrido por las perspectivas teóricas centradas en lo interseccional y el cruce, las que han abierto debates sobre las intersecciones, hibridaciones, mixturas y fluideces. Se propone sumar al campo de los estudios de género las trayectorias teóricas del entrecruzamiento para ponerlas en diálogo y aplicarlas de manera crítica y creativa a éste. Revisando los planteamientos de intelectuales de diversas áreas del conocimiento: Kimberlé Williams Crenshaw, Néstor García Canclini, Hommi Bhabha y Nancy Fraser, se plantea tensionar las normatividades sexogenéricas que imperan en el orden de la cultura y a partir de las cuales se excluyen las pluralidades propias de la vida social. Las referencias comparten su crítica al pensamiento binario, una des-idealización de lo puro, lo nativo, la identidad, la fijeza, del sujeto monolítico; no creen en las categorías fijas de lo moderno; más bien comparten la perspectiva del dinamismo, de los flujos, de la permanente reconfiguración de la alteridad/otredad. La visita a intelectuales se traduce en algunas propuestas ―y también preguntas― para ampliar el cuerpo teórico-conceptual en el campo de los Estudios de género.
Article
Full-text available
Censorship occurs in contexts where dominant discourses establish the invisibility of subterranean memories; thus, artworks act as vehicles of memories by their external symbols. The research presents case studies on the censorship of the individual exhibition ‘El Tercer Mundo’ by MAx Provenzano at the Museum of Art in Valencia, Venezuela, and the unexpected closure of the collective exhibition ‘Queermuseu: Cartografias da diferença na arte brasileira’ at the Santander Cultural in Brazil, in the years 2015 and 2017, respectively. The mechanisms of censorship were analyzed to identify subterranean memories in art exhibitions, as discursive practices to determine control over cultural memory through power conflicts. Furthermore, discursive and ideological formations were analyzed to understand the elements behind the acts of censorship, in order to understand divergent narratives reflecting on the different identities and memories of Latin American regions.
Article
Full-text available
La terapia familiar tiene la posibilidad de transformar la realidad de las personas. La violencia ha sido uno de los problemas que más ha afectado la dinámica interna de los grupos humanos y aquí se muestran las relaciones de pareja con el fin de identificar las diferentes formas como se ha abordado la violencia en la literatura existente de intervención terapéutica. La metodología utilizada es de corte cualitativa con enfoque hermenéutico en modalidad de revisión documental. La discusión gira en torno al significado otorgado a “violencia” hasta la fecha, los tipos de violencia y las propuestas de intervención realizadas en parejas cuando han sufrido cualquiera de sus manifestaciones. En conclusión, la violencia ha permeado las relaciones humanas a lo largo del tiempo y deben fomentarse nuevas intervenciones para prevenir y mitigar este fenómeno que afecta en su mayoría a las mujeres para promover una mejor calidad de vida desde la perspectiva sistémica de la terapia.
Article
Full-text available
La historia del feminismo es una historia de cuestionamiento de los privilegios y de inclusión gradual de grupos de mujeres anteriormente invisibilizadas o, directamente, excluidas. Así ocurrió con la raza o la etnia, con la clase social, con la orientación sexual, etc., y así ocurre actualmente con el colectivo trans. ¿Existe una red transfeminista? ¿Son compatibles las ideas feministas y las identidades trans? Este articulo propone una revisión de la literatura académica que nos permita conocer qué se ha escrito respecto a la relación entre el movimiento feminista y el activismo trans. Nos centraremos, específicamente, en los debates subyacentes a la problemática actual para mostrar la complejidad del debate, la riqueza de la disconformidad y el peligro de la polarización.
Article
Full-text available
Due to the challenges that gender-dissident individuals represent for traditional binary gender norms, people with gender dissidence constitute a highly vulnerable social group. In leisure, travel, and tourism studies, the experiences of gender-dissident people have been practically ignored. Based on a necropraxis-necroresistance conceptual framework, this research aimed to explore gender-dissident people’s leisure and travel experiences and the resistance strategies they adopt in Latin America. Based on twelve interviews, it revealed that while necropolitics (e.g. State policies) and necropraxis (e.g. interpersonal interactions) in the region negatively determine the everyday social experiences of gender dissidents, necroresistance strategies are adopted by gender dissidents to exist within the leisure and travel arena. The main contribution of this study lies in the adoption of a novel conceptual framework as well as the incorporation of gender dissidence and a particular socio-cultural context largely excluded from leisure and travel studies in the Global North.
Article
Full-text available
p>Este artículo pretende poner a debate el uso de la teoría queer como herramienta teórica para pensar las disidencias sexogenéricas frente a una serie de autoras y autores latinoamericanos que han reflexionado acerca de dicha disidencia, desde su interseccionalidad con raza, clase y espacios geográficos. Estas autoras y autores han desarrollado un corpus literario y una producción teórico social que reflejan, no sólo posiciones, sino estrategias para resistir y construir relaciones distintas entre sectores sociales. Sería posible hablar, de tal forma, de una teoría de la disidencia sexual latinoamericana surgida desde contextos populares frente a los usos elitistas que se dio a la teoría queer en América latina.</p
Article
Full-text available
¿Cómo nombrar las transgresiones homo/lésbica/bi/trans/a/sexuales �LGBT� en el caso de América Latina si los modelos importados no responden (por lo menos no completamente) a las realidades de los sujetos que intentan definir? Este trabajo explora cómo, en contra de las imposturas homosexuales de occidente, escritores y artistas latinoamericanos como Néstor Perlongher, Pedro Lemebel y Reinaldo Arenas proponen estrategias rebeldes para re-imaginar el proyecto queer latinoamericano. Sus creaciones contestan los modelos importados tanto de análisis teórico como de formas de ser disidente y reivindican la importancia social del amor. Ser/estar queer en América Latina sugiere entonces una suerte de des-identidad, un devenir-incesante, siempretransgresor, siempre-auto-emancipador.
Article
Queer theory is the theoretical development of sexual dissidence and the deconstruction of stigmatized identities, which, through re-signification of the insult, reaffirms that different sexual options are a human right. Peripheral sexualities are those that diverge from the imaginary circle of "normal" sexuality and exercise their right to proclaim their existence. This article deals with topics like "let him/her be," the right to love, and social roles and tries to explain the causes and consequences of a social system based on separating people and not on what they have in common.
Article
In this essay, I analyze representative photographs of mujercitos' posing for Alarma!, contextualizing them through their labor as sex workers within the pigmentocratic system of Mexico. I read their gender performance as reflecting their desire to access class privilege, which in Mexico is inseparable from skin tonality. I argue that the photographs of mujercitos point to processes of subjectivation different from those outlined in prominent theories of performative gender/sex developed in Anglo North America, specifically the early work of Judith Butler.
Article
El presente trabajo investiga la trayectoria del movimiento Lésbico-Gay (LG) en México. Basándose en una investigación de campo extensa, presenta resultados que sugieren que la evolución del movimiento LG en México, en cuanto a su visibilidad, vivacidad y articulación de demandas políticas, ha sido en gran parte condicionado por la intersección entre las oportunidades políticas que el régimen ha proporcionado y el desarrollo de una identidad colectiva. Es decir, la evolución del movimiento LG has dependido no sólo de estos dos factores, sino de la intersección entre ellos. Este fenómeno marca la trayectoria del movimiento en tres claras etapas temporales, que se abordan en el trabajo. This paper investigates the history of the Lesbian-Gay (LG) movement in Mexico. Based on extensive field research, it presents results that suggest that the evolution of the LG movement in Mexico, in terms of visibility, liveliness and articulation of political demands, has been largely determined by the intersection of political opportunities provided by the system with the development of a collective identity. In other words, the evolution of the LG movement has depended not only on these two factors, but on the intersection between them as well. This phenomenon delineates three clear chronological stages in the movement's trajectory.