ArticlePDF Available

Abstract

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se ha convertido en una pandemia que ha ocasionado la muerte de centenares de miles de personas en el mundo, afectando principalmente a sujetos con enfermedades cronicodegenerativas y/o con un sistema inmunitario deprimido, que los hace susceptibles de padecer y presentar complicaciones por la enfermedad. El confinamiento para evitar el contagio de la COVID-19 puede generar el desarrollo de malos hábitos de alimentación, inactividad física y alteraciones en el estado de ánimo, lo que afecta directamente a la salud de la población, especialmente a las personas que viven con diabetes u obesidad, que tienen mayor riesgo de presentar formas más graves y mortalidad por COVID-19. Existe evidencia científica de que ciertos nutrimentos como las vitaminas A, C, D, E, los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y el zinc podrían generar efectos benéficos frente a la COVID-19 actuando como inmunomoduladores, reduciendo el estrés oxidativo y la respuesta inflamatoria. La alimentación juega un papel primordial en la prevención y/o disminución de los efectos producidos por la COVID-19, ya que el tener una dieta adecuada durante la cuarentena contribuye a controlar las comorbilidades presentes, reducir el estrés y aminorar algunos de los síntomas gastrointestinales que se han relacionado con la COVID-19.
Disponible en internet: 27-06-2020
Rev Mex Endocrinol Metab Nutr. 2020;7:132-43
2462-4144 / © 2020 Sociedad Mexicana de Nutricion y Endocrinologia, AC. Publicado por Permanyer. Éste es un artículo open access
bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
Correspondencia:
*Alonso Romo-Romo
E-mail: alonso_romo@hotmail.com
Fecha de recepción: 20-05-2020
Fecha de aceptación: 25-05-2020
DOI: 10.24875/RME.20000060
ARTÍCULO DE REVISIÓN
El rol de la nutrición en la enfermedad
por coronavirus 2019 (COVID-19)
The role of nutrition in the coronavirus disease 2019
(COVID-2019)
Alonso Romo-Romo1*, Carlos A. Reyes-Torres2, Marcela Janka-Zires1 y Paloma Almeda-Valdes1,3
1Departamento de Endocrinología y Metabolismo de Lípidos; 2Servicio de Nutriología Clínica; 3Unidad de Investigación de
Enfermedades Metabólicas. Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, Ciudad de México, México
RESUMEN
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se ha con-
vertido en una pandemia que ha ocasionado la muerte de
centenares de miles de personas en el mundo, afectando
principalmente a sujetos con enfermedades cronicodegene-
rativas y/o con un sistema inmunitario deprimido, que los
hace susceptibles de padecer y presentar complicaciones
por la enfermedad. El confinamiento para evitar el contagio
de la COVID-19 puede generar el desarrollo de malos hábitos
de alimentación, inactividad física y alteraciones en el estado
de ánimo, lo que afecta directamente a la salud de la pobla-
ción, especialmente a las personas que viven con diabetes u
obesidad, que tienen mayor riesgo de presentar formas más
graves y mortalidad por COVID-19. Existe evidencia científica
de que ciertos nutrimentos como las vitaminas A, C, D, E, los
ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y el zinc podrían ge-
nerar efectos benéficos frente a la COVID-19 actuando como
inmunomoduladores, reduciendo el estrés oxidativo y la res-
puesta inflamatoria. La alimentación juega un papel primor-
dial en la prevención y/o disminución de los efectos produ-
cidos por la COVID-19, ya que el tener una dieta adecuada
durante la cuarentena contribuye a controlar las comorbili-
dades presentes, reducir el estrés y aminorar algunos de los
síntomas gastrointestinales que se han relacionado con la
COVID-19.
Palabras clave:Nutrición. Pandemia. COVID-19. Diabetes.
Obesidad. Sistema inmunitario.
ABSTRACT
Coronavirus disease 2019 (COVID-19) has become a pande-
mic that has caused the death of hundreds of thousands of
people worldwide, mainly affecting subjects with chronic
degenerative diseases and/or with a depressed immune sys-
tem, which makes them susceptible to acquire and develop
complications from the disease. Confinement to avoid the
spread of COVID-19 can promote inadequate eating habits,
physical inactivity and changes in mood, which directly
affects the health of the population, especially to people
living with diabetes or obesity, who are at higher risk of
presenting severe forms of COVID-19 and mortality. There is
scientific evidence that certain nutrients such as vitamins A,
C, D, E, omega-3 polyunsaturated fatty acids and zinc could
generate beneficial effects against COVID-19 acting as im-
munomodulators, reducing oxidative stress and the inflam-
matory response. Diet plays an essential role in the preven-
tion and/or reduction of the effects produced by COVID-19,
since having an adequate diet during quarantine helps to
control the coexistent comorbidities, reduce stress and at-
tenuate some of the gastrointestinal symptoms that have
been linked to COVID-19.
Key words:Nutrition. Pandemic. COVID-19. Diabetes. Obe-
sity. Immune system.
REVISTA MEXICANA DE ENDOCRINOLOGÍA, METABOLISMO & NUTRICIÓN
PERMANYER
www.permanyer.com
www.endocrinologia.org.mx Rev Mex Endocrinol Metab Nutr. 2020;7:132-43
132
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
INTRODUCCIÓN
El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo
grave (SARS-CoV-2) es un tipo de coronavirus que
afecta principalmente al sistema respiratorio. Se ex-
tiende por medio de partículas (gotículas) respira-
torias despedidas de la nariz y boca con una alta y
rápida transmisión1. Es el causante de una nueva
patología llamada enfermedad por coronavirus
2019 (COVID-19). Tiene un periodo de incubación
de aproximadamente cuatro a cinco días antes de
presentar los síntomas caracterizados por fiebre, tos
seca y disnea. Otros síntomas que se han observado
son cefalea, debilidad generalizada, vómitos y dia-
rrea2.
El coronavirus consiste en cuatro proteínas estruc-
turales: espiga (S), membrana (M), envoltura (E) y
nucleocápside (N). La glucoproteína S, que se expre-
sa en la superficie viral, se une a la enzima conver-
tidora de angiotensina II (ACE2) en el cuerpo para
ingresar a las células a través del receptor de esta
enzima. La expresión de la ACE2 es elevada en el
pulmón, corazón, íleon, riñón y vejiga. La alta expre-
sión de la ACE2 en las células epiteliales pulmonares
del espacio alveolar se ha vinculado al daño
pulmonar temprano causado por el virus, manifes-
tándose como neumonía con potencial progresión
a síndrome de distrés respiratorio agudo con pro-
gresión a insuficiencia respiratoria, que representa
la principal causa de muerte en estos pacientes3.
Las células epiteliales, los macrófagos alveolares y
las células dendríticas son los tres principales res-
ponsables de la inmunidad innata de las vías respi-
ratorias. Se ha observado en pacientes con formas
graves de COVID-19 que presentan linfopenia, espe-
cialmente de células T, además de una respuesta
inflamatoria con concentraciones elevadas de cito-
cinas inflamatorias, incluyendo interleucina (IL) 6,
IL-10, factor estimulante de colonias de granuloci-
tos, proteína quimioatrayente de monocitos 1, fac-
tor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y proteína in-
flamatoria de macrófagos2. Estas proteínas atraen
monocitos, macrófagos y células T promoviendo
aún más inflamación con producción de interferón
gama (INF-γ) por las células T4. Esta respuesta infla-
matoria excesiva se asocia al desarrollo de falla or-
gánica múltiple, responsable de la muerte en otra
proporción importante de pacientes con COVID-193.
El confinamiento para evitar el contagio por CO-
VID-19 puede tener un impacto negativo en dife-
rentes componentes de la salud de la población,
Figura 1. Impacto de la pandemia por COVID-19 en el estilo de vida y la susceptibilidad de desarrollar complicaciones por la enfermedad.
COVID-19:enfermedad por coronavirus 2019.
133
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
Revista Mexicana de endocRinología, MetabolisMo & nutRición. 2020;7
como se muestra en la figura 1. Por esta razón, re-
sulta relevante investigar los factores dietéticos que
podrían prevenir o aminorar los efectos de la CO-
VID-19, así como las recomendaciones que deben
brindarse a la población para mejorar sus hábitos
de alimentación y estilo de vida durante la cuaren-
tena.
NUTRIMENTOS ANTIINFLAMATORIOS Y
ANTIOXIDANTES
Es bien conocido el efecto de una nutrición adecua-
da en el sistema inmunitario, por lo que una dieta
variada y rica en ciertos nutrimentos como vitami-
nas A, C, E, D, zinc, selenio, cobre, hierro, magnesio
y ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) omega-3 pre-
viene la aparición de infecciones virales5.
Vitamina A
La vitamina A es una vitamina liposoluble que po-
demos obtener principalmente de dos formas en
los alimentos:los carotenoides como el b-caroteno
a partir de fuentes vegetales y los retinoides a partir
de alimentos de origen animal. Estos carotenoides
y retinoides se convierten en retinol (la forma activa
de la vitamina A) en el enterocito para transportarse
hasta el hígado por medio de los quilomicrones
para posteriormente ser liberados a la circulación y
ejercer sus efectos biológicos. Dentro de sus princi-
pales funciones destacan: desarrollo embrionario,
diferenciación celular, crecimiento, inmunidad, ade-
cuada visión y mantenimiento de dientes, piel, hue-
sos y mucosas saludables6,7.
Esta vitamina actúa como un potente antioxidante
y ha sido denominada como una vitamina «antivi-
ral», ya que varios de los mecanismos de modula-
ción del sistema inmunitario dependen de una
adecuada administración de vitamina A. Por ejem-
plo, la deficiencia de vitamina A está asociada con
infecciones virales como sarampión, gastroenteritis
virales, neumonía y en la infección por virus de
inmunodeficiencia humana8. Se ha demostrado
que con un consumo suficiente de vitamina A se
promueve la diferenciación de los linfocitos T CD4
hacia linfocitos Th17, que atacan a microorganis-
mos, están implicadas en el reclutamiento de neu-
trófilos y regulan la expresión de citocinas proinfla-
matorias9.
El efecto de la suplementación de vitamina A en
diversas infecciones como bronquitis y otros tipos
de coronavirus se ha evaluado en estudios con ani-
males y en humanos, demostrando efectos positi-
vos y significativos10; por lo que en la COVID-19
pudiera tener una función importante en la preven-
ción. Recientemente, la Sociedad Europea de Nutri-
ción Enteral y Parenteral publicó un documento con
una serie de recomendaciones nutricionales para la
prevención y tratamiento de la COVID-19, mencio-
nando que se debe garantizar en la dieta un aporte
suficiente de alimentos ricos en b‐carotenos, como
ensalada de zanahoria, en conjunto con aceite para
promover una mayor absorción de la vitamina, jugo
fresco de zanahoria sin endulzar, calabazas, camote
y espinacas frescas8.
Vitamina D
La vitamina D es una vitamina liposoluble que actúa
como una hormona que interviene principalmente
en el metabolismo óseo, incrementando la absor-
ción intestinal de calcio y la reabsorción tubular de
calcio en el riñón, logrando la homeostasis de las
concentraciones de calcio y fósforo, disminuyendo
la secreción de hormona paratiroidea y contribu-
yendo favorablemente en el proceso de mineraliza-
ción y remodelado óseo. De igual forma, se ha pos-
tulado que se asocia con beneficios en otras
patologías como diabetes, cáncer y enfermedades
cardiovasculares, ya que algunos estudios han de-
mostrado que posee un efecto antiproliferativo, in-
terviene en la diferenciación celular, inhibe la angio-
génesis, estimula la producción de insulina e inhibe
la de renina11,12.
Además de las funciones endocrinas conocidas de
la vitamina D, recientemente se han descrito algu-
nas funciones en la modulación del sistema inmu-
nitario y el efecto que genera en diversas infeccio-
nes como antiinflamatorio y protector ante la
fibrosis. Se ha propuesto y demostrado que la
134
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
suplementación de vitamina D promueve la preven-
ción de infecciones virales, especialmente la in-
fluenza y hepatitis mediante la modulación de tres
mecanismos: barreras físicas, inmunidad natural
celular e inmunidad adaptativa13-18. La vitamina D
mejora la respuesta de la inmunidad celular innata
particularmente por medio de la inducción de pép-
tidos antimicrobianos como catelicidinas. Las cate-
licidinas tienen una potente actividad antimicrobia-
na principalmente en bacterias gramnegativas,
virus y hongos19. En modelos murinos se ha demos-
trado la disminución en la replicación de virus como
el de la influenza H1N120. En un ensayo clínico alea-
torizado (ECA) reciente se demostró que la suple-
mentación con 4,000 UI de vitamina D por 10 días
ocasionó una reducción en la replicación del virus
del dengue en humanos sanos21.
La vitamina D, por otra parte, modula la inmunidad
celular, especialmente disminuyendo la cascada de
producción de citocinas proinflamatorias desenca-
denada por el sistema inmunitario innato, reducien-
do la producción del TNF-α y el INF-γ; además, in-
crementa la expresión de citocinas antiinflamatorias
mediante la proliferación de los macrófagos22. Adi-
cionalmente, la vitamina D incrementa la produc-
ción de linfocitos Th2 (cooperadores) que indirecta-
mente suprimen la producción de citocinas
proinflamatorias y ayuda en la producción de anti-
cuerpos por las células plasmáticas23.
También se han realizado diversas investigaciones
clínicas con la finalidad de evaluar el efecto que
tiene la suplementación de vitamina D en la preven-
ción de infecciones virales en pacientes previamen-
te sanos. En un ECA realizado en Japón se incluye-
ron niños sanos con edades entre 6 y 15 años, se
evaluó el efecto de la suplementación con 1,200 UI
de vitamina D frente a la infección de influenza tipo
A, mostrando una probabilidad un 42% menor de
desarrollar infección por influenza comparado con
el grupo control que no recibió la suplementación
(riesgo relativo [RR]: 0.58, intervalo de confianza
del95% [IC 95%]:0.34-0.99)24. Gui, et al. demostra-
ron en un estudio en células epiteliales del pulmón
que la administración de calcitriol disminuyó signi-
ficativamente la expresión de genes proinflamato-
rios frente a la exposición del virus de la influenza
H9N225.
A pesar de que existen diferentes alimentos que
contienen vitamina D, generalmente no se obtienen
cantidades suficientes de esta vitamina de los ali-
mentos o por la exposición a la luz solar, por lo que
en muchas ocasiones se requiere suplementación.
Se estima que la insuficiencia de vitamina D se en-
cuentra en el 50% de la población mundial y se ha
reportado en México una prevalencia de deficiencia
de vitamina D del 36.8% y de insuficiencia de vita-
mina D del 49.8% en mujeres en edad reproducti-
va26. Las concentraciones séricas de 25-hidroxivita-
mina D, 25(OH)D, se clasifican en:normal si se hallan
entre 30-100ng/ml, insuficiencia si están entre 21-
29 ng/ml y deficiencia si son<20 ng/ml27.
Las concentraciones de vitamina D en plasma pue-
den ir disminuyendo con la edad28, así como en
ciertas enfermedades que alteran su metabolismo,
como sucede en la obesidad, enfermedad renal cró-
nica o síndromes de malabsorción. En escenarios de
deficiencia de vitamina D resulta imprescindible la
suplementación para corregir las concentraciones
de dicha vitamina y así evitar complicaciones sobre
todo en el metabolismo mineral óseo y la modula-
ción de la respuesta inmunitaria. Tomando en cuen-
ta que los adultos mayores y las personas con obe-
sidad u otras enfermedades crónicas no transmisibles
tienen un riesgo mayor de complicaciones clínicas
frente a la infección por SARS-CoV-229, resultaría im-
portante revisar el efecto de la suplementación de
vitamina D en esta población.
La prevalencia de deficiencia de vitamina D en re-
giones actualmente muy afectadas por COVID-19 se
ha reportado desde el 28.9% en adultos de los
EE.UU., el 61.5% en Reino Unido, el 72% en China y
el 75.1% en Francia hasta el 94.3% en adultos de 65
o más años de edad en Italia y España18.
En los casos en los que no existe deficiencia de esta
vitamina, se debe de asegurar una ingestión diaria
de al menos 400 UI en niños menores de un año,
600 UI para niños, adolescentes y adultos de hasta
70 años y 800 UI para adultos mayores de 70 años27.
De acuerdo con la evidencia científica disponible, es
recomendable que la población que está en riesgo
de mostrar una deficiencia clínica de vitamina D o
de adquirir infecciones como influenza o COVID-19
se suplementen con 10,000 UI/día de vitamina D
135
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
Revista Mexicana de endocRinología, MetabolisMo & nutRición. 2020;7
por algunas semanas para incrementar rápidamen-
te las concentraciones de 25(OH)D en plasma, con-
tinuando con una dosis de mantenimiento de 5,000
UI/día a manera de prevención30. Un esquema de
tratamiento con dosis más altas de vitamina D po-
dría usarse en pacientes con COVID-19 y deficiencia
confirmada de esta vitamina, administrando de ma-
nera inicial 50,000 UI dos veces a la semana, conti-
nuando con 50,000 UI por semana la segunda y
tercera semana de tratamiento y dejando una dosis
de mantenimiento de 1,500-2,000 UI/día en adultos.
El objetivo es mantener las concentraciones de
25(OH)D en plasma entre 40-60 ng/ml18. Se requie-
ren estudios observacionales y ECA que evalúen el
efecto de este nutrimento inmunomodulador en la
COVID-19. La mayoría de las recomendaciones
sebasan en la experiencia científica y clínica que se
tiene hasta el momento en estudios con influenza,
por lo que es importante recalcar que hasta el mo-
mento no existe evidencia de una asociación clara
entre causa y efecto entre las concentraciones de
vitamina D y desenlaces relacionados con la CO-
VID-19.
Ácidos grasos poliinsaturados omega-3
Los AGPI omega-3 incluyen al ácido alfa-linolénico
(ALA), que podemos encontrar en fuentes vegetales
y se considera un ácido graso esencial, ya que no
puede ser producido por el organismo. El ácido ei-
cosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico
(DHA) se pueden producir en el cuerpo por desatu-
ración y elongación del ALA, sin embargo, está pro-
ducción se genera en pequeñas cantidades y las
principales fuentes de EPA y DHA las constituyen los
pescados de agua fría, las algas marinas y el krill31.
La suplementación de AGPI omega-3 modula el es-
trés oxidativo y la respuesta inflamatoria, reducien-
do la producción de especies reactivas de oxígeno
y de citocinas proinflamatorias como el TNF-α y las
IL-1b, IL-6 e IL-832. Además, se le han atribuido otras
propiedades a los AGPI omega-3, como la reducción
de las concentraciones de triglicéridos, incremento
de las concentraciones de colesterol ligado a lipo-
proteínas de alta densidad, mejoría de la función
endotelial y efecto antitrombótico al disminuir la
agregación plaquetaria31.
Los AGPI omega-3 se han considerado uno de los
inmunonutrimentos más importantes y se han es-
tudiado en diversos escenarios clínicos, con especial
atención en el EPA y el DHA33. Es importante men-
cionar que los AGPI omega-3 (EPA y DHA) forman
parte de una alimentación equilibrada y sobre todo
con tintes de inmunonutrición, por lo que se deben
de garantizar en la alimentación fuentes ricas en
estos ácidos grasos con el consumo de 100 g de
pescados de agua fría dos veces por semana y pres-
tando especial atención en evitar la autosuplemen-
tación que muchas veces se realiza de forma indis-
criminada34. La megadosis de algunos nutrimentos
inmunomoduladores puede resultar en el desequi-
librio de estos mecanismos y generar efectos nega-
tivos totalmente contrarios, promoviendo un esta-
do proinflamatorio, suprimiendo la proliferación y
actividad de los macrófagos y las células natural
killer (NK) con una pobre modulación de las citoci-
nas proinflamatorias35.
Una dosis de 1,000 mg/día de EPA y DHA se consi-
dera suficiente como factor protector cardiovascu-
lar, sin embargo, la Asociación Americana del Cora-
zón recomienda el uso de AGPI omega-3 a dosis
farmacológicas más altas, de 2,000-4,000 mg/día, en
pacientes con concentraciones elevadas de triglicé-
ridos. Dosis por arriba de los 4 g/día no se recomien-
dan por el efecto proinflamatorio que esto produce,
como se mencionó previamente36. Es importante
mencionar que en caso de suplementar AGPI ome-
ga-3, se debe verificar que la presentación reco-
mendada aporte la cantidad deseada de EPA y DHA,
ya que muchos suplementos contienen 250 mg o
menos de AGPI omega-3 por cápsula y, por lo tanto,
se debe ingerir un gran número de cápsulas al día
para lograr la dosis indicada.
Otros nutrimentos de interés
Las vitaminas C y E son potentes antioxidantes que
podrían mediar la mejoría de síntomas relacionados
con el resfriado como estornudos, congestión nasal
y sinusitis37. La vitamina C (ácido ascórbico) ejerce
diferentes acciones en el sistema inmunitario, al
promover la función de barrera epitelial, el creci-
miento y funcionamiento de células responsables
136
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
de la inmunidad innata y adaptativa, la migración
de glóbulos blancos a los sitios de infección, la fa-
gocitosis microbiana y la producción de anticuer-
pos38. Además, se ha reportado una menor inciden-
cia de neumonía en sujetos suplementados con 1 g
al día de ácido ascórbico39. Se recomienda una in-
gestión de 200 mg/día de ácido ascórbico en indi-
viduos sanos e incrementar a 1-2 g/día en personas
que contraen o están en riesgo de infección, así
como en las que no tienen una dieta variada y sufi-
ciente5. La vitamina E ha demostrado incrementar
la actividad de células NK, la quimiotaxis y fagocito-
sis de neutrófilos y la proliferación de linfocitos in-
ducida por mitógenos40. El zinc es un oligoelemen-
to que interviene en muchas funciones del cuerpo
como la proliferación celular, la cicatrización y el
metabolismo de los carbohidratos, entre otras. La
deficiencia de zinc se asocia con un mayor riesgo de
desarrollar enfermedades infecciosas por depresión
del sistema inmunitario41. Se ha observado en estu-
dios in vitro que el incremento en la concentración
intracelular de este mineral, por medio de ionóforos
de zinc, es capaz de bloquear la replicación del co-
ronavirus al inhibir la actividad de su ARN-polime-
rasa42.
En la tabla 1 se mencionan las principales fuentes
alimentarias de AGPI omega-3, vitaminas A, C, D, E
y zinc. Otras fuentes importantes de antioxidantes
son:té verde, té negro, vino tinto, frutos rojos, apio,
cebolla, café, soya, canela, jitomate, chocolate amar-
go y manzana43.
OTRAS INTERVENCIONES
Síntomas gastrointestinales y probióticos
Se ha reportado una prevalencia muy variable (des-
de el 3.0 hasta el 39.6%) de síntomas gastrointesti-
nales (GI) en pacientes con COVID-19, siendo el más
frecuente la diarrea (7.5%), seguido de náuseas, ano-
rexia, vómitos, dolor abdominal y eructos/reflujo en
menor proporción44. El receptor de la ACE2 se expre-
sa en diferentes tejidos como las células endoteliales
de los vasos sanguíneos, el epitelio pulmonar e in-
testinal y en la mucosa oral, pudiendo ser una ruta
de infección en el tracto digestivo y explicando la
aparición de estos síntomas GI45,46. Existe evidencia
de la presencia de ácidos nucleicos virales del SARS-
CoV-2 en la saliva y las heces47, aunque en otros
estudios se observó que pacientes con una prueba
positiva en heces no desarrollaron síntomas GI, lo
que demuestra la heterogeneidad con la que puede
presentarse la infección48,49. No se ha determinado
el impacto que tienen los síntomas GI en el pronós-
tico de la enfermedad, pero se cree que puede em-
peorar el curso clínico de los pacientes infectados.
Por lo tanto, es relevante identificar las alteraciones
GI que pueden ser manifestaciones iniciales de CO-
VID-19 y tomar las precauciones necesarias ante una
posible transmisión fecal-oral del virus44,47,50.
El desarrollo de estos síntomas, principalmente la
diarrea, puede generar alteraciones significativas
Tabla 1. Fuentes alimentarias de nutrimentos clave en la prevención de la COVID-19
Nutrimento Fuentes alimentarias
Omega-3 ALA:aceite de soya y canola, linaza, quinoa, chía, soya y nuez
EPA y DHA:pescados como sardinas, caballa, arenque, salmón, trucha y atún fresco, algas
marinas y krill
Vitamina A Aceite de hígado de bacalao, zanahoria, espinaca, calabaza, camote, huevo entero, cereales y
leche fortificados y brócoli
Vitamina C Naranja, fresa, mango, limón, guayaba, kiwi, mandarina, melón, lima, durazno, toronja, brócoli,
coliflor y pimiento
Vitamina E Oleaginosas, espinaca, brócoli y aceites vegetales (soya, girasol, maíz y cártamo)
Vitamina D Pescados (salmón, atún, sardinas), huevo entero, champiñón, aceite de hígado de bacalao y
alimentos fortificados como leche, yogur, queso, jugo de naranja y cereal de caja
Zinc Pollo, carne roja, ostión, nuez, semilla de calabaza, ajonjolí, frijol, lenteja y acelga
COVID-19:enfermedad por coronavirus 2019; ALA:Ácido alfa-linolénico; EPA:Ácido eicosapentaenoico; DHA:ácido docosahexaenoico.
137
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
Revista Mexicana de endocRinología, MetabolisMo & nutRición. 2020;7
en la microbiota intestinal y se ha visto que el
mantener un equilibrio adecuado en la composi-
ción bacteriana del intestino puede reducir la en-
teritis y el riesgo del uso de ventilador mecánico
por neumonía51. El uso de probióticos, que son
microorganismos vivos que benefician la salud, es
una de las herramientas más utilizadas para la co-
rrección de disbiosis y el manteniendo de una
composición saludable de la microbiota intestinal.
En una serie de casos de pacientes con COVID-19
se observó que presentan una menor abundancia
relativa de los géneros Lactobacillus y Bifidobacte-
rium, sin embargo, aún no se conoce el impacto
del uso de probióticos en la mortalidad de estos
pacientes52,53.
Los probióticos se encuentran de forma natural en
alimentos como el yogur, el kéfir y los encurtidos,
así como en diferentes presentaciones farmacéuti-
cas como cápsulas, soluciones, tabletas y sobres54.
Sin embargo, lo más importante a considerar en la
suplementación de probióticos en casos de diarrea
aguda infecciosa es que se requieren dosis de por
lo menos 1 x 109 unidades formadoras de colonias
de estas bacterias para poder observar los efectos
benéficos de los probióticos, tales como la reduc-
ción de la duración de la diarrea55. Los probióticos
más recomendados en casos de gastroenteritis agu-
da son Saccharomyces boulardii, Lactobacillus rham-
nosus GG, Lactobacillus reuteri y Lactobacillus acido-
philus, siendo cuidadosos de no caer en un exceso
en el consumo de estos o una suplementación pro-
longada que genere por el contrario una sobrepo-
blación bacteriana con síntomas como distensión
abdominal o meteorismo56. Además, estas bacterias
probióticas generan efectos inmunomoduladores y
antiinflamatorios50,57.
Es ideal administrar prebióticos en conjunto con los
probióticos, que son componentes no digeribles de
un alimento que generan crecimiento y mayor acti-
vidad de los microorganismos benéficos58. Los pre-
bióticos se pueden obtener a partir de la fibra en
alimentos como leguminosas, verduras (espárragos,
cebolla, alcachofa, espinaca), frutas (manzana, pláta-
no, guayaba) y cereales integrales (trigo, avena, ceba-
da). También existen presentaciones comerciales de
simbióticos, que combinan a los probióticos con pre-
bióticos como la inulina o los fructooligosacáridos59.
En el caso del yogur y el kéfir, la decisión del produc-
to que se va a consumir debe de basarse no solo en
el aporte y la combinación de los probióticos en el
alimento, sino también en el contenido de grasa y
azúcares añadidos.
Estrés, calidad del sueño y dieta
El permanecer en casa durante semanas completas
para reducir la propagación del virus puede influir
de manera negativa en la alimentación de las per-
sonas mediante diversos factores. Por ejemplo, el
tener mayor disponibilidad de una gran variedad
de alimentos durante el día puede incrementar el
consumo energético por factores conductuales,
cognitivos y fisiológicos60. Por otra parte, la situa-
ción mundial por la pandemia y el aislamiento so-
cial pueden generar emociones relacionadas con el
estrés y la frustración, lo que provoca un incremen-
to en la necesidad de comer o «antojo», al igual que
alteraciones en la calidad del sueño. Se ha descrito
que ante estas situaciones se genera una mayor
preferencia por el consumo de carbohidratos, espe-
cialmente azúcares, ya que estos mejoran el estado
de ánimo al estimular la producción de serotonina;
sin embargo, este hábito no contribuye a una dieta
saludable61. Para contrarrestar los efectos del estrés
y mejorar la calidad del sueño es recomendable
incluir alimentos en la cena que contengan o pro-
muevan la síntesis de serotonina y melatonina
como almendra, nuez, cacahuate, plátano, cereza,
jitomate, aceituna, cebada y avena. Aunado a esto,
la leche es un alimento rico en triptófano, un pre-
cursor importante para la producción de melatoni-
na que además puede intervenir en la regulación
de la saciedad y la ingesta calórica a través de la
serotonina62.
MANEJO DE COMORBILIDADES:
CONTROL DE PESO Y GLUCÉMICO
Diferentes comorbilidades presentes en los pacien-
tes con COVID-19 se han asociado con mayor riesgo
de hospitalización, de desarrollar formas graves de
138
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
la enfermedad y de mortalidad:hipertensión arte-
rial, diabetes, cardiopatía coronaria, obesidad y en-
fermedad renal crónica63,64.
El 75.2% de la población adulta mexicana presenta
sobrepeso u obesidad, una de las prevalencias más
altas reportadas en el mundo65. Además, el 15.2%
de los adultos en México tiene diagnóstico de dia-
betes de acuerdo con la Federación Internacional
de Diabetes, siendo el sexto país en el mundo con
mayor número de personas con diabetes66.
La hiperglucemia se ha considerado un factor pre-
dictor independiente de morbilidad y mortalidad
por COVID-19. Además, un sistema inmunitario de-
primido y un proceso inflamatorio crónico de bajo
grado característico de los pacientes con diabetes
y/u obesidad son mecanismos potenciales por los
cuales estos pacientes son más susceptibles de in-
fectarse por el virus SARS-CoV-267.
Se ha reportado que los pacientes hospitalizados
con COVID-19 y diabetes tienen mayor riesgo de
desarrollar neumonía severa, además de una res-
puesta inflamatoria excesiva y un estado de hiper-
coagulabilidad, mostrando una mayor concentra-
ción sérica de biomarcadores de inflamación como
la proteína C reactiva (PCR) y la IL-6. Todas estas
alteraciones aumentan la susceptibilidad de un rá-
pido deterioro ante la infección68. Un metaanálisis
concluyó que los pacientes con COVID-19 y diabe-
tes tienen un 90% mayor riesgo de mortalidad
(odds ratio [OR):1.90; IC 95%:1.37-2.64) y 1.75 veces
más riesgo de presentar formas graves de la enfer-
medad (OR:2.75; IC 95%:2.09-3.62)69.
La cuarentena puede generar tanto malos hábitos
de alimentación como inactividad física, que tienen
un impacto negativo en la prevención y/o trata-
miento de la obesidad. Incluso se cree que el seden-
tarismo ocasionado por el aislamiento social incre-
mentará la carga mundial de morbilidad por
enfermedades cardiovasculares70. Se ha visto que
los pacientes con COVID-19 y obesidad hospitaliza-
dos presentan mayores concentraciones de PCR y
un menor recuento de linfocitos al ingreso, por lo
que tienen una mayor estancia hospitalaria y dos
veces mayor riesgo de desarrollar formas severas de
la enfermedad en comparación con los pacientes
sin obesidad (OR:3.00; IC 95%:1.22-7.38, ajustado
por edad, sexo, tabaquismo, hipertensión, diabetes
y dislipidemia)71.
Por lo anterior, es relevante cuidar la alimentación
de las personas que presentan estas enfermedades
cronicodegenerativas durante la pandemia. Las
guías de la Asociación Americana de Diabetes reco-
miendan el consumo de alimentos con bajo índice
glucémico (IG) y baja carga glucémica, incrementar
el consumo de fibra principalmente soluble (pre-
sente en el nopal, avena, chía, linaza, leguminosas
y en la cáscara de algunas frutas como fresa, higo y
manzana) y moderar el consumo de alcohol, sodio
(menos de 2,300 mg/día) y edulcorantes no nutriti-
vos. Además, se menciona que reducir la ingestión
total de hidratos de carbono es la mejor herramien-
ta para lograr el control glucémico72. Se recomienda
un aporte moderado de carbohidratos (40-45% de
las calorías totales, con un aporte mínimo de 130 g/
día) y de proteína (15-20% de las calorías totales o
1.0-1.5 g/kg de peso corporal ideal)72,73. En la actua-
lidad se sabe que se puede prescribir más del 35%
de las calorías totales por parte de los lípidos para
cubrir la restricción de carbohidratos, siempre y
cuando se cuide la calidad de los ácidos grasos en
la dieta, esto brinda beneficios particulares a los
pacientes con resistencia a la insulina, dislipidemias
aterogénicas y esteatosis hepática no alcohólica74,75.
De igual forma, una pérdida de peso del 5% en los
sujetos con obesidad presenta beneficios clínicos
en el control de glucosa, lípidos y tensión arterial76.
RECOMENDACIONES GENERALES DE
ALIMENTACIÓN DURANTE LA
PANDEMIA
De acuerdo con la evidencia anteriormente discuti-
da, se establecen las siguientes recomendaciones
dietéticas para orientar de manera general a la po-
blación77:
Incluir al menos cinco porciones por día de frutas
y verduras (mínimo tres de verduras y dos de fru-
tas), de preferencia eligiendo las que son ricas en
los nutrimentos inmunomoduladores revisados.
Por lo general, las frutas que se comen con cáscara
139
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
Revista Mexicana de endocRinología, MetabolisMo & nutRición. 2020;7
presentan mayor contenido de fibra y menor IG.
Preferir el consumo de verduras crudas para evitar
la pérdida de distintos micronutrientes y no incre-
mentar su IG.
Establecer horarios fijos de alimentación para las
tres comidas principales del día y, dependiendo
de las características de los pacientes, podrán in-
dicarse colaciones que sean a base de verduras o
alimentos ricos en grasas insaturadas o proteína
como oleaginosas, aguacate, yogur o queso bajo
en grasa. Evitar estar «picando» entre comidas,
especialmente alimentos procesados ricos en hi-
dratos de carbono, grasas saturadas, grasas trans
y sodio.
Mantener una hidratación adecuada, incremen-
tando el consumo de agua simple.
Combinar los diferentes grupos de alimentos en
los tiempos de comida principales, recomendan-
do el consumo de cereales integrales, legumino-
sas, carnes blancas (principalmente pescados ri-
cos en AGPI omega-3 al menos dos veces a la
semana), lácteos descremados, oleaginosas, acei-
tes vegetales en crudo (especialmente aceite de
oliva por su alto contenido de ácido oleico, que
tiene propiedades antiinflamatorias).
Evitar tomar suplementos indiscriminadamente, en
especial las vitaminas liposolubles que pueden ge-
nerar efectos tóxicos a dosis altas. Siempre deben de
ser prescritos por un profesional de la salud capaci-
tado y apegándose al esquema de dosis y tempora-
lidad establecidas. Los pacientes deben comprender
que los beneficios de la nutrición se obtienen dentro
de un patrón de alimentación en donde se combi-
nan diferentes alimentos ricos en múltiples nutri-
mentos que ejercen efectos sinérgicos.
El hecho de reducir la frecuencia con la que se asis-
tía a los lugares en donde se adquieren y/o consu-
men los alimentos del día a día influye también en
los hábitos de alimentación de la población, ya que
la preparación de los alimentos depende de las ha-
bilidades y conocimientos de cocina y nutrición,
preferencias y motivación de las personas. Además,
el comprar mayor cantidad de alimentos industria-
lizados en lugar de alimentos frescos o «naturales»
se entiende en un contexto en el que se obtienen
insumos por conveniencia, disponibilidad, costo y
tiempo de conservación. Sin embargo, generalmen-
te los alimentos procesados presentan una pérdida
importante de componentes benéficos como fibra,
antioxidantes, ácidos grasos esenciales, vitaminas,
minerales y otros compuestos bioactivos, y se incre-
menta el contenido de azúcares y almidones de
rápida digestión, sodio, conservadores, grasas trans
y productos finales de glicación avanzada78.
Por lo anterior, se establecen las siguientes reco-
mendaciones que se pueden brindar a los pacientes
al momento de adquirir sus alimentos79:
De preferencia, comprar los alimentos en línea y
pedirlos a domicilio. En caso de asistir al super-
mercado, tomar todas las medidas higiénicas ne-
cesarias como el uso de cubrebocas y sanitizantes.
Se recomienda incrementar las compras en nego-
cios locales y/o de productos locales.
Planificar con anticipación las compras, haciendo
una lista de los alimentos que deben de adquirir-
se de acuerdo con los platillos que se prepararán
de forma semanal o quincenal, y así permanecer
el menor tiempo posible en la tienda.
Abastecerse de alimentos que no sean tan fácil-
mente perecederos para evitar tener que adquirir
insumos frecuentemente, sin caer en la compra ex-
cesiva de productos que no se utilizarán. Evitar
comprar comidas preparadas congeladas, usando
otras alternativas como frutas y verduras congela-
das, cereales (pasta, arroz, avena), leguminosas, car-
nes congeladas no procesadas, huevo, leche, etc.
Evitar comprar alimentos ricos en calorías vacías
que estarán al alcance en casa.
Como medida extra de precaución se pueden lim-
piar los productos adquiridos con una toalla des-
infectante, así como lavar o desinfectar frutas y
verduras.
Hasta el momento no existe evidencia que sugiera
que el SARS-CoV-2 pueda transmitirse por los ali-
mentos, sin embargo, debe evitarse el compartir
alimentos y bebidas con otras personas. La prepa-
ración de los alimentos se debe de llevar a cabo con
un lavado de manos adecuado y frecuente, desin-
fectando todas las superficies, espacios y utensilios,
140
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
y cocinando completamente los alimentos alcan-
zando una temperatura de 70 °C para favorecer la
eliminación de posibles microorganismos patóge-
nos presentes80,81.
Es sumamente importante no olvidar incluir en las
recomendaciones del estilo de vida el realizar acti-
vidad física dentro de casa en la manera de lo posi-
ble por todos los beneficios que brinda, no solo en
el control de peso, diabetes y salud cardiovascular,
sino porque también ayuda a reducir el estrés, me-
jorar la calidad del sueño y el estado de ánimo. Es
recomendable evitar el tabaquismo y cuidar la salud
mental manteniéndose positivo.
CONCLUSIÓN
A pesar de que existen ciertas recomendaciones
para mejorar la actividad del sistema inmunitario a
manera de prevención frente a un proceso inflama-
torio por una posible infección, es importante recal-
car que no existe ningún nutrimento o alimento
que pueda tratar o curar la infección causada por el
SARS-CoV-2. El papel de la alimentación durante
esta pandemia es esencialmente promover un esti-
lo de vida saludable, cumpliendo con todas las ca-
racterísticas de la dieta correcta que conocemos
desde siempre: adecuada, equilibrada, completa,
variada, suficiente e inocua. Por lo tanto, es impor-
tante resaltar la labor del especialista en nutriología;
para que, a pesar del contexto mundial, se brinden
(por medio de herramientas como la consulta vir-
tual) recomendaciones adecuadas e individualiza-
das a las características de cada paciente, teniendo
especial atención en aquellos que tengan factores
de riesgo que los hacen más susceptibles de pre-
sentar complicaciones o mortalidad por COVID-19.
FINANCIAMIENTO
La presente investigación no ha recibido ayudas es-
pecíficas provenientes de agencias del sector públi-
co, sector comercial o entidades sin ánimo de lucro.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran no tener conflicto de intereses
alguno.
RESPONSABILIDADES ÉTICAS
Protección de personas y animales. Los autores de-
claran que para esta investigación no se han reali-
zado experimentos en seres humanos ni en anima-
les.
Confidencialidad de los datos. Los autores decla-
ran que en este artículo no aparecen datos de pa-
cientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento infor-
mado. Los autores declaran que en este artículo no
aparecen datos de pacientes.
BIBLIOGRAFÍA
1. Del Rio C, Malani PN. COVID-19 - New insights on a rapidly changing
epidemic. JAMA. 2020;323(14):1339-40.
2. Yuki K, Fujiogi M, Koutsogiannaki S. COVID-19 pathophysiology:A re-
view. Clin Immunol. 2020;215:108427.
3. Zhang B, Zhou X, Qiu Y, Feng F, Feng J, Jia Y, et al. Clinical characteristics
of 82 death cases with COVID-19. medRxiv. 2020;2020.02.26.20028191.
4. Tay MZ, Poh CM, Rénia L, MacAry PA, Ng LFP. The trinity of COVID-19:im-
munity, inflammation and intervention. Nat Rev Immunol.
2020;20(6):363-74.
5. Calder PC, Carr AC, Gombart AF, Eggersdorfer M. Optimal nutritional
status for a well-functioning immune system is an important factor to
protect against viral infections. Nutrients. 2020;12(4):1181.
6. Polcz ME, Barbul A. The role of vitamin A in wound healing. Nutr Clin
Pract. 2019;34(5):695-700.
7. Bates CJ. Vitamin A. Lancet. 1995;345(8941):31-5.
8. Barazzoni R, Bischoff SC, Breda J, Wickramasinghe K, Krznaric Z, Nitzan
D, et al. ESPEN expert statements and practical guidance for nutritional
management of individuals with SARS-CoV-2 infection. Clin Nutr.
2020;39(6):1631-8.
9. Ross A, Restori K. Vitamin A and the immune system. En:Calder P, Ya-
qoob P, editores. Diet, immunity and inflammation. First ed. Woodhead
Publishing; 2013. pp. 221-43.
10. West C, Sijtsma S, Kouwenhoven B, Rombout J, van der Zijpp A. Epithe-
lia-damaging virus infections affect vitamin A status in chickens. J Nutr.
1992;122(2):333-9.
11. Kassi E, Adamopoulos C, Basdra EK, Papavassiliou AG. Role of vitamin D
in atherosclerosis. Circulation. 2013;128(23):2517-31.
12. Mendoza-Zubieta V, Reza-Albarrán A. Vitamina D, obesidad y resistencia
a la insulina:Un triángulo no tan amoroso. Rev Mex Endocrinol Metab
Nutr. 2011;19(4):136-9.
13. Mascitelli L, Grant W, Goldstein M. Obesity, influenza virus infection, and
hypovitaminosis D. J Infect Dis. 2012;206(9):1481-2.
14. Wei R, Christakos S. Mechanisms underlying the regulation of innate and
adaptive immunity by vitamin D. Nutrients. 2015;7(10):8251-60.
141
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
Revista Mexicana de endocRinología, MetabolisMo & nutRición. 2020;7
15. Cannell JJ, Vieth R, Umhau JC, Holick MF, Grant WB, Madronich S, et al.
Epidemic influenza and vitamin D. Epidemiol Infect. 2006;134(6):
1129-40.
16. Beard JA, Bearden A, Striker R. Vitamin D and the anti-viral state. J Clin
Virol. 2011;50(3):194-200.
17. Gruber-Bzura BM. Vitamin D and influenza-Prevention or therapy? Int J
Mol Sci. 2018;19(8):2419.
18. Ebadi M, Montano-Loza AJ. Perspective:improving vitamin D status in
the management of COVID-19. Eur J Clin Nutr. 2020 May 12;1-4.
doi:10.1038/s41430-020-0661-0. Online ahead of print.
19. Adams JS, Ren S, Liu PT, Chun RF, Lagishetty V, Gombart AF, et al. Vitamin
D-directed rheostatic regulation of monocyte antibacterial responses. J
Immunol. 2009;182(7):4289-95.
20. Barlow PG, Svoboda P, Mackellar A, Nash AA, York IA, Pohl J, et al. Anti-
viral activity and increased host defense against influenza infection
elicited by the human cathelicidin LL-37. PLoS One. 2011;6(10):e25333.
21. Martínez-Moreno J, Hernandez JC, Urcuqui-Inchima S. Effect of high
doses of vitamin D supplementation on dengue virus replication, Toll-
like receptor expression, and cytokine profiles on dendritic cells. Mol
Cell Biochem. 2020;464(1-2):169-80.
22. Sharifi A, Vahedi H, Nedjat S, Rafiei H, Hosseinzadeh-Attar MJ. Effect of
single-dose injection of vitamin D on immune cytokines in ulcerative
colitis patients: a randomized placebo-controlled trial. APMIS.
2019;127(10):681-7.
23. Cantorna MT, Snyder L, Lin YD, Yang L. Vitamin D and 1,25(OH)2D regu-
lation of T cells. Nutrients. 2015;7(4):3011-21.
24. Urashima M, Segawa T, Okazaki M, Kurihara M, Wada Y, Ida H. Randomi-
zed trial of vitamin D supplementation to prevent seasonal influenza A
in schoolchildren. Am J Clin Nutr. 2010;91(5):1255-60.
25. Gui B, Chen Q, Hu C, Zhu C, He G. Effects of calcitriol (1,25-dihydroxy-
vitamin D3) on the inflammatory response induced by H9N2 influenza
virus infection in human lung A549 epithelial cells and in mice. Virol J.
2017;14(1):1-11.
26. Contreras-Manzano A, Villalpando S, Robledo-Pérez R. Vitamin D status
by sociodemographic factors and body mass index in Mexican women
at reproductive age. Salud Publica Mex. 2017;59(5):518-25.
27. Holick MF, Binkley NC, Bischoff-Ferrari HA, Gordon CM, Hanley DA, Hea-
ney RP, et al. Evaluation, treatment, and prevention of vitamin D defi-
ciency:An endocrine society clinical practice guideline. J Clin Endocrinol
Metab. 2011;96(7):1911-30.
28. Vásárhelyi B, Sátori A, Olajos F, Szabó A, Beko G. [Low vitamin D levels
among patients at Semmelweis University:retrospective analysis during
a one-year period]. Orv Hetil. 2011;152(32):1272-7.
29. Cai Q, Chen F, Wang T, Luo F, Liu X, Wu Q, et al. Obesity and COVID-19
severity in a designated hospital in Shenzhen, China. Diabetes Care.
2020 May 14;dc200576. doi:10.2337/dc20-0576. Online ahead of print.
30. Grant WB, Lahore H, McDonnell SL, Baggerly CA, French CB, Aliano JL,
et al. Evidence that vitamin d supplementation could reduce risk of in-
fluenza and covid-19 infections and deaths. Nutrients. 2020;12(4):988.
31. Li D, Wahlqvist ML, Sinclair AJ. Advances in n-3 polyunsaturated fatty
acid nutrition. Asia Pac J Clin Nutr. 2019;28(1):1-5.
32. Messina G, Polito R, Monda V, Cipolloni L, Di Nunno N, Di Mizio G, et al.
Functional role of dietary intervention to improve the outcome of CO-
VID-19:A hypothesis of work. Int J Mol Sci. 2020;21(9):3104.
33. Gutiérrez S, Svahn SL, Johansson ME. Effects of omega-3 fatty acids on
immune cells. Int J Mol Sci. 2019;20(20):5028.
34. Cholewski M, Tomczykowa M, Tomczyk M. A comprehensive review of
chemistry, sources and bioavailability of omega-3 fatty acids. Nutrients.
2018;10(11):1662.
35. De Rosa V, Galgani M, Santopaolo M, Colamatteo A, Laccetti R, Matarese
G. Nutritional control of immunity: Balancing the metabolic require-
ments with an appropriate immune function. Semin Immunol. 2015;
27(5):300-9.
36. Skulas-Ray AC, Wilson PWF, Harris WS, Brinton EA, Kris-Etherton PM, Ri-
chter CK, et al. Omega-3 fatty acids for the management of hypertri-
glyceridemia:A science advisory from the American Heart Association.
Circulation. 2019;140(12):E673-91.
37. Dhanawat GS. Rhinitis, sinusitis and ocular disease - 2100. New approach
to treat allergic rhinitis with Vitamin E, cod liver oil and Vitamin C with
use of nasal steroidal spray. World Allergy Organ J. 2013;6(Suppl 1):P175.
38. Carr AC, Maggini S. Vitamin C and immune function. Nutrients.
2017;9(11):1211.
39. Hemilä H, Douglas RM. Vitamin C and acute respiratory infections. Int J
Tuberc Lung Dis. 1999;3(9):756-61.
40. De la Fuente M, Hernanz A, Guayerbas N, Victor VM, Arnalich F. Vitamin
E ingestion improves several immune functions in elderly men and
women. Free Radic Res. 2008;42(3):272-80.
41. Zhang L, Liu Y. Potential interventions for novel coronavirus in China:A
systematic review. J Med Virol. 2020;92(5):479-90.
42. te Velthuis AJW, van den Worml SHE, Sims AC, Baric RS, Snijder EJ, van
Hemert MJ. Zn2+ inhibits coronavirus and arterivirus RNA polymerase
activity in vitro and zinc ionophores block the replication of these viru-
ses in cell culture. PLoS Pathog. 2010;6(11):e1001176.
43. D’Archivio M, Filesi C, Di Benedetto R, Gargiulo R, Giovannini C, Masella
R. Polyphenols, dietary sources and bioavailability. Ann Ist Super Sanita.
2007;43(4):348-61.
44. Schmulson M, Dávalos F, Berumen J. Beware:Gastrointestinal symptoms
can be a manifestation of COVID-19. Rev Gastroenterol Mex. 2020 Apr
15;S0375-0906(20)30044-6. doi: 10.1016/j.rgmx.2020.04.001. Online
ahead of print.
45. Zou X, Chen K, Zou J, Han P, Hao J, Han Z. Single-cell RNA-seq data
analysis on the receptor ACE2 expression reveals the potential risk of
different human organs vulnerable to 2019-nCoV infection. Front Med.
2020;14(2):185-92.
46. Xu H, Zhong L, Deng J, Peng J, Dan H, Zeng X, et al. High expression of
ACE2 receptor of 2019-nCoV on the epithelial cells of oral mucosa. Int J
Oral Sci. 2020;12(1):8.
47. Gu J, Han B, Wang J. COVID-19: Gastrointestinal manifestations and
potential fecal-oral transmission. Gastroenterology. 2020;158(6):1518-9.
48. Zhang JC, Wang S Bin, Xue YD. Fecal specimen diagnosis 2019 novel
coronavirus-infected pneumonia. J Med Virol. 2020;92(6):680-2.
49. Lin L, Jiang X, Zhang Z, Huang S, Zhang Z, Fang Z, et al. Gastrointestinal
symptoms of 95 cases with SARS-CoV-2 infection. Gut. 2020;69(6):
997-1001.
50. Di Renzo L, Merra G, Esposito E, De Lorenzo A. Are probiotics effective
adjuvant therapeutic choice in patients with COVID-19? Eur Rev Med
Pharmacol Sci. 2020;24(8):4062-3.
51. Bradley KC, Finsterbusch K, Schnepf D, Crotta S, Llorian M, Davidson S,
et al. Microbiota-driven tonic interferon signals in lung stromal cells
protect from influenza virus infection. Cell Rep. 2019;28(1):245-6.
52. Xu K, Cai H, Shen Y, Ni Q, Chen Y, Hu S, et al. [Management of CO-
VID-19:the Zhejiang experience]. Zhejiang Da Xue Xue Bao Yi Xue Ban.
2020;49(2):147-57.
53. Mak JWY, Chan FKL, Ng SC. Probiotics and COVID-19:one size does not
fit all. Lancet Gastroenterol Hepatol. 2020 Apr 24;S2468-1253(20)30122-9.
doi:10.1016/S2468-1253(20)30122-9. Online ahead of print.
54. Valdovinos MA, Montijo E, Abreu AT, Heller S, González-Garay A, Baca-
rreza D, et al. Consenso mexicano sobre probióticos en gastroenterolo-
gía. Rev Gastroenterol Mex. 2017;82(2):156-78.
55. Hill C, Guarner F, Reid G, Gibson GR, Merenstein DJ, Pot B, et al. Expert
consensus document:The international scientific association for probio-
tics and prebiotics consensus statement on the scope and appropriate
use of the term probiotic. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2014;11(8):
506-14.
56. Szajewska H, Guarino A, Hojsak I, Indrio F, Kolacek S, Shamir R, et al. Use
of probiotics for management of acute gastroenteritis:A position paper
by the ESPGHAN working group for probiotics and prebiotics. J Pediatr
Gastroenterol Nutr. 2014;58(4):531-9.
57. Oelschlaeger TA. Mechanisms of probiotic actions - A review. Int J Med
Microbiol. 2010;300(1):57-62.
58. Olveira G, González-Molero I. Actualización de probióticos, prebióticos
y simbióticos en nutrición clínica. Endocrinol Nutr. 2016;63(9):482-94.
59. Olveira Fuster G, González-Molero I. [Probiotics and prebiotics in clinical
practice]. Nutr Hosp. 2007;22:26-34.
60. Rodríguez-Martín BC, Meule A. Food craving:New contributions on its
assessment, moderators, and consequences. Front Psychol. 2015;6:21.
61. Muscogiuri G, Barrea L, Savastano S, Colao A. Nutritional recommenda-
tions for CoVID-19 quarantine. Eur J Clin Nutr. 2020 Apr 14:1-2.
doi:10.1038/s41430-020-0635-2. Online ahead of print.
62. Peuhkuri K, Sihvola N, Korpela R. Diet promotes sleep duration and
quality. Nutr Res. 2012;32(5):309-19.
63. Zhou F, Yu T, Du R, Fan G, Liu Y, Liu Z, et al. Clinical course and risk factors
for mortality of adult inpatients with COVID-19 in Wuhan, China:a re-
trospective cohort study. Lancet. 2020;395(10229):1054-62.
64. Wang X, Fang X, Cai Z, Wu X, Gao X, Min J, et al. Comorbid chronic di-
seases and acute organ injuries are strongly correlated with disease
severity and mortality among COVID-19 patients:A systemic review and
meta-analysis. Research (Wash D C). 2020 Apr 19;2020:2402961.
65. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT ) 2018 [Internet]. Mé-
xico:Secretaría de Salud de México, Instituto Nacional de Salud Pública,
Instituto Nacional de Estadística y Geografía; 2019. Disponible
en: https://ensanut.insp.mx/encuestas/ensanut2018/doctos/informes/
ensanut_2018_presentacion_resultados.pdf
66. Saeedi P, Petersohn I, Salpea P, Malanda B, Karuranga S, Unwin N, et al.
Global and regional diabetes prevalence estimates for 2019 and projec-
142
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
tions for 2030 and 2045:Results from the International Diabetes Fede-
ration Diabetes Atlas, 9th edition. Diabetes Res Clin Pract. 2019;
157:107843.
67. Muniyappa R, Gubbi S. COVID-19 pandemic, corona viruses, and diabe-
tes mellitus. Am J Physiol Endocrinol Metab. 2020;318(5):E736-41.
68. Guo W, Li M, Dong Y, Zhou H, Zhang Z, Tian C, et al. Diabetes is a risk
factor for the progression and prognosis of COVID-19. Diabetes Metab
Res Rev. 2020 Mar 31:e3319. doi:10.1002/dmrr.3319. Online ahead of
print.
69. Kumar A, Arora A, Sharma P, Anikhindi SA, Bansal N, Singla V, et al. Is
diabetes mellitus associated with mortality and severity of COVID-19? A
meta-analysis. Diabetes Metab Syndr Clin Res Rev. 2020;14(4):535-45.
70. Peçanha T, Goessler KF, Roschel H, Gualano B. Social isolation during the
covid-19 pandemic can increase physical inactivity and the global bur-
den of cardiovascular disease. Am J Physiol Circ Physiol.
2020;318(6):H1441-H1446.
71. Gao F, Zheng KI, Wang X-B, Sun Q-F, Pan K-H, Wang T-Y, et al. Obesity is
a risk factor for greater COVID-19 severity. Diabetes Care. 2020 May
14:dc200682. doi:10.2337/dc20-0682. Online ahead of print.
72. American Diabetes Association. 5. Facilitating behavior change and well-
being to improve health outcomes:Standards of medical care in diabe-
tes-2020. Diabetes Care. 2020;43:S48-65.
73. Feinman RD, Pogozelski WK, Astrup A, Bernstein RK, Fine EJ, Westman
EC, et al. Dietary carbohydrate restriction as the first approach in diabe-
tes management: Critical review and evidence base. Nutrition. 2015;
31(1):1-13.
74. Mozaffarian D, Ludwig DS. The 2015 US dietary guidelines:Lifting the
ban on total dietary fat. JAMA. 2015;313(24):2421-2.
75. Noakes TD, Windt J. Evidence that supports the prescription of low-
carbohydrate high-fat diets:A narrative review. Br J Sports Med. 2017;
51(2):133-9.
76. Franz MJ, Boucher JL, Rutten-Ramos S, VanWormer JJ. Lifestyle weight-
loss intervention outcomes in overweight and obese adults with type 2
diabetes:A systematic review and meta-analysis of randomized clinical
trials. J Acad Nutr Diet. 2015;115(9):1447-63.
77. Nutrition advice for adults during the COVID-19 outbreak [Internet].
World Health Organization; 2020. Disponible en:http://www.emro.who.
int/nutrition/nutrition-infocus/nutrition-advice-for-adults-during-the-
covid-19-outbreak.html
78. Mozaffarian D. Dietary and policy priorities for cardiovascular disease,
diabetes, and obesity: A comprehensive review. Circulation. 2016;
133(2):187-225.
79. Byrd-Bredbenner C, Eck K, Maurer-Abbot J. Making health and nutrition
a priority during the coronavirus (COVID-19) pandemic [Internet]. Ame-
rican Society for Nutrition 2020. Disponible en: https://nutrition.org/
making-health-and-nutrition-a-priority-during-the-coronavirus-covid-
19-pandemic/
80. Coronavirus (COVID-19) [Internet]. Academy of Nutrition and Dietetics;
2020. Diponible en:https://www.eatright.org/coronavirus
81. World Health Organization. Five keys to safer food manual. Geneva,
Suiza:WHO Department of Food Safety, Zoonoses and Foodborne Di-
seases; 2006.
143
Sin contar con el consentimiento previo por escrito del editor, no podrá reproducirse ni fotocopiarse ninguna parte de esta publicación. © Permanyer 2020
... It has been found that 10% of infected people have severe symptoms, and 5% progress to a critical state, requiring hospitalization and/or admission to the intensive care unit (ICU) for additional supply of oxygen and non-invasive or invasive mechanical ventilation (1) . Patients admitted to the ICU lose weight, particularly muscle mass, due to bedrest, reduced nutritional intake, and inflammation associated with critical illness (2)(3)(4) . Consequently, loss of muscle mass can lead to a prolonged hospital stay, failed extubation, increased care costs, and heightened morbidity and mortality. ...
... Bogota, Colombia. 3 Fundación Universitaria Sanitas, Faculty of Medicine. Bogota, Colombia. ...
Article
Full-text available
Background: Patients with severe forms of COVID-19 (coronavirus disease 2019) present a systemic inflammatory response and hypermetabolism. The objective of this study was to identify the change in rectus femoris and vastus medialis muscle mass in patients with severe COVID-19 who required invasive mechanical ventilation, and to establish the correlation between the change in muscle size and the amount of calories and proteins administered. Materials & methods: This prospective observational longitudinal study was conducted in the adult intensive care unit in a tertiary care clinic. Muscle mass was measured with ultrasound from admission, at seven-day intervals, until discharge from the unit. Anthropometric and biochemical data as well as the amount of calories and proteins administered were taken into account. Results: A total of 39 patients were included (59.6 ± 11.3 years; 79.5% men) with a median BMI of 27.7 kg/m2 (IQR 24.2–29.7). The size of the rectus femoris and vastus medialis muscles had diminished significantly at seven days of hospitalization: right middle third 0.38 cm (IQR 0.16-0.47), left middle third 0. 29 cm (IQR 0.08-0.54) and right middle third 0.37 cm (IQR 0.11-0.71) left middle third 0.25 cm (IQR 0.09-0.52), respectively. The changes in both muscles were directly correlated with caloric and protein intake during nutritional support. Conclusions: Critically ill patients with COVID-19 were found to lose muscle mass progressively as a result of lower coverage of caloric and protein requirements.
... Los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) ω-3 se han considerado uno de los inmunonutrientes más relevantes, ya que se ha demostrado que estos modulan el estrés oxidativo y la respuesta inflamatoria de forma controlada al reducir la producción de especies reactivas de oxígeno y de citocinas proinflamatorias, como el TNF-α y las interleucinas (IL) 1β, IL-6 e IL-8. El ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) (24) se han estudiado en diversos ensayos clínicos asignados al azar, tanto el EPA como el DHA se pueden producir en el cuerpo por desaturación y elongación del ácido alfa-linolénico (ALA), sin embargo, está producción se genera en pequeñas cantidades; las principales fuentes de EPA y DHA, las constituyen los pescados de agua fría, las algas marinas y el krill, que componen la principal fuente de ω-3 en los humanos (25) . ...
... Es importante mencionar que el efecto inmunomodulador y antiinflamatorio del ácido ω-3 se logra al tener una suplementación de 1 a 2 g/día, como lo muestra la evidencia científica (24) . Al igual que algunos antioxidantes, los AGPI ω-3 pueden ser proinflamatorios e inhibir la función del sistema inmune cuando se suplementa en megadosis. ...
Article
Full-text available
La desnutrición en el paciente con cáncer que es sometido a un procedimiento quirúrgico es uno de los problemas nutricionales mayormente asociado con desenlaces clínicos adversos, como aumento en el riesgo de las infecciones, mayor riesgo de formación de fístulas e incremento en los días de estancia hospitalaria y en el riesgo de mortalidad. La inmunonutrición (IMN) se refiere al uso de diversos nutrimentos en dosis mucho más altas de los requerimientos diarios, con la finalidad de lograr una modulación en la respuesta del sistema inmune del huésped en el proceso inflamatorio y una mejoría en el estado de nutrición en pacientes quirúrgicos. Es importante conocer el estado actual del uso de la IMN en el paciente con cáncer sometido a una cirugía, con la finalidad de aplicar correctamente la terapia nutricional y disminuir los desenlaces clínicos adversos, así como aumentar la supervivencia. El objetivo de esta revisión es conocer el estado actual del arte de la IMN en el paciente oncológico quirúrgico para llegar, de forma puntual, a recomendaciones en la práctica clínica basadas en la mejor evidencia científica disponible en la actualidad.
... 4 El cinc suele obtenerse de la dieta, principalmente de alimentos ricos en cinc, como la carne roja, el pollo, la nuez, el frijol, las lentejas, las semillas de calabaza, entre otros. 16 El cinc de la dieta es reabsorbido en el intestino por proteínas transportadoras de cinc específicas y distribuido en el cuerpo humano. En el suero, el cinc libre es poco frecuente, ya que se une a proteínas como la albúmina, la α2-macroglobulina (A2M) y la transferrina. ...
Article
Full-text available
Abstract: Zinc is a fundamental trace element for the immune system and a critical factor for antiviral defenses, influencing the evolution of a virus infection. Zinc deficiency used to be considered rare; however, it is now a common problem, especially in developing countries. COVID-19 disease is rapidly spreading, with an immense number of people affected, and accessible treatment options are required, available worldwide and with minimal side effects. Zinc meets these criteria as a preventive and therapeutic agent, alone or in combination with other strategies. Therefore, there is particular interest in evaluating the rebalancing of the immune response using zinc supplementation against COVID-19. The scientific evidence is still limited, but its relevance lies in its novelty and potential therapeutic utility. We conducted a qualitative systematic review of the scientific reports published in 2020 and up to December 2021 on the use of zinc in patients with COVID-19, focusing on clinical studies. Although there is still no unified criterion on the therapeutic benefit of zinc against COVID-19, some reports highlight the usefulness of clinical research on the subject and the evidence shows that zinc deficiency is an important factor to consider in patients with COVID-19, as it may aggravate the development of the disease.
... El confinamiento para evitar el contagio por COVID-19, puede tener un impacto negativo en diferentes componentes de la salud de la población (5). Una de las aristas más afectadas es el cese abrupto de actividades externas para la población. ...
Article
Full-text available
Resumen Fundamentos: El confinamiento para evitar el contagio por COVID-19 ha mostrado tener un impacto negativo en diferentes componentes de la salud de la población, siendo la alimentación uno de los más notables. El objetivo de este trabajo fue caracterizar la ingesta de ciertos alimentos según sexo, edad, y nivel educativo y socioeconómico durante la pandemia por COVID 19 en Chile. Métodos: estudio transversal a través de una encuesta en línea. Cada persona respondió un cuestionario de ingesta de alimentos, y preguntas sobre el tipo y la duración del confinamiento y datos sociodemográficos. Resultados: Participaron 1722 personas (82,5% sexo femenino). Al evaluar el % de cumplimiento de las recomendaciones para cada alimento, las frutas y lácteos fueron inferior al 10%, siendo significativamente mayor en mujeres. En cambio, el consumo de bebidas azucaradas, bebidas con cafeína y alcohol, fue mayor en hombres. Al analizar por edad se observó que en los mayores de 55 años había un menor consumo de alimentos saludables y mayor consumo de alimentos no saludables como bebidas azucaradas y comida chatarra. Al analizar por nivel socioeconómico se observó un menor consumo de alimentos saludables en personas de menor nivel socioeconómico, por el contrario, el consumo de alimentos no saludables fue mayor, excepto en alcohol, bebidas con cafeína y azúcar. Conclusiones: Existe un elevado consumo de alimentos no saludables, y se presentan diferencias en la ingesta según sexo, edad y nivel socioeconómico.
... Previous literature points out that staying at home due to confinement to reduce the spread of the virus may negatively influence people's diet, as they have greater availability to a wide variety of foods during the day, which may lead to increased caloric intake. Therefore, this confinement situation can generate emotions related to anxiety and frustration, which can lead to an increased need to eat [52]. In this way, other studies point to results similar to those of this research, where greater compliance with confinement may increase the consumption of proinflammatory foods, due to the long periods of time that people spend in their homes [53]. ...
Article
Full-text available
The aim of this study is to examine the differences in COVID-19 risk perception of university students, depending on their food consumption (proinflammatory diet and non-proinflammatory diet). A total of 513 university students aged between 16 and 42 years (PDG: mean 20.26, standard deviation 3.07; NPDG: mean 21.78, standard deviation 4.12) were interviewed via an online questionnaire. The study subjects were divided into two groups: a proinflammatory diet group (PDG) who obtained higher values on pasta, rice, bread, pastries, juices, and fruit consumption; and non-proinflammatory diet group (NPGD) who presented low consumption on these products. Significant results were obtained (p < 0.05) on how a proinflammatory diet presented a higher COVID-19 risk perception in university students (PDG 7.92 ± 2.46; NPGD 7.12 ± 2.28). In addition, students with a proinflammatory diet presented lower values in depression (PDG 48.32 ± 5.33; NPGD 49.83 ± 5.23) and loneliness (PDG 4.91 ± 1.67; NPGD 5.14 ± 1.68) and higher values in openness to experience (PDG 7.5 ± 1.53; NPGD 7.20 ± 1.54) than students with a non-proinflammatory diet. Furthermore, students with a proinflammatory diet were most affected in work (loss of work, reduced work, or unaffected work) due to the COVID-19 crisis (PDG 2.54 ± 0.65; NPGD 3.99 ± 0.26). The proinflammatory diet group presented higher values in complying with the confinement rules than students with a non-proinflammatory diet (PDG 8.26 ± 1.83; NPGD 7.74 ± 2.10). The results of this study may be a useful tool to explain and prevent both the psychological and general health consequences of the COVID-19 pandemic in students.
Article
Full-text available
La COVID-19 es la enfermedad causada por el nuevo coronavirus conocido como SARS-CoV-2. Cualquier persona, a cualquier edad, puede enfermar de COVID-19 y presentar un cuadro grave o morir. Entre las complicaciones que pueden llevar a la muerte se encuentran la insuficiencia respiratoria, el síndrome de dificultad respiratoria aguda, la septicemia y el choque septicémico, la tromboembolia y/o la insuficiencia multiorgánica, incluidas las lesiones cardíacas, hepáticas y renales. Las respuestas que han dado los diferentes países al enfrentamiento a la pandemia son muy diversas, algunas han sido tardías y otras limitadas, al margen de las orientaciones de los organismos internacionales y del conocimiento científico producido hasta el momento. Es de interés de esta investigación recabar la información pertinente respecto a la influencia de la vitamina D respecto a la enfermedad COVID-19 a través de una revisión bibliográfica apoyada en medios electrónicos de valor científico académico como SCOPUS, PubMed, Biblioteca Cochrane y los repositorios derivados de buscadores de trabajos de investigación como Google Académico. Es bien conocido el efecto de una nutrición adecuada en el sistema inmunitario y esta investigación parte del principio de que la Vitamina D podría tener efecto protector en la infección por COVID-19 por sus acciones inmunomoduladora, antiinflamatoria, antimicrobiana, reguladora del sistema renina-angiotensina-aldosterona, favorecedora de la indemnidad del epitelio respiratorio y la homeostasis redox celular. Se puede asegurar que un esquema de tratamiento con dosis más altas de vitamina D podría usarse en pacientes con COVID-19 y deficiencia confirmada de esta vitamina. El objetivo es mantener las concentraciones de 25(OH)D en plasma entre 40-60 ng/ml. Debido a que los niveles adecuados de VD se han asociado con disminución de la incidencia y severidad de varios virus respiratorios, herpes zóster, hepatitis, Epstein Barr, Ébola, virus de la inmunodeficiencia humana y dengue, los datos encontrados demostrarían que la suplementación con vitamina D podría mejorar los resultados de los marcadores del síndrome de liberación de citocinas que se elevan significativamente en pacientes infectados con SARS-COV-2 y tienen más probabilidades de volverse hipóxicos hasta requerir soporte ventilatorio en las unidades de cuidados intensivos. Sin embargo, son necesarios más estudios clínicos en pacientes para validar esto debido a que los estudios respecto al comportamiento de la enfermedad COVID-19 aún se desarrollan y por tanto se mantienen los estudios y hallazgos.
Article
Full-text available
The health emergency unleashed by the COVID-19 disease in Mexico and worldwide urges health professionals to find effective strategies to mitigate this serious problem. The present manuscript explores the potential use of bio-molecules contained in food as adjuvant agents in the prevention and treatment of this disease. An extensive bibliographic review was carried out to identify scientific evidence available to date regarding the preventive and therapeutic potential of consuming vitamins C and D, the minerals zinc, magnesium, and selenium, and other nutraceutical substances such as melatonin, omega-3 fatty acids, and quercetin. The use of herbs such as ginseng, ginger, and turmeric, as well as the consumption of bee products and probiotics, is also explored. This manuscript aims to highlight the potential of these natural products to be used in the combat and prevention of the disease caused by SARS-CoV-2, with special emphasis on the particular public health situation in Mexico concerning nutritional deficiencies and comorbidities, which increase the risk of contagion, the complication of the COVID-19 disease, and death. The information provided should be considered as a suggestion to complement the pharmacological or other medical treatments and recommendations. The consumption of the nutrients or supplements discussed is not intended as a substitute for appropriate medical therapy.
Article
Full-text available
Aim: To open the possibility of using vitamin D in cases of idiopathic lymphopenia. Background: In addition to its participation in the homeostasis of calcium and phosphorus, vitamin D has immunomodulatory mechanisms, so, its deficiency, apart from being associated with bone abnormalities, accompanies the development of certain autoimmune diseases. Case Description: It is a case of leukopenia associated with idiopathic lymphopenia of four years of evolution, in a 51-year-old woman, with history of hemithyroidectomy and osteopenia in the lumbar spine. Management initially consisted in supplementation with calcium and ibandronic acid. However, in the presence of hypercalciuria, vitamin D deficiency was suspected, so its serum levels were quantified, confirming the deficiency, then calcitriol was added to the treatment. Five months after the first dose of calcitriol, the leukocytes and lymphocytes levels were within normal range. Conclusion: There are many therapeutic schemes to treat vitamin D deficiency, however, nowadays no cases have been reported confirming the positive effect on lymphocytes count after vitamin D supplementation. Clinical significance: Until now, cases of idiopathic lymphopenia have not been given any specific therapeutic alternative, and vitamin D could have a positive effect if there is an autoimmune component, and perhaps even offer a greater spectrum of benefits.
Chapter
Full-text available
A partir de la pandemia, la investigación se aceleró. Así la literatura, desde las ciencias sociales y la psicología, empezó a generar estudios sobre sus consecuencias. La incertidumbre y el estrésque comenzaron a expresar las personas por su salud, por su trabajo y por la conciliación familiar fueron los primeros indicadores psicosociales; además de reconocer los decesos diarios por COVID19, conviviendo con las consecuencias letales de forma cotidiana.
Article
Full-text available
Objective: Patients with obesity are at increased risk of exacerbations from viral respiratory infections. However, the association of obesity with the severity of coronavirus disease 2019 (COVID-19) is unclear. We examined this association using data from the only referral hospital in Shenzhen, China. Research design and methods: A total of 383 consecutively hospitalized patients with COVID-19 admitted from 11 January 2020 to 16 February 2020 and followed until 26 March 2020 at the Third People's Hospital of Shenzhen were included. Underweight was defined as a BMI <18.5 kg/m2, normal weight as 18.5-23.9 kg/m2, overweight as 24.0-27.9 kg/m2, and obesity as ≥28 kg/m2. Results: Of the 383 patients, 53.1% were normal weight, 4.2% were underweight, 32.0% were overweight, and 10.7% were obese at admission. Obese patients tended to have symptoms of cough (P = 0.03) and fever (P = 0.06) compared with patients who were not obese. Compared with normal weight patients, those who were overweight had 1.84-fold odds of developing severe COVID-19 (odds ratio [OR] 1.84, 95% CI 0.99-3.43, P = 0.05), while those who were obese were at 3.40-fold odds of developing severe disease (OR 3.40, 95% CI 1.40-2.86, P = 0.007), after adjusting for age, sex, epidemiological characteristics, days from disease onset to hospitalization, presence of hypertension, diabetes, cardiovascular disease, chronic obstructive pulmonary disease, liver disease and cancer, and drug used for treatment. Additionally, after similar adjustment, men who were obese versus those who were normal weight were at increased odds of developing severe COVID-19 (OR 5.66, 95% CI 1.80-17.75, P = 0.003). Conclusions: In this study, obese patients had increased odds of progressing to severe COVID-19. As the severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 may continue to spread worldwide, clinicians should pay close attention to obese patients, who should be carefully managed with prompt and aggressive treatment.
Article
Full-text available
Background Many studies on COVID-19 have reported diabetes to be associated with severe disease and mortality, however, the data is conflicting. The objectives of this meta-analysis were to explore the relationship between diabetes and COVID-19 mortality and severity, and to determine the prevalence of diabetes in patients with COVID-19. Methods We searched the PubMed for case-control studies in English, published between Jan 1 and Apr 22, 2020, that had data on diabetes in patients with COVID-19. The frequency of diabetes was compared between patients with and without the composite endpoint of mortality or severity. Random effects model was used with odds ratio as the effect size. We also determined the pooled prevalence of diabetes in patients with COVID-19. Heterogeneity and publication bias were taken care by meta-regression, sub-group analyses, and trim and fill methods. Results We included 33 studies (16,003 patients) and found diabetes to be significantly associated with mortality of COVID-19 with a pooled odds ratio of 1.90 (95% CI: 1.37–2.64; p < 0.01). Diabetes was also associated with severe COVID-19 with a pooled odds ratio of 2.75 (95% CI: 2.09–3.62; p < 0.01). The combined corrected pooled odds ratio of mortality or severity was 2.16 (95% CI: 1.74–2.68; p < 0.01). The pooled prevalence of diabetes in patients with COVID-19 was 9.8% (95% CI: 8.7%–10.9%) (after adjusting for heterogeneity). Conclusions Diabetes in patients with COVID-19 is associated with a two-fold increase in mortality as well as severity of COVID-19, as compared to non-diabetics. Further studies on the pathogenic mechanisms and therapeutic implications need to be done.
Article
Full-text available
The coronavirus disease 2019 (COVID-19) pandemic, caused by the severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2), has attracted increasing worldwide attention. Obesity commonly aggravates the severity of respiratory diseases, but it is currently not known whether obese patients are also more likely to have greater COVID-19 severity of illness. We investigated the association between obesity and COVID-19 severity of illness among patients with laboratory-confirmed SARS-CoV-2 infection.
Article
Full-text available
Background: On the 31 December 2019, the World Health Organization (WHO) was informed of a cluster of cases of pneumonia of unknown origin detected in Wuhan City, Hubei Province, China. The infection spread first in China and then in the rest of the world, and on the 11th of March, the WHO declared that COVID-19 was a pandemic. Taking into consideration the mortality rate of COVID-19, about 5-7%, and the percentage of positive patients admitted to intensive care units being 9-11%, it should be mandatory to consider and take all necessary measures to contain the COVID-19 infection. Moreover, given the recent evidence in different hospitals suggesting IL-6 and TNF-α inhibitor drugs as a possible therapy for COVID-19, we aimed to highlight that a dietary intervention could be useful to prevent the infection and/or to ameliorate the outcomes during therapy. Considering that the COVID-19 infection can generate a mild or highly acute respiratory syndrome with a consequent release of pro-inflammatory cytokines, including IL-6 and TNF-α, a dietary regimen modification in order to improve the levels of adiponectin could be very useful both to prevent the infection and to take care of patients, improving their outcomes.
Article
Full-text available
Public health practices including handwashing and vaccinations help reduce the spread and impact of infections. Nevertheless, the global burden of infection is high, and additional measures are necessary. Acute respiratory tract infections, for example, were responsible for approximately 2.38 million deaths worldwide in 2016. The role nutrition plays in supporting the immune system is well-established. A wealth of mechanistic and clinical data show that vitamins, including vitamins A, B6, B12, C, D, E, and folate; trace elements, including zinc, iron, selenium, magnesium, and copper; and the omega-3 fatty acids eicosapentaenoic acid and docosahexaenoic acid play important and complementary roles in supporting the immune system. Inadequate intake and status of these nutrients are widespread, leading to a decrease in resistance to infections and as a consequence an increase in disease burden. Against this background the following conclusions are made: (1) supplementation with the above micronutrients and omega-3 fatty acids is a safe, effective, and low-cost strategy to help support optimal immune function; (2) supplementation above the Recommended Dietary Allowance (RDA), but within recommended upper safety limits, for specific nutrients such as vitamins C and D is warranted; and (3) public health officials are encouraged to include nutritional strategies in their recommendations to improve public health.
Article
Emerging data indicate a substantial decrease in global physical activity levels during the period of social isolation adopted worldwide to contain the spread of the Coronavirus disease 2019 (COVID-19). Confinement-induced decreases in physical activity levels and increases in sedentary behavior may provoke a rapid deterioration of cardiovascular health and premature deaths among populations with increased cardiovascular risk. Even short-term (1-4 weeks) inactivity has been linked with detrimental effects in cardiovascular function and structure, and increased cardiovascular risk factors. In this unprecedented and critical scenario, home-based physical activity programs arise as a clinically relevant intervention to promote health benefits to cardiac patients. Many studies have demonstrated the feasibility, safety and efficacy of different models of home-based exercise programs in the primary and secondary prevention of cardiovascular diseases and major cardiovascular events among different populations. This body of knowledge can inform evidence-based policies to be urgently implemented to counteract the impact of increased physical inactivity and sedentary behavior during the COVID-19 outbreak, thereby alleviating the global burden of cardiovascular disease.
Article
Severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2) is the causative agent of the ongoing coronavirus disease 2019 (COVID-19) pandemic. Alongside investigations into the virology of SARS-CoV-2, understanding the fundamental physiological and immunological processes underlying the clinical manifestations of COVID-19 is vital for the identification and rational design of effective therapies. Here, we provide an overview of the pathophysiology of SARS-CoV-2 infection. We describe the interaction of SARS-CoV-2 with the immune system and the subsequent contribution of dysfunctional immune responses to disease progression. From nascent reports describing SARS-CoV-2, we make inferences on the basis of the parallel pathophysiological and immunological features of the other human coronaviruses targeting the lower respiratory tract — severe acute respiratory syndrome coronavirus (SARS-CoV) and Middle East respiratory syndrome coronavirus (MERS-CoV). Finally, we highlight the implications of these approaches for potential therapeutic interventions that target viral infection and/or immunoregulation. In the short time since SARS-CoV-2 infections emerged in humans, much has been learned about the immunological processes that underlie the clinical manifestation of COVID-19. Here, the authors provide an overview of the pathophysiology of SARS-CoV-2 infection and discuss potential therapeutic approaches.