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Disponible en internet: 27-06-2020
Rev Mex Endocrinol Metab Nutr. 2020;7:132-43
2462-4144 / © 2020 Sociedad Mexicana de Nutricion y Endocrinologia, AC. Publicado por Permanyer. Éste es un artículo open access
bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
Correspondencia:
*Alonso Romo-Romo
E-mail: alonso_romo@hotmail.com
Fecha de recepción: 20-05-2020
Fecha de aceptación: 25-05-2020
DOI: 10.24875/RME.20000060
ARTÍCULO DE REVISIÓN
El rol de la nutrición en la enfermedad
por coronavirus 2019 (COVID-19)
The role of nutrition in the coronavirus disease 2019
(COVID-2019)
Alonso Romo-Romo1*, Carlos A. Reyes-Torres2, Marcela Janka-Zires1 y Paloma Almeda-Valdes1,3
1Departamento de Endocrinología y Metabolismo de Lípidos; 2Servicio de Nutriología Clínica; 3Unidad de Investigación de
Enfermedades Metabólicas. Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, Ciudad de México, México
RESUMEN
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se ha con-
vertido en una pandemia que ha ocasionado la muerte de
centenares de miles de personas en el mundo, afectando
principalmente a sujetos con enfermedades cronicodegene-
rativas y/o con un sistema inmunitario deprimido, que los
hace susceptibles de padecer y presentar complicaciones
por la enfermedad. El confinamiento para evitar el contagio
de la COVID-19 puede generar el desarrollo de malos hábitos
de alimentación, inactividad física y alteraciones en el estado
de ánimo, lo que afecta directamente a la salud de la pobla-
ción, especialmente a las personas que viven con diabetes u
obesidad, que tienen mayor riesgo de presentar formas más
graves y mortalidad por COVID-19. Existe evidencia científica
de que ciertos nutrimentos como las vitaminas A, C, D, E, los
ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y el zinc podrían ge-
nerar efectos benéficos frente a la COVID-19 actuando como
inmunomoduladores, reduciendo el estrés oxidativo y la res-
puesta inflamatoria. La alimentación juega un papel primor-
dial en la prevención y/o disminución de los efectos produ-
cidos por la COVID-19, ya que el tener una dieta adecuada
durante la cuarentena contribuye a controlar las comorbili-
dades presentes, reducir el estrés y aminorar algunos de los
síntomas gastrointestinales que se han relacionado con la
COVID-19.
Palabras clave:Nutrición. Pandemia. COVID-19. Diabetes.
Obesidad. Sistema inmunitario.
ABSTRACT
Coronavirus disease 2019 (COVID-19) has become a pande-
mic that has caused the death of hundreds of thousands of
people worldwide, mainly affecting subjects with chronic
degenerative diseases and/or with a depressed immune sys-
tem, which makes them susceptible to acquire and develop
complications from the disease. Confinement to avoid the
spread of COVID-19 can promote inadequate eating habits,
physical inactivity and changes in mood, which directly
affects the health of the population, especially to people
living with diabetes or obesity, who are at higher risk of
presenting severe forms of COVID-19 and mortality. There is
scientific evidence that certain nutrients such as vitamins A,
C, D, E, omega-3 polyunsaturated fatty acids and zinc could
generate beneficial effects against COVID-19 acting as im-
munomodulators, reducing oxidative stress and the inflam-
matory response. Diet plays an essential role in the preven-
tion and/or reduction of the effects produced by COVID-19,
since having an adequate diet during quarantine helps to
control the coexistent comorbidities, reduce stress and at-
tenuate some of the gastrointestinal symptoms that have
been linked to COVID-19.
Key words:Nutrition. Pandemic. COVID-19. Diabetes. Obe-
sity. Immune system.
REVISTA MEXICANA DE ENDOCRINOLOGÍA, METABOLISMO & NUTRICIÓN
PERMANYER
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a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
INTRODUCCIÓN
El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo
grave (SARS-CoV-2) es un tipo de coronavirus que
afecta principalmente al sistema respiratorio. Se ex-
tiende por medio de partículas (gotículas) respira-
torias despedidas de la nariz y boca con una alta y
rápida transmisión1. Es el causante de una nueva
patología llamada enfermedad por coronavirus
2019 (COVID-19). Tiene un periodo de incubación
de aproximadamente cuatro a cinco días antes de
presentar los síntomas caracterizados por fiebre, tos
seca y disnea. Otros síntomas que se han observado
son cefalea, debilidad generalizada, vómitos y dia-
rrea2.
El coronavirus consiste en cuatro proteínas estruc-
turales: espiga (S), membrana (M), envoltura (E) y
nucleocápside (N). La glucoproteína S, que se expre-
sa en la superficie viral, se une a la enzima conver-
tidora de angiotensina II (ACE2) en el cuerpo para
ingresar a las células a través del receptor de esta
enzima. La expresión de la ACE2 es elevada en el
pulmón, corazón, íleon, riñón y vejiga. La alta expre-
sión de la ACE2 en las células epiteliales pulmonares
del espacio alveolar se ha vinculado al daño
pulmonar temprano causado por el virus, manifes-
tándose como neumonía con potencial progresión
a síndrome de distrés respiratorio agudo con pro-
gresión a insuficiencia respiratoria, que representa
la principal causa de muerte en estos pacientes3.
Las células epiteliales, los macrófagos alveolares y
las células dendríticas son los tres principales res-
ponsables de la inmunidad innata de las vías respi-
ratorias. Se ha observado en pacientes con formas
graves de COVID-19 que presentan linfopenia, espe-
cialmente de células T, además de una respuesta
inflamatoria con concentraciones elevadas de cito-
cinas inflamatorias, incluyendo interleucina (IL) 6,
IL-10, factor estimulante de colonias de granuloci-
tos, proteína quimioatrayente de monocitos 1, fac-
tor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y proteína in-
flamatoria de macrófagos2. Estas proteínas atraen
monocitos, macrófagos y células T promoviendo
aún más inflamación con producción de interferón
gama (INF-γ) por las células T4. Esta respuesta infla-
matoria excesiva se asocia al desarrollo de falla or-
gánica múltiple, responsable de la muerte en otra
proporción importante de pacientes con COVID-193.
El confinamiento para evitar el contagio por CO-
VID-19 puede tener un impacto negativo en dife-
rentes componentes de la salud de la población,
Figura 1. Impacto de la pandemia por COVID-19 en el estilo de vida y la susceptibilidad de desarrollar complicaciones por la enfermedad.
COVID-19:enfermedad por coronavirus 2019.
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como se muestra en la figura 1. Por esta razón, re-
sulta relevante investigar los factores dietéticos que
podrían prevenir o aminorar los efectos de la CO-
VID-19, así como las recomendaciones que deben
brindarse a la población para mejorar sus hábitos
de alimentación y estilo de vida durante la cuaren-
tena.
NUTRIMENTOS ANTIINFLAMATORIOS Y
ANTIOXIDANTES
Es bien conocido el efecto de una nutrición adecua-
da en el sistema inmunitario, por lo que una dieta
variada y rica en ciertos nutrimentos como vitami-
nas A, C, E, D, zinc, selenio, cobre, hierro, magnesio
y ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) omega-3 pre-
viene la aparición de infecciones virales5.
Vitamina A
La vitamina A es una vitamina liposoluble que po-
demos obtener principalmente de dos formas en
los alimentos:los carotenoides como el b-caroteno
a partir de fuentes vegetales y los retinoides a partir
de alimentos de origen animal. Estos carotenoides
y retinoides se convierten en retinol (la forma activa
de la vitamina A) en el enterocito para transportarse
hasta el hígado por medio de los quilomicrones
para posteriormente ser liberados a la circulación y
ejercer sus efectos biológicos. Dentro de sus princi-
pales funciones destacan: desarrollo embrionario,
diferenciación celular, crecimiento, inmunidad, ade-
cuada visión y mantenimiento de dientes, piel, hue-
sos y mucosas saludables6,7.
Esta vitamina actúa como un potente antioxidante
y ha sido denominada como una vitamina «antivi-
ral», ya que varios de los mecanismos de modula-
ción del sistema inmunitario dependen de una
adecuada administración de vitamina A. Por ejem-
plo, la deficiencia de vitamina A está asociada con
infecciones virales como sarampión, gastroenteritis
virales, neumonía y en la infección por virus de
inmunodeficiencia humana8. Se ha demostrado
que con un consumo suficiente de vitamina A se
promueve la diferenciación de los linfocitos T CD4
hacia linfocitos Th17, que atacan a microorganis-
mos, están implicadas en el reclutamiento de neu-
trófilos y regulan la expresión de citocinas proinfla-
matorias9.
El efecto de la suplementación de vitamina A en
diversas infecciones como bronquitis y otros tipos
de coronavirus se ha evaluado en estudios con ani-
males y en humanos, demostrando efectos positi-
vos y significativos10; por lo que en la COVID-19
pudiera tener una función importante en la preven-
ción. Recientemente, la Sociedad Europea de Nutri-
ción Enteral y Parenteral publicó un documento con
una serie de recomendaciones nutricionales para la
prevención y tratamiento de la COVID-19, mencio-
nando que se debe garantizar en la dieta un aporte
suficiente de alimentos ricos en b‐carotenos, como
ensalada de zanahoria, en conjunto con aceite para
promover una mayor absorción de la vitamina, jugo
fresco de zanahoria sin endulzar, calabazas, camote
y espinacas frescas8.
Vitamina D
La vitamina D es una vitamina liposoluble que actúa
como una hormona que interviene principalmente
en el metabolismo óseo, incrementando la absor-
ción intestinal de calcio y la reabsorción tubular de
calcio en el riñón, logrando la homeostasis de las
concentraciones de calcio y fósforo, disminuyendo
la secreción de hormona paratiroidea y contribu-
yendo favorablemente en el proceso de mineraliza-
ción y remodelado óseo. De igual forma, se ha pos-
tulado que se asocia con beneficios en otras
patologías como diabetes, cáncer y enfermedades
cardiovasculares, ya que algunos estudios han de-
mostrado que posee un efecto antiproliferativo, in-
terviene en la diferenciación celular, inhibe la angio-
génesis, estimula la producción de insulina e inhibe
la de renina11,12.
Además de las funciones endocrinas conocidas de
la vitamina D, recientemente se han descrito algu-
nas funciones en la modulación del sistema inmu-
nitario y el efecto que genera en diversas infeccio-
nes como antiinflamatorio y protector ante la
fibrosis. Se ha propuesto y demostrado que la
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a. roMo-roMo, et al.: nutrición y coVid-19
suplementación de vitamina D promueve la preven-
ción de infecciones virales, especialmente la in-
fluenza y hepatitis mediante la modulación de tres
mecanismos: barreras físicas, inmunidad natural
celular e inmunidad adaptativa13-18. La vitamina D
mejora la respuesta de la inmunidad celular innata
particularmente por medio de la inducción de pép-
tidos antimicrobianos como catelicidinas. Las cate-
licidinas tienen una potente actividad antimicrobia-
na principalmente en bacterias gramnegativas,
virus y hongos19. En modelos murinos se ha demos-
trado la disminución en la replicación de virus como
el de la influenza H1N120. En un ensayo clínico alea-
torizado (ECA) reciente se demostró que la suple-
mentación con 4,000 UI de vitamina D por 10 días
ocasionó una reducción en la replicación del virus
del dengue en humanos sanos21.
La vitamina D, por otra parte, modula la inmunidad
celular, especialmente disminuyendo la cascada de
producción de citocinas proinflamatorias desenca-
denada por el sistema inmunitario innato, reducien-
do la producción del TNF-α y el INF-γ; además, in-
crementa la expresión de citocinas antiinflamatorias
mediante la proliferación de los macrófagos22. Adi-
cionalmente, la vitamina D incrementa la produc-
ción de linfocitos Th2 (cooperadores) que indirecta-
mente suprimen la producción de citocinas
proinflamatorias y ayuda en la producción de anti-
cuerpos por las células plasmáticas23.
También se han realizado diversas investigaciones
clínicas con la finalidad de evaluar el efecto que
tiene la suplementación de vitamina D en la preven-
ción de infecciones virales en pacientes previamen-
te sanos. En un ECA realizado en Japón se incluye-
ron niños sanos con edades entre 6 y 15 años, se
evaluó el efecto de la suplementación con 1,200 UI
de vitamina D frente a la infección de influenza tipo
A, mostrando una probabilidad un 42% menor de
desarrollar infección por influenza comparado con
el grupo control que no recibió la suplementación
(riesgo relativo [RR]: 0.58, intervalo de confianza
del95% [IC 95%]:0.34-0.99)24. Gui, et al. demostra-
ron en un estudio en células epiteliales del pulmón
que la administración de calcitriol disminuyó signi-
ficativamente la expresión de genes proinflamato-
rios frente a la exposición del virus de la influenza
H9N225.
A pesar de que existen diferentes alimentos que
contienen vitamina D, generalmente no se obtienen
cantidades suficientes de esta vitamina de los ali-
mentos o por la exposición a la luz solar, por lo que
en muchas ocasiones se requiere suplementación.
Se estima que la insuficiencia de vitamina D se en-
cuentra en el 50% de la población mundial y se ha
reportado en México una prevalencia de deficiencia
de vitamina D del 36.8% y de insuficiencia de vita-
mina D del 49.8% en mujeres en edad reproducti-
va26. Las concentraciones séricas de 25-hidroxivita-
mina D, 25(OH)D, se clasifican en:normal si se hallan
entre 30-100ng/ml, insuficiencia si están entre 21-
29 ng/ml y deficiencia si son<20 ng/ml27.
Las concentraciones de vitamina D en plasma pue-
den ir disminuyendo con la edad28, así como en
ciertas enfermedades que alteran su metabolismo,
como sucede en la obesidad, enfermedad renal cró-
nica o síndromes de malabsorción. En escenarios de
deficiencia de vitamina D resulta imprescindible la
suplementación para corregir las concentraciones
de dicha vitamina y así evitar complicaciones sobre
todo en el metabolismo mineral óseo y la modula-
ción de la respuesta inmunitaria. Tomando en cuen-
ta que los adultos mayores y las personas con obe-
sidad u otras enfermedades crónicas no transmisibles
tienen un riesgo mayor de complicaciones clínicas
frente a la infección por SARS-CoV-229, resultaría im-
portante revisar el efecto de la suplementación de
vitamina D en esta población.
La prevalencia de deficiencia de vitamina D en re-
giones actualmente muy afectadas por COVID-19 se
ha reportado desde el 28.9% en adultos de los
EE.UU., el 61.5% en Reino Unido, el 72% en China y
el 75.1% en Francia hasta el 94.3% en adultos de 65
o más años de edad en Italia y España18.
En los casos en los que no existe deficiencia de esta
vitamina, se debe de asegurar una ingestión diaria
de al menos 400 UI en niños menores de un año,
600 UI para niños, adolescentes y adultos de hasta
70 años y 800 UI para adultos mayores de 70 años27.
De acuerdo con la evidencia científica disponible, es
recomendable que la población que está en riesgo
de mostrar una deficiencia clínica de vitamina D o
de adquirir infecciones como influenza o COVID-19
se suplementen con 10,000 UI/día de vitamina D
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por algunas semanas para incrementar rápidamen-
te las concentraciones de 25(OH)D en plasma, con-
tinuando con una dosis de mantenimiento de 5,000
UI/día a manera de prevención30. Un esquema de
tratamiento con dosis más altas de vitamina D po-
dría usarse en pacientes con COVID-19 y deficiencia
confirmada de esta vitamina, administrando de ma-
nera inicial 50,000 UI dos veces a la semana, conti-
nuando con 50,000 UI por semana la segunda y
tercera semana de tratamiento y dejando una dosis
de mantenimiento de 1,500-2,000 UI/día en adultos.
El objetivo es mantener las concentraciones de
25(OH)D en plasma entre 40-60 ng/ml18. Se requie-
ren estudios observacionales y ECA que evalúen el
efecto de este nutrimento inmunomodulador en la
COVID-19. La mayoría de las recomendaciones
sebasan en la experiencia científica y clínica que se
tiene hasta el momento en estudios con influenza,
por lo que es importante recalcar que hasta el mo-
mento no existe evidencia de una asociación clara
entre causa y efecto entre las concentraciones de
vitamina D y desenlaces relacionados con la CO-
VID-19.
Ácidos grasos poliinsaturados omega-3
Los AGPI omega-3 incluyen al ácido alfa-linolénico
(ALA), que podemos encontrar en fuentes vegetales
y se considera un ácido graso esencial, ya que no
puede ser producido por el organismo. El ácido ei-
cosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico
(DHA) se pueden producir en el cuerpo por desatu-
ración y elongación del ALA, sin embargo, está pro-
ducción se genera en pequeñas cantidades y las
principales fuentes de EPA y DHA las constituyen los
pescados de agua fría, las algas marinas y el krill31.
La suplementación de AGPI omega-3 modula el es-
trés oxidativo y la respuesta inflamatoria, reducien-
do la producción de especies reactivas de oxígeno
y de citocinas proinflamatorias como el TNF-α y las
IL-1b, IL-6 e IL-832. Además, se le han atribuido otras
propiedades a los AGPI omega-3, como la reducción
de las concentraciones de triglicéridos, incremento
de las concentraciones de colesterol ligado a lipo-
proteínas de alta densidad, mejoría de la función
endotelial y efecto antitrombótico al disminuir la
agregación plaquetaria31.
Los AGPI omega-3 se han considerado uno de los
inmunonutrimentos más importantes y se han es-
tudiado en diversos escenarios clínicos, con especial
atención en el EPA y el DHA33. Es importante men-
cionar que los AGPI omega-3 (EPA y DHA) forman
parte de una alimentación equilibrada y sobre todo
con tintes de inmunonutrición, por lo que se deben
de garantizar en la alimentación fuentes ricas en
estos ácidos grasos con el consumo de 100 g de
pescados de agua fría dos veces por semana y pres-
tando especial atención en evitar la autosuplemen-
tación que muchas veces se realiza de forma indis-
criminada34. La megadosis de algunos nutrimentos
inmunomoduladores puede resultar en el desequi-
librio de estos mecanismos y generar efectos nega-
tivos totalmente contrarios, promoviendo un esta-
do proinflamatorio, suprimiendo la proliferación y
actividad de los macrófagos y las células natural
killer (NK) con una pobre modulación de las citoci-
nas proinflamatorias35.
Una dosis de 1,000 mg/día de EPA y DHA se consi-
dera suficiente como factor protector cardiovascu-
lar, sin embargo, la Asociación Americana del Cora-
zón recomienda el uso de AGPI omega-3 a dosis
farmacológicas más altas, de 2,000-4,000 mg/día, en
pacientes con concentraciones elevadas de triglicé-
ridos. Dosis por arriba de los 4 g/día no se recomien-
dan por el efecto proinflamatorio que esto produce,
como se mencionó previamente36. Es importante
mencionar que en caso de suplementar AGPI ome-
ga-3, se debe verificar que la presentación reco-
mendada aporte la cantidad deseada de EPA y DHA,
ya que muchos suplementos contienen 250 mg o
menos de AGPI omega-3 por cápsula y, por lo tanto,
se debe ingerir un gran número de cápsulas al día
para lograr la dosis indicada.
Otros nutrimentos de interés
Las vitaminas C y E son potentes antioxidantes que
podrían mediar la mejoría de síntomas relacionados
con el resfriado como estornudos, congestión nasal
y sinusitis37. La vitamina C (ácido ascórbico) ejerce
diferentes acciones en el sistema inmunitario, al
promover la función de barrera epitelial, el creci-
miento y funcionamiento de células responsables
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de la inmunidad innata y adaptativa, la migración
de glóbulos blancos a los sitios de infección, la fa-
gocitosis microbiana y la producción de anticuer-
pos38. Además, se ha reportado una menor inciden-
cia de neumonía en sujetos suplementados con 1 g
al día de ácido ascórbico39. Se recomienda una in-
gestión de 200 mg/día de ácido ascórbico en indi-
viduos sanos e incrementar a 1-2 g/día en personas
que contraen o están en riesgo de infección, así
como en las que no tienen una dieta variada y sufi-
ciente5. La vitamina E ha demostrado incrementar
la actividad de células NK, la quimiotaxis y fagocito-
sis de neutrófilos y la proliferación de linfocitos in-
ducida por mitógenos40. El zinc es un oligoelemen-
to que interviene en muchas funciones del cuerpo
como la proliferación celular, la cicatrización y el
metabolismo de los carbohidratos, entre otras. La
deficiencia de zinc se asocia con un mayor riesgo de
desarrollar enfermedades infecciosas por depresión
del sistema inmunitario41. Se ha observado en estu-
dios in vitro que el incremento en la concentración
intracelular de este mineral, por medio de ionóforos
de zinc, es capaz de bloquear la replicación del co-
ronavirus al inhibir la actividad de su ARN-polime-
rasa42.
En la tabla 1 se mencionan las principales fuentes
alimentarias de AGPI omega-3, vitaminas A, C, D, E
y zinc. Otras fuentes importantes de antioxidantes
son:té verde, té negro, vino tinto, frutos rojos, apio,
cebolla, café, soya, canela, jitomate, chocolate amar-
go y manzana43.
OTRAS INTERVENCIONES
Síntomas gastrointestinales y probióticos
Se ha reportado una prevalencia muy variable (des-
de el 3.0 hasta el 39.6%) de síntomas gastrointesti-
nales (GI) en pacientes con COVID-19, siendo el más
frecuente la diarrea (7.5%), seguido de náuseas, ano-
rexia, vómitos, dolor abdominal y eructos/reflujo en
menor proporción44. El receptor de la ACE2 se expre-
sa en diferentes tejidos como las células endoteliales
de los vasos sanguíneos, el epitelio pulmonar e in-
testinal y en la mucosa oral, pudiendo ser una ruta
de infección en el tracto digestivo y explicando la
aparición de estos síntomas GI45,46. Existe evidencia
de la presencia de ácidos nucleicos virales del SARS-
CoV-2 en la saliva y las heces47, aunque en otros
estudios se observó que pacientes con una prueba
positiva en heces no desarrollaron síntomas GI, lo
que demuestra la heterogeneidad con la que puede
presentarse la infección48,49. No se ha determinado
el impacto que tienen los síntomas GI en el pronós-
tico de la enfermedad, pero se cree que puede em-
peorar el curso clínico de los pacientes infectados.
Por lo tanto, es relevante identificar las alteraciones
GI que pueden ser manifestaciones iniciales de CO-
VID-19 y tomar las precauciones necesarias ante una
posible transmisión fecal-oral del virus44,47,50.
El desarrollo de estos síntomas, principalmente la
diarrea, puede generar alteraciones significativas
Tabla 1. Fuentes alimentarias de nutrimentos clave en la prevención de la COVID-19
Nutrimento Fuentes alimentarias
Omega-3 ALA:aceite de soya y canola, linaza, quinoa, chía, soya y nuez
EPA y DHA:pescados como sardinas, caballa, arenque, salmón, trucha y atún fresco, algas
marinas y krill
Vitamina A Aceite de hígado de bacalao, zanahoria, espinaca, calabaza, camote, huevo entero, cereales y
leche fortificados y brócoli
Vitamina C Naranja, fresa, mango, limón, guayaba, kiwi, mandarina, melón, lima, durazno, toronja, brócoli,
coliflor y pimiento
Vitamina E Oleaginosas, espinaca, brócoli y aceites vegetales (soya, girasol, maíz y cártamo)
Vitamina D Pescados (salmón, atún, sardinas), huevo entero, champiñón, aceite de hígado de bacalao y
alimentos fortificados como leche, yogur, queso, jugo de naranja y cereal de caja
Zinc Pollo, carne roja, ostión, nuez, semilla de calabaza, ajonjolí, frijol, lenteja y acelga
COVID-19:enfermedad por coronavirus 2019; ALA:Ácido alfa-linolénico; EPA:Ácido eicosapentaenoico; DHA:ácido docosahexaenoico.
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en la microbiota intestinal y se ha visto que el
mantener un equilibrio adecuado en la composi-
ción bacteriana del intestino puede reducir la en-
teritis y el riesgo del uso de ventilador mecánico
por neumonía51. El uso de probióticos, que son
microorganismos vivos que benefician la salud, es
una de las herramientas más utilizadas para la co-
rrección de disbiosis y el manteniendo de una
composición saludable de la microbiota intestinal.
En una serie de casos de pacientes con COVID-19
se observó que presentan una menor abundancia
relativa de los géneros Lactobacillus y Bifidobacte-
rium, sin embargo, aún no se conoce el impacto
del uso de probióticos en la mortalidad de estos
pacientes52,53.
Los probióticos se encuentran de forma natural en
alimentos como el yogur, el kéfir y los encurtidos,
así como en diferentes presentaciones farmacéuti-
cas como cápsulas, soluciones, tabletas y sobres54.
Sin embargo, lo más importante a considerar en la
suplementación de probióticos en casos de diarrea
aguda infecciosa es que se requieren dosis de por
lo menos 1 x 109 unidades formadoras de colonias
de estas bacterias para poder observar los efectos
benéficos de los probióticos, tales como la reduc-
ción de la duración de la diarrea55. Los probióticos
más recomendados en casos de gastroenteritis agu-
da son Saccharomyces boulardii, Lactobacillus rham-
nosus GG, Lactobacillus reuteri y Lactobacillus acido-
philus, siendo cuidadosos de no caer en un exceso
en el consumo de estos o una suplementación pro-
longada que genere por el contrario una sobrepo-
blación bacteriana con síntomas como distensión
abdominal o meteorismo56. Además, estas bacterias
probióticas generan efectos inmunomoduladores y
antiinflamatorios50,57.
Es ideal administrar prebióticos en conjunto con los
probióticos, que son componentes no digeribles de
un alimento que generan crecimiento y mayor acti-
vidad de los microorganismos benéficos58. Los pre-
bióticos se pueden obtener a partir de la fibra en
alimentos como leguminosas, verduras (espárragos,
cebolla, alcachofa, espinaca), frutas (manzana, pláta-
no, guayaba) y cereales integrales (trigo, avena, ceba-
da). También existen presentaciones comerciales de
simbióticos, que combinan a los probióticos con pre-
bióticos como la inulina o los fructooligosacáridos59.
En el caso del yogur y el kéfir, la decisión del produc-
to que se va a consumir debe de basarse no solo en
el aporte y la combinación de los probióticos en el
alimento, sino también en el contenido de grasa y
azúcares añadidos.
Estrés, calidad del sueño y dieta
El permanecer en casa durante semanas completas
para reducir la propagación del virus puede influir
de manera negativa en la alimentación de las per-
sonas mediante diversos factores. Por ejemplo, el
tener mayor disponibilidad de una gran variedad
de alimentos durante el día puede incrementar el
consumo energético por factores conductuales,
cognitivos y fisiológicos60. Por otra parte, la situa-
ción mundial por la pandemia y el aislamiento so-
cial pueden generar emociones relacionadas con el
estrés y la frustración, lo que provoca un incremen-
to en la necesidad de comer o «antojo», al igual que
alteraciones en la calidad del sueño. Se ha descrito
que ante estas situaciones se genera una mayor
preferencia por el consumo de carbohidratos, espe-
cialmente azúcares, ya que estos mejoran el estado
de ánimo al estimular la producción de serotonina;
sin embargo, este hábito no contribuye a una dieta
saludable61. Para contrarrestar los efectos del estrés
y mejorar la calidad del sueño es recomendable
incluir alimentos en la cena que contengan o pro-
muevan la síntesis de serotonina y melatonina
como almendra, nuez, cacahuate, plátano, cereza,
jitomate, aceituna, cebada y avena. Aunado a esto,
la leche es un alimento rico en triptófano, un pre-
cursor importante para la producción de melatoni-
na que además puede intervenir en la regulación
de la saciedad y la ingesta calórica a través de la
serotonina62.
MANEJO DE COMORBILIDADES:
CONTROL DE PESO Y GLUCÉMICO
Diferentes comorbilidades presentes en los pacien-
tes con COVID-19 se han asociado con mayor riesgo
de hospitalización, de desarrollar formas graves de
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la enfermedad y de mortalidad:hipertensión arte-
rial, diabetes, cardiopatía coronaria, obesidad y en-
fermedad renal crónica63,64.
El 75.2% de la población adulta mexicana presenta
sobrepeso u obesidad, una de las prevalencias más
altas reportadas en el mundo65. Además, el 15.2%
de los adultos en México tiene diagnóstico de dia-
betes de acuerdo con la Federación Internacional
de Diabetes, siendo el sexto país en el mundo con
mayor número de personas con diabetes66.
La hiperglucemia se ha considerado un factor pre-
dictor independiente de morbilidad y mortalidad
por COVID-19. Además, un sistema inmunitario de-
primido y un proceso inflamatorio crónico de bajo
grado característico de los pacientes con diabetes
y/u obesidad son mecanismos potenciales por los
cuales estos pacientes son más susceptibles de in-
fectarse por el virus SARS-CoV-267.
Se ha reportado que los pacientes hospitalizados
con COVID-19 y diabetes tienen mayor riesgo de
desarrollar neumonía severa, además de una res-
puesta inflamatoria excesiva y un estado de hiper-
coagulabilidad, mostrando una mayor concentra-
ción sérica de biomarcadores de inflamación como
la proteína C reactiva (PCR) y la IL-6. Todas estas
alteraciones aumentan la susceptibilidad de un rá-
pido deterioro ante la infección68. Un metaanálisis
concluyó que los pacientes con COVID-19 y diabe-
tes tienen un 90% mayor riesgo de mortalidad
(odds ratio [OR):1.90; IC 95%:1.37-2.64) y 1.75 veces
más riesgo de presentar formas graves de la enfer-
medad (OR:2.75; IC 95%:2.09-3.62)69.
La cuarentena puede generar tanto malos hábitos
de alimentación como inactividad física, que tienen
un impacto negativo en la prevención y/o trata-
miento de la obesidad. Incluso se cree que el seden-
tarismo ocasionado por el aislamiento social incre-
mentará la carga mundial de morbilidad por
enfermedades cardiovasculares70. Se ha visto que
los pacientes con COVID-19 y obesidad hospitaliza-
dos presentan mayores concentraciones de PCR y
un menor recuento de linfocitos al ingreso, por lo
que tienen una mayor estancia hospitalaria y dos
veces mayor riesgo de desarrollar formas severas de
la enfermedad en comparación con los pacientes
sin obesidad (OR:3.00; IC 95%:1.22-7.38, ajustado
por edad, sexo, tabaquismo, hipertensión, diabetes
y dislipidemia)71.
Por lo anterior, es relevante cuidar la alimentación
de las personas que presentan estas enfermedades
cronicodegenerativas durante la pandemia. Las
guías de la Asociación Americana de Diabetes reco-
miendan el consumo de alimentos con bajo índice
glucémico (IG) y baja carga glucémica, incrementar
el consumo de fibra principalmente soluble (pre-
sente en el nopal, avena, chía, linaza, leguminosas
y en la cáscara de algunas frutas como fresa, higo y
manzana) y moderar el consumo de alcohol, sodio
(menos de 2,300 mg/día) y edulcorantes no nutriti-
vos. Además, se menciona que reducir la ingestión
total de hidratos de carbono es la mejor herramien-
ta para lograr el control glucémico72. Se recomienda
un aporte moderado de carbohidratos (40-45% de
las calorías totales, con un aporte mínimo de 130 g/
día) y de proteína (15-20% de las calorías totales o
1.0-1.5 g/kg de peso corporal ideal)72,73. En la actua-
lidad se sabe que se puede prescribir más del 35%
de las calorías totales por parte de los lípidos para
cubrir la restricción de carbohidratos, siempre y
cuando se cuide la calidad de los ácidos grasos en
la dieta, esto brinda beneficios particulares a los
pacientes con resistencia a la insulina, dislipidemias
aterogénicas y esteatosis hepática no alcohólica74,75.
De igual forma, una pérdida de peso del 5% en los
sujetos con obesidad presenta beneficios clínicos
en el control de glucosa, lípidos y tensión arterial76.
RECOMENDACIONES GENERALES DE
ALIMENTACIÓN DURANTE LA
PANDEMIA
De acuerdo con la evidencia anteriormente discuti-
da, se establecen las siguientes recomendaciones
dietéticas para orientar de manera general a la po-
blación77:
– Incluir al menos cinco porciones por día de frutas
y verduras (mínimo tres de verduras y dos de fru-
tas), de preferencia eligiendo las que son ricas en
los nutrimentos inmunomoduladores revisados.
Por lo general, las frutas que se comen con cáscara
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presentan mayor contenido de fibra y menor IG.
Preferir el consumo de verduras crudas para evitar
la pérdida de distintos micronutrientes y no incre-
mentar su IG.
– Establecer horarios fijos de alimentación para las
tres comidas principales del día y, dependiendo
de las características de los pacientes, podrán in-
dicarse colaciones que sean a base de verduras o
alimentos ricos en grasas insaturadas o proteína
como oleaginosas, aguacate, yogur o queso bajo
en grasa. Evitar estar «picando» entre comidas,
especialmente alimentos procesados ricos en hi-
dratos de carbono, grasas saturadas, grasas trans
y sodio.
– Mantener una hidratación adecuada, incremen-
tando el consumo de agua simple.
– Combinar los diferentes grupos de alimentos en
los tiempos de comida principales, recomendan-
do el consumo de cereales integrales, legumino-
sas, carnes blancas (principalmente pescados ri-
cos en AGPI omega-3 al menos dos veces a la
semana), lácteos descremados, oleaginosas, acei-
tes vegetales en crudo (especialmente aceite de
oliva por su alto contenido de ácido oleico, que
tiene propiedades antiinflamatorias).
– Evitar tomar suplementos indiscriminadamente, en
especial las vitaminas liposolubles que pueden ge-
nerar efectos tóxicos a dosis altas. Siempre deben de
ser prescritos por un profesional de la salud capaci-
tado y apegándose al esquema de dosis y tempora-
lidad establecidas. Los pacientes deben comprender
que los beneficios de la nutrición se obtienen dentro
de un patrón de alimentación en donde se combi-
nan diferentes alimentos ricos en múltiples nutri-
mentos que ejercen efectos sinérgicos.
El hecho de reducir la frecuencia con la que se asis-
tía a los lugares en donde se adquieren y/o consu-
men los alimentos del día a día influye también en
los hábitos de alimentación de la población, ya que
la preparación de los alimentos depende de las ha-
bilidades y conocimientos de cocina y nutrición,
preferencias y motivación de las personas. Además,
el comprar mayor cantidad de alimentos industria-
lizados en lugar de alimentos frescos o «naturales»
se entiende en un contexto en el que se obtienen
insumos por conveniencia, disponibilidad, costo y
tiempo de conservación. Sin embargo, generalmen-
te los alimentos procesados presentan una pérdida
importante de componentes benéficos como fibra,
antioxidantes, ácidos grasos esenciales, vitaminas,
minerales y otros compuestos bioactivos, y se incre-
menta el contenido de azúcares y almidones de
rápida digestión, sodio, conservadores, grasas trans
y productos finales de glicación avanzada78.
Por lo anterior, se establecen las siguientes reco-
mendaciones que se pueden brindar a los pacientes
al momento de adquirir sus alimentos79:
– De preferencia, comprar los alimentos en línea y
pedirlos a domicilio. En caso de asistir al super-
mercado, tomar todas las medidas higiénicas ne-
cesarias como el uso de cubrebocas y sanitizantes.
Se recomienda incrementar las compras en nego-
cios locales y/o de productos locales.
– Planificar con anticipación las compras, haciendo
una lista de los alimentos que deben de adquirir-
se de acuerdo con los platillos que se prepararán
de forma semanal o quincenal, y así permanecer
el menor tiempo posible en la tienda.
– Abastecerse de alimentos que no sean tan fácil-
mente perecederos para evitar tener que adquirir
insumos frecuentemente, sin caer en la compra ex-
cesiva de productos que no se utilizarán. Evitar
comprar comidas preparadas congeladas, usando
otras alternativas como frutas y verduras congela-
das, cereales (pasta, arroz, avena), leguminosas, car-
nes congeladas no procesadas, huevo, leche, etc.
– Evitar comprar alimentos ricos en calorías vacías
que estarán al alcance en casa.
– Como medida extra de precaución se pueden lim-
piar los productos adquiridos con una toalla des-
infectante, así como lavar o desinfectar frutas y
verduras.
Hasta el momento no existe evidencia que sugiera
que el SARS-CoV-2 pueda transmitirse por los ali-
mentos, sin embargo, debe evitarse el compartir
alimentos y bebidas con otras personas. La prepa-
ración de los alimentos se debe de llevar a cabo con
un lavado de manos adecuado y frecuente, desin-
fectando todas las superficies, espacios y utensilios,
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y cocinando completamente los alimentos alcan-
zando una temperatura de 70 °C para favorecer la
eliminación de posibles microorganismos patóge-
nos presentes80,81.
Es sumamente importante no olvidar incluir en las
recomendaciones del estilo de vida el realizar acti-
vidad física dentro de casa en la manera de lo posi-
ble por todos los beneficios que brinda, no solo en
el control de peso, diabetes y salud cardiovascular,
sino porque también ayuda a reducir el estrés, me-
jorar la calidad del sueño y el estado de ánimo. Es
recomendable evitar el tabaquismo y cuidar la salud
mental manteniéndose positivo.
CONCLUSIÓN
A pesar de que existen ciertas recomendaciones
para mejorar la actividad del sistema inmunitario a
manera de prevención frente a un proceso inflama-
torio por una posible infección, es importante recal-
car que no existe ningún nutrimento o alimento
que pueda tratar o curar la infección causada por el
SARS-CoV-2. El papel de la alimentación durante
esta pandemia es esencialmente promover un esti-
lo de vida saludable, cumpliendo con todas las ca-
racterísticas de la dieta correcta que conocemos
desde siempre: adecuada, equilibrada, completa,
variada, suficiente e inocua. Por lo tanto, es impor-
tante resaltar la labor del especialista en nutriología;
para que, a pesar del contexto mundial, se brinden
(por medio de herramientas como la consulta vir-
tual) recomendaciones adecuadas e individualiza-
das a las características de cada paciente, teniendo
especial atención en aquellos que tengan factores
de riesgo que los hacen más susceptibles de pre-
sentar complicaciones o mortalidad por COVID-19.
FINANCIAMIENTO
La presente investigación no ha recibido ayudas es-
pecíficas provenientes de agencias del sector públi-
co, sector comercial o entidades sin ánimo de lucro.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran no tener conflicto de intereses
alguno.
RESPONSABILIDADES ÉTICAS
Protección de personas y animales. Los autores de-
claran que para esta investigación no se han reali-
zado experimentos en seres humanos ni en anima-
les.
Confidencialidad de los datos. Los autores decla-
ran que en este artículo no aparecen datos de pa-
cientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento infor-
mado. Los autores declaran que en este artículo no
aparecen datos de pacientes.
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