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p>La contemporaneidad es una categoría metodológica que se desarrolla y se remodela continuamente en el tiempo; esta costituye un enfoque complejo para una lectura dinámica de nuestro escenario social, político y cultural. La contribución propone una reflexión sobre el significado de la contemporaneidad y como este significado tiene una relación muy estrecha con todas las épocas en la cuales las comunidades se han expresado. Todo eso tiene un valor importante con el fin de intender que significa vincular esta palabra a la arquitectura, arte, tradiciones y politicas culturales.</p
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El tiempo de la contemporaneidad
The time of contemporaneity
Olimpia Niglio
Hokkaido University, Sapporo, Japan
Resumen
La contemporaneidad es una categoría metodológica que
se desarrolla y se remodela continuamente en el tiempo;
esta costituye un enfoque complejo para una lectura
dinámica de nuestro escenario social, político y cultural.
La contribución propone una reflexión sobre el significado
de la contemporaneidad y como este significado tiene una
relación muy estrecha con todas las épocas en la cuales
las comunidades se han expresado. Todo eso tiene un
valor importante con el fin de intender que significa
vincular esta palabra a la arquitectura, arte, tradiciones y
politicas culturales.
Palabras clave:
contemporaneidad; cultura; historia;
patrimonio.
Abstract
Contemporaneity is a methodological category that is
continuously developing and remodeling itself over time;
it constitutes a complex approach to a dynamic reading of
our social, political, and cultural scene. The contribution
proposes a reflection on the meaning of contemporaneity
and how this meaning has a close relationship with all the
epochs in which communities have expressed themselves.
All this has an important value to understand what it
means to link this word with architecture, art, traditions,
and cultural policies.
Keywords:
contemporary; culture; history; heritage.
Contemporáneo es el que recibe en plena cara el manojo de tinieblas
que viene de su tiempo Giorgio Agamben, 2008
Culturas. Revista de
Gestión Cultural
Vol. 7, Nº 1, 2020
pp. 67-89
EISSN: 2386-7515
Recibido: 16/05/2020
Aceptado: 31/05/2020
https://doi.org/10.4995/cs.2020.13695
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
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1. Introducción
En una época donde todo fluye muy rapidamente es necesario
reflejer sobre nuestra misma existencia en relación al tiempo en el cual
vivimos. Nace natural ponerse algunas preguntas y ententar de
responder a temas que nos ponen en dialogo costante con el tiempo.
Entonce ¿Qué es contemporaneidad? ¿Qué significa ser contemporáneo?
¿Cómo se relaciona este concepto con las artes creativas? Y el concepto
del tiempo ¿qué papel tiene en la definición de contemporaneidad? No
hay duda de que vivimos en una época compleja y inmersos en un
proceso de cambios implacables donde el tiempo, los deseos, las
habilidades, los recursos humanos, las estrategias que se deben poner
en marcha son todos los componentes que juegan un papel fundamental
para la construcción de nuestro futuro. En este proceso evolutivo estamos
continuamente estresados por nuevos descubrimientos y preguntas
imprevisibles que requieren respuestas rápidas, a veces diferenciadas
pero a menudo complementarias. Dentro este complejo sistema
cuestionamos el significado de la contemporaneidad y esta contribución
tratará de llevar al lector en la búsqueda de plausibles respuestas
destinadas a restablecer la relación correcta entre el hombre y su tiempo,
entre el hombre y su ser contemporáneo, entre lo antiguo y lo nuevo.
Genéricamente la contemporaneidad indica la coincidencia en el
tiempo, la simultaneidad de una acción, el occurir en el mismo instante
de más eventos. Sin embargo, si reflejamos cuidadosamente sobre este
concepto, la contemporaneidad se modela continuamente, en cada
momento y en cada lugar. Este concepto encuentra una
retroalimentación interesante si se analiza en relación a la condición
humana. El filósofo alemán Immanuel Kant afirmó que la Ilustración
representaba la salida del hombre de su estado minoritario, tomando así
la conciencia de su ser, de sus verdaderos potenciales y oportunidades.
Esta conciencia había hecho al hombre libre para actuar y abandonar un
estado de dependencia y minoría. Este cambio y esta conciencia
representan una actitud que ha permitido al hombre sentir y pensar
diferente del pasado y, por lo tanto, sentirse más moderno, más cercano
a su época, por lo tanto contemporáneo. Los antiguos griegos hablaban
del
ethos
de la modernidad.
A partir de estas reflexiones preliminares, el filósofo húngaro Peter
Pál Pelbart, analizando el concepto de contemporaneidad, traza la
evolución de un pensamiento que surge en los escritos de Platón y luego
continúa con Kant, Hegel y Nietzsche hasta las más recientes teorías de
Gilles Deleuze y Pierre-Félix Guattari. Peter Pál Pelbart pregunta: ¿qué
queremos decir con la contemporaneidad? (Pelbart 2015, p. 23). La
respuesta está en la capacidad del hombre de estar presente, de estar
en un continuo llegar a ser, sin restricciones por la obsesión del pasado
y del futuro, lejos de la obsesión de pensar que el progreso es sinónimo
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de contemporaneidad. De manera diferente, el filósofo húngaro
reflexiona críticamente sobre el concepto de contemporaneidad que
engloba a la sociedad dentro de un mecanismo que no siempre es
correcto. Lamentablemente, en la mayoría de los casos este término se
considera como una superación de un estado minoritario, mejorando un
estado de subdesarrollo como todavía leemos hoy en muchas partes del
mundo. Aunque ser contemporáneo no significa necesariamente superar
o mejorar una condición de vida. Ser contemporáneo significa conocer y
respetarse a sí mismo en la evolución de la vida.
La contemporaneidad es, por tanto, una categoría metodológica
que se desarrolla y se remodela continuamente; es un enfoque complejo
para la lectura de nuestro escenario social, político y cultural. La
contemporaneidad indica la superación de la idea mayoritaria de
globalización y antropocentrismo y pone en discusión fuerte la dimensión
temporal, el papel del pasado, la concepción del futuro pero sobre todo
pone en el centro del debate internacional el valor del “patrimonio
humano” o séa el valor del hombre (Niglio 2016).
Todo esto abre un reto importante que no consiste en escaparse
de los objetivos mayoritarios de una colectividad contemporánea cada
vez más atenta a aspectos frívolos, irresponsables y vinculados sólo a la
apariencia; diferentemente reflexionar sobre la existencia, ahora y por lo
tanto en nuestra contemporaneidad, significa hacer un esfuerzo
importante que pueda restablecer esa dignidad y aquellos valores que
son la base de la vida de cada individuo. Así que en las páginas que
siguen el tema de la contemporaneidad encontrará retroalimentación en
relación a la historia humana y a su creatividad.
2. Estar en la historia
Peter Pál Pelbart en sus reflexiones sobre la contemporaneidad no
excluye el concepto de “tiempo” y afirma:
Los griegos ya habían entendido que por el lado de
Chronos
tiempo como medida, la fijación de cosas y personas,
el desarrollo de una forma y una dirección hay otro tiempo,
Aion
tiempo sin medida, tiempo indefinido, que nunca cesa de
dividirse; siempre ya allí (el inmemorial) y no todavía allí (los sin
precedentes); siempre demasiado temprano y demasiado tarde;
el tiempo de “algo va a suceder” y, simultáneamente, “algo acaba
de pasar”; la emisión de forraje, no métrico, el tiempo no vibrante
y fluctuante que a veces se observa en la psicosis, en sueños, en
catástrofes, en roturas grandes y microscópicas, colectivas o
individuales. La ruptura se produce cuando el tiempo se libera de
su subordinación al movimiento, como cuando Hamlet grita,
el
tiempo es fuera
!!! ¿Cómo concebir un tiempo libre del
movimiento, vuelto a sí mismo, por lo tanto no planeado, no
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dirigidoun campo puro de vectores sin orientaciones de datos?
(Pelbart, 2015)
Así que al abordar el tema de la contemporaneidad no es posible
evitar la elaboración de breves reflexiones sobre el concepto de
temporalidad.
La herencia que cada generación ha recibido como regalo
constituye un sistema muy complejo, descifrado por varias
categorías
que
ayudan a delinear un camino histórico que puede describir los procesos
evolutivos. De hecho, las categorías individuales están asociadas a
fenómenos históricos que, a pesar de sus diferencias culturales y
geográficas, han caracterizado a las comunidades desde sus orígenes.
El sistema de
categorías
permitió elaborar una lectura
estructurada de la historia, para fases sucesivas y para las obligaciones
temporales que ciertamente ayudaron a delinear un camino de las
diferentes épocas históricas pero al mismo tiempo favorecieron una
lectura circunscrita de esta evolución (De Biase, 2017, pp. 45-47).
Martin Heidegger, filósofo alemán (1889-1976), elaboró
reflexiones muy importantes sobre el concepto de la historia y su
temporalidad (Heidegger, 2017). Especialmente durante el siglo XIX
muchos filósofos habían planteado el problema de ser y por lo tanto de
cómo esta existencia estaba relacionada con la evolución de la historia.
Los estudios realizados por Heidegger han demostrado que la historicidad
del ser y por lo tanto la existencia no es temporal porque está en la
historia, pero diferentemente existe históricamente porque es temporal
en la fundación de su ser. Esta hipótesis es fundamental para
cuestionarnos sobre el significado de la historia, del ser histórico y de sus
categorías.
Ciertamente, seguir la lección de la historia de Heidegger no es
más que la historicización de la existencia en el tiempo. Utilizamos
categorías como
pasado
o
contemporáneo
para indicar tiempos
transcurridos o presentes. Sin embargo, el mismo pasado, mientras que
pertenece a los tiempos transcurridos, puede todavía estar presente y
por lo tanto contemporáneo.
Un ejemplo es relacionadto por la lectura crítica de las obras de
arte que la historia nos ha transmitido. Con referencia al arte de la
antigua Grecia, una de las obras más famosas es la escultura del
Discobolo del artista Mirone (siglo V a.C.). Esta escultura cristaliza en sí
misma la pasión por los Juegos Olímpicos ligados a la antigua Grecia, el
interés por la estética, por la perfección del cuerpo, por la calma interior
que la escultura transmite al observador. Es una obra de arte del pasado
y, sin embargo, no es difícil definirla como un icono de
contemporaneidad. Lo mismo será dicho si nos referimos a las obras de
arte recibidas de antiguas civilizaciones como los Incas, los Mayas, los
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Aztecas y las innumerables comunidades que durante siglos han habitado
el continente americano o aún como los Ainu y Jomon en el extremo
continente asiático.
Aquí el significado de la historia asume un valor que va más allá
de la categoría del pasado y de lo que ya ha sucedido y transcurrido, para
indicar en cambio algo que viene de un tiempo bien definido y por lo
tanto que también puede asumir un valor contemporáneo. Así la historia
es un continuo convertirse que se despliega y se desarrolla desde el
pasado, pasa por el presente y proyecta hacia el futuro, asumiendo las
diferentes connotaciones de contemporaneidad.
Sin embargo, Heidegger argumenta que la historia invita al
hombre a analizar la mutabilidad del tiempo que a su vez incorpora las
mismas vicisitudes del hombre y por lo tanto de las evoluciones culturales
de las comunidades individuales. Así el ser es la historia a través de la
existencia del hombre, el resultado de su creatividad y su propia
naturaleza.
Sin embargo, Heidegger argumenta que la historia invita al
hombre a analizar la volubilidad del tiempo que a su vez incorpora las
mismas vicisitudes del hombre y por lo tanto de las evoluciones culturales
de las comunidades individuales. Así que el ser es historia a través de la
existencia del hombre, el resultado de su creatividad y su propia
naturaleza. Los personajes que definen la existencia y representan las
formas de ser del hombre están delineando así. La existencia, de hecho,
significa “estar en el mundo”, donde por mundo se entiende una totalidad
de acontecimientos, de cosas, de significados y de instrumentos que
sirven para la supervivencia del hombre. La existencia se encarga del
mundo y esta disponibilidad abierta está determinada por dos
determinantes principales: el ser y el entendimiento, es decir, el
logos
.
El ser y por lo tanto el sentimiento dentro de las cosas expresa la
condición de una persona que no ha elegido estar allí, pero en la que se
encuentra y debe relacionarse con todos sus propios humores que son a
menudo también independientes de su propia voluntad. Es en su
condición de existencia que el hombre se coloca en un estado de escucha.
La “comprensión” pone de relieve su propia existencia y por lo tanto la
relación con el tiempo que ha sido, que es y será.
Sin embargo, el concepto de contemporaneidad elabora un
sentimiento de renuncia a la historia, un sentimiento que denuncia la
independencia del pasado y que reivindica el deseo de “novedad”. Pero
observando la realidad que ha renunciado a este vínculo con el pasado
en particular el continente americano no es difícil descubrir cómo
esta ruptura está generando un sistema que, en nombre de la
modernidad, ha producido en su lugar la ausencia de ser, donde el
hombre no tiene raíces, no tiene referencias excepto en un contexto de
ficciones y como dice Borges “aquí la misma historia está confundida y
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perdida” (Borges, 2014, p. 79).
Pero la esperanza aún no ha terminado como dice Riccardo de
Biase, en realidad
[...] Como en un rugido de trueno, hay testimonios como
los de Borges que dejan claro cuán parciales y unilaterales son las
visiones que tienden a excluir el “factor-historia” desde sus
análisis muy ingeniosos. Especialmente el autor sudamericano
continúa esta “historificación”, esta búsqueda hacia atrás las
lecturas, las inclinaciones, los placeres de los clásicos, tratando de
revivirlos y re-fructificar a través de una dialéctica histórico-
genealógica, “significa para investigar los movimientos, los
intentos, las aventuras, los destellos y las premoniciones del
espíritu humano” (de Biase, 2017, p. 43)
Es precisamente la capacidad de comprención que debe ayudar al
hombre a evaluar la historia y a reelaborarla en el tiempo
contemporáneo, generando así una continuidad de estar en el mundo
porque declinando a estas reflexiones significaría renunciar por siempre
a una relación entre la historia de la existencia humana y la creatividad
del ser.
3. Estar en el mundo
El concepto de existencia se asocia entonces con el de "estar en
el mundo" en el que el hombre es inventor, creador y artesano. Estar en
el mundo -afirma Heidegger- significa cuestionar la idea de lo que es la
tierra y por lo tanto la casa común; Lo que se esconde detrás del ser y
por lo tanto la existencia del mundo; y finalmente lo que significa estar
en el mundo, así que vivan juntos.
Desde sus orígenes, el hombre ha establecido condiciones de vida
junto con el planeta y construyó su hogar en la ciudad, construyendo
urbanizaciónes y realizando símbolos y monumentos.
El hombre en diferentes épocas históricas ha desarrollado la
esencia de la vida - desde el latín
habitus
“estar acostumbrado”, “ser
familiar”- condición humana que expresa hábito y costumbre. Esta
condición de
habitus
ha caracterizado, desde el principio, la capacidad
del hombre para saber relacionarse con el mundo, para saber cómo
sentirse como en casa en todas partes, independientemente de cualquier
condición al arrededor.
Esta condición que Heidegger define de “en-ser” expresa la
capacidad de encuentro, de relación, de diálogo que la existencia humana
es capaz de afirmar. Esta prerrogativa de encuentro es una condición
esencial, y no de carácter espacial, que permite al hombre reconocer a
su prójimo y el contexto en el que vive como algo que siempre le ha
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pertenecido y con el que debe relacionarse. Pero la membresía no implica
la posesión sino el respeto, compartiendo a través de un proceso de
acercamiento y accesibilidad que permite al hombre relacionarse y
familiarizarse con el mundo al cual su destino está vinculado.
Esta relación entre el hombre y el mundo es una base importante
para reflexionar sobre las modificaciones creadas y emprendidas por el
hombre en el curso de la historia y por lo tanto de su existencia.
Obviamente todas estas modificaciones se conectan con la capacidad del
habitus
y por lo tanto de vivir, de cuidar y de relacionarse con el medio
ambiente (papa Francisco, 2015).
Afirma papa Francisco:
[...] Después de un tiempo de confianza irracional en el
progreso y en la capacidad humana, una parte de la sociedad está
entrando en una etapa de mayor conciencia. Se advierte una
creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la
naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo
que está ocurriendo con nuestro planeta. [...] El objetivo no es
recoger información o saciar nuestra curiosidad, sino tomar
dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento
personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la
contribución que cada uno puede aportar. (
Enciclica
, parag.19)
Y continúa con importantes reflexiones sobre las dinámicas que
son la base de las relaciones humanas y la capacidad del hombre de estar
en el mundo:
[...] A esto se agregan las dinámicas de los medios del
mundo digital que, cuando se convierten en omnipresentes, no
favorecen el desarrollo de una capacidad de vivir sabiamente, de
pensar en profundidad, de amar con generosidad. Los grandes
sabios del pasado, en este contexto, correrían el riesgo de apagar
su sabiduría en medio del ruido dispersivo de la información. Esto
nos exige un esfuerzo para que esos medios se traduzcan en un
nuevo desarrollo cultural de la humanidad y no en un deterioro
de su riqueza más profunda. La verdadera sabiduría, producto de
la reflexión, del diálogo y del encuentro generoso entre las
personas, no se consigue con una mera acumulación de datos que
termina saturando y obnubilando, en una especie de
contaminación mental. Al mismo tiempo, tienden a reemplazarse
las relaciones reales con los demás, con todos los desafíos que
implican, por un tipo de comunicación mediada por internet. Esto
permite seleccionar o eliminar las relaciones según nuestro
arbitrio, y así suele generarse un nuevo tipo de emociones
artificiales, que tienen que ver más con dispositivos y pantallas
que con las personas y la naturaleza. Los medios actuales
permiten que nos comuniquemos y que compartamos
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conocimientos y afectos. Sin embargo, a veces también nos
impiden tomar contacto directo con la angustia, con el temblor,
con la alegría del otro y con la complejidad de su experiencia
personal. Por eso no debería llamar la atención que, junto con la
abrumadora oferta de estos productos, se desarrolle una profunda
y melancólica insatisfacción en las relaciones interpersonales, o
un dañino aislamiento (
Enciclica
, parag.47).
En este contexto, el significado de “cuidar” tiene un valor
ontológico, es decir, la existencia misma del hombre está estrechamente
ligada al lugar donde vive y por lo tanto su bienestar está estrechamente
vinculado a su existencia en el mundo y cuidandose de él caracteriza y
condiciona su vida. Cuidar el medio ambiente y el próximo es una
prerrogativa fundamental para el bienestar de la vida.
Esto asunto lo habia bien entendido William Morris, artista y
escritor británico (1834-1896) cuando hablando de la arquitectura definió
esta como [...]
La totalidad de las modificaciones y alteraciones realizadas
en la superficie terrestre, en vista de las necesidades humanas, excepto
el desierto puro
(Morris 1947). Pero al mismo tiempo Morris destacó la
importancia de implementar modificaciones compatibles y respetuosas de
las necesidades contemporáneas y sobre todo sin que esta
contemporaneidad interfiera con el valor de la herencia humana y
medioambiental.
Para Morris el conocimiento de la historia constituyó una forma
fundamental de educar a las nuevas generaciones hacia una sociedad
nueva, libre y avanzada. Como narrador y educador nunca renunció a la
fascinación de las antiguas leyendas y novelas de Oscar Wilde para hacer
metáforas, contar historias o encontrar referencias interesantes para
hacer comparaciones con la realidad (Grandi 2010). Sus ideas estaban
claramente dirigidas al reformismo socialista e imaginó una humanidad
libre de construcciones, y luego utópica. En verdad, la utopía era un
género muy querido por la literatura inglesa del siglo XIX y expresaba
precisamente el proyecto ideal, político y humanitario del socialismo de
Morris (Ackroyd 2004, p. 412).
La utopía de Morris se realizó en parte a través de sus creaciones
artísticas y arquitectónicas realizadas personalmente por él y sus
colaboradores con el espíritu de los antiguos talleres medievalesque
iban desde la construcción de vitrales hasta la producción de muebles
elegantes y acabados interiores preciosos. La óptica fue la de una
recuperación de la producción auténticamente artesanal de muebles y
obras de arte no sólo bella sino también útil, para contrastar a los objetos
feos, fácilmente perecederos y a menudo inútiles propuestos por la
producción industrial masiva. Todo esto se relaciona mucho con la
capacidad del hombre de estar en el mundo, para responder
concretamente a las necesidades reales y no para olvidar de dónde vino.
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En el volumen
Noticias de ninguna parte,
Morris analiza
claramente, en el tema de la educación, el papel del conocimiento de la
historia, pero también de las lenguas antiguas. En particular, escribe que
la historia es poco practicada porque
[...] es sobre todo en tiempos de desorden, conflicto y
confusión que la gente está muy interesada en la historia (Morris,
1984, p. 34)
Esta visión de la educación dirigida sobre todo a las disciplinas
creativas y operativas hace de Morris un erudito de referencia en muchos
campos disciplinarios y en este contexto ayuda a entender el significado
que la contribución de la historia puede proporcionar dentro de las
reflexiones dirigidas a las necesarias modificaciones que deben hacerse
sobre la corteza terrestre en vista de las necesidades humanas. Un papel
de la historia que proyecta más allá del tiempo para que colabore en la
elaboración y la construcción de un presente que necesariamente y muy
rápidamente pasa a ser pasado. De este modo, la comprensión del
pasado, de los valores de honestidad, de lealtad, de tolerancia entre
hombre y hombre, y de equidad, son indicadores elementales y cimientos
para asegurar la supervivencia del hombre en la tierra con respecto a su
propia individualidad y libertad de acción y por lo tanto de poder estar en
el mundo.
4. Estar en el contemporáneo
A los conceptos de existencia y por lo tanto de la historia
asociamos definiciones para delinear mejor los diferentes momentos que
han caracterizado la vida del hombre en la tierra. Estas definiciones
consisten en
categorías
convencionales, utilizadas para la conveniencia
de la elaboración teórica pero desde un punto de vista temporal no
encuentra hallazgos autoritarios. Lo que ahora llamamos
pasado
no es si
se refiere a su propio tiempo; así como el término
contemporáneo
indica
su tiempo y no es difícil entender que podemos hablar de contemporáneo
incluso si nos referimos a algo que ya ha sucedido y por lo tanto del
pasado. El valor del tiempo entra en juego, un concepto sobre el cual la
física y la filosofía siguen cuestionando hoy en día. Desde San Agustín a
Immanuel Kant, desde la teoría del
tiempo relativo
de Albert Einstein
hasta la física cuántica: una pregunta que viaja más allá 2000 años de
historia, viniendo hasta a la teoría del bucle de la Loop Quantum Gravity
que afirmaq que el tiempo no existe.
Pero es precisamente al concepto de tiempo que la definición de
contemporaneidad está asociada. George Agamben, filósofo italiano
(1942), en el ensayo “Qué es lo contemporáneo” aborda el tema tan
elaborado:
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[...] ¿Quién y qué somos contemporáneos? Y, en primer
lugar, ¿qué significa ser contemporáneo? (Agamben 2008)
Con referencia al filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche
(1844-1900), Agamben afirma que
[...] Es verdaderamente contemporáneo quien no coincide
perfectamente con él, ni se adapta a sus pretensiones y, por
tanto, en este sentido, a tiempo; pero, precisamente por esto,
precisamente a través de esta chatarra y de este anachnism, es
capaz más que otros de percibir y captar su tiempo.
Por lo tanto, la contemporaneidad significa establecer una relación
clara con el propio tiempo, al que no se puede dejar de pertenecer, a
través de un diálogo que define una cierta distancia, que permite tener
con la contemporaneidad una relación especial, similar a la que es posible
tener cuando observemos las estrellas y la luna: las miramos, percibimos
la luz, pero sabemos que está luz no está presente, porque viene de una
lejanía inalcanzable. Por eso el concepto del tiempo se va cuestionando.
Entonces, ¿qué significa que somos contemporáneos? ¿Qué indica
la expresión que esta obra de arte o ese proyecto arquitectónico son
contemporáneos?
Giorgio Agamben intenta responder a estas preguntas, sin
embargo, poniendo en crisis una serie de experiencias y certezas que
caracterizan nuestra vida cotidiana y la etimología de la palabra misma.
Contemporáneo
de hecho deriva desde el latín
contemporanĕu(m)
cpmpusto por
cŭm
“con” y por
tĕmpus-ŏris
“tiempo”,
entonces característica de alguien o algo que está en relación cercana
con el tiempo. ¿Pero cual es el tiempo? Tal vez en un tiempo vivido cuya
concepción cambia de acuerdo a nuestra conciencia interior, o de nuevo
a un tiempo que se opone, que está en contraste con aquellos principios
físicos según los cuales el tiempo mide el paso de los acontecimientos y
por lo tanto invita a reflexionar sobre la distinción entre el pasado, lo
contemporáneo y el futuro.
Sin embargo es sólo en la primera mitad del siglo XX que asistimos
a la gran revolución con la teoría relativista de Albert Einstein (1879-
1955). El físico alemán había comprobado que entre el pasado y el futuro
no sólo hay un presente efímero, sino mucho más. Hay algo que no es ni
pasado ni futuro, sino que depende de una distancia y que uno no
siempre puede percibir. Es la que el artista español Salvador Dalí (1904-
1989) describe en la obra “La persistencia de la memoria” destacando la
subjetividad del concepto del mismo tiempo y cómo la única memoria
humana, aunque intangible y por lo tanto incuantificable, es capaz de
descifrar el camino de la historia y por lo tanto su contemporaneidad
eterna (Fig.1).
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Fig.1. Salvator Dali.
La persistencia de la memoria
(1931). Archivo del autor
Agamben, reelaborando el concepto de la relatividad, afirma que
contemporáneo
no es la persona o lo que que trata de coincidir y
adaptarse a su tiempo, pero diferentemente es lo que se adhiere a su
tiempo a través de un desplazamiento y un anacronismo; a que es
contemporáneo no lo que ve las luces de su tiempo, pero lo que puede
percibir la oscuridad. Hasta que, siguiendo las explicaciones de la
astrofísica moderna sobre la oscuridad del cielo nocturno, Agamben
dibuja la imagen de un nuevo ángel de la historia: una luz que viaja muy
rápido hacia nosotros sin ser capaz de alcanzarla. Así que eso es lo
contemporáneo
.
En realidad el contemporáneo es el inactual, observa Agamben;
el contemporáneo es el que puede ver más allá. Luego Agamben vuelve
a reelaborar Nietzsche y pone la actualidad y la contemporaneidad del
presente en una condición continua de desconexión. Pertenece a su
tiempo aquel que no coincide perfectamente con este tiempo pero se
adapta a él y por lo tanto es inactual. Sin embargo, esta inactualidad le
da las herramientas necesarias para ver, percibir y captar su tiempo. Por
lo tanto, hay un discronia, es una
no-coincidencia
entre el hombre y el
tiempo en que vive. Esta
no-coincidencia
, sin embargo, no significa una
sensación nostálgica de quien aprecia más la Atenas de Pericles, la París
de Luis XIV o la Nueva Granada de Simón Bolívar o Francisco de Paula
Santander. De manera diferente, el ser contemporáneo indica la
capacidad de odiar también el tiempo en el que uno vive, pero saber
dominar y controlar y enfrentarlo sin escaparse de él.
Así que estar en contemporaneidad indica una sola acción que
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pone al hombre en relación con su propio tiempo; sl hombre se adhiere
a esto pero también toma las distancias necesarias, luego asume una
actitud crítica y libre. A diferencia de aquellos que coinciden demasiado
con el tiempo al que pertenecen, y creen que ésta es la verdadera
condición de la modernidad, en realidad no son en absoluto
contemporáneos porque su propia condición miope no les hace ver lo que
no es visible. De hecho, el contemporáneo es el que sabe ver esta
oscuridad y que es capaz de escribir las próximas páginas de la historia,
dibujando desde la oscuridad del presente. Por esta razón, el concepto
para el cual el ser contemporáneo es una característica sólo de aquel que
no ha sido cegado por las falsas luces del siglo pero ha sido reiterado y,
de manera diferente, logra discernir en estas luces su oscuridad interior.
Esta particular predisposición es una característica fundamental
que ha permitido con el tiempo, a muchos escritores y artistas, establecer
innumerables intercambios semánticos entre la creatividad y la realidad.
La tensión interpretativa de la realidad que se genera, por ejemplo, en
una obra de arte o en la realización de un proyecto de arquitectura, a
menudo subraya la ambiguedad entre las certezas visuales y la idea
misma del proyecto artístico o arquitectónico. Esta ambiguedad está
marcada por todos los aspectos sensoriales que necesariamente
intervienen en nuestro proceso perceptivo y que regulan la relación entre
realidad y pensamiento y contribuyen a la realización de redes de
intercambio. Este concepto es muy evidente, por ejemplo, en las obras
del artista italiano Gille Dorfles (Fig.2) (Oliva, 2015).
Fig. 2. Gillo Dorlfes,
Due schieramenti
, 2001 (100 x 120 cm). Archivo del autor.
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Así que la contemporaneidad se expresa con toda la vitalidad de
aquel que tiene la intención de ir más allá de lo visible, como un lector
cuidadoso que a través de las palabras escritas en las páginas de un libro
busca en su lugar captar el significado que está más allá de la simple
escritura. Y así propuso el escritor francés Víctor Hugo (1802-1885) sobre
la arquitectura que consideraba similar a un libro de piedra y cuyo
observador podía aprender a descubrir y leer los contenidos.
5. Estar en la Arquitectura
Analizando ahora el concepto de contemporaneidad vinculado a
la arquitectura es fundamental para trazar la definición de este término
utilizado con demasiada frecuencia para entender sólo una parte de la
creatividad humana, a la vez que encierra en sí mismo significados mucho
más articulados y complejos.
La arquitectura es una palabra que deriva del griego y consiste en
ἀρχή (Árche) que, según Artistotele, indica α (Alpha), que es el principio,
el origen del cual derivan todas las cosas y por lo tanto la base de todas
las actividades y los resultados de estos mismos y también de la palabra
τέκτων (técton) que comúnmente representa un artesano, es decir, el
que crea, que construye y enseña (Reale 2008).
Así que la arquitectura es esa disciplina que puede dar origen,
generar, crear y construir lo nuevo a través de la creatividad de su
inventor.
Gracias al razonamiento sobre el término no es difícil adivinar que
cualquier actividad humana, expresión de la creatividad, tiene en
mismo un principio arquitectónico.
Sin embargo, la historia de la arquitectura nos enseña que el
hombre siempre ha encontrado inspiración y referencias culturales en las
obras realizadas en épocas anteriores, en diferentes contextos culturales
y para responder a necesidades concretas.
Pero, ¿qué es la arquitectura contemporánea sino una definición
estereotipada utilizada para fines de discusión teórica, pero ciertamente
no conceptual y de contenido?
La expresión se une a aquellos hábitos que han ayudado a
estructurar la historia de acuerdo a una estructura periódica, pero
ciertamente no es lógico. Por ejemplo en Europa la expresión
arte
contemporáneo
se refiere al conjunto de movimientos y tendencias
artísticas que surgieron en el período siguiente a la segunda guerra
mundial, luego a partir del 1945 en adelante, aunque si esta periodización
no puede ser estrictamente respetada si, por ejemplo, nos referimos a
otras culturas como las orientales u otros continentes.
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
80
Otro estereotipo es la definición de la
historia contemporánea
que
en Europa constituye una de las cuatro grandes épocas históricas
(antiguas, medievales, modernas y contemporáneas) que empiezan a
finales del siglo XVIII, inmediatamente después de la revolución francesa
(1789). Evidentemente este concepto de contemporaneidad no se refleja
en la historia japonesa, donde el período medieval termina a finales del
siglo XIX o incluso con la cultura americana que tiene como referencia un
tiempo mucho más cercano a nuestros días.
Sin embargo, muchos creen que una arquitectura es
contemporánea si esta es expresión de la moda de la época en la que
uno vive, o que ser contemporáneo significa actuar de acuerdo con el
flujo de corriente de la época actual. Pensar esto significa seguir la línea
dominante de superficialidad. En verdad, los que siguen pasivamente el
fluir de las edades, sin ningún ejercicio crítico de pensamiento, son
conformistas y en todas las épocas históricas los conformistas han
trazado la línea de la mediocridad, mientras que las líneas importantes
de desarrollo han sido trazadas por otros.
De hecho, retomando las reflexiones de Giorgio Agamben, el
verdadero contemporáneo no sólo tendrá la necesaria visión crítica de la
realidad, sino que sabe capturar en la oscuridad la verdadera luz y luego
conectar su tiempo con los últimos tiempos a su vez contemporáneos
para las innovaciones que han aportado. El concepto de
contemporaneidad por lo tanto es más de estar en el tiempo presente; lo
contemporáneo es lo que se relaciona con las realidades y necesidades
individuales, pero sin conformarse, elaborando un pensamiento crítico
capaz de captar la complejidad de los contextos y de saber moverse con
un ojo afilado, autónomo y libre.
Un ejemplo interesante es la Villa Katsura en Kyoto, Japón,
perteneciente a la Familia Imperial. Antiguamente, la zona de Katsura en
Kioto era usada como lugar de retiro y acá en el 1615 fué fundado el
palacio de retiro. Es un modelo muy interesante para reflejer sobre el
concepto de contemporaneidad a través de una construcción antigua que
se renova continuamente hasta a ser una referencia para del tiempo
presente.
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
81
Fig. 3. Villa Katsura, Kansai, Japón. Archivio del autor
Fig. 4. Tumba Brion, proyecto de Carlo Scarpa (1969-1978). Archivio del autor
Así la antiguidad se convierte en un elemento contemporáneo
capáz de conectarse con el tiempo que vivimos a través de una
regeneración de los antiguos paradigmas culturales. Interesante es ver
como una obra de arquitectura oriental la encontramos en un projecto
que el arquitecto italiano Carlo Scarpa hizo en San Vito d'Altivole cerca
de Treviso en Italia (Pierconti 2007).
Entonces, la arquitectura como el arte, la música y cualquier otra
forma de creatividad humana deben seguir este rastro de
anticonformismo si no quieren trivializar el significado de su especificidad
y, por lo tanto, no hundirse en la banalidad inerte de una realidad
efímera. El verdadero contemporáneo busca esa luz que aparece en su
propio tiempo y que ha sido transmitida desde tiempos anteriores y su
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
82
tarea es garantizar su luminosidad hacia el futuro.
Por lo tanto, una arquitectura es contemporánea cuando preserva
en sí mismo los trazos de esa creatividad humana que desde sus orígenes
ha llegado a nuestros días, respondiendo a las necesidades de una
existencia que la ha convertido en participante y creadora de su propia
evolución. Este saber ser de la arquitectura, así como de todas las artes,
expresa el alto valor de su contemporaneidad, protagonista de un mundo
que está constantemente cambiando pero dentro del cual debe saber
moverse y actuar críticamente, conscientemente y con competencia. La
no conformidad será un mérito que impondría en el camino de la
arquitectura numerosos obstáculos desde los que obtienen importantes
beneficios para definir mejor esa identidad que cada creatividad debe
saber expresar.
Contemporáneo será entonces esa arquitectura y cualquier arte
creativo capaz de decir su tiempo sin renunciar a la época de la que viene
esta mismo. Por lo tanto contemporáneo será el Coliseo de Roma, las
ruinas del templo Mayor de Tenochtitlán actual Ciudad de México, los
templos khmer de Angkor Wat en Camboya, el templo de Ginkaku-ji,
literalmente pabellón de plata en Kyoto en las colinas de Higashiyama, la
Catedral ortodoxa de Santa Sofía en Constantinopla, la Capilla Sixtina en
el Vaticano completada por Michelangelo Buonarroti, el Palacio del Louvre
en París, el puente de Brooklyn en Nueva York con proyecto del ingeniero
alemán John Augustus Roebling, la capilla de Notre-Dame du Haut En
Ronchamp por Le Corbusier, el museo Guggenheim de Bilbao diseñado
por Frank Gehry y todavía el nuevo proyecto de Torres Atrio de Richard
Rogers en Bogotá.
Así, la periodización histórica, es decir, la colocación de hechos
históricos cronológicamente bien caracterizados y definidos de manera
diferente en relación con el contexto cultural y geográfico, es un sistema
ficticio que sólo es conveniente para definir los límites temporales para la
conveniencia de la discución teórica.
De hecho, términos como:
antiguo
,
medieval
,
colonial
,
republicano
,
moderno
,
contemporáneo
, son todos significados utilizados
para descomponer mejor el proceso “en progreso” de la historia, una
descomposición convencional que es útil para describir mejor las fases
complejas del camino histórico de la humanidad, pero cuya
generalización sólo ayuda a poner orden y a encasillar los eventos.
Son estos conceptos muy claros en las obras de Luis Kahn (1901-
1974) en Estados Unidos como el
Salk Institute
en San Diego, projecto
del 1963 o el
Museo Quimbaya
del arquitecto colombiano Rogelio
Salmona (1929-2007) realizado entre el 1984 y el 1985 en la ciudad de
Armenia en Colombia (Figg.5-6).
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
83
5 6
Fig. 5.
Salk Institute
en San Diego, USA, projecto de Luis Kahn (1963). Archivio
del autor. Archivo del autor
Fig.6.
Museo Quimbaya
, Armenia, Colombia, proyecto de Rogelio Salmona
(1984-85). Archivio del autor
En ambos los proyectos el dibujo formal refleje la dimensión
sincrónica de la historia que el filósofo francés Auguste Comte (1798-
1857), el padre de la sociología, llama “estática” contraria a una
percepción “dinámica” orientada a la comprensión real de la evolución
(Gouhier 1955).
Dentro de estas reflexiones historiografías es también hace parte
el debate, nunca concluido, sobre los límites históricos de
contemporaneidad
, que un cierto manual tradicional occidental ha
coincidido con los dos últimos siglos, siglo XIX y XX, distinguiéndose de
la
modernidad
a su vez encerrada dentro de rígidos límites cronológicos
definidos entre el descubrimiento del nuevo continente americano en
1492 y el final de la edad napoleónica en 1815. Por supuesto, son
referencias puramente europeas que no se han reflejado en otros
contextos y desde aquí se entiende la pura convencionalidad.
De hecho, las posiciones más avanzadas de la historiografía del
siglo XX han cuestionado los supuestos tradicionales y han formulado
otras hipótesis de periodización histórica, teniendo en cuenta más de los
factores económicos y sociales que los puramente políticos. Es
interesante citar el método interdisciplinario de investigación de la
historia propuesta por la revista francesa
Annales
y las nuevas
perspectivas de la historiografía inauguradas por el gran historiador
Fernand Braudel (1902-1985) que junto con el historiador británico Eric
J. Hobsbawm (1917-2012) introdujo nuevas definiciones temporales
como la
globalización
, la
mundialización
y el
siglo corto
(Braudel 1993).
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
84
Por fin, sobre el concepto de
contemporaneidad
, analizado desde
un punto de vista metodológico, el historiador italiano Raffaele D'Agata
recuerda lo que el filósofo Benedetto Croce (1866-1952) afirmó que
[...] la necesidad práctica, que está en la parte inferior de
cada juicio histórico, da a cada historia el carácter de la historia
contemporánea, porque, para remotas y muy remotas que
parecen cronológicamente los hechos que la ingresan, es, en
realidad, historia siempre relacionada con la necesidad y la
situación actual, en la que esos hechos propagan sus vibraciones
(D'Agata 2003).
Benedetto Croce anticipa las preocupaciones que hoy afectan a
los historiadores, economistas, políticos y literatos de todo el mundo: la
historia de la humanidad parece estar dirigida hacia novedades
impactantes donde el triunfo del progreso material corresponde a su
rechazo con el fin de volver a reflexionar sobre los valores fundacionales
de la humanidad. Y en todo esto, ¿qué significa la contemporaneidad? A
la posteridad la ardua sentencia.
Estas reflexiones abren así un nuevo y muy interesante debate
que en parte se aborda en este volumen
Arquitectura contemporánea en
Colombia: aproximación problematicidad y proyectual
, con aportaciones
que presentan diferentes enfoques metodológicos y de diseño pero cada
uno intenta dar una interpretación al tema de la contemporaneidad.
6. La cultura de la arquitectura
Hasta ahora hemos analizado el tema desde un punto de vista
filosófico y metodológico. Veamos ahora cómo todo materializa en un
proceso creativo y de diseño. Las soluciones están estrechamente
relacionadas con las diferentes geografías y con las políticas culturales
más o menos avanzadas implementadas en los distintos países del
mundo. No es posible hacer un discurso generalizable, ni siquiera desear
un análisis que apunte a la identificación de matrices comunes.
Diferentemente es útil reflexionar sobre la cultura del diseño y lo que esto
ha representado durante las diferentes épocas históricas.
En el escenario mundial los diferentes contextos ambientales han
sufrido modificaciones y transformaciones en estrecha relación con el
nivel de alfabetización de la comunidad. La historia nos ha trasmitido
realidades extraordinarias incluso donde hoy no queda nada más que el
polvo de un esplendor cultural que ha constituido la base para la
evolución en otros lugares. Obviamente, la alfabetización ha sido una
contribución elemental y fundamental al conocimiento, es decir, ese
“recurso infinito” que pertenece al hombre y que, a diferencia de los
recursos naturales de la tierra, por ejemplo el petróleo, los minerales
preciosos y muchos otros, los recursos del subsuelo esto nunca
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
85
termina sino que evoluciona de manera diferente, crece y garantiza la
calidad de la producción creativa y por lo tanto todo lo que el hombre ha
realizado para la vida y su vivir en el mundo (Pica Ciamarra 2018, pp. 30-
31). La arquitectura siempre ha sido no sólo una cuestión de edificación.
Para entender su significado una vez más debemos analizar la
etimología de la palabra. La arquitectura es una palabra compuesta por
ἀρχή (Árche) que, según la propuesta de Aristóteles, indica α (Alpha), el
principio, el origen del cual derivan todas las cosas y por lo tanto la base
de todas las actividades y sus resultados; así como la palabra τέκτων
(técton) que comúnmente se conoce como un artesano, es decir, el que
crea, construye y enseña. Así que la arquitectura es esa disciplina que
puede dar origen, generar, crear y construir lo nuevo a través de la
creatividad de su inventor. La arquitectura es una cuestión de creatividad
e incluye en sí el paisaje, las infraestructuras, el urbanismo, el construido
y el no construido. La arquitectura es un tema cultural y debe leerse en
relación con las condiciones en que se generó. La arquitectura es un ser
de acciones en las que arquitectos, ingenieros, filósofos, paisajistas,
economistas, sociólogos, historiadores, políticos se enfrentan entre ellos.
Y, sin embargo, la arquitectura representa el bienestar de la vida y en
cualquier edad histórica y en cualquier condición geográfica, esto siempre
ha reflejado las necesidades de la comunidad y ha tratado de mejorar los
recursos del lugar dentro de un proceso ecológico. Por otra parte, en
todas las épocas históricas, la calidad de este proceso creativo ha
reflejado siempre la contemporaneidad, es decir la arquitectura ha sido
“espejo de su tiempo”.
Mientras tanto es a partir del siglo XX y, en particular, con los
congresos internacionales de arquitectura que han empezado a esbozar
importantes debates, tanto nacionales como internacionales sobre el
tema de la innovación, sobre las tareas reales de la arquitectura y cómo
esta tenía que ser comparado con el pasado.
Pero si bien hemos sido testigos del deseo de establecer un
“encuentro-comparación” entre las diferentes tendencias culturales en
materia arquitectónica sobre el tema de un posible diálogo entre el
pasado y el presente, por otro lado, parece haber prevalecido un deseo
disruptivo de recuperar la libertad expresiva y que han visto en la historia
nada más que un repertorio de formas, como medio de comunicación
para cualquier tipo de mensaje. El arquitecto Paolo Portoghesi, italiano,
escribe en el catálogo de la primera exposición internacional de
arquitectura en Venecia:
[...] La historia se convierte en una cuestión de
operaciones lógicas y constructivas (...), para combinar real e
imaginario a través de mecanismos de comunicación (....) ya que
presenta sistemas de alto valor convencional a través de los
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
86
cuales es posible pensar y hacer pensar por medio de arquitectura
(Portugués 1980)
En realidad, se reconoce la plenitud de los valores de la historia,
su riqueza, la importancia de recuperar una memoria utilizada en forma
de citación, pero no se practica la reinvención de las formas históricas;
así que la relación con el pasado falla.
La arquitectura del siglo XX ha manifestado, siempre más, meno
atención para la búsqueda de la
Aletheia
, es decir de la verdad, que
presupone un mundo reproducible, prefiriendo, en cambio, un nuevo
sentimiento y que es el que rechaza el ser dado y determinado y por lo
tanto no acogiendo con satisfacción la idea platonica de un
archè
que se
encontrará y se imite. Contrariamente a este último, los arquitectos del
siglo XX parecen haber abrazado la tesis de Friedrich Wilhelm Nietzsche,
que antes hemos analizado, para el cual no hay mundo fuera de lo que
nosotros mismos producimos.
La arquitectura se caracteriza en oposición al antiguo régimen de
mimesis-investigación
como
creación-formación
continua, a cuya base se
encuentra el seguimiento de la síntesis heredada. Pero este constante
cuestionamiento, “verificación” o aún mejor “control” en el tiempo de la
relación entre la nueva arquitectura y el existente pone de relieve cómo
este encuentro ha cambiado y sigue cambiando, de acuerdo a los
diferentes valores culturales atribuidos, sea la arquitectura histórica que
las nuevas intenciones de diseño. Es engañoso creer que es posible
establecer una doctrina permanente sobre la relación antiguo/nuevo y
pasado/contemporaneidad. Por el contrario, es posible identificar las
diferentes concepciones teóricas y operativas que en diferentes épocas
han dirigido la intervención en la antiguedad, luego también en el medio
natural, de tal manera que se puedan discernir las diferentes
características que ha logrado este diálogo entre pasado y
contemporaneidad.
En realidad, el encuentro entre la antiguedad y la arquitectura, y
por lo tanto entre la naturaleza y la creatividad, constituye un acto
puramente de diseño, condicionado por diferentes formas de entender la
contextualización, como un factor armónico que tiende a relacionar las
partes con el todo sin nunca llegar a la universalidad del diálogo esto
porque cada huella de universalidad como dice Jacques Lucanencaja
en la condición de un “mundo transitorio” (Lucan 1992) y transitoria es
la contemporaneidad de la arquitectura y este concepto nuestros
ancestros lo conocían muy bien.
7. Conclusiones
En los últimos años estamos presenciando una
re-lectura
más
crítica y constructiva de la arquitectura definida como “contemporánea”
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
87
y que caracteriza siempre más también las ciudades de interés histórico-
artístico. Parece haber una voluntad de releer, incluso los proyectos
contemporáneos, como una arquitectura capaz de abordar no sólo
físicamente a la existente, estableciendo con ella una relación visual y
espacial juntos, pero al mismo tiempo que aspira a formular un intento
de interpretación a través del material constructivo. Por lo tanto, somos
testigos del predominio de la “categoría de contraste” como fundamento
del efecto estético en los problemas de intervención en la ciudad.
De este sentido, la relación antiguo/nuevo viene a inclinarse sobre
un plan diferente: ya no es un diálogo puramente formal y por lo tanto
exterior, sino un diálogo que quiere ir mucho más allá de la accesibilidad
táctil y visual de la superficie que esconde la verdadera realidad de la
arquitectura, insertando si mismo en la estructura, en los materiales. La
relación que viene a definirse ya no ve sólo como principales
protagonistas las formas y los espacios, sino al lado de estas la materia
y los medios para realizarlos (Niglio 2006, p. 19).
Todo esto significa que la inserción, por ejemplo, dentro de un
centro histórico, de una obra de arquitectura moderna no debe ser una
expresión de una actitud de filólogo o análogo, sino más bien ser una
imagen de la cultura de su propio tiempo, en la que la creatividad del
arquitecto se manifiesta con respecto a las indicaciones que la antiguedad
sugiere y por esta razón esta creatividad respeta la contemporaneidad.
En este sentido, el riesgo real, dice Benedetto Gravagnuolo, es que el
exceso de tradicionalismo profesado por los nuevos profetas del anti-
modernismo puede expirar la cuestión del replanteamiento del pasado en
el patético plano de su parodia involuntaria. De hecho, son
manifestaciones que despiden su fascinación por el extremismo de la
restauración cultural, pero que no hace más que regredir el debate sobre
la dialéctica entre conservación e innovación.
Si bien debemos evaluar críticamente la actitud de los filólogos,
por otra parte es necesario que cualquier modificación innovadora que se
lleve a cabo en un contexto natural o anthropizado, a pequeña o gran
escala, debe estar siempre bien motivada por un exhaustivo conocimiento
de las necesidades humanas, así como las claras razones culturales y
sociales que determinan esta modificación no debe ser creada por la
necesidad de exhibir un “narcisismo contemporáneo” que tiene solo la
finalidad de alterar el equilibrio de nuestra casa común de forma gratuita,
es decir, del mundo.
En realidad, cualquier intervención sobre el medio ambiente lleva
inevitablemente una mutación del
status quo ante
y, como tal, debe ser
culturalmente motivada. De hecho, la arquitectura se inserta dentro de
un campo disciplinario complejo que no se puede reducir en las áreas
estrechas de una preceptiva abstracta y fundada por reglas presumidas
y no objetivas. Todas estas observaciones pueden, por tanto, ser una
Olimpia Niglio …………………………………….El tiempo de la contemporaneidad
88
guía para trazar un camino creativo que pueda realzar el pasado sin
perder de vista el presente y que al mismo tiempo pueda ser un buen
deseo para el futuro respecto a la transitoriedad del concepto de
contemporaneidad (fig.7)
Fig.7. Venecia (Italia), La “Scuola Grande della Misericordia” actual museo y salas
expositivas. Archivo del autor, 2018
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... Sin embargo, estas construcciones sobre lo construido (Gracia, 1992) no dejan de ser obra nueva sobre lo antiguo, con simultanea existencia en el pasado y el presente, y como se ha expuesto, entran en crisis con las aproximaciones neoclásicas. Así quedaron relegadas las propuestas proyectuales yuxtapuestas a las ruinas (Figura 7), como el Palacio del Acrópolis que proyectó Schinkel entre 1834-38, y las restauraciones se alejaron de la colisión poliestilística para comunicar la unidad didáctica existente a través de la continuidad del tipo (neologismos análogos) en los océanos de tiempo (Niglio, 2020). Puede que, como apuntaba W. G. Sebald en Austerlitz (2001), los edificios que crecen desmesuradamente apunan a su destrucción, siendo ya concebidos con vistas a su ulterior existencia como ruinas, como la sugerente perspectiva del Banco de Inglaterra reducido a escombros encargada por John Soane, arquitecto nombrado conservador de dicho edificio en 1788. ...
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A finales del siglo XIX se empezaron a esbozar las directrices de la restauración arquitectónica como disciplina independiente, y durante el siglo XX se consolidó su marco teórico. Las diversas formas de aproximación a la obra histórica y las interpretaciones polarizadas del objeto construido, como testimonio de un tiempo pasado y como arquitectura mutable, dieron lugar a posicionamientos enfrentados. Aproximadamente un siglo después del Anti-Scrape, las actuaciones basadas en la absoluta conservación de las preexistencias en radical contraste con las nuevas excrecencias, gozan del beneplácito popular. Como revulsivo a la criogenia patrimonial rebrotan corrientes partidarias de la restauración, entendida y denominada como Anti-Pura conservazione, reabriendo el debate decimonónico sobre las complejidades prácticas y las contradicciones teóricas. El presente artículo pretende reflejar el estado de las tendencias actuales y desmarañar la confusión terminológica a través de la revisión de los textos y obras capitales de la disciplina. El desarrollo de conceptos contrapuestos y su casuística arquitectónica darán como resultado la reivindicación de la necesaria postura crítica intermedia, que aúne criterios y reconozca la especificidad ejecutiva de la restauración.
... Una metodología en el estudio de las fiestas es la histórica, que recurre muchas veces a las crónicas antiguas (Broda, 2019). El hombre contemporáneo debe tener la capacidad de comprensión para evaluar la historia, reelaborarla en el tiempo contemporáneo para no renunciar a una relación entre la historia de la existencia humana y la creatividad del ser (Niglio, 2020). En este estudio nos adentramos en una investigación etnográfica, para analizar una práctica cultural que tiene sus orígenes en la historia de una comunidad, la de una ceremonia especial sobre la llamada a la lluvia que se puede encontrar en peligro de extinción. ...
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Resumen La Ceremonia de la Pedida de la Lluvia es un ritual maya que tiene sus orígenes en la cultura prehispánica de Mesoamérica. Se analiza en este artículo el ritual ceremonial, una tradición ancestral que ha sobrevivido a lo largo de los años, a pesar de la aculturación que conlleva la colonización europea. La metodología adoptada se basa en la investigación cualitativa, especialmente en la realización de entrevistas, en trabajo de campo y en información bibliográfica que permite conocer el contexto de esta sociedad maya. Asimismo, se estudia tanto la cosmovisión de esta espiritualidad, como los elementos que ponen en riesgo la pervivencia de este patrimonio inmaterial. Se concluye que la ceremonia es compleja, con muchos elementos identitarios en cuanto a rituales y creencias ancestrales, que merecen una protección como patrimonio inmaterial, puesto que está amenazada con la irrupción de la religión cristiana y el cambio en el modelo de explotación agraria, que incide en los rituales relacionados con los ciclos de los distintos cultivos. * Este artículo se hizo posible gracias al apoyo de Elena Ruby Sazo de Ruiz y Julio Ruiz Robles. El trabajo de campo fue conducido con financiamiento de la Fundación Alemana para la Investigación Científica bajo la dirección de Heinrich W. Schäfer.
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L’articolo mostra le connessioni tra le idee economiche di alcuni importanti esponenti del socialismo utopistico britannico e le loro proposte su sistemi educativi alternativi. Nel XIX secolo, Robert Owen, John Ruskin e William Morris furono interessati alle condizioni dei lavoratori: il nucleo principale delle loro riflessioni fu la maniera di evitare lo sfruttamento delle masse dei lavoratori e salvare la bellezza nell’arte, nella natura e nella vita. Nonostante alcune importanti differenze tra i tre pensatori, Owen, Ruskin e Morris denunciarono i limiti e gli abusi del sistema capitalista. Pertanto loro suggerirono di superare il liberismo economico e, invece, di stabilire nuovi modelli socio-economici che avrebbero dovuto essere fondati su aziende cooperative (Owen), su corporazioni di lavoratori (Ruskin) o su laboratori di artigiani (Morris). Le riflessioni dei tre pensatori prevedevano la necessità di cambiare il modello scolastico tradizionale, per contribuire alla riforma della società. L’articolo analizza le proposte educative di Owen, di Ruskin e di Morris alla luce delle loro riflessioni sociali, economiche e letterarie.
Article
Peter Pál Pelbart presents a series of theses to undermine the covert demands of Enlightenment modernity.
Venecia (Italia), La "Scuola Grande della Misericordia" actual museo y salas expositivas
  • Fig
Fig.7. Venecia (Italia), La "Scuola Grande della Misericordia" actual museo y salas expositivas. Archivo del autor, 2018
Albion. The origins of the English imagination. London: Vintage Books
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Cos'è il contemporaneo. Milano: Nottetempo
  • Giorgio Agamben
AGAMBEN, Giorgio, 2008. Cos'è il contemporaneo. Milano: Nottetempo. ISBN: 978-8874521357
Scritti contraffatti. Napoli: I Farella
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DE BIASE, Riccardo, 2017. Scritti contraffatti. Napoli: I Farella. ISBN: 978-8896265031
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  • Henri Gouhier
GOUHIER, Henri, 1955. La philosophie de l'histoire d'Auguste Comte. Cahiers d'histoire mondiale, UNESCO, 2(3), 503-519. ISBN: 0304-002X
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HEIDEGGER, Martin, 2017. Essere e Tempo. Milano: Mondadori. ISBN: 978-8804682825
Contestualismo e universalità Lotus International. Rivista trimestrale di architettura
  • Jacques Lucan
LUCAN, Jacques, 1992. Contestualismo e universalità Lotus International. Rivista trimestrale di architettura, 74. ISSN: 1124-9064