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Desde el punto de vista del mercado de trabajo, la desigualdad de género no solo está representada en las diferencias de salarios, sino en el destino productivo del tiempo, en particular, el tiempo dedicado al Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado (TDCNR). Este trabajo tiene como objetivo cuantificar la desigualdad de género en el uso del tiempo en TDCNR, y explorar sus posibles determinantes, usando la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo para Colombia. Los resultados sugieren que la brecha en el tiempo que hombres y mujeres destinan a tareas no remuneradas dependen de factores como el nivel educativo, la ocupación y la estructura familiar. Al estudiar el impacto de variables como la presencia de hijos y la participación en la generación de ingreso en el hogar, se encuentra que éstas pueden generar variaciones en la brecha de género entre 15 y 20 puntos porcentuales.
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ARCHIVOS DE ECONOMÍA
Brechas de Género en el trabajo Doméstico y de Cuidado
No Remunerado en Colombia
Vanessa OSPINA-CARTAGENA
Andrés GARCÍA-SUAZA
Documento 509
Dirección de Estudios Económicos
junio de 2020
La serie ARCHIVOS DE ECONOMÍA es un medio de divulgación de la Dirección de Estudios Económicos, no es un órgano oficial
del Departamento Nacional de Planeación. Sus documentos son de carácter provisional, de responsabilidad exclusiva de sus autores
y sus contenidos no comprometen a la institución.
Consultar otros Archivos de economía en:
https://www.dnp.gov.co/estudios-y-publicaciones/estudios-economicos/Paginas/archivos-de-economia.aspx
http://www.dotec-colombia.org/index.php/series/118-departamento-nacional-de-planeacion/archivos-de-economia
2
Brechas de Género en el trabajo Doméstico y de Cuidado No
Remunerado en Colombia
Vanessa Ospina-Cartagena
*
Andrés García-Suaza
Desde el punto de vista del mercado de trabajo, la desigualdad de género no solo está
representada en las diferencias de salarios, sino en el destino productivo del tiempo, en
particular, el tiempo dedicado al Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado (TDCNR).
Este trabajo tiene como objetivo cuantificar la desigualdad de género en el uso del tiempo en
TDCNR, y explorar sus posibles determinantes, usando la Encuesta Nacional de Uso del
Tiempo para Colombia. Los resultados sugieren que la brecha en el tiempo que hombres y
mujeres destinan a tareas no remuneradas dependen de factores como el nivel educativo, la
ocupación y la estructura familiar. Al estudiar el impacto de variables como la presencia de
hijos y la participación en la generación de ingreso en el hogar, se encuentra que éstas pueden
generar variaciones en la brecha de género entre 15 y 20 puntos porcentuales.
Clasificación JEL: J16, J22, D13.
Palabras clave: trabajo no remunerado, economía del cuidado, uso del tiempo, brechas de
género.
1. Introducción
Si bien la desigualdad de género tiene un carácter multidimensional, la investigación
en este campo, desde el punto de vista económico, se ha concentrado en medir y
caracterizar las brechas en participación y remuneración en el mercado laboral (Mincer,
1962; Ribero y Meza 1997; Jaumotte, 2003, Katz, 1999; Altonji y Blank, 1999;
Arulampalam, Booth, y Bryan, 2007, entre otros). Más recientemente, se han estudiado
las brechas de género en otros ámbitos. En esta línea se encuentran estudios sobre la
baja participación de mujeres en áreas de ciencia y tecnología (National Research
Council., 2001; Ceci y Williams, 2007; Smith, 2011), en actividades de alta gerencia
(Bertrand y Hallock , 2001) o en participación política (Verba, Burns y Schlozman, 1997).
Estas diferencias de género son resultado de un proceso de toma de decisión complejo
sobre el uso del tiempo de los individuos en actividades remuneradas y no remuneradas,
e incluso de procesos de negociación entre los miembros del hogar (Agarwal, 1997,
Beblo, 2001; y Antman, 2014).
En este contexto, se ha identificado que la baja participación de las mujeres en el
mercado de trabajo, respecto a los hombres, está asociada a una mayor propensión en
*
Departamento Nacional de Planeación. E-mail: ciospina@dnp.gov.co.
Escuela de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad EIA. E-mail:andres.garcia58@eia.edu.co.
Los autores agradecen los comentarios realizados por los asistentes a los seminarios de la Dirección de Estudios
Económicos y al Workshop de Economía del Cuidado de 2019. Los errores, opiniones y omisiones son responsabilidad
de los autores y no comprometen a sus instituciones.
3
el uso del tiempo en actividades en el hogar relacionadas con el trabajo doméstico y de
cuidado (p.ej., cuidado de los hijos, suministro de alimentos para el hogar, actividades
de producción en el hogar y similares), las cuales en general no son remuneradas. Por
tanto, el uso del tiempo es crucial para entender la capacidad de generar ingresos de los
individuos. Asimismo, determinan el nivel de consumo, ocio y ahorro de los hogares, en
tanto el tiempo dedicado a estas actividades sustituye la adquisición de estos servicios
en el mercado, aumentando el costo de oportunidad de emplearse de manera desigual.
Como consecuencia, las mujeres tienden a tener una menor disponibilidad de horas para
participar en el mercado laboral remunerado, menor posibilidad de generar ingresos y,
por tanto, tienen una menor independencia económica.
Además de la relación con el mercado laboral, existen otros aspectos que enmarcan
la urgencia de reconocer, reducir y redistribuir el tiempo dedicado a las labores no
remuneradas en los hogares. El primero de ellos tiene que ver con el envejecimiento de
la población: se estima que en Colombia el 10,8% de la población es mayor a 60 años,
y en 2050 esta cifra podría aumentar a 23,0% (Fedesarrollo y Fundación Saldarriaga
Concha, 2015). El segundo de ellos tiene que ver con las altas tasas de informalidad
laboral, que afectan la cobertura de mecanismos de protección para la vejez y conlleva
a que los adultos mayores dependan del cuidado e ingreso de terceros. Finalmente, y
considerando que las familias han sido tradicionalmente las grandes proveedoras de
servicios de cuidado, la situación anterior aumentaría las cargas de cuidado que
tradicionalmente han asumido las mujeres, exponiéndolas en una mayor vulnerabilidad.
En este sentido, para entender la desigualdad entre hombres y mujeres desde el
punto del trabajo remunerado y la generación de ingresos, es crucial estudiar los
determinantes del uso del tiempo en actividades no remuneradas. Este documento
estudia dichos determinantes para el caso de Colombia, usando datos provenientes de
la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) para 2016-2017 y adoptando la
definición del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que agrupa
aquellas actividades realizadas sin remuneración, que se encuentran fuera del sistema
de cuentas nacionales, y cuyo fin es la producción de un servicio para uso final propio de
los hogares.
Las actividades no remuneradas que tienen por objeto la producción de bienes y
servicios dentro del hogar se han enmarcado bajo el concepto de economía del cuidado.
Sin embargo, es importante advertir que la economía del cuidado abarca actividades
remuneradas y no remuneradas asociadas a labores del hogar y cuidado de sus
miembros; por tanto, la medición implica una valoración de actividades que no son
transadas en el mercado. Como consecuencia de ello, a partir de 1970 un número
importante de países asumieron el reto de realizar los primeros ejercicios de medición
de uso del tiempo para cuantificar la importancia de estas labores como parte de las
actividades productivas (Aguirre y Ferrari, 2014). En América Latina y el Caribe los
primeros ejercicios se realizaron en Cuba en 1985, 1988 y 1997, en México en 1996,
1998, 2002, siendo uno de los países con mayor producción de mediciones de uso del
tiempo, y Nicaragua en 1998. Estos esfuerzos implicaron una ruptura en la forma
tradicional de medir el trabajo, que exclusivamente se centraba en el componente de
mercado. Fue hasta la Conferencia Regional de la Mujer de la CEPAL en Quito en 2007
4
que los gobiernos de la región se comprometieron a implementar instrumentos de
medición del tiempo.
Con el fin de responder a la agenda internacional de género, algunos países crearon
cuentas complementarias en el marco de sus Sistemas de Cuentas Nacionales (SCN)
para contabilizar el aporte de la economía del cuidado a la riqueza nacional. Para el caso
de Colombia, Urdinola (1998) fue un trabajo pionero en estimar que la economía del
cuidado representaba el 17,2% del PIB
3
. En el marco de la Ley 1413, el DANE creó la
cuenta satélite de economía del cuidado, cuya estimación muestra un tamaño
equivalente al 20,6% del PIB de 2017 (DANE, 2019), que es una magnitud comparable
a los principales sectores de la economía colombiana. Sobre este valor se estima que
las mujeres aportan el 76,7% del total de las labores no remuneradas (15,8% del PIB).
El valor de la cuenta satélite se encuentra dentro del rango de lo registrado por otros
países de la región como México (23,3% en 2017), Perú (20,4% en 2010), Uruguay
(22,9% en 2013), entre otros (ver CEPAL, 2016)
4
.
A nivel internacional se evidencia la magnitud de esta brecha de género, enmarcada
dentro de la denominada división sexual del trabajo. Los resultados corroboran la
distribución inequitativa entre los miembros del hogar en Trabajo Doméstico y de
Cuidado No Remunerado (TDCNR), con mayor participación de las mujeres. De acuerdo
con la OIT (2018), a nivel mundial, las mujeres destinan en promedio 3 veces más de su
tiempo que los hombres, a actividades no remuneradas, mientras que los hombres
destinan 2 veces más de su tiempo a actividades remuneradas. Esta diferencia es
especialmente remarcada en los Estados Árabes, donde las mujeres asignan 5 veces
más de su tiempo diario a actividades de trabajo doméstico y de cuidado, y los hombres
asignan 6 veces más de su tiempo a actividades remuneradas en el mercado laboral.
Por su parte, para los países del continente americano, las diferencias en el tiempo en
trabajo no remunerado son de 2 a 1 ya que las mujeres trabajan 1,7 veces más que los
hombres en actividades no remuneradas y los hombres trabajan de forma remunerada
1,5 veces más que las mujeres, siendo esta la diferencia más baja en los países
analizados. Evidencia similar reportan Amarante y Rosel (2017) y Rubiano-Matulevich y
Viollaz (2019) para América Latina y otros países en desarrollo.
El estudio desde la teoría económica, de las decisiones sobre el uso del tiempo, ha
tenido como punto de partida el trabajo de Becker (1965), que dio origen a la llamada
New Home Economics (nueva economía del hogar), la cual establece que los hogares,
además del papel tradicional como consumidores, también son productores de bienes y
servicios dentro del hogar, para lo cual el tiempo es un factor primordial (ver también
Gronau 1997; y Malathy 1994). De allí, que las decisiones sobre el uso del tiempo
3
Este esfuerzo se materializó con Ley 1413 de 2010 la cual ordena la creación y realización periódica de las encuestas
de uso del tiempo, así como la contabilización de la economía del cuidado en la riqueza nacional. Cabe resaltar que
Colombia, seguida de Perú, es uno de los dos países en América Latina en establecer por Ley la realización periódica
de encuestas de uso del tiempo.
4
Caso similar ocurre en las estimaciones del valor del trabajo no remunerado sobre el PIB de diferentes países de
Latinoamérica. Según información del Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL, en 6 países de la región que
han medido el aporte de la economía del cuidado al PIB, se ha encontrado que ésta equivale entre el 15,2% y 22,95
del PIB de cada país (CEPAL, 2016), las mujeres aportan entre el 69,1 y 86,7% del valor económico total de este
trabajo no remunerado, lo que significa que las múltiples actividades realizadas gratuitamente por el género femenino
son un valioso aporte al subsidio de la protección social del país.
5
determinan también el comportamiento de los individuos en el mercado de trabajo. Esta
teoría permite explicar cómo los hogares responden a los precios relativos (precios de
los bienes y salarios), vía efecto sustitución y efecto ingreso, redistribuyendo el uso de
tiempo entre actividades en el mercado laboral y producción en el hogar. De esta manera,
las diferencias en el uso del tiempo entre hombres y mujeres se explicarían a partir de
diferencias en la productividad marginal relativa. Sin embargo, la literatura posterior
reconoce que las decisiones de los hogares, incluyendo aquellas relacionadas con el uso
del tiempo, dependen de manera crucial de factores no económicos, especialmente de
la estructura del hogar (Folbre, 1986; Ilahi, 2000, Daunfeldt and Hellström, 2007)
En particular, Folbre (1986) hace un estudio comprensivo sobre las dificultades que
implica estudiar las decisiones de los hogares a la luz de la teoría económica
convencional, haciendo énfasis al hecho de que, si bien los hogares producen bienes y
servicios, sus decisiones no siguen la lógica de minimización de costos de la teoría de la
empresa, de modo que la desigualdad dentro del hogar no se establece por diferencias
en la productividad marginal de los hombres y las mujeres en actividades en el mercado
y en el hogar, sino que responde a factores como la jerarquía de género y de edad que
establecen los hogares. De allí, Folbre (1986) concluye, que los modelos de negociación
son una herramienta importante para el estudio de las decisiones colectivas dentro del
hogar. En la misma línea, Folbre (2004) argumenta que la especialización de las mujeres
en tareas no remuneradas no obedece a procesos de toma de decisiones en mercados
competitivos, por el contrario, involucra importantes problemas de coordinación y normas
o instituciones sociales.
La literatura que estudia la brecha de género en la participación y horas
destinadas a actividades no remuneradas y la influencia tanto de factores económicos,
como el papel de los factores demográficos y la estructura del hogar, ha crecido de
manera importante en los últimos años (ver p.ej. Bell y Hart, 1999; Bianchi, 2001; Sousa-
Poza, Schmid y Widmer, 2001; Sayer, 2005; Folbre, 2006; Daunfeldt y Hellström, 2007,
Lise y Yamada, 2018 Amarante y Rosel (2017); y Rubiano-Matulevich y Viollaz, 2019).
Estos estudios, que en su mayoría utilizan datos recolectados a través de encuestas de
uso del tiempo, evidencian la persistencia de diferencias en la participación de hombres
y mujeres en TDCNR, encontrando como factores determinantes la estructura del hogar
(número de hijos), la existencia de infraestructura que apoye el desempeño de estas
actividades y el salario relativo entre hombres y mujeres.
Sayer (2005) encuentra una tendencia a la igualdad en el uso del tiempo entre
hombres y mujeres en Estados Unidos, al evidenciar que las horas de trabajo
remuneradas en las mujeres han incrementado a través del tiempo, mientras que las de
los hombres han disminuido. Sin embargo, el aumento en las horas remuneradas de las
mujeres se ha dado sacrificando tiempo libre, lo cual habría creado una “brecha de ocio”
entre hombres y mujeres. Por su parte, Gauthier, Smeeding y Furstenberg (2004)
encuentran que las tendencias hacia una mayor demanda en el tiempo de cuidado de
los menores han implicado importantes sacrificios en el tiempo libre. De otro lado, en la
asignación del tiempo entre hombres y mujeres con hijos pequeños, los avances
tecnológicos como los lavaplatos, microondas; entre otros; así como la creciente cultura
6
de comer fuera del hogar, estarían cumpliendo un importante papel en la igualdad en el
tiempo en actividades no remuneradas (Cohen, 1998; Robinson y Godbey, 2010).
En cuanto al uso del tiempo en actividades no remuneradas y sus efectos sobre
el bienestar, Beaujot et. al. (2007), usando datos de Canadá, encuentran que el trabajo
remunerado tiene mayor incidencia en la sensación de desequilibrios de tiempo para los
hombres y el no remunerado para las mujeres. Los promedios de estrés o falta de tiempo
indican que las mujeres tienden a presentar mayores dificultades para distribuir su tiempo
entre todas las actividades que realizan. En el caso de los países en desarrollo, Peña y
Uribe (2013) estudian las diferencias en el uso del tiempo entre hombres y mujeres para
varios países de América Latina. Los resultados dan evidencia de tres grandes hechos:
el primero es que en la región las mujeres trabajan más horas en total (remuneradas y
no remuneradas) que los hombres; el segundo, es que dicha diferencia está marcada
por un mayor número de horas asignadas a actividades no remuneradas; y el tercero
resalta que las mujeres en áreas rurales asignas más horas a trabajar, en comparación
con las mujeres en zonas urbanas. Para el caso de Colombia, Duque (2015) utilizando
la ENUT 2012-2013 estudia los determinantes del TDCNR, encontrando que los factores
socioeconómicos son primordiales para entender el uso del tiempo en actividades no
remuneradas, en especial las diferencias entre hombres y mujeres.
Este trabajo contribuye a esta literatura en dos sentidos. Primero, se realiza una
descripción detallada de los antecedentes y hechos estilizados asociados a los
diferenciales en el uso del tiempo en labores domésticas para Colombia; y segundo, se
evalúan diferentes determinantes en el uso del tiempo en TDCNR, considerando un
conjunto amplio de factores socioeconómicos y demográficos, haciendo especial énfasis
en la composición del hogar y la ocupación de la mujer en el contexto de hogares
nucleares, con el fin de evaluar el impacto de estos sobre las diferencias de género en
el uso del tiempo. En este sentido, este trabajo se enmarca en estudios como Bell et al.
(1999), Sousa-Poza, Schmid y Widmer (2001), Fernández y Sevilla (2006), Daunfeldt y
Hellström (2007), entre otros. Los resultados sugieren que existen diferencias marcadas
en el TDCNR entre hombres y mujeres. Adicionalmente, factores como la presencia de
menores en el hogar y la vida en pareja aumentan el uso del tiempo en laborares
domésticas; en contraste, la disponibilidad de electrodomésticos, el servicio doméstico y
la participación del ingreso en el hogar reducen el tiempo destinado a TDCNR.
En este análisis se incluyó un índice de machismo construido a partir de la
percepción de los individuos sobre estereotipos machistas. Esta variable resultó tener un
efecto positivo y relativamente pequeño, pero estadísticamente significativo. Los factores
estudiados afectan no solo el tiempo dedicado a actividades no remuneradas, sino
también la propensión a participar en estas. Por ejemplo, la presencia de hijos no solo
intensifica el tiempo utilizado en actividades de cuidado, sino que además aumenta la
probabilidad de que un miembro del hogar se dedique a dicha actividad. El primer efecto
puede interpretarse como un margen intensivo, mientras que el segundo hace referencia
a un margen extensivo. Analizando estos márgenes en la brecha de género se encuentra
que la presencia de un hijo menor aumenta la brecha en el tiempo que se dedica a
TDCNR en 19,5 puntos porcentuales (p.p.), pero reduce la brecha en términos de
probabilidad de participar de éstas en 9,6 p.p. Esto implica que una mayor proporción de
7
hombres realizan actividades en el hogar, pero las mujeres aumentan considerablemente
su tiempo dedicado a TDCNR, por lo cual la brecha aumenta. Similarmente, al estudiar
el efecto de la posición ocupacional sobre la brecha se observa una caída en el tiempo
promedio en 17 p.p., mientras que la brecha en la probabilidad de participar en TDCNR
aumenta en 11,3 p.p. Esto último indica que la participación de las mujeres en la
generación de ingresos del hogar puede disminuir la brecha, pero no como resultado de
una distribución equitativa de labores domésticas, sino que puede dar lugar a la
adquisición de estos servicios a través de la contratación de servicio doméstico.
El estudio de la distribución del tiempo en actividades productivas no remuneradas
es importante desde la perspectiva de las políticas públicas ya que permite entender qué
factores igualan las oportunidades de empleo, teniendo repercusiones importantes sobre
la vulnerabilidad económica y social de las mujeres y los hogares. Lo anterior abre una
discusión en varios frentes de la política social, de un lado relacionado con el acceso al
empleo y la flexibilidad requerida para que los miembros del hogar puedan igualar su
participación en actividades remuneradas y no remuneradas, y por otro lado la necesidad
de sistemas de protección apropiados que permitan disminuir el tiempo dedicado a
actividades de cuidado de los niños, adultos mayores y personas con dependencia
funcional en general, aun cuando su valor no haga parte de la masa salarial.
Este trabajo se divide en cuatro secciones, incluyendo esta introducción. En la
segunda se hace un análisis descriptivo de los datos provenientes de la encuesta de uso
de tiempo para Colombia, evidenciando algunos hechos reportados en la literatura, en la
tercera sección se presenta la metodología y los principales resultados, y en la cuarta se
realiza una discusión final.
2. Datos
La ausencia de un valor de mercado ha dificultado la cuantificación de las labores no
remuneradas que hacen parte de la economía del cuidado. Sin embargo, se ha
popularizado la implementación de encuestas del uso del tiempo como una herramienta
de medición indirecta sobre la magnitud del trabajo no remunerado. En el caso de
Colombia, la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo
5
(ENUT) fue diseñada
exclusivamente para caracterizar la asignación de tiempo de los individuos en
actividades no remuneradas, y estimar el valor económico de estas en el SCN. La ENUT
cuenta con una cobertura nacional, excluyendo los nuevos departamentos de la
Orinoquia y Amazonia, y recolecta información a nivel de cabecera y resto de áreas (a
excepción del área rural del archipiélago de San Andrés). De esta forma, la ENUT permite
realizar análisis con representatividad estadística para las siguientes regiones: Atlántica,
Oriental, Central, Pacífica y el área de la ciudad de Bogotá D.C. así como la cabecera de
la isla de San Andrés (DANE, 2018).
La ENUT es una encuesta de corte transversal con una amplia gama de
preguntas sobre las actividades realizadas por los hogares en un periodo de referencia
5
Por Ley, la ENUT debe realizarse cada tres años por lo que en la actualidad se han llevado a cabo dos versiones de
la encuesta, la primera realizada entre 2012-2013 y la segunda en 2016-2017.
8
de 24 horas del día anterior. En este trabajo se hace uso de la última versión disponible
de la encuesta correspondiente al periodo 2016-2017
6
, la cual además recoge
información subjetiva sobre el uso del tiempo y de cómo, según la percepción de los
encuestados, deberían distribuirse las actividades en el hogar, permitiendo con ello tener
una aproximación a los factores culturales, usualmente difíciles de medir. A partir de esta
información es posible explorar los patrones sociodemográficos del uso de tiempo, e
identificar potenciales factores que contribuyen a la desigualdad entre hombres y
mujeres.
En Colombia no existe una definición oficial de las actividades que conforman la
economía del cuidado de forma remunerada y no remunerada, por lo cual, para medir el
trabajo no remunerado
7
o TDCNR a partir de la ENUT, se adopta la misma definición del
DANE, la cual considera aquellas actividades no comprendidas en el SCN. Esta
definición se compone de 42 actividades, que se pueden resumir en cuatro grandes
ramas
8
: i) actividades de servicio doméstico no remuneradas, ii) actividades de cuidado
no remuneradas, iii) actividades para otros hogares y servicio de voluntariado y iv)
traslados relacionados con las actividades de TDCNR
El análisis descriptivo de la ENUT 2016-2017 revela que en Colombia, alrededor de
30 millones de personas realizan trabajo no remunerado, de estos 18 millones son
mujeres. Otras tendencias resaltan a la vista; se observa, en primer lugar, que las
mujeres, del área urbana y rural, tienen una larga jornada laboral y trabajan en promedio
más horas diarias que los hombres
9
(ver Gráfica 1). Un segundo hecho relevante es que
las mujeres usan más tiempo en labores no remuneradas en comparación con los
hombres tanto en áreas urbanas como rurales. En particular, los hombres destinan
alrededor de un 26% de su jornada laboral a actividades no remuneradas, mientras que
las mujeres del área urbana trabajan alrededor de 15 horas diarias de las cuales casi el
50% son no remuneradas. Por su parte, las mujeres rurales trabajan alrededor de 13
horas diarias, de las cuales más del 60% no son remuneradas. Los resultados van en
línea con la literatura internacional que argumenta que el aumento de la participación
femenina se dio a expensas de menos tiempo libre.
6
La información fue recolectada entre septiembre de 2016 y agosto de 2017.
7
Las personas que realizan trabajo no remunerado no son las mismas que son clasificadas dentro de la fuerza laboral
como “trabajadores sin remuneración”. De hecho, hay una mayor incidencia de estas actividades en personas
clasificadas como desempleadas o inactivas en el mercado laboral.
8
Es importante aclarar que esta definición excluye varias actividades realizadas de forma no remunerada por los
hogares porque ya hacen parte de las cuentas nacionales, principalmente las relacionadas con la producción en el
hogar y el autoconsumo. Por ejemplo, el tiempo destinado a actividades agropecuarias realizadas de forma no
remunerada, al acarreo de agua, la recolección de leña o a la preparación de conservas, quesos o embutidos dentro
de un hogar son actividades excluidas. Lo anterior tienen sentido en estudios relacionados con el SCN; no obstante,
en mediciones relacionadas con el tiempo total de TDCNR, excluir este tipo de actividades subestima el valor real del
trabajo no remunerado realizado por mujeres y hombres en los hogares, especialmente en el área rural, donde hay
una mayor incidencia de las actividades excluidas.
9
El análisis descriptivo en esta sección solo tiene en cuenta los individuos que reportan actividades asociadas al
TDCNR, esto con el fin de que los agregados sean compatibles con los datos oficiales del DANE. En cambio, en el
análisis estadístico, se tienen también en cuenta a los individuos que no reportan horas en este tipo de actividades, y
de esta forma es posible inferir los determinantes y factores que explican la brecha de género.
9
Gráfica 1. Horas diarias promedio de TDCNR, 2016-2017.
a. Sexo y región
b. Sexo, fuerza laboral y área
Nota: Número de horas remuneradas y no remuneradas medidas de lunes a viernes.
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
Estas diferencias entre hombres y mujeres se relacionan con la situación laboral de
los individuos. En la Gráfica 1 también se observa que el tiempo en actividades no
remuneradas se encuentra determinado en buena medida por la situación en el mercado
laboral remunerado. Sin embargo, el uso del tiempo en TDCNR de los hombres no
parece relacionarse con ello, mientras que las mujeres si presentan aumentos
importantes en este tipo de actividades cuando se encuentran en situación de desempleo
o inactividad, especialmente en áreas urbanas.
Gráfica 2. Horas semanales destinadas al TDCNR (2016-2017).
b. Sexo, grupos y región
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
De otro lado, al descomponer las categorías del TDCNR (ver Gráfica 2), se encuentra
evidencia de una marcada división de roles en el hogar, en donde las mujeres realizan
la mayoría de las horas semanales de trabajo doméstico y de cuidado, mientras que los
hombres destinan una parte de su tiempo a labores de cuidado en el hogar,
10
especialmente de cuidado pasivo,
10
y actividades de voluntariado en otros hogares o en
la comunidad. Un hecho a resaltar es que los hombres que realizan TDCNR no suelen
realizar labores domésticas (p.ej. lavar, planchar, cocinar, entre otras), estas son
realizadas en su mayoría por las mujeres. Adicionalmente, las mujeres en su edad más
productiva, entre los 25 y 34 años, destinan el mayor número de horas a TDCNR,
especialmente las mujeres rurales en ese rango de edad, quienes en promedio asignan
alrededor de 80 horas semanales a labores no remuneradas.
Finalmente, en la Gráfica 3 se observa que la presencia de menores en el hogar es un
factor clave en el aumento del tiempo de trabajo no remunerado, ya que las mujeres
ajustan su tiempo (reducen sus horas remuneradas y aumentan las no remuneradas),
especialmente cuando hay menores a 6 años. En el caso de los hombres, ante la
presencia de menores en el hogar, éstos aumentan levemente las horas de trabajo no
remunerado con menores de hasta 14 años.
Gráfica 3. Horas diarias de TDCNR (2016-2017). De lunes a viernes, según
presencia de menores de 18 años en el hogar, sexo y área.
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
Además de la medición sobre la distribución del tiempo en actividades remuneradas
y no remuneradas, la ENUT permite capturar la percepción de los individuos sobre la
división de las labores domésticas en el hogar. De esta forma se puede evidenciar en
qué medida la carga adicional evidente de las mujeres, se refleja en la percepción de
éstas. La Tabla 1 muestra la persistencia de marcados roles culturales y socialmente
construidos en el hogar; ya que, a pesar de la desigual distribución en el uso del tiempo
entre hombres y mujeres, más del 70% de las personas respondieron realizar las labores
domésticas que les correspondía. Adicionalmente, la mayoría de encuestados
consideraran que el tiempo fue suficiente para realizar todas las actividades; no obstante,
cabe resaltar que un mayor porcentaje de mujeres (tanto en zonas urbanas como rurales)
10
Cuidado pasivo hace referencia a estar pendiente de alguien, no necesariamente en persona.
11
consideraron que no les alcanzó el tiempo para realizar todas sus actividades (12,9% y
11,9% respectivamente).
Tabla 1. Porcentaje de personas que se encuentran de acuerdo con las preguntas
de percepción en la ENUT 2016-2017.
Mujeres
Hombres
Con respecto a las tareas domésticas en su hogar considera que:
Hace mucho más de lo que le corresponde
7.9%
7.7%
1.4%
2.1%
Hace un poco más de lo que le corresponde
10.4%
11.3%
3.3%
4.7%
Hace lo que le corresponde
71.4%
72.9%
71.4%
74.9%
Hace un poco menos de lo que le corresponde
7.1%
5.8%
15.7%
12.0%
Hace mucho menos de lo que le corresponde
3.2%
2.3%
8.2%
6.4%
Considera que durante el día:
El tiempo fue más que suficiente para realizar todas sus
actividades
8.6%
9.4%
10.5%
10.3%
El tiempo fue suficiente para realizar todas sus actividades
78.5%
78.8%
81.4%
81.7%
No le alcanzó el tiempo para realizar todas sus actividades
12.9%
11.9%
8.1%
8.1%
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
3. Determinantes de la brecha de género en el TDCNR
En el análisis propuesto, la variable de interés es el número de horas que los
individuos destinaron el día anterior a actividades no remuneradas. Dado que algunos
no reportan haber realizado este tipo de actividades el día anterior, esta variable contiene
una proporción de ceros, en particular, alrededor del 22,3% de los encuestados. Esto
implica que el número de horas en TDCNR tiene un rango de valores limitado por lo cual
los análisis basados en modelos de regresión lineal arrojarían estimaciones sesgadas.
La inferencia estadística de este tipo de variables se basa en modelos de variable
dependiente limitada, los cuales tiene como punto de partida que la variable observada
(𝑦) es resultado de una regla de observación sobre una variable latente 𝑦. En el contexto
de un modelo de oferta de horas de trabajo (remunerado y no remunerado), 𝑦 representa
el número de horas que el individuo desea dedicar a una actividad (o la utilidad percibida
por el desarrollo de labores asociadas al TDCNR), de modo que las actividades no
remuneradas se realizan solo si 𝑦> 0; es decir, sin pérdida de generalidad, los
individuos destinan tiempo 𝑦 a una actividad siempre que 𝑦> 0, en otro caso se reporta
𝑦 igual a cero.
La estrategia de modelación en este caso consiste en analizar el efecto de factores
asociados a las variables socioeconómicas de los individuos, las características del
hogar y el costo de oportunidad de desempeñar dichas actividades. El modelo Tobit
ofrece una perspectiva interesante de análisis, en tanto no solo permite cuantificar los
efectos marginales de cada factor (p. ej., número de hijos) sobre el uso de tiempo en
TDCNR, sino que además permite cuantificar en qué medida estos factores, además de
12
influenciar la intensidad en el uso de tiempo, afectan la probabilidad de que un individuo
participe en estas laborales. En otras palabras, permite hacer una estimación del efecto
intensivo y extensivo.
El modelo propuesto considera como determinantes del TDCNR cuatro grupos de
factores. En primer lugar, se tienen en cuenta factores sociodemográficos como el sexo,
la edad, los niveles educativos y la región. En segundo lugar, se consideran variables
que caracterizan el hogar tales como el número de hijos, sus edades y el tipo de grupo
familiar
11
. Este grupo de variables incluye una interacción entre el número de hijos y la
presencia de adultos mayores en el hogar con el fin de capturar el hecho de que los
adultos mayores tienden a suplir labores de cuidado relacionadas con sus nietos. El
tercer grupo de factores mide la interacción de miembros dentro del hogar para
determinar la distribución de labores remuneradas y no remuneradas. Para ello, se
incluye el estado civil, la ocupación (ocupado, desocupado o inactivo), la participación en
el ingreso del hogar, y un índice de machismo. Este último se construyó siguiendo a
Plaza Rojas (2005), y permite controlar por factores culturales que influencian la manera
en que se distribuyen las labores del hogar. El índice toma valores entre 0 y 6 de acuerdo
con la aprobación de los encuestados sobre 6 afirmaciones relacionadas con
estereotipos de roles socialmente construidos y actitudes machistas o sexistas. Como
ejemplo, una persona que esté de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación “El
esposo debe tomar las decisiones relacionadas con la vida de la esposa” suma 1 unidad
al índice (ver Tabla 5 en el Anexo). Con el fin de capturar de manera explícita el impacto
de esta variable sobre las brechas entre hombres y mujeres, el modelo estimado incluye
una interacción de este índice con la variable sexo.
El último grupo de factores se relaciona con los medios con los que se realiza la
producción de servicios de cuidado en el hogar. En este sentido, se considera la
presencia de servicio doméstico, como una medida de sustitución entre la producción
por parte de miembros del hogar o la provisión de actividades domésticas y de cuidado
a través del mercado, así como un índice de electrodoméstico que consiste en la tenencia
de cinco electrodomésticos (ver Tabla 6 en el Anexo) que reducen el tiempo requerido
en actividades en el hogar. Éste incluye electrodomésticos relativamente comunes en un
hogar típico, como es el caso de máquina lavadora de ropa y horno eléctrico, a gas u
horno microondas; y otros tres menos comunes como máquina secadora de ropa,
máquina lavadora de platos y aspiradora (o brilladora). Por factores culturales, en los que
el papel de la mujer se enmarca en actividades de limpieza y preparación de alimentos,
se espera que estos factores reduzcan el tiempo en TDCNR.
Las tablas 7 y 8 (ver Anexo) muestran la participación de grupos poblaciones
definidos a partir de los factores antes mencionados, en los terciles de las horas
dedicadas a TDCNR. También se incluye la participación de estos grupos entre la
proporción de individuos observados que no reportan horas. En cuanto los factores
11
En este caso las tipologías de familia se definieron con base al Observatorio de Políticas de las Familias del
Departamento Nacional de Planeación (2015).
13
económicos y demográficos, se observa un claro patrón de género ya que en el tercio
superior de horas de TDCNR hay 1 hombre por cada 4 mujeres. A esto se suma el hecho
de que solo el 8,8% de las mujeres reportan no dedicar tiempo a actividades de trabajo
no remunerado, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje es de 37,9%.
En cuando la edad y la educación, por su parte, los resultados evidencian una relación
positiva entre estas variables y la proporción de individuos que participan en actividades
de cuidado; por ejemplo, en el caso del nivel educativo, la proporción de individuos con
educación superior que dedican tiempo a TDCNR es casi 9 p.p. superior al caso de
individuos sin educación. En el caso de la edad se observa una diferencia más
significativa, 18 p.p., cuando se comparan el grupo de 10 a 14 años con el grupo 45 a 59
años. La ocupación es un factor determinante para explicar tanto la participación en
actividades de cuidado como la intensidad de estas, observando proporciones
significativamente diferentes entre los ocupados en inactivos. Finalmente, si bien el
ingreso del hogar parece no explicar la participación en actividades no remuneradas, si
determina la intensidad en que estas se desarrollan.
Estos resultados también muestran que el tipo de hogar, y las características que
determinan su composición, afectan la distribución de tiempo de los individuos en labores
asociadas al TDCNR. En particular, los individuos que viven en pareja se encuentran en
mayor proporción en el tercio superior de dedicación de tiempo a labores domésticas y
de cuidado, al igual que aquellos con hijos. Esto último es consistente con el hecho que
la presencia de menores en el hogar aumenta de manera importante la probabilidad de
pertenecer al tercio superior. El número de adultos mayores en el hogar muestra una
relación positiva con la participación en actividades de cuidado, pero reduce la proporción
de individuos en el grupo de mayor dedicación a estas actividades. En cuanto el acceso
a factores que facilitan las tareas en el hogar, bien sea el servicio doméstico o la tenencia
de electrodomésticos, se observa que en ambos casos hay una menor participación en
TDCNR respecto al promedio, y el índice de electrodomésticos, muestra que un individuo
en un hogar con valor por encima del promedio se encuentra en menor proporción en el
tercio superior. La medición de factores culturales a través del índice de machismo
muestra un aumento importante en la proporción de individuos que no participan en
actividades de cuidado, lo que a priori, puede explicarse por una menor proporción de
hombres haciendo parte de la distribución de este tipo de labores en el hogar.
Estos hallazgos de carácter descriptivo se estudian conjuntamente a través del
análisis de regresión, usando modelos Tobit, estimando efectos marginales promedio
para el número de horas dedicadas a TDCNR (ver Tabla 2). Por tanto, los valores
reportados son el efecto del cambio de cada uno de los factores sobre el número de
horas destinadas al trabajo no remunerado (en logaritmos), los cuales pueden
interpretarse en términos de elasticidades. En primer lugar, en la columna 1 de la Tabla
2, se observa la magnitud de las brechas entre hombres y mujeres. La estimación indica
que las mujeres usan un 65,8% más de tiempo en labores no remuneradas en el hogar
que los hombres. Desde el punto de vista sociodemográfico, se observa además que el
nivel educativo y la región tienen impactos significativos sobre el uso del tiempo en
14
labores no remuneradas. En particular, la educación tiene un efecto creciente en el uso
de tiempo en TDCNR, que alcanza un nivel de hasta 17,6% cuando se comparan los de
educación superior con aquellos sin educación.
Tabla 2. Efectos marginales Tobit para el total nacional, ENUT 2016-2017
Variables
Horas de TDCNR
Probabilidad TDCNR
Sexo (1=Mujer)
0,6589***
0,2316***
Edad
-0,0032***
-0,0012***
Urbano
0,0013***
0,0005***
Unión libre/Casado(a)
0,3393***
0,1306***
Separado(a)/Viudo(a)
0,2231***
0,0859***
Primaria
0,0819***
0,0315***
Secundaria
0,1238***
0,0476***
Superior
0,1757***
0,0676***
Quintil 4 o 5
-0,0194***
-0,0075***
Desempleado
0,3362***
0,1294***
Inactivo
0,1933***
0,0744***
Hogar con menores a 6 años
0,3247***
0,1250***
Hogar con menores entre 7 y 14
0,1816***
0,0699***
Hogar con menores entre 15 y 17
0,0885***
0,0341***
Adultos mayores en el hogar
-0,0041***
-0,0022***
Número de menores de 18 años
-0,0350***
-0,0153***
Nuclear Sin Hijos
-0,0255***
-0,0098***
Monoparental
0,1634***
0,0629***
Extensa/Compuesta
-0,0426***
-0,0164***
Unipersonal
0,3163***
0,1217***
Índice Electrodomésticos
-0,0283***
-0,0109***
Servicio doméstico hogar
-0,0213***
-0,0082***
Porcentaje de ingresos en el hogar
-0,0784***
-0,0302***
Región Central
0,0576***
0,0222***
Región Oriental
0,2854***
0,1098***
Región Pacífica
0,1952***
0,0751***
Bogotá
0,0054***
0,0021***
San Andrés
0,0400***
0,0154***
Índice Machismo
0,0057***
-0,0045***
Observaciones
69,388
69,388
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1. Efectos marginales para la variable trucada y la probabilidad de participar
en actividades de TDCNR.
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
Nota: Las categorías de referencia son en su orden: área rural, soltero, ningún nivel educativo, quintiles de
ingreso laboral del 1 al 3, ocupado, hogar sin menores, familia nuclear con hijos y región Atlántica. El
porcentaje de ingresos en el hogar es el ingreso de cada individuo sobre el ingreso del hogar.
En cuanto la estructura del hogar, los hijos y sus edades representan un determinante
importante de las laborales no remuneradas en el hogar. En particular, la presencia de
hijos menores de 6 años representa un aumento en el tiempo dedicado a labores no
remuneradas en un 32,5%. Este efecto se mantiene positivo, incluso para la presencia
de hijos entre 15 y 17 años, que implican un uso del tiempo adicional de 8,9%, respecto
a un hogar sin hijos. Vale anotar que la presencia de adultos mayores y el número de
hijos reducen el tiempo en labores no remuneradas, lo cual se explica por la asignación
a labores de cuidado que realizan al interior del hogar los abuelos e hijos mayores. En
cuando los tipos de grupo familiar se observa que los hogares unipersonales y
15
monoparentales tiene una mayor intensidad en el uso de tiempo en laborales no
remuneradas (31,6% y 16,3%, respectivamente, comparado con hogares nucleares con
hijos). Compatible con estos resultados, se observa también que respecto al estado
marital, las personas que viven en pareja usan un 33,9% más de tiempo que los solteros.
Los resultados también muestran que los individuos desempleados e inactivos tiene
una mayor participación en labores no remuneradas (33,6% y 19,3%, respectivamente,
comparados con los ocupados), mientras que aquellos individuos que aportan más en el
hogar reducen sus horas dedicadas al TDCNR. Con respecto a los factores culturales
asociados al nivel de machismo, parecen tener un efecto menor sobre la división de
labores en el hogar; sin embargo, vale resaltar que el coeficiente asociado a la interacción
entre este índice y el sexo (que no tiene interpretación directa en términos de efecto
marginal) tiene un efecto positivo y significativo, indicando que las mujeres con mayor
aprobación hacia el machismo tienden a ocupar más de su tiempo en labores no
remuneradas. Finalmente, en la perspectiva de factores que apoyan las labores en el
hogar, las estimaciones indican que los electrodomésticos y el servicio doméstico
reducen la carga de las labores de TDCNR. El ingreso laboral muestra evidencia en esta
línea en tanto que pertenecer al cuarto o quinto quintil de ingresos reduce el tiempo en
labores no remuneradas.
En cuanto la probabilidad de participar en actividades asociadas a TDCNR, los
resultados son cualitativamente similares (ver Tabla 2, columna 2). El sexo tiene un
efecto importante sobre la probabilidad de desempeñar labores en el hogar, en tanto las
mujeres tienen una probabilidad 23 p.p. superior a los hombres. Similarmente, el nivel
educativo y el nivel de compromiso marital (unión libre o casado) aumentan dicha
probabilidad. Entre los demás factores, se destaca que los desempleados tienen 12,9
p.p. adicionales de probabilidad de participar en labores no remunerados, y similar
magnitud se observa entre los hogares con hijos (12,5 p.p., respecto a hogares sin hijos)
y los hogares unipersonales (12,2 p.p. comparado con hogares nucleares con hijos).
Si bien la variable de región revela que en promedio el uso del tiempo en TDCNR no
difiere de manera importante en zonas urbanas y rurales (siendo 0,1% mayor en zonas
urbanas), es relevante explorar posibles heterogeneidades en la brecha de género,
teniendo en cuenta que en las zonas rurales existen mayores brechas en las tasas de
participación y ocupación entre hombres y mujeres, y mayor incidencia de los
estereotipos de género. En efecto, realizando una estimación separada para zonas
urbanas y rurales, se observa que en promedio las mujeres en las zonas rurales trabajan
en actividades no remuneradas un 81,8% más que los hombres. A lo cual se suma que,
en las zonas urbanas y rurales, la presencia de menores en el hogar (34,8% y 23,4%,
respectivamente para el caso de un hijo menor de 6 años) y el estatus de empleo (36,1%
y 18,1%, respectivamente) tienen un efecto significativamente mayor sobre el tiempo en
TDCNR en zonas rurales, lo cual implica que el papel de los miembros del hogar en
cuanto actividades remuneradas y no remuneradas está predeterminado. Los resultados
en detalle se encuentran en la Tabla 3.
16
Tabla 3. Efectos marginales Tobit para el área rural y urbana, ENUT 2016-2017
Área rural
Área urbana
Variables
Horas de
TDCNR
Probabilidad
TDCNR
Horas de
TDCNR
Probabilidad
TDCNR
Sexo (1=Mujer)
0,8184***
0,2675***
0,6283***
0,2229***
Edad
-0,0051***
-0,0022***
-0,0028***
-0,0011***
Unión libre/Casado(a)
0,3225***
0,1386***
0,3378***
0,1260***
Separado(a)/Viudo(a)
0,1714***
0,0737***
0,2344***
0,0875***
Primaria
0,0411***
0,0177***
0,1093***
0,0408***
Secundaria
0,0565***
0,0243***
0,1543***
0,0576***
Superior
0,0479***
0,0206***
0,2114***
0,0789***
Quintil 4 o 5
0,0210***
0,0090***
-0,0285***
-0,0106***
Desempleado
0,1811***
0,0778***
0,3610***
0,1347***
Inactivo
0,0988***
0,0425***
0,2178***
0,0813***
Hogar con menores a 6 años
0,2339***
0,1005***
0,3482***
0,1299***
Hogar con menores entre 7 y 14
0,1118***
0,0480***
0,2000***
0,0746***
Hogar con menores entre 15 y 17
0,0213***
0,0091***
0,1077***
0,0402***
Adultos mayores en el hogar
0,0287***
0,0105***
-0,0106***
-0,0042***
Número de menores en el hogar
-0,0359***
-0,0162***
-0,0343***
-0,0149***
Nuclear Sin Hijos
-0,0459***
-0,0197***
-0,0233***
-0,0087***
Monoparental
0,2086***
0,0896***
0,1443***
0,0539***
Extensa/Compuesta
0,0066***
0,0028***
-0,0569***
-0,0212***
Unipersonal
0,4809***
0,2067***
0,2420***
0,0903***
Índice Electrodomésticos
-0,0184***
-0,0079***
-0,0280***
-0,0105***
Servicio doméstico hogar
-0,1098***
-0,0472***
-0,0122***
-0,0045***
Porcentaje de ingresos en el hogar
-0,0834***
-0,0358***
-0,0663***
-0,0247***
Región Central
0,0113***
0,0049***
0,0733***
0,0274***
Región Oriental
0,1013***
0,0435***
0,3507***
0,1309***
Región Pacífica
0,1007***
0,0433***
0,2261***
0,0844***
Bogotá
0,0289***
0,0108***
San Andrés
0,0690***
0,0257***
Índice Machismo
0,0013***
0,0006***
0,0044***
-0,0055***
Observaciones
69,388
69,388
69,388
69,388
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1. Efectos marginales para la variable trucada y la probabilidad de participar en
actividades de TDCNR.
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
Nota: Las categorías de referencia son en su orden: área rural, soltero, ningún nivel educativo, quintiles de
ingreso laboral del 1 al 3, ocupado, hogar sin menores, familia nuclear con hijos y región Atlántica. El
porcentaje de ingresos en el hogar es el ingreso de cada individuo sobre el ingreso del hogar.
Teniendo en cuenta los resultados encontrados a nivel nacional, se realiza un análisis
específico sobre el efecto de la composición del hogar, la situación de ocupación y la
participación de las mujeres en la generación de ingreso en el hogar. Para ello, se estima
el efecto marginal del sexo para perfiles particulares de hogar y estatus ocupacional. De
este modo, se estudia como varía el uso del tiempo en TDCNR de hombres y mujeres
bajo circunstancias similares; por ejemplo, comparando hombres y mujeres que viven en
hogares nucleares sin hijos respecto a un hogar nuclear con hijos
12
. Este ejercicio,
permite analizar si la presencia de hijos en el hogar puede generar mayor igualdad en la
distribución de actividades de cuidado, o si por el contrario, la brecha aumenta en dicha
12
Para este análisis se define el perfil de los hogares a comparar, y las demás variables de control se establecen en
su valor promedio.
17
situación. La Gráfica 4 presenta la estimación del efecto marginal de la variable sexo
para diferentes tipos de hogar. Se observa que en un hogar unipersonal (soltero(a) y sin
hijos), una mujer destina 63,2% más tiempo que un hombre a labores no remuneradas,
situación que no varía con respecto al caso de un hogar nuclear sin hijos. Sin embargo,
esta situación cambia de manera importante, si se compara con un hogar con presencia
de menores a 6 años, ya que la brecha de género en el uso del tiempo en labores
domésticas aumenta en 14,1 p.p., alcanzando un nivel de 77,3%. La brecha varía de
manera más importante (cerca de 20 p.p.) si se compara un hogar nuclear sin hijos con
un hogar con dos menores, considerando un menor a 6 años y uno con edad intermedia
(7 a 14 años). Esto demuestra la carga adicional que recae sobre las mujeres en las
labores asociadas al cuidado de sus hijos.
Vale además destacar que la brecha de género en un hogar nuclear con un hijo menor
de edad es mayor, comparada con el caso de un hogar conformado por una madre y su
hijo, lo cual implica que el trabajo no remunerado se ve afectado por la ocurrencia
simultanea de menores en el hogar y el compromiso marital. De otro lado, al considerarse
un grupo familiar extenso
13
con presencia de un menor de 6 años, se observa que la
brecha de género se reduce en 17,4 p.p. indicando que en este tipo de hogares puede
ocurrir una distribución de labores entre un conjunto amplio de miembros, en el que los
adultos mayores juegan un papel clave para el cuidado de los menores.
Gráfica 4. Efecto marginal de la variable sexo, para diferentes tipos de hogar, en
el tiempo destinado a TDCNR
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
En un ejercicio similar, se estudia cómo cambia esta brecha con la actividad
económica y el aporte a los ingresos del hogar. En este caso se tiene como punto de
partida la brecha estimada de un hogar nuclear sin hijos. En caso de que el individuo se
encuentre en situación de desempleo, la brecha de género se incrementa a cerca de
90%, mientras que bajo una situación de empleo, la brecha cae entre 12,9 p.p. y 13,9
p.p. (ver Gráfica 5). Es importante notar que, si bien la participación en el ingreso del
13
Hogares extensos o compuestos conformados por una familia nuclear más otros parientes o no parientes.
18
hogar tiene un efecto estadísticamente significativo, la magnitud no es relevante sobre la
brecha. Como se presenta en la Gráfica 5, un aumento en la participación en el ingreso
de 20% a 50% no representa cambios importantes en la brecha de género en TDCNR.
Gráfica 5. Efecto marginal de la variable sexo, para diferentes tipos de hogar, en
el tiempo destinado a TDCNR
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
Estos efectos marginales, dan cuenta de los cambios en el tiempo promedio utilizado
por un hombre o una mujer en labores no remuneradas; sin embargo, vale anotar que el
efecto total de un factor sobre el TDCNR no solo se explica por variaciones en el tiempo
promedio que un individuo utiliza en labores domésticas y de cuidado sino también por
la propensión de participar en dichas actividades. Siguiendo con el ejemplo anterior, la
presencia de un hijo en el hogar aumenta las horas promedio de TDCNR, pero además
genera mayores incentivos a participar de éstas entre individuos que no las desempeñan
de manera regular. El primer componente hace referencia a un margen intensivo,
mientras que el segundo puede interpretarse como un margen extensivo. Por tanto, para
evaluar el efecto total es necesario considerar no solo la variación en el uso del tiempo
sino la mayor o menor propensión de los hombres y las mujeres a realizar labores en el
hogar. Teniendo en cuenta esta diferenciación, la Gráfica 6 (ver Anexo) presenta una
descomposición del efecto marginal para los diferentes escenarios de estructura del
hogar previamente estudiados. Se puede observar que en el margen extensivo la brecha
de género decrece con el número de hijos en el hogar, lo cual implica que la presencia
de hijos hace s igualitaria la participación de hombres y mujeres en actividades
domésticas y de cuidado. Sin embargo, también se observa un aumento en el margen
intensivo, lo cual se explica por un aumento en la diferencia de horas dedicadas al
cuidado, resultando en un aumento de la brecha de género. Adicionalmente, la mayor
participación de los hombres se ve atenuada en hogares extensos o compuestos, donde
el efecto extensivo es mayor que en el caso de un hogar nuclear con un hijo.
19
La descomposición del efecto marginal asociado a los escenarios de participación en
la generación de ingresos del hogar y la situación ocupacional también muestra cambios
significativos en la brecha de género (ver Gráfica 7 en el Anexo). De un lado, cambiar de
una situación de desempleo a empleo reduce el margen intensivo en 18,4 p.p. (teniendo
como referencia una participación en el ingreso del hogar de 50%); es decir, reduce el
tiempo promedio de trabajo no remunerado entre aquellos que participan en labores
domésticas; pero el cambio en la brecha es menor debido a un aumento significativo en
el margen extensivo en casi 13 p.p. Sumando esta evidencia, puede argumentarse que
la reducción en la brecha de género podría no explicarse por una distribución más
equitativa de labores no remuneradas, sino a través de la sustitución de la producción de
servicios en el hogar por su adquisición en el mercado a través del trabajo doméstico o
de implementos que reduzcan el tiempo efectivo de labores domésticas.
4. Conclusiones y Recomendaciones de Política
Para estudiar la desigualdad de género que se observa en el mercado laboral, es
importante analizar la distribución en el uso del tiempo entre actividades remuneradas y
no remuneradas. En Colombia, estas últimas equivalen al 20,6% del PIB, una
participación mayor frente a las otras ramas de la actividad económica. Este trabajo tiene
como objetivo cuantificar la desigualdad de género en el uso del tiempo en labores no
remuneradas realizadas en el hogar y explorar sus posibles determinantes. Para ello, y
utilizando la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) de 2016-2017, se estima el
efecto marginal de un conjunto de factores asociados al individuo y al hogar, a través de
modelos de regresión tipo Tobit.
La evidencia sugiere que existe una amplia brecha de género en el tiempo que los
hombres y las mujeres destinan a tareas no remuneradas. Además, factores como el
nivel educativo, el ingreso y la estructura familiar, son determinantes importantes en la
distribución del tiempo. Adicionalmente, al estudiar la disponibilidad de recursos de
apoyo a las actividades domésticas como servicio doméstico y electrodomésticos, se
encuentra que estos factores son positivos y significativos, dando indicios de la
importancia del acceso a mecanismos de financiamiento para tecnologías que apoyen
las labores domésticas y disminuyan las horas de trabajo en el hogar, impactando
positivamente la oferta laboral de los miembros del hogar, pero sin que esto implique una
distribución más equitativa del TDCNR.
Los factores culturales, que se capturan a través del nivel de aprobación de los
individuos sobre un conjunto de afirmaciones relacionadas con estereotipos machistas,
tuvieron un efecto positivo y significativo sobre la brecha de género, aunque con una
magnitud pequeña. Sin embargo, esto da cuenta de la importancia de implementar
políticas públicas enfocadas en cambios culturales, desde la escuela, especialmente en
el área rural donde la brecha de género fue mayor. Un ejemplo en este sentido son
Uruguay e India que han promovido políticas culturales a través de los principales medios
de comunicación.
20
En cuanto a la brecha de género, a partir de un ejercicio contrafactual en el que se
compara el uso del tiempo entre hombres y mujeres en circunstancias similares, se
encuentra que la brecha de género varía de manera importante con la estructura del
hogar y la participación de las mujeres sobre el ingreso del hogar. En hogares nucleares
la presencia de un hijo aumenta la brecha de género en 14 p.p. pero se reduce en el
caso de un hogar conformado únicamente por una madre y su hijo; lo cual implica que el
trabajo no remunerado se ve afectado por la ocurrencia simultanea de hijos y el
compromiso marital. Mientras que, en los hogares nucleares, si la mujer trabaja de forma
remunerada la brecha de género en el hogar tiende a reducirse en 13 p.p.
Los resultados abren una discusión en varios frentes de la política social, de un lado
en lo relacionado a las políticas de acceso al empleo y la flexibilidad requerida para que
los miembros del hogar puedan igualar su participación en actividades remuneradas y
no remuneradas y, de otro lado, en la necesidad de sistemas de protección apropiados
que permitan disminuir el tiempo de trabajo no remunerado de los cuidadores y
cuidadoras, aun cuando su valor no haga parte de la masa salarial.
En este contexto se requieren en el país grandes cambios institucionales y normativos
que busquen reducir las brechas en el trabajo no remunerado, considerando una
participación activa de los hombres en el cuidado de sus hijos, lo cual incluye políticas
en las que se ha venido avanzado como licencias de paternidad y normalizar permisos
laborales para ambos padres. Adicionalmente, resulta importante mantener y extender
la oferta pública de cuidado a la primera infancia y hacerla homogénea con la educación
básica primaria, para que permitan compatibilizar las actividades laborales de los padres
con el cuidado de sus hijos. Así mismo, y considerando el rápido envejecimiento de la
población en Colombia y la ausencia de mecanismos de gran cobertura para la vejez, es
importante ampliar la oferta pública de cuidado para la tercera edad. Estos elementos
conllevan a construir un sistema de cuidado en el país que ayudaría a reducir el déficit
de servicios de prestación de cuidados y la desigualdad de género en el uso del tiempo.
En términos metodológicos, hace falta una definición oficial de las labores domésticas
y de cuidado que se realizan sin remuneración, ampliando la discusión de las actividades
de la ENUT que deben conformar dicha definición. Actualmente los estudios utilizan la
definición del DANE que se encuentra sujeta el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN),
por lo cual se excluyen algunas labores no remuneradas que fueron ya estimadas de
forma remunerada en el sistema. Lo anterior tienen sentido en estudios relacionados con
el SCN; no obstante, en mediciones relacionadas con el tiempo total de TDCNR, excluir
este tipo de actividades subestima el valor real del trabajo no remunerado realizado por
mujeres y hombres en los hogares, especialmente en el área rural, donde hay una mayor
incidencia de las actividades excluidas.
21
Referencias
Addati, L., Cattaneo, U., Esquivel, V., y Valarino, I. (2018). Care work and care jobs for
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24
Anexos
Tabla 4. Resultado de las preguntas de percepción en la ENUT 2016-2017.
Mujeres
Hombres
Urbano
Rural
Urbano
Rural
Personas
de acuerdo
%
Personas
de acuerdo
%
Personas
de acuerdo
%
Personas
de
acuerdo
%
Con respecto a las tareas domésticas en su hogar considera que:
Hace mucho más de lo que le
corresponde
1,265,868
7.9%
309,788
7.7%
209,529
1.4%
94,645
2.1%
Hace un poco más de lo que le
corresponde
1,674,391
10.4%
452,355
11.3%
483,139
3.3%
212,907
4.7%
Hace lo que le corresponde
11,479,027
71.4%
2,928,608
72.9%
10,492,536
71.4%
3,421,726
74.9%
Hace un poco menos de lo que le
corresponde
1,142,851
7.1%
233,663
5.8%
2,307,253
15.7%
546,542
12.0%
Hace mucho menos de lo que le
corresponde
506,685
3.2%
90,704
2.3%
1,204,212
8.2%
293,162
6.4%
Considera que durante el día:
El tiempo fue más que suficiente para
realizar todas sus actividades
1,388,395
8.6%
375,643
9.4%
1,543,380
10.5%
470,091
10.3%
El tiempo fue suficiente para realizar
todas sus actividades
12,608,718
78.5%
3,162,849
78.8%
11,958,050
81.4%
3,730,987
81.7%
No le alcanzó el tiempo para realizar
todas sus actividades
2,071,709
12.9%
476,626
11.9%
1,195,239
8.1%
367,902
8.1%
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
Tabla 5. Variables del índice de machismo
Variables del Índice
(1) Muy en
desacuerdo
(2) En
desacuerdo
(3) De
acuerdo
(4) Muy de
acuerdo
Una madre que trabaja puede formar una relación tan cálida y
segura con sus hijos como una madre que no trabaja
(+) 1
Ambos, el hombre y la mujer, deberían contribuir al ingreso del
hogar
(+) 1
El deber de un hombre es ganar dinero, el deber de la mujer es
cuidar del hogar y la familia
(+) 1
Las mujeres son mejores para el trabajo doméstico que los
hombres
(+) 1
El esposo debe tomar las decisiones relacionadas con la vida
de la esposa
(+) 1
La cabeza del hogar debe ser el hombre
(+) 1
Índice de Machismo toma valores entre 0 y 6
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017
25
Tabla 6. Variables del índice de electrodomésticos
Variables del Índice
El hogar posee este electrodoméstico
Máquina lavadora de ropa
(+) 1
Máquina secadora de ropa
(+) 1
Horno eléctrico, a gas u horno microondas
(+) 1
Máquina lavadora de platos
(+) 1
Aspiradora/brilladora
(+) 1
Índice de tenencia de electrodomésticos toma valores entre 1 y 5
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017
Tabla 7. Descriptivas relacionadas con factores económicos y demográficos
Factores económicos y demográficos
Cero
(horas)
Tercio
inferior
Tercio
Medio
Tercio
Superior
Sexo
Mujeres
8,8
6,1
37,1
48,1
Hombres
37,9
17,3
32,4
12,4
Área
Área urbana
21,9
11,7
35,6
30,8
Área rural
24,1
9,1
31,9
34,9
Región
Región Atlántica
24,4
11,5
35,7
28,4
Región Central
24,8
9,1
34,0
32,2
Región Oriental
19,2
9,3
30,4
41,1
Región Pacífica
18,3
10,2
35,3
36,2
Bogotá (Urbana)
22,6
16,4
37,3
23,6
San Andrés (Urbana)
20,6
14,3
48,0
17,2
Nivel educativo
Ninguno
27,9
10,3
33,9
28,0
Primaria
22,5
10,4
34,3
32,8
Secundaria
20,6
11,5
34,2
33,8
Superior
19,2
13,0
37,9
29,9
Grupos de edad
10-14
38,8
21,0
30,6
9,6
15-24
25,4
15,5
30,7
28,4
25-34
20,8
11,2
30,1
37,9
35-44
20,0
10,1
34,5
35,4
45-59
20,6
10,8
37,5
31,2
60+
25,5
10,1
39,3
25,1
Ocupación
Ocupado
26,6
14,0
36,2
23,2
Desempleado
13,6
11,3
36,8
38,3
Inactivo
15,6
6,0
32,1
46,3
Niveles de ingreso laboral
Quintil 1
22,0
9,3
30,4
38,3
Quintil 2
22,6
9,4
31,0
37,1
Quintil 3
23,3
10,8
32,9
33,1
Quintil 4
22,7
11,6
36,1
29,6
Quintil 5
21,2
14,0
40,7
24,1
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017
26
Tabla 8. Descriptivas relacionadas con la estructura del hogar
Variables relacionadas con la estructura del hogar
Cero
(horas)
Tercio
inferior
Tercio
Medio
Tercio
Superior
Estatus marital
Soltero(a)
30,37
17,41
35,53
16,7
Unión libre/Casado(a)
20,82
9,3
32,63
37,26
Separado(a)/Viudo(a)
16,74
9,57
41,01
32,68
Tipo de hogar
Hogar nuclear con hijos
22,69
10,45
30,45
36,41
Hogar nuclear sin hijos
22,84
11,54
41,53
24,09
Hogar Monoparental
17,61
10,83
39,67
31,88
Familia extensa/compuesta
24,59
11,23
32,23
31,95
Hogar unipersonal
11,75
15,93
58,57
13,74
Hogar con menores
6 años
14,97
7,89
26,52
50,62
7 y 14 años
20,83
9,34
29,85
39,98
15 y 17 años
24,18
11,27
33,62
30,93
Número de menores en el
hogar
Sin menores
21,94
11,13
35,12
31,81
1 menor
27,1
12,76
32,02
28,12
2+
28,32
14,56
33,54
23,58
Número de adultos mayores
en el Hogar
0
20,61
11,38
34,64
33,38
1
24,99
11,08
36,91
27,02
2
30,08
10,67
32,74
26,5
3+
37,2
6,69
32,48
23,62
Hogar con servicio doméstico
Servicio doméstico
28,05
12,93
35,14
23,88
Índice de electrodomésticos
Por debajo del promedio
21,82
11,04
34,24
32,9
Por encima del promedio
23,52
11,99
36,71
27,78
Índice Machismo
Por debajo del promedio
24,81
10,77
33,62
30,8
Por encima del promedio
19,86
11,55
35,99
32,6
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017
27
Gráfica 6. Descomposición del efecto marginal del tiempo destinado a TDCNR
sobre toda la probación
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
Gráfica 7. Descomposición del efecto marginal del tiempo destinado a TDCNR
sobre toda la probación
Fuente: Construcción propia basada en la ENUT 2016-2017.
... • Las mujeres, del área urbana y rural, tienen una larga jornada laboral y trabajan en promedio más horas diarias que los hombres. La baja participación de las mujeres en el mercado de trabajo, respecto a los hombres, está asociada a una mayor propensión en el uso del tiempo en actividades en el hogar relacionadas con el trabajo doméstico y de cuidado (Ospina y García, 2020). ...
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Este documento presenta la metodología para el cálculo de la unidad agrícola familiar (UAF), fruto de un esfuerzo conjunto entre la Agencia Nacional de Tierras (ANT), la Unidad de Planificación de Tierras Rurales, Adecuación de Tierras y Usos Agropecuarios (UPRA) y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR). Tiene por propósito estimar la unidad básica de producción agrícola, pecuaria, acuícola o forestal, que permite a la familia remunerar su trabajo y disponer de un excedente capitalizable de conformidad con lo establecido en el ordenamiento jurídico colombiano.
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El presente artículo analiza la forma como las personas toman decisiones sobre el tiempo que dedican a actividades en el mercado —trabajo remunerado— y a la producción de bienes y servicios domésticos —trabajo no remunerado—. Para esto, se construye un modelo de ecuaciones simultáneas que explica la cantidad de tiempo dedicada a estos dos tipos de actividades. El modelo se estima para hombres y mujeres que tienen empleo en el mercado laboral. Después de corregir algunos problemas econométricos, se encuentra que las decisiones son diferentes para hombres y mujeres. para estas últimas, las variables asociadas con demandas surgidas de la necesidad de producción de bienes y servicios domésticos aumentan el tiempo que ellas dedican a producción de estos, aunque no siempre disminuyendo el tiempo que dedican al mercado laboral
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Los roles y estereotipos de género en las labores domésticas pasan desapercibidos debido a que el patrón sociocultural de las familias latinoamericanas se basa en el heteropatriarcado y la perpetuación de prácticas machistas. Por lo tanto, el objetivo principal radica en analizar las manifestaciones de estas problemáticas en las labores domésticas de 3 familias colombianas y 3 mexicanas. Así, se optó por una investigación cualitativa de alcance descriptivo y enfoque fenomenológico, usando la entrevista semiestructurada como técnica de recolección de datos y un proceso basado en la teoría fundamentada para su análisis con la ayuda de Atlas.ti 8. Se obtuvieron resultados que demuestran que la distribución equitativa de las labores domésticas es mayor cuando la familia está conformada por varias mujeres o los integrantes son jóvenes, en relación con el acceso a espacios de discusión social. Además, se hizo énfasis en las pautas de crianza como medio para disminuir la reproducción de las normas sociales de género, incluyendo el machismo descrito por los participantes en su forma más explícita, como la dominación y las violencias ejercidas por hombres sobre mujeres, siendo relacionado con la cultura latinoamericana, reflejando su prevalencia y repercusión en la vida de las personas sin importar su género.
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En el presente artículo se estudian las actividades de cuidado no remunerado realizadas en los hogares Colombianos. Los datos empleados fueron obtenidos de la primera Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) realizada en Colombia -por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE)- durante el segundo trimestre de 2012 y el primer trimestre de 2013. El artículo tiene tres partes: en la primera se aborda teóricamente el concepto de cuidado doméstico realizado en los hogares, en la segunda se analiza la naturaleza de los servicios de cuidado realizadas en los hogares colombianos, se estima su magnitud y se exploran algunos de sus determinantes socioeconómicos. Por último, en la tercera sección se presentan las conclusiones principales.
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The report analyses the ways in which unpaid care work is recognized and organized, the extent and quality of care jobs and their impact on the well-being of individuals and society. A key focus of this report is the persistent gender inequalities in households and the labour market, which are inextricably linked with care work. These gender inequalities must be overcome to make care work decent and to ensure a future of decent work for both women and men. The report contains a wealth of original data drawn from over 90 countries and details transformative policy measures in five main areas: care, macroeconomics, labour, social protection and migration. It also presents projections on the potential for decent care job creation offered by remedying current care work deficits and meeting the related targets of the Sustainable Development Goals.
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RESUMEN Este artículo analiza los determinantes de la participación femenina en el mercado laboral. En una primera etapa se analizan los determinantes clásicos de la participación; edad, escolaridad, estado civil y el número de hijos. Nuestro estudio corrobora resultados de trabajos anteriores con respecto a los efectos de estas variables sobre la participación femenina. Es decir, se encuentra que a mayor escolaridad, mayor es la participación de la mujer, a su vez, a mayor edad, mayor es la participación, pero dicho efecto crece a tasas decrecientes. A su vez, mujeres casadas tienen una participación menor que las no casadas. La evidencia también sugiere que el número de hijos se relaciona negativamente con la decisión de participar en el mercado del trabajo. En segundo lugar, el artículo contribuye con evidencia respecto a características culturales sobre la participación femenina: grado de machismo y valores. Elevados índices de machismo se relacionan negativamente con la participación. Es decir, a mayor grado de machismo en el entorno de la mujer, menor será la participación en el mercado del trabajo. Adicionalmente, mientras más conservadora es la posición de la mujer en temas valóricos, menor es también su participación. Por último, dichos factores culturales en conjunto contrarrestan en más del doble el efecto positivo de las variables de capital humano. En promedio, estas últimas logran aumentar en un 9% la probabilidad que una mujer decida participar en la fuerza laboral, mientras que los factores culturales la disminuyen en un 23%. El aporte del factor machismo reduce en un 13% y el valórico un 10% la participación femenina. Esta situación explicaría la baja participación femenina en Chile a pesar de buenos indicadores de educación.
Article
In this article, we analyse the dynamics of intra-household allocations using unique panel data on individual-specific consumption expenditures and time used for leisure, market production, and home production. Cross-sectional differences at the time of marriage in expected wage profiles between a husband and wife strongly affect the allocation of private consumption expenditures and time use by households in the cross section. There are substantial gender asymmetries in these allocations. Even for households where the husband and wife have identical wages, the private consumption expenditures for the wife are about half those for the husband. Within a given household over time, shocks to wages lead households to shift the relative weights in favour of the spouse receiving the favourable shock. Additionally, we find that households adjust the weights in response to large but not to small shocks; the adjustment to the weights is twice as large in the year leading up to a divorce; and adjustments are more frequent in dual- than in single-earner households. We interpret the data using a dynamic collective model of the household with potentially limited commitment.
Article
Although Colombia, Mexico, Peru, and Uruguay show similar empirical patterns in terms of time women devote to unpaid work, they also present important variations in how unpaid work is distributed between men and women. Using time-use surveys for the 2007–10 period, this study finds a uniform pattern across the four countries regarding the main individual-level variables related to the allocation of unpaid work. When decomposing the gender gap in hours devoted to unpaid work, most of the difference cannot be attributed to variations in observable characteristics of men and women: the unexplained part of the gap is the dominant part. Results suggest that both the strength of traditional gender roles and existing welfare architecture are relevant factors in understanding variations in how unpaid work is distributed between men and women in these four countries. The results reaffirm that powerful interventions are needed to shift gender norms about unpaid work.
Article
Using a sample representative of the Canadian population aged 30-59, we assess the extent to which various aspects of work-life balance - in particular, time spent in both paid and unpaid work, and its division in families - produce stressful life conditions. We find that time-crunch is affected largely by the number of hours spent doing paid work, regardless of the type of work being done. The number of hours spent on unpaid work has less impact on time-crunch, though the effect is slightly stronger for women than it is for men. Moreover, being married appears to mitigate the effect of unpaid work on women's time-crunch. Finally, for both men and women, our results suggest that time-crunch is highest for those in family models with complementary roles.
Article
This article considers the relationship between work status and decision-making power of the head of household and his spouse. I used household fixed effects models to address the possibility that spousal work status may be correlated with unobserved factors that also affect bargaining power within the home. Consistent with the hypothesis that greater economic resources yield greater bargaining power, I found that the spouse of the head of household is more likely to be involved in making decisions when she has been employed. Similarly, the head of household is less likely to be the sole decision-maker when his spouse works.
Article
Using data from the 1993 Consumer Expenditure Survey to examine housework-related service consumption, the author finds that spending on housekeeping services and meals out—which helps relieve women's housework burden—is affected by dynamics within marriages as well as by family class and race-ethnicity. Other things equal, families in which women have more relative power, as reflected in their income and occupational status, consume more housekeeping services and spend more of their food dollars on meals out, as do wealthier families and white families. Along with housework itself, which is well studied, these results suggest that housework service consumption is also an arena for gendered negotiation and conflict within families, and one way that gender relations vary by class and race-ethnicity.