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Abstract

La psicología tiene un papel muy relevante ante la crisis por el COVID-19. El afrontamiento de esta pandemia está poniendo a prueba nuestra capacidad de adaptación individual y colectiva. Como ciencia del comportamiento, la psicología tiene la función de predecir cómo van a afectar a las personas los numerosos cambios producidos por esta crisis y de reducir su impacto emocional promoviendo conductas adaptativas ante un nuevo contexto. Existe gran preocupación en lo concerniente a cómo puede afectar esta situación hasta ahora desconocida a la población infantil y adolescente. ¿Son psicológicamente más vulnerables o tienen mayor capacidad de adaptación? ¿Cómo prevenir el impacto emocional en niños y adolescentes? Si es el caso, ¿cómo se ha de intervenir? Creemos conveniente detenernos a establecer unas pautas mínimas de actuación que canalicen nuestro afán de contribuir como profesionales ante este problema. ¿Cómo Afecta a Niños y Adolescentes Vivir una Pandemia? Los brotes de enfermedades infecciosas han amenazado a la hu-manidad y han propiciado importantes cambios en la historia. Hace un siglo tuvo lugar una de las pandemias más mortíferas de la his-toria moderna, el brote de influenza de 1918 (conocida como "gripe española"), con más de 50 millones de personas fallecidas en todo el mundo. La mutación del virus formando distintas cepas propició pos-teriormente nuevas pandemias. Estamos viviendo una nueva crisis de salud pública que amenaza al mundo con la propagación del nuevo coronavirus del síndrome agudo respiratorio severo (SARS-CoV-2), responsable del COVID-19 (Organización Mundial de la Salud [OMS, 2020]). Según la OMS (2020), a 16 de abril hay 213 países afectados, 1,991,562 casos confirmados y 130,885 muertes. España es uno de los países más afectados por el COVID-19, con 182,816 casos confirmados, 19,130 fallecidos y 74,797 curados a fecha de 16 de abril (Ministerio de Sanidad, 2020). De acuerdo con el Informe COVID-19 nº 22, 13 de abril de 2020, de los 113,407 casos notificados a través de SiVies (el 67% del total de casos confirmados), el 49% han sido hospitalizados, el 5.1% ingresados en UCI y el 7.6% han fallecido. Se estima que la tasa real de COVID-19 en niños y adolescentes infectados es comparable a la de los adultos. En España, los menores de 14 años y los jóvenes entre 15 y 29 años representan el 0.5% y 5.4% de los casos notificados, respectivamente (Ministerio de Sanidad, 2020). En tiempos de pandemia los niños y adolescentes son especial-mente vulnerables, ya que los entornos en los que viven y se desarro-llan se ven alterados (Alianza para la protección de la niñez y adoles-cencia en la acción humanitaria, 2019). Aunque históricamente no ha sido el grupo de edad más afectado por las enfermedades infecciosas, sí ha tenido un papel crucial como propagador de las mismas dentro del hogar y en su propia comunidad, como sucedió con brotes previos de influenza y actualmente con el COVID-19 (Lee et al., 2020). El in-forme de la Alianza para la protección de la niñez y adolescencia en la acción humanitaria (2019) describe los riesgos a los que se exponen los menores durante los brotes de enfermedades infecciosas, incluido el COVID-19. Entre los principales riesgos están el estrés psicosocial y los problemas psicológicos. La cuarentena en el hogar o la hospitali-zación por enfermedad del niño o familiares directos son condiciones que pueden generar altos niveles de estrés. La limitación de acceso a los servicios de salud mental durante la cuarentena puede agravar los problemas psicológicos previos del niño (p. ej., ansiedad social) o pueden surgir nuevos problemas por no atender a las necesidades de colectivos especiales (p. ej., niños con diversidad funcional o autis-mo). El estrés psicosocial de los cuidadores, el cierre de los centros educativos y el consumo de alcohol y tóxicos han sido identificados como causas del riesgo de prácticas parentales negligentes, violencia doméstica y otras situaciones de maltrato físico y emocional hacia los menores. ¿Cómo Afecta una Cuarentena a Niños y Adolescentes? Tras la cuarentena decretada por el gobierno de China en enero de 2020, muchos países han implantado esta medida para frenar la pro-pagación del COVID-19. En España, la vida normal de 10.3 millones de escolares y universitarios quedó interrumpida con la publicación del estado de alarma por crisis sanitaria (Real Decreto 463/2020, del 14 de marzo de 2020). El confinamiento en el hogar es una medida sin precedentes en nuestro país que puede tener un impacto negativo en el bienestar físico y psicológico de niños y adolescentes (Brazendale et al., 2017; Brooks et al., 2020). Dos factores que pueden afectar son la pérdida de hábitos y rutinas y el estrés psicosocial, de acuerdo a los primeros estudios que reflexionan sobre el impacto psicológico de la cuarentena por COVID-19 en niños de China (Wang, Pan, et al., 2020;
La psicología tiene un papel muy relevante ante la crisis por el
COVID-19. El afrontamiento de esta pandemia está poniendo a prueba
nuestra capacidad de adaptación individual y colectiva. Como ciencia del
comportamiento, la psicología tiene la función de predecir cómo van a
afectar a las personas los numerosos cambios producidos por esta crisis
y de reducir su impacto emocional promoviendo conductas adaptativas
ante un nuevo contexto. Existe gran preocupación en lo concerniente a
cómo puede afectar esta situación hasta ahora desconocida a la población
infantil y adolescente. ¿Son psicológicamente más vulnerables o tienen
mayor capacidad de adaptación? ¿Cómo prevenir el impacto emocional
en niños y adolescentes? Si es el caso, ¿cómo se ha de intervenir?
Creemos conveniente detenernos a establecer unas pautas mínimas de
actuación que canalicen nuestro afán de contribuir como profesionales
ante este problema.
¿Cómo Afecta a Niños y Adolescentes Vivir una Pandemia?
Los brotes de enfermedades infecciosas han amenazado a la hu-
manidad y han propiciado importantes cambios en la historia. Hace
un siglo tuvo lugar una de las pandemias más mortíferas de la his-
toria moderna, el brote de influenza de 1918 (conocida como “gripe
española”), con más de 50 millones de personas fallecidas en todo el
mundo. La mutación del virus formando distintas cepas propició pos-
teriormente nuevas pandemias. Estamos viviendo una nueva crisis de
salud pública que amenaza al mundo con la propagación del nuevo
coronavirus del síndrome agudo respiratorio severo (SARS-CoV-2),
responsable del COVID-19 (Organización Mundial de la Salud [OMS,
2020]). Según la OMS (2020), a 16 de abril hay 213 países afectados,
1,991,562 casos confirmados y 130,885 muertes.
España es uno de los países más afectados por el COVID-19, con
182,816 casos confirmados, 19,130 fallecidos y 74,797 curados a fecha
de 16 de abril (Ministerio de Sanidad, 2020). De acuerdo con el Informe
COVID-19 nº 22, 13 de abril de 2020, de los 113,407 casos notificados
a través de SiVies (el 67% del total de casos confirmados), el 49% han
sido hospitalizados, el 5.1% ingresados en UCI y el 7.6% han fallecido. Se
estima que la tasa real de COVID-19 en niños y adolescentes infectados
es comparable a la de los adultos. En España, los menores de 14 años y
los jóvenes entre 15 y 29 años representan el 0.5% y 5.4% de los casos
notificados, respectivamente (Ministerio de Sanidad, 2020).
En tiempos de pandemia los niños y adolescentes son especial-
mente vulnerables, ya que los entornos en los que viven y se desarro-
llan se ven alterados (Alianza para la protección de la niñez y adoles-
cencia en la acción humanitaria, 2019). Aunque históricamente no ha
sido el grupo de edad más afectado por las enfermedades infecciosas,
sí ha tenido un papel crucial como propagador de las mismas dentro
del hogar y en su propia comunidad, como sucedió con brotes previos
de influenza y actualmente con el COVID-19 (Lee et al., 2020). El in-
forme de la Alianza para la protección de la niñez y adolescencia en la
acción humanitaria (2019) describe los riesgos a los que se exponen
los menores durante los brotes de enfermedades infecciosas, incluido
el COVID-19. Entre los principales riesgos están el estrés psicosocial y
los problemas psicológicos. La cuarentena en el hogar o la hospitali-
zación por enfermedad del niño o familiares directos son condiciones
que pueden generar altos niveles de estrés. La limitación de acceso
a los servicios de salud mental durante la cuarentena puede agravar
los problemas psicológicos previos del niño (p. ej., ansiedad social) o
pueden surgir nuevos problemas por no atender a las necesidades de
colectivos especiales (p. ej., niños con diversidad funcional o autis-
mo). El estrés psicosocial de los cuidadores, el cierre de los centros
educativos y el consumo de alcohol y tóxicos han sido identificados
como causas del riesgo de prácticas parentales negligentes, violencia
doméstica y otras situaciones de maltrato físico y emocional hacia
los menores.
¿Cómo Afecta una Cuarentena a Niños y Adolescentes?
Tras la cuarentena decretada por el gobierno de China en enero de
2020, muchos países han implantado esta medida para frenar la pro-
pagación del COVID-19. En España, la vida normal de 10.3 millones de
escolares y universitarios quedó interrumpida con la publicación del
estado de alarma por crisis sanitaria (Real Decreto 463/2020, del 14
de marzo de 2020). El confinamiento en el hogar es una medida sin
precedentes en nuestro país que puede tener un impacto negativo en
el bienestar físico y psicológico de niños y adolescentes (Brazendale
et al., 2017; Brooks et al., 2020). Dos factores que pueden afectar son
la pérdida de hábitos y rutinas y el estrés psicosocial, de acuerdo a los
primeros estudios que reflexionan sobre el impacto psicológico de la
cuarentena por COVID-19 en niños de China (Wang, Pan, et al., 2020;
Artículo de opinión
Las Buenas Prácticas en la Atención Psicológica Infanto-juvenil ante el COVID-19
José P. Espada, Mireia Orgilés, José A. Piqueras y Alexandra Morales
Grupo de Investigación Análisis, Intervención y Terapia Aplicada (AITANA), Universidad Miguel Hernández, Elche, España
Correspondencia: jpespada@umh.es (J. P. Espada).
Para citar este artículo: Espada, J. P., Orgilés, M., Piqueras J. A., y Morales A. (2020). Las buenas prácticas en la atención psicológica infanto-juvenil ante el COVID-19.
Clínica y Salud,
31
(2), 109-113. https://doi.org/10.5093/clysa2020a14
ISSN:1130-5274/© 2020 Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
Clínica y Salud
https://journals.copmadrid.org/clysa
Clínica y Salud (2020) 31(2) 109-113
110
J. P. Espada et al. / Clínica y Salud (2020) 31(2) 109-113
Zhang et al., 2020). La retirada de hábitos durante el confinamien-
to (p. ej., no asistir a clase) y la instauración de otros no saludables
(p. ej., sedentarismo, dietas poco saludables, patrones de sueño irre-
gulares o mayor uso de pantallas) pueden derivar en problemas físi-
cos, además de ganancia de peso (Brazendale et al., 2017). En España,
las clases presenciales fueron sustituidas por diferentes alternativas
online. Sin embargo, se estima que el 10% de los escolares no puede
seguirlas y que una de cada cinco familias españolas no dispone de
ordenador (Instuto Nacional de Estadística [INE, 2019]), por lo que el
teléfono móvil (presente en el 98.5% de los hogares) se está barajando
como una alternativa. Este intento por mantener la rutina escolar es
sólo un ejemplo de las desigualdades sociales y la vulnerabilidad a la
que están expuestos los niños y adolescentes en este momento.
La cuarentena y otras condiciones que acompañan a una pande-
mia pueden ser fuentes de estrés para niños y adolescentes. El grado
de impacto dependerá de varios factores, entre ellos la edad del niño.
Los niños menores de 2 años son capaces de extrañar a sus cuidado-
res habituales (p. ej., los abuelos), incluso de inquietarse y molestarse
por la nueva situación. Los niños en etapa escolar o mayores pueden
mostrarse preocupados por la situación, su propia seguridad y la de
sus cuidadores, además de por el futuro (p. ej., “¿cuándo volveremos
al colegio?”) (Barlett et al., 2020). Por ello es posible que pregunten
sobre lo que ocurre y por qué no es posible salir de casa. Ante una
situación de estrés como puede ser la cuarentena pueden reaccionar
de forma intensa o diferente a como lo harían normalmente (p. ej.,
tristeza, enfado, miedo, etc.). La ansiedad en niños y adolescentes
puede manifestarse con conductas desafiantes (p. ej., discutiendo o
negándose o obedecer). Es posible que la preocupación de los padres
o cuidadores afecte a su capacidad para reconocer y dar respuesta a
las señales de ansiedad de los niños. De acuerdo con el estudio de
Sprang y Silman (2013), los niños que han vivido una cuarentena du-
rante enfermedades pandémicas son más propensos al trastorno de
estrés agudo y de adaptación y al dolor (y el 30% cumplía criterios
de trastorno de estrés postraumático) respecto a los que no habían
estado expuestos.
Tras la cuarentena, si se mantienen rutinas y hábitos saludables
y se proporcionan los apoyos necesarios por parte de los cuidado-
res, es esperable que la mayoría de niños y adolescentes recuperen
su funcionamiento normal (Barlett et al., 2020), si bien es posible que
una minoría pueda necesitar tratamiento psicológico tras el confina-
miento, especialmente quienes ya presentaban problemas psicoló-
gicos (p. ej., traumas previos, ansiedad o depresión), trastornos del
desarrollo o aquéllos con cuidadores con inestabilidad económica o
psicopatología previa. Los niños separados de sus cuidadores durante
la pandemia (bien por la infección u hospitalización del niño o de sus
cuidadores) o que han sufrido la pérdida de un ser querido serán más
propensos a presentar problemas psicológicos, miedo a la infección
y ansiedad de separación, por lo que posiblemente necesitarán aten-
ción psicológica especializada (Liu et al., 2020).
¿Cuál es el Pronóstico sobre el Nivel de Afectación Inmediata
y Futura?
Es la primera vez que se produce en España una situación como la
cuarentena impuesta para el control del COVID-19. Por ello se carece
de estudios con muestras españolas que aporten datos sobre cómo
puede afectar a niños y adolescentes esta situación. Aunque algunos
trabajos internacionales han descrito las consecuencias en población
infanto-juvenil de situaciones de aislamiento, pocos estudios ofrecen
respuestas concluyentes en cuanto a la afectación psicológica de ni-
ños y adolescentes derivada de una pandemia mundial.
La
National Child Traumatic Stress Network
, red americana dedi-
cada a mejorar el acceso a la atención y tratamiento de niños y ado-
lescentes expuestos a eventos traumáticos, informa que la respuesta
psicológica al COVID-19 dependerá de la edad del niño. En la etapa
preescolar, el miedo a estar solo, el miedo a la oscuridad o las pesadi-
llas, las conductas regresivas, los cambios en el apetito y un aumento
de rabietas, quejas o conductas de apego son las reacciones más es-
perables. Los niños de 6 a 12 años, en la etapa escolar, podrían mani-
festar irritabilidad, pesadillas, problemas de sueño o del apetito, sín-
tomas físicos como dolores de cabeza o dolores de barriga, problemas
de conducta o apego excesivo, así como pérdida de interés por sus
compañeros y competencia por la atención de los padres en casa. En
adolescentes de 13 a 18 años puede ser habitual encontrar síntomas
físicos, problemas de sueño o de apetito, aislamiento de compañe-
ros y seres queridos, pero también un aumento o disminución de su
energía, apatía y desatención a los comportamientos de promoción
de la salud. Cuando los problemas descritos requieran intervención
durante la cuarentena, los profesionales deben seguir las recomen-
daciones específicas para la intervención telepsicológica (de la Torre
y Pardo, 2018).
Con el objetivo de conocer los efectos de la cuarentena a medio
o largo plazo se han llevado a cabo estudios sobre la prevalencia del
estrés agudo o estrés postraumático en niños y adolescentes (p. ej.,
Sprang y Silman, 2013). Dichos trabajos informan del porcentaje de
niños que se ven afectados por dicho trastorno, pero no se informa
de otros posibles problemas que el niño puede manifestar una vez
termine el confinamiento y que posiblemente afecten a un porcen-
taje mayor de menores. Es de esperar que los niños que tienen cierta
predisposición a manifestar determinados problemas, o que en el pa-
sado han presentado síntomas psicopatológicos específicos, tengan
más riesgo de que dichos síntomas afloren después de la cuarentena.
Es el caso de los niños con un apego ansioso establecido con sus pa-
dres, que podrían manifestar reacciones de ansiedad por separación
debido a que durante el confinamiento las relaciones con figuras de
apego significativas resultan mucho más estrechas. Así, por ejemplo,
niños con este tipo de reacciones exacerbadas podrían rechazar ir al
colegio cuando se retomase la actividad escolar. De igual modo, niños
con rasgos caracteriales de introversión podrían intensificar sus re-
acciones de timidez al estar alejados de contextos sociales variados,
o el niño con tendencia a preocuparse podría manifestar reacciones
ansiosas y anticipaciones aprensivas de amenaza incluso tras la ter-
minación de la cuarentena. El miedo al contagio, incluyendo sínto-
mas cercanos al trastorno obsesivo-compulsivo, podría ponerse de
manifiesto en aquellos niños que han recibido información sobre el
COVID-19 excesiva o inadecuada a su edad.
¿Qué Criterios de Buenas Prácticas son Necesarios en la
Evaluación Psicológica Infantil?
La valoración del impacto de las variables relacionadas con la crisis
del COVID-19 en población infantil hace necesario tener en cuenta la
calidad de los procedimientos y técnicas de evaluación psicológica.
Una primera pregunta a la que debemos responder es cómo debe ser
la evaluación psicológica infanto-juvenil en comparación con la de
los adultos en esta situación. La evaluación psicológica infantil sigue
una secuencia de fases en el proceso de evaluación que es similar en
niños, adolescentes y adultos, si bien existen algunas particularida-
des para estas poblaciones: 1) está limitada por la condición jurídica
del menor, su nivel de dependencia y la autonomía, por lo que serán
los padres o responsables legales quienes autoricen y en la mayoría
de los casos los que decidan o propicien que el niño o adolescente
acuda a un profesional, por lo que hay que estar muy atentos a la
voluntariedad y motivación o no de acudir al psicólogo, cualquier
actuación del cual debe estar precedida por el consentimiento infor-
mado del menor o de sus responsables legales (consentimiento por
representación en niños menores de 12 años, de igual forma entre
los 12 y los 16 años, oyendo la opinión de los menores y de forma
recomendable solicitando consentimiento de los adolescentes, y con-
sentimiento informado autónomo del propio menor si tiene 16 años
y es capaz de comprender el alcance de la intervención (Bartolomé,
2015); 2) se caracteriza por una aproximación multimodal (enfoque
111
Las Buenas Prácticas en la Atención Psicológica Infanto-juvenil ante el COVID-19
multidimensional, multimétodo y multiinformante), dado que los
posibles problemas relacionados con el COVID-19 se manifiestan en
diferentes ambientes (hospitalario y en el hogar), ante diferentes per-
sonas (profesionales sanitarios y familiares) y en áreas diversas de
funcionamiento (personal, social, escolar, etc.); 3) se caracteriza por
una aproximación evolutiva y contextualizada; 4) tiene como nota
distintiva que el papel del evaluador es más activo y plural (Piqueras
y Carrasco, 2018).
Una segunda cuestión de interés es qué evaluar y para qué. Se pue-
de establecer una triple finalidad en la evaluación psicológica infantil
en la actual situación de crisis: 1) delimitar o identificar la presencia
de los posibles problemas, 2) identificar y evaluar los factores aso-
ciados que los originan o mantienen y 3) permitir la valoración de
los efectos de las intervenciones, tanto a lo largo de su proceso de
implementación como a la finalización de los mismos.
Una tercera cuestión es cómo debe llevarse a cabo la evaluación.
Toda evaluación se lleva a cabo mediante un proceso guiado por cri-
terios científicos y deontológicos. Por tanto, tres son los elementos
que deben conducir la evaluación: un proceso que articule sus pasos,
criterios científico-técnicos y criterios deontológicos.
Para finalizar, y aterrizando en la situación actual y la que presumi-
blemente vendrá cuando se levante la fase de confinamiento, conviene
responder a la doble pregunta de qué variables específicamente eva-
luar ante esta situación y qué técnicas permiten su evaluación de for-
ma científica. En la situación actual se recomienda para las primeras
fases de la evaluación el uso de instrumentos de amplio espectro junto
con alguna entrevista online de detección para posteriormente aplicar
instrumentos más específicos (autorregistros, cuestionarios, escalas de
puntuación). Además, es aconsejable combinar varias fuentes de infor-
mación, entre las que siempre estén las del propio menor (especialmen-
te para la información interiorizada) junto con información aportada
por los padres o madres (principalmente para la información exteriori-
zada). La administración de autoinformes debe hacerse solo con niños
de más de 8 años con adecuadas competencias de comprensión lecto-
ra. Se recomienda el uso de una historia clínica semiestructurada junto
con un instrumento multidimensional de amplio espectro, seguido de
instrumentos específicos (p. ej., autorregistros, módulos focalizados de
entrevista semiestructurada, observación, cuestionarios) que permitan
la delimitación del problema y la estimación del deterioro funcional.
Además de la sintomatología y su impacto en la funcionalidad del me-
nor, conviene obtener medidas de rasgos de personalidad, un listado
de acontecimientos vitales relevantes, medidas de afrontamiento y re-
siliencia, apoyo social, estilo educativo familiar y psicopatología de los
padres. Dado que la situación actual requiere la evaluación mediante
medios telemáticos, en Piqueras y Carrasco (2018) se recoge una selec-
ción de instrumentos validados psicométricamente para la evaluación
de los problemas emocionales y de conducta.
¿Qué Criterios de Buenas Prácticas son Necesarios en la
Atención Psicológica Infantil durante el Confinamiento y
después?
Podemos anticipar dos tipologías de demandas que pueden darse
durante y tras el confinamiento, donde se requiera de atención psi-
cológica:
a) Aquéllas que podemos considerar específicas por ser iden-
tificable la relación entre la conducta problema y uno o va-
rios estímulos relacionados con el contexto COVID-19. Nos
referimos a situaciones en las cuales la familia del niño haya
podido sufrir efectos directos del COVID-19 por encima del
promedio en lo que afecta a la salud, economía o impacto
social. Se incluyen aquí los casos de niños con alteraciones
afectados por un elevado estrés familiar, especialmente ni-
ños y adolescentes que hayan experimentado casos cercanos
de contagio y/o hospitalización o de duelo por el fallecimien-
to de personas allegadas.
b) Afectaciones de tipo inespecífico o multiproblemáticas, ante
las que no es posible identificar un único estímulo desenca-
denante, más que el conjunto de cambios contextuales de-
rivados de la pandemia y del confinamiento. Son demandas
que pueden estar relacionadas con una preocupación de in-
tensidad diversa y moderada sobre la salud, con el miedo al
contagio propio o de familiares, miedo o pesimismo respecto
al futuro, sensación de vulnerabilidad alta, malestar ante la
incertidumbre, etc.
Los mismos principios generales que rigen la intervención psico-
lógica en cuanto al ejercicio de la profesión (cumplimiento del có-
digo deontológico, actualización de la formación específica que ga-
rantice la cualificación del profesional y sometimiento de la misma a
los principios del rigor científico en la intervención psicológica) son
aplicables ante situaciones relacionadas con el COVID-19. Habría que
atender especialmente a que:
- El profesional esté entrenado en la atención psicológica a
población infanto-juvenil. Es preciso que conozca en profun-
didad la psicopatología evolutiva del niño y adolescente para
poder diferenciar las manifestaciones que se consideran pro-
pias de una etapa evolutiva de las problemáticas. Haber re-
cibido entrenamiento en habilidades terapéuticas infantiles
es fundamental para la intervención, ya que garantiza el uso
de estrategias eficaces para implicar al niño en la terapia y la
capacidad de adaptar las técnicas a la comprensión del niño.
- El profesional posea competencias para el trabajo con los pa-
dres, ya que su participación será imprescindible para conse-
guir en el niño los cambios esperados.
- Los protocolos de evaluación aplicados estén diseñados con
criterios científicos y adaptados a cada realidad sin renunciar
a su rigor.
- Todas las etapas del proceso terapéutico estén adaptadas al
nivel evolutivo del menor afectado. Así, la capacidad de com-
prensión sobre las implicaciones de la pandemia y sus efec-
tos son muy variables según la madurez cognitiva del niño.
- Se determinen los factores de génesis y mantenimiento del
problema para el que se demanda atención psicológica, pu-
diendo tratarse de conductas problema específicas (se iden-
tifica un estresor o más relacionado con el coronavirus) o
generales (el coronavirus mismo como estresor).
- Se administren evaluaciones rigurosas, basadas en protoco-
los estandarizados para cada edad y espectro psicopatológi-
co a evaluar.
- Se apliquen tratamientos específicos, protocolizados, basa-
dos en la evidencia científica cuando se ha detectado un tras-
torno clínico, problema emocional o respuesta problemática
que genera malestar psicológico en el niño o su entorno.
- Se aúnen esfuerzos en la elaboración de guías para padres y
cuidadores. Se ha producido un exceso de documentos con
pautas para padres que se difunden rápidamente a través
de redes sociales y programas de mensajería. Se desconoce
de dónde procede la información de muchas de esas guías,
puesto que es escasa la literatura científica sobre cómo afec-
ta la cuarentena a los niños, así como estudios previos en los
que se hayan aplicado intervenciones psicológicas durante
la cuarentena.
¿Qué Criterios de Buenas Prácticas Deben Atenderse en
Investigación?
En una revisión no exhaustiva hemos encontrado que durante las
tres primeras semanas de confinamiento en España se iniciaron a
través de redes sociales al menos once estudios relacionados con los
efectos psicológicos del COVID-19, tres de ellos centrados en pobla-
ción infanto-juvenil. Esta proliferación se debe a que los investigado-
res hemos observado un importante vacío de conocimiento por cubrir
ante esta urgencia sanitaria y se ha tratado de dar respuesta rápida. Es
un intento de ayudar por parte de todos. Pero la urgencia de estudios
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J. P. Espada et al. / Clínica y Salud (2020) 31(2) 109-113
no ha de ir reñida con el cumplimiento de los estándares científicos y
éticos de la investigación. Especialmente en lo que refiere a población
infanto-juvenil, y considerando este contexto, destacamos que:
- Los estudios han de contar en todos los casos con la aprobación
de un comité de ética que dé garantías sobre el cumplimiento
de todos los requisitos de la investigación con humanos.
- Han de cumplir lo establecido por la legislación de cada país
que afecte a la protección de datos y del menor. En el caso
de España, la Ley de protección de datos (Reglamento (UE)
2.019/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de
abril de 2016 (RGPD), la Ley Orgánica 3/2.018, de 5 de di-
ciembre, de protección de datos de carácter personal y ga-
rantía de los derechos digitales y por la Ley del menor, la Ley
41/2002, que regula el consentimiento por representación y
la mayoría de edad sanitaria, y la disposición final segunda
de la Ley 26/2015, reguladora de la autonomía del paciente
y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica.
- Deben respetar de forma particular las garantías de protec-
ción al menor evitando repetición de intervenciones innece-
sarias (evaluativas en este caso) que puedan generar malestar.
- Los investigadores han de sopesar los riesgos de incomodar
a los participantes con la necesidad de ello, la reiteración de
otros estudios y los potenciales beneficios a aportar.
En suma, consideramos que antes de emprender el viaje de interro-
gar a la población, con el riesgo de agotarla y de desgastar la imagen
como colectivo profesional, se ha de valorar si la investigación en mar-
cha va a aportar en realidad conocimiento nuevo y relevante. Es más
conveniente aunar esfuerzos y coordinar proyectos de investigación
multicéntricos que lanzarse de forma descoordinada a recabar datos de
utilidad incierta que puedan causar fatiga y perturbar a padres y niños.
¿Qué Acciones Preventivas y con qué Criterios se han de
Implementar?
El enfoque preventivo de la psicología puede aportar al menos tres
beneficios relevantes en este contexto: a) detectar tempranamente
casos de riesgo, b) paliar a tiempo los efectos de un contexto estresan-
te para niños y adolescentes y c) reducir los síntomas leves antes de
su agravamiento. En la etapa posconfinamiento es muy conveniente
detectar y prevenir problemas derivados del impacto en niños y ado-
lescentes. Recomendamos para ello optar por una combinación de
protocolos de seguimiento informado por los padres que no causen
reactividad en niños y adolescentes e intervenciones comunitarias
(escolares) de prevención primaria y secundaria, preferentemente
del tipo indicado en lugar de universal.
Consideramos los aspectos clave para un adecuado trabajo pre-
ventivo siguientes:
- La adecuada detección de casos de riesgo mediante instru-
mentos fiables de cribado.
- La integración de la evaluación en el contexto escolar, fami-
liar y clínico.
- La coordinación entre padres, profesionales de la psicología y
otros profesionales de la educación, la nutrición o el trabajo
social según aconsejan las guías internacionales sobre el
COVID-19 (Liu et al., 2020).
- La atención especial a población vulnerable, que incluye niños
y adolescentes con sintomatología previa o factores de riesgo.
- El seguimiento de niños que no hayan presentado hasta el
momento ninguna señal de afectación emocional que pue-
dan experimentar más adelante síntomas subclínicos de tipo
principalmente ansioso y del estado de ánimo.
Las buenas prácticas en prevención son aplicables para la actua-
ción ante situaciones derivadas del COVID-19 en niños y adolescentes,
destacando especialmente la necesidad de que los profesionales y las
entidades educativas y administrativas tengan presente que no todo
es prevención, aunque lo parezca. Los efectos iatrogénicos de algunas
intervenciones preventivas están muy documentados y suelen darse
cuando los programas no se dirigen a una población diana adecuada,
cuando los contenidos no están bien adaptados y en lugar de proporcio-
nar información útil generan miedo o curiosidad. También cuando las
intervenciones se basan exclusivamente en transmisión de información
(charlas) y no incluyen el entrenamiento en habilidades (tenemos el
ejemplo sencillo y potente del aprendizaje de lavado de manos).
A Modo de Conclusiones
Una vez examinado el escenario en el que nos encontramos desde
el punto de vista de la atención psicológica infanto-juvenil, y reflexio-
nado acerca de cómo consideramos que nuestra profesión debe res-
ponder, quisiéramos subrayar estos mensajes finales:
- El estado de alerta generado por el COVID-19 y todas sus
consecuencias suponen un conjunto de estresores nuevos y
diferentes a otros anteriores que puede provocar en la po-
blación infantil alteraciones psicológicas semejantes a otros
estresores conocidos.
- Los niños y adolescentes pueden tener mayor vulnerabilidad
si presentan características de estructura familiar, nivel edu-
cativo, origen étnico, situación o condición física y/o mental
que les haga requerir de un esfuerzo adicional para incorpo-
rarse al desarrollo y a la convivencia.
- Su adaptación y afrontamiento de esta situación está media-
da en gran parte por el papel de los padres y de otros agentes
sociales relevantes (maestros, familiares, etc.)
- En este contexto será necesaria la detección de situaciones de
riesgo derivadas de la pandemia y el confinamiento, aplicar
programas de prevención indicada cuando concurran facto-
res de riesgo y articular y evaluar protocolos de atención ante
cuadros clínicos derivados del COVID-19 que hemos denomi-
nado aquí multi-problema o inespecíficos.
- La psicología infantil tiene herramientas basadas en la evi-
dencia que permiten la evaluación y tratamiento tanto de
forma presencial como telemática de los problemas psicoló-
gicos generados por el COVID-19.
- Es importante recordar el cumplimiento de las garantías téc-
nicas y deontológicas especiales (de la Torre y Pardo, 2018)
que implica la evaluación y tratamiento psicológico a través
de Internet en el contexto clínico infantil.
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initial stage of the 2019 Coronavirus disease (COVID-19) epidemic
among the general population in China.
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... Según Espada et al. (2020) la National Child Traumatic Stress Network, una red estadounidense, considera que la respuesta psicológica a la covid-19 dependerá de la edad del niño. Las reacciones más esperables en la etapa preescolar son el miedo a estar solo, el miedo a la oscuridad o las pesadillas, las conductas regresivas, los cambios en el apetito y un aumento de rabietas, quejas o conductas de apego. ...
... Según Espada et al. (2020), algunas de las afectaciones asociadas al confinamiento en los niños de seis a doce años son irritabilidad, pesadillas, problemas de sueño o del apetito, síntomas físicos, como dolores de cabeza o de estómago, problemas de conducta o apego excesivo, así como pérdida de interés por los compañeros y competencia por la atención de los padres en casa (Espada et al., 2020). ...
... Según Espada et al. (2020), algunas de las afectaciones asociadas al confinamiento en los niños de seis a doce años son irritabilidad, pesadillas, problemas de sueño o del apetito, síntomas físicos, como dolores de cabeza o de estómago, problemas de conducta o apego excesivo, así como pérdida de interés por los compañeros y competencia por la atención de los padres en casa (Espada et al., 2020). ...
Chapter
Este volumen ofrece estudios alrededor de las emociones, sentimientos y afectaciones psicológicas a consecuencia de la contingencia sanitaria. Reúne aportaciones de la psicología y la filosofía, cuyo común denominador es la comprensión del fenómeno y la btención de lecciones útiles para el futuro. En principio, presenta los retos enfrentados en relación con la salud mental pública, las fuentes de estrés y las estrategias de afrontamiento, así como las formas de atención a distancia. Describe las contribuciones centradas en la salud mental de niñas y niños, los obstáculos en procesos educativos y las causas de malestar psicológico. Además, muestra un paisaje completo sobre el consumo de sustancias psicoactivas y un retrato del fenómeno del suicidio examinando definiciones, modelos explicativos, así como factores de riesgo y protección. Finalmente, ofrece una comprensión filosófica del tiempo en que alguien llega a saber que morirá y explica la forma en que la filosofía estoica de la Antigüedad daba respuesta al problema del mal. Analiza el miedo colectivo a partir de una concepción del sufrimiento desde las poblaciones y un análisis filosófico de las expresiones de solidaridad en tiempos de la emergencia sanitaria.
... Al inicio de la pandemia no se vislumbraban los impactos sociales y económicos que se desencadenarían, sin embargo; Espada et al. (2020), describe cómo los brotes de enfermedades infecciosas han amenazado a la humanidad y han propiciado importantes Identificación de factores que facilitan el proceso de enseñanza aprendizaje durante la contingencia del Autónoma de Baja California Luis Alfredo Ávila López, Carolina Zayas Márquez, Jorge Alfonso Galván león y Oscar Galván Mendoza cambios en la historia. Hace un siglo tuvo lugar una de las pandemias más mortíferas de la historia moderna, el brote de influenza de 1918 conocida como "gripe española", que dejó un saldo de más de 50 millones de personas fallecidas en todo el mundo. ...
... En esta ocasión, tras la cuarentena decretada por el gobierno de China en enero de 2020, muchos países han implantado esta medida para frenar la propagación del COVID-19. En España, la vida normal de 10.3 millones de escolares y universitarios quedó interrumpida con la publicación del estado de alarma por crisis sanitaria (Espada et al., 2020) Por otra parte, se observó de forma generalizada, planes de rescate en distintos países, algunos enfocados a los subsidios, otros los programas sociales, reestructuras en el cobro de los impuestos, etc; como medida de contención y con el objetivo de apoyar a la población. ...
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This paper carries out an analysis of the factors that affect the teaching-learning process in a contingent context. The main objective is to identify the main elements that facilitated the teaching-learning process in two UABC faculties in the virtual field during the contingency caused by the Sars-Cov-2 virus. This is a qualitative cross-sectional study with a descriptive scope, where a questionnaire was implemented as a data collection instrument, in which 271 subjects participated. Among the main results, most of the participants registered reduced obstacles in disadvantageous conditions to carry out their academic work, in addition to presenting an inclination towards absorbing disciplinary content through short sessions. Additionally, it was observed that students show a marked preference for the use of institutional platforms to maintain contact.
... Según (Espada, Orgilés, Piqueras, & Morales, 2020) La evaluación de adultos no dista mucho de la evaluación infanto-juvenil. Sin embargo, presenta características propias a considerar, como: la limitación de la condición jurídica del menor, dependencia y autonomía, consentimiento informado tanto del menor como del representante legal, finalmente se tiene que definir: qué y para qué evaluar. ...
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La presente revisión teórica hace énfasis en las técnicas de evaluación psicológica en la infancia y la adolescencia, en particular en el proceso de evaluación descriptivo- predictivo y en el proceso de evaluación interventivo-valorativo. Procesos estrechamente relacionados que conjuntamente con la entrevista psicológica como método de evaluación, permiten el abordaje de las distintas problemáticas infanto-juveniles en esta etapa de transición que define la vida adulta y por ende la formación de la personalidad.
... Estas reacciones psicológicas provocan cambios en el estado de ánimo que se manifiestan en tristeza, depresión, falta de interacción, y comunicación social con su grupo de pares y maestros, efectos o repercusiones negativas en el desarrollo infantil, no solo en el área cognitiva sino también afectiva y social (Espada et al., 2020). Se observa, además, miedo a la separación de la figura de apego, dificultad recurrente para asistir o permanecer en la escuela, baja autoestima, alteraciones del sueño y la alimentación, baja concentración de la atención, angustia y disminución del rendimiento académico (Argandoña et al., 2020). ...
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En la actualidad, constituye una tarea prioritaria de los sistemas e instituciones educativas atender con inmediatez y sistematicidad el comportamiento, los síntomas y/o trastornos de los estudiantes afectados por la pandemia de Covid-19. Por ello, se desarrolló un proceso investigativo con el objetivo general de elaborar y validar una estrategia psicopedagógica para su atención. La investigación desarrollada se sustentó metodológicamente en los fundamentos conceptuales del enfoque mixto, favoreciendo la ejecución de una adecuada recolección, análisis y vinculación de datos cuantitativos y cualitativos. El diagnóstico del proceso de atención a los estudiantes afectados reveló que un número considerable de ellos se desconcentra con facilidad y, a su vez, muestra lentitud al realizar las actividades en el proceso de enseñanza-aprendizaje, unido a una escasa participación en las actividades. Esta estrategia psicopedagógica se propone orientar la actividad de los docentes en la aplicación de acciones para brindar atención psicopedagógica a estos estudiantes, en correspondencia con sus gustos e intereses, a partir de una concepción sistémica según la estructura psicológica de la actividad. Su implementación y validación reveló, en términos generales, una transformación positiva desde los puntos de vista cuantitativos y cualitativos, asociada con modificaciones estables desde lo emocional, en el comportamiento y en el rendimiento académico.
... En la pandemia causada por COVID-19, para reducir el riesgo de propagación del virus, se tomaron medidas preventivas, donde la principal fue el aislamiento social obligatorio (6)(7)(8). Esto expuso a niños, niñas y adolescentes a varios factores de riesgo como el estrés, la violencia doméstica de pareja y el maltrato infantil (9). ...
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Introducción: Las investigaciones en salud mental de la población pediátrica en Colombia son escasas, aun cuando se han reportado impactos importantes relacionados con el COVID-19. El presente estudio tuvo como objetivo describir y comparar las alteraciones en la salud mental en la población pediátrica diagnosticada con COVID-19 y sin este diagnóstico, en Caldas, Colombia. Materiales y métodos: El estudio se desarrolló en niños y niñas que fueron diagnosticados con COVID-19 desde marzo del año 2020 hasta marzo del año 2021. Para esto se aplicó el Reporting Questionnaire for Children (RQC) por medio de entrevistas telefónicas, de las cuales 89 fueron incluidas en la investigación. Resultados: En la muestra total se encontró que el síntoma más frecuente fue asustarse o ponerse nervioso sin razón (35 %), seguido de los problemas del lenguaje (30 %) y los problemas de sueño (29 %). Discusión: Aunque la mayoría de estudios afirma que la salud mental pediátrica se vio afectada durante la pandemia, pocas veces se relaciona con las implicaciones directas de la infección. El presente estudio señala que los niños diagnosticados con COVID-19 tuvieron mayores dificultades en su salud mental. Conclusiones: Tanto las medidas para evitar la propagación del COVID-19 como la enfermedad sistémica que causa el virus, afectaron negativamente la salud mental de la población pediátrica estudiada.
... El estado de alerta que ha generado y sus efectos, se han constituido como un conjunto de estresores nuevos y diferentes que pueden ocasionar alteraciones psicológicas en grupos especialmente vulnerables como lo constituyen, los niños y adolescentes. (1) Esta vulnerabilidad psicológica, está dada fundamentalmente por el constante desarrollo de las estructuras y funciones del sistema nervioso, que es uno de los que aún se encuentran en desarrollo en esas etapas, la inmadurez psicológica propia de la edad y las características de personalidad en estructuración. Se deben tener en cuenta, además, los antecedentes familiares y personales de trastornos psíquicos, unidos a experiencias de estrés, maltrato, así como pérdida de uno de los progenitores. ...
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La pandemia de COVID-19 ha impuesto medidas de distanciamiento social que han generado un impacto significativo en las comunidades. Presentando desafíos para el bienestar individual y colectivo; incluyendo la salud mental, la cohesión social y la economía global. Este artículo de revisión bibliográfica analiza las investigaciones sobre el impacto del aislamiento en las comunidades durante la pandemia de COVID-19. El enfoque utilizado es cualitativo y retrospectivo permitiendo profundizar la narrativa de los artículos consultados, facilitando la compresión del tema planteado para el levantamiento de información, se empleó la técnica de revisión bibliográfica en bases de datos indexados y buscadores científicos. Entre los resultados, se evidencia el aumento de los factores de riesgos asociados a la salud mental como depresión, ansiedad y alcoholismo, se agravó la crisis económica mundial bajando la productividad en diferentes grupos, además se describen las estrategias de afrontamiento desarrolladas por los diferentes gobiernos para sobrellevar esta problemática, como la creación de subsidios, políticas de protección, el uso de tecnologías de la información y comunicación para mantener el contacto social, logrando reducir la tasa de morbimortalidad durante la pandemia.
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Introducción: Durante el confinamiento secundario a la pandemia por COVID-19, se han presentado alteraciones en la salud mental en niños y adolescentes. Objetivo General: Determinar la prevalencia de síntomas depresivos en niños y adolescentes de un Hospital de Tlaxcala durante la pandemia COVID-19. Métodos: Se realizó un estudio transversal descriptivo en el Hospital General de Subzona con Medicina Familiar No. 8 en Tlaxcala, seleccionando de forma probabilística sistemática niños y adolescentes derechohabientes entre los 8 y 18 años de edad, de tercero de primaria a tercero de preparatoria, a quienes se les aplicó el inventario de Beck, tomando como variables: edad, sexo, grado escolar, tipología familiar, tiempo de confinamiento y la presencia de síntomas depresivos. Los resultados se analizaron con frecuencias, porcentajes, media y desviación estándar. Resultados: Participaron 134 estudiantes, 14.2 % niños y 85.8 % adolescentes, 53.7 % mujeres y 46.3 % hombres con 13.4 ± 3.1 años de edad. El 44 % no presentó datos de depresión, un 56 % presentó síntomas depresivos, 29.1 % con depresión leve, 22.4 % depresión moderada y 4.5 % depresión severa. Presentando depresión 28.4 % de los adolescentes (leve), 17.2 % de las féminas, 14.9 % con tipología de familia nuclear con hermanos y 29.1 % de los estudiantes de preparatoria. Conclusión: Conforme los resultados arrojados por la escala de Beck, 3 de cada 10 niños/adolescentes presentan depresión leve y 2 de cada 10 depresión moderada. La depresión se presentó con mayor frecuencia en adolescentes de preparatoria, en el sexo femenino y en familias nucleares con hermanos.
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Introducción: una buena salud mental es primordial en el desarrollo del individuo, tener un manejo apropiado de las capacidades, habilidades y herramientas personales les permite adaptarse a las necesidades del mundo actual; son muchos los factores asociados a salud mental post COVID-19; después del confinamiento se dieron situaciones de perturbación psicosocial en la población estudiantil de educación superior. Objetivo: determinar los factores asociados a la salud mental pos confinamiento por COVID-19 en estudiantes universitarios en Barranquilla, Colombia. Método: estudio cuantitativo correlacional, la muestra fueron 212 estudiantes de enfermería, utilizando la calculadora de Epi Info. Resultados: el 50% de la población tiene entre 20 y 24 años, solteros, de estrato socioeconómico bajo-bajo, pertenecientes al régimen de salud subsidiado, se encontró una relación significativa entre la edad y la ansiedad, entre el género y las ideas suicidas, las variables psicosociales y familiares de interés explican de manera significativa la ocurrencia de ideas suicidas en la población estudiada. Conclusiones: existen diversos factores que influyen en la salud mental pos confinamiento por COVID-19, por ello, urge la necesidad de potenciar la resiliencia, el crecimiento personal, las relaciones intrafamiliares y particularmente a los grupos vulnerables que permitan minimizar el impacto psicosocial en la población.
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Background: The 2019 coronavirus disease (COVID-19) epidemic is a public health emergency of international concern and poses a challenge to psychological resilience. Research data are needed to develop evidence-driven strategies to reduce adverse psychological impacts and psychiatric symptoms during the epidemic. The aim of this study was to survey the general public in China to better understand their levels of psychological impact, anxiety, depression, and stress during the initial stage of the COVID-19 outbreak. The data will be used for future reference. Methods: From 31 January to 2 February 2020, we conducted an online survey using snowball sampling techniques. The online survey collected information on demographic data, physical symptoms in the past 14 days, contact history with COVID-19, knowledge and concerns about COVID-19, precautionary measures against COVID-19, and additional information required with respect to COVID-19. Psychological impact was assessed by the Impact of Event Scale-Revised (IES-R), and mental health status was assessed by the Depression, Anxiety and Stress Scale (DASS-21). Results: This study included 1210 respondents from 194 cities in China. In total, 53.8% of respondents rated the psychological impact of the outbreak as moderate or severe; 16.5% reported moderate to severe depressive symptoms; 28.8% reported moderate to severe anxiety symptoms; and 8.1% reported moderate to severe stress levels. Most respondents spent 20–24 h per day at home (84.7%); were worried about their family members contracting COVID-19 (75.2%); and were satisfied with the amount of health information available (75.1%). Female gender, student status, specific physical symptoms (e.g., myalgia, dizziness, coryza), and poor self-rated health status were significantly associated with a greater psychological impact of the outbreak and higher levels of stress, anxiety, and depression (p < 0.05). Specific up-to-date and accurate health information (e.g., treatment, local outbreak situation) and particular precautionary measures (e.g., hand hygiene, wearing a mask) were associated with a lower psychological impact of the outbreak and lower levels of stress, anxiety, and depression (p < 0.05). Conclusions: During the initial phase of the COVID-19 outbreak in China, more than half of the respondents rated the psychological impact as moderate-to-severe, and about one-third reported moderate-to-severe anxiety. Our findings identify factors associated with a lower level of psychological impact and better mental health status that can be used to formulate psychological interventions to improve the mental health of vulnerable groups during the COVID-19 epidemic.
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Background Although the scientific community has acknowledged modest improvements can be made to weight status and obesogenic behaviors (i.e., physical activity, sedentary/screen time, diet, and sleep) during the school year, studies suggests improvements are erased as elementary-age children are released to summer vacation. Emerging evidence shows children return to school after summer vacation displaying accelerated weight gain compared to the weight gained occurring during the school year. Understanding how summer days differ from when children are in school is, therefore, essential. DiscussionThere is limited evidence on the etiology of accelerated weight gain during summer, with few studies comparing obesogenic behaviors on the same children during school and summer. For many children, summer days may be analogous to weekend days throughout the school year. Weekend days are often limited in consistent and formal structure, and thus differ from school days where segmented, pre-planned, restrictive, and compulsory components exist that shape obesogenic behaviors. The authors hypothesize that obesogenic behaviors are beneficially regulated when children are exposed to a structured day (i.e., school weekday) compared to what commonly occurs during summer. This is referred to as the ‘Structured Days Hypothesis’ (SDH). To illustrate how the SDH operates, this study examines empirical data that compares weekend day (less-structured) versus weekday (structured) obesogenic behaviors in U.S. elementary school-aged children. From 190 studies, 155 (~80%) demonstrate elementary-aged children’s obesogenic behaviors are more unfavorable during weekend days compared to weekdays. Conclusion In light of the SDH, consistent evidence demonstrates the structured environment of weekdays may help to protect children by regulating obesogenic behaviors, most likely through compulsory physical activity opportunities, restricting caloric intake, reducing screen time occasions, and regulating sleep schedules. Summer is emerging as the critical period where childhood obesity prevention efforts need to be focused. The SDH can help researchers understand the drivers of obesogenic behaviors during summer and lead to innovative intervention development.
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Objectives: This study investigated the psychosocial responses of children and their parents to pandemic disasters, specifically measuring traumatic stress responses in children and parents with varying disease-containment experiences. Methods: A mixed-method approach using survey, focus groups, and interviews produced data from 398 parents. Adult respondents completed the University of California at Los Angeles Posttraumatic Stress Disorder Reaction Index (PTSD-RI) Parent Version and the PTSD Check List Civilian Version (PCL-C). Results: Disease-containment measures such as quarantine and isolation can be traumatizing to a significant portion of children and parents. Criteria for PTSD was met in 30% of isolated or quarantined children based on parental reports, and 25% of quarantined or isolated parents (based on self-reports). Conclusions: These findings indicate that pandemic disasters and subsequent disease-containment responses may create a condition that families and children find traumatic. Because pandemic disasters are unique and do not include congregate sites for prolonged support and recovery, they require specific response strategies to ensure the behavioral health needs of children and families. Pandemic planning must address these needs and disease-containment measures.
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The December, 2019 coronavirus disease outbreak has seen many countries ask people who have potentially come into contact with the infection to isolate themselves at home or in a dedicated quarantine facility. Decisions on how to apply quarantine should be based on the best available evidence. We did a Review of the psychological impact of quarantine using three electronic databases. Of 3166 papers found, 24 are included in this Review. Most reviewed studies reported negative psychological effects including post-traumatic stress symptoms, confusion, and anger. Stressors included longer quarantine duration, infection fears, frustration, boredom, inadequate supplies, inadequate information, financial loss, and stigma. Some researchers have suggested long-lasting effects. In situations where quarantine is deemed necessary, officials should quarantine individuals for no longer than required, provide clear rationale for quarantine and information about protocols, and ensure sufficient supplies are provided. Appeals to altruism by reminding the public about the benefits of quarantine to wider society can be favourable.
Resources for supporting children's emotional well-being during the COVID-19 pandemic
  • J D Barlett
  • J Griffin
  • D Thomson
Barlett, J. D., Griffin, J. y Thomson, D. (2020). Resources for supporting children's emotional well-being during the COVID-19 pandemic. https://www.childtrends.org/publications/resources-for-supportingchildrens-emotional-well-being-during-the-covid-19-pandemic
Los derechos de la personalidad del menor de edad
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Bartolomé, A. (2015) Los derechos de la personalidad del menor de edad. Editorial Aranzadi, S.A.
Guía para la intervención telepsicológica
  • M De La Torre
  • R Pardo
De la Torre, M. y Pardo, R. (2018). Guía para la intervención telepsicológica. Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.