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3.
Nuevos espacios para la redefinición
de la profesión periodística
José Luis Rojas Torrijos
Concha Pérez Curiel
En la era de la multiplicidad de plataformas digitales, la vi-
ralidad y la desinformación, el periodismo está siendo puesto
cada vez más en entredicho por unas audiencias cada vez más
fragmentadas y que tienden en una importante proporción a
consumir la información a través de otras vías no periodísticas,
como whatsapp, foros y chats online o las redes sociales, a mu-
chos de cuyos contenidos suelen dar credibilidad.
Esto, además de propiciar confusión entre lo que es perio-
dismo y lo que no entre la opinión pública, está forjando una
serie de espacios informativos que están siendo ocupados por
ciudadanos o por profesionales ajenos al periodismo con la
consiguiente tendencia al amateurismo en determinadas co-
berturas. Plataformas de ‘periodismo ciudadano’ o blogs y
webs especializadas llegan a donde no llegan casi nunca los
medios periodísticos y están copando importantes nichos in-
formativos.
Por otra parte, están surgiendo nuevos perles ajustados a
nuevas tareas en los medios, como la programación, el diseño o
el periodismo de datos, de las que no siempre se están ocupando
periodistas, porque no se han formado para ello, sino informáti-
cos, diseñadores, ingenieros o matemáticos, que están entrando
en las redacciones. La academia y la propia empresa periodística
deberían revisar también los planes educativos y formativos de
la profesión. En este capítulo se analizan cuáles son esos nuevos
espacios en los que resulta necesario y pertinente redenir roles
dentro de la profesión periodística.
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Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
1. Introducción: la eclosión de un nuevo pseudoperiodismo
digital, amateur y ciudadano
La proliferación de las nuevas plataformas y de nuevos espa-
cios comunicativos en la era digital ha traído consigo una modi-
cación radical tanto de los procesos de producir y distribuir las
noticias como de los hábitos y vías para consumirlas. En un es-
cenario digital en continua evolución se han forjado, o más bien
se están forjando, nuevas relaciones entre emisores y receptores,
nuevas formas de comunicar y nuevos modelos informativos,
tanto dentro como fuera del periodismo. La naturaleza iguali-
taria de internet ha supuesto la pérdida de la exclusividad para
emitir noticias que antaño tenían los mass media (Breiner, 2011).
La omnipresencia de internet ha sido especialmente disrupti-
va para los medios tradicionales. Ha sido una auténtica revolu-
ción tecnológica que «ha signicado el nal de un periodismo
tal y como se ha vivido hasta ahora», un periodismo que ha de
actualizar cada día su relación con la audiencia (Fogel y Patiño:
2007: 15). De hecho, han abandonado la idea de masa con el
objetivo de acercarse más al usuario y de conocerlo de una for-
ma cada vez más pormenorizada a través de las métricas de na-
vegación que proporcionan las nuevas tecnologías. Como señala
Jarvis (2014: 24), son cada vez más las empresas periodísticas
que «tratan de reunir a la gente en torno a un interés o una idea
para servir y aportar valor a las comunidades y a sus miembros».
La necesidad de los medios periodísticos de llegar más y me-
jor a su audiencia tiene que ver directamente con la situación
de crecimiento imparable de la cantidad de información exis-
tente en la red, propiciada a su vez por la multiplicación de
plataformas que producen y alojan todo tipo de contenido. En
una situación que ha sido calicada por muchos autores como
«infoxicación» o «infopolución» (Marta-Lazo, 2018), los me-
dios periodísticos tienen ante sí el doble reto de, por un lado,
desarrollar instrumentos que faciliten la localización de infor-
mación relevante para la ciudadanía y, por otro, diferenciarse de
otros productores de contenidos aportando valor añadido a sus
informaciones a partir de la experiencia y especialización de sus
profesionales (Cornella: 2003: 94).
La profesionalización se apunta así como la principal receta
de los medios periodísticos para abrirse paso en un entramado
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Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
comunicativo digital con tantas voces y tan diversas. Por ello,
sus esfuerzos han de encaminarse, en primera instancia, a captar
la atención de una ciudadanía que, si bien tiene cada vez un
acceso más fácil a multitud de fuentes informativas, tiene serias
dicultades para asimilar y decodicar los mensajes por falta de
tiempo. De esta forma, el periodismo ha de hacer frente a lo que
Simon (1971) acuñó como «economía de la atención», esto es, a
cómo la atención humana se ha convertido en un bien escaso y
fragmentario ante la (sobre)abundancia de información.
Además, los medios periodísticos se afanan por adaptarse a la
nueva sociedad red, cuya principal novedad radica en el papel
activo adquirido por las audiencias, quienes ya no se confor-
man con consumir los contenidos a los que acceden, sino que
además aspiran a que se les lea y se les escuche. Como arma
Ramonet, se ha producido un cambio de paradigma; la infor-
mación ya no circula en un solo sentido, sino que la «lógica
vertical» que durante décadas guió la relación entre medios de
comunicación y receptores ahora «es cada vez más horizontal o
circular» (Ramonet, 2011: 7).
Así, la llegada de las plataformas digitales y las redes sociales
ha alterado radicalmente la forma de consumir la información,
así como la relación entre periodistas y público, entre protago-
nistas y usuarios, y entre fuentes y medios de comunicación.
En un nuevo paisaje postindustrial (Anderson et al., 2013)
donde el contenido ya no es un recurso escaso y donde se han
diversicado los canales de distribución, la audiencia controla
y dicta dónde, cómo y cuándo accede a la información. Por
tanto, la toma de decisiones de los usuarios ha pasado a ser
determinante para los medios y para el resto de plataformas
de contenidos. Incluso las fuentes han tomado la iniciativa a
la hora de comunicarse directamente con sus seguidores desde
sus propios medios y ya son capaces de mostrar al público, sin
pasar por ningún tipo de ltro periodístico, cuál es su visión
del mundo.
Todo este nuevo escenario dominado por la aplicación de las
nuevas tecnologías a los sistemas de comunicación digital ha
traído consigo «líneas de fractura en el paradigma de la agenda
setting» (López García, 2006) o, lo que es lo mismo, el n de
la exclusividad del control de la producción informativa que
ejercía antaño un reducido número de medios de comunicación
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Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
para decidir, a partir de unos criterios profesionales de selección
y jerarquización, qué era noticia.
Boczkowski y Mitchelstein (2013) hablan de «brecha infor-
mativa» en el ámbito digital como la distancia que existe entre
el tipo de noticias que ofrecen los medios online y la demanda
o preferencia de los lectores. Es decir, los modos en que perio-
distas y público consumen noticias y si el tipo de noticias que
conciben y consumen unos y otros son dispares. Esto lleva a
replantear cuestiones asociadas a la agenda setting, como cuá-
les son las historias que realmente despiertan más interés en el
público o si coinciden los criterios de relevancia de la audiencia
con los de los medios periodísticos.
Como constata Slauter (2019: 12), la denición de noticia
es ahora más complicada, en parte porque cada vez resulta más
difusa la delimitación tradicional entre los acontecimientos que
ocurren en el mundo, las fuentes de información sobre esos
acontecimientos y las informaciones que se producen a partir de
esas fuentes. La multiplicidad de voces, que ya son a la vez emi-
sores y receptores, ha dado pie a un «gatekeeping digital» (Bro
y Wallberg, 2014), un replanteamiento de las tareas que antes
eran propias y únicas del periodismo y que ahora se comparten
con otros actores que producen contenidos.
«Las noticias ahora son producidas por una variedad amplia de
agentes que podrían denominarse a sí mismos como periodísticos
o no, pero que en cualquier caso satisfacen el hambre informativa
de las personas», aseveran Peters y Broersma (2017: 10). Estos au-
tores abogan por repensar cómo el periodismo ha de adaptarse al
nuevo ecosistema mediático, descifrando cuáles son las verdade-
ras necesidades informativas de los usuarios, con el n de seguir
manteniendo su función social básica y su relevancia pública.
En su obra We e Media, Gillmor (2004) ya avanzó el paso
de un modelo tradicional del periodismo de masas a otro perio-
dismo caracterizado por la participación creciente de la ciuda-
danía y de la conversación social. Ya se había acuñado el nombre
de «periodismo ciudadano» o citizen journalism (Willis y Bow-
man, 2003), un fenómeno que también pasaría a denominarse
«periodismo participativo» o «periodismo colaborativo». Esto
también ha hecho que otros autores preeran hablar de me-
dios o plataformas ciudadanas, tengan en ellas periodismo o no
(Baker y Blaagard, 2016).
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Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
El cambio sustancial, por tanto, reside en que la audiencia
quiere participar con el contenido, procurándose competencias
que hasta hace poco estaban exclusivamente en manos de profe-
sionales. Y esto «desvanece cada vez más la separación entre los
profesionales de la información y sus usuarios» (Meso, 2013).
Esta participación creciente de las audiencias ha dado pie tam-
bién a la posibilidad de que aparezcan en los medios «conteni-
dos generados por el usuario» o user generated content (UGC),
una forma híbrida de periodismo en la que los ciudadanos son
fuentes de unos contenidos que luego son tamizados editorial-
mente por profesionales de los medios.
Esta coexistencia entre periodismo profesional e incursiones
amateur con presencia en los medios de comunicación ha abier-
to un debate sobre la calidad y la credibilidad de esos contenidos
ciudadanos, los cuales, según diversos estudios, inuyen mucho
menos en la agenda temática, son más inconstantes y están me-
nos sustentados en fuentes solventes que los que elaboran los
medios periodísticos (García de Torres, 2010). Cabe, por todo
ello, discernir entre periodismo y otras formas de producción
de contenidos no elaborados periodísticamente, aunque estos
últimos puedan tener apariencia periodística; cabe diferenciar
entre periodismo, que es profesional, y ese otro ‘periodismo ciu-
dadano’ (Real et al., 2007), o más bien pseudoperiodismo.
2. Redes sociales como paradigma, fragmentación de audiencias
y nuevas formas de noticias en la Red. Prosumers e inuencers
El cambio de paradigma en los procesos de producción, dis-
tribución y recepción de la información en la Sociedad Red ha
hecho que surjan nuevas relaciones entre medios, audiencias y
productores, caracterizadas fundamentalmente por la interac-
tividad y la colaboración (García-Avilés, 2015: 97). De esta
forma, los usuarios son prosumidores y pueden prescindir de
los intermediarios (periodistas) para localizar, jerarquizar y (re)
difundir las noticias, y, además de todo ello, participar en la
conversación virtual.
El más claro exponente de esa nueva forma de interconexión
y de comunicación directa, bidireccional y en tiempo real entre
personas lo constituyen las redes sociales. Estas han protago-
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Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
nizado «la verdadera revolución en el ámbito del periodismo
digital» porque son las que han certicado «la defunción de los
periodistas como actores únicos en el proceso de elaborar y dis-
tribuir noticias» (Pérez-Soler, 2018: 9).
Facebook, Twitter, Youtube, LinkedIn y —cada vez más—
Instagram, son plataformas donde los usuarios pasan cada vez
más tiempo; donde pueden publicar cuando quieran sus opi-
niones o subir fotos o vídeos personales desde su smartphone;
donde crean sus propios repertorios de noticias en timelines a
partir de la elección entre cuentas de medios, periodistas y otros
productores de contenidos como blogueros, marcas o institu-
ciones; y donde, además, «dependen las unas de las otras y en
función de eso se utilizan» (Peters y Broersma, 2017: 10).
Los medios periodísticos dependen en gran medida de las
redes sociales porque estas les proporcionan mucho tráco a
sus páginas al encontrarse ahí millones de personas. Según Sta-
tista,1 en abril de 2019, Facebook, la red social más popular
en el mundo, cuenta con 2.320 millones de usuarios. A esta le
siguen, por este orden, Youtube (1.900), WhastApp (1.600),
Messenger (1.300), WeChat (1.098) e Instagram (1.000). Se-
gún esta estadística, Twitter, pese a ser una plataforma priorita-
ria para los medios de comunicación, queda muy lejos con 330
millones de usuarios.
De esta forma, la cantidad de audiencia potencial que pasa su
tiempo en las redes sociales hace que los medios periodísticos
orienten una gran parte de su estrategia de publicación a estas
plataformas. Igualmente, el hecho de que el periodismo mire
tanto a lo que ocurre en redes sociales ha hecho incluso que me-
dios de referencia que son considerados de calidad recurran a es-
tas como una fuente de información cada vez más habitual, por-
que es fácil, es rápido y es barato (Von Nordheim et al., 2018).
Se teje así una relación entre medios de comunicación perio-
dísticos y redes sociales que ha sido denida por varios autores
como frenemy, esto es, que se basa en una colaboración mientras
al mismo tiempo se fragua una competencia entre unos y otras.
Hasta tal punto es así que Pérez Soler (2018: 10) considera que
1 https://www.statista.com/statistics/272014/global-social-networks-
ranked-by-number-of-users/
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Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
«los medios corren el riesgo de convertirse en marcas blancas de
las redes sociales», teniendo en cuenta que cada vez más ciuda-
danos acceden por esta vía a las noticias.
Las redes sociales, al igual que ocurre con los motores de bús-
queda, muy especialmente Google, son en cierto modo varian-
tes del gatekeeping digital porque a través de ellas las distintas
plataformas de contenido, periodístico o no, vuelcan sus esfuer-
zos en ofrecerle al usuario lo que necesita para estar informado
y entretenido, a la vez que determinan aquello de lo que quieren
que se hable en la nueva esfera pública digital. Son los llamados
trending topics, que emergen así como una nueva pauta de re-
ferencia informativa para muchos usuarios y medios en medio
de un escenario informativo cada vez más amplio, disperso y
fragmentado.
Por tanto, es en las redes sociales donde se hace más evidente
el hecho de que los periodistas comparten un espacio de pro-
ducción y distribución de contenidos con el resto de usuarios,
quienes incluso pueden llegar a convertirse en inuencers o lí-
deres de opinión, en algunos casos incluso superando en resul-
tados y número de seguidores (followers) a muchos medios y
periodistas de siempre. Esta notoriedad que llegan a alcanzar
desde sus cuentas personales en redes estos prosumidores ajenos
a la profesión periodística hace que la batalla que libran los me-
dios por captar la atención en el nuevo paisaje digital sea aún
más complicada.
No obstante, las redes sociales, entendidas como un sistema
global no solo de información sino también de opinión y en-
tretenimiento, tienden a ser cada vez más unas plataformas de
contenidos audiovisuales e interactivos, donde la mediación es
interpersonal y grupal, normalmente menos profesionalizada y,
como consecuencia de ello, con menos posibilidades de incre-
mentar su responsabilidad y su calidad (Campos-Freire, 2008).
Seguramente, en ese camino hacia la diferenciación que han
emprendido muchos medios periodísticos, su gran ventaja com-
petitiva resida precisamente en apostar más por la información
que por el puro entretenimiento, y más por la práctica de una
exigencia de calidad que marque una estrategia editorial que sea
seria, rigurosa y de futuro.
Por otra parte, las redes sociales tienen un efecto multipli-
cador de la ya de por sí sobreabundante información que cir-
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Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
cula por internet. Esta saturación también hace pensar en la
necesidad de contar con «expertos con capacidad y talento para
gestionar la ingente cantidad de datos; con profesionales que
sepan buscar, seleccionar los hechos y contar lo que importa»
(García-Avilés, 2015: 97).
A eso responde la curaduría de contenidos, una nueva disci-
plina que, a caballo entre el reporterismo, el documentalismo y
la gestión de redes sociales, se basa en recoger información de
una variedad de fuentes y sistematizarla desde criterios de noti-
ciabilidad y a partir de un enfoque profesional, agregando valor
a la información a través de la explicación de los antecedentes
o de la relación con otras noticias, temáticas o protagonistas
(Rojas-Torrijos y González-Alba, 2018).
De nuevo, la proliferación de sitios y canales digitales ha pro-
piciado la revalorización de tareas y perles profesionales, que
se encuentran en las redacciones periodísticas antes que en otro
tipo de plataformas y que sirven para separar el grano de la paja
y guiar a la opinión pública.
3. ¿Intrusismo? Nichos temáticos en las plataformas digitales
no periodísticas
Las tecnologías han cambiado la forma de hacer periodismo y
la convergencia de medios es un hecho consumado. Los cambios
se han producido en todos los niveles del proceso de producción
informativa: se multiplican los medios de comunicación (más
cantidad, menos calidad); se valora la información instantánea
más que la profundidad o el análisis; las redacciones
se unican
para aprovechar recursos y domina el perl del periodista mul-
tiusos; el sta mediático es testigo de l a transformación de los
modelos de nanciación y las audiencias —no solo dejan de ser
eles a
su medio, sino que se convierten en usuarios de infor-
mación, lo que les permite intervenir y comentar el producto
informativo, e incluso, producirlo, distribuirlo o compartirlo.
Aparecen nuevos conceptos (periodismo digital, periodismo
ciudadano,
prosumer, cibermedio) relacionados, o consecuen-
cia, de internet. Nunca hubo tantos medios de comunicación
como en la actualidad y, paradójicamente, nunca hubo tantos
periodistas… en paro (Calvo-Gutiérrez, 2015).
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Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
Tal y como recoge la APM, en el Informe Anual de la Profesión
Periodística (2018), el deterioro de la labor periodística se ha
agudizado con la crisis económica, que está siendo especialmen-
te dura con el sector de la comunicación. El intrusismo laboral,
la baja remuneración, el desempleo, la precariedad laboral, la
falta de prestigio y la falta de independencia son algunos de los
problemas a los que se enfrenta la profesión.
En paralelo, la incursión de las redes sociales y de los nuevos
formatos de comunicación digital han puesto en cuestión el pa-
pel de los medios tradicionales y de la profesión del periodista.
Se están transformando los modos de acceso y consumo de in-
formación. Aparecen fórmulas alternativas más ágiles, personali-
zadas y gratuitas. Y esta gratuidad, fomentada inicialmente desde
los propios medios al volcar sus contenidos en la red, ha supues-
to en muchas ocasiones una banalización de la información, al
convertirla en más ligera y supercial. De esta forma, se resienten
la calidad y la credibilidad del conjunto (Farias, 2011).
A su vez, el periodismo participativo que promueve la Web
Social, implica una mezcla e intercambio permanente del
trabajo de profesionales y acionados en Periodismo (Singer,
2011; López, 2012) que reaviva el debate sobre el ejercicio
profesional del periodista en un sentido amplio. El periodismo
ha perdido el control y la exclusividad de los contenidos y se ha
visto obligado a abrir sus puertas a la producción colaborativa
y a las audiencias activas (Palomo, 2013). La selección de los
contenidos, la abilidad, el contraste de las fuentes, la búsqueda
de antecedentes, factores de calidad informativa, han dado paso
a la desinformación, las fake news y el desprestigio de la rma
del periodista especializado.
La confusión entre lo que es periodismo y lo que en realidad
no lo es existe en la opinión pública. Esto es debido no solo a
la emergencia de nuevas plataformas y canales digitales donde
se vierten contenidos de todo tipo, sino sobre todo a que se
están creando y consolidando en las redes una serie de espacios
informativos que están siendo ocupados por ciudadanos o por
profesionales ajenos al periodismo con la consiguiente tenden-
cia al amateurismo en determinadas coberturas.
Un contexto idóneo para que el intrusismo se postule como
estrategia de una nueva ola de personajes que pululan por la
red y ejercen de periodistas, generando una información sen-
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Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
sacionalista y fuera de la ética y la responsabilidad social. El
periodismo amateur se impone de la mano de presentadores
de televisión de éxito, locutores de radio, articulistas en la red,
que en la mayoría de los casos no cuentan con formación en
comunicación y favorecen la desaparición de la profesión de
periodista. Son los nuevos inuencers (Castelló, Del Pino y Tur,
2016), líderes de opinión con capacidad para introducir noti-
cias, rumores, publicidad, programas de todo tipo, en las redes y
erigirse como bloggers sin ninguna formación académica previa,
técnica y mucho menos ética (Fernández-Areal, 2010).
Bloggers, youtubers o instagrammers, a quienes siguen canti-
dades desorbitadas de followers, asedian las redes y marcan una
línea cada vez más difusa entre la información, la opinión y
la publicidad. Nombres del mundo de la moda y el estilismo
como Huda Kattam, Chiara Ferragni y otros ‘Made in Spain’,
como Dulceida, son imagen de marca y de consumo. En otros
ámbitos como la economía encontramos a expertos como En-
rique Dans o Xavier Sala-Martí, que cuentan en Twitter con
cientos de miles de seguidores. Estos inuencers dominan tam-
bién en el mundo de la maternidad (Laura/Malasmadres), de
la alimentación sana (las hermanas ‘FitHappySisters’) o de los
viajes (Kate McCulley).
En deporte han proliferado webs y blogs, no siempre gestio-
nados por periodistas, que han creado en torno a ellos impor-
tantes comunidades de usuarios ligados a unos mismos intere-
ses, en campos especícos como el rugby, el running o incluso
el baloncesto no profesional. Estos espacios han desempeñado
un papel clave en la forja de una nueva opinión pública y so-
bre todo se han convertido en foros de participación ciudadana
como comunicadores amateurs (Treymane, 2007). Son referen-
tes, Bill Simmons, creador de e Ringer, Adrian Wojnarowski
(Woj), máximo experto mundial en NBA, Julio Maldonado
(Maldini), especializado en análisis de fútbol internacional, y
Míster Chip, experto en estadísticas deportivas, con casi tres
millones de followers en Twitter.
La periodista británica y crítica de moda, Suzy Mankes, dedi-
ca a los inuencers su artículo ‘El Circo de la Moda’, publicado
en e New York Times (2013), que denuncia la actitud de los
bloggers y estrellas seguidoras del streetstyle que se visten como
«pavorreales» durante la Fashion Week, para llamar la atención
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Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
de los fotógrafos y hacerse virales en la red, exportando una idea
frívola y equivocada de la moda y alejada de conceptos como la
investigación, la especialización o la calidad de los contenidos
(Pérez-Curiel y Naranjo, 2018).
En paralelo, asistimos a un proceso irreversible en el que los
medios de masas tradicionales parecen estar siendo sustituidos
por redes de inuencers individuales (Gillin, 2009). Se inicia
de esta forma una crisis en el ámbito periodístico, que hasta el
momento no ha sabido reaccionar a esta nueva tendencia en la
que millones de noticias se comparten y reproducen en la red.
En consecuencia, las noticias tienden a ser más llamativas y a
explicar menos detalles (ompson, 2017).
Urge la intervención de los profesionales del Periodismo. Los
medios no pueden volver la espalda a internet ni combatir la
lacra de pseudoperiodismo y de intrusismo, tan extendida en la
Red; quizás el secreto resida en la hibridación de modelos infor-
mativos adaptados, en la formación digital especializada y en la
producción de contenidos que respondan al interés ciudadano,
sin descartar el factor entretenimiento y la necesaria interacción
con los públicos.
4. Nuevos perles profesionales en las redacciones:
de la transversalidad a la especialización
La aparición de nuevos actores, tecnologías y plataformas ha
obligado a los medios a adaptar su funcionamiento y su organi-
zación del trabajo a los ritmos digitales y a los nuevos hábitos de
consumo informativo. Para dar respuesta al cambio de modelo de
producción y distribución de los contenidos, los medios periodís-
ticos han tenido que modernizar sus equipos profesionales crean-
do nuevas posiciones en las redacciones (Cfr. Ufarte-Ruiz, 2019).
Pero sobre todo la exigencia es para el profesional de la in-
formación, que necesita aprender nuevas habilidades digita-
les para mejorar su desempeño diario. De esta forma, Cobo
(2012: 16) señala como retos del periodista actual gestionar
la gran cantidad de información disponible, buscar fuentes de
información, generar contenido que sea de interés para el pú-
blico, vericar información o hacer un uso profesional de las
redes sociales.
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Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
Esta autora identica para ello una serie de habilidades nece-
sarias y básicas para todo periodista hoy: escribir para la web,
usar buscadores de la manera más eciente, conocer técnicas
más esenciales para posicionar y distribuir contenido en busca-
dores, introducirse en el mundo de la analítica web, entender las
redes sociales en diferentes fases del proceso periodístico, apren-
der a investigar y monitorizar fuentes online, así como vericar
(fact-checking) todo tipo de contenido noticioso.
Se trata, como explican Franco y Pellicer (2014: 44), de que
el reportero asuma, por un lado, roles inherentes a su puesto,
como investigar, contar bien las historias, vericar, manejar la
tecnología para ser multimedia e informar a las audiencias en
tiempo real y en diversos formatos; y, por otro lado, que adquie-
ra conocimientos técnicos que dan valor añadido a su trabajo,
como entender la analítica web, los principios básicos de código
HTML, manejar la reputación e identidad digital o saber pro-
mocionar contenidos en la Red.
Para las empresas periodísticas surge, por tanto, la necesidad
de crear nuevos perles, con nuevos conocimientos, principal-
mente tecnológicos. «Piden a los periodistas que, además de ser
periodistas, sean digitales», arma Flores Vivar (2017: 202),
quien considera una exigencia que los profesionales se reciclen
y no dejen de aprender el manejo de nuevas herramientas para
hacer mejor su trabajo en los nuevos entornos online y móviles.
Entre esos nuevos perles creados en el seno de empresas
periodísticas, Flores Vivar se reere a aquellos ya consolidados
desde hace años en áreas de medios en internet, tales como el
reportero móvil; el editor de datos, que ha dado lugar al perio-
dista de datos; el responsable de redes sociales; el arquitecto de
información (diseñador de la estructura de la web) o el periodis-
ta bloguero u opinador inuencer.
Igualmente, diferencia estos de otros puestos de más reciente
creación en la industria de los nuevos medios y que se caracte-
rizan por poseer más competencias multidisciplinares como el
periodista programador, el diseñador web, el analista web, el
experto en usabilidad o el gestor de negocios de medios digitales
(Flores-Vivar, 2017: 213).
Diversos estudios (Marqués et al., 2016; Gómez-Calderón et
al., 2017; Saavedra et al., 2018) se han ocupado de identicar
perles profesionales estratégicos surgidos en los últimos años,
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Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
relacionados con la creación y estrategia de contenidos. Así se
apunta a posiciones tanto periodísticas (editor de audiencias,
periodista visual (grácos e interactivos, y otras narrativas como
la realidad virtual y la realidad aumentada), editor de vídeos, re-
dactor de directos (liveblogging), curador de contenidos, editor
de bots y algoritmos, consultor externo…) como no periodísti-
cas (programador, experto en SEO, analista de tráco o de mé-
tricas web, cientíco de datos o matemáticos para el periodismo
de datos, ingenieros que trabajan codo con codo con redactores
para el desarrollo de software, creativos del mundo de la pu-
blicidad para el diseño, o marketinianos que se ocupan de la
gestión de redes sociales).
Como advierte Cerezo (2017), los perles en ocasiones se so-
lapan, suelen denominarse según el medio de maneras diferen-
tes y, además, son susceptibles de múltiples combinaciones, de
forma que un perl puede estar cubierto por personas con capa-
cidades distintas o una misma persona puede ocuparse de cubrir
varios perles de acuerdo a las necesidades de la redacción.
Lo que parece evidente es que se va abriendo paso un tipo de
perl profesional más polivalente. «El periodismo online nece-
sita periodistas versátiles y transversales con competencias mul-
tidisciplinares que interconecten con unos contenidos y una
tecnología más especializada», aseveran Franco y Pellicer (2014:
44), para quienes una cosa es adquirir nuevas habilidades y otra
muy distinta ejercer de «hombre-orquesta».
A este respecto, la APM en su Informe Anual de la Profesión
Periodística 2018 previene sobre una tendencia observada en
muchas empresas, que han visto en la transición a lo digital
«una oportunidad para reducir costes y sobrecargar de trabajo a
una cifra cada vez menor de periodistas». Es verdad que en mu-
chos medios los redactores han asumido funciones que antaño
eran propias de otros trabajadores y que esto es lo que les ha
llevado precisamente a ser periodistas multitarea.
También como consecuencia de esta depauperación en el nú-
mero de efectivos en las redacciones periodísticas ha aumentado
en la profesión el número de autónomos, profesionales que tra-
bajan por cuenta propia y que desempeñan su labor más como
colaboradores freelance que como parte de las plantillas, una
realidad que también tiene incidencia en la manera de informar
y en la responsabilidad social que se asume desde los medios.
80
Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
El colectivo de los periodistas teme, efectivamente, que esa
precariedad en los medios pueda traducirse en el renacimien-
to de un periodista multifunción por imposición en lugar de
reejarse en una polivalencia que, complementada con la espe-
cialización y el aprendizaje continuo de las nuevas habilidades
digitales, haga aún más imprescindibles a los verdaderos profe-
sionales de la información en los próximos años.
5. Universidad y empresa mediática, una alianza necesaria
para la profesionalización del periodismo
Dignicar la profesión periodística pasa por un contrato inde-
nido universidad/empresa. Una mirada al marco internacional
pone de maniesto que tanto universidades como centros de
investigación de prestigio fomentan el desarrollo de proyectos
vinculados a perles profesionales especializados para responder
a la demanda de un mercado, cada vez más moderno, transver-
sal y posicionado en las plataformas digitales.
Sin embargo, en el contexto español, la queja generalizada
del sector empresarial reside en el escaso conocimiento y nivel
de formación técnica de los alumnos que por primera vez se
incorporan, bien a través de la modalidad de Prácticas en Em-
presa o mediante los distintos formatos de contratación esta-
blecidos. Por su parte, los estudiantes, que constituyen el sector
directamente implicado, maniestan la disconformidad con las
características de los convenios de prácticas, que no reconocen
la retribución salarial de la actividad o las condiciones jurídi-
cas, económicas y laborales, tanto en su papel de becarios como
de trabajadores de la empresa. Una situación de confrontación
que no favorece la interacción y colaboración entre ambos polos
pero que requiere de acciones inmediatas.
Convertir la universidad en marca de alto standing es un ob-
jetivo prioritario para erradicar el intrusismo y desmontar la
manipulación de ofertas formativas de dudosa calidad, avaladas
por incesantes campañas publicitarias que copan los medios y
las redes. En esta línea, la meta es abogar por una universidad
viva, dinámica y actualizada, que cuente en sus planes de es-
tudio con asignaturas que, sin prescindir del rigor cientíco,
integren una aplicación práctica y útil de los contenidos, que
81
Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
redunde en la máxima cualicación del alumnado y en la mejor
respuesta a las necesidades de la empresa. Los periodistas en
activo señalan como el principal aspecto positivo de los estudios
de periodismo el referido a los conocimientos adquiridos y la
formación recibida, seguido por el contacto con los profesores,
la diversidad de materias y el manejo de las nuevas tecnologías.
En cuanto a los aspectos negativos, destacan la falta de prácticas
y un exceso de teoría, la falta de contacto con la realidad, la
escasez de medios técnicos y la masicación (Gómez, Roses y
Farias, 2011).
La entrada en vigor del Espacio Europeo de Educación Su-
perior (EEES) provocó un nuevo diseño de la estructura de los
títulos universitarios, y una conexión más efectiva con el mer-
cado laboral. En este sentido, los estudios de Comunicación,
ligados a los cambios tecnológicos, precisan de una permanente
y crítica actualización en sintonía con el nuevo panorama digi-
tal. La consolidación de un escenario en el que cada vez alcan-
zan más relevancia el conocimiento de macrodatos, el diseño
de algoritmos y el aprendizaje robótico, unidos a la producción
transmedia y una difusión multisoporte, exigen la revisión de
las competencias profesionales, combinando las clásicas destre-
zas creativas y productivas con otras pertenecientes a nuevos
ámbitos de especialización (Saavedra, Grijalba y Pedrero, 2018).
Los nuevos estudios de Periodismo recogen las exigencias de
formación que, según el Libro Blanco
sobre los títulos de grado
en comunicación, publicado por la ANECA, deben orientar
estas
titulaciones: capacidad analítico-crítica, buena prepara-
ción técnica y profesional, experimentación
derivada de la
práctica en laboratorios, aprender de la reexión sobre el
quehacer periodístico,
capacidad creativa, predisposición a
la innovación, y facilidad para adaptarse a los cambios y los
futuros entornos tecnológicos (Farias, 2011).
Resurge, si cabe con más fuerza, la gura del periodista espe-
cializado en perles múltiples: community
manager, copy, digi-
talizador, diseñador y editor de web, especialista en marketing
digital, experto
en accesibilidad, en analítica web, en metada-
tos, SEM y SEO, experto en usabilidad, gestor de contenidos,
guionista multimedia, montador/maquetador, realizador de
vídeo,
responsable de contenido y responsable de reputación
digital (Yuste y Cabrera, 2014).
82
Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
En esta línea las universidades deben desempeñar un papel
relevante, impulsando áreas especializadas que ayuden a los fu-
turos profesionales a conocer la
gestión de una empresa infor-
mativa, incrementando la puesta en marcha de proyectos em-
presariales, dentro del marco legal y económico español actual,
de
manera que se garantice una información plural e indepen-
diente, al tiempo que se incentiva la
incorporación de los egre-
sados al mundo laboral (Paniagua et al., 2014).
A este contexto se le suma el valor añadido y diferencial de
internet como vehículo de acceso a la información, el ocio y
el entretenimiento audiovisual, que está congurando las lógi-
cas tradicionales de creación, producción y distribución de las
empresas de comunicación
(Saavedra et al., 2018). En esta lí-
nea, la formación de los nuevos periodistas urge de contenidos
dirigidos a conocer las estrategias comunicativas en la red, los
procesos productivos y la difusión de noticias que atraigan la
atención de los usuarios sin perder el grado de contraste, abili-
dad y veracidad que caracteriza la labor periodística.
Los profesionales del periodismo, con una formación uni-
versitaria integral, son ahora los nuevos gatekeepers digitales y
la garantía de una información que responda al interés públi-
co, por delante de relatos, bulos y rumores, viralizados por los
inuencers de la red. Son posibles y necesarios la convergencia
de la cualicación tecnológica y el conocimiento de los he-
chos, de las fuentes y de los antecedentes para frenar el discur-
so de lo fake. Periodistas y redes se necesitan y la universidad
desempeña un rol clave en el posicionamiento y actividad de
los futuros profesionales en un espacio dominante de la co-
municación.
En paralelo, la universidad debe potenciar su papel motor
para el emprendimiento, la creación de empresa y el autoempleo
(Galán et al., 2017). Casero-Ripollés y Cullell-March (2013),
describen y denen el perl del emprendedor citando, entre
otros, a Audet
y Couderet (2012), Obschonda et al. (2010),
Rauch y Frese (2007), Pfeilstetter, (2011), Austin et al. (2006),
Defourny y Nyssens (2010), y proponen la incorporación del
emprendimiento
como competencia docente y formativa en el
ámbito de la Empresa Periodística con el apoyo en
metodolo-
gías y estrategias docentes para incentivar y motivar al alumna-
do hacia el autoempleo.
83
Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
Y en este campo es también clave una profesionalización del
periodismo. Las universidades juegan un papel clave en el
de-
sarrollo de actitudes de emprendimiento (Henry, Hill y Leitch,
2005). Hoy se espera que estas instituciones adopten un rol
activo, no solo como creadoras de capital social,
sino también
como impulsoras de la profesionalización y como vivero de em-
presas.
En este sentido, son muchas las universidades que han
adoptado el emprendimiento
y la innovación como ejes de su
acción (Politis, Winborg y Lindholm, 2010).
La crisis económica por la que atraviesa la empresa periodística
hace que difícilmente los recién
titulados en Periodismo puedan
acceder a un puesto de trabajo digno en los medios tradicionales.
Por
ello, una de las alternativas laborales sería buscar una sali-
da profesional a través del autoempleo.
No es una tarea sencilla
para los recién titulados enfrentarse a nuevos proyectos, pero sí
es cierto
que es una de las principales oportunidades que se están
detectando desde hace unos años (Sabés y
Verón, 2012).
El deterioro de las bases tradicionales de la industria periodís-
tica y la ausencia de
un nuevo modelo adaptado al entorno di-
gital plantea la necesidad de explorar nuevas
vías para el negocio
periodístico (Campos Freire, 2010). Una de ellas es el empren-
dimiento, que se alza como una nueva opción para fomentar el
trabajo y el autoempleo
en el ámbito del periodismo. Los resul-
tados de encuestas que revelan investigaciones previas (Casero y
Cullell, 2013) constatan que los estudiantes son poco proclives
a
emprender nuevos proyectos profesionales y avanzar hacia el
autoempleo. La puesta en marcha de proyectos personales y a
pequeña
escala por parte de los propios periodistas se congura
en el escenario actual como una
alternativa factible y real.
No obstante, para que pueda hacerse realidad resulta indis-
pensable introducir, y estimular, el emprendimiento en la for-
mación universitaria de los futuros periodistas. La profesionali-
zación, la innovación y la calidad informativa son factores que
deben denir a la formación universitaria y proyectarse en la
creación de nuevas empresas mediáticas. Además, constituyen
marcas de diferenciación con respecto a todo tipo de organis-
mos, entidades, asociaciones o grupos que pululan por la red
ejerciendo funciones que corresponden a los periodistas. En este
sentido, la proliferación de perles profesionales y de empresas
expertas en el uso de herramientas digitales, con conocimiento
84
Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
de las estrategias de comunicación y el marketing y eles a la
divulgación de información de calidad, supone una alternativa
al ruido y la invasión de todo tipo de mensajes en internet.
6. Periodistas de gabinete en empresas e instituciones:
entre el periodismo y la comunicación
Los conceptos de periodismo y periodista, así como la deli-
mitación de funciones y perles de los profesionales de la in-
formación vuelven a ser revisados. Este debate reaparece en la
actualidad con el telón de fondo de las herramientas tecnológi-
cas que, más allá de cuestiones puramente técnicas, provocan
la búsqueda de nuevos modelos de negocio, reorganización de
estructuras mediáticas, nuevas narrativas, así como cambios de
competencias y roles periodísticos (Salaverría y García, 2008;
Salaverría, 2012; Díaz, 2002; Meso et al., 2010; Biondi et al.,
2010; Soengas et al., 2014). Este contexto propicia la necesi-
dad de redenir determinados aspectos del ejercicio periodís-
tico ante el nuevo periodismo digital que transforma la gura
tradicional del informador en un periodista multimedia, con
rutinas nuevas en diferentes soportes, multitarea y con uso de
multilenguaje.
En este marco, periodistas y gestores de la comunicación
comparten un indudable espacio común: el desempeño de una
profesión cada vez más necesaria y estratégicamente clave para
las empresas, que está siendo afectada de forma muy directa
por la revolución digital (acceso masivo y gratuito a la informa-
ción, inmediatez, nuevos formatos y proliferación de canales) y
la crisis económica (disminución de recursos y menor número
de profesionales en los diferentes medios), que afectan a las fun-
ciones de ambos e inuyen en la naturaleza de su relación. Dos
perles profesionales, periodistas y dircoms, asisten a un mo-
mento de implosión digital que los convierte en socios impres-
cindibles para garantizar el futuro de la empresa informativa.
Las redes sociales convierten en virales miles de mensajes que
no están sujetos a criterios de abilidad, un comportamiento
ante el que sucumben periodistas y expertos en comunicación,
que lejos de evitar la intoxicación, transeren un modelo de
comunicación que si funciona en la red puede hacerlo en el
85
Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
marco de los medios y las instituciones. Se trata de un nuevo
paradigma que ha alterado las reglas de juego y que ha supuesto
un cambio drástico, tanto en lo que concierne a la organización
y funcionamiento de las redacciones, como al replanteamiento
del tradicional rol de «informador de fuente».
Este marco de incertidumbre y complejidad sobre la pro-
fesión justica el trabajo de investigación desarrollado por la
Asociación de Directivos de Comunicación (Dircom) y la Aso-
ciación de Empresas Consultoras de Comunicación (Adecec),
destinado a mejorar el conocimiento y entendimiento mutuo
entre ambos colectivos, así como a identicar las posibles vías
destinadas a fortalecer y armonizar la práctica de su relación
profesional (Dircom y Adecec, 2012).
El estudio se ha llevado a cabo partiendo de una primera fase
de investigación —cuantitativa y cualitativa— de la que se han
derivado algunas conclusiones que ponen de maniesto la nece-
sidad de superar dos estereotipos tradicionales. Del lado de los
periodistas, la crítica hacia la actitud del dircom, que impide
el acceso a la fuente directa, llegando incluso a condicionar y
manipular la información; del lado de los profesionales de la
comunicación, la percepción de que medios y periodistas privi-
legian la información recibida desde las grandes compañías, no
solo porque suelen ofrecer información relevante, sino porque
son grandes anunciantes.
Resurge entonces un debate abierto. Por un lado, los periodis-
tas acusan a los responsables de comunicación y de prensa institu-
cionales de actuar como muros, obstáculos y distorsionadores de
la realidad social. Se quejan de las dicultades por las que tienen
que pasar cuando se les solicita documentación, de las respuestas
a veces diplomáticas, a veces déspotas, de la desviación del interés
noticiable hacia otro discurso... en denitiva, el desempeño de un
rol al servicio de la institución para la que trabajan y alejado de la
responsabilidad social que dene al Periodismo.
Por su parte, los gabinetes de prensa consideran que los pe-
riodistas cada vez están más acomodados (redactores de mesa,
teléfono, correo e internet) y de una actitud de crítica y denun-
cia constante contra la gestión de la comunicación organiza-
cional y empresarial. Se crea entonces una relación de rutina
entre ambos sectores. La función por excelencia para el gabinete
debería ser aportar la información necesaria para que el perio-
86
Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
dista pueda ofrecer la noticia en orden a criterios de abilidad,
credibilidad, actualidad y veracidad.
Sin embargo, por encima de esta premisa, el objetivo prima-
rio es cuidar la imagen de la empresa y, aunque debe establecer
una comunicación uida con la sociedad a través de los medios
de comunicación, el gabinete sirve más de barrera que de esla-
bón... El riesgo más frecuente es el de la presión que ejerce sobre
los periodistas para acaparar espacio, obtener más columnas y
controlar el enfoque. En denitiva, hay dircoms que negocian
con la información, según las circunstancias, y periodistas en
condiciones laborales desfavorables que revierte en una actitud
conformista ante la información de los centros de poder.
A este escenario de confrontación, se suma otra diatriba, no
menos importante. Urge la revisión de los protocolos de acce-
so del dircom a la Función Pública. El cuestionamiento de la
transparencia del proceso y el nivel de formación exigido por las
instituciones ha sido un foco de debate periodístico y social (Es-
teve Ramírez y Losada Vázquez, 2003; Xifra, 2008). La primera
aproximación a una tipología de roles del profesional de Rela-
ciones Públicas (Druck y Hiebert, 1979) establece niveles de
desarrollo de la carrera de los profesionales miembros de la Pu-
blic Relations Society of America (PRSA). En esta clasicación,
los autores denen cuatro niveles según la antigüedad, la auto-
ridad o el salario. Se ha investigado también el rol gerencial de
los profesionales de RRPP y Comunicación Organizacional en
organismos de diferente tipo, tamaño y sector (Moss, Warnaby
y Newman, 2000; Moss y Green, 2002). Como norma gene-
ral, la selección de periodistas expertos para ocupar los puestos
de la Dirección de Comunicación y RRPP en las instituciones
políticas gubernamentales no se somete a concurso público ni a
criterios vinculados al perl profesional. En cualquier sector de
la empresa pública y privada, la gura del dircom se consolida
como estratega e inuencer de medios y ciudadanos, un factor
que se multiplica en los organismos vinculados a la Política.
La transversalidad de la profesión periodística no debería ser
motivo de división entre los propios periodistas, tanto si desa-
rrollan su actividad en los medios como si ejercen de dircom
para las instituciones públicas y privadas. El discurso de ambos
gremios debería centrarse en los valores de profesionalidad: for-
mación experta, selección de contenidos, contacto directo con
87
Nuevos espacios para la redenición...J.L. Rojas; C. Pérez
las fuentes expertas, vericación comprobada de los hechos, ca-
pacidad de divulgación e interacción y bidireccionalidad con los
usuarios/audiencias. Y es en el ámbito digital, sin menospreciar
los formatos tradicionales, donde podrán ejercer de veladores de
una comunicación y una información de calidad.
Empresa informativa y organismos públicos y privados exigen
hoy un perl profesional con alto conocimiento de las nuevas
tecnologías y especialista en redes sociales, periodismo de da-
tos o nuevas narrativas para todo tipo de soportes multimedia
(Sánchez-García, Campos-Domínguez y Berrocal, 2015), sin
dejar de lado una formación especializada que permita a los
periodistas ejercer de observadores críticos y gatekeepers ante la
avalancha de información basura, ante la presencia activa de
fuentes ávidas, ante el desamparo de usuarios expuestos y desin-
formados. Esta función revierte en el papel que desde las webs
institucionales y organizacionales desarrollan los dircoms y so-
bre su capacidad como inuencers activos. La red requiere del
compromiso y la profesionalidad de los expertos para atraer la
atención del usuario, informarle con criterio y generar conan-
za y transparencia en los procesos que afectan a los públicos. Y
en ese camino es clave que dircoms y periodistas avancen en la
misma dirección.
Qué duda cabe que la nueva Sociedad Red exige una redeni-
ción de lo que signica ser periodista y hacer periodismo hoy en
la era de la fragmentación de las audiencias y de la consiguiente
economía de la atención. Como señala Deuze (2005), las nue-
vas tecnologías han tenido un enorme impacto en los atributos,
la organización, la cultura y la práctica del ejercicio del perio-
dismo. Por ello aboga por la profesionalización, con más ética
y valores noticia que diferencien y prestigien al periodismo de
otros productores de contenido en las nuevas plataformas.
Quizá otra reexión importante que plantea la era de las pla-
taformas sociales es la nueva relación que el periodismo ha de
entablar con sus fuentes informativas. La realidad indica que
hay más canales de distribución que antes para colocar el conte-
nido y llegar a más público, de forma que esto exige al periodis-
mo la necesidad de reinventarse para contar las historias de una
manera diferente, no solo a cómo lo hacen otras plataformas
y canales digitales, sino también y sobre todo a cómo lo han
venido haciendo los medios hasta ahora y desde casi siempre.
88
Periodismo en tiempos de realiadad virtual Ruiz-Acosta; López-Hidalgo
Puede ser una gran oportunidad del periodismo para rein-
ventarse, rompiendo una relación de dependencia con unas
fuentes con una mayor capacidad para comunicar que antes y
diferenciándose de otros sitios que proveen contenidos que no
han pasado por ningún tamiz de vericación. Es la oportunidad
que tienen los medios para aportar valor añadido y desarrollar
una mayor dosis de reporterismo, de análisis y de técnicas de
investigación en la cobertura de la actualidad. Porque la calidad
es el mejor camino para granjearse y mantener una credibilidad,
que es el principal reto de la profesión.
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