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EVIDENCIA DE INTEGRACIÓN SENSORIAL EN TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA 41
ARTÍCULO ESPECIAL - REVISIÓN MEDICINA (Buenos Aires) 2020; Vol. 80 (Supl. II): 41-46
ISSN 1669-9106
EVIDENCIA CIENTÍFICA DE INTEGRACIÓN SENSORIAL COMO ABORDAJE DE TERAPIA
OCUPACIONAL EN AUTISMO
ALEJANDRA J. ABELENDA, EKAINE RODRÍGUEZ ARMENDARIZ
Uutchi Desarrollo Infantil, Vitoria-Gasteiz, España
Resumen Este artículo presenta brevemente los antecedentes teóricos y prácticos de Integración Sensorial
de Ayres (ASI, Ayres Sensory Integration) y su aplicación en el trastorno del espectro autista (TEA).
Se revisan críticas históricas sobre la evidencia de ASI como intervención terapéutica y se presenta evidencia
contemporánea. Según estándares establecidos por el Consejo para Niños Excepcionales (CEC, Council for
Exceptional Children), organismo internacional que desarrolla criterios para categorizar prácticas basadas en la
evidencia, ASI es una práctica basada en la evidencia.
Palabras clave: autismo, integración sensorial de Ayres, práctica basada en la evidencia
Abstract Scientic evidence of sensory integration as an approach to occupational therapy in autism.
This article briey presents the theoretical and practical background of Ayres Sensory Integration
(ASI) and its application in autism spectrum disorder (ASD). Historical criticisms on the evidence of ASI as a
therapeutic intervention are reviewed and contemporary evidence is presented. According to standards established
by the Council for Exceptional Children (CEC), an international organization that develops criteria for categorizing
evidence-based practices, ASI is an evidence-based practice.
Key words: autism, Ayres sensory integration, evidence-based practice
Dirección postal: Alejandra J. Abelenda, Tipi Espacio Interdisciplinar
de Atención a la Infancia, Paseo de la Cruz Roja 5, 01015, Vitoria
Gasteiz, España
e-mail: judith@uutchi.com
La Dra. A. Jean Ayres (1920-1988), terapeuta ocupa-
cional y neuropsicóloga estadounidense, dedicó su vida
a la investigación de la teoría y práctica de integración
sensorial (IS), hoy llamada Integración Sensorial de Ayres
(ASI, Ayres Sensory Integration), explorando la relación
entre cerebro y comportamiento1, 2. Este modelo concep-
tual de terapia ocupacional busca explicar la relación entre
décits en la interpretación de sensaciones del cuerpo y
el ambiente, y dicultades académicas y de aprendizaje
motor. Desde su primera publicación en el campo (1966)
hasta hoy Ayres y sus continuadores han publicado nume-
rosos artículos cientícos sobre el tema. Sus principios se
han utilizado para entender y tratar diferencias sensoriales
en personas con trastorno del espectro autista (TEA),
entre otras condiciones. En EE.UU. la terapia ocupacional
utilizando ASI como abordaje está entre los servicios más
demandados por los padres de niños con TEA3.
La teoría de ASI postula que el proceso neurológico
de organizar las sensaciones del cuerpo y del ambiente
posibilita el uso del cuerpo de manera adaptativa en el
ambiente. Cuando hay dicultades, se maniestan como
dificultades de participación en la vida diaria. Ayres
enfocó su teoría en los sentidos proximales vestibular,
propioceptivo, y táctil, investigando sus contribuciones a
la función y los patrones de disfunción relacionados. Los
dos grandes patrones de disfunción sensorial identicados
en las investigaciones son modulación y discriminación2.
El primero puede resultar en hiper o hiporreactividad
sensorial (vestibular, táctil, auditiva, visual), y el segundo
(vestibular, propioceptiva, táctil), en dispraxia. Ambos han
sido ampliamente documentados en personas con TEA4-6.
Reconocer la existencia de una disfunción en ASI re-
quiere evidencia de décits de procesamiento central de
las sensaciones táctil, propioceptiva y/o vestibular. Para
identicar o descartar su presencia se utiliza una triada
de herramientas: pruebas de desempeño estandarizadas
como el Test de Integración Sensorial y Praxis (SIPT,
Sensory Integration and Praxis Test), cuestionarios como
la Medida del Procesamiento Sensorial (SPM, Sensory
Processing Measure) y observaciones clínicas de fun-
ciones neuromotoras, que en conjunto exploran el rango
total de disfunción en IS2, 7, 8.
La intervención en ASI se caracteriza por abordar los
décits identicados en el proceso de evaluación en el
contexto del juego autodirigido que el terapeuta adapta
continuamente para proporcionar el reto justo. Favorece
la participación activa del niño en actividades físicas,
sociales y funcionales ricas en experiencias sensoriales,
e individualizadas8. Otras intervenciones que aplican sen-
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saciones de manera pasiva, tratan un solo canal sensorial,
en las cuales el terapeuta planea la sesión antes de la
llegada del niño son mejor descritas como intervenciones
de base sensorial, para las cuales no se ha encontrado
evidencia suciente9, 10, y no deben confundirse con ASI.
Los principios de intervención de esta última se apoyan
en la investigación publicada sobre neuroplasticidad, es
decir, en el potencial del sistema nervioso para cambiar
en respuesta a la participación activa y autodirigida11, 12.
Integración sensorial y autismo
Cuando la Dra. Ayres comenzó a estudiar el impacto de
la disfunción sensorial en TEA en los años setenta, se
lo consideraba un trastorno del desarrollo raro y poco
estudiado, con una incidencia menor al 1%6. Basándose
en sus observaciones y en las neurociencias de su épo-
ca Ayres identicó dicultades para modular y registrar
sensaciones, junto a limitaciones de motivación en las
personas con TEA6. Años antes de ser publicadas las
primeras investigaciones sobre diferencias estructurales
y funcionales en el cerebro autista6, sus agudas observa-
ciones clínicas y estudios de neurociencias le permitieron
identicar la base neurológica de ese trastorno. Ayres
identicó diferencias en las regiones emocionales del
cerebro (sistema límbico y otros12) y su impacto sobre
la disminución en el registro y la modulación. Otras
diferencias descritas por Ayres se relacionan con el
impacto de las características funcionales del sistema
de recompensa y del cerebelo en la motivación para la
acción en personas con TEA. Múltiples investigaciones
contemporáneas corroboran sus hipótesis, incluyendo
estudios recientes que dan apoyo a la especicidad de
la dispraxia en autismo5, 6, 13.
La evidencia existente sobre las diferencias senso-
riales y de praxis en TEA sugiere el uso de ASI para
promover una mejor participación ocupacional. El resto
de este artículo discutirá las dicultades históricas en la
evidencia de ASI, y presentará suciente evidencia actual
para demostrar su ecacia.
Antecedentes
A comienzos del siglo veintiuno existió gran interés
por investigar la ecacia de la intervención de terapia
ocupacional basada en IS; los resultados de diversos
metaanálisis arrojaron resultados poco concluyentes14.
Para entender la causa, en 2007 un grupo de líderes del
enfoque de IS analizó la delidad a los principios teóricos y
clínicos de IS de los estudios de ecacia publicados hasta
entonces. Fidelidad es el grado en que una intervención
es el a las bases teóricas y clínicas subyacentes, y es
crucial para garantizar que la intervención en estudio
pueda ser replicada y diferenciada de otras intervencio-
nes8, 14. Los estudios revisados no representaban con
delidad los principios desarrollados por Ayres. Muchos
analizaban, en realidad, la ecacia de intervenciones de
base sensorial. Otros no ofrecían una caracterización
fenotípica de los participantes, o eran aplicados a niños
sin décits identicados de IS. Finalmente, se encontró
una gran inconsistencia en las medidas de resultados
utilizadas por los diferentes estudios, lo que hizo difícil
sintetizar sistemáticamente sus resultados15. Esto llevó a
concluir que sin una medida de delidad para operativizar
la intervención, sin un manual que la guíe y sin medidas
de resultados consistentes ningún estudio, incluyendo
aquellos con grupos de control aleatorizados, resulta
válido, conable y replicable, y no es posible conocer el
impacto de su intervención. Tampoco es posible diferen-
ciar intervenciones de ASI de otras.
Para dar respuesta a estas limitaciones, en 2011 se
publicó la Medida de Fidelidad a ASI14, en subsiguientes
estudios se utilizó la Escala de Logros de Objetivos
(GAS, Goal Attainment Scaling)16 y en 2015 se publicó
un manual para guiar la intervención paso a paso8. Es-
tas tres iniciativas permitieron a la disciplina de terapia
ocupacional investigar sistemáticamente la ecacia de la
intervención en ASI.
Sistematización de la investigación
Medida de delidad de Ayres Sensory Integration
La Medida de Fidelidad de ASI describe elementos
estructurales y del proceso clave en la intervención
identicados por el Colectivo para la Investigación en In-
tegración Sensorial (SIRC, Sensory Integration Research
Collaborative) basándose en una extensa revisión de
la literatura y entrevistas con expertos. Los elementos
estructurales reejan características propias del enfoque
como el espacio físico, materiales o entrenamiento pro-
fesional, entre otros. Los elementos del proceso miden
la adherencia a 10 estrategias terapéuticas clave de ASI.
Cada uno de los elementos estructurales y del proceso,
son esenciales para la provisión de intervención en ASI
con delidad14 (Tabla 1).
Guía clínica para implementar ASI en niños con TEA
Este manual describe el enfoque de terapia ocupacional
basado en IS desarrollado por Ayres, y su aplicación a
niños con TEA con dicultades para integrar la información
sensorial. Describe la implementación clínica de ASI me-
diante la metodología de toma de decisiones basada en
datos. Guía a los profesionales a evaluar sistemáticamen-
te al niño y a crear intervenciones efectivas basadas en la
evaluación con resultados medibles8. Ha sido desarrollado
y utilizado en diversos ensayos aleatorios controlados3, 17.
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TABLA 1.– Medida de delidad de Ayres
Elementos estructurales
1. Titulación del terapeuta:
– Entrenamiento postprofesional en IS - certicación en Integración Sensorial (IS)/
Tests de Integración Sensorial y Praxis (SIPT)
– Supervisión
2. Componentes del informe de evaluación de terapia ocupacional:
– Información histórica
– Motivo de consulta
– Patrones de desempeño
– Procesamiento sensorial: modulación y discriminación
– Control postural ocular
– Habilidades viso-perceptivas y motoras nas
– Coordinación motora, habilidades motoras gruesas, y praxis
– Habilidades de organización
– Desempeño
– Interpretación resumida
3. Entorno físico:
– Espacio adecuado para realizar actividad física vigorosa
– Disposición exible de equipos y materiales para un cambio rápido del entorno de
intervención
– No menos de 3 ganchos para colgar equipos suspendidos, distancia mínima entre
ganchos de 2.5 a 3 pies
– Uno o más dispositivos de rotación unidos al soporte del techo para permitir 360º
de rotación
– Un espacio tranquilo
– Uno o más juegos de cuerdas elásticas para equipos suspendidos
– Colchonetas, cojines, almohadas
– Equipo ajustable al tamaño del niño
– Terapeuta que supervise el equipo accesible para un uso seguro
– Equipo no utilizado almacenado o colocado para que los niños no puedan caerse
o tropezarse
– Documentación de supervisión de rutina de seguridad de equipos
– Variedad de equipos disponibles
4. Comunicación con familia y escuela:
– El establecimiento de objetivos
– Educación a familias y maestros
Elementos del proceso
1. Garantizar la seguridad física
2. Presentar oportunidades sensoriales
3. Ayudar al niño a alcanzar y mantener un nivel de alerta apropiado
4. Desaar el control postural, ocular, oral, o bilateral
5. Desaar la praxis y la organización del comportamiento
6. Colaboración en la elección de actividades
7. Adaptar las actividades para presentar el desafío justo
8. Asegurar que las actividades sean exitosas
9. Apoyar la motivación intrínseca del niño para jugar
10. Establecer una alianza terapéutica
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Escala de Logros de Objetivos (GAS, Goal
Attainment Scaling)
GAS es una herramienta que utiliza la referencia por
criterio para la evaluación de objetivos funcionales indivi-
dualizados de tratamiento. Evalúa aspectos del progreso
terapéutico que son difíciles de evaluar utilizando medidas
estandarizadas. Es congruente con la losofía de la te-
rapia ocupacional centrada en la persona y proporciona
un medio para identicar resultados de la intervención
relevantes para las personas que anteriormente eran
difíciles de medir8-10,16.
Consiste en identicar un grupo de objetivos indivi-
dualizados y especicar para cada uno una puntuación
dentro de un rango posible de resultados en cinco niveles
de logro representados por puntuaciones de -2 a +2.
GAS permite medir el cambio durante y después del
tratamiento con ASI, tanto en aplicaciones clínicas como
de investigación8, 16.
Evidencia contemporánea
Neuroplasticidad
La neuroplasticidad o capacidad del sistema nervioso para
cambiar en respuesta a la información y las demandas
ambientales, es un postulado clave de ASI2. La neuro-
plasticidad reactiva aborda los cambios en respuesta a
estímulos biológicamente signicativos6.
Dos revisiones publicadas en 2010 y 201911, 12 exami-
nan las premisas teóricas de ASI. Destacan la importancia
de la riqueza del entorno físico, la participación activa y la
motivación intrínseca del niño, recogidos en los elementos
estructurales y del proceso de la Medida de Fidelidad para
promover la neuroplasticidad reactiva14.
Estas publicaciones11, 12 revisan estudios que apoyan
otros postulados teóricos de ASI. Uno, la información
sensorial de una modalidad puede producir actividad ce-
rebral en el córtex primario de otra modalidad sensorial,
sugiriendo que el procesamiento de las sensaciones con
diferentes características está vinculado. Es decir, como
armaba Ayres, una modalidad sensorial se puede utilizar
para inuir en el procesamiento de otra. Dos, la integración
de dos modalidades sensoriales no tiene lugar cuando las
tareas son muy sencillas, sugiriendo y apoyando que el
impacto multisensorial depende de la complejidad de la
tarea. En ASI, este principio se conoce como “presentar
el reto justo”. Finalmente, sugieren el papel destacado de
los mecanismos de retroalimentación sensorial en varias
etapas de la ejecución de tareas motoras. Ayres sostenía
la importancia de la integración sensoriomotora en la
planicación de respuestas adaptativas (interacciones
exitosas con el ambiente en respuesta a una demanda11).
Este principio es fundamental para comprender el impacto
de la IS en el sistema nervioso central y su relación con
el patrón de dispraxia.
Estudios recientes
Recientemente un grupo de investigadoras utilizó los
estándares establecidos por el Consejo para Niños
Excepcionales (CEC, Council for Exceptional Children)
para analizar la evidencia más reciente sobre la ecacia
de ASI15. El CEC es un organismo internacional que se
ocupa de desarrollar estándares con los cuales analizar de
manera rigurosa y estandarizada la calidad de evidencia
existente sobre modelos de intervención en educación
especial. Investigadores capacitados pueden utilizar
estos estándares para valorar la calidad de estudios de
intervención. El CEC utiliza ocho indicadores de calidad
que analizan aspectos como el contexto y el entorno, los
participantes, la persona que administra la intervención, la
descripción de la intervención, la delidad, la validez inter-
na, las medidas de resultados y el análisis de los datos18.
Se analizaron estudios publicados entre 2006 y 2017.
Diecinueve fueron cribados por rigurosos criterios de
exclusión, 16 fueron eliminados por no cumplir con los
indicadores de calidad establecidos por el CEC. Los tres
restantes fueron analizados siguiendo dichos estándares.
Uno de ellos3 alcanzó el 100% de los estándares de cali-
dad del CEC, y el otro17 alcanzó el 85%. Ambos estudios
lograron el tamaño de efecto requerido por el CEC. Estos
estudios juntos cumplen con el requerimiento del CEC de
contar con dos estudios metodológicamente rigurosos de
comparación de grupos con asignación aleatoria, resulta-
dos positivos y un total de más de 60 participantes para
una práctica basada en la evidencia. El tercer estudio19
alcanzó el 50% de los estándares. El análisis de estos es-
tudios permitió concluir que la intervención de ASI alcanza
los criterios para una práctica basada en la evidencia para
niños con autismo entre los 4 y 12 años (Tabla 2).
Estos estudios alcanzan, además, los criterios de-
mandados para prácticas basadas en la evidencia por
otros organismos, tal como los del Grupo de Trabajo
de Servicios Preventivos de EE.UU. (United States Pre-
ventive Services Task Force) y el Instituto de Desarrollo
Infantil Frank Porter Graham (Frank Porter Graham Child
Development Institute)15.
En el año 2018 fue publicado otro estudio20 de interven-
ción en ASI que también cumple con numerosos indicado-
res de calidad del CEC. Se trata de un estudio clínico con
grupo de control y asignación aleatoria en niños con TEA.
Este estudio muestra resultados positivos que impactan
en la participación en actividades de la vida diaria. Signi-
cativamente, utilizó entre las medidas de resultados una
de motivación por las ocupaciones, y encontró una mejora
signicativa en el grupo experimental, relevante teniendo
en cuenta las limitaciones en la motivación para la acción
en los niños con TEA6.
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TABLA 2.– Requerimientos para considerar una práctica como basada en la evidencia (*)
Consejo para Niños Excepcionales (Council for Exceptional Children - CEC)
Dos estudios con grupo de control aleatorios de alta calidad (experimental) o quasi experimental,
efectos positivos, mínimo de 60 participantes entre ambos
Schaaf et al, 2014
Tipo de estudio Efecto N
Experimental positivo 32
Pfeiffer et al, 2011
Tipo de estudio Efecto N
Experimental positivo 37
Evidencia adicional:
Kashemehr, Kayihan y Huri, 2018
Tipo de estudio Efecto N
Experimental positivo 31
Iwanaga et al, 2014
Tipo de estudio Efecto N
Quasi experimental positivo 20
O:
Cuatro estudios de asignación no aleatoria, efectos positivos, 120 participantes entre todos
O:
Cinco estudios de caso único con efectos positivos y un mínimo de 20 participantes en
total
(*) Fuente: Cook, B.G, et al. CEC´s standards for classifying the evidence base of practices in special
education. Remedial and Special Education 2015; 36: 220-34
Estos cuatro estudios utilizaron un abordaje manua-
lizado de la intervención y la Medida de Fidelidad para
garantizar que se trate realmente de una intervención
de ASI. Además de utilizar medidas estandarizadas de
resultados tres de ellos utilizaron GAS para asegurar que
los objetivos alcanzados sean signicativos y relevantes
en la vida de los niños y sus familias, y uno de ellos utilizó
una medida de desempeño ocupacional20 (Tabla 2).
En conclusión, este artículo ha descrito los orígenes de
la teoría de IS y los principios de intervención de ASI. Ha
identicado que los patrones de disfunción más frecuen-
temente descritos en la literatura, modulación y praxis,
son frecuentes en niños con TEA. Históricamente, los
estudios de ecacia de IS no contaban con una medida
de delidad a la cual adherirse, ni un manual que guiara
la intervención, ni una medida de resultados que fuera
signicativa para los participantes. En algunos casos,
los destinatarios de la intervención no tenían dicultades
probadas de IS. En los últimos años el campo de terapia
ocupacional ha desarrollado herramientas para subsanar
estas limitaciones. Desde entonces, se han producido es-
tudios que cumplen con los estándares para la evidencia
de organismos que establecen parámetros de alto nivel
de calidad. Podemos decir con solvencia que el uso de
ASI con personas con TEA es una intervención basada
en la evidencia.
Conicto de intereses: Ninguno para declarar
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