La emotividad que se crea al conocer un objeto distinto al propio es una estimulación
para continuar desplazándose, ese punto en el que se descubre y se constata las diferencias
llenas de tópicos, de apriorismos simplistas, o como lo señala Surralles (1998), de
teorías reduccionistas, que buscan explicar el goce, la sensibilidad y la percepción de experiencias
que se convierten en la esencia afectiva de un sitio etnobiológico que se descubre.
López Guevara traza en su obra La interpretación del patrimonio en pueblos mágicos:
trascendencia, claves, alcances y líneas prioritarias de acción, publicada por la Universidad
Intercultural del Estado de Puebla (2019), las líneas para comprender la conexión de
sentimientos que se vuelven simbólicos, y que dan a la interpretación del patrimonio los
elementos necesarios para cumplir su objetivo: generar una experiencia que motive a las
personas a valorar.