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De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la
sepsis o septicemia, se produce cuando la respuesta del cuer-
po a una infección, lesiona sus propios tejidos u órganos. La
sepsis puede aparecer por infecciones causadas por bacterias,
virus, hongos y parásitos. Las infecciones bacterianas son los
desencadenantes más comunes. El reconocimiento temprano
de la sepsis es crucial para tratar a los pacientes antes de que
exista un deterioro y su condición sea fatal.1
En 2015 las enfermedades infecciosas fueron la causa de
más del 50% de todas las muertes de recién nacidos y niños
menores de cinco años, especialmente en el sur de Asia y el
África subsahariana. De esas afecciones, las causas de muerte
más frecuentes fueron la neumonía (920 000 muertes al año),
la diarrea (526 000 muertes al año), la septicemia neonatal
(401 000 muertes al año) y el paludismo (306 000 muertes
al año). Puesto que en casi todos esos casos mortales había
signos o síntomas de septicemia o choque septicémico, la
aplicación de métodos más agresivos para combatir más
ecazmente la septicemia con herramientas sencillas podría
tener una profunda repercusión en los niveles mundiales de
mortalidad infantil. En los Estados Unidos de América, la in-
cidencia de septicemia infantil grave ha aumentado entre
1995 y 2005 de 0,56 a 0,89 casos por cada 1000 niños de
todos los grupos de edad. También en los Estados Unidos de
América, la incidencia global de septicemia neonatal entre
2005 y 2008 fue de 0,77 casos por 1000 nacidos vivos, con
una incidencia máxima entre los prematuros afroamericanos
(5,14 por 1000 nacidos vivos). Se calcula que en 2012 hubo
en el sur de Asia, el África subsahariana y América Latina
6,9 millones de casos de recién nacidos afectados por una
posible infección bacteriana de gravedad que requería trata-
miento, episodios que se saldaron con una mortalidad total
cercana al 10%: 670 000 fallecimientos. Las infecciones son
la tercera causa directa de mortalidad materna, responsables
de aproximadamente un 11% de los fallecimientos maternos
(más de 30 000 muertes al año).
La septicemia es además una de las causas contribuyentes a
otras muchas defunciones maternas que se producen cada año.
La carga de mortalidad materna directamente vinculada a una
infección es mayor en los países de ingresos bajos o medianos
(un 10,7%) que en los de ingresos altos (4,7%) y, de entre los
primeros, la carga más elevada recae en los países del sur de
Asia (13,7%) y el África subsahariana (10,3%). En África,
1. OPS. (26 de mayo de 2017). La Asamblea Mundial de la Salud adoptó
decisiones sobre el Reglamento Sanitario Internacional y la sepsis. Consulta-
do en: https://goo.gl/7uPa1m
BOLETíN CONAMED - OPS Volúmen 3 Número 17, 2018
hasta un 20% de las mujeres a las que se les realiza una ce-
sárea, sufren la infección de la herida, cosa que afecta a su
estado de salud y a su capacidad para ocuparse del recién
nacido2 y esto puede prevenirse en gran medida con la hi-
giene de manos (HM).
La OMS desde hace 10 años inició con el programa “Una aten-
ción limpia es una atención más segura”, la cual hace referencia
a que un adecuado lavado de manos, puede prevenir diferen-
tes tipos de infecciones.
La higiene de las manos es un término general que se reere a
cualquier acción de limpieza de manos con la cual se logra la
remoción de la suciedad visible y la eliminación de microorga-
nismos transitorios de las manos mientras se mantiene la
integridad de la piel. Todos los seres humanos llevan microor-
ganismos sobre su piel; los cuales se han dividido en dos grupos:
biota transitoria y biota residente. Las bacterias transitorias
(que se consideran contaminantes) son las que colonizan las
capas superiores de la piel y que son adquiridas durante el
contacto directo con pacientes, equipos médicos o el medio
ambiente. Una característica importante de esta biota es que
las bacterias transitorias también pueden transmitirse fácil-
mente a otros o al medio ambiente. Las bacterias transitorias
constituyen una causa frecuente de Infecciones Asociadas a
la Atención de la Salud (IAAS). En cambio, las bacterias resi-
dentes (biota normal) se encuentran en capas más profundas
de la piel y por lo tanto, son más resistentes a la eliminación.
Estas bacterias generalmente no causan IAAS y pueden ser
beneciosas para la salud de la piel. Una HM ecaz mata o
elimina las bacterias transitorias en la piel y mantiene una
buena salud de la piel de las manos. Existen dos métodos para
eliminar los microorganismos en las manos: 1) El método pre-
ferido es la desinfección de las manos con un gel de manos a
base de alcohol con una concentración de 70 a 90%. Este
método se preere cuando las manos no están visiblemente
sucias. Las ventajas de este método es que es fácilmente
accesible y toma menos tiempo que el lavado de manos tra-
dicional. Además, se ha demostrado que es más ecaz que
lavar con jabón (incluso con un jabón antimicrobiano) y agua
cuando las manos no están visiblemente sucias. 2) El lavado de
manos con jabón y agua corriente debe realizarse cuando las
manos están visiblemente sucias dado que la efectividad del
alcohol en gel puede ser inhibida por la presencia de material
orgánico. En este tipo de limpieza, la acción mecánica de lavado,
2. Mejora de la prevención, el diagnóstico y la atención clínica de la septice-
mia, OMS, Informe de la Secretaría, Consejo ejecutivo EB140/12 140.ª
reunión 9 de enero de 2017 Punto 7.2 del orden del día provisional.
Importancia actual de la sepsis
José Noé Rizo Amézquita1
1 Comisión Nacional de Arbitraje Médico. México.
PUNTO DE PARTIDA
enjuague y secado es el factor más importante en la elimi-
nación de bacterias transitorias que pudieran estar presentes.3
En México, la sepsis se ha posicionado como una de las 20
principales causas de mortalidad en adultos y niños con 3.805
muertes registradas anuales, según datos del Instituto Nacio-
nal de Estadística y Geografía.4
La sepsis no siempre se puede prevenir, sin embargo, la pre-
vención y el tratamiento de las infecciones de manera rápida
y efectiva reduce el riesgo de sepsis. Para abordar de una mejor
manera el tema, es necesario entender el concepto de sepsis,
el cual se entiende como la respuesta desregulada del cuerpo
a una infección. Es una amenaza para la vida y, sin un trata-
miento oportuno, puede causar rápidamente daño tisular, fa-
lla orgánica y muerte. La sepsis ocurre cuando una infección
que ya tiene en la piel, los pulmones, el tracto urinario o en
otro lugar, desencadena una reacción en cadena en todo el
cuerpo y puede estar relacionada con cuatro tipos de infeccio-
nes conforme al sitio:
Sistema respiratorio (neumonía)
Aparato urinario (infección del tracto urinario)
Piel
Sistema gastrointestinal
Los gérmenes que causan infecciones identicados con más
frecuencia en sepsis relacionan al Staphylococcus aureus, Es-
cherichia coli y algunos tipos de Streptococcus.
Cualquiera puede contraer una infección y si se dan las con-
diciones adecuadas, casi cualquier infección puede provocar
sepsis, sin embargo se ha identicado algunos grupos que son
mucho más vulnerables o presentan un mayor riesgo, como
pueden ser adultos de 65 años o más, personas con enferme-
dades crónicas, como diabetes, enfermedad pulmonar, cáncer
y enfermedad renal, personas con sistemas inmunes debilita-
dos y niños menores de 1 año.
Desafortunadamente, no hay un solo síntoma de sepsis, pero
pueden incluir una combinación relacionada con confusión o
desorientación, falta de aliento, alta frecuencia cardíaca, e-
bre, dolor o malestar extremo y piel húmeda o sudorosa.
Para lograr el diagnóstico de la sepsis, los profesionales de la
salud consideran una serie de hallazgos físicos como ebre,
presión arterial baja, cambios en el ritmo cardíaco y aumento
de la frecuencia respiratoria, acompañado de pruebas de la-
boratorio que permiten identicar datos de infección o en su
caso daño de órganos.
Las personas con sepsis son tratadas a nivel hospitalario, en
donde se incluye la administración vía intravenosa de anti-
bióticos, administración de oxígeno, del monitoreo y mante-
nimiento del ujo sanguíneo en los órganos y según el grado
3. Provincial Infectious Diseases Advisory Committee. (2014). Best Practices
for Hand Hygiene in All Health Care Settings. 4th edition. Disponible en: http:
//www.publichealthontario.ca/en/eRepository/2010-12%20BP%20
Hand%20Hygiene.pdf
4. Estadísticas Vitales. Defunciones generales y fetales, Instituto Nacional de
Estadística y Geografía. Mortalidad 2015
de complejidad, pueden apoyarse de un respirador articial
o de diálisis, incluso hasta de procedimientos quirúrgicos di-
rigidos a retirar el tejido u órgano dañado por la infección.
La sepsis y el shock séptico pueden ser el resultado de una in-
fección en cualquier parte del cuerpo, como neumonía, gripe
o infecciones del tracto urinario. En todo el mundo, un tercio
de las personas que desarrollan sepsis, muere. Muchos de los
que sobreviven tienen efectos que cambian la vida, como el
Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), como estar en una
Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) ya que la experiencia
puede ser desgastante, debido a que para esto debes estar
muy enfermo o herido, lo cual genera estrés en sí mismo, más
el ruido y las personas que realizan tareas complicadas con-
duce a la privación del sueño. Un estudio publicado en 2001
en la revista Anesthesia, 38 (47%) de 80 pacientes que res-
pondieron a un cuestionario después del alta de una UCI in-
formó ansiedad y/o depresión signicativa después de su hos-
pitalización. Treinta personas se quejaron de síntomas de TEPT
y 12 tenían niveles que se consideraron consistentes con un
diagnóstico de TEPT completo.5
Otro estudio en 2004, publicado en la revista Intensive Care
Medicine, los investigadores contactaron a 78 pacientes tres
meses después de haber sido dados de alta de una UCI. Nue-
vamente, los investigadores encontraron que había varios
pacientes que tenían signos de TEPT. Curiosamente, el TEPT
se encontró con mayor frecuencia entre los pacientes más
jóvenes.6 Además del padecimiento del dolor crónico y la
fatiga, y la disfunción orgánica (los órganos no funcionan co-
rrectamente) y / o amputaciones derivadas del tratamiento
contra la sepsis.
Una vez que se llega al diagnóstico de sepsis, el manejo prin-
cipal actual es antibióticos y líquidos. Los expertos en sepsis
están preocupados por la resistencia a los antibióticos. Apo-
yan medidas para prevenir la resistencia, porque el control de
la infección con antibióticos apropiados es la piedra angular
del tratamiento. Sin antibióticos adecuados para tratar a los
pacientes, el futuro de la atención de la sepsis sería sombrío.
Debemos ralentizar el crecimiento de súper bacterias para que
podamos continuar con éxito el tratamiento de infecciones
bacterianas y salvar vidas de aquellos que cursen con este
padecimiento.
Como antecedente del descubrimiento y uso de los antibió-
ticos, se ha encontrado evidencia de que las personas en la
antigua Roma y civilizaciones anteriores usaban artículos que
tenían propiedades antibióticas, el primer antibiótico de la me-
dicina moderna, fue la penicilina, descubierta por Alexander
Fleming en 1928. Fue considerado como una droga milagrosa.
Antes de que la penicilina estuviera disponible, la más simple
de las infecciones podía causar la muerte. La droga se hizo
ampliamente disponible a principios de la década de 1940, a
tiempo para salvar a muchos soldados en la Segunda Guerra
5. P. Scragg A. Jones N. Fauvel, Psychological problems following ICU treat-
ment* (2008)
6. Post-traumatic stress disorder after critical illness requiring general inten-
sive care 2004, Volume 30, Issue 3, pp 450–455
4 BOLETíN CONAMED - OPS Vol 3 marzo - abril 2018
Mundial que desarrollaron infecciones por heridas de guerra.
Sin embargo, incluso en aquel entonces, Fleming advirtió que
los médicos usan la penicilina sabiamente, por temor a que
usarla por un período demasiado corto o usar muy poca can-
tidad de esta pueda hacer que las bacterias muten y se vuel-
van resistentes a ella. En 1947, su miedo ya se hizo realidad
y se encontró la primera bacteria resistente a la penicilina.
Después de que se descubrió la penicilina, los cientícos des-
cubrieron varios antibióticos más, como tetraciclina (1944),
eritromicina (1948) y ciprooxacino (1961), entre otros.
La mayoría de las bacterias a las que estamos expuestos todos
los días, no son dañinas en condiciones normales del cuerpo,
están en todas partes, incluso en nuestra piel, en nuestra boca
y en nuestros intestinos. Pero algunas bacterias son dañinas
si entran al cuerpo, donde causan una infección, que puede
conducir a la muerte si no se tratan. Por ejemplo, antes de que
se desarrollaran los antibióticos, la faringitis estreptocócica
podría ser una enfermedad mortal, y hasta el 90% de los niños
que desarrollaron meningitis bacteriana murieron.
Los antibióticos tratan o detienen las infecciones de una de
estas dos maneras: matan directamente a las bacterias o de-
tienen su capacidad de reproducirse, de modo que dejan de
propagarse y causan más daños. Si una enfermedad es causa-
da por un virus o un hongo, los antibióticos no tienen efecto y
no pueden tratar la enfermedad, aunque existen medicamen-
tos antivirales y antifúngicos disponibles. Como grupo, todos
estos medicamentos se conocen como agentes antimicro-
bianos o medicamentos antimicrobianos.
La batalla contra la sepsis es complicada, debido a un compo-
nente que en los últimos años ha tomado gran relevancia: la
resistencia a los antibióticos. Según la OMS, la resistencia a los
antibióticos es una amenaza cada vez más grave con reper-
cusiones importantes para la salud pública mundial.
La resistencia antibiótica se da debido al uso indiscriminado de
medicamentos antibióticos, utilizándolos en padecimientos
virales, y otros padecimientos de forma innecesaria, secun-
dario a la ignorancia por parte de la población como del per-
sonal de salud, el cual en ocasiones accede a administrar o
recetar estos medicamentos al sentirse presionados por parte
de los pacientes, los cuales tienen la falsa creencia de que los
antibióticos son sustancias que “curan todo” sin importar cuál
sea el padecimiento a tratar, por tanto, si un médico no rece-
ta estos medicamentos, estos lo interpretan como “no sabe”
y optan por la automedicación.
Los antibióticos sirven, como se mencionó previamente, única-
mente contra bacterias, por ende, si se tiene un padecimiento
viral (como es el caso de más del 90% de las gripes comu- nes)
la administración de un antibiótico resulta inútil, y solo pre-
serva y aumenta la resistencia antibiótica, lo cual a su vez
favorece la aparición de las denominadas “súper bacterias”.
Las Directrices de la OMS. En la atención sanitaria, las di-
rectrices presentan el fundamento cientíco para enfocarse
en la mejora de la HM como parte de una estrategia inte-
grada para la reducción de las IAAS. Derivado de estas di-
rectrices, se crea la Estrategia Multimodal de la OMS en un
marco replicativo de programas efectivos (REP por sus siglas
en inglés). Esta estrategia consta de 5 componentes princi-
pales.
Cambio del sistema: Este punto requiere que se garanti-
ce la infraestructura necesaria a través de los siguientes
dos elementos: desinfectantes alcohólicos en el punto de
atención sanitaria sin salir de la zona del paciente y acce-
so a un aporte continuo y seguro de agua, jabón y toallas.
Formación: Se reere a la capacitación y educación de
todo el personal sanitario en el modelo de los 5 momentos
de la HM, así como en las técnicas por fricción y utilizando
agua y jabón.
Evaluación y retroalimentación: Se reere al seguimiento
a la HM a través de estudios observacionales y retroali-
mentación.
Recordatorios en el lugar de trabajo: a través de señala-
mientos acerca de las indicaciones de la HM (5 momentos)
y las técnicas adecuadas (por fricción y con agua y jabón).
Clima de seguridad institucional: se reere a la creación
de un entorno que permita la sensibilización en HM y con
implicación directa de los equipos directivos. Se requiere
de participación activa en el nivel institucional, autoeca-
cia individual e institucional y asociación con pacientes y
organizaciones de pacientes.
Cada uno de estos componentes cuenta con herramientas es-
pecícas para su desarrollo e implementación que van desde
encuestas y materiales de formación y difusión hasta proto-
colos y manuales. Además de estos 5 componentes, la estra-
tegia de implementación se da en 5 fases secuenciales:
Preparación del centro: En esta fase se deben obtener los
recursos humanos y nancieros necesarios para la imple-
mentación además de identicar a los responsables y de-
signar a un coordinador y a su coordinador adjunto.
Evaluación inicial: En esta fase se obtiene información
sobre la situación actual en términos de visión, conoci-
mientos e infraestructura disponibles.
Aplicación del programa de mejora: En esta fase se debe
garantizar el suministro de soluciones alcoholadas en los
puntos de atención, colocar los recordatorios en el trabajo
e involucrar a todos los niveles. .
Evaluación de seguimiento: En esta fase se deberá evaluar
la ecacia del programa de HM.
Ciclo continúo de planicación y revisión: En esta fase se
debe desarrollar un plan de acción a largo plazo (5 años o
más). Todas las fases se debieran repetir cíclicamente cada
año durante un período de al menos 5 años para garanti-
zar resultados a largo plazo. Estado de la Implementación
Estados Unidos fue uno de los países pioneros en la im-
plementación de programas nacionales de HM a partir
de 2002.
A pesar de ser uno de los países que más ha participado en
la iniciativa global: “Salve vidas, límpiese las manos”, no se
cuenta con mucha información acerca del estado de la
1)
2)
3)
4)
5)
BOLETíN CONAMED - OPS Vol 3 marzo - abril 2018 5
I
II
III
IV
V
implementación. En un estudio publicado en 2014, se utilizó
la herramienta de autoevaluación de la misma estrategia.
De entre los centros que participaron en la encuesta (7.5%
de los registrados ante la OMS), se encontró que 48.9% de
ellos se encontraban en un nivel avanzado de implemen-
tación, mientras que 45.0% se encontraban en un nivel
intermedio. Sin embargo, existe la posibilidad de que la infor-
mación reportada presente sesgos de selección o de reporte.7
México se unió a los esfuerzos internacionales para la preven-
ción de IAAS en 2008 como parte del Programa de Seguridad
del Paciente a través de la campaña sectorial “Está en tus
manos” tomando en cuenta las técnicas de HM y los 5 mo-
mentos. En 2014 se llevó a cabo en México la autoevaluación
de 349 hospitales en 29 entidades federativas con el propó-
sito de implementar la primera fase de la estrategia múlti-
modal. Se encontró que 16% de las unidades (55 hospitales)
se encontraban en un nivel inadecuado o básico de HM, 48%
en un nivel Intermedio y 36% en un nivel avanzado. Se encon-
tró también que únicamente el 26% de los hospitales en esta
muestra contaban con solución alcoholada en los puntos de
atención. Casi la mitad (44.4%) cumplió con la recomenda-
ción de la OMS, relacionada con la proporción de lavabo/-
camas. De los hospitales participantes, 201 contaban con
presupuesto especíco para la adquisición de productos de
HM. 45.3% de los hospitales contaban con un plan de acción y
51.6% capacitaban al personal al menos una vez al año, pero
únicamente 36.7% de los hospitales capacitan al personal al
inicio de su contratación.7
Es bien sabido que una adecuada HM durante el cuidado del
paciente es el medio principal para reducir la propagación de
las bacterias multirresistentes e IAAS. Sin embargo, no existe
una asociación cuantitativa entre el apego en el cumplimien-
to de la HM, el uso de soluciones de base alcohol y la reducción
de las bacterias multirresistentes (como el Staphylococcus
Aureus resistente a meticilina), independientemente de las
precauciones de contacto. Es complicado asegurar en un es-
tudio epidemiológico insesgado que únicamente el lavado de
manos contribuye a la reducción de la resistencia bacteriana
y a la prevención de IAAS, sin considerar el aislamiento y otras
medidas de contacto frecuentemente utilizadas. En los en-
tornos de atención de salud, los pacientes corren un riesgo
mayor de IAAS al estar expuestos a catéteres periféricos,
catéteres venosos centrales para la medicación, nutrición pa-
renteral, cirugía y catéteres urinarios permanentes. Es común
vincular las intervenciones de higiene de las manos a la re-
ducción de infecciones sin informar de otras estrategias de
prevención asociadas con estas exposiciones de alto riesgo.
Sin embargo, la higiene de las manos por sí sola no puede
inhibir la inuencia de factores de riesgo como la adquisición de
IAAS a una edad avanzada, la admisión a la UCI, la duración
7. Allegranzi, B., Conway, L., Larson, E., & Pittet, D. (2014). Status of the implemen-
tation of the World Health Organization múltimodal hand hygiene strategy in
United States of America health care facilities. American Journal of Infection
Control, 42(3), 224–230. Disponible en: http://doi.org/10.1016/j.ajic.2013.
11.015
8. Pérez Cardoso, A. L. (2015). Curso Epidemiología y Planeación de Servicios
Hospitalarios con Calidad y Seguridad para el Paciente. Ponencia: Mitos y
realidades del lavado de manos y su impacto en la seguridad del paciente.
CDMX, 18-20 Feb. Disponible en: http://www.calidad.salud.gob.mx/site/-
mail/2015/01/ doc/06_A.pdf
6 BOLETíN CONAMED - OPS Vol 3 marzo - abril 2018
de la estancia más larga que la media, entre otros. En
conclusión, los intentos de prevenir las IAAS, requieren múl-
tiples intervenciones simultáneas pero la HM es uno de los
principales componentes.9
Como predijo Fleming con la penicilina, el uso de antibióticos
no adecuados, o no de la forma adecuada para infección es-
pecíca puede provocar que las bacterias muten y se vuelvan
resistentes. También puede ocurrir lo contrario: la resistencia
puede ser consecuencia de la utilización de antibióticos por
más tiempo de lo necesario. Además, el uso inapropiado de
cualquier tipo de antibiótico, como tomar uno para tratar una
infección viral o no tomar una receta de manera adecuada,
también puede causar el desarrollo de súper bacterias. Todos,
desde el público en general hasta los profesionales de la
salud, tienen un papel que desempeñar para reducir la resis-
tencia a los antibióticos.
No todos los tipos de antibióticos pueden matar a todos los
tipos de bacterias, por lo que los investigadores continúan
buscando nuevos y mejores antibióticos para tratar todo tipo
de infecciones. La bacteria "super bacteria" o bacteria resis-
tente a antibióticos más comúnmente conocida es SARM,
Staphylococcus aureus Resistente a la Meticilina, que se des-
cubrió por primera vez en 1961. Con el paso de los años, el
SARM se hizo resistente a los antibióticos más utilizados:
penicilina, meticilina, tetraciclina y eritromicina. Un medica-
mento más nuevo, la vancomicina, sí trató el SARM, pero era
costoso y los médicos trataron de usar la vancomicina con
moderación para reducir el riesgo de que SARM vuelva a mutar.
En 2002, SARV - Staphylococcus aureus resistente a la van-
comicina, fue encontrado. El enterococo, una causa común
de infecciones del tracto urinario, a menudo se vuelve resis-
tente a la vancomicina y se llama Enterococcus resistente a la
vancomicina o ERV.
La carrera por nuevos antibióticos continúa, pero existe una
preocupación real de que las bacterias muten por lo que aún
no tenemos un tratamiento. La necesidad de educar a las
personas sobre el uso adecuado de antibióticos es esencial.
Tú puedes ayudar:
No insista en que su médico administre un antibiótico para
una enfermedad no causada por bacterias, como la mayoría
de las ocasiones gripe, resfriado o dolor de garganta.
Nunca tomar una prescripción de antibióticos que no fue re-
cetada para usted. En otras palabras, no tome antibióticos de
un familiar o amigo porque cree que puede tener la misma
infección.
Completar su receta según las indicaciones, incluyendo la can-
tidad de veces del día, la dosis correcta, de la manera correcta,
durante todo el tiempo, independientemente de lo bien que
se sienta.
Practicando la prevención de infecciones, lavando las manos
a fondo y con frecuencia, evitando las personas que tienen
infecciones y obteniendo las vacunas recomendadas.
9. McLaws, M. L. (2015). The relationship between hand hygiene and health care-
associated infection: it’s complicated. Infection and drug resistance, 8, 7.
Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/ PMC4319644/