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Abstract

En este artículo se analizan las redes heterogéneas de actores clave implicados en los procesos de aprendizaje sobre el uso y apropiación de tecnologías digitales entre las mujeres. Mediante una propuesta teórica llamada tecnopolítica feminista, aunada a un abordaje metodológico que entrelaza el Análisis de Redes Sociales con la Teoría del Actor Red, se muestran los alcances y desafíos de las comunidades feministas para activar escenarios, herramientas y redes derivados de las tecnologías digitales.
197Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
Resistencias sumergidas. Cartografía de la tecnopolítica feminista en
México
Claudia Ivette Pedraza1; César Augusto Rodríguez Cano2
Recibido: 22 de abril 2019 / Aceptado: 7 de octubre 2019 Open peer reviews
Resumen. En este artículo se analizan las redes heterogéneas de actores clave implicados en los
procesos de aprendizaje sobre el uso y apropiación de tecnologías digitales entre las mujeres. Mediante
una propuesta teórica llamada tecnopolítica feminista, aunada a un abordaje metodológico que entrelaza
el Análisis de Redes Sociales con la Teoría del Actor Red, se muestran los alcances y desafíos de las
comunidades feministas para activar escenarios, herramientas y redes derivados de las tecnologías
digitales.
Palabras clave: Análisis de Redes Sociales; ciberfeminismo; Tecnologías de la Información y la Co-
municación; Teoría del Actor-Red.
[en] Submerged resistances. Cartography of feminist technopolitics in Mexico
Abstract. In this article we analyse the heterogeneous networks of actors who play a key role in learning
processes about use and appropriation of digital technologies among women. Based on a theoretical
proposal called ‘feminist technopolitics’ and a methodological approach where Social Network Analysis
and Actor-Network Theory are intertwined, scopes and challenges for feminist communities to activate
scenarios, tools and networks derived from digital technologies are highlighted.
Keywords: actor-network theory; cyberfeminism; Information and Communication Technologies; So-
cial Network Analysis.
Sumario. 1. Introducción. 2. Marco teórico. 3. Metodología. 4. Resultados. 5. Conclusiones. 6.
Referencias.
Cómo citar: Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. (2019). Resistencias sumergidas. Cartografía de la
tecnopolítica feminista en México. Teknokultura. Revista de Cultura Digital y Movimientos Sociales, 16(2),
197-212.
1. Introducción
Durante los últimos años, el espacio público ha sido ocupado por numerosas ma-
nifestaciones feministas con el auxilio de herramientas en línea, lo cual representa
1 Universidad La Salle México (México)
E-mail: Claudia.pedraza@lasalle.mx
2 Universidad Nacional Autónoma de México (México)
E-mail: cesararcano@gmail.com
KARPETA
Teknokultura. Revista de Cultura Digital y Movimientos Sociales
ISSNe: 1549-2230
http://dx.doi.org/10.5209/TEKN.64163
198 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
un poderoso cambio en la lógica de los procesos de comunicación, organización y
acción política tradicional.
Si bien históricamente este movimiento se ha articulado en forma reticular, con
nodos y conexiones en diferentes niveles, lo que caracteriza esta nueva forma de
levantamiento es la posibilidad de conectar los diferentes espacios, esfuerzos y re-
cursos con una visibilidad inédita.
Las manifestaciones irrumpen de diversas formas: blogs, medios digitales, per-
formances, instalaciones, producciones audiovisuales, consignas en hashtags que se
vinculan con protestas, paros de labores, marchas, intervenciones arquitectónicas y
un largo etcétera. En suma: acciones conectadas dentro y fuera del entorno digital,
que han generado una narración pública y colectiva desde la experiencia de las muje-
res. Como nunca antes, las tecnologías de la información y la comunicación han per-
mitido transformar el silencio en lenguaje y acción, en el sentido que señalaba Lorde.
Baher (2016, p. 18) asegura que las plataformas digitales ofrecen un gran poten-
cial para difundir ampliamente ideas feministas, nuevos modos de discurso sobre el
género y el sexismo, y modos creativos de protesta, que se han convertido en hitos
del movimiento feminista del nuevo siglo. En especíco, el objetivo de este texto
es analizar las redes heterogéneas de actores clave implicados en los procesos de
aprendizaje sobre el uso y apropiación de tecnologías digitales entre las mujeres pro-
movidas por los colectivos de tecnopolítica feminista, los cuales han acompañado las
emergentes movilizaciones feministas.
Desde los primeros videos virales de las integrantes de Femen3 con el torso des-
nudo en 2008 hasta la gran conversación sobre el acoso y abuso sexual que generó
el #MeToo en más de 85 países en 2017, las acciones feministas en las redes so-
ciodigitales han sido el punto de partida para movilizaciones transnacionales que
difícilmente pueden ser ignoradas.
En América Latina esta lógica emergente también ha cobrado relevancia en el
último lustro. Sancho (2018) ubica la primera manifestación articulada en las redes
con el hashtag #Niunamenos4 surgido en Argentina en 2015, que colocó la discusión
del feminicidio como una emergencia compartida en la región. Para 2016, Ecuador
fue el epicentro de otra manifestación por la defensa del derecho a la movilidad y a
la seguridad bajo el hashtag #ViajoSola5. En marzo de 2017, países como Argentina,
Venezuela, Colombia y México se unieron a la convocatoria de la Primera Huelga
Internacional de las Mujeres, un paro de labores convocado a través de las redes para
denunciar la desigualdad, la discriminación y la violencia de género en los espacios
laborales6.
En octubre de ese mismo año, la traducción del #Metoo7 al #Yotambién reveló
historias de acoso sexual no solo en las industrias del entretenimiento, sino en todos
3 Femen es una organización feminista, ateo y abolicionista, fundado en Ucrania, caracterizada por sus protestas
extremistas y transgresoras de diferentes espacios públicos.
4 La movilización surge como protesta ante el aumento de mujeres asesinadas en el país; el nombre primero se
utiliza para un maratón de lectura y luego se convierte en consigna para convocar a una marcha celebrada en el
mes de marzo.
5 Surgido tras el asesinato de las argentinas Marina Menegazzo y María José Coni, en la ciudad de Montañita,
Ecuador, mientras estaban de excursión.
6 La Huelga Internacional de Mujeres, surgida en Polonia, convocó en su primera edición a cerca de 60 países.
Para el 2018, se lograron conectar manifestaciones en más de 170 países.
7 Derivado de las múltiples denuncias contra las agresiones sexuales del productor de cine estadounidense Harvey
Weinstein.
199Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
los ámbitos sociales con participación femenina. Para 2018, la #MareaVerde que
representaba la lucha por la despenalización del aborto en Argentina se expandió por
otros países latinoamericanos, que adoptaron el pañuelo, las consignas y la agenda
de acciones políticas para garantizar el derecho de las mujeres a un aborto libre y
seguro.
En todos los casos, de una situación individual y local surgió una movilización
colectiva y supranacional, que hizo evidente el carácter estructural de los mecanis-
mos de violencia de género que enfrentan en su vida cotidiana las mujeres de estos
países.
En el caso de México, la emergencia de las movilizaciones feministas también es-
tuvo provocada por la violencia de género (Inmujeres CDMX, 2016; INEGI, 2017).
Desde 2013, el injusto encarcelamiento de Yakiri Rubio, una joven capitalina acusa-
da de homicidio tras apuñalar en defensa propia al hombre que la violó, provocó una
marcha de protesta convocada con los hashtags #LIberenaYakiri #LIbertaparaYaki
y #JusticiaparaYaki. Este hecho mostró la visibilidad que podían dar las redes, ori-
ginando otras convocatorias para manifestarse por casos particulares, algunos con
mayor respuesta que otros, en medio de un número creciente de feminicidios. El
malestar ante la violencia eclosionó en abril del 2016 con la denominada Primavera
Violeta #24A, la primera manifestación realizada fuera de los días institucionaliza-
dos para la protesta feminista8. Con el nombre ocial de “Movilización Nacional
contra las Violencias Machistas”, derivada de casos de acoso y violencia sexual que
cobraron una notable visibilidad9, mujeres de más de 40 ciudades salieron a las calles
convocadas por la consigna #VivasNosQueremos. A la par de la marcha, la Prima-
vera Violeta originó una contundente narración colectiva en las redes socio-digitales
bajo el hashtag #Miprimeracoso, al que se sumaron miles de mujeres de otros países
conectadas por experiencias compartidas de violaciones, abusos y agresiones sexua-
les.
La Primavera Violeta hizo evidente el potencial de las redes feministas articuladas
en colectivos, organizaciones, medios alternativos, que desde ese momento no han
dejado de manifestarse públicamente. En 2017, la consigna #SiMeMatan reactivó la
movilización en red para denunciar la criminalización de las víctimas de violencia de
género por parte de autoridades y medios de comunicación10. El incremento de asesi-
natos de niñas y mujeres durante 2018 hizo que el hashtag #FeminicidioEmergencia-
Nacional fuera tendencia en diferentes momentos, acompañado de marchas, infogra-
fías, videos, presentación de informes e investigaciones realizadas por páginas web,
medios feministas y organizaciones que hicieron común el objetivo de denunciar la
violencia de género. El 2019 inició con dos nuevas demostraciones de la efectividad
para organizar y visibilizar a la creciente multitud feminista. Primero, con una acto
individual que a la vez fue multitudinario: la protesta en redes para reivindicar el
derecho a transitar por espacio público en condiciones de seguridad, que originó la
8 El Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo; El Día Internacional Para la Erradicación de la Violencia contra
las Mujeres, 25 de noviembre.
9 La violación múltiple de Daphne Fernández en Veracruz y el acoso sexual a la periodista Andrea Noel en la
ciudad de México.
10 La movilización surgió tras el asesinato de Lesvy Berlin, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de
México, en las instalaciones de la institución. Meses más tarde, el mismo hashtag convocó a una segunda mo-
vilización por un nuevo caso: el asesinato de Mara Castilla, en Puebla, ejecutado por un conductor de Uber.
200 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
producción de miles de fotografías y videos bajo el lema #LaCalleEsNuestra11. Una
semana más tarde, en medio de una ola de denuncias por secuestros de mujeres en
el sistema de transporte público de la Ciudad de México, se convocó a otra marcha
que recuperó la consigna #Vivasnosqueremos surgida en la Primavera Violeta. Esta
vez, la movilización estuvo acompañada de otras acciones colectivas, espontáneas o
planeadas, organizadas en red y enlazadas con otros espacios fuera de línea.
Aunado a esto, además del potencial movilizador de las redes socio-digitales,
lo que estas manifestaciones revelaron fue la existencia de una red de colectivos
feministas que, en conexión con diferentes actores (no necesariamente feministas),
han estructurado procesos permanentes para fomentar el aprendizaje en torno al uso,
apropiación y transformación de la propia tecnología. Estos colectivos se distinguen
no solo por utilizar las tecnologías para organización y comunicación de moviliza-
ciones o acciones especícas, las cuales han monopolizado el análisis social, sino
que tienen por n involucrar de manera menos visible pero más constante a otras
mujeres, a través de cursos especializados sobre software libre, programación, pro-
ducción audiovisual, estrategias de seguridad digital, etc., así como de la enseñanza
de los repertorios de protesta, entre otros recursos.
A pesar de que el tema que conecta a esta red de colectivos es el de género y
tecnologías, no están desvinculados de otras causas del movimiento feminista: la
violencia de género, la salud reproductiva, la igualdad política, la defensa de la tie-
rra, la educación, el acceso al trabajo, etc. En este texto, se propone analizar dicha
red de colectivos como una irrupción sumergida a partir del término tecnopolítica
feminista.
2. Marco teórico
A lo largo de más de cuatro décadas, diferentes autoras han problematizado la rela-
ción de las mujeres con las tecnologías desde la categoría de género (Keller, 1985;
Cockburn y Ormrod, 1993; Harding, 1996). En este sentido resalta el cuestiona-
miento a la supuesta neutralidad de la ciencia y la tecnología, la cual oculta que
ambas actividades reproducen las desigualdades de género existentes en la sociedad.
Lo anterior se maniesta en diversas dimensiones del ámbito cientíco: las brechas
numéricas en las profesiones cientícas y tecnológicas, la poca visibilidad de la par-
ticipación de las mujeres en la generación de conocimiento, la desvalorización de
los conocimientos y las tecnologías que se consideran femeninos, la jerarquía de los
tipos de desarrollos cientícos y tecnológicos supuestos prioritarios, la validación de
las formas de producir conocimiento cientíco y tecnológico.
No obstante, desde la perspectiva feminista también se ha reconocido el potencial
subversivo de las tecnologías, implícito en los usos, apropiaciones y re-signicacio-
nes que con ellas realizan las mujeres.
Este potencial subversivo se hizo más evidente con el uso de las tecnologías
digitales. Apropiándoselas, las mujeres han podido visibilizar problemáticas, reivin-
dicar derechos y organizar acciones para desaar el orden de género, articulando un
movimiento en, por y para esta red: el movimiento ciberfeminista. Gran parte del
11 Convocada tras la propuesta de ordenar un toque de queda para la población femenina realizada por la diputada
veracruzana Miryam Ferraez, a n de evitar los feminicidios.
201Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
movimiento se ha centrado en explorar las posibilidades que ofrecen estas tecnolo-
gías en los dos primeros sentidos: como escenario (en) y como herramienta (por)
para la transformación, a través de procesos de denuncia, creación y producción de
información. Instalaciones artísticas, blogs y páginas web, producciones audiovisua-
les, fanzines o medios alternativos son manifestaciones de estas posibilidades. Pero
en los últimos años, la irrupción de múltiples movilizaciones feminista de carácter
transnacional y que están conectadas a través de la red, ha permitido constatar el
tercer sentido: el de la lógica reticular, que encadena espacios, actores, mensajes y
dispositivos. Esta irrupción, a su vez, acarrea la necesidad de enfoques innovadores
para mirar la relación de las mujeres y las tecnologías digitales.
Algunos trabajos sobre el movimiento ciberfeminista señalan que dicha relación
se ha abordado desde dos grandes posturas: la utópica, sustentada en el planteamien-
to original del ciberfeminismo de Plant; y la distópica, representadas por la propuesta
tecnofeminista de Wajcman (Boix, 2015; Reverter Bañón, 2013; Braidotti, 2004).
Estas posturas no son solamente analíticas (es decir, una forma de explicar las rela-
ciones entre mujeres y tecnologías digitales) sino también políticas (una propuesta
de construir las relaciones entre mujeres y tecnologías digitales para transformar las
relaciones de poder).
Plant (1998) concibe el ciberfeminismo como una insurrección (material, econó-
mica, social) hecha de enlaces entre mujeres, computadoras, comunicaciones, todo
en conexión en el ciberespacio (imaginado como un espacio libre de cualquier cons-
trucción genérica). Para Plant, la estructura uida, relacional, horizontal y rizomática
de Internet es similar a las formas de acción y organización caracterizadas como
femeninas, por lo cual esta red resulta idónea para subvertir el orden de género: las
mujeres pueden adaptar, rediseñar y recodicar las tecnologías, desmontando en sus
usos la diferencia de poder implícita en la dicotomía social de masculino/femenino
(así como otras sustentadas en la misma dualidad: cuerpo/mente, biología/tecnolo-
gía, natural/articial, etc.). Para esto, el ciberfeminismo apuesta por la propuesta
política de producción de identidades que reivindican lo femenino, o en sus intentos
más radicales, estar fuera de la dicotomía genérica (como la identidad Cyborg, de
Haraway). Al adaptar, rediseñar y recodicar las tecnologías, las mujeres hacen lo
mismo con su identidad: a través de producción de mensajes, instalaciones artísticas
o intervenciones, ellas deciden qué quieren ser y cómo quieren denirse.
En contraparte, la propuesta tecnofeminista de Wajcman (2004) plantea que In-
ternet y las tecnologías digitales sostienen la estructura patriarcal de las sociedades
por lo cual, más que transformar y liberar, acentúan la dominación de las mujeres.
Para Wajcman (pp.15-17), las relaciones de género y tecnología, se co-construyen:
de origen, existe un marco de valores atravesados por la dicotomía masculinidad/
feminidad que determinan el sistema de producción cientíca y tecnológica. Por un
lado, esto origina un proceso de socialización diferenciada de hombres y mujeres en
el uso de las tecnologías; por el otro, existe un sesgo en el diseño y producción de los
artefactos, las prácticas, los usos y los signicados socioculturales que se consideran
válidos para la tecnología, lo cual impide que todo aquello caracterizado como fe-
menino tenga el mismo valor. En función de esta doble exclusión de lo femenino, el
tecnofeminismo cuestiona el sistema de valores que sustentan y son sustentados por
las tecnologías, señalando que éste no desaparece por las producciones de identidad
que a través de ellas realizan las mujeres. Por eso, la propuesta política es incorpo-
rar a la población femenina no solo al uso sino a la producción de tecnología y de
202 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
conocimientos tecnológicos, para subvertir y redenir su marco de valores (Zafra
Alcaraz, 2004; Wajcman 2004; Baidotti, 2002).
Aunque estas dos propuestas denen líneas de análisis y de acción muy especí-
cas, el movimiento ciberfeminista se maniesta en actos que van desde la subversión
de la identidad femenina a través de un performance interactivo hasta modicacio-
nes de dispositivos, programas e infraestructura tecnológica a través de colectivas
hackfeministas. Por esta razón, algunas autoras (Boix, 2015; Núñez Puente, 2011;
Reverter Bañón, 2013; Rovira Sancho, 2018) señalan que ambas posturas simpli-
can la compleja relación entre mujeres y tecnología que existe en dicho movimiento:
La mirada a las tecnologías no puede quedarse en una mera observación radicali-
zada en un sentido de euforia por un lado o de pesadumbre por otro. Tanto el discurso
utópico o tecnofílico, como el distópico o tecnofóbico suponen, además, análisis
desajustados respecto a los planteamientos críticos que las feministas han venido
haciendo desde hace décadas en el terreno de la ciencia y las tecnologías (Reverter,
2013, p. 453).
La pregunta que surge entonces es: ¿cómo recuperar el potencial subversivo pre-
sente en la diversidad de prácticas que se realizan dentro del movimiento ciberfemi-
nista sin idealizar ni desacreditar a las tecnologías digitales que lo articulan? Para
responder a esto, se coincide con Boix (2015), quien plantea la necesidad de transitar
hacia una tecnopolítica feminista (originalmente nombrada por ella misma como
“ciberfeminismo social”) como una propuesta para analizar el actual devenir del mo-
vimiento. Esta propuesta recupera el potencial transformador de las tecnologías que
reconoce el ciberfeminismo y la necesidad de transformar las estructuras patriarcales
presentes en los ámbitos tecnológicos que señala el tecnofeminismo; pero además,
coloca la estructura y dinámica en red como la clave para analizar y construir estos
procesos de transformación.
Toret (2013) dene tecnopolítica como un patrón de autocomunicación, auto or-
ganización y acción de la sociedad en red, que apela a principios colaborativos, a la
propagación de ideas a través de plataformas digitales y la sincronización de afectos
para la consecución de objetivos colectivos y conectivos. En la misma línea, Sierra y
Gravante hablan de tecnopolítica como una mediación transformadora y descentrali-
zada originada por las tecnologías digitales, basada en la democracia del código y la
creación colectiva (2017, p. 7). Lo que distingue a este patrón (que dene una estruc-
tura) o a esta mediación (que dene una dinámica) es el aspecto de la reticularidad,
es decir, la estructura y la dinámica en red como resultado de enlaces cruzados en
todos los niveles, donde las actividades dieren entre colectivos pero se desarrollan
conjuntamente a partir de objetivos compartidos.
Treré y Barranquero (2017) entienden tecnopolítica a partir de una concepción
profunda, compleja y no instrumental de la relación entre política y tecnología, la
cual reere la redenición de los espacios, el tiempo y los procesos de la política a
causa de las tecnologías de la comunicación . Desde esta misma perspectiva, Sie-
rra (2018, pp. 985-987) retoma la idea de un espacio público oposicional (Negt,
2007), cuyas líneas prioritarias de los procesos emergentes de comunicación en los
frentes culturales que acompañan el activismo tecnopolítico son: 1) la apropiación
tecnológica y organización social, es decir los modos propios de comunicación, las
estéticas de resistencia, los contornos del espacio público antagonista en sus formas
de expresión y autogestión; 2) interactividad y nuevos modos de mediación social,
en particular la necesidad de discutir en detalle los niveles y formas de interacción;
203Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
3) memoria y gestión local del conocimiento, o sea de conguración democrática y
política de las exomemorias digitales y la capacidad de autonomía y autodetermina-
ción de las culturas populares, y 4) economía política del cambio tecnológico y la
innovación social, donde es preciso politizar críticamente la generación social de la
comunicación y la cultura en una época de creciente disgregación y mercantilización
del universo simbólico.
Es decir, los procesos emergentes de comunicación en el espacio público opo-
sicional indican prácticas de apropiación tecnopolítica: cuestionamiento, organiza-
ción, resistencia, expresión y autogestión, con el añadido de que pueden ser tanto
maniestas como sumergidas como se expone desde la teoría de los nuevos movi-
mientos sociales (Melucci, 1999). Un planteamiento que nos recuerda la noción de
contrapúblicos subalternos de Fraser (1990) para denir arenas discursivas paralelas
donde los miembros de los grupos sociales subordinados inventan y circulan contra-
discursos que les permiten formular interpretaciones oposicionales de sus identida-
des, necesidades e intereses.
En función de estos planteamientos, nos preguntamos ¿qué implica hablar de
una tecnopolítica feminista? En primer lugar, una propuesta analítica del movi-
miento ciberfeminista en torno a la estructura y dinámica de red que se articula
con otros participantes; y en segundo lugar, una propuesta política, a la manera de
Rancière que entiende lo político como la parte de los que no tienen parte (1996),
para que la conexión entre mujeres, tecnologías y otros actores transforme las rela-
ciones de poder, como el objetivo común compartido por esa red. Ambas propues-
tas, atravesadas por el principio feminista de colocar en el centro la experiencia de
las mujeres.
Con dicho principio, la tecnopolítica feminista revalora la relación mujeres-tec-
nologías en los múltiples espacios en los que ocurre, no solo con las tecnologías
digitales sino con otras tecnologías de la reproducción, el cuidado, la alimentación,
la creación artística; es decir, recuperando la dimensión política de la vida cotidiana.
Reverter (2001, p. 48) señala que es necesario integrar todas estas experiencias tec-
nológicas de las mujeres en un sistema que intente explicar las formas de subordina-
ción e insubordinación ante las tecnologías. En este proceso se relaciona el espacio
público con el espacio privado, la dimensión biográca individual y comunitaria, las
necesidades cotidianas y las necesidades estructurales (Núñez Puente, 2011, p. 88) a
través de usos y acciones tácticos que van de lo racional a lo afectivo, de la visibili-
dad a la latencia y de la organización a la acción.
Se entiende que el uso, apropiación y resignicación de las tecnologías se da en
un marco de conictos y contradicciones, en el cual también están los intereses de
las corporaciones tecnológicas, la economía de la información, la mercantilización
de los datos, el capitalismo cognitivo, etc., pero que no desacredita la distribución de
representaciones políticas en un marco general de la vida social.
3. Metodología
Desde su origen, el análisis de los fenómenos tecnopolíticos ha traído consigo inno-
vaciones y desafíos metodológicos. Al involucrar escenarios inéditos en cuanto a in-
fraestructura socio-técnica, junto con fenómenos culturales complejos, los abordajes
han tendido a ser multidisciplinarios (Congosto y Laniado, 2013; Aguilera, 2013).
204 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
Es por eso que el enfoque de análisis de este artículo se atreve a continuar con la
tradición de la experimentación metodológica al entretejer dos enfoques de inves-
tigación: en primer lugar, el Análisis de Redes Sociales (ARS) y, en segundo lugar,
una aproximación desde la Teoría del Actor-Red (TA-R)12.
Como sabemos, el ARS ha sido una técnica de amplio bagaje desde diferentes
enfoques cientícos, entre ellos las matemáticas, la psicología y la sociología. Desde
antes de la emergencia de Internet y su arquitectura reticular, las formaciones socia-
les se han estudiado entendiendo a los actores como nodos y sus relaciones como
vínculos (véase por ejemplo el clásico estudio de Granovetter, 1983). En términos
estrictamente cuantitativos, el Análisis de Redes Sociales es un enfoque estadístico
que tiene por intención medir diferentes aspectos relacionales de las redes que se
estudian.
La TA-R se dedica también al estudio de las redes sociales aunque pretende ir
más allá. Como apunta Latour (2008), este enfoque supone una ontología del actan-
te-rizoma, en la cual los actores son heterogéneos y las redes se crean a partir de las
mediaciones de los actores no de una manera técnica sino social en sentido diverso
y ramicado. De acuerdo con este postulado, se debe trascender la sociología enten-
dida como ciencia de lo social para enfocarse en una sociología de las asociaciones,
un giro epistemológico en pos del reensamblado social; desde este punto de vista, la
noción de actante es fundamental para comprender la heterogeneidad de los actores
involucrados pues alude tanto a nodos humanos como no humanos, aspecto funda-
mental en el contexto de las tecnologías digitales13.
En síntesis, el entretejido de la propuesta latouriana con la dimensión topológica
de las estructuras en red vislumbra un acercamiento más panorámico del fenómeno
de estudio que aquí analizamos, al entender la conformación de redes a manera de
mapas mientras que el análisis de los mismos como un ejercicio cartográco.
Con este planteamiento, la hipótesis central es que dentro del movimiento tecno-
político feminista en México existe una conuencia de redes heterogéneas que han
denido las agendas más recientes del espacio público oposicional. Es decir, hay
colectivos y activistas, a la usanza tradicional de los estudios que entienden redes
a partir de las cuentas de usuario. Pero también emergen otros nodos entrelazados,
de diferente índole, que denen esta irrupción en planos heterogéneos: materiales,
ideológicos, tecnológicos, geográcos, etcétera.
Con este n se recolectó una base de datos a partir de un cuerpo de investigación
muy especíco –los carteles de difusión de eventos–, como veremos más adelante.
Contra la tendencia de sistematizar grandes cantidades de información bajo la pers-
pectiva de grandes datos –big data– que arrojan los corpus contemporáneos, muchas
veces en riesgo de centralizar y/o extraviar el propio análisis (Boyd y Crawford,
2012), se decidió realizar una detallada recopilación de nodos y vínculos de las for-
mas de organización tecnopolítica feminista con la ventaja de razonar a convenien-
cia teórica de la investigación, un enfoque entendido desde la perspectiva de los
datos densos (Wang, 2013) y el ethos descriptivo de la TA-R. Para ello se siguieron
12 El trabajo metodológico que dio origen a este artículo partió del proyecto de investigación titulado “Internet y
democracia en la transformación estructural de la vida pública: Análisis de Redes Sociales y fenómenos tecno-
políticos en México”, registrado el año 2018 en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Cuajimalpa, de
la Ciudad de México.
13 Un referente en la aplicación de la Teoría del Actor-Red es el trabajo de Magallanes-Blanco y Rodríguez-
Medina (2016).
205Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
varios pasos. En primer lugar, se determinaron los colectivos feministas más visibles
en México dedicados a promover exclusivamente procesos de aprendizaje sobre el
uso y apropiación de tecnologías entre las mujeres, de lo cual destacaron Cibersegu-
ras, Luchadoras y Laboratorio de Interconectividades14 (Internet Governance Forum,
2017). Después se exploraron sus cuentas de redes sociales para elegir en qué plata-
forma tenían mayor actividad dedicada a difusión. Por ello se retomaron de sus espa-
cios en Facebook los eventos en los que estuvieran involucrados estos colectivos en
el plazo del 24 de abril de 2016 al 25 de noviembre de 2018. Esta selección obedeció
a que el 24 de abril de 2016 fue la primera movilización convocada por redes socio-
digitales que no fue organizada alrededor de una fecha especíca, sino en atención
al contexto de violencia (acompañada por las etiquetas #24A, #PrimaveraVioleta)
mientras que el 25 de noviembre de 2018 fue el Día Internacional de la Violencia
contra la Mujer más reciente, la cual es en sí una fecha signicativa pero también
un cierre que concedió más de dos años y medio de eventos tecnopolítico-feministas
en México, una selección suciente para los objetivos de este estudio. De tal forma,
a partir de los carteles (ver Imagen 1) de la difusión de 82 eventos realizada por los
propios colectivos, luego de una primera fase de reexión y análisis sobre los datos
presentes en estas publicaciones, se recolectó la información relacional a partir de las
siguientes categorías: colectivos15, expositores, temáticas, sedes, ubicaciones, moda-
lidades y respaldos16.
Imagen 1. Ejemplo de cartel seleccionado. Fuente: Elaboración propia
14 Ciberseguras es una iniciativa surgida originalmente en México, actualmente con la participación de colectivos
de Brasil, Bolivia y Guatemala, que comparten recomendaciones y recursos de autodefensa digital a través de
talleres y materiales en la web; Luchadoras se dedica a la producción de información con perspectiva de género
(a través de su sitio web) así como a la realización de talleres sobre TICs y Género; y el Laboratorio de Interco-
nectividades, propuesta hackfeminista que trabaja en conjunto con MedialLabMx y Comando Colibrí.
15 Los colectivos feministas se autodenominan “colectivas” como una táctica para distinguirse de otras organiza-
ciones sociales. En la revisión de los carteles también se encontraron colectivos no feministas dentro de esta
categoría.
16 Solamente se tomaron en cuenta los carteles publicados por las propias cuentas de los Colectivos, aun cuando
se tiene la noción de su participación en otras actividades que no fueron difundidas por esta vía.
206 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
El análisis estadístico consistió en la aplicación de las instrucciones modularidad
y centralidad de grado, ambas representadas visualmente mediante la instrucción de
espacialidad Force Atlas, la primera para poner en funcionamiento el algoritmo de
detección de límites comunitarios por la fuerza entre sus vínculos y la segunda para
ilustrar el número de menciones de un nodo, por diferencia de colores y de tamaños
respectivamente –de diferente color, diferente comunidad; a mayor tamaño, mayor
centralidad (ver gura. 1)17.
Figura 1. Visualización. Fuente: Elaboración propia
La interpretación y los resultados se realizaron bajo una perspectiva híbrida,
basados en una descripción con base en la visualización de las comunidades y los
grados.
17 Los nodos con etiqueta tienen una centralidad de grado igual o mayor a 10; es decir, igual o mayor a diez men-
ciones. Los nodos sin etiquetas tienen un grado menor a diez. Este recurso se utilizó para facilitar la lectura de
la totalidad del grafo. En cuanto a los resultados estadísticos, la red tiene un diámetro de 7, un grado medio de
7.885 y un índice de modularidad de 0.388.
207Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
4. Resultados
En los registros por categorías se distingue 50 temáticas, 37 respaldos, 32 colectivos
(25 colectivos que trabajan el tema de tecnologías, 7 que trabajan otros temas), 19
sedes ubicadas en 9 localidades, 14 expositores y 14 modalidades. Al observar la red,
se pueden distinguir cuatro comunidades con enlaces colaborativos bien denidos.
En primer lugar con un 36% de la red está la comunidad que se enlaza a través del
tema Autodefensa Digital Feminista, principalmente con los colectivos MediaLa-
bMx, ADDFEM, Comando Colibrí y la Sandía Digital (con quienes también trabajan
el tema de Internet y Feminismo). Esta comunidad (representada en color violeta)
conecta, a través de colaboraciones múltiples, a otras colectivas y espacios con me-
nos notoriedad en la red. Algunos eventos son promovidos por las sedes, particular-
mente por los centros comunitarios como Rancho Electrónico, La Gozadera, El 77 o
la Fábrica Digital El Rule. Otras surgen de colectivos como Insubordinadas, Hacks
de Vida o Corazón de Robota. Las principales modalidades de las prácticas de esta
comunidad son Talleres, Conversatorios y Encuentros (como el de Cyborg Grrls, que
se realiza cada año en el mes de marzo). Dentro de los Encuentros se registraron vín-
culos con respaldos internacionales como Internet Society México, Internet Society
Woman, Dattellater, o Heart of Code, que apoyan el desarrollo de iniciativas tecno y
ciberfeministas. Otro rasgo distintivo de esta comunidad es el trabajo periférico: son
quienes expanden la red más allá de la ubicación central de la Alcaldía Cuauhtémoc,
con acciones en puntos como Milpa Alta, Tláhuac, Ecatepec, entro otros.
La segunda comunidad, en color amarillo, con un 19% de la red, se conecta a
través de los colectivos Luchadoras y Ciberseguras, en alianzas con organizaciones
nacionales e internacionales como Social Tic, Artículo 19, APC, Dominemos la Tec-
nología o Derechos Digitales, los cuales trabajan en torno a la generación de pro-
cesos de ciudadanía (no solo de las mujeres) a través de las tecnologías de la infor-
mación y la comunicación. Particularmente, por vía del proyecto Ciberseguras, esta
comunidad se enfoca en el tema de Violencia Digital de Género, predominantemente
con las modalidades Taller y Conversatorios. En estos, la nalidad es reexionar so-
bre las tecnologías, reconocer las formas de violencia y promover el aprendizaje de
estrategias de autodefensa en línea (sobre todo a través de prácticas de cifrado). Por
este mismo proyecto, la comunidad se conecta con colectivos e iniciativas feministas
de otros países de América Latina, como Nodo Común (Bolivia), Ciberfeministas
(Guatemala) o Cl4andestina (Brasil). Destaca la presentación del Informe “Violencia
en línea contra las mujeres en México”, un trabajo en el cual se crea una tipología de
las modalidades de violencia digital de género, el único en su clase registrado en la
categoría modalidades.
Si bien conectadas por diferentes nodos, los tres colectivos de los que parte el
análisis aparecen con la evidencia de sus cercanías en estas dos primeras comunida-
des, en un tono de organizaciones sociales. En tanto, las dos comunidades restantes
claramente aparecen vinculadas con una intervención institucional.
Así, se distingue en color verde la tercera comunidad tiene como nodo articulador
el Centro Cultural España (CCE) como sede, principalmente a través del proyec-
to Laboratorio de Ciudadanía Digital y su estructura de difusión. Por su origen, el
CCE cuenta con el respaldo institucional de la Agencia Española de Cooperación
Internacional para el Desarrollo, de Cooperación Española, así como de Fundación
Telefónica y la compañía Movistar, ambas de la iniciativa privada, que apoyan con la
208 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
gestión de recursos económicos. En el CCE, colectivos presentes en las otras comu-
nidades –como Luchadoras, Hacks de Vida, Mujeres Lab o Subversiones– realizan
actividades en diversas modalidades: Taller, Foro, Exhibición y Panel, desde la ópti-
ca de la alfabetización y educación digital. No obstante, en esta comunidad sobresale
la modalidad Charla y, por ende, hace más visible la categoría Expositores, es decir,
expertos y expertas invitados a compartir sus conocimientos. Los temas abordados
presentan menos centralidad, pero una mayor diversidad: Programación, Hackeo,
Producción Audiovisual, Robótica, entre otras.
La última comunidad surge en torno al trabajo de Wikimedia México, que mues-
tra en color gris. En razón de esto, la modalidad predominante es la Editatona, deni-
da como una jornada de edición de artículos de Wikipedia sobre mujeres destacadas
o temas de género, en las cuales solo participan mujeres como editoras. Las Edita-
tonas se realizan en torno a temas únicos: Mujeres y Política, Mujeres y Ciencia,
Mujeres y Arte, Mujeres Futbolistas, Derechos Políticos, Interrupción del Embarazo.
Debido a las temáticas variadas, en esta red se presenta la mayor cantidad de colec-
tivos y organizaciones que no trabajan el tema de las tecnologías pero que apoyan
con la gestión de información sobre las jornadas de edición, por ejemplo: Versus
(deportes), La Red Mexiteg (ciencia y tecnología), CIMAC (periodismo) o ANDAR
(interrupción segura del embarazo). Esta comunidad se asocia con los respaldos de
organizaciones como la propia Wikipedia, Wikimedia Ibero Coop o WikiWoman, to-
das vinculadas al trabajo de la enciclopedia colectiva. También ha generado alianzas
con instituciones gubernamentales, visualizadas en un cluster muy cercano en color
anaranjado, como la Secretaría de Cultura, el Gobierno de la Ciudad de México y
el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), las cuales facilitan Sedes como
el Centro de Cultura Digital (uno de los nodos más fuertes de la red), la Biblioteca
Vasconcelos, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), el Museo
del Chopo, entre otros.
En cuanto a la centralidad de grado, es decir la importancia de los nodos en la red
por el número de menciones, aparece claramente la Alcaldía Cuauhtémoc al centro,
lo cual en sí es una redundancia pues esta demarcación representa el centro de la
Ciudad de México y del país entero. De las 19 sedes detectadas, 13 se ubican en
esta zona, lo cual indica una profunda centralización del movimiento tecnopolítico
feminista, que enmarca la posibilidad de extender la red.
Enseguida aparece Luchadoras, conrmando su importancia en esta red, seguida
de la modalidad Taller, la organización SocialTIC, la Secretaría de Cultura de la
Ciudad de México, Wikimedia México, Wikipedia, el tema Autodefensa Digital, el
Centro de Cultura Digital y la Cooperación Española.
Los nodos de la categoría Expositores son los que se presentan con menor fuerza,
aunque los nombres que aparecen se identican como parte de los Colectivos (Indira
Cornelio, de Ciberseguras; Lili Anaz, del Laboratorio de Interconectividades) o de
los Respaldos (Erika Smith, de APC; Nidia Chávez, de Telefónica).
Esto muestra que no solo los colectivos determinan la conguración de la red,
sino que otros actantes como Temáticas, Modalidades, Respaldos y Sedes generan
vínculos decisivos para el objetivo común: promover procesos de aprendizaje sobre
el uso y apropiación de tecnologías entre las mujeres. Al buscar intencionalmente
una red heterogénea en el sentido de la TA-R, el resultado es una interesante asocia-
ción de actores y actantes que ilustran la perspectiva sociológica de la tecnopolítica
feminista en México (ver cuadro 1).
209Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
Cuadro 1. Principales nodos por categoría. Fuente: Elaboración propia.
Principales nodos por categoría
Colectivos
Luchadoras, Social TIC, Wikimedia México, Ciberseguras, Derechos Digita-
les, Dominemos la Tecnología, MediaLabMx, ADDFEM, Epic Queen y Co-
mando Colibrí.
Expositores Estrella Soria, Lu Ortiz, Erika Smith, Edith Medina, Indira Cornelio, Lilia
Meza, Andonella, Felipe García, Plaqueta y Nidia Chávez.
Temáticas
Autodefensa digital, internet y feminismo, violencia digital de género, brecha
digital de género, cifrado, tecnología y género, tecnofeminismo, robótica, pro-
ducción audiovisual y programación.
Sedes
Centro de Cultura Digital, Centro Cultural España, El 77, Rancho Electrónico,
La Gozadera, Biblioteca Vasconcelos, Casa Gomorra, Fábrica Digital El Rule,
La Chinampa y Centro Horizontal.
Ubicaciones Alcaldías Cuauhtémoc, Tláhuac, Miguel Hidalgo, Coyoacán, Benito Juárez y
Milpa Alta, así como los estados de Jalisco, México y Puebla.
Modalidades Taller, conversatorio, editatona, charla, encuentro, foro, hacklab, presentación
de informe, editatón y exhibición.
Respaldos
Secretaría de Cultura, Wikipedia, Cooperación Española, Agencia Española de
Cooperación Internacional para el Desarrollo, Editatona W, Movistar, Funda-
ción Telefónica, Laboratorio de Ciudadanía Digital, Gobierno de la Ciudad de
México y Asociación para el Progreso de las Comunidades.
Metodológicamente, el vínculo entre el ARS y la TA-R dio como resultado un
ejercicio cartográco inédito, en el que se vislumbra la heterogeneidad de la escena
tecnopolítica feminista en México, con sus alcances y limitaciones ilustrados por
categoría. Como se observa en el cuadro, los temas de interés versan tanto en el sen-
tido del ciberfeminismo como del tecnofeminismo. Sin embargo, como planteamos
en el plano teórico, lo que importa no es la distinción entre estas dos visiones sino la
inmensa gama de posibilidades que existen entre ellas.
En cuanto a las categorías propuestas para realizar el mapeo, destacó la centrali-
dad y centralización del movimiento en el corazón geográco de la Ciudad de Méxi-
co, lo que hace evidente la necesidad de una descentralización de los esfuerzos tanto
por parte de los colectivos como de las instituciones involucradas. En este sentido,
para combatir la brecha cognitiva y pese a sus limitaciones, los espacios comunita-
rios de otras localidades surgen como alternativa a las sedes institucionales.
Dentro del ámbito didáctico, destaca la centralidad del Taller, una modalidad que
pone en el centro de la tecnopolítica la práctica en el proceso de aprendizaje, reali-
zado además de forma colectiva. Aunque esta modalidad es predominante, los for-
matos Conversatorio, Charla y Encuentro indican que también se busca un proceso
dialógico de las experiencias de las mujeres.
En la categoría Temáticas, la Autodefensa Digital es central, lo que conrma la
propuesta tecnopolítica feminista de promover aprendizajes que reconozcan la ca-
pacidad de acción de las mujeres para resolver los problemas apremiantes de su
entorno. Particularmente, dado el contexto de violencia de género (digital y fuera de
línea), dotar de herramientas y tácticas para enfrentarla a través de las tecnologías
resulta fundamental para garantizar su participación pública.
210 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
5. Conclusiones
Las irrupciones feministas de los últimos años en los espacios digitales han estado
acompañadas por una vanguardia latente de tecnopolítica feminista basada en la ac-
tivación pedagógica de redes heterogéneas.
En términos generales se encuentran tres fuerzas organizacionales de esta escena:
los propios colectivos feministas, que destacan por sus alianzas con otros colectivos
y organizaciones no feministas; las fundaciones internacionales, que se convierten
en las principales fuentes de recursos; y el Gobierno de la ciudad, que aparece como
un importante gestor para las Sedes.
Más que una tensión entre las tres fuerzas organizacionales encontradas, lo que
se reconoce en dicha heterogeneidad es el aporte de las múltiples voces, proyectos y
enfoques que integran y se vinculan en esta escena, lo cual se traduce en posibilidades
de articular nuevos nodos, con prácticas, temas y actores que si bien no son evidentes,
expanden y diversican el espacio público oposicional. Esto es, con las temáticas,
modalidades, colectivos y sedes conectados en la red se tejen procesos de apropiación
tecnológica de las mujeres que superan el propósito de aprender a usar las tecnologías
para dar paso a prácticas de organización, expresión, cuestionamiento y resistencia.
Así, en esta red no solo se mantiene el principio colaborativo y la reticularidad,
sino además, emerge una propuesta de transformación de las relaciones de poder, en
el amplio sentido tecnopolítico (y de las relaciones de poder de género, en el sentido
feminista), y con ello la compleja renovación del espacio público oposicional.
Si bien los colectivos feministas visibles como nodos destacados de cada comuni-
dad colocan la mediación transformadora originada por las tecnologías como objetivo
común de la red, los otros agentes permiten diversicar los ámbitos en los que esta
mediación puede adquirir su dimensión política: desde actividades públicas como el
periodismo o el activismo, hasta las prácticas digitales personales cotidianas.
No obstante, se reconoce que la centralidad geográca e institucional de algunos
agentes aparece como un elemento limitante de esta expansión y diversicación,
además de suponer riesgo de institucionalización, dependencia o privatización de la
escena tecnopolítica feminista. El posible contrapeso de esta centralidad se encuen-
tra en los numerosos nodos menos visibles, a manera de contrapúblicos reticulares,
que proponen colaboraciones, temáticas y espacios periféricos con los que se amplía
la incidencia de la red.
6. Referencias
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212 Ivette Pedraza, C.; Rodríguez Cano, C. A. Teknokultura 16(2) 2019: 197-212
Wang, T. (2013). Big data needs thick data. Ethnography Matters, 13, http://ethnographymatters.
net/blog/2013/05/13/big-data-needs-thick-data/
... 14 Para analizar la constitucionalidad de estas disposiciones, la Corte comenzó su examen activando una perspectiva de género, es decir, una metodología que permite identi car e interpretar los elementos jurídicos de un litigio teniendo en cuenta su impacto diferenciado sobre las personas en función de su sexo, en particular, sobre las mujeres. 15 A partir de una lectura cruzada de los diferentes principios y derechos constitucionales -dignidad, igualdad, autonomía, derecho al libre desarrollo de la personalidad, a la intimidad, a la no discriminación, derecho a la salud (psicológica y física), y libertad reproductiva-, las y los ministros reconocieron por primera vez y de manera unánime S E R I E OPINIONES TÉCNICAS SOBRE TEMAS DE RELEVANCIA NACIONAL / 59 un derecho de las mujeres y de las personas gestantes a decidir sobre sus propios cuerpos. 16 En particular, la Corte se basó en el artículo 4o. ...
... Es un trabajo no remunerado que resulta en una carga afectiva y emocional importante con un profundo impacto en su salud mental y emocional. 15 Cinco re exiones para (re)pensar el activismo de datos contra feminicidio en México ...
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Este capítulo analiza las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia en México sobre el aborto en el mes de septiembre de 2021. Se exploran las condiciones sociales por las cuales aun existe polaridad en el tema que de alguna manera han influido en la postergación del cambio legislativo en las entidades federativas de México para permitir la interrupción legal del embarazo. Es a través de la judicialización del derecho a un aborto seguro en que algunos Estados de la República han tenido que modificar su legislación local en favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
... Desde la #Mareaverde continental que se mueve en las calles por la despenalización del aborto, hasta las más de 208 réplicas de la performance de "Un violador en tu camino" 2 en ciudades latinoamericanas (García González & Guedes, 2020), las protestas feministas han trascendido su carácter local para articular las exigencias de justicia de las mujeres ante las problemáticas regionales compartidas. De hecho, se considera que la articulación en redes transnacionales a través de las tecnologías y la ampliación de los repertorios de protesta (con hashtags, contenidos audiovisuales, performances y creaciones artísticas en línea) constituyen el rasgo característico de la "cuarta ola feminista" (García González, 2022;Garrido Ortolá, 2022;Laudano, 2019;Pedraza & Rodríguez, 2019). Incluso, por la potencialidad de esta apropiación del espacio digital, se plantea un devenir feminista de la protesta que cuestiona y transforma las usuales formas de organización, expresión y liderazgos masculinos de los movimientos sociales (Rovira Sancho, 2018). ...
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This paper aims to analyze the discursive strategies of Mexican digital media used to portray the actions and protagonists of the feminist protests in the context of the current administration of the Mexican federal government, known as “The 4T” (“The Fourth Transformation”). It reviews the coverage of feminist protests on emblematic dates (International Women’s Day, Global Day of Action for the Legalization of Abortion, International Day for the Elimination of Violence against Women) of five digital media during the first three years of the 4T (2019-2021) from a Critical Discourse Analysis (cda) approach. The results reveal how these strategies reconfigure the object of the protest and create two opposite hubs of significance: either to validate or to sanction women’s actions in the public space.
... Este tipo de análisis se ha extendido a las formas comunicación no hegemónicas, como el Tercer Sector, donde a las variables previamente mencionadas se añaden otras, como la misión, los valores o el tipo de colectivo en el que se constituyen (Barranquero & Montero, 2015). Centradas específicamente en Internet, otras investigaciones han estudiado el uso ciudadano de los blogs para analizar las características de su contenido (Etling et al., 2010) o el empleo de redes sociales en movimientos organizados contemporáneos, como el feminista (Pedraza Bucio & Rodríguez Cano, 2019). Tanto estas investigaciones como las anteriores se han basado, generalmente, en el análisis documental y de contenido de los medios y, ocasionalmente, en entrevistas a sus profesionales. ...
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Digital cartographies have become popular in the field of digital activism. For technopolitical communities, mapping constitutes an innovation in the repertoires of confrontation; they allow to visualize communities and reinforce their collective identity, establish networks and links between them, and make visible the issues they intend to denounce. However, cartographic practices are also a research tool to investigate these communities. Collaborative mapping can geolocate and make projects and their possible synergies visible or generate data for comparative research and even the design of public policies. These practices are beneficial for studies on activist political communities through activist research and other engaged perspectives such as participatory action research. This methodology also has limitations, given the hybrid nature of technopolitical communities and their diffuse territorial margins, the difficulty of combining the anonymity required by activists with the visibility of their networks and practices, as well as issues linked to the classic epistemological debates around the duality between the object and the subject of participatory research. In this text, we address these debates and present the phases and techniques for applying the collaborative mapping to the study of digital activism and for the return of results to the participating communities.
... Este tipo de análisis se ha extendido a las formas comunicación no hegemónicas, como el Tercer Sector, donde a las variables previamente mencionadas se añaden otras, como la misión, los valores o el tipo de colectivo en el que se constituyen (Barranquero & Montero, 2015). Centradas específicamente en Internet, otras investigaciones han estudiado el uso ciudadano de los blogs para analizar las características de su contenido (Etling et al., 2010) o el empleo de redes sociales en movimientos organizados contemporáneos, como el feminista (Pedraza Bucio & Rodríguez Cano, 2019). Tanto estas investigaciones como las anteriores se han basado, generalmente, en el análisis documental y de contenido de los medios y, ocasionalmente, en entrevistas a sus profesionales. ...
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Las cartografías digitales se han hecho populares en el ámbito del activismo digital. Para las comunidades tecnopolíticas, el mapeo constituye una innovación en los repertorios de confrontación; permite visualizar las comunidades y reforzar su identidad colectiva, establecer redes y vínculos entre ellas, o visibilizar las problemáticas que se pretenden denunciar. No obstante, las prácticas cartográficas son también una herramienta para la investigación de dichas comunidades. Para la investigación activista y otras perspectivas comprometidas, como la investigaciónacción participativa, particularmente útiles para los estudios sobre comunidades de activismo político, las cartografías realizadas de manera colaborativa tienen el potencial de geolocalizar y visibilizar los proyectos y sus posibles sinergias o generar datos para la investigación comparada e incluso el diseño de políticas públicas. Esta metodología también tiene limitaciones, dado el carácter híbrido de las comunidades tecnopolíticas y sus difusos márgenes territoriales, la dificultad de conjugar el anonimato requerido por los activistas con la visibilización de sus redes y prácticas, o cuestiones asociadas a los clásicos debates epistemológicos en torno a la dualidad entre el objeto y el sujeto de la investigación participativa. En este texto abordamos dichos debates y presentamos las fases y técnicas para la aplicación de las cartografías colaborativas al estudio del activismo digital y para la devolución de resultados a las comunidades participantes.
... El caso, lleno de irregularidades, motivó movilizaciones en la Ciudad de México, Veracruz, Guadalajara y Puebla. En redes sociales nuevamente fue utilizado el hashtag #SiMeMatan para protestar por el feminicidio de la joven (Pedraza y Rodríguez, 2019). ...
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Este análisis busca abonar a la discusión de los principios que distinguen a la cultura política liberal del Estado mexicano y los que constituyen los pilares de las culturas políticas de las comunidades regidas por SNI en la Sierra Sur oaxaqueña. En este contexto, la primera parte del capítulo retoma el concepto de cultura política propuesto por Almond y Verba y, desde la crítica de Luhman a la teoría estructural-funcionalista de Parsons, se propone que los valores de la cultura política liberal occidental no son únicos ni universales. La segunda parte aborda los elementos distintivos de las culturas políticas de comunidades indígenas de la Sierra Sur oaxaqueña y sus puntos de encuentro y desencuentro con los valores del liberalismo político, entre ellos, conceptos fundamentales como: el sujeto de derecho y obligación, el espacio público y privado, el significado de la democracia. La discrepancia entre las acepciones de conceptos fundamentales de la cultura política, ha generado conflictos. Primero, estos se dan entre comunidades egidas por SNI y diversas dependencias públicas del orden federal y estatal, tales como el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO) o la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca. La segunda variante de conflicto es entre las mismas personas comuneras de los municipios, por ejemplo, entre jóvenes que se niegan a pasar por el sistema escalafonario para adquirir un cargo público, entre feligreses/as de religiones distintas a la católica que se niegan a participar en las cooperaciones para la mayordomía o que exigen mayor participación en el espacio público, o entre cabeceras municipales y agencias por la distribución de los recursos federales del Ramo 28 y Ramo 33, a comuneras que exigen su derecho a participar en el espacio público sin restricciones de género, migrantes que regresan a su comunidad con visiones distintas de su interactuar en el espacio público, por mencionar algunos.
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El objetivo de este trabajo es identificar las estrategias metodológicas desarrolladas desde la comunicación para abordar los movimientos sociales e Internet. Se ha construido un estado del arte sobre las temáticas y los diseños metodológicos empleados para abordar las relaciones entre Internet y los movimientos juvenil, feminista y LGBT+ en México entre 2017-2022. Los resultados muestran dos campos metodológicos para abordar la relación movimientos sociales e Internet: mientras que con los métodos digitales se indaga sobre los productos generados por los usuarios de un movimiento social y la interactividad, los métodos convergentes se enfocan en los usos que activistas le dan a Internet y la experiencia obtenida a través de la interacción. Estos hallazgos permiten observar las nociones conceptuales sobre Internet como objeto de estudio y fuente de información. Ya sean digitales o convergentes, las estrategias metodológicas articuladas desde la comunicación son transversales al ámbito social y digital. Palabras clave: metodología, métodos digitales, activismo digital, minería de datos, plataformización.
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The aim of this article is to characterize the main hashtags of Mexican feminist activism as part of the Latin American connected crowds, on the basis of a review of the most popular trends between 2016 and 2021 on Twitter. A total of 50 hashtags have been selected that, due to their repeated use, are characterized as femitags, that is, performative meta-discursive identifiers that mainly do three things: disseminate and tune in to frames of protest; extend women’s voices and slogans; and mobilize synchronic, diachronic, and transnational repertoires of collective action. These femitags appear in situated contexts, usually around events such as new cases of violence against women and calls to take to the streets, but with their extension, they become meta-communicative labels that articulate different activist practices. This study reveals not only their functions, but also their role as articulators of networked mobilizations, demonstrating the profound online and real-life intertwining of the fourth wave of Mexican, Latin American, and Spanish-speaking feminism.
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El presente artículo tiene como objetivo analizar las experiencias de mujeres universitarias de la FES Zaragoza (UNAM) ante la violencia digital, los significados que le otorgan y la manera en que le hacen frente. A través de una etnografía digital y mediante un análisis narrativo con perspectiva de género feminista, se encontró que las universitarias en el espacio digital consideran que: 1) este tipo de violencia está normalizada socialmente, 2) hay más condiciones de vulnerabilidad para las mujeres que para los hombres y 3) es necesario implementar prácticas de cuidado personal y colectivo que les permitan sentirse más seguras en dicho espacio. Se concluye que «lo digital es político», en términos de que está atravesado por el poder, ante lo cual las universitarias se organizan para transformar su condición de género.
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¿Son la accesibilidad, la versatilidad y la interactividad de la internet y de las plataformas sociodigitales las claves de una comunicación verdaderamente emancipadora o, por el contrario, un mecanismo de dominación más eficaz cuanto mayor es la ilusión democrática que irradian? Entre las visiones ciberoptimistas y las ciberpesimistas, el renovado el interés académico por el papel de la comunicación en el posicionamiento de los grupos sociales subordinados, según lo propone esta revisión, tendrá que dedicarse al recaudo de evidencias empíricas desde las cuales pueda construirse un conocimiento más ponderado e integrador. Palabras clave: internet, movimientos sociales, plataformas sociodigitales, activismo digital, acción conectiva.
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Métodos digitales, analítica cultural, tecnopolítica, etnografía, digital e inteligencia artificial son solo algunas de las tendencias que conforman el panorama de renovación en la metodología de la investigación social y las humanidades. A partir de ellas, el autor plantea una mirada crítica y un periodo histórico concreto para seleccionar una serie de reflexiones, propuestas y aplicaciones de las formas de indagación que involucran entornos digitales, esquematizadas en cinco hábitats: dataísmo, visualidad, acción, densidades y experimentación. Con discusiones provenientes de la sociología, la antropología y la comunicación, entro otros conjuntos de saberes ya desbordados, se propone además desafiar las particularidades de cada hábitat para encontrar características transversales del nuevo escenario, entre las que destacan la centralidad de los ambientes computacionales. La flexibilidad y reflexividad de las estrategias de indagación, el derrumbe de fronteras – entre lo cuantitativo/cualitativo, lo grande/pequeño y lo extenso/breve – y la indeterminación disciplinar. La mirada general, finalmente, se orienta a imaginar tácticas para dilucidar las implicaciones culturales de fenómenos como la cuantificación, la mediatización algorítmica, la programación, la visualización y la multimodalidad, los datos masivos, los artefactos inteligentes, la mediatización y los procesos de subjetivación, los espacios inmersivos y aumentados, el procesamiento de lenguaje natural, la plataformización, el diseño de prototipos, el uso de software, las prácticas sociodigitales, los laboratorios de medios o las protestas digitales y las multitudes conectadas.
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This edited collection presents original and compelling research about contemporary experiences of Latin American movements and politics in several countries. The book proposes a theoretical framework that conceptualises different mediation processes that emerge between cyberdemocracy and the emancipation practices of new social movements. Additionally, this volume presents some Latin American practices and experiences that are autonomously and by using self-management–creating other identities and social spaces on the margins of and against the neoliberal system through the use of digital technology. This book will be of great interest to scholars of media and social movements studies as well as of contemporary politics.
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The concept of technopolitics has been increasingly employed to interpret the contemporary uses of communication technologies by social movements and civil society organizations. This chapter tackles the historical and theoretical roots of the notion, by critically examining contributions from different disciplines, regions and strands of literature. First, the chapter outlines the use of technopolitics within technology transfer and scientific innovation, and charts its adoption in studies regarding media and the political sphere. Then, it explores its rediscovery and application at the intersection between the appropriations of Spanish activists and academics, and scrutinizes its extension to Latin America. Next, it examines five key potentialities of the concept, as well as its connections with other recent theorizations, especially derived from Anglo-Saxon scholarship. The chapter concludes by proposing further dialogue between Northern and Southern research communities, as a way to generate more nuanced understandings of everyday activist practices, action research, and socio-political change.
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The era of Big Data has begun. Computer scientists, physicists, economists, mathematicians, political scientists, bio-informaticists, sociologists, and other scholars are clamouring for access to the massive quantities of information produced by and about people, things, and their interactions. Significant questions emerge. Will large-scale search data help us create better tools, services, and public goods? Or will it usher in a new wave of privacy incursions and invasive marketing? Will data analytics help us understand online communities and political movements? Or will it be used to track protesters and suppress speech? Will it transform how we study human communication and culture, or narrow the palette of research options and alter what 'research' means? Given the rise of Big Data as a socio-technical phenomenon, we argue that it is necessary to critically interrogate its assumptions and biases. In this article, we offer six provocations to spark conversations about the issues of Big Data: a cultural, technological, and scholarly phenomenon that rests on the interplay of technology, analysis, and mythology that provokes extensive utopian and dystopian rhetoric.
Article
he digital revolution has dramatically changed the conventional system of political representation and media, contributing to cultural changes in the public sphere that require a different conceptualization of the social mediation process. The momentous changes of participatory democracy in networks with new information technologies validate today, the existence of a new information ecosystem that makes it possible for the so-called oppositional public space (OPS). In the new mediatic culture, the communication process is fully released itself from the coordinates and historical restrictions of the traditional political culture, facilitating collective action of new urban movements. Complex cyberspace environments and technological networks demand within this framework a critical research able to describe and understand the conditions of e-world postmodern sociotechnics from practices and representations of the new imagery of contemporary technopolitics. The Communication Theory has not reconsidered however the notion to the use of public space to the emerging forms of exchange and collective action. This paper presents a conceptual proposal that, from the critical school, redefines ongoing processes such as the 15M or social movements like Yo soy 132 from a structural analysis of the economic, political and social theory of mediation.
Chapter
"The idea of "the public sphere" in Habermas's sense designates a theater in modern societies in which political participation is enacted through the medium of talk. It is the space in which citizens deliberate about their common affairs." "Habermas stops short of developing a new, post-bourgeois model of the public sphere." "My argument enjoins four corresponding tasks on the critical theory of actually existing democracy. First, this theory should render visible the ways in which social inequality paints deliberation within publics in late-capitalist societies. Second, it shows how inequality affects relationships among publics in late-capitalist societies, how publics are differently empowered or segmented, and how some are involuntarily enclaved and subordinated to others. Next, a critical theory should expose ways in which the labeling of some issues and interests as " private" limits the range of problems, and of approaches to problems, that can be widely contested in contemporary societies. Finally, the theory should show how the overly weak character of some public spheres in late-capitalist societies denudes "public opinion" of practical force."
Article
This article investigates the renewed feminist politics that emerge from the interface of digital platforms and activism today, examining the role of digital media in affecting the particular ways that contemporary feminist protests make meaning and are understood transnationally, nationally, and locally. I consider the political investments of digital feminisms in the context of what Angela McRobbie has termed the “undoing of feminism” in neoliberal societies, where discourses of choice, empowerment, and individualism have made feminism seem both second nature and unnecessary. Within this context, I describe a range of recent feminist protest actions that are in a sense redoing feminism for a neoliberal age. A key component of this redoing is the way recent protest actions play out central tensions within historical and contemporary feminist discourse; crucial here is the interrelationship between body politics experienced locally and feminist actions whose efficacy relies on their translocal and transnational articulation. My discussion focuses on three case studies: SlutWalk Berlin, Peaches’ “Free Pussy Riot!” video, and the Twitter campaigns #Aufschrei and #YesAllWomen. My analysis ultimately calls attention to the precarity of digital feminisms, which reflect both the oppressive nature of neoliberalism and the possibilities it offers for new subjectivities and social formations.