Available via license: CC BY-NC 4.0
Content may be subject to copyright.
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
19!
Revista Prácticum, 4(1), Enero-Junio, 2019
ISSN: 2530-4550
Prácticas curriculares en la formación
universitaria de los futuros profesionales: modelo
para la actuación.
!
Curricular internship in university training for
future professionals: model for intervention.
!
!
!
Carme Armengol Asparó
Universitat Autònoma de Barcelona
carme.armengol@uab.cat
Isabel Del Arco Bravo
Universitat de Lleida
del.arco@pip.udl.cat
Joaquín Gairín Sallán
Universitat Autònoma de Barcelona
joaquin.gairin@uab.cat
José Luís Muñoz Moreno
Universitat Autònoma de Barcelona
joseluis.munoz@uab.cat
David Rodríguez Gómez
Universitat Autònoma de Barcelona
david.rodriguez.gomez@uab.cat
Fecha de recepción 10-12-2018
Fecha de aceptación 17-01-2019
Armengol Asparó, C., Del Arco Bravo, I., Gairín Sallán, J., Muñoz Moreno,
J. L. y Rodríguez Gómez, D. (2019). Prácticas curriculares en la formación
universitaria de los futuros profesionales: modelo para la actuación. Revista
Prácticum, 4(1), 19-36.
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
20!
Resumen
La aportación presenta algunos de los resultados más
destacados que se derivan del estudio “Orientación y tutoría en las
prácticas profesionales” que tiene por objetivos: analizar y delimitar
la naturaleza y el sentido de las prácticas curriculares y concretar un
modelo para la organización y el desarrollo de las prácticas
curriculares. La metodología empleada ha considerado el análisis de
documentos, la realización de 343 cuestionarios y 27 entrevistas a
responsables institucionales, tutores académicos, tutores de los
centros de prácticas y estudiantes. Los resultados evidencian de
forma importante, y entre otras cuestiones, la necesidad de mejorar
la coordinación entre la Universidad y los centros de prácticas
alrededor del programa formativo de prácticas curriculares. De los
resultados se deriva una propuesta de Modelo de Prácticas
Curriculares que trata de focalizar el objetivo de intervención, los
momentos, los protagonistas y el proceso. Las conclusiones destacan
la necesidad de generar una mayor conciencia de la importancia
personal, profesional e institucional que tienen las prácticas
curriculares con el ánimo de estrechar los vínculos existentes entre la
formación de los futuros profesionales y el ámbito del trabajo.
Abstract
This contribution presents some of the main results from a
study of "Guidance and mentoring in professional practices" that had
the following aims: to analyze and define the nature and meaning of
curriculum practices and establish a model for the organization and
development of curricular practices. The methodology has considered
the analysis of documents, 343 questionnaires and 27 interviews with
institutional leaders, academic tutors, professional tutors and
students. Results show, among other things, the need to improve
coordination between the university and “practice centers” around the
curricular practice training program. From results, we derive a
proposal for a “Curricular Practices Model” that focus on intervention
aim, moments, agents and process. Conclusions highlight the need to
generate greater awareness of the personal, professional and
institutional importance of curricular practices, with the aim of
strengthening the links between the training of future professionals
and the workplace.
Palabras claves
Prácticas curriculares, Universidad, formación, profesionales.
Keywords
Curricular internship, University, training, professionals.
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
21!
1. Introducción
Entendemos las prácticas curriculares externas de carácter
profesional como el conjunto de actividades organizadas en entornos
laborales que realizan los estudiantes universitarios. Habitualmente,
tienen una duración de meses y pretenden aplicar los conocimientos
adquiridos a situaciones reales para la iniciación profesional.
La Universidad se enfrenta, cada vez más, a situaciones
nuevas, distintas y complejas, como consecuencia de la realidad
dinámica, de una sociedad exigente y de unos usuarios conscientes
de la calidad de los servicios que precisan. En este escenario se
requiere que las respuestas educativas consideren la complejidad de
los fenómenos, las particularidades de cada contexto y las
necesidades de los estudiantes, enfatizando en la importancia y
necesidad de soportes de orientación para su óptimo desarrollo
formativo.
En los últimos años la Universidad ha mostrado interés por
orientar al estudiante, facilitando la transición desde la educación
Secundaria Obligatoria (Gairín, Muñoz, Feixas y Guillamón, 2009 y
Tortosa, Grau, Pellín, Roig, Pertegal, Sabroso, Ramírez y López,
2015), dándole soporte mientras cursa los estudios y realiza las
prácticas curriculares y también apoyo en la transición hacia el
mercado laboral. La orientación, planificada adecuadamente y con un
seguimiento permanente es clave para que el estudiante alcance las
competencias necesarias para adquirir una formación universitaria
integral y de calidad (Zamorano, 2003). Ésta debe integrarse en la
actuación docente dirigida al estudiante (Cano, 2008) dónde las
prácticas curriculares adquieren un protagonismo necesario.
En la misma línea Camats, Flores, Del-Arco, Alaminos,
Blázquez y Segura (2011) y Del-Arco, Camats, Flores, Alaminos y
Blázquez (2011), defienden también esta finalidad orientadora en el
momento de la elección de los estudios, en el momento de la
matriculación y al configurar los itinerarios formativos, en el apoyo al
estudio y al aprendizaje, orientación en el desarrollo de las prácticas
curriculares, ayuda para la inserción laboral y profesional o para
continuar la formación académica en estudios de postgrado o de
tercer ciclo.
Algunas modalidades emergentes incorporan incluso, en el
marco de la función tutorial, el desarrollo personal, humano y
profesional del estudiante, tal y como acontece en Gran Bretaña con
la “Planificación del Desarrollo Personal” y en Finlandia con los
“Entornos de Aprendizaje Personalizados” (a partir de Montañés,
Giménez, Blasco y Coll, 2008). Poco a poco se supera la concepción
tradicional, y restringida, de vincular la tutoría tan sólo con la
resolución de interrogantes sobre ciertas materias y contenidos (Cid,
Pérez y Sarmiento, 2011).
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
22!
Los trabajos de Delaney (2004), Gallego (2004), Lim (2002) y
Tinto (1975) sobre adaptación, integración, permanencia (Esteban,
Bernardo y Rodríguez-Muñoz, 2016), retención y abandono de los
estudiantes en la Universidad (Bernardo, Cerezo, Rodríguez-Muñoz y
Tuerho, 2015), constatan la importancia de implementar actuaciones
de orientación relacionadas con los distintos momentos de la vida del
estudiante en la Universidad (promoción y acceso, acogida e
incorporación, permanencia y egreso), para contribuir a un mejor
desarrollo de los estudiantes a lo largo de su trayectoria académica
en la universidad Universidad.
Si nos centramos en el tema objeto de estudio de la
investigación que presentamos, la orientación centrada en las
prácticas curriculares surge para dar apoyo y para superar aquellas
dificultades que los estudiantes encuentran: en la toma de
decisiones, la resolución de dilemas, adquiriendo hábitos de estudio y
trabajo o en la inserción social y laboral (Bethencourt, Cabrera,
Hernández, Álvarez y González, 2008 y González y Martín, 2004). La
diversidad de actuaciones orientadoras dirigidas al estudiante tiene
que caracterizarse a partir de sus propósitos, el carácter institucional
y psicopedagógico que adoptan y el ámbito que abarcan e, inclusive,
el momento en el que se sitúan. Especialmente porque estas
prácticas suponen un entorno ideal para el desarrollo de
competencias profesionales entre los estudiantes (Mareque y De
Prada, 2018).
Además, la mejora de las prácticas curriculares como
escenario formativo de los estudiantes universitarios exige, entre
otros factores, de procesos bien organizados que minimicen las
dificultades que tienen los estudiantes y de una óptima coordinación
entre los diferentes profesionales e instituciones implicadas (Albertín
y Villar, 2009). Requiere de una cultura institucional sostenida en el
trabajo conjunto y la apertura al entorno, a partir del compromiso de
la Universidad y de los centros de prácticas (Molina, 2007) por
impulsar actuaciones de orientación que favorezcan el éxito de las
prácticas curriculares en la formación inicial de los futuros
profesionales. Desde esta óptica se revitalizan las aportaciones sobre
orientación y tutoría (Gairín, Feixas, Muñoz y Guillamón, 2010 y
Montero et al., 2014), los modelos de orientación universitaria
(Álvarez y González, 2009) y la formación en alternancia (Rego, Rial
y Barreira, 2015 y Tejada, 2012).
Las actuaciones debieran concebir la orientación como una
actividad educativa, procesual e integrada en el programa formativo
de prácticas y los planes de estudio. Supone otorgar una dimensión
educativa a la orientación que, de acuerdo con Planas, Prieto y
Lizandra (2011), implicaría educar para la vida, asesorar sobre
opciones alternativas, aprender a tomar decisiones propias, generar
un aprendizaje propio y guiar para reforzar, acompañar y dar
soporte. Además, la calidad de los aprendizajes en este contexto
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
23!
puede mejorar a partir del compromiso que pueden asumir los
involucrados en el proceso formativo (Ruiz, Sánchez y Mateu, 2018).
En este marco se ubica el estudio para la Mejora de la Calidad
Docente desarrollado y que tiene como objetivo principal el buscar
respuestas y alternativas a los problemas de filosofía, organización y
seguimiento que plantea la realización de las prácticas curriculares en
el contexto de los grados orquestados dentro del Espacio Europeo de
Educación Superior. En concreto, los objetivos específicos del estudio
han sido: analizar y delimitar la naturaleza y el sentido de las
prácticas curriculares, reparando en su funcionamiento y
problemáticas; y concretar un modelo para la organización y el
desarrollo de las prácticas curriculares en la Universidad.
2. Método
!
La metodología llevada a cabo ha considerado el análisis de
documentos, la realización de 343 cuestionarios y 27 entrevistas. En
la aplicación de los cuestionarios participaron responsables
institucionales (11%), tutores académicos de la Universidad (18,5%),
tutores de los centros de prácticas (17,6%) y estudiantes (52,8%),
pertenecientes a las áreas de ciencias sociales (54,5%), humanas
(9,3%), salud (29,9%) y experimentales y tecnológicas (6,2%) de
diversas universidades catalanas (Universidad Autónoma de
Barcelona, Universidad de Barcelona, Universidad de Lleida,
Universidad Politécnica de Catalunya, Universidad Ramón Llull,
Universidad Abierta de Catalunya y Universidad Rovira i Virgili). En
las entrevistas participaron 12 responsables institucionales, 6 tutores
de los centros de prácticas, 2 coordinadores de prácticas y 7
estudiantes, también pertenecientes a las distintas áreas de
conocimiento y universidades anteriormente mencionadas.
A la selección de la muestra para los cuestionarios siguió un
procedimiento de muestreo por cuotas o accidental, para garantizar
la presencia de las diversas categorías de agentes clave y áreas de
conocimiento. En las entrevistas, el muestreo fue intencional a partir
de la implicación de los participantes en las prácticas curriculares y su
responsabilidad.
Las cuestiones consideradas en los cuestionarios, las
entrevistas y el análisis de documentos quedaron agrupadas en cinco
amplios bloques: datos de identificación (titulación, ámbito, tipología
de participante, categoría profesional, género, edad y experiencia en
programas de prácticas profesionales), organización del programa de
prácticas (definición del modelo de prácticas profesionales, tipología
de prácticas, soporte de las instituciones responsables, implicados y
documentación entregada), contenido del programa de prácticas
(competencias y objetivos, contenidos, recursos y sistema de
evaluación), desarrollo (elección de centros, acogida en los centros y
seguimiento de estudiantes) y mejora del programa de prácticas
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
24!
curriculares (coordinación interinstitucional, sistemas de feedback,
sentido de la delimitación de indicadores, contenido de indicadores y
uso).
De estos bloques y cuestiones se derivó la instrumentalización,
que toma en cuenta los destinatarios y su naturaleza. Así, se concretó
un cuestionario y un guión de entrevista, cuya elaboración responde
a los siguientes pasos: a) selección de aspectos importantes; b)
redacción provisional según destinatarios e introducción de datos de
identificación; c) validación provisional por parte del equipo de
investigación; d) aplicación en destinatarios para ajustar lenguaje y
formato; y e) instrumentos definitivos.
3. Resultados
Los resultados de los cuestionarios evidencian que, en la
organización de las prácticas curriculares, la implicación de la
Universidad, por lo general, es adecuada. Un 80% de participantes
valora positivamente la selección de los centros de prácticas, un 33%
considera que la información sobre las prácticas y la actividad
profesional es poco adecuada y un 80% opinan que la implicación del
centro de prácticas es bastante adecuada. Para el 93% el tutor del
centro de prácticas desarrolla una función de dirección y
asesoramiento al estudiante, pero un 87% considera que informa
poco al estudiante sobre el sistema de trabajo y su implicación en las
prácticas curriculares. Un 97% opina que las funciones que los
estudiantes realizan con una mayor frecuencia son las de conocer y
cumplir el proyecto formativo y colaborar con los profesionales del
centro en lo que corresponda, siempre con una actitud de
confidencialidad ante las informaciones del centro de prácticas. Sin
embargo, el estudiante no suele comunicar a sus tutores las
incidencias que afectan al desarrollo de las prácticas. Para el 92%,
siempre o a menudo se evalúa al estudiante de acuerdo a criterios
establecidos y publicados. No es demasiado frecuente que el
estudiante reciba información sobre prevención de riesgos laborales.
Un 60% entiende que la documentación precisa se facilita con
frecuencia, pero aquella vinculada al centro de prácticas (normativas,
seguridad en el trabajo, etc.) no se hace con tanta frecuencia.
Del contenido del programa, cerca del 94% de participantes
considera que las competencias que suelen desarrollarse con mayor
frecuencia durante las prácticas tienen que ver con la observación y
el análisis crítico que hace el estudiante en el contexto laboral, así
como con su familiarización con las funciones y las tareas propias del
entorno laboral. Tan sólo un 78,3% entiende que se favorecen los
valores de la innovación, la creatividad y el emprendimiento durante
las prácticas. Con frecuencia, según el 81%, se dan elementos
suficientes al estudiante para poder realizar la memoria final de
prácticas como recurso. Por el contrario, no existen demasiados
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
25!
materiales de soporte al estudiante para realizar las prácticas en
opinión del 65%. Mayoritariamente, las directrices seguidas en la
evaluación acontecen para el 80% y, particularmente, el 87%
manifiesta que la evaluación contempla muy a menudo la capacidad
personal demostrada (sentido de responsabilidad, facilidad de
adaptación, iniciativa, implicación personal, etc.). No obstante, la
retroalimentación y la devolución al estudiante sucede
frecuentemente tan sólo para el 66,6%.
En cuanto al desarrollo del programa, un 70% de los
informantes cree que el estudiante selecciona el centro de prácticas
por interés personal (conocer personas que trabajan en el centro de
prácticas, proximidad a su lugar de residencia, perspectivas de
empleabilidad futura, etc.). Se comprende así, por tanto, que el
estudiante no escoge el centro de prácticas por el interés formativo
que suscita su proyecto curricular. La acogida al estudiante en los
centros de prácticas suele contener explicaciones de las tareas y las
actividades a desarrollar, tal y como opina el 83%. Sin embargo, no
existe un plan de acogida en el 60% de los centros. El seguimiento
establecido y dirigido al estudiante, así como las peticiones de los
estudiantes para realizar reuniones donde tratar aspectos
problemáticos, son útiles para el 83,7%.
Y sobre los aspectos que podrían mejorar el programa,
convendría insistir en la mejora de la comunicación y la coordinación
entre tutores académicos y tutores de los centros de prácticas,
puesto que suele darse en menos del 45% de las situaciones. Esto
informa de la necesidad de trabajar aspectos diversos para mejorar la
coordinación entre Universidad y centro de prácticas. De otro lado,
los aspectos vinculados con el feedback presentan ocurrencias más
homogéneas, siendo en más del 60% de los casos en la mayoría de
los aspectos. En concreto, hay protocolos desarrollados sobre las
prácticas según un 67,7%; pero el análisis sistemático de los
programas y la articulación de planes de mejora no se da con
demasiada frecuencia ya que sólo ocurre en la realidad para el 56%.
Las entrevistas llevadas a cabo posibilitan destacar como
resultados los distintos puntos fuertes y débiles más habituales en
cuanto al modelo de prácticas, la organización del programa, su
contenido y desarrollo en los centros, tal y como señalamos en la
Tabla 1.
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
26!
Puntos fuertes.
Puntos débiles.
Modelo de
prácticas
El aprendizaje del ejercicio
profesional.
La aplicación práctica.
La resolución de problemas.
El trabajo en equipo.
La conexión entre teoría y práctica.
La amplia oferta de centros de
prácticas.
La libertad de elección de centros.
La adecuada dedicación temporal.
La baja coordinación entre Universidad
y centros de prácticas.
La falta de reconocimiento que tienen
los centros de prácticas y sus tutores.
La falta de recursos y financiación.
El exceso de burocracia.
Las dificultades existentes para
gestionar convenios de colaboración.
Organización
del programa
La predisposición de todas las
partes.
El soporte proporcionado.
El compromiso y la implicación de
las instituciones participantes.
La buena organización y gestión.
El control de la documentación.
Los protocolos de actuación.
La poca consideración de las prácticas
en forma de créditos.
El excesivo número de estudiantes a
tutorizar.
El gran volumen de centros que se
deben gestionar.
La lentitud de los procesos
administrativos.
La falta de comunicación entre
tutores.
La poca supervisión durante las
prácticas.
Contenido del
programa
La adecuación y pertinencia.
La especificidad y variedad según
temáticas y tipos de centros.
La orientación a la resolución de
problemas prácticos.
La conexión con la práctica
profesional.
La coherencia con las competencias
y los objetivos.
La dedicación de los tutores
académicos y de los centros de
prácticas.
La correcta definición de la
evaluación.
La falta de concreción y conexión
entre teoría y práctica.
La ausencia de acompañamiento y
seguimiento.
La escasez de recursos y de
recompensas para los tutores de
centros de prácticas.
El poco tiempo disponible para la
tutorización.
La baja efectividad de la evaluación.
La no adopción de una perspectiva
multidimensional.
Desarrollo en
los centros
El estudiante puede seleccionar
centro de prácticas.
La amplia y diversa oferta de
centros.
La implicación de los responsables
institucionales en la acogida y el
seguimiento continuado al
estudiante.
La colaboración entre tutores de la
Universidad y de los centros de
prácticas.
La dispersión territorial de los centros
de prácticas.
El elevado número de peticiones
existentes para realizar las prácticas
en determinados centros.
La baja dedicación a la acogida al
estudiante en los centros de prácticas.
La escasa coordinación entre tutores
de la Universidad y de los centros de
prácticas.
Tabla 1, Puntos fuertes y débiles. Fuente: elaboración propia.
4. Propuesta de modelo para la actuación
La triangulación de las informaciones recabadas en el trabajo
de campo mediante los cuestionarios, las entrevistas y también el
análisis de documentos, permitió derivar en una propuesta de Modelo
de Prácticas Curriculares (en adelante, MPC) centrado en la
organización y el desarrollo generalizado de las prácticas curriculares.
Los propósitos de este MPC se concretan en proporcionar pautas
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
27!
generales de actuación para la implantación y la aplicación de las
prácticas curriculares universitarias, facilitar estrategias y
herramientas que permitan la elaboración de propuestas relacionadas
con la organización y el desarrollo de las prácticas curriculares
universitarias y animar la actividad de los centros y a las titulaciones
a sistematizar la realización de las prácticas curriculares
universitarias.
La delimitación del MPC considera los elementos habituales en
este tipo de propuesta: identificación de los elementos relevantes de
la realidad analizada, descripción de los elementos relevantes,
caracterización del funcionamiento del modelo y pautas para el
seguimiento y la evaluación de su aplicación.
El estudio de diagnóstico hecho constata los elementos más
característicos que intervienen en la delimitación y desarrollo de las
prácticas curriculares universitarias. Su concreción queda sintetizada
de acuerdo con el Figura 1.
!
Figura 1, Modelo para la organización y desarrollo de las prácticas curriculares.
Fuente: elaboración propia.
El MPC toma en cuenta cuatro aspectos fundamentales de los
procesos de intervención y los elementos más significativos para cada
uno de ellos. Particularmente, nos referimos al objetivo de
intervención (¿qué?) es decir al programa formativo de prácticas
curriculares, los momentos (¿cuándo?) en referencia a las situaciones
clave en la aplicación del programa de prácticas curriculares, los
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
28!
protagonistas (¿quiénes?) personales e institucionales que participan
en el desarrollo de la propuesta formativa y el proceso (¿cómo?) que
debe garantizar una ejecución adecuada de la intervención formativa.
Los cuatros aspectos y los elementos vinculados interaccionan
entre sí en un todo que busca la mejor coherencia interna y la
adecuación a los programas de estudios y destinatarios considerados.
La coherencia interna reside en el grado de congruencia existente
entre todos los elementos puestos en juego. Por otra parte, las
prácticas curriculares se encuadran dentro de un programa de Grado
determinado y tienen que prestar atención a las finalidades y los
objetivos del mismo. Además, el desarrollo de las prácticas queda
condicionado por las condiciones de partida de los estudiantes y de
los estudios en los que se matriculan.
Lo que, en última instancia, otorga sentido a la intervención es
una ordenación que ayude a lograr la finalidad (¿para qué?) de los
estudios. Por eso, la formación de los futuros profesionales será de
calidad en la medida que todas las acciones formativas, incluyendo
las prácticas curriculares, contribuyan a la consecución de las
competencias y los objetivos formativos establecidos.
EL MPC se concibe como un “modelo para”, en terminología
pedagógica, por cuanto ofrece una secuencia para guiar la actuación
y no solo una presentación de los elementos relevantes y más propia
de los modelos descriptivos (“modelos de”). Además, puede
relacionarse con un sistema de garantía de la calidad en tanto que
trata, a través de un proceso organizado (momentos de
sensibilización, revisión inicial, planificación, ejecución, revisión de
resultados e integración de mejoras) y sujeto a controles, de
garantizar la máxima calidad en la organización y el desarrollo de las
prácticas curriculares.
Los distintos elementos considerados en los cuatro aspectos
fundamentales en el MPC son los que sintetizamos en el Figura 2.
Incluyen tanto cuestiones nucleares e imprescindibles como los
procesos implicados en la dinámica organizativa que hacen posible su
realización, y no dejan de ser cuestiones clave que debieran
contemplarse en todo el diseño y desarrollo de las prácticas
curriculares.
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
29!
!
Figura 2: Componentes del Modelo de Prácticas Curriculares. Fuente: elaboración
propia.
La esquematización posibilita, también, orientar procesos de
análisis y mejora en relación al propio MPC. Así, y por ejemplo, se
pueden investigar las relaciones existentes entre los distintos
elementos y componentes fijados, establecer y verificar hipótesis y
orientar la realización de informes de cumplimiento.
El éxito de las prácticas curriculares depende tanto de la
calidad del diseño como del desarrollo que se haga del proceso. En
este sentido, la caracterización de su funcionamiento e implantación
puede articularse alrededor de las cinco siguientes fases.
• Fase de motivación, sensibilización y justificación.
Se trata de promover, mediante procesos de difusión,
información y formación, actitudes favorables a la realización y
aplicación del MPC. Seguramente, si se da a conocer el sentido y la
utilidad del mismo, si se comprenden las ventajas y posibilidades que
comporta en la formación de los estudiantes y si se alcanza la
implicación de los diferentes agentes vinculados a su realización,
habrá mayores garantías de éxito al mismo tiempo que,
probablemente, podrían verse reducidas las resistencias al cambio
que siempre existen. Esta fase puede culminar con un plan de trabajo
y la puesta en marcha de una comisión responsable de la concreción
del MPC. Asumir la importancia de las prácticas curriculares en todos
los niveles de decisión de la institución universitaria, como
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
30!
instrumento necesario en la formación de los estudiantes, facilita su
desarrollo y efectividad.
• Fase de planificación.
En esta fase se sistematiza el conjunto de actuaciones que
configuran la propuesta que las instituciones consideran más
adecuadas para la realidad en que se encuentran. Incluye tanto la
detección de necesidades previas como la concreción de acciones y
recursos implicados en función de los objetivos planteados. Además,
se debe partir de las problemáticas planteadas y de los aspectos de
mejora que la experiencia señala como necesarios. Partir de
cuestionarios previos, entrevistas a informantes relevantes,
información contrastada en grupos de discusión, lecturas críticas de
informes de prácticas, etc., siempre contribuye a una detección real y
no basada solamente en percepciones o suposiciones de los
responsables institucionales. También puede ayudar en la implicación
de estudiantes y profesorado en los procesos de mejora. Los
objetivos de las prácticas curriculares son, desde esta perspectiva, la
respuesta institucional frente a las necesidades y problemáticas
planteadas. A partir de ellos se concretan los momentos de
intervención, las actuaciones a realizar y sus responsables, los
recursos que conviene utilizar y los mecanismos de evaluación
correspondientes. Las concreciones pueden acompañarse de
protocolos relativos a la organización del programa de prácticas
(procesos implicados, responsabilidades de las instituciones y tutores,
etc.), su desarrollo (sistema de elección de centros de prácticas,
protocolos de acogida, sistema de seguimiento, etc.) y mejora
(mecanismos de coordinación interinstitucional, sistemas de garantía
de calidad, etc.).
• Fase de implementación.
Aquí es importante considerar la manera en cómo se
materializan las actuaciones previstas, incluyendo los sistemas de
información que se utilizan, los mecanismos de soporte al estudiante
y la forma en cómo se identifican y resuelven los problemas
puntuales presentados. Los mecanismos de seguimiento establecidos
forman parte de esta base y bien utilizados pueden servir para la
adaptación del MPC a situaciones concretas y a su mejor eficiencia.
• Fase de evaluación.
Los procesos de seguimiento no deben obviar la evaluación
periódica de los resultados y sus efectos. De un lado, interesa
verificar si los aprendizajes realizados por los estudiantes permiten
desarrollar las competencias profesionales establecidas por la
titulación para las prácticas curriculares. De otro lado, analizar los
efectos que estas prácticas tienen sobre la formación integral de los
estudiantes, sobre las relaciones interinstitucionales y sobre su
capacidad para conseguir instalar nuevos conceptos de prácticas
profesionales. Se trata, de algún modo, tanto de analizar los niveles
de satisfacción de todos los implicados como de verificar los
aprendizajes a los que sirven las prácticas curriculares y las
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
31!
trasformaciones que su realización promueve. También, de buscar y
aplicar alternativas a situaciones poco satisfactorias.
• Fase de institucionalización.
La progresiva implantación del MPC y los procesos periódicos
de seguimiento han de servir para reforzar y sedimentar las buenas
prácticas. Es deseable que haya mecanismos para institucionalizar los
procesos más efectivos, evitando la reconstrucción permanente de los
mismos cada curso académico. La aprobación e institucionalización de
protocolos e instrumentos que correspondan por los órganos de
gestión competentes tiene que acompañarse de procesos de
información y formación anuales a todos los implicados en las
prácticas curriculares. Se trata así de socializar a los nuevos
miembros en el funcionamiento institucional, a la vez que se saca
provecho de los esfuerzos realizados y se refuerza la cultura
institucional existente.
Con todo, los destinatarios directos del MPC son: los servicios
universitarios responsables de las prácticas curriculares, los gestores
universitarios de las prácticas curriculares (decanatos y coordinadores
de titulación) y todo el personal relacionado directamente
(estudiantes, tutores académicos, tutores de los centros de prácticas
y personal de administración y servicios). El interés informativo,
formativo e institucional del MPC puede ayudar a la formación
práctica y efectiva de todos los estudiantes, a la sensibilización de la
población universitaria sobre la necesidad y beneficios de las
prácticas curriculares y a una consciencia de la importancia personal
y profesional de vincular formación y trabajo.
Correspondería a las instituciones universitarias, las acciones
vinculadas a la organización general de las prácticas curriculares y a
la evaluación de sus resultados y efectos. Concretamente, podrían
realizar acciones de sensibilización sobre la importancia de las
prácticas curriculares, establecer las bases para el MPC de la
Universidad, asesorar en la delimitación y concreción del MPC de las
titulaciones, determinar el contenido general, formar a los gestores
institucionales de las prácticas curriculares y evaluar los programas
de prácticas.
Los gestores universitarios de las prácticas curriculares
debieran establecer actuaciones relacionadas con el desarrollo y
seguimiento de la propuesta formativa y particularmente: concretar
con los implicados el MPC de las titulaciones, establecer y revisar
periódicamente el mapa de instituciones colaboradoras de la
Universidad, proponer anualmente los convenios de prácticas
curriculares que correspondan, realizar la convocatoria anual para la
petición y asignación de centros de prácticas, mantener contactos
institucionales con las organizaciones no universitarias donde se
realizan prácticas curriculares y en relación a su desarrollo, promover
reuniones periódicas entre tutores de centros de prácticas y tutores
universitarios, impulsar una formación propia para los tutores de
prácticas curriculares, evaluar el desarrollo de las prácticas y sus
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
32!
efectos sobre la formación de los estudiantes y desarrollar un sistema
de garantía de calidad en aquello que afecta a la implementación y
mejora de las prácticas curriculares.
Los implicados directos en las prácticas curriculares se
ocuparían de la realización, seguimiento y evaluación de las
actividades dentro de las prácticas curriculares. Específicamente,
podrían colaborar con los gestores en la concreción del MPC de la
titulación, desarrollar las guías docentes de las prácticas curriculares
en colaboración con los tutores de centros de prácticas, mantener
contactos periódicos con los estudiantes en prácticas y con los tutores
de centros de prácticas, informar al profesorado del curso
correspondiente de los estudiantes que tutoriza y las actividades que
se derivan de las prácticas, orientar a los estudiantes sobre los
problemas que la práctica profesional plantea, realizar un
seguimiento de las actividades de los estudiantes y evaluar sus
progresos, identificar fortalezas y debilidades del sistema de prácticas
curriculares y proponer mejoras y colaborar en la implantación y
desarrollo del sistema de garantía de calidad en aquello que afecta a
la mejora de las actividades relacionadas con las prácticas
curriculares.
Los estudiantes, en esta relación, hacen realidad el contrato
institucional de formación, aprovechando al máximo sus
oportunidades formativas e implicación en las actividades de
evaluación y mejora de las prácticas curriculares. Por su parte, el
personal de administración y servicios de la Universidad facilita el
desarrollo de las actividades formativas programadas.
5. Conclusiones
La organización y el desarrollo generalizado de prácticas
curriculares exigen esquemas de trabajo que garanticen concreciones
y resultados de acuerdo con los propósitos formativos de los estudios
universitarios. Al respecto, el MPC propuesto y que se deriva del
estudio realizado, trata de orientar su realización poniendo el énfasis
en la orientación y también en la acción tutorial. Trata así de huir de
propuestas prescriptivas y cerradas, proponiendo distintas
herramientas posibles para facilitar que los diferentes estudios y
universidades concreten su propia propuesta. En paralelo, se trata de
favorecer el desarrollo de unas prácticas curriculares más vinculadas
a unos escenarios y unas modalidades formativas próximas a los
sistemas de calidad.
La propuesta de MPC procura despertar el interés informativo,
formativo e institucional, en la dirección de ayudar a una mejor
formación práctica y efectiva de los estudiantes como futuros
profesionales, a la sensibilización de la población universitaria sobre
la necesidad y beneficios de las prácticas curriculares y a generar una
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
33!
mayor conciencia de la importancia personal y profesional de vincular
formación y trabajo.
Los tutores académicos de la Universidad y los profesionales
de los centros de prácticas deben concretar su coordinación y sus
funciones de acuerdo con el programa de prácticas establecido por la
institución, considerando también las especificidades propias de los
estudios y los centros de prácticas. En cualquier caso, el programa de
trabajo debe especificar como mínimo las tareas que corresponden a
los tutores, de la Universidad y de los centros de prácticas, en
relación a la acogida, el seguimiento y la evaluación de los
estudiantes; también, debería contemplar el grado de colaboración y
trabajo conjunto entre tutores, así como su implicación en el
programa de prácticas.
La realización efectiva de las prácticas curriculares implica a
diferentes instancias y protagonistas, lo que exige de una práctica
coordinada que responda a las lagunas normativas existentes,
resuelva las problemáticas que la realidad plantea e intervenga como
una estructura focalizada en el mejor servicio que se pueda dar desde
la formación inicial de los estudiantes como futuros profesionales.
Igualmente, su calidad queda en disposición de una buena
planificación, un adecuado proceso de selección de instituciones
colaboradoras y una valoración conjunta de todo el proceso
(Hernández y Casillas, 2017). De hecho, las prácticas curriculares por
sí mismas no son beneficiosas si no están debidamente planificadas
(Silva, Del Arco y Flores, 2018).
Con esta propuesta de MPC se revitaliza la idea de que las
acciones de orientación y tutoría (Gairín y otros, 2010) y de
formación en alternancia (Tejada, 2012) acompañen a los procesos
formativos, constituyéndose en aspectos básicos de la formación
integral de los estudiantes universitarios. Se entiende de esta forma
que orientar es ampliar el marco de experiencias, intereses,
expectativas y oportunidades, promoviendo que los estudiantes, y
futuros profesionales del mañana, desarrollen las competencias
apropiadas para integrarse y sacar rendimiento de la formación
universitaria y para su proyección a la integración social, laboral y
profesional en el ámbito del trabajo.
La institucionalización del MPC, como proceso de construcción
colectiva, a buen seguro exigirá tiempo y aprendizaje de la
experiencia. Por eso, tan importante como los resultados es la
realización de un proceso que consiga la participación y coordinación
de todos los implicados. Un proceso de implantación del MPC debiera
ser progresivo, lo que comporta delimitar un calendario de trabajo y
responsables para llevarlo a cabo y, además, su mejora tiene que ser
permanente y relacionarse con la identificación de buenas prácticas,
la evaluación y la difusión de resultados para compartir el
conocimiento y procurar que tanto las instituciones (universidades y
centros de prácticas) como las personas crezcan y se desarrollen
institucional y profesionalmente.
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
34!
6. Referencias bibliográficas
Albertín, P. y Villar, E. (2009). Valoración del prácticum.
Aportaciones de los estudiantes en relación al prácticum de psicología
de la Universidad de Girona. En UNIVEST 09. Girona: Universitat de
Girona. Disponible en: https://bit.ly/2sMf7BQ
Álvarez, P. R. y González, M. C. (2009). Modelo comprensivo
para la institucionalización de la orientación y la tutoría en la
enseñanza universitaria. Revista Qurriculum, 22, 73-95. Disponible
en: https://bit.ly/2MCYlP2
Behtencourt, J. T., Cabrera, L., Hernández, J. A., Álvarez, P. y
González, M. (2008). Variables psicológicas y educativas en el
abandono universitario. EJREP, 16, Vol. 6 (3), 603-622. Disponible
en: https://bit.ly/2WfCi5j
Bernardo, A. B., Cerezo, R., Rodríguez-Muñoz, L. J. y Tuerho,
E. (2015). Predicción del abandono universitario: variables
explicativas y medidas de prevención. Fuentes: Revista de la Facultad
de Ciencias de la Educación, Vol. 16, 63-84. Disponible en:
https://bit.ly/2UhNH2M
Camats, R., Flores, O., Del-Arco, I., Alaminos, F., Blázquez, J.
y Segura, J. (2011). Vers una cultura d’acollida a la universitat. En
UNIVEST 11. Girona: Universitat de Girona. Disponible en:
https://dugi-doc.udg.edu/handle/10256/3792
Cano, R. (2008). Modelo organizativo para la planificación y
desarrollo de la tutoría universitaria en el marco del proceso de
convergencia europea en Educación Superior. Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 22 (1), 185-206.
Disponible en: https://bit.ly/2RS7N6G
Cid, A., Pérez, A. y Sarmiento, J. A. (2011). La tutoría en el
prácticum. Revisión de la literatura. Revista de Educación, 354, 127-
154. Disponible en: https://bit.ly/2WlaxIw
Delaney, A. M. (2004). Ideas to enhance higher education’s
impact on graduate’s lives: alumni recommendations. Tertiary
Education and Management, 10, 89-105. Disponible en:!
https://bit.ly/2S5P3QK
Del-Arco, I., Camats, R., Flores, O., Alaminos, F. y Blázquez,
J. (2011). An induction programme for Bologna first-year bachelor’s
degree students in Spain. Electronic Journal of Research in
Educational Psychology, vol. 9 (1), 23, 445-462. Disponible en:
https://eric.ed.gov/?id=EJ926505
Esteban, M., Bernardo, A. B. y Rodríguez-Muñoz, L. J. (2016).
Permanencia en la Universidad: la importancia de un buen comienzo.
Aula Abierta, Vol. 44, núm. 1, 1-6. Disponible en:
https://bit.ly/2HzbF7V
!
!
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
35!
Gairín, J., Feixas, M., Muñoz, J. L. y Guillamón, C. (2010). La
tutoría personalizada en la Universidad. Revista de Orientación
Educacional, 45, 35-57.
Gairín, J., Muñoz, J. L., Feixas, M. y Guillamón, C. (2009). La
transición Secundaria – Universidad y la incorporación a la
Universidad. La acogida de los estudiantes de primer curso. Revista
Española de Pedagogía, 42, 27-44. Disponible en:
https://bit.ly/2sMrkqb
Gallego, Mª. I. (2004). Las tutorías personalizadas: una
herramienta para facilitar la transición Secundaria – Universidad. En
Actas XI Congreso Universitario de Innovación Educativa en las
Enseñanzas Técnicas. Barcelona: UPC, 65-75.
González, I. y Martín, J. F. (2004). La orientación profesional
en la Universidad. REOP, 15 (2), 229-315. Disponible en:
https://bit.ly/2Ul8BxE
Hernández, J. P. y Casillas, S. (2017). Implementación y
valoración de seminarios preparatorios para las prácticas externas en
el Grado de Pedagogía. Revista Prácticum, 2(1), 40-59. Disponible
en: https://bit.ly/2sMQaX4
Lim, H. (2002). Learner experience and achievement Project
(LEAP). Survey Report 2002. Southampton Institute: www.ltsn.ac.uk
Mareque, M. y De Prada, E. (2018). Evaluación de las
competencias profesionales a través de las prácticas externas:
incidencia de la creatividad. Revista de Investigación Educativa,
36(1), 203-219. Disponible en: https://bit.ly/2S8YdvG
Molina, E. (2007). Evaluación de la formación: base para una
propuesta de mejora del prácticum. Revista Evaluación e
Investigación, Vol. 2 (2), 9-26. Disponible en: https://bit.ly/2G1yO0C
Montañés, E. Mª, Giménez, R., Blasco y O. Mª, Coll, V. (2008).
La experiencia del prácticum en la Diplomatura en Turismo de la
Universidad de Valencia: la inmersión del estudiante en el entorno
laboral. En UNIVEST 08. Girona: Universitat de Girona. Disponible en:
https://bit.ly/2FQXYQ7
Montero, Mª. J., Moya, M., López, L., García, Mª. E.;
Hernández, J. y Villar, J. R. (2014). Propuestas de mejora para la
orientación académica y profesional del alumnado: trinomio
Universidad – alumno – empresa. La formación universitaria
transversal y las realidades de mercado. Revista CIDUI 2014, 2, 1-
14. Disponible en: https://bit.ly/2SdIb3u
Planas, J. A., Prieto, J. y Lizandra, R. (2011). El plan de acción
tutorial, en Máster en Intervención y Asesoramiento Psicopedagógico
para Profesionales. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona
(Documento policopiado).
Rego, L., Rial, A. y Barreria, E. (2015). La formación en
alternancia en la Universidad y en los ciclos formativos: aportaciones
desde dos investigaciones realizadas en Galicia. Educar, Vol. 51/2,
349-371. Disponible en: https://bit.ly/2Mz24wH
!
Prácticas curriculares en la formación universitaria de los futuros profesionales: modelo para
la actuación.
Revista Prácticum, 4(1), 19-36. ISSN: 2530-4550.
!
36!
Ruiz, P., Sánchez, L. y Materu, R. (2018). La innovación
pedagógica de la mano de la investigación-acción para mejorar la
calidad de las prácticas externas de los Grados de Maestro/a en
Educación Primaria y Educación Infantil. Revista Electrónica
Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 21(1), 33-49.!
Disponible en: https://bit.ly/2UiUPM7
Silva, P., Del Arco, I., Flores, O. (2018). El desarrollo de
competencias profesionales en la formación inicial de maestros a
través de la formación dual. Profesorado, 22(1), 347-367. Disponible
en: https://bit.ly/2S8EM6h
Tejada, J. (2012). La alternancia de contextos para la
adquisición de competencias profesionales en escenarios
complementarios de educación superior: marco y estrategia.
Educación XXI, 15 (2), 17-40. Disponible en: https://bit.ly/2FO8Z4E
Tinto, V. (1975). Dropout from higher education: a theoretical
synthesis of recent research. Review of Educational Research, 45, 89-
125. https://doi.org/10.3102/00346543045001089!
Tortosa, Mª. T., Grau, S., Pellín, N., Roig, R., Pertegal, M. L.,
Sabroso, A., Ramírez, F. J. y López, A. (2015). La cuarta transición:
estado de la cuestión en las dos orillas. En XII Jornadas de Redes de
Investigación en Docencia Universitaria: nuevas estrategias
organizativas y metodológicas en la formación universitaria para
responder a la necesidad de adaptación y cambio. Alicante:
Universidad de Alicante, 160-172. Disponible en:
https://bit.ly/2SbC8N5
Zamorano, S. (2003). La tutoría en la formación de
formadores. En Michavila, F. y García, J. (Eds). La tutoría y los
nuevos modos de aprendizaje en la Universidad. Madrid: UPM-
UNESCO.