El sur de Europa o el Mediterráneo Norte, especialmente la Península Ibérica, ha ocupado una posición marginal en el desarrollo de la Nueva Europa. El hecho de que España y Portugal, e intermitentemente Grecia, fueran regímenes autoritarios y de que los países ibéricos no participaran en la Segunda Guerra Mundial al lado de los Vencedores, además de otros factores históricos, económicos y
... [Show full abstract] sociales, explican esa marginalidad y esa marginación. Actualmente en Portugal, Grecia y España, han sido restablecidas las instituciones democráticas y están luchando por su consolidación, mientras que en Italia, el cuarto país mediterráneo, después de treinta años de democracia, ésta está sobreviviendo sin gobierno. La esperanza y el temor por la democracia política en la Europa mediterránea han vuelto la atención del mundo a esta zona estratégica.