En México, las acciones encaminadas a la recuperación de las condiciones, procesos y funciones de los ecosistemas que han sido degradados (i.e., restauración ecológica) necesitan ser documentadas de forma sistemática. Así, el propósito del presente estudio fue caracterizar de manera retrospectiva, los enfoques y estrategias relacionadas con la restauración de ecosistemas terrestres en México y resaltar sus éxitos y las lecciones aprendidas. El trabajo también permitió realizar un análisis de la situación actual de las actividades de restauración y vislumbrar las tendencias a futuro en su dimensión biofísica, social, financiera e institucional. De manera más amplia, este análisis buscó contribuir con elementos para impulsar, fortalecer y guiar los esfuerzos de restauración ecológica en México. Este estudio además se suma a los esfuerzos recientes desarrollados en países como Colombia y Brasil, para contribuir al desarrollo futuro de la restauración ecológica y con ello, mejorar y fortalecer sus capacidades técnicas y científicas en Latinoamérica. Esta evaluación se torna muy necesaria en el contexto de los compromisos internacionales sobre restauración ecológica de los cuales México forma parte, tales como la Meta Aichi 15 del Convenio de Diversidad Biológica, el Desafío de Bonn y la Iniciativa 20x20 para América Latina. A la fecha, México cuenta con importantes instrumentos que incluyen a la restauración en sus objetivos, como el Programa Nacional Forestal. El presente análisis representa un insumo fundamental para la elaboración de un Plan Nacional de Restauración Ecológica que enmarque todas las estrategias e iniciativas existentes y que sea acorde con la situación actual de las actividades y las tendencias reconocidas en la materia.
Este estudio abarcó ecosistemas terrestres incluyendo los bosques templados y tropicales, humedales, manglares y ecosistemas ribereños. Los proyectos de restauración se identificaron mediante una búsqueda exhaustiva utilizando sistemas informáticos para la identificación de archivos almacenados en servidores web y bases de datos disponibles en línea. La identificación de las iniciativas se complementó con la consulta a personas e instituciones académicas, gubernamentales y no gubernamentales. La recopilación de la información de los proyectos se realizó de manera sistemática: se enviaron encuestas digitales y además se capturó la información de los proyectos previamente identificados en formatos de acopio. El formulario, que fue elaborado en un taller con actores claves del gobierno, la academia y la sociedad civil, contenía preguntas sobre los aspectos de planeación, ejecución, divulgación y monitoreo de las iniciativas de restauración existentes en México. La información adquirida provino de 75 proyectos establecidos desde 1979.
El análisis de los resultados mostró que la mayoría de las acciones de restauración se iniciaron a partir del año 2004 con un promedio de 5.5 proyectos por año hasta el 2015. El 57 % de los proyectos aún estaba activo cuando se realizó la encuesta: la mayoría de los proyectos activos se encontraba en fase de monitoreo (el 36 %). Solo el 15% de los proyectos tuvieron una antigüedad mayor a los 12 años. El área de los proyectos evaluados sumó 1,556,839.01 ha y el 91.9% de los proyectos se establecieron entre el 2004 y el 2016. El 67 % de los proyectos evaluados tenían áreas menores o iguales a las 1,000 ha. En promedio, cada proyecto abarcó 94.3 ha; sin embargo, la variación en el área por proyecto fue muy grande (desviación estándar: 201.9 ha). Tres proyectos de >200,000 ha (419,000 ± 232,277.85) fueron iniciados por CONANP (en el 2010), por CONAFOR (2013) y por Conservación Internacional (2013). De acuerdo a la regionalización por afinidades geográficas, la mayoría de los proyectos se ubicó en tres divisiones florísticas: la Sierra Madre Oriental, la Costa del Golfo de México y la Planicie Costera del Noreste. El análisis de los proyectos de restauración por categoría de elevación reveló que la mayoría de los proyectos operados por CONAFOR han sido establecidos en áreas entre los 1,000 y 3,000 m de elevación y el análisis por ecorregiones mostró que estas elevaciones corresponden a bosque templado. Los proyectos operados por otras instituciones se han desarrollado en su mayoría en áreas con una elevación menor a los 200 m s.n.m. en la ecorregión llamada Selvas Cálido-Secas. El análisis de los proyectos de restauración por provincias de humedad y formaciones vegetales reveló que para CONAFOR, la formación vegetal con el mayor porcentaje de proyectos fue el Bosque Seco Montano Bajo (24 %) de la provincia “seca”; la formación vegetal con el mayor porcentaje de proyectos en la provincia “húmeda” fue el Bosque Subhúmedo Premontano (12 %). De los proyectos realizados por otras instituciones, la formación vegetal con el mayor porcentaje de proyectos fue el Bosque Seco Premontano (30 %) en la provincia “seca” y destaca el porcentaje de proyectos en la provincia “muy seca” (7 %). El análisis por ecorregiones, afinidades geográficas y provincias de humedad mostró que las áreas atendidas por CONAFOR se complementan con aquellas que han sido atendidas por otras instituciones.
El agente de degradación identificado más frecuentemente en los predios intervenidos fue la ganadería extensiva (53%) mientras que el uso de suelo previo a la intervención más identificado fue también la ganadería (47%). El 47 % de los proyectos de restauración ecológica evaluados se establecieron en áreas de propiedad comunal o ejidal, el 31 % en terrenos federales y el 23 % en terrenos privados. El 51 % de los proyectos se estableció dentro de Áreas Naturales Protegidas.
El costo global de todos los proyectos evaluados en este estudio ascendió a US$298,001,715 dólares; el 52 % de los proyectos obtuvo financiamiento de una sola fuente. La fuente de financiamiento más mencionada fue el gobierno (98.5%) y la mayor inversión se realizó en terrenos ejidales o comunales (47 %). El área intervenida explicó en un 27% los montos de inversión necesarios para realizar el proyecto de restauración ecológica. Los tipos de vegetación más costosos para restaurar fueron la Selva Seca que tuvo el mayor monto de inversión por hectárea por año y los Humedales que registraron la mayor inversión total; además, la Selva Seca presentó el menor número de proyectos y la menor inversión total (4.4%).
El análisis del grado de participación de los diferentes actores en los proyectos de restauración reveló que las instituciones de gobierno destacaron como promotoras (52%) y financiadoras (73 %) mientras que las instituciones académicas fueron más frecuentemente mencionadas como diseñadoras (45%) y responsables técnicos (45 %). El análisis del grado de participación dependiendo de la tenencia de la tierra reveló que los ejidatarios o comuneros destacaron como ejecutores (25 %) y promotores (21%) mientras que la iniciativa privada, individuos o empresas destacaron como financiadores (15%). En el 86% de los proyectos, los miembros de la comunidad en general participaron en las acciones de restauración, mientras que en el 62 % de los proyectos hubo participación de las mujeres; la población vulnerable participó en el 33 % de los proyectos. Los miembros de la comunidad en general participaron principalmente en la ejecución de las acciones de restauración (78%), y en el desarrollo e implementación de los proyectos piloto (53.7%); sólo en un 28% de los proyectos, los miembros de la comunidad participaron en la fase de diagnóstico. Las mujeres y la población vulnerable participaron en mayor medida en la ejecución de las acciones de restauración (49% y 22% respectivamente). El conocimiento tradicional se contempló en las acciones de restauración del 39% de los proyectos; este se incluyó en el 75% de los proyectos, en la ejecución de las acciones.
El análisis de los objetivos y metas de los proyectos evaluados reveló que el 65 % de los proyectos planteó uno o dos objetivos. En el 53 % de los proyectos se estableció como meta la recuperación del hábitat y su conectividad para especies en peligro de extinción; en el 81 % de los proyectos se buscó la recuperación de las plantas, y en segundo lugar se buscó recuperar las aves (43%). El análisis de las metas relacionadas a la recuperación de servicios ecosistémicos reveló que en el 85% de los proyectos se buscó la recuperación de servicios de regulación como regulación climática, de enfermedades, hídrica, asociada a la biodiversidad, de la erosión del suelo, purificación del agua, o polinización. El análisis de las metas socio-económicas que incluía la rehabilitación ambiental, la productividad silvopastoril y otros procesos socio-económicos reveló que en el 86% de los proyectos se buscó la generación de empleos, el 38 % de los proyectos se establecieron debido a un mandato de gobierno mientras que en el 30 % de los proyectos se buscó promover la biodiversidad en sistemas silvopastoriles mediante el enriquecimiento con especies nativas.
El análisis de las evaluaciones que se realizaron al inicio del proyecto (línea base) reveló que en el 36% de los proyectos se midieron una o más variables de recuperación natural; la variable más mencionada fue la evaluación de las condiciones ambientales adecuadas para el crecimiento de las plantas, como la temperatura y humedad (28 %). En el 52% de los proyectos se priorizó los sitios a restaurar basándose en criterios biofísicos y socio-económicos; en 45 % de los proyectos se mencionó a la recuperación de la cubierta forestal como el criterio de priorización. Sólo en el 17 % de los proyectos se planeó la recuperación del ecosistema intervenido en el contexto del cambio climático mientras que en el 33 % de los proyectos se consideró que las acciones de restauración planteadas reducirían la vulnerabilidad al cambio climático. Se consideró que los principales beneficios de las acciones de restauración fueron en términos de servicios ambientales, fauna, recursos naturales y biodiversidad. Se consideró que las comunidades eran los beneficiarios inmediatos de las acciones de restauración a través de los beneficios ecológicos o de apoyos económicos para la realización de las acciones de restauración.
El análisis de los enfoques espaciales reveló que en el 63 % de los proyectos se adoptó un enfoque de paisaje, en el 56 % un enfoque de cuenca y en el 45 % un enfoque de ecosistema mientras que en el 47% de los proyectos se consideró la conectividad espacial. Además, en el 80% de los proyectos se identificó el ecosistema de referencia: en el 59% de los proyectos se usaron los remanentes de vegetación en el paisaje adyacente como ecosistema de referencia. En el 52 % de los proyectos se estableció una línea base del sitio a restaurar utilizando variables de tipo abiótico, biótico, fisiográfico o social, siendo las variables bióticas, utilizadas para el establecimiento de la línea base en el 43% de los proyectos. En el 28 % de los proyectos se tomaron en cuenta los atributos de un ecosistema restaurado establecidos por la Sociedad de Restauración Ecológica Internacional (SER 2002; Clewell et al. 2004). El 80% de los proyectos reportó haber elaborado un calendario de actividades donde se incluyeron los plazos de ejecución, evaluación y seguimiento.
El análisis de los aspectos técnicos de la ejecución de los proyectos reveló que en el 84 % de los proyectos se controlaron los factores de perturbación. Las técnicas más usadas para el restablecimiento de la flora terrestre fueron favorecer la regeneración natural (58%) y la plantación de especies con atributos ecológicos específicos (56%). La técnica más usada para el restablecimiento de la fauna nativa fue el establecimiento de estructuras para facilitar la colonización de fauna. Los proyectos utilizaron con mayor frecuencia técnicas desarrolladas por ellos mismos para el proyecto en cuestión (73.3%) o de proyectos anteriores (33 %). En el 87.5% de los proyectos se seleccionó el material biológico tomando en cuenta que las especies fueran conocidas como residentes originales de la zona, ya sea nativas o naturalizadas y en el 48 % de los proyectos, los ejecutores propagaron el material biológico que utilizaron.
El análisis de los aspectos técnicos de los resultados reveló que en el 35% de los proyectos, los encuestados aseguraron haber alcanzado entre el 75 y 100 % de los objetivos planteados. En el 20 % de los proyectos se consideró que la recuperación de la biodiversidad había avanzado entre 1 y 25 % con respecto a las condiciones iniciales; en el 54 % se consideró que la recuperación de los servicios ecosistémicos de provisión había avanzado entre 1 y 25 % con respecto a las condiciones iniciales mientras que en el 45 % de los proyectos se consideró que la recuperación de los servicios de regulación había avanzado entre 25 y 50 % con respecto a las condiciones iniciales. Finalmente, en el 47 % de los proyectos se consideró que la recuperación de los servicios culturales había avanzado entre 50 y 75 % con respecto a las condiciones iniciales.
El análisis de la percepción de los involucrados en los proyectos de restauración reveló que en el 51% de los proyectos se consideró que la colaboración mejoró entre las organizaciones, en el 64% de los proyectos se consideró que mejoró la colaboración entre los individuos y en el 49 % de los proyectos que mejoro la colaboración entre las instituciones. En promedio se produjeron 3.3 ± 3.7 publicaciones internacionales y 2.8 ± 3.6 publicaciones nacionales. En números absolutos, el material de difusión como libros técnicos, capítulos de libro, manuales, informes técnicos o tesis fueron las publicaciones más frecuentes (67 productos); el 66 % de los proyectos generaron este tipo de productos. También, en promedio se hicieron 6.2 ± 12.6 presentaciones en congresos y 11 ±32.8 presentaciones para el público en general; en total 221 presentaciones fueron realizadas por sólo el 9 % de los proyectos. Finalmente, para el 87% de los proyectos se realizó reuniones con las comunidades para informarles los objetivos del proyecto (76%), los avances (81%), los resultados principales (78%) o se generó material audiovisual para la divulgación de las acciones de restauración (34%). El medio de comunicación utilizado con mayor frecuencia para la divulgación de las acciones de restauración fue el periódico (28%)
El análisis de los aspectos técnicos del monitoreo reveló que en el 57% de los proyectos se estableció un plan de seguimiento a priori para evaluar los efectos de la intervención¸ en el 31 % de los proyectos se realizaron evaluaciones anuales. En el 88 % de los proyectos se realizaron evaluaciones de monitoreo a corto plazo; las variables más mencionadas en esta categoría fueron la supervivencia, crecimiento y estructura de la vegetación (74% de los proyectos). En el 69% de los proyectos se usó un monitoreo científico para medir el éxito de las acciones de restauración y en el 54 % de los proyectos, el responsable técnico del monitoreo provenía de la academia. Los resultados mostraron que la ejecución de los proyectos enfrenta una serie de retos y oportunidades de carácter biofísico, institucional, social y financiaron. La oportunidad más mencionada fue la de vinculación con instituciones académicas (55 %) mientras que el reto más frecuente fue que los fondos fueron insuficientes (38%).
La información aquí presentada reveló que los proyectos de restauración se beneficiarían con una planeación adecuada que incluyera: (1) las causas de la degradación del ecosistema, su estado inicial, y las zonas prioritarias para la restauración; (2) análisis de costo-beneficios, la incertidumbre económica, los costos de establecimiento y de monitoreo; (3) un plan de monitoreo integral, participativo y que corresponda con los objetivos del proyecto; (4) la divulgación por medios tradicionales, académicos y más actuales como las redes sociales y (5) la planeación de acciones de restauración en el contexto del cambio climático. Estos resultados son un aporte para la construcción del Plan Nacional de Restauración que podrá incluir lineamientos generales para el diseño de estrategias que llenen los vacíos identificados. El Plan Nacional contribuirá a que México cumpla con sus compromisos internacionales en materia de restauración.