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Los estudios antropológicos sobre el fútbol en México: una revisión bibliográfica

Authors:
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Los estudios antropológicos sobre el fútbol
en México: una revisión bibliográfica
Sergio Varela Hernández
Posgrado en Ciencias Antropológicas-uami/
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-unam
Roger Magazine
Departamento de Ciencias Sociales y Políticas-uia
Presentación
A partir de la década de los setenta del siglo xx, las ciencias sociales (en
este artículo, nos centraremos en la antropología social) comenzaron
a redefinir ciertas coordenadas epistemológicas y campos de conoci-
miento que, a lo largo de las décadas previas, se habían consolidado
casi definitivamente. La antropología social y la sociología se veían
sacudidas, entre otros eventos, por el movimiento estudiantil de 1968
y, veinte años después, por la “caída del muro de Berlín”, la que pro-
dujo el enfriamiento de la disputa ideológico-política, que dominaba
el debate académico en México, entre el marxismo y la ciencia liberal
occidental. Krotz (1993) señala que la antropología social (y cultural)
aplicada, auspiciada por el Estado mexicano, llegó a su cenit a media-
dos de la década de los setenta para, a partir de ese momento, declinar
indefectiblemente y “academizarse” de manera vertiginosa en las uni-
versidades y centros de investigación que a la postre acogieron esos
nuevos derroteros antropológicos.1
1 Para Krotz, en ese declive de la antropología aplicada, en su mayoría de carácter indigenista y
“campesina”, confluyeron “las teorías de la dependencia entonces emergentes, el rechazo del impe-
rialismo estadounidense, la insatisfacción con explicaciones de la realidad social a partir de la esfera
superestructural, el postulado de entender cualquier fenómeno local en el marco de los procesos
globales de explotación y dominación del Tercer Mundo y la esperanza de una pronta y radical
transformación de las estructuras sociales tan abiertamente injustas” (2009: 112).
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A lo largo de los años setenta y ochenta, el concepto de “cultura
popular”, retomado del de “hegemonía” de Gramsci, cobró fuerza y
situó en el ámbito urbano una serie de cuestiones que la antropología
mexicana no había considerado por razones de método e ideológicas.
De esta forma, influenciados por los estudios de otras disciplinas, es-
pecialmente la sociología y la comunicología, algunos antropólogos se
plantearon la necesidad de incursionar en el ámbito urbano con temas
“transclasistas” (De la Peña 2002: 34), como el género, la problemática
ecológica o la ciudadanía. Las mujeres, los jóvenes, los movimientos
políticos urbanos, los niños, etcétera, se convirtieron en sujetos de in-
vestigación a los que antes se les prestaba poca o nula atención. De
hecho, la antropología social mexicana, anclada en las temáticas indí-
genas y campesinas, poco a poco dirigió su mirada a los fenómenos
urbanos.
Con este nuevo enfoque, el consumo cultural, la representación
política, la identidad y el significado alrededor de las prácticas de la
“cultura popular urbana”, incluyendo la deportiva, fueron ganando
terreno. Las viejas guardias antropológicas, en sus diferentes corrientes
ideológicas, ya no determinaban el rumbo de la investigación, y así, a
pesar del desdén con que miraban las manifestaciones “superestruc-
turales”, como los deportes, no pudieron contener el avance de los
nuevos investigadores y sus renovados intereses. Andrés Fábregas
Puig, en su obra pionera sobre el fútbol en México, señala que “durante
años [los científicos sociales mantuvieron un rechazo] hacia el análi sis
del mundo deportivo como un complejo de relaciones sociales y de
ámbitos culturales” (2001: 17; véase también Angelotti Pasteur 2010b).
Antes de abordar el ámbito mexicano, reseñaremos la forma que
las ciencias sociales, en especial la antropología social, han utilizado
para analizar el fútbol y sus aficionados. Por cuestiones de espacio,
será un recorrido breve. Su finalidad es ilustrar la influencia de estos
acercamientos, llevados a cabo en otros lugares, en la investigación
hecha en México. Más adelante, nos abocaremos a las especificidades
y contribuciones de la investigación sobre el fútbol en nuestro país.
Ciencias sociales y fútbol:
un rápido recorrido internacional
Como hemos señalado, las ciencias sociales en México no vieron al
deporte como un tema de estudio sino hasta las postrimerías del siglo
xx. Esto no fue distinto en otras latitudes. Sin embargo, en Europa,
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décadas antes, algunos sociólogos se aproximaron a él, en alguna u
otra medida, como un fenómeno relevante en sus reflexiones y trabajos
de investigación.
El más conspicuo de todos esos trabajos es el de Elias (Elias y Dun-
ning 1992). Enmarcando su hipótesis de la “deportivización” europea
en el más amplio concepto del “proceso civilizatorio”, Elias acomete
una exhaustiva travesía por el mundo occidental y el papel funda-
mental que jugó el deporte a partir del siglo xix en la conformación de
la modernidad capitalista. De forma concomitante a la industrializa-
ción europea, especialmente la inglesa, la “deportivización” surgió y
conso lidó nuevas formas de expresar la individualización creciente de
la sociedad moderna, aportando, a decir de Elias, una poderosa fuerza
de disciplinamiento. Este autor menciona que “la ‘deportivización’, en
resumen, fue como un empuje civilizador comparable por su dirección
global con la ‘cortesanización’ de los guerreros, proceso en el que las
opresivas reglas de etiqueta desempeñaron un papel significativo […]”
(Elias y Dunnig 1992: 186).
Continuando con el argumento del autor de marras, el “proceso
civilizatorio” busca un equilibrio entre las interdicciones y el placer,
para lo cual los deportes o, en concreto, la “deportivización” han sido
sobresalientes. De hecho, la “deportivización” social es sólo una faceta
más de la “civilización” occidental in extenso; desde la política, pasando
por la guerra, Occidente asume que el método parlamentario, el honor
caballeresco, el uso de la “razón” y de la técnica, así como la disputa
“regulada” de conflictos, representan el reflejo del “proceso civiliza-
torio” per se. Es decir, la modernidad europea comienza a asumirse
no sólo como “civilizada”, sino como el epítome de la “civilización”
universal, estableciendo sus criterios de organización política, presun-
tamente “pacíficos”, como la pauta a seguir. Y es a través del deporte
reglamentado y regulado donde encuentra un alidado poderoso.
Otras explicaciones han contemplado al deporte como parte del
“aparato de dominación” burguesa. Si bien es cierto que con base en
esta explicación hay muchas variables, una de las más influyentes du-
rante décadas fue la de Brohm (1982), quien mediante el concepto de
“sistema deportivo moderno” elabora una explicación sociológica
del fenómeno deportivo. En síntesis, para Brohm en el mundo moderno
y racionalista pronto se buscó que los antiguos juegos mantuviesen una
“persecución del récord, [un] creciente interés por la velocidad, y [una]
obsesión por lo mesurable” (1982: 71). Más radical fue Vinnai (1991) al
establecer que el deporte, en particular el fútbol, es parte del aparato
ideológico del Estado burgués, y que los jugadores y espectadores se
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encuentran inmersos en el enajenante proceso productivo, aun cuando
sólo sean observadores.
Esta visión del deporte –dentro del que destacan el fútbol y sus
espectadores–, como una herramienta para civilizar, racionalizar y
disciplinar, pronto fue debatida con amplitud; en primera instancia, por
los herederos de la tradición iniciada por Elias, entre los que sobresale
Dunning. Este autor, desde la perspectiva de la sociología aplicada y en
un periodo en el que los aficionados ingleses, conocidos como hooligans,
se encontraban en la mira de los medios de comunicación, del Estado
y de la academia, cuyos fines eran contener las acciones violentas de
este grupo, realiza una serie de estudios que ponen en entredicho al
deporte como un aparato ideológico. En resumen, Dunning centra sus
reflexiones en el violento comportamiento de los aficionados (y los
practicantes) contemporáneos del fútbol –asegura que hay una analogía
con los ancestros medievales–, el cual se entremezcla y se sobrepone
al de la práctica “civilizada” del fútbol reglamentado y moderno (1992:
293). Su tesis no cuestiona la teoría del “proceso civilizatorio” de Elias,
pero propone que la clase trabajadora inglesa aún no lo culmina.
La propuesta de Dunning generó toda una andanada de estudios
que pasaron del interés en los actores “en escena”, es decir, los juga-
dores, a los que están “fuera de escena”, los espectadores. Muchos de
estos estudios trataron de rebatir o, por lo menos, matizar la explica-
ción neoevolucionista de Elias y Dunning. Algunos de estos trabajos,
como los de Armstrong (1998) y de Armstrong y Giulianotti (1998 y
2001), cuestionaron por medio de estudios puntuales y etnográficos las
generalizaciones de los seguidores de Elias y propusieron la necesidad
de entender a los aficionados desde su propio punto de vista.
Los primeros estudios sobre el fútbol en América Latina se enfocan
en la relación entre los estilos de jugar y la identidad nacional (Freyre
1987, DaMatta 1982, Archetti 1995 y 2003). Por ejemplo, el antropólogo
brasileño Gilberto Freyre realiza apuntes de corte cultural (o culturalista
si se prefiere) sobre las características, supuestamente intrínsecas, de
jugar al fútbol en América del Sur, sobre todo en Brasil. Así, según este
antropólogo:
…los brasileños [juegan al fútbol] como si fuera un baile. Éste es quizás el
resultado de la influencia de los brasileños que tienen sangre africana, o
que son predominantemente africanos en su cultura, pues éstos parecen
tener cierta tendencia a reducir todo a un baile –tanto el trabajo como el
juego– y esta tendencia al parecer se generaliza cada día más en Brasil y
no es sólo característica de un grupo étnico o regional (1987: 106).
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De acuerdo con esta perspectiva cultural, DaMatta (1982) sugiere
que los brasileños tienen atributos que los hacen jugar al fútbol de
forma artística y creativa. Utilizando el concepto de “juego de cintu ra”,
este antropólogo establece que el estilo de juego brasileño sólo se
puede comprender bajo el amplio espectro cultural y político de los
brasileños. Así, jogo de cintura es una expresión muy brasileña que se
refiere a tener (o no tener) una forma de “exprimir la flexibilidad y la
sensibilidad” para afrontar “ciertas situaciones sociales”. Un brasileño
que, dice DaMatta, tiene juego de cintura “sabe mover el cuerpo en
la dirección correcta, provocando confusión y fascinación entre sus
adversarios creando armonías insospechadas“ (1982: 28). El concepto
de “juego de cintura”, atribuible a los varones de las clases populares de
fines del siglo xix y principios del xx, pasa a formar parte de una de las
características “indiscutibles” de la brasileidad y del estilo de juego
brasileño. El autor remata diciendo que:
…es sabido en Brasil que el fútbol nativo tiene “juego de cintura”; es decir,
malicia y malandragem, elementos inexistentes en el fútbol extranjero, so-
bre todo el europeo, el cual está fundado en la fuerza física, la capacidad
muscular, la falta de improvisación y de control individual de la bola por
parte de los jugadores (1982: 28).
Consecuente con estas interpretaciones de corte cultural y apegadas
a aquello que se definió como “estilos de juego”, Archetti (1995 y 2003)
agrega el tema de género a estos estudios sobre fútbol e identidad
nacional. Muestra que los rasgos nacionales argentinos expresados a
través del fútbol y otras prácticas culturales como el tango deben ser
interpretadas en clave masculina. La conexión entre la masculinidad
y estas actividades ayuda a justificar “la moralidad” de la dominación
masculina sobre las mujeres, los hijos y los hombres etiquetados como
débiles.
A partir del trabajo de Archetti, los aficionados, su masculinidad, su
organización en grupos y la violencia que les rodea se han convertido
en temas centrales del análisis antropológico del fútbol en Sudamérica
(Alabarces 2004, Aragón 2007, Cajueiro Santos 2004, De Toledo 1996,
Garriga Zucal 2007, Gil 2004, Moreira 2006 y 2008).
Para Alabarces (2004), los llamados “hinchas” (aficionados acérri-
mos) viven y se relacionan socialmente en un ambiente de violencia
generada por ellos y a la que están sometidos. Esto debía explicarse
a través de una exhaustiva recolección de datos etnográficos y socio-
lógicos.
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En el caso argentino, la violencia y la muerte, su tal vez expresión
más elocuente, han acompañado al fútbol desde los años veinte. No
obstante, sólo hasta finales de la década de los sesenta es que se puede
ubicar el fenómeno de las llamadas “barrasbravas” y sus secuelas so-
ciales. Con el asesinato del joven Héctor Souto en 1967 (Alabarces 2004:
25), los medios de comunicación y la policía argentinos “inventan” el
concepto de “barrabrava” y de paso permiten la llegada de la represión
ilegal e ilegítima del Estado en los estadios. La representación (mediá-
tica y social) del aficionado argentino racional y civilizado, situado en
el espacio idílico y aséptico creado por él mismo, da paso a la caracteri-
zación de los espectadores como “marginales inadaptados, alcoholiza-
dos y drogadictos”, es decir, los “gérmenes, [y] las enfermedades” del
fútbol, para lo cual “un único remedio puede ser prescripto y recetado:
su expulsión de la sacrosanta inocencia del futbol” (Alabarces 2004: 11).
Esta visión dicotómica de la realidad social entre “civilizados” e
“incivilizados” pretende ocultar una realidad más compleja. De hecho,
para quienes detentan el ejercicio “legítimo” de la violencia es de vital
importancia “deslegitimizar”, perseguir y castigar el uso de la fuerza
por parte de todo aquel grupo que pueda transgredir esta regla de oro.
Desde esta mirada, los “barras” han sido colocados en el lado “desci-
vilizado”, “primitivo” y “salvaje” de la (falsa) dicotomía.
Aragón (2007) sostiene que la violencia de los “barras” del Club
Atlético San Lorenzo de Almagro, un equipo argentino, dista mucho
de ser disruptiva e irracional. Si hay una explicación posible del com-
portamiento violento de los “hinchas”, ésta tiene que hallarse en una
lógica de moralidad y de accionar racional (incluso instrumental) que
éstos desarrollan en su práctica cotidiana. Para ello, es necesario el uso
de conceptos ad hoc con la situación argentina. Por ejemplo, el aguante
es una categoría moral que rige las prácticas sociales de los integrantes
“barrabravas” argentinos:
Pablo Alabarces define muy precisamente la idea de “aguante” en oposición
a “amargura”: el que no canta si se va ganando o se festeja algún título.
También en oposición al “puto”, al cobarde, al que “no se la banca”. El
poseedor del aguante es el “macho”, el que aguanta lo que sea, se gane o
se pierda. Enfrentar físicamente al otro, aun siendo menos en número,
sobre todo cuando se disputan partidos en condición de visitantes en es-
tadios especialmente hostiles, es tener aguante (2007: 31).
Es evidente que este recuento ha dejado fuera muchas aportaciones
que, al estudio del campo deportivo, ha ofrecido la antropología social
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internacional, y sólo ha servido para establecer algunas de las líneas
más conspicuas de investigación, las que, de una forma u otra, han
tenido impacto en México.2 Es, pues, menester efectuar un recuento
específico de esta temática en nuestro país.
El fútbol y la antropología social en México:
identidades, rivalidades, juventud y clientelismo
Sin lugar a dudas, podemos afirmar que el trabajo de Fábregas Puig,
Lo sagrado del Rebaño: el futbol como integrador de identidades (2001), abre
camino para el estudio antropológico del fútbol en México. Es notable
que su edición se haya realizado en este siglo, pues, como se ha co-
mentado, el viraje hacia estos fenómenos en México ha sido lento y
precario.
Para este antropólogo, consolidado en la academia mexicana a tra-
vés de estudios antropológicos sobre temas tradicionales, el fútbol
merece la misma atención antropológica que otros fenómenos socio-
culturales. Sostiene que el fútbol está compuesto por prácticas, sím bolos
y rituales que bien pueden ser descritos y descifrados por el “tradi-
cional” método etnográfico, en principio diseñado para el estudio
de comunidades pequeñas y aisladas. Además, en la introducción a
la segunda edición de su libro, casi reta a los temas tradicionales de la
disciplina, ya que apunta que “el futbol logró lo que años de indige-
nismo no lograron: articular un reconocimiento cultural simbólico de
la mexicanidad” (2010: 12). La invitación de este autor a que los antro-
pólogos incursionen en este campo de investigación, sin temores
académicos de ningún tipo, ha permitido que en la actualidad cada
vez más jóvenes investigadores se interesen en estas temáticas, así como
la creación de redes académicas que han fortalecido el estudio del
fútbol desde una perspectiva crítica.
Esta obra también define lo que se convertiría en uno de los temas
principales del estudio antropológico sobre la afición en México: los clu-
bes profesionales de fútbol como símbolos de identidad y la for mación
de comunidades imaginadas alrededor de ellos. En el caso particular del
Club Deportivo Guadalajara, estudiado por Fábregas Puig, éste repre-
senta no sólo a la ciudad y región, sino también a la nación mexicana.
Las Chivas logran esto porque “a nadie le pidieron que dejaran de ser
2 Véase también Bourdieu (2005), Rosenfeld (1993), Scher y Palomino (1988), Gonçalves Soares
(1994 y 2003), Damo (2005/2006), Frydenberg (1999).
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lo que son, como lo buscó el indigenismo, sino que apoyaron al equipo
porque estaba formado solo por mexicanos” (2010: 12).
Fábregas Puig continuó su esfuerzo por describir la relación entre
fútbol, identidad y cohesión social en trabajos sobre el equipo Jaguares
de Chiapas (2006a y 2006b). Propone que en esa entidad, dividida por
los conflictos armados, el faccionalismo y la heterogeneidad étnica,
este equipo logró crear cohesión y armonía interna, y proyectó hacia
el exterior una imagen de progreso y modernidad.
La identidad también ocupa un lugar central en los estudios de
los siguientes autores: Angelotti Pasteur sobre el Club de Fútbol Pa-
chuca y las Chivas (2004, 2008 y 2010a), Zepeda Galván (2008) sobre el
Necaxa en Aguascalientes, Aceves (2010) sobre el Atlas y las Chivas de
Guadalajara, Meneses Cárdenas (2008) sobre el equipo de una escuela
preparatoria, Rodelo Pérez, Chávez Martínez y Armienta Duarte (2011)
sobre los Dorados de Sinaloa, Varela Hernández (2012a), sobre el Club
América, y Magazine (2008) sobre los Pumas de la Universidad Nacio-
nal Autónoma de México (unam).
Magazine (2008), por ejemplo, señala que los integrantes de un
grupo organizado de aficionados de los Pumas, llamado la Porra Plus,
se definen a sí mismos como activos y con capacidad de producir en
el campo un juego inspirado, goles y victorias, mientras que los segui-
dores del equipo rival echan porras de una manera reactiva o pasiva.
Este protagonismo y activismo implica que ser puma conlleva la cons-
trucción y expresión de una compleja identidad y, además, una visión
ideal de la sociedad, las cuales entrelazan nociones de libertad, juven-
tud y masculinidad.
El interés en el tema de los equipos como “integradores” de la iden-
tidad también estimuló la formulación y organización del proyecto de
investigación interdisciplinario e interinstitucional denominado “Iden-
tidades, prácticas y representaciones de los aficionados al futbol en
México: un análisis multi-regional”. Este proyecto concluyó con la
publicación de un libro (Magazine, Martínez López y Varela Hernández
2012) que incluye quince estudios etnográficos sobre la afición de ca-
torce equipos de once ciudades diferentes del país. Este trabajo colec-
tivo y comparativo expone la necesidad de ver las identidades ligadas
a equipos individuales en el contexto más amplio de relaciones, en
particular de las rivalidades que se suscitan en los niveles regional y
nacional (véase Magazine, Martínez y Ramírez 2011).
Los dos primeros capítulos del libro buscan interpretar el significado
de ser aficionado de uno de los equipos “nacionales” ubicados en la
Ciudad de México. Estos clubes son conocidos como nacionales porque
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atraen seguidores, odio y rivalidad de todo el país. Varela Hernández
(2012b) dedica sus líneas al Club América, el equipo de los superlati-
vos: el más grande, como lo califican los americanistas. Esta actitud,
sumada al hecho de que el dueño del club es el poderoso conglomerado
de medios de comunicación Televisa, sitúa al América como el equipo
más odiado. Orellana Suárez (2012) analiza las identidades vinculadas
a los Pumas de la unam, describiendo la importancia de la asociación
entre el equipo y la unam en la construcción del significado de ser puma
y de la competencia con otros equipos.
Los siguientes cuatro capítulos versan sobre rivalidades en una
misma ciudad o región. El de Aceves (2012) describe las que se suscitan
en Guadalajara, tomando como eje la identidad “popular” de las Chivas
vs. el estilo “refinado” del Atlas. Por su lado, Celestino Rodríguez (2012)
analiza la competencia entre los dos equipos de Monterrey, haciendo
un esfuerzo por distinguir la manera en que los integrantes de las barras
entienden esta oposición y las representaciones mediáticas. Siguen los
capítulos de Macías Cervantes (2012) y de Delgado y González (2012)
que abordan las rivalidades en la región del Bajío entre León e Irapuato
y sus respectivos equipos de fútbol.
Los cinco capítulos siguientes versan sobre la construcción de una
identidad local a través de un equipo de fútbol. En esta tónica, encon-
tramos el trabajo de Fábregas Puig (2012 [2006]) sobre los Jaguares de
Chiapas. Por su lado, Lagunas (2012) expone la forma en que el Club
de Fútbol Pachuca ha sido utilizado para presentar a la ciudad como
moderna y digna de inversión. Los artículos de Zepeda Galván (2012)
sobre el Necaxa en Aguascalientes, de Chong y Gavaldón (2012) sobre
el Santos Laguna en Torreón, y el de Cortés Romero, Cruz Sandoval y
Rueda Servín (2012) sobre el Toluca, presentan los resultados de estu-
dios etnográficos cuidadosos sobre cómo los mismos aficionados ex-
plican por qué eligieron un equipo y no otro, y la relación de éste con
la localidad.
Los últimos cuatro capítulos tratan otro aspecto de la identidad: el
significado de ser integrante de grupos de aficionados organizados, las
barras juveniles. González Ponce de León (2012b) describe la rivalidad
entre dos barras que apoyan al Pachuca. Cortés Romero, Hinojosa
Arago y García Sánchez (2012) presentan una etnografía sobre La Banda
del Rojo, una barra de Toluca, en la que enfatizan los esfuerzos de los
integrantes por definirse más allá de los estereotipos: no oficial, pero
tampoco violento; con influencia sudamericana, pero particularmente
toluqueños. Rodelo Pérez y Armienta Duarte (2012) describen con
detalle las prácticas de la barra de los Dorados de Sinaloa. Muestran
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cómo los miembros del grupo refutan la denominación de “narcos”,
que surge de la asociación entre este estado y el narcotráfico, pero al
mismo tiempo disfrutan de la atención que les proporciona y el miedo
que provocan entre los demás. Finalmente, Morales Pérez (2012), en
su estudio sobre La Komún de Santos Laguna, pone atención en el
lenguaje que usan los integrantes de una barra en sus prácticas dentro
y fuera del estadio. Además, muestra que la organización interna del
grupo es un reflejo de la organización socioespacial de los barrios de
la ciudad de Torreón.
Las barras juveniles, junto con su crítica a la dominación social,
materializada en las relaciones jerárquicas del clientelismo, son un
tema central en los estudios sobre aficionados en México. De hecho,
casi todas las investigaciones del libro colectivo reseñado líneas arriba
mencionan grupos de esta naturaleza, aun si esto no constituye sus
objetivos principales. La presencia de las barras en la mayoría de los
estadios de fútbol profesional de México sugiere un cambio radical
en la organización y las prácticas de la afición durante los últimos
quince años (Magazine y Fernández González 2013). Magazine (2004,
2008 y 2011), Varela Hernández (2012a) y González Ponce de León
(2012a y 2012b) se han enfocado en el surgimiento de algunas barras
y encontraron que nacen en oposición a los grupos tradicionales o
“porras”, ya que critican a estas últimas por ser clientes controlados
por las directivas de los equipos. En contraste, las barras son libres de
expresar su verdadero amor y pasión por sus equipos, lo cual se refleja
en la manera de apoyar, a través de cánticos y movimientos corporales
bruscos. Este tipo de aficionados también extiende su crítica al clien-
telismo de la sociedad mexicana en general, y advierte la importancia
que los estadios tienen para los jóvenes, como un sitio para la formu-
lación y expresión de posiciones políticas.
Otro elemento de las barras que apenas se ha empezado a estudiar
es la organización segmentaria de grupos ligados a diferentes barrios
o colonias de las ciudades (véase González Ponce de León 2012a, Ma-
gazine y Fernández González 2013, Morales Pérez 2012, Varela Her-
nández 2012a). González Ponce de León (2012a) incluso extiende su
etnografía a la vida cotidiana en la colonia, lo cual le permite ver otra
dimensión de la cohesión y las jerarquías sociales entre estos jóvenes
aficionados. Sin embargo, todavía hace falta más investigación etno-
gráfica sobre cómo las barras están cambiando el panorama social de
los barrios y cómo la vida sociocultural de estos espacios está transfor-
mando las prácticas en los estadios.
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Mientras la identidad, la rivalidad, la juventud y el clientelismo son
los temas más estudiados, hay otros tópicos importantes que han sido
poco explorados y que merecen más atención. De la Vega Carregha
(2012), por ejemplo, terminó recientemente lo que parece ser el primer
estudio antropológico en México enfocado a las aficionadas mujeres.
Por su parte, Laguarda (2010) hace una primera indagación sobre los
jugadores y espectadores gais en el contexto mexicano.
Las redes sociales también se han convertido en un espacio en el
cual las identidades futbolísticas se expresan, muchas veces de forma
agresiva y violenta, tal como lo demuestra el estudio de Varela Hernán-
dez (2011a) que analiza, a través de la red social Fotolog, las disputas
simbólicas entre americanistas y antiamericanistas.
Otro aspecto, señalado y criticado por Fábregas Puig (2010: 14-16),
es el nuevo proceso de “despopularización” que ya ha marginalizado
a muchos seguidores de las Chivas y amenaza a otras aficiones del
fútbol mexicano. Esto constituye una dimensión más amplia del fút-
bol como negocio que ha sido atendida por algunos investigadores
(Angelotti Pasteur 2010a, Lagunas 2012, Varela Hernández 2012a y
2012b). Gómez-Santos (2010), Alonso Meneses y Escala Rabadán (2012),
Kummels (2007) y Juárez Cerdi (2010) se centran en el tema del fútbol
entre migrantes mexicanos en Estados Unidos y Canadá. Junto con estos
estudios sobre migrantes, la obra de Huerta Rojas (1999) acerca de la
práctica del fútbol entre los trabajadores de la planta de Volkswagen
en Puebla se encuentra entre las pocas que tratan el aspecto recreativo
de este deporte. Otro ejemplo de este enfoque es la investigación de
Segura Millán Trejo (2013) sobre el Mundial de los Desamparados
(Homeless World Cup), en la cual halla que la participación en este
evento no siempre tiene un impacto positivo en los jugadores.
Con sorpresa, hallamos que la Selección Nacional Varonil de Fútbol
no goza de tanta popularidad. Una excepción es el artículo de Maga-
zine, Varela Hernández y González Ponce de León (2012), que aborda
la manera en que estudiantes universitarios del centro del país emplean
a la Selección para conceptualizar y, en muchos casos, criticar a la na-
ción mexicana y su desempeño en las competencias internacionales.
Otra es la investigación de Varela Hernández (2011b y 2013) sobre la
afición mexicana en Sudáfrica durante la Copa Mundial de 2010 y cómo
el consumo global en los llamados megaeventos deportivos y la iden-
tidad nacional se articulan para crear tradiciones inventadas.
Con la diversificación reciente de los temas y los ya tradicionales
estudios sobre los aficionados en México, es probable que en algunos
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años los trabajos mencionados aquí sean una pequeña minoría en el
universo de los estudios del fútbol. Mientras tanto, hace falta más
trabajo de investigación así como esfuerzos para demostrar que éste
es un tema relevante para el entendimiento de la sociedad mexicana
contemporánea.
Bibliografía citada:
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Article
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El trabajo de Ricardo Duarte (2024), quien, a través de la presentación de su estudio etnográfico de la Perra brava y de La banda del rojo, dos agrupaciones de animación o porras del equipo mexicano de futbol profesional Toluca, argumenta que “ambos grupos proponen unas sociedades ideales […]. [Dos] maneras de entender la sociedad y las relaciones sociales [que] exponen diferentes modos específicos de entender lo político y la libertad” (p. 18).
Article
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Soccer is the most highly consumed sport-spectacle in the world. This paper explores the fans� feeling of belonging to any given colors and the process of socialization as well as the ways in which people find themselves socially identified with a football team. In order to do this, qualitative work is carried out: a classic soccer match becomes the scenario for the division of identities with ritual overtones. The dense description of this phenomenon in a High-School is full of ritualized significance, where flags and jerseys fill with color the previous and subsequent weeks to a duel in which the fans become the twelfth player. There is the intention to show the heterogeneous cultural consumption of soccer as an agglutinating element of social imagination: pride in victory and mourning for defeat.
Article
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An international football tournament for homeless people exists since 2003. It is called the Homeless World Cup. After Paris 2011, Zócalo of Mexico City was proposed to host it in October of 2012. According to organizers: “A ball can change the world”. To demonstrate it, they have been presenting statistics outlining highly positive impacts six months after each edition of the world cup. However, several questions appear. What really happens to these homeless football players? After having followed three French delegations during the preparation, the tournament and the return, multiple effects have been identified regarding objective elements as well as different perceptions. It is then convenient to analyze which are the effects and limits of this experience.
Article
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This article analyzes the situation of Mexican migrant laborers registered in the Temporary Agricultural Workers Program, working in a small locality in Canada and how they use their free time. I have analyzed topics like the formation of "temporary" relationships, participation in soccer games and teams and Saturday–night dances in local bars. The analysis of how these migrant workers use their free time seeks to understand the initiative of individuals as social agents, the structural constraints that allow, or impede, their actions and use of their free time, the exercise of decision–making, and the actions that are permitted in a specific space and time in the context of an economic system that determines working conditions, housing and even interpersonal interaction.
Article
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Our fundamental, epistemological position is that football hooligans and the mass media's representatives constitute two distinctive entities that have different social purposes. Formally, hooligans belong to rival 'mobs' that are deeply associated with particular football sides. The hooligans engage in competitive violence with their rivals, with the aim of acquiring status nationally or internationally for their mob while humiliating their opponents. As police measures against hooliganism have intensified, so the opportunities for confronting their opposing peers have declined. Routinely, hooligans are also part of a wider male leisure culture that includes steady drinking, sexual liaisons with women, and joking exchanges with other people (Armstrong, 1998; Giulianotti, 1996, 1998). Professionally, media reporters have a long-standing interest in covering this hooligan culture. Incidents of violent disorder are newsworthy in themselves; tracing these episodes back to particular individuals also has news value. Through television, radio and the press, the mass media present football hooligans as belonging to a separate social and cultural universe. This media coverage never explores the possibility that friendly social inteaction, collusion or shared social identity may take place between hooligans and reporters. This paper will suggest otherwise. Furthermore, we suggest that hooligans are highly reflexive in their reading of the mass media, and in their dealings with its representatives. We should add that our analysis throws doubt on other common assump- tions about the mass media. The distinction between the 'quality' and the 'tabloid' press becomes highly blurred. In particular, journalists working for the quality press tend to adopt reporting strategies that are more commonly associated with the 'tabloid' press during these media-hooligan exchanges. In this paper, we discuss six categories of media-hooligan interac- tion: England fans abroad; the hooligan formations known as the Inter-City Firm; the role of academics; media constructions of 'leadership' regarding hooligan gangs: an exploration of the ambiguous media constructions of football hooliganism in Scotland; and the unreported but intimate interaction between media reporters and their subject matter.
Football Hooligans: Knowing the Score
  • Gary Armstrong
ArmsTronG, GAry, 1998. Football Hooligans: Knowing the Score. Oxford: Berg.
México: uia. corTés romero, ediTH, JAneTTe cruz sAndovAl y kArlA JAzmín ruedA servín
  • Blanca Chong
  • Eiko Gavaldón
cHonG, blAncA y eiko GAvAldón, 2012. "'Por lógica… porque soy lagunero': los aficionados al Santos Laguna". En: Roger Magazine, José Samuel Martínez López y Sergio Varela Hernández, coords., Afición futbolística y rivalidades en el México contemporáneo: una mirada nacional, pp. 247-268. México: uia. corTés romero, ediTH, dAnielA HinoJosA ArAGo y Adrián GArcíA sáncHez, 2012. "La Banda del Rojo de los Diablos del Toluca". En: Roger Magazine, José Samuel Martínez López y Sergio Varela Hernández, coords., Afición futbolística y rivalidades en el México contemporáneo: una mirada nacional, pp. 315-332. México: uia. corTés romero, ediTH, JAneTTe cruz sAndovAl y kArlA JAzmín ruedA servín, 2012. "La afición de los Diablos Rojos del Toluca". En: Roger Magazine, José Samuel Martínez López y Sergio Varela Hernández, coords., Afición futbolística y rivalidades en el México contemporáneo: una mirada nacional, pp. 269-286. México: uia.
Los debates y las búsquedas: ayer, hoy, mañana". En: Guillermo de la Peña y Luis Vázquez León, coords., La hinchas argentinos
  • Roberto Damatta
dAmATTA, roberTo, 1982. "Esporte na sociedade: um ensaio sobre o futebol brasileiro". En: Roberto DaMatta y otros, Universo do futebol: esporte e sociedade brasileira, pp. 19-42. Río de Janeiro: Pinakotheke. dAmo, Arlei sAnder, 2005/2006. "Senso do jogo". En: Esporte e Sociedade, n. 1, pp. 1-43. [url: <http://www.uff.br/esportesociedade/pdf/ es103.pdf>. de lA peñA, Guillermo, 2002. "Los debates y las búsquedas: ayer, hoy, mañana". En: Guillermo de la Peña y Luis Vázquez León, coords., La hinchas argentinos". En: ILHA, v. 6, ns. 1-2, pp. 29-48. [url: <https://periodicos.ufsc.br/index.php/ilha/article/download/ 16594/15259>].