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El aborto en las fotografías de los medios digitales en Chile: visualidades en disputa

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En septiembre de 2017, el gobierno chileno aprobó la ley que despenalizó el aborto en tres causales. El proyecto demoró tres años en tramitarse y los medios (re)produjeron un debate álgido alimentado por organizaciones feministas y de derechos humanos, activistas tanto a favor como en contra de la reforma, y actores políticos tanto en el Congreso como en el poder ejecutivo. El presente trabajo analiza temáticamente las fotografías publicadas en diez medios digitales chilenos durante un año en artículos referentes al aborto, las categorizamos intentando responder a la pregunta sobre el papel jugado por éstas en los intentos por influir en opinión pública, configurando audiencias ideales. A partir del material analizado, constatamos que las imágenes utilizadas no son neutras, son creadoras de efectos de verdad y van configurando una memoria social que mantiene y refuerza el orden hegemónico patriarcal que predomina en el imaginario colectivo nacional.
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Licença Creative Commons Atribuição SemDerivações-SemDerivados 4.0 Internacional
(CC BY-NC-ND 4.0).
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Lorena Antezana e Claudia Lagos Lira
DOI: 10.25200/BJR.v15n1.2019.1028
ARTÍCULO
LORENA ANTEZANA
Universidad de Chile, Santiago, Chile
ORCID: 0000-0003-3195-3325
CLAUDIA LAGOS LIRA
Universidad de Chile, Santiago, Chile
University of Illinois at Urbana – Champaign, Urbana, Estados Unidos
ORCID: 0000-0003-2557-5401
DOI: 10.25200/BJR.v15n1.2019.1028
RESUMEN – En septiembre de 2017, el gobierno chileno aprobó la ley que despenalizó
el aborto en tres causales. El proyecto demoró tres años en tramitarse y los medios (re)
produjeron un debate álgido alimentado por organizaciones feministas y de derechos
humanos, activistas tanto a favor como en contra de la reforma, y actores políticos tanto
en el Congreso como en el poder ejecutivo. El presente trabajo analiza temáticamente
las fotografías publicadas en diez medios digitales chilenos durante un año en artículos
referentes al aborto, las categorizamos intentando responder a la pregunta sobre el papel
jugado por éstas en los intentos por influir en opinión pública, configurando audiencias
ideales. A partir del material analizado, constatamos que las imágenes utilizadas no son
neutras, son creadoras de efectos de verdad y van configurando una memoria social
que mantiene y refuerza el orden hegemónico patriarcal que predomina en el imaginario
colectivo nacional.
Palabras clave: Aborto. Chile. Fotografía. Medios digitales.
O ABORTO NAS FOTOGRAFIAS DAS MÍDIA DIGITAIS CHILENAS:
Visualidades em disputa
RESUMO – Em setembro de 2017, o governo chileno aprovou a lei que despenalizou
o aborto em três fundamentos. O projeto levou três anos para tramitar e a mídia (re)
produziu um debate acalorado, alimentado por organizações feministas e de direitos
humanos, ativistas por e contra a reforma, bem como para atores políticos dos poderes
Executivo e Legislativo. Este artigo analisa tematicamente as fotografias publicadas
em dez mídias digitais chilenas durante um ano em matérias referentes ao aborto. A
categorização das fotografias se concentrará no papel desempenhado por elas na
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Brasileira de Pesquisa-
dores em Jornalismo
EL ABORTO EN LAS
FOTOGRAFÍAS DE LOS
MEDIOS DIGITALES EN
CHILE:
visualidades en disputa
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1 Introducción
El debate acerca de la despenalización del aborto se reavivó en
Chile a partir del discurso que emitió la presidenta Michelle Bachelet en
su segundo mandato (2014 – 2018), con motivo de la conmemoración
del 21 de mayo del 2014. Allí manifestó la necesidad de enfrentar una
discusión madura acerca de la interrupción voluntaria del embarazo
por tres causales: riesgo de vida de la madre, violación e inviabilidad
del feto. El anuncio aventuró el tono del posterior debate legislativo del
proyecto. Desde ese momento, la temática ocupó un espacio relevante
en la agenda mediática y en los discursos periodísticos, en particular.
Los medios tradicionales contemporáneos han desarrollado
y refinado estrategias tendientes a producir contenidos para
multiplataformas, incluidos sus sitios web que, en algunas ocasiones,
operan con equipos distintos a los que editan los medios principales
(ya sea diario, radio o televisión). Estas estrategias se despliegan en el
marco de la convergencia mediática en la cual los tradicionales bordes
entre periodismo radiofónico, periodismo televisivo y periodismo
tentativa de influenciar a opinião pública, configurando públicos ideais. A partir do
material analisado, verificamos que as imagens utilizadas não são neutras, são criadoras
de efeitos de verdade e configuram uma memória social que mantém e reforça a ordem
hegemônica patriarcal predominante no imaginário coletivo nacional.
Palavras-chave: Aborto. Chile. Fotografia. Mídias digitais
ABORTION IN PHOTOGRAPHS IN CHILEAN DIGITAL MEDIA:
Disputed representations
ABSTRACT – In September 2017, the Chilean government passed a bill decriminalizing
abortion under three circumstances. The Parliament took three years in discussing
the reform and the media (re)produced a debate feed by feminist and human rights
organizations, pro-life and pro-choice activists, and political players, and congressmen
and presidential representatives. This article thematically analyzes the photographs
published in ten Chilean online outlets throughout a year. We organized the images
into categories in attempt to understand the role that photographs have in influencing
public opinion, constituting ideal audiences. Relying upon the material analyzed, we
concluded that the images are not neutral, but create truthfulness, and contribute to
establishing a social memory that reinforces patriarchal order, which is hegemonic in
the national imaginary.
Key words: Abortion. Chile. Photography. Digital media.
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escrito se han desdibujado y urge conquistar nuevas audiencias que
han modificado radicalmente sus hábitos de consumo mediático.
De hecho, internet es hoy una de las principales vías de acceso a
contenidos en Chile, con más de trece millones de visitas a la red
durante el 2015, de las cuales casi el 80 por ciento se produjo a través
de teléfonos inteligentes (Subtel, 2016). Este fenómeno es coherente
con la alta disponibilidad de teléfonos celulares: de acuerdo a las
cifras de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (SUBTEL), hay más
de 23 millones de teléfonos móviles (2013), con un 132 por ciento
de penetración en el mercado. De hecho, las audiencias online son las
que proporcionalmente más han crecido (Antezana & Lagos, 2015).
En estos tipos de medios, los contenidos periodísticos sobre
aborto (entrevistas, crónicas, reportajes y notas de cobertura diaria)
van en general acompañadas de imágenes que pretenden ilustrar la
temática. No son inocentes. Más bien, vehiculizan su propio sentido,
que muchas veces contradice el texto y, de hecho, no necesariamente
responde a la intención del medio.
La importancia de analizar las imágenes que se utilizan
para hablar de aborto, radica en el hecho de que éstas son unas de
las grandes creadoras de “efectos de verdad”, al facilitar procesos
de identificación social y de mediación en términos de la memoria
que, en conjunto, generan materialidad; es decir, relaciones o
disposiciones de acciones concretas y efectivas. Estas imágenes, a
su vez, van configurando una memoria social. Es lo que Landsberg
(2004) llama “memorias prostéticas”, es decir, aquéllas movilizadas
por discursos mediáticos.
El espacio público actual es el lugar en el que circulan
diversos discursos (Charaudeau, 2005) e imágenes que, de acuerdo
a las posibilidades de los dispositivos disponibles, presentan la
información combinando distintas materialidades. En estos discursos
se reproducen los sentidos comunes que hegemónicamente se
han instalado en nuestra sociedad y éstos son reforzados en las
conversaciones sobre estos acontecimientos en otros espacios
y a través de las imágenes que, a nivel metafórico y metonímico,
sintetizan el mundo para hacerlo comprensible.
De hecho, hace ya bastante tiempo la imagen dejó de ser un
accesorio que acompaña al texto escrito y es un elemento básico a la
hora de configurar lo que entendemos como “real”. Las razones son
varias: (a) la facilidad de su consumo; (b) el atractivo de su propuesta;
(c) la simplificación que hace del mundo; (d) la cercanía emocional
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que establece con sus espectadores, y (e) la garantía de “verdad” que
ofrece y que incrementa su credibilidad, entre otras. Sin embargo “[…]
las imágenes no son neutras desde el momento en el que se escoge un
encuadre incluso antes de ser fotografiada” (Antezana, 2015, p. 34).
Por otro lado, la interrupción voluntaria del embarazo
como el derecho de las mujeres a la autonomía de sus cuerpos, la
libertad sexual y el control sobre sus procesos reproductivos, ha sido
históricamente parte de la agenda de los movimientos feministas.
Y, al mismo tiempo, es tal vez la frontera de autodeterminación
femenina y feminista que más resistencias provoca pues implica la
crítica al control social sobre los cuerpos femeninos y la consiguiente
desnaturalización de roles tradicionales asociados a las mujeres,
como el de la reproducción, el cuidado, la maternidad como único
horizonte posible de desarrollo y realización. La teoría feminista ha
relevado el rol de la producción simbólica, de la cual los contenidos
mediáticos y las prácticas periodísticas han sido un lugar central
y productivo para analizar. En el caso chileno, el nudo no ha sido
menos difícil de desatar.
Bajo este marco, las preguntas que surgen a propósito de
la tramitación legislativa del Proyecto de Ley que Despenaliza la
Interrupción del Embarazo en tres causales en Chile son: ¿cuáles
son las imágenes que pretenden ilustrar los contenidos periodísticos
sobre aborto en Chile, especialmente en soportes digitales? ¿Qué
imaginarios producen y reproducen los discursos periodísticos de
medios digitales chilenos sobre la interrupción del embarazo en
circunstancias de excepción o emergencia? Y, en esa línea, ¿qué
imaginarios despliegan estos discursos periodísticos digitales y qué
nos dicen sobre sus audiencias ideales?
Analizamos diez medios chilenos los que fueron
seleccionados de acuerdo a los siguientes criterios: (1) publicaron
contenido específico para web1 (sin importar si también producían
una versión impresa, radiofónica o audiovisual); (2) fueron los más
visitados durante el periodo de estudio (del 21 de mayo de 2014 al 21
de mayo de 2015) de acuerdo con Alexa.com2. Luego, seleccionamos
los artículos publicados sobre aborto que: (1) contuvieran imágenes;
(2) hayan tenido una gran repercusión respecto al tema; y (3) cubran
al menos uno de los siete acontecimientos3 más importantes dentro
del lapso de estudio.
En cuanto al número de fotografías consideradas en el corpus,
siguiendo la metodología propuesta por la teoría fundamentada o
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grounded theory, realizamos un muestreo teórico y no estadístico,
hasta saturar las categorías analíticas (Flores & Naranjo, 2014, p.
77). Como metodología de análisis se trabajó prioritariamente con el
análisis temático. Uno de los beneficios de este tipo de análisis es su
flexibilidad y permite identificar, analizar y dar cuenta de patrones
(Braun & Clarke, 2006, p. 78).
2 El aborto en Chile
En 2014, cuando la presidenta Michelle Bachelet anunció que
enviaría una propuesta de ley que despenalizaría el aborto bajo tres
causales (inviabilidad del feto, riesgo vital de salud de la madre y en
caso de violación), Chile era parte del 1% de los países que penalizan
el aborto en toda circunstancia (González, 2011) junto a República
Dominicana, Malta, Nicaragua y El Salvador, además de El Vaticano.
Reformar el marco legal que rige el aborto había sido una de las
promesas de la campaña de Bachelet. Amplificadas por los medios
de comunicación, las reacciones a favor y en contra de la iniciativa
del Ejecutivo se multiplicaron. Sin embargo, el proyecto se presentó
varios meses después, en enero de 2015, y fue recién aprobado en
agosto de 2017 (Ley Núm. 20.030).
Noticiosamente, el aborto ha aparecido tradicionalmente
en la agenda mediática chilena reciente en tres situaciones: (1)
casos extremos: mujeres que enfrentan riesgos vitales debido a su
embarazo, embarazadas con fetos inviables, y niñas o adolescentes
embarazadas producto de una violación; (2) discusión y emisión de
opiniones sobre el proyecto de ley, políticos, representantes y voceros
de distintas organizaciones e instituciones, etc., y (3) protestas y/o
manifestaciones públicas a favor y/o en contra del aborto.
Cada una de estas situaciones desencadena una
discusión que es jurídica, ética, valórica y simbólica. Los medios
de comunicación (re)producen las voces de algunos de los
protagonistas implicados, los argumentos en pugna y las imágenes
utilizadas usualmente como “[…] discurso figurativo usado para
dramatizar los debates y manifestaciones callejeras, [que] en este
contexto de disputa política, es parte de una lucha cultural por
los imaginarios colectivos” (Palma, Moreno, & Alvarez, 2015, p.
44). Esta (re)producción de contenidos sobre aborto dialoga (o se
confronta, también) con las audiencias que, a su vez, construyen
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su propia interpretación. La producción y visibilización de material
periodístico que adquiere estatus noticioso en plataformas digitales,
requiere discursos visuales y no solo textuales y, para esto, suele
incorporar imágenes que pretenden relacionarse con el asunto, en
este caso, el aborto en tres causales.
Paradójicamente, y por lo menos hasta el 2015, los medios
en general, y digitales en particular, solían ilustrar los artículos
sobre aborto con imágenes de “guaguas5 sanas y hermosas;
mujeres felices que exhiben guatas de embarazos muy avanzados
y embriones con alto grado de desarrollo” (Gerber, 2015) tal como
lo denunciaron diversas organizaciones y activistas en una carta
abierta a los medios de comunicación criticando la cobertura
mediática sobre esta materia.
Luego de estas denuncias – aunque no está claro si a
causa de ellas –, los medios incorporan paulatinamente otras
imágenes, ampliando relativamente la representación visual del
aborto en los discursos periodísticos durante el debate legislativo
sobre la reforma. Así, el repertorio visual incorpora imágenes
sobre marchas y protestas callejeras – tanto a favor como en
contra de la despenalización del aborto –, las de niños/as y las de
parlamentarios/as, representantes de distintos organismos y voces
expertas cuando se trata de alguna polémica, que fue recurrente
durante la tramitación legislativa de la reforma.
Al hecho de desplegar un repertorio más bien estrecho
de representaciones visuales sobre el aborto en Chile, que se
ha extendido relativamente recién a partir de 2015, se suma la
economía del periodismo digital y sus condiciones concretas
de producción. En particular, este tipo de medios no cuenta con
sus propios fotógrafos, lo que se explica por distintas razones:
En primer lugar, como estrategia para disminuir sus costos fijos
de producción; segundo, debido a lógicas propias del ejercicio
periodístico y rutinas profesionales modificadas por las tecnologías
disponibles (donde prevalece el trabajador polifuncional que
reportea, toma fotos, graba y edita videos), y, en tercer lugar, se
impone la tercerización de la producción fotográfica, comprando
las imágenes a agencias que, en el caso chileno, son la Agencia
UNO (Berndt, Soto, & Venegas, 2015) y la Agencia ATON, lo que
reduce significativamente el repertorio de imágenes disponibles y
el control en la producción de los discursos fotográficos del aborto
en la esfera digital chilena.
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También existen agencias internacionales, con delegaciones/
sedes en Chile que ofrecen sus fotografías al mercado mediático
chileno, como Agence France Presse (AFP); Reuters Group Limited
(REUTERS); Associated Press (AP); y EFE, Agencia Española de
noticias. Todas estas empresas ofrecen fotografías periodísticas de
los acontecimientos que ocurren en el país (coyunturales) y, además,
cuentan con un archivo temático con imágenes que pueden ser
utilizadas para distintas notas de prensa (atemporales). Son escasos
los medios de comunicación chilenos que cuentan con fotógrafos
propios y éstos generalmente son parte de los grandes consorcios
periodísticos locales, como COPESA y El Mercurio, por lo cual gran
parte de los medios de comunicación digitales utiliza los servicios
de las agencias.
De esto se desprende que las imágenes y la selección de
éstas no suele ser considerada un elemento central al producir y
publicar notas periodísticas sobre el tema. Se intenta, más bien,
componer un collage que acompañe el discurso y, eventualmente,
lo complemente visualmente (Ibañez, 2016) y, sobre todo, que
atraiga clicks. Por lo tanto, cuando la cobertura periodística sobre
aborto en los medios digitales chilenos no se enmarca en la crónica
roja o en el debate jurídico, se enfoca como problemática social.
En tanto tal, la cobertura online incorpora voces eclesiásticas como
referencia moral. Así, por ejemplo, en la construcción de las notas
sobre aborto se les da cobertura a argumentos así llamados pro
vida, es decir, que rechazan la interrupción voluntaria del embarazo
a todo evento, acompañados por imágenes en la misma sintonía
(Ibañez, 2016).
Para este artículo no consideramos las imágenes de actores
que operan en tanto representantes institucionales – es decir, que su
palabra y su correspondiente visibilización y cobertura es incluida
en tanto voceros de alguna entidad – o como expertos – que hablan
desde un saber. Nos centramos, más bien, en todas aquellas restantes
y proponemos organizar su lectura visual en dos grandes apartados:
maternidad y miedos. A nuestro juicio, ambos se vinculan con los
temores que están a la base de la consolidación de sentidos comunes
conservadores o de una “sociedad tradicional de moral cristiana”
(Araya, 2015, p. 7), como la chilena.
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3 La maternidad en cuestión
Imagen 1 – Fotografía que ilustra el artículo “Sename
lamenta caso de joven que abortó en su casa con misotrol y reconoce
que es algo que ocurre”
Fuente: La Tercera online (www.latercera.com), 14 de Mayo, 2014
Imagen 2 – Fotografía de la manifestación en contra del
aborto en la Plaza de la Constitución en Santiago de Chile el 23 de
marzo 2015.
Fuente: www.elmorrocotudo.cl
*La Iglesia Católica organizó a distintos grupos de niños y
adolescentes para participar en la protesta. Distintos medios reprodujeron
las fotografías de Agencia UNO y de los organizadores, también.
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Imagen 3 – Fotografía de agencia UNO “Grupos se manifiestan
contra el aborto frente a La Moneda”, 26 de mayo, 2015.
Fuente: Fotos2013.cloud.noticias24.com
Leído desde estas imágenes, la despenalización del aborto –
aún cuando sea para casos bien estrictos – pondría en peligro el papel
clave de las mujeres en nuestra sociedad: la maternidad, relacionada
con un imaginario social central, que es el de un cuerpo cuya función
social primordial es el de reproducirse. Así, todas las mujeres
responderían a un instinto maternal que las llevaría a tener hijos/as.
Una mujer que, pudiendo hacerlo, va contra este designio biológico
y social, está poniendo en jaque toda la base de esta estructura. Por
eso “[…] no se concede el derecho para la maternidad libre, puesto
que ella es un deber social, y por ello la pena es mayor para el médico
que causare o provocare el aborto […]” (Araya, 2015, p. 12).
Algunas de las imágenes (imagen 1) que más se repiten, sobre
todo antes de la carta-denuncia sobre la cobertura mediática que ya
mencionamos, son las de vientres de embarazos avanzados que, en
general, esconden los rostros de las mujeres. Pareciera, así, que lo que
en realidad importa es “el fruto de su vientre” más que la mujer misma.
Al ocultársele su rostro e identidad, sugiere su eventual vergüenza
social o miedo pues hizo o va a hacer algo indebido, que ha roto algo
social y moralmente sagrado, cual es la reproducción social.
En esta primera imagen, considerada una fotografía
documental no periodística, es temática, no sólo se muestra
metonímicamente a una mujer embarazada, casi de término,
sino que a una estudiante vistiendo uniforme escolar. Son dos los
imaginarios que moviliza esta fotografía: el primero asocia el aborto
con un embarazo avanzado, el aborto impediría así el nacimiento
de un bebé – una persona – y, el segundo, se trata del embarazo de
una adolescente pues es un cuerpo vistiendo uniforme escolar. Por
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lo tanto, remite a un embarazo no deseado, un “error” que podría
haberse evitado. O, en otras palabras, ya no se trata de una mujer
que desea abortar, sino de una adolescente – una “menor” – que no
puede decidir por ella misma, porque no está capacitada para ello. La
decisión debe ser tomada por otros, por adultos, en su nombre. Así,
el aborto sería una decisión que deben tomar por ella, en nombre de
ella, y por todas, aquellos que efectivamente están capacitados para
tomar decisiones. Retomaremos este tema más adelante.
Otras imágenes recurrentes (imagen 2) son las de niños y
niñas que operan como la evidencia de aquello que el aborto quiere
borrar o negar. Esta también es una fotografía documental y temática
más que periodística. Aquí se realiza una asociación simple: el
atentado de un cuerpo – el de una mujer – contra algo sagrado – la
existencia misma de esos/as niños/as o de la infancia en general.
Esta lectura audiovisual gatilla el deber de salvaguardar la pureza e
inocencia de la infancia. No son las mujeres, sino que el futuro de una
nación el que está bajo amenaza.
En particular, esta segunda imagen muestra tres niños, con
globos y carteles rojos, vistiendo ropa del mismo color, el color que
remite a los corazones, a la sangre, al amor y, en definitiva, a la
vida. Niños y niñas en un parque, sonriendo, felices. En la naturaleza,
libres, pero a la vez resguardados y protegidos. Ellos/ellas están
aquí porque sus madres no abortaron o, en su defecto, la sociedad
no permitió que ello ocurriera. Por tanto, es deber de la sociedad
protegerlos, independientemente de la voluntad de las mujeres. Hay
un bien superior que resguardar y es un deber social hacerlo. Los
niños son el futuro del país, la expresión toma vida en ellos, no es
una metáfora, es “la realidad”. El hecho de que el dispositivo utilizado
sea precisamente el fotográfico le da verosimilitud a esta propuesta.
Las mujeres, como seres débiles o frágiles – que es la lectura
romántica –, deben ser protegidas, incluso de ellas mismas, y es
lo que sugiere la lectura de fotos como las de la imagen 3, en la
que vemos a un grupo de hombres. Esta tercera imagen representa
una manifestación en contra del aborto. En esta fotografía aparecen
mayoritariamente hombres, uno de ellos sostiene un cartel que dice,
en letras rojas “No al aborto”. Hombres opinando y expresándose en
las calles, ocupando el espacio público, relegando simbólicamente a
las mujeres al espacio de lo privado. Son hombres también los que
mayoritariamente están decidiendo, escribiendo y comentando sobre
el aborto. No se trata de sus cuerpos, se trata de su sociedad, de sus
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posibles hijos/as, de su legado. Una ley como la de la despenalización
del aborto, aunque sólo sea en tres causales específicas y acotadas,
sacude los cimientos del orden patriarcal construido. Son hombres
ocupando el espacio público, el que tradicional, simbólica e
históricamente han dominado y el cual ha sido negado a las mujeres,
sus cuerpos, sus decisiones.
Esta fotografía es periodística, vinculada a una protesta en
la que ellos, como padres, maridos, hermanos, deben cuidar a sus
hijas, esposas y hermanas. Educarlas, proteger su honra, aplacar
sus temperamentos para que sean dóciles, buenas mujeres y, sobre
todo, buenas madres. La posibilidad de las mujeres de decidir
sobre ellas mismas rompe la tradición, le arrebata al hombre su
papel protector. Esta lectura es consistente con representaciones
históricas de las mujeres, que han encarnado el pecado, la debilidad
y la suciedad. Por ello, deben ser purificadas. Las mujeres así “son
clasificadas de acuerdo con su comportamiento moral” (Melhuus &
Stolen, 2007, p. 37) en “la buena mujer (la madre) y la mala mujer
(la puta)” (Nencel, 2007, p. 71). El aborto sería así una señal más
de libertad sexual de las mujeres y “[…] el Proyecto de Ley [sería]
una “mala señal” a la sociedad chilena” (Palma, Moreno, & Alvarez,
2015, p. 57).
A pesar de que los medios han dejado de lado paulatinamente
las fotografías de vientres con embarazos avanzados para
ilustrar artículos sobre aborto, en el imaginario colectivo estas
representaciones están instaladas y operan en ausencia del
estímulo. En otras palabras, las imágenes se van asentando en
nuestra memoria y van dejando huellas sobre las cuales otras
imágenes se organizan. Este repertorio visual está estructurado y
determinado socialmente. Es parte de los esquemas mentales que
nos permiten entender el mundo y darle coherencia y regularidad allí
donde ésta no existe. Las imágenes, entonces, instalan certezas que
van nutriéndose y alimentándose de experiencias, conocimientos
y otras informaciones. Los imaginarios son “matrices de sentido
que existen en nuestras mentes, [y que] se inscriben dentro de la
sociedad como sistema de interpretación del mundo” (Randazzo,
2012, p. 82).
En ese mismo sentido, es difícil no conmoverse frente a
imágenes de niños y niñas o no empatizar con ellos, pues las imágenes
emocionan, son leídas subjetiva y no racionalmente, se asumen como
verosímiles pues se parecen demasiado a lo que a consideramos – o
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sentimos – real. Son una evidencia. En este caso, los niños son la
evidencia y la prueba de lo que serían embriones en caso de no ser
abortados. El aborto elimina esa certeza, esa existencia. Lo que “es”
podría “no haber sido”.
Las imágenes van ordenándose en los distintos esquemas
mentales por similitud y oposición (diferencia), que es la manera
básica que tenemos los seres humanos de aprender. Así, las
imágenes simplifican el mundo y, a su vez, se ordenan en un
esquema comprensivo cuya matriz es social. Lo bueno se opone a lo
malo; la vida es buena, los niños son buenos, la muerte es mala; el
aborto genera muerte, entonces el aborto es malo y, por extensión,
las mujeres que se someten a un aborto también son malas. Por el
contrario, las mujeres-madres son buenas al permitir que la vida
siga su curso. Esta práctica de (re)producción simbólica permanente
contribuye a instalar una falsa dicotomía en el imaginario colectivo:
despenalización del aborto versus guagua.
4 Los temores de la sociedad chilena
Imagen 4 – Fotografía que ilustra la columna de opinión
“Aborto, Libertad de escoger”
Fuente: Daniel Sánchez, El Morrocotudo online (www.elmorrocotudo.cl), 10
de Agosto, 2015.
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Imagen 5 – Fotografía incluida en videos y campañas contra
el aborto que muestra a un embrión de tres meses de gestación. Ha
sido reproducida reiteradamente por distintos medios.
Fuente: www.elboyaldia.cl
Imagen 6 – Fotografía incluida en artículos sobre
manifestaciones contra el aborto producida por organizaciones
contrarias a la interrupción del embarazo, como www.hazteoir.org
Fuente: www.hazteoir.org
Hemos seleccionado otro grupo de imágenes que representan
el corpus que puede ser agrupado en esta sección. En todos los
casos, se trata de imágenes que son parte de una categoría; es decir,
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las imágenes pueden ser distintas, provenir de fuentes diversas, pero
son fáciles de reconocer como parte de alguno de los subgrupos.
Así, la primera de esta serie (imagen 4) es una estrategia
utilizada por mujeres en las marchas y manifestaciones a favor de la
despenalización del aborto que se han realizado en Chile estos últimos
años. En este caso la leyenda escrita en el vientre de la mujer dice
“El Estado no decide aquí”, reivindicando un derecho sobre el cuerpo
que es parte de los argumentos utilizados por distintos movimientos
–fundamentalmente feministas – que promueven la despenalización
del aborto. Es una fotografía periodística, informativa.
De esta manera, a las fotografías de vientres prominentes
del primer conjunto de imágenes analizado en la sección anterior, se
contraponen las imágenes de vientres planos, que también podrían
leerse como vientres vacíos. Una ausencia que es reemplazada por
la escritura y lo letrado; o, en otras palabras, el capital cultural. El
acceso a la educación, junto con el derecho a votar, está en la base
de las luchas históricas de los movimientos pro emancipación de las
mujeres a nivel mundial y ha sido el motor de muchas conquistas:
profesionales, laborales, económicas y políticas. Sin embargo,
como parte de la disputa de las mujeres por el espacio público, la
demanda por el derecho a educarse y sus efectos también han sido
leídos como atentatorios a la familia. De hecho, la postergación o
cancelación de la maternidad para privilegiar otros objetivos ajenos
al proyecto familiar es uno de ellos. El menor número de embarazos
también. Aquí radica uno de los temores de la sociedad chilena, al
decir de Araya: “El terror que se expresa en el rechazo al aborto desde
la moral tradicional es que sea una forma de las propias mujeres de
tener bajo control la reproducción” (Araya, 2015, p. 12).
Este tipo de imágenes plantea, además, la pregunta sobre
las movilizaciones sociales, en particular las protestas callejeras,
que están asociadas en el imaginario colectivo a la violencia, a los
destrozos, al descontrol. Con ello, se ponen en movimiento memorias
individuales y sociales sobre el clima de conflicto vivido durante la
dictadura (1973 – 1990). Un medioambiente que (re)genera miedo,
recuerda el temor cultivado e instalado en la experiencia colectiva en
décadas pasadas.
La idea misma del conflicto como mecanismo para resolver
diferencias fue evitado durante la primera parte del periodo de
transición a la democracia (‘90s) y se hizo patente debido al silencio
y el carácter pactado de la transición (Garretón, 1994; Godoy, 1999;
Licença Creative Commons Atribuição SemDerivações-SemDerivados 4.0 Internacional
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Hite, 2007). En esa misma década se reconstruyó el temor, esta vez
producido por un enemigo interno que ya no era un terrorista sino
que un delincuente, por lo que serían la inseguridad y el crimen los
que desestabilizan la sociedad y las certezas instaladas con tanto
esfuerzo (Guzmán, J.A., y Ramos, 2000; Salinas, 2008). En su enfoque
y refuerzo han contribuido los medios de comunicación.
Por lo tanto, simbólica y estratégicamente, el espacio de la
disputa política hoy debe oponerse a esta forma violenta de resolver las
diferencias de antaño y debe ser más bien “civilizada”, esto es, a través
de las instituciones que están pensadas para ello como el parlamento;
y junto con ello, el desorden en las calles debe ser controlado.
Así, el vientre plano, ilustrado, remite a una imagen de
desorden que hace estallar la pretensión simbólica – con ello
visual – de lo que debe ser una sociedad postdictatorial. El mensaje
inscrito – literalmente – en los vientres planos interpela al Estado y,
específicamente, a quienes legislan, pero también a los ciudadanos en
general. El mensaje refuerza visualmente la opción en disputa y hasta
ahora prohibida: la decisión sobre el cuerpo es propia y es individual,
cada mujer la toma. Por lo tanto, pasamos desde lo colectivo y la
manifestación callejera y masiva, a un discurso y acción individual.
En parte ello también puede ser leído como un síntoma de mujeres
mezquinas e individualistas.
Ciertamente hay varios argumentos falaces en este tipo de
lectura. Una de ellas es que en el caso del vientre expuesto se realiza
lo que Mañalich ha denominado “[…] analogía invertida” [donde] la
relación entre una persona y su ‘propio’ cuerpo pued[e] ser entendida
como equivalente a una relación de propiedad sobre un objeto [y]
una persona no sólo tiene un cuerpo, sino que al mismo tiempo
es su cuerpo” (Mañalich, 2015, p. 26, el destacado es nuestro). Sin
embargo, el argumento es utilizado de la misma manera por quienes
están a favor o en contra de la despenalización del aborto. Así, se
refuerza la lectura de los detractores.
El tipo de interpretación que se realiza en el caso de
las imágenes es asociativa puesto que responde a la lógica de
negociación que está a la base de la comprensión de un lector
modelo. Así, el encuentro con el texto no se da en el vacío,
no se trata de una experiencia única y aislada, sino todo lo
contrario. Leer una imagen requiere movilizar experiencias:
con otras imágenes, con otros medios, con otros contenidos.
Su comprensión se inserta en el ritmo cotidiano, en el flujo
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del quehacer y, por cierto, de la emoción. El sentido de una
imagen se enlaza con otra y con una tercera, de esta manera se
consolidan ciertas lecturas como las adecuadas y correctas. Así
se va sedimentando la visualidad hegemónica.
Por otro lado, la imagen simplifica, estereotipa y se concentra
en un número limitado de propiedades y características – de un actor,
de un fenómeno, de un conflicto – lo que reduce las posibilidades de
interpretación. Un ejemplo simple puede ilustrar este mecanismo: cuando
una persona lee una novela, se imagina a los personajes a partir de la
descripción que se hace de éstos y estos personajes serán distintos de
acuerdo al registro previo que tenga cada uno de los lectores. Si, en cambio,
vemos una película en que actores encarnan a esos mismos personajes,
es muy difícil construir una imagen distinta a la propuesta visual de ellos,
ésta es más fuerte que la lingüística y tiende a reemplazarla.
Volvamos a las imágenes de este apartado. La imagen 5
muestra un embrión, que el pie de foto afirma es de tres meses de
gestación, que tiene una forma reconociblemente humana. Es la
imagen de una ecografía, es decir una imagen tomada a través de
un mecanismo que permite visualizar lo que se encuentra al interior
de un útero. Esta claramente no es una fotografía periodística. El
tiempo de desarrollo de ese feto es de tres meses que es el tiempo
máximo en que el aborto es permitido en muchos países en el
que éste es legal. Abortar significa entonces matar a algo que se
asemeja a un ser humano. Con este tipo de imágenes “se presenta
al aborto como un infanticidio […] La ecografía, aunque está
destinada a ser utilizada dentro de los límites de la clínica médica,
ha devenido en las últimas décadas en instrumento público”
(Palma, Moreno, & Alvarez, 2015, p. 44) al “mostrar” lo que se está
eliminando. La imagen, nuevamente coacciona la lectura (Fiske,
1984). Se presenta como evidencia.
En tanto la imagen 6 muestra a un niño sonriente sosteniendo
un cartel multicolor en el que se lee “fuimos embriones”. Un niño
que aunque es el futuro del país hoy es presente y no habría sido si
un aborto cortaba un proceso considerado “natural”. Los colores del
cartel son los del arcoíris, los del sol, los de la luz, los de la vida. Se
muestran al mundo, a todos. El niño es la evidencia concreta de la
vida, y el texto nos implica a todos los lectores pues “todos fuimos”
embriones. Cualquiera de nosotros podría no estar hoy. Por tanto, se
refuerza la necesidad de no tomar decisiones de manera individual
pues este es un problema de alcance social.
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El vientre vacío se lee en conjunto con las otras dos imágenes.
El aborto significa así que algo que ya estaba allí, no está más.
Fue eliminado. La imagen 6 refuerza esta lectura. Aquello que fue
eliminado es un/a niño/a y es la sociedad la encargada de protegerlo,
por tanto es la sociedad la que falla si permite que ya no esté más.
En la prensa las mujeres suelen aparecer mayoritariamente en
un papel de víctimas, como personas sensibles y delicadas, y por tanto
frágiles, y si son incorporadas en tanto fuentes informativas, suelen
corresponder a víctimas o testigos y no ubicadas en lugares de poder
o saber. Esta construcción discursiva ya está difundida y bastante
consagrada. No es muy difícil asociar esta imagen con la de la buena
mujer que, cuando no lo es, o cuando hace algo malo, es responsabilidad
del entorno. Esto se reproduce “En el debate [sobre la despenalización del
aborto donde] se representa a la mujer [también] como una víctima de
su acto de abortar, víctima del daño auto-inflingido” ( Palma, Moreno, &
Alvarez, 2015, p. 42). Se asocia su decisión con el sufrimiento y el dolor.
En menor medida, las mujeres también aparecen como
victimarias, aquellas que la prensa bautizó como “la Quintrala” (en
alusión a una figura de la colonia con fama de despiadada) o “la Geisha”.
María del Pilar Pérez López, “la Quintrala”, contrató a un sicario para
eliminar a su ex marido, a su pareja, a su madre y a la familia de su
hermana (2011) y Anita Alvarado Muñoz, conocida como “la geisha
chilena”, ejerció la prostitución en Japón y se vio envuelta en un fraude
financiero en ese país. A su regreso a Chile ha estado vinculada al
mundo del espectáculo. En ambos casos se conoce el desenlace en la
forma de escarmiento: judicial con la condena de la primera y social
con la exclusión de la segunda. La moraleja mediática es clara.
Las mujeres “malas” en general son presentadas con
nombre y apellido y con un apodo, lo que hace evidente su carácter
excepcional. Son pocas. En el caso del aborto, la mujer que se atreve
a presentar su testimonio, es individualizada, y por tanto podría ser
sindicada de “malvada” o “mala mujer”, pero también sucede que
aparece muy pocas veces en otros medios como la televisión (Ibañez,
2016), pues “la palabra está interdicta para aquellas mujeres que han
interrumpido su embarazo en virtud de una elección personal en
torno a la maternidad, sin coerción, abandono o desamparo” (Palma,
Moreno, & Alvarez, 2015, p. 13), más allá de las estrechas causales
incluidas en la reforma legal y que, de alguna manera, establecen
los límites de lo posible en la agenda pública sobre la interrupción
voluntaria del embarazo.
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Las imágenes de los cuerpos femeninos (con vientre abultado
o plano) son de mujeres jóvenes. Mujeres sexualmente activas, en
pleno ciclo reproductivo. Investigaciones previas (Antezana, 2007) han
demostrado que los medios de comunicación simplifican y reducen al
sujeto juvenil caracterizándolos/las de manera excesivamente positiva
y excesivamente negativa, posicionándolo así en dos categorías
opuestas: (1) como sujeto individual asociado a arquetipos positivos
y relacionado con noticias de índole deportivo y/o; (2) como sujeto
colectivo asociado a arquetipos negativos y relacionado con noticias
de índole policial. En el caso del aborto, las imágenes se ordenan bajo
este mismo esquema, así aunque “la asociación entre mujer, aborto y
desvergüenza no es nueva” (Palma, Moreno, & Alvarez, 2015, p. 21),
habría que agregar una característica más: joven.
En síntesis, las imágenes que se utilizan en los medios al
hablar de la despenalización del aborto permiten reconocer en su
conjunto algunos miedos de la sociedad chilena: (a) la resistencia al
cambio (Antezana, 2015, p. 36) que proviene, entre otras razones,
de la relación compleja con el pasado donde la división política
del país se prolonga en la omisión o suspensión del conflicto; (b)
la tensión no resuelta entre el modelo neoliberal cuya base es la
construcción de un individuo versus la sociedad tradicional que
pone al centro a la familia (Araujo & Martuccelli, 2012) y a los
hijos/as – incluso por sobre la pareja – y; (c) la sexualidad femenina
independiente como símbolo de emancipación que obliga a los
hombres a replantearse su rol. Es decir, en todos los casos se pone
en tensión el poder.
5 Conclusiones
Las imágenes que han sido parte de la construcción
noticiosa chilena en la esfera digital sobre el aborto, en general,
y sobre el debate para su despenalización en tres causales en
específico, mantienen y refuerzan el orden hegemónico patriarcal
que predomina en el imaginario colectivo nacional. De esta manera
es posible explicar que, a pesar del debate, de la discusión, de
los avances registrados en el país para la equidad de género en
numerosos ámbitos, el sentido común predominante, cuando se
habla de aborto, sea aún el de una sociedad tradicional de moral
cristiana que lo asocia al infanticidio.
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El discurso que acompaña las imágenes puede ser
variado. Puede o no estar a favor del aborto. Puede plantear
argumentos sobre la libertad de decidir ser o no madres de
las mujeres, sobre los derechos que éstas tienen de regular su
sexualidad y otras similares. Las imágenes, sin embargo, aunque
ya no predominen las que muestran vientres prominentes de
embarazos avanzados, o bebés sonrosados o piececitos de
bebés, siguen reforzando las lecturas tradicionales, puesto que
ya están instaladas en esquemas mentales que son reforzados
por los medios de comunicación, en sus diferentes formatos, y
que tienden a estabilizar la interpretación que se hace de los
distintos acontecimientos relacionados con este tema.
Así, las imágenes nutren memorias que se construyen a
partir de los medios. Estas se instalan en el mediano y largo plazo
y se refuerzan entre los distintos medios, formatos y tipos de
dispositivos, lo que puede explicar la resistencia al cambio puesto
que se trataría de una modificación de aspectos vinculados con
la cultura en un ámbito que no ha sido muy tomado en cuenta:
las imágenes.
Las imágenes están asociadas a ciertas premisas que
se constituyen como básicas, estructurales, y que permiten
entender y darle sentido al mundo. Nuevas imágenes se ordenan
en los mismos viejos esquemas. En relación a los imaginarios
predominantes, la Iglesia lleva varios siglos de anticipación puesto
que entendió, muy temprano, el poder que tenían las mismas para
la evangelización (Freedberg, 2010), fundamentalmente porque
trabajan la emoción y eliminan la distancia que, en el caso de
mensajes elaborados en códigos más complejos (como la lengua)
genera distancia.
El primer adiestramiento del cerebro realizado por el sistema
social es el enseñar a mirar, por tanto a discriminar y distinguir la
figura del fondo, a jerarquizar los estímulos visuales (Bozal, 1987),
así son las imágenes que primero se inscriben como huellas visuales,
las que más adelante serán reforzadas. La adquisición de la lengua,
permitirá ordenar estas imágenes en una estructura básica, a modo
de cimientos, de manera binaria – por semejanza y oposición. Cierto
es que, a lo largo del tiempo y de la experiencia individual, así
como de los conocimientos adquiridos, este primer ordenamiento
irá modificándose, enriqueciéndose y reordenándose (Varela, 1998),
pero para eso habrá que proveer de los estímulos necesarios.
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Por lo que entra en juego la subjetividad con que es
tomada esta fotografía, que cuando la miramos se superponen
tres realidades: el hecho fotografiado, la mirada del fotógrafo en
el momento de la toma y la interpretación de la imagen que hace
el espectador. Cada una de estas realidades es diferente y está
influida por los orígenes sociales, la ideología, la inteligencia,
la sensibilidad o el inconsciente del fotógrafo y del espectador
(Antezana, 2012).
En un contexto como el chileno, de alta concentración
mediática y falta de pluralismo, la diversidad de enfoques, posturas
y relatos que circulan en la esfera pública son limitadas, por lo
cual, son los mismos imaginarios los que van reproduciéndose,
y alimentándose en una espiral sin fin. En esas condiciones es
difícil encontrar marcos de interpretación (Pintos, 2005) distintos
a los tradicionales. Así, el discurso mediático va alimentando una
opinión pública tradicional y conservadora permeada de valores
que provienen de la moral cristiana, visualmente los argumentos
pro-vida: niños sonrientes y felices se oponen a las protestas y a
las manifestaciones callejeras, en una postura dicotómica que no
admite zonas grises.
Con estos antecedentes es posible delinear algunas líneas de
acción que contribuyan a proponer nuevas formas de comprensión
y ordenamiento de los relatos que están en la base de la discusión
sobre aborto en Chile, trasladando los argumentos discursivos
lingüísticos al ámbito visual pues, reiteramos que “[…] el problema no
son únicamente los periodistas, sino la inexistencia de alternativas.
¿Qué imágenes se pueden utilizar cuando se trata el aborto?”
(Antezana, 2015, p. 36). En estas condiciones: (1) es necesario
resignificar las imágenes que ya circulan proponiendo nuevas
lecturas; (2) proponer otras imágenes que vayan reemplazando las
existentes; (3) tomar conciencia de la importancia de las imágenes
a la hora de difundir ideas y cambios a nivel cultural; y (4) entender
las transformaciones en el campo de la producción de imágenes,
la importancia de Agencias y el papel de los editores fotográficos,
editores y periodistas en la selección de imágenes.
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NOTAS
1 Los medios presentes en la web son de tres tipos: 1) Sitios web
que nacen de medios de comunicación ya existentes y que repli-
can el contenido de su versión impresa: por ejemplo, LaCuarta.
com - Lun.com. 2) Sitios creados a partir de medios tradicionales
pero que replican contenido del medio madre así como también
crean nuevos para la web: por ejemplo, LaTercera.com - 24horas.
cl. 3) Por último, existen medios que nacieron digitales, como
ElMostrador.cl - ElCiudadano.cl. La muestra estuvo conformada
por medios de las categorías dos y tres.
2 Empresa propiedad de Amazon.com que proporciona datos de
tráfico y clasificaciones globales, entre otras informaciones, para
30 millones de sitios web.
3 Los hitos noticiosos más importantes del período fueron: (1)
El discurso de 21 de mayo del 2014 de la Presidenta Michelle
Bachelet, donde se pronuncia y llama a la discusión parlamen-
taria sobre el aborto terapéutico; (2) El caso de una niña de 13
años que en noviembre del 2014 presentaba dos de las causas
que se presentaron en el discurso de la presidenta, estas eran
violación y la inviabilidad del feto; (3) El 31 de enero de 2015
la presidenta Michelle Bachelet presentó el proyecto de ley de
despenalización del aborto y lo envió al parlamento; (4) Denun-
cia que se realizó en marzo de ese año en la ciudad de Calama,
sobre una mujer de 25 años que habría abortado, quien fue
denunciada a carabineros por el médico que la revisó; (5) La
negativa del rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez,
a realizar abortos en la red clínica perteneciente a la universidad
en caso de aprobarse la ley; (6) Las polémicas declaraciones de
la exministra de Salud Helia Molina en las que aseguró que en
clínicas del barrio alto se realizaban abortos; (7) Los polémicos
dichos del diputado Pablo Lorenzini en el que cuestionó la cau-
sal de violación del proyecto de despenalización del aborto en
tres causales.
4 Se revisaron un total de 427 notas informativas, las que poste-
riormente fueron filtradas de acuerdo a los criterios de selección
hasta llegar a un total de 21 notas.
5 Guagua es una palabra chilena utilizada para referirse a bebé.
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LORENA ANTEZANA. Académica e investigadora
del Instituto de la Comunicación e Imagen de
la Universidad de Chile. Periodista, licenciada
y magíster en Comunicación Social por la
Universidad de Chile. Doctora en Información
y Comunicación por la Universidad Católica de
Lovaina (Bélgica). Email: lantezana@uchile.cl
CLAUDIA LAGOS. Académica e investigadora
del Instituto de Comunicación e Imagen de la
Universidad de Chile. Periodista, licenciada en
Comunicación Social y magíster en Estudios de
Género por la Universidad de Chile. Candidata
a doctora en Communications and Media en la
Universidad de Illinois en Urbana-Champaign,
Estados Unidos. Email: cllagos@uchile.cl
RECEBIDO EM: 20/08/2017 | ACEITO EM: 14/05/2018
... Camino que recorro gracias a que otres lo han construido (c.f. Arfuch, 1995;Chaneton, 2007;Elizalde, 2009;Olavarría, 2010;Rovetto, 2012;Spataro, 2012;Forastelli y Olivera, 2016;Justo, 2017;Schaufler, 2019;Ochoa Almanza, 2019;Antezana y Lagos, 2019;Rodríguez Agüero, 2020;Rovner, 2021;Peñamarín, Amman y Parra, 2022;Cebrelli, 2023; no hay paréntesis que alcance). ...
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Desde el campo de comunicación y género, el artículo tiene el objetivo de analizar relacionalmente las configuraciones retóricas, temáticas y enunciativas de la auto-representación del género en 400 perfiles de Tinder de hombres y mujeres cisgénero y heterosexuales, jóvenes (18 a 25 años), residentes en el Área Metropolitana de Buenos Aires. El marco teórico utilizado fue la sociosemiótica en combinación con los estudios de género. En cuanto a la metodología, se llevó adelante un diseño multi-método: en cada nivel, el análisis discursivo fue combinado o bien con el análisis temático o bien con el análisis cualitativo de contenido para lograr una descripción sistemática del objeto e insights más profundos. El resultado del estudio inductivo del nivel retórico permitió identificar tres patrones de sentido generizados: legitimidad, interpelación y deseabilidad. En el nivel temático se hallaron seis tendencias generizadas a partir de las cuales los perfiles construyen deseabilidad y se reconstruyeron los sistemas clasificatorios puestos en juego. En el nivel enunciativo, la reconstrucción de la cultura mediática postfeminista permitió identificar deductivamente nuevos modelos de masculinidad y feminidad presentes en los perfiles. Así, la combinación de los tres niveles posibilitó reconstruir la gramática de género que rige la auto-representación en Tinder en esta muestra. A lo largo del recorrido por los resultados se estableció una discusión con las últimas investigaciones sobre el objeto. Finalmente, en las conclusiones, se reflexiona sobre la innovación metodológica implementada y se ofrecen nuevas líneas de investigación.
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Chilean chapter of the Media for Democracy Monitor 2021.
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La democracia condujo a un alargamiento del espacio público donde los medios asumen un rol creciente y donde la televisión -y específicamente el noticiero televisivo- cumplen una función importante al establecer un puente entre el público y las autoridades. Es decir, el noticiero televisivo cumple una función de “bisagra relacional” articulando estas dos grandes instancias, pero en una plataforma que no es neutra, al presentar las distintas voces de los actores implicados en los acontecimientos organizándolas de acuerdo a un tipo de lógica argumentativa que responde a la esencia distintiva de cada canal. El espacio del noticiero se constituiría por tanto, en un lugar de debate de intereses públicos y privados y en el lugar de constitución de una opinión que presupone un tipo de ciudadano particular, por tanto ¿A qué tipo de ciudadano apela la entidad televisiva?
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Thematic analysis is a poorly demarcated, rarely acknowledged, yet widely used qualitative analytic method within psychology. In this paper, we argue that it offers an accessible and theoretically flexible approach to analysing qualitative data. We outline what thematic analysis is, locating it in relation to other qualitative analytic methods that search for themes or patterns, and in relation to different epistemological and ontological positions. We then provide clear guidelines to those wanting to start thematic analysis, or conduct it in a more deliberate and rigorous way, and consider potential pitfalls in conducting thematic analysis. Finally, we outline the disadvantages and advantages of thematic analysis. We conclude by advocating thematic analysis as a useful and flexible method for qualitative research in and beyond psychology.
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El autor sostiene que la transición chilena a la democracia fue pacta- da. Y que el pacto de transición es expreso en todo lo que se refiere a los acuerdos convenidos entre el gobierno militar y la oposición para reformar la Constitución de 1980 y plebiscitados en 1989. A estos efectos analiza las dos concepciones de democracia que susten- ta uno y otro actor (protegida y representativa), el proceso de confi- guración de los actores pactantes, el desarrollo de las negociaciones y su culminación en el plebiscito mencionado. Afirma, además, que hubo un pacto tácito, que involucró la aceptación por la oposición de la inclusión de las Fuerzas Armadas en el proceso político, el fuero
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Traducción de: The Power of Images Este libro trata de describir las relaciones entre las imágenes -pintura, escultura, arte objeto- y las personas a lo largo de la historia; es decir sobre los modos en que la gente de todas las clases y culturas ha respondido a esas imagenes, basadas en la eficacia, efectividad y vitalidad de las propias imágenes, sean éstas reales o imputadas. Así, la obra da cuenta de diversos ejemplos concretos de obras de arte con poder en la gente: desde el poder de atracción de las imágenes que son el fin de una peregrinación y las improbables esperanzas que se vuelcan en ellas, pasando por la creencia en que las imágenes pueden servir como mediadoras para dar las gracias por favores sobre naturales recibidos, hasta los modos en que pueden elevar a quienes las contemplan en las alturas de la empatía y la participación.