El Proyecto Paisajes-Vida Silvestre propone a través de diferentes iniciativas, cambiar
el paradigma de conservación, integrando las áreas protegidas en la matriz
circundante y viceversa. De esta manera, a través de la conectividad funcional se
espera articular la conservación de la vida silvestre con actividades productivas
sostenibles y la consecuente reducción de amenazas y presiones antropogénicas. Las
estrategias de conectividad están focalizadas en “especies paisaje”, reconocidas por
sus amplios requerimientos territoriales, vulnerabilidad a amenazas antropogénicas,
funcionalidad ecológica e importancia socioeconómica. Esta estrategia considera que
a través de la conservación y manejo a escala de paisajes simultáneamente se
conservan hábitats y especies a escalas locales. El protocolo de monitoreo establece la
selección de cuadrículas de 16 kilómetros cuadrado en cinco paisajes seleccionados a
nivel nacional. La metodología de muestreo comprende la instalación de cámaras
trampa y recorridos de senderos para la identificación de registros indirectos que
indican la presencia de las especies focales. Hasta el momento se han realizado dos
fases de monitoreo en años consecutivos: 2016 y 2017. Se visitaron 188 y 153
unidades de muestreo, respectivamente. Se estimó y se comparó la tasa de captura
fotográfica (TF) y tasa de encuentro (TE) de las dos fases de monitoreo para los datos
registrados mediante cámaras trampa y senderos de reconocimiento, respectivamente.
Los resultados preliminares indicaron variaciones entre las estimaciones para las
especies focales. El lobo de páramo (Pseudalopex culpaeus) mostró aumento en la TF
en la segunda fase del monitoreo (0.24 IC al 95%: 0–0.78 vs. 0.41 IC al 95%: 0–1.61).
Por otro lado, la TF del puma (Puma concolor) en el segundo monitoreo disminuyó
con respecto a la primera fase de (0.52 IC al 95%: 0–1.380 vs. 0.29 IC al 95%: 0.13–
0.47). Las especies focales que indicaron aumento en las estimaciones de la TE son:
puma, lobo de páramo, jaguar, tapir amazónico (Tapirus terrestris) y oso andino
(Tremarctos ornatus). Por otro lado, los promedios de TE del tapir andino en la
segunda fase de monitoreo a escala de paisajes son mayores que en la primera fase,
sin embargo, los intervalos de confianza de las estimaciones se superponen en las dos
fases (0.57 IC al 95%: 0–4.2 vs. 1.53 IC al 95%: 0.5–2.5). La amplitud de los
intervalos de confianza reflejada por la heterogeneidad de los datos, indica la
necesidad de incrementar el esfuerzo de muestreo.