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Análisis y Modicación de Conducta
2014, Vol. 40, Nº 161-162, 53-71
ISSN: 0211-7339
Estrés percibido, ansiedad, depresión e ira en el proceso
de reproducción asistida. Un estudio de caso
Melania Pérez Ortega
Instituto de Psicología de Emoción y Salud. Madrid
Palabras clave: Desajuste emocional, estrés,
tristeza, ansiedad, ira, infertilidad, técnicas de
reproducción asistida, microinyección espermá-
tica.
Resumen
En el artículo se presenta un caso donde
se analiza la presencia del estrés, la tristeza, la
ansiedad, la ira y el desajuste emocional a lo largo
de la aplicación de una técnica de reproducción
asistida (Microinyección Espermática-ICSI).
Se evaluó a una pareja, ambos de 34 años,
antes de comenzar ICSI, durante las fases del
proceso y posteriormente. Para la evaluación
de sintomatología a lo largo de la intervención
médica se utilizaron el BDI-II, el STAI, el STAXI-2
y el Cuestionario de Desajuste Emocional y
Recursos Adaptativos en infertilidad (DERA). Tal
y como se hipotetizó, los resultados evidencian
diferencias en las medidas de cada una de las
fases de la intervención médica, y también
diferencias signicativas entre ambos miembros
de la pareja, siendo la mujer quien presenta
mayores niveles de malestar, exceptuando el
momento de la comunicación de resultados
(negativos, en este caso), donde la respuesta del
marido fue superior.
AbstRAct
The following review is based on a case
research where perceived stress, sadness,
anxiety, anger, emotional maladjustment were
analysed during the application of an assisted
reproduction technique (Intracytoplasmic sperm
injection, ICSI). For this procedure a young couple
(34 years old) was evaluated in dierent stages:
before ICSI treatment, during the treatment
and after it. For symptoms evaluation during
the medical intervention, BDI-II, STAI, STAXI-2
and Emotional Maladjustment and Adaptive
Resources in infertility questionnaire (DERA)
were used as evaluation tools. As expected,
nal results show many dierences in the
measurements of each stage and also signicant
dierences between the partners: the woman
had higher discomfort levels, except the time of
communication of the results (negative in this
case), where the man had higher levels than her.
Keywords: Emotional maladjustement, stress,
sadneess, anxiety, anger, infertility, assited
reproducction techniques, Intracytosplasmic
sperm injection.
Correspondencia: Melania Pérez Ortega. Instituto de Psicología de Emoción y Salud. c/ Férraz 55. 28008, Madrid. Teléfono: 618 17 97
82 Correo electrónico: perezortega.me@gmail.com
Jorge Barraca Mairal
Universidad Camilo José Cela
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Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
Son numerosas las evidencias sobre el im-
pacto psicológico de la infertilidad y de los tra-
tamientos asociados a esta (Jenaro, Moreno-
Rosset, Jurado y Robaina, 2008). La infertilidad
no puede considerarse en sí misma una psico-
patología (Antequera, Moreno-Rosset, Jenaro
y Ávila, 2008), pero el proceso que abarca la
comunicación del diagnóstico de infertilidad,
someterse a Técnicas de Reproducción Asisti-
da (TRA) y los repetidos intentos por conseguir
un embarazo, supone un periodo largo y estre-
sante que sitúa a las parejas en riesgo de de-
sarrollar problemas y desajustes emocionales
(Jenaro et al., 2008).
De acuerdo con Moreno-Rosset (2010), la
infertilidad es la incapacidad para conseguir
un embarazo “a término”, con un niño nacido
sano al nalizar el embarazo, y después de al
menos un año de mantener relaciones sexua-
les habituales y sin utilizar medios anticoncep-
tivos. Por tanto, se reere a aquellas mujeres
que pudiendo concebir, no consiguen culmi-
nar un embarazo con el nacimiento. En cam-
bio, cuando no se logra el embarazo, se habla
de “esterilidad”. Esta se entiende como la impo-
sibilidad absoluta de concebir. No obstante, es
cierto que ambos términos suelen utilizarse de
forma coloquial como sinónimos.
La OMS incluye a la infertilidad dentro de las
enfermedades crónicas, pero posee unos mati-
ces que la diferencian del resto de padecimien-
tos físicos. De acuerdo con Llavona (2008), la
infertilidad es un problema atípico ya que para
la gran mayoría de las personas que la pade-
cen no conlleva ninguna repercusión física ne-
gativa. No obstante, la realidad clínica muestra
que, a pesar de esto, ante la infertilidad pueden
aparecer reacciones emocionales semejantes
a las de pacientes con otras patologías, como
el cáncer (Antequera, Moreno-Rosset, Jenaro
y Ávila, 2008). Otra característica que hace de
esta enfermedad un problema tan atípico es
que, en la mayoría de los casos, son dos perso-
nas las implicadas, independientemente de en
cuál de los dos se localice la disfunción, por lo
que se extiende a la pareja y por ello se habla
de ‘parejas infértiles’. Por lo que se puede ar-
mar, según Moreno-Rosset (2010), que afecta a
ambos miembros de la pareja.
Se estima que en España casi un 15% de las
parejas en edad reproductiva tienen proble-
mas de fertilidad y existe cerca de un millón de
parejas que demandan asistencia reproducti-
va. Los datos epidemiológicos de los últimos
años reejan un incremento de los problemas
de fertilidad en las parejas, que cabe atribuir
a factores siológicos, ambientales y sociode-
mográcos (SEF, 2011).
A pesar de que se han presentado algunos
datos de prevalencia, se considera importante
destacar la dicultad para ofrecer tasas preci-
sas de prevalencia e incidencia en infertilidad,
ya que muchas personas no son conscientes
de padecer la enfermedad y no hay unanimi-
dad en cuanto a los tiempos que deben trans-
currir para que sea etiquetada como tal. Lo que
sí resulta claro es que la capacidad de concebir
es menor a medida que avanza la edad de la
mujer, por lo que los tiempos para determinar
el diagnóstico de infertilidad deberían esta-
blecerse más cortos cuanta mayor edad tenga
la mujer (Moreno-Rosset, 2010). Teniendo en
cuenta este aspecto, parece lógico que el tiem-
po que acarrea el estudio de fertilidad se con-
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vierta en un factor estresante. Además debe
tenerse en cuenta que la realización de estas
pruebas diagnósticas puede suponer una si-
tuación de tensión para ambos miembros de
la pareja. Independiente de la causa, son mu-
chos los autores y estudios que plantean que
la infertilidad resulta una crisis importante en
la vida de las parejas que la padecen.
Se debe tener en cuenta que el diagnóstico
de infertilidad parece no afectar igual a hom-
bres que mujeres. En una revisión realizada por
Veiga, Puccio, y Tamburelli (2013), se detectó
que, aunque hay algunos estudios que sugie-
ren que la experiencia de infertilidad es igual
de estresante para ambos sexos, la mayoría de
los trabajos indica que las mujeres presentan
mayor nivel de ansiedad y estrés en compa-
ración con los hombres. Estas autoras consi-
deran que la infertilidad impacta de manera
diferente según el género: las mujeres, desde
un punto de vista social y cultural, tienden a
considerar la maternidad un asunto prioritario
en sus vidas, apareciendo sentimientos de va-
cío cuando existen dicultades de concepción.
En cambio, los hombres lo relacionan más con
aspectos de la virilidad y la potencia sexual.
En relación con estas diferencias de género, se
destaca el estudio realizado por Holter, Ander-
heim, Bergh y Möller (2006), en el cual se con-
cluye que los hombres experimentan menor
reactividad emocional durante el tratamiento,
pero no dieren de las reacciones emocionales
de las mujeres cuando se produce un fracaso
en el tratamiento.
Una vez se ha informado a la pareja del
diagnóstico de infertilidad, se les ofrece, nor-
malmente en la misma sesión, las posibles so-
luciones para su caso. Aunque existen diversas
variantes, las TRA pueden clasicarse básica-
mente en dos: Inseminación articial (IA) y Fe-
cundación in vitro (FIV). Dentro de esta última
se encuentra la Microinyección espermática
(ICSI), cuyo objetivo es conseguir una inter-
vención más activa sobre el proceso de fecun-
dación. La ICSI consiste en la introducción del
espermatozoide directamente en el interior de
cada ovocito y, una vez conseguida la fecun-
dación y los embriones se han desarrollado in
vitro, se procede a seleccionar los más adecua-
dos para transferirlos al útero.
La espera y comunicación de resultados
es la última fase de los tratamientos con TRA
y suele durar entre 15 y 17 días, independien-
temente de la técnica aplicada. En estos días
la pareja experimenta miedos, esperanzas,
dudas y mucho nerviosismo: saber si se ha
conseguido o no el embarazo resulta ansioso
y estresante (Moreno-Rosset, 2010). Transcurri-
do este tiempo, deberá realizarse la prueba de
embarazo. Cuando se logra el embarazo la ale-
gría y la felicidad colman a la pareja, junto con
la presencia de miedos lógicos hacia el futuro,
ya que aún deben pasar nueve meses para que
nazca el niño. Por el contrario, cuando el resul-
tado es negativo se produce una gran desmo-
ralización, con sentimientos de tristeza e inde-
fensión (Moreno-Rosset, 2009).
Según Moreno-Rosset (2008), el proceso
emocional que supone tanto la infertilidad,
como los tratamientos para esta, es tan impor-
tante que resulta imprescindible que el psicó-
logo forme parte del equipo multidisciplinar
que interviene en el proceso. Se debe destacar
que no se trata de una población clínica y que
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la prevalencia de alteraciones psicológicas se
iguala a la de la población general, es decir, al-
rededor de un 20% maniesta haber recibido
diagnósticos de cuadros de ansiedad o del es-
tado de ánimo. Sin embargo, es de destacar
que alrededor de un 60% de mujeres que han
comenzado los tratamientos de TRA presentan
modicaciones en su estado anímico (Moreno-
Rosset, Antequera, Jenaro y Gómez, 2009).
Existe acuerdo entre distintos trabajos, como
los de Moreno-Rosset (2010) o los de Verhaak,
Smeenk, Evers, Kremer, Kraaimaat y Braat (2007),
a la hora de plantear que el estado emocional
de la pareja evoluciona y se modica según
avanza y evoluciona el tratamiento. Estos auto-
res explican que hay diversas diferencias en el
estado emocional presente a la hora de realizar
las pruebas, recibir el diagnóstico y comenzar
el tratamiento, al igual que tampoco permane-
cerá estático el estado emocional de la pareja
cuando los tratamientos no hayan tenido éxito
o tengan que ser iniciados otra vez. Por todo
esto es de vital importancia que los estudios
sean longitudinales, evaluando a los pacientes
en las distintas fases de los tratamientos. Sin
embargo, la mayoría de estudios han realizado
la evaluación psicológica en una sola ocasión y
en diferentes momentos del proceso de trata-
miento médico, por lo que es difícil extraer con-
clusiones conjuntas de la literatura.
Debido al conjunto de carencias señaladas
en la bibliografía –necesidad de estudios lon-
gitudinales, evaluación de ambos miembros de
la pareja, análisis de los posibles problemas psi-
cológicos previos, toma de medidas a lo largo
de los distintos momentos de la intervención–,
en este trabajo se presenta un estudio en el cual
se acompañó a una pareja sometida a una ICSI
a lo largo de todo el proceso y durante el cual
se evaluaron distintos aspectos psicológicos.
Se hipotetizó, en función de los estudios revisa-
dos, que se producirán cambios signicativos
en las variables descritas (ansiedad, depresión,
ira, estrés percibido, desajuste emocional y re-
cursos adaptativos) a medida que avanzase el
tratamiento médico, que, en el caso de que el
tratamiento médico no fuera efectivo (no se
produjera la concepción), el malestar psicológi-
co aumentaría tras la comunicación de resulta-
dos, y que existirán diferencias en los cambios
observados en función del sexo.
Método
Participantes
Los participantes de este estudio de caso
fueron un hombre y una mujer. Se evaluó a
esta pareja en las distintas fases del tratamien-
to con TRA, en este caso la ICSI. La pareja está
formada por N. (hombre) y E. (mujer), ambos
tienen 34 años. Tras 6 meses intentando con-
cebir, deciden realizarse pruebas de fertilidad.
Acuden a una Unidad de Reproducción pri-
vada. A N. le realizan un espermiograma y un
cariotipo en agosto del 2013. A E. se le realizan
análisis de sangre de junio a agosto del año
2014, múltiples ecografías vaginales y un ca-
riotipo en agosto. Se diagnóstica a la mujer de
“Baja reserva ovárica - FSH Alta”. No ha habido
embarazos anteriores. Ninguno de los miem-
bros de la pareja ha recibido atención psico-
lógica a lo largo de su vida y tampoco durante
el proceso de diagnóstico e intervención de
fertilidad. Arman que hasta ahora nunca se
les ha ofrecido atención psicológica de ningún
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tipo en el proceso de TRA, aspecto que consi-
deran muy importante, sobre todo si el resulta-
do del tratamiento es negativo.
Procedimiento
Se contacta con la pareja por primera vez el
20 de enero del 2014. Se les ofrece informa-
ción sobre el objetivo del estudio, así como
aspectos de condencialidad y la posibilidad
de conocer los resultados nales del presen-
te trabajo. También se les indica el número
de cuestionarios que deberán realizar, con
una estimación del tiempo que les llevará su
realización e instrucciones para su correcta
aplicación. La pareja accede a realizar este se-
guimiento y se muestra colaboradora en cada
fase de este: Pre-tratamiento, primera y segun-
da semana de estimulación ovárica, implanta-
ción de embriones, espera de resultados, co-
municación de resultados, post-tratamiento y
un mes después, a modo de seguimiento. En
total, la pareja hubo de completar los cuestio-
narios en ocho ocasiones, lo que realizaron sin
demora ni dicultades, dando muestras así de
su implicación y su actitud colaborativa en el
presente estudio.
E. comienza el tratamiento de ICSI el 27 de
enero de 2014, inyectádose la medicación ese
mismo día por la noche. A partir de esa fecha,
cada día debe acudir para realizar un control
y ajustar la medicación que le han mandado
para esta primera fase de la ICSI, denominada
“Estimulación ovárica”. El tratamiento médico
persiste hasta el 24 de febrero, día en el que
les comunican que el tratamiento no ha fun-
cionado y les ofrecen como opciones “volver a
intentarlo con ICSI con pocas probabilidades o
la ovodonación”, según reere E.
Instrumentos
- Ficha general de datos. Además de los da-
tos sociodemográcos, se recabó información
relativa al problema de fertilidad y al nivel de
estrés percibido.
- Beck Depression Inventory: BDI-II (Beck,
Steer y Brown, 1996. Adaptación española por
Sanz y Vázquez, 2011).En su última versión, el
instrumento para la medida de la depresión
de Beck y colaboradores se compone de 21
ítems indicativos de síntomas tales como tris-
teza, llanto, pérdida de placer, sentimientos
de fracaso y de culpa, pensamientos o deseos
de suicidio, pesimismo, etc. El formato de los
ítems es de tipo Likert con cuatro categorías
de respuesta, que se codican de 0 hasta 3.La
abilidad del inventario en términos de consis-
tencia interna es buena(alfa de Cronbach 0,76
– 0,95). La validez convergente del BDI-II se
evidencia en el valor que alcanzan sus correla-
ciones con otras escalas que miden depresión
(superiores siempre a 0,50).
- Escala de Ansiedad Estado/Rasgo: STAI-E/R.
(Spielberger, Gorsuch, y Lushene, 1982. Versión
española del State-Trait Anxiety Inventory,
STAI, Spielberger, Gorsuch y Lushene, 1970). El
cuestionario evalúa el nivel actual de ansiedad
y la predisposición de la persona a responder
con estrés. Está formado por 40 ítems, de los
cuales la mitad pertenecen a la subescala Es-
tado, formada por frases que describen cómo
se siente la persona en ese momento. La otra
mitad, a la subescala Rasgo, identica cómo se
siente la persona habitualmente. La puntua-
ción para cada escala puede oscilar de 0 a 30,
indicando las puntuaciones más altas mayores
niveles de ansiedad. La consistencia interna
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de la prueba es 0,90-0,93 (subescala Estado) y
0,84-0,87 (subescala Rasgo). La abilidad test-
retest: 0,73-0,86 (subescala Rasgo). Respeto a
la validez, el STAI muestra correlaciones con
otras medidas de ansiedad, como la Escala de
Ansiedad Maniesta de Taylor y la Escala de
Ansiedad de Cattell (0,73-0,85).
- Inventario de Expresión de la Ira Estado- Ras-
go: STAXI-2 (Miguel-Tobal, Casado, Cano-Vindel
y Spielberger, 2001. Versión española de la
prueba State-Trait Anger Expresión Inventory,
STAXI-2, de Spielberger, 1988, 1991). Este in-
ventario permite obtener una medida del Ras-
go de Ira a través de dos subescalas: Tempera-
mento de Ira y Reacción de Ira. Por otro lado,
permite obtener el Índice de Expresión de Ira,
a través de las subescalas: Expresión Externa
e Interna de Ira y Control Externo e Interno de
Ira. En cuanto a las propiedades psicométricas
de la prueba, diferentes estudios han mostrado
una alta correlación test-retest, con un interva-
lo de 2 meses, tanto en el Rasgo de Ira (α = 0,71)
como en las escalas de Expresión (α = 0,59 y
0,61). Igualmente, los resultados encontrados
en todas las escalas y subescalas del STAXI-2 in-
dican una buena consistencia interna, con valo-
res que oscilan entre 0,82, en el Rasgo de Ira, y
0,69 y 0,67 en la Expresión de Ira.
- Cuestionario de Desajuste emocional y Recur-
sos adaptativos en infertilidad: DERA (Moreno-
Rosset, Antequera y Jenaro, 2008). Instrumento
compuesto por 48 ítems con un formato de res-
puesta tipo Likert de cinco puntos, que permi-
te conocer el grado en que el sujeto considera
falso o verdadero cada uno de los enunciados
que se le presentan. Es el primer instrumento
creado en España que proporciona una medi-
da able de la posible presencia o ausencia de
desajuste emocional, a la vez que ofrece infor-
mación sobre los recursos adaptativos, tanto
personales como interpersonales en sujetos
infértiles. Posee apropiadas cualidades psico-
métricas: el coeciente alfa de Cronbach de la
escala global es de 0,85 y en cada una de sus
escalas presenta una satisfactoria abilidad.
En la Tabla 1 se incluyen los distintos mo-
mentos en los que la pareja completó los
Cuestionarios y la fase del proceso de repro-
ducción asistida en que se encontraba.
Resultados
Niveles de estrés percibido
En cada cha general de datos se pregunta-
ba a la pareja, a través de una escala tipo Likert,
del 1 al 7, el nivel de estrés percibido durante la
semana. Las respuestas indicadas por ambos
miembros de la pareja pueden observarse en
la Tabla 2 y en la Figura 1.
Los niveles de estrés percibidos de N. (el
hombre) son inferiores a los de E. (la mujer)
durante la aplicación de la TRA, N. reere el ma-
yor nivel de estrés percibido tras la comunica-
ción de resultados, volviendo a puntuar en el
post-tratamiento y seguimiento igual que en
la fase de pre-tratamiento. E. percibe elevados
niveles de estrés durante todo el tratamiento,
obteniendo la mayor puntuación en la fase
de espera de resultados. Tras esta fase reere
niveles de estrés inferiores a los mencionados
durante todo el proceso médico.
Niveles de depresión
En la Tabla 3 y Figura 2 se muestran las pun-
tuaciones obtenidas en la realización del BDI-II,
a lo largo de las distintas fases del tratamiento.
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Tabla 1.
Calendarización de fases de tratamiento.
Fase de Tratamiento Fechas de realización de cuestionarios
Pre-Tratamiento 22 de enero del 2014
Estimulación ovárica (Primera semana) 29 de enero del 2014
Estimulación ovárica (Segunda semana) 03 de febrero del 2014
Implantaciones de embriones 09 de febrero del 2014
Espera de resultados 17 de febrero del 2014
Comunicación de resultados 02 de marzo del 2014
Post-tratamiento 23 de febrero del 2014
Seguimiento 27 de abril del 2014
Tabla 2.
Niveles percibidos de estrés en una escala del 1 al 7 por los participantes del estudio.
Momento de evaluación N. E.
Pre-tratamiento 22/01 1 5
Estimulación Ovárica 29/01 2 6
Estimulación Ovárica 03/02 3 6
Implantación de embriones 09/02 2 6
Espera de resultados 17/02 3 7
Comunicación de resultados 02/03 6 4
Post-tratamiento 23/03 1 4
Seguimiento 27/04 1 4
Figura 1. Nivel de estrés percibido por los participantes del estudio.
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En N., hasta la comunicación de resultados,
la puntuación reeja: “No depresión (o míni-
ma)”. Tras los resultados, la puntuación varía,
pasando al rango de puntuación denominado
“Depresión severa”. Este aumento en sus nive-
les de tristeza coincide con la información que
facilita E. sobre el impacto que tiene la noticia
en su marido. Cuando se repite esta prueba a
los 20 días, la puntuación ha disminuido, ree-
jando de nuevo “No depresión (o mínima).”
Las puntuaciones de E. presentan diferen-
cias entre los distintos momentos de evalua-
ción. Antes de comenzar el tratamiento y en
la primera semana de tratamiento, la puntua-
ción se encontraría dentro del rango de “De-
presión leve”. En la segunda semana de trata-
miento, la puntuación de E. se encuentra en
el rango de “Depresión moderada”, que vuelve
a alcanzarse en la evaluación que se realiza
tras la comunicación de los resultados y en
la fase de seguimiento. En el resto de medi-
das tomadas, es decir tras la implantación de
embriones, en la fase de espera de resultados
y en la medida post-tratamiento, E. obtiene
puntuaciones que se corresponda de nuevo a
“Depresión leve”.
Tabla 3.
Puntuaciones obtenidas en el BDI-II para los participantes del estudio.
Momento de evaluación N. E.
Pre-tratamiento 22/01 6 14
Estimulación Ovárica 29/01 4 18
Estimulación Ovárica 03/02 3 20
Implantación de embriones 09/02 7 17
Espera de resultados 17/02 9 19
Comunicación de resultados 02/03 31 23
Post-tratamiento 23/03 12 19
Seguimiento 27/04 7 21
Figura 2. Puntuaciones obtenidas en el BDI -II por los participantes del estudio.
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MELANIA PÉREZ ORTEGA, JORGE BARRACA MAIRAL
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Las puntuaciones de E. son superiores a las
de N. durante todo el proceso, a excepción de la
fase de comunicación de resultados, en la cual
N. obtiene una puntuación más elevada que E.
Niveles de ansiedad-estado
En la Tabla 4 y Figura 3 se detallan las pun-
tuaciones obtenidos por ambos miembros de
la pareja en la escala Estado del STAI.
En N. se observa un leve descenso progre-
sivo en el transcurso de las dos primeras se-
manas, para volver a obtener una puntuación
idéntica a la del pre-tratamiento tras la fase de
implantación. Se produce un alto incremento
de la puntuación tras la comunicación de re-
sultados, que comienza a disminuir en el post-
tratamiento, llegando a niveles más bajos de
los iniciales en la fase de seguimiento. E. no
muestra diferencias tan marcadas como las
que se pueden observar en N. pero también
se observa un incremento de su puntuación,
Tabla 4.
Puntuaciones obtenidas en la escala Estado (STAI) por los participantes del estudio.
N. E.
Momento de evaluación PD PC PD PC
Pre-tratamiento 22/01 14 25 30 75
Estimulación Ovárica 29/01 12 20 38 85
Estimulación Ovárica 03/02 10 15 40 89
Implantación de embriones 09/02 14 25 43 90
Espera de resultados 17/02 10 15 36 85
Comunicación de resultados 02/03 31 80 44 95
Post-tratamiento 23/03 22 65 34 85
Seguimiento 27/04 10 15 39 89
Figura 3. Puntuaciones obtenidas en STAI, escala Estado, por los participantes del estudio.
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siendo la mayor obtenida, tras la comunica-
ción de los resultados.
Niveles de ira
En la escala Rasgo como se observa en la Fi-
gura 4, N. obtiene puntuaciones más elevadas
a medida que avanza el tratamiento, excep-
tuando la fase de espera de resultados donde
se da un ligero descenso de acuerdo a la fase
anterior de implantación de embriones. Alcan-
za la máxima puntuación en la fase de comu-
nicación de los resultados, y luego disminuye
ligeramente una vez naliza el proceso. Mien-
tras que E. obtiene en esta escalas puntuacio-
nes elevadas a lo largo de todo el proceso.
En la escala de Expresión Externa, como se
observa en la Figura 5, las puntuaciones que
obtiene N. no son muy elevadas, exceptuando
la puntuación tras la comunicación de resulta-
dos, en la cual se produce un gran incremento.
Esta se reduce de nuevo en las medida post-
tratamiento y continúa siendo más baja en la
medida realizada en el seguimiento. En el caso
de E., se obtienen puntuaciones bajas que se
mantienen estables antes y durante la realiza-
ción del tratamiento. Después de este aumen-
tan, pero sin superar el percentil 40.
Al hablar de la escala de Expresión interna,
N. muestra en la mayoría de las fases de eva-
luación puntaciones que se sitúan entre el per-
centil 30 y 55, exceptuando las fases espera y
comunicación de resultados. En la medida de
seguimiento se da un leve incremento en rela-
ción con la medida de pos-tratamiento, pasan-
do de un percentil 55 a un percentil 65. En E. se
observan puntuaciones elevadas, obteniendo
las más altas en la fase de implantación de em-
briones y de post-tratamiento.
En relación con la escala de Control Externo,
puede observarse, en la Figura 7 una gran varie-
dad de puntuaciones obtenidas por N. a lo largo
del tratamiento, pasando por niveles elevados,
medios y bajos. En el caso de E. no sucede lo
mismo, sus puntuaciones son mucho más esta-
Figura 4. Puntuaciones obtenidas en STAXI, en la escala de Rasgo, por los participantes del estudio.
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MELANIA PÉREZ ORTEGA, JORGE BARRACA MAIRAL
Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
bles, manteniéndose elevadas durante todo el
proceso. En el Control Interno, como se muestra
en la Figura 8, se observa algo similar: puntua-
ciones muy variadas en N. a lo largo del proceso
de evaluación, y elevadas y constantes en E.
Desajuste emocional y recursos adaptativos
En la Tabla 5 se pueden observar las pun-
tuaciones obtenidas en el DERA en los distin-
tos momentos en los que este instrumento fue
realizado por ambos miembros de la pareja.
Figura 5. Puntuaciones obtenidas en STAXI, en la escala de Expresión Externa por los participantes del estu-
dio.
Figura 6. Puntuaciones obtenidas en STAXI, en la escala de Expresión Interna por los participantes del estudio
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Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
Figura 7. Puntuaciones obtenidas en STAXI, en la escala de Control Externo por los participantes del estudio.
Figura 8. Puntuaciones obtenidas en STAXI, en la escala de Control Interno por los participantes del estudio..
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MELANIA PÉREZ ORTEGA, JORGE BARRACA MAIRAL
Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
Este cuestionario establece tres rangos de
puntuaciones a través de los centiles: Posición
baja (percentil 25 o inferior), Posición media
(entre percentil 25 y 75) y Posición alta (per-
centil 75 o superior). A través de las Figuras 9,
10, 11 y 12 se muestra cómo han evolucionado
las puntuaciones centiles de ambos miembros
de la pareja a lo largo del proceso.
Ninguno de los miembros de la pareja ob-
tiene puntuaciones bajas en la escala de des-
ajuste emocional. Sin embargo, en la primera
y última medida, N. se encuentra cerca de este
rango, obteniendo una puntuación directa
de 46 y 47, lo que equivale a una puntuación
centil de 30. Puntuaciones bajas en esta escala
indican que la persona se encuentra libre de
Tabla 5.
Puntuaciones obtenida a través del DERA por los participantes de este estudio.
Tras la comunicación de
los resultados 02/03
Post-tratamiento 23/03 Seguimiento 27/04
N. E. N. E. N. E.
PD PC PD PC PD PC PD PC PD PC PD PC
Desajuste
emocional
46 30 84 90 57 55 85 90 47 30 92 97
Recursos
personales
32 3 43 65 30 2 41 45 24 1 37 15
Recursos
interpersonales
48 85 45 50 43 50 48 75 42 40 46 60
Recursos
adaptativos
80 35 88 60 73 15 89 65 66 4 83 30
Figura 9. Puntuaciones centiles del DERA: Escala Desajuste emocional, obtenidas por los participantes de este
estudio.
66 ESTRÉS PERCIBIDO, ANSIEDAD, DEPRESIÓN E IRA EN EL PROCESO DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA
Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
Figura 10. Puntuaciones centiles del DERA: Escala Recursos personales, obtenidas por los participantes de
este estudio.
Figura 11. Puntuaciones centiles del DERA: Escala Recursos interpersonales, obtenidas por los participantes
de este estudio.
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MELANIA PÉREZ ORTEGA, JORGE BARRACA MAIRAL
Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
procesos psicopatológicos relacionados con
la ansiedad o con trastornos del estado de
ánimo y que no presenta una especial preva-
lencia de emociones negativas, de tal manera
que en esos momentos de la evaluación, N. es
capaz de mantener la estabilidad emocional y
preservar su equilibrio personal ante las situa-
ciones en las que se encuentra. No obstante,
en el segundo momento de aplicación de este
instrumento, las puntuaciones de N. se elevan,
pasando a ser considerada su posición como
media, obteniendo un centil 55.
Las puntuaciones de E. en esta escala de
desajuste emocional se encontrarían en un
nivel alto, obteniendo en las dos primeras un
percentil 90 y en la última un percentil 97. Pun-
tuaciones altas en esta escala indican la exis-
tencia de emociones que generan un estado
de malestar e incrementa su vulnerabilidad a
situaciones estresantes, ante las que se puede
adoptar una actitud pesimista. Puede aparecer
sintomatología cognitiva, motora o siológica
propia de los estados emociones negativos, así
como sentimientos de inseguridad sobre su
capacidad para afrontar exitosamente los pro-
blemas. Igualmente puede indicar (especial-
mente cuando las puntuaciones sobrepasan
notablemente el percentil 75, como es en el
caso de E. en todos los momentos de la eva-
luación) la posible presencia de problemas de
ansiedad o depresión que debieran ser objeto
de una evaluación más detallada, con objeto
de poder emitir un diagnostico diferencial de
trastorno de ansiedad o de trastorno del esta-
do de ánimo.
En la escala de recursos adaptativos, la cual
se obtiene a través de la suma de las escalas
recursos personales y recursos interpersona-
les, N. obtiene puntuaciones más bajas que
E., comenzando por un percentil 35 en la pri-
mera administración de este instrumento, que
desciende hasta un percentil 4 en la última
Figura 12. Puntuaciones centiles del DERA: Escala Recursos adaptativos, obtenidas por los participantes de
este estudio.
68 ESTRÉS PERCIBIDO, ANSIEDAD, DEPRESIÓN E IRA EN EL PROCESO DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA
Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
medida recogida. Puntuaciones bajas en esta
escala indican que el sujeto no dispone de es-
trategias básicas que le permitan afrontar las
situaciones estresantes y le ayuden a preservar
su equilibrio emocional ante las mismas. N. ob-
tiene muy bajas puntuaciones en la escala de
recursos personales, lo que indica una escasa
disposición a presentar una actitud activa y
de agente de cambio ante los problemas a los
que se enfrenta, abandonando la lucha activa
y dejándose llevar por los acontecimientos. La
interpretación de este instrumento, reeja que
N. muestra escasa exibilidad conceptual en el
análisis de las situaciones, sin intentar adop-
tar distintos puntos de vista ante las mismas
o buscando soluciones alternativas. En cuanto
a los recursos interpersonales, se puede ob-
servar que N. obtiene una puntuación mayor
que en los anteriores, obteniendo un percen-
til 85 en el primer momento de aplicación del
instrumento, un percentil 50 en el segundo,
y por último una puntuación centil de 40. La
puntuación obtenida por N. en el primero mo-
mento de evaluación, indica que mantiene
una actitud positiva hacia aquellas personas
que conguran su medio más cercano (familia,
pareja, amigos) haciéndoles partícipes de sus
problemas o conictos personales y sintiendo
que estos le pueden ayudar a resolverlo. De
igual modo, según el manual de este instru-
mento, se siente adecuadamente valorado y
apreciado por aquellos que le rodean y previ-
siblemente mantiene una actitud simétrica ha-
cia las necesidades de los demás. Sin embargo,
como se ha mencionado anteriormente, esta
puntuación desciende hasta un percentil 40
en la fase de seguimiento.
E. se encuentra en el rango de puntuación
media en la escala de recursos adaptativos en
los distintos momentos de la aplicación del
cuestionario. Obtiene puntuaciones simila-
res en los dos primeros momentos de la eva-
luación, pero se produce una disminución de
esta puntuación en la fase de seguimiento. Las
puntuaciones en recursos personales descien-
den desde una posición media en el primer y
segundo momento, hasta una posición baja
en la fase de seguimiento. En los recursos in-
terpersonales obtiene puntuaciones que va-
rían entre el percentil 50 y 75, obteniendo la
máxima puntuación en el segundo momento
de evaluación, en la fase de post-tratamiento.
Discusión
Los resultados obtenidos en la mayoría
de las escalas que componen los instrumen-
tos utilizados muestran una gran variedad de
puntuaciones, tanto entre los dos miembros
de la pareja, como en estos mismos en los dis-
tintos momentos de evaluación. Este hallazgo
coincide con lo apuntando en los estudios de
Antequera et al. (2008) y Verhaak et al. (2007),
quienes consideran que el estado emocional
de ambos miembros de la pareja no es estáti-
co, sino que evoluciona y sufre modicaciones
a medida que va avanzando el proceso de TRA,
existiendo diferencias en el estado emocional
presente a la hora de recibir el diagnóstico, co-
menzar el tratamiento, esperar los resultados
y tras la comunicación de estos. A su vez, los
resultados aquí obtenidos concuerdan con los
del estudio de Moreno-Rosset et al. (2009), en
el cual, aunque se incide en la importancia de
recordar que las parejas infértiles no se con-
69
MELANIA PÉREZ ORTEGA, JORGE BARRACA MAIRAL
Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
sideran población clínica, se tiene en cuenta
que alrededor de un 60% de las mujeres que
se someten a TRA presentan modicaciones
signicativas en su estado de ánimo. Por lo
tanto, puede considerarse conrmada la hipó-
tesis de la existencia de cambios a lo largo del
proceso de tratamiento, considerándose que
el momento de aplicación de los instrumento
pueden variar las conclusiones de cualquier in-
vestigación, y aun más en aquellas realizadas
en población con infertilidad, por los matices
diferenciales de esta (Moreno-Rosset, 2010).
Se debe destacar que en el caso de E., las
puntuaciones reejan mayores niveles de ma-
lestar y permanecen más estables a lo largo del
proceso, mientras que en las puntuaciones de
N. se pueden observar más diferencias, siendo
inferiores a las de su pareja en la mayoría de los
momentos de evaluación, como se puede ob-
servar en un casi todas las escalas y medidas:
niveles de estrés percibido, depresión (BDI –II),
ansiedad (STAI), ira (STAXI 2) –escalas de Ras-
go, Temperamento, Ira interna, Control exter-
no e interno– y Escala de Desajuste emocional
(DERA). Esto supondría la aceptación, en esta
pareja, de la hipótesis sobre la existencia de di-
ferencias en función del sexo, lo que concuer-
da con estudios como el de Veiga et al. (2013)
y de Castillo, Moreno-Rosset, Martín y Ramírez-
Uclés (2009). En este último se hace referencia
a que los niveles de desajuste son superiores
en las mujeres, lo que coincide con los resulta-
dos obtenidos en este estudio.
A través del DERA se puede observar un des-
censo de las puntuaciones que hacen referen-
cia a los recursos (personales, interpersonales
y adaptativos) de ambos miembros de la pare-
ja a medida que avanza el tratamiento y, sobre
todo, en la fase de seguimiento, aspecto que
sería importante comprobar de nuevo pasado
un tiempo, con el objetivo de ver si desarrollan
estrategias que les permitan aumentar sus re-
cursos sin realizar ninguna intervención psico-
lógica. Por otro lado, también se encuentran
coincidencias con el estudio Peterson, Newton
y Feingold (2007), de acuerdo con el cual las
mujeres experimentan mayores niveles de tris-
teza y ansiedad durante el proceso que con-
llevan las TRA, como puede observarse en los
resultados que hacen referencia a los niveles
de tristeza y ansiedad de este estudio. Se debe
destacar en la puntuaciones de N. se observa
un claro aumento en los niveles de estrés, tris-
teza, ansiedad e ira (escala rasgo y expresión,
mientras que no se reeja aumento en las pun-
tuaciones de control) tras la comunicación de
resultados, incluso superando en varias oca-
siones las puntuaciones obtenidas por E. Estos
resultados se asemejan a los obtenidos en el
estudio de Holter et al. (2006), que concluía
que los hombres experimentan menores nive-
les en cuanto a la reacción emocional durante
el tratamiento, pero que su reacción emocional
no difería de la de la mujer cuando se produce
un fracaso en la fecundación. Estas diferencias
en función del sexo deberían tenerse en cuen-
ta a la hora de establecer protocolos de inter-
vención para estas parejas. Como proponen
del Castillo et al. (2009), sería recomendable
seguir investigando con el objetivo de poder
diseñar protocolos de intervención psicológi-
ca no sólo especícos para el momento del tra-
tamiento, sino también adaptados al género
de la persona a la que va dirigido, puesto que
70 ESTRÉS PERCIBIDO, ANSIEDAD, DEPRESIÓN E IRA EN EL PROCESO DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA
Análisis y Modicación de Conducta, 2014, vol. 40, nº 161-162
los correlatos psicológicos de ambos miem-
bros de la pareja pueden presentarse de forma
diferente (del Castillo, Moreno-Rosset, Martín,
García-Fernández y Urries, 2008).
Dado los hallazgos de este trabajo, se des-
taca la importancia de que futuros estudios
sigan una metodología longitudinal, puesto
que el estado anímico de estas parejas es algo
dinámico, que evoluciona a lo largo del proce-
so de tratamiento, y que se tenga en cuenta de
cara a la evaluación a ambos miembros de la
pareja.
Como limitaciones de este estudio debe
mencionarse, en primer lugar, que no se obtu-
vo una medida en el momento inicial, cuando
la pareja recibió el diagnóstico de infertilidad.
La obtención de esta medida hubiera sido muy
útil para contrastar adecuadamente la evolu-
ción del estado anímico de la pareja.
Otras limitaciones de este trabajo son co-
munes al resto de estudios con población in-
fértil. La primera sería que las muestras están
formadas por parejas que aceptan someterse
a técnicas de reproducción, por lo que los re-
sultados no son generalizables a aquellas pa-
rejas que optan por no hacerlo. La segunda
hace referencia al uso de medidas repetidas
que puede originar que los sujetos recuerden
lo contestado en otras ocasiones y que esto
pueda dar lugar al mismo tipo de respuestas.
Por último destacar que lo idóneo hubiera sido
realizar este estudio con más parejas, adecua-
dos análisis estadísticos e intentando solventar
estas limitaciones para poder obtener resulta-
dos generalizables.
Otro aspecto con lo que debería trabajarse,
de acuerdo a lo planteado recientemente por
Boden (2013), es lo que sucede ya nalizado
el tratamiento, una vez que la pareja decide
no intentarlo más. Es lo que este autor dene
como “el nal de la esperanza”. No es sencillo
renunciar a la esperanza de tener hijos, se tien-
de a pensar en la evolución de las TRA y en la
posibilidad de una concepción espontánea.
Pero son conocidos los casos en los que la pa-
reja termina consiguiendo el hijo deseado de
una forma natural una vez abandonado el tra-
tamiento. Desgraciadamente esto no es lo más
común y supone una posibilidad de esperanza
para las parejas, esperanza que, en ocasiones,
puede resultar contraproducente para superar
adecuadamente este impacto vital tan estre-
sante. Por ello debe comenzar a plantearse,
como arma este autor, como uno de los ob-
jetivos de la Psicología de la Reproducción,
más allá de lo que sucede en las TRA, ya que
el carácter de estas es temporal. Esto es espe-
cialmente importante en los casos donde se da
infertilidad de tipo idiopático.
Por último, se considera que una línea inte-
resante para futuros trabajos tiene que ver con
el peso de las emociones positivas en este pro-
ceso y plantear investigaciones longitudinales
que evalúen también estos aspectos.
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