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La Unión Europea se expande a Europa central y del Este. El caso de Croacia y la situación especial de Islandia

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Introducción La quinta ampliación de la Unión Europea también fue consecuencia del fin de la Guerra Fría. Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos estados europeos estuvieron bajo la influencia de la Unión Soviética, y por lo tanto asociados a este estado. Cuando la Unión Soviética definió a las Comunidades europeas como una herramienta imperialista contra los trabajadores del mundo y bajo la influencia de los Estados Unidos, las relaciones entre ambos bloques fueron casi inexistentes. Europa se dividió en tres áreas principales: Europa occidental; países neutrales centrales como Suecia, Austria, Finlandia y Suiza, y, en el área comunista, Europa central y oriental. Las relaciones entre Este y Oeste fueron mínimas y estuvieron dirigidas principalmente por los EE.UU. y la Unión Soviética. Después de la Segunda Guerra Mundial, la posición del gobierno de Alemania occidental de congelar las relaciones con cualquier país que reconociera la existencia de la Alemania del Este profundizó la división. El presidente francés, Charles de Gaulle, trató de construir, de manera unilateral, una política independiente en la Guerra Fría, la apertura de una tercera vía. En esa causa, visitó diversos países del bloque comunista, como Rumanía, pero fue un completo fracaso. Los cambios en el gobierno de Alemania occidental y el comienzo de la Ostpolitik significaron algunas mejoras, pero las relaciones europeas todavía se encontraban bajo la estrecha vigilancia de la Unión Soviética, situación que no cambió hasta el final de la Guerra Fría. La confrontación de los EE.UU. y la Unión Soviética se fue paulatinamente trasladando desde Europa a otras partes del mundo, como Corea, Vietnam, el conflicto de Oriente Medio o la tercera guerra indo-paquistaní. Los estados del bloque soviético se asociaron como lo hicieron sus rivales del Oeste: el Pacto de Varsovia se construyó como respuesta a la creación de la OTAN. La principal diferencia era la falta de libertad de los miembros del Pacto de Varsovia en comparación con los de la OTAN. Por ejemplo, De Gaulle forzó el traslado de la sede de la OTAN fuera de Francia, y se retiró a su país de las estructuras militares de la OTAN; acciones imposibles de comparar con el Pacto de Varsovia y las acciones de Albania. Como respuesta a la creación de la Organización Europea de Cooperación Económica en Europa occidental, el bloque comunista fundó el COMECON o Consejo de Ayuda Mutua Económica. Sin embargo, la primera Comunidad Europea, la CECA, introdujo nuevos conceptos basados en aspectos supranacionales que nunca se aplicaron en el bloque soviético pese a su teórico carácter internacionalista. Con el endurecimiento de la Guerra Fría durante la presidencia de Ronald Reagan, y el pleno apoyo de Margaret Thatcher, primera ministra británica, se puso mucha más presión sobre la Unión Soviética y sus aliados europeos, lo que llevó, entre otros factores importantes, al final del conflicto, al colapso de la Unión Soviética y su sistema de estados satélites.
Capítulo 15
La Unión Europea se expande a Europa central y del Este. El caso de Croacia y la situación especial
de Islandia
David Ramiro Troitino, Tanel Kerimäe. Archil Chochia
Introducción
La quinta ampliación de la Unión Europea también fue consecuencia del fin de la Guerra Fría.
Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos estados europeos estuvieron bajo la influencia de la
Unión Soviética, y por lo tanto asociados a este estado. Cuando la Unión Soviética definió a las
Comunidades europeas como una herramienta imperialista contra los trabajadores del mundo y bajo
la influencia de los Estados Unidos, las relaciones entre ambos bloques fueron casi inexistentes.
Europa se dividió en tres áreas principales: Europa occidental; países neutrales centrales como
Suecia, Austria, Finlandia y Suiza, y, en el área comunista, Europa central y oriental.
Las relaciones entre Este y Oeste fueron mínimas y estuvieron dirigidas principalmente por los EE.UU.
y la Unión Soviética. Después de la Segunda Guerra Mundial, la posición del gobierno de Alemania
occidental de congelar las relaciones con cualquier país que reconociera la existencia de la Alemania
del Este profundizó la división. El presidente francés, Charles de Gaulle, trató de construir, de manera
unilateral, una política independiente en la Guerra Fría, la apertura de una tercera vía. En esa causa,
visitó diversos países del bloque comunista, como Rumanía, pero fue un completo fracaso.
Los cambios en el gobierno de Alemania occidental y el comienzo de la Ostpolitik significaron algunas
mejoras, pero las relaciones europeas todavía se encontraban bajo la estrecha vigilancia de la Unión
Soviética, situación que no cambió hasta el final de la Guerra Fría. La confrontación de los EE.UU. y la
Unión Soviética se fue paulatinamente trasladando desde Europa a otras partes del mundo, como
Corea, Vietnam, el conflicto de Oriente Medio o la tercera guerra indo-paquistaní.
Los estados del bloque soviético se asociaron como lo hicieron sus rivales del Oeste: el Pacto de
Varsovia se construyó como respuesta a la creación de la OTAN. La principal diferencia era la falta de
libertad de los miembros del Pacto de Varsovia en comparación con los de la OTAN. Por ejemplo, De
Gaulle forzó el traslado de la sede de la OTAN fuera de Francia, y se retiró a su país de las estructuras
militares de la OTAN; acciones imposibles de comparar con el Pacto de Varsovia y las acciones de
Albania. Como respuesta a la creación de la Organización Europea de Cooperación Económica en
Europa occidental, el bloque comunista fundó el COMECON o Consejo de Ayuda Mutua Económica.
Sin embargo, la primera Comunidad Europea, la CECA, introdujo nuevos conceptos basados en
aspectos supranacionales que nunca se aplicaron en el bloque soviético pese a su teórico carácter
internacionalista.
Con el endurecimiento de la Guerra Fría durante la presidencia de Ronald Reagan, y el pleno apoyo
de Margaret Thatcher, primera ministra británica, se puso mucha más presión sobre la Unión
Soviética y sus aliados europeos, lo que llevó, entre otros factores importantes, al final del conflicto,
al colapso de la Unión Soviética y su sistema de estados satélites.
La primera consecuencia fue la incorporación de Austria, Finlandia y Suecia, países que fueron
neutrales durante la Guerra Fría, a las Comunidades europeas. La reunificación alemana fue también
una consecuencia directa del mismo evento. La desintegración de la Unión Soviética significó el
surgimiento de nuevos estados en Europa, especialmente Estonia, Letonia y Lituania, futuros nuevos
miembros de la organización, y los países de Europa oriental y central sufrieron cambios políticos
radicales, creando democracias y cambiando un sistema económico basado en la propiedad pública
y el control directo del Estado sobre la sociedad, a un sistema capitalista basado en la
preponderancia del mercado. Todos estos cambios hicieron elegibles como miembros de pleno
derecho a la mayoría de los antiguos países comunistas de Europa.
La transformación interna de Rusia concentró todas las fuerzas rusas en el interior del país,
desapareciendo por completo la anterior influencia sobre Europa central y del Este. Los EE.UU.
estaban empujando a los estados del oeste de Europa para aceptar nuevos miembros de la zona con
el fin de asegurar su pertenencia al bloque occidental y hacer irreversible el proceso de
democratización. La mejor manera de asegurar estas jóvenes democracias capitalistas era
ofreciéndoles la pertenencia de pleno derecho a la Unión Europea, evitando cualquier desorden
interno o un renacimiento de la influencia de Rusia sobre el área. La perspectiva de convertirse en
miembros de la UE proporcionó estabilidad política a la zona, pero aún había enormes problemas
económicos que fueron parcialmente resueltos gracias a transferencias financieras de la Unión en la
ayuda de preadhesión.
La ampliación a Europa central y del Este fue un logro histórico, ya que consiguió unir la mayor parte
del continente por medios pacíficos. En 1993, el Consejo europeo decidió que los países asociados de
Europa central y oriental se convertirían en miembros de la Unión. Después, en 1997, el Consejo
europeo puso en marcha el proceso de ampliación con el primer grupo de candidatos; una segunda
ola de candidatos fue aceptada en 1998. Finalmente, la ampliación comenzó en 2004 con diez países,
la República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia, además de
dos países mediterráneos, Malta y Chipre, y terminó con la incorporación de Bulgaria y Rumanía en
2007.
Los problemas económicos de estos candidatos, con la excepción de Chipre y Malta, necesitaban ser
resueltos antes de la ampliación para evitar el colapso de sus economías y adaptarlas a las normas
europeas de libre competencia. Los agentes económicos tenían que estar listos para competir con los
países más desarrollados que ya eran miembros de la Unión. Además, los candidatos debían instituir
muchas reformas antes de que pudieran entrar en la Unión para adaptarse a las políticas
comunitarias y, por lo tanto, a la transferencia de fondos del presupuesto comunitario. La ampliación
sin importantes reformas estructurales previas a nivel europeo podría haber significado una
transferencia económica desde los antiguos miembros de la Unión a los nuevos miembros, por su
nivel de desarrollo más bajo. Se decidió invertir en estos países antes de la adhesión para hacer
cambios en sus economías, sus sistemas políticos y sus estructuras sociales, a través de los
instrumentos de preadhesión durante el periodo 2000-2006:
- Programa PHARE. Se trataba del mayor fondo, con unos diez millones de euros para todo el
periodo. Se centraba principalmente en la modernización de las administraciones públicas de
los Estados miembro, y de la modernización de sus economías. Fue creado para la ampliación
a Europa oriental y central, pero todavía existe en la actualidad, centrado en la región de los
Balcanes.
- SAPARD. Fue un instrumento agrícola de preadhesión. Ha financiado la reforma del sector
agrícola de los países candidatos. Se pensaba invertir en la modernización del sector agrícola
en dos campos principales: las propiedades medianas y grandes y las pequeñas explotaciones
agrícolas. El financiamiento fue pensado como un complemento a las acciones de los países
candidatos. El primer grupo necesitaba una gran inversión para comprar maquinaria y otros
medios tecnológicos después de la privatización de las granjas colectivas comunistas. Por
otra parte, tras el colapso del sistema comunista, hubo una explosión de crecimiento en el
número de pequeños agricultores que no eran competitivos y estaban básicamente
enfocados a una actividad de supervivencia más que comercial. La Unión Europea quería
abolir este tipo de agricultura con el fin de disminuir los posibles pagos futuros en el marco
de la PAC. Además, hubo mucha discusión, sobre todo con Polonia, sobre los cálculos de la
producción agrícola de los nuevos Estados miembro para adaptar los pagos de la PAC. La UE
quería centrarse en un periodo de tiempo en el que la producción era más baja, y, por otro
lado, Polonia quería utilizar el periodo de tiempo inmediatamente después de la
independencia cuando la producción agrícola creció exponencialmente. Por último, la Unión
Europea incluyó a los derechos históricos de los agricultores del Oeste de seguir pagándoles
de la PAC. De lo contrario, podría haber significado el fin de la agricultura en Europa
occidental, ya que la mayoría de los pagos se habría ido a Europa oriental y central. Los
derechos históricos mantienen los privilegios de los agricultores en Francia, España y otros
Estados miembro de la occidental, disminuyendo la cantidad de dinero transferido a los
nuevos miembros. Actualmente, con la reforma de la PAC, donde la producción ya no es el
dato clave para las subvenciones europeas, los derechos históricos no tienen sentido por más
tiempo y se han de abolir en un futuro cercano. Esto significará un aumento de las
transferencias de fondos a los Estados miembro del Este y centro de Europa, en un momento
en el que su ocupación agrícola ha caído desde el periodo de independencia. Las cuestiones
agrícolas fueron un tema conflictivo en las negociaciones entre la Unión Europea y los países
candidatos.
- Instrumento de política estructural de preadhesión. Este instrumento financiero se enfocó en
dos políticas, medio ambiente y transporte. Durante la época comunista, el medio ambiente
no fue una prioridad, y por lo tanto no había una política desarrollada para este sector tan
importante. Como el medio ambiente va más allá de las fronteras políticas, a menudo la
contaminación creada en Europa oriental y central tiene una importante influencia en el
resto del continente. A modo de ejemplo, la contaminación generada en las fábricas polacas
viajó a través de la atmósfera y se depuso en el norte de Europa, teniendo un impacto
enorme en los lagos de Suecia y Finlandia. Por lo tanto, la Unión Europea apoyó la creación
de políticas ambientales efectivas en base a la política medioambiental comunitaria. Los
candidatos también carecían de la inversión en la red de transporte, indispensable para su
integración en el mercado europeo y para desarrollar las economías locales mediante la
agregación de ellos al sistema de red global. El programa se basaba principalmente en la
interconexión y la interoperabilidad de las redes nacionales y de las redes transeuropeas. Sin
embargo, la capacidad financiera del fondo no era muy alta, y aún hoy muchos Estados
miembro del centro y este de Europa carecen de infraestructuras comparables a las de los
países de
- Programa de cooperación transfronteriza. Bajo el programa PHARE, fomentó la cooperación
multinacional en la zona.
- Instrumento de coordinación. Se creó para coordinar todas las acciones incluidas en los
instrumentos antes mencionados, con el fin de evitar la mala gestión o la duplicidad en
diferentes empresas.
La ampliación fue un gran éxito en muchos aspectos. Significó la integración de Europa central y
oriental en la Unión Europea, dotando a la organización de un espectro internacional más amplio y
una mayor presencia en la escena mundial. También proporcionó un gran mercado virgen para las
empresas europeas que se expandieron sobre la zona, aumentando su producción y ventas. Significó
un periodo de gran bonanza económica en el continente. La ampliación aportó seguridad a los
antiguos miembros de la Unión, ya que las fronteras de la organización ampliaron e incluyeron
Europa oriental y central. Los Estados miembro más desarrollados también sufrieron una importante
afluencia de trabajadores procedentes de los nuevos miembros. A pesar de que hubo algunas
cláusulas restrictivas, sobre todo en lo relativo a la libre circulación de las personas, el impacto de la
inmigración interna dentro del territorio de la Unión fue enorme, lo que ayudó a generar el
crecimiento económico durante los años siguientes. Los nuevos Estados miembro afianzaron sus
democracias y transformaron sus sociedades gracias a la estabilidad dada por la pertenencia a la
Unión Europea. Según la Comisión europea, la ampliación significó:
- Crecimiento y estabilidad en Europa. El crecimiento económico fue mayor en los nuevos
Estados miembro, en torno al 3,75% en promedio para el periodo de 1997 a 2005; en el resto
de los miembros de la Unión, un 2,5%. Los nuevos miembros comenzaron desde un punto de
desarrollo mucho más bajo, por lo que su crecimiento fue más rápido.
- El aumento de la integración económica. Los antiguos Estados miembro aumentaron su
comercio con la UE-10 países en un 6%, mientras que sus importaciones procedentes de los
nuevos Estados miembro crecieron un 13%. Actualmente todavía existe un excedente
positivo para la parte occidental de la Unión en sus relaciones con los miembros de la Europa
central y oriental. Por otro lado, los beneficios para las empresas europeas son muy
importantes, ya que pudieron expandirse por una zona virgen como, por ejemplo, los bancos
austriacos en el centro de Europa, o los bancos nórdicos en la región del Báltico.
La ampliación también tuvo algunos efectos negativos en la Unión y en los nuevos miembros. La UE
se enfrentó a nuevos problemas internacionales, ya que los problemas nacionales anteriores se
convirtieron en problemas comunitarios; por tanto, las relaciones con la Federación Rusa
empeoraron. También significó un problema en términos de integración, ya que los Estados
miembro, como Alemania, con un interés económico importante en el mercado ruso, no suelen
apoyar a otros miembros de la Unión en los casos de conflicto diplomático con Rusia, como nos ha
mostrado el conflicto del soldado de bronce entre Estonia y Rusia, o la confrontación histórica entre
Polonia y Rusia, que entorpece cualquier entendimiento. Esto significa una disminución de la
cohesión interna de la organización y dificulta aún más la integración. La reciente firma de un
acuerdo comercial con Ucrania ha vuelto a revelar estas tensiones en el ámbito de la Unión Europea:
los nuevos miembros piden en su mayoría una postura más fuerte de la Unión en contra de Rusia y
su intervención en la guerra civil ucraniana, y los miembros occidentales sopesan calmadamente
cada paso a tomar para no dañar sus relaciones comerciales con el gigante ruso.
La ampliación también puede vincularse con algunos problemas internos de la Unión debido a que
los nuevos Estados miembro se han sumado a la toma de decisiones, dificultando el acuerdo al incluir
más partes en las negociaciones. La cooperación entre Alemania y Francia, previamente el motor de
la integración europea, se está volviendo cada día más sólida y, de alguna manera, es un fuerte
liderazgo para la mayoría del resto de los miembros, excluido el Reino Unido. Esto significa que, en
vez de cooperar dentro de la Unión, la formulación de las políticas europeas se desarrolla en Berlín y
París, y que el resto de los miembros no puede influir en las decisiones. Esta situación ha estado
siempre latente en la historia de la Unión Europea, pero después de la ampliación se ha acrecentado,
se ha convertido de alguna manera en el centro de la Unión, lo que supone romper con la mayoría de
los principios comunitarios.
La ampliación también significó un mercado común de criminales procedentes de Europa oriental y
central, con el consiguiente aumento de las actividades delictivas en Occidente. Después de la caída
de los regímenes comunistas, las organizaciones delictivas crecieron más rápido, pero hoy en día
están reduciendo su presencia en la sociedad.
Los nuevos miembros también han sufrido las consecuencias negativas de la ampliación, tales como
el coste social de la economía de mercado. La necesidad de alcanzar unos estándares económicos
europeos significó el fin del sistema social anterior en la Europa ex comunista. Se optó por introducir
un nuevo sistema social similar al norteamericano, por su bajo coste económico, pero alejado de los
cuatro principales modelos sociales europeos, el continental, anglosajón, escandinavo y
mediterráneo. Actualmente, la protección social en la mayor parte de Europa central y oriental es
muy reducida o inexistente, dejando a los miembros más débiles de la sociedad sin la protección del
Estado.
En el campo económico, la ampliación significó la rápida integración en el mercado europeo, lo que
supuso que las empresas locales no tuvieron tiempo para adaptarse a la nueva situación,
sucumbiendo a la competencia de las empresas europeas y, por lo tanto, reduciendo el control
nacional sobre el sistema. Por último, la adhesión de Rumanía y Bulgaria no tuvo tanto éxito, ya que
estos dos estados sufrían de enormes problemas de corrupción, una baja adaptación a la economía
de mercado y una defectuosa incorporación de las normas europeas al sistema nacional. Los
problemas de estos países en la actualidad siguen siendo importantes, y su adhesión a la Unión
Europea no puede considerarse como un éxisto bajo un prisma realista.
A pesar de estos efectos negativos, la ampliación a Europa central y del Este ha sido un gran éxito,
tanto para la UE como para los nuevos miembros, y ha supuesto un gran salto en la entidad de la
Unión Europea como un sistema de paz y de poder económico, y como actor internacional.
Croacia se convirtió en miembro de pleno derecho de la Unión Europea en junio de 2013. Esto
significó la expansión de la organización en la región de los Balcanes, antes ocupada por Yugoslavia,
con la excepción de Eslovenia, miembro de pleno derecho de la Unión desde 2004. El colapso de los
regímenes comunistas tuvo consecuencias dramáticas en Yugoslavia con el desmembramiento del
país y la guerra civil entre las diferentes etnias y religiones. Eslovenia pudo abandonar el país con
cierta facilidad, pero Croacia libró una guerra de independencia contra una Yugoslavia dominada por
los serbios, y esta se extendió a otras zonas, como Bosnia y Kosovo. Fue un conflicto armado en
Europa en los años noventa del siglo XX, algo impensable tan solo unos años antes y un recordatorio
importante de los importantes beneficios de la Unión Europea como sistema de paz, ya que un
conflicto armado entre sus miembros parece realmente imposible hoy en día. El fin del conflicto
yugoslavo significó la independencia de Eslovenia, Croacia, Bosnia, Macedonia, Montenegro y
Kosovo.
La contienda supuso un gran shock para los europeos y trajo gran inestabilidad en la región, con el
origen étnico como el principal desencadenante del conflicto. Finalmente, la guerra fue detenida por
la intervención de los EE.UU., y la Unión Europea se involucró en la reconstrucción de las zonas
afectadas. Croacia fue uno de los principales contendientes de la guerra, pero se recuperó
rápidamente del conflicto, adoptando las normas europeas en su economía. El vínculo tradicional
con Austria y Alemania ayudó al país a superar la crisis de la posguerra y la reconstrucción del país.
Croacia solicitó su adhesión en 2003 y se le concedió la condición de candidato en 2004. El gran
desarrollo económico del país hizo que las negociaciones fuesen más fáciles, pero hubo tres áreas
problemáticas:
1. La colaboración con los tribunales internacionales de crímenes de guerra. Croacia ha
protegido a algunos de los combatientes activos de la guerra como héroes nacionales cuando eran
delincuentes acusados de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. Las autoridades
croatas no han colaborado de manera eficiente con las instituciones internacionales en la
persecución de estos criminales.
2. La propiedad de la tierra. Como consecuencia de la guerra, y como una medida
discriminatoria contra la población bosnia y serbia, existían numerosos obstáculos para extranjeros
en la compra de bienes inmuebles en Croacia. Era un típico enfoque nacionalista, dando todos los
derechos a los titulares de la nacionalidad croata. El conflicto se extendió también a la Unión
Europea, ya que los italianos no podían comprar tierras en Croacia, especialmente en la ciudad de
Istría, parte de Italia hasta la Segunda Guerra Mundial. El asunto fue resuelto a través de acuerdos
bilaterales con los estados europeos, pero no incluyen a Serbia.
3. Los problemas fronterizos con Eslovenia. Desde la independencia, ha habido algunas disputas
sobre el golfo de Piran, las aguas nacionales, el río Dragonja, Žumberak/Gorjanci y el río Mura.
Eslovenia ya era miembro de la Unión Europea y todos los miembros tienen derecho a veto sobre las
nuevas adhesiones. Este país bloqueó las negociaciones con Croacia hasta que los enfrentamientos
fueran resueltos. Se ha acordado que un mediador internacional resuelva el problema y ambos
países acepten su resolución. Como Croacia también tiene disputas fronterizas con Bosnia, Serbia y
Montenegro, parece probable que el país reproducirá la estrategia eslovena y bloqueará la adhesión
de estos países hasta que se resuelvan los conflictos.
Los diferentes acuerdos alcanzados antes de la adhesión del país en el campo de los intercambios
comerciales y económicos significaron, de hecho, la incorporación de Croacia al mercado europeo, lo
que facilitó el proceso de ampliación. En 2009, el comercio entre la UE y Croacia fue de 14.024 mil
millones de euros, lo que constituía el 65,3% del total del comercio del país, siendo un claro indicador
de su alta integración económica en el mercado europeo.
Pero todavía hay algunos problemas no resueltos que han sido señalados por el Parlamento
europeo, como la corrupción de la administración pública, todavía muy alta según la institución
europea, las necesarias reformas judiciales , la delincuencia organizada, el retorno de los refugiados
serbios y algunos otros problemas de menor importancia.
Islandia ha sido miembro de la Asociación Europea de Libre Comercio desde 1970 y tenía fuertes
vínculos económicos con sus socios. Después de la ampliación de la Unión Europea al Reino Unido,
Irlanda, Dinamarca, Portugal, Suecia, Finlandia y Austria, países de la AELC, se quedaron solo
Noruega, Liechtenstein, Suiza e Islandia en la organización. El Espacio Económico Europeo fue
fundado en 1994 por la Comunidad Europea y Noruega, Liechtenstein e Islandia, con la integración
de estos países de facto en el mercado único europeo. La inclusión de Islandia en el acuerdo de
Schengen facilita la libre circulación de personas entre la mayoría de los estados de la Unión Europea
e Islandia. Esto significa que Islandia ya ha incluido la mayor parte de la legislación comunitaria en su
legislación nacional, y por lo tanto la hipotética integración del país no debería generar problemas.
También el tamaño de Islandia, en términos de población, alrededor de 320.000 habitantes, evitaría
inconvenientes importantes en relación con la posible ampliación.
Como miembro del Espacio Económico Europeo, Islandia tiene acceso al mercado europeo y debe
pagar a la Unión como el resto de los Estados miembro, con la diferencia de que Islandia no puede
influir en la toma de decisiones, ya que no es miembro de la organización. Al mismo tiempo, Islandia
no puede recibir fondos de muchas de las políticas europeas, pues no es un estado miembro de la
Unión. Durante la crisis de 2009, el sector financiero de Islandia se derrumbó con un enorme impacto
en su economía, sobre todo en relación con la deuda pública, ya que la moneda nacional redujo su
valor más del 30%. Islandia necesitaba el apoyo de la moneda europea, el euro, en los mercados
internacionales, además de financiación europea a través de las políticas comunitarias. Por lo tanto,
el gobierno nacional solicitó el ingreso en la Unión y, después de la rápida aprobación por parte de la
Comisión, el Consejo ha iniciado las negociaciones.
El principal problema de Islandia está relacionado con la pesca y el acceso de la flota comunitaria a
los caladeros nacionales islandeses. Actualmente, el sector pesquero emplea al 8% de los islandeses y
tiene un importante impacto en la población local. Pese a lo cual, la pertenencia al EEE y al espacio
Schengen, las relaciones económicas fluidas con otros miembros de la Unión, y su tamaño, los
principales escollos para una posible ampliación son políticos. El principal obstáculo para el futuro de
Islandia en la UE será el referéndum nacional para aceptar el tratado de la ampliación; habrá un gran
debate en el interior del país, aun cuando el gobierno nacional y la Unión Europea acuerden
fácilmente los términos de la adhesión. El impacto del fondo europeo para las áreas menos pobladas
podría suponer una importante transferencia monetaria a la maltrecha economía islandesa con
evidentes efectos positivos para el pequeño país escandinavo.
De todas formas, la mejora económica del país ha enfriado el europeísmo de su sociedad, reduciendo
las posibilidades de una rápida integración en un futuro próximo.
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Textbook explaining the basics of the European Union in a simple manner for a good understanding of all kind of readers.
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The United Kingdom has had an important position in Europe for centuries. Often it is seen as an anti-European country, or as being anti-integration in Europe but it is just defending its own interests, which in many cases hare differed from other members of the European Communities. The UK policy towards European cooperation has been influenced by the particular interest of the country, but there has always been a strong relation between the British and Europe. Great Britain had the biggest empire in human history spread all over the globe, and hence its interest was global rather than limited to local European states. The UK was a victorious country in the Second World War, the only Western European state that participated actively in Nazi defeat. As an important consequence, British nationalism was seen as a positive force to unite all the British against an external threat. During centuries, the British economy has been based on trade, and internationally the government supported and expanded the free trade idea in the world economy to European trade relations. This paper analyzes the main issues that explain the special relations between the EU and the UK. The paper is developed from a historical point of view with a methodology’ based on the critical review of historical facts from a global perspective of the whole traditional approach of the UK towards European integration.
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Concern about the EU’s ‘democratic deficit’ is misplaced. Judged against existing advanced industrial democracies, rather than an ideal plebiscitary or parliamentary democracy, the EU is legitimate. Its institutions are tightly constrained by constitutional checks and balances: narrow mandates, fiscal limits, super–majoritarian and concurrent voting requirements and separation of powers. The EU’s appearance of exceptional insulation reflects the subset of functions it performs — central banking, constitutional adjudication, civil prosecution, economic diplomacy and technical administration. These are matters of low electoral salience commonly delegated in national systems, for normatively justifiable reasons. On balance, the EU redresses rather than creates biases in political representation, deliberation and output.
Article
Análisis de la política exterior de la Unión Europea y de su paulatina consolidación como un actor político central -a la par que Estados Unidos- en materia de relaciones internacionales. Se aborda el papel fundamental de mediador que está desempeñando en lo que toca a las relaciones norte-sur y entre los países mediterráneos y la Europa central y oriental, así como cuestiones de identidad de la unión y defensa del continente.
Milk war" and "hot war": different wars -same goals
  • A Chochia
Chochia, A. (2009), '"Milk war" and "hot war": different wars -same goals.' Proceedings of the Institute for European Studies, vol. 6, no. 1, pp. 90-103.
State Continuity in the Light of Estonian Treaties Concluded before World War II
  • Vallikivi
  • Hannes
kerikmae, Tanel; Vallikivi, Hannes. (2000). State Continuity in the Light of Estonian Treaties Concluded before World War II. Juridica Int'l, 5, 30.