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Correo
DE LA UNESCO
EL
octubre-diciembre 2018
Organización
de las Naciones Unidas
para la Educación,
la Ciencia y la Cultura
DERECHOS
HUMANOS
Regreso al futuro
DERECHOS
HUMANOS:
Regreso al futuro
Gran angular
Cartel del diseñador brasileño
Eduardo Soares Gomes, presentado
en el concurso La cultura cuenta, que
la UNESCO organizó en el marco del
Año Internacional de Acercamiento
de las Culturas, 2010.
© Eduardo Soares Gomes
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El Correo de la UNESCO • octubre-di ciembre 2018
Gran angular
El Correo de la UNESCO • octubre-di ciembre 2018
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Para comprender la historia del sistema
internacional de ese período, es importante
no interpretarla desde la perspectiva de
acontecimientos muy posteriores. Debe
examinarse con lo que yo denomino una
“mirada de época” que nos permita apreciar
hasta qué punto el contexto en el que
las Naciones Unidas (incluida la UNESCO)
se establecían estaba cambiando, antes
de continuar evolucionando bajo un
rmamento más o menos inestable en las
décadas siguientes.
Mark Goodale
En 1947 y 1948, la UNESCO
realiza una encuesta mundial
entre un grupo heterogéneo de
intelectuales, dirigentes políticos,
teólogos, activistas sociales y
otras personalidades, a n de
recoger sus opiniones sobre los
fundamentos losócos de los
derechos humanos. Una encuesta
desconocida por el público
en general que hoy resulta
de sorprendente actualidad.
El sistema internacional creado después
de la Segunda Guerra Mundial tardó en
establecerse. En el plano institucional,
debían crearse organismos, construirse
sedes, proveerse puestos de dirección. Las
dicultades relacionadas con este aspecto
“práctico” del nuevo orden de la posguerra
no deben ser subestimadas. La sede de la
UNESCO, por ejemplo, durante sus primeros
doce años de existencia, estaba situada
en las instalaciones del hotel Majestic, en
el 16º distrito de París. Las habitaciones y
los cuartos de baño del hotel se utilizaban
como ocinas y los armarios y las bañeras,
para archivar los documentos.
En el plano político, las dicultades eran aún
mayores. Si bien es cierto que las relaciones
que los diversos organismos internacionales
debían establecer entre sí guraban,
a grandes rasgos, en sus cartas y actas
constitutivas, en la práctica sus relaciones
eran, en el mejor de los casos, ambiguas en
esos primeros años.
Una mirada
contemporánea
de setenta años de antigüedad
Este tipo de mirada tiene especial
relevancia cuando se trata de los derechos
humanos. En 1945, la comunidad
internacional embrionaria se enfrentaba a
dos problemas. El primero era organizarse
en un mundo devastado por una guerra
mundial y vaciado en el molde del
colonialismo. ¿Seguiría prevaleciendo
la Realpolitik, concediendo un lugar
prominente a la soberanía y a los intereses
nacionales, o se crearía un nuevo modelo
igualitario, que redistribuiría el poder
según nuevos ejes políticos y geográcos?
La creación del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas fue la respuesta a esta
primera pregunta.
Algunos hijos de funcionarios de las
Naciones Unidas descubren la Declaración
Universal de los Derechos Humanos dos
años después de su adopción el 10 de
diciembre de 1948.
© UN Photo
Gran angular
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El Correo de la UNESCO • octubre-di ciembre 2018
En cuanto a las formas que estos “derechos
fundamentales del hombre” adoptarían más
concretamente, no había una denición
precisa. Tal como lo sugiere la respuesta a la
primera pregunta, los miembros poderosos
instalados en el corazón del nuevo sistema
de las Naciones Unidas se mostraban
reacios a crear una estructura que pudiera
representar una amenaza –por abstracta
que fuese– para sus prerrogativas políticas
y jurídicas. Sin embargo, lo que el
presidente de Estados Unidos Harry Truman
denominó una “declaración internacional
de los derechos y libertades” había recibido
suciente apoyo para que el Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas
creara en 1946 una Comisión internacional
de Derechos Humanos (CDH), compuesta
por dieciocho miembros y presidida por
Eleanor Roosevelt.
No obstante, se mantenía abierto el proceso
a través del cual la CDH debía elaborar una
declaración de los derechos humanos. Más
precisamente, nadie sabía con exactitud,
en 1946, cómo la Comisión establecería los
principios morales, religiosos y losócos en
los cuales debería basarse una declaración
de este tipo. Estos principios deberían
ser universales y no privilegiar ninguna
tradición nacional, religiosa o cultural.
Pero, ¿adónde se iban a encontrar estos
principios?
Un proceso
sin precedentes
Es en ese momento que la UNESCO entra
audazmente en escena. Recordemos que
su primer director general, el controvertido
y carismático Julian Huxley, es el autor de
un texto programático de sesenta páginas,
“La UNESCO, sus propósitos y su losofía”,
que deende la idea de que un organismo
internacional especializado es indispensable
para ayudar al mundo a superar sus múltiples
divisiones.
Julian Huxley estima que esto podrá hacerse
solo si se elabora una “losofía mundial”
gracias al conocimiento de las culturas, a la
educación y a la colaboración cientíca. Para
el director general, la UNESCO debe ser esa
institución internacional singular encargada
de supervisar la aparición de lo que él describe
como “una cultura mundial única, que posee
su propia losofía y un trasfondo de ideas”.
No es sorprendente, en esas condiciones,
que la primera Conferencia General de la
UNESCO, en París, se llevara a cabo con este
espíritu de activismo visionario para la nueva
organización. La UNESCO elige a Julian Huxley
como director y establece varias prioridades
importantes para el año siguiente.
No solo el sistema internacional concedería
un papel fundamental al Estado-nación,
sino que reejaría y legitimaría el hecho
de que algunos países son más poderosos
que otros.
La segunda pregunta, relacionada con
la primera, era más compleja: vistas las
atrocidades que habían caracterizado el
reciente conicto mundial –atrocidades
padecidas sólo dos décadas después de la
masacre y la destrucción sin precedentes de
la Primera Guerra Mundial– la comunidad
internacional tenía necesidad de formular
un enunciado moral que expresara
adecuadamente su indignación colectiva
y su esperanza (por utópico que fuese)
de un futuro mejor. ¿Cuál debería ser el
alcance de ese enunciado? La respuesta, o
el principio de la respuesta, a esta pregunta
fue incorporada en la Carta de las Naciones
Unidas de 1945, que, ante los estragos del
genocidio y del imperialismo militarista,
no obstante “rearmaba la fe [de los pueblos
de las Naciones Unidas] en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad
y el valor de la persona humana”.
Dudo que los derechos y libertades
existan a escala universal (...). Me
inclino a pensar que un solo problema
fundamental debe resolverse: la causa
y el remedio del sadismo y de la
agresividad. Mientras no hayamos hecho
algo para solucionarlo, será inútil discutir
sobre los derechos del hombre. Hoy en
día, a nivel colectivo, somos unos salvajes,
y no tenemos derecho alguno
a los derechos del hombre…
Herbert Read (1893-1968)
Historiador del arte, lósofo y poeta británico
Encuesta de la UNESCO 1947-48
El Correo de la UNESCO • octubre-di ciembre 2018
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Trabajando en un ambiente de urgencia (por
temor a que las actividades de la UNESCO
en materia de derechos humanos quedarán
ensombrecidas por los trabajos mucho más
mediáticos de la CDH presidida por Roosevelt),
Julian Huxley y Jacques Havet emprenden sin
demora la tarea de diseñar un procedimiento.
Tras varios comienzos fallidos, adoptan
una solución inédita: realizar una encuesta
mundial entre un grupo heterogéneo de
intelectuales, dirigentes políticos, teólogos,
activistas sociales y otras personalidades a n
de establecer los principios losócos de los
derechos humanos.
Con este n, elaboran dos documentos: un
aide-mémoire (memorando), que contiene una
breve historia de las declaraciones nacionales
sobre los derechos humanos y expone los
puntos importantes relacionados con la
elaboración de una declaración internacional;
y una lista de derechos humanos especícos
y de libertades que se invita a los participantes
a tener en cuenta en sus respuestas.
En marzo y abril de 1947, esos documentos
son enviados a una lista impresionante de
instituciones sociales, organismos públicos
y personalidades. Probablemente entre
150 y 170.
© PEJAC (www.pejac.es)
La lista de las personas que responderán
efectivamente al cuestionario (alrededor
de sesenta) es considerablemente menos
extensa que lo que dirán los informes tanto
en ese momento como décadas después. Sin
embargo, la encuesta de la UNESCO sobre los
derechos humanos logra abarcar un espectro
de opiniones sobre el tema indiscutiblemente
más amplio y más diverso que el presentado
por la CDH de las Naciones Unidas.
El veredicto
Bajo la supervisión de Jacques Havet, la
UNESCO convoca en París, a nales de mes
de junio de 1947, a un comité de expertos
para evaluar las respuestas y preparar un
informe que sería enviado a la CDH para que
esta Comisión pueda utilizar las conclusiones
de la UNESCO como base para la futura
declaración de los derechos humanos.
Una de esas prioridades encarga a la
secretaría que determine “los principios
en los que podría basarse una declaración
moderna de los derechos humanos” [Actas
de la Conferencia General, primer período de
sesiones, 1946, pág. 247]. Este es precisamente
el mandato que Julian Huxley necesita. Desde
su punto de vista, una intervención decisiva
en materia de derechos humanos colocaría
rápidamente a la UNESCO como la punta de
lanza de las Naciones Unidas, la piedra angular
del sistema internacional de la posguerra,
con un papel singular de custodio de lo que
él denomina una cultura mundial “unicada y
unicadora”.
La unidad administrativa encargada de
cumplir este mandato en el seno de la
UNESCO es la Subsección de losofía de lo
que entonces es la Subcomisión de ciencias
sociales, losofía y humanidades. Esta unidad
está dirigida por Jacques Havet, que acaba
de publicar, en 1946, una obra sobre Kant
que tuvo muy buena acogida (Kant y el
problema del tiempo). El joven lósofo francés
desempeñará en lo sucesivo un papel central
en el primero proyecto de la UNESCO relativo
a los derechos humanos. Recordemos de
paso que el alcance de su inuencia ha sido
reconocido sólo recientemente.
Detalle de la instalación Camuaje
realizada en 2016 en las ventanas de una
central eléctrica abandonada en Rijeka,
Croacia, por el artista español Pejac.
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El Correo de la UNESCO • octubre-di ciembre 2018
Mientras que estudiosos, funcionarios
internacionales y activistas luchan por
reivindicar la legitimidad de los derechos
humanos frente a los actuales desafíos
que representan el resurgimiento del
nacionalismo, el debilitamiento de la Unión
Europea y las desigualdades mundiales,
la encuesta de la UNESCO sobre los
derechos humanos resulta ser un recurso
extraordinario, aunque inesperado,
de nuevas perspectivas y, al menos
potencialmente, de nuevas soluciones.
Profesor de antropología cultural y social
y director del Laboratorio de antropología
cultural y social (LACS) de la Universidad
de Lausana (Suiza), el estadounidense
Mark Goodale es el editor de la serie
Stanford Studies in Human Rights y el autor
de más de diez publicaciones, entre ellas
Letters to the Contrary: A Curated History of
the UNESCO Human Rights Survey (Cartas
a los contrarios: una historia razonada del
estudio de la UNESCO sobre los derechos
humanos, Stanford, 2018). En este libro,
el autor analiza un gran número de
documentos descubiertos recientemente
en relación con las actividades de la
UNESCO en materia de derechos humanos
durante los dos primeros años de existencia
de la organización. Esta publicación amplía
y revisa pues la historia general de los
derechos humanos.
El comité de expertos – E. H. Carr
(presidente), Richard McKeown (relator),
Pierre Auger, Georges Friedmann, Étienne
Gilson, Harold Laski (leer pág. 13), Luc
Somerhausen y Lo Chung-Shu (leer
pág. 30) – estudia las respuestas al
cuestionario y envía sus conclusiones a la
CDH en agosto de 1947. Al mismo tiempo,
examina la posibilidad de publicar algunas
de las respuestas recibidas, que constituirán
la base del volumen publicado en 1949 con
el título Autour de la nouvelle Déclaration
universelle des droits de l’homme (En torno a
la nueva Declaración universal de derechos
humanos).
Sin embargo, durante buena parte del
año 1947 reina mucha confusión: ¿Qué
organismo exactamente debería encargarse
de redactar la declaración de los derechos
humanos? Julian Huxley y Jacques Havet
dieron a entender que la UNESCO realizaba
esta encuesta, ya sea como institución piloto
o, al menos, en estrecha colaboración con
la CDH. Sin embargo, cuando el informe
de la UNESCO fue examinado nalmente
por la CDH en Ginebra, a puerta cerrada,
en diciembre de 1947, es acogido con
desconcierto, incluso irritación. Al parecer,
la mayoría de los miembros de la Comisión
no está al corriente de la encuesta de la
UNESCO. Finalmente, tras una votación de
ocho votos contra cuatro (y una abstención),
la CDH decide no divulgar el informe de
la UNESCO entre sus Estados miembros
ni incorporarlo al proceso de elaboración
que dará lugar nalmente a la Declaración
universal de derechos humanos.
Lecciones para el futuro
A pesar de que el cuestionario de la
UNESCO sobre los derechos humanos
de 1947-1948 no cumple la función a la
que estaba destinado originalmente, sigue
siendo de sorprendente actualidad. Las
respuestas brindan una perspectiva única
sobre la diversidad de ideas relativas
a las cuestiones fundamentales planteadas
por la dignidad humana, la sociedad, los
derechos y las obligaciones, entre muchas
otras cosas, durante el período anterior
a que la Declaración universal de derechos
humanos codicara un sentido mucho más
restringido de los derechos humanos.
Tal como lo demuestran los trabajos
realizados recientemente sobre la encuesta
de la UNESCO, la posibilidad de remontar
el curso de la historia de los derechos
humanos hasta esa época de transición
de la posguerra nos ha dado acceso
a un tesoro inesperado de ideas, en un
momento en que los derechos humanos
están más amenazados que nunca.
Frágil, cartel de Dimitris Arvanitis (Grecia),
participante en el concurso ¡Uno para
todos y todos para uno!, organizado
en 2018 por la asociación 4tomorrow,
en ocasión del septuagésimo aniversario
de la DUDH.
© posterfortomorrow 2018 - Dimitris Arvanitis