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Consignas, devoluciones y calificaciones: los problemas de la evaluación en las aulas de educación primaria en América Latina.

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Resumen. El propósito del artículo es discutir tres aspectos centrales de la práctica de la evaluación en el aula: a) las consignas que los maestros proponen a los alumnos para evaluar su aprendizaje; b) el tipo de devolución que realizan a sus estudiantes; y, c) el uso de las calificaciones. La discusión se apoya, por un lado, en una revisión de literatura sobre el tema y, por otro, en un amplio banco de información recogida en el marco de una investigación realizada en aulas de 6° grado de Primaria en ocho países de América Latina. El artículo ilustra, con evidencia empírica, tres problemas principales de las prácticas de evaluación: el carácter puramente escolar y descontextualizado de las actividades de evaluación, la ausencia de devoluciones de carácter formativa y la arbitrariedad y falta de significado de las calificaciones.
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CONSIG NAS, DEVOLUCIONES Y CALIFICACIONES 49
CONSIG NAS, DEVOLUCIONES
Y CALIFICACIONES: LOS PROBLEMAS
DE LA EVALUACIÓN EN LAS AULAS
DE EDUCACIÓN PRIMARIA EN AMÉRICA LATINA
Pedro Ravela*
Resum en. El propósito del arculo es discutir tres aspectos centrales de
la práctica de la evaluación en el aula: a) las consignas que los maestros
proponen a los alumnos para evaluar su aprendizaje; b) el tipo de devo-
lución que realizan a sus estudiantes; y, c) el uso de las calificaciones. La
discusión se apoya, por un lado, en una revisión de literatura sobre el
tema y, por otro, en un amplio banco de información recogida en el marco
de una investigación realizada en aulas de 6° grado de Primaria en ocho
países de América Latina. El artículo ilustra, con evidencia empírica, tres
problemas principales de las prácticas de evaluación: el carácter pura-
mente escolar y descontextualizado de las actividades de evaluación, la
ausencia de devoluciones de carácter formativa y la arbitrariedad y falta
de significado de las calificaciones.
Palabras clave: evaluación del aprendizaje, calificaciones,
educación primaria, América Latina
* Profesor de Filosofía y M agíster en Ciencias Sociales y Educación. Especializado en temas de
evaluación educativa, fue D irector de Evaluación en la Administración Nacional de Educación
Pública y Coordinador Nacional del Estudio PISA en Uruguay. En 2005 y 2006 integró la
Coordinación Técnica del SERCE en UNESCO/OREALC. Actualmente dirige el Instituto de
Evaluación Educativa en la Universidad Católica del Uruguay. Es investigador, docente y asesor en
temas de evaluación en varios países de la región. Integra el G rupo de Trabajo sobre Estándares y
Evaluación de PREAL.
50 Pedro Ravela
INTRODUCCIÓN
La evaluación suele ser uno de los aspectos más ingratos del quehacer educati-
vo, tanto para los estudiantes como para los docentes. Para muchos estudiantes,
porque las situaciones de evaluación constituyen una instancia de exposición al
fracaso. Muchos las viven con estrés, en especial las situaciones de examen. Otros
lo hacen con incertidumbre y/o indiferencia, porque se han resignado a no com-
prender qué es lo que se espera de ellos.
Para los docentes la tarea de evaluar suele ser particularmente desagradable,
por varios motivos. Preparar propuestas de evaluación lleva tiempo, al igual que
corregir los trabajos de los estudiantes. Revisar trabajos similares de muchos es-
tudiantes es tedioso en especial en la educación media, porque cada docente
atiende varios cientos de estudiantes . Denir calicaciones de las que depen-
den las perspectivas personales de los estudiantes, es estresante. El docente está
permanentemente enfrentado a una tensión entre su responsabilidad de garanti-
zar públicamente que un estudiante ha logrado ciertos aprendizajes y el riesgo de
obstaculizar las posibilidades de desarrollo de un individuo.
Caijao Restrepo (2008), en el marco de una programa de talleres de discusión
sobre evaluación, realizado en 2008 en 25 ciudades de Colombia, con la parti-
cipación de s de 15.000 docentes, directivos, alumnos y padres de familia,
recogió varios miles de frases sobre la problemática de la evaluación en las aulas.
Se transcriben a continuación algunas frases que ilustran el carácter conictivo
de la evaluación para docentes, estudiantes y padres, y que tienen vigencia más
allá del caso colombiano.
Los docentes señalan que «a pesar de tanta reexión pedagógica y norma-
tividad vigente, no se han cambiado los paradigmas»; «a los maestros nos falta
formación sobre evaluación», «un buen porcentaje de maestros no ha logrado
desligarse de la evaluación sumativa, haciendo en la práctica equivalencias entre
las evaluaciones cualitativas y cuantitativas. Igual a los padres lo que les importa
es si pasó o no el estudiante y qué puesto ocupó dentro del grupo» (29).
Los estudiantes indican que «predomina la memorización de los temas», que
las «metodologías y formas de evaluación son anticuadas» y que en la evaluación
se pone de maniesto «la preferencia de los profesores hacia algunos estudiantes».
Los padres de familia, por su parte, expresan que «no entendemos los informes que
nos entregan en los colegios, por eso al nal uno se limita a preguntar si pasó o no
pasó»; que la evaluación «limita la creación y capacidad intelectual del niño»; que
«no detecta el estado real en que se encuentra un alumno en un área determinada»;
y que «en muchos casos genera más conictos que solución a las dicultades de
comprensión del estudiante» (29).
En el contexto de la problemática sucintamente descrita, este artículo tiene
como propósito discutir tres aspectos centrales de la práctica de la evaluación
en el aula: a) las tareas que los maestros proponen a los alumnos para evaluar su
aprendizaje; b) el tipo de devoluciones que los maestros realizan a sus estudiantes
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 51
al revisar sus trabajos; y, c) el uso de las calicaciones1. El artículo se apoya en una
revisión de literatura sobre el tema y en la evidencia empírica recogida en el mar-
co de un trabajo de investigación en aulas de 6° grado de Primaria en ocho países
latinoamericanos2. El artículo no pretende ser un informe de investigación, sino
ilustrar con evidencia empírica la discusión acerca de las propuestas y discursos
sobre la evaluación predominantes en las escuelas.
En el primer apartado se plantea la discusión conceptual más general en torno
a las denominadas evaluación «formativa» y «sumativa». En el segundo se descri-
be la investigación realizada. Siguen tres apartados temáticos, con la discusión
de los tres grandes temas propuestos: tareas de evaluación, devoluciones a los
alumnos y sistemas de calicación. Cada uno de estos apartados tiene dos partes:
discusión teórica y presentación de evidencia empírica. El artículo se cierra con
un apartado de conclusiones y reexiones nales.
EVALUACIÓN FORMATIVA Y EVALUACIÓN PARA LA CERTIFICACIÓN
Para el discurso pedagógico3, la evaluación tiene principal (sino exclusivamente)
una función formativa y es parte de la enseñanza. Desde esta perspectiva, la
evaluación es una herramienta que forma parte del conjunto de estrategias didác-
ticas. Su nalidad central es ayudar al estudiante a identicar lo que ha logrado
y lo que no, así como permitir al docente reorientar la enseñanza y detectar
estudiantes que requieren de explicaciones u otro tipo de apoyos adicionales. La
cita que sigue, tomada de una revista de divulgación para docentes, es particular-
mente interesante como ejemplo de este discurso4.
En la evaluación conuyen contradicciones irreconciliables que conviven
en el proceso de escolarización. É stas pueden sintetizarse en las dos for-
mas de entender la evaluación: sumativa y formativa. Por formativa debe
1 En nuestra visión, la problemática de la evaluación en el aula incluye un cuarto problema central, el
relativo a la explicitación de los objetivos formativos, que no profundizamos en este artículo.
2 El proyecto de investigación «La evaluación de aprendizajes en las aulas de primaria en América
Latina. Enfoques y prácticas», fue realizado entre enero de 2008 y abril de 2009 desde el Instituto
de Evaluación Educativa de la Universidad Católica del Uruguay. El equipo de investigación estuvo
integrado por Graciela Loureiro, Beatriz Picaroni, Ana Atorresi, Liliana Pazos y Pedro Ravela. La
investigación contó con el apoyo nanciero del Programa de Promoción de la Reforma Educativa en
América Latina y su Grupo de Trabajo sobre Estándares y Evaluación (GTEEPREAL). Los productos
nales del estudio se encuentran en fase de revisión y edición nal en el momento de escribir este
artículo. En el momento de la publicación de este artículo estarán disponibles en el sitio w eb del
Instituto de Evaluación Educativa: http://evaluacioneducativa.ucu.edu.uy.
3 Con el término «discurso pedagógico» nos referimos a las visiones sobre la evaluación que
predominan en los artículos dirigidos a docentes, en los programas de formación docente y entre los
mismos docentes cuando se reeren a la evaluación.
4 Si bien la cita de Álvarez Méndez es algo antigua, se pueden ver otros ejemplos más recientes que
muestran la vigencia del discurso centrado en el papel formativo de la evaluación en Menéndez
(1999), Mancovsky (2007), López y otros (2007).
52 Pedro Ravela
entenderse aquella que ayuda a crecer y a desarrollarse intelectual, afecti-
va, moral y socialmente al sujeto. En la práctica se traduce, en el caso de
la corrección de un ejercicio o de un examen, en una actividad interactiva
que aporta al alumno las informaciones suplementarias donde tiene nece-
sidad de corregir su representación del problema o de aclarar cuestiones
confusas. Parte de un análisis, sea de su producción o resultado, sea del
proceso seguido, para introducir las modicaciones que debe aportar el
alumno a su aprendizaje o los cambios que el profesor debe introducir en
sus condiciones de aprendizaje [. . .].
La evaluación sumativa está al servicio de intereses que no son propios
de la actividad educativa que se lleva a cabo en el aula. Si acaso, arrastra
consecuencias colaterales no deseadas —aunque a veces sirven de ocul-
tamiento de responsabilidades— en la misma. De hecho, termina siendo
medio de control del alumno en primera instancia; pero es a la vez medio
por el cual es controlado el profesor [. . .].
La paradoja que podemos encontrar es que el decir sobre la evaluación
formativa es una constante omnipresente en el discurso de la evaluación,
cuando en la práctica ocupa más bien un lugar marginal. (Álvarez Mén-
dez, 1993: 29)
Las armaciones de Álvarez Méndez sobre el carácter formativo de la evalua-
ción no merecen objeción alguna. Simultáneamente, su visión sobre la evaluación
«sumativa» es por lo menos discutible. En la cita no es denida, sino que se la
descalica directamente. En otros lugares del artículo se la asocia con notas/
calicaciones y con procesos de selección de alumnos. Este texto reeja muy
bien la (falsa) oposición, predominante en el discurso pedagógico, entre eva-
luar procesos (que sería formativo, cualitativo y «bueno») y evaluar resultados
(que sería sumativo, cuantitativo y «malo»). Esta trilogía de términos opuestos,
procesos-resultados, formativo-sumativo y cualitativo-cuantitativo, resume muy
bien el modo en que suele demarcarse conceptual y valorativamente el campo de
la evaluación en educación5.
Nos interesa especialmente poner en tela de juicio la armación «la evalua-
ción sumativa está al servicio de intereses que no son propios de la actividad del
aula». Esta visión ignora el carácter social de la educación y la concibe como una
actividad privada al interior del aula, en la que participan solamente el educador
y sus estudiantes. Pero la educación es una labor social en sentido amplio. El
docente desempeña una función que le ha sido encomendada por la sociedad y
por las familias de sus alumnos. En los niveles de educación obligatoria, alum-
nos y docentes están allí como resultado de un mandato social. Este mandato
incluye, para el docente, establecer el grado en que cada estudiante está logrando
5 Los términos «evaluación formativa» y «evaluación sumativa» fueron acuñados hace ya mucho
tiempo en la literatura anglosajona. Airasian y Madaus (1972) proponen la distinción entre
«evaluación formativa» (dirigida a monitorear el aprendizaje durante el proceso); «evaluación
diagnóstica» (dirigida a identicar dicultades de aprendizaje) y «evaluación sumativa» (dirigida a
evaluar los logros al nal de la enseñanza).
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 53
los aprendizajes denidos como necesarios a través del currículo. A través de
la normativa, todos los sistemas educativos atribuyen al docente la función de
«certicar»6 el grado en que cada estudiante ha adquirido los conocimientos y
capacidades propuestos.
El término certicar, según el diccionario de la Real Academia Española, sig-
nica «asegurar, armar, dar por cierto algo» y «hacer constar por escrito una
realidad de hecho por quien tenga fe pública o atribución para ello». Los docentes
tienen la atribución, la fe pública y el mandato normativo de «asegurar» y «hacer
constar por escrito» (normalmente a través de las calicaciones) qué han logrado
aprender sus estudiantes.
Los propios docentes son usuarios principales de esta certicación: parten de la
base de que los estudiantes que reciben han incorporado los saberes denidos para
el curso previo al propio. Lo mismo ocurre con el resto de las instituciones educa-
tivas. Las universidades necesitan una certicación de los estudios realizados y los
conocimientos alcanzados por un estudiante que se presenta para cursar una carre-
ra. Las familias de los estudiantes son otro destinatario relevante de la certicación.
Lo expresado no signica defender las calicaciones tal como se utilizan en la
mayoría de los sistemas educativos. Un apartado de este artículo está destinado,
justamente, a discutir los sistemas de calicaciones y sus usos. Pero el problema
no es la certicación, sino el mal uso de malos sistemas de calicaciones para
cumplir con una función que, en sí misma, es relevante y necesaria.
La certicación es, además, una herramienta de responsabilización, en la
medida en que el aprendizaje no es únicamente una actividad placentera y es-
pontánea, sino que requiere también de esfuerzo y disciplina. Requiere tanto de
motivaciones intrínsecas como de exigencias externas. La certicación es una
exigencia externa que hace al estudiante responsable de esforzarse por alcanzar
determinados logros. El aprendizaje depende tanto de lo bueno que sea el pro-
fesor enseñando como del esfuerzo y dedicación del estudiante. Probablemente,
esto que llamo «responsabilización», con un sentido positivo, es equivalente a lo
que Álvarez Méndez denomina «control», con un sentido negativo.
Como resumen de esta primer entrada conceptual en el tema, es relevante
distinguir dos funciones de la evaluación educativa.
a. La formativa (evaluación para el aprendizaje), cuyo foco principal está pues-
to en la reexión sobre lo que se va aprendiendo, en la confrontación entre
lo que se intenta y lo que se alcanza, en la búsqueda de nuevos caminos para
avanzar hacia los conocimientos y desempeños que se busca lograr.
b. La certicativa (evaluación del aprendizaje), cuyo foco principal es cons-
tatar el aprendizaje y certicarlo públicamente, es decir, dar fe pública de
cuáles son los conocimientos y desempeños logrados por cada estudiante.
6 Considero más apropiado el uso del término «evaluación para la certicación» en lugar de
«evaluación sumativa», porque enfatiza la función social y porque el término «sumativo» induce a
una vinculación falaz con lo cuantitativo.
54 Pedro Ravela
La evaluación certicativa requiere, principalmente, de buenos dispositivos de
valoración del trabajo de alumno, que permitan establecer un juicio de valor vá-
lido y conable acerca de sus logros. La evaluación formativa requiere, ante todo,
de buenos dispositivos de devolución al estudiante, que le permitan reexionar
sobre lo que está haciendo y buscar los modos para mejorarlo.
Ahora bien, como arma Álvarez Méndez al nal de la cita, una cosa es el
discurso sobre la evaluación y otra cosa es la práctica de la misma. Si bien la dico-
tomía evaluación formativa—evaluación sumativa está fuertemente presente en el
discurso pedagógico, no ocurre lo mismo en la práctica. Pero el problema no es que
no haya evaluación formativa en las aulas, sino que ambos tipos de evaluación se
entremezclan continuamente. Según mostraremos en este artículo, en la práctica se
produce una curiosa mezcla de situaciones. Por un lado, existen maestros que cali-
can continuamente todas las tareas y que utilizan la calicación incluso en el marco
de evaluaciones formativas. Al mismo tiempo, otros maestros nunca realizan prue-
bas ni asignan calicaciones, salvo al nal del curso, momento en el que calican
a partir de su «conocimiento directo» y acumulado del «proceso» de cada alumno.
DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN
Este artículo se apoya en un estudio empírico de carácter exploratorio, cualitativo
y descriptivo, dirigido a indagar las concepciones y prácticas de evaluación en
las aulas de Primaria. Inicialmente incluyó escuelas de cinco países latinoameri-
canos, seleccionados en forma intencional, buscando representar la variedad de
resultados en el Estudio SERCE7 y la diversidad geográca y cultural. Durante
la realización del mismo se incorporaron otros tres países, por acuerdos con ins-
tituciones locales8. El trabajo de campo en cada país involucró a diez escuelas y a
dos maestros de 6° grado por escuela, 160 maestros en total.
RESULTADOS EN SERCE
REGIÓN
CONO SUR ANDINA NORTE Y CENTROAMÉRICA
Altos Uruguay México - Costa Rica
Medios Argentina Colombia El Salvador
Bajos Perú Guatemala
Países incluidos en la investigación según región y resultados en SERCE
7 Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE), llevado adelante por la Ocina
Regional de Educación (OREALC) de la UNESCO. Evaluó aprendizajes en lectura, escritura,
matemática y ciencias en 3° y 6° grados de Primaria, en 16 países de la región.
8 En Colombia se estableció un acuerdo con el Grupo de Investigación sobre Evaluación de la Calidad
de la Educación, de la Universidad San Buenaventura de Cali; en México, con el Instituto Nacional
para la Evaluación de la Educación (INEE); en Argentina, con el Departamento de Educación de la
Universidad Católica Argentina.
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 55
Las escuelas fueron seleccionadas de manera intencional, por las unidades de
evaluación de cada país, de acuerdo con dos criterios principales:
a. debían ser escuelas ubicadas en contextos urbanos desfavorecidos, prefe-
rentemente públicas;
b. debían haber tenido resultados educativos en el promedio del país o por
encima del mismo, en evaluaciones externas estandarizadas.
El primer criterio obedece a la intención de indagar cómo se evalúa en las es-
cuelas que trabajan con estudiantes de origen social desfavorecido, dado que es
en dichos sectores sociales donde se plantean los desafíos educativos más impor-
tantes. Existe abundante investigación que avala esta armación, incluyendo los
resultados del SERCE. Se buscó, a través de este criterio de selección, indagar
acerca de cómo son evaluados (y, por tanto, que se prioriza en términos de apren-
dizaje) los estudiantes provenientes de sectores desfavorecidos.
El segundo criterio obedece a la intención de indagar acerca de las prácti-
cas vigentes en escuelas en las que se producen aprendizajes. La literatura sobre
escuelas de contextos desfavorecidos muestra que muchas veces es muy difícil
enseñar en estos contextos, que a veces las limitaciones sociales superan las po-
sibilidades de enseñar de los maestros, que muchas veces existe alta rotación del
personal y los maestros más experimentados emigran hacia escuelas con mejores
condiciones, entre otros fenómenos que afectan negativamente la enseñanza y
el aprendizaje. A través de este criterio se buscó trabajar con escuelas en las que
hubiese un nivel de logro educativo razonablemente bueno (medido a través de
pruebas externas), bajo el supuesto de que en este tipo de escuelas encontraríamos
enfoques y prácticas de evaluación interesantes desde el punto de vista didáctico.
Para recoger información se emplearon tres técnicas:
a. una entrevista en profundidad a cada maestro.
b. un registro fotográco de trabajos de evaluación.
c. un cuestionario autoadministrado al maestro.
Las entrevistas tuvieron alrededor de una hora de duración y se realizaron siguien-
do una pauta exible, orientada a cubrir los siguientes temas: ¿qué sentido tiene
para el maestro la evaluación? ¿Cómo la realiza y registra? ¿Q ué tipo de consignas e
instrumentos emplea? ¿Q ué tipo de devolución hace a los estudiantes? ¿Q ué aspec-
tos prioriza a la hora de evaluar la lectura y la escritura? ¿Q ué aspectos prioriza a la
hora de evaluar matemática? ¿Q ué criterios tiene en cuenta a la hora de calicar a
sus estudiantes? El registro fue realizado mediante grabación digital.
Las entrevistas proporcionaron información sobre las creencias, convicciones
y percepciones de los docentes sobre la evaluación. Con el n de complementar
y contrastar el carácter subjetivo y normativo de las percepciones, se realizó un
relevamiento fotográco de trabajos de los estudiantes. Para ello se le solicitó a cada
docente, con antelación a la visita, que seleccionase tareas o consignas de evalua-
ción que hubiese propuesto a los estudiantes y que, además, para cada una de ellas
56 Pedro Ravela
eligiese tres ejemplos de trabajos realizados por buenos alumnos, tres de alumnos
medios y tres pertenecientes a alumnos de bajo rendimiento. El procedimiento se-
guido permite armar que se trata de propuestas que tienen un sesgo hacia lo mejor
de cada maestro, dado que tuvieron la oportunidad de evitar entregar propuestas
que considerasen defectuosas.
El cuestionario autoadministrado estuvo destinado a recoger informa-
ción sobre el grado de conocimiento y uso de los resultados de evaluaciones
estandarizadas.
Como resultado de este relevamiento se conformó un banco de información
integrado por 158 archivos de audio digital, 4360 registros fotográcos de propues-
tas de evaluación y trabajos de estudiantes y 158 cuestionarios autoadministrados.
LAS TAREAS DE EVALUACIÓN Y SUS CONSIGNAS
DISCUSIÓN TEÓRICA
Las tareas que los maestros proponen a sus alumnos para evaluar el aprendizaje
constituyen uno de los mejores indicadores del currículo implementado: muestran
qué es lo que los maestros valoran e indican a los estudiantes qué conocimientos
y desempeños es importante alcanzar. Si las tareas requieren principalmente la
memorización de conceptos y fechas, hacia allí estará orientado el esfuerzo de los
estudiantes. Si en matemática se pide únicamente la realización de operaciones
aritméticas, eso es lo que los estudiantes aprenderán.
La evaluación no puede impulsar el aprendizaje si se basa en tareas o
preguntas que distraen la atención de los verdaderos objetivos de la en-
señanza [. . .] si queremos que los estudiantes sean capaces de razonar y
usar el conocimiento cientíco, entonces debemos darles la oportunidad
de explicar cómo funcionan las cosas, realizando investigaciones y elabo-
rando explicaciones con sus propias palabras [. . .]. (Shepard, 2008: 21)
Es importante señalar que las reexiones contenidas en este apartado, focalizado
en el análisis de las tareas de evaluación, aplican tanto a las evaluaciones de ca-
rácter formativo como a las que están dirigidas a la certicación.
Shepard menciona una investigación realizada en los años noventa en Estados
Unidos que reportó que el 95% de las preguntas de prueba incluidas en libros de
texto de matemática evaluaban información elemental, lculos y uso de algo-
ritmos y fórmulas en problemas rutinarios. Apenas el 5% de las tareas evaluaba
habilidades de pensamiento y conocimiento conceptual de alto nivel (34).
El carácter puramente escolar y poco complejo de las tareas a través de las
cuales se enseña y evalúa ha dado lugar a enfoques teóricos que enfatizan la ne-
cesidad de que las tareas escolares intenten reejar contextos reales, propios de la
vida personal y social.
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 57
Debe proponerse actividades que impliquen desafío para los alumnos,
contextualizadas, con sentido, de manera que se resuelvan por su valor in-
trínseco. Es imprescindible atender al factor motivacional que potencia el
desempeño en la resolución de la situación planteada. Las situaciones que
no impliquen atractivo, que no comprometan social ni cognitivamente,
pretendiendo un valor extrínseco inherente a la evaluación, no pondrán
en juego la competencia real del alumno y, por lo tanto, los resultados
no reejarán los logros posibles [. . .] Las situaciones de evaluación serán
situaciones de producción, de resignicación de conocimientos, no sólo
de reproducción [. . .] Tratan de resolver problemas reales y se constitu-
yen, en la medida de lo posible, en procesos de resolución de problemas
genuinos y consistentes en el campo de conocimientos de que se trata
(Menéndez, 1999: 20).
En la didáctica de la lengua, desde el enfoque comunicacional, se enfatiza la pro-
moción de la lectura de textos reales (etiquetas, carteles, libros) y la escritura de
textos en situaciones comunicacionales reales y con destinatarios reales (en lugar
de las tradicionales «composiciones» o «redacciones» cuyo destinatario principal
es la maestra).
El estudio internacional PISA, uno de los s reconocidos a nivel interna-
cional, utiliza exclusivamente actividades de evaluación que se derivan de una
situación o contexto propio de la vida real: un experimento cientíco, problemas
derivados del calentamiento global o la clonación, el uso de conocimientos ma-
temáticos para analizar un artículo periodístico, entre otros. En cada una de las
áreas que evalúa (lectura, matemática y ciencias) los contextos en que se utilizan
los conocimientos son uno de los componentes centrales del marco conceptual de
las pruebas, que están organizadas en conjuntos de entre cuatro y seis preguntas
relacionadas con una misma situación.
Uno de los términos acuñados para designar este tipo de tareas o consignas
es «auténtico». De acuerdo con W iggins (1998: 22-30), una actividad auténtica se
caracteriza por reproducir los modos en que las personas usan el conocimiento en
situaciones reales. Las tareas auténticas tienen las siguientes propiedades:
a. Propósitos: la tarea tiene una nalidad denida, un producto o una meta
a alcanzar.
b. Destinatarios o audiencias: las actividades están dirigidas a interlocutores
reales, que pueden percibir sus resultados y opinar sobre ella.
c. Incertidumbre: requieren enfrentar y resolver problemas poco estructu-
rados y que pueden tener más de una solución (por oposición al típico
«problema» escolar, que incluye todos los datos necesarios y sólo los nece-
sarios, y que tiene una única solución posible).
d. Restricciones: en la vida real existen siempre limitaciones, lo que hace
necesario idear alternativas y tomar decisiones acerca del camino más
apropiado o menos malo, en las condiciones dadas.
58 Pedro Ravela
e. Repertorio de recursos cognitivos: las situaciones, productos y problemas
de la vida real en general no se resuelven a través de un conocimiento o
procedimiento especíco (como la mayoría de las situaciones escolares)
sino que requieren de la activación simultánea de varios de ellos, proba-
blemente adquiridos en distintos momentos y disciplinas.
Ejemplos de tareas auténticas son realizar una investigación cientíca o histórica,
escribir un artículo periodístico, diseñar un producto para un destinatario y una
nalidad reales, desarrollar una propuesta organizativa para un emprendimiento
real, establecer una estrategia de comunicación para promover una agenda social,
producir y realizar una obra de teatro, entre otras. Solamente a través de este tipo
de desempeños reales, dirigidos a audiencias reales, los conocimientos y habili-
dades que enseñamos en las escuelas pueden tener sentido para los estudiantes
(Wiggins, 1998: 34-42).
Es importante señalar que, en rigor, estamos hablando de situaciones propias
del mundo real. Por denición, la escuela no es el mundo real (aunque es parte
del mismo). Por tanto, la mayor parte del tiempo las situaciones y actividades se
dan en un contexto escolar. Lo importante es que, en dicho contexto, se trabaje
en el tipo de situaciones a las que normalmente se enfrenta un ciudadano, un cien-
tíco, un trabajador o un artista.
Las actividades auténticas tienen dos virtudes principales: exigen un nivel de
pensamiento complejo y resultan motivadoras y desaantes para los estudiantes.
«Las tareas auténticas que requieren un pensamiento de s alto nivel y una
activa solución de problemas, también incrementan la motivación del estudiante
porque son intrínsecamente más interesantes que la memorización o la aplicación
de procedimientos sencillos.» (Shepard, 2008: 34)
Lo antedicho no implica que no sea apropiado, en determinados momentos,
trabajar en torno a conocimientos y procedimientos «puros», sin contexto. La
escuela, en misma, es un tipo de contexto real, con sus propias demandas
y exigencias. Del mismo modo, las disciplinas son contextos, comunidades
de personas nucleadas en torno a un cuerpo de conocimientos, con sus pro-
pias reglas y demandas. Es legítimo, entonces, que en la escuela se trabaje con
situaciones puramente «intra-disciplinares», así como en situaciones propias
de la gica escolar (como lo es una prueba). El problema se plantea cuando
el conocimiento se escolariza completamente y pierde todo vínculo con las
formas de producción y de uso en situaciones propias del mundo real. Cuando
esto ocurre, el conocimiento pierde sentido, los estudiantes no entienden «para
qué sirve» lo que se les enseña y, como consecuencia, pierden su motivación (o
la misma se reduce a la obtención de buenas calicaciones). Rápidamente se
acostumbran a un conjunto de «reglas» de los problemas escolares: siempre hay
que hacer cuentas, siempre hay que usar todos los datos, siempre hay una única
solución. Finalmente, aprenden la regla de juego principal: lo importante es
dejar satisfecho al docente.
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 59
EVIDENCIA EMPÍRICA
La información recogida en 160 aulas de 6° grado de Primaria de ocho países lati-
noamericanos, muestra que la presencia de actividades de evaluación que puedan
ser consideradas auténticas es residual. En matemática predominan las activida-
des de evocación de conceptos y propiedades o de realización de operaciones sin
contexto alguno (guras 1 a 5). En algunos casos, se trata de complicadas opera-
ciones con raíces y potencias (guras 4 y 5), ante las cuales uno no puede evitar
preguntarse si tiene sentido resolverlas manualmente en la era de la informática.
Simultáneamente, nunca se proponen situaciones reales en que dichas operacio-
nes sean necesarias.
Un segundo tipo de actividades matemáticas aparentan tener un «contexto»,
porque no plantean directamente la realización de operaciones, sino que tienen
«letra» de problema (guras 6 y 7). Pero se trata de actividades simples que se
Figura 1
60 Pedro Ravela
Figura 2
resuelven con una sola operación y con los datos dados, y que tienen poca rela-
ción con el uso del conocimiento matemático en la vida real (no es común que
alguien ponga atención en que comió cinco novenos de un chocolate). La gura
6 es particularmente interesante. En la imagen se muestran dos consignas, pero
la propuesta incluía varias más, todas iguales, modicando la cantidad de metros
y la cantidad de moños. Estas actividades muestran que «el hábito no hace al
monje»: el hecho de que en la formulación de una tarea se incluyan referencias a
elementos de la realidad, no hace de la situación algo auténtico.
En tercer lugar, fue posible identicar intentos fallidos de formular situacio-
nes plausibles desde el punto de vista real. La gura 8, perteneciente a un libro de
texto, es un ejemplo interesante. La consigna intenta que el estudiante reexione
sobre diversos aspectos: qué es lo que se le pide, qué datos se le ofrecen, qué
operaciones necesita realizar (una sola operación), para que, nalmente, dé una
respuesta. La consigna contiene errores. Pide una transformación de decímetros
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 61
Figura 3
Figura 4
62 Pedro Ravela
cúbicos a milímetros, a secas. El estudiante transforma la expresión milímetros en
mililitros, tal vez a instancias de la maestra, que puede haber detectado el error
(note el lector que un milímetro cúbico no es igual a un mililitro, ya que la mi-
lésima parte de un litro es un centímetro cúbico). El alumno no realiza ninguna
operación, pero su trabajo es calicado con un «muy bien» por su maestra.
La primera duda que surge, desde el punto de vista de la autenticidad de la
consigna, es si el nance se envasa en botellas de 8 litros (el nance es una varie-
dad de café de grano amarillo, que se cultiva en zonas cálidas de Costa Rica).
No parece razonable, pero podría ocurrir. La segunda duda es por qué utilizar
decímetros cúbicos y mililitros como unidades de medida. ¿Alguien las utiliza
hoy en la industria, el comercio o la ciencia? En mi vida sólo he visto el uso de
hectolitros, decilitros y decámetros en las escuelas. Si el objetivo es trabajar la ha-
bilidad para transformar unidades de medición, ¿por qué no trabajar con bytes,
kilobytes, megabytes y gigabytes? Estas unidades de medida se utilizan todo el
Figura 5
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 63
Figura 6
Figura 7
64 Pedro Ravela
Figura 8
Figura 9
tiempo y uno podría imaginar cientos de problemas concretos y reales vincula-
dos con tamaños de archivos, espacios de almacenamiento en discos y velocidad
de transferencia de datos (por ejemplo, la cantidad de canciones que se puede
archivar en un disco determinado o el tiempo que requiere «bajarla» de Internet).
Finalmente, tanto esta consigna como la que le sigue, referida a 2237 litros de
leche, confunden la capacidad de la botella con el espacio que ocupan. Cuando
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 65
en la segunda consigna se pregunta qué volumen en metros cúbicos ocuparán las
botellas, se presupone que las botellas son cubos que no ocupan más espacio que
el que contienen en su interior. Pero en una situación real, si alguien necesita esti-
mar cuánto espacio será necesario para almacenar las 2237 botellas, se encontrará
con que necesita más espacio, simplemente debido a la forma de las botellas.
A lo largo de los registros es posible encontrar muchas intentos similares, de
construir situaciones «reales», que no resisten un análisis de sentido común.
Las guras 9 y 10 muestran lo más aproximado a situaciones auténticas que se
encontró en los más de 4000 registros. En un caso, las maestras toman información
del mercado de telefonía celular. En el segundo, la situación elegida es un paseo
de n de año. En ambos casos se trata de situaciones plausibles en la vida real, a
partir de las cuales se solicita a los estudiantes varias tareas, que requieren del uso
de distintos conceptos y habilidades matemáticas, así como la reexión sobre los
procedimientos seguidos.
En lenguaje predomina la evaluación de conocimientos gramaticales, especial-
mente en Costa Rica (guras 11 y 12) y el uso de la «composición» o «redacción»,
un género puramente escolar (guras 12 a 14). Nótese la consigna «amo la vida»
en la Figura 12, IV Parte. No existe ninguna especicación acerca de la extensión
del texto, sus propósitos o destinatarios. Las únicas indicaciones acerca de las
características que debe tener el texto son normas gramaticales. Ante esta con-
signa, uno podría escribir «Amo la vida porque es hermosa». Esta frase cumple
Figura 10
66 Pedro Ravela
Figura 11
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 67
Figura 12
68 Pedro Ravela
Figura 13
Figura 14
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 69
con todos los requisitos establecidos para la tarea: es un texto, no tiene errores,
usa mayúscula y puntuación, no repite ideas. El único problema que podría tener
es que la escritura no fuese legible. Como contraste, las guras 15 y 16 muestran
dos propuestas de escritura con mayor sentido y complejidad (aunque carecen de
contexto, propósito y audiencia explícitos).
Las actividades de lectura suelen estar propuestas a partir de textos poco com-
plejos y de relevancia social al menos discutible, con preguntas poco agudas que
no promueven una reexión en profundidad sobre los textos (guras 17 a 19).
Dan lugar a «explicaciones» tales como «trata de una escuela» (gura 17); a «con-
clusiones» centradas en cómo pronunciar las letras y mejorar la caligrafía (gura
18); y a «análisis personales» tan poco analíticos como «Esta historia me gustó
porque conocí una cultura en una isla llamada H aití» (gura 19). En Argentina
y Uruguay fue posible encontrar propuestas de lectura s relevantes y com-
plejas, que incluyen el uso de noticias de prensa (gura 20), textos informativos
auténticos (gura 21) y literatura de cierta complejidad (véase el texto de K afka
en la gura 22). Por otra parte, es notoria la mayor agudeza de las preguntas que
formulan los maestros (guras 20 y 23).
En síntesis, a pesar del énfasis que el discurso pedagógico pone en el pensa-
miento crítico y en la importancia de la reexión, en las aulas predominan las
propuestas de corte netamente escolar, sin contexto real plausible, de discutible
relevancia y cuya resolución requiere procesos extremadamente simples.
LA EVALUACIÓN FORMATIVA Y LAS DEVOLUCIONES
A LOS ESTUDIANTES
DISCUSIÓN TEÓRICA
La evaluación formativa es parte del proceso de enseñanza y su propósito es ayu-
dar al estudiante a avanzar en el aprendizaje. Según armamos antes, aunque en
el discurso predomina la valoración positiva de la evaluación formativa, ello no se
ve reejado en la práctica. «La mayoría de los maestros en servicio tiene sólo un
conocimiento limitado de estrategias de evaluación formativa, y sigue pensando
en la evaluación como un proceso que sirve principalmente para calicar.» (Linn,
2000: 17)
Para que exista evaluación formativa son indispensables dos elementos: una
buena explicación de qué es lo que se espera que el estudiante logre y una buena
devolución9 a lo largo del proceso de trabajo para alcanzar dichos logros. Según
indicamos antes, no nos detendremos en el primero de estos dos elementos. Sim-
plemente consignaremos un par de citas sobre su importancia.
9 Utilizaremos el término «devolución» como traducción del término anglosajón «feedback», si bien
muchos autores preeren utilizar el término «retroalimentación».
70 Pedro Ravela
Figura 15
Establecer objetivos claros para aprendizaje por parte del estudiante im-
plica mucho más que anunciar una nalidad de la enseñanza para que
los estudiantes la contemplen. También requiere la elaboración de los cri-
terios mediante los cuales será juzgado el trabajo del estudiante. ¿Cómo
sabrán el maestro y el estudiante que se ha entendido un concepto? ¿Cómo
se evaluará la capacidad del estudiante para defender un argumento? (19)
Sin objetivos, sin metas, sin una nalidad que cumplir, no hay nada que
evaluar. Lo que equivale a decir que si los objetivos del proceso de ense-
ñanza no se conocen, o son vagos o nebulosos, la evaluación será sólo una
actividad ritual. (Meza, 1991: 14)
En una primera aproximación conceptual al tema que nos ocupa en este apar-
tado, Tunstall y Gipps (1996) distinguen dos tipos: la devolución valorativa y la
devolución descriptiva. La primera asume la forma de juicios de valor, que se ex-
presan de distintos modos y que, normalmente, son de carácter comparativo con
el resto de los alumnos. La segunda asume la forma de referencias especícas a
los logros o progresos de los alumnos, en relación con los desempeños esperados.
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 71
Figura 17
Figura 16
72 Pedro Ravela
Figura 18
Figura 19
Figura 18
La devolución valorativa se expresa a través de manifestaciones de aprobación o
desaprobación. Está orientada a los aspectos afectivos, motivacionales y de esfuerzo
en el aprendizaje. La devolución descriptiva se expresa a través de la especicación
de los logros o progresos del alumno y ofrece modelos de trabajo o de acción, o
procedimientos para la revisión y corrección por parte del alumno (189).
Shepard (2008) sugiere que es más formativa la devolución de tipo des-
criptivo que la valorativa. «Es más probable estimular el aprendizaje cuando la
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 73
retroalimentación se enfoca en ciertos aspectos de la tarea y destaca los objetivos
de aprendizaje.» (25) Según este autor, la evidencia derivada de la investigación
muestra que es un error común de muchos docentes hacer siempre elogios para
estimular a los estudiantes, aún cuando su trabajo no sea bueno. «El modelo de
evaluación formativa, consistente con la literatura cognitiva, demuestra que la
retroalimentación es especialmente ecaz cuando dirige su atención a cualidades
particulares del trabajo del estudiante en relación con criterios establecidos y
proporciona una guía sobre qué hacer para mejorar.» (25)
Wiggins (1998, 46-53) va un poco más allá y realiza una interesante distinción
entre tres conceptos: valoración, orientación y devolución propiamente dicha. La
valoración tiene lugar cuando entregamos a los alumnos juicios de valor acerca de
su trabajo, sea en la forma de calicaciones, sea a través de expresiones tales como
«te felicito», «debes esforzarte más», «insuciente», etcétera. La orientación consis-
te en consejos o sugerencias acerca de cómo mejorar el trabajo. La devolución es
información que le permite al alumno comparar lo que intentó lograr con lo que
efectivamente hizo. Cuanto más autoevidente sea la devolución, mejor será, porque
ayudará al estudiante a darse cuenta por sí mismo de lo que ha logrado y lo que
todavía no.
Muchos educadores parecen creer que la devolución signica brindar a los
estudiantes mucha aprobación y un poco de desaprobación y consejo [. . .] Es
importante elogiar a los estudiantes porque los satisface y los anima. Los elo-
gios te mantienen en el juego; pero sólo la devolución real te ayuda a mejorar
[. . .] La devolución es información sobre como una persona se desempeñó, a
la luz de lo que intentó hacer —intento contra efecto [. . .]. (46)
Un error todavía más común es la visión de que devolución es lo mismo
que orientación. Devolución y orientación son cosas muy diferentes; re-
presentan partes complementarias de un sistema de auto-corrección. La
devolución te dice lo que resultó de tu acción; la orientación te dice como
mejorar la situación [. . .] En general tendemos a dar demasiada orienta-
ción y poca devolución. De hecho, muchas veces saltamos por encima de
la devolución y vamos directamente a dar consejos [. . .]. (50-51)
Para ilustrar su concepción de la devolución, propone el siguiente ejemplo. Un
maestro técnico está enseñando en un curso de soldadura. Entrega a sus estu-
diantes una serie de instrucciones para construir un ángulo recto con metal y
los criterios que debe cumplir el producto. Les indica que cuando crean que han
nalizado, escriban su nombre en el ángulo que hicieron y lo depositen en una
gran mesa de trabajo ubicada al frente del salón. A medida que terminan, los
estudiantes escriben sus nombres en sus ángulos y se acercan decididos a la mesa.
Pero, al acercarse, ven que sobre ella están dispuestos en hilera una gran cantidad
de ángulos hechos por alumnos de cursos anteriores, ordenados desde los más
desprolijos hasta los mejor logrados. Antes de depositar el suyo sobre la mesa, los
estudiantes lo miran y lo comparan con los que están allí. Muchos vuelven a su
mesa de trabajo y comienzan nuevamente su trabajo (50).
74 Pedro Ravela
Figura 20
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 75
Éste es, según Wiggins, un ejemplo del mejor tipo de devolución formativa.
No hay juicios de valor, no hay elogios ni críticas. Se trata simplemente de un dis-
positivo que permite que el propio estudiante compare lo que hizo con lo que se
propuso hacer. Obviamente, es relativamente sencillo montar un dispositivo de esta
naturaleza en una producción material. Es más difícil llevar esta idea al plano de
la producción intelectual. Un camino posible es hacer que los estudiantes analicen
tres trabajos escritos, uno muy bueno, uno intermedio y uno insatisfactorio, para
luego comparar y analizar el propio trabajo. Otro camino es emplear rúbricas que
permitan al estudiante autoevaluar distintas dimensiones de su trabajo.
EVIDENCIA EMPÍRICA
A lo largo de los varios miles de tareas revisadas, se encontró casi exclusivamente
devoluciones de tipo valorativo: marcas de acierto o error, calicaciones, felici-
taciones, indicaciones de que algo es incorrecto. Casi no existen devoluciones
descriptivas y reexivas en los trabajos escritos. Si el lector vuelve sobre las guras
presentadas, encontrará esto en todas las que tienen algún tipo de devolución o
Figura 21
76 Pedro Ravela
marca escrita del maestro. Hay una sola excepción sumamente interesante. En la
gura 24 es posible observar una serie de comentarios y preguntas del maestro
al estudiante: «¿por qué aparecen entre comas?», «puede ser», «¿lo llama de algún
modo especial?», «¿qué cosa te lo podría asegurar», ¿de quién habla ahí?». Se trata
de un maestro excepcional que, de un modo muy sencillo pero sistemático, escri-
be a todos los estudiantes, incluidos aquéllos que resuelven las tareas de manera
correcta, este tipo de comentarios que invitan a la reexión. Este mismo maestro,
en matemática, ante ejercicios bien resueltos, formula por escrito preguntas tales
como «¿y qué hubiese pasado si en vez de tal cifra hubiese sido tal otra?». En la
entrevista este maestro explicó su enfoque en los siguientes términos:
Les devuelvo los trabajos con preguntas. Generalmente resalto alguna
cosa que no se tuvo en cuenta. Por ejemplo, el otro día les había dado una
propuesta de evaluación con fracciones a las que les faltaba el numerador
o el denominador y les pedía que las completaran para que la fracción
fuera mayor a 1. Entonces la devolución sería una pregunta como «¿qué
pensás sobre esto?». Es una pregunta para que reexionen y puedan volver
sobre el tema con un objetivo concreto. (E15-URU)
En contraposición con lo que hace este maestro, es llamativa en las guras 17 a 19, la
presencia de respuestas absolutamente simples, que no merecieron ningún comentario
del maestro que promoviese una ampliación del horizonte de reexión del estudiante.
Se podría suponer que la mayoría de los maestros realizan devoluciones
descriptivas y formativas de manera oral y no escrita. En las entrevistas en pro-
fundidad se preguntó a los maestros de qué modo trabajan con los estudiantes a
partir de una evaluación y qué hacen con los resultados de la misma. La evidencia
recogida permite identicar dos modalidades principales de devolución.
En primer lugar, muchos maestros explican que la devolución consiste en
señalar a los alumnos los errores cometidos en forma escrita u oral. Según se
desprende de los pasajes que siguen y de los trabajos incluidos en las guras
presentadas más arriba, se trata de correcciones directas a tareas simples, que no
admiten alternativas de resolución.
- Les devuelvo los trabajos y les hago ver las equivocaciones, las palabras
mal escritas. (E13-SAL)
- En las redacciones se les devuelve en un círculo lo que está mal para que
encuentren el error. Les doy indicaciones: busque en el diccionario. Tam-
bién uno va corrigiendo automáticamente la ortografía. Si hay errores de
secuencia se les hace un comentario. (E3-CRI).
- Explico en forma general dónde están las fallas y ellos siguen en sus eva-
luaciones escritas [. . .] (En lenguaje) comunico dando sugerencias en el
propio trabajo. Si hay muchos errores, lo mando a hacer de nuevo. Señalo
los errores con un círculo. (E16-PER)
En segundo lugar, es interesante la amplia presencia del recurso a estímulos, premios
y exhortaciones a un mayor esfuerzo. La idea implícita es que el problema principal es
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 77
Figura 22
Figura 23
78 Pedro Ravela
el esfuerzo de los alumnos. Esta postura reeja ausencia de percepción acerca de los
procesos cognitivos de los alumnos y de sus dicultades. Como consecuencia, genera
ausencia de modos de intervención oportunos para ayudar al alumno a superar sus
dicultades. Se confunde evaluación y devolución con motivación y estímulo.
- Doy estímulos positivos diciéndole «tú puedes». (E4-CRI)
- A cada quien se le entrega su papel, su trabajo. Ahí va su nota [. . .]
Cuando amerita, por ejemplo un alumno que nunca sale bien, le digo «lo
felicito, mi amor». Y así se motiva. (E5-SAL)
- Se les entrega la papeleta [. . .] Se les pone alguna observación. Por
ejemplo al niño que ha trabajado muy bien se le pone una felicitación. Al
que ha salido mal le pongo «necesitas esforzarte un poco más», «tu tarea
no ha estado completa», «muy bien, te felicito». Siempre nota. (E15-SAL).
Figura 24
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 79
- Todo trabajo tiene validez. Si bien es cierto que hay niñas que no tra-
bajan como uno espera, no es correcto decirles que su trabajo está mal.
[En esos casos] yo pongo un cartelito «Revisado» y luego cartelitos que
dicen, «Corrige ortografía», «Entregue su trabajo ordenado», «Dedíque-
se», «Debe mejorar», para algunos tengo sellos. (E18-GUA).
- En las escritas le doy los puntos obtenidos y algunos comentarios tales
como «esto no es así», «repasa más la resta». [En lenguaje] les hago comenta-
rios escritos en el borrador de redacción y evalúo todo el proceso incluyendo
borrador y nal. Entrego la hoja nal con la nota y algún comentario de ser
necesario. (E5-PER)
- Si mejoran al nal les ofrezco premios [. . .] Les digo que si mejoran les
daré juguetes [. . .] chocolates [. . .] (E9-GUA)
En resumen, en consonancia con lo que se expresa en la literatura sobre el tema,
la mayoría de los maestros tiende a dar a sus alumnos mucha devolución de carác-
ter valorativo, a veces a través de calicaciones, a veces de expresiones orientadas
a la motivación, y poca descripción de lo producido por el alumno, poca orien-
tación y pocas oportunidades para reexionar sobre las tareas y sus dicultades.
La visión del aprendizaje subyacente es que éste depende sobre todo del esfuerzo
(lo cual en parte es cierto), pero desconoce la importancia y peculiaridad de los
procesos cognitivos de los estudiantes.
EL SINSENTIDO DE LAS CALIFICACIONES
DISCUSIÓN TEÓRICA
Según se explicó al inicio de este texto, calicar el trabajo de los alumnos res-
ponde a una función social: certicar que un estudiante ha logrado un conjunto
de capacidades y conocimientos, que constituyen el propósito de un período de
formación. A través de la certicación, lo que ocurre en el aula sale de ese ámbito
aislado y se hace público: se comunica a las familias de los alumnos, al resto de
los educadores y a la sociedad.
En el nivel terciario es dónde la necesidad de esta función aparece con ma-
yor claridad: una institución educativa que otorga un título de médico está
haciéndose cargo ante la sociedad de que la persona posee los conocimientos
y herramientas necesarios para desempeñar esa función. En niveles inferiores,
cuando un estudiante aprueba un nivel, el sistema educativo está diciendo al
resto del propio sistema que el estudiante ha alcanzado los conocimientos y capa-
cidades necesarias para continuar estudios en el nivel siguiente10.
La certicación, en tanto constancia escrita, suele plasmarse a través de punta-
jes, categorías o calicaciones. En teoría, cada categoría o calicación sintetiza o
10 Lo cual no implica asumir como único modelo educativo válido el que organiza la escolaridad en
grados anuales.
80 Pedro Ravela
representa un determinado nivel de conocimientos y capacidades alcanzado por el
estudiante. Como veremos enseguida, esto no es así, ya que los caminos por los cuales
los docentes llegan a establecer las calicaciones son variados, arbitrarios y confusos.
Desde el punto de vista conceptual, hay tres enfoques principales para estable-
cer los juicios de valor que dan lugar a las calicaciones: normativo, de progreso y
criterial (Ravela 2006, 43-49).
Una calicación tiene carácter normativo cuando el juicio de valor acerca del
desempeño de un estudiante se construye a partir de la comparación con el resto
del grupo. Un alumno con desempeño mejor que el resto, recibirá una calicación
alta. Este enfoque predominó durante mucho tiempo en los sistemas educativos.
Está vinculado a una concepción selectiva de la enseñanza (identicar y reco-
nocer a los mejores estudiantes) y presupone que la motivación principal de los
estudiantes radica en el deseo de destacarse y en la competencia con los demás.
El problema principal de este enfoque es que promueve la confusión entre mejor y
bueno. El mejor estudiante de un grupo en una determinada escuela puede tener
un desempeño pobre en relación con lo que ocurre en otras escuelas o en relación
con los conocimientos y capacidades esperados.
El enfoque de progreso implica construir el juicio de valor sobre el desempeño
del estudiante a partir de la comparación con su propio punto de partida. Un
estudiante que mejoró mucho, recibirá una calicación alta. Este enfoque está
vinculado a una visión del aprendizaje como un proceso que tiene lugar de distin-
tos modos y con distintos ritmos, según los individuos. Presupone como fuente
de motivación principal el deseo de superación personal: el estudiante «compite
consigo mismo» para mejorar. Un riesgo de este enfoque es que no necesariamen-
te asegura que el estudiante logre los aprendizajes esperados. Un segundo riesgo,
según veremos enseguida, es que puede propiciar la confusión entre progreso y
esfuerzo, que son cosas diferentes.
El enfoque es criterial cuando el juicio de valor sobre el desempeño del estu-
diante se construye a partir de la comparación de su desempeño con un conjunto
bien denido de conocimientos y capacidades que debe dominar. El énfasis está
puesto en los propósitos de la acción educativa en un curso, en aquello que se
espera que los estudiantes logren. Requiere describir distintos niveles de desem-
peño, algunos considerados aceptables y otros no. Presupone la motivación de
los estudiantes por alcanzar un buen nivel de dominio de la disciplina o materia.
Desde la perspectiva de la función de certicación de la evaluación, tal como
fue presentada en este texto, las calicaciones deberían estar basadas en un
enfoque criterial. Cada categoría de calicación debería estar vinculada a una
descripción de desempeños. Sin embargo, no es común encontrar buenas des-
cripciones de los desempeños esperados de los estudiantes ni en los programas de
estudio, ni en las planicaciones de los maestros.
El principal problema de las calicaciones es, justamente, que los logros a
alcanzar no suelen estar denidos con claridad. Según mostraremos enseguida,
los documentos normativos de los países establecen la escala de calicaciones y, a
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 81
veces, los procedimientos e instrumentos que deberá emplear el maestro, así como
su peso relativo en la calicación. Pero no especican qué es lo que se espera de un
alumno para que sea considerado aceptable, destacado o insuciente y reprobado.
En estas condiciones y teniendo en cuenta su importancia social, la calica-
ción muchas veces deja de ser una instrumento de certicación y se transforma en
un instrumento de disciplinamiento por parte del docente. Esto puede tergiver-
sar el sentido de la labor educativa, colocando a las calicaciones como el objetivo
central y desplazando al aprendizaje (o limitándolo a aquello que será objeto de
calicación). Este problema no se puede resolver eliminando las calicaciones
sino empleándolas de manera apropiada.
Shepard (2008) plantea esta problemática en los siguientes términos:
La evaluación sumativa y la calicación constituyen una seria amenaza para
los objetivos de aprendizaje declarados por la evaluación formativa [. . .] las
calicaciones pueden minar el proceso de aprendizaje de varias maneras
[. . .] los estudiantes concentran su atención y esfuerzo sólo en la porción
calicada del currículo [. . .] el uso de calicaciones como premio o como
castigo puede socavar la motivación intrínseca de aprender [. . .] aquellos
estudiantes para quienes los criterios de las calicaciones les parecen fuera
de su alcance pueden reducir su esfuerzo y su ulterior aprendizaje. (30)
Sin embargo, hay cierta evidencia de benecios cognitivos positivos de las
evaluaciones sumativas [. . .] lo más importante, los estudiantes parecen
estudiar y aprender más si esperan que les hagan una prueba [. . .] la ex-
periencia misma de presentar pruebas pone a los estudiantes a procesar
mentalmente el contenido, si bien esto depende mucho de la calidad de las
preguntas en la prueba (35, énfasis nuestro).
LA EVIDENCIA EMPÍRICA
En el marco del estudio se realizó un relevamiento de las normas de evaluación vi-
gentes en cada país y de los currículos de Primaria. En todos los casos existe una
normativa que dene el tipo de calicaciones que deben ser utilizadas (puntajes, cate-
gorías, números, letras). Algunas normativas establecen también los procedimientos
de evaluación que deben ser implementados y los pesos que cada uno debe tener en la
calicación nal de un estudiante. En ninguno de los países se encontraron denicio-
nes de las calicaciones en términos de los desempeños o conocimientos especícos
que corresponden a cada una de ellas. Veamos algunos ejemplos.
En Costa Rica el docente debe calicar a cada estudiante a través de un pun-
taje en una escala de 0 a 100, que se conforma de la siguiente manera:
t 50% con resultados de pruebas objetivas.
t 30% con la observación del trabajo cotidiano.
t 15% con la valoración del trabajo extra clase.
t 5% con el «concepto» del docente sobre el estudiante.
82 Pedro Ravela
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 83
84 Pedro Ravela
En El Salvador se debe dar a cada estudiante una calicación trimestral, que debe
resultar del promedio ponderado de tres tipos de actividades:
t Una actividad integradora de resolución de problemas o de aplicación de
contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales (35%).
t La revisión de cuadernos, trabajos grupales y tareas (35%).
t Una o más pruebas (30%).
En Guatemala rige una escala numérica de 1 a 100 puntos, con cuatro categorías:
t Excelente: cuando el estudiante alcanza entre 90 y 100 puntos en las acti-
vidades de evaluación registradas.
t Muy bueno: entre 80 y 89.
t Satisfactorio: entre 70 y 79.
t Debe mejorar: cuando el alumno logra menos de 70 puntos.
En México se utiliza una escala de 5 a 10 puntos, siendo 6 la nota de aprobación.
La calicación nal de cada asignatura es el promedio de las calicaciones par-
ciales que el docente debe asignar en cinco momentos del año. En Uruguay se
emplea una escala de 13 categorías, que van desde el «deciente» hasta el «sobre-
saliente». La calicación para aprobar es «bueno».
Como se puede apreciar, los formatos y escalas de calicación dieren entre
los distintos países. Pero todos tienen una propiedad en común: no incluyen
descripciones de qué debe saber y ser capaz de hacer un estudiante para obtener
cada calicación. Como consecuencia, las mismas dependen principalmente
del juicio subjetivo del maestro. Nótese que, aún cuando se especiquen ins-
trumentos y ponderaciones, el grado de complejidad de las pruebas y tareas
dependen del docente.
[. . .] los criterios son diversos, a un mismo niño con el mismo conoci-
miento, uno le puede poner ocho y el otro maestro le puede poner diez o
algún otro puede decir que le pone siete, porque inuye mucho el criterio
de los maestros [. . .] (E5-MEX )
Preguntados acerca de los criterios que emplean a la hora de calicar a sus
estudiantes, los maestros indican que proceden de varias maneras. Algunos ela-
boran una suerte de algoritmo matemático para llegar a la calicación, lo cual
le da una suerte de «objetividad» al proceso, aunque esconde el problema de los
desempeños.
[. . .] que los alumnos resuelvan en parejas durante dos horas vale 50% de
la nota del mes. (E5-SAL)
[. . .] las calicaciones del examen las registro aquí en mi lista, y luego ya
eso sería una parcial y para la total tomo en cuenta, mi registro con sus
tareas, con sus trabajos; [para que al] nal de cuentas ya tenga tres cali-
caciones, las sumo y ya la sumatoria es lo total. (E8-MEX )
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 85
En cualquier materia, por ejemplo, yo tomo un valor en el examen de
siete puntos y tres puntos de escala, es una escala que llevamos aquí que
considera los trabajos, y tomando muchos otros puntos, por ejemplo la
asistencia, la disciplina, la puntualidad, higiene y varias actividades, les
damos un porcentaje para completar los tres puntos que son, más los siete
puntos del examen. (E19-MEX)
[. . .] con una escala numérica. No es la misma para todos [los trabajos]:
30 puntos, 10 puntos, 8 puntos. Esto con la traducción a una nota, por-
que ellos cuando ven la nota entienden más. Digo de tal puntaje a tal
tiene tal nota, de tal otro a otro tiene esta otra [. . .] (E3-URU)
Una parte de los maestros no utiliza instancias formales de evaluación tipo prue-
ba o examen para establecer las calicaciones, sino que éstas se derivan de un
juicio global que, supuestamente, es el resultado de todo lo que hace el alumno.
Dentro de este grupo de maestros que no utilizan pruebas formales, hay dos ca-
tegorías. Unos calican continuamente todas las tareas y actividades, a partir de
lo cual llegan a una calicación al nal del proceso.
Sumo todas las notas que tienen durante el trimestre. No hago pruebas
especícas para evaluar ni en matemática ni en lenguaje. (E5-PER)
[. . .] todas [las evaluaciones] son para calicar [. . .] todas se calican y
luego se promedian con la responsabilidad. (E15-PER).
[. . .] Todo lleva al resultado nal [calicación], hasta la asistencia [. . .]
El trabajo cotidiano que uno hace con los chiquitos, tareas cortas, tareas
extra clase [. . .] Todas las evaluaciones sirven para rever cómo seguir
trabajando y para calicar. (E2-CRI)
Otros no calican nunca los trabajos de sus alumnos. La calicación nal es el
resultado de «todo lo que yo sé del alumno».
No pongo evaluaciones para calicarlos, los pone nerviosos, no sirven.
Uso más las evaluaciones permanentes. (E9-URU)
Para calicar uso las evaluaciones de todos los as. La nota que va al
boletín es el resumen de todo lo que yo sé del alumno. No hago nada en
forma especial. (E18-URU)
Otro aspecto importante es que, a la hora de calicar, los maestros no tienen en
cuenta únicamente el desempeño, sino que consideran también aspectos actitu-
dinales (véanse los pasajes recién transcritos E19-MEX, E15-PER y E2-CRI). Los
testimonios que siguen lo hacen más explícito aún:
Evalúo constantemente: conducta, higiene, trabajo, participación, inte-
rés. (E6-GUA)
Calico lo afectivo, la colaboración, la participación, el aseo, cómo se
comportan, lo cognoscitivo. (E14-GUA)
Un tipo de evaluación que hago es evaluar conducta. Los niños son in-
quietos en conducta; hablan, no ponen atención. Me gusta fomentar
valores, la autoestima. (E5-CRI)
86 Pedro Ravela
A partir de una revisión de trabajos de investigación sobre el tema de las ca-
licaciones, Shepard (2008) señala que la consideración de factores ajenos al
desempeño a la hora de calicar, crean un «sesgo de buenos resultados» .
Los expertos dan argumentos en contra de considerar el esfuerzo, la ca-
pacidad y la actitud cuando se calica, porque minan la validez de las
calicaciones como indicadores de desempeño. Además, estos factores
crean desigualdades, invitan a los estudiantes a ngir y confunden a la
mayoría o a todos los públicos acerca del signicado de las calicaciones
[. . .] También debemos tomar en consideración si los maestros utilizan
calicaciones de esfuerzo para controlar la conducta de los estudiantes,
que no es lo mismo que crear un ambiente de aprendizaje que los motive.
(33, todos los énfasis en el original)
La práctica de promediar diversos factores y aspectos en las calicaciones, sin
distinguirlos, da lugar a una concepción de la «escuela como trabajo y esfuer-
zo». Los maestros generan así «un elaborado sistema para estar informados
del trabajo del estudiante, pero sin evaluar la calidad o el contenido de ese
trabajo» (33).
CONCLUSIONES
A lo largo de este artículo, hemos intentado construir una visión sobre el modo
en que se desarrolla la evaluación en las aulas de Primaria, apoyados tanto en
literatura sobre el tema como en evidencia empírica recogida en ocho países
latinoamericanos. Es importante recordar que la evidencia empírica recogida
tiene un sesgo hacia lo positivo, dado que corresponde a maestros de escuelas
que se encuentran en el promedio del país o por encima del mismo, quienes,
además, tuvieron la posibilidad de seleccionar los materiales que mostraron a
los investigadores.
Las consideraciones teóricas y la evidencia empírica presentadas permiten ilus-
trar y explicar por qué la evaluación es una actividad tan controvertida en el ámbito
educativo, según daban cuenta las expresiones recogidas por Caijao Restrepo entre
docentes, familias y estudiantes colombianos: «predomina la memorización de los
temas», «las formas de evaluación son anticuadas», los maestros no han «cambiado
los paradigmas», la evaluación es arbitraria y pone de maniesto «la preferencia
de los profesores hacia algunos estudiantes», los padres no entienden los reportes
de evaluación y creen que la misma «limita la creación y capacidad intelectual del
niño» y que «genera más conictos que solución a las dicultades».
En primer lugar, hemos discutido e ilustrado el problema de la excesiva
simplicidad de las actividades escolares (tanto las de evaluación como las de en-
señanza). Asumiendo que la evaluación que propone el maestro es un excelente
indicador de lo que enseña, es posible armar que la labor escolar, para la ma-
yoría de los niños de la región, está fuertemente centrada en tareas simples y
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 87
descontextualizadas, que no apelan al uso del conocimiento en situación, sino al
aprendizaje de rutinas. Hemos tenido también la oportunidad de ver propuestas
diferentes, más exigentes y reexivas, cuya presencia en las aulas es minoritaria,
pero que indican un camino por el que es posible y necesario transitar.
En este punto es importante señalar que el problema no radica en los cu-
rrículos, ya que éstos han sido modicados y actualizados (en una perspectiva
«constructivista») en prácticamente todos los países durante la última década. El
problema es que entre la «reforma curricular» en el papel y el cambio en las prác-
ticas en el aula hay un gran trecho. Modicar las prácticas de enseñanza requiere
mucho más que cambios en los programas de estudio. Requiere, principalmente,
de tiempos y espacios de formación en servicio en los cuáles los docentes tengan
la oportunidad de revisar sus prácticas con otros y experimentar alternativas,
según se indica en el cierre de este artículo. Uno de los problemas de la región
es que el diseño curricular es entendido como escritura de planes y programas,
pero no incluye otros aspectos centrales de una política curricular como guías de
apoyo a los docentes, instancias de formación en servicio, oportunidades para la
experimentación de los nuevos enfoques, entre otras.
En ausencia de actividades y metas de aprendizaje complejas, la evaluación
formativa inevitablemente «hace agua». Es difícil ofrecer a los estudiantes devolu-
ciones que inviten a la reexión y oportunidades de autorregulación de procesos
de aprendizaje, cuando éstos son de carácter mecánico y memorístico. Predo-
mina, en cambio, el recurso a frases motivadoras, la apelación al esfuerzo, la
indicación del carácter correcto o incorrecto de la respuesta dada, el señalamien-
to de errores y el uso permanente de la calicación de pequeñas tareas, como
forma de obtener «información» para la calicación nal.
Según fue posible observar, en la práctica la evaluación formativa y la evalua-
ción para la certicación se confunden permanentemente. Todas las actividades
y tareas reciben calicación. Las calicaciones nales no son el resultado de un
análisis sistemático de los desempeños de los estudiantes, sino de una suerte de
«hechicería» matemática que suma y promedia puntos de pruebas y actividades
diversas, a lo cual se agregan, en muchos casos, valoraciones de las actitudes de
los estudiantes o aspectos como la higiene personal. En forma paralela, una parte
menor de los maestros se saltea estos procedimientos y deriva las calicaciones
directamente de la impresión subjetiva que ha ido construyendo a lo largo del año,
acerca de cada uno de sus estudiantes. Más allá de que algunos maestros lo hagan
bien y otros mal, el procedimiento no deja de ser arbitrario y poco transparente
para los destinatarios de la información.
En este marco y en ausencia de descripciones claras de los desempeños es-
perados, es casi imposible que las calicaciones tengan un genuino sentido de
certicación. Como consecuencia, se transforman en algo ambiguo y poco pre-
decible, pero que por su peso social terminan constituyéndose en el eje de las
motivaciones de los estudiantes y de sus familias. Toda la actividad educativa
empieza entonces a girar en torno a este eje carente de sentido.
88 Pedro Ravela
Una agenda para enfrentar estos problemas, debería incluir la formación
en servicio y la orientación continua de los maestros, en torno a cuatro ejes
principales:
1. aprender a pensar y planicar los cursos y actividades en términos de los
desempeños que deben lograr los estudiantes, en lugar de en términos de
«temas a dar», y a comunicar de manera efectiva a los estudiantes cuáles
son dichos desempeños.
2. aprender a diseñar tareas auténticas y complejas, que exijan la utilización
del conocimiento y los procedimientos para la resolución de situaciones
planteadas en contextos plausibles en la vida real.
3. aprender a desarrollar dispositivos de devolución de carácter descriptivo,
reexivo y orientador, que ayuden a los estudiantes a autoevaluarse y a re-
exionar acerca de las respuestas que dan a las tareas y acerca de la calidad
de los que producen.
4. aprender a desarrollar dispositivos para denir calicaciones que estén ba-
sados en buenas descripciones de los desempeños esperados y en evidencia
empírica apropiada, que sean comprensibles para estudiantes y familias.
Ello incluye distinguir claramente la función de certicación de aprendi-
zajes de la formulación de juicios de valor sobre las actitudes y conducta de
los estudiantes.
El último de estos desafíos debería, en realidad, ser asumido previamente en el
nivel de conducción del sistema educativo, a través de un alineamiento explícito
entre los sistemas de calicaciones y descripciones de los niveles de desempeño
y comprensión que los estudiantes deben alcanzar. Sin este alineamiento, decir
que una determinada calicación es la mínima para aprobar o que otra reeja
un desempeño destacado, carece de todo sentido. Este paso debería ser anterior
a cualquier normativa sobre los procedimientos para establecer calicaciones.
Para terminar, es importante destacar que un proceso de cambio en estos ejes
sólo puede tener algún efecto en el marco de un espacio de formación y aprendi-
zaje para los docentes, en el que se les brinden oportunidades de reexión teórica
y experimentación práctica en torno al tema.
La investigación sobre el aprendizaje y desarrollo profesional de los
maestros nos proporcionan varios principios generales para respaldar el
cambio [. . .] necesitamos tratar a los maestros como personas que apren-
den, de la misma manera como les pedimos que traten a sus estudiantes
[. . .] debemos estar conscientes de que los maestros harán contribuciones
y también modicarán las herramientas y prácticas de la comunidad en
la que participan. Para que los docentes hagan cambios signicativos en
las creencias pedagógicas y en las prácticas concomitantes, ellos mismos
necesitarán experimentar y reexionar sobre nuevos procedimientos, en
el contexto de sus propias aulas. (Shepard, 2008: 42)
CONSIGNAS, DEVOLUCIONES Y CALIF ICACIONES 89
No existen atajos para el cambio en las prácticas educativas. Dicho cambio no
se producirá a través de reglamentaciones ni de lecturas. Tampoco se producirá
en lapsos cortos. Solamente se puede producir si existe un espacio institucional,
un esfuerzo sostenido y un acompañamiento apropiado que ayuden a «re-visar»
(volver a mirar con cierta distancia) las prácticas vigentes y a experimentar, en
forma progresiva y acumulativa, nuevas propuestas de evaluación en las aulas.
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... Como afirma Shepard (citado en Ravela, 2009): "Las tareas auténticas que requieren un pensamiento de más alto nivel y una activa solución de problemas, también incrementan la motivación del estudiante porque son intrínsecamente más interesantes que la memorización o la aplicación de procedimientos sencillos" (p. 58). ...
... (Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, 2015, p. 65) La realización de dichas actividades se adapta fácilmente y son indispensables dentro del desarrollo y logro de las competencias de los estudiantes de los diversos niveles en las cuales se desarrollen. Ravela (2009) indica: "Es importante señalar que, en rigor, estamos hablando de situaciones propias del mundo real. Por definición, la escuela no es el mundo real (aunque es parte del mismo)" (p. ...
... El propiciar estas actividades involucra a toda la comunidad educativa, dado que se desprende del contexto educativo a las periferias de su entorno con el cual se enriquece. Las actividades auténticas tienen dos atributos principales, los cuales le dan significancia, el primero que exige un nivel de pensamiento más elaborado y motiva y desafía a los estudiantes (Ravela, 2009). Con estas actividades se generan mayores aprendizajes desarrollando procesos complejos en los cuales el nivel de pensamiento sea más elaborado, así como la motivación y el interés en los estudiantes sea constante y elevado para el desarrollo de las situaciones auténticas. ...
... La pandemia de la COVID-19 afectó el curso de e-ISSN: 2708-5074 las acciones y desempeños que integran el nivel escolar y el nivel de la educación superior. Se requiere la implementación de una evaluación formativa (EF) que disponga docentes capaces de generar aprendizajes en estudiantes de los diferentes períodos y niveles formativos (Unesco 2020b; Pascual, López y Hamodic, 2019; López y Anijovich, 2017;Ravela, 2015). ...
... Después de indagar en diversas fuentes bibliográficas, es innegable que la EF, desde su origen, ha buscado favorecer la mejora del aprendizaje. Es así, que, en la educación básica, se precisan sus bondades respecto a promover un alto desempeño escolar (Bizarro, Sucari, y Quispe, 2019;Cardoner, 2016;Moreno, 2016;Ravela, 2015;Rosales, 2014;Perrenoud, 2008;Shepard, 2006). ...
... Pudo advertirse que las políticas de estado establecen pautas y mecanismos que pueden ser base para las instituciones educativas, pero se necesita que haya una contextualización y adaptación de estas propuestas, siempre en función de las necesidades y demandas en las distintas realidades educativas. A pesar de estar prescrita, la EF sigue siendo un reto respecto a su puesta en práctica en el Perú (CNE, 2020; Tapia y Cueto, 2017) y en América Latina (Ravela, 2015). ...
Article
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La evaluación formativa (EF) representa una temática de interés en las políticas educativas vigentes. Específicamente, el contexto peruano demanda su revisión, en la intención de buscar respuestas para hacer frente a la emergencia educativa generada por la actual crisis sanitaria. Desde esta premisa, se plantea un análisis documental que integra la indagación y sistematización de marcos normativos y antecedentes teórico-científicos. De esta manera, se ha logrado concluir que algunos componentes fundamentales de la EF se identifican en la toma de conciencia, la toma de decisiones, la mejora continua, la revisión reflexiva, la autorregulación y la autonomía en el aprendizaje. Asimismo, se establece, que su implementación puede ser efectiva, si se equilibran disposiciones normativas que vayan desde la escolaridad hasta la educación superior. Así, el rol docente implica, uno de los principales desafíos: se necesita garantizar la especialización y el desempeño pedagógico efectivo del formador a lo largo de todos los niveles educativos.
... Las investigaciones sobre concepciones y prácticas evaluativas a nivel nacional e internacional en educación escolar indican que la evaluación en el aula es de carácter sumativo, con escasa descripción sobre el proceso de aprendizaje, y en su mayoría presentan un limitado ejercicio para orientar y reflexionar sobre el logro y las dificultades del aprendizaje (Meckes, 2018;Ravela, 2009;Fernández-Ruíz & Panadero, 2020). Respecto de las concepciones, los estudios a nivel nacional demuestran que los docentes conciben la evaluación como una acción valorativa de proceso y cierre del aprendizaje, con una división en su propósito según su enfoque sumativo o formativo (Arancibia-Herrera et al., 2019;Meckes, 2018;Prieto, 2008;Prieto & Contreras, 2008). ...
... Considerando estos marcos analíticos, se afirma que la evaluación educativa ha experimentado profundas trasformaciones conceptuales y funcionales orientadas a la problematización de los procesos de adquisición, transmisión y consolidación de los aprendizajes (Ravela, 2006). Esta se constituye en un nodo central de cualquier sistema escolar que busca responder a las complejidades de asegurar procesos de aprendizaje equitativos y garantizar la apropiación de desempeños que colaboren al desarrollo presente y futuro de los estudiantes (Escudero, 2003;Ravela et al., 2014;Ravela, 2009). concepciones subyacentes a las racionalidades evaluativas de docentes escolares En las diferentes concepciones sobre evaluación subyacen una diversidad de posturas epistemológicas respecto de cómo se comprende y construye el conocimiento evaluativo. ...
Article
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En este artículo se analizan las concepciones subyacentes a las racionalidades evaluativas de docentes que desarrollan su ejercicio profesional en instituciones escolares. La investigación es de carácter cualitativo-interpretativo. Participaron 15 docentes con diferentes años de experiencia laboral y que realizan docencia en diversos niveles y disciplinas del currículum escolar. Para la recopilación de información, se realizó una entrevista grupal y un grupo focal. Los datos fueron sistematizados mediante un análisis de contenido con el programa NVivo, versión 12. Los principales resultados relevan la preeminencia de las racionalidades evaluativas tecnológica y de práctica cultural en los docentes participantes. A partir de estos hallazgos, se discute la necesidad de reflexionar sobre los componentes implícitos que subyacen a las racionalidades evaluativas y cómo estas deben ser develadas y asumidas para enfrentar las nuevas demandas de la práctica evaluativa en los diferentes contextos escolares.
... Para abordar este tema, se realizó un estudio de casos múltiples, centrado en el análisis de las transiciones escolares, a través de la reconstrucción de trayectos plausibles iii que podría realizar un/a estudiante. Se propuso un abordaje novedoso al centrar la mirada en el estudio de la evaluación de aprendizaje de cuatro áreas curriculares (Matemática, Prácticas del Lenguaje, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales) prioritarias en la formación del estudiantado.Su objeto de estudio se centró en la evaluación de aprendizajes teniendo en cuenta: los instrumentos de evaluación sumativa, los criterios docentes respecto a qué y cómo evaluar y los contenidos mínimos requeridos o esperados en cada nivel escolar para el avance en los aprendizajes de los/as estudiantes(Perrenoud, 2015; Camillioni, 2004;Camillioni et al., 1998;Ravela, 2009;Ravela et al., 2009;Martinez-Rizo, 2015;Elola, Zanelli y Toranzos, 2010). A su vez, como marco conceptual, se reconoce que el cambio de un nivel educativo a otro implica, para los/as estudiantes, una reorganización y adaptación a nuevas reglas de comportamiento (Baquero ...
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El artículo se enmarca en un estudio de casos múltiples, realizado en la región educativa IX de la Provincia de Buenos Aires-Argentina, orientado al análisis de las continuidades y discontinuidades de las trayectorias escolares en las transiciones primaria/secundaria y secundaria/superior, a partir del análisis de la evaluación de los aprendizajes. Este trabajo, presenta los resultados obtenidos sobre el estudio de uno de los casos, sobre las formas de evaluar los aprendizajes en el área de matemática entre el último año del primario y el primer año del secundario. Se tuvieron en cuenta, el punto de vista de los docentes, las percepciones de estudiantes y el análisis comparado de documentos normativos escolares (diseño curricular y régimen académico de cada nivel). El trabajo permite ilustrar las múltiples dimensiones en juego en el pasaje de un nivel a otro y sugiere algunos temas para mejorar las condiciones que garanticen trayectorias escolares continuas.
... Debido a que describen una comparación con el referente, los juicios son descriptivos y abarcan la actuación del estudiante y su calificación, indicando el nivel de logro alcanzado en el aprendizaje objeto de la valoración. Por eso, de acuerdo con Ravela (2009), incluyen aspectos de conducta y contenido, describen y valoran la experiencia del alumno, considerando sus diferencias Para distinguir los boletines, a cada uno se le asignó un código alfanumérico, constituido de la siguiente manera: la D de docente, la B de boletín y el número del 1 al 5; quedando D1B1, D1B2, (,…) D5B3, donde D1B1 es el boletín 1 de la docente 1, y así sucesivamente. ...
Article
El objetivo de esta investigación consistió en analizar los juicios descriptivos expresados por los docentes en los boletines o reportes de evaluación que reciben los padres, representantes y estudiantes. Metodológicamente se realizó una investigación de análisis documental dentro del paradigma cualitativo, cuyo corpus estuvo conformado por 15 boletines intencionalmente elegidos por presentar mayores diferencias en las descripciones de comportamientos y logros. Los 305 juicios determinados se transcribieron y su contenido se analizó, categorizó y trianguló. Se encontró que el 98% (299 juicios) son descriptivos basados en criterios, tres (1%) son juicios por referencia a la norma y tres (1%), por referencia a sí mismo. Se halló 6 (2%), referencias al nivel de logro del aprendizaje. Se concluye que los boletines contienen juicios descriptivos de actuaciones, pero no indican el nivel de logro del aprendizaje alcanzado, dificultando comprender el verdadero progreso del estudiante, por lo que los boletines no están cumpliendo su función de retroalimentación.
... Del análisis inicial de la literatura sobre la temática que me convoca se desprende que en nuestro país los antecedentes son pocos. Existen algunas indagaciones básicamente referidas a la enseñanza primaria en relación a la evaluación (Ravela, 2015). En ámbitos universitarios es semejante la situación y las consignas de tareas como producciones académicas docentes aparecen con poca frecuencia como objeto de estudio para los investigadores; de todas formas recientemente algunas áreas de la Udelar las incluyen como tema en espacios de formación docente dando cuenta del interés sobre estas temáticas. ...
Thesis
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La Escuela Universitaria Centro de Diseño es el ámbito público de la enseñanza del diseño industrial en el Uruguay, ingresa a la Universidad de la República en el 2009 en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Dentro de las áreas académicas que la constituyen el Área Tecnológica está integrada por Laboratorios de Materiales como espacios identitarios de la institución que se han visto impactados por ese itinerario. Específicamente este trabajo se desarrolló durante el año 2021 en los Laboratorios de Materiales los cuales se presentan como espacios de enseñanza y aprendizaje, donde se proponen diferentes actividades. En este sentido el objetivo de este estudio fue conocer las características de la consigna de tareas como herramienta de enseñanza de las disciplinas proyectuales en estos ámbitos. La búsqueda bibliográfica desarrollada muestra que la consigna de tareas, como tema de investigación, es poco abordada desde el punto de vista conceptual en nuestro país y no aparece en el rastreo inicial de investigaciones sobre la enseñanza universitaria y tampoco referido a las disciplinas proyectuales. Para la conformación de cuerpo de análisis se definen como técnicas de recolección de la información la entrevista semiestructurada y el análisis de los documentos de la consigna de tareas. Se seleccionó una muestra intencional de docentes que conforman los Laboratorios de Materiales según la experiencia y participación en la formulación de los textos propuestos. Finalmente se plantean para la selección de las consignas de tareas criterios de exhaustividad. La estrategia metodológica de análisis de los datos relevados en la investigación fue cualitativa. Entre los hallazgos se destaca que para los entrevistados la consigna de tareas es la herramienta central que utilizan como mediadora de la enseñanza tecnológica en los Laboratorios de Materiales. Si bien señalan que existe desarrollo proyectual en la consigna de tareas, destacan que su alcance y características son diferentes en cada laboratorio, aspecto que también se pone de manifiesto en el análisis de los textos que conforman el corpus de este trabajo.
... Dentro del nivel instruccional replantear una educación de calidad supone, entre sus elementos fundamentales, repensar las prácticas de evaluación del docente que se ponen en juego en el interior de los procesos de enseñanza-aprendizaje (Hortigüela-Alcalá et al., 2016;Wafubwa, 2020). Ravela (2009) señala que las tareas que los docentes plantean a su alumnado para evaluar el aprendizaje constituyen uno de los mejores indicadores del tipo de evaluación formulada, en tanto muestran a los mismos qué es importante aprender. Es decir, si las actividades planteadas por el docente implican desafíos para el alumnado, se encuentran contextualizadas, con sentido, e incitan a la reflexión, claramente motivan hacia metas de aprendizajes más complejas respecto de aquellas tareas que invitan a la memorización. ...
Article
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El objetivo del estudio fue analizar la relación existente entre la percepción del discente sobre las prácticas evaluativas formativas del docente de Matemáticas y Lengua y su rendimiento académico. En este estudio descriptivo de corte transversal compuesto por 133 escolares se valoraron las prácticas evaluativas formativas del docente a través del cuestionario desempeño docente asociado a las prácticas evaluativas formativas. El rendimiento académico se calculó a través de la calificación obtenida en Matemáticas y Lengua. Tras ajustar al sexo y edad, se observaron diferencias significativas en la evaluación formativa proactiva, interactiva, retroactiva y global (p<0,05). Por su parte, puntuaciones inferiores en Lengua se correlacionaron positivamente ajustándose y, sin ajustar al sexo y edad, con la evaluación formativa sumativa (p<0,05). Asimismo, la prueba de regresión lineal mostró una asociación entre puntuaciones inferiores en Lengua y una mayor evaluación formativa sumativa (R 2 =0,414). Sobre la base de estos resultados, la percepción del discente sobre la práctica evaluativa del docente puede estar relacionada con su rendimiento académico en el área de Matemáticas y Lengua en escolares de primaria; especialmente la evaluación sumativa.
... Otro problema identificado es el uso de la evaluación y, específicamente, la calificación como un instrumento de control (Torres & Cárdenas, 2010). Adicionalmente, en Latinoamérica se ha observado que las prácticas de retroalimentación son oportunidades de aprendizaje en evaluación en futuros profesores más valorativas que descriptivas y, por lo mismo, proporcionan escasa orientación (Ravela, 2009). También se ha reportado un efecto negativo en los estudiantes de bajo desempeño , pues se tiende a destacar el error sin aprovecharlo para potenciar el aprendizaje (Torres & Cárdenas, 2010). ...
Article
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Resumen No es posible pensar en la calidad de la educación de un país sin considerar la preparación de su profesorado. Entre las muchas competencias que los y las docentes necesitan desarrollar, la de monitorear y evaluar el aprendizaje de los escolares es una de las más descendidas en los profesores de Chile, lo que representa un desafío para su formación inicial. El propósito de este estudio fue analizar las oportunidades de aprendizaje en evaluación reportadas por 724 estudiantes de último año de carreras de pedagogía básica, de 23 universidades chilenas, quienes respondieron a un cuestionario sobre su preparación en el ámbito de la evaluación de aprendizajes a fines de 2014. Los resultados muestran un enfoque genérico para abordar este ámbito de la formación, con escaso énfasis en las particularidades que tiene la evaluación de aprendizajes de las disciplinas que deberán enseñar, aunque equilibrando aspectos teóricos y prácticos. Dada la muestra alcanzada, la disponibilidad del instrumento, y que la cohorte estudiada se formó en un periodo previo a la publicación de los estándares orientadores de la formación inicial en Chile (2012) y de las regulaciones introducidas por la Ley 20.903, este estudio constituye una línea de base para monitorear eventuales cambios derivados de estas políticas. Palabras clave: evaluación de aprendizajes, alfabetización evaluativa, oportunidades de aprendizaje, formación inicial docente, carreras de pedagogía
Article
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Esta investigación busca desarrollar una propuesta basada en procesos de evaluación formativa para favorecer el aprendizaje autónomo de los estudiantes de sexto grado de Primaria en un contexto global del aprendizaje. Asume el enfoque cuantitativo de tipo no experimental transaccional, puesto que se recopilaron datos en un momento determinado sin manipular variable. Usa el diseño descriptivo que busca caracterizar el aprendizaje autónomo de los estudiantes de sexto grado de Primaria de una institución educativa de Talara, en la región Piura. A partir los resultados de la información recogida de los estudiantes que afirman ser acompañados en su proceso de aprendizaje; sin embargo, no siempre los criterios de evaluación propuestos por los docentes durante la retroalimentación en el aula, son entendibles. Ello evidencia una necesidad formativa en la institución educativa en mención, a partir de ello se diseñó la propuesta de un modelo de evaluación formativa orientado hacia el desarrollo del aprendizaje autónomo del estudiante.
Article
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En el presente trabajo investigativo se analiza la aplicación de estrategias de parte de docentes para mejorar la retroalimentación formativa en el nivel de educación inicial, formulándose la interrogante ¿De qué manera las estrategias pedagógicas tienen incidencia en la retroalimentación formativa? Y proponiendo el objetivo analizar la importancia de estrategias pedagógicas en la retroalimentación formativa. Se ha recopilado información desde lo cualitativo, de nivel comparativo, valiéndose del análisis y la racionalidad de las fuentes utilizadas. Es pertinente indicar que los esfuerzos docentes no logran cubrir las expectativas y propósitos de la retroalimentación formativa, siendo este proceso imprescindible en el devenir del aprendizaje y el proceso de formación de cada individuo. Se concluye que la retroalimentación no está bien cimentada en docentes, centrándose en aspectos cognitivos, descuidando actividades de motivación y actitudes de corrección, se debe enfatizar el desarrollo de habilidades blandas, para la convivencia y construcción positiva de la autoestima positiva y el desarrollo de la autonomía, para promover la valoración personal y la adquisición de competencias que permitan resolver problemas sociales, de aceptación y tolerancia a los demás.
Article
This paper on children's perceptions of formative assessment summarizes one important part of the research carried out by our project on teacher feedback which was funded by the Economic and Social Research Council1 over the two years 1994‐5. Our major research questions were:
Article
Building on their study of assessment practices at Key Stage 1, the authors use similar methods to examine practices at Key Stage 2. They identify teacher styles, ranging from Testers to Diagnostic Trackers, and look at the way those teachers carried out assessments, gathered evidence, made decisions about National Curriculum levels and recorded their findings. Finally, they make comparisons between practices concerning assessment at the two'Key Stages.
Article
Although recent emphasis in the evaluation literature has concentrated upon curriculum evaluation, student evaluation remains a pervasive and crucial feature of all teaching. 4 types of student evaluation are defined: placement, formative, diagnostic, and summative. These types are contrasted across 9 dimensions: function, time, characteristics of evidence, evidence-gathering techniques, sampling, scoring and reporting, standards, reliability, and validity. Examples of and interactions between the 4 types across the 9 dimensions are cited. Results indicate the multiplicity of evaluative roles and techniques applicable to evaluating students. It is argued that evaluation must be conceived of as involving a much broader role than simply grading student achievement at the end of instruction. 3 of the 4 evaluation types described are consciously intended to enhance student learning prior to the making of grading judgments. (15 ref.) (PsycINFO Database Record (c) 2012 APA, all rights reserved)
La evaluación como actividad crítica de aprendizaje» en Cuadernos de Pedagogía
  • Álvarez Méndez
  • Juan Manuel El Alumnado
Álvarez Méndez, Juan Manuel. «El Alumnado. La evaluación como actividad crítica de aprendizaje» en Cuadernos de Pedagogía, n., , pp. -.
Un recorrido por la geografía de la evaluación» en Revista Internacional M agisterio
  • Caijao Restrepo
Caijao Restrepo, Francisco. «Un recorrido por la geografía de la evaluación» en Revista Internacional M agisterio, n., , pp. -.
Jane (compiladores) Estudiar las prácticas. Perspectivas sobre actividad y contexto
  • Seth Y Chaiklin
  • Lave
Chaiklin, Seth y Lave, Jane (compiladores) Estudiar las prácticas. Perspectivas sobre actividad y contexto. Buenos Aires: Amorrortu, . Primera edición en inglés: Cambridge: Cambridge UP, .
M easurement and A ssessment in Teaching
  • Robert Y Linn
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Linn, Robert y Gronlund, Norman. M easurement and A ssessment in Teaching. Nueva Jersey: Prentice-Hall, .
Debe el alumnado participar en la evaluación? Propuestas y experiencias de autoevaluación, coevaluación y evaluación compartida» en N ovedades Educativas Año
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  • Víctor
López Pastor, Víctor et al. Debe el alumnado participar en la evaluación? Propuestas y experiencias de autoevaluación, coevaluación y evaluación compartida» en N ovedades Educativas Año, n., , pp. -.