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1Comunicación y Sociedad, 2019, e7072, pp. 1-20.
De la estandarización a
la descualicación: las
consecuencias indeseadas de la
modernización del periodismo
mexicano
From standardization to deskilling:
The unintended consequences of Mexican
journalism’s modernization
doi: https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.7072
Víctor Hugo reyna garcía1
http://orcid.org/0000-0001-8870-7067
Este artículo propone una nueva interpretación sobre la modernización del periodis-
mo mexicano. A partir de entrevistas a periodistas de tres estados del norte de México
que han sido identicados como pioneros de la modernización del periodismo nacional, se
muestra cómo la estandarización de la producción de noticias ha generado –a manera
de consecuencia indeseada– una descualicación del trabajo periodístico.
Palabras claVe: Descualicación, estandarización, modernización, periodismo, Mé-
xico.
This article proposes a new reading of Mexican journalism’s modernization. Based on
interviews with journalists from three Northern Mexican states that have been identied
as pioneers of Mexican journalism’s modernization, it shows how the standardization of
news production has generated –as an unintended consequence– a deskilling of journa-
listic work.
Keywords: Deskilling, standardization, modernization, journalism, Mexico.
Cómo citar este artículo:
ReynaGarcía,V.H.(2019). Delaestandarizaciónala descuali icación:lasconse-
cuencias indeseadas de la modernización del periodismo mexicano.
Comunicación
y Sociedad
, e7072. DOI: https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.7072
1 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.
Correo electrónico: vhreyna@gmail.com
Fecha de recepción: 17/12/17. Aceptación: 12/02/18. Publicado: 23/02/19.
2Víctor Hugo Reyna García
introducción
En los estudios del periodismo mexicano hay un debate abierto sobre
los alcances y las limitaciones de la modernización del periodismo na-
cional (Reyna, 2016). Por una parte, Hughes (2009) y Lawson (2002)
plantean que hubo un cambio normativo que erosionó el contubernio
institucionalizado durante la hegemonía priísta. Por otra parte, Gonzá-
lez (2013) y Márquez (2012) argumentan que el cambio produjo una
continuidad porque fue interpretado y practicado con ambigüedad, para
reproducir la dependencia informativa y nanciera hacia el Estado.
En ambos casos, el proceso de transformación es conceptualizado y
analizado a partir del modelo liberal del periodismo,2 con la intención
de evaluar si lo proyectado fue o no concretado. Aunque estos estudios
han permitido observar aspectos opacados por las perspectivas de dé-
cit otrora dominantes (Arredondo, Fregoso & Trejo, 1991; Trejo, 2001;
Villamil, 2005), no han examinado el cambio en toda su extensión por-
que se han centrado en la manera en la que la cultura profesional del
periodismo mexicano ha sido o no mejorada (es decir, en las consecuen-
cias deseadas de la profesionalización).
Siguiendo a Beck (2013), este artículo presenta una nueva interpre-
tación sobre la modernización del periodismo nacional. En vez de sus
alcances y limitaciones desde una perspectiva de cultura profesional,
propone analizar las consecuencias indeseadas del proceso desde una
perspectiva laboral. Implica, en primer lugar, que el análisis no se orien-
ta a raticar o refutar la hipótesis de la modernización y, en segundo
lugar, que se enfoca en las disfunciones de la transformación del trabajo
periodístico antes que en las normas profesionales.
Como consignan Hughes (2009) y Lawson (2002), el cambio inició
en la década de 1970 en el norte del país, en Nuevo León, con el as-
censo a la dirección general del periódico El Norte de Alejandro Junco,
2 Halliny Mancini(2004) denenal modeloliberal delperiodismo apartir
de tres características básicas: la orientación neutral, objetiva de la prensa y
su autonomía del Estado; un fuerte profesionalismo que se distingue por su
autorregulación y el predominio del mercado en la producción de noticias.
3
De la estandarización a la descualicación: ...
quien lo reestructuró conforme el modelo liberal del periodismo. En ese
desarrollo –no advierten los autores– se transformaron tanto las normas
profesionales como las condiciones, las relaciones y la organización del
trabajo periodístico. Con tales medidas se buscaba recongurar el perl
profesional de los periodistas y erradicar las prácticas de corrupción e
incompetencia.
En términos sociológicos, se estandarizaron las normas profe-
sionales y laborales para “descartar la diversidad ilimitada” (Star
& Lampland, 2009, p. 8). Así se lograba reducir a un número con-
trolable las infinitas maneras en las que puede ser practicado el
periodismo y establecer un modelo de producción de noticias bien
definido, dotando de eficacia, cálculo, predicción y control a los
periódicos (Ritzer, 1996). Ello permitiría su reproducción en Baja
California y Sonora a través de los periódicos de Grupo Healy y la
posterior expansión nacional de Grupo Reforma, casa editorial de
El Norte.3
En este sentido, las consecuencias deseadas de la estandarización
eran, por una parte, evitar la desviación de la norma de los periodistas
y, por otra, la mímesis del modelo de producción de noticias en orga-
nizaciones asociadas a Grupo Reforma. Sin embargo, al conllevar una
estricta división del trabajo y al suponer la disociación de la concepción
y la ejecución (Braverman, 1998), también ha producido consecuencias
indeseadas: la descualicación del trabajo periodístico4 y la reducción
3 Durante la década de 1980, Grupo Healy y Grupo Reforma establecieron
una relación de colaboración en la que la reestructuración productiva de los
periódicos del primero fue asesorada por el segundo. En la primera etapa,
se replicó en El Imparcial el modelo de producción de noticias de El Norte.
Al conrmarse la reproductibilidad del modelo, ambos grupos editoriales
iniciaron su expansión: Grupo Healy fundó La Crónica en 1990 y Frontera
en 1999, ambos en Baja California, mientras Grupo Reforma hizo lo propio
con Reforma en 1993 en la Ciudad de México, Mural en 1998 en Jalisco, y
el hoy desaparecido Palabra en 1997 en Coahuila. En la actualidad, Grupo
Reforma es el grupo editorial más importante del país.
4 El concepto de descualicación ha sido denido como el “proceso de elimi-
nar (o reducir) el requisito de habilidades individuales (especícas) como
4Víctor Hugo Reyna García
de los periodistas empleados como reporteros a recolectores de declara-
ciones de funcionarios públicos.
A partir de 64 entrevistas no estructuradas a periodistas y ex perio-
distas de los principales periódicos de Baja California, Nuevo León y
Sonora, tres estados del norte de México identicados como pioneros
de la modernización del periodismo mexicano (Hughes, 2009; Lawson,
2002; Schmitz, 2008), este artículo estudia las disfunciones de la es-
tandarización. Las experiencias y percepciones de los actores permiten
observar la forma en la que el cambio idealizado se ha expresado de
una manera indeseada para aminorar las cualicaciones requeridas para
trabajar como periodista (descualicación).
El artículo está estructurado en tres apartados. En el primero se
presenta el marco conceptual de las consecuencias indeseadas de la
modernización por medio del que se propone una nueva lectura sobre
la transformación del periodismo nacional. En el segundo apartado se
describe el diseño metodológico, justicando la elección de la técnica
de investigación de la entrevista no estructurada y la técnica de mues-
treo no probabilística en cadena, mejor conocida como bola de nieve.
En el tercer apartado se analiza la relación entre la estandarización y la
descualicación del trabajo periodístico.
las consecuencias indeseadas
de la modernización del Periodismo
En sus investigaciones sobre el periodismo mexicano, Hughes (2009)
y Lawson (2002) describen una “apertura”, “cambio”, “democratiza-
ción”, “modernización”, “profesionalización” y “transformación” sin
precedentes. Aunque con cierta frecuencia aluden a la adopción de los
estándares del modelo liberal del periodismo, en ningún punto emplean
el concepto de estandarización. En términos generales, la noción de
parte de un sistema operativo” (Oxford Reference, 2009). En el trabajo pe-
riodístico, implica la estandarización y simplicación de tareas complejas
para contribuir a la ecacia, al cálculo, a la predicción y al control en las
salas de redacción.
5
De la estandarización a la descualicación: ...
estandarización suele tener un matiz negativo y emplearla para reseñar
un fenómeno que se caracteriza positivamente sería contradictorio.
A pesar de ello, en un sentido estricto, el cambio descrito es una
estandarización. Si este concepto es denido como “el acto de com-
prometer a una organización a utilizar estándares especícos para
satisfacer necesidades particulares cada vez que surgen dentro de
la organización” (Oxford Reference, 2008), el proceso de trans-
formación que inició en El Norte con el ascenso de Junco puede
ser entendido de esta manera, pues consistió en el establecimiento
de una serie de estándares con la intención de producir grandes volúme-
nes de noticias de manera ecaz y predecible.
En contraste con Hughes (2009) y Lawson (2002), quienes sugieren
que el principal objetivo de la transformación era desarrollar un pe-
riodismo crítico e independiente para contribuir a la democratización
nacional, el concepto de estandarización es más realista que idealista y
permite interrogar un aspecto hasta ahora no abordado: la estrategia
de coordinación de las organizaciones periodísticas. Más allá de la va-
guedad de nociones como “apertura”, “cambio” y “modernización”,
la estrategia de coordinación organizacional es la que regula la adop-
ción o imposición de estándares de producción especícos.
Para March y Simon (1958), el carácter distintivo de la estanda-
rización radica en tres factores: la homogeneización de productos
semi-manufacturados para su posterior procesamiento, el carácter inter-
cambiable de las partes y la coordinación de los tiempos entre cada
subproceso. A diferencia de la coordinación organizacional por planea-
ción o retroalimentación, esta se orienta a “reducir el número innito
de cosas en el mundo, potenciales y actuales, a un número moderado de
variables bien denidas” (p. 181).
En la teoría sociológica contemporánea, Ritzer (1996) va más allá y
describe una fase superior de estandarización, la mcdonalización, plan-
teando que “los principios que rigen el funcionamiento de los restau-
rantes de comida rápida han ido dominando un número cada vez más
amplio de aspectos de la sociedad norteamericana, así como de la del
resto del mundo” (Ritzer, 1996, p. 15). Estos principios son: ecacia
(el método óptimo), cálculo (la cuanticación de objetivos), predicción
6Víctor Hugo Reyna García
(la capacidad de producción homogénea) y control (la estricta adminis-
tración de recursos).
A partir de estas conceptualizaciones se puede entender de mejor
manera cómo Junco con El Norte en Nuevo León, y José Santiago
Healy con El Imparcial en Sonora, reestructuraron sus periódicos y
emprendieron una expansión. Ambos implementaron una coordinación
por estandarización para evitar que sus trabajadores practicaran sus pro-
pias interpretaciones del periodismo y se limitaran a reproducir la de la
organización. También crearon estándares de reporteo y edición (eca-
cia), cuotas de noticias (cálculo y predicción) y una estricta división del
trabajo (control).
Esta transformación es distinta a la que ocurrió en periódicos como
La Jornada o Proceso, en la Ciudad de México, o Zeta, en Baja Califor-
nia, no solo porque no surgió de una cooperativa o un emprendimiento
de periodistas (es decir, una coordinación por retroalimentación), sino
porque fue una reestructuración productiva en la que se asentó un régi-
men de la objetividad. En este “modelo general para concebir, denir,
organizar y evaluar textos, prácticas e instituciones noticiosas” (Hac-
kett & Zhao, 1998, p. 86) se hace énfasis en la observación distanciada
antes que en la crítica ideológica.
En El Norte primero y en El Imparcial después, este régimen de
la objetividad fue llevado al siguiente nivel para establecer un sistema
totalitario en el que se capturaron todos los aspectos del trabajo perio-
dístico. Desde la manera de actuar y vestir hasta la manera de recabar,
redactar y editar la información, todo fue estandarizado y regido por la
norma de objetividad. Incluso se colonizó el mundo de la vida de los
periodistas para determinar que estaban obligados a “leer periódicos
y revistas, además de escuchar y ver noticieros diariamente” (Grupo
Reforma, 1999, p. 6) para realizar su trabajo.
Con Beck (2013), además de las consecuencias deseadas, se pueden
examinar las consecuencias indeseadas de la transformación. En este
caso, las disfunciones de la estandarización son la descualicación del
trabajo periodístico y la reducción de los reporteros a recolectores
de declaraciones. Márquez (2012) investiga este fenómeno desde la so-
ciología de las profesiones y descubre ambigüedad en la interpretación
y en la puesta en práctica de la objetividad. En este artículo se propone
7
De la estandarización a la descualicación: ...
estudiarlo desde la sociología del trabajo para acentuar el diseño y con-
trol del trabajo.5
En esta perspectiva de análisis no es el fracaso, sino el éxito de la
modernización el que –a manera de consecuencia indeseada– reduce a
los periodistas empleados como reporteros a recolectores de declaracio-
nes de funcionarios públicos. Esto es así porque al estandarizar el tra-
bajo periodístico e imponer el régimen de la objetividad se degradan las
cualicaciones requeridas para desempeñarse como periodista en pos
de ecacia, cálculo, predicción y control. No importa que el trabajador
quiera y pueda hacer investigación si la consigna es llenar espacios con
notas breves sobre funcionarios.
la entreVista no estructurada
como técnica de inVestigación
En los estudios sobre la modernización del periodismo mexicano predo-
mina el uso de la técnica de investigación de la entrevista semi-estructu-
rada (González, 2013; Hughes, 2009; Márquez, 2012). La racionalidad
es la siguiente: las experiencias y percepciones de los actores, antes
que el análisis de los contenidos publicados, permiten reconstruir la
historia contemporánea del periodismo nacional e identicar patrones
de cambio y continuidad. Aunque algunas investigaciones emplean una
metodología mixta, el eje de sus planteamientos suele provenir de las
entrevistas.
A pesar de recurrir a la misma técnica de investigación, las diferen-
cias entre los académicos de origen extranjero y nacional se expresan
en la selección de sus sujetos de estudio: mientras Hughes (2009) y
Lawson (2002) entrevistan a directivos y editores, González (2013)
y Márquez (2012) amplían la muestra incorporando a reporteros. Ello
5 Los conceptos de diseño del trabajo y control del trabajo están estrechamen-
te vinculados en tanto el primero hace referencia a los contenidos, métodos
y relaciones de determinado trabajo (Rush, 1971) y el segundo describe a
“la habilidad que tienen los trabajadores de inuir en lo que sucede en su
entorno de trabajo” (Ganster, 2011).
8Víctor Hugo Reyna García
explica, al menos en parte, su divergencia porque los altos mandos tien-
den a transmitir una imagen favorable de la organización en tanto que
los trabajadores que ocupan las capas inferiores acostumbran exponer
lo contrario.
Considerando que la entrevista es una técnica de investigación ade-
cuada para la reconstrucción del proceso de transformación iniciado
durante la década de 1970, este artículo se basa en 64 entrevistas no es-
tructuradas a periodistas y ex periodistas de los periódicos de referencia
de Baja California, Nuevo León y Sonora; tres estados del norte de Mé-
xico pioneros de la modernización del periodismo nacional (Hughes,
2009; Lawson, 2002; Schmitz, 2008). Se integraron a ex periodistas
para agrandar la muestra y observar patrones de cambio y continuidad
dentro de las organizaciones periodísticas.
Se optó por la entrevista no estructurada en lugar de la semiestructu-
rada porque brinda mayor exibilidad y permite desarrollar un abordaje
inductivo que privilegia las experiencias y percepciones de los actores
por encima de las hipótesis del investigador. Al estudiar un fenómeno
poco analizado como la relación entre la estandarización y la descuali-
cación del trabajo periodístico en México, era necesario mantener una
mente abierta ante las expresiones de los entrevistados e impedir que
las ideas preconcebidas guiaran el trabajo de campo.
En contraste con la entrevista estructurada o semi-estructurada, en
esta técnica de investigación no hay un orden preestablecido de pregun-
tas –asemejándose a una conversación– y estas se realizan siguiendo a
las respuestas. Este tipo de entrevista es recomendado cuando, como en
el caso de los periodistas, la población es de difícil acceso o muestra
recelo ante actores externos porque proporciona mayor libertad para
formular preguntas sobre asuntos emergentes y adaptarse a las particu-
laridades de los entrevistados en el momento en el que se dialoga con
ellos (Rojas, 2002).
En el mismo sentido, la técnica de muestreo no probabilística en
cadena, mejor conocida como bola de nieve, ha facilitado el acceso a
la población de periodistas y ha contribuido a identicar a la población
dispersa de los ex periodistas. En este muestreo se selecciona a los su-
jetos a estudiar a partir de las sugerencias de la propia población. Como
indica su nombre, como una bola de nieve al rodar por una ladera, “el
9
De la estandarización a la descualicación: ...
tamaño de la muestra va creciendo a medida que los individuos selec-
cionados invitan a participar a sus conocidos” (Ochoa, 2015).
El énfasis del trabajo de campo recayó en tres organizaciones perio-
dísticas que instituyeron una conectividad organizacional en el norte de
México: El Norte en Nuevo León, El Imparcial en Sonora y Frontera en
Baja California, pero se entrevistaron a periodistas y ex periodistas de al
menos una docena de periódicos de dichos estados. En la mayor parte
de los casos los entrevistados habían trabajado para más de uno de los
periódicos en estudio. En algunos casos, habían trabajado en El Norte y
El Imparcial, en El Imparcial y Frontera o en El Norte y Frontera.
Se buscó balance de género, edad y puesto de trabajo al entrevistar
a un total de 36 mujeres y 28 hombres, correspondiendo con la cre-
ciente feminización de las salas de redacción. De la misma manera, se
entrevistaron a periodistas de tres generaciones (baby boomers nacidos
entre las décadas de 1940 y 1950; X nacidos entre las décadas de 1960 y
1970; Y nacidos entre las décadas de 1980 y 1990) para contrastar pun-
tos de vista sobre el proceso de transformación. Todas las entrevistas
fueron transcritas de manera manual y analizadas a través del software
cualitativo qda Miner Lite.
de la estandarización a la descualificación
Uno de los aspectos de la reestructuración productiva de El Norte y
Grupo Reforma que Hughes (2009) y Lawson (2002) recalcan es la
asesoría de la profesora estadounidense Mary Gardner. Para ellos, su
colaboración –que se extendió dos décadas, de 1975 a 1995– es cla-
ve porque permitió implementar el modelo liberal del periodismo en
una organización que pretendía dejar atrás las prácticas de corrupción
e incompetencia. En este sentido, su contribución habría sido sacar al
periodismo mexicano de su “atraso” y modernizarlo de acuerdo con los
estándares del periodismo estadounidense.
Etnocentrista, esta perspectiva se concentra en las consecuencias
deseadas de la transformación e ignora sus consecuencias indeseadas
porque se orienta a remarcar las bondades de la “americanización” o
“destradicionalización” del periodismo nacional. A pesar de ello, el
cambio ha generado una serie de disfunciones y, a cuatro décadas de
10 Víctor Hugo Reyna García
su inicio, estas han pasado de un estado latente a uno maniesto para
expresarse en forma de un choque de generaciones y visiones sobre el
periodismo que incrementa la rotación de personal voluntaria en los
periódicos en estudio.
A partir del trabajo de campo realizado en Baja California, Nuevo
León y Sonora se pueden identicar dos maneras de interpretar y res-
ponder a la estandarización del trabajo periodístico: por una parte, los
periodistas de las generaciones baby boomer y X, que fueron parte de
la transformación iniciada durante la década de 1970, sostienen que el
régimen de la objetividad y sus elementos constitutivos de apartidismo,
balance y pirámide invertida siguen vigentes y son la mejor manera de
practicar el periodismo; por otra parte, los periodistas de la generación
Y cuestionan estos ideales y prácticas.
De esta manera, la estandarización es disfuncional tanto por la des-
cualicación del trabajo periodístico que produce como por el conic-
to generacional que ocasiona. El conicto va más allá del choque de
generaciones entre los periodistas formados en las universidades y los
formados en las salas de redacción (González, 2017) y se resuelve con
la renuncia de la generación que se rehúsa a adaptarse a un modelo de
producción de noticias desfasado. Así, los procesos de estandarización
y descualicación devienen en arenas de disputa ideológica y hacen de
los periódicos espacios transitorios.
la estandarización del trabajo Periodístico
En El Norte, el proceso de estandarización instituyó un régimen de la
objetividad en el que se acentuó la brevedad, la claridad y la sencillez
en la producción de noticias. Bajo este modelo, la nota informativa,
escrita conforme a la estructura de pirámide invertida para organizar la
información de lo más a lo menos importante, fue establecida como el
género predominante. En él, la esencia de la noticia (qué, quién, cuán-
do, dónde y por qué) debe sintetizarse en el primer párrafo y este no
debe exceder las 35 palabras. Los otros párrafos pueden ser hasta de 45
palabras (Grupo Reforma, 1999, p. 10).
Esta manera de producir noticias brinda ecacia, cálculo, predicción
y control a los periódicos (Ritzer, 1996). La ecacia es producto de una
11
De la estandarización a la descualicación: ...
optimización metodológica que dene para el periodista cómo debe ha-
cer su trabajo, desde la recolección hasta la redacción de la información.
El cálculo se realiza a través de la cuota de noticias de cada reportero,
así como mediante la extensión de cada párrafo y cada contenido. Esto
hace que, a pesar de la diversidad de asuntos y fuentes de información,
la producción sea homogénea (predicción) y que los periodistas sean
fácilmente reemplazables.
Desde esta perspectiva, la relevancia de la asesoría de Gardner ra-
dica no tanto en la “apertura” o el “cambio” que desencadenó, sino en
el taller de redacción periodística que fundó para captar y moldear a los
nuevos talentos. Replicado por El Imparcial, La Crónica y Frontera
con la misma profesora, este taller estandarizó el trabajo periodístico e
institucionalizó al régimen de la objetividad como nueva normalidad,
adiestrando a las nuevas generaciones tanto en lo técnico como en lo
ideológico para aceptar el entonces nuevo modelo de producción de
noticias.
En este contexto, además de estándares, uyeron entre Baja Califor-
nia, Nuevo León y Sonora numerosos directivos, editores y reporteros
para garantizar la correcta implementación del modelo en las organiza-
ciones recién fundadas o en transformación. Por ejemplo, de El Nor-
te llegaron a El Imparcial Martín Holguín y Javier Villegas, quienes
alcanzaron la subdirección editorial de este periódico, el puesto más
alto debajo de la dirección que ocupan los propietarios. De la misma
manera, para Frontera y La Crónica se reclutaron a periodistas forma-
dos en El Norte:
Los Healy son una mala copia de los Junco, en todo sentido. Yo venía
huyendo de la formalidad de El Norte, yo siempre he detestado la formali-
dad, y (al incorporarme a Frontera) me doy cuenta que los Healy tienen el
mismo delirio, el mismo complejo de creer que tienes que ser muy formal
y de que te tienes que poner corbata. Están cortados con la misma tijera.
De hecho, el manual de estilo es idéntico, está copiado de El Norte. O
sea, todo, lo de las entradas, la cabeza con verbo, la entrada de 30 o me-
nos palabras, dos párrafos de entrada y a la tercera cita, entrecomillada y
siempre el entrecomillado con agregó, dijo, anunció, etcétera, la tablita de
datos laterales, todo es idéntico. En ese sentido, (cuando salí de El Norte
12 Víctor Hugo Reyna García
para llegar a Frontera) no me costó ningún trabajo porque yo hice el curso
en El Norte (Comunicación personal, periodista 1, hombre, 42 años, Baja
California).
La estandarización está estrechamente vinculada a la rutinización.
En términos de reproducción social, la primera es el establecimiento del
patrón, mientras la segunda es la recreación recurrente de ese patrón.
Por la complejidad del proceso de producción de noticias, la estanda-
rización y rutinización del trabajo periodístico son necesarias. Sin esta
predictibilidad, sin estos patrones de conducta, los periodistas tendrían
que decidir cómo recabar y procesar la información de cada evento y
probablemente no se podrían mantener los ritmos de producción.
El periodismo siempre ha sido regido por rutinas. Incluso cuando
era artesanal, los que lo practicaban debían habitualizar y rutinizar sus
acciones para transformar sus escritos en artículos publicados. Con la
industrialización, esas acciones se distribuyeron en un número mayor
de personas (división del trabajo), cada una especializada en su tarea.
En los periódicos del norte de México, el proceso de modernización
iniciado en la década de 1970 rearmó y estandarizó las rutinas de re-
porteo y edición para minimizar su ambigüedad.
En estos periódicos, la rutina laboral de un periodista empleado
como reportero suele dividirse en tres partes: en primer lugar, en el in-
terior de la organización, dene su agenda del día con sus superiores; en
segundo lugar, en el exterior de la organización, recolecta la informa-
ción pautada, y la que le van solicitando sus editores; por último, en el
interior de la organización, redacta en forma de noticia la información
recopilada. Con la expansión digital de los periódicos, en el segundo
proceso también se le acostumbra pedir redactar y enviar noticias desde
el lugar de los hechos.
Algunos periodistas entrevistados en Baja California, Nuevo León
y Sonora no perciben su trabajo como rutinario. Aseguran que les gusta
“que ningún día sea igual a otro; me gusta esa ventaja y desventaja, por
así decirlo, de que el periodismo nos da la oportunidad y nos obliga
al mismo tiempo a reinventarnos cada día” (Comunicación personal,
periodista 1, mujer, 25 años, Sonora). Para ellos, el trabajo de campo,
en el exterior de la redacción, es excitante porque hasta cierto punto es
13
De la estandarización a la descualicación: ...
impredecible; en cambio, volver al periódico a escribir las noticias les
parece más rutinario y tedioso.
En algunos casos, el entusiasmo por el trabajo de campo disminuye
con el paso del tiempo. Conjugado con la falta de oportunidades de cre-
cimiento y el mantenimiento de las mismas funciones, incluso esta di-
mensión del trabajo periodístico empieza a ser vista como rutinaria. La
sensación de que día tras día se realizan las mismas tareas hace que los
periodistas se sientan estancados y empiecen a desarrollar intenciones
de renuncia. En organizaciones periodísticas con poca movilidad verti-
cal como El Norte y El Imparcial, donde el ascenso es poco frecuente,
se hace más evidente:
Ya me siento estancada, ya me siento como ciclada. Ya no me emociona
como antes el ir a hacer una nota o una entrevista. Siento como que es
otra vez lo mismo. Hago las mismas preguntas. Sí, es interesante, pero, por
ejemplo, puro emprendimiento ... He entrevistado a muchísimas (personas)
y siempre pregunto lo mismo, pues es lo que se pregunta: “¿Cómo surgió
la idea?”, “¿Cuál es la inversión inicial?”, “¿Cuáles son sus planes?”, y “¿A
qué mercado van?”. Siempre lo mismo ... Entonces, ya me siento ciclada en
ese aspecto. Siento que ya estoy dejando de disfrutar mi trabajo, lo cual no
me gusta porque siempre ... como que me prometí a mí misma no salirme
del periodismo ... o al menos no todavía ... Pero sí me siento frustrada,
tanto por lo que hago, por el trabajo en sí que hago (como por las pocas
oportunidades de ascenso que tengo). Ya siento que lo hago en automático
(Comunicación personal, periodista 1, mujer, 29 años, Nuevo León).
A pesar de ello, los periódicos no modican la organización del tra-
bajo. La mayor parte de las organizaciones en estudio imponen una
cuota de cinco noticias diarias a sus reporteros. Tomando en cuenta
que tienen una edición impresa y otra digital, y que las alimentan con
el mismo personal, en una jornada laboral los reporteros pueden llegar
a producir hasta 10 noticias. La mitad de ellas como adelanto para la
edición digital y la otra mitad para la edición impresa, corregidas y
aumentadas. Esto a cambio de sueldos que oscilan entre los 8 mil y los
15 mil pesos mensuales.
14 Víctor Hugo Reyna García
Para cubrir estas cargas, los reporteros desarrollan estrategias adap-
tativas que van desde la realización de entrevistas telefónicas a persona-
jes que podrían entrevistar en persona o el intercambio de información
con colegas de otros medios. Esto va en contra del régimen de la obje-
tividad, de la idea de que tienen que estar presentes en el lugar de los
hechos para reportar “los hechos como son”, y también de la noción de
exclusividad implementada con el proyecto modernizador. Sin embar-
go, recurren a este tipo de estrategias porque no están en condiciones de
producir todo lo que se les exige:
Ve todo esto (grupo de WhatsApp). Comunicados, fotos, fotos ... Mi com-
petencia mandándome fotos y ubicaciones ... De La Jornada, El Sol de
Tijuana, Uniradio, El Mexicano, Telemundo, todos enviando fotos ... fotos
que puedo usar perfectamente en el periódico. Los reporteros, tras todo
esto que te he contado, estamos pasando lo mismo. No hay ningún jefe,
ningún editor (en este grupo). Esto nos facilita la vida. Todos traemos casi
la misma información, todos la compartimos ... Todo lo que se sube aquí
es público. Porque son muchas las cargas, y no puedo andar como loco
(cubriéndolas todas). Entonces, para mí, este grupo es un aliviane porque
si se me va una foto, sé que aquí voy a tener foto. Desapareció lo que había
antes, aquella rivalidad, de que hay que cuidar las fotos para que no salgan
en la competencia (Comunicación personal, periodista 2, hombre, 34 años,
Baja California).
la descualificación del trabajo Periodístico
Desde la sociología de las profesiones, Márquez (2012) argumenta que
el proceso de modernización del periodismo mexicano no provocó el
efecto esperado porque normas como la objetividad fueron interpre-
tadas y practicadas con ambigüedad, para mantener el ocialismo a
erradicar. En lugar de concebirlas a partir del apartidismo y el balance,
plantea que los periodistas las entendieron como la función de reprodu-
cir declaraciones sin emitir juicios de valor: “Mi objetividad es: yo fui
a una conferencia, estoy pasando lo que dijo él, y ya” (Periodista citado
en Márquez, 2012, p. 103).
15
De la estandarización a la descualicación: ...
Desde la sociología del trabajo, la práctica del periodismo como
recolección de declaraciones de funcionarios públicos puede ser inter-
pretada de dos maneras. Por una parte, el décit de control del trabajo
que tiene la mayor parte de los periodistas impide que ellos puedan de-
nir sus tareas y métodos, entonces quedan obligados a producir el tipo
de noticias que decida la organización que los emplea. Por otra parte, al
adquirir un carácter dado, esta forma de hacer (o no hacer) periodismo
se reproduce socialmente, de generación en generación, hasta que es
puesta en crisis y desaada.
En conjunto, estas perspectivas de análisis permiten acotar la am-
bigüedad en la interpretación y puesta en práctica de la objetividad al
diseño del trabajo periodístico. Es decir, esta norma profesional es en-
tendida como la función de reproducir declaraciones sin emitir juicios
de valor porque así ha sido diseñada y no solo porque así la conciban
algunos periodistas. El argumento está sustentado en el trabajo de cam-
po realizado en el norte de México, donde abundan los reporteros que
dicen que sus órdenes de trabajo son generar noticias basadas en decla-
raciones de funcionarios públicos:
Lo que le interesa al medio son las declaraciones de los funcionarios; eso es
lo que buscan, eso es lo que quieren ... Si les traes otra cosa, pues si les sobra
espacio el domingo, a lo mejor, y lo meten ... Si es alguna historia o algo por
el estilo ... Pero, en realidad, lo que les interesa es eso: (lo que dicen), los nú-
meros de los funcionarios, y es todo ... Por ejemplo, si les interesaba un tema
como la legalización de la marihuana, (te decían): “busca al Secretario de
Salud y dile que te interesa su opinión sobre la legalización de la marihuana”.
Si podías conseguir algo más, que alguien (más) te dijera algo (más), pues qué
bueno ... Pero si nada más tenías la declaración (del funcionario, te decían):
“es todo, haz la nota con la declaración; es lo que nos interesa” (Comunica-
ción personal, periodista 2, mujer, 26 años, Sonora).
Esto produce una paradoja: el periodismo informativo, regido por la
norma de la objetividad, surge en oposición a la subjetividad del perio-
dismo de opinión, pero en este contexto sociopolítico se articula para
recolectar las opiniones de funcionarios públicos y para presentarlas
como información objetiva, libre del punto de vista del reportero. Por
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lo tanto, se trata de un periodismo de opiniones mediadas por el ritual
estratégico de la objetividad que protege a los periodistas de las acusa-
ciones de partidismo (Tuchman, 1999).
Pero esto no es producto del fracaso, sino del éxito de la moderni-
zación ideada por Junco en Grupo Reforma y reproducida por Healy
en Grupo Healy. En particular, es derivado de una división del trabajo
que ha determinado que algunos periodistas deben dedicarse a produ-
cir un periodismo de investigación que establece agenda mientras los
demás se deben limitar a generar nota diaria a partir de la recolección
de declaraciones de funcionarios públicos. La lógica de esta división es
producir grandes volúmenes de noticias, pero sin descuidar el estable-
cimiento de agenda para liderar en ambos frentes.
No obstante sus bondades en términos de ecacia, cálculo, predic-
ción y control, esta división del trabajo periodístico también es disfun-
cional. En primer lugar, restringe el desarrollo de los periodistas de nota
diaria porque no les concede la oportunidad de realizar un periodismo
de investigación (es decir, hay una descualicación a partir de la delimi-
tación de las tareas). En segundo lugar, el ascenso de reportero de nota
diaria a reportero de investigación no siempre es posible. Por último,
los reporteros asignados al área de investigación deben generar reporta-
jes de alto impacto cada semana.
En los casos de El Imparcial y Frontera, donde la cantidad de per-
sonal empleado no es tan amplia como en El Norte y donde los repor-
teros de investigación son celados por los reporteros de nota diaria,
la división del trabajo entre reporteros es porosa antes que rme y es
común que los reporteros asignados a reportajes especiales tengan que
hacer las veces de comodines al cubrir nota diaria. Como su papel es
cuestionado y su continuidad en el empleo es puesta en duda, se sienten
obligados a aceptar esta carga de trabajo extra:
Pase lo que pase, tú tienes que entregar un trabajo a la semana. Son trabajos
que son ... mandan tus fuentes ... implican solicitudes de transparencia que
te contestan en ... De entrada, una solicitud de transparencia te contestan en
una semana o en dos semanas. Entonces, por ese lado, como (que esa idea
de que) “tienes que hacer esto, tienes que hacer en esta semana” (como que
no es del todo coherente). Mientras tanto, si van saliendo cosas como, en
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el día, (te dicen): “Haz esto, ayúdanos con esto” (Comunicación personal,
periodista 3, mujer, 25 años, Baja California).
La posibilidad de desempeñarse como reporteros de investigación
puede generar satisfacción laboral y evitar que los periodistas desa-
rrollen intenciones de renuncia. Una ex reportera de El Norte, que al
momento de ser entrevistada manifestaba dudas sobre la conveniencia
de continuar en su puesto de trabajo por las pocas oportunidades de
crecimiento, advertía que la única manera en la que se imaginaba traba-
jando como reportera en el futuro era si podía investigar, aunque sabía
que estaba “muy encasillado quién hace periodismo de investigación”
(Comunicación personal, periodista 1, mujer, 29 años, Nuevo León).
Pero el periodismo de investigación tampoco es la panacea. Por la
antes referida ambigüedad de funciones, durante la última década han
renunciado diversos reporteros asignados a reportajes especiales en El
Imparcial y Frontera. Algunos incluso después de haber sido reconoci-
dos como empleados del año. En todos los casos, hubo malestar con la
orientación editorial de los periódicos y con la cada vez más limitada
cantidad de asuntos que se pueden tratar. Algunos denuncian que el
periodismo de investigación se está convirtiendo en un mecanismo de
extorsión política.
De esta manera, al igual que el trabajo de los reporteros de nota
diaria, también el trabajo de los reporteros de investigación es descuali-
cado. Pueden haberse formado en las mejores universidades y tener la
intención de contribuir al cambio social, pero si la organización perio-
dística que los emplea decide que no pueden tocar ciertos asuntos que
pueden comprometer sus intereses económicos y políticos, no pueden
sino aceptar las órdenes porque carecen de capacidad de inuir en la
toma de decisiones (control del trabajo).
En el proyecto modernizador de Junco y Healy, la división del tra-
bajo periodístico ha escindido a la concepción de la ejecución (Braver-
man, 1998). En consecuencia, los periodistas han sido despojados de la
capacidad de denir su propio trabajo. No es que carezcan de agencia,
sino que dentro del contexto organizacional son contratados para re-
producir un modelo de producción de noticias establecido hace cuatro
décadas y no para poner en práctica sus propias interpretaciones del
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periodismo. Si se intentan salir del guión preestablecido son inmediata-
mente reprimidos y amenazados de despido.
conclusiones
Este artículo ha propuesto una nueva interpretación sobre el proceso de
modernización del periodismo mexicano. En lugar de enfocarse en los
alcances y las limitaciones del cambio desde una perspectiva de cultu-
ra profesional, ha interrogado sus consecuencias indeseadas desde una
perspectiva laboral. Con la alusión del proyecto modernizador iniciado
durante la década de 1970 en los periódicos de referencia del norte de
México, ha centrado su atención en la estandarización del trabajo perio-
dístico y en su expresión en términos de cualicación.
El trabajo de campo realizado en Baja California, Nuevo León y
Sonora permite observar que la estandarización produce una descuali-
cación en la que se reduce a los periodistas empleados como reporteros
a recolectores de declaraciones. Se plantea que esto no es tanto por una
interpretación y puesta en práctica ambigua por parte de los periodistas,
sino por el diseño del trabajo y la lógica del modelo de producción de
noticias imperantes. En este sentido, el décit de control del trabajo
de los reporteros es un factor clave que impide la concreción de sus
ideales profesionales.
Las limitaciones de este artículo corresponden a las limitaciones del
proyecto modernizador. Contrario a lo que sugieren Hughes (2009) y
Lawson (2002), y como dan a entender González (2013) y Márquez
(2012), se insiste en que la modernización del periodismo mexicano
no ha sido nacional y que ha alcanzado a un número limitado de or-
ganizaciones periodísticas. En este caso, a partir del concepto de es-
tandarización, se ha puesto atención en la conectividad organizacional
establecida entre Grupo Reforma y Grupo Healy para analizar uno de
los proyectos de transformación más expansivos.
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