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La mortalidad de las personas mayores en España: análisis temporal y territorial

Authors:

Abstract

This article describes old-age mortality trends in Spain since early last century within the context of the epidemiological transition theory, whereby special attention goes out to changes over the last three decades. Using microdata on deaths published by INE, a detailed description is provided of the changes in standardized death rates by cause among the population of 65 years and older and their contribution to the increase in life expectancy. Mortality differences are also shown at the provincial level in 2003-05 and 2013-15. Results show that current mortality in Spain as well as differences by gender and territory are still marked by cardiovascular diseases and cancer. However, mental and nervous system diseases have become more important, a trend that is likely to continue in the near future. [article is in Spanish]
Fecha de recepción: septiembre de 2018. Fecha de aceptación: noviembre de 2018
Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
* Este trabajo se enmarca en dos proyectos financiados por el Plan Nacional
I+D+i: “¿Las personas mayores tendrán parientes que les podrán cuidar en el futuro?
Un estudio basado en un modelo mixto de micro-simulación y en agentes” (CSO2017-
89721-R) codirigido por J. Spijker; y, “Sociodemografía del sistema público de pensio-
nes y del cuidado de la población mayor dependiente” (CSO2016-77449-R) codirigido
por A. Blanes.
J. Spijker también está financiado por programa Ramón y Cajal (RYC-2013-14851)
del MINECO.
a Doctorando en el Departamento de Sociología y Comunicación, Facultad de
Ciencias Sociales, Universidad de Salamanca.
b Centre d’Estudis Demogràfics. Investigador financiado por el programa Ramón
y Cajal (RYC-2013-14851) del MINECO.
c Centre d’Estudis Demogràfics
La mortalidad de las personas mayores
en España: análisis temporal
y territorial*
Ignacio de Loyola González Salgadoa
Jeroen J. A. Spijkerb
Amand Blanes Llorensc
Resumen
Este artículo describe las tendencias de la mortalidad de las personas mayores
en España durante el último siglo en el contexto de la teoría de la transición
epidemiológica, con especial atención a los cambios acaecidos en las tres últi-
mas décadas. Utilizando los microdatos de defunciones del INE se presenta una
descripción detallada de los cambios en las tasas estandarizadas de mortalidad
por causa entre la población de 65 años y más y su contribución al aumento de
la esperanza de vida. Posteriormente, se analizan las diferencias en la mortali-
dad provincial en 2003-05 y 2013-15. Los resultados muestran que actualmente
la mortalidad en España, así como las diferencias de género y de territorio,
siguen estando relacionadas con las enfermedades cardiovasculares y los tu-
mores. Sin embargo, las enfermedades mentales y del sistema nervioso han ido
adquiriendo más importancia, una tendencia que es probable que continúe en
el futuro próximo.
Palabras clave: transición epidemiológica, diferencias territoriales de morta-
lidad, personas mayores, esperanza de vida, causas de muerte.
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Mortality among elderly people in Spain: a temporal and territorial
analysis
Abstract
This article describes old-age mortality trends in Spain since early last century
within the context of the epidemiological transition theory, whereby special at-
tention goes out to changes over the last three decades. Using microdata on
deaths published by INE, a detailed description is provided of the changes in
standardized death rates by cause among the population of 65 years and older
and their contribution to the increase in life expectancy. Mortality differences
are also shown at the provincial level in 2003-05 and 2013-15. Results show
that current mortality in Spain as well as differences by gender and territory
are still marked by cardiovascular diseases and cancer. However, mental and
nervous system diseases have become more important, a trend that is likely to
continue in the near future.
Key words: epidemiologic transition, regional mortality differences, older
adults, life expectancy, causes of death.
Mortalité des personnes âgées en Espagne : analyse temporelle et
territoriale
Résumé
Cet article présente les tendances de la mortalité des personnes âgées en Espag-
ne au cours des 100 dernières années dans le contexte de la théorie de la transi-
tion épidémiologique. L’objectif principal est de décrire les changements inter-
venus dans la mortalité des personnes âgées au cours des 30 dernières années.
À l’aide des micro-données des décès de l’INE, nous présentons une description
détaillée de l’évolution des taux standardisés de mortalité par cause, pour les
personnes de 65 ans et plus, ainsi que leur contribution à l’augmentation de
l’espérance de vie. Les résultats montrent que l’évolution de la mortalité en Es-
pagne ainsi que les différences par sexe et au niveau territorial sont expliquées
surtout par les maladies cardiovasculaires et les cancers. Cependant, le poids
des maladies mentales et du système nerveux devient chaque fois plus impor-
tant, une tendance qui devrait se poursuivre dans l’avenir proche.
Mots-clés: transition épidémiologique, différences territoriales de mortalité,
personnes âgées, espérance de vie, causes de décès.
INTRODUCCIÓN
El envejecimiento de la población se define como el cambio en la
estructura por edad de la población por el cual la proporción de ma-
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yores de 65 años aumenta en el conjunto poblacional. En España el
cambio de régimen demográfico se inició en la segunda mitad del siglo
XIX con la llamada primera transición demográfica que, en términos
de mortalidad, se tradujo en un aumento de la esperanza de vida de
los menos de 40 años de finales del siglo XIX a los casi 83 años de la
actualidad, con 80 años para los hombres y 85 para las mujeres. Ese
incremento del número de años vividos se debió, en un primer mo-
mento, a la reducción de la mortalidad infantil y juvenil, para despla-
zarse las ganancias de vida hacia las edades adultas-maduras desde
los años sesenta del siglo pasado y hacia las edades ancianas desde
finales de ese siglo. En consecuencia, una proporción cada vez mayor
de los nacidos sobrevive a edades avanzadas y, además, gozan de ex-
pectativas de vida restantes más elevadas. En este sentido, no es sor-
prendente que el foco de atención se haya desplazado hacia el análisis
de la supervivencia y la longevidad de los mayores, convirtiéndose en
uno de los temas demográficos de la actualidad. Además, ese interés
enlaza con la preocupación por el estado de salud y la calidad de vida
de las personas mayores, y las consecuencias familiares, sociales y
económicas que de ellas se derivan (García-González, 2015; Robles
González, 2009).
La Teoría de la Transición Epidemiológica (en adelante TTE) ofre-
ce un marco general para la descripción e interpretación de los cam-
bios en los patrones de morbimortalidad, de sus determinantes y de
sus consecuencias. Las causas de muerte forman parte integral de la
dinámica de la transición epidemiológica, ya que cada fase está tipi-
ficada por una estructura del patrón de morbimortalidad que refle-
ja las características ambientales, los estilos de vida, las condiciones
sociosanitarias... de cada época y sociedad. Por ejemplo, en los países
occidentales los avances en la supervivencia en edades avanzadas se
han visto acompañados de un aumento del peso relativo en el patrón
de morbimortalidad de las enfermedades degenerativas no-cardiovas-
culares, como los tumores, y de las mentales, como la demencia. En
las últimas décadas, la evolución de la mortalidad en España se ha
caracterizado también por el impacto sobre la supervivencia en otras
etapas del ciclo de vida de causas de muerte ligadas a factores sociales
y del comportamiento, siendo el ejemplo más claro el aumento de la
mortalidad adulta-joven, especialmente en los hombres, por el SIDA y
los accidentes de tráfico en la década de los ochenta y de los noventa
del siglo pasado.
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En España, la mortalidad cardiovascular sigue la tendencia des-
cendente iniciada en los años sesenta del siglo pasado y como conse-
cuencia el cáncer ya es la primera causa de muerte entre la pobla-
ción masculina mayor, al tiempo que los trastornos mentales y las
enfermedades del sistema nervioso representan una proporción cada
vez mayor de la mortalidad total en ambos sexos. Una parte de esas
tendencias están relacionadas con los cambios en los hábitos y en
los estilos de vida como el tabaquismo y el consumo de alcohol. Así,
según un estudio gallego la mortalidad masculina atribuida al tabaco
muestra una tendencia decreciente desde hace dos décadas, mientras
que es creciente en las mujeres debido al proceso de convergencia
entre hombres y mujeres en el hábito de fumar en las generaciones
nacidas a partir de la segunda mitad del siglo XX (Pérez-Ríos et al.,
2011). Los avances científico-médicos han favorecido diagnósticos
más precisos y precoces y tratamientos más eficaces reduciendo la le-
talidad de algunas enfermedades, aunque no siempre la prevalencia
de la morbilidad (Puts et al., 2008). Por otro lado, en los últimos años
se ha constatado un sostenido incremento de las muertes por enfer-
medades mentales. Por ejemplo, la demencia y las enfermedades del
sistema nervioso doblaron su incidencia en la población de mayores
de 65 años del 5,3% de 1995/96 al 10,6% de 2012/13 (European Com-
mission, 2015).
En este contexto de continua transformación del patrón de morbi-
mortalidad, el objetivo que se plantea es analizar su evolución entre
las personas de 65 años y más años en España. El trabajo prolonga
líneas de investigación ya iniciadas sobre la mortalidad de la población
mayor, como son los estudios de Blanes (2007), Spijker y Blanes (2009),
Gómez-Redondo et al. (2014), García-González (2014; 2015) y García-
González y Grande (2018), integrando los últimos datos disponibles y
enfatizando aquellas causas de muerte más imbricadas con el proceso
de envejecimiento. Otro objetivo es abordar su dimensión territorial
analizando tanto las diferencias de vida media en edades avanzadas
como los patrones de mortalidad por causa a nivel provincial en el
periodo más reciente. Las pautas espaciales confirman los patrones
ya constatados en otros estudios sobre mortalidad regional, como el
de Reques et al. (2015), con la configuración de un espacio de mayores
riesgos de morir en el sur peninsular (Andalucía, Extremadura), en
las Canarias, en el Levante (Murcia, Comunidad Valenciana) y en el
norte (Galicia). Una dicotomía territorial que se constata, entre otros,
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en los estudios de López-Abente et al. (2014; 2001), que se centran fun-
damentalmente en las desigualdades espaciales de la mortalidad por
cáncer en España.
1. MARCO TEÓRICO
La Teoría de la Transición Epidemiológica, formulada por Omran
(1971; 1983), establece un marco general para describir e interpretar
los cambios en los patrones de mortalidad y salud durante el proceso
de declive de la mortalidad, así como de sus determinantes y sus con-
secuencias. A partir de esos patrones Omran distinguió tres grandes
etapas en la historia de la humanidad. La etapa de “las pestes y las
hambrunas” caracterizada por una elevada y fluctuante mortalidad,
y por la presencia de picos de mortalidad coincidiendo con epidemias,
carestías o guerras. En esta etapa, que duró hasta la mitad del siglo
XIX en los países occidentales, la esperanza de vida al nacer era baja y
oscilante, en el rango de 20 a 40 años, y el patrón de mortalidad esta-
ba dominado por las enfermedades infecciosas y transmisibles, por las
relacionadas con la malnutrición y por las maternales. Durante la se-
gunda fase de la transición, o “etapa de descenso de las enfermedades
infecciosas”, las expectativas de vida aumentaron hasta los 50 años en
las primeras décadas del siglo XX. Ese incremento fue posible por la
reducción de las enfermedades transmisibles, debido a las mejoras en
las condiciones higiénicas y a determinadas medidas de salud pública,
siendo los principales beneficiados los lactantes, los niños y las muje-
res en edad fértil. Finalmente, desde los años sesenta, una etapa carac-
terizada por el predominio de las “enfermedades degenerativas”, con
un aumento de la prevalencia de las enfermedades del corazón, de las
cerebrovasculares, de los cánceres, de la diabetes y de las pulmonares.
La TTE se formuló en un periodo caracterizado por una ralentiza-
ción en las ganancias de esperanza de vida en los países pioneros en el
proceso de descenso de la mortalidad a medida que se iban alcanzando
niveles entorno de los 70 años. Esa evolución provocó que se pensase
que la transición de la mortalidad estaba a punto de concluir, fijándose
un patrón dominado por las enfermedades crónicas y las degenerati-
vas. Ese patrón se mantendría relativamente estable, lo que dificulta-
ría el logro de nuevos avances al considerarse que el límite biológico de
la vida estaba próximo alcanzarse (Fries, 1980). Sin embargo, a finales
de los años sesenta, algunos países desarrollados experimentaron nue-
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vos avances en la supervivencia de su población y transformaciones en
sus patrones de morbimortalidad, lo que provocó que algunos autores
postularan que esas sociedades estaban accediendo a nuevos estadios
de la transición epidemiológica. Ese nuevo estadio fue descrito por
Olshansky y Ault (1986) como la “etapa de las enfermedades degene-
rativas en edades avanzadas”. Sus rasgos definitorios eran el rápido
descenso de la mortalidad en la población anciana en ambos sexos, el
desplazamiento a edades avanzadas de la mortalidad por causas de-
generativas y la progresiva concentración de las ganancias de vida en
edades cada vez más avanzadas. Por su parte, Rogers y Hackenberg
(1987) centraron su atención en otros aspectos del patrón de morbi-
mortalidad como la interacción entre enfermedades crónicas e infec-
ciosas, la relevancia de las patologías extrínsecas como los accidentes,
los suicidios y los homicidios, el papel crítico de los estilos de vida sobre
la salud, o los efectos negativos asociados a ciertas disfunciones en el
plano social y económico. Esas dos visiones son complementarias, ya
que reflejan diferentes aspectos y factores: por un lado, determinantes
a nivel micro, como los estilos de vida y los comportamientos de los gru-
pos sociales; por otro, determinantes a nivel macro, como los servicios
sociosanitarios y los programas de salud.
A la luz de las nuevas tendencias, Omran (1998) añadió una nueva
fase a su teoría que definió como la de “descenso de la mortalidad car-
diovascular, del envejecimiento, de los cambios en los estilos de vida y
de la emergencia de las enfermedades infecciosas”. El envejecimiento
se ubica como un atributo de esa fase, considerando la interrelación
que se establece entre cambios en la estructura de la población y pa-
trones de mortalidad por causa, al tiempo que retoma la idea de que
incluso en las sociedades más avanzadas la transición no ha conlleva-
do la erradicación de las enfermedades infecciosas. Además, planteó la
posible existencia de una etapa ulterior, la de “aspiración de calidad
de vida con longevidad y persistencia de desigualdades”. Esa etapa
se daría en la segunda mitad del siglo XXI en un contexto de mayor
longevidad, de control de las enfermedades gracias a los avances en
la ciencia, de promoción de la salud y de prolongación de la vida sana.
Por su parte, Meslé y Vallin (2002), partiendo de una revisión cri-
tica de la TTE, sintetizaron la evolución de la mortalidad en dos esta-
dios por la dificultad conceptual de determinar la composición del pa-
trón epidemiológico que definía las últimas etapas de la transición (ver
también Mackenbach, 1994 y Robine, 2001). El primero, de acuerdo con
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los postulados de Omran, se sustentó en el control de las enfermedades
infecciosas y transmisibles y tuvo como corrolario el incremento de la
prevalencia de las enfermedades crónicas. El segundo, la denominada
“revolución cardiovascular”, se caracteriza por el descenso de la mortali-
dad por causas del aparato circulatorio, que constituye el factor sobre el
que se sustentan las ganancias de años de vida en las últimas décadas.
La reducción de la mortalidad del aparato circulatorio y el retraso
de la edad a la defunción desplazaron el interés hacia el estudio de
aquellas causas de muerte que iban adquiriendo un creciente prota-
gonismo en el patrón de morbimortalidad. En este sentido, Horiuchi
(1999) postulaba que los avances en la esperanza de vida habían sido el
fruto de la reducción sucesiva de las enfermedades que en cada periodo
dominaban la estructura de la mortalidad. La “revolución cardiovascu-
lar” ha sido en las últimas décadas (y lo es todavía) el motor sobre el que
se sustentan las ganancias de años de vida, mientras que el próximo
salto se deberá a la reducción de la mortalidad por tumores entre los
50 y los 80 años. Si bien algunos, como el de estómago, se caracterizan
por una evolución favorable a lo largo del siglo XX, debido a las mejoras
higiénicas y a la tecnología médica, otros relacionados con los compor-
tamientos y el entorno medioambiental han aumentado su incidencia.
En su opinión, lograr el control del cáncer requerirá tanto de avances
claves en la investigación oncológica y el tratamiento de la enfermedad,
como de reducción de los factores de riesgo. Una vez alcanzadas bajas
tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y por tumores,
emergería un nuevo patrón concentrado en las edades muy avanzadas.
Dicho patrón estaría dominado por algunas enfermedades del aparato
respiratorio (neumonías, bronquitis…), por las mentales y del sistema
nervioso, y por otras de difícil clasificación debido a la multiplicidad de
factores que intervienen en la defunción en esas edades. Entonces, la
cuestión sería hasta qué punto puede frenarse el deterioro del organis-
mo, desplazando aún más la edad de la defunción, lo que constituiría
según este autor la etapa final de la transición, “slowing of senescence”.
Según Vaupel (2010) la senescencia ya se ha retrasado alrededor de 10
años desde 1950 en Suecia, Estados Unidos y Japón.
En síntesis, a pesar de las diferentes formulaciones, existente un
consenso sobre los elementos claves de la actual fase de la TTE: a) los
avances en la longevidad; b) el desplazamiento de la edad a la defun-
ción y la concentración de las ganancias de años de vida en edades
avanzadas; c) la transformación en el perfil de las causas de muerte.
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2. MATERIALES Y MÉTODOS
Las poblaciones utilizadas como denominadores para el cálculo
de los indicadores se han obtenido de las Estimaciones de Población
(1983-2001) y de las Cifras de Población (2002-2015) del INE. Para los
ámbitos y periodos analizados ambas fuentes proporcionan la pobla-
ción residente por sexo y edad simple, como mínimo hasta 100 y más
años, a fecha 1 de julio de cada uno de los años.
En las defunciones se han explotado los ficheros de microdatos se-
gún la causa de muerte del INE del periodo 1983-2015. Durante esos
años están vigentes en España dos Clasificaciones Internacionales de
Enfermedades, la CIE-9 hasta el año 1998 y la CIE-10 a partir de esa
fecha. Los cambios más destacables entre ambas clasificaciones en re-
lación con las enfermedades prevalentes en edades avanzadas son: a)
la psicosis orgánica senil y la presenil pasaron del capítulo de enferme-
dades mentales a las del sistema nervioso central; b) la insuficiencia
cardiorrespiratoria y la parada cardíaca se trasladaron del capítulo
de enfermedades del sistema circulatorio al de enfermedades mal de-
finidas; y, c) la insuficiencia respiratoria que formaba parte de las en-
fermedades mal definidas se incluyó en las del aparato respiratorio
(Ministerio de Sanidad, 2010; Ruiz et al., 2002). Además, en el análisis
de la evolución de los patrones de mortalidad hay que considerar las
variaciones en el peso que representan las enfermedades mal defini-
das, especialmente en las edades más avanzadas, donde el proceso que
desemboca en la muerte se debe a una interacción de múltiples causas.
Un mayor porcentaje de causas mal definidas, debido a una incerti-
dumbre en la diagnosis y/o en la certificación de la defunción, subes-
tima otras causas de muerte, especialmente las relacionadas con el
envejecimiento del organismo. A pesar de las mejoras en el diagnóstico
y la certificación de la causa, la introducción de la CIE-10 no redujo el
peso de las causas mal definidas (Ministerio de Sanidad, 2010), como
si sucedió con el paso de la CIE-8 a la CIE-9 (Spijker, 2014). En la po-
blación de 65 y más años el porcentaje de defunciones de causas mal
definidas se ha reducido del 3% al 2% durante este siglo, pero entre la
población de 95 y más años sigue representado cerca del 5% de todas
las defunciones.
Un análisis exploratorio de las causas de muerte en las edades
avanzadas ha permitido identificar aquellas que son más relevantes
en términos de mortalidad total y de impacto sobre la esperanza de
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vida, o que presentan evoluciones peculiares en los últimos años. A
partir de ese análisis previo se han retenido 31 causas específicas de
muerte, 10 grupos de causas y un grupo general que incluye el resto
de las causas naturales no tratadas de forma específica. La homoge-
neización entre la CIE-9 y la CIE-10 se ha realizado a partir de los
ficheros de microdatos usando como referencia la “Lista reducida de
causas de muerte CIE-10 y su correspondencia con la CIE-9” del INE
(2018).
Los indicadores nacionales se han calculado con dimensión estric-
tamente anual, excepto aquellos que consideran la causa de muerte
que se han elaborado con datos de tres años. Ese proceder permite de-
tectar las tendencias subyacentes, más allá de fluctuaciones puntuales
debidas a una mayor incidencia en un año de ciertas enfermedades
respiratorias o a episodios de canícula. El análisis territorial se ciñe
al periodo más reciente, ya que las estimaciones de población del INE
anteriores al año 2002 concluyen en el grupo de edad de 85 y más años.
Los indicadores provinciales son todos de dimensión trianual (centra-
dos en el año de referencia), al presentar los indicadores anuales una
fuerte aleatoriedad en las provincias menos pobladas.
TABLA 1
Lista de causas de muerte analizadas (CIE-9 y 10)
Grupos de causas Código de la lista
detallada CIE-9
Código de la lista
detallada CIE-10
0 Todas las causas 001-E999 A00-Y89
1Enfermedades infecciosas y parasi-
tarias 001-139, 279.5.6 A00-B99, R75
2 Tumores
2.1 Tumor de estómago 151 C16
2.2 Otros tumores malignos digestivos Resto de 150-159 C15, C17-C26,
C45.1, C48
2.3 Tumores malignos respiratorios e
intratorácicos 160-165 C30-C39, C45.0.2
2.3 Tumor maligno de la mama 174,175 C50
2.4 Tumores malignos de órganos genita-
les (femeninos, masculinos) 179-184/185-187 C51-C58 / C60-C63
2.5 Tumor de la vejiga 188 C67
2.6 Linfomas y leucemias 200-208, 273.3 C81-C96
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Grupos de causas Código de la lista
detallada CIE-9
Código de la lista
detallada CIE-10
2.7 Otros tumores Resto de 140-239,
273.1.3, 289.8 Resto de C00-D48
3Enfermedades endocrinas, nutriciona-
les y metabólicas
240-278, 330.0.1 (excep-
to 273.0.1.2.3, 274) E00-E90
3.1 Diabetes mellitus 250 E10-E14
3.2 Otras enfermedades endocrinas,
nutricionales y metabólicas
Resto de 240-278,
330.0.1 (exc. 273.0.1.2.3,
274)
4Trastornos mentales y del comporta-
miento 290-319 F00-F99
4.1 Trastornos mentales orgánicos, senil
y presenil 290 F00-F09
4.2 Otros trastornos mentales y de com-
portamiento 291-319 F10-F99
5Enfermedades del sistema nervioso y
de los órganos de los sentidos
320-389, 435 (excepto
330.0.1) G00-H95
5.1 Enfermedad de Alzheimer 331.0 G30
5.2 Otras enfermedades del sistema ner-
vioso y de los órganos de los sentidos
Resto de 320-389, 435
(excepto 330.0.1) Resto de G00-H95
6 Enfermedades del sistema circulatorio 390-459 (exc. 427.5, 435,
446, 459.0)
6.1 Enfermedades hipertensivas 401-405 I10-I15
6.2 Infarto de miocardio y otras enferme-
dades isquémicas del corazón 410-414 I20-I25
6.3 Enfermedades cerebrovasculares 430-434, 436-438 I60-I69
6.4 Aterosclerosis 440 I70
6.5 Otras enfermedades del aparato
circulatorio
Resto de 390-459 (exc.
427.5, 435, 446, 459.0) Resto de I00-I99
7Enfermedades del sistema respira-
torio 460-519 J00-J99
7.1 Influenza y neumonía 480-487 J09-J11, J12-J18
7.2 Enfermedades crónicas de las vías
respiratorias inferiores, incl. asma 490-496 J40-J47
7.3 Otras enfermedades del sistema
respiratorio Resto de 460-519 Resto de J00-J99
8 Enfermedades del sistema digestivo 520-579 K00-K93
8.1 Cirrosis y otras enfermedades cróni-
cas del hígado 571 K70, K72.1, K73,
K74, K76.1.9
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Grupos de causas Código de la lista
detallada CIE-9
Código de la lista
detallada CIE-10
8.2 Otras enfermedades del sistema
digestivo Resto de 520-579 Resto de K00-K93
SSíntomas, signos y hallazgos anorma-
les no clasificados en otra parte
427.5, 459.0, 780-799
(excepto 786.0, 795.8) R00-R99
S1 Senilidad 797 R54
S2
Otras síntomas, signos y hallazgos
anormales no clasificados en otra
parte
Resto de 427.5, 459.0,
780-799 (exc. 786.0,
795.8)
Resto de R00-R99
R Resto de causas naturales Resto de 001-799 Resto de A00-R89
9 Causas externas de mortalidad E800-E999
9.1 Accidentes de tráfico de vehículos de
motor E810-E819, E826
V01-V06.1.9
V09.2.3.9; V10-
V18.3.4.5.9,
V19.4.5.6.9,
V20-V28.3.4.5.9,
V29.4.5.6.9, V30-
V38.4.5.6.7.9,
V39.4.5.6.9
V40-V48.4.5.6.7.9,
V49.4.5.6.9, V50-
V58.4.5.6.7.9,
V59.4.5.6.9
V60-V68.4.5.6.7.9,
V69.4.5.6.9, V70-
V78.4.5.6.7.9,
V79.4.5.6.9
V80.2.3.4.5, V81.1.9,
V82.1, V83.0.1.2.3.4,
V84.0.1.2.3.4,
V85.0.1.2.3.4, V86.0.
1.2.3.4,87.0.1.2.3.4.5
.6.7.8.9, V89.2.3.9
9.2 Caídas accidentales E880-E888 (excepto
E887) W00-W19
9.3 Suicidio y lesiones autoinfligidas E950-E959 X60-X84
9.4 Otras causas externas Resto de E800-E999 Resto de V01-Y89
Fuente: Categorización propia a partir de la “Lista reducida de causas de muerte CIE-10 y su correspon-
dencia con la CIE-9”, INE.
Ignacio de Loyola González, Jeroen J. A. Spijker y Amand Blanes
106
Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
Los análisis se han realizado a partir de indicadores estandariza-
dos con el fin de eliminar el efecto de las estructuras por edad de la
población sobre su evolución temporal, sus diferencias entre sexos y
sus desigualdades espaciales. Para España se ha recurrido a la estan-
darización directa utilizando como población tipo la estándar europea
2013 (Eurostat, 2013). La tasa estandarizada (TMEst) para una deter-
minada causa de muerte y sexo se ha calculado mediante:
Siendo x el grupo de edad quinquenal (65-69 hasta 100+), s el sexo,
j la causa de muerte, m la tasa específica de mortalidad de la causa j y,
P la correspondiente población tipo.
Para analizar las diferencias territoriales se ha recurrido a la
técnica de la estandarización indirecta, ya que ésta es más adecuada
cuando en los análisis se consideran unidades con poca población y/o
escasos eventos. Además del indicador estandarizado de mortalidad
(IME) se ha calculado su intervalo de confianza al 95% para determi-
nar si las diferencias observadas entre cada provincia y España para
un grupo de causas de muerte son estadísticamente significativas. Las
fórmulas empleadas han sido:
Siendo x el grupo de edad quinquenal (65-69 hasta 100+), s el sexo,
j la causa de muerte, m la tasa específica de mortalidad de la causa j
en España, d las defunciones de la causa j observadas en la provincia
y, P la población de la provincia.
Además, se han calculado tablas de mortalidad completas, tan-
to nacionales como provinciales, utilizando los protocolos clásicos de
,
 =,,
 



,
 =,

,,
 
,

,
= ,

,,
 
,

,
=
,
 ± 1,96
,

La mortalidad de las personas mayores en España… 107
Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
construcción (Chiang, 1984). Las tasas de mortalidad se han trans-
formado en probabilidades de morir bajo el supuesto de distribución
uniforme de las defunciones en cada edad simple, a excepción de la
primera edad para la que se determina esa distribución en función del
nivel de la tasa de mortalidad en el primer año de vida.
Finalmente, se han empleado técnicas de descomposición para
cuantificar el efecto de las diferencias en la mortalidad por edad y por
causa en la evolución de las expectativas de vida (Arriaga, 1984). Esas
técnicas permiten responder a cuestiones del tipo: ¿qué variación de la
esperanza de vida se debe a las mejoras en la mortalidad de los mayo-
res?, ¿qué impacto ha tenido la reducción de la mortalidad cardiovas-
cular en las ganancias de vida a la edad 65?
3. RESULTADOS
3.1. La evolución a largo plazo de la mortalidad de los ma-
yores en España 1911-2015
La esperanza de vida al nacer presenta tanto para hombres como
para mujeres una tendencia ascendente durante todo el periodo, a ex-
cepción de la pandemia de Gripe de 1918 y de la Guerra Civil e in-
mediata postguerra (Figura 1). En la población masculina también se
aprecia la estabilización de la vida media acaecida en la década de
los ochenta y de los noventa como consecuencia del incremento de los
riesgos de morir en las edades adultas-jóvenes. Por su parte, la trayec-
toria de la vida media a la edad 65 se caracteriza por la aceleración
en los ritmos de ganancia a partir de los años sesenta en las mujeres
y de los setenta en los hombres. La magnitud en los avances en la su-
pervivencia en las edades avanzadas se constata en el incremento de
las expectativas de vida restantes a partir de la edad 65 que en 1911
rondaban los 10 años en ambos sexos y en la actualidad alcanzan los
19 años en los hombres y los 23 años en las mujeres. Entre los mayores,
la mortalidad disminuyó en primer lugar en los grupos de edades más
jóvenes para después desplazarse el descenso hacia los de edad más
avanzada, ocurriendo antes ese proceso en las mujeres que en los hom-
bres. Por ejemplo, en las mujeres de 65 a 74 años la mortalidad empezó
a mejorar después de la Gripe de 1918, mientras que en las de 95 y más
años el descenso se ha postergado hasta principios del presente siglo
(Figura 2).
Ignacio de Loyola González, Jeroen J. A. Spijker y Amand Blanes
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FIGURA 1
Evolución de la esperanza de vida al nacer y a la edad de 65 años por sexo en España
entre 1911-2015
Al nacer A la edad de 65
Fuente: Para el periodo 1911-1982, A. Blanes (2007); y para el periodo 1983-2015 elaboración propia a
partir de las cifras de población y de los ficheros de microdatos de defunciones del INE.
FIGURA 2
Evolución de las tasas estandarizadas de mortalidad de los mayores de 65 años en España según
sexo y grupos decenales de edad, entre 1911-2015
1
10
100
1.000
1911
1921
1931
1941
1951
1961
1971
1981
1991
2001
2011
1911
1921
1931
1941
1951
1961
1971
1981
1991
2001
2011
tasas por mil habitantes
65-74 75-84 85-94 95+
Hombres Mujeres
Fuente: Véase figura 1.
La mortalidad de las personas mayores en España… 109
Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
En términos de ganancias de años de vida la contribución de las
mejoras en la mortalidad en las edades avanzadas sólo se hizo notable
a partir de los años setenta del pasado siglo. A partir de ese momento,
la supervivencia de los mayores fue adquiriendo protagonismo y susti-
tuyendo progresivamente a la infancia y la adultez como motor que sus-
tentaba las ganancias de años de vida (Tabla 2). En las mujeres el gru-
po de 75-84 años es el responsable de la mayor parte de las ganancias
de vida en las últimas décadas, mientras que en los hombres éstas se
concentran entre los mayores más jóvenes, los de 65 a 74 años. Además,
en las mujeres se constata el protagonismo que ha adquirido en el pe-
riodo más reciente los avances en la supervivencia de las más mayores,
ya que el 17% de las ganancias de años vida entre 1994 y 2024 se deben
a la reducción de los riesgos de morir de la población de 85 y más años,
mientras que en los hombres su aportación tan sólo es del 5%.
TABLA 2
Contribución de las edades avanzadas a las ganancias de esperanza de vida en España según
sexo. Periodo 1913-15 a 2013-15
Variación
de la Eo
Contribución relativa de los grupos de edad
0-64 65-74 75-84 85+
Hombres
1914-1934 8,2 96,2% 2,3% 1,4% 0,1%
1934-1954 13,7 93,6% 4,3% 1,9% 0,2%
1954-1974 6,5 91,7% 5,3% 2,6% 0,4%
1974-1994 4,0 55,9% 21,9% 18,4% 3,8%
1994-2014 5,6 58,2% 19,2% 17,2% 5,3%
Mujeres
1914-1934 9,8 93,3% 4,4% 2,2% 0,2%
1934-1954 14,5 90,8% 5,6% 3,4% 0,3%
1954-1974 7,7 83,1% 11,3% 5,0% 0,6%
1974-1994 5,6 47,5% 21,7% 24,2% 6,6%
1994-2014 3,9 33,0% 19,8% 30,6% 16,6%
Nota: Cálculos realizados sobre tablas de mortalidad trianuales centradas en el año de referencia. Por
ejemplo, 1914-1934 se corresponde con la comparación entre la tabla trianual 1913-15 y la de 1933-35. Eo
se refiere a la esperanza de vida al nacer.
Fuente: Ver Figura 1.
En la última centuria se ha producido una profunda transforma-
ción en el patrón de mortalidad por causa entre los mayores españo-
les, pudiendo distinguirse tres periodos (Figura 3). El primero, hasta
Ignacio de Loyola González, Jeroen J. A. Spijker y Amand Blanes
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principios de la década de los 50 se corresponde con el tránsito entre la
segunda y la tercera fase de la transición epidemiológica. Las enferme-
dades del aparato circulatorio pasan a dominar el patrón de morbimor-
talidad, aunque las enfermedades transmisibles todavía tenían un peso
significativo en la mortalidad en estas edades. El segundo, en las tres
décadas siguientes, se caracteriza por el incremento en el peso relativo
de las enfermedades circulatorias y, en menor medida, del cáncer. En
el tercero, desde finales de los años setenta, y que se corresponde con
la cuarta etapa de la transición, se produce una paulatina reducción
del peso de las causas del aparato circulatorio en la mortalidad de los
mayores, al tiempo que van adquiriendo un creciente protagonismo las
enfermedades respiratorias, los tumores y las otras causas no trans-
misibles ligadas al proceso de envejecimiento. Finalmente, valga men-
cionar que por las mejoras en los diagnósticos y los cambios que se im-
plementaron en las sucesivas CIE (por ejemplo, en 1949 incorporaron
una sección sobre trastornos mentales) se ha disminuido el peso de la
mortalidad correspondiente a enfermedades mal definidas, con el efecto
que ese descenso tiene sobre el peso y la evolución del resto de causas.
FIGURA 3
Evolución de la tasa estandarizada de mortalidad y del patrón de morbimortalidad de las personas
de 65 y más años en España. Trienios 1911-13 a 2013-15
Hombres Mujeres
Nota: Tasas estandarizadas de mortalidad utilizando como población tipo la población estándar europea 2013.
Fuente: ver figura 1.
La mortalidad de las personas mayores en España… 111
Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
3.2. La evolución reciente de la mortalidad de los mayores
en España
En las tres últimas décadas se han producido substanciales avan-
ces en la longevidad de la población española, con un incremento de 7
años en la esperanza de vida de los hombres y de 6 años en las mujeres.
El aspecto más relevante ha sido el comportamiento de la superviven-
cia entre los mayores, con un incremento de la vida restante a la edad
65 en torno al 25% en ambos sexos entre 1983-5 y 2013-5. Esas ganan-
cias de años al final de la vida, demoradas en el tiempo, se han ido tras-
ladando a edades superiores, tal como ya se constata en la trayectoria
de la vida restante a la edad 85 y como empieza a vislumbrarse con
el cambio de siglo en la esperanza de vida a la edad 95 (Figura 4). En
consecuencia, ha aumentado tanto la probabilidad de sobrevivir hasta
edades cada vez más avanzadas como el número de años restantes
de vida a partir de esas edades. Por ejemplo, con los riesgos de morir
del trienio 1983-85 el 39% de las mujeres españolas celebrarían su 85
aniversario y todavía les restan por vivir 5,2 años más, mientras que
con la fuerza de mortalidad del trienio 2013-15 la supervivencia se
situaría en el 63% y la vida restante en los 7,3 años.
FIGURA 4
Evolución de la esperanza de vida en edades avanzadas. España 1983-2015
Fuente: Elaboración propia a partir de las cifras de población y el fichero de microdatos de defunciones
del INE.
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Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
Una primera síntesis del cambio en el patrón de morbimortalidad
es comparar las tasas estandarizadas de mortalidad por grandes gru-
pos de causas de muerte entre los trienios 1983-85 y 2013-15 (Figura 5).
En ambos sexos destaca la fuerte reducción de la mortalidad por causas
del aparato circulatorio entre ambos trienios, del 61% en los hombres
y del 64% en las mujeres, así como de las relacionadas con el aparato
digestivo, el aparato respiratorio y las causas externas. En los hombres
la mayor mortalidad por tumores provoca que en los últimos años se si-
túen como la primera causa de muerte entre los mayores, mientras que
en las mujeres se mantienen en segunda posición. Finalmente, el fuerte
incremento acaecido en la mortalidad por enfermedades mentales y del
sistema nervioso central que multiplican su tasa estandarizada por 4,0
en los hombres y por 5,5 en las mujeres entre ambos trienios.
FIGURA 5
Tasas estandarizadas de mortalidad por sexo y grandes grupos de causas de muerte de la pobla-
ción de 65 y más años en España. Periodos 1983-85 y 2013-15 (por 10.000 habitantes)
Nota: Áreas de los rectángulos proporcionales al valor de la tasa estandarizada de mortalidad.
Fuente: Elaboración propia a partir de las cifras de población y el fichero de microdatos de defunciones
del INE.
La mortalidad de las personas mayores en España… 113
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A continuación, para profundizar en el estudio se representa la
evolución de la mortalidad por algunas causas específicas selecciona-
das por su relevancia entre la población mayor (Figura 6). En los hom-
bres los tumores de mayor incidencia son los otros tumores digestivos,
los de tráquea, bronquios y pulmones (relacionados principalmente con
el tabaquismo) y el grupo que engloba al resto de tumores, mientras la
evolución más favorable se ha dado en el subgrupo de los del estómago
y, desde el principio del nuevo milenio, también el cáncer de próstata.
En las mujeres las tasas son inferiores a las masculinas y los de mayor
incidencia son el grupo de otros tumores digestivos y el agregado de
resto de tumores, a los que se añade el cáncer de mama. En términos
de evolución, el subgrupo que presenta una mayor disminución son
los tumores de estómago, mientras que en sentido opuesto se produce
un progresivo aumento desde finales del siglo pasado de la mortalidad
femenina por tumores del aparato respiratorio por la progresiva llega-
da a esas edades de cohortes en las que el hábito del tabaquismo fue
extendiéndose.
En la mortalidad por causas del aparato circulatorio las tenden-
cias han sido similares en ambos sexos con una fuerte reducción de la
mortalidad en todos los subgrupos a excepción de las enfermedades hi-
pertensivas (Figura 6b). En contrapartida, las mentales y del sistema
nervioso central (SNC) presentan una tendencia ascendente en ambos
sexos, con un predominio de la enfermedad senil y presenil y el alzhéi-
mer, con tasas más elevadas en la población femenina. En este grupo
se ha incluido también la senilidad sin especificar por su similitud con
las causas degenerativas del sistema nervioso, a pesar de que en la
CIE-10 se incluye en el grupo de las mal definidas (rúbrica R54). El
fuerte descenso de las tasas de mortalidad por este subgrupo se debe a
las mejoras en el diagnóstico y certificación de las causas del sistema
nervioso, razón por la cual su tendencia es la opuesta a la de alzhéimer
y otros trastornos del SNC.
En relación con las enfermedades del aparato respiratorio se obser-
va una mayor incidencia en los hombres y un menor ritmo de descenso
en relación con el de las mujeres (Figura 6d). En la mortalidad por
diabetes, que se encuentra relacionada con factores genéticos, de estilo
de vida y de cuidado médico, el ritmo de descenso de las tasas ha sido
más intenso en las mujeres, lo que provoca que en los últimos años la
mortalidad por esta causa sea mayor entre la población masculina (Fi-
gura 6e). Por su parte, la cirrosis presenta una trayectoria decreciente
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Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
FIGURA 6
Tasas estandarizadas de mortalidad por distintas causas de muerte de mayores de 65 años en
España según sexo. Periodo 1983-2015
Fuente: Elaboración propia a partir de las cifras de población y el fichero de microdatos de defunciones
del INE.
La mortalidad de las personas mayores en España… 115
Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
en ambos sexos y mayores tasas en los hombres por su relación con la
ingesta de alcohol. Finalmente, en las causas externas, la mortalidad
por accidentes de tráfico superaba a la de los suicidios hasta principios
de los años noventa en los hombres y hasta 2007 en las mujeres (Figu-
ra 6f). El descenso de la mortalidad por accidentes de tráfico se debió a
la sinergia de factores como las mejoras en la red viaria, la renovación
del parque automovilístico, las campañas de conciencia y seguridad
pasiva, o las medidas encaminadas a erradicar comportamientos de
riesgo al volante (Spijker & Blanes-Llorens, 2009).
TABLA 3
Contribución de las edades y las causas de muerte a la variación de la esperanza de vida a la edad
65 entre 1983-85 y 2013-15 por sexo
Tumores Mentales
y SNC
Ap.
circulatorio
Ap.
respiratorio
Ap.
Digestivo
Mal
definidas
Otras
naturales
Causas
externas TOTAL
Hombres 65-74 0,64 0,02 0,67 0,24 0,12 -0,03 0,11 0,05 1,81
75-84 0,40 -0,01 0,77 0,29 0,09 0,00 0,10 0,02 1,66
85+ 0,04 -0,04 0,32 0,08 0,03 0,04 0,02 0,00 0,48
TOTAL 1,07 -0,03 1,76 0,61 0,24 0,01 0,23 0,07 3,95
Mujeres 65-74 0,03 0,01 0,83 0,11 0,13 0,08 0,19 0,03 1,42
75-84 0,38 0,10 1,07 0,15 0,12 -0,03 0,24 0,01 2,05
85+ 0,08 0,03 0,49 0,14 0,05 0,06 0,10 0,00 0,95
TOTAL 0,50 0,14 2,40 0,40 0,30 0,10 0,54 0,04 4,43
Fuente: Elaboración propia a partir de las cifras de población y el fichero de microdatos de defunciones
del INE.
¿Cuál fue el impacto sobre las expectativas de vida de los mayores
de esas evoluciones y transformaciones del patrón de morbimortali-
dad? Para responder a esa cuestión se ha procedido a descomponer
para cada sexo la variación de la esperanza de vida a la edad 65 entre
1983-1985 y 2013-15 con el fin de cuantificar el papel desempeñado
por las diferentes edades y causas de muerte (Tabla 3). La vida media
de los hombres a la edad 65 aumentó en casi 4 años y las ganancias
se concentraron entre los mayores de menor edad, los de 65 a 74 años,
debido al descenso de la mortalidad por tumores y del aparato circula-
torio. Entre la población masculina de 65 y más años la menor mortali-
dad por esos dos grandes grupos de causas de muerte aportó 2,8 años,
lo que equivale a un 72% de la ganancia total de esperanza de vida a
la edad 65. Otro grupo de causas que contribuyó de forma relevante a
Ignacio de Loyola González, Jeroen J. A. Spijker y Amand Blanes
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esas ganancias de años de vida fueron las del aparato respiratorio con
una aportación significativa del grupo de 75 a 84 años. En las mujeres
la vida media a la edad 65 ha aumentado en casi 4,5 años, localizándo-
se las mayores contribuciones en el grupo de 75 a 84 años. El papel de
la reducción de las causas del aparato circulatorio ha sido mayor que
en los hombres, ya que aportó el 55% de la ganancia total, y se encuen-
tra desplazado a edades más avanzadas.
4. DESIGUALDADES TERRITORIALES EN LOS NIVELES Y PATRO-
NES DE LA MORTALIDAD DE LOS MAYORES
Las mejoras en la supervivencia de la población española se han
producido en un contexto de consolidación de las desigualdades terri-
toriales de mortalidad. A principios de la década de los setenta, coin-
cidiendo con el inicio de la cuarta fase de la transición epidemiológica,
emergió en España una nueva geografía de la mortalidad como resul-
tado de dos tendencias. Por un lado, la concentración de las mejoras
relativas más importantes en los riesgos de morir en las provincias
del interior-norte peninsular en ambos sexos. Por el otro, los menores
ritmos de descenso de la mortalidad en las provincias andaluzas, espe-
cialmente las de su vertiente occidental, junto con avances moderados
en los hombres en las provincias insulares y de la cornisa cantábrica, y
de las mujeres en el litoral levantino. En las últimas décadas el patrón
espacial de la mortalidad a escala provincial presenta grosso modo
dos grandes características. La primera, su persistencia, ya que no se
constatan grandes rupturas en su configuración espacial, a excepción
de algunas provincias norteñas e insulares en los hombres que han
mejorado su posición relativa. La segunda, la configuración de unos
espacios más semejantes en ambos sexos fruto de una aproximación en
los factores de riesgo de hombres y mujeres en un mismo territorio, y
de una progresiva diferenciación en los riesgos individuales, colectivos
y del entorno entre norte y sur peninsular (Blanes, 2007).
La explicación de las diferencias en las expectativas de vida al na-
cer entre las provincias remite a la existencia de desigualdades terri-
toriales en los niveles y en los patrones de mortalidad por edad y por
causa. En la actualidad, los diferenciales en los riesgos de morir de los
mayores explican la mayor parte de esas desigualdades, a excepción de
algunas provincias en las que aun juega un papel relevante la morta-
lidad en edades centrales de la vida, como en las gallegas o Asturias
La mortalidad de las personas mayores en España… 117
Revista de Demografía Histórica, ISSN 1696-702X, XXXVI, II, 2018, pp. 95-123
en los hombres o en las provincias canarias en las mujeres restando
años de vida a en relación con el conjunto nacional. En este siglo los
mayores niveles de esperanza de vida a la edad 65 se concentran en el
noroeste peninsular, excepto las provincias costeras, mientras que el
sur peninsular se configura como la zona con menores expectativas de
vida de la población mayor (Figura 7).
FIGURA 7
Distribución provincial de la esperanza de vida a los 65 años en España en los trienios 2003-05 y
2013-15 según sexo
Fuente: Elaboración propia a partir de las cifras de población y el fichero de microdatos de defunciones del INE.
La existencia de diferentes espacios de mortalidad se constata
analizando aquellas provincias que en el periodo más reciente (2013-
2015) presentan diferencias significativas de mortalidad a edades
avanzadas en relación con España (Figura 8). En la mortalidad total
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FIGURA 8
Diferenciales provinciales de mortalidad respecto de España por sexo y gran grupo de causa de
muerte. Trienio 2013-2015
Fuente: Elaboración propia a partir de las cifras de población y el fichero de microdatos de defunciones
del INE.
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de los mayores las provincias situadas en el norte peninsular, con al-
guna excepción como Asturias y Zaragoza en los hombres, tienden a
presentar niveles de significativamente inferiores a los del conjunto
nacional, mientras que el sur se configura como una zona con mor-
talidad significativamente superior. En las mujeres esa dicotomía es
más acentuada, ya que la zona de mayor mortalidad abarca todas las
provincias del sur, prolongándose por el litoral mediterráneo, al tiempo
que no se observa ninguna excepción al contexto de favorable mortali-
dad del norte peninsular.
Los patrones de mortalidad por causa de las provincias son simi-
lares a los de España en relación con el peso relativo de las distintas
causas de muerte de la población mayor, pero difieren en cuanto a
sus niveles. Así, las desigualdades en la mortalidad por enfermeda-
des del aparato circulatorio explican en gran medida la actual geo-
grafía de la mortalidad de los mayores, debido a su relevancia en el
patrón de morbimortalidad en esas edades. La dicotomía norte-sur
es claramente visible en estas causas, aunque en algunas provincias
costeras del noroeste la mortalidad cardiovascular también es signi-
ficativamente superior a la del conjunto de España. En este sentido,
la evolución de la mortalidad general a nivel territorial está deter-
minada, como ocurre para el conjunto de España, por el descenso de
las enfermedades cardiovasculares. La presencia de riesgos de morir
significativamente más elevados en el sur peninsular se da también
en otras causas de muerte de especial relevancia entre los mayores,
como las del aparato respiratorio y las del digestivo. Por su parte,
el patrón espacial de los tumores es más difuso, aunque en los hom-
bres destaca la dicotomía entre la Andalucía oriental y occidental
y los mayores niveles de mortalidad de las provincias de la cornisa
cantábrica. Un patrón espacial peculiar es el de las enfermedades
mentales y del sistema nervioso central con la presencia de un área
de mayor mortalidad en las provincias del litoral mediterráneo en
las mujeres, aunque podría reflejar una mejor certificación de esas
causas como se constata del hecho de que son al mismo tiempo pro-
vincias en que la mortalidad por causas mal definidas es inferior a
la nacional. Finalmente, en las causas externas destaca la peor po-
sición en ambos sexos de las provincias catalanas y de algunas del
litoral norte.
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CONCLUSIONES
Los avances en la esperanza de vida de la población han sido el
fruto de sucesivas reducciones de las causas de muerte que domina-
ban el patrón de morbimortalidad en cada época, tal como sucedió en
España con la “revolución cardiovascular” desde los años sesenta del
siglo pasado. A medida que se profundiza en el descenso de la morta-
lidad cardiovascular y se desplazan las defunciones a edades cada vez
más avanzadas, la clave para lograr nuevos avances en la longevidad
radica en el control del cáncer y de ciertas enfermedades del aparato
respiratorio de especial incidencia en las edades más avanzadas. En
España, el descenso de la mortalidad por causas del aparato circu-
latorio continúa siendo el principal motor de las ganancias años de
vida, pero empieza a vislumbrarse, siguiendo la propuesta de Horiuchi
(1999), el tránsito hacia una nueva etapa en la que adquirirá un cre-
ciente papel la reducción de la mortalidad por cáncer en el aumento de
la esperanza de vida. Entre los factores que coadyuvan al control del
cáncer están los relacionados con hábitos más saludables, las campa-
ñas de cribado, las mejoras en el tratamiento y en la tecnología médica.
No obstante, algunos factores relacionados con el cambio generacional
en las mujeres arrojan sombras sobre esa evolución, tal como se cons-
tata en el incremento de la mortalidad por tumores respiratorios entre
las mujeres nacidas en la segunda mitad del siglo XX. Finalmente, en
las edades más avanzadas han ido adquiriendo creciente importancia
las enfermedades mentales y del sistema nervioso, que ya son la se-
gunda causa de muerte, por encima de tumores y de enfermedades del
aparato respiratorio, entre las mujeres españolas de 85 y más años. En
este sentido, la mayor incertidumbre se cierne sobre la capacidad de
incidir sobre aquellas enfermedades más directamente imbricadas con
el proceso de envejecimiento del organismo.
Los avances en la supervivencia de la población han sido genera-
lizados en el territorio, pero no han conllevado una reducción de las
desigualdades territoriales con una dicotomía espacial norte-sur que
aparece consolidada en el tiempo y que se constata en la mayoría de
las causas de muerte que dominan el patrón de morbimortalidad de los
mayores. Además, las provincias con riesgos de morir más elevados en
las edades ancianas tienden a tenerlos también en las edades madu-
ras, lo que sería otro indicativo de que ese modelo espacial persistirá
a corto plazo.
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Article
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Las estimaciones sobre desigualdades socioeconómicas en mortalidad a partir de registros individuales de defunciones y población son escasas y proceden únicamente de la la ciudad de Barcelona, la Comunidad de Madrid y el País Vasco. El objetivo del presente estudio fue mostrar el patrón geográfico de mortalidad en diferentes grupos socioeconómicos, así como el de las desigualdades en mortalidad en el conjunto del territorio español. Métodos: Se realizó el seguimiento de todos los individuos mayores de 25 años del censo de población 2001 durante siete años y dos meses para conocer su estado vital (196.470.401 personas-año a riesgo y 2.379.558 defunciones). Se calculó la tasa de mortalidad ajustada por edad en hombres y mujeres por provincia y nivel de estudios. Las desigualdades en mortalidad provinciales se estimaron mediante la razón de tasas de mortalidad en los sujetos con nivel de estudios primarios o inferiores respecto a los sujetos con estudios universitarios. Resultados: En mujeres, las razones de tasas más bajas –entre 1,06 y 1,16- se observaron Palencia, Segovia, Guadalajara y Ávila. Las más altas –entre 1,53 y 1,75- en Málaga, Las Palmas, Ceuta, Toledo y Melilla. En hombres, las razones de tasas más bajas –entre 1,00 y 1,12- se observan en Guadalajara, Teruel, Cuenca, La Rioja y Ávila y las más altas –entre 1,47 y 1,73- en Las Palmas, Cantabria, Murcia, Melilla y Ceuta. Conclusiones: El patrón geográfico de las tasas de mortalidad en España varía según el nivel educativo. Las desigualdades en mortalidad muestran menor magnitud en las provincias del centro peninsular.
Chapter
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Mortality is forecast for total mortality, lung cancer and circulatory system diseases excluding stroke for 21 countries. The forecasts are produced from models that include non-demographic variables in their model formulation and a time lag of 0–15 years between the exogenous variable and mortality. Separate time-series models are first constructed for men, women, Eastern and Western Europe and 11 causes of death using data for the period ± 1980 to 2000. The three cause-of-death models are then validated by comparing modelled with observed standardised death rates up to 2005–2009, depending on the country, before two short-term forecasts are made up to 2020. The first forecast is called the constant scenario as all exogenous variables are held constant after the year 2009. The second is the convergence scenario as values are set to converge by a certain year. Results showed that in most Western European countries the observed decline in total mortality since the late 1970s is set to continue in the near future for men, but is likely to level off for women. The mortality decline since the mid- to late 1990s in most Eastern European countries is predicted to continue. One important advantage of short-term forecasts is that values of the exogenous variables are already known for those variables for which a time lag has to be incorporated, meaning that both total mortality and specific causes of death can be accurately estimated for about 10–15 years ahead. This should of course be of great interest to policy makers
Article
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New disease mapping techniques widely used in small-area studies enable disease distribution patterns to be identified and have become extremely popular in the field of public health. This paper reports on trends in the geographical mortality patterns of the most frequent cancers in Spain, over a period of 20 years. We studied the municipal spatial pattern of stomach, colorectal, lung, breast, prostate and urinary bladder cancer mortality in Spain across four quinquennia, spanning the period 1989-2008. Case data were broken down by town (8073 municipalities), period and sex. Expected cases for each town were calculated using reference rates for each five-year period. For map plotting purposes, smoothed municipal relative risks were calculated using the conditional autoregressive model proposed by Besag, York and Mollié, with independent data for each quinquennium. We evaluated the presence of spatial patterns in maps on the basis of models, calculating the variance in relative risk corresponding to the structured spatial component and the unstructured component, as well as the proportion of variance explained by the structured spatial component. The mortality patterns observed for stomach, colorectal and lung cancer were maintained over the 20 years covered by the study. Prostate cancer and the tumours studied in women showed no defined spatial pattern, with the single exception of stomach cancer. The trend in spatial fractional variance indicated the possibility of a change in the spatial pattern in breast, bladder and colorectal cancer in women during the last five-year period. The paper goes on to discuss ways in which spatio-temporal data are depicted in the case of cancer, and review the risk factors that may possibly influence the respective tumours’ spatial patterns. In men, the marked geographical patterns of stomach, colorectal, lung and bladder cancer remained stable over time. Breast, colorectal and bladder cancer in women show signs of the possible appearance of a spatial pattern in Spain and should therefore be monitored.
Article
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Following the analyses of the standardized mortality rates, that allows to eliminate the effect of age structure, the impact of mortality is directly appreciated and the evolution of the main causes of death in the 80+ population in Spain between 1975 and 2007, is described. Using the Short-List of Eurostat, causes of death have been divided into 17 broad groups. The article analyzes the decline of mortality caused by the fall of circulatory diseases, mainly the cerebrovascular ones, and to a lesser extent, the respiratory diseases, ill-defined diseases and external causes. Inversely, in the remaining thirteen groups the mortality has increased over such period particularly, the neoplasms, nervous system diseases and mental disorders. Important differences by gender have been found, being neoplasms and respiratory diseases much higher in men, which would explain the greater men oldest-old mortality in Spain. Se analiza la evolución, entre 1975 y 2007, de las principales causas de muerte en la población española de 80+ años, a partir del análisis de las tasas estandarizadas de mortalidad que, al eliminar el efecto de la estructura por edad, permiten apreciar el impacto de la mortalidad. Las causas de muerte se han agrupado en 17 grandes grupos, siguiendo la Lista Abreviada de Eurostat. Se describe la caída de la mortalidad debida al descenso de las enfermedades circulatorias, (en especial las cerebrovasculares) y, en menor medida, de las respiratorias, las mal definidas y las causas externas. Por el contrario, la mortalidad en los 13 grupos restantes se ha incrementado durante el período, sobre todo la relativa a tumores, enfermedades del sistema nervioso y trastornos mentales. Se constatan importantes diferencias por género, siendo los tumores y las enfermedades respiratorias muy superiores en los hombres. Ello explicaría la mayor mortalidad masculina de la población anciana. [fr] On analise l’évolution des principales causes de mort chez la population espagnole de plus de 80 ans de 1975 à 2007, sur la base de l’analyse des taux standarisés de mortalité qui permettent aprécier l’impact de la mortalité en éliminant l’effet de la structure par âge. Les causes de mort ont été groupées en 17 grands groupes suivant la liste abrégée d’Eurostat. On découvre la chute de la mortalité, due à la déscente des maladies circulatoires, en particulier les cardiovasculaires et, à une moindre échelle, des respiratoires, les mal définies et les causes externes. La mortalité chez le reste des groupes est augmenté au long de cette periode, surtout les tumeurs et les maladies du système nerveux et les dérangemens mentals. Il y a d’importantes différences par sexe, les tumeurs et les maladies respiratoires étant très supérieures chez les hommes, ce qui explique la plus grande mortalité masculine de la population ancienne.
Article
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In the period 1960-2000, male and female life expectancy increased by 8,2 and 10,5 years, respectively, in Catalonia, one of Spain’s Autonomous Regions, to one of the highest in the world. Initially, most gains were due to lower infant mortality, but as cardiovascular diseases declined this later shifted to advanced ages. Between the mid-1980s and early 1990s life expectancy improvements stagnated as the mortality risk from traffic accidents and HIV/AIDS in young adults increased. Both the age-delay in old-age mortality and the simultaneous influence of behaviour and life style reflect distinct aspects of the fourth stage of the epidemiological transition. This analysis quantifies the age and cause of death contributions to changes and sex-differences in life expectancy in Catalonia. It subsequently compares the most recent life table for women with the Duchene-Wunsch limited life table to estimate the potential gain in life expectancy when all deaths would be ageing-related and on which ages these improvements would fall.
Chapter
Recent decades have witnessed the rise of a new and growing demographic group: the old people. This remarkable historical phenomenon is the direct result of an increase in survival rates, with more and more men and women celebrating their 85th birthday every year. As death rates fall and people live longer, the frequency distribution of age at death has shifted towards the more advanced groups, affecting a greater proportion of the population as a whole while the maximum lifespan has continued to rise. It should be emphasized that the number of octogenarians in wealthy countries grew over the course of the twentieth century, paralleled by a rise in the age of death among the very old. In the case of Spain, this trend did not happen until the 1970’s. This paper analyses the impact of mortality and the evolution of the main causes of death among Spanish old people. Special attention is paid to variations in gender-specific trends over the last three decades, looking for the most relevant causes of death. Our work focuses on three different age groups: 65–79; 80–89 and 90 older, to distinguish the diversity of trends among older people. This research has also profited from the increase in the availability of official data on both mortality and the living population at advanced ages in recent years.
Article
Of the very few theories about the evolving health status of populations, one of the best known is that of the epidemiological transition. Formulated by Omran in 1971, it describes the changes in the cause-of-death pattern associated with the reduction in mortality rates during the demographic transition. Omran argued that the second stage, "the Age of Receding Pandemics", forms a transition between the "Age of Pestilence and Famine" and the "Age of Degenerative and Man-made Diseases". In 1986, Olshansky and Ault proposed adding a fourth stage to the epidemiological transition, with the "Age of Delayed Degenerative Diseases". However, the changeovers from the second to third stages and from the third to fourth stages are hard to date. Indeed, examination of the changing dispersion in life spans casts doubt on the historical reality of the last two stages, though it does allow the move from the second to following stage to be dated. This article proposes therefore to merge Omran's third stage, "the Age of Degenerative diseases" with Olshansky and Ault's fourth stage, "the Age of Delayed Degenerative Diseases", to form a new stage, referred to as the "Age of the Conquest of the Extent of Life", characterized by the fact that the fall in mortality-which continues throughout this stage-is associated with little or no further concentration of life spans.
Article
The epidemiologic transition theory focuses on the changing patterns of morbidity and mortality and postulates that mortality by cause will evolve from a predominance of acute and infectious diseases to a predominance of chronic and degenerative diseases. The epidemiologic transition theory comprises three stages: the age of pestilence and famine (lasting until 1875), receding pandemics (from 1875 to 1930), and degenerative and man‐made diseases (from 1930 to the present). Recent information suggests that developed societies have entered a new stage in the transition. This fourth stage, which we term the hybristic stage, is increasingly influenced by individual behaviors and life‐styles. In this paper, we examine the epidemiologic transition theory, substantiate the need for a new stage, and discuss current cause‐specific trends in mortality and the social and demographic implications of such trends.
Article
Gains in longevity in the United States since the mid-nineteenth century occurred as a result of an epidemiologic transition: deaths from infectious diseases were replaced by deaths from degenerative diseases. Recent trends in cause-specific mortality suggest a distinct new stage, one of postponement of degenerative diseases. Projections based on these data must be applied cautiously; their implication for health and social policies are likely to be profound.