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MLS Psychology Research
MLS PSYCHOLOGY RESEARCH
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Cómo citar este artículo:
González, M., de Diego, A., & González López, J. (2018). Mindfulness y coaching: promoviendo el desarrollo de la
presencia y la conciencia plena. Psychology Research, 1 (1).
MINDFULNESS Y COACHING: PROMOVIENDO EL
DESARROLLO DE LA PRESENCIA Y LA CONCIENCIA PLENA
Marian González
Universidad Europea del Atlántico
Centro BalanCe de Psicología & Mindfulness
Ana de Diego
Professional Certified Coach por la International Coach Federation
Javier González López
Centro BalanCe de Psicología & Mindfulness
Resumen. Mindfulness y Coaching son dos disciplinas relativamente recientes que se han desarrollado de
forma paralela durante las últimas décadas. Cada vez son más los coaches que se interesan por la práctica
de Mindfulness, tanto como técnica para su propio desarrollo personal, como herramienta para ofrecer a
sus coachees. Nuestro propósito con el presente artículo es ofrecer una revisión de la literatura sobre las
posibles utilidades que puede tener la implementación de Mindfulness en el ámbito del Coaching. Para
ello se ha organizado la información presentando de forma inicial los elementos esenciales de ambas
disciplinas, así como las semejanzas y diferencias que mantienen entre sí. Posteriormente se plantean las
posibles utilidades de dicha implementación haciendo especial hincapié en su efecto sobre procesos y
competencias clave para la eficacia del Coaching, tales como la presencia, la conciencia y la relación de
Coaching. Para finalizar, se presentan las conclusiones de este trabajo. En definitiva, Mindfulness puede
contribuir a desarrollar de forma práctica las competencias de presencia y conciencia que caracterizan al
auténtico Coaching. De esta forma Mindfulness contribuye a fortalecer la relación de Coaching, esa
relación entre el coach y el coachee en la que este puede sentirse sentido, conectarse con sus propios
recursos y generar los cambios que le permitan desarrollar su potencial. De esta manera Mindfulness
puede constituir una poderosa herramienta para contribuir al bienestar de los coaches, así como el de los
coachees y, por ende, al de la sociedad en su conjunto.
Palabras clave: Mindfulness, Coaching, relación de coaching, presencia, encarnación
González, M., de Diego, A., & González López, J.
MLSER, 1(1)
MINDFULNESS AND COACHING: PROMOTING THE
DEVELOPMENT OF THE PRESENCE AND THE FULL
AWARENESS
Abstract. Mindfulness and Coaching are two relatively recent disciplines that have developed in parallel
during the last decades. More and more coaches are interested in the practice of Mindfulness, both as a
technique for their own personal development, as a tool to offer their coachees. Our purpose with the
present article is to offer a review of the literature on the possible utilities that the implementation of
Mindfulness in the field of Coaching can have. To this end, the information has been organized, initially
presenting the essential elements of both disciplines, as well as the similarities and differences between
them. Subsequently, the possible utilities of this implementation are raised, with special emphasis on its
effect on processes and key competences for the effectiveness of Coaching, such as presence, awareness
and the relationship of Coaching. Finally, the conclusions of this work are presented. In short,
Mindfulness can contribute to develop in a practical way the competences of presence and conscience that
characterize the authentic Coaching. In this way Mindfulness contributes to strengthen the relationship of
Coaching, that relationship between the coach and the coachee in which this can feel felt, connect with
their own resources and generate the changes that allow them to develop their potential. In this way
Mindfulness can be a powerful tool to contribute to the well-being of coaches, as well as that of the
coachees and, therefore, that of society as a whole.
Keywords: Mindfulness, Coaching, coaching relationship, presence, embodiment
Introducción
La búsqueda de una vida plena, saludable y con sentido ha llevado al ser humano
a lo largo de toda su historia a indagar en su interior. Con este mismo propósito han
surgido a lo largo de los siglos numerosas disciplinas, entre las que podemos encontrar
el Mindfulness y el Coaching. Ambas están estrechamente relacionadas con la
Psicología y tienen como objetivo común el tratar de contribuir al desarrollo y el
bienestar humanos. Cada vez son más los coaches que se interesan por la práctica de
Mindfulness tanto como técnica para su propio desarrollo personal, como herramienta
para ofrecer a sus coachees. Desde nuestra experiencia, la implementación de las
habilidades características del Mindfulness al proceso de Coaching tiene el potencial de
optimizar la eficacia de este último, promoviendo en el coach competencias esenciales
reconocidas por la ICF, tales como la conciencia plena y la presencia. En esta misma
línea,
Mindfulness es un entrenamiento mental que nos enseña a aumentar el grado de
conciencia y presencia en nuestra vida, contribuyendo a que podamos aprender a vivirla
con mayor equilibrio y plenitud. El interés de la ciencia occidental por esta práctica
milenaria ha experimentado un crecimiento exponencial en las últimas décadas. En
general, la investigación científica muestra que el entrenamiento en Mindfulness
constituye una intervención eficaz para promover la salud y el bienestar a nivel mental,
emocional, físico y social, tanto en población general como en población clínica
(Grossman, 2004; Chiesa & Serreti, 2011; Keng, Smoski y Robins, 2011; Khoury et al.,
2015; Carlson 2012). Entre los principales beneficios asociados a su práctica destacan el
aumento de la capacidad de regulación emocional, el fortalecimiento de las capacidades
de atención y concentración o la disminución de los niveles de estrés y malestar (para
una revisión ver Chiesa & Serreti, 2011; Keng, Smoski y Robins, 2011; Khoury et al.,
2015). Estos resultados han propiciado que Mindfulness haya tenido un gran impacto a
nivel social. Así numerosos medios de comunicación de todo el mundo, como The
Mindfulness y Coaching: promoviendo el desarrollo de la presencia y la conciencia plena
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Economist, Forbes, Harvard Business Review o Time se han hecho eco de lo que se ha
venido a denominar ¨la revolución Mindful¨.
Paralelamente, el Coaching ha experimentado también un gran desarrollo como
disciplina para promover el cambio y el bienestar en personas y organizaciones de todo
el mundo. Este desarrollo se ha visto reflejado en las últimas décadas en el aumento del
número de programas e intervenciones de Coaching, el desarrollo de la investigación
científica en este área y la aparición de organismos a nivel internacional dirigidos a
regular los estándares éticos y de calidad en la profesión de Coaching, tales como la
Federación Internacional de Coaching (del inglés International Coach Federation –
ICF–).
Nuestro propósito con el presente artículo es ofrecer una revisión de las posibles
utilidades que puede tener la implementación de Mindfulness en el ámbito del
Coaching. Para ello, se ha llevado a cabo una revisión de la literatura sobre el tema y se
ha estructurado presentando los elementos esenciales de ambas disciplinas, así como las
semejanzas y diferencias que tienen entre sí. Posteriormente se presentan las posibles
utilidades de dicha implementación haciendo especial hincapié en su efecto sobre
procesos clave para la eficacia del Coaching, tales como la presencia y la relación
coach-coachee. Para finalizar, se presentan las conclusiones de este trabajo.
Metodología
Esta revisin bibliográfica se basa principalmente en artculos, libros y trabajos
originales que han sido publicados y que incluyen Mindfulness en la práctica de
Coaching. Se realizaron bsquedas a travs de las siguientes bases de datos: PubMed,
Scielo, Ebsco, Medline, Psycarticles y Google Scholar. Se utilizaron las siguientes
palabras clave y operadores: ¨OR¨ (¨mindfulness¨ ¨mindful¨) ¨AND¨ (¨Coaching¨
¨Coach¨ ¨Coachee¨ ¨Coaching relationship¨). En esta búsqueda no se estableci ningn
criterio anual porque nuestro objetivo era localizar la totalidad de las publicaciones,
debido a que el uso de Mindfulness en el ámbito del Coaching es relativamente reciente.
En la búsqueda inicial se obtuvieron 329 resultados. Para proceder a la selección
se revisaron los abstracts y, en caso necesario, los trabajos en su totalidad con el fin de
identificar si estaban relacionados con la aplicación del Mindfulness al Coaching como
disciplina de intervención. Se incluyeron aquellos artículos y libros que aportaban
información y/o datos sobre esta implementación y se excluyeron aquellos que no lo
hacían. Tras filtrar los resultados seleccionando aquellos que se refirieran a las
aportaciones del Mindfulness al ámbito del Coaching como disciplina de intervención
se localizaron seis libros, cinco de ellos en inglés y uno en castellano y cinco artículos,
todos ellos en inglés.
Resultados
Tras analizar los resultados podemos decir que la ¨revolución Mindful ¨ ha
alcanzado también al ámbito del Coaching. Diversos estudios muestran que la
implementación de Mindfulness en el ámbito del Coaching es efectiva para potenciar la
eficacia del coach para promover el cambio (Spence, Cavanagh y Grant, 2008),
promover el liderazgo auténtico (Kinsler, 2014) o la salud física y mental (Robins,
González, M., de Diego, A., & González López, J.
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Kiken, Holt y McCain, 2014). De cara a que el lector pueda comprender cómo ambas
disciplinas pueden interrelacionarse, se ha estructurado la información en el apartado
resultados identificando en primer lugar las semejanzas y diferencias entre ambas
discipinas, para, a continuación, pasar a describir las posibles utilidades de dicha
implementación tanto para el coach, como para el coachee y la relación entre ambos.
Mindfulness
Actualmente hay consenso en considerar que Mindfulness es tanto un estado, es
decir, una habilidad entrenable, como un rasgo, entendido como una capacidad estable e
inherente a la mente humana (Hervás, Cebolla y Soler, 2016). Este rasgo ha sido
descrito por todas las tradiciones espirituales y/o religiosas y se considera, que todas las
personas, por el mero hecho de ser humanos, la poseemos de forma innata en mayor o
menor medida (García Campayo y Demarzo, 2015). De hecho, según se ha ido
avanzando en la investigación, han comenzado a identificarse los componentes de este
rasgo Mindfulness. Algunos de ellos son la observación, la aceptación, la tendencia a
actuar con consciencia o la no-reacción (Hervás, Cebolla y Soler, 2016).
Mindfulness es también conceptualizado como el entrenamiento mental que, a
través de la activación de estados ¨mindful¨, permite desarrollar este rasgo mental. La
investigación muestra que en este entrenamiento, la práctica de estados de Mindfulness
lleva a desarrollar en los practicantes una serie de capacidades o rasgos ¨mindful¨
(Kiken, Garland, Bluth, Palsson y Gaylord, 2015).
Como práctica, Mindfulness tiene su origen en tradiciones ancestrales que
cultivan la observación y el entrenamiento de la mente. Actualmente se la considera una
más de la gran familia de las denominadas prácticas contemplativas, que constituyen
un grupo heterogéneo de prácticas, que se han definido como ¨ un tipo de entrenamiento
mental dirigido a enactuar una transformación psicológica que conduce a un estado de
bienestar duradero¨ (Davidson y Dahl, 2017). Dentro del amplio rango de prácticas
contemplativas, las Intervenciones basadas en Mindfulness -IBM- son las que han sido
más estudiadas por la investigación científica. Tal y como se muestra la figura 1, el
número de publicaciones científicas sobre Mindfulness continúa creciendo
exponencialmente y supera ya las 3.000 publicaciones.
Mindfulness y Coaching: promoviendo el desarrollo de la presencia y la conciencia plena
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Figura 1. Número de publicaciones científicas con el término Mindfulness en el título
por año, datos obtenidos de la ISI Web of Science. Figura reproducida con permiso de
la American Mindfulness Research Association (www.goAMRA.com).
Coaching
Según la definición de la ICF el Coaching es “un proceso de acompañamiento
reflexivo y creativo con clientes, que les inspira a maximizar su potencial personal y
profesional”. Así, podemos definir Coaching como ¨un proceso de aprendizaje y
desarrollo, enmarcado en el respeto a la ética y los valores, durante el cual, el cliente
(llamado coachee) toma conciencia y transforma sus formas de ser, sentir y actuar en
función de sus objetivos y metas¨. Si como consecuencia de este proceso se produce un
cambio en algunos de los aspectos que constituyen a la persona que participa en el
proceso, se aumenta la posibilidad de realizar nuevas acciones y por ende, generar
nuevos resultados que conlleven un mayor bienestar personal y profesional. En
cualquier caso, para llevar a cabo ese cambio, el Coaching enfatiza la responsabilidad
por parte del cliente que es el verdadero artífice del mismo. El Coaching no consiste en
enseñar, sino en crear el ambiente propicio para que el cliente aprenda, crezca y se
desarrolle.
A día de hoy, de forma paralela a la “revolución Mindful” estamos asistiendo a
un crecimiento exponencial en la práctica del Coaching. Desafortunadamente, detrás de
todo lo que se denomina así, no siempre hay una práctica responsable y profesional. De
tal manera, que los esfuerzos hoy en día están en definir los estándares profesionales de
lo que representa un Coaching de calidad. Actualmente, la profesión del Coaching no
está del todo regulada. Por eso, las federaciones internacionales y las asociaciones
nacionales e internacionales buscan regular la profesión mediante el establecimiento de
ciertos estándares de calidad, la definición de competencias profesionales y el encuadre
en torno a un código ético y deontológico bien establecido. Precisamente, uno de los
autores más reconocidos internacionalmente y fundador de la escuela Europea de
Coaching, Sir John Whitmore, advierte de que “las malas prácticas del Coaching
conllevan el peligro de que se malinterprete, se perciba erróneamente y se descarte
como algo ni tan diferente ni tan novedoso que, además, tampoco ha cumplido sus
promesas”. Y por ello define esta disciplina como ¨una manera de gestionar, de tratar
a las personas, de pensar, de ser y estar¨ (Whitmore, 2011). Este acompañamiento
reflexivo basado en una conversación transformadora que propicie acción y cambios en
González, M., de Diego, A., & González López, J.
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la persona, puede tener sus orígenes en la Grecia clásica y concretamente en la
Mayeútica, el método de preguntas que Socrátes ponía en práctica con sus discípulos.
Más recientemente, Timothy Gallwey –un entrenador de tenis-e n su libro “El juego
interior del tenis” (1972) fue el primero en descubrir y reflejar que dentro de cada
jugador existía una lucha entre la técnica y la mente. Ese “juego interior” era la clave
para conseguir liberar el potencial y mejorar los resultados.
Sea desde la filosofía de la Grecia clásica o desde la obra de Gallwey, es
realmente la década de los 80 la que catapulta al Coaching y lo convierte en una
metodología con identidad propia, tal y como la conocemos hoy en día. Metodología
que, según reconocen autores y escuelas, está influida por la Psicología Humanista, el
Pensamiento Sistémico, la Programación Neurolingüística, la Inteligencia Emocional, la
Neurociencia y, como no, el Mindfulness.
El impacto del Coaching ha crecido de forma exponencial en el ámbito
organizacional, y del Liderazgo, con la inestimable aportación de Whitmore, en el
ámbito deportivo a través de Gallwey y en el ámbito del desarrollo personal, en lo que
se denomina Life Coaching con el trabajo de Thomas Leonard en Estados Unidos
(2009).
En cuanto a la investigación científica en Coaching, puede considerarse
incipiente, sobre todo si la comparamos con la llevada a cabo en el ámbito de
Mindfulness. Una revisión de los estudios científicos que se han llevado a cabo para
comprobar la eficacia del Coaching como intervención muestran que es eficaz para
promover el bienestar y el desempeño tanto a nivel organizacional como personal
(Grant, Passmore, Cavanagh & Parker, 2010). Si bien estas evidencias son
prometedoras, el estudio científico en Coaching se halla aún en estadios de desarrollo.
Una de las dificultades para avanzar en este área es la existencia de diversas escuelas y
corrientes, que limita las posibilidades de estandarización de procedimientos. En
cualquier caso y a pesar de sus áreas de mejora, el Coaching tiene aún mucho potencial
que puede aplicarse y desarrollarse. No en vano, parafraseando a Whitmore: “Para
sacar lo mejor de alguien, debemos creer que lo mejor existe” (Whitmore, 2011).
Interrelación entre Mindfulness y Coaching
La aplicación del Mindfulness al ámbito del Coaching resulta en cierta medida
natural. Cada vez son más los coaches que se dan cuenta de la estrecha relación que hay
entre el Mindfulness y el Coaching. Según Aboodi Shabi, experto internacional en
Coaching y Liderazgo, Mindfulness contribuye al bienestar y a la satisfacción porque
nos enseña a apreciar nuestra vida de otra manera, a vivirla con sentido, y a saber lo que
somos y lo que hacemos. Para este autor hay varios lazos que conectan ambas
disciplinas, como la curiosidad, la aceptación, los valores o la toma de perspectiva
(Hall, 2013). Y es que ambos enfoques comparten características comunes que avalan
su complementariedad. Por ejemplo, tanto el Mindfulness como el Coaching:
Se dirigen al crecimiento y al desarrollo del potencial humano.
Promueven el cambio y el desarrollo personal a través de la toma de conciencia y
la toma de responsabilidad del cliente.
Conciben al ser humano como una totalidad integral compuesta por la interacción
de todas sus dimensiones.
Consideran fundamental el respeto a unos estándares éticos y de calidad.
Mindfulness y Coaching: promoviendo el desarrollo de la presencia y la conciencia plena
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Requieren haber sido experimentadas previamente a nivel personal para poder ser
implementadas en otras personas adecuadamente.
Por último, ambas disciplinas reconocen como esenciales competencias tales
como la apertura mental, la aceptación, la curiosidad, la claridad mental, la
presencia o la autenticidad.
Por otro lado, Mindfulness y Coaching difieren en algunos aspectos
fundamentales que es necesario puntualizar (Hall, 2013). Comprender estas
características diferenciales puede contribuir a la comprensión de la complementariedad
de ambos enfoques. Tal y como se muestra en la tabla 1 la principal diferencia radica en
que en Coaching se pone el énfasis en la promoción del cambio, por lo que la mirada se
dirige más hacia el futuro, mientras que en Mindfulness se fomenta más la aceptación
incondicional del momento presente. Estas connotaciones pueden englobarse en torno a
dos conceptos centrales en Mindfulness: el ¨modo hacer¨ y el ¨modo ser¨ (Segal,
Williams y Teasdale, 2002). El primero de ellos caracterizaría más al Coaching,
mientras que el segundo puede reflejar más al Mindfulness. A continuación se describen
ambos:
El ¨modo hacer¨ se caracteriza por:
Estar orientado a la consecucin de un determinado resultado u objetivo.
Generar un estado continuo de enjuiciamiento, ya que en él la mente se centra en
analizar las discrepancias entre el estado actual y el estado deseado, entre como
son las cosas y como nos gustaría que fuesen.
Promover un estado mental caracterizado por la atención al pasado y/o al futuro,
de modo que la capacidad para percibir el presente queda reducida.
Por su parte, el ¨modo ser¨ se caracteriza por:
Estar orientado a ser o vivir en contacto íntimo con el momento presente, con
presencia y conciencia. Sin tener que hacer nada, ni conseguir nada, ni librarnos
de nada para poder estar en paz aquí y ahora.
Generar un estado de aceptación compasiva y calma, en el que no es necesario
juzgar continuamente.
Promover un estado mental caracterizado por la apertura mental en el presente.
Activar un modo de funcionamiento caracterizado por Mindfulness, en el que
podemos responder a la situación de forma adaptativa y apropiada, sin tener que
reaccionar en base a nuestros patrones automáticos de forma estereotipada.
Tabla 1
Características diferenciales de Mindfulness y Coaching
MINFULNESS
COACHING
MODO
SER
Hacer
ACTITUD PRINCIPAL
ACEPTACIÓN
Cambio
FOCO
En el presente
En el futuro
Nota: Adaptación de González-García, M. (2018)
González, M., de Diego, A., & González López, J.
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Es posible que tras la revisión de las diferencias entre estos modos, y por ende,
del Mindfulness y el Coaching, resulte contradictorio la combinación de ambas
técnicas. A pesar de ello, en nuestra práctica profesional observamos que es
precisamente gracias a estas diferencias por lo que Mindfulness puede optimizar la
eficacia del proceso de Coaching. Por ejemplo, es posible que la orientación hacia la
consecución de unos resultados u objetivos que nos lleven del estado actual hacia un
futuro estado deseado pueda constituir un impedimento para el propio proceso de
acompañamiento, ya que puede posicionar tanto al coach como al coachee en un estado
de no aceptación o lucha. Apegarse a los resultados o luchar contra la realidad presente
puede hacer que el coach se precipite en su actuación y pase por alto información clave
que le pueda ayudar a facilitar el cambio en el coachee. En contraposición, el enfoque
en el presente que se trabaja en Mindfulness nos permite aceptar con ecuanimidad
cualquier cosa que esté sucediendo en este momento. Aunque pueda resultar paradójico,
solo de esta aceptación radical puede surgir el auténtico cambio. Este fenómeno fue
descrito hace miles de años en el proverbio budista ¨ lo que se resiste, persiste y lo que
aceptas se transforma ¨ y constatado cientos de años más tarde por la psicología
occidental de la mano de psicoterapeutas como Carl Rogers (1951). De hecho,
constituye el elemento esencial de las actuales terapias psicológicas de tercera
generación (Hayes, 2004). Y es que la aceptación permite desactivar las reacciones de
lucha y evitación que aumentan el sufrimiento humano y están presentes en la mayoría
de los trastornos psicopatológicos. Y es precisamente a través de la aceptación que
Mindfulness promueve el cambio.
De hecho el ¨modo ser¨ constituye la precondición necesaria para desarrollar el
estado de presencia que caracteriza a una auténtica sesión de Coaching. Y es que la
aceptación nos abre a un estado mental caracterizado por la amplitud de perspectiva y
nos permite mantenernos en calma ante las dificultades. Otras competencias esenciales
en Coaching reconocidas por la ICF pueden verse potenciadas por el uso de
Mindfulness. Por ejemplo, el arte de hacer las preguntas adecuadas reside en la
capacidad para poder permanecer en el silencio con calma, de mantener nuestra
conciencia abierta, pues es en esta donde reside la habilidad de realizar una verdadera
escucha activa. Esta capacidad para estar en silencio, mantener la calma en mitad de la
incertidumbre y mantener nuestro estado de recursos es uno de los principales
beneficios asociados a la práctica de Mindfulness.
Utilidad de la aplicación de Mindfulness en Coaching
Un estudio de revisión sobre las aportaciones del Mindfulness al Coaching
llevado a cabo por Passmore y Marianetti (2013) concluye que el entrenamiento en
Mindfulness puede ayudar a los coaches en 4 áreas fundamentales:
Prepararse para la sesión de Coaching: la práctica de Mindfulness ayuda a
gestionar el estrés de forma adecuada y prepararnos mentalmente para dar lo
mejor de nosotros mismos en la sesión con el cliente.
Mantener el foco en la sesión: este entrenamiento nos ayuda a enfocarnos durante
la sesión y a mantener la concentración necesaria para llevar a cabo la sesión de
forma óptima.
Gestionar efectivamente sus emociones: la práctica de Mindfulness fortalece la
capacidad de tomar conciencia de nuestras emociones, tanto las que surgen
durante la sesión como fuera de ella y gestionarlas de forma efectiva, sin
identificarnos con ellas.
Mindfulness y Coaching: promoviendo el desarrollo de la presencia y la conciencia plena
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Transmitir Mindfulness a los coachees: tanto explícitamente a través de la
enseñanza de técnicas y ejercicios de Mindfulness, como de manera implícita, a
través de su actuación.
Además de estas, Michael Chaskalson, coach e instructor en Mindfulness y autor
del libro ¨The Mindful Workplace¨ (2011), resalta que Mindfulness nos prepara
especialmente para crear el ambiente y desarrollar la empatía necesaria para facilitar la
transformación y el cambio de nuestros clientes. Y es que este tipo de entrenamiento
nos permite reconocer y apreciar lo que somos y desde ahí, apreciar al otro de una
forma auténtica. En sus investigaciones, ha demostrado que Mindfulness constituye un
entrenamiento eficaz para desarrollar la capacidad de liderar (Reitz, Chaskalson y
Waller 2016).
Así mismo, Liz Hall considera que el Coaching proporciona a las personas la
posibilidad de descubrir nuevas oportunidades y el Mindfulness es el camino o la forma
para conseguir alcanzar dichas oportunidades (Hall,2013)
Desde nuestro punto de vista, la aplicación de Mindfulness en el ámbito del
Coaching puede ser clasificada tomando como referencia el modelo que Christopher
Germer (2013) planteó inicialmente para la aplicación de Mindfulness al ámbito de la
psicoterapia. Este autor postula que la aplicación de Mindfulness puede llevarse a cabo
de al menos tres diferentes maneras en un continuo que va desde el nivel más implícito
al más explícito (figura 2)
Figura 2. Posibles niveles de aplicación del Mindfulness al Coaching
Nivel 1: se trata del nivel en el que Mindfulness se aplica de forma más
implícita. En él este entrenamiento es empleado como práctica personal para el coach,
para aumentar las habilidades de éste para estar presente durante la sesión, sintonizado
consigo mismo y con el cliente, así como para desarrollar sus capacidades de atención,
apertura, autoconciencia, autorregulación y autocuidado.
Nivel 2: aquí Mindfulness es empleado además en el propio proceso de
Coaching, aunque no se enseña al cliente de forma explícita se utiliza de forma implícita
para promover la relación coach-coachee. Aplicando las actitudes propias de
Mindfulness como la aceptación, la ecuanimidad o la compasión para guiar el trabajo de
acompañamiento durante la sesión.
Nivel 3: se trata del nivel más explícito. En él, el coach enseña explícitamente
Mindfulness al cliente y lo utiliza como una más de las herramientas del coach, tanto en
la propia sesión como fuera de ella, como tareas para asignar al coachee entre sesiones.
González, M., de Diego, A., & González López, J.
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A continuación se describen en detalle los beneficios asociados a la implementación de
Mindfulness en cada uno de estos niveles.
Mindfulness para el coach
Tal y como se mostró en la introducción del presente trabajo, diversos estudios
muestran que la práctica de Mindfulness en el coach potencia la eficacia de este para
promover el cambio en el coachee. Liz Hall, editora de la revista ¨ Coaching at work ¨,
fue una de las primeras coaches en interesarse por la aportación del Mindfulness al
Coaching. En 2012 esta autora llevó a cabo la primera encuesta a escala internacional
sobre el uso de Mindfulness en el Coaching. En ella participaron 153 coaches de países
como España, Reino Unido, Suecia, Alemania, Estados Unidos o India. Los resultados
mostraron que practicar Mindfulness ayuda a los coaches a aumentar su capacidad de
autoconciencia, estar más presentes, ser más creativos, así como a gestionar el estrés,
ser más capaces de mantener una mirada sistémica, estar más abiertos a posibilidades,
sintonizar con sus clientes, juzgar menos y ser más compasivos (Hall, 2013).
Mindfulness para la relación coach-coachee
En los últimos años se está reconociendo la importancia de estudiar los procesos
subyacentes al Coaching, tales como la relación de Coaching (Correia, dos Santos &
Passmore 2016). De hecho, la calidad de la relación entre el coach y el coachee es el
factor que más consistentemente ha sido asociado al éxito del proceso de Coaching (De
Haan, 2008a & 2008b). Estos resultados van en la línea de los obtenidos en el ámbito de
la psicoterapia. Diversos estudios muestran que el resultado terapéutico final depende
más de la calidad de la relación entre el cliente y el terapeuta que de las técnicas o
terapias específicas empleadas (Duncan & Moynihan, 1994; Lambert & Ogles, 2004;
Lambert & Simon, 2008; Norcross, 2002, 2011). De hecho, actualmente se considera
que el ingrediente fundamental de la relación terapéutica es la presencia terapéutica
(Geller & Greenberg, 2012; Hayes & Vinca, 2011; Pos, Geller, & Oghene, 2011).
Tomando como referencia el trabajo de estos autores, podemos definir la presencia en el
contexto del Coaching como ¨la capacidad del coach para estar totalmente presente y
sintonizado con su propio cuerpo y, con el coachee a nivel físico, emocional, cognitivo
y espiritual¨ (González-García, 2018). Si bien hemos de mantener presente que
Coaching no es una forma de terapia, sino de acompañamiento y esta es una diferencia
fundamental entre esta disciplina y la psicoterapia, ambas disciplinas tienen en común el
requerir del desarrollo de este tipo de presencia por parte del profesional para generar el
ambiente necesario para promover el cambio. Por otro lado, tal y como ya ha sido
sugerido en el ámbito del Mindfulness (González-García y González López, 2017),
proponemos aquí que este tipo de relación entre el coach y el coachee procede del
embodiment del coach. Este concepto se refiere a la capacidad del coach de encarnar las
competencias y la ética del Coaching y transmitirlas a través de sus actuaciones, sus
gestos y su discurso durante todo el proceso de acompañamiento. Este tipo de
transmisión puede conseguirse a través de la práctica personal de Mindfulness. En este
misma línea, recientemente se ha sugerido que la práctica de Mindfulness potencia la
capacidad del coach para estar presente para sus clientes, de forma que estos puedan
sentirse totalmente vistos y escuchados en un contexto en el que su experiencia única
como individuos es aceptada sin juzgar (Chaskalson, 2011, p.116). De esta forma se
considera que Mindfulness fortalece la alianza entre el coach y el coachee (Kemp,
2011).
Mindfulness y Coaching: promoviendo el desarrollo de la presencia y la conciencia plena
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Mindfulness para el coachee
Como se ha mostrado hasta aquí, la práctica de Mindfulness en el coach
contribuye directamente a la efectividad del proceso de Coaching. Además de eso, si el
Mindfulness es utilizado explícitamente en la sesión para enseñar la técnica al coachee,
los efectos beneficiosos pueden ser potenciados. En la encuesta de Liz Hall
anteriormente citada un 83% de los coaches encuestados utilizaban Mindfulness con sus
clientes. Los principales motivos por los que lo hacían incluyen aumentar el
conocimiento de uno mismo, gestionar el estrés y las reacciones, generar centramiento,
claridad y bienestar, promover una mayor alineación con sus valores y el desarrollo de
la inteligencia emocional (Hall, 2013).
Para terminar este apartado queremos enfatizar que el prerrequisito fundamental
para poder aplicar Mindfulness con efectividad al proceso de Coaching reside en la
propia práctica personal del coach (González-García, 2018). Y es que, a diferencia de
otras técnicas, y al igual que en Coaching, Mindfulness no puede ser enseñado si no ha
sido previamente experimentado a nivel personal. De lo contrario la capacidad de
acompañar y guiar a otros en su práctica se verá seriamente limitada. Además de esto,
se estará desvirtuando la técnica de Mindfulness. Y es que no hay atajos que nos ayuden
a esquivar el trabajar con nuestra propia mente.
Conclusiones
El propósito del presente artículo ha sido el de ofrecer una revisión de las
posibles utilidades que puede tener la implementación de Mindfulness en el ámbito del
Coaching. Para ello, se ha llevado a cabo una revisión de la literatura sobre el tema y se
ha estructurado presentando las utilidades que este aplicación puede tener para el
Coach, para la relación de Coaching y para el Coachee. En definitiva, la adaptación de
Mindfulness a este ámbito puede generar el entrenamiento necesario para que el coach
sea capaz de desarrollar y transmitir de forma práctica las competencias de presencia y
conciencia que le habiliten para hacer auténtico Coaching, generando el tipo de relación
con el coachee en la que este pueda sentirse sentido y aprender a relacionarse consigo
mismo de un modo más constructivo, confiar en sus capacidades, conectarse con sus
propios recursos y generar los cambios que le permitan desarrollar su potencial. Este
tipo de transmisión se puede lograr mediante un entrenamiento en Mindfulness
adecuado, que habilite al coach para desarrollar su propia conciencia y transmitir esta
presencia plena a un nivel más allá de lo conceptual de una forma corporeizada,
enactuada y vívida en la interacción con el coachee. Por ello, a través del Mindfulness,
entrenar la conciencia en el momento presente, no solo es crear intencionalmente un
estado, sino desarrollar un rasgo perdurable en nuestras vidas (Siegel, 2010).
Tal y como hemos desarrollado en este trabajo, uno de los principales aspectos
en común entre el Mindfulness y el Coaching es que ambas disciplinas promueven el
cambio a través de la toma de conciencia y la toma de responsabilidad del cliente.
Asimismo, ambas requieren que hayan sido experimentadas previamente a nivel
personal para poder ser implementadas en otras personas adecuadamente. Y es que
cualquier persona que aplique el Coaching desde un punto de vista profesional, necesita
primero aplicar el Coaching en su vida realizando un proceso de introspección, de
aprendizaje y de apertura hacia nuevas formas de ser, hacer y pensar. Una de las
competencias clave de cualquier coach, además de un compromiso ético y deontológico,
González, M., de Diego, A., & González López, J.
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es trabajar en su propio desarrollo personal para poder acompañar a otras personas en
la búsqueda de sus objetivos y en el desarrollo de su potencial. Igualmente, cuando
hablamos del Mindfulness y sus beneficios, no podemos hacerlo sin antes haber
comprobado en nosotros mismos los efectos de estar conscientes en el momento
presente. Por otro lado, la diferencia fundamental entre Coaching y Mindfulness estriba
en que el primero potencia el modo hacer y el segundo el modo ser. En nuestra
experiencia, cuando se trata de generar conciencia y presencia en la sesión de Coaching,
nos movemos en el ámbito del modo ser. Ya Whitmore (2010), lo definía así: “una
manera de gestionar, de tratar a las personas, de pensar, de ser y estar”. Es decir, ya
adelantaba el hecho de que hay una parte del coach que está y se desarrolla en el modo
ser. Solo de este modo puede emerger la presencia.
La Presencia en Coaching ha sido recogida por la ICF como la Competencia 4 y
definida como:“La habilidad para tener plena consciencia y crear relaciones espontáneas
de Coaching con el cliente, usando un estilo abierto, flexible y que demuestre seguridad
y confianza”. En nuestra experiencia y a diferencia de lo que ocurre con otras
competencias, esta solo puede ser adquirida desde un entrenamiento en el modo ser, es
decir, no solo desde una perspectiva cognitiva. Por otro lado, uno de los principales
déficits en muchas formaciones en Coaching es la ausencia de estrategias prácticas para
desarrollar competencias esenciales reconocidas por la ICF, tales como las de estar
presente o crear consciencia. Precisamente la adaptación de Mindfulness a este ámbito
puede generar el entrenamiento necesario para que el coach sea capaz de desarrollar de
forma enactuada las competencias que le habiliten para hacer auténtico Coaching.
En línea con la definición de Mindfulness que aporta Silsbee (2010), que
concluye que Mindfulness es un camino hacia la Presencia, en nuestra experiencia, la
práctica del Mindfulness nos lleva a desarrollar ese estado de Presencia, donde
renunciamos al ego, a los juicios y nos centramos en el momento presente, “bailando”
con el cliente y estando disponibles para él durante la sesión. Estar presentes requiere
tolerar la incertidumbre de no saber qué va a pasar en la sesión, abrirnos a la
ambigüedad, a la vulnerabilidad y asumir que el cliente es el único que sabe, y nuestro
papel de acompañantes nos exige estar abiertos a cualquier posibilidad y abandonar la
seguridad que tanto buscamos en muchos aspectos de nuestra vida personal y
profesional.
Mediante la práctica de Mindfulness obtenemos el conocimiento directo de
cómo funciona nuestra mente y de cómo aprender a gestionarla. Este aprendizaje nos
permite aprender a tomar una mayor responsabilidad en nuestras vidas y puede
constituir una herramienta invaluable para contribuir a nuestro bienestar como coaches,
así como para promover el bienestar en nuestros coachees y aprender a manejar las
dificultades que surgen en el proceso de Coaching.
En definitiva, y en nuestra experiencia, la práctica de Mindfulness en la sesión
de Coaching acaba con el dualismo entre el modo ser y el modo hacer, porque
complementa y mejora el modo hacer del Coaching con el modo ser del Mindfulness.
Sin olvidar que, al contrario de lo que muchos piensan, el Mindfulness no se mueve solo
en el modo ser, sino que mejora la toma de decisiones y el paso a la acción desde un
estado de mayor claridad y bienestar. En definitiva, la implementación de Mindfulness
en el ámbito del Coaching puede contribuir a generar la toma de conciencia necesaria
para construir un escenario en el que todos ganemos en bienestar: el coach, el coachee y
la sociedad en su conjunto.
Mindfulness y Coaching: promoviendo el desarrollo de la presencia y la conciencia plena
MLSER, 1(1)
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Fecha de recepción: 20/09/2018
Fecha de revisión: 25/09/2018
Fecha de aceptación: 04/10/2018