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Septiembre 2018 - ISSN: 1989-4155
ESPECIFICACIÓN DE UN MODELO PARA EL ESTUDIO DE LA AGENDA DE
LA SEGURIDAD PÚBLICA
SPECIFICATION OF A MODEL FOR THE STUDY OF THE PUBLIC SECURITY
AGENDA
Wilfrido Isidro Aldana-Balderas
1
,
Francisco Javier Rosas-Ferrusca
2
,
Cruz García Lirios
3
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Wilfrido Isidro Aldana-Balderas, Francisco Javier Rosas-Ferrusca y Cruz García Lirios (2018):
“Especificación de un modelo para el estudio de la agenda de la seguridad pública”, Revista
Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (septiembre 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2018/09/agenda-seguridad-publica.html
Resumen –Grosso modo, la agenda de seguridad es un fenómeno emergente ya que explica la
influencia de las redes digitales como Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp o SnapChat sobre
los medios de comunicación tradicionales como la televisión, la radio, la prensa y el cine. En ese
sentido es que el objetivo del presente trabajo fue establecer un modelo para el estudio del
fenómeno en comento. A partir de una investigación documental con una selección muestral de
fuentes indexadas a repositorios nacionales como Latindex y Redalyc, considerando el año de
publicación de 2000 a 2017, así como la inclusión de conceptos tales como “seguridad” y “agenda”,
se advierte una línea de investigación concerniente a la comparación entre representaciones y
habitus de Internautas en las redes electrónicas a fin de poder anticipar escenarios de influencia en
cuanto a protocolos de seguridad personalizada.
Palabras claves –Seguridad, agenda, redes, Internautas, modelo
Abstract –Roughly, the security agenda is an emerging phenomenon as it explains the influence of
digital networks such as Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp or SnapChat on traditional media
1
Universidad Autónoma del Estado de México: Wilfrido_aldana@yahoo.com.mx
2
Universidad Autónoma del Estado de México: ferrusca2001@yahoo.com.mx
3
Universidad Autónoma del Estado de México: garcialirios@yahoo.com
such as television, radio, the press and film. In this sense it is that the objective of the present work
was to establish a model for the study of the phenomenon in the commentary. Based on a
documental research with a sample selection of sources indexed to national repositories such as
Latindex and Redalyc, considering the year of publication from 2000 to 2017, as well as the
inclusion of concepts such as "security" and "agenda", a Line of research concerning the
comparison between representations and habitus of Internet users in electronic networks in order to
anticipate scenarios of influence regarding personalized security protocols.
Keywortds –Security, agenda, networks, netizens, model
Introducción
El objetivo del presente trabajo es especificar un modelo para el estudio de la agenda internauta en
torno a la seguridad pública.
El establecimiento de una agenda, para los fines del presente escrito, refiere a la difusión intensiva
de temas en los medios de comunicación tradicionales como la televisión, la radio, la prensa y el
cine, con la finalidad de generar una opinión ciudadana acerca de un problema vinculado a la
responsabilidad del Estado como rector de la vida pública (Carreón y García, 2013).
En el caso del establecimiento de una agenda en materia de seguridad pública, ésta supone una
emisión sistemática de la rectoría del Estado como responsable de la escalada de violencia y
delitos, así como de la protección de víctimas potenciales y el resarcimiento de sus derechos
(Carreón, Hernández y García, 2017).
De este modo, los marcos teóricos, conceptuales y empíricos han abordado el fenómeno del
establecimiento de la agenda de seguridad pública desde los efectos de la difusión intensiva de la
problemática sobre la percepción de seguridad civil, aunque tal proceso es más bien inverso en los
medios de comunicación digitales, tecnologías, dispositivos y redes electrónicas, originando
Internautas adictos a la información y la ridiculización de la misma como el Staking, Trolling y
Bulling en lugar de las audiencias tradicionales (García, 2013).
Teoría de la agenda de seguridad
La Figura 1 muestra los marcos teóricos que explican la agenda de seguridad son: 1) la teoría de
las representaciones sociales y 2) la teoría de los habitus.
Figura 1. Teoría de la agenda de seguridad
TRS = Teoría de las Representaciones Sociales, THS = Teoría del Habitus de Seguridad, NS =
Normas de Seguridad, CS = Creencias de Seguridad, VS = Valores de Seguridad, AP = Actitudes
hacia la Prevención del Delito, PI = Percepción de Inseguridad, IP = Intenciones de Prevención, PD
= Prevención del Delito
Fuente: Elaboración propia
El establecimiento de la agenda en materia de seguridad pública, de acuerdo con el enfoque de las
representaciones sociales, consiste en un núcleo simbólico de rectoría y corrupción del Estado que
se alimenta de símbolos periféricos relativos a la negligencia policiaca, la opacidad de las
autoridades o el nepotismo de funcionarios en torno a la delincuencia, la violencia y la impunidad
(García, Carreón y Hernández, 2017).
En tal sentido es que las representaciones sociales, tanto el núcleo histórico de corrupción y
rectoría, como de los símbolos periféricos de negligencia, colusión, opacidad o nepotismo, explican
las diferencias entre gobernantes y gobernados, los cuales son actores centrales en la agenda
pública establecida y difundida en los medios de comunicación tradicionales (García, 2014).
Por consiguiente, la agenda supone un escenario que alude a la rectoría del Estado,
administración institucional de la seguridad, así como los programas de “mano dura” o las
estrategias de “cero tolerancia”. O bien, ante la pérdida de la rectoría estatal, la sociedad civil se
organiza en torno a un sistema de seguridad centrado en la video-vigilancia, el cierre de calles, o
bien, la contratación de efectivos para abatir robos a casa habitación, asaltos a transeúntes,
secuestros domiciliarios, homicidios dolosos o atentados en propiedad ajena (García et al., 2014).
Empero, en el ámbito de las tecnologías, los dispositivos y las redes electrónicas, la agenda de
seguridad pública está centrada en las demandas de derecho al acceso de información, la
protección de la identidad ante el robo de privacidad, o bien, la erradicación de la violencia digital
consistente en el espionaje o Stalking, la ridiculización o Bulling y el descrédito o Trolling (García,
Valdés y Sandoval, 2016).
En tal sentido es que la teoría de las representaciones digitales advierte que, en los Internautas, el
núcleo simbólico consiste en la privacidad y los símbolos periféricos serían los estilos de
navegación como Stalking, Trolling o Bulling (García et al., 2015).
Sin embargo, la teoría de las representaciones sociales al advertir la prevalencia de una
centralidad y periferia simbólica, destacan la influencia de los medios de comunicación sobre las
audiencias tradicionales, o bien, soslayan la emergencia de la agenda desde las redes digitales
como Facebook, Twitter, Instagram, SnapChat o WhatsApp (Hernández et al., 2014).
El establecimiento de la agenda, consistente en la difusión sistemática de la seguridad pública, la
rectoría del Estado y la victimización civil es contraria a la emergencia de la agenda, indicada por la
ridiculización, la desacreditación o el espionaje de la comunidad Internauta con respecto a sus
gobernantes y al resto de la sociedad civil (García, 2013).
Se trata de una diferencia fundamental que consiste en asumir a la agenda ya no como resultado
de los intereses de los medios, sino como producto de las capacidades, habilidades y
conocimientos de los internautas. Es decir, de los habitus digitales, los cuales están indicados por
disposiciones éticas (ethos), disposiciones corporales (hexis), disposiciones estéticas (aesthesis) y
disposiciones lógicas (eidos) (Carreón, Blanes y García, 2018).
Si la agenda emergente es generada desde las disposiciones Internautas de ethos, hexis,
aesthesis y eidos, entonces ésta no sólo consiste en protocolos digitales o estilos de violencia
como el Stalking, Trolling o Bulling. Se trata de un escenario en el que la ética, expresividad,
estética o lógica son temas centrales de esta agenda emergente (Pérez et al., 2016).
La agenda emergente tendría como indicador a las disposiciones éticas (ethos) relativas a la
confidencialidad ya que, la difusión de información, temas y mensajes son propiedad exclusiva del
Internauta y su comunidad, codificada de tal manera que sólo entre ellos es posible su
decodificación. Es decir, la agenda emergente de seguridad en Internet supone una ética de
confidencialidad que estaría vinculada a una expresividad propia de las redes digitales (García et
al., 2014).
En ese sentido, la ética de la confidencialidad (ethos), en tanto disposición favorable a la
información exclusiva de una comunidad digital, está configurada por expresividades (hexis) que
distinguen a Facebook de Twitter y más aún de SnapChat o Instagram (Carreón, Hernández y
García, 2017).
La teoría del habitus destaca la importancia del uso de caras para la expresión de emociones, pero
la reducción de oraciones, las palabras entrecortadas o la sustitución de letras es un sello distintivo
de estas disposiciones que previenen o anticipan una espiral de violencia como es el caso de la
ridiculización (bulling), el descrédito (trolling) o el espionaje (stalking).
De hecho, tal expresividad se lleva a cabo desde disposiciones estéticas (aesthesis) que explican
la prevalencia de éstas expresividades en relación con la confidencialidad. Incluso, la escritura de
frase incompletas o inacabadas, tienen un sentido estético para la comunidad Internauta que las
comparte. Ello no sólo distingue a una red de otra sino, promueve la creación y diversificación de
redes. Las disposiciones estéticas son factor de seguridad ya que, la ridiculización, el espionaje o
descrédito pueden evolucionar a otras formas más sutiles, pero deben primero decodificar la ética,
la expresividad y la estética de las redes digitales (Carreón y García, 2013).
Si las comunidades virtuales son disposiciones éticas, expresivas y estéticas, entonces los
razonamientos y cuestionamientos (eidos) no debieran ser parte de sus protocolos de seguridad
interna, es decir, su lenguaje y condigo que los distingue, pero al tratarse Internautas con un alto
grado de especialización, conocimiento, habilidades y práctica ello supone que han construido no
sólo una defensa ante el robo de identidad o la privacidad sino, además han avanzada hacia
protocolos de seguridad que pueden ser compartidos (Carreón, Hernández y García, 2017).
Las comunidades Internautas, al igual que las redes y esferas civiles son parte de un
conglomerado de autodefensa que emergió en la medida en que la rectoría del Estado se
desvaneció en su propia corrupción. Por consiguiente, los protocolos de seguridad de éstas
comunidades tienen un alto grado de lenguaje y codificación común a fin de poder establecer una
observación sistemática de los riesgos y amenazas a su privacidad (García et al., 2014).
En síntesis, los habitus, ethos, hexis, aesthesis y eidos son centralidades y periferias simbólicas de
información que devienen en espionaje (stalking), descredito (trolling) y ridiculización (bulling), pero
avanzan hacia protocolos de seguridad en la medida en que las redes (Facebook, SnapChat,
Instagram, WhatsApp y Twitter) se diferencian y sincronizan para su autodefensa o cuando menos
el autocuidado de su recepción, producción y difusión de información.
Estudios de la agenda de seguridad
La Tabla 1 muestra los estudios de la agenda de seguridad y la gobernanza de los centros de
readaptación supuso una reforma jurídica y administrativa que impacto a los actores implicados en
la prevención del delito, la impartición de justicia y la pacificación social mediante la libertad
anticipada y la reinserción social y laboral de los internos. En este marco, los estudios de la libertad
anticipada establecieron como determinantes a las evaluaciones, emociones y percepciones de
riesgo, así como escenarios de intervención supone (Carreón, Hernández y García, 2017).
Tabla 1. Estudios de la agenda de seguridad
Año
Autor
Hallazgos
2009
Áslund, Leppert,
Starring & Nilsson
Las experiencias de menoscabo y baja condición social interactuaban
con la depresión. El grupo más vulnerable fue el de niños y niñas con
respecto a otros rangos de edad. A mayores experiencias de
menoscabo, se incrementan las probabilidades de depresión en
grupos de bajo estatus económico.
2010
Velandia y
Rodríguez
Establecieron asociaciones significativas entre las preferencias de
consumo y los estereotipos femeninos. De este modo, la mujer sexy
se asoció con la preferencia masculina y la mujer inteligente con la
preferencia femenina. El estereotipo de ama de casa no se asoció con
ningún tipo de preferencia masculina o femenina.
2010
Gibson, Sullivan,
Jones & Piquero
Encontraron efectos significativos del contexto del barrio sobre el
autocontrol, aunque las características individuales en interrelación
con las características del barrio diluyeron la varianza explicada. En el
caso de los estilos parentales de supervisión (r = .07), entusiasta (r =
-.08) y hostil (r = -.10) correlacionaron significativamente con el
autocontrol.
2010
Oliva, Hernández
& Calleja
Los deseos de expresar ira correlacionaron con la expresión externa
de ira (.616; p < .05) y con el control externo de la ira (-.271; p < .05).
El sentimiento de ira con el temperamento iracundo (.598; p < .05) y
con el control externo de la ira (-.301; p < .05). El temperamento
iracundo con la expresión externa (.618; p < .05) y con el control
externo (-.387; p < .05). La reacción de ira con la expresión externa
(.479; p < .05) y con el control externo (-.142; p < .05). El control
interno con la expresión externa (-.209; p < .05). Por último, la
expresión interna con la expresión externa (.412).
Encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres con
respecto al sentimiento de ira (t = 1.992; p < .05), el temperamento
iracundo (t = -2.112; p < .05) y el control interno ( t = -2.965; p < .05).
2010
Ruíz
El nivel socioeconómico correlacionó con el temor al delito (-.149),
eficacia colectiva (.191), cultura ciudadana (.269), victimización (-.117),
clima emocional (.274). Asimismo, la victimización se asoció con temor
al delito (.201), eficacia colectiva (.258), cultura ciudadana (.223),
satisfacción con la policía (-.136), clima emocional (.3999). Por su
parte, el temor al delito se relacionó con eficacia colectiva (-.264),
cultura ciudadana (-.315), satisfacción con la policía (-.242), con la
victimización (.170) y el clima emocional (-.475). La eficacia colectiva
se vinculó con cultura ciudadana (-554), satisfacción con la policía
(.229) y el clima emocional (.382). La cultura ciudadana correlacionó
con la satisfacción con la policía (.358), la victimización (-.142) y con el
clima emocional (.567). La satisfacción con la policía se asoció con la
victimización (.114) y el clima emocional (.333). Por último, la
victimización con el clima emocional (-.295).
2010
Elizalde
Estableció diferencias significativas entre edad y sexo respecto a
estilos de afrontamiento de la violencia; apoyo social, autocontrol,
confrontación, responsabilidad, distanciamiento y evitación.
2010
Romeu y
Piacenza
El Clarín adoptó una lógica de verosimilitud y La Nación una lógica de
verificación. Ambas lógicas se complementan ya que relatan los
hechos de violencia homicida de un modo popular y objetivo en uno y
otro periódico.
2010
Fernández,
Revilla &
Domínguez
Las emociones (nerviosismo, ansiedad, disgusto, repugnancia, horror,
enojo, miedo, catarsis e insensibilidad) inmediatas y diferidas de los
contenidos de la televisión propician narrativas de responsabilidad y
culpa. Son construcciones derivadas de discursos mediáticos en los
que se enlazan valores, actitudes y acciones. La primera reacción ante
la inseguridad y la violencia es emocional. .
2010
Sánchez y Cerezo
Encontraron diferencias entre agresores y victimas. Los primeros
manifestaron necesidades económicas y sociales de integración
escolar y los segundos necesidades afectivas parentales. A medida
que se cumplen características de sexo, edad y escolaridad se
incrementan las probabilidades de riesgo y vulnerabilidad en torno a la
violencia bullying
2010
Ramírez y Núñez
Establecieron la percepción social de la violencia en el noviazgo a
partir de entrevistas semi-estructuradas en las que descubrieron que
dicha percepción está distorsionada y confusa a un grado tal que los
entrevistados no lograron reconocer una situación de violencia.
2010
Bolivar, Contreras,
Jiménez y Chaux
Establecieron diferencias significativas entre hombres y mujeres (F =
8.09; p = .005), así como entre entrevistas y grupos focales (F = 49.61;
p = .000) respecto al robo.
2010
Silveira,
Assunçào,
Figeiredo & Beato
El programa de prevención del delito implementado en una favela de
violencia media resultó poco significativo en otras favelas más
violentas de la ciudad de Belo Horizonte. El número de homicidios
antes y después del programa no varió significativamente.
2010
Leaf Van Boven &
Campbell
Las personas estigmatizaron más a los individuos materialistas que a
quienes se aproximan a vivir experiencias no materialistas. La
segunda actividad fue mayormente preferida sobre la primera.
2010
Malone
En ciudades con una alta tasa de criminalidad, la confianza en el
sistema de justicia está determinada por el temor a la delincuencia
local (β = -.146; p = .000) , la evaluación de la acción institucional (β =
.737; p = .000), la edad (β = -.0004; p = .05), el tamaño del municipio
(β = -.052; p = .05). La confianza hacia la policía es influida por la
victimización personal (β ¿ -.175; p = .000), la delincuencia local (β = -
.154; p = .0000), la evaluación de la acción gubernamental (β = .437; p
= .001). La confianza en los derechos humanos esta incidida por la
delincuencia local -.091; p = .0000), la evaluación institucional (β =
.558; p = .000), el sexo masculino (β = -.158; p = .000) y el tamaño del
municipio (β = -. 046; p = .05). En el caso de las ciudades con un bajo
índice delictivo, destaca la evaluación de las instituciones como
predictor de la confianza en el sistema de justicia (β = .585; p = .000),
la policía (β = .567; p = .000) y los derechos humanos (β = .324; p =
.000). La atención a las noticias en la radio incidió sobre la confianza
en el sistema (β = .078; p = .010) y los derechos humanos (β = .112; p
= .05). En el caso del seguimiento de la delincuencia en la prensa,
influyó negativamente en la confianza al sistema (β = -.091; p = .05), la
policía (β = -.092; p = .05) y los derechos humanos (β = -.129; p = .05).
2011
Álvarez, Núñez,
Álvarez, Dobarro,
Rodríguez &
González
Establecieron correlaciones positivas entre la violencia cotidiana y la
violencia a través de las Tecnologías de Información y Comunicación.
Encontraron diferencias significativas entre sexos y entre centro y
periferia espacial.
2011
Vázquez y
Martínez
La información relativa a la ocupación y el desempeño influyen sobre
los juicios sesgados
2011
Vaughn & Perron
La dependencia a las sustancias adictivas y el crimen están
determinados por los estilos de vida.
2011
Gervais
El anti-ateísmo es menor en países ateos, el ateísmo prevaleciente
está asociado con los prejuicios anti-ateos. Los recuerdos de ateísmo
están asociados con la desconfianza hacia los ateos.
2012
Badejo & Oluyemi
Diferencias por género respecto a desempleo (t = 5.98) y
armamentismo (t = 5.18)
2012
Osakpa
Existe una relación entre la violencia sociopolítica y la educación de la
escuela.
Fuente: Elaboración propia
El Trabajo Social que se desarrolla en los Centros de Readaptación Social está centrado en el
proceso de libertad anticipada la cual supone; 1) la canalización llevada a cabo desde una
institución de procuración e impartición de justicia y que refiere al trámite de garantías individuales
o derechos humanos antes, durante y después del proceso acusatorio; 2) el seguimiento o
establecimiento de los perfiles criminológicos o victimológicos acordes al Estado de derecho, o
bien, el proceso de libertad vigilada en el que se constata el cumplimiento de los deberes como
interno; 3) la reinserción o vinculación del interno con las Organizaciones de la Sociedad Civil a fin
de establecer las condiciones para el cambio individual, familiar y social que permitan el
reconocimiento de sus diferencias con respecto a un sistema jurídico político (García et al., 2014).
Sin embargo, en la práctica profesional el Trabajo Social está soportado por rutas críticas y
procedimientos instrumentales que no siempre reflejan el espíritu de los enfoques, o bien, reducen
la estancia del interno a un proceso administrativo más que gestivo de sus derechos (García et al.,
2015).
Por consiguiente, desde el Trabajo Social se han desarrollado tres enfoques predominantes; a)
psicosocial o gestión a partir de personalidades racionales o emotivas que determinarán la
reinserción del interno según el grado de sus disposiciones para con el entorno y su familia; b)
pragmático o administrativo en el que el interno s considerado un ente dependiente de sus
defensores, entre ellos el Trabajador Social; c) sistémico en el que el interno es considerado como
parte de un sistema político y jurídico que determina las condiciones para la prevención del delito,
impartición de justicia, libertad anticipada o reinserción social y laboral (García, 2013).
Según cada uno de estos tres enfoques; psicosocial, pragmático y sistémico la prevención del
delito, la impartición de justicia, la libertad anticipada o la reinserción laboral podrían estar
orientados por una cultura de paz, o bien, legitimar un sistema coercitivo (García, 2014).
Las similitudes y diferencias de las aproximaciones y enfoques del Trabajo Social con respecto al
proceso de libertad anticipada y la reinserción social y laboral suponen el establecimiento de los
ejes de discusión y anticipar escenarios de intervención del Trabajo Social (Carreón, Hernández y
García, 2017).
El Trabajo Social, se ha desarrollado en los Centros de Readaptación Social puntualmente en el
proceso de libertad anticipada y reinserción social y laboral. Los fundamentos epistémicos de cada
modelo con la finalidad de establecer sus similitudes y diferencias, integrar sus supuestos básicos
subyacentes y anticipar escenarios de exclusión e inclusión de internos asumiendo que su familia y
comunidad son externos a la canalización, seguimiento y reinserción (García et al., 2014).
Empero, el Trabajo Social ha sido sensible al establecimiento de una agenda pública en materia de
libertad anticipada, reinserción social y laboral. El poder de los medios es capaz de influir en la
agenda política a través de la opinión pública. Es decir, la televisión, radio y prensa, al sesgar la
información de los hechos, generan expectativas en sus audiencias. Los contenidos de los medios
se trasladan a los comentarios de la ciudadanía respecto a un tema, la clase política, en su afán de
legitimar sus decisiones, tomarán en cuenta la tendencia de la opinión pública para construir una
agenda política (García, Valdés y Sandoval, 2016).
En este sentido, el sesgo de las noticias es sólo una fase de manipulación de los medios hacia sus
audiencias. La ciudadanía ha construido su criterio a partir de información incompleta sobre los
hechos. Los medios, en su afán de influir en la opinión pública, reducen la información a notas,
reportajes u opiniones con el propósito de que las audiencias corroboren sus opiniones, e ideas en
torno a un hecho. Tal proceso ha sido una barrera para el proceso de libertad anticipada y
reinserción social y laboral de ex convictos (Carreón y García, 2013).
Sin embargo, el sesgo de la información o la fragmentación de los hechos, son sólo parte del
problema que consiste en pensar y procesar la realidad a partir de imágenes. Los medios de
comunicación son parte de un problema social de aprehensión de la realidad. En un sentido de
causa, el aprendizaje de la realidad a partir de imágenes supone una propensión a la impunidad de
los delitos, o bien, la admiración social a criminales que sobrepasan al Estado (Carreón,
Hernández y García, 2017).
En el caso de la seguridad pública, el establecimiento de la agenda, a través de información
sesgada, explica la relación entre los medios de comunicación y el Estado. En dicha relación la
opinión pública de la ciudadanía es intermediaria. Es así como la seguridad sólo es un instrumento
de información para influir en las decisiones políticas, principalmente en la agenda y las políticas
públicas (García, 2013).
La seguridad pública es el resultado de un entorno en el que cada individuo, de acuerdo a sus
recursos, capacidades, habilidades y conocimientos construye niveles de incertidumbre y riesgo.
En una situación de incertidumbre, las personas generan expectativas relativas a medir la
intensidad e impacto de los hechos violentos (García et al., 2014).
A medida que los hechos ocurren en zonas cercanas, las personas tienden a minimizar sus
efectos. Por el contrario, cuando los hechos ocurren en zonas lejanas, las personas tienen a
mostrar una mayor preocupación. En tal sentido, la percepción de autocontrol aumenta, pero si la
seguridad disminuye, la percepción de autocontrol tenderá a desaparecer y la ciudadanía
construirá una desesperanza e indefensión (Carreón, Hernández y García, 2017).
Los estudios de la inseguridad pública han demostrado que la opinión pública está influida por la
cobertura mediática de los hechos violentos, delictivos o criminales. Respecto a las consecuencias
de la inseguridad pública, las relaciones entre los grupos socioeconómicos parecen estar definidas
por estereotipos y estigmas de quienes tienes mayores ingresos respecto a quienes están
desempleados, subempleadas o subcontratados (Carreón y García, 2013).
En este sentido, la readaptación social es considerada por el enfoque psicosocial como resultado
del ego de quien toma decisiones con respecto a la paz pública, la prevención del delito, la
procuración e impartición de justicia, la libertad anticipada o la reinserción social y laboral. Desde
esta aproximación quien toma las decisiones tiene el poder de establecer un vínculo con el sistema
punitivo, aunque el Trabajo Social es más bien visto como un intermediario o tutor de quienes
cumplen una condena o aquellos que son potencialmente vulnerables a la violación de sus
derechos humanos (Carreón, Hernández y García, 2017).
Desde la aproximación pragmática, el Trabajo Social es considerado como un tutor de quienes
toman decisiones con respecto a sus derechos humanos y como un asesor de quienes tomas las
decisiones de llevar a cabo la reinserción del interno al mundo laboral (García et al., 2015).
Se trata de un modelo en el que se busca resarcir el agravio, ya sea a quienes han promovido la
paz o quienes han dirimido sus diferencias mediante el delito. Es por ello que el enfoque
psicosocial y el pragmático sólo reducen su enfoque a las condiciones en las que la paz pública
emerge, o bien, las circunstancias que llevan a delinquir y por tanto a contener el índice de agravio,
impunidad e injusticia (García, 2014).
Es por ello que el enfoque sistémico resulta más integral, ya que supone la incidencia de las
instituciones en el ámbito punitivo y demás actores jurídico políticos que podrían intervenir en la
conversión del interno en un ente cívico de pacificación (Carreón, Hernández y García, 2017).
En el marco de la gobernabilidad, entendida como un sistema político, régimen de gobierno o
forma de Estado históricamente determinante de la relación entre gobernantes y gobernados, la
gobernanza es un subsistema que pretende legitimar la inclusión de la sociedad civil en la toma de
decisiones institucionales (Carreón y García, 2013).
En este sentido, se trata de una propuesta emergente y relevante en materia de comunicación
sociopolítica, ya que el establecimiento de agenda resalta la importancia de la ciudadanía en la
evaluación de las políticas públicas, participación en programas y seguimiento a estrategias de
atención social (García et al., 2014).
Precisamente, en el proceso de construcción de la agenda pública, las representaciones sociales,
identidad y sentido de comunidad son procesos psicosociales fundamentales que explican la
incidencia de la gobernabilidad en la emergencia de la gobernanza o sistema de concertación,
consenso y responsabilidad civil ante problemáticas de seguridad y sustentabilidad (García et al.,
2015).
En tanto problemática, la seguridad pública definida como el resultado de la interrelación entre
escenarios y grupos propensos al riesgo en referencia al tráfico de información relativa al impacto
de dichos escenarios y grupos sobre la ciudadanía puede ser analizada a partir de las
percepciones de la ciudadanía y la cobertura de los medios de comunicación (Carreón et al.,
2016).
Los escenarios y grupos propensos al riesgo tienen una cobertura preferente en los medios
impresos locales en comparación a la prensa de circulación nacional. Los hombres en referencia a
las mujeres tienden a pensar que la inseguridad ha disminuido ya que tienen más acceso a los
periódicos locales. Si los hombres y las mujeres tienen acceso a la misma prensa, entonces no
existe diferencia en cuanto a sus percepciones sobre la seguridad (Carreón, Hernández y García,
2017).
Las personas que se consideran de izquierda tienen a pensar que la inseguridad se ha
incrementado exponencialmente durante la administración de los gobiernos de derecha. Los
lectores de periódicos de circulación local al identificarse con posturas de izquierda tienden a
pensar que la inseguridad ha disminuido gracias a los sistemas de video-vigilancia. Los lectores de
cualquier tipo de periódico y que se identifican con cualquier postura política, observan una
reducción de la seguridad (García et al., 2015)
Los lectores de periódicos sensacionalistas tienden a pensar que la inseguridad se ha
incrementado exponencialmente. Respecto a la afiliación política, quienes se manifiestan de
derecha tienden a percibir que el delito se ha incrementado. En la percepción de la corrupción, la
afiliación política de derecha y la lectura de la prensa determina la atribución de la corrupción como
el principal factor de inseguridad (Hernández et al., 2014).
Sin embargo, los hombres al considerar que la corrupción se ha incrementado, sus expectativas en
torno a la corrupción son determinadas por el tipo de periódico. Es decir, quienes leen la prensa
sensacionalista tienden a considerar que la negligencia policiaca se ha incrementado. El sexo ha
sido identificado como determinante en la lectura del tipo de periódico y las notas sobre seguridad
pública, siendo los hombres quienes leen más periódicos amarillistas (García et al., 2014).
La afiliación política y el tipo de periódico influyeron sobre la percepción de violencia. Quienes se
consideran simpatizantes de derecha y leen prensa sensacionalista y amarillista consideran que la
violencia se ha incrementado. Los simpatizantes de derecha advierten mayores expectativas de
inseguridad. En contraste, quienes leen periódicos sensacionalistas, consideran que la inseguridad
ha disminuido (Pérez et al., 2016).
La hegemonía de un medio de comunicación está relacionada con una coyuntura sociopolítica. En
este sentido, los comicios polarizaron las diferencias y similitudes en fuentes informativas de
circulación nacional, estableciendo relaciones significativas entre la lectura de periódicos respecto
a hechos de inseguridad (García, 2013).
En referencia a la afiliación política, la muestra de hombres encuestados y que declaran ser de
derecha manifiesta expectativas de mayor delito, corrupción, negligencia y violencia. Existe una
baja percepción de autocontrol y una alta percepción de menoscabo por parte de la muestra hacia
sus autoridades y gobernantes (Hernández et al., 2014).
Sin embargo, la violencia social al ser indicada por un sexismo hostil en el que la identidad de
género masculina inhibe el desarrollo de la identidad de género femenina, parece ser una
condición sobre la cual se gestan discursos benevolentes que confinan la función de la identidad
femenina al cuidado y atención del grupo laboral o equipo de trabajo, a la vez que legitiman la
violencia y el delito en la identidad masculina (Carreón y García, 2013).
La opinión pública, en tanto evaluadora de las políticas públicas, está conformada más por
sentimientos que por razonamientos en torno del sistema judicial. En este sentido, la clase política
en referencia a la esfera civil es evaluada por afectos que se derivan de su acción gubernamental
en materia de prevención del delito o combate a la delincuencia organizada (García et al., 2015).
En materia de seguridad pública, los estudios psicológicos de las emociones han identificado la
ansiedad, el enojo, la preocupación, el miedo y la desconfianza como factores de estrés referentes
a experiencias de agresión, robo, secuestro, extorsión, asesinato o violación (Pérez et al., 2016).
Sin embargo, los instrumentos para medir las emociones relativas a la seguridad pública han sido
desarrollados considerándolos como evidencia de evaluación de políticas públicas o como un
diagnóstico del estrés ciudadano ante la acción gubernamental. A partir de dichos criterios, los
instrumentos han ponderado de manera directa la opinión pública en torno del delito, soslayando la
cotidianidad en la que está inmersa la sociedad civil y que se deriva de las decisiones
gubernamentales de procuración de justicia (Carreón et al., 2016).
Con referencia a asociaciones entre el enojo dirigido a un grupo y el temperamento, prevalece una
relación negativa entre el enojo y la desconfianza hacia las autoridades. A medida que las
personas incrementan su molestia consigo mismas, aumentan su confianza hacia sus autoridades
(García et al., 2015).
La confianza hacia las autoridades está en función del miedo a la delincuencia, pero entre el miedo
al secuestro, asalto, desaparición, violación o asesinato y la desconfianza hacia la acción policiaca
inciden otras variables como la hostilidad del entorno o la escasez de oportunidades y capacidades
relativas a la seguridad pública, o bien, el establecimiento de una agenda centrada en la
corrupción, negligencia, opacidad o nepotismo (García, 2013).
Los estudios sostienen que la seguridad pública es representada sociopolíticamente como
percepciones de inseguridad en las que la corrupción es el problema central, ya que las
autoridades son vinculadas con delincuentes del fuero federal, aunque en el ámbito local la
colusión entre los dos actores es más bien un tema secundario al desempleo. Es decir, a mayor
lejanía de los acontecimientos delictivos le corresponde una mayor percepción de riesgo que
contrasta con la cercanía de los hechos criminales a los que se les asocia la falta de empleo
(García et al., 2014).
Los estudios advierten; 1) un sesgo sistemático de los medios de comunicación ante los hechos
delictivos y las respuestas de las autoridades, 2) un encuadre (reducción) de los acontecimientos
consistente en la exposición de colusiones entre dos actores, uno delictivo y otro corrupto, 3) una
prevalencia de temas que la ciudadanía reproducirá en su opinión en torno a los hechos difundidos
en los medios de comunicación (Martínez, Anguiano y García, 2018).
Método
Se realizó un estudio no experimental, transversal, exploratorio y documental con una selección
muestral no probabilística de fuentes indexadas a repositorios nacionales como Dialnet, Latindex,
Redalyc y Scielo, considerando el año de publicación de entre el año 2000 a 2017, así como la
inclusión de conceptos relativos a la “agenda”, “seguridad” y “prevención” (véase Tabla 2).
Tabla 2. Descriptivos de la muestra
Repositorio
Agenda
Seguridad
Prevención
Dialnet
26
27
16
Latindex
20
19
18
Redalyc
22
16
11
Scielo
31
26
12
Fuente: Elaborada con los datos del estudio
Se construyó una matriz de análisis de contenido a partir de las categorías bsucadas en los
repositorios, siguiendo la técnica Delphi la cual consiste en sintetizar los datos, contextualizar la
información, comparar los datos e integrar los contenidos. Cada dato fue evaluado por jueces
expertos en la temática (véase Tabla 3).
Tabla 3. Construcción de la matriz de análisis de contenido
Categoría
Definición
Indicador
Medición
Interpretación
Agenda
Ejes y temas
centrales entre
actores políticos y
civiles (Carreón,
Blanes y García,
2018).
Rubros de
coincidencia
entre civiles y
funcionarios
-1 = información
desfavorable entre
políticos y civiles, 0
= datos sin relación,
+1 = contenidos
favorables a la
cogestión
Altos puntajes
refieren a una
agenda
compartida
Seguridad
Representación de
diferencias entre
sectores públicos y
privados
Rubros de
diferencias
delictivas entre
gobierno y
sociedad civil
-1 = información
desfavorable entre
políticos y civiles, 0
= datos sin relación,
+1 = contenidos
favorables a la
cogestión
Altos puntajes
refieren a una
problemática
común
Prevención
Instrumento de
gestión, autogestión
o cogestión entre
gobernantes y
gobernados
Rubros de
control del delito
compartidos
entre los actores
políticos y
sociales
-1 = información
desfavorable entre
políticos y civiles, 0
= datos sin relación,
+1 = contenidos
favorables a la
cogestión
Altos puntajes
refieren a la
prevención
consensuada
Fuente: Elaboración propia
Resultados
La Figura 2 muestra la representación de los factores esgrimidos en el estado de la cuestión es
considerada como la explicación de las trayectorias relativas a un escenario o la anticipación de
seguridad.
Figura 2. Especificación del modelo para el estudio de la agenda de seguridad
ED = Eidos, AT = Aesthesis, ET = Ethos, HX = Hexis
Fuente: Elaboración propia
La agenda internauta de seguridad, indicada por las ethos, hexis, aesthesis y eidos explica un
contexto de oportunidades de recepción, procesamiento y difusión de información en Internet, las
cuales suponen el desarrollo de capacidades de faceboleros, twiteros, snapchateros, whatsaperos
o instagrameros en cuanto a la autodefensa o autocuidado frente a los riesgos como la violación a
la privacidad y el robo de identidad (hipótesis 1).
En ese sentido es que las redes éticas y estéticas de seguridad centrales suponen núcleos
simbólicos de representación de la autodefensa y el autocuidado que sustentan la diversidad como
la sincronía de las comunidades Internautas a fin de preservar su historia e identidad (hipótesis 2 y
3).
De este modo, en relación con esa centralidad de seguridad, emerge una periferia simbólica de
disposiciones expresivas y lógicas que se traducen en protocolos de comunicación, codificación y
difusión informativa, los cuales reflejan una agenda provisional dedicada a abastecer de símbolos,
significados y sentidos a la centralidad (hipótesis 3 y 4).
Discusión
El aporte del presente trabajo al estado de la cuestión radica en el establecimiento de un modelo
para el estudio de la agenda Internauta de seguridad, pero la selección de información y el tipo de
procesamiento limitan el contraste del modelo a un contexto local, sugieren una extensión de la
búsqueda en repositorios internacionales como Copernicus, Ebsco y Scopus, así como el empleo
de una técnica sofisticada como la minería de textos.
Se recomienda llevar a cabo un estudio comparativo de las redes, Internautas, representaciones y
habitus a fin de poder establecer diferencias y similitudes entre contextos, sistemas y grupos. Ello
permitirá abonar a la teoría de la agenda de seguridad, la cual supone la emergencia de
representaciones y habitus en las redes digitales con una repercusión en los medios de
comunicación tradicionales como la televisión, la radio, la prensa y el cine.
En ese sentido, con respecto a las revisiones de García, Carreón y Hernández (2017) y Carreón,
Hernández y García (2017) en los que el establecimiento de una agenda de seguridad implica la
formación de audiencias pasivas y dependientes de los medios de comunicación tradicionales, el
presente trabajo propone el estudio de una agenda emergente de información relativa a las
oportunidades de Internet y las capacidades de los internautas, advirtiendo un proceso opuesto ya
que, son los temas que surgen en las redes digitales los que establecen la agenda en los medios
tradicionales.
Se recomienda el contraste de ambos procesos, el establecimiento de la agenda por parte de la
televisión, radio, prensa o cine y la emergencia de la agenda a partir de las éticas, expresividades,
estéticas y lógicas de las redes digitales con respecto a los medios tradicionales de comunicación.
Conclusión
El presente trabajo ha propuesto un modelo para el estudio de la agenda de seguridad pública,
considerando cuatro dimensiones relativas al habitus: eidós, aesthesis, ethos y hexis, aunque la
literatura advierte que la seguridad se ha centrado en la impartición de justicia más que en la
prevención del delito ya que, se plantea el Estado de derecho como eje rector ante la gobernanza
de la seguridad pública en donde está incluida la participación civil. En tal sentido es que la
discusión del modelo permitirá integrar los dos ejes de seguridad; la prevención del delito y la
impartición de justicia, aunque otra vertiente sugiere la consulta de la readaptación social.
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