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Las cooperativas de energía renovable como
instrumento para la transición energética en
España
Iñigo Capellán Pérez (Universidad de Valladolid)
Álvaro Campos Celador (Universidad del País Vasco UPV/EHU)
Jon Terés Zubiaga (Universidad del País Vasco UPV/EHU)
Septiembre 2018
Este documento recoge la traducción integra al castellano del artículo original:
“Renewable Energy Cooperatives as an instrument towards the energy transition in
Spain”, publicado en la revista “Energy Policy”. Cítese como:
Iñigo Capellán-Pérez, Álvaro Campos-Celador, Jon Terés-Zubiaga; Renewable Energy Cooperatives as an instrument
towards the Energy Transition in Spain. Energy Policy, 2018, 123, 215–229.
https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual (CC-BY-NC-ND 4.0)
Se permite entremezclar, ajustar y construir a partir de esta obra con fines
no comerciales, siempre y cuando se reconozcan la autoría y las nuevas
creaciones estén bajo una licencia con los mismos términos
Cooperativas de energía renovable como un instrumento
para la transición energética en España
Iñigo Capellán-Pérez1, Álvaro Campos-Celador2, Jon Terés-Zubiaga2
Septiembre 2018
1Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid. Escuela
de Ingenierías Industriales, Paseo del Cauce s/n, 47011 Valladolid
2Departamento de Máquinas y Motores Térmicos. Universidad del País Vasco UPV/EHU
Contacto: inigo.capellan@uva.es, alvaro.campos@ehu.eus, jon.teres@ehu.eus
Palabras clave: cooperativa energética; democracia energética; transición a energías renovables;
España.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
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Resumen
La transición a fuentes de energía renovables (FER) es una condición esencial para alcanzar la
sostenibilidad. Las FER también presentan un gran potencial transformador desde el punto de
vista social, dada la posibilidad de su uso modular y su capacidad de producir energía a nivel
local, permitiendo el desarrollo de iniciativas locales, democráticas y participativas. Miles de
cooperativas de energía renovable (CER) existen actualmente, la mayoría concentradas en el oeste
y norte de Europa. En España, sin embargo, las CER son relativamente pocas y la mayoría han
surgido recientemente en un contexto económico y regulatorio hostil. A partir de 2012, se ha
producido un cambio en la postura del régimen político-económico-social: el impacto de la crisis
económica en un mercado eléctrico deficientemente diseñado ha provocado la resistencia del
régimen a la instalación de nueva capacidad de FER en el país. En este artículo, revisamos el
desarrollo y situación actual de las CER en España, así como evaluamos su potencial como un
instrumento para la transición hacia un sistema energético democrático, distribuido y sostenible
basado en renovables en el país.
Esta revisión muestra que las cooperativas de energía renovable en España se caracterizan por
una notable capacidad de supervivencia y adaptación a un contexto económico y regulatorio hostil
que, de hecho, ha inducido estructuras organizativas y operativas específicas. Asimismo, se han
desarrollado métodos de participación e inversión innovadores. Las cooperativas de energía
renovable en España colaboran entre ellas compartiendo experiencias y aprendizajes, habiendo
también demostrado gran capacidad de difundir nuevas ideas tanto a nivel social como político.
Sin embargo, a pesar de la difusión de este modelo por el territorio, estas cooperativas tienen aún
una presencia limitada en el sistema energético español. Aunque algunos factores internos podrían
limitar su potencial como un instrumento para promover la transición energética en España, la
resistencia del régimen político-económico-social aparece como la mayor barrera para el
desarrollo de estas iniciativas. No obstante, la ventana de oportunidad nos parece amplia si las
tendencias colaborativas actuales entre las cooperativas, así como su participación en otras
iniciativas transformadoras e incidencia en la sociedad se mantienen y enriquecen.
Dado que, en la mayoría de países del mundo, el régimen político-económico-social es reticente
a promover la transición a FER basada en principios democráticos, sostenibles y de generación
descentralizada, las lecciones extraídas del caso español pueden servir de inspiración a otros
países/regiones dónde actualmente el modelo cooperativo de energía renovable no está
implantado.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
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Tabla de contenido
1. Introducción .......................................................................................................................... 9
2. Metodología ........................................................................................................................ 12
3. Desarrollo de las cooperativas de energía renovable en España ......................................... 14
3.1. El sector eléctrico español ........................................................................................... 15
3.1.1. Promoción del régimen de las FER en el sector eléctrico (1997-2012) .............. 15
3.1.2. Resistencia del régimen a las FER en el sector eléctrico (desde 2012) ............... 18
3.2. El nicho de las cooperativas de energía renovable en España ..................................... 22
3.3. Evolución de las cooperativas españolas en un contexto de hostilidad ....................... 26
4. Discusión ............................................................................................................................. 28
4.1. Potencial de las cooperativas de energía renovable como instrumento hacia la transición
energética en España ............................................................................................................... 28
4.1.1. Fortalezas ............................................................................................................ 28
4.1.2. Barreras ............................................................................................................... 30
4.1.3. Oportunidades ..................................................................................................... 31
4.2. Lecciones desde las cooperativas de energía renovable españolas ............................. 33
5. Conclusiones ....................................................................................................................... 35
Apéndices .................................................................................................................................... 38
Apéndice A .............................................................................................................................. 38
Apéndice B .............................................................................................................................. 39
Referencias .................................................................................................................................. 41
Lista de abreviaturas:
• FER: Fuentes de energía renovable
• FV: Fotovoltaico
• CSP: Energía termosolar de concentración
• EEUU: Estados Unidos de América
• PMN: Perspectiva multi-nivel
• UE: Unión Europea
• GdO: Certificados de Garantía de Origen de energía renovable
• RE: Régimen Especial
• CCG: Ciclo combinado de gas natural
• Px1NME: Plataforma por un Nuevo Modelo Energético
• CER: Cooperativa de energía renovable
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Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
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1. Introducción
La transición de energía fósil a fuentes de energía renovable (FER) es una condición necesaria
para la sostenibilidad de las sociedades humanas. En particular, los retos interrelacionados del
cambio climático y el agotamiento de los combustibles fósiles requieren la implementación rápida
y efectiva de políticas de transición a FER (Capellán-Pérez et al., 2014; Wang et al., 2017). Esta
transición supone un gran reto para los países industrializados avanzados, donde el consumo de
energía se ha incrementado entre 10 y 15 veces desde la Revolución Industrial, y está actualmente
dominado por los recursos fósiles. En los países llamados “en desarrollo”, este reto se ve además
intensificado por su, en general, menor músculo financiero, menor nivel de formación y por un
mayor incremento de la demanda energética (Smil, 2008).
A pesar de sus impactos ambientales nocivos, los combustibles fósiles están caracterizados por
unas propiedades físico-químicas muy favorables (alta densidad energética, almacenables, inertes
a condiciones ambientales, etc.) que permiten el flujo de grandes cantidades de energía hacia las
sociedades humanas. Las FER, por su parte, están habitualmente caracterizadas por menores
niveles de densidad energética, su uso compite con otros procesos de la biosfera y aquellas con
mayor potencial, como la eólica o la solar, están considerablemente afectadas por su intermitencia
y variabilidad (de Castro et al., 2013; Hall and Klitgaard, 2012; Smil, 2015, 2015, 2008, Trainer,
2017, 2012, 2010). Sin embargo, las FER presentan un gran potencial transformador desde el
punto de vista social, dada la posibilidad de su uso modular y su capacidad de producir energía a
nivel local, permitiendo el desarrollo de iniciativas locales, democráticas y participativas. Así, la
propiedad y la gestión compartida de las FER permite la democratización del acceso al capital (de
los medios de producción), teniendo así el potencial de contribuir a la transición energética más
profundamente que una solución puramente tecnológica (Barca, 2011; Huybrechts, 2013;
Johanisova and Wolf, 2012; Kunze and Becker, 2015; Schneider et al., 2010). Por estas razones,
las FER tienen el apoyo de movimientos y plataformas que se oponen a proyectos de minería
abierta y de fracking o que luchan contra la pobreza energética. Además, la participación de las
comunidades locales en el proceso de decisión y gestión de proyectos de generación de energía
procedente de fuentes renovables permite paliar los comportamientos tipo “no en mi patio trasero”
(del inglés, “NIMBY: not-in-my-backyard”) (Avila, 2018; Huybrechts and Mertens, 2014). Entre
las FER, la solar fotovoltaica (FV), la eólica terrestre y la biomasa para calor son tecnologías
particularmente atractivas para la gestión y operación ciudadana debido a su madurez,
modularidad, relativa simplicidad, fiabilidad y facilidad de operación y mantenimiento; mientras
que aquellas que requieren inversiones mayores aparecen en principio como menos atractivas
(éste es el caso de grandes centrales hidroeléctricas, eólica marina o geotérmica) (Romero-Rubio
and de Andrés Díaz, 2015).
Las cooperativas y las empresas municipales son dos de las principales alternativas colectivas al
modelo tradicional privado capitalista (Becker and Kunze, 2014; Kunze and Becker, 2014;
REN21, 2016). Dado que en España no hay, salvo contadas excepciones, tradición de empresas
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municipales energéticas1, este artículo se centra en las cooperativas de energía renovable (CER).2
Este modelo se refiere a empresas en las que la ciudadanía –bajo la figura de la persona socia- en
conjunto es dueña y participa de las decisiones sobre la compra y gestión de proyectos de energía
renovable y eficiencia energética. Las CER se basan habitualmente los siguientes principios:
membresía voluntaria y abierta; control democrático; participación en las decisiones económicas
y propiedad compartida; autonomía e independencia; educación e información; cooperación con
otras cooperativas así como intereses sociales y ambientales compartidos con la comunidad
(REScoop, 2016).
Unas 3.000 organizaciones han sido reportadas como CER en Europa, aunque con una
distribución desigual a lo largo del continente (Huybrechts and Mertens, 2014; REScoop, 2016).
Un estudio reciente concluyó que este modelo se da principalmente en el oeste de Europa
(Dinamarca, Holanda, Bélgica, Alemania,3 Austria, norte de Italia, Suecia, Reino Unido y
Francia), y, en menor medida, en España y en el sur de Italia. En algunos casos, estas
organizaciones están desarrollando su actividad en países con pequeña presencia de FER (como
es el caso de Francia, Holanda o el Reino Unido) mientras que, en otros países como Portugal o
los países Bálticos, se produce justamente la situación contraria, es decir, a pesar de que las
fuentes de energía renovable contribuyen significativamente al mix nacional, las iniciativas de
democracia energética escasean. Por último, existe también un pequeño número de países dónde
apenas se está progresando en esta línea, principalmente en los países del este y centro de Europa
(Kunze and Becker, 2014). El modelo está presente también en otras regiones del mundo, como
Asia, Latinoamérica o África, con una gran diversidad de tipologías (ILO, 2013; REN21, 2016).
Esta variabilidad en el desarrollo del modelo cooperativo de energía renovable está relacionada
con diferentes factores históricos locales como, por ejemplo, la influencia del movimiento
ecologista y antinuclear, la existencia de empresas municipales energéticas, el impacto de las
crisis del petróleo de los años 1970, así como las iniciativas políticas y el contexto socio-político-
cultural específico de cada país (Bermejo, 2013; Huybrechts and Mertens, 2014).
Las CER realizan principalmente 3 tipos de actividades económicas: generación, distribución y
comercialización de energía renovable; aunque típicamente en forma eléctrica, también existen
casos centrados en el suministro de calor y en el transporte.
En Europa, la gran mayoría de las CER están centradas en la generación de energía renovable.
De un extenso análisis de 5 países europeos llevado a cabo por Schreur y Weismeier-Sammer
(2010), Dinamarca puede ser considerado un caso pionero, con propuestas de producción de
1 Existen algunos ejemplos de empresas municipales que se encargan del aprovisionamiento y suministro de
electricidad. Un ejemplo sería el caso de Cádiz, donde el ayuntamiento asume la gestión de la distribución de
electricidad desde el año 1929. En 1995, los servicios prestados por el ayuntamiento toman entidad legal dando lugar
a Eléctrica de Cádiz, S.A, donde el ayuntamiento ostenta un 55% de la participación. Desde 2017, el 100% de la
electricidad comercializada es de origen renovable.
2 Diferentes términos se usan en la literatura para un concepto similar: “proyectos de energía renovable motivados
colectiva y políticamente” (“collective and politically motivated renewable energy projects, CPEs)” (Becker and
Kunze, 2014), “Comunidades energéticas sostenibles” (“Sustainable energy communities, SECs)” (Romero-Rubio and
de Andrés Díaz, 2015), “Comunidades de energía renovable” (“Renewable energy communities, RECs)” (Doci et al.,
2015, p. 201) , “REScoops” (the European Federation of Energy Cooperatives, REScoop.eu), etc. Por simplicidad y
para evitar crear un nuevo término, en este artículo usamos el término “Cooperativa de energía renovable” (CER) en la
línea de (Huybrechts and Mertens, 2014).
3 Debor (Debor, 2014) reporta 942 cooperativas de generación de energía removable en Alemania a fecha de 31 de
diciembre de 2013.
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energía eólica promovida por iniciativas locales ya en los años 70. Estas iniciativas representaban
el 40% de la capacidad eólica instalada en 2002. En Holanda su surgimiento se produjo más tarde,
a finales de los 80, y también centrado en la producción mediante tecnología eólica. En este país
las CER han supuesto una menor importancia en relación a inversores privados pero, sin embargo,
se estima que han tenido una importancia decisiva en la promoción de las FER en el país
(Agterbosch et al., 2004). Alemania es otro modelo en relación a las CER, dónde se han extendido
también desde el final de los 80s (Vansintjan, 2015). De un modo similar a Dinamarca y Holanda,
las CER empezaron generando energía eléctrica mediante turbinas eólicas (Enzensberger et al.,
2003), aunque recientemente ha surgido con fuerza un modelo de generación más modular
mediante solar fotovoltaica, gran parte sobre cubierta. En el Reino Unido, el desarrollo de las
CER se ha producido algo más tarde, a partir del año 2000. Consisten de hecho en una gran
variedad de proyectos energéticos comunitarios (el propio gobierno aplica el término “community
energy”) usando diferentes tecnologías FER y siendo típicamente co-participadas por inversores
comerciales (Kunze and Becker, 2014). Por último, el caso de Austria también merece especial
atención. En este país, las CER se han centrado principalmente en la generación de calor mediante
biomasa y su distribución en redes de calor de distrito (Madlener, 2007). Estas redes permiten
asimismo aprovechar el contenido energético de los residuos. Este tipo de CER también son
importantes en Dinamarca, dónde suponen una parte significativa de la generación de calor, fruto
de una regulación favorable en el país (DEA, 2017).
La regulación de cada país condiciona la posibilidad de que las CER puedan ser, asimismo,
distribuidoras de energía. En este sentido, la entrada de las CER en estas actividades se ve
facilitada por el hecho de que la red sea de propiedad pública y explotada de forma privada
mediante concesiones reguladas. Este es el caso de Alemania, dónde cooperativas ciudadanas y
los ayuntamientos han adquirido recientemente casi 100 redes de distribución de energía eléctrica
a lo largo del país, en una ola simultánea de remunicipalización de estas redes (Julian, 2014;
Wagner et al., 2015). Las CER también han aprovechado las oportunidades abiertas en los
procesos de electrificación rural, como es el caso de los EEUU, dónde existen más de 800
cooperativas que distribuyen electricidad a unos 42 millones de personas en entornos rurales;
aunque con una contribución minoritaria de FER (Bermejo, 2013; NRECA, 2016).
Las CER también pueden dedicarse a la comercialización de energía, que consiste en la compra
de ésta en el mercado y de su venta posterior a los consumidores (habitualmente socios de la
CER). Sin embargo, en algunos casos como en el sector eléctrico, los mercados están a menudo
dominados de facto por un número pequeño de empresas tradicionales, lo que dificulta la entrada
nuevos actores (Huybrechts, 2013).
Entre las CER más relevantes a nivel europeo destacan: Enercoop (Francia), que incluye otras 10
cooperativas de segundo orden (42,000 miembros) y 131 productores (81 MW), capaces de
generar 245 GWh de electricidad renovable a 52.000 clientes (40% de autoproducción);
Ecopower (Bélgica), con más de 50.000 miembros y con una diferentes plantas FERs; Energy4All
(Reino Unido) que incluye 15 proyectos con más de 10.000 miembros y unos recursos propios de
30 millones de libras; Middelgrunden (Dinamarca), la primera cooperativa eólica marina que, en
1997, logró reunir a unos 8.600 personas para invertir conjuntamente en una planta de 10 MW
frente a Copenhague (REScoop, 2016); EWS (Alemania) fue la primera iniciativa ciudadana que
logró hacerse con la gestión de la red y la distribución de una comunidad local en el sur del país
(Schönau), y actualmente distribuye electricidad y biogás a su más de 160.000 miembros en todo
el país y subvenciona a entorno 2.600 unidades de generación sostenible (EWS, 2016). Som
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Energia (España) es una de las mayores cooperativas europeas con más de 50.000 personas socias
y 80.000 clientes4, siendo propietaria asimismo de varias plantas de generación eléctrica
(fotovoltaica, biogas y minihidraúlica) que producen más de 5 GWh anualmente (Kunze and
Becker, 2014; Som Energia, 2016).
En España, al contrario que otros países europeos y a pesar del éxito de Som Energia, la corriente
moderna de CER está aún en una fase temprana de su desarrollo. Como resultado, la literatura
dedicada a analizar este fenómeno en el país es relativamente escasa (Riutort Isern, 2015;
Romero-Rubio and de Andrés Díaz, 2015). En este artículo, se revisa el desarrollo histórico de
las CER en el estado desde el siglo XIX hasta el momento actual dónde ha surgido una segunda
ola de cooperativas energéticas centradas en la energía renovable (CER), con el objetivo último
de evaluar el potencial de estas iniciativas como un instrumento para la transición hacia un sistema
energético democrático, distribuido y sostenible basado en FER. Puesto que las CER en España
operan mayoritariamente en el sector eléctrico, también se revisa la evolución del mismo en las
últimas décadas. Para ello, se ha aplicado la perspectiva multi-nivel (PMN) que consiste en una
metodología para analizar transiciones socio-técnicas teniendo en cuenta los roles y capacidades
de los actores en el régimen a medida que éstos reaccionan dinámicamente a los cambios que
amenazan el status quo (Geels, 2014, 2010, 2002; Smith et al., 2005). Así, se analiza la
confrontación entre las CER como nichos de innovación social y el contexto socio-político
español. El caso español es particularmente interesante ya que, al contrario que en otros estados
europeos, las CER han surgido recientemente en un contexto regulatorio y económico hostil, lo
que ha inducido la formación de estructuras organizativas específicas para adaptarse a la
resistencia del régimen a la transición (Haas, 2014; Riutort Isern, 2015). Además, España se
beneficia de un gran potencial de FER en comparación con otros estados europeos, especialmente
en cuanto a los altos niveles de irradiación solar. Dado que en la mayoría de países el régimen es
reticente a la transición a FER basada en criterios democráticos, sostenibles y de producción
descentralizada, el caso español podría servir de inspiración para otras regiones dónde el modelo
de CER no está firmemente asentado o no existe.
El resto del artículo se estructura de la siguiente manera: la sección 2 describe la metodología de
trabajo utilizada, introduciendo la PMN y su adaptación al caso de estudio. Desde la PMN, la
sección 3 revisa el desarrollo de las CER en España. La sección 4 analiza las fortalezas, barreras
y oportunidades de este modelo como un instrumento para la transición renovable en España
(apartado 4.1), así como las lecciones que pueden ser extraídas y aplicadas a otros países (apartado
4.2). Finalmente, en la sección 5 se resumen las principales conclusiones del trabajo.
2. Metodología
A continuación, se presenta la metodología empleada en el presente estudio. En primer lugar, se
ha llevado a cabo una amplia revisión de la literatura relacionada con las CER, incluyendo tanto
publicaciones académicas como información obtenida de la participación directa de los 3 autores
en 2 CER (Som Energia y EnergÉtica), lo que permitió compilar información relevante sobre el
emergente movimiento CER en España. Una versión inicial del artículo fue revisada y comentada
4 A fecha de septiembre de 2018
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por 7 investigadoras e investigadores y participantes en diferentes cooperativas del país con el
objeto de completar el análisis.
En segundo lugar, se ha aplicado la perspectiva multi-nivel (PMN) para evaluar el potencial de
las CER como instrumento para la transición en el estado español hacia un sistema energético
democrático, distribuido y sostenible basado en FER. La PMN es una metodología para analizar
las dinámicas que aparecen entre diferentes agentes durante un proceso de transición, que podría
ser definido de forma general como la hegemonización de prácticas incipientes, inicialmente
limitadas a determinados espacios y sectores. Aunque en un principio la PMN se ha empleado
para analizar transiciones tecnológicas, ha sido también aplicada para el análisis de transiciones
socio-tecnológicas como por ejemplo transiciones a “economía verde”, “sostenible” o “baja en
carbono” (Doci et al., 2015; Geels, 2014, 2010, 2002; Smith et al., 2005).Así, la PMN identifica
3 niveles socio-tecnológicos a través de las cuales las transiciones ocurren: el escenario, el
régimen y el nicho. Estos 3 niveles forman una jerarquía anidada y su co-evolución es necesaria
para que la transición se produzca:
• El nivel de escenario incluye factores externos que influyen en el régimen y que se
encuentran fuera de su influencia (son exógenos a éste) como, por ejemplo, valores
sociales, ideologías dominantes, patrones macroeconómicos y poblacionales, cambio
climático, disponibilidad de recursos fósiles, etc. Cambios en el escenario generan
presión en el régimen y pueden reforzarle o bien desestabilizarle, pudiendo
eventualmente crear ventanas de oportunidad para que se produzcan transiciones.
• El nivel de régimen representa el contexto social, político, económico y tecnológico en
el cual se desarrollan las actividades humanas. Está representado por diferentes sub-
regímenes interconectados (i.e., cultural, político, tecnológico) cuyas relaciones tienden
a reforzar el régimen existente y estabilizarlo.
• El nivel de nicho emerge y opera dentro del nivel del régimen y se define como un espacio
protegido de generación de innovaciones. El que estas innovaciones promuevan una
transición depende tanto de factores del escenario que pueden abrir ventanas de
oportunidad como de las interacciones entre el nicho y el régimen para desplazar a los
agentes dominantes del régimen. Se distingue así entre nichos de mercado, nichos
tecnológicos y nichos sociales(Witkamp et al., 2011).
Muchos análisis sobre procesos de transición se han centrado en el potencial de los nichos,
considerando al régimen como un actor homogéneo e invariable. Esto subestima la capacidad de
los actores del régimen para reaccionar dinámicamente a aquellos cambios con potencial de
amenazar el status quo. Dentro de estas reacciones, no es difícil imaginar, debido a
interdependencias mutuas, alianzas informales entre corporaciones energéticas tradicionales y
partidos políticos clásicos en un contexto de la transición a FER. Geels analizó la resistencia del
régimen al cambio, identificando 4 dimensiones: instrumental, discursiva, material e institucional
(Geels, 2014). La resistencia instrumental se refiere al uso de recursos por parte de agentes del
régimen para mantener su posición de dominación (por ejemplo autoridad, regulaciones, dinero,
personal, capacidades, etc.); la resistencia discursiva se centra en controlar los discursos
dominantes, qué está en la agenda y cómo se enfoca (por ejemplo control de los medios de
comunicación); la resistencia material aplica capacidades técnicas y recursos financieros para
fortalecer la dimensión técnica del régimen; y por último, la resistencia institucional se refiere a
la influencia que tiene el régimen sobre la sociedad de forma general al poder influir sobre la
cultura política, las ideologías y las estructuras de gobernanza de ésta.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
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Iniciativas de base como las CER son nichos con el potencial de hacer emerger innovaciones
tecnológicas y sociales. En este artículo, se ha seguido la metodología de (Doci et al., 2015),
quienes definieron las CER como un nicho social dónde la tecnología (FER) es una herramienta
para alcanzar fines sociales. Aunque la alternativa propuesta por un determinado nicho se enfrenta
al régimen a nivel global, en cada país, este enfrentamiento presenta características específicas
dependiendo del contexto local. Así, se ha aplicado la PMN para explorar el potencial de las CER
en el estado español como nichos sociales para contribuir a la transición hacia un sistema
energético democrático, distribuido y sostenible basado en FER; pero también basado en la
participación social en la propiedad y gestión de éstas empresas. Aquellos agentes que defienden
el mantenimiento del status quo mediante cambios menores y lentos, con el fin de proteger sus
intereses en la industria fósil y nuclear, forman el “capital gris”, que toman un protagonismo
fundamental en el régimen español (Haas, 2016).
La evolución del régimen eléctrico español desde la liberalización del sector eléctrico en 1997 se
describe en el apartado 3.1. Este es el contexto en el cual ha surgido el nicho de las CER en el
estado (apartado 3.2), nicho que ha tenido que ha adaptarse al cambio en la actitud del régimen,
que ha evolucionado de promover las FER a oponerse a ellas (apartado 3.3).
3. Desarrollo de las cooperativas de energía renovable en España
En esta sección se analiza la evolución de las CER en el contexto español aplicando la PMN. El
análisis se centra en el sector eléctrico, dado que (1) las CER españolas se centran principalmente
en esta fuente de energía (ver sección 3.2), y (2) éste es el único sector energético dónde el
régimen ha apoyado con fuerza la transición a FER (ver Figura 1).
Figura 1: Contribución de la energía renovable por sector económico (como porcentaje del total) en España
(1990-2014). Fuente: trabajo propio a partir de los Balances Energéticos de la AIE (IEA, 2016). Las oscilaciones
en la contribución se deben a la gran variabilidad de la pluviosidad en el país, que repercute en diferentes
potenciales de generación de electricidad procedente de plantas hidroeléctricas.
0%
20%
40%
1990 1995 2000 2005 2010
Contribución de las renovables por sector
Generación de electricidad
Residencial
Industria
Autoconsumos industria energética
Transporte
Agricultura y Forestal
Comercial y servicios públicos
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En el resto de sectores, el régimen español ha seguido manteniendo su apoyo al modelo basado
en recursos no renovables, promoviendo la extracción doméstica de gas no convencional mediante
tecnologías de fracking, posicionándose como enclave estratégico para el abastecimiento europeo
de gas natural, desarrollando mega-infraestructuras de transporte dedicadas principalmente al uso
de automóvil privado, etc. (Aguilera Klink and Naredo Pérez, 2009; Bel et al., 2013; ODG, 2016).
La promoción de los biocombustibles no puede ser interpretada como una política sostenible dado
que, al contabilizar los efectos indirectos en el uso de la tierra provocados en otras partes del
mundo, la producción de biodiesel europea implica unas emisiones de efecto invernadero incluso
peores que las referidas a los combustibles fósiles (Laborde, 2011; Valin et al., 2015). En la
mayoría de casos, estas políticas se alinean a las del régimen de la propia Unión Europea, dentro
del cual el régimen español está imbricado.
Este es el caso de la mayoría de los países industriales avanzados, dado que la transición a las
FER en el sector eléctrico es más sencilla y presenta menos dificultades que en otros sectores.
Esto es debido en gran medida a la compatibilidad de la infraestructura de transporte y
distribución existente y a que las tecnologías renovables comerciales mayormente generan este
tipo de energía (ver por ejemplo (IPCC, 2014)).
A continuación, la sección 3.1 describe la reciente evolución de la regulación técnica y legal del
sector eléctrico español. La sección 3.2 se centra en la creación, evolución y principales
características del nicho de las CER en el estado. Finalmente, las estrategias desplegadas por las
CER para sobrevivir y progresar en el contexto particularmente hostil del régimen español son
presentadas en la sección 3.3.
3.1. El sector eléctrico español
Considerando la actitud del régimen en cuanto a la penetración de las FER en el mix eléctrico, se
pueden distinguir 2 periodos: un primer periodo de apoyo a las FER (1997-2012, sección 3.1.1)
y un segundo de resistencia a su penetración en el mix (desde el año 2012, sección 3.1.2.).
3.1.1. Promoción del régimen de las FER en el sector eléctrico (1997-2012)
La gestión del sistema eléctrico en España cambió radicalmente desde el año 1997 con el
comienzo del proceso de liberalización. Este cambio es consecuencia de los cambios ocurridos
en el escenario global desde los años 70 en favor del neoliberalismo, hasta alcanzar una posición
hegemónica en las últimas décadas. A nivel de la UE, esto resultó en el Tratado de Maastricht
(1992) y en materia de energía, en el inicio del proyecto de un futuro mercado energético europeo.
En este contexto, la Ley 54/1997 transpuso la directiva europea 96/92/CE, abriéndose la
generación y comercialización de electricidad a la libre competencia (anteriormente las
condiciones técnicas y económicas eran fijadas por el Estado), encargándose Red Eléctrica de
España (REE) del transporte de alta tensión eléctrico mientras que la distribución local quedó en
manos de diversas empresas eléctricas pertenecientes a UNESA, la “Asociación Española de la
Industria Eléctrica”, que agrupa a las 5 mayores eléctricas tradicionales del país (Riutort Isern,
2015).5
5 Las compañías que componen UNESA son: Iberdrola, Endesa, Gas Natural – Fenosa, Viesgo – E.ON y EDP-HC
(UNESA, 2014).
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
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La nueva regulación se planteaba objetivos como mejorar la eficiencia energética y promover el
uso de fuentes energéticas con menor impacto ambiental. En este contexto, se puso en marcha el
Régimen Especial (RE) que incluía las tecnologías renovables (eólica, solar fotovoltaica, solar
CSP, mini-hidroeléctrica y biomasa), la recuperación energética de residuos y la cogeneración;
mientras que las plantas convencionales fueron asignadas al Régimen Ordinario (RO). Desde el
punto de vista del productor, la generación de electricidad en el RE tenía prioridad de acceso e
incentivos financieros que favorecieron la inversión en estas tecnologías. Así, desde el año 1997
hasta el 2012 se sucedieron diversas regulaciones que incluían, a elección, remuneración a la
producción del RE mediante tarifas fijas o primas, ambas con un precio significativamente mayor
que el precio resultante del mercado para el RO. Aunque ya existía potencia renovable instalada
en el país antes de 1997 en el país (principalmente gran hidroeléctrica), gracias a este marco las
renovables modernas empezaron a jugar un papel importante en el mix eléctrico del país (Ciarreta
et al., 2014; del Río González, 2008; Romero-Rubio and de Andrés Díaz, 2015).
Desde el punto de vista del consumidor, aunque la electricidad generada en las diferentes centrales
se agrega en el transporte y se comercializa a un mismo precio (Ciarreta et al., 2014), desde el
año 2007 es posible certificar el origen de la electricidad como renovable mediante el mecanismo
de Garantías de Origen (GdO), como consecuencia de la legislación europea (Directivas
2001/77/CE y 2009/28/CE).6 Así, las GdO son reconocidas por la Comisión Nacional de los
Mercados y la Competencia a los productores de electricidad renovable, que pueden transferirlos
libremente a las empresas comercializadores que a su vez pueden ofrecerlas a los consumidores
finales. Esto permite trasladar el origen renovable de la electricidad producida a la electricidad
consumida.7 Una descripción detallada del sistema de certificados de GdO en España puede
encontrarse en (Marco, 2012).
Durante este periodo, la contribución de las FER a la electricidad generada en el estado se
incrementó sustancialmente. La Figura 2A muestra el fuerte incremento en capacidad eólica desde
el año 2000, y de capacidad solar desde el año 2006. La generación de energía de fuentes
pertenecientes al RE alcanzó 30.5% (33 MW) de la capacidad instalada total y 27.5% (72.4 TWh)
de la generación eléctrica total en 2015 (ver Figura 2B) (REE, 2016a). En ese año, la eólica
alcanzó entorno al 60% de la capacidad instalad en el RE (71% de las renovables sin contar con
la gran hidroeléctrica).
6 En el caso de España, éstas directivas fueran transpuestas por las órdenes ministeriales ITC/1522/2007 y
ITC/2914/2011, respectivamente (Marco, 2012).
7 La gestión de las GdO conlleva algunos costes fijos. No obstante, el coste total de las GdO es negociable en cada
operación, y ronda los 0.1 €/MWh. Teniendo en cuenta que el consumo medio por hogar en España es de unos 3.000
kWh/año; esto quiere decir que el coste anual asociado a los GdO es de unos 0.3 € (Marc Roselló (Som Energia),
Comunicación Personal, 28/12/2016). El coste de las GdO es muy bajo debido a que la demanda de electricidad de
fuentes renovables es mucho menor que la producción renovable. Asimismo, este sistema ha sido criticado pues se
podrían dar casos de doble contabilidad, habiéndose propuesto sistemas alternativos basados en GdO voluntarios
(Bürger, 2007).
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Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
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Figura 2: Evolución de la capacidad instalada (A, con las FER en negro y el resto en gris) y de la generación
eléctrica (B) por tecnología en España peninsular desde 1990 a 2015. Otras fuentes renovables incluyen biogás,
biomasa, oceánica y geotérmica; también residuos hasta el 31/12/2014. Fuente: elaboración propia con datos de
(REE, 2016a).
Aunque, en general, la sociedad española ha apoyado el desarrollo de las renovables (EC, 2007a,
2007b), lo ha hecho esencialmente desde una posición pasiva (Haas, 2016). La mayor parte de la
capacidad renovable instalada en estos años fue impulsada por las grandes empresas tradicionales
del sector eléctrico y de la construcción (ver sección 3.1.2 y (Romero-Rubio and de Andrés Díaz,
0
10,000
20,000
30,000
1990 1995 2000 2005 2010 2015
Potencia instalada (MW)
Ciclos combinados gas
Eólica
Gran hidroeléctrica
Carbón
Nuclear
Cogeneración
Solar FV
Fuel + Gas
Otras renovables
Solar CSP
Minihidraúlica
0
50,000
100,000
150,000
200,000
250,000
300,000
1990 1995 2000 2005 2010 2015
Electricidad producida (GWh/año)
Other renewables
Ciclos combinados gas
Eólica
Gran hidroeléctrica
Carbón
Nuclear
Cogeneración
Solar FV
Fuel + Gas
Otras renovables
Solar CSP
Minihidraúlica
A
B
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2015)). De hecho, no existía en el país ninguna cooperativa centrada en la generación eléctrica de
origen renovable en este periodo, y tan sólo desde el año 2010 cuando se permitió que las
cooperativas comercializaran electricidad (Romero-Rubio and de Andrés Díaz, 2015), la segunda
ola de cooperativas energéticas apareció en el país (ver sección 3.2). En 2012, tan sólo 3 CER
operan en el país.
El apoyo del régimen a las FER fue reduciéndose paulatinamente desde el año 2008, aunque
puede considerarse en gran parte como una corrección de políticas mal dimensionadas
(desproporcionadamente generosas con algunas fuentes como la solar fotovoltaica) (Ciarreta et
al., 2014; Haas, 2016). Este apoyo se vio reducido drásticamente a partir del año 2012, el cual
supone un punto de inflexión, tomándose como el momento en que el régimen cambió su actitud
desde el apoyo hacia la resistencia a la penetración a las FER en el sistema eléctrico del estado.
3.1.2. Resistencia del régimen a las FER en el sector eléctrico (desde 2012)
En España, la crisis económica rompió la tendencia histórica de crecimiento del consumo de
electricidad (un crecimiento medio del 5% anual desde 1995 hasta 2008), llegando en el 2015 a
una reducción del consumo del 10% en comparación con el máximo histórico registrado en 2008
(ver Figura 2B). Durante estos años, en paralelo a la promoción de las FER, se produce un más
que significativo desarrollo de la potencia instalada de Ciclos Combinados (GCC), promovidos
en su gran mayoría por las empresas eléctricas tradicionales. La Figura 2A muestra el aumento
de la potencia instalada de GCC desde el año 2000, que la convierte en la tecnología con mayor
potencia instalada en el sistema peninsular en el año 2007 (en torno a 25 GW de potencia). Como
consecuencia de la gran potencia instalada y combinado con la reducción de la demanda, el
sistema eléctrico español se encontró con una situación de exceso de capacidad. Puesto que el
mercado eléctrico da prioridad de entrada a la generación de Régimen Especial, actualmente los
ciclos combinados, que suponen un 25% de la potencia total instalada, apenas cubren el 10% de
la generación eléctrica, es decir, generan sólo el 25% de lo que llegaron a generar en el año 2008
(REE, 2016a). Dicho en otras palabras, la combinación de circunstancias acaecidas en la última
década ha provocado que los ciclos combinados hayan sido desplazados del mercado eléctrico en
España, no llegando a cumplir las expectativas bajo las que se proyectaron.
En este punto del análisis, es interesante analizar en detalle la propiedad de las instalaciones de
generación eléctrica en España por tecnología. En la Figura 3 se muestra como, en el año 2015,
las cinco compañías eléctricas tradicionales incluidas en UNESA eran propietarias de más del
80% de la potencia instalada en el Régimen Ordinario (100% de la potencia nuclear, 97% de las
térmicas de carbón, 86% de gran hidráulica y casi el 80% de las centrales de ciclo combinado),
frente a un escaso 31% de la potencia instalada en RE. Incluso en este último aspecto, la gran
mayoría de las inversiones en potencia renovable llevadas estas corporaciones han ido dirigidas
a generación eólica (91% de la potencia instalada de fuentes renovables en propiedad de UNESA),
mientras que su participación en el resto de tecnologías de generación es muy limitada (apenas
un 9%). Como consecuencia, UNESA es propietaria de casi el 50% de la potencia eólica instalada
en todo el país. De hecho, el grado de concentración de la propiedad depende, en gran medida, de
la tecnología en cuestión: mientras que se da un alto grado de concentración de la propiedad en
la producción eólica (en 2014, 10 grandes compañías energéticas eran propietarias de casi el 75%
de la potencia eólica instalada (AEE, 2016)), el sector fotovoltaico se encuentra mucho más
atomizado, con gran número de propietarios y muchas de ellas propiedad de pequeños inversores
(sobre todo para potencias por debajo de 100 kW). Como resultado, en el ámbito de la fotovoltaica
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las compañías energéticas tradicionales apenas poseen el 13% de la potencia total instalada
((DBK, 2014) citado por (Romero-Rubio and de Andrés Díaz, 2015)).
Figura 3. Estimación de la potencia instalada (MW) en España en el año 2015, por tecnología y empresa. Resto
de FER incluye: solar fotovoltaica, solar de concentración, térmica renovable, biomasa y residuos y
minihidráulica. Fuentes: ver Apéndice B.
La fuerte recesión económica iniciada en el año 2007 evidenció que el proceso de liberalización
del mercado eléctrico había fallado en muchos aspectos (Haas, 2016; Riutort Isern, 2015). A pesar
de que la Ley 54/1997 impone la separación entre los operadores de los diferentes sectores de la
cadena de suministro de electricidad, las empresas tradicionales se han organizado en grupos de
empresas con el objetivo de adaptarse la normativa, permitiéndoles cubrir todas las actividades
económicas de la cadena de suministro, desde la generación hasta la comercialización de
electricidad8. En el año 2013, las empresas eléctricas tradicionales agrupadas en UNESA
abarcaban: el 72% de la generación eléctrica, el 98% de la distribución y el 80% de la
comercialización de electricidad en el país (UNESA, 2014). Asimismo, la gestión económica del
sistema eléctrico español se caracteriza por su falta de transparencia: los costes de transporte y
distribución son actualmente auditados por las propias empresas y REE, siendo posteriormente
aceptados por el estado. Puesto que el Gobierno tiene la competencia de establecer un límite
superior a las tarifas eléctricas, puede llegar a darse un desequilibrio entre los costes declarados
por las empresas y los precios pagados por los consumidores. De hecho, esto ocurrió por primera
vez el año 2001, cuando se dio un aumento de los costes reconocidos del sistema eléctrico y el
gobierno decidió congelar las tarifas reguladas, asumiendo una deuda con las empresas eléctricas.
Sin embargo, lejos de tratarse de una medida puntual para proteger a los consumidores de precios
excepcionalmente altos, esta situación se mantuvo a lo largo de los años (OCE, 2012). Este déficit
8 A modo de ejemplo, el “Grupo Iberdrola” incluye: “Iberdrola Generación España SA” en el ámbito de la generación
eléctrica, “Iberdrola Distribución Eléctrica SA” para la distribución e “Iberdrola Clientes SA” para la actividad de
comercialización.
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acumulado, comúnmente conocido como “déficit de tarifa”, alcanzó los 26,000 millones de € en
el año 2013 (UNESA, 2013).
Las empresas de UNESA aprovecharon la oportunidad para lanzar una campaña acusando a las
instalaciones de energía renovable (principalmente a las fotovoltaicas) de ser responsables del
mencionado déficit de tarifa debido al sistema de primas. Como consecuencia, se han aprobado
varios Reales Decretos en los últimos años con consecuencias dramáticas para el sector. Conviene
mencionar que esta campaña fue desarrollada con gobiernos de dos partidos políticos diferentes:
el PSOE (2008-2011) y el PP (desde diciembre de 2011 en adelante). En el año 2012 se
suprimieron las primas a las nuevas instalaciones de energía renovable y el Régimen especial fue
finamente abolido en el año 2014. La legislación posterior ha limitado significativamente la
viabilidad económica de nuevos proyectos de energía renovable e incluye moratorias y
reducciones retroactivas en los incentivos aprobados a instalaciones existentes (Ciarreta et al.,
2014; Haas, 2016; Riutort Isern, 2015; Romero-Rubio and de Andrés Díaz, 2015).9 La Figura 2A
muestra cómo la potencia instalada de tecnologías de energía renovable se ha estancado desde el
año 2012.
Aunque las políticas desarrolladas para promover algunas de las tecnologías de energía renovable
mostraron algunos inconvenientes (por ejemplo, el sistema de primas a la solar fotovoltaica pudo
ser sobre-remunerado (Ciarreta et al., 2014)), no es correcto asignar toda la responsabilidad del
déficit de tarifa a las instalaciones de energía renovable. En primer lugar, el desajuste que dio
lugar al inicio del déficit de tarifa comenzó en el año 2001, cuando el porcentaje de electricidad
de origen renovable era insignificante. En segundo lugar, los incentivos al régimen especial
también incluían primas sustanciales a recursos energéticos no renovables, tales como la
incineración de residuos (sólo en torno a un 50% proveniente de la biomasa) o la cogeneración
(principalmente a partir de gas natural) (REE, 2016a). En tercer lugar, las primas al régimen
especial representan tan sólo una parte del coste total del sistema eléctrico (aproximadamente, el
35% en el año 2012). En cuarto lugar, otros factores circunstanciales como el aumento de los
precios del petróleo, también contribuyó a aumentar los costes de la energía proveniente del RO
durante la primera década del siglo XXI. Hay que considerar, en quinto lugar, que un aumento
del suministro de electricidad proveniente del RE tiende a reducir el precio de la electricidad en
el mercado debido al “merit-order effect” (Azofra et al., 2014; Ciarreta et al., 2014; Gallego-
Castillo and Victoria, 2015; Hildmann et al., 2013; Sáenz de Miera et al., 2008). Finalmente, en
sexto lugar, hay que considerar la falta de transparencia de numerosos costes del sistema que no
están completamente justificados, tales como los pagos por capacidad, los altos beneficios de las
instalaciones ya amortizadas (windfall profits), los llamados “costes de transición a la
competencia, etc. (ODG, 2015). Así, las causas de este déficit de tarifa son diversas y mientras
no se realice una auditoría pública de todos los costes de operación del sistema eléctrico no será
posible identificar las causas, así como la importancia relativa de cada una de ellas (OCE, 2012).
Hasta la fecha, distintas iniciativas dirigidas a la realización de una auditoría pública de los costes
9 Debe remarcarse, sin embargo, que se han instalado algunas instalaciones de FER desde el año 2012, siendo viables
a pesar de las nuevas barreras y la falta de incentivos. Además, existe la posibilidad de la generación de energía
renovable in-situ con independencia del Mercado eléctrico, esto es, el autoconsumo. Sin embargo, esta opción también
ha sido políticamente bloqueada, ya que no se ha aprobado una regulación específica para el autoconsumo hasta
recientemente (RD 900/2015) que, de facto, desincentiva su uso debido a las limitaciones impuestas en el Real Decreto.
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de operación del sistema han sido rechazadas por mayoría en el Parlamento (Ortiz Castellví,
2013).
De estos hechos, se observa como las empresas de UNESA se benefician de la falta de
transparencia del mercado. Desde la situación de oligopolio de facto que ostentan y de sus
conexiones con los partidos políticos dominantes, se ha ido dando un cambio de dirección en las
políticas energéticas del gobierno, que pasaron desde el apoyo a la obstrucción a las FER, lo que
ha ayudado a proteger sus intereses y salvaguardar las inversiones en combustibles fósiles (de
forma especial, en los Ciclos Combinados) y energía nuclear (en paralelo, las empresas de
UNESA también han promovido el aumento de la vida útil de las centrales nucleares existentes
(Schneider et al., 2012)). Por tanto, el sistema eléctrico español se caracteriza por una fuerte
complicidad entre los intereses de la clase política y las grandes compañías energéticas. Este
hecho se ve claramente ejemplificado con el fenómeno de las “puertas giratorias, donde se pueden
encontrar numerosos ejemplos de intercambio de puestos entre ex miembros del gobierno de
diferentes partidos y puestos de administración en las grandes empresas energéticas (Bel et al.,
2015; Haas, 2016; Riutort Isern, 2015). Aunque esto atente directamente contra los intereses
generales de la ciudadanía, garantiza el éxito económico de estas empresas, lo que en es
identificado como “de interés público” dentro del discurso oficial 10.
En este retroceso normativo en relación al fomento de las FER, se pueden encontrar las cuatro
dimensiones de resistencia del régimen identificadas por Geels (Geels, 2014) (ver sección 2).
Coincidiendo con la expansión de nuevas instalaciones de FER (Figura 2), se realizó una campaña
extraoficial contra ellas por parte del gobierno y del “grey capital” argumentando que las fuentes
de energía renovable eran las responsables de los altos precios energéticos y del déficit de tarifa
(resistencia discursiva). De hecho, el proceso de liberalización conllevó un incremento de los
costes en la electricidad que no fue percibido de forma inmediata por el consumidor, ya que el
sistema contrajo una deuda; se retrasó el pago a unos años más tardes y el régimen aprovechó
para responsabilizar de la misma a la energía renovable. Como resultado, desde el año 2012 en
adelante se aprobaron una serie de Reales Decretos cada vez más restrictivos contra las
instalaciones de energía renovable (resistencia instrumental). Todo esto contrasta con los
beneficios económicos obtenidos por las RES en España que, en algunos casos, podrían incluso,
debido al merit-order effect, compensar y superar las primas que se establecieron para
promocionarlas. Los intereses de los ciclos combinados, amenazados debido a sus pocas horas
anuales de operación en los últimos años (ver Figura 2B), se mantuvieron a través de los llamados
pagos por capacidad, los cuales fueron investigados por la Comisión Europea por posible
distorsión de la competencia en el mercado de la UE al favorecer a productores o tecnologías
específicas (EC, 2016) (resistencia material). Al mismo tiempo, la administración ha apoyado
proyectos para la explotación de gas no convencional con técnicas de fracking mediante la
reducción de los costes (resistencia material) y de las exigencias medioambientales
(instrumental) asociadas. Además, como consecuencia de la alta concentración de los poderes
económicos en España, la respuesta pública ha sido muy débil (resistencia institucional).
10 Esto coincide a su vez con el hecho de que las compañías energéticas españolas han reconocido beneficios de 6.78%,
mucho mayores que la media europea (2.62%). Aunque debe tenerse en cuenta, sin embargo, que estas compañías son
empresas multinacionales y que también obtienen beneficios por su actividad en otros países. Así, en el caso de
Iberdrola, en el año 2014 sólo un 20% de los beneficios venían de su actividad en España (Urkidi et al., 2015).
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A finales de 2014, sólo tres países de la EU-28 tenían una electricidad doméstica más cara que
España (Eurostat, 2018), cuyo coste se había incrementado en un 70% desde 1997, que iniciara
la liberalización del sector. Este hecho tiene como consecuencia unos porcentajes de pobreza
energética superiores al 15% (Tirado Herrero et al., 2014) (y se estima en un 28% la población en
riesgo de caer en pobreza energética (Pye and Dobbins, 2015)) que, en combinación con las altas
tasas de desempleo (20.8% en diciembre de 2015) (Eurostat, 2018), trae como consecuencia un
problema social de profundas dimensiones. Este contexto, junto con la movilización social
surgida en torno al 15M (2011) (Cameron, 2014), ha facilitado el aumento de la concienciación
social sobre la importancia de las cuestiones energéticas y la identificación de los fallos del
sistema energético en España (Haas, 2016). Todo esto ha estimulado en los últimos años la
participación activa de la sociedad en la promoción de energía renovable, creándose de este modo
las condiciones para el desarrollo de las CER de segunda generación. De hecho, las cooperativas
energéticas han sido históricamente promovidas por ciudadanos y comunidades en momentos de
crisis (Vansintjan, 2015).
3.2. El nicho de las cooperativas de energía renovable en España
En la sección 3.1 se ha presentado el contexto socioeconómico bajo el que surgió el nicho de las
CER en el estado y bajo el que han tenido que operar. Esta sección describe la creación,
organización y operación de estas CER.
Se pueden identificar dos periodos relacionados con el surgimiento de las CER: (1; las
cooperativas de primera generación) finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando la
ciudadanía de ámbitos más rurales o regiones aparadas de las grandes ciudades se juntaron para
poder suministrar electricidad a sus zonas, ya que la prioridad en ese momento del estado o de la
inversión privada estaba en conectar las grandes ciudades a la red nacional; y (2; las cooperativas
de segunda generación), desde 2010 en adelante, cuando empezaron a surgir diferentes
organizaciones centradas en la comercialización de electricidad proveniente de fuentes
renovables. Mientras que las cooperativas de primera generación nacieron de la necesidad
material, el origen de las cooperativas de segunda generación ha sido motivado principalmente
por la concienciación social y medioambiental, siguiendo el ejemplo de otras experiencias
europeas (Riutort Isern, 2015, sec. 3.3).
Cuando se inició el proceso de electrificación en el estado, el sistema de suministro eléctrico
priorizó las zonas urbanas más pobladas, dejando al margen numerosas áreas rurales de pequeño
tamaño diseminadas por todo el estado. Con el objetivo de cubrir este vacío, surgieron miles de
organizaciones locales (principalmente cooperativas y empresas municipales) de forma similar a
como sucedió en otros países (Vansintjan, 2015). A medida que pasaba el tiempo, muchas de
estas iniciativas locales se fusionaron o fueron absorbidas por las empresas energéticas de
UNESA, y sólo una minoría se mantuvieron: de todas ellas, se estima que tan solo alrededor de
300 organizaciones se mantienen actualmente en funcionamiento en España (Benavente, 2016).
Entre ellas, sólo 21 son cooperativas, principalmente centradas en la distribución eléctrica a escala
local; alguna de ellas generando su propia electricidad. Tras la liberalización del mercado
eléctrico, algunas de ellas también iniciaron la actividad de comercialización de electricidad,
aunque por lo general, sin una atención particular a la electricidad proveniente de FER. Sin
embargo, algunas de ellas han pasado a la generación y comercialización de electricidad
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renovable, como es el caso de Enercoop11 en la Comunidad Valenciana, actualmente CER de tipo
#3 o CER integral (ver Apéndice A para las tipologías de modelos organizativos de las CER,
basado en Rijpens et al., (Rijpens et al., 2013)) con alrededor de 14,000 personas socias (Riutort
Isern, 2015). La federación de Cooperativas Eléctricas de la Comunidad Valenciana (FCECV),
fundada en 1983 y que actualmente coordina a 9 organizaciones que agrupan a más de 21500
hogares socios, está también en el proceso de comercializar 100% energía renovable (FCECV,
2016).
Aunque durante las últimas décadas del siglo XX se pueden encontrar algunas experiencias de
pequeñas organizaciones orientadas a la promoción de electricidad de origen renovable, el
surgimiento de las CER de segunda generación coincidió en el tiempo con la crisis financiera
global en el estado, el aumento de la concienciación social en materia energética y la modificación
de la normativa que, a partir de 2010, permitió a las cooperativas comercializar electricidad. Este
último punto favoreció la puesta en marcha de cooperativas comercializadoras de electricidad, las
cuales requerían inversiones iniciales significativamente inferiores que las requeridas para otras
actividades relacionadas con las FER, tales como la construcción de instalaciones de generación.
En esta línea, merece la pena remarcar que, a diferencia de otros países europeos, durante el
periodo favorable al desarrollo de instalaciones de energía renovable (hasta el año 2012) no se
creó ninguna cooperativa centrada exclusivamente en la generación renovable (Riutort Isern,
2015; Romero-Rubio and de Andrés Díaz, 2015).12
Son diversas las razones de este tardío desarrollo de las CER modernas en el estado en
comparación con otros países europeos: (1) el alto nivel de concentración del poder económico
(capital privado) en las infraestructuras del sector energético 13 (por ejemplo, UNESA, ver Figura
3) (Naredo, 2009; Riutort Isern, 2015; Tamames, 1967); (2) la ausencia de una cultura de
compañías eléctricas municipales en el país, donde las actividades de distribución históricamente
han sido desarrolladas por capital privado (Riutort Isern, 2015); y (3) el hecho de que la
promoción de energía renovable entre el 2000 y el 2010 fue principalmente promovido por el
“grey capital”, sin apenas proyectos participativos (Haas, 2016). Aunque las crisis del petróleo de
los años 70 y los movimientos nucleares fueron relevantes, ninguno de estos hechos llevo el
surgimiento de cooperativas de energía renovable como en cambio sucedió en otros países
europeos (Riutort Isern, 2015; Vansintjan, 2015).
Sin embargo, actualmente existen en España distintos tipos de entidades que podrías ser
etiquetadas como CER. Su análisis y revisión es complicada ya que, a diferencia de otros países
(como Países Bajos, Alemania o Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte (CEE, 2017; Kampman et
al., 2016)) no existe una base de datos actualizada, centralizada y homogénea. Algunas
organizaciones presentan algunos de los requisitos necesarios para ser consideradas CER (por
ejemplo, organizaciones como Fundación Terra o Ecooo han promovido la participación de la
ciudadanía en la construcción de instalaciones de energía renovables desde la primera década del
siglo XXI). Además, han surgido nuevas organizaciones en diferentes partes del país las cuales
resulta complejo evaluar debido a la ausencia de información pública. El objetivo de esta sección,
11 No confundir con la cooperativa francesa Enercoop (http://www.enercoop.fr/).
12 En (Riutort Isern, 2015, sec. 3.3) se puede encontrar una descripción detallada de la evolución de las cooperativas
eléctricas en España durante los siglos XIX, XX y XXI.
13 En (Riutort Isern, 2015) se da cuenta de que, ya en 1930, el 50% de la capacidad era propiedad de 5 compañías y el
70% de 10.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
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por tanto, no es desarrollar una revisión detallada de todas las CER que actualmente se encuentran
en España, sino hacer referencia a algunas de ellas de forma que permita identificar el papel del
nicho de las CER y su potencial hacia la transición energética en España. En este sentido, para
este análisis se toman como referencias aquellas organizaciones españolas que pertenecen a la
Federación Europea de Cooperativas de Energía Renovable (REScoop.eu), ver Tabla 1.
En estas CER de segunda generación, a su vez, se puede diferenciar hasta el momento actual
(octubre 2016) dos fases claramente definidas: la primera fase abarca el periodo 2010-2012,
durante el cual surgen 3 CER siguiendo procesos independientes en diferentes localizaciones:
Som Energia (2010, Girona, Catalunya), Zencer (2011, Málaga, Andalucía) y GoiEner (2012,
Gipuzkoa, País Vasco). Som Energia, la primera CER en el país fue creada en el 2010 a partir de
la iniciativa de un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad de Girona, en colaboración
con una asociación que se había creado recientemente con el objetivo de impulsar proyectos de
desarrollo sostenible promoviendo la participación de la ciudadanía (Riutort Isern, 2015, p. 132).
El hecho de que numerosas CER estaban ya operando con éxito en otros países europeos jugó un
papel clave en su origen y Som Energia se valió de ellas como ejemplo y referencia, dadas las
incertidumbres y complejidades de ser la primera organización de este tipo en el país (Riutort
Isern, 2015, pp. 114–115). La creación de Som Energia, Goiener y Zencer supusieron el origen
del modelo CER en España (Riutort Isern, 2015, p. 115). Desde 2012, siguiendo estos modelos,
y en cooperación con ellas para iniciar su puesta en marcha, se han creado de forma gradual otras
cooperativas en España (p.e. Nosa Enerxia en Galicia (2014) o EnergÉtica en Castilla y León
(2015)). Estas organizaciones siguen, por lo general, la tipología #2 de CER, es decir,
cooperativas regionales o nacionales que operan basadas en la combinación del trabajo
profesional (equipos técnicos) y el realizado por personas voluntarias, cubriendo principalmente
la actividad de comercialización eléctrica (Tabla 1) (ver Apéndice A). Barrizar (2013, Bizkaia,
País Vasco) supone una excepción a este modelo, siendo una cooperativa mucho más pequeña
centrada en la generación, distribución y comercialización de calor (a través de redes de calor de
distrito) y electricidad a escala local.
En la Tabla 1 se resumen los principales datos de estas cooperativas de segunda generación,
obtenidas principalmente de sus páginas web y de comunicaciones personales (a fecha de
diciembre de 2017). Som Energia destaca entre ellas, con más de 40.000 personas socias y 60.000
contratos, seguida por Goiener con aproximadamente 7.500 personas socias y casi 10,000
contratos. La suma de todas las organizaciones evaluadas supera las 50.000 personas socias y los
70.000 contratos (que en cualquier caso, representan menos del 0,3% de los contratos de
electricidad en España (CNMC, 2017)).
Teniendo en cuenta que entre las distintas CER españolas existen diferentes niveles de desarrollo
y diversos matices en el desempeño de su actividad, en los siguientes párrafos se resume
brevemente y de forma general: (1) las dificultades en el desarrollo de nuevas plantas de
generación renovable, (2) la promoción de un uso eficiente de la energía, (3) los enfoques de
participación, y (4) la viabilidad económica del modelo.
Aunque el objetivo de las CER de tipo #2 es, por lo general, producir la energía suficiente para
cubrir el consumo energético de sus socios, muy pocas han conseguido hasta la fecha promover
nuevas plantas de generación debido a la normativa existente, y la potencia instalada genera, por
lo general, una pequeña parte del consumo total suministrado. Som Energia es la única
cooperativa de segunda generación que ha conseguido promover nuevas plantas de generación de
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potencia considerable, en parte debido a que empezó antes de que el régimen iniciara su fase de
resistencia a las FER. Sin embargo, el porcentaje de cobertura del consumo total suministrado por
Som Energia es aún muy bajo (por debajo del 5% en 2015) 14. EnergÉtica sería la excepción,
cuyos socios, a pesar del pequeño tamaño de la cooperativa, decidieron participar en la compra
de una parte de una mini hidráulica comprada por Som Energia, la cual cubre aproximadamente
el 50% del consumo de electricidad de los contratos que gestionaban en 2016 (EnergÉtica, 2016).
Tabla 1: Características de las CER españolas socias de RESCoop.eu (datos de diciembre de 2017 salvo que se
especifique otra fecha)
Cooperativa
Año de
creación
Personas
Socias
Contratos
Actividad
desarrollada*
Tipo
Som Energia
2010
40.290
60.720
G, C (electricidad;
eficiencia)
#2
Zencer
2011
1.040c
1.258c
G, C (electricidad)
#2
Goiener
2012
7.570
9.383
C (electricidad)
#2
Barrizar
2013
22
27
G,D,C (calor;
electricidad;
eficiencia)
#3
Nosa Enerxíaa
2014
453
420
C (electricidad)
#2
EnergÉticab
2015
907
975
G, C (electricidad)
#2
Total
-
50.282
72.783
-
-
% respecto al
total de España
-
-
< 0,3%
-
-
Nota: Actividad desarrollada: G: Generación; D: Distribución; C: Comercialización.
aNosa Enerxía, en sus inicios, subcontrató la comercialización de energía con GoiEner. Actualmente opera
ya como comercializadora independiente.
bEnergÉtica temporalmente está subcontratando la comercialización de energía a Som Energia.
cDatos de octubre de 2016
Puesto que el principal objetivo de estas organizaciones no es maximizar sus beneficios (esto es,
vender tanta energía como sea posible), estas cooperativas también promueven un uso racional
de la energía entre las personas socias. Algunas de ellas desarrollan acciones dirigidas a mejorar
la eficiencia energética, como por ejemplo el servicio de “InfoEnergía” de Som Energia, el cual
consiste en ofrecer información detallada sobre los consumos energéticos (aprovechando la
información recogida por los contadores inteligentes) comparando dicho consumo con otros
hogares similares y ofreciendo consejos dirigidos a hacer un uso más eficiente de la energía. Esta
14 Zencer tiene actualmente una potencia instalada que cubre aproximadamente el 1% del total de la electricidad que
comercializa. Sin embargo, planeaban cubrir el 16% de ese total a través del autoconsumo para el año 2017
(comunicación personal de José Luís Torres Coca, de Zencer, 16/10/2016).
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práctica ha sido desarrollada dentro de un Proyecto Europeo (“Empowering”) en el que Som
Energia empezó como parte del equipo asesor (Som Energia, 2016).
Las cooperativas españolas, por regla general, centran también esfuerzos en promover el
activismo de las personas socias y la innovación social a través de grupos de gente voluntaria
dedicados no sólo a promover y difundir los valores de las cooperativas, sino también a desarrollar
actividades de formación y concienciación del actual modelo energético, la necesaria transición a
un modelo basado en las fuentes de energía renovables y la generación de redes entre los
movimientos asociativos locales o la relación con otras cooperativas de dentro y fuera del sector
energético. El activismo y la innovación social tiene una influencia muy fuerte en la concepción
y la estructura de estas cooperativas. Por ejemplo, Som Energia está organizada en una estructura
descentralizada “botton-up”, basada en unos 60 grupos locales repartidos por todo el estado
(Riutort Isern, 2015; Som Energia, 2016).
La viabilidad económica de las CER de tipo #2 en el estado depende de diversos factores (el
volumen de electricidad generalizada o los beneficios de la generación, entre otros). Debido a las
restricciones impuestas por la regulación en lo referente a la nueva generación, el modelo de
negocio más viable es la comercialización de electricidad, que requiere una amplia base social de
varios miles de socios. Por esta razón, las nuevas cooperativas han llegado a acuerdos de
colaboración con las organizaciones ya existentes que les permitan iniciar la operación hasta
alcanzar un tamaño suficiente que les permita garantizar su viabilidad.
3.3. Evolución de las cooperativas españolas en un contexto de
hostilidad
Como ya se ha descrito en secciones anteriores, el régimen en España pasó de apoyar a
obstaculizar las instalaciones de energía renovable desde el año 2012 en adelante. Esto forzó a las
cooperativas a adaptarse al nuevo contexto. En esta sección se presta especial atención al caso de
Som Energia, por dos razones principales: porque agrupa a más del 80% de personas socias y
contratos de las organizaciones estudiadas en este artículo (ver Tabla 1) y por la diversidad de
respuesta que la cooperativa ha desarrollado como respuesta a la resistencia del régimen.
Som Energia fue la primera CER de segunda generación surgida en el estado y por ello, se ha
beneficiado de un periodo de operación más largo que el de otras organizaciones durante el cual
el régimen promovía nuevas instalaciones de generación renovable en el sector eléctrico. Desde
el año 2011 hasta inicios del 2013 la cooperativa instaló nueve instalaciones fotovoltaicas en
cubierta y una planta de biogás (1.25 MW). Estos proyectos se financiaron con aportaciones
voluntarias al capital social de las personas socias de la cooperativa, que en sus inicios se
remuneraban con un interés anual de entre el 3% y el 5%. Desde el año 2012, como consecuencia
de los cambios regulatorios, la instalación de nuevas plantas de generación de origen renovable
empezó a presentar una viabilidad muy limitada, lo que impidió a Som Energia y al resto de CER
desarrollar nuevas instalaciones siguiendo este modelo. Se puede encontrar una excepción a esto:
en el año 2015, Som Energia adquirió una pequeña instalación hidroeléctrica de 1 MW por
800.000€15. En el año 2016, bajo el paraguas del acuerdo de colaboración entre Som Energia y
15 La cantidad necesaria se alcanzó en menos de 2 horas. 205 personas socias de la cooperativa participaron
en el proyecto. Con el objetivo de fomentar un mayor número de personas inversoras, el límite máximo de
inversión se fijó en 25,000 € por persona socia.
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EnergÉtica, ésta última, que principalmente opera en Castilla y León (donde está ubicada la
planta) adquirió el 20% de dicha instalación.
Para adaptarse al restrictivo marco regulatorio y con el objetivo de aumentar la potencia instalada,
en el año 2015 Som Energia inició el “Generation kWh”, un innovador proyecto que permite a
las personas socias de la cooperativa hacer inversiones en “acciones energéticas”, cuya inversión
es remunerada en forma de reducción del coste energético en la factura a lo largo de la vida útil
de las instalaciones construidas con esa financiación. En este sistema, en lugar de garantizar un
interés financiero, se garantiza un “retorno energético” (Riutort Isern, 2015). Hasta la fecha hay
más de 3.000 personas socias de la cooperativa que han invertido un total de 3 millones de Euros
y la primera planta construida utilizando este mecanismo de financiación (una instalación
fotovoltaica de 2MW) está generando electricidad desde inicios del año 2016 (GenerationkWh,
2017).
La nueva regulación establecía que las instalaciones construidas y en operación con anterioridad
al año 2012 podían aún seguir recibiendo primas, si bien fueron reducidas (aplicando
retroactividad) para aplicar un beneficio de en torno al 7% (revisable cada 6 años). Este cambio
supuso que muchos propietarios privados de pequeñas instalaciones de generación renovable no
obtenían un retorno suficiente para cubrir los costes financieros de su inversión, llevándoles a la
ruina y siendo las instalaciones confiscadas por la banca o vendidas a los llamados “fondos-
buitre”16. Esta delicada situación, paradójicamente, abrió una nueva ventana de oportunidad a las
cooperativas: al contar con miles de personas socias, podían tener acceso a una cantidad
importante de dinero (a través de pequeñas aportaciones) sin necesidad de asumir ninguna deuda
con entidades financieras. En este contexto, a principios del 2015 se lazó la iniciativa “Recupera
el Sol”, promovida por Ecooo y algunos grupos locales de Som Energia. La iniciativa tiene por
objetivo, mediante pequeñas inversiones de la ciudadanía, socializar instalaciones fotovoltaicas a
las que renuncian pequeños inversores privados, liquidando las deudas y así evitando que acaben
en manos de los fondos buitre. Hasta la fecha se han conseguido más de 2 millones de euros a
partir de pequeñas inversiones de cientos de inversores, lo que ha permitido adquirir 8
instalaciones fotovoltaicas (Som Energia, 2016). Tanto el “Recupera el Sol” como el
“Generation kWh” remite a las palabras de Doci et al. (Doci et al., 2015): “en los nichos, algunos
grupos sociales pueden desarrollar innovaciones, no sólo tecnológicas, sino también sociales:
nuevas estrategias y prácticas que fortalecen la sociedad civil y logran alcanzar metas sociales”.
Otro hito importante relacionado con las sinergias entre cooperativas y organizaciones civiles es
la colaboración de “Som Energia” en el proyecto “Viure del aire del cell” (Vivir del aire del
cielo) (EOLPOP, 2017). Este proyecto consiste en la instalación de una turbina eólica (2,35 MW)
de propiedad compartida, la cual entró en funcionamiento en marzo de 2018. Aunque este modelo
es habitual en otros países europeos, en el caso de España ha sido la primera turbina eólica
financiada de ese modo.
Además, las CER han ayudado a crear y/o fortalecer otras organizaciones y movimientos con
objetivos y principios similares, así como a incrementar la visibilidad de diferentes agentes
sociales de transformación social. La “Plataforma por un Nuevo Modelo Energético” (Px1NME),
16 e.g. La Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica representa a 62000 familias
afectadas (http://anpier.org).
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
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surgida en el año 2012 es un ejemplo de ello. El principal objetivo de esta plataforma es conectar
los diferentes movimientos y agentes sociales relacionados con la energía que promueven un
modelo de gestión y generación energética renovable y democrático en España. La plataforma
aglutina a más de 400 organizaciones y agentes tales como las previamente mencionadas CER,
productores individuales, inversores y asociaciones industriales (UNEF, APPA, ANPIER),
fundaciones como “Fundación Renovables”, ONGs y partidos políticos (Haas, 2016; Px1NME,
2016). La plataforma colaboró en la elaboración del documental sobre el funcionamiento del
sistema eléctrico español17 que fue emitido en noviembre de 2012 en “prime time” en el canal de
televisión “La Sexta”. Su emisión causó una reacción virulenta por parte de UNESA, hasta el
punto que presionó por cancelar el programa donde se había emitido (Mancinas-Chávez and
Galán Linares, 2014). Sin embargo, su emisión y el escándalo provocado estimuló la conciencia
social sobre la importancia de los aspectos energéticos y el reconocimiento público de los fallos
del sistema energético español. El aumento de nuevas personas socias en las CER se disparó a
partir de ese momento.
Estos acontecimientos, junto con los cambios sociales y políticos ocurridos a raíz del 15M
(Cameron, 2014), han conseguido traer la transición energética a la agenda social en España
(Haas, 2016). A pesar de que el camino hacia una transición democrática, distribuida, sostenible
y renovable se ve obstaculizado por la regulación existente, se están dándose pequeños pasos en
diferentes gobierno regionales y locales a lo largo de todo el país. Así, algunos de ellos han
empezado a cambiar sus contratos de electricidad a cooperativas y, en algunos casos, están
desarrollando estudios dirigidos a mejorar la eficiencia energética de sus procesos, aumentar la
presencia de FER en sus barrios e incluso evaluar las posibilidades de crear entidades públicas
municipales dirigidas a la gestión propia de la comercialización de energía.
4. Discusión
Este apartado se divide en dos partes: la sección 4.1 analiza el potencial de las CER como
instrumento hacia la transición energética en España, mientras que la sección 4.2 se centra en las
lecciones aprendidas que pueden aplicarse a otros países.
4.1. Potencial de las cooperativas de energía renovable como
instrumento hacia la transición energética en España
Del análisis de la evolución de las CER españolas y su interacción con el régimen, en esta sección
se discute su potencial como un instrumento hacia la transición energética en España en términos
de fortalezas, barreras y oportunidades. Algunas de sus características se derivan de ser empresas
sociales, otras de ser CER y compartir elementos comunes con otros proyectos similares alrededor
del globo y el resto se derivan de operar del contexto particular de España.
4.1.1. Fortalezas
Al igual que en otros países donde la liberalización del sistema eléctrico transformó un monopolio
regulado por el Estado en un oligopolio, la primera fortaleza a destacar es la capacidad de las
17 “Oligopoly: El juego de la energía” (Évole, 2012).
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CER españolas de aparecer como actores más transparentes y competitivos en un contexto de
mercado oligopólico (Huybrechts and Mertens, 2014).
Como es típicamente el caso de las organizaciones de base, la participación en las CER españolas
se caracteriza por un alto grado de conciencia social y ambiental con el objetivo de satisfacer
necesidades existentes en lugar de crear nuevas. Esta característica, típica de organizaciones sin
ánimo de lucro, deja a un lado la rentabilidad económica (los beneficios son prácticamente
empleados en su totalidad para cubrir costes de mantenimiento y otras necesidades de inversión),
aumentando la estabilidad y robustez de las cooperativas y dotándolas de gran resiliencia para
con acontecimientos inesperados. De cara a mantener su independencia, los primeros años de
operación de las CER (hasta que se consiguen beneficios) se caracterizan por una gran carga de
trabajo voluntario, lo que requiere una base social amplia, motivada y bien documentada. El
modelo organizativo de estas CER combina de forma exitosa la doble naturaleza de empresa y
movimiento social, y podría servir como modelo para otras iniciativas socio-económicas.
Las CER españolas han mostrado una extraordinaria capacidad para adaptarse a distintas escalas
y eventualidades, lo que las ha permitido sobrevivir en un entorno hostil. Algunas cooperativas
fueron creadas previo al cambio de régimen de 2012, adaptando su estrategia exitosamente,
mientras que otras fueron creadas ya durante el periodo de resistencia del régimen. En la
actualidad, las CER operan en distintas escalas territoriales, algunas habiendo evolucionado a lo
largo del tiempo, típicamente de iniciativas locales a una escala mayor (nivel regional o estatal).
Éste sería el caso de Som Energia, que si bien empezó como iniciativa local en Girona (Cataluña),
ha evolucionado a un planteamiento estatal como consecuencia de la difusión del modelo
mediante la aparición de grupos de socios fuera de Cataluña. Por otro lado, herramientas
innovadoras de inversión, tales como los proyectos “Generation kWh” (Som Energia) o
“Recupera el Sol” (Som Energia y Ecooo), han sido diseñados para dar respuesta al espaldarazo
regulatorio a las FER y han permitido, a pesar de todo, que la capacidad de las FER siga
aumentando (ver sección 3.3). Las CER españolas han mostrado su resiliencia con relación a la
resistencia del régimen mediante la creación de nuevas relaciones entre distintos nichos. Esta
cooperación entre agentes ha permitido aumentar la participación social en la transición
energética.
Por otro lado, la colaboración entre CER también ha ido en aumento con el objetivo de buscar y
crear sinergias, así como compartir aprendizajes y experiencias. Esto queda ejemplificado
mediante la operación conjunta de algunas de ellas en el mercado eléctrico (tales como Som
Energia y Enercoop), cómo algunas nuevas cooperativas, creadas durante el periodo de
resistencia del régimen, empezaron a operar mediante la subcontratación de la comercialización
de electricidad a cooperativas ya consolidadas, ayudándoles a conseguir viabilidad financiera en
el corto plazo (Nosa Enerxía con GoiEner y EnergÉtica con Som Energia) o participando
conjuntamente en plantas de producción (planta minihidráulica de Valteína por EnergÉtica y Som
Energia). GoiEner también ha apoyado la creación de nuevas CER facilitando soporte legal y
subcontratando su software para la gestión de la comercialización de electricidad. A modo de
ejemplo, una plataforma de colaboración permanente entre 17 CER (8 cooperativas de la primera
y 9 de la segunda generación18) se constituyó formalmente en mayo de 2016, bajo el nombre de
18 Cooperativas de la 1a generación (de la FCECV): Grup Cooperativa Elèctrica d'Alginet, Electrodistribuidora de F.A.
El Serrallo, Electrica de Chera, Electrica de Sot de Chera, Electrica de Meliana, Electrica de Vinalesa, Cooperativa
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Unión de Cooperativas de Consumidores y Usuarios de Energía Renovable (UNCCUER)
(UNCCUER, 2016), posteriormente rebautizada como Unión Renovables. Sin embargo, es
todavía muy pronto para valorar el potencial de esta iniciativa de colaboración, dada la diversidad
de enfoques en materia de modelo de negocio y modelo social entre las diversas cooperativas
constituyentes.
Las CER han sido pioneras en el desarrollo de las FER en España, protagonizando hitos como la
instalación de la primera turbina eólica moderna en 1984 (Ecotècnia) y la primera planta
fotovoltaica en operar sin prima (2016, Som Energia, GenerationkWh). A su vez, también han
demostrado una fuerte capacidad de diseminar nuevas ideas a nivel social y político, en gran
medida gracias al cambio político acaecido en España como resultado del movimiento 15M. A
modo de ejemplo, algunas cooperativas están colaborando con gobiernos locales en analizar la
viabilidad de crear comercializadoras de electricidad municipales (por ejemplo, Pamplona y
Vitoria). Además, las CER han promovido acciones conjuntamente con la administración local
para hacer frente a la pobreza energética.
Finalmente, España, debido a su localización meridional, goza de altos niveles de irradiancia solar
en comparación con la mayoría de los países europeos donde las cooperativas RES tienen una
mayor presencia. Esto no sólo aumenta la viabilidad económica de los proyectos debido a un
menor coste de la electricidad producida (LCOE), sino que también permite una mayor
contribución del recurso solar a un mix energético 100% renovable (Capellán-Pérez et al., 2017).
4.1.2. Barreras
La resistencia del régimen a nivel nacional y supranacional representa una de las principales
barreras con las que tienen que lidiar las CER en España para prosperar. Hasta ahora, a pesar de
que han conseguido adaptarse y progresar, la regulación complica la entrada y operación en el
mercado de nuevas CER. Esto ralentiza el crecimiento del nicho, así como retrasa la
profesionalización de las cooperativas; una alta y continuada dependencias en el trabajo
voluntario compromete la viabilidad a largo plazo de la organización. La regulación actual
también limita la instalación de nueva capacidad de potencia de FER (incluyendo restricciones al
autoconsumo, lo que obstaculiza la descentralización de la producción), lo cual ha resultado en
que solo una pequeña fracción de la energía comercializada es producida por las propias CER.
Además, la gran mayoría es respaldada por GdOs que, hasta la fecha, carecen de una demanda
significativa y son transferidos a un coste prácticamente despreciable. Un eventual aumento futuro
de la demanda de GdOs y un apropiado sistema de trazabilidad de los mismos podría comprometer
la capacidad de las CER de respaldar con certificados la totalidad de la energía comercializada.
El régimen español está también sujeto a los esfuerzos de la Comisión Europea de armonizar la
regulación, lo que ha causado recientemente un cambio instrumenta desde las tarifas fijas por
tecnología a las subastas competitivas. El sistema de subastas conlleva el riesgo de discriminar a
las pequeñas operadoras e iniciativas ciudadanas y puede tener, por lo tanto, un efecto muy
negativo en el proceso de descentralización (Beermann and Tews, 2015; Fell, 2017). Por último,
cabe destacar que el éxito de la operación de las CER requiere de un marco legislativo apropiado,
que incorpore aspectos ambientales, incluyendo medidas específicas de apoyo (ILO, 2013).
Eléctrica de Castellar, S.C.V. y Electrica de Guadassuar. Cooperativas de la 2ª generación: AEIOluz, Econactiva,
EnergÉtica, Goiener, Megara, Nosa Enerxia, Solabria, Zencer y La Corriente. Som Energia está en el proceso de
adhesión, que fue aprobada en la asamblea general de la cooperativa de 2018.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
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Las CER españolas han experimentado, desde su creación, un crecimiento cuasi-exponencial
tanto en número de socios como en cantidad de energía comercializada. Aunque esto se puede
interpretar a priori como una medida de su éxito, presenta algunos inconvenientes para su
contribución a una transición energética democrática, sostenible y descentralizada en España. Las
CER surgieron de un reducido grupo de personas con una participación activa en reuniones y
relaciones cara a cara. Sin embargo, el crecimiento en socios y la dispersión territorial de las CER
dificultan la participación de los socios y requieren de nuevas herramientas su gestión, que no
puede seguir concibiéndose como en un principio (Kunze and Becker, 2014). Además, el
crecimiento puede conllevar riesgos de instrumentalización y desnaturalización del movimiento
como resultado de la interacción con agentes del régimen que podrían, llegado el caso, provocar
cambios de operación siguiendo la lógica del régimen. Este riesgo ser deriva del hecho de ser una
organización “en” y “en contra” del mercado (Huybrechts, 2013), ya que sobrevivir en el mercado
puede resultar paradójicamente en una identificación con los paradigmas de crecimiento y
competitividad que, al menos en un principio, les eran ajenos. Por ejemplo, Som Energia tuvo que
omitir por primera vez el criterio de sostenibilidad de no instalar fotovoltaica en suelo de cara a
instalar la primera planta de proyecto “Generation kWh”. La promoción de generación de FER a
través de métodos de financiación tradicional es otro de los riesgos existentes. Por ejemplo, Fleiß
et al. (Fleiß et al., 2017) analizaron dos iniciativas de participación ciudadana en Austria,
observando que las razones económicas eran el principal motor de dichas iniciativas. Este foco
sobre la ganancia económica es un riesgo claro para la transición a FER, pues implica que los
participantes en dichas iniciativas pueden dejar de serlo tan pronto se les plantee una oportunidad
de inversión más atractiva.
Una barrera crítica para una transición completa 100% FER es que, en la actualidad, las CER
españolas trabajan exclusivamente en comercialización de electricidad, que supone sólo una
fracción (20-25%) de la energía final consumida en España (IEA, 2016). Además, el margen de
beneficio de la comercialización de electricidad en España es generalmente bastante bajo (≈5%),
ya que la mayor parte de la factura energética se dirige en cubrir costes regulados e impuestos.
Por lo tanto, se podría decir que, en la actualidad, la mayor parte de los ingresos de las
cooperativas son, en realidad, redirigidas a las estructuras del régimen (UNESA y el Estado)
(ODG, 2015).
A pesar del relativo rápido crecimiento, las CER todavía juegan un papel pequeño dentro de
sistema energético español. Junto a las barreras legales, económicas y técnicas, las barreras
cognitivas tales como el poco conocimiento y entendimiento del modelo cooperativista entre
políticos, banqueros, socios potenciales y público en general son también obstáculos clave a
afrontar por las CER españolas, tal como ocurre a nivel europeo (Huybrechts and Mertens, 2014).
4.1.3. Oportunidades
Las cooperativas RES españolas tienen el potencial de convertirse en un agente claro en el proceso
de transición a un sistema energético democrático, distribuido y sostenible en el estado.
Especialmente en un contexto donde la respuesta del régimen a la presión impuesta por el
escenario en términos de crisis global ambiental y de sostenibilidad, mediante un enfoque
tecnocrático que promueve la generación y propiedad centralizada, es insuficiente (Belda Miquel
and Pellicer Sifres, 2016). Este potencial depende en gran medida en su capacidad de extender el
modelo a través del Estado, tanto aumentando el número de socios y la actividad económica de
las existentes, como creando nuevas cooperativas. El crecimiento en número de socios beneficia
en cuanto a que fortalece a la cooperativa en el mercado eléctrico, así como aumenta su capacidad
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
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de financiar nuevos proyectos de FES, pero puede conllevar problemas de participación y
representación. Por lo tanto, los procesos y herramientas de participación deben de actualizarse
regularmente. Esto se puede basar en nuevas tecnologías que faciliten el acceso a la información
y permitan canalizar la información de las bases en los procesos de toma de decisiones. La
implicación activa de los socios en otras áreas de la economía social facilita la predisposición a
la participación. Los problemas potenciales asociados a las dinámicas de crecimiento de las CER
podrían contrabalancearse mediante la reorganización interna de las mismas de modo que se
estructure la toma de decisiones en distintas esferas: técnica, local, etc. Por ejemplo, en otoño de
2016, Som Energia comenzó un proceso participativo con el objetivo de renovar la estructura
organizativa y las líneas estratégicas de las cooperativas, mediante la participación de los distintos
agentes: socios voluntarios y personal contratado. En relación a la creación de nuevas
cooperativas, la experiencia en España muestra que la comunicación de la viabilidad del modelo
y la difusión de los logros conseguidos ha jugado un papel fundamental.
El aumento en número de miembros aumenta la capacidad de las cooperativas de financiar nuevos
proyectos de FER. Aunque en la actualidad las CER garantizan el origen renovable de la
electricidad mediante GdOs, la promoción de generación propia permitiría a los socios a
contribuir directamente a la transición a un sistema energético democrático, distribuido y
sostenible. Además, esto reduciría el porcentaje de la factura que iría destinado como ingresos a
las estructuras del régimen.
Otra forma de expandir el potencial transformador de las CER españolas sería intensificando la
colaboración entre ellas (por ejemplo, mediante el desarrollo de UNCCUER) y con otros grupos,
asociaciones, instituciones y empresas involucradas en una transición democrática, distribuida y
sostenible desde la base (Belda Miquel and Pellicer Sifres, 2016; Bermejo, 2013). Por ejemplo,
la colaboración con la banca ética podría complementar loa financiación de proyectos de nueva
generación dada la elevada inversión necesaria; esta colaboración también facilitaría la creación
de nuevas cooperativas, reduciendo la gran dependencia de voluntariado que habitualmente es
necesaria en los comienzos. La colaboración con sindicatos puede ser también una línea clave en
el futuro, dada la mayor capacidad de crear empleo de las FER respecto a las energía fósil y
nuclear (Cartelle Barros et al., 2017).
Mediante la socialización de la cuestión energética y su acercamiento a la sociedad civil, las CER
tienen el potencial de promover el debate público acerca de la transición a FER. De hecho, esta
transición se enfrenta a muchos retos para conseguir un sistema energético democrático,
equitativo, distribuido y sostenible que deben gestionarse y debatirse democráticamente, en
oposición al enfoque tecnocrático dominante actual. De este debate, se pueden promover acciones
específicas de cara a limitar las implicaciones negativas de una mera sustitución tecnológica por
energía renovable. Este debate público podría complementarse, adicionalmente, con nuevo
conocimiento basado en investigación independiente, ya que la mayor parte de la investigación
privada en el Estado es en la actualidad dirigido por el “capital gris”. De hecho, las cooperativas
RES españolas podrían jugar un papel significativo en promover estos análisis alternativos y
discusiones sobre la transición a FER a nivel estatal (de un manera similar a la federación
REScoop.eu que en la actualidad participa en cantidad de proyectos a nivel europeo (REScoop,
2016)).
La mayoría de las CER en España trabajan exclusivamente en comercialización (y en menor
medida también en generación) de energía renovable. Por tanto, su actividad podría extenderse
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
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expandiendo el foco a actividades ligadas al aumento de la eficiencia energética o a la
electrificación de algunos usos energéticos, como por ejemplo la movilidad eléctrica (por
ejemplo, Som Mobilitat y Ecotxe). Otra alternativa sería extender el negocio a otros tipos de
energía final menos limitados por restricciones externas, tanto legales como técnicas, como podría
ser la calefacción o la refrigeración que podrían aumentar la penetración de la energía renovable
(Engelken et al., 2016). Por ejemplo, los altos niveles de radiación en Espala hacen de los
colectores solares térmicos una tecnología muy interesante para satisfacer las necesidades de
calefacción y agua caliente sanitaria, e incluso de refrigeración mediante el empleo de equipos de
frio por absorción. En cualquier caso, la promoción de los nuevos proyectos de FER debe seguir
la distribución regional de socios y su demanda. La distribución de energía eléctrica puede ser
otra oportunidad para las CER que permitiría aumentar su presencia en el sistema eléctrico,
aunque la regulación actual dificulta mucho esta posibilidad.
El principal reto reside en confrontar la resistencia del régimen a la transición a FER. En este
aspecto, la estrategia actual basada en alianzas entre CER y otros agentes ha traído buenos
resultados y debe ser reforzada (Belda Miquel and Pellicer Sifres, 2016). Puesto que el régimen
no puede desestabilizarse desde un único frente y una relación estrecha con actores del régimen
puede conllevar una cierta desnaturalización, para cambiar el régimen es necesario crear nuevos
nichos transversales para la promoción de la transición a FER. Sin embargo, es de esperar que,
en los próximos años, el escenario aumente la presión ejercida sobre el régimen global a medida
que el cambio climático atropogénico continúe debilitando los sistemas y procesos naturales en
los que se basan las sociedades humanas. Si no se toman acciones correctivas rápidas y
determinadas, el potencial disruptivo de dicho cambio global en el planeta podría escalarse a unos
niveles que amenace las sociedades humanas tal como las conocemos hoy en día, mediante un
riesgo cada vez mayor de alcanzar puntos críticos, migraciones masivas, peligrosos niveles de
desigualdad, etc. (Ahmed, 2017; Hansen and Sato, 2016; Lenton et al., 2008; Motesharrei et al.,
2014; Steffen et al., 2015a, 2015b). En este contexto, pueden surgir muy distintos caminos de
transición, entre ellos, colapso, competitividad regional por los recursos o decrecimiento
sostenible (Demaria et al., 2013; Meadows et al., 2004; Raskin et al., 2010). Es por ello que se
debe analizar la interacción entre las CER con las dinámicas de la política energética del régimen,
distinguiendo los distintos caminos de transición posibles (Geels et al., 2016; Geels and Schot,
2007; Johanisova and Wolf, 2012). En particular, el rol y las estrategias de las iniciativas “desde
abajo” como las CER deben estudiarse en el contexto de objetivos “desde arriba”, tales como
conseguir los niveles de descarbonización requeridos para evitar situaciones peligrosas de cambio
climático y diseñar un mix energético 100% renovable que dé respuesta a la interrumpibilidad de
las FER.
4.2. Lecciones desde las cooperativas de energía renovable españolas
Los retos globalmente interconectados de la crisis de sostenibilidad (por ejemplo, el cambio
climático) y la escasez de combustibles fósiles requieren, en las próximas décadas, de políticas
activas hacia una rápida transición a FER en todos los países del globo. Dada la actual dominación
de los combustibles fósiles en el mix energético de la mayoría de los países, la resistencia del
régimen a esta transición será frecuente. Si esta transición debe de basarse en una producción
democrática, sostenible y descentralizada, las CER jugarán un papel central. Sin embargo, salvo
en algunos países del norte y oeste de Europa, este modelo o es minoritario o no existe en absoluto
(Kunze and Becker, 2014; REN21, 2016). En este contexto, el caso español es de gran interés,
dado que en las últimas décadas las CER han surgido en un contexto especialmente hostil.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
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Sin embargo, cada país es un caso particular con un contexto regulatorio, cultural y social
específicos: legislación, sistemas de subsidios y financiación disponible, posición del gobierno en
relación a los agentes energéticos (incluyendo combustibles fósiles), capacidades locales,
conocimiento, confianza y motivación de la sociedad civil, etc. En este sentido, algunas de las
estrategias particulares asumidas por las CER españolas pueden ser aplicables en otros países
(ILO, 2013). Otros miembros de la Europa de los 28 donde las CER no están consolidadas, tales
como otros países de sur de Europa, o son ausentes, como es el caso de algunos países de Europa
oriental y central (Kunze and Becker, 2014) pueden ser aquellos que se pueden beneficiar en
mayor medida de la experiencia española, dado el marco regulatorio europeo, común a todos
ellos. Por ejemplo, Som Energia ha apoyado activamente las cooperativas Coopernico en Portugal
y Sifnos en Grecia, así como colaborados con cooperativas en los Países Bajos19. El caso de
Europa oriental y central es más complicado, dado que el concepto de “cooperativa” ha sido
denigrado tras la caída del bloque socialista a principio de los 90 (Johanisova et al., 2014). Los
proyectos de investigación constituyen otra forma de colaboración entre CER, por ejemplo,
REScoop.eu participa en varios proyectos europeos de investigación (REScoop, 2016).
En esta sección, se remarcan una serie de aspectos de aquellos discutidos en la sección 4.1 donde
el caso de las CER españolas aporta lecciones interesantes que pueden ayudar a crear estrategias
que sirvan para fomentar la expansión de este modelo en otros lugares:
• Existencia de una gran base social: El caso español muestra que una de las principales
precondiciones para el desarrollo satisfactorio de las CER en la existencia de una base
social informada con una fuerte motivación continuada para el apoyo del proyecto en el
tiempo, lo cual tiene el potencial de hacer frente a un contexto regulatorio hostil.
• Mercados energéticos liberalizados: Los mercados energéticos liberalizados permiten
la entrada de otros agentes además de las compañías energéticas tradicionales en el sector
de la energía, abriendo la posibilidad a empresas sociales alternativas tales como
cooperativas sin ánimo de lucro. Aunque estos mercados son generalmente diseñados
para las grandes compañías tradicionales, las CER también pueden encontrar su lugar
bajo ciertas condiciones
• Soluciones sociotécnicas innovadoras: Las CER son empresas sociales que comparten
motivaciones sociales más allá de la lógica del mercado. Por tanto, estas organizaciones
pueden servir de laboratorios para soluciones innovadoras. La innovación y la resiliencia
son vitales para sobrevivir en un contexto hostil.
• Desarrollo y expansión de las organizaciones: Las CER surgen de iniciativas locales
y, dependiendo de los objetivos de cada organización y de la evolución del régimen y del
escenario, pueden decidir si crecer o no en número de socios. El crecimiento aumenta la
capacidad financiera, lo que puede ser un requerimiento para operar como
comercializadora eléctrica (como en el caso de España), construir nueva infraestructura
de FER o contratar personal. Este último punto es crítico, ya que la dependencia del
trabajo voluntario puede comprometer la viabilidad a largo plazo del proyecto. Por otro
lado, el crecimiento puede afectar las bases democráticas de las CER ya que tiende a
complicar la comunicación. Además, la apertura de las CER a socios con menor
motivación requiere de un gran esfuerzo para educar y comunicar la filosofía e ideales
sobre los que se basa la cooperativa o la operación de esta podría contaminarse por las
19 “También hemos ayudado a docenas de iniciativas de alrededor del globo que simplemente vinieron con algunas
preguntas”. Comunicación personal de Gijsbert Huijink, Som Energia (10-12-2017).
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
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lógicas del régimen que tratan de cambiar. Por ello, la gestión activa del crecimiento de
la organización es crucial para que la cooperativa prospere.
• Cooperación: La cooperación es esencial para difundir el modelo propuesto por las CER
permitiendo llegar a un público más amplio, al mismo tiempo que se establecen alianzas
fueran del régimen. En este sentido, se deben distinguir dos niveles de cooperación:
interna (entre cooperativas) y externa, La cooperación interna permite promover cambios
en el régimen mediante la adopción de una agenda conjunta. La cooperación externa sirve
para establecer una red de colaboración flexible, donde las ideas propuestas por distintas
organizaciones pueden fluir en distintas direcciones. Los movimientos sociopolíticos de
gran escala son buenas oportunidades para que surjan nuevas CER.
• Diversificación: Muchas CER operan en base a infraestructura energética existente para
empezar su operación, ya que requiere de menor inversión inicial. Sin embargo, existe un
potencial para extender su operación a otros servicios y actividades. Estos pueden ser
dentro del sector eléctrico, cubriendo tareas de distribución o fomentando la movilidad
eléctrica; o entrando en otros mercados energéticos tales como la producción y
distribución de frío y calor proveniente de FER. Este potencial dependerá de la
infraestructura existente, las características biofísicas y naturaleza de la demanda
energética en localizaciones concretas.
5. Conclusiones
En España, a diferencia de otros países en Europa, el movimiento de CER modernas está en un
estado temprano de desarrollo y han surgido recientemente como reacción a una serie de factores:
(1) una creciente concienciación social sobre un sistema eléctrico deficientemente liberalizado y
aun controlado por un reducido número de empresas privadas, (2) la crisis económica del año
2008, que ha contribuido a aumentar los niveles de pobreza energética, (3) la posibilidad legal de
las cooperativas de comercializar electricidad desde 2010, (4) una mayor politización de la
cuestión energética desde el movimiento 15M (2011), y (5) un cambio de las políticas del
gobierno español contra las renovables desde el 2012 en adelante. Las cooperativas RES
españolas han surgido en un contexto económico y regulatorio volátil y hostil, lo que ha
condicionado estructura organizativas y operativas específicas. A partir de un análisis basado en
la PMN, las CER se han beneficiado de la presión impuesta por el escenario sobre el régimen
(cambio climático, escasez de combustibles fósiles, crisis económica y desde 2012, cambio de
régimen desde la promoción de las FER a la resistencia) para fortalecer su nicho: crear redes,
crecer y madurar; mostrando una capacidad extraordinaria para adaptarse a diferentes escalas y
eventualidades y legitimando su posición dentro del sector energético (Belda Miquel and Pellicer
Sifres, 2016).
El aumento de la capacidad proveniente de FER en el periodo 1997-2012 en España no puede
entenderse como una transición energética como tal, puesto que las políticas se limitaron al sector
de la electricidad y no se encuadraba en una estrategia nacional a largo plazo hacia un sistema
totalmente basado en FER. El poder de las compañías tradicionales y del “grey capital”, que se
apoya significativamente en la capacidad de los combustibles fósiles durante el periodo favorable
a las FER, no fue comprometido. Como resultado, cuando la demanda de electricidad descendió
debido a la crisis y surgió un conflicto de intereses, se dio una defensa sistemática por parte del
régimen a las compañías tradicionales frente a las FER.
Se reconoce la actual resistencia del régimen como la principal barrera con la que las CER tiene
que lidiar para prosperar. Hasta ahora, aunque han logrado adaptarse, el cambio del marco
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
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regulatorio para con las FER ha limitado fuertemente la instalación de nueva capacidad
proveniente de FER. Mientras esta resistencia prevalece, el nicho de las CER española tiene que
aprender a crear nuevos espacios donde fortalecerse y, al mismo tiempo, facilitar el escenario
sociopolítico que haga posible cambiar el régimen desde dentro. De cara a contrarrestar al
regimen, es fundamental romper barreras cognitivas de cara a proyectar una imagen pública que
transmita los beneficios sociales, económicos y medioambientales de las CER para la sociedad.
Otras barreras son el crecimiento rápido en número de socios que compromete la participación, y
los riesgos asociados al funcionamiento híbrido que combina una forma alternativa de operar y la
integración en el escenario económico prevaleciente, lo que inevitablemente implica paradojas.
El debate sobre el potencial de las CER como un instrumento hacia la transición energética
democrática, distribuida y sostenible en España muestra que comparten rasgos comunes con otras
empresas de la economía social, así como otras cooperativas RES europeas (de las que se puede
aprender mucho debido a sus trayectorias más avanzadas), junto especificidades del caso español.
Entre sus fortalezas, las cooperativas RES españolas colaboran frecuentemente construyendo
sinergias, así como compartiendo procesos de aprendizaje y experiencias, habiendo construido
conexiones junto a otros grupos que trabajan a favor de la transición energética democrática,
distribuida y democrática en España. También han demostrado su capacidad para promover el
debate público sobre la cuestión energética, así como expandiendo nuevas ideas a nivel político
y social. Las CER tienen un gran potencial para extender el modelo a través del país, expandiendo
sus actividades más allá de la generación y el abastecimiento de electricidad, así como generar
nuevo conocimiento basado en investigación independiente. Aunque el nicho de las CER tiene el
potencial de contribuir a un cambio de régimen en el Estado, el enfoque de la PMN muestra que
la transición a un sistema energético democrático, distribuido y sostenible requiere de cambios
sistémicos en distintas esferas (política, infraestructuras, valores, hábitos, etc.). Es por ello que
las empresas sociales tales como las CER no deben verse como “soluciones” en sí mismas, sino
como laboratorios de prácticas de economía solidaria y como uno de los muchos pilares en los
que se pueden concebir y edificar nuevas economías alterativas (Horvat, 1982; Huybrechts, 2013).
Para un análisis más detallado, se ha identificado la necesidad de crear una base de datos común
con información centralizada, homogénea y actualizada que permita monitorizar la evolución de
las CER españolas.
A pesar de un crecimiento y una expansión territorial relativamente rápida de CER españolas en
los últimos años, todavía tienen una presencia marginal en el sistema energético del Estado. El
modelo de las CER tiene que extenderse y aumentar significativamente en cantidad de energía
producida y comercializada para empujar el régimen hacia una transición a FER democrática,
distribuida y sostenible. Si se mantienen y refuerzan las actuales tendencias de colaboración entre
ellas y se integran con otros grupos transformadores, la experiencia en otros países europeos
muestra que la ventana de oportunidad es amplia.
Los retos globales e interconectados de la crisis de sostenibilidad y de la escasez de combustibles
fósiles requieren, en las próximas décadas, de políticas activas hacia una rápida transición a FER
en todos los países a lo largo del globo. Dado que en la mayoría de los países el régimen energético
es reacio a una transición a FER basada en una producción democrática, sostenible y
descentralizada, el caso de España puede servir de inspiración a otras regiones donde actualmente
las CER no están consolidadas o el modelo no existe en absoluto.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
37
Agradecimientos
Nos gustaría agradecer a Ortzi Akizu, Roberto Bermejo, Gorka Bueno, Leire Gorroño, Tobias
Haas, Konrad Kunze, Victoria Pellicer y Rodrigo J. Ruíz García por sus comentarios durante el
proceso de escritura del artículo. También a Iñaki Gaztelu y José Luis Torres Coca por facilitar
los datos sobre las cooperativas Barrizar y Zencer, respectivamente. Una versión preliminar de
este artículo fue presentada en el 5th International Degrowth Conference in Budapest (2016).
Este trabajo ha sido parcialmente desarrollado bajo el proyecto MEDEAS, financiado por el
programa de investigación e innovación Horizon 2020 de la Unión Europea bajo el nº de
identificación 691287. Iñigo Capellán-Pérez también agradece el apoyo económico del Programa
de Ayudas a la Investigación Juan de la Cierva del Ministerio de Economía y Competitividad
(FJCI-2016-28833)
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
38
Apéndices
Apéndice A
Tabla A1: Tipologías organizativas de las CER (Rijpens et al. (Rijpens et al., 2013)).
#1: Grupo local de
ciudadanos
Creados generalmente en torno a un proyecto local de energía renovables y,
por lo tanto, sin perspectiva de crecimiento. Operan en una base local
mediante el trabajo voluntario de los socios quienes, al mismo tiempo, son los
únicos inversores de la CER. Esta tipología se conoce habitualmente como
proyectos de FER comunitarios (Romero-Rubio and de Andrés Díaz, 2015) y
puede considerarse como nichos internamente orientados con un potencial
limitado de transformación del régimen. Sin embargo, como nichos, tienen la
capacidad de escalarse e iniciar cambios sustanciales (Doci et al., 2015).
#2: CER regional-
nacional
Iniciada por un grupo de ciudadanos con una motivación interna o externa que
presenta una difusión desde abajo desarrollando varios proyectos de energía
renovable. Operan a escala regional-nacional mediante la labor combinada de
socios y empleados. Cubren actividades de generación y/o comercialización
de energía. La financiación proviene de los socios, pero también pueden darse
casos de financiación externa. En ocasiones, las CER #2 pueden provenir de
la evolución de CER #1. En comparación con las CER
#1, suelen estar
exteriormente orientadas, muchas de ellas teniendo la transición a FES
democrática y distribuida entre sus objetivos
#3: CER integral
Son CER que poseen y controlan la totalidad de la cadena de suministro
energético: producción, distribución y consumo; lo que las libera
parcialmente de restricciones normativas. Son por lo general cooperativas de
gran recorrido que surgieron en contextos pasados, puesto que, a día de hoy,
la integración total de la cadena de suministro presenta más limitaciones
debido a la presencia de grandes compañías que ostentan en monopolio
natural de partes de dicha cadena.
#4: Redes de CER
Como su nombre indica, consiste en la integración/coordinación de varias
CER. Una vez se define una estructura organizativa y operacional concreta,
esta se comparte en distintas localizaciones a través de una raíz común,
manteniendo vínculos con el objetivo de optimizar la operación y equilibrar
escalas de economía, tiempo y recursos. Estos recursos comunes aportan
estabilidad a través de reglas generales y procesos de aprendizaje
compartidos. Un ejemplo es la cooperativa
Energy4All en Gran Bretaña,
formada por 20 cooperativas.
#5: Modelo de
gobernanza multi-
agente
Esta tipología de CER no está formada exclusivamente por socios
individuales, sino que incluye otros agentes de la cadena de suministro
energético tales como consumidores, productores, trabajadores,
comunidades, etc., lo que complica la estructura de gobernanza. Se puede dar
en distintos niveles, desde lo local a lo regional. Un ejemplo de este tipo es
Enercoop en Francia, formada por 10 cooperativas regionales integradas a
nivel nacional. En resumen, se puede decir que la CER
#4 se basa en la
integración horizontal, mientras que la CER #5, en la horizontal.
#6: Organizaciones
no
orientadas a la
energía
Organizaciones que operan más allá del enfoque de la energía renovable y
que, bajo condiciones específicas, deciden desarrollar un proyecto de energía
renovable complementario a su actividad principal. La estructura de la
organización se reproduce generalmente en la gestión del proyecto. Se pueden
encontrar similitudes con la CER
#1, aunque presentan distintos orígenes y
motivaciones.
Nota: De acuerdo con Doci et al., (Doci et al., 2015), los nichos pueden estar internamente o
externamente orientados. Los nichos internamente orientados están más enfocados a satisfacer
una necesidad que a conseguir explícitamente una transformación del régimen, lo que
correspondería a nichos externamente orientados.
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy Policy 123 (December 1, 2018): 215–
29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
39
Apéndice B
La Tabla B1 muestra la estimación propia realizada de la potencia instalada eléctrica en España
por tecnología y empresa para el año 2015. Los datos relacionados se encuentran dispersos entre
una variedad de fuentes (REE, empresas, asociaciones de empresas, etc.), encontrándose en
ocasiones incluso algunas discrepancias entre ellas. Por esta razón, con el objetivo de reportar los
resultados más exactos posibles, todas las fuentes públicamente disponibles conocidas por los
autores han sido consultadas y contrastadas:
• IRENA (Agencia Internacional de las Energías Renovables): capacidad instalada por
tecnología renovable (IRENA db, 2017).
• AEE (Asociación Empresarial Eólica): capacidad eólica instalada así como la propiedad
de las instalaciones (AEE, 2016).
• REE (Red Electrica de España): capacidad instalada por tecnología (REE, 2016b).
• UNESA (Asociación Española de la Industria Eléctrica): capacidad instalada por
tecnología a nivel agregado de las 5 empresas que componen UNESA (UNESA, 2015).
• Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital: capacidad instalada nuclear y datos de
propiedad de plantas nucleares.
• OCE (Observatorio Crítico de la Energía): capacidad instalada de carbón y datos de
propiedad de las centrales (OCE, 2016).
• Páginas web de las 5 empresas que componen UNESA (Iberdrola, Endesa, Gas Natural
– Fenosa, Viesgo – E.ON y EDP-HC): capacidad instalada por tecnología y por empresa.
• Otros datos e informaciones publicadas en prensa, blogs, etc. como apoyo para el
contraste de información.
La energía obtenida de la recuperación energética de los residuos se ha incluido en “resto de
FER”. Sin embargo, es necesario puntualizar que tan sólo entorno al 50% de esta energía puede
ser considerada como renovable (REE). En cualquier caso, la potencia actualmente instalada en
el país de esta tecnología es despreciable frente al total (existen 11 plantas operando en el país),
y ninguna de ellas es propiedad de una empresa de UNESA.
Tabla B1: Estimación de la potencia instalada (MW) en España por tecnología y empresa perteneciente a
UNESA para el año 2015. El “resto de FER” incluye: solar FV, solar CSP, biomasa y residuos, mini-hidráulica.
(Fuentes: (AEE, 2016; IRENA db, 2017; OCE, 2016; REE, 2016b; UNESA, 2015), http://www.energias-
renovables.com, http://www.minetad.gob.es/energia and the webpages of UNESA-utilities:
https://www.iberdrola.com, https://www.endesa.com, http://www.gasnaturalfenosa.es, http://viesgo.com and
http://www.edpenergia.es).
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy Cooperatives as an Instrument towards the Energy Transition in Spain.” Energy
Policy 123 (December 1, 2018): 215–29. https://doi.org/10.1016/j.enpol.2018.08.064.
40
Régimen Ordinario
Régimen especial
TOTAL
Renovables
GRAN
HIDRO NUCLEAR CARBÓN CICLOS
COMB
Otros
(Fuel-
gas)
CHP EÓLICA Resto
de FER
TOTAL
FER
EMPRESAS
UNESA
IBERDROLA
9,715
3,402
874
5,696
0
364
5,577
527
6,104
26,155
ENDESA
4,765
3,681
5,885
2,949
0
0
1,492
88
1,580
18,859
FENOSA
1,954
603
2,074
7,422
0
58
1,213
110
1,323
13,433
EDP
426
165
1,520
2,012
0
25
2,256
0
2,256
6,404
VIESGO
704
0
589
1,720
0
0
381
25
406
3,419
TOTAL UNESA
17,564
7,851
10,942
19,799
4,603
447
10,919
750
11,669
72,874
TOTAL EN ESPAÑA
20,353
7,851
11,262
25,287
4,603
6,728
23,003
8,493
31,496
107,580
% UNESA
86.3%
100.0%
97.2%
78.3%
100.0%
6.6%
47.5%
8.8%
37.0%
67.7%
Artículo original: Capellán-Pérez, Iñigo; Álvaro Campos-Celador; and Jon Terés-Zubiaga. “Renewable Energy
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