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Ciencia & Futuro V. 6 No. 3 Año 2016 ISSN 2306-823X
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Desarrollo y plasticidad cerebral infantil
Gabriela Orozco Calderón
Especialidad: Psicología
Universidad Nacional Autónoma de México
Resumen: Se realizó una revisión para discutir evidencias de desarrollo
embrionario del sistema nervioso, así como algunos de los hallazgos en etapas
vitales de desarrollo prenatal y posnatal temprano dentro del marco de la
plasticidad cerebral infantil. Se concluye que en el transcurso del desarrollo del
cerebro el individuo sufre diversos cambios durante la inducción, la
proliferación, la migración y, además, que estos cambios continúan después del
nacimiento.
Palabras clave: plasticidad cerebral; desarrollo cerebral; periodo crítico;
prenatal; posnatal.
Recibido: 2 diciembre 2015 / Aceptado: 29 agosto 2016.
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Children’s brain development and plasticity
Abstract: Brain development and plasticity are changes occurring in the nervous
system in response to genetics and individual’s capacity to adapt to environment’s
stimuli through the changes of the functional and structural organization. Pre-birth
and post-birth periods are critical stages for the structural and functional
development of the nervous system; therefore, any positive or negative event
taking place during these stages may have a significant impact on the development
of the brain. It is possible to observe the plasticity of the brain in the early stages of
humans’ development. The objective of the review is to discuss the nervous system
development during the embryonic stage in addition to the findings associated with
vital stages in early pre-birth and post-birth development concerning the child’s
brain plasticity.
Key words: brain plasticity; brain development; critical period; pre-birth; post-
birth
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Introducción
El desarrollo y la plasticidad cerebral son cambios que presenta el sistema nervioso en
respuesta a la genética y a la adaptación del individuo ante estímulos del ambiente, a
través de la modificación de la organización estructural y funcional. El periodo prenatal
y el posnatal son etapas críticas de desarrollo estructural y funcional del sistema
nervioso y, por lo tanto, cualquier evento positivo o negativo durante este periodo
repercute de manera relevante sobre el desarrollo el cerebro. Es posible observar
plasticidad cerebral desde etapas de desarrollo muy temprano en la vida de los seres
humanos.
Durante mucho tiempo el sistema nervioso fue considerado como una estructura
neuro-funcional libre de cambios estructurales y de la capacidad de reparación. Se
suponía que el sistema nervioso se desarrollaba con un número de neuronas y
sistemas determinados que, al nacer y durante el desarrollo de la vida, era incapaz de
sufrir cambios ante los diferentes eventos. Actualmente estas nociones han perdido
fuerza gracias al amplio cuerpo de evidencias que indican que la plasticidad cerebral es
un proceso activo durante las diferentes etapas de vida de un individuo.
La plasticidad cerebral, en términos generales, ha sido definida como todo cambio que
presenta el sistema nervioso en respuesta a la adaptación del individuo ante estímulos
del ambiente (Nieto-Sampredro, 1996), a través de la modificación de la organización
estructural y funcional. Estos estímulos pueden ser: un traumatismo craneoencefálico
que produzca una lesión cerebral o la estimulación auditiva en fetos a nivel prenatal.
En términos específicos la plasticidad cerebral es a nivel sináptico. La sinapsis es la
unión funcional entre neuronas y es susceptible de modificarse en los niveles
estructural y funcional como producto de la experiencia, las lesiones, la estimulación
sensorial y cognitiva creando o eliminando uniones interneuronales. El poder entender
que los procesos plásticos cerebrales pueden darse en tempranas etapas de la vida es
de vital importancia para lograr generar estrategias de intervención adecuadas para
cada trastorno del desarrollo.
Desarrollo prenatal cerebral
El desarrollo neuronal es un proceso organizado, temporal y espacialmente, mediante
periodos críticos. Incluye el periodo embrionario (primeras ocho semanas de la
gestación) y el periodo fetal (semana 9 a la semana 38), los cuales son de suma
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importancia para el desarrollo del sistema nervioso en los mamíferos, incluido el ser
humano.
La embriología es el estudio del origen y desarrollo de un individuo y comprende los
eventos que ocurren durante el periodo prenatal, que puede dividirse en dos fases:
embrionaria y fetal. El periodo embrionario incluye todos los sucesos de las primeras
ocho semanas de gestación, mientras que el periodo fetal abarca de las nueve
semanas al término; en algunos casos llega hasta las treinta semanas. En el periodo
embrionario los sucesos más importantes incluyen el desarrollo de los órganos, a partir
de las vesículas germinales (desarrollándose el sistema nervioso de una de estas) y la
emergencia del plan básico corporal. El periodo fetal será entonces un periodo de
maduración en el que, en general, ocurre el crecimiento y complejidad del individuo.
En el caso específico del desarrollo del cerebro, la neuroembriogénesis es la secuencia
de pasos que dan origen al sistema nervioso, estudiando las características
morfológicas, estructurales, básicas que ocurren en estos periodos de gestación. Existe
la posibilidad de que neurotransmisores, tales como la serotonina, noradrenalina,
acetilcolina, g-aminobutirato (GABA) y dopamina actúen como señales reguladoras de
la neurogénesis. Este proceso incluye los estadios inducción, proliferación neuronal,
migración neuronal y mielinización. Cabe mencionar que, si bien el desarrollo
ontogenético prenatal es el tema a abordar en este trabajo, se debe tomar en cuenta
que el individuo continúa su desarrollo muchos años después de haber nacido, de tal
forma que la mielinización de la corteza prefrontal concluye alrededor de los 20 años
de edad (Valadez, 2014).
El periodo de inducción se relaciona con el desarrollo del tubo neural. La inducción
indica la influencia de un tejido embrionario sobre otro. Es decir, un tejido se genera a
partir de una fase anterior del mismo tejido pero para formar tejidos muy distintos. Se
produce durante las primeras cuatro semanas de la gestación. Ocurre entre dos capas
germinativas, por ejemplo: la inducción de capa neural (ectodérmica) por la notocorda.
El ectodermo forma placa neural mediante señales químicas (de células de
mesodermo). Una vez formada la placa neural se irán sucediendo una serie de eventos
que darán lugar al sistema nervioso maduro. Por ejemplo, la inducción dorsal y
ventral, entre la tercera y cuarta semana de gestación. Este periodo termina en la
sexta semana con la formación del tubo neural. La presencia de alguna alteración en
esta etapa puede promover la aparición de diferentes patologías que se denominan
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disrafias y se caracterizan por las anomalías en el cierre del tubo neural (Afifi, 2007;
Valadez, 2006).
La proliferación representa una fase crítica del desarrollo, que se da entre el segundo y
cuarto mes de gestación. Se caracteriza por el aumento del número de células en la
zona epiderma o subventricular (más profunda del tubo neural). Proliferan las
neuronas o células gliales y después de varios ciclos de división celular esta se detiene.
Cabe mencionar que cada sección del cerebro tiene una proliferación celular distinta.
Las malformaciones en esta etapa pueden darse por disminución o aumento anormales
de la proliferación neuronal. Mientras que la migración se lleva a cabo durante el
segundo trimestre, entre las semanas 12 y 20 de la gestación. En este periodo las
celulas migran de su lugar asignado por medio de señales químicas y por control
genético. Alteraciones en este punto producen graves consecuencias en el desarrollo
posterior, como por ejemplo, deterioro en el desarrollo y funciones de la corteza
cerebral. Por su parte, la organización ocurre desde los seis meses hasta los dos años
de vida de forma acelerada y lentamente hasta los diez años. En esta etapa es
característica la “arborización dendrítica” donde se forman conexiones entre las
terminaciones nerviosas. Existe una gran producción de sinapsis y un gran aumento de
prolongaciones de las neuronas (dendritas).
Respecto a la citoarquitectura se nota que todas las células se disponen en capas y se
orientan. Adicional a esto ocurre la apoptosis o muerte celular programada. Cualquier
trastorno en esta etapa puede producir también severos daños, como se comentará
más adelante. En la sinaptogénesis las neuronas comienzan a generar prolongaciones
dendríticas axónicas que las capacitan para recibir contactos de otras células.
Habitualmente se generan más contactos de los que serán precisos para la neurona
adulta, madura y diferenciada (Valadez, 2014; Rosselli, Matute & Ardila, 2010).
La mielinización da inicio aproximadamente al tercer trimestre de la gestación y se
prolonga durante varios años posterior al nacimiento. La mielina es una substancia que
permite que la conducción nerviosa sea más rápida y eficiente, durante el desarrollo,
las vías sensoriales son mielinizadas antes que las motoras. Defectos en la
mielinización pueden producir la pérdida progresiva de substancia blanca y varios
trastornos sensitivos, motores y cognitivos en el niño. Y finalmente, la apoptosis o
muerte celular programada, esas células que se generaron en gran número deben ser
selectivamente eliminadas (Lagercrantz & Ringstedt, 2001; Poch, 2001).
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El inicio de un nuevo ser y de su cerebro
La fertilización del óvulo ocurre en la tercera parte del tubo uterino y una vez que el
oocito es fertilizado se nombra como cigoto, el cual se va desplazando hacia el útero
durante la primera semana posterior a la concepción sufriendo cambios morfológicos
durante este trayecto. Estos cambios son provocados por la división de las células
madre, las cuales van dividiéndose de dos en dos, y se llaman blastómeros o células
hijas. Cuando los blastómeros se acumulan en un racimo de 12-16 células (aunque
algunos libros indican que son 32) es llamado mórula, esto ocurre a los tres días de la
gestación. Y a los cuatro días ya se tienen aproximadamente 60 células y empieza a
formarse en su interior un espacio lleno de fluido; en esta etapa se denomina
blastocisto, el cual se implanta en el útero a los seis as distinguiéndose dos capas: el
trofoblasto y el embrioblasto.
Para la segunda semana se tiene un embrión bilaminar cuyas células internas se
denominan epiblasto e hipoblasto. El saco amniótico deriva de la extensión del
epiblasto y se forma el amnión una membrana externa y la membrana interna forma la
cavidad del saco amniótico (llena de líquido). Mientras que el saco vitelino es la
extensión del trofoblasto y forma el tubo digestivo y venas y células sanguíneas
tempranas.
En la tercera semana inicia el proceso de gastrulación en el cual las células de la
superficie dorsal del epiblasto, al multiplicarse, forman el surco primitivo. Y se crean
tres capas germinativas en el embrión: el ectodermo, mesodermo y endodermo,
formando un embrión de tres láminas y de cada una de las cuales derivarán diferentes
órganos y tejidos del embrión. En esta semana también aparece la notocorda, que se
forma del mesodermo axial; la notocorda tiene la función de definir el eje del cuerpo
del embrión y se localizará en donde será el sitio de la columna vertebral para luego
transformarse en su interior.
En la fase de neurulación se forma el tubo neural en el ectodermo. La parte craneal del
tubo neural se convertirá en el cerebro. También se forma la cresta neural de las
células ectodermales y formará las células nerviosas sensoriales (Afifi, 2007; Bear,
Connors & Paradiso, 2007; Valadez, 2014).
Antes de que se forme el tubo neural el ectodermo empieza a plegarse, siendo primero
el surco neural, luego placa neural para, finalmente, llamarse tubo neural; el cambio
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de los nombres indica las fases en las que se va invaginando el ectodermo hasta juntar
sus crestas.
El mesodermo se diferencia en varias capas a los 20 as en mesodermo intermedio y
lateral (esplánico y somático), surgen las somitas que son los primeros segmentos del
cuerpo a partir del mesodermo paraxial. Para la cuarta semana el embrión se empieza
a plegar lateralmente de cabeza a cola. Crece el disco embrionario y se engrosa más;
se ha formado un sistema digestivo primitivo y envuelve la parte tubular del saco
vitelino que después será tubo digestivo y estructuras respiratorias. Las capas
germinales empiezan a diferenciarse formando futuras estructuras cerebrales (Valadez,
2014; Rosselli, Matute & Ardila; 2010).
El mesodermo forma los músculos, huesos, dermis, tejido conectivo y se seguirá
diferenciando en más capas. Las somitas sufren también una división en esclerotoma,
dermatoma y miotoma y el mesodermo intermedio formará riñones y gónadas. El
mesodermo espnico desarrollará músculos, tejido conectivo, el serum del tejido
digestivo y respiratorio y el mesodermo somático dermis de la piel, huesos y
ligamentos.
En la proliferación celular empiezan a desarrollarse neuronas y glia primitiva o
neuroblastos y gliobastos en el tubo neural; cuando finaliza la proliferación celular
estas células migran de la zona ventricular del tubo neural por medio de la glia radial
en forma vertical y también en sentido horizontal. Las células tienen programado
genéticamente a dónde irán y en qué se diferenciarán, ayudadas por las moléculas de
adhesión celular (Valadez, 2014; Rosselli, Matute & Ardila, 2010).
En el desarrollo del cerebelo, la proliferación y diferenciación de neuroblastos sucede
en la etapa postnatal, excepto para las células de Purkinje. Sin embargo, el cerebro se
desarrolla antes del nacimiento. Cuando las neuronas llegan a su localización forman
diferentes capas de la corteza cerebral o de núcleos. La diferenciación neuronal se
lleva a cabo mediante el crecimiento del cuerpo celular, la elaboración de axones y
dendritas y la adquisición de la propiedad de propagar potenciales de acción. En la
neurona existen unas zonas llamadas por Ramón y Cajal (1913) conos de crecimiento,
de donde se originan las dendritas y los axones. Durante la diferenciación neuronal se
activan los procesos de síntesis de RNA y proteínas, aumenta la actividad de enzimas
como la acetilcolinesterasa, Na+-K+-ATPasa, tirosina 3-hidroxilasa, GABA a-
cetoglutarato aminotransferasa, entre otras. Asimismo, aumenta la actividad de
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enzimas de la glucolisis, del ciclo de los ácidos tricarboxílicos y de la síntesis de lípido
(Valadez, 2014; Kandel, Schwartz & Jessell, 2000).
Algunos neurotransmisores, como la serotonina, favorecen el desarrollo de neuritas y
el mantenimiento de las neuronas en cultivo. El factor de crecimiento nervioso (NGF)
es otra sustancia que posee acciones peculiares sobre el crecimiento y desarrollo
nervioso: incrementa el número de neuroblastos si se aplica en un estadio precoz del
desarrollo, aumenta el tamaño neuronal y el crecimiento de los axones del sistema
simpático periférico y de los ganglios sensoriales (Carlson, 2016; Valadez, 2014).
Periodos críticos de desarrollo
La existencia de periodos críticos de desarrollo fueron descritos en estudios clásicos de
Lorenz (1965) referentes a los periodos de aprendizaje o impronta posterior a la
eclosión en aves y, por otro lado, el aprendizaje de apego social en los primates
infantes de los estudios de Harlow (Bolhuis & Honey, 1998). Similar a lo encontrado en
estudios en animales se ha observado que en los seres humanos existen también
periodos críticos que se extienden desde la infancia temprana hasta los siete años de
edad y competen, principalmente, desarrollo de vías visuales, de áreas sensoriales y
neuroquímicas cerebrales (Aguilar-Rebolledo, 2003).
Los periodos críticos se presentan en varios mamíferos y el ser humano no es la
excepción, esto se apoya en los diversos estudios realizados en humanos recién
nacidos. El recién nacido presenta una organización cerebral bien estructurada en
áreas límbicas, en regiones del diencéfalo y en el tallo cerebral. En el periodo posnatal
los periodos críticos se refieren a la organización de procesos de integración
psicomotora y sensorial que intervienen en el aprendizaje, influenciados por cambios
anatómicos y por mecanismos de plasticidad cerebral, factores nutricionales,
ambientales y psicosociales (Correa, 2008).
Gracias a los avances en las técnicas de estudio cerebral ha sido posible comprobar
que el cerebro humano tiene periodos críticos de maduración posterior al nacimiento.
Chugani (1998) indica que estos periodos críticos se ven reflejados en la tasa de
metabolismo de glucosa cerebral, la cual representa la actividad funcional del cerebro.
En el recién nacido hay mayor actividad metabólica cerebral en áreas sensoriales y
motoras, corteza cingulada, tálamo, tallo cerebral, vermis del cerebelo y región
hipocampal. A los dos o tres meses de edad, el uso de la glucosa incrementa en los
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lóbulos parietal, temporal, corteza visual primaria, ganglios basales y cerebelo. Entre
los 6-12 meses de edad se acrecienta en la corteza frontal (Chugani, 1998). Estos
cambios metabólicos corresponden a la emergencia y maduración de varias conductas
observadas durante el primer año de vida y los cambios en corteza cerebral persisten
hasta los 16-18 años de edad.
Plasticidad cerebral prenatal y neonatal
Cada vez existe mayor evidencia de que los cambios plásticos cerebrales se basan en
cambios regulados por la fuerza de la sinapsis desde la etapa de desarrollo. Varios
estudios indican que puede ocurrir aprendizaje en estadios previos al nacimiento, como
es el caso del periodo fetal. Un feto humano está expuesto a varios estímulos
ambientales, como la voz y los latidos del corazón de la madre, además de ruidos del
mundo exterior. El cerebro y los órganos sensoriales del feto están lo suficientemente
desarrollados alrededor de la semana 25 posterior a la concepción, permitiendo que
sea capaz de percibir y aprender de estos sonidos. Los fetos en el tercer trimestre
pueden tener experiencias de las voces de sus madres y esta experiencia auditiva
prenatal puede influenciar las preferencias auditivas posnatales. DeCasper y Spence
(1986) pidieron a madres embarazadas que leyeran relatos cortos en voz alta a sus
bebés nonatos durante las últimas seis semanas de gestación. Después del nacimiento,
los bebes fueron entrenados a dar una respuesta de succión a un chupón que, a su
vez, ocasionaba que se escuchara una grabación del relato de la madre (el relato podía
variar). Si la succión seguía una pausa larga se activaba el relato conocido y si la
pausa era corta se presentaba un relato desconocido. Los bebés aprendieron a
responder de la forma en que producía la presentación del relato conocido.
Otra forma de aprendizaje que tienen los fetos es la habituación. Los fetos normales
presentan habituación ante la estimulación auditiva repetida disminuyendo sus
respuestas motoras. Si después de la habitación un estímulo novedoso es introducido
la respuesta reaparece (Hepper y Shahidullah, 1992).
Referente al lenguaje, los fetos demuestran habilidades de discriminación en unidades
del lenguaje simple como las sílabas. Lecanuet y otros investigadores (1987)
expusieron a fetos (35-38 semanas de gestación) a sonidos de pares de sílabas
asociados a un estado cardiaco. En la fase de prueba cambiaron el orden de
presentación de las sílabas y notaron en los fetos cambios en la respuesta cardiaca.
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Son varios los estudios que demuestran que la respuesta fetal puede verse
influenciada por experiencias tempranas y se ha propuesto que este efecto ejerce
influencia potencial sobre la maduración del sistema nervioso (Krueger et al., 2004).
Durante el neurodesarrollo neonatal, los periodos críticos son en la fase de
organización neuronal (orientación, alineación y estratificación) de axones y dendritas
que, posteriormente, completarán su maduración generando circuitos neuronales
funcionales. Los estudios pioneros de los años 60 demostraron que los recién nacidos
pueden discriminar diferentes propiedades de un estímulo (Salapatek y Kessen, 1966;
Hershenson, 1964); sus respuestas son capaces de ser reforzadas y extinguidas por
medio del condicionamiento operante (Einar y Siqueland, 1968).
A este respecto, las evidencias en recién nacidos indican que los sonidos también
pueden funcionar como reforzadores que promueven la adquisición de respuestas
conductuales en recién nacidos. Por ejemplo, pueden ser entrenados a discriminar las
voces de sus padres de voces de otras personas, siempre y cuando tengan un valor
reforzante (DeCasper y Prescott ,1984).
Al igual que en los fetos, el sonido en los recién nacidos (voces de madres, latidos del
corazón) permite observar cuáles son los procesos de lateralización que utilizan estos
para adquirir el aprendizaje. Por ejemplo, el niño puede aprender a dar una respuesta
de succión ante el lenguaje familiar siendo reforzado cuando responda correctamente,
dependiendo del oído que recibe la información (DeCasper y Prescott, 2009). Los
sonidos de tasa cardiaca en el ambiente intrauterino es un reforzador efectivo en
recién nacidos humanos bajo una tarea de aprendizaje operante. Se ha propuesto que
la experiencia en útero afecta la conducta posnatal en humanos (DeCasper &
Dinsmoor, 1983).
La percepción en recién nacidos puede verse influenciada por la previa exposición a los
sonidos desde el vientre materno. Esto es, DeCasper y Spence (1986) pidieron a
mujeres embarazadas que leyeran un pasaje particular de un cuento cada día, durante
las últimas seis semanas de embarazo. Posteriormente, los recién nacidos fueron
evaluados con un procedimiento de elección operante y se encontró que el pasaje del
cuento percibido en útero era el más reforzante, indicando que de alguna forma los
fetos, aunque no entendían qué significados encerraba el contenido y el significado del
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cuento, eran capaces de reconocer otras propiedades de la estimulación auditiva, como
el tono y el tiempo de presentación de las palabras.
Desarrollo anormal
Los trastornos del desarrollo pueden ser producto de anormalidades genéticas,
embrionarias, prenatales y ambientales. A nivel genético pueden producirse errores en
el metabolismo de los cromosomas, produciendo anormalidades en los genes que
promuevan la manifestación de enfermedades, como el síndrome de Down o la
fenilcetonuria. El consumo de substancias tóxicas, como el alcohol, durante los
primeros trimestres de la gestación, puede producir síndrome alcohólico fetal. Se
puede notar que cualquier alteración, en alguna de las etapas de desarrollo neuronal,
puede tener graves consecuencias sobre el individuo, como se muestra en la Tabla 1
(Bear, Connors & Paradiso, 2007; Carlson, 2013; Kandel, Schwartz & Jessell, 2000;
Rosselli, Matute & Ardila, 2010; Valadez, 2014).
Tabla 1. Trastornos de desarrollo producidos por factores genéticos, embrionarias, prenatales y
ambientales
Causa
Mecanismo ejemplo
Condición ejemplo
Anormalidad genética
Error del metabolismo cromosomal
Fenilcetonuria (PKU)
Anormalidad embrión
Exposición a agente farmacológico
Síndrome alcohólico fetal
Enfermedad prenatal
Infección
Rubeola, Toxoplasmosis, Sífilis
Anormalidad
ambiental
Privación sensorial
Orfanatos
Malnutrición
Desarrollo anormal cerebral
Parálisis cerebral, retraso en el
desarrollo de los centros motores
Trauma de
nacimiento
Anoxia
Parálisis cerebral
Tabla 2. Trastornos del desarrollo de las etapas del desarrollo neuronal
Etapa de desarrollo
neuronal
Trastorno del desarrollo
Padecimiento
Inducción
Defectos del cierre del tubo neural
Craneorraquisquisis
Anencefalia:
Encefalocele
Mielomeningocele:
Espina bífida
Proliferación
Malformaciones por aumento o
disminución en la proliferación neuronal
Microcefalia
Macrocefalia
Migración
Falla, interrupción, desviación de la
migración
Lisencefalia
Esquisecenfalia
Paquigiria
Organización
Alteración en la producción de sinapsis y
arborización dendritica
Esquisencefalias
Agenesia
Mielinización
Mielinización defectuosa
Fenilcetonuria
Krabbe
Hipoplasia pontocerebelosa
Adrenoleucodistrofia X
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Algún defecto o malformación que ocurra durante el desarrollo neuronal prenatal
puede tener como consecuencia la muerte del producto, malformaciones o anomalías
prenatales. Algunos de los trastornos en las etapas de desarrollo neuronal (Tabla 2)
son la anencefalia, espina bífida y mielimeningocele, las cuales se presentan por
defectos en el cierre del tubo neural durante la etapa de inducción. Alteraciones en el
transcurso de la fase de proliferación pueden originar microcefalia o macrocefalia.
Defectos en la migración neuronal producen lisencefalia, esquisecenfalia y paquigiruia.
Finalmente, durante la mielinización del cerebro, las alteraciones frecuentes son la
fenilcetonirua e hipoplasia, por citar algunos ejemplos. A nivel posnatal se ha podido
observar que algún trastorno del desarrollo puede deteriorar el equilibrio en las
funciones neuronales, como la reducción de la excitabilidad cortical, la reducción en la
capacidad de las sinapsis para desarrollar sumaciones temporales y alteraciones en los
niveles y liberación de neurotransmisores. Estos deterioros pueden manifestarse en
etapas de desarrollo posteriores al nacimiento.
Conclusiones
La plasticidad cerebral permite la adaptación a circunstancias cambiantes que incluyen
ambientes normales y anormales y daños producidos en el cerebro por agentes
nocivos.
Diversos factores, como el aprendizaje, la exposición a ambientes enriquecidos, la
recuperación de funciones perdidas y la neurogénesis demuestran la capacidad de
plasticidad presente en las células del cerebro.
La capacidad neuronal para cambiar su función, química y estructura abre paso a
nuevas expectativas de intervención para los desórdenes del desarrollo cerebral y para
la estimulación cerebral en los niveles prenatal y posnatal.
En el desarrollo del cerebro el individuo sufre diversos cambios durante la inducción, la
proliferación, la migración y estos cambios continúan después de nacer y como
ejemplo se tiene la mielinización y la plasticidad cerebral.
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Ediciones de Neurociencias México.
VALADEZ, J. 2014: Neuroanatomía para neuropsicólogos. México.
... El procedimiento implica cirugía y consta de dos partes: una externa que recibe señales sonoras y las envía a la interna, la cual, a través de electrodos, transforma estas señales en impulsos eléctricos interpretados por el cerebro. Este flujo de estimulación eléctrica es complejo y se combina con la plasticidad cerebral, especialmente en recién nacidos, cuyos cerebros inmaduros tienen una gran capacidad de adaptación y desarrollo (Orozco, 2016). ...
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Desde mediados del siglo XX, la estimulación eléctrica en la corteza auditiva ha consolidado el campo de investigación del implante coclear. Esto ha llevado a una redefinición de la sordera, considerada por expertos como un desafío de salud pública, especialmente en niños/as y recién nacidos, afectando su desarrollo. Las instituciones de salud pública han implementado medidas para detectar tempranamente la hipoacusia en bebés y tratarla mediante programas de implantes. En este contexto, se examina el programa de implantes cocleares en España, evaluando su evolución, impacto y beneficios en la población infantil. Este análisis revela aspectos que derivan de imperativos de salud, junto con intereses diversos, presiones institucionales y procesos de negociación que involucran a entidades gubernamentales, autonómicas y hospitales.
... El poder entender que los procesos plásticos cerebrales pueden darse en tempranas etapas de la vida es de vital importancia para lograr generar estrategias de intervención adecuadas para cada trastorno del desarrollo. 8 Cuba fue uno de los primeros países de Latinoamérica en contar con ambos métodos, con la instalación en 1993, en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), de un equipo de estimulación magnética de los más avanzados para la época. ...
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Introducción: el cuidado es la razón de ser de la profesión de enfermería y constituye su objeto de estudio, convertirlo en el centro de interés de la investigación en la enfermería, es una necesidad, lo que permitirá robustecer su cuerpo de conocimientos, con fundamentos y principios científicos, humanistas sustentado en modelos teóricos que orientan la disciplina y la práctica profesional. Objetivo: Describir la vinculación de la Teoría de los cuidados al cuidado de niños con enfermedades neuropsiquiátricas durante la estimulación cerebral no invasiva. Métodos: se realizó una revisión no sistemática de la literatura para desarrollar un análisis crítico reflexivo de diferentes documentos donde se incluyó libros, tesis y artículos científicos. Se utilizaron las bases de datos bibliográficas: PubMed, CUMED, CINAHL, CUIDEN, Lilacs y Google Académico. Se siguieron los principios de análisis de contenido, incluyendo la identificación de significados que se señalaban de forma más repetitiva, la consistencia, explicaciones y relaciones de éstos, a través de todos los estudios incluidos en esta revisión. Conclusiones: la teoría de los cuidados de Swanson describe las relaciones entre profesionales de enfermería y clientes; contribuye a que el profesional de enfermería asuma decisiones responsables frente al cuidado que aseguren la calidad de los mismos.
... De acuerdo con la literatura, todos los trastornos se presentan en la mayoría de los niños con TEA, y no de manera aislada, presentando combinaciones de las mismas entre sí. 15,16,24,25 De igual manera, encontramos que más de la mitad está acompañado de algún trastorno del lenguaje, tal como se encuentra reflejado en la bibliografía. 4,6,14 Los resultados pudieron verse afectados de igual modo por la presencia o no de alguno o varios medicamentos, aunque no se encontró ningún tipo de relación con respecto a este rubro; sin embargo, podrían realizarse otros estudios para buscar esta relación. ...
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El objetivo es conocer las características socio demográficas de las personas que se trasladan de Estados Unidos a Ciudad Juárez para comprar fármacos. Los resultados muestran una creciente demanda de fármacos por personas a pesar de contar con servicios de salud como Medicare y Medicaid. Hay una asociación estadística significativa entre el hecho de ser hispano y acudir a la compra de fármacos. Los servicios más solicitados son consultorio médico de primer nivel, consultorio dental y farmacias. Se concluye que es necesario implementar servicios de manera más organizada entre los proveedores locales para aprovechar la demanda de fármacos y profesionales de la salud, pero sin que ello afecte el costo para los demandantes locales.
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Conocemos el inicio de la vida humana como la primera infancia, comprendiendo aquellos momentos de la preconcepción, gestación y nacimiento, así como edades entre los 0 a los 8 años de edad. La etapa infantil representa un proceso fundamental, de modo que una infancia sana en un ambiente acogedor, por lo general, formara a un adulto integro, con los principales conocimientos de valores y conductas en la crianza como clave en el futuro.
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Introducción. La neurociencia aparece como una disciplina que estructura el estudio del cerebro humano, sus complejidades y las partes que lo conforman, lo que atrae la atención de varios estudiosos, que desde la antigüedad han registrado teorías sobre el funcionamiento de este. Con el paso del tiempo esas teorías, han generado varios ejes de análisis y estudio, uno de ellos, está relacionado muy acertadamente con los procesos de aprendizaje. El objetivo del estudio se centra en actualizar información sobre las neurociencias y el desarrollo infantil. Metodología. Se aplica la metodología cualitativa, mediante la revisión documental y bibliográfica en las bases de datos regionales Latindex, Scielo y Redalyc a partir de palabras claves como neurociencias, desarrollo infantil, cognitivo, evolución cerebral; la búsqueda se realiza en idioma español. Resultados. Entre los artículos encontrados se seleccionaron nueve que muestran que los estudios del cerebro revelan entre sus componentes los procesos cognitivos propios del aprendizaje. Conclusión. Los estudios refrentes al cerebro y la relación de este con el desarrollo infantil son de gran impacto en la comunidad investigativa, temas como la plasticidad cerebral y las neurociencias dan significancia a la comprensión del desarrollo cerebral desde la pertinencia fisiológica.
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Introducción. La neurociencia aparece como una disciplina que estructura el estudio del cerebro humano, sus complejidades y las partes que lo conforman, lo que atrae la atención de varios estudiosos, que desde la antigüedad han registrado teorías sobre el funcionamiento de este. Con el paso del tiempo esas teorías, han generado varios ejes de análisis y estudio, uno de ellos, está relacionado muy acertadamente con los procesos de aprendizaje. El objetivo del estudio se centra en actualizar información sobre las neurociencias y el desarrollo infantil. Metodología. Se aplica la metodología cualitativa, mediante la revisión documental y bibliográfica en las bases de datos regionales Latindex, Scielo y Redalyc a partir de palabras claves como neurociencias, desarrollo infantil, cognitivo, evolución cerebral; la búsqueda se realiza en idioma español. Resultados. Entre los artículos encontrados se seleccionaron nueve que muestran que los estudios del cerebro revelan entre sus componentes los procesos cognitivos propios del aprendizaje. Conclusión. Los estudios refrentes al cerebro y la relación de este con el desarrollo infantil son de gran impacto en la comunidad investigativa, temas como la plasticidad cerebral y las neurociencias dan significancia a la comprensión del desarrollo cerebral desde la pertinencia fisiológica.
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Neural plasticity represents the brain's ability to recover and restructure itself, allowing it to recover from disorders or injuries and reduce the effects of structural alterations, whether congenital or acquired. The agenesis of the corpus callosum is a malformation of the central nervous system that occurs due to lack of development or crossing of axons from the cerebral cortex, which can be associated with other malformations or be the product of destructive lesions with atrophy. From a clinical point of view, neurological disorders such as psychomotor retardation, learning, motor, visual-spatial disorders and seizures are frequent. The case of a male patient, who began with epilepsy at 17 years of age, with a magnetic resonance imaging finding of total agenesis of the corpus callosum and pachygyria, with normal psychomotor and cognitive development and favorable clinical evolution. Neuroplasticity as an adaptive physiological mechanism allowed the establishment of interhemispheric communication alternatives and consequently little flowery clinical manifestations and a good evolution of epilepsy, maintaining a normal neurocognitive state is presented. The objective of this research is to describe the unusual clinical form of agenesis of the corpus callosum associated with epilepsy and the participation of the neuronal plasticity mechanism in this oligosymptomatic form, in an adolescent.
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Human fetuses (35-38 ws GA), exposed to a repeated pair of syllables, either [ba] [bi] or [bi] [ba], at 95 dB SPL when in a low heart rate variability state, display a significant heart rate deceleration. Changing the order of the syllables in the pair, [ba] [bi] becoming [bi] [ba] (or the reverse), induces a new cardiac deceleration. This suggests that fetuses demonstrate auditory discrimination abilities for speech units like syllables.
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Pregnant women recited a particular speech passage aloud each day during their last 6 weeks of pregnancy. Their newborns were tested with an operant-choice procedure to determine whether the sounds of the recited passage were more reinforcing than the sounds of a novel passage. The previously recited passage was more reinforcing. The reinforcing value of the two passages did not differ for a matched group of control subjects. Thus, third-trimester fetuses experience their mothers' speech sounds and that prenatal auditory experience can influence postnatal auditory preferences.
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Intrauterine heartbeat sounds effectively reinforced human newborns' responding in an operant learning task. Reinforcing only those sucking bursts that followed short intervals since the last burst increased the relative frequency of short intervals, and reinforcing only those long intervals occurring between bursts increased the frequency of long ones. These results support the evidence suggesting that in-utero auditory experience affects postnatal behavior in humans.
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We investigated operant sucking response learning in human newborns. Auditory reinforcers always occurred monaurally to see whether their potency differed between ears. Experiment 1 - we controlled the reinforcers, either intrauterine heartbeat sounds or unfamiliar speech, while infants chose which ear received it. Experiment 2 - we controlled the reinforcers and the receiving ear. Unfamiliar speech reinforced learning only if infants could use their right ear and heartbeats reinforced learning only if infants could use their left ear. Experiment 3 - we controlled the ear while infants chose between their mothers' vs. a stranger's voice and between their mothers' vs. a foreign language. The more familiar speech reinforced learning only if infants could use their left ear. We proposed reinforcers' potencies differed between ears because the newborn's auditory system, just like adult's, optimizes their perceptual clarity by left-lateralized processing of their rapid temporal variations and right-lateralized processing of their longer-lasting spectral characteristics.
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The ability of ten normal and two Down's syndrome fetuses to habituate to a repeated auditory stimulus was assessed. The normal fetuses were assessed on two separate occasions during the final trimester of pregnancy. The number of trials to habituate and latency to respond were recorded. The results demonstrated that all normal fetuses exhibited a decrement in response to repeated presentations of the stimulus, a 250-Hz sine wave. This was the result of habituation and not fatigue since fetuses recovered responding upon presentation of a new (500 Hz) stimulus and habituated faster on re-presentation of the original stimulus. The performance of fetuses remained stable over the two testing periods. The response of the Down's syndrome fetuses was different to that of normal fetuses rarely overlapping indices of habituation exhibited by normal fetuses. The study concludes that habituation may be a powerful tool to examine the behavioural and sensory development of the fetus and may be of use in the antenatal assessment of the existence and severity of neural abnormality.
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Three groups of neonates were equated on number, but differed in patterns of reinforcements for head-turning during conditioning. Ss receiving intermittent reinforcement gave more head-turning responses during extinction than infants reinforced on a continuous schedule. Operant conditioning of head movements for both of the above groups was contrasted with apparent suppession of such responding when occurrence of headturning responses delayed reinforcement for the third group.
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Ten human newborns were shown a homogeneous black visual field and ten newborns were shown a large black triangle on a white field. Ocular orientation to within approximately ±5° of visual angle was measured by scoring infrared photographs of corneal reflections. The infants showed much less disperison of scanning in the presence of the triangle than in the presence of the homogeneous field. Moreover, ocular orientations were directed toward a vertex of the presented triangle. The results were related to Hebb's theory of perceptual development, to analyzer theories of discrimination, and to studies of complexity and preference in the human newborn.
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Human newborns were tested with an operant choice procedure to determine whether they would prefer their fathers' voices to that of another male. No preference was observed. Subsequent testing revealed that they could discriminate between the voices but that the voices lacked reinforcing value. These results contrast sharply with newborns' perception of their mothers' voices, in particular, and female voices, in general. The data were interpreted as supporting an hypothesis that prenatal experience significantly influences human newborns' earliest voice preferences.