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Abstract

La generación de los milenios ha representado un reto tanto para los empleadores como para los sistemas universitarios. Esta generación presenta características diferentes a otras generaciones de trabajadores. El propósito de este trabajo de investigación es identificar la relación que existe entre el autoliderazgo y la inteligencia emocional de esta nueva generación de trabajadores. El levantamiento de información se realizó a través de estudiantes de últimos semestres universitarios y se analizó mediante la utilización de la modelación de ecuaciones estructurales para identificar la relación entre las variables de estudio. Los resultados indican que existe una fuerte relación entre la inteligencia emocional y el autoliderazgo, siendo uno de los factores clave el uso de las emociones para fijar los objetivos, así como la apreciación de las emociones propias y las de los demás.
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Self-leadership and emoonal intelligence:
a study of the millennial generaon
EL AUTOLIDERAZGO Y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL:
UN ESTUDIO DE LA GENERACIÓN DE LOS MILLENIALS
Esta obra está bajo la licencia de Creave Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional
DOI: hp://dx.doi.org/10.22206/cys.2018.v43i2.pp51-65
Ciencia y Sociedad, Vol. 43, No. 2, abril-junio, 2018 • ISSN: 0378-7680
Resumen
La generación de los milenios ha representado un reto
tanto para los empleadores como para los sistemas univer-
sitarios. Esta generación presenta características diferentes
a otras generaciones de trabajadores. El propósito de este
trabajo de investigación es identificar la relación que existe
entre el autoliderazgo y la inteligencia emocional de esta
nueva generación de trabajadores. El levantamiento de
información se realizó a través de estudiantes de últimos
semestres universitarios y se analizó mediante la utiliza-
ción de la modelación de ecuaciones estructurales para
identificar la relación entre las variables de estudio. Los
resultados indican que existe una fuerte relación entre la
inteligencia emocional y el autoliderazgo, siendo uno de
los factores clave el uso de las emociones para fijar los ob-
jetivos, así como la apreciación de las emociones propias
y las de los demás.
Palabras clave: liderazgo; actitud laboral; desarrollo hu-
mano; autodisciplina.
Abstract
e generation of the millennia has represented a challenge
for employers and university systems. is generation pre-
sents new characteristics different than other generations
of workers. e purpose of this research is to identify the
relationship between self-leadership and emotional intelli-
gence of this new generation of workers. e information
was collected through students of the last semesters and
it was analyzed by using structural equation modeling to
identify the relationship between the study variables. e
results indicate that there is a strong relationship between
emotional intelligence and self-leadership where one of
the key factors is the use of emotions to set objectives, the
appreciation of one’s own emotions and those of others.
Keywords: Leadership; work attitude; human develop-
ment; self-discipline.
Dra. María Teresa de la Garza Carranza
Profesora-investigadora, Departamento de Ciencias Económico Administrativas, Instituto Tecnológico de Celaya.
Teresa.garza@itcelaya.edu.mx
Dr. Eugenio Guzmán Soria
Profesor-investigador, Departamento de Ciencias Económico Administrativas, Instituto Tecnológico de Celaya.
Eugenio.guzman@itcelaya.edu.mx
Mtra. María del Consuelo Gallardo Aguilar
Profesora, Departamento de Ciencias Económico Administrativas, Instituto Tecnológico de Celaya.
Consuelo.gallardo@itcelaya.edu.mx
Recibido: 13/4/2018 • Aprobado: 24/5/2018
Cómo citar: Garza Carranza, M. T. de la, Guzmán Soria, E., Gallardo Aguilar, M. del C. (2018). El autoliderazgo y la inteligencia
emocional: un estudio de la generación de los millenials. Ciencia y Sociedad, 43(2), 51-65. doi: hp://dx.doi.org/10.22206/
cys.2018.v43i2.pp51-65
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María Teresa de la Garza Carranza, Eugenio Guzmán Soria y María del Consuelo Gallardo Aguilar
Introducción
De acuerdo con North & Fiske (2015), los centros
de trabajo son multigeneracionales. Actualmente,
la fuerza de trabajo tiene cuatro generaciones: la
Generación silenciosa (nacidos entre 1925 y 1945),
la Baby boomers (1946-1964), la Generación X
(1965-1981) y la de los millennials (1981-2000).
Las personas nacidas durante la Generación Z
(2001-2020) se aproximan rápidamente a incorpo-
rarse al trabajo en los distintos sectores; sin embar-
go, debido a que aún no cumple la mayoría de edad
esta generación no se considera dentro del empleo
formal, por lo que sus integrantes no son objeto de
estudio en esta investigación.
En el trabajo, a nivel interpersonal, existe un pre-
juicio con respecto a la edad y esto puede llegar
a constituir un estereotipo. Desde una perspectiva
evolutiva, persiste la devaluación de los mayores,
favoreciendo a los jóvenes y sanos sobre los vie-
jos; al respecto, cabe resaltar que las percepciones
afectan el pensamiento y el accionar de las perso-
nas. Por ejemplo, en un estudio que implicaba a
solicitantes de 33 a 66 años, los que eran mayores
de 54 años eran menos preferidos (Richardson, et
al., 2013). De la misma manera, menos del 10%
de las organizaciones estaban dispuestas a proveer
entrenamiento a los empleados viejos (Armstrong-
Stassen & Templer, 2005).
En la última década han surgido numerosos repor-
tes acerca del incremento de los conflictos labora-
les en las cuatro generaciones y de los problemas
organizacionales que se han suscitado debido a
las diferencias entre ellas. Los investigadores han
concluido que efectivamente existe una relación
importante entre los conflictos de índole laboral y
estos grupos, por lo cual recomiendan implemen-
tar estrategias para mejorar el ambiente en lugares
de trabajo con diversidad generacional (Hillman,
2014).
Por otra parte, debido a que las diferencias genera-
cionales de los trabajadores se han acentuado como
en ningún otro tiempo (Myers & Sadaghiani,
2010), existen ciertos problemas de integración
de la llamada Generación de los millennials a la
fuerza de trabajo. Se les atribuye, en general, una
actitud de “hechos a mano”, lo que implica que son
muy confiados, egoístas y poco éticos (Shumpeter,
2015). En muchas organizaciones los trabajadores
de la Generación Baby boomers generalmente se en-
cuentran en una posición de liderazgo y usualmente
consideran a los empleados millennials egoístas o
perezosos (Raines, 2002). En muchas ocasiones
esto influye en las interacciones de empleado-líder,
lo que se refleja en el nivel de inconformidad, irres-
peto e inclusive desconfianza. El propósito de este
estudio es indagar si existe relación entre el autoli-
derazgo percibido por los millenials y la inteligen-
cia emocional que esta población exhibe. Estos dos
conceptos han sido utilizados dentro del campo del
comportamiento organizacional como facilitadores
del trabajo de las organizaciones.
El concepto del autoliderazgo
El liderazgo puede representar, quizá, uno de los
temas mencionados con más frecuencia en todos
los campos de desenvolvimiento en el día a día, ya
sea social, educativo y/o laboral; pero, ¿existe en
realidad una definición consensuada sobre lo que
es el liderazgo?
El concepto de liderazgo, al igual que otros –como,
por ejemplo, el de administración–, ha tomado un
carácter universal y se aplica a múltiples facetas de
la vida cotidiana; sin embargo, ha cobrado vital im-
portancia en el ámbito organizacional, en donde el
liderazgo es un proceso que promueve la mejora de
las condiciones de la organización y sus miembros,
el logro de los objetivos y el alcance de las metas
propuestas (Serrano & Portalanza, 2014). Por tan-
to, es un proceso que favorece el desarrollo social,
profesional y organizacional. La gran misión de los
líderes consiste en hacer de su visión una realidad
(Jiménez, 2006).
Ciencia y Sociedad 2018; 43(2): 51-65 • Una mirada desde lo parcular 53
El autoliderazgo y la inteligencia emocional: un estudio de la generación de los millenials
Es necesario entender a qué se refiere el uso de la
palabra y si realmente el manejo común del con-
cepto y su uso popular nos ayudan a comprender
su significado y lo que este implica. Partiendo de
esta consideración, se observa la necesidad de en-
tender el significado de la palabra liderazgo, lo que
lleva a una búsqueda de diferentes visiones del con-
cepto para, de ser posible, esbozar una definición
acertada sobre el tema.
Para comenzar a definir qué se entiende por lide-
razgo, se establece que hay muchas maneras de ter-
minar la frase “El liderazgo es…”. Existen tantas
definiciones de liderazgo como el número de per-
sonas que han tratado de definirlo.
En las primeras tres décadas del siglo , surgieron
diversas definiciones de liderazgo en las cuales el
tema central del concepto era el control y la cen-
tralización del poder; no obstante, múltiples in-
vestigaciones en décadas posteriores han arrojado
una nueva visión sobre el tema. Las siguientes son
algunas definiciones referidas por los expertos en
el tema:
El liderazgo es una relación de influencia
que ocurre entre los líderes y sus seguidores,
mediante la cual las dos partes pretenden lle-
gar a cambios y resultados reales que reflejen
los propósitos que comparten (Daft, 2006,
p. 5).
Liderazgo es el proceso de desarrollar ideas
y una visión, de vivir conforme a los valores
que apoyan esas ideas y esa visión, de influir
en terceros para que adopten esos valores en su
propio comportamiento, y de tomar decisio-
nes difíciles sobre los recursos humanos y de
otro tipo (Slocum & Hellriegel, 2009, p. 262).
El liderazgo es un proceso mediante el cual
una persona influye en un grupo de in-
dividuos para lograr un objetivo común
(Northouse, 2015, p. 5).
Liderazgo es instar deliberadamente accio-
nes que las personas realicen de una manera
planeada con vistas a cumplir el programa
del líder (Crosby, 1996, pág. 2).
El liderazgo es el proceso de influencia de lí-
deres y seguidores para alcanzar los objetivos
de la organización mediante el cambio
(Lussier & Archua, 2013, p. 6).
El último concepto hace referencia al cambio. Es
importante señalar que los cambios, en su mayoría,
no se dan automáticamente y sin resistencia; sin
embargo, se llevan a cabo por personas con iniciati-
va y, por supuesto, con características de liderazgo.
Sin importar los múltiples intentos por definir el
liderazgo, se pueden identificar ciertos elementos
comunes, entre ellos:
a) El liderazgo es un proceso.
b) El liderazgo implica influencia.
c) El liderazgo se produce en grupos.
d) El liderazgo implica objetivos comunes.
Al igual que con el término liderazgo, existe un
sinfín de intentos por definir la palabra líder. Peter
Senge, autor de La quinta disciplina, menciona que
un líder es una persona que participa en la organi-
zación modelando su futuro, que es capaz de ins-
pirar a las personas a su alrededor, de realizar cosas
difíciles y de probar cosas nuevas; simplemente signi-
fica andar para adelante (Senge, 1992). De acuer-
do con este autor, si todas las personas tienen esa
capacidad, se puede cuestionar: ¿Por qué algunos
individuos pueden dirigir no solo a una persona
sino a grupos o multitudes, mientras que a otros no
se les hace posible? ¿Qué los hace especiales?
Algunas de las competencias comúnmente deman-
dadas en un líder son: análisis del futuro, desarro-
llo de estrategias, análisis del entorno, asertividad,
proactividad, empatía, ética y credibilidad, grandes
dotes de comunicación, creador de equipos orien-
tados a resultados, creativo, soñador, con ideas,
capacidad de adaptarse al cambio con flexibilidad,
aprendiendo de los errores, y tener motivación
(Bolden & Gosling, 2006).
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María Teresa de la Garza Carranza, Eugenio Guzmán Soria y María del Consuelo Gallardo Aguilar
Estas competencias nos ayudan a determinar la
base del liderazgo que es percibido por otros y el
autoliderazgo que nosotros mismos nos propone-
mos como forma de actuación, pues la base del li-
derazgo es el autoliderazgo; la eficiencia de un líder
depende principalmente del nivel de desarrollo del
liderazgo que ejerce sobre sí mismo y del control de
sus emociones (Prussia et al., 1998). El autolide-
razgo es un proceso a través del cual las personas se
influencian a sí mismas para lograr la autodirección
y la automotivación necesarias para desempeñarse
y comportarse de manera deseada (Neck et al.,
1999).
El concepto de autoliderazgo tiene sus orígenes
en las teorías de la motivación. En primer lugar,
se menciona la Teoría del logro, de McClelland
(1967), la cual especifica que las personas que
tienen una alta motivación al logro muestran al-
tos estándares de desempeño y cumplen con altos
estándares de metas propias. También se ha toma-
do como referencia la Teoría de la autorregulación
(Carver & Scheier, 2001), que implica la medición
de la discrepancia, así como la reducción entre el
estándar (meta) y el estado actual de la percepción
presente. Los comportamientos asociados con la
reducción entre la meta y el estado actual llevan a
conductas específicas para el logro de las metas, lo
cual conduce a un desempeño más eficiente.
La última teoría utilizada en el desarrollo del con-
cepto del autoliderazgo es el concepto de autoefi-
cacia (Bandura, 1991). Este se refiere a las habili-
dades y capacidades propias, así como al ejercicio
del control, lo cual implica un proceso de autorre-
gulación. Las creencias de autoeficacia son muy
importantes porque: a) determinan si un individuo
persigue ciertas metas y tareas, b) cómo un indivi-
duo se ajusta a ciertas situaciones, c) qué esfuerzo y
determinación pone en lograr las metas y d) cómo
se manejan los imprevistos.
Mostrar un alto grado de autoliderazgo está rela-
cionado con estándares de autogobierno, que se
reflejan en tres indicadores personales, según Manz
(2015):
1) Autenticidad. Es la atención a altos estándares
que guían el comportamiento, consistente en
preguntas con relación a lo que debe de ser
realizado y especialmente acerca de cuánto
esfuerzo debe de ser invertido para lograr la
meta propuesta. Esto genera un componente
de autenticidad debido a que la persona se
guía por sus propios estándares.
2) Responsabilidad. Las metas autoimpuestas se
relacionan con fines responsables. Esto favo-
rece los conceptos relacionados con el bien
común a nivel individual, en el trabajo y, en
general, en la sociedad.
3) Incremento de las capacidades. El énfasis
en los métodos y las estrategias del autoli-
derazgo contribuyen a un amplio rango de
capacidades.
De acuerdo con Manz (2015), los elementos des-
critos anteriormente interactúan de tal manera que
se genera una sinergia virtuosa para el logro de ma-
yores capacidades individuales en la consecución
de metas auténticas y responsables.
Las estrategias enfocadas en el comportamien-
to están dirigidas a aumentar la autoconciencia,
conduciendo a la gestión de comportamientos
que implican tareas necesarias, aunque quizás
desagradables (Manz, 1992; Neck et al., 1999).
Dichas estrategias, también mencionadas como
sub-escalas, son:
Self-goal setting SGS (Establecimiento de
objetivos personales). Basado en este fun-
damento de auto-observación, el individuo
puede establecer efectivamente metas perso-
nales que pueden conducir a un mejor ren-
dimiento (Manz & Sims, 1980; Manz, 1986
y Neck et al., 1999). Una gran cantidad de
investigaciones ha demostrado que el acto
de establecer y aceptar metas desafiantes y
específicas puede tener un efecto dramático
Ciencia y Sociedad 2018; 43(2): 51-65 • Una mirada desde lo parcular 55
El autoliderazgo y la inteligencia emocional: un estudio de la generación de los millenials
en la motivación del desempeño individual
(Locke & Latham, 1990).
Self-reward SR (Autorecompensa). Las au-
torecompensas pueden ser usadas efectiva-
mente para reforzar los comportamientos
deseables y los logros de metas (Mahoney &
Arnkoff, 1978, Manz & Sims, 1980 y Neck
et al., 1999). La autorecompensa puede ser
algo tangible, como una buena comida en el
restaurante o unas vacaciones de fin de sema-
na después de completar un proyecto difícil
en el trabajo; o puede ser algo abstracto y
simple, como felicitarse o visualizar mental-
mente un lugar o una experiencia favorita
(Houghton & Neck, 2002).
Self-punishment SP (Autocastigo). La retro-
alimentación autocorrectiva también se pue-
de utilizar para conformar comportamien-
tos deseables de manera eficaz. Un examen
introspectivo, positivamente enmarcado de
comportamientos negativos o fracasos de
desempeño, puede ser más eficaz en la co-
rrección del desempeño que el autocastigo
excesivo basado en la culpa habitual y la au-
tocrítica (Manz & Sims, 2001).
Self-observation SO (Auto-observación). La
auto-observación del propio comportamien-
to puede conducir a una conciencia de cuán-
do y por qué se involucra el individuo en
ciertos comportamientos. Esta elevación de
la autoconciencia puede, a su vez, conducir a
la identificación de comportamientos especí-
ficos que deberían ser cambiados, mejorados
o eliminados (Mahoney & Arnkoff, 1978;
Manz & Sims, 1980 y Neck et al., 1999).
Self-cueing SC (Uso de autoindicaciones).
Finalmente, la enumeración o la práctica de
los comportamientos deseados antes del des-
empeño real pueden permitir la corrección
de los problemas y la evitación de errores cos-
tosos (Manz, 1992; Neck et al., 1999; Manz
& Sims, 1980).
En resumen, las estrategias de autoliderazgo enfo-
cadas en el comportamiento están diseñadas para
fomentar conductas positivas y deseables que con-
ducen a resultados exitosos, mientras que suprimen
los comportamientos negativos e indeseables que
traen resultados contrarios (Houghton & Neck,
2002).
Inteligencia emocional
El éxito de la interacción social entre líderes y se-
guidores responde al uso de las emociones en el
trabajo (Rajah et al., 2011). El lugar de trabajo,
como cualquier lugar donde se encuentran las per-
sonas, es esencialmente un intercambio de interac-
ciones humanas donde las emociones juegan un rol
primordial. Las emociones, de acuerdo con Frijda
(2000, p. 72), son “estados de preparación para la
acción”; es decir, preceden a la acción y al compor-
tamiento de manera individual. Estas emociones
son, ante todo, aprendidas de acuerdo a nuestra
cultura, nuestro entorno, nuestra forma de vida,
etc.
La medición de la inteligencia es un fenómeno que
ha llamado la atención de investigadores a través de
los años. En un principio, únicamente se contaba
con pruebas estándares para medir el coeficiente
intelectual (CI), que básicamente implicaba la ha-
bilidad de medir la capacidad lógica y lingüística
(Gardner, 1995). La revisión del concepto de in-
teligencia condujo a la conceptualización de inteli-
gencias múltiples, al observar las diferentes habili-
dades que posee un individuo. El concepto de una
inteligencia en específico debe cumplir varios crite-
rios estándares antes de que pueda ser considerada
científicamente legítima. En primer lugar, debe ser
capaz de ser descrita como un conjunto de habili-
dades; en segundo lugar, debe cumplir ciertos crite-
rios de correlación: las habilidades definidas por la
inteligencia en cuestión deben formar un conjunto
–es decir, estar interrelacionadas– y ser congruentes
con las inteligencias preexistentes, al mismo tiempo
que muestran alguna variación única; en tercer
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María Teresa de la Garza Carranza, Eugenio Guzmán Soria y María del Consuelo Gallardo Aguilar
lugar, las capacidades de la inteligencia deben desa-
rrollarse con la edad y la experiencia (Mayer et al.,
2000).
El término de inteligencia emocional ha atraído la
atención de investigadores y practicantes al buscar
explicar el por qué personas brillantes académica-
mente en muchas ocasiones no son capaces de so-
bresalir en el ámbito del trabajo. Para lograr el éxito
en el lugar de trabajo deben de existir otras habilida-
des que ayuden a las personas a ser mejores líderes
y a realizar un entendimiento del uso de las emo-
ciones en el lugar de trabajo al relacionarse con los
colegas y supervisores. Las investigaciones sobre los
vínculos entre emoción e inteligencia no son nuevas,
pero desde que Salovey y Mayer acuñaron el térmi-
no en 1990 (Salovey & Mayer, 1990) el campo de
estudio de la inteligencia emocional ha generado un
progresivo desarrollo de investigaciones (Extremera-
Pacheco & Fernández-Berrocal, 2004).
El concepto de inteligencia emocional (IE) se de-
fine como la capacidad de procesar la información
que proporcionan las emociones (Mayer et al.,
2008). Las personas emocionalmente inteligentes
son aquellas que saben atender a las emociones
originadas en su entorno, comprenden las posi-
bles causas y consecuencias de esas emociones y,
como resultado, desarrollan estrategias para re-
gular o manejar esos estados emocionales (Mayer
et al., 2000). Esto facilita el procesamiento de la
información emocional, de modo que se dirige la
atención hacia aquello que es relevante para solu-
cionar los problemas, ya que la emoción precede
a la acción. Asimismo, nos permite adoptar dife-
rentes puntos de vista y múltiples perspectivas de
los problemas (Noguera et al., 2014), evitando así
una reacción puramente intuitiva. Byron (2007)
encontró que existen diferencias de género al per-
cibir las emociones, pero sugiere que los líderes
que logran leer las expresiones emocionales son
calificados como más efectivos y sus seguidores
están más satisfechos.
La inteligencia emocional ha sido a menudo con-
ceptualizada (particularmente en la literatura po-
pular) implicando mucho más que la capacidad de
percibir, asimilar, comprender y manejar las emo-
ciones. De acuerdo con Law et al. (2004), dentro
de este concepto existen cuatro dimensiones:
Autoapreciación de las emociones1 –SEA,
por sus siglas en inglés–. Se relaciona con la
habilidad de un individuo para entender sus
emociones profundas y ser capaz de expre-
sarlas de manera natural. Las personas que
poseen esta habilidad sentirán y reconocerán
sus emociones mejor que la mayoría de las
personas.
Apreciación de las emociones de otros2
OEA, por sus siglas en inglés–. Es la habili-
dad de una persona para percibir y entender
las emociones de las personas que la rodean.
Las personas que poseen esta habilidad son
muy sensibles a las emociones de otros y son
capaces de predecir las respuestas de las per-
sonas que las rodean.
Uso de las emociones3 –UOE, por sus siglas
en inglés–. Se entiende como la habilidad de
una persona de regular sus emociones y recu-
perarse después de una angustia psicológica.
Es la habilidad de una persona que le permi-
tirá regresar rápidamente a un estado psicoló-
gico normal después de un estado de alegría o
de haber estado molesta. La persona tendrá un
mejor control de sus emociones y será menos
propensa a perder su estabilidad emocional.
Regulación de las emociones4 –ROE, por sus
siglas en inglés–. Es la habilidad de una per-
sona para hacer uso de sus emociones, direc-
cionándolas hacia actividades constructivas y
hacia su desempeño personal. Una persona
1. Self-Emotions Appraisal
2. Others-Emotions Appraisal
3. Use of Emotion
4. Regulation of Emotion
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El autoliderazgo y la inteligencia emocional: un estudio de la generación de los millenials
que posee esta habilidad será capaz de alen-
tarse continuamente y dirigirá sus emociones
positivamente.
Según la literatura, se ha evidenciado que las caren-
cias en las habilidades de la inteligencia emocional
afectan a los estudiantes dentro y fuera del contexto
escolar (Extremera-Pacheco & Fernández-Berrocal,
2004). Tras la revisión de diversas investigaciones,
se logra identificar cuatro áreas fundamentales en
las que la falta de inteligencia emocional provo-
ca o facilita la aparición de problemas entre los
estudiantes:
1. Déficit en los niveles de bienestar y ajuste
psicológico del alumnado.
2. Disminución en la cantidad y la calidad de
las relaciones interpersonales.
3. Descenso del rendimiento académico.
4. Aparición de conductas disruptivas y consu-
mo de sustancias adictivas.
En los últimos años ha habido una proliferación de
trabajos empíricos que se han centrado en estudiar
el papel de la IE en el bienestar psicológico de los
estudiantes. La mayoría de dichos trabajos ha se-
guido el marco teórico propuesto por Mayer et al.
(2003), quienes definen la IE con sus cuatro com-
ponentes: percepción, asimilación, comprensión y
regulación. Esta formulación de los autores pro-
porciona un marco teórico prometedor para cono-
cer los procesos emocionales básicos que subyacen
al desarrollo de un adecuado equilibrio psicológico
y ayudan a comprender mejor el rol mediador de
ciertas variables emocionales de los alumnos y su
influencia sobre el ajuste psicológico y el bienes-
tar personal. Puesto que los componentes de la IE
incluyen las habilidades para percibir, comprender
y manejar de forma adaptativa las propias emocio-
nes, el propósito de estos estudios ha sido examinar
si los alumnos con una mayor IE presentan niveles
más elevados de salud mental, satisfacción y bien-
estar que aquellos con menor puntuación en estas
habilidades.
Los estudios realizados en Estados Unidos han
mostrado que los estudiantes universitarios con
más IE expresan menor número de síntomas fí-
sicos, menos ansiedad social y depresión, mejor
autoestima, mayor satisfacción interpersonal y
mayor utilización de estrategias de afrontamien-
to activo para solucionar sus problemas. Además,
cuando estos alumnos son expuestos a tareas estre-
santes de laboratorio perciben los estresores como
menos amenazantes y sus niveles de cortisol y de
presión sanguínea son más bajos (Salovey et al.,
2002) e, incluso, se recuperan emocionalmente
mejor de los estados de ánimo negativos indu-
cidos experimentalmente (Salovey et al., 1995).
Otros estudios realizados en Australia presentan
evidencias de que los estudiantes universitarios
con alta IE responden al estrés con menos idea-
ciones suicidas, comparados con aquellos con
baja IE, e informan menor depresión y desespe-
ranza (Ciarrochi et al., 2002). Igualmente, Liau
et al. (2003) han encontrado que los estudiantes
de secundaria que indican menores niveles de IE
tienen puntuaciones más altas en estrés, depre-
sión y quejas somáticas.
Desde los modelos de IE también se hace énfasis
en las habilidades interpersonales. Las personas
emocionalmente inteligentes no solo serán más
hábiles para percibir, comprender y manejar sus
propias emociones, sino que también serán más
capaces de extrapolar sus habilidades de percep-
ción, comprensión y manejo a las emociones
de los demás. Esta teoría proporciona un nue-
vo marco para investigar la adaptación social y
emocional, puesto que la IE jugaría un papel ele-
mental en el establecimiento, el mantenimiento
y la calidad de las relaciones interpersonales.
Además, las habilidades interpersonales son un
componente de la vida social que ayuda a las
personas a interactuar y obtener beneficios mu-
tuos. Es decir, las habilidades sociales tienden a
ser recíprocas, de tal manera que la persona que
desarrolla y posee unas competencias sociales
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María Teresa de la Garza Carranza, Eugenio Guzmán Soria y María del Consuelo Gallardo Aguilar
adecuadas con los demás es más probable que
reciba una buena consideración y un buen trato
por la otra parte, sin olvidar que el apoyo social
ayuda a regular el impacto negativo de los estre-
sores cotidianos.
Como se estableció anteriormente, una de las ha-
bilidades sociales más importantes en el trabajo
dentro de las organizaciones es, precisamente,
el liderazgo y se ha realizado estudios que han
demostrado la relación entre el liderazgo y la
inteligencia emocional (Palmer et al., 2001). El
objetivo básico de este trabajo es demostrar la re-
lación que existe entre el autoliderazgo percibido
por los estudiantes y la inteligencia emocional
que poseen; por lo tanto, se establece la siguiente
hipótesis:
H1. La inteligencia emocional presenta relación
positiva con el autoliderazgo percibido en los
estudiantes universitarios.
De manera particular, podemos establecer
cinco hipótesis de trabajo:
H1a: La inteligencia emocional presenta relación
positiva con la variable de autoliderazgo-esta-
blecimiento de objetivos personales (SGS).
H1b: La inteligencia emocional presenta relación
positiva con la variable de autoliderazgo-auto
recompensa (SR).
H1c: La inteligencia emocional presenta relación
positiva con la variable de autoliderazgo-au-
tocastigo (SP)
H1d: La inteligencia emocional presenta relación
positiva con la variable de autoliderazgo-esta-
blecimiento de auto-observación (SO)
H1e: La inteligencia emocional presenta relación
positiva con la variable de autoliderazgo-uso
de autoindicaciones (SC)
Metodología
El muestreo utilizado para esta investigación
fue aleatorio estratificado con afijación propor-
cional, de una población de 4,689 estudiantes
del Instituto Tecnológico de Celaya, con año
de nacimiento entre 1981 y 2000 (millenials).
Se determinó un margen de error de 5% y un
nivel de confianza de 95%. El total de la mues-
tra de estudio se compone de 349 estudiantes de
los últimos semestres de pregrado tanto del área
de licenciatura como de ingeniería del Instituto
Tecnológico de Celaya, los cuales se distribuyen
en diez carreras profesionales, como se muestra
en la tabla 1. El porcentaje de hombres fue de un
49%, mientras que el de mujeres de un 51%. Los
rangos de edades predominantes de la muestra
fueron de 21 a 23 años, en un 85%.
Tabla 1. Carreras profesionales y número de es-
tudiantes representados en la muestra
Licenciatura Número de estudi-
antes
Porcentaje de la
muestra
Administración 47 12.5
Ing. Ambiental 9 2.6
Ing. Bioquímica 18 5.2
Ing. en Gestión Em-
presarial
63 18.0
Ing. Industrial 50 14.3
Informática 19 5.4
Ing. Mecánica 23 6.6
Ing. Mecatrónica 49 14.0
Ing. Química 33 9.5
Ing. en Sistemas com-
putacionales
38 10.9
Total 349 100
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos recopila-
dos en el estudio.
Los instrumentos utilizados son dos: para medir el
autoliderazgo se utilizó el cuestionario revisado de
Houghton & Neck (2002). De este, únicamente se
midió la parte de las estrategias de comportamiento
dirigidas que comprenden: Establecimiento de
objetivos personales (SGS), Autorecompensa
Ciencia y Sociedad 2018; 43(2): 51-65 • Una mirada desde lo parcular 59
El autoliderazgo y la inteligencia emocional: un estudio de la generación de los millenials
(SR), Autocastigo (SP), Auto-observación (SO) y
Autouso de indicaciones (SC).
Para la medición de la inteligencia emocional
se utilizó el cuestionario de Law, Wong & Song
(2004). El cuestionario evalúa cuatro dimensio-
nes: Autoapreciación de las emociones (SEA),
Apreciación de las emociones de otros (OEA), Uso
de las emociones (UOE) y Regulación de las emo-
ciones (ROE). El enfoque principal de esta investi-
gación tiene un componente analítico, cuantitativo
y exploratorio. Se utiliza el modelo de ecuaciones
estructurales –SEM, por sus siglas en inglés– para
probar las hipótesis de trabajo.
Resultados
Para poder obtener la influencia de los factores
de inteligencia emocional sobre las variables de
autoliderazgo, primeramente, se realizaron las
correlaciones bivariadas y el cálculo de las alphas de
Cronbach para los ítems. Los resultados se mues-
tran en la tabla 2.
Tras haber encontrado que existen correlacio-
nes positivas para las variables estudiadas, se
realizaron cinco modelos mediante ecuacio-
nes estructurales, como se presenta en la figura
1. Las variables independientes del modelo
son las mediciones de inteligencia emocio-
nal: Autoapreciación de las emociones (SEA),
Apreciación de las emociones de otros (OEA),
Uso de las emociones (UOE) y Regulación de
las emociones (ROE). Las variables dependientes
variaron de acuerdo a cada uno de los factores
de autoliderazgo: establecimiento de objetivos
personales (SGS), establecimiento de autore-
compensas (SR), establecimiento de autocastigo
(SP), establecimiento de auto-observación (SO)
y autouso de indicaciones (SC).
Tabla 2. Correlaciones bivariadas de Pearson y alphas de Cronbach para las variables estudiadas
Variable 1 2 3 4 5 6 7 8 9
1 SEA (0.742)
2 OEA 0.416** (0.753)
3 UOE 0.565** 0.343** (0.816)
4 ROE 0.625** 0.283** 0.463** (0.857)
5 SGS 0.526** 0.298** 0.717** 0.367** (0.840)
6 SR o.181** 0.214** 0.298** 0.092 0.404** (0.938)
7SP -0.009 0.235** 0.009 -0.109* 0.124* 0.157** (0.774)
8 SO 0.419** 0.269** 0.489** 0.287** 0.650** 0.355** 0.286** (0.641)
9 SC 0.072 0.129* 0.235** 0.067 0.368** 0.151** 0.124* 0.358** (0.838)
Notas: 1) El alpha de Cronbach del instrumento se encuentra en el paréntesis. 2) La correlación es significativa * p ≤
0.05, ** p≤ 0.01.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos recopilados en el estudio.
60 | Ciencia y Sociedad 2018; 43(2): 51-65 • Una mirada desde lo parcular
María Teresa de la Garza Carranza, Eugenio Guzmán Soria y María del Consuelo Gallardo Aguilar
Los cinco modelos hipotéticos fueron probados
estadísticamente mediante el software AMOS,
versión 21. Para poder evaluar la relación entre las
variables y de esta manera probar las hipótesis de
trabajo, se tomaron los indicadores generalmente
aceptados de índices de bondad de ajuste, de acuer-
do con lo siguiente:
Modelo 1. Chi-cuadrado (χ2 = 411, gl=177,
p<=0.01). Los parámetros de bondad de ajuste
para este modelo son TLI=0.920, CFI=0.933 y
RMSEA=0.062.
Modelo 2. Chi-cuadrado (χ2 = 314, gl=142,
p<=0.01). Los parámetros de bondad de ajuste
para este modelo son TLI=0.940, CFI=0.950 y
RMSEA=0.059.
Modelo 3. Chi-cuadrado (χ2 = 381, gl=159,
p<=0.01). Los parámetros de bondad de ajuste
para este modelo son TLI=0.910, CFI=0.940 y
RMSEA=0.063.
Modelo 4. Chi-cuadrado (χ2 = 368, gl=159,
p<=0.01). Los parámetros de bondad de ajuste
para este modelo son TLI=0.910, CFI=0.925 y
RMSEA=0.062.
Modelo 5. Chi-cuadrado (χ2 = 312, gl=124,
p<=0.01). Los parámetros de bondad de ajuste
para este modelo son TLI=0.916, CFI=0.932 y
RMSEA=0.066.
Todos los modelos evaluados tienen parámetros
deseables y aceptables (Jöreskog & Sörbom,
1981; Muthén & Muthén, 1998-2007; Rigdon,
1996). La relación de los parámetros, así como
sus relaciones significativas se muestran en la
tabla 3.
Figura 1. Diagrama esquemático de los modelos realizados para probar las hipótesis
Fuente: Elaboración propia a partir de las variables a ser probadas por las hipótesis.
SEA
OEA
DIMENSIONES DEL AUTO-LIDERAZGO:
SGS, SR, SP, SO, SC
UOE
ROE
Ciencia y Sociedad 2018; 43(2): 51-65 • Una mirada desde lo parcular 61
El autoliderazgo y la inteligencia emocional: un estudio de la generación de los millenials
Tabla 3. Resultados de los modelos de ecuaciones estructurales para los cinco modelos probados
Modelo Carga de la regresión del modelo Prueba
χ2
p
Ajuste del modelo Relaciones significativas
Modelo 1 SGSSEA; 0.218, p=0.085
SGSOEA; -0.23; p=0.602
SGSUOE; O.682; p<=0.001
SGSROE;-0.161; p=0.051
χ2 =411
gl=177
p=0.000
TLI=0.920
CFI=0.933
RMSEA=0.062
SGSUOE
Modelo 2 SRSEA; -0.040, p=0.871
SROEA; 0.229; p=0.021
SRUOE; O.489; p<=0.001
SRROE;0.159; p=0.322
χ2 =314
gl=142
p=0.000
TLI=0.940
CFI=0.950
RMSEA=0.059
SRUOE
Modelo 3 SPSEA; 0.085, p=0.746
SPOEA; 0.380; p<=0.001
SPUOE; 0.056; p=0.650
SPROE;-0.308; p=0.0.078
χ2 =381
gl=159
p=0.000
TLI=0.910
CFI=0.940
RMSEA=0.063
SPOEA
Modelo 4 SOSEA; 0.338, p=0.053
SOOEA; 0.017; p=0.778
SOUOE; 0.501; p<=0.001
SOROE;-0.231; p=0.046
χ2 =368
gl=159
p=0.000
TLI=0.910
CFI=0.925
RMSEA=0.062
SOUOE
Modelo 5 SCSEA; -0.437, p=0.208
SCOEA; 0.099; p=0.420
SCUOE; 0.668; p<=0.001
SCROE; 0.060; p=0.793
χ2 =312
gl=124
p=0.000
TLI=0.916
CFI=0.932
RMSEA=0.066
SCUOE
Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del software AMOS.
Tomando en consideración los resultados anterio-
res, podemos decir que existe una relación positiva
y significativa entre las variables de IE y las de au-
toliderazgo, lo cual comprueba tanto las hipótesis
de trabajo como la hipótesis general del presente
proyecto de investigación.
Conclusiones
A través de la teoría del autoliderazgo, como
una alternativa hacia el desarrollo profesional
de los millenials, se puede concluir que existe
una fuerte relación entre el uso y el manejo de
las emociones o inteligencia emocional y el au-
toliderazgo. Específicamente el factor uso de
las emociones (UOE), de acuerdo a los resul-
tados de los modelos estructurales analizados,
es el factor más importante en el desarrollo del
autoliderazgo.
De acuerdo con nuestros resultados, es muy desea-
ble que las futuras generaciones de trabajadores en
un mundo globalizado, con gran presión para ob-
tener resultados, aprendan a manejar efectivamente
sus emociones, ya que esto les ofrecerá una ventaja
sobre aquellos sujetos que no lo hacen.
El autoliderazgo se encamina al establecimiento
de objetivos donde la autodirección es un factor
primordial. La base del autoliderazgo es el autoco-
nocimiento y para llegar a ello se comienza con el
autodescubrimiento, a través del reconocimiento
de fortalezas y debilidades y del desarrollo de ha-
bilidades que lleven al individuo a desafiar sus res-
tricciones, elogiar y aprovechar sus aspectos fuertes,
62 | Ciencia y Sociedad 2018; 43(2): 51-65 • Una mirada desde lo parcular
María Teresa de la Garza Carranza, Eugenio Guzmán Soria y María del Consuelo Gallardo Aguilar
colaborando con el éxito en el logro de las metas,
ya sean personales o profesionales.
Para fomentar el autoliderazgo a través de la inte-
ligencia emocional es necesario considerar aspectos
básicos, como la conciencia en la forma de rela-
cionarse, mantener el equilibrio bio-psico-social,
aceptar la realidad y tomar las riendas del cambio
cuando se requiera, tomar conciencia del legado
hacia los demás con la toma de decisiones, entre
otros factores que permitan ampliar la perspectiva
del individuo hacia una visión de liderazgo aplica-
do a su persona.
Las nuevas generaciones de trabajadores deben estar
técnicamente bien preparadas, pero adicionalmen-
te deben buscar automejorar sus expectativas para
desempeñarse mejor en su posición de trabajo. La
conciencia emocional, el autocontrol, la confiabili-
dad, el compromiso, la empatía, la comunicación y
el establecimiento de vínculos con los demás, a tra-
vés de las buenas relaciones interpersonales, son as-
pectos que desarrollan la inteligencia emocional y,
si son adecuadamente capitalizados por una perso-
na, potencian su autoliderazgo, incrementando las
posibilidades de un desarrollo profesional óptimo.
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Datos de liación
María Teresa de la Garza Carranza. Es Ing. Industrial y de Sistemas por el Tecnológico de Monterrey
(Campus Estado de México), estudió la maestría en Liderazgo Educacional (Florida International
University) y obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Administrativas del Instituto Politécnico Nacional
(México). Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (México), nivel 1. Sus líneas
de investigación comprenden la gestión académica universitaria, el comportamiento organizacional y la
responsabilidad social corporativa. Sus más recientes artículos son: Características del liderazgo del admi-
nistrador educativo de las Instituciones de Educación Superior en México (2017, Revista Actualidades
Ciencia y Sociedad 2018; 43(2): 51-65 • Una mirada desde lo parcular 65
El autoliderazgo y la inteligencia emocional: un estudio de la generación de los millenials
Investigativas en Educación), Características del emprendedor y su impacto en el desempeño organiza-
cional (2017, Revista Universidad y Empresa) y Orientación emprendedora de los pequeños empresarios
mexicanos (2016, International business research). Actualmente labora como profesor-investigador en
el posgrado de administración del Instituto Tecnológico de Celaya. Correo electrónico: Teresa.garza@
itcelaya.edu.mx
Eugenio Guzmán Soria. Doctor en Ciencias en Economía del Colegio de Postgraduados Campus
Montecillo, es profesor-investigador del Instituto Tecnológico de Celaya del Posgrado en Ciencias
Económico Administrativas y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (México) nivel 1. Sus
publicaciones más recientes son: Economic analysis of steel consumption in Mexico (International Journal
of Social Science and Economic Research, 2018), Factores determinantes del síndrome holandés en la eco-
nomía mexicana (Revista Globalización, Competitividad y Gobernabilidad, 2017) y e Steel Market in
Mexico: 1980-2015 (Journal of Applied Research, 2017). Sus líneas de investigación son: 1) Estrategias para
el desarrollo Organizacional, 2) Estudios estadísticos prospectivos del desempeño organizacional. Correo
electrónico: Eugenio.guzman@itcelaya.edu.mx
María del Consuelo Gallardo Aguilar. Es licenciada y maestra por la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) en administración. Actualmente es la coordinadora de investigación del Departamento
de Ciencias Económico Administrativas del Instituto Tecnológico de Celaya. Ha presentado diversos tra-
bajos de investigación en el Congreso de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM y en
el Congreso Internacional de Ciencias Económico Administrativas (ACACIA, 2018). Sus áreas de desa-
rrollo en investigación comprenden la gestión organizacional y la evaluación de proyectos emprendedores.
Correo electrónico: Consuelo.gallardo@itcelaya.edu.mx
... En efecto, se requiere un nivel de autoliderazgo donde las habilidades y capacidades propias le sirvan al individuo para autorregularse (De la Garza et al., 2018). Estas habilidades y capacidades son conocidas como inteligencia emocional. ...
Article
Full-text available
Los agricultores, parte de la cadena de valor del cacao en Ecuador, se ven afectados por los precios que reciben por sus cosechas, esto se ve reflejado en indicadores socioeconómicos que muestran su incidencia en el desarrollo sostenible del país. El liderazgo emocional se ha mostrado como una herramienta para el desarrollo sostenible, pues, ayuda a la cohesión entre las organizaciones y las comunidades, es por ello que, la investigación analiza la relación que tiene el liderazgo emocional con el desarrollo sostenible percibido por los agricultores, quienes son el primer eslabón de esta cadena de valor. Mediante un enfoque cuantitativo con alcance correlacional, se estudiaron los precios del cacao y se aplicó un cuestionario validado por V de Aiken y Alpha de Cronbach a agricultores del cantón Pangua. El estudio permitió crear un modelo de regresión múltiple para la predicción de precios, conocer que el nivel de liderazgo emocional de los encuestados es alto y el nivel de percepción de desarrollo sostenible en la zona es bajo, por lo que, la relación que tienen estas dos variables estudiadas fue débil.
... En efecto, se requiere un nivel de autoliderazgo donde las habilidades y capacidades propias le sirvan al individuo para autorregularse (De la Garza et al., 2018). Estas habilidades y capacidades son conocidas como inteligencia emocional. ...
Article
Full-text available
Los agricultores, parte de la cadena de valor del cacao en Ecuador, se ven afectados por los precios que reciben por sus cosechas, esto se ve reflejado en indicadores socioeconómicos que muestran su incidencia en el desarrollo sostenible del país. El liderazgo emocional se ha mostrado como una herramienta para el desarrollo sostenible, pues, ayuda a la cohesión entre las organizaciones y las comunidades, es por ello que, la investigación analiza la relación que tiene el liderazgo emocional con el desarrollo sostenible percibido por los agricultores, quienes son el primer eslabón de esta cadena de valor. Mediante un enfoque cuantitativo con alcance correlacional, se estudiaron los precios del cacao y se aplicó un cuestionario validado por V de Aiken y Alpha de Cronbach a agricultores del cantón Pangua. El estudio permitió crear un modelo de regresión múltiple para la predicción de precios, conocer que el nivel de liderazgo emocional de los encuestados es alto y el nivel de percepción de desarrollo sostenible en la zona es bajo, por lo que, la relación que tienen estas dos variables estudiadas fue débil.
... Para toda organización si logra seleccionar, capacitar y mantener un talento humano, capaz de obtener resultados en la productividad, podrá obtener una ventaja competitiva, aduce que "una organización posee una capacidad cuando hace algo que es apreciado, y lo hace de manera efectiva, comparado con otras organizaciones menos capaces de obtener una solución" Dávila, 2013, Barrios y Olivero, 2015 citado por [3, p. 56]. Dada la importancia con respecto del talento humano en cuanto a las organizaciones, la investigación desarrollada hace una búsqueda entorno a un aspecto de orden cronológico o histórico, cultural, social y con connotaciones de tipo económico, que ha marcado al mundo organizacional, como categoría de estudio de orden sociológico desde aproximadamente en los últimos tres o cuatro décadas anteriores, se refiere a la generación Millennials, que según De la Garza, Guzmán, & Gallardo [5] son aquellas personas nacidas entre los años 1980 y 2000, y que son las encargadas de planear, dirigir y operar las organizaciones actualmente. Una mejor apreciación histórica a las distintas generaciones la indica Rubio, Almansa & Pastor [6] cuando indica que los Baby boombers (1.945-1.964) ...
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os Millennials son un grupo de personas que tienen cierto grado de afinidad, que los hacen diferentes en algunos aspectos y en los distintos contextos donde habitan, ciertos comportamientos que los hacen únicos, capaz de imponer su estilo de vida en todas las instancias. El objetivo fue identificar los factores que promueven la decisión de permanencia y deserción de la generación Millennials en las organizaciones en Medellín. La investigación presentada es de tipo descriptiva y estudio de caso, con enfoque de investigación mixta. Se hace una revisión en bases de datos especializadas a través de un constucto con una ecuación de búsqueda, permitiendo extraer un primer sistema de ocho categorías o variables (8) desde el marco teórico, el cual fue evaluado con una técnica Delphi por cinco (5) expertos, posteriormente este segundo sistema es conformado por cuatro categorías o variables (4): ambiente laboral, motivación, calidad de vida, oportunidades, tecnologías y digitalización. Se amplía cada categoría con subcategorías con referentes teóricos. Lo anterior es la base para obtener información en una encuesta estructurada utilizando diez y nueve (19) preguntas escala Likert, donde ciento nueve (109) millennials que laboran en organizaciones respondieron a través de google forms. El análisis se hizo a través de estadísticas básicas donde cada pregunta se hace a través de segmentos poblacionales. Por último, el resultado final se aplica una hermenéutico a cada categoría
... Nursing professionals that perceive themselves as self-efficient have empowered and resilient leadership; additionally, they keep a balance between their thoughts and emotions to overcome adversities, negative reactions, and exhaustion, which increments resilient leadership and work satisfaction. A resilient leader is always considered to be efficient (8). ...
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This editorial is oriented to reflect on the need for a transition to an empowered and resilient leadership of nursing professionals as a fundamental axis of strong, competent, and empowered health systems to face epidemiologic, social, economic, political, and cultural challenges from a globalized, complex, and demanding world.
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El objetivo de presente investigación fue analizar cómo influye la inteligencia emocional y el apoyo en el rendimiento académico promedio de los estudiantes en la unidad educativa “Quinche Félix Rezabala”, para ello tuvo como metodología de investigación un enfoque cuantitativo de diseño no experimental donde se realizó un cuestionario de 11 preguntas a los 50 estudiantes del segundo bachillerato, teniendo como variables latentes la inteligencia emocional y el apoyo, y como variables observadas al rendimiento académico y el género del estudiante. Se utilizó el alfa de Cronbach, el análisis correlacional y el modelo de ecuaciones estructurales (MEE) para estimar el efecto y las relaciones entre las variables analizadas simultáneamente, de ello se encontró que la empatía, el optimismo y la curiosidad son significativos e influyen de manera positiva en la inteligencia emocional, algo contrario ocurrió con la agresividad, el cual es significativa e influyó de manera negativa, por otro lado, la sensación antes y después de una evaluación no es significativo en la inteligencia emocional, y por último, el apoyo influye de manera positiva y significativa en el rendimiento académico. Llegando a la conclusión que las habilidades emocionales que potencian el desarrollo académico en conjunto es el apoyo brindado por los docentes, amigos, familiares y el tecnológico.
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Esta investigación abordó desde el punto de vista de la taxonomía generacional, la propensión al ahorro de los agentes económicos en tiempos de incertidumbre. Se consideraron los datos de ahorros en la Banca Comercial en Honduras, estableciendo comparación de datos comprendidos entre enero y agosto del año 2019 versus datos del mismo lapso del año 2020; así como estadísticas relacionadas con el número y los saldos de cuentas de ahorro según la edad. Se trata de una investigación de corte documental, informativa, en la que se realizó revisión de literatura y de datos estadísticos disponibles principalmente en la Comisión Nacional de Bancos y Seguros. Finalmente, el estudio permitió establecer una aproximación a las variaciones de las proporciones de los ahorros desde la perspectiva de la taxonomía generacional.
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El objetivo de este estudio fue sistematizar los resultados de una experiencia pedagógica desarrollada con estudiantes de segundo año de la Universidad César Vallejo, Perú (UCV); asignatura Desarrollo Personal (currículo B y C del modelo educativo UCV). Se desarrolló mediante 33 talleres vivenciales de liderazgo conducidos por docentes de la asignatura mencionada. Población: 1522 estudiantes. Muestra: 1316; porcentaje de asistencia: 86%. Como metodología de enseñanza-aprendizaje se utilizó el Aula Invertida, mediante la cual estudiantes investigaron (semipresencial) y sustentaron (presencial) en plenaria las características del líder emprendedor. Con tal propósito se conformaron equipos de trabajo (entre 5 y 6 integrantes) que permitieron a los estudiantes sistematizar sus hallazgos individuales hasta llegar a conclusiones colectivas y definitivas. Finalmente, el estudio jerarquiza las características fundamentales (nivel 1), relevantes (nivel 2) y complementarias (nivel 3) del líder emprendedor. Palabras clave: Aula Invertida; metodologías activas; emprendimiento, liderazgo.
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The central aim of this paper is to analyze the influence of leadership on organizational climate. A review of the history of leadership concepts and the different theories proposed by several authors is made. The organizational climate dimensions and factors and through a deep analysis the influence of leadership on organizational climate and how it leads to the performance of employees in the organization is determined is studied. Empirical studies confirm the relationship between these variables and concludes that leadership is the trigger for a big job performance through the construction of a good organizational climate based on perceptions caused by the leader are also reviewed.
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Prevailing beliefs suggest that Eastern cultures hold older adults in higher esteem than Western cultures do, due to stronger collectivist traditions of filial piety. However, in modern, industrialized societies, the strain presented by dramatic rises in population aging potentially threatens traditional cultural expectations. Addressing these competing hypotheses, a literature search located 37 eligible papers, comprising samples from 23 countries and 21,093 total participants, directly comparing Easterners and Westerners (as classified per U.N. conventions) in their attitudes toward aging and the aged. Contradicting conventional wisdom, a random-effects meta-analysis on these articles found such evaluations to be more negative in the East overall (standardized mean difference = -0.31). High heterogeneity in study comparisons suggested the presence of moderators; indeed, geographical region emerged as a significant moderating factor, with the strongest levels of senior derogation emerging in East Asia (compared with South and Southeast Asia) and non-Anglophone Europe (compared with North American and Anglophone Western regions). At the country level, multiple-moderator meta-regression analysis confirmed recent rises in population aging to significantly predict negative elder attitudes, controlling for industrialization per se over the same time period. Unexpectedly, these analyses also found that cultural individualism significantly predicted relative positivity-suggesting that, for generating elder respect within rapidly aging societies, collectivist traditions may backfire. The findings suggest the importance of demographic challenges in shaping modern attitudes toward elders-presenting considerations for future research in ageism, cross-cultural psychology, and even economic development, as societies across the globe accommodate unprecedented numbers of older citizens. (PsycINFO Database Record (c) 2015 APA, all rights reserved).
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Some might question the relevance or value of what we know about self-leadership given recent business and societal contexts that seem to discourage personal responsibility and even reward destructive behavior. This article is intended to help expand our thinking via a journey along a "self-leadership high road." After reviewing what we already know about self-leadership, this paper goes on to investigate ways that research and practice might move to a higher level. The concept of higher-level self-leadership (supported by the metaphor of a self-leadership high road) is addressed in terms of the degree to which self-influence processes are characterized by authenticity, responsibility, and increasing capacity. Authenticity encompasses the significance of addressing higher-level standards (e.g., considering the why and what of self-influence beyond the how). Responsibility is viewed in a way that is consistent with commonly understood elements of corporate social responsibility. Capacity centers on the expansion of self-leadership potential, which can bolster results reflecting authentic and responsible ends. Specific facets of higher-level self-leadership that are discussed include the pursuit of virtue, collaboration as a self-leadership strategy, and self-influence of emotions. In addition, the paper addresses health and fitness, elements of the physical environment (e.g., colors, scents, music, and sounds), and failure.
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After decades of research it is now possible to offer a coherent, data-based theory of work motivation and job satisfaction. The present model combines aspects of the following theories: goal setting, expectancy, social-cognitive, attribution, job characteristics, equity, and turnover-commitment. The resulting model is called the high performance cycle. It begins with organizational members being faced with high challenge or difficult goals. If high challenge is accompanied by high expectancy of success or self-efficacy, high performance results, given that there is: commitment to the goals, feedback, adequate ability, and low situational constraints. High performance is achieved through four mechanisms, direction of attention and action, effort, persistence, and the development of task strategies and plans. High performance, if rewarding, leads to job satisfaction, which in turn facilitates commitment to the organization and its goals. The model has implications for leadership, self-management, and education.
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The considerable attention devoted to individual self-influence processes in organizations has been limited to scope, focusing primarily on self-management that facilitates behaviors that are not naturally motivating and that meet externally anchored standards. In this paper, individual self-control systems are viewed as the central control mechanisms within organizations. An expanded "self-leadership" view is developed that includes (a) self-imposed strategies for managing performance of tasks of low intrinsic motivational potential and (b) self-influence that capitalizes on the "natural"/intrinsic motivational value of task activity. Implications for theory and practice are addressed.
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Numerous sources report increased conflict between the four generations currently in the workplace resulting in organizational problems. The conclusion of this study is that age-related life-stage researchers and birth-year-cohort researchers provide significant scholarly evidence that can be used to determine the “why and how” of generational work-value differences’ impact on employee productivity. There is a significant relationship between generational cohorts and conflict created by generational work-value differences. A generational management practices model was developed that provides a scholarly basis for managers to make informed decisions about how they can shape workforce strategies and management practices for a generationally-diverse workplace.