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Lecturas Migrantes: la Literatura como
Armario de la Memoria e Identidad de
los Migrantes.
Rodrigo Alejandro Arenas Ibacache
(Chile)
Introducción
Bhaba armaba que la identidad puede distinguirse claramente a través de
la producción textual de los pueblos. Lo cuál nos lleva a reexionar cómo
la literatura puede ser una proyección de las identidades nacionales1 y, en
cierta forma, transformarse en un contenedor de la memoria. La literatura,
o más precisamente, las literaturas, podrían constituirse en armarios de los
fundamentos que constituyen nuestras identidades nacionales y, por lo tanto,
ser elementos relevantes para preservarlas, especialmente en el caso de los
inmigrantes que nos vemos enfrentados a desplazamientos que, en la mayor
parte de los casos, pueden afectar los tejidos que arman dicha identidad.
Pero, ¿qué es exactamente de lo que hablamos, cuando hablamos de iden-
tidad? ¿Qué implica que la literatura actué en el ámbito de la memoria?
¿Cuáles son los criterios que pueden guiar el intento de armar una memo-
ria textual nacional? Intentaré explorar estos y otros temas relevantes en las
siguientes páginas.
La Identidad.
Aproximarse a un consenso tentativo respecto a la conceptualización de la
identidad es un debate que ha atravesado por muchos caminos. De todas las
1 Con nación, no quiero referirme a un equivalente de país en absoluto, considerando
el caso del Estado Plurinacional de Bolivia.
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aproximaciones revisitadas, la de Karen Christian me parece la más potente,
por ser sencilla en su estructuración, pero a la vez compleja respecto de los
procesos que admite, por ser fácil de entender y aplicar, y por responder a
fenómenos que he podido observar, tanto en mi experiencia trabajando con
inmigrantes, como en mi propia vivencia de traslado.
Christian propone que la identidad tiene una estructura celular. Por un lado,
tenemos al núcleo, que contiene los elementos identitarios esenciales. Por
otra parte, tenemos la envoltura que rodea al núcleo, esa zona plasmática
que actúa como ltro al procesar las inuencias externas, las que podrían
incorporarse o no dentro de la estructura identitaria.
Ahora bien, la problemática a la que nos enfrentamos ahora es la de denir
los elementos que constituyen el núcleo de cada una de las identidades na-
cionales, lo cuál, sin duda, es una tarea exhaustiva. Una solución posible
sería recurrir al concepto de pan-identidad, esto es, el denir una identidad
mayor en base a ciertos elementos que atraviesan a un grupo de identidades
nacionales que comparten un background cultural. Por ejemplo, se puede
hablar de la existencia de una pan-identidad Latina o Hispana, como lo
plantea Casasa-García (177), o de una pan-identidad Nikkei, como lo arma
Melgar (124-129).
En el caso de los países del área de interés, consideramos que una buena
aproximación sería la de trabajar con la pan-identidad Latina. En gran parte
de la literatura se ha tratado a lo Latino y lo Hispano como equivalentes,
postura ante la cuál me sumo. Ahora, el paso siguiente es analizar cuáles son
los elementos que la constituyen.
¿Qué es ser Latino?
Después de estudiar diferentes escritos sobre el tema, y concordando con
autores como Anzaldua (87) o Casasa-García (177), considero que los ele-
mentos que integran el núcleo de la identidad latina son el idioma (Español
y/o Portugués), la religión (Catolicismo y sus formas adyacentes, incluyen-
do la religiosidad popular), y la tradición, la cuál está íntimamente ligada
con la familia, actuando ésta como depositaria y trasmisora de los elemen-
tos culturales que la conforman. El problema de este último punto, es que
la tarea de establecer lo que es la tradición por medio de denominadores
comunes para todas las naciones involucradas dentro de la pan-identidad
propuesta puede ser demasiado exhaustiva. Pero, recordando lo armado por
Weaver, quién privilegia la familia por sobre la tradición, planteando que
“la ideología familiar es la base de las relaciones de parentesco y de no par-
entesco en las sociedades Hispánicas, y el ideal a través del cuál se modela
el comportamiento” (22), consideraremos al idioma, la religión, y la familia,
como elementos que constituyen el núcleo de la pan-identidad Latina, los
que se relacionan estrechamente con el concepto de “horizonte cultural” .
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Estas deniciones son interesantes, ya que popularmente se ha asociado a
la identidad Latina con ideas como falta de disciplina, desorden, salvajismo,
espontaneidad, espíritu carnavalesco, conjugadas dentro de una personali-
dad social “colorida” Pero dicha asociación no ha hecho más que conducir
a una estereotipación de “lo Latino”. Además, muchas de esas ideas se han
generado sobre la base de estándares y conceptualizaciones provenientes de
entornos del pensamiento ajenos de la cultura Latina, ante lo cuál es necesa-
rio mantener una visión crítica.
La Identidad y la Memoria.
Es casi imposible hablar de identidad, sin referirse a la memoria. Joël Candau
planteaba que ambas se encuentran en una relación dialéctica, ya que si bien
la memoria genera la identidad, esta última termina actuando como marco de
selección y signicación de la memoria, generándose un proceso dinámico
en el tiempo.2
La memoria pareciera funcionar siempre hacia atrás, en un continuo proceso
acumulativo que estamos constantemente narrando y recongurando narra-
tivamente a medida que vamos sumando experiencias. Al respecto, Traverso
planteaba que “la memoria, sea individual o colectiva, es una visión del pas-
ado siempre mediada por el presente” (Traverso en Souroujon 234). En este
sentido, las memorias nacionales estarían ancladas en elementos del pasado,
evolucionando dentro de un período determinado, dada la complejidad de los
procesos sociales.
Lo planteado anteriormente nos obliga a referirnos a la relación entre me-
moria y palabra. Para Hallbwachs, la palabra es el marco que posibilita el
recuerdo (Hallbwachs en Souroujon 244). El recuerdo se genera y se instala
en la mente de las naciones (y de los individuos) a través de la palabra, y por
lo tanto es posible acceder a él por medio del lenguaje oral y escrito. El len-
guaje se constituye, de esta forma, y tal como lo sugiere Reinhart Koselleck-
en, en una disposición previa para la conguración y el acceso a la memoria
(Kosellecken en Souroujon 244).
Es, en este punto, en el cuál podemos encontrar una conexión directa entre
el hacer literario y la memoria, y por ende, la identidad.
Memoria, Identidad, y Literatura.
“En denitiva, como hemos jado en el titulo de esta intervención, la memo-
ria literaria no s sino la base o el sustrato de nuestra experiencia vital y, a la
vez, de nuestra experiencia de escribir y leer. Toda experiencia literaria que
no tenga un simple sentido de reportaje, es decir, que no tenga un sentido
2 En ese sentido, la panidentidad Latina implicaría compartir un mismo horizonte
cultural.
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meramente testimonial o realista - “fotográco” -, se verá subordinada a esa
tarea de salvar de la memoria lo más esencial del pasado de cada uno de
nosotros”. (La Literatura de la Memoria, Antonio Colinas)
Si la palabra es el instrumento para articular los procesos de la memoria, la
literatura emerge entonces como un enorme armario de diversas memorias
narradas a lo largo del tiempo, como una Biblioteca de Babel Borgiana, inter-
minable y, por lo tanto, inabarcable. Entonces, ¿cómo podemos hacer uso de
las fuentes literarias en el caso de una memoria nacional en particular? Para
eso, los elementos nucleares dentro de cada identidad nacional nos pueden
ayudar a armar una memoria literaria, sirviéndonos como criterios dentro de
este trabajo bibliográco. ¿Y qué tiene que ver esto con la migración?
Al migrar, solemos llevarnos los objetos esenciales de nuestra vida, incluy-
endo muchos que ayudan a preservan nuestra memoria, y por ende, nuestra
identidad. Uno de esos objetos es y debería ser la literatura. De hecho, Ruiz
Sánchez plantea que, dentro de la desterritorialización, la literatura aporta
la experiencia de la memoria, expresada de manera estética (103). Para un
Chileno viviendo en un entorno Anglosajón, el tener a mano una copia de
un libro de Raúl Zurita, por ejemplo I.N.R.I., no sólo le permite establecer
un diálogo con un texto en Español, manteniendo el vínculo idiomático que
no es otra cosa que el reejo de la esencialidad de la cultura de origen3 .
Además, dicho trabajo es un discurso poético que trabaja con dolorosos mo-
tivos relacionados con la historia Chilena reciente, lo que también acerca al
individuo a su memoria nacional de origen.
A través de este sencillo ejemplo, podemos apreciar la complejidad con la
que opera la literatura como equipaje dinámico de la memoria migrante. Sin
embargo, yendo más allá de dicho ejemplo, ¿cómo podríamos plantear una
acercamiento más efectivo del migrante por medio de la literatura, a su me-
moria? ¿Qué es lo que hace que un texto literario pueda ser considerado
como parte de una memoria nacional? Estas interrogantes, en conjunto con
todo lo que hemos discutido anteriormente, dieron origen al proyecto de Lec-
turas Migrantes.
Lecturas Migrantes.
Lecturas Migrantes se planteó como un proyecto de fomento lector, espe-
cícamente, un club de lectura, intentando dar respuesta a las necesidades
culturales surgidas por la ola migratoria que experimenta Chile desde hace
aproximadamente diez años 4. Inicialmente, la curatoría de textos estaba
basada en aquellos cuyo motivo es la migración en sus diversas formas. Por
ejemplo, Eveline de James Joyce (sobre la migración frustrada), El Refugia-
3 Y que lo aproxima a la pan-identidad Latina.
4 El proyecto se llevó a cabo en Chile durante todo el año 2014 en la Biblioteca
Pública de Recoleta, bajo mi supervisión, y dirigido a inmigrantes en Chile.
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do (acerca de los refugiados) de Stefan Zweig, o trabajos del poeta Eduardo
Embry acerca del exilio. Además, se tomaron en cuenta los ámbitos para el
análisis de este tipo de textos que sugiere Ruiz Sánchez: “percepción de la
experiencia de desterritorialización; aprendizaje intercultural previo a dicha
experiencia; la imagen del país de acogida, la imagen de país emisor; (im)
posibilidad de retorno; dimensiones de identidad personal, dimensiones de
identidad colectiva; conicto(s) y ámbitos del conicto(s); incidencia de las
políticas/creencias en la vida cotidiana; reivindicaciones político-ideológi-
cas, cauces para dichas reivindicaciones; la percepción de lo íntimo y lo
público; la biografía —dentro de cada autor— de cada una de las lenguas
presentes en la obra; reexiones sobre la génesis del proceso creativo; la
conguración de la memoria (memoria y cuerpo; memoria y muerte; memoria
y supervivencia), y por encima de todos ellos, cualquier dato que nos dé pis-
tas de la interacción en la mente y en el texto de las lenguas y las memorias
histórico-culturales presentes en el momento creativo” (109).
Sin embargo, y sin dejar de lado el potente diálogo que se estableció entre los
participantes del taller y estos textos, a medida que las sesiones avanzaban
descubrimos que se podían entregar herramientas a los participantes para al-
imentar sus memorias nacionales las cuáles, por encontrarse en un territorio
foráneo, empezaban ya a experimentar una desterritorialización natural. Pero
además, y dado que la interculturalidad en este caso es ineludible, también
se reexionó en una curatoría textual que respondiera a la pan-identidad
Latina.
Una efectiva respuesta, tomando como base aquellos elementos que consti-
tuyen el núcleo de la identidad Latina, fue aproximarse a textos cuyas tra-
mas o motivos se relacionaban con la experiencia de inmigrantes Latinos en
entornos no-Latinos. Los Reyes del Mambo Cantan Canciones de Amor de
Oscar Hijuelos, es un ejemplo de ello. Novela que narra los devenires de dos
músicos cubanos instalados en Nueva York da cuenta, a través del lenguaje
y los haceres de los personajes, cómo actúan los tres elementos que arman el
núcleo de la pan-identidad Latina. Incluso, en dos pasajes de la obra logran
imponer sus elementos culturales sobre personajes anglosajones. Nueva-
mente, la palabra se muestra como instrumento de la memoria pan-identitar-
ia, y al analizar la interacción de los cubanos con otros migrantes Latinos en
la novela, se rearma la validez del concepto de identidad Latina o Hispana.
Integración y Literatura
Como resultado de la revisión de la novela de Hijuelos, los participantes del
club de lectura vivenciaron una cercanía mayor a la cultura en la que esta-
ban incorporándose, al aprehender la idea que elementos culturales comunes
recorren el tejido social Hispanoamericano. Más aún, se sintieron partícipes
de un proceso de integración en el que no necesariamente tenían que sacri-
car la esencialidad de sus identidades nacionales, sino que podían preservar
éstas a través de su memoria (incluyendo la memoria literaria de sus na-
ciones) y, al mismo tiempo, establecer zonas de negociación ante los nuevos
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elementos culturales derivados de sus interacciones. Así es como dentro de
este proceso y, por ende, en un espacio multicultural, la memoria juega un
papel de preservación pero no de estancamiento.
De esta forma, la literatura se transforma en una especie de memoria portátil,
una valija con los elementos más permanentes y relevantes de la identidad
nacional, cuyo contenido se puede compartir con los demás por medio del
intercambio y que permite el reencuentro con nuestras identidades locales,
por medio del diálogo con uno mismo.
Consideraciones Finales
Sin duda, y como lo plantea Souroujon, la identidad le otorga sentido a nues-
tros juicios y nuestro actuar, por lo que la memoria juega un papel fundamen-
tal en nuestras vidas (237), mas aún en el caso de los migrantes. Dentro de
este marco, he propuesto a la literatura como un potente recurso y contenedor
de la memoria, el cuál genera diálogo, intercambio, y armación.
En ese sentido, el acceso a la literatura, y a herramientas que permitan ejer-
cer lecturas plurisignicativas, es un derecho cultural esencial de los mi-
grantes, ya que los discursos literarios contienen y refuerzan la memoria,
permitiendo además un diálogo entre la cultura originaria del migrante con la
cultura foránea que enfrenta. Al respecto, el proyecto de Lecturas Migrantes
se inserta como una de las posibles actividades culturales que permiten
todo lo anterior, en la que el intercambio de ideas posibilita, por añadidura,
valorar el aporte cultural de los migrantes dentro de las culturas receptoras.
Sobre el desafío de reconstruir las identidades nacionales y las pan-identi-
dades a partir de la literatura, un interesante punto de partida puede ser lo
que se conoce como el canon literario, o sea aquellas obras que el sistema
social (y en especial académicos, lectores profesionales, gestores culturales
y educadores) han investido con el halo de ser parte esencial de la literatura
de una nación o país. Para hacer más rica esta reconstrucción, se puede
extender para incluir textos no-canónicos, teniendo como guía los elementos
que denen el núcleo de la identidad de interés.
Por último, no hay que olvidar el rol de la literatura como elemento que
permite dialogar con las experiencias de otros migrantes, los que han dejado
testimonio tanto en memorias y diarios de viaje (no cción), como en cuentos,
poemas y novelas (cción). Esto, lo cuál es parte esencial del proyecto de
Lecturas Migrantes, no sólo puede expandir las interpretaciones del inmi-
grante en torno a sus propios procesos, sino que además le permite establecer
un lazo de solidaridad con el sujeto del texto, el cuál puede ser emocional-
mente positivo. En este sentido, la literatura nuevamente se presenta como
una ventana que permite mirar más allá de nuestras íntimas soledades. Mien-
tras que, por otra parte, se presenta como la llave que abre la puerta de la
memoria, activándola y/o conservándola.
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