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Capítulo 11
Blockchain en la educación superior:
una visión crítica
Jordi Adell y Carles Bellver
Universitat Jaume I
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BLOCKCHAIN EN EDUCACIÓN CAPÍTULO 11
Resumen
Analizar cómo se materializará el potencial disruptivo de las cadenas
de bloques (blockchain) en la educación superior es una tarea compleja.
Sobre todo, porque la educación superior es un entorno complejo y
contradictorio en el que coexisten visiones contrapuestas sobre su mi-
sión, organización y gobierno. La sobreexpectacion creada alrededor
de blockchain se traduce en promesas exageradas y cierto determi-
nismo tecnológico generalizado. En este capítulo se pretende, por una
parte, ofrecer razones para moderar el entusiasmo y, por otra, ayudar
a discernir los supuestos ideológicos y la visión de la educación supe-
rior que subyacen a las propuestas de desagregación de la educación
superior y creación de “nuevos ecosistemas educativos” basada en el
uso de la tecnología digital en general y blockchain en particular. La
desagregación suele formar parte de procesos complejos de privatiza-
ción de servicios públicos y de creación de nuevos mercados.
Blockchain ha sido saludado desde ciertos sectores ideológicos y eco-
nómicos con intereses bien definidos en el nuevo mercado de la edu-
cación superior como una innovación disruptiva, con incontables
ventajas. Pero los problemas políticos no suelen tener soluciones tec-
nológicas.
1. Introducción
Las tecnologías educativas solo ganan definición, funcionalidad y valor
en el marco de los modelos pedagógicos que ejemplifican, las formas
de relación social que construyen y las metas educativas a las que se
aplican (Hamilton y Feenberg, 2005). La tecnología de bases de datos
de cadenas de bloques (blockchain en lo sucesivo) no fue diseñada para
la educación, sino como parte de un proyecto sumamente ambicioso:
crear una moneda digital descentralizada y un sistema global de pago
que no requiera el respaldo, y por tanto que no esté bajo la autoridad
y el control, de un banco central. El enorme eco que las subidas y baja-
das de la cotización del bitcoin (y otras criptomonedas) han tenido en
la prensa ha atraído mucha atención sobre una tecnología que permitía
“desintermediar” algo tan sensible e importante como la moneda y
prescindir de instituciones centralizadas. Las propuestas de uso de la
tecnología blockchain, como epítome de bitcoin, en múltiples ámbitos
de la actividad humana han proliferado como setas en otoño, al igual
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que las startups, las ICO (Initial Coin Offer o oferta inicial de criptomo-
nedas), los proyectos piloto y los informes, iniciativas y declaraciones
institucionales. En resumen, se ha creado una expectación hiperbólica
que no facilita distinguir entre realidad y fantasía.
A la educación superior también ha llegado la ola blockchain, aunque
no en la misma medida que en otros sectores. Quizá porque se trata
de una tecnología que tiene poco que ver con la enseñanza y el apren-
dizaje o la gestión de cursos (aunque existe algunas propuestas rela-
cionadas) y mucho con la gestión en las instituciones educativas. En las
páginas que siguen describiremos brevemente sus características bási-
cas dado que, sin una comprensión, aunque sea somera, de cómo fun-
ciona y qué puede hacerse con ella es imposible entender su posible
impacto en la educación superior. Sin embargo, analizar y valorar los
posibles usos de blockchain en el sector educativo es complicado. En
su infancia y con apenas implementaciones reales solo podemos “in-
terrogar” a la propia tecnología (si es capaz de, y adecuada para, hacer
lo que se dice que sería bueno que hiciera) algo no tan simple como
parece dada la variabilidad con la que se emplea el término) y analizar
los discursos sobre sus usos posibles y deseables y los supuestos pre-
vios, la visión de la educación superior, desde los que se propone.
Como en todo hype tecnológico es muy probable que encontremos exa-
geración y determinismo tecnológico.
2.Blockchain: qué es y cómo funciona
A la tecnología blockchain se le atribuye la “magia” que hay detrás de
bitcoin y las criptomonedas. Esta asunción forma parte del relato po-
pular al respecto. Es sencillo atribuir a una sola idea o desarrollo tec-
nológico todos los efectos de un fenómeno. Sin embargo, la realidad
dista mucho de ser tan simple. Narayanan y Clark (2017) han rastreado
en la literatura académica de los últimos veinte años el origen de las
ideas que subyacen a bitcoin (Nakamoto, 2008), es decir, la idea de di-
nero digital, de registros verificables enlazados con la fecha y la hora
inscritas, de pruebas de trabajo, de la clave pública criptográfica como
identidad, de la tolerancia bizantina a fallos y de los contratos inteli-
gentes, para concluir que “el genio de Nakamoto… no fue ninguno de
los componentes individuales de bitcoin, sino más bien la intrincada
forma en la que los unió para dar vida al sistema” (p. 17). Y, sorpresa,
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en el documento fundacional que describe la arquitectura de bitcoin
(Nakamoto, 2008) no se menciona el término blockchain en ninguna
parte. “De hecho –concluyen Narayanan y Clark–, el término blockchain
no tiene una definición técnica estándar, sino que es un vago término
paraguas usado por varias partes para referirse a sistemas que guardan
diversos niveles de semejanza con bitcoin y su libro mayor” (p. 20). Aun-
que, como referencia, usemos el concepto de blockchain de bitcoin,
muchas de sus posibles aplicaciones a la educación superior no preci-
san de las características de la blockchain de bitcoin.
En bitcoin, se utiliza una base de datos de cadena de bloques o block-
chain para crear y mantener un libro mayor (ledger) descentralizado
y distribuido en una serie de nodos de una red entre iguales en la que
se mantiene el registro de todas las transacciones digitales entre usua-
rios anónimos.
La criptografía de clave pública juega un papel esencial ya que la iden-
tidad de los usuarios no figura en lugar alguno: cada usuario posee
una clave pública que lo identifica y una privada con la que opera.
Cuando tiene lugar una transacción entre dos usuarios ésta se comu-
nica a todos los nodos de la red. Los nodos verifican las transacciones
y las organizan en bloques que identifican con un hash, un valor único
calculado criptográficamente a partir del contenido del bloque (el lla-
mado “minado” de bloques), e incluyen una referencia al hash del
bloque anterior formando de este modo una “cadena de bloques”.
Dicha cadena de bloques forma el libro mayor, esto es, el registro pú-
blico de todas las transacciones realizadas, ordenadas cronológica-
mente y enlazadas, un registro replicado en cada nodo de la red.
Esta arquitectura permite que todos los nodos comprueben que las cla-
ves utilizadas son correctas y que quien transfiere bitcoins los posee
realmente fruto de transacciones anteriores. Para añadir un nuevo blo-
que a la cadena es necesario “minarlo”, es decir, calcular su hash, lo
cual implica resolver un problema matemático único cuya dificultad va
creciendo periódicamente, reajustándose a la capacidad de cálculo de
la red.
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Si se intentara alterar el contenido de alguno de los bloques de la ca-
dena en uno o varios nodos, es decir, cambiar alguna transacción, el
hash del bloque se modificaría, con lo cual se rompería su enlace con
el bloque siguiente. El resto de nodos detectarían el cambio ya que po-
seen una copia de la cadena original, lo cual hace que las transacciones
almacenadas en los bloques sean prácticamente inalterables.
Las posibles aplicaciones de blockchain son numerosas: toda aquella
actividad que requiera un registro permanente e inmutable de trans-
acciones, es decir, desde la banca y las finanzas, los títulos de propie-
dad, todo tipo de certificación de autenticidad, incluida la identidad,
actos legales, etc. puede beneficiarse de las funcionalidades de las
blockchain. Los “contratos inteligentes”, código informático que se eje-
cuta automáticamente cuando se cumplen las condiciones especifica-
das y consensuadas entre las partes, abren la puerta a un sinfín de
aplicaciones. Y si la unimos al concepto de la “Internet de las cosas” y
los “objetos inteligentes” se multiplican las posibilidades, algunas quizá
cuestionables en situaciones de desequilibrio de poder entre las partes
(Bartolomé, Bellver, Castañeda y Adell, 2017).
Las posibles aplicaciones de blockchain han dado lugar a una creciente
literatura que no se priva del uso de subtítulos grandiosos (“revolución
industrial en Internet”, “disrupción”, “mapa para la nueva economía”,
“transformando el mundo”, etc.). No hay sector en el que no se hayan
imaginado aplicaciones “revolucionarias” que lo cambiarán todo: au-
tomoción, banca y servicios financieros, ONGs, almacenamiento en la
nube, gestión de flotas de vehículos comerciales, historia de crédito,
cibereseguridad, donaciones, educación, energía, predicción, gobierno
y elecciones, seguridad, recursos humanos, seguros, Internet de las
cosas, defensa de la ley, legalidad, márketing, media, sanidad, trans-
porte público, bienes inmuebles, viajes, últimas voluntades, etc1.
1 Lista extraída de la entrada “Blockchain for 2018 and Beyond: A (growing) list of blockchain
use cases”, 14/172018, del blog de la empresa Flureedb. (Accesible en
https://medium.com/fluree/blockchain-for-2018-and-beyond-a-growing-list-of-blockchain-use-
cases-37db7c19fb99).
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3.Blockchain en educación
En educación quizá haya menos expectación sobre blockchain que en
otros sectores, especialmente en la academia (Cao, Cao, Wang y Lu,
2017). El Joint Research Committee de la Unión Europea ha publicado
un completo y ponderado informe (Grech y Camilleri, 2017) en el que
se analizan los proyectos piloto más conocidos y se señalan posibles y
probables aplicaciones de las blockchain en educación: “acelerar el fin
de los sistemas de certificación basados en el papel”, “automatizar el
reconocimiento y la transferencia de créditos”, almacenar y verificar el
registro completo de logros de aprendizaje formales e informales a lo
largo de la vida de una persona, que podrá verificar automáticamente
la validez de los certificados que se le hayan otorgado sin necesidad de
contactar con la organización que los expidió, hacer el seguimiento de
los usos de materiales bajo propiedad intelectual, reducir los costes de
la gestión de datos de las organizaciones educativas, agilizar los pagos
a algunas instituciones con criptomoneda ad hoc, cheques escolares o
becas (Grech y Camilleri, 2017, p. 9).
Pero en las conclusiones de este informe se subraya, entre otros aspec-
tos, que se trata de una tecnología en su infancia y que existe una gran
brecha entre las afirmaciones sobre sus posibles aplicaciones y su des-
pliegue real. El exceso de cobertura en los medios, sin duda causado
por el experimento bitcoin, está provocando que “…un número cre-
ciente de organizaciones esté ‘mirando el otro lado del telescopio’ en
la tecnología blockchain: en lugar de poner sus problemas sobre la
mesa y evaluar si la tecnología blockchain podría proporcionar solucio-
nes, están llevando la tecnología blockchain a la mesa y buscando pro-
blemas a los cuales se podría aplicar la tecnología.” (Grech y Camilleri,
2017, p. 101).
El resultado es que las propuestas de uso de las blockchain en educa-
ción, y algunos proyectos-piloto, se pueden clasificar en alguna de las
siguientes categorías:
1. Aquellas que, en escenarios de educación superior convencionales
(más abajo se comprenderá esta característica), no requieren real-
mente el uso de las funcionalidades de una blockchain y sería sufi-
ciente con una base de datos relacional, una tecnología
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convencional, sobradamente probada y estable, para su implemen-
tación. Es más que probable que muchas de estas propuestas res-
pondan a una moda (“Todo es mejor con blockchain”) o a un intento
de conseguir fondos de investigación de instituciones públicas2y
privadas.
En esta línea, toda aplicación educativa de blockchain coherente de-
bería necesitar un conjunto muy determinado de funcionalidades
(Grech y Camilleri, 2017, p. 94; Greenspan, 2015):
– Una base de datos que funcione como el libro mayor en conta-
bilidad (ledger) para almacenar las transacciones de activos, con-
tratos inteligentes, firmas digitales o certificados en las que cada
una incluya una marca de tiempo, qué se transacciona, su origen
y su destino.
–Múltiples entidades o personas, habitualmente en localizaciones
diferentes, que tienen necesidad de “escribir” registros en la
base de datos.
– Ausencia de confianza entre las partes que les impide delegar
en otras partes la edición de sus registros.
–Ausencia de confianza de las partes en un tercero, un interme-
diario, por ejemplo, una autoridad centralizada, que administre
la base de datos y que edite los registros.
– Cierto nivel de interdependencia entre transacciones, es decir,
que el sistema sea capaz de verificar que se cumplen ciertas con-
diciones y de ejecutar lo acordado entre las partes (contratos in-
teligentes).
2 La Comisión Europea, con el apoyo del Parlamento Europeo, lanzó el 1 de febrero de 2018 el
“Observatorio y Fórum Blockchain de la UE” (https://www.eublockchainforum.eu), con el
objetivo de “resaltar los desarrollos clave de la tecnología blockchain, promover a los actores
europeos y reforzar el compromiso europeo con múltiples partes interesadas involucradas en
las actividades de blockchain.” (Nota de prensa de la Comisión Europea accesible en
http://europa.eu/rapid/press-release_IP-18-521_en.htm).
El 10 de abril de 2018, veintidós países europeos firmaron una Declaración sobre la creación
de una asociación europea Blockchain como “vehículo de cooperación entre los Estados
miembros para intercambiar experiencias y conocimientos en los ámbitos técnico y
reglamentario y prepararse para el lanzamiento de aplicaciones blockchain en toda la UE en el
mercado único digital en beneficio de los sectores público y privado… [la UE] ya ha invertido
más de 80 millones de euros en proyectos que apoyan el uso de blockchain en áreas técnicas y
sociales. Alrededor de 300 millones más se destinarán a blockchain hasta 2020.”
(https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/european-countries-join-blockchain-
partnership).
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–Un conjunto claro de reglas para todos los participantes que pue-
dan verificarse de forma independiente y automática.
–Los registros de una blockchain, además, deben representar ac-
tivos que tengan valor en el mundo real.
En ausencia de algunos de estos requerimientos, es dudoso que
una blockchain aporte valor. En educación superior, por ejemplo, la
ausencia de confianza entre las partes (estudiantes, instituciones,
autoridades de acreditación, empleadores) abre escenarios cuando
menos curiosos: ¿la falta de confianza se extiende también a las en-
señanzas y los aprendizajes realizados por el o la estudiante o solo
al acto administrativo de la certificación de conocimientos y com-
petencias por parte de la institución? La actualidad política reciente
de nuestro país ha puesto sobre la mesa este tema. Pero si las uni-
versidades públicas no son fiables y se pliegan ante el poder de al-
gunos cargos públicos, el problema no se soluciona con una
blochain: les bastaría hacer las trampas a tiempo.
2. Aquellas que realmente se beneficiarían de las funcionalidades de
las blockchain, aunque tengan que afrontar la complejidad y relativa
inmadurez actual de la tecnología.
3. Un tercer grupo de propuestas que, explícita o implícitamente, di-
bujan un nuevo escenario en educación superior con el que se pre-
tende solucionar, con tecnología, lo que, a nuestro juicio, son
eminentemente problemas políticos de la educación superior en
ciertos países (EE.UU., Canadá y Reino Unido, por ejemplo): un mer-
cado libre en el que el alto coste de los estudios superiores y el de-
creciente “retorno de la inversión” ha creado una inmensa burbuja
de deuda3que hace inaccesibles los estudios superiores a gran
parte de la población y condiciona gravemente los proyectos de vida
de muchos jóvenes. Para ello se propone que la tecnología block-
chain sirva de herramienta clave para la “desagregacion” (unbun-
3 Véase la magnitud del problema en “A Look at the Shocking Student Loan Debt Statistics for
2018” en el sitio web Student Loan Hero (https://studentloanhero.com/student-loan-debt-
statistics/): una deuda global de 1.48 billones (1,48x1012) de dólares, 44,2 millones de
estadounidenses tienen actualmente deudas de estudios, de los cuales el 11,2% son morosos
(retraso en los pagos superior a 90 días).
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dling) de la universidad actual y su “re-agregación” en un “nuevo
ecosistema de educación superior” (un claro ejemplo puede verse
en Tapscott y Tapscott (2017)).
A este tercer tipo de propuestas “revolucionarias” dedicamos el resto
del capítulo, a la ideología que subyace a la idea de que la tecnología
blockchain puede solucionar el callejón sin salida de la educación su-
perior en diversos países sumamente influyentes en el contexto inter-
nacional.
Algunos autores ya han señalado el pedigree ideológico de las bloch-
chain. Así, Watters (2016) ha señalado que las propuestas de uso de las
blockchain en educación se alinean con la “narrativa de Silicon Valley”,
la mezcla de libertarismo, neoliberalismo y capitalismo global basado
en la “nueva economía” que según Selwyn (2013) subyace a gran parte
de la tecnología educativa actual y que, en relación a las criptomone-
das, analiza Golumbia (2016) en un libro explícitamete titulado The Po-
litics of Bitcoin. Software as Right-Wing Extremism.
Atzori (2015), en un análisis más amplio, ha afirmado que blockchain y
las plataformas descentralizadas pueden ser consideradas una suerte
de “herramientas hiper-políticas”, capaces de manejar las interacciones
sociales a gran escala y reducir o eliminar el papel las autoridades cen-
trales tradicionales:
Muchos entusiastas simplemente promueven blockchain como un
repositorio público más eficiente, descentralizado y basado en el
consenso, que puede tener una serie de aplicaciones para hacer que
los ciudadanos sean menos dependientes de los gobiernos, pero
dentro de una sociedad que en última instancia se basa en la
autoridad del Estado. Los tecno-libertarios y los criptoanarquistas
sostienen en cambio una posición más extremista. Generalmente se
inclinan a considerar al Estado como un depositario de poder
ilegítimo, innecesario e irremediablemente obsoleto, y fomentan
abiertamente el uso de la nueva tecnología de la información como
una fuerza liberadora contra el concepto mismo de autoridad (Atzori,
2015, p. 4).
En un potencial futuro sin autoridades centrales, señala Atzori, existe
un riesgo innegable de que ciertos poderes privados, en posición do-
minante en los ecosistemas distribuidos, puedan conducir a una pér-
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dida de poder general de los ciudadanos y a la emergencia de una so-
ciedad global sin Estado. Algo que no es difícil de imaginar en una In-
ternet dominada por la oligarquía FAANG (Facebook, Amazon, Apple,
Netflix y Google).
Pero no es nuestro objetivo analizar la ideología que está en el origen
de blockchain (véanse las referencias anteriores), sino señalar su evi-
dente presencia en el discurso sobre su potencial “disruptivo” en edu-
cación, explicar cómo las tecnologías digitales contribuyen a “cortar y
pegar” la realidad (y nuestras ideas sobre ella) y su papel en los proce-
sos de creación de nuevos mercados.
Ejemplos del discurso “disruptivo” sobre blockchain pueden verse en
diversas publicaciones. Por ejemplo, en el informe del Joint Research
Committee de la Comisión Europea, en la parte de las entrevistas a ex-
pertos, John Domingue, director del Knowledge Media Institute (KMI)
de la Open University, afirma:
Estamos interesados en cualquier tecnología que pueda contribuir,
particularmente en el contexto del Reino Unido, a hacer que la
educación superior sea más rentable. El modelo centralizado de
aprendizaje actual ya no es sostenible, de hecho, la tecnología
blockchain permite una desintermediación y desagregación total de
la educación superior (Grech y Camilleri, 2017, p. 66).
O en Tapscott y Tapscott (2017), que en un artículo publicado en EDU-
CAUSE, es decir, en el entorno de la educación superior estadouni-
dense, sostienen:
Las blockchain permitirán que la institución de educación superior
del siglo XXI se desagregue en una red y un ecosistema –no una torre
[de marfil]. De hecho, los innovadores tienen una gran oportunidad
de crear una experiencia educativa sin igual para los estudiantes de
todo el mundo reuniendo los mejores materiales de aprendizaje del
mundo en línea y permitiendo a los estudiantes personalizar su
camino de aprendizaje con el apoyo de una red de instructores y
facilitadores educativos, algunos de los cuales pueden ser locales y
otros de cualquier lugar del mundo (Tapscott y Tapscott, 2017, p. 18).
La capacidad disruptiva y revolucionaria de blockchain parece ser su ca-
pacidad para desintermediar, desagregar o desensamblar la educación
superior actual, y la institución universitaria, y crear un nuevo ecosis-
tema educativo descentralizado entre particulares.
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4.Blockchain: desensamblando la universidad
El Diccionario Oxford define unbundling como “comercializar o cobrar
por artículos o servicios por separado en lugar de como parte de un
paquete” y “dividir una compañía o un conglomerado en sus negocios
constituyentes, especialmente antes de venderlos.” («Unbundle», s. f.).
En la definición de la Wikipedia se relaciona el concepto directamente
con la tecnología: la ubicuidad de dispositivos móviles, la conectividad
de la Internet, las tecnologías web de consumo, los medios sociales y
el acceso a la información en el siglo XXI. Dichos factores (al parecer
sin intervención humana más allá de su “diseño y liberación”) “están
afectando a las viejas instituciones (educación, periódicos, venta de jue-
gos (sic), etc.) rompiendo los paquetes que alguna vez ofrecieron (po-
siblemente incluso gratis), proporcionado partes particulares de ellos
a una escala y coste imbatibles para el viejo orden. Unbundling ha sido
llamado ‘el gran disruptor’” («Unbundling», 2018).
Las ideas sobre “desensamblar” la institución universitaria no son nue-
vas (Wang, 1975). Pero en los últimas décadas, la tecnología digital se
ha alimentado en una de las claves del proceso según sus partidarios
(Craig, 2015; Craig y Williams, 2015) y, como denuncian algunos auto-
res (McCowan, 2017), ya ha desagregado el trabajo de los docentes
(Gehrke y Kezar, 2015), especialmente en las modalidades online (Tucker
y Neely, 2010).
Una preocupante visión sobre qué pueden “desensamblarse” de la uni-
versidad actual es la que defiende Pearson, la mayor empresa privada
de servicios educativos del mundo, en su informe An avalanche is co-
ming: Higher education and the revolution ahead (Barber, Donnelly y
Rizvi, 2013). Las razones que aconsejarían desmantelar la universidad
docente e investigadora actual según Pearson son seis grandes tenden-
cias mundiales: la globalización de mercados para profesores y estu-
diantes, la crisis que obliga a los gobiernos a reducir la financiación a
las universidades y las becas a los estudiantes, la hiperinflación de las
matrículas, el decreciente valor de mercado de los títulos (la caída del
salario medio de los titulados), la ubicuidad de contenidos abiertos y
la competición entre universidades.
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Todos estos factores han creado el entorno adecuado, según los auto-
res del informe, para que terceras partes desarrollen las funciones tra-
dicionales de una universidad a una fracción de su coste actual. Dichas
funciones son: (1) la investigación, (2) los grados, (3) el desarrollo eco-
nómico del entorno, (4) el profesorado y otros profesionales, (5) los es-
tudiantes, (6) la gobernanza y la administración (liderazgo, admisiones,
matrícula y recaudación, servicios a exalumnos, mantenimiento e ins-
talaciones), (7) currículum (contenidos de los cursos y planes de estu-
dios, libros de texto y materiales de lectura), (8) enseñanza y
aprendizaje (conferencias, tutoriales, seminarios), (9) evaluación (exá-
menes parciales y finales, trabajos fin de grado), y (10) “experiencia”
(organizaciones estudiantiles, actividades co-curriculares, como deba-
tes, concursos, etc., y extra-curriculares, como teatro, deportes, etc. y
experiencia laboral, prácticas y voluntariado) (Barber et al., 2013, pp.
32-48).
Pero, ¿cómo puede contribuir blockchain a “desensamblar” las institu-
ciones actuales de educación superior?
4.1. La revolución digital: cortar y pegar la realidad
Desde una perspectiva más amplia de la revolución tecnológica actual,
Floridi (2017) ha sugerido que la tecnología digital está transformando
profundamente el mundo porque “corta y pega” la realidad, esto es,
“acopla, desacopla o reacopla ca ract erísticas de l mundo –y, p or tanto,
nuestras correspondientes asunciones sobre ella– que nunca pensamos
que podrían ser otra cosa que indivisibles e inmutables. Separa y fu-
siona los “átomos” de nuestra experiencia y cultura, por así decirlo” (p.
123). Por ejemplo, sigue Floridi, acopla identidad y datos personales
en la Internet, desacopla localización y presencia o ley y territorio y re-
acopla los roles de productor y consumidor en el prosumidor. La reali-
dad virtual, por ejemplo, desacopla percepción y mundo físico, en
cambio la realidad aumentada acopla representaciones digitales e in-
formación al mundo físico. Otros ejemplos que cita son propiedad y
uso y salario y trabajo (el debate sobre la renta básica universal). Pero,
¿por qué puede “hacer” todo esto la tecnología digital?
Por una parte, porque lo digital es una tecnología de tercer orden, es
decir, no media entre el ser humano y la naturaleza, como un hacha (el
primer orden), o entre el ser humano y otra tecnología, como un motor
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(el segundo orden), es más bien “una tecnología entre una tecnología
y otra tecnología, como un sistema informático que controla un robot
que construye un coche (tercer orden)”. Debido al poder de procesa-
miento autónomo de lo digital puede que el ser humano ni siquiera
forme parte del ciclo (Floridi, 2017).
Por otro lado, la tecnología digital ha sido la clave de la creación de los
nuevos entornos que habitamos y en los que interactuamos con nuevas
formas de agencia. Floridi (2010) ha acuñado el término re-ontologiza-
ción para designar una suerte de re-ingeniería que “no solo diseña,
construye o estructura un sistema (por ejemplo, una empresa, una má-
quina o algún artefacto) de nuevo, sino que transforma fundamental-
mente su naturaleza intrínseca, es decir, su ontología.” (Floridi, 2017,
p. 125). La re-ontologización es un efecto de la digitalización de lo que
antes era material y físico, con consecuencias en cómo el ser humano
experimenta y “piensa” la realidad y a sí mismo, la experiencia humana
se transforma radicalmente en dos de sus dimensiones fundamentales:
el espacio y el tiempo. Lo digital crea, si se nos permite la metáfora,
una suerte de “agujeros de gusano” en el espacio/tiempo de la expe-
riencia humana.
4.2. La creación de mercados en la educación superior
Los mercados o “el mercado” suele presentarse como una entidad mis-
teriosa, omnisciente y todopoderosa cuyos designios gobiernan las ac-
ciones de gobernantes, instituciones y ciudadanos. La invocación a los
mercados suele utilizarse habitualmente para justificar y legitimar me-
didas impopulares. Pero los mercados no aparecen de la nada: son el
resultado de procesos sociales, políticos y económicos complejos a di-
versos niveles. En el caso de la educación superior, Robertson y Koml-
jenovic (2016) han analizado diversos casos de desagregación de las
prácticas de instituciones de educación superior del sector universitario
no-mercantil. Y para ello han utilizado los cinco microprocesos que “en-
marcan” los mercados descritos por Çalışkan y Callon (2009 y 2010):
pacificar bienes, agencias mercantilizadoras, encuentros de mercado,
fijación de precios y diseño y mantenimiento de mercado. Para nuestro
objetivo, explicar el hype sobre las cadenas de bloques como parte del
discurso de una visión concreta del futuro de la institución universitaria,
solo atenderemos brevemente al primero de ellos, la “pacificación de
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bienes”, dado que, en nuestra opinión, es en el que más puede contri-
buir la tecnología blockchain.
La “pacificación de bienes” es la dinámica mediante la cual las “cosas”
(objetos materiales, servicios, seres humanos, relaciones y otros intan-
gibles) son “desenredadas” (disentangled), convertidas en pasivas y es-
tables y que posibilita comprarlas, venderlas e invertir en ellas.
“Desenredar” o separar intangibles implica representar los objetos y
servicios como “paquetes” descriptibles y predecibles. “Pasivas” signi-
fica hacerlas estables y poseedoras de cualidades fijas a las que se
pueda vincular el valor y el precio. Aplicado a la educación superior im-
plica convertir (o al menos presentar) la “cosa” como un objeto que se
puede vender y comprar o en el que se pueda invertir. Por ejemplo,
convertir el proceso de enseñanza/aprendizaje en la transmisión (deli-
very) de una serie de objetos y procesos estandarizados y de servicios
separados: paquetes de contenidos “personalizados” por la tecnología
(aprendizaje adaptativo), procesos didácticos de engagement (gamifi-
cación y retroalimentación inmediata), servicios de tutorización a la
carta, sistemas de evaluación y certificación de competencias, etc.
4.3.Blockchain y la “Universidad de plataforma”
El modelo de negocio y de empresa del “capitalismo de plataforma”,
que asociamos a compañías como Uber o Airbnb (Fitzgerald y Gunter,
2017), constituye también un modelo para una universidad digital
“desa gregada” (Adell, Castañeda y Esteve, 2018; Hall, 2016). Algunos
autores (Fitzgerald y Gunter, 2017, por ejemplo) han detectado tenden-
cias de la progresiva “uberificación” de la educación superior: separa-
ción de docencia e investigación, currículum por competencias,
videoclases breves para consumir just-in-time, tutorización bajo de-
manda, aprendizaje adaptativo, evaluación automatizada, precarización
del profesorado, contratado por horas, outsourcing de funciones ante-
riormente desarrolladas por personal propio, etc. La Ubersidad consiste,
sobre todo, en una plataforma tecnológica (a la que se accede desde
ordenadores y móviles) que conecta profesores y estudiantes y que
mantiene un registro inalterable de las transacciones “de aprendizaje”
que tienen lugar y que, mediante contratos inteligentes, “libra” y man-
tiene el registro de credenciales (niveles competenciales adquiridos)
que puedan hacer valer ante futuros empleadores. Dicha plataforma
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también gestiona los pagos de los estudiantes, quizá en una criptomo-
neda propia, las becas y ayudas de entidades públicas y privadas y los
pagos a los docentes por los “servicios prestados” (creación de mate-
riales de aprendizaje y servicios de tutoría a la carta). También seria po-
sible establecer sobre dicha plataforma un sistema de incentivos de
rendimiento tanto para docentes como para estudiantes. Es más, desde
la visión neoliberal de la universidad, es decir, si se asume que el único
objetivo de la educación superior es formar a los estudiantes para con-
seguir un trabajo bien pagado al terminar los estudios y proporcionar
a las empresas el capital humano que necesitan, podría crearse un sis-
tema de perfiles y micro credenciales (badges) de los estudiantes para
que empresas y agencias de colocación pudieran ofrecerles puestos de
trabajo específicos a los futuros graduados con el perfil adecuado. Y,
dando un paso más, la plataforma podría priorizar directamente ciertas
competencias sobre otras en su sistema de personalización y recomen-
dación en función de las necesidades de las empresas, creando esa ín-
tima conexión entre el sistema productivo y la universidad, tan deseado
por nuestros reformadores universitarios. La arquitectura tecnológica
que se trasluce de la anterior caracterización, en la que blockchain ju-
garía un papel destacado, permitiría desagregar/cortar la actual uni-
versidad en partes, apartar las menos rentables y reagregar/pegar
partes en una empresa de educación completa (full stack), una mezcla
de escuela, banco de préstamos para estudios y agencia de empleo,
todo en uno. Al mismo tiempo podría ahorrar costes contratando los
servicios que necesite en el mercado libre, incluyendo al personal y la
mayor parte de las infraestructuras, del mismo modo que Uber no
posee ni un solo vehículo y no tiene contratado ni un solo conductor.
La calidad de los aprendizajes de los estudiantes, las condiciones labo-
rales de los docentes, el futuro de la investigación y de la creación y di-
fusión del conocimiento y la cultura de la “universidad plataforma” ya
han sido descritas en otros sitios (Hall, 2016).
5. Final
El discurso sobre el potencial disruptivo de blockchain para crear “un
nuevo ecosistema de educación superior” que sustituya al, supuesta-
mente, insostenible sistema actual nace en un contexto determinado
con graves problemas estructurales en la formación superior. Si dicha
formación se concibe únicamente como una inversión personal o un
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BLOCKCHAIN EN EDUCACIÓN CAPÍTULO 11
sistema de provisión de capital humano para la empresa, sin ninguna
otra función social, es evidente que su situación en algunos países es
insostenible. Sin embargo, el hecho de que otros países con potentes
economías de mercado y gobiernos neoliberales (como Alemania, por
ejemplo), posean un excelente sistema universitario público práctica-
mente gratuito arroja serias dudas de que la tecnología solucione pro-
blemas de prioridades políticas y justicia social.
La tecnología blockchain tiene el potencial de transformar en el futuro
aspectos importantes de la educación superior, pero también es utili-
zada por algunos autores como un caballo de Troya para desmantelar
la educación superior, especialmente la pública, y crear un nuevo mer-
cado desregulado y con oportunidades de negocio para nuevos juga-
dores. Es más que dudoso que dicho ecosistema beneficiara en modo
alguno a la ciudadanía.
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