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ActA MexicAnA de FenoMenologíA
RevistA de investigAción FilosóFicA y cientíFicA
No. 3, Abril 2018
ISSN: 2448-8941
DOI: En trámite
E Z :
H
Francisco-Javier Herrero-Hernández
Universidad Ponticia de Salamanca
R
Este artículo tiene como na-
lidad exponer la interpretación
del joven Zubiri de la losofía de
Husserl expuesta en su Memoria de
Licenciatura (Lovaina) y en su Tesis
de Doctorado (Madrid). La compren-
sión de este primer proyecto losóco
resulta esencial para entender el pensa-
miento maduro del lósofo español. Al
mismo tiempo, nuestro estudio intenta
determinar la pertenencia de Zubiri
al movimiento fenomenológico. Por
último, denimos esta primera losofía
zubiriana como una losofía de la obje-
tividad pura o dicho de manera más
breve; un objetivismo.
Palabras clave:
Fenomenología |
Husserl | Objetividad | Subjetivismo |
Zubiri |
A
is paper aims to expose the young
Zubiri’s interpretation of philosophy
of Husserl. Zubiri exhibits this
interpretation in his undergraduate
esis (Leuven) and his PhD esis
(Madrid). e understanding of this
rst philosophical project is essential
to understand the mature thinking
of the Spanish philosopher. At the
same time, our study attempts to
determine Zubiri’s membership in the
phenomenological movement. Finally,
we dene this Zubiri’s early philosophy
as a philosophy of pure objectivity or
said more briey; an objectivism.
Keywords:
Phenomenology | Husserl |
Objectivity | Subjectivism | Zubiri |
centRo MexicAno de investigAciones FenoMenológicAs
[Recibido: 15 de octubRe de 2017 /AceptAdo: 12 de dicieMbRe de 2017, pp. 39-57]
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I
La losofía de Zubiri no se puede comprender del todo sin la referencia a
fenomenología de Husserl. En primer lugar, porque la fenomenología cons-
tituye, como es sabido, el punto de partida en la maduración del lósofo
español. No en vano, su “Tesis Doctoral”, además de señalar el inicio de su anda-
dura losóca, fue una de las primeras obras dedicadas íntegramente a la fenome-
nología fuera del ámbito alemán.1 En segundo lugar, porque Husserl, además de
ser un punto de referencia constante en la obra de Zubiri, ha de ser considerado
igualmente como uno de los factores fundamentales frente al cual nuestro autor
irá desgranando a lo largo del tiempo todo su pensamiento losóco.2 El presente
trabajo, sin embargo, no trata de exponer todo lo que daría de sí el estudio de la
1 La primera tesis en francés sobre Husserl fue la de Jean Héring titulada Fenomenología
y losofía religiosa publicada en 1926. A esta le siguió la de Lévinas sobre La teoría de la intuición
en la fenomenología de Husserl publicada en 1930. Ambos escritos fueron precedidos casi ex-
clusivamente por los trabajos de L. Noël (Las fronteras de la lógica, 1910), quien precisamente
será el director de la “tesina” de licenciatura que Zubiri presenta en Lovaina, y V. Delbos
(Husserl. Su crítica al psicologismo y su concepción de una lógica pura, 1911).
2 Esta es, en esencia, la hipótesis central con la que Antonio Pintor redacta su exce-
lente y extensa colaboración en Realitas. Cf. Pintor Ramos A., «Zubiri y la Fenomenología»
en VV.AA., Realitas III-IV (1976-1979), Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1979,
pp. 389-565. La dedicación de este discípulo de Zubiri a la obra de su maestro es de sobra
conocida aunque aquí me permita remitir de modo especial a los trabajos consagrados a po-
ner de maniesto las relaciones de Zubiri con la Fenomenología, trabajos que se han visto
culminados, por otra parte, con la esperada edición y presentación de los primeros escritos
de Zubiri donde se incluye la Tesis Doctoral objeto de este estudio: Zubiri, X., Primeros escritos
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999. Véase también las publicaciones de Pintor Ramos: Gé-
nesis y formación de la losofía de Zubiri, Salamanca, Universidad Ponticia de Salamanca, 1996;
Realidad y sentido. Desde una inspiración zubiriana, Salamanca, Universidad Ponticia de Sala-
manca, 1993; Realidad y verdad. Las bases de la losofía de Zubiri, Salamanca, Universidad Ponti-
cia de Salamanca, 1994; La losofía de Zubiri y su género literario, Madrid, Fundación Xavier Zu-
biri, 1995; Xavier Zubiri (1898-1983), Madrid, Ediciones del Orto, 1996; «La “maduración”
de Zubiri y la Fenomenología» en Naturaleza y Gracia 26(1979), pp. 299-353; «El magisterio
intelectual de Ortega y la losofía de Zubiri» Cuadernos salmantinos de Filosofía 10 (1983), pp.
55-87; «Zubiri y su losofía en la posguerra» Religión y cultura 32 (1986), pp. 5-55; «El joven
Zubiri. fenomenología y escolástica» La ciudad de Dios 199 (1986), pp. 311-326; «Zubiri y el
comienzo de la Fenomenología en España» en J. San Martín (Ed.), Ortega y la Fenomenología.
Actas de la I Semana española de Fenomenología, Madrid, UNED, 1992, pp. 285-295; «Los inicios
de la fenomenología en España» Diálogo losóco 16, 2000, pp. 35-52.
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relación de Zubiri con la fenomenología en general, y con Husserl en particular.
Sin duda alguna, es ésta una relación que se presenta ante nosotros con enor-
me atractivo, como una labor que, aunque iniciada excelentemente por parte de
prestigiosos conocedores de la obra de nuestro autor, permanece aún como tierra
ignota por explorar hasta sus últimos límites.3 Con todo, nuestra tarea aquí pretende
ahondar en el estudio de la asimilación de Husserl llevado a cabo por parte del joven
Zubiri. El tema del trabajo queda así delimitado dentro de este primer aspecto de la
relación y coincide, igualmente, con el primer periodo de la obra de nuestro autor.4
Mi propósito consistirá, pues, en el estudio de la “Tesis Doctoral” de Zubiri donde
se analiza de forma eminentemente expositiva las ideas fundamentales del primer
Husserl, el de las
Logische Untersuchungen
. Más en concreto, me centraré en ana-
lizar las tesis acerca de la conciencia y del sujeto que presenta Zubiri en su ensayo y
la repercusión que sobre ellas ha ejercido la “V Investigación Lógica”. De este modo,
pretendo unir en un único objetivo el estudio de la exégesis de la “V Investigación
Lógica de Husserl” y la decisiva recepción que de la fenomenología hizo Xavier Zu-
biri al comienzo de su obra losóca en la creencia de que ésta es, sin duda, una de
las bases fundamentales sobre las que levanta su aportación a la estética losóca.
La hipótesis de trabajo que trato de fundamentar es que la fenomenología le ha
proporcionado a Zubiri un instrumento válido para escapar de dos de los intentos
clásicos de explicación del conocimiento de la realidad como son el Idealismo y
3 Además de los trabajos de A. Pintor citados en la nota anterior, indico a continua-
ción otras aproximaciones a la obra de Zubiri que han tenido como objeto de investigación
el mismo tema que me propongo analizar en este trabajo: Riaza, M., «El enfrentamiento de
Zubiri con la Fenomenología de Husserl» en Homenaje a Xavier Zubiri, T. II, Madrid, Moneda
y Crédito, 1970, pp. 559-584; Savignano A., «Il pensiero fenomenologico di Edmund Hus-
serl secondo Xavier Zubiri» Aquinas 20 (1977), pp. 3-42; Garrido Zaragozá, J. J., «el “obje-
tivismo fenomenológico” de los primeros escritos de Xavier Zubiri» en Anales Valentinos 10
(1984), pp. 367-405; Thierry Dasse, La philosophie de Xavier Zubiri (1898-1983). Son rapport cri-
tique a la Phénoménologie, Roma, Ponticia Universitas Gregoriana, 1995. Se deben considerar
también las interpretaciones de grandes especialistas en la losofía de Zubiri como Diego
Gracia, El poder de lo real: leyendo a Zubiri, Madrid, Triacastela, 2017; Voluntad de verdad: para leer
a Zubiri, Madrid, 2008; Desde Zubiri, Granada, Comares, 2004. Recientemente se han publica-
do algunas obras que pueden arrojar más luces sobre la losofía de Husserl y esto ayudaría
a comprender mejor la primera incursión de Zubiri en esta losofía: Javier San Martín, La
fenomenología de Husserl como utopía de la razón: introducción a la fenomenología, Madrid, Biblioteca
Nueva, 2017; La nueva imagen de Husserl: lecciones de Guanajuato, Madrid, Trotta, 2015; Agustín
Serrano de Haro, Paseo losóco en Madrid: introducción a Husserl, Madrid, Trotta, 2015.
4 El problema de las etapas en las que se puede dividir el pensamiento de Zubiri tie-
ne, como es sabido, distintas soluciones. Así, I. Ellacuría propone hablar de tres etapas y D.
Gracia, por su parte, sostiene una partición diferente presentando un “período inicial” que
incluiría los trabajos dedicados a la Fenomenología. En cualquier caso, lo que a mí me inte-
resa destacar ahora es que este “lapso” de tiempo, en el que se ha elaborado la Tesis Doctoral,
pertenece a una etapa muy determinada del pensamiento zubiriano alentada por una «inspi-
ración común» y determinada, como dice el propio autor, «por el lema de la fenomenología
de Husserl: zu den Sachen selbst»: Zubiri, X., Naturaleza, Historia, Dios, Madrid, Alianza, 1999.
Aquí se incluye el Prólogo a la edición inglesa de 1981 de donde tomo la cita.
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el Realismo. Previa a estas explicaciones, piensa Husserl –y Zubiri con él– se hace
necesaria una labor meramente descriptiva de los problemas. Hacer estas descrip-
ciones con exactitud y en ausencia de presupuestos fue el primer objetivo que se
marcó Husserl en sus
Investigaciones Lógicas
. Pero la cuestión de fondo que se
va a plantear inmediatamente es, sin embargo, si es posible llegar desde este nivel
descriptivo de las cosas mismas a la misma realidad. En este sentido es altamen-
te signicativo que el propio Husserl, en el “Prólogo” a la segunda edición a sus
Investigaciones Lógicas
, reconsiderara a éstas como “una obra de emancipación”;
por tanto, no un n, sino un principio. Sabido es, del mismo modo, el derrotero
que tomará con posterioridad la losofía de Zubiri al situar el punto de partida del
inteligir humano en la misma realidad en lugar de hacerlo desde el objeto dado a
la conciencia. La pregunta que aquí nos hacemos es, entonces, si esta comprensión
del inteligir del Zubiri maduro puede ser rastreada ya en estos primeros escritos
suyos. En denitiva, ¿en este primer período de Zubiri se barrunta de un modo
aún no preciso su opción por conar en la sensibilidad frente al “deslizamiento”
operado en la losofía moderna cuando ésta ha venido considerado desde Des-
cartes el inteligir como conciencia?
Digamos de entrada que el juicio que le merece la fenomenología de Husserl
como culminación de este deslizamiento moderno de la losofía de la conciencia
sólo lo ha podido realizar después de haber asumido los planteamientos iniciales de
la misma fenomenología. Considero que Zubiri no estaba aún en este momento en
condiciones de poder efectuar una crítica tan exhaustiva a la fenomenología de Hus-
serl como la que hizo posteriormente. Violentaría, por tanto, la intención del autor
pretender agotar desde estos primeros escritos su relación con la fenomenología5.
Para el joven Zubiri la fenomenología se presenta como un medio adecuado para
salir del idealismo aunque esto no signique que vea ya en ella la salida denitiva, ni
tampoco el único modo a seguir para elaborar su propia propuesta losóca.
De este uso libérrimo con el que el joven Zubiri trata a la fenomenología da
cuenta la selección restringida que nuestro autor hace de las obras de Husserl como
fuentes para su trabajo. Así, cuando en 1921 redacta su “Tesis Doctoral”, prescinde
intencionadamente de textos tan clave para el desarrollo de la fenomenología como
es, por ejemplo, el de
Ideas
. No es que desconociese este texto ni las consecuencias
que de esta obra se derivaban para el curso de la fenomenología, pero, a pesar de
todo, Zubiri opta de hecho por limitarse casi exclusivamente a utilizar en su estudio
las
Investigaciones Lógicas
, sobre todo la crítica al psicologismo realizada por Hus-
serl al comienzo de la obra en los
Prolegómenos a la lógica pura
y las dos últimas
investigaciones de la misma. En este sentido es signicativo que aunque el propio
5 A este respecto, hay que señalar la importancia decisiva que supuso para el futuro
desarrollo del pensamiento de Zubiri su estancia en Freiburg a partir de 1928 y su asistencia
a las últimas enseñanzas de Husserl. Un ejemplo de la ampliación y mantenimiento posterior
de esta relación puede verse en el capítulo dedicado a Husserl en Cinco lecciones de losofía,
Madrid, Alianza, 1963, pp. 213-246.
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Zubiri reconozca que el “efecto reformador —de las
Investigaciones Lógicas
— pue-
de compararse tan sólo al que produjo Kant en su tiempo”6 él mismo se haga eco,
igualmente, de la condencia de algún alumno del lósofo alemán acerca de la im-
posibilidad de que la obra
Ideas
concluya alguna vez. Zubiri adelanta entonces una
crítica a Husserl que resulta prematura para su tiempo y que demuestra el profundo
conocimiento que de la losofía del momento poseía ya nuestro autor. Para Zubiri,
el desarrollo de la fenomenología que ha proseguido Husserl en su obra hace ver
que este autor “se ha acercado un poco al neokantismo; en todo caso, ha cambiado
algunas ideas emitidas en las
Logische Untersuchungen
acerca de la naturaleza de la
conciencia y su relación con lo real”.7 Este es el motivo de fondo por el que, aunque
el texto de las
Investigaciones
que Zubiri maneja en la elaboración de sus primeros
escritos sea el de la segunda edición, trate a toda costa, sin embargo, de eludir las
correcciones y revisiones que esta edición efectúa sobre la primera a la luz de
Ideas
.
De este modo Zubiri opta, como hicieran muchos de los primeros discípulos de
los círculos de München y Göttingen, por centrarse en el texto de
Investigaciones
Lógicas
y por aislarlas del resto de la obra husserliana.8 No obstante, la preferencia
de Zubiri por el texto de las
Investigaciones Lógicas
obedece también a la limitación
propia del tipo de trabajo que tenemos entre manos. Para nuestro autor, el uso de la
fenomenología viene determinado, por tanto, por el tema que se ha propuesto ana-
lizar y que abarca a los objetivos tanto de la “Memoria de Licenciatura” como de la
“Tesis Doctoral”. Se trata de los dos aspectos esenciales que, a su entender, presenta
la obra de Husserl, a saber: “una crítica del psicologismo con la fundación de una
lógica pura, y una teoría de la objetividad en general”.9 Si la “Memoria de Lovaina” se
detuvo en el primero de los aspectos citados, los análisis de la “Tesis de Madrid” se
ocupan de todo lo relativo al segundo de ellos como veremos a continuación.
. L
El título de la Tesis con la que Zubiri consiguió su doctorado en losofía fue el de
“Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio”.10 A la luz de lo que se indica con
6 El problema de la objetividad según Ed. Husserl. I. La lógica pura en Zubiri, X., Primeros
escritos (1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, pp. 1-65. En el Apéndice gura el original francés
en las páginas 393-451 (Le problème de l’objectivité d’après Ed. Husserl. I. La logique pure).
7 Zubiri dirá más adelante, incluso, que la acentuación de la autonomía de la intencio-
nalidad propuesta por Husserl “conducirá a la fenomenología hacia un cierto idealismo”. Cf.
Ibíd., pp. 11 y 27.
8 Cf. H. Spiegelberg, The Phenomenological Movement, The Hague/Boston, M. Nijhoff,
1969, pp. 168-227; De Waelhens, A., Phénoménologie et verité. Essai sur l’évolution de l’idée de verité
chez Husserl y Heidegger, Presse Universitaire de France, París, 1953, p. 6.
9 El problema de la objetividad según Ed. Husserl. I. La lógica pura en Zubiri, X., Primeros
escritos (1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 3.
10 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en Zubiri, X., Primeros escritos
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él parecería, pues, que el pretendido problema de la objetividad hubiera quedado
aplazado cuanto menos por el del juicio. Sin embargo, nuestro autor coloca desde
el frontispicio de su estudio el tema clásico del juicio en “la conexión íntima que
dicho problema tiene con el de la verdad”.11 Es más, en el fondo, de lo que ahora
se trata es de indagar acerca de la “traducción psicológica de las condiciones de
verdad”,12 con lo cual se nos emplaza de nuevo al tema clave de la objetividad
tal como había sido diseñado desde un principio en la “Memoria de Lovaina”.
La Tesis tiene, pues, un objetivo muy concreto: “la presentación de una Filosofía
objetivista” o, lo que es los mismo, “una Filosofía de la objetividad pura”.13 Pero
antes de analizar en qué consiste este deseado objetivismo, nuestro autor cree in-
dispensable precisar las nociones capitales de conciencia y contenido, objeto y
sujeto en el ánimo de atender correctamente el problema del juicio. El motivo para
estas precisiones previas es que el juicio debe denirse de entrada, según Zubiri,
como “forma no-psíquica de conciencia”.14 De este modo aparecen diferenciadas
nítidamente las dos partes fundamentales que, a mi modo de ver, componen la
Tesis elaborada por nuestro autor. El estudio que haré a continuación se centrará,
pues, en la primera parte de esta obra, es decir, en el análisis concreto que de la
estructura de la conciencia y del sujeto hace Zubiri en relación y a la luz de la “V
Investigación” lógica de Husserl.
De entrada, podemos clasicar el intento de Zubiri en este ensayo inscribién-
dolo
grosso modo
dentro del llamado movimiento objetivista denido por él
mismo como “el fenómeno característico del pensamiento contemporáneo”.15 La
pregunta que hay que responder trata de averiguar cómo ha llegado nuestro autor
al convencimiento de que el objetivismo es la respuesta crítica y adecuada al mo-
derno subjetivismo. En la perspectiva que Zubiri tiene de la historia de la losofía,
la época moderna se caracteriza por el “mecanicismo matemático e idealista a
base de una teoría subjetivista”.16 Es lo que él denomina en su interpretación como
el subjetivismo moderno. Pues bien, esta teoría que ha regido la concepción del
mundo hasta bien entrado el siglo XIX se halla, en su opinión, “en completa y de-
nitiva bancarrota”.17 Es ineludible emprender, por tanto, una crítica a las ciencias cuyo
resultado va a ser el de “apurar al lósofo hasta obligarle a adoptar nuevas posiciones
intelectuales”.18 Este es, pues, el itinerario emprendido por el mismo Husserl y lo que
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, pp. 67-333. Aquí se recogen las modicaciones introdu-
cidas en la publicación de 1923.
11 Ibíd., p. 77.
12 Ídem.
13 Ibíd., p. 69.
14 Ibíd., p. 70.
15 Ibíd., p. 111.
16 Ibíd., p. 68.
17 Ibíd., p. 81.
18 Ibíd., p. 95.
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justica que Zubiri acuda a su propuesta de una losofía sin supuestos como recurso
para salir de los escombros que ha dejado el paso del subjetivismo.
La dirección que a nuestro autor le interesa de la fenomenología es, por tanto,
aquella que le proporciona una respuesta crítica al moderno subjetivismo y que él
cree encontrar en el llamado objetivismo husserliano,19 aun cuando éste no esté,
incluso, exento de la sospecha de cierto subjetivismo.20 Este es el programa que
Zubiri se traza en este momento siguiendo los pasos emprendidos por Brentano.21
Pero para poder llevar a buen puerto la empresa propuesta se requiere el papel
orientador que Husserl quiso que desempeñara la losofía en su calidad de cien-
cia estricta. En este mismo sentido ha de entenderse la opinión de nuestro autor
para quien, derrumbado el edicio levantado en el siglo XIX, tocaría a la losofía
“fundamentar críticamente ese mundo de la objetividad, base de los demás”.22 A
este respecto, y en idéntica consonancia con el origen losóco del fundador de
la fenomenología, adquiere peculiar importancia el interés losóco que la mate-
mática ha suscitado siempre. Zubiri dirá que “así como la Filosofía moderna nació
de la interpretación subjetivista y cosmológica de la Matemática, así la Filosofía
contemporánea nace de una interpretación objetivista ideal de la Matemática”.23
19 Tomo el término “objetivismo” de R. Scherer que lo utiliza para referirse a esta fase
en la trayectoria de Husserl aunque hay que decir, por otro lado, que fue el propio Husserl
el que denió ya su pensamiento como un erkenntniskritischer Objektivismus en una carta citada
por el editor de las Logische Untersuchungen (Hua., XXXVIII). Cf. R. Schérer, La fenomenología
de las «Investigaciones Lógicas» de Husserl, Madrid, Gredos, 1969, p. 20. Trad. de J. Díaz. Asi-
mismo, Antonio Pintor Ramos ofrece un amplio comentario a esta importante monografía
en su artículo «Las “Investigaciones lógicas” de Husserl» en Naturaleza y Gracia (1970), pp.
165-177. Acerca del “objetivismo fenomenológico” de Zubiri véase J. Garrido Zaragozá, «el
“objetivismo fenomenológico” de los primeros escritos de Xavier Zubiri» en Anales Valenti-
nos 10, 1984, pp. 367-405.
20 En una nota que Zubiri añade en el texto publicado de su Tesis reitera su opinión di-
ciendo que “aún quedan profundas huellas de subjetivismo en la obra de Husserl». Nuestro autor
piensa que este rastro sólo puede ser evitado mediante «la incorporación crítica de ciertas nocio-
nes escolástico-aristotélicas a la Filosofía contemporánea”, «Ensayo de una teoría fenomenoló-
gica del juicio» en Zubiri, X., Primeros escritos (1921-1926), Alianza, Madrid, 1999, p.113, nota 88.
21 La idea se la debo a Antonio Pintor que acierta al preguntarse si esta necesidad de
salir del Subjetivismo moderno no coincide en gran manera con el programa de Brentano.
No en vano Zubiri fue no sólo un traductor y recensor de la obra del lósofo austríaco, sino
que siempre consideró como “uno de nuestros grandes deberes intelectuales” la meditación
de sus escritos. Cf. X. Zubiri, Naturaleza, Historia, Dios, Madrid, Alianza, 1999, p. 183; A.
Pintor Ramos, «Zubiri y la Fenomenología» en VV.AA., Realitas III-IV (1976-1979), Madrid,
Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1979, pp. 416 y 423.
22 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en X. Zubiri, Primeros escritos (1921-
1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 110. Una prueba más de la delidad que Zubiri maniesta
al pensamiento de Husserl es la concepción que el autor español expone desde las primeras
líneas del Prólogo respecto al papel que la losofía ha de desempeñar: “Aislada de la ciencia,
la Filosofía parece tener para algunos espíritus sabor un tanto anodino; en cambio, presentarla
como la necesidad postrera del espíritu después de haber agotado todas sus otras actividades,
es decir de ella lo más que se puede decir: corona de la cultura”, Ibíd., pp. 69 s.
23 Ídem., p. 111. No se puede olvidar que Husserl comenzó su andadura cientíca
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Pues bien, parece coherente que a la luz de lo que venimos diciendo, Zubiri se
haya sentido atraído por este movimiento objetivista que, hundiendo sus raíces
en Bolzano —considerado por él como el padre del objetivismo moderno—24 y en
Brentano, ha llegado a alcanzar en las
Logische Untersuchungen
de Husserl “un
objetivismo puro, completado por la idea de una fenomenología”.25 Zubiri opina,
sin embargo, que el movimiento objetivista no se detiene exclusivamente en estas
guras. Es entonces cuando esboza una amplia panorámica de las repercusión
que esta orientación va teniendo más allá, incluso, de las fronteras germánicas.
Tal es el caso de la tendencia hacia la lógica matemática y una denición realista
de la verdad llevadas a cabo por B. Russell en Inglaterra, la logística del francés
Couturat y el neorrealismo americano en dependencia del empiriocriticismo de
Avenarius, así como la necesidad de objetivización rigurosa de los valores en la
ética de Scheler. Es más, el renacimiento de la metafísica propugnada por Külpe y
que comienza a entrar en los seminarios de investigación en Alemania no es, para
Zubiri, sino “una consecuencia inmediata del objetivismo”26 sin que pueda dejarse
de mencionar, en este sentido, los esfuerzos realizados por el neoescolasticismo.
En resumen, lo que Zubiri se propone con su ensayo es contribuir a la vuelta de
una losofía de la objetividad pura27 que esté provista, además, de una base feno-
menológica. Y, como en todo intento, pueden señalarse dentro de él una
pars des-
truens
, caracterizada por el rechazo del subjetivismo y del idealismo modernos, y
una
pars construens
, que conlleva la elaboración de una doctrina objetivista. En el
primer momento, encuentra Zubiri que el sosma tanto del idealismo, como del
subjetivismo, estriba en razonar del siguiente modo: “Todo lo que no es real no
es ser. Y todo lo que no tiene más que el ser del sujeto no puede tener más que un
valor subjetivo”.28 En ambos casos se trata, como vemos, de conservar la antigua
teoría de que el ser es lo existente lo que ocurre es que ahora “se le ha colocado en el
seno del espíritu; los objetos son contenidos de conciencia”.29 En el fondo, el análisis
de la losofía y ciencia antigua y moderna, arroja un mismo resultado y “lo que ne-
cesitamos rebasar de ambos sistemas es su apego a los hechos contingentes”.30 Para
en el campo de la matemática y que, a buen seguro, el ideal riguroso de las ciencias exactas
representan para él el arquetipo en el que ha de fundamentarse la losofía si ésta pretende
ser, en verdad, una ciencia estricta como aparece ya en el título del artículo programático
de la revista Logos. En este sentido es indudable el inujo que este modelo matemático ideal
tuvo en Zubiri conocedor, como ciertamente lo era, de la edición de 1891 de la Philosophie
der Arithmetik de Husserl.
24 Ídem.
25 Ibíd, p. 112.
26 Ibíd, p. 114. Téngase en cuenta que Heidegger primero, y más tarde el propio
Zubiri, han de ser encuadrados dentro de esta interpretación.
27 Ibíd, p. 90.
28 Ibíd, pp. 89s.
29 Ibíd, p. 86.
30 Ibíd, p. 90.
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ello Zubiri echa mano de los logros de las críticas cientíca y losóca31 que han de-
mostrado que “los objetos ideales no son contenidos de conciencia, y [que] algunos
de tales objetos (los matemáticos, por ejemplo) no son realidades existentes en el
mundo externo”.32 Viene entonces el segundo momento que consiste en recuperar la
conciencia misma como “algo distinto de una causación real”.33 Nos situamos, pues,
ante “un mundo ideal, es decir, inexistente, pero trascendente, esto es, objetivo”.34
En expresión, creo yo, no muy afortunada, Zubiri dirá que “entre lo psicológico y
lo cosmológico hay un término medio: lo objetivo”.35 En realidad, la fenomenología
no ocupa un lugar intermedio sino previo a toda explicación posterior. Este es el
horizonte en el que se desenvuelve Husserl en sus
Logische Untersuchungen
y del
que Zubiri tomará buena nota cuando exponga en su Tesis sus teorías acerca de la
conciencia y del sujeto como veremos a continuación.
. H F
Zubiri entiende la Fenomenología como un método que “pretende ser no una
explicación, sino una pura descripción de fenómenos”.36 Si dejamos a un lado el
complejo problema de si la fenomenología es o no algo más que un método, resul-
ta que la caracterización que de ella hace Zubiri en esta breve fórmula nos enfrenta
con dos tipos concretos de cuestiones: Se trata, por un lado, de analizar qué son
los fenómenos y distinguir nítidamente, de otra parte, entre explicación y des-
cripción37. Por lo que se reere a este último problema, Zubiri dirá que “explicar
31 Zubiri se reere, primeramente, a los trabajos tanto de Bergson como de James
que venían a considerar a la sensación como una cualidad en lugar de ver en ella el carácter
de átomo psíquico de magnitud mensurable, y, en segundo lugar, a los análisis llevados a
cabo por Brentano y la escuela de Würzburg (Denkenpsychologie) acerca de los objetos ideales
que aunque pensables no son representables. De este modo se abría la posibilidad de que el
objeto tuviera una presencia puramente intencional deshaciendo la teoría de las imágenes
tan criticada después por Husserl, aunque no siempre con el mismo éxito. Cf. Husserl, E.,
Logische Untersuchungen. Zweiter Band: Untersuchungen zur Phänomenologie und Theorie der Erkenn-
tinis. Erster Teil, Husserliana XIX/1, Den Haag, M. Nijhoff, 1984, pp. 436 ss. Traducción de
Manuel G. Morente y José Gaos Investigaciones Lógicas. Alianza, Madrid, 1999, p. 527. Acerca
de las limitaciones que presenta la crítica a la “teoría de las imágenes” llevada a cabo por
Husserl en el Apéndice a los §§ 11 y 20 de la “V Investigación” puede consultarse el capítulo
que Fernández Beites le dedica en su obra Fenomenología del ser espacial, Salamanca, Universi-
dad Ponticia de Salamanca, 1999, pp. 127-138.
32 Ibíd., pp. 109s.
33 Ibíd., p. 90.
34 Ibíd., p. 110.
35 Ídem.
36 Ibíd., p. 117.
37 Husserl distingue perfectamente, al igual que hiciera ya Dilthey, entre “explicar” (erklä-
ren) y “comprender” (verstehen) como se pone de maniesto en su Introducción a las Investigaciones.
Cf. E. Husserl, Logische Untersuchungen. Zweiter Band: Untersuchungen zur Phänomenologie und Theorie
Francisco-Javier Herrero-Hernández
48
ActA MexicAnA de FenoMenologíA. Revista de investigación filosófica y científica No. 3, Abril de 2018
un objeto es [...] descubrir las condiciones que hacen posible su aparición en el
mundo de las existencias”.38 Pero previa a la tarea de explicar algo surge la necesi-
dad de ponerse de acuerdo sobre lo que es ese algo. Pues bien, “la fenomenología
representa un terreno neutral” que se asienta, precisamente, en “este ponerse de
acuerdo”39 anterior a toda explicación.
La cuestión de fondo sigue siendo, no obstante, por qué es necesaria una tarea
previa de descripción. A nuestro modo de ver la clave de este problema puede
encontrarse en el principio rector que alimenta el proyecto husserliano y que no
es otro que la búsqueda rigurosa y estricta de la evidencia al amparo y abrigo del
programa de la modernidad.40 Pero ¿en qué consiste esta evidencia? Para Zubiri,
en clara referencia a Husserl, “cuando el objeto es dado actualmente (
gegenwärtig
)
tenemos entonces la realización de la intuición (
Erfüllung
) [...] La vivencia
(
Erlebnis
) de esta verdad es la evidencia”41. Excede a nuestro propósito dilucidar
si este empeño de construir una losofía sin supuestos es del todo posible o no,
ni tampoco si Husserl logró nalmente su objetivo. En cualquier caso, nuestro
interés se centra en analizar hasta qué punto comprende Zubiri la misión que la
Fenomenología debe ejercer en este momento y de qué manera esta tarea ajusta
en el marco del movimiento objetivista en el que nuestro autor la inscribe. Zubiri
está convencido de que “necesitamos algo más fundamental y previo a toda
explicación: una fenomenología del conocimiento, sobre la cual, por ser intuitiva
e infalible, estén de acuerdo todos, subjetivistas y realistas”.42 Este es el motivo
fundamental por el que la losofía ha de dirigirse al análisis de la pura objetividad
y ello signica, consiguientemente, situarse en el plano de lo inmediato, de lo que
Zubiri llama el nivel de la “conciencia espontánea”.43 El problema está en que lo
inmediato dado a la conciencia no es sino aquello que denominamos fenómeno.
La cuestión se inicia con un detenido análisis de los conceptos empirista y kan-
tiano de fenómeno. Para Zubiri, ambos conceptos están viciados por presupuestos
der Erkenntinis. Erster Teil, Husserliana XIX/1, Den Haag: M. Nijhoff, 1984, p. 21. Traducción de
Manuel G. Morente y José Gaos Investigaciones Lógicas. Madrid, Alianza, 1999, p. 229.
38 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en X. Zubiri, Primeros escritos
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 127.
39 Ibíd., p. 128.
40 Husserl escribe en los Prolegómenos que “todo auténtico conocimiento y en especial todo
conocimiento cientíco descansa, pues, en último término, en la evidencia; y hasta donde llega la
evidencia, llega el concepto de saber”, E. Husserl, Logische Untersuchungen. Erster Theil: Prolegomena
zur reinen Logik, Halle, Max Niemeyer, 1900, p. 14. Este texto deja sucientemente claro, frente a
otras interpretaciones, que el concepto clave del pensamiento de Husserl no es el de la certeza,
sino el problema previo de la evidencia.
41 El problema de la objetividad según Edmund Husserl. I. La lógica pura en X. Zubiri, Primeros
escritos (1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 34. En el texto aparece una errata que lo hace
incomprensible pues en lugar de “intuición” se ha escrito equivocadamente “intención”.
42 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en X. Zubiri, Primeros escritos (1921-
1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 129.
43 Ibíd, p. 123.
El jovEn Zubiri y su EncuEntro con la fEnomEnología
49
ActA MexicAnA de FenoMenologíA. Revista de investigación filosófica y científica No. 3, Abril de 2018
losócos anteriores. La raíz de estos equívocos se localiza en la decisión de bus-
car cosas en lugar de objetos. Sin embargo, entre ambos conceptos existe, según
nuestro autor, una peculiar y decisiva diferencia. En realidad, el punto de partida
en el que apoya Zubiri su argumentación no es otro que los conocidos argumentos
husserlianos acerca de la distinción intencional,44 es decir, la “separación formal
entre el objeto mentado y el contenido de la conciencia”.45 El mérito de Husserl
estriba, fundamentalmente, en haberse situado en el nivel radical de la pura des-
cripción. Así solventaba el problema de los objetos ideales al mismo tiempo que
abría todo un campo nuevo a la reexión losóca.
La conclusión a la que llega Zubiri desde las rigurosas descripciones del hecho
del conocer humano llevadas a cabo por Husserl es que “el objeto se presenta a la
conciencia como no siendo ella misma, pero está presente a la conciencia”.46 Dicho
de otra manera, que el “objeto no es sinónimo de cosa”.47 ¿Qué es, pues, cosa? y
¿a qué llama Zubiri objeto? “La cosa es el objeto en cuanto no está presente a la
conciencia; el objeto es la cosa en cuanto está presente a la conciencia”. Y así como
Husserl decía que este objeto puede presentar múltiples aspectos (
Abschattungen
),
Zubiri dirá que “el objeto tiene múltiples facetas”,48 aunque no todas estén dadas
de modo inmediato a la conciencia. Por tanto, únicamente el aspecto de la cosa
inmediata que es actualmente patente a la conciencia es lo que según nuestro autor
puede ser denominado con total precisión como fenómeno.
Como vemos, Zubiri maniesta en este punto una comprensión muy exacta del
núcleo fundamental de la fenomenología de Husserl. Comprensión que de mane-
ra temprana se reeja ya en su “Memoria de Lovaina” cuando arma que “el fe-
nómeno no es una
Erscheinung
(apariencia) que suponga una
Ding an sich
(cosa
en sí); el fenómeno es simplemente el carácter virtual que adquiere todo objeto
cuando se pone entre paréntesis (
einklämern
) su realidad”.49 Un ejemplo tomado
del mismo Zubiri nos aclara quizá mejor la tarea que trae entre manos la fenome-
nología cuando se la comprende de esta determinada manera: “Cuando yo veo
44 Los cuatro argumentos para tratar de justicar el dato evidente de la intencionali-
dad los presenta Husserl en el § 2 y el § 14 de la V Investigación. Se basan, respectivamente,
en la existencia de percepciones falaces y en la diferencia entre el color vivido y el color
objetivo, y en la posibilidad de considerar bien múltiples vivencias de un único objeto o dis-
tintos objetos percibidos sobre la misma base de sensaciones. Sigo la misma estructuración
de los argumentos presentada en P. Fernández Beites, Fenomenología del ser espacial, Salamanca,
Universidad Ponticia de Salamanca, 1999, pp. 51-54.
45 El problema de la objetividad según Ed. Husserl. I. La lógica pura en Zubiri, X., Primeros
escritos (1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 24.
46 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en X. Zubiri, Primeros escritos
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 123.
47 Ídem.
48 Ídem.
49 El problema de la objetividad según Ed. Husserl. I. La lógica pura en X. Zubiri, Primeros
escritos (1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, pp. 61 s.
Francisco-Javier Herrero-Hernández
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ActA MexicAnA de FenoMenologíA. Revista de investigación filosófica y científica No. 3, Abril de 2018
un papel rojo, el fenómeno es el color rojo tal como lo veo, prescindiendo de que
una visión sea recta o ilusoria; en cuanto presente a mi conciencia, este papel es
ahora rojo”.50 Lo que aquí se sostiene es que lo inmediato, esto es, el fenómeno, es
aquello de lo que no cabe dudar. Las consecuencias son importantísimas porque
aquí no sólo se prescinde, negativamente, de decir si es posible el conocimiento
directo de las cosas como sostenía el realismo ingenuo, sino que positivamente se
arma, además, que este modo de subjetivismo no es muy diferente de aquel otro
que reconoce que las cosas no son como las percibimos sino tan sólo como las co-
nocemos en nosotros. Recuérdese que esta segunda postura es la que se impone a
partir de Locke. Pues bien, en ambas concepciones el problema se sigue plantean-
do en términos de lo que las cosas son. Si seguimos el ejemplo clásico del bastón
sumergido parcialmente en el agua, tendríamos que decir que la interpretación
de Zubiri es que ya se considere que dicho bastón posea una realidad en sí, o se
piense que lo que realmente es no es tanto lo que percibimos sino su realidad en
mí, en ambos casos lo que tenemos es una explicación o una interpretación de la
experiencia que inmediatamente se nos da en el fenómeno.
Esta es la razón de fondo que lleva a Zubiri a sostener que “es a todas luces
evidente que antes de interpretarlos, es preciso analizarlos, desarticularlos. Este
análisis es la fenomenología”.51 Nuestro autor emprende en este punto un largo
análisis sobre cómo llevar adelante este análisis fenomenológico cuyos momentos
fundamentales son: “intuición, reducción e ideación”.52 Dejando de lado el desa-
rrollo que lleva a cabo de este análisis, me centraré exclusivamente en el estudio
que hace de la conciencia en relación a la objetividad.
. S,
El sentido más elemental con el que Zubiri describe la conciencia es el que se
encierra en el enunciado “darse cuenta de algo”.53 Como fácilmente puede verse,
se engloban en esta caracterización dos términos correlativos: “el primero,
darse
cuenta de
, es un elemento propio de la conciencia como tal; el segundo,
algo
, es
su término objetivo”54. A nadie se le escapa que en la base de esta descripción se
sitúa la concepción husserliana de la conciencia como intencionalidad tal como
era expresada en las
Investigaciones
. Sabido es también cómo esta referencia co-
rrelativa será vertida más tarde, en
Ideas
, con los términos respectivos de noesis
50 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en X. Zubiri, Primeros escritos
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 124.
51 Ídem.
52 Ibíd., p. 127.
53 Ibíd., p. 170.
54 Ídem.
El jovEn Zubiri y su EncuEntro con la fEnomEnología
51
ActA MexicAnA de FenoMenologíA. Revista de investigación filosófica y científica No. 3, Abril de 2018
y noema55. Pero lo que a Zubiri le preocupa, en primer término, es establecer en
qué relación se hallan ambos aspectos. ¿Se trata de una relación de causalidad?
Así parecen creerlo tanto el mundo antiguo, para el cual el noema era la causa de
la noesis, como el moderno que piensa que es el noema el que es causado por la
noesis. En este sentido, el psicologismo representa la máxima expresión de esta
concepción cuando arma que el aspecto objetivo no es más que un contenido de
conciencia. En realidad, la postura tradicional, en la que hay que englobar de una
manera general a realistas e idealistas, lo que hace es sustantivizar uno u otro de
los dos componentes. Sin embargo esta no es la posición en absoluto que defen-
derá Husserl y Zubiri con él. Frente a este planteamiento Husserl reivindicará una
denición previa y descriptiva de la conciencia como la referencia (
Beziehung
)
constitutiva del sujeto y el objeto. Y de modo análogo opina Zubiri cuando dice
que “la relación de conciencia no es ni efecto ni causa; es algo en sí que implica
para su vigencia un aspecto noético y un aspecto noemático, aspectos que al en-
trar en relación de conciencia no dejan de ser lo que son, pero que adquieren una
nueva modalidad formal. El aspecto noético es la formalidad relativa del yo, como
el aspecto noemático es la formalidad relativa de la cosa”.56
La pregunta es, pues, qué quiere decir Zubiri con las expresiones “formalidad
relativa del yo” y “formalidad relativa de la cosa”. Para entender correctamente el
último párrafo citado podemos remitirnos al añadido que Husserl introduce en la
segunda edición de las
Investigaciones Lógicas
, al término del apartado dedicado
a analizar si hay en general sentimientos intencionales. Para Husserl, en efecto, los
sentimientos no tienen la naturaleza intencional de los actos teóricos que puedan
tener por base, sino que “la complacencia suscitada, la duda o el asentimiento
suscitado, tienen en sí plena y totalmente la referencia intencional”.57 No se trata,
por tanto, de una relación causal extrínseca. Lo que aquí me interesa destacar,
sin embargo, es lo que a continuación añade Husserl en la edición B cuando ge-
neraliza esta consideración haciéndola válida para toda relación intencional. Le
parece entonces un contrasentido entender la relación intencional como causal, es
decir, desde “el sentido de una conexión necesaria empírica, sustancial y causal”.58
Zubiri, como es lógico, asiente completamente con este planteamiento pero vere-
mos inmediatamente como esto dará también lugar al surgimiento de uno de los
55 E. Husserl, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen Philosophie. Erstes
Buch: Allgemeine Einführung in die reine Phänomenologie, Husseliana III/1, Den Haag: M. Nijhoff,
1976, §§ 87-95. Trad. Esp. de José Gaos, Ideas relativas a una fenomenología pura y una losofía
fenomenológica trad., México, Fondo de Cultura Económica, 1963.
56 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en Zubiri, X., Primeros escritos
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 173.
57 E. Husserl, Logische Untersuchungen. Zweiter Band: Untersuchungen zur Phänome-
nologie und Theorie der Erkenntinis. Erster Teil, Husserliana XIX/1, Den Haag: M. Ni-
jhoff, 1984, p. 405. Trad. Esp., p. 507.
58 Ídem. Husserl amplia y corrige de este modo lo que en una nota a pie de página de
la primera edición que no acababa de quedar perlada del todo.
Francisco-Javier Herrero-Hernández
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ActA MexicAnA de FenoMenologíA. Revista de investigación filosófica y científica No. 3, Abril de 2018
mayores problemas con los que tuvo que enfrentarse la fenomenología de Husserl.
Nos referimos, claro está, al problema de la ontología de los objetos intencionales.
A este respecto y en este mismo añadido de la segunda edición, Husserl segui-
rá diciendo que “el objeto intencional, que es apercibido como causante, sólo se
toma en cuenta aquí como intencional, no como existiendo realmente fuera de
mí, determinando real y psicofísicamente mi vida psíquica”.59 Vemos, pues, que a
estas alturas de la obra husserliana la cuestión determinante va a ser el signicado
que debe otorgarse al objeto intencional en relación con el objeto real empírico.
Es de sobra conocida la diferente concepción que sobre este punto ha adoptado
Husserl en la segunda edición y la inuencia directa que sobre ella ejerce la obra
Ideas cuyo hilo conductor no es otro que el interés fenomenológico que a partir
de este momento despiertan los objetos dados a la investigación. Si en la primera
edición este interés se manifestaba en relación a la conciencia prescindiendo de la
coincidencia entre el objeto intencional y el empírico (realismo metafísico), ahora
el objeto intencional pasa a diferenciarse del real empírico aún cuando siga con-
servándose la intencionalidad (idealismo).60 La pregunta que cabría hacer, en todo
caso, sería cómo puede describirse esa realidad que queda fuera del mentar. Pero
esta no es nuestra cuestión. Lo que aquí pretendemos es averiguar qué es lo que
Zubiri quiere decir cuando dene el aspecto noemático como formalidad relativa
de la cosa y el aspecto noético como formalidad relativa del yo.
La primera distinción que hace Zubiri es, como ya dije, la que distingue entre
“objeto” y “cosa”. De esta primera diferenciación se deriva como consecuencia que
sólo pueda haber descripción de objetos en cuanto que son éstos los que adquieren
“su carácter de objeto por su relación misma con la conciencia”,61 perteneciendo
el concepto de cosa, en cambio, al ámbito meramente explicativo. Así se entiende
que tengamos por una parte el objeto intencional como la formalidad relativa a
la cosa o aspecto noemático, pero esto nos obliga a precisar, por otro lado, en qué
manera podemos considerar al sujeto para que éste sea concebido, a su vez, como
la formalidad relativa del yo o aspecto noético. A este resultado llega nuestro autor
gracias a la caracterización que hace de la conciencia, en contra de todo lo que se
había dicho desde Kant, como “pura virtualidad”.62 Al igual que hiciera Husserl, el
intento de Zubiri pretende eliminar de la concepción de la conciencia todo rastro
59 Ídem.: “... das intentionale Objekt, das als “bewirkendes” aufgefaßt ist, kommt dabei nur als
das intentionale in Frage, nicht aber als außer mir wirklich seiendes und mein Seelenleben real, psychophy-
sisch bestimmendes”.
60 Según Husserl, decir que el objeto es meramente intencional “signica que existe la
intención [...] pero no el objeto, es decir, que existe al margen de que se le pueda o no atribuir
la existencia como objeto real empírico”. E. Husserl, Logische Untersuchungen. Zweiter Band:
Untersuchungen zur Phänomenologie und Theorie der Erkenntinis. Erster Teil, Husserliana XIX/1,
Den Haag: M. Nijhoff, 1984, p. 439. Trad. Esp., p. 530.
61 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en Zubiri, X., Primeros escritos
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 172.
62 Ibíd, p. 176.
El jovEn Zubiri y su EncuEntro con la fEnomEnología
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ActA MexicAnA de FenoMenologíA. Revista de investigación filosófica y científica No. 3, Abril de 2018
o huella que la identique con la idea de un receptáculo en el que se depositan
como contenidos las imágenes de las cosas. La conciencia en general era concebi-
da en el pensamiento idealista como una sustantivación pero en realidad, como
dice Zubiri, tal “conciencia en general no existe; existen sólo actos de darse cuenta
propios de un yo concreto”.63
En realidad, lo que Zubiri hace en este apartado no es más que seguir el camino
que Husserl había trazado desde el umbral mismo de la “V Investigación” en el
que se ofrecen tres deniciones de conciencia. La conclusión a la que Husserl llega
más adelante, en la discusión que mantiene con Natorp, es que, en denitiva, “la
conciencia misma es la complexión de las vivencias”.64 El problema fundamental
que late en el fondo de esta extensa investigación es, como venimos diciendo, el
del sentido y alcance de la conciencia. A la luz de lo expuesto hasta ahora, pode-
mos armar que la “conciencia en general” ni existe como tal ni mucho menos
puede ser sustantivizada, sino que lo que existen son vivencias intencionales o
actos conscientes. La intencionalidad es, de este modo, algo constitutivamente in-
herente a la conciencia descrita como “darse cuenta de algo”. En este punto resul-
tan decisivos los análisis encaminados a distinguir nítidamente entre el aparecer
del objeto a la vivencia y el objeto que aparece en cuanto tal. Se trata de presen-
tar aquellos argumentos que justican la distinción intencional de tal forma que
quedemos situados de manera inmediata y descriptiva ante ella sin necesidad de
recurrir a ninguna explicación65. El objeto es trascendente al propio acto de la
conciencia y no puede ser, por tanto, confundido con el contenido de conciencia
como propendía a considerar el psicologismo. Esta trascendencia del objeto es lo
que verdaderamente le interesa a Zubiri poner de maniesto pues es, sin duda, la
puerta que abre directamente el acceso a la losofía de la objetividad pura.
Para Zubiri, lo decisivo del análisis fenomenológico acerca del acto de con-
ciencia es, pues, que nos muestra a los objetos como siendo distintos del acto de
conciencia en el que ellos nos son dados. Dicho de otro modo, que la objetividad
aparece, por tanto, como distinta del aparecer, es decir, como no reductible a su
ser-dado a la conciencia. Esta es la razón de fondo por la que a Zubiri le resulte ar-
ticioso “plantear el problema crítico en términos que impliquen el hallazgo de un
puente entre el mundo exterior y el interior”.66 En el análisis del acto de conciencia
se nos revela descriptivamente la presencia de algo distinto del propio acto, de
63 Ibíd, p. 180.
64 E. Husserl, Logische Untersuchungen. Zweiter Band: Untersuchungen zur Phänomeno-
logie und Theorie der Erkenntinis. Erster Teil, Husserliana XIX/1, Den Haag: M. Nijhoff,
1984, p. 400. Trad. Esp., p. 504: “Das Bewußtsein selbst ist die Komplexion der Erlebnisse”.
65 Además de los cuatro argumentos mencionados ya en el capítulo anterior pueden
consultarse las precisiones que a este respecto se hacen en E. Husserl, Formale und transzen-
dentale Logik en Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung, 10, 1929, § 42-a, pp.
116s.
66 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en Zubiri, X., Primeros escritos
(1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 189.
Francisco-Javier Herrero-Hernández
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unos objetos dados a la conciencia. Otro problema distinto será explicar cómo es
posible poder hablar no sólo de objetos, sino de cosas.
Por de pronto interesa poner de maniesto que, gracias a sus análisis descrip-
tivos, la fenomenología adquiere para Zubiri la virtud de ser un momento clave
para la aparición de la objetividad como correlato del sujeto. Nuestro autor ana-
liza estos dos aspectos en contraposición a las dos hipótesis en las que resume las
pretensiones fundamentales del psicologismo moderno. Así, frente a la primera
hipótesis que sostiene que los objetos son contenidos de conciencia, Zubiri esta-
blece la teoría general de la conciencia que acabamos de ver. Estudiado el primer
aspecto quedaría por mencionar, por tanto, todo lo referente al segundo. Se trata,
en denitiva, de la pregunta por el sujeto que Zubiri plantea, al igual que sucediera
en el caso anterior, a la luz de la segunda hipótesis del psicologismo según la cual
la conciencia es el sujeto. Adelantemos sin más detalle que la solución que recibe
el «problema del sujeto» va a ser análoga a la que recibió la cuestión del objeto de
la conciencia. En resumen: si “el objeto es el correlato objetivo de la conciencia [...]
análogamente diremos que el sujeto es el correlato subjetivo de la conciencia”.67
La exposición de la teoría del sujeto que hace Zubiri va a adoptar, pues, el mis-
mo esquema que propuso anteriormente cuando enunció la teoría de la concien-
cia. Entonces veíamos que lo que conveníamos en denominar cosas no nos eran
accesibles, al menos en un primer momento, de modo inmediato sino en tanto
que cualicadas formalmente como objetos. Pues bien, ahora nos vemos aboca-
dos a decir igualmente que “el yo, como substrato de la vida psíquica, no nos es
inmediatamente dado”,68 sino que lo son los actos subjetivos. Lo fenoménico del
yo consiste, por tanto, en ser sujeto. En cambio, el yo es, para Zubiri, una realidad
trascendente a la conciencia que se mueve en el nivel explicativo. Como vemos
la comprensión de nuestro autor en este punto coincide con los análisis que ha-
cía Husserl en sus
Investigaciones
, análisis que sufrieron, por otra parte, notables
variaciones de una redacción a otra.69 En principio basta decir que en la primera
edición Husserl no siente la necesidad de introducir al yo en el nivel descriptivo y
que esta opinión varía en la segunda edición y, sobre todo, en
Ideas
I. El resultado
será entonces que “el yo fenomenológico [es el] que constituye intencionalmente
al yo empírico”70.
Desde estas coordenadas, propone Zubiri hablar del sujeto como ese alguien
que nos aparece siempre cuando nos situamos ante un acto consciente. En opi-
67 Íbid, p. 188.
68 Ídem.
69 Para un acercamiento a la postura inicial de Husserl en esta V Investigación res-
pecto al yo fenomenológico y su rechazo de la teoría neokantiana acerca del yo puro puede
consultarse el excelente artículo M. García-Baró, «La losofía primera de Edmund Husserl
en torno a 1900» en Diánoia (1986), pp. 41-69, aquí 59ss.
70 E. Husserl, Logische Untersuchungen. Zweiter Band: Untersuchungen zur Phänomenologie und
Theorie der Erkenntinis. Erster Teil, Husserliana XIX/1, Den Haag: M. Nijhoff, 1984, p. 370. Trad.
Esp., p. 484. Cito la edición B.
El jovEn Zubiri y su EncuEntro con la fEnomEnología
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nión de nuestro autor al igual que “toda conciencia es conciencia de algo, así toda
conciencia es conciencia de alguien”.71 Se requiere, pues, emprender una labor de
precisión que aclare el sentido en el que hay que entender el término sujeto. En
este orden de cosas, Zubiri añadirá en el texto publicado de su Tesis seis nuevos
párrafos en los que distingue tres sentidos fundamentales de sujeto, a saber: (a)
Sujeto como unidad psicofísica que llamamos hombre y que aparece rodeado de
cosas externas; (b) Sin embargo, dentro del hombre, y debido a las sensaciones
cinestésicas, cabe distinguir entre el cuerpo como un objeto más y aquello a lo que
éste nos remite, esto es, a un sujeto que no es él mismo y que denominamos alma
o psiquismo. En este caso “el sujeto es lo inmanente, en oposición al objeto, que es
lo trascendente”72; (c) pero en el propio acto consciente podemos seguir diferen-
ciando el contenido de ese acto y el yo como sustrato inmanente que permanece
idéntico ante la variedad de sus contenidos. Según este tercer sentido “el
sujeto
se-
ría la
conciencia
; el
objeto
, su contenido, incluyendo en él no sólo el mundo físico
y mi propio cuerpo, sino además todo el contenido del alma”73.
Es claro que Zubiri entiende el sujeto en el segundo de los sentidos señalados,
es decir, como “equivalente a la unidad sintética y raíz de todos los actos”74. El
parecido con la denición establecida por Husserl es más que evidente. Según
Husserl, el yo no debe entenderse nunca como una especie de polo de unidad,
más aún, “el yo, fenológicamente reducido, no es, por ende, nada peculiar que ote
(
schwebte
) sobre las múltiples vivencias; es simplemente idéntico a la unidad sin-
tética propia de éstas”75. Así pues, para Zubiri el sujeto no es ningún contenido de
conciencia, de la misma manera que tampoco lo era el objeto. De lo que se trata es,
en denitiva, de no identicar conciencia y sujeto. “La conciencia –añade Zubiri–
es acto de un sujeto; y el sujeto es la unidad sintética real de todos los actos, entre
los cuales los actos de conciencia son solamente un grupo especial”76. La relevan-
cia de esta frase es de suyo más que evidente. Aquí se da por supuesta nada más y
nada menos la tesis de que la conciencia no es lo primario sino algo derivado. Se
invertiría de esta forma todo el esquema con el que trabaja el psicologismo pues éste
se asentaba sobre la idea de que el primer eslabón es la sensación. Pero lo que sucede
en realidad, como dice Zubiri, es que “quizá ocurra lo inverso: lo primero es la ten-
dencia a vivir, que impulsa a buscar un medio (sensación), el cual entra en el ser vivo
71 Ídem.
72 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en X. Zubiri, Primeros escritos (1921-
1926), Madrid, Alianza, 1999, p. 189.
73 Ídem.
74 Ibíd., p. 190.
75 E. Husserl, Logische Untersuchungen. Zweiter Band: Untersuchungen zur Phänomenologie und
Theorie der Erkenntinis. Erster Teil, Husserliana XIX/1, Den Haag: M. Nijhoff, 1984, p. 363s. Trad.
Esp., p. 480. Téngase en cuenta que ésta era la primera denición de conciencia que se nos
ofreció al inicio de la V Investigación.
76 «Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio» en X. Zubiri, Primeros
escritos (1921-1926), Madrid, Alianza, 1999, pp. 191s.
Francisco-Javier Herrero-Hernández
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ActA MexicAnA de FenoMenologíA. Revista de investigación filosófica y científica No. 3, Abril de 2018
y aumenta su tendencia a vivir”.77 Habría que seguir reexionando, sin duda, sobre
todo el alcance que esta cuestión tiene por sí misma considerada y en relación con la
trayectoria seguida por el pensamiento de nuestro autor. Una idea parece clara des-
pués de lo dicho y es que, para Zubiri, “la conciencia del objeto es, en denitiva, un
puro medio de vivir, un acontecimiento pasajero en el propio sentido de la palabra;
lo profundo y substantivo es la tendencia a vivir; vivir es armar la vida”.78
C
A la luz de lo que he venido exponiendo a lo largo de este trabajo creo que a estas
alturas parece evidente que la Fenomenología resulta ser una fuente permanente
en la que Zubiri se ha inspirado para recorrer, eso sí, un camino personalísimo
en el mundo de la losofía. Con todos los autores que han estudiado esta fase de
la trayectoria zubiriana convengo en denominar con el término objetivismo la
concepción losóca que deende el joven Zubiri. En este sentido y desde este
punto de vista, nuestro autor interpreta que la Fenomenología de Husserl, al menos
la que nos ofrece la primera edición de las
Investigaciones
, permite este acceso a la
objetividad como referencia dada a la conciencia y no creada por ésta. La Fenomeno-
logía se entendería así como un método válido para volver a la experiencia inmediata
y previa a toda explicación postrera sea de corte realista o subjetivista. De este modo,
la descripción de la conciencia entendida como referencia constitutiva entre sujeto y
objeto no sólo permite deshacer el equívoco que confunde conciencia y sujeto, sino
que pone al descubierto algo que para Zubiri es de la máxima importancia como es el
dato decisivo de la intencionalidad objetiva.
Esto no signica, sin duda, que la losofía de Zubiri se deba reducir a esta primera
etapa. Nada más lejos de la realidad. Este primer encuentro con la Fenomenología de
Husserl es un punto de partida, pero profundizando en ella misma, Zubiri ve la nece-
sidad de superarla. En esta segunda etapa Heidegger será una gura importante en
la evolución de la losofía zubiriana. Sin embargo, aquí no queremos introducirnos
en ese segundo momento. Hemos pretendido simplemente, presentar la primera
recepción de la fenomenología en el joven Zubiri con el n de comprender su sig-
nicado y el alcance en la consolidación de su losofía a la luz de problemas que se
irán profundizando progresivamente a lo largo de la vida de nuestro autor.
77 Ibíd., p. 195.
78 Ídem.