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El uso de la imagen como eje de cambio de poder: el caso de la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca
Eduard Sala, Aritz Tutor (Universitat Autònoma de Barcelona)
1. Introducción
Según Byung-Chul Han (2015) la sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria
y, en cambio, hemos transitado a la sociedad del rendimiento. Hemos susti-
tuido los psiquiátricos, las prisiones, los cuarteles y las fábricas por gimnasios,
torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios
genéticos. Los sujetos que la habitan son sujetos de rendimiento, emprendedo-
res de ellos mismos, sujetos constitutivos de un inconsciente social al que le es
inherente el afán de maximizar la producción. Esta maximización se expresa en
una positividad excesiva en todos los ámbitos vitales, una positividad en cuanto
actividad pero también en cuanto poder, de lo que efectivamente se construye
– lo que se ve, lo que es material. La positividad como poder significa la conjun-
ción de la libertad y la coacción, ya que los sujetos se subsumen en un empeño
proactivo de crear, pero a la vez son presa – y presos – del continuo proceso de
producción maximizada, son libres en cuanto avancen y (se) desarrollen hacia al-
gún sentido.
La emprendeduría – que proviene del mismo matriz que lo entrepreneurial, o sea,
el espíritu empresarial – convertir cualquier acción vital en una acción para ensal-
zar y mejorar la marca personal, esconde la autoexplotación total del individuo –
la libertad y la coacción todo en uno. La flexibilización del sistema productivo1 y
la propagación de la función red verticalizada – la especialización, la interdepen-
dencia y competencia entre fábricas y marcas, la deslocalización, la entrada de las
tecnologías en red, etc. – hizo que también se tendiera hacia una flexibilización
del control y de la aplicación biopolítica. Ello derivó en la descentralización de la
dominación y el sometimiento a través de un poder cada vez más ubicuo y con-
llevó la externalización a uno mismo de los mecanismos de opresión y control.2
Para Han, este sujeto es diferente al sujeto de obediencia y quizá se parezca más al
“siervoseñor” descrito por Quessada (2006). En este paradigma, los individuos,
imbuidos e impelidos por la positividad, se explotan a sí mismos, sin necesidad
de verdugos externos. Como expone Clara Valverde, mediante el uso del llama-
do “pensamiento positivo” se está pasando del control externo al control interno
de la población en todos los aspectos de la vida: laboral y económico, sanitario,
educativo, etc.3
En ese inconsciente social de maximización a ultranza, los cuerpos también son
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parte de ese rendimiento y actúan como campos de acumulación comercial -es
una extensión del mercado, un nicho más que llenar de mercancías – y simbólico
– el cuerpo como signo autocontenido, a través de la musculación o los tatuajes,
que ya no precisa necesariamente de complementos-. Se consumen estrategias de
cuidado del cuerpo, a través de la ilusión del dominio técnico, la cultura del clien-
te-consumidor crea una nueva relacion entre el cuerpo y uno mismo, un ánimo
narcisista y hedonista, en una búsqueda insaciable de la perfección, de la eterna
juventud, hambriento de nuevas experiencias emocionales. Se vende a sí mismo
y a su personalidad como una mercancía (Featherstone 1991), y la autorrealiza-
ción se consigue con una concepción del cuerpo mecanicista servido a y por la
técnica – se valoriza trabajándolo en las maquinas del gimnasio, con una lógica
de mejoramiento por puro esfuerzo acumulativo – de tiempo, de sustancias me-
tabolizantes- y tratándolo – tomándose uno mismo- como una marca personal a
emprender, a ejecutar.
Sin embargo, el cuerpo se ha añadido al análisis social desde otras perspectivas en
las que no funge como objeto a tapizar, sino como sujeto que se autodetermina y
actúa. El término “incorporación” alude al paradigma en el que el cuerpo no es
un objeto para estudiar en relación a la cultura, sino que ha de ser considerado
como sujeto de la cultura o como campo existencial de la cultura (Csordas 1990).
Son muchos los movimientos que han reivindicado el cuerpo como campo de lu-
cha y significación. En este artículo exploramos la experiencia de la Plataforma
de Afectados por la Hipoteca (en adelante, PAH), como practica de una in-cor-
poración social, porque pone el cuerpo – colectivo, individual – en el centro de la
lucha por sus reivindicaciones. La PAH emprende en lo social, en la solidaridad,
en el apoyo mutuo y en la defensa de unas con las otras. La PAH con su acción
provoca el nosotras.4
En el artículo exploramos cómo la PAH desempeña la función de plataforma pa-
ra reunir bajo un mismo paraguas organizacional, pero también político y afecti-
vo, a diferentes personas que han pasado por un trauma similar. Se organiza un
espacio social y representacional, en la que la multiplicidad de la multitud, soma-
tiza socialmente, de manera compartida, una agresión. A la palabra plataforma,
que aduce a ese mismo espacio compartido, le sigue la palabra “afectados”, una
conceptualización novedosa que en palabras de Marina Garcés5 representa un
desplazamiento de la centralidad de la mente a la centralidad del cuerpo. Con
este desplazamiento de víctimas a afectados, prosigue Garcés, «hay un rechazo
de la pasividad y la receptividad del dolor para abrirse a una transformación más
amplia y profunda de sí mismos», en la que «la identidad de la víctima, perfecta-
mente individualizada, se diluye en un campo de experiencia común». Esta nue-
va condición política, con su potencia y capacidad de interpelar – y criticar – el
presente «nos aporta un nuevo lenguaje, quizá un nuevo punto de partida para la
política» (2008, p.403).
Pasar de víctima a afectados supone, entonces, localizar una agresión común, es-
tablecer en común una inquietud y un desasosiego, y demostrar que frente a la
desfragmentación (de la) técnica y el discurso hay cosas que sí son enunciables
– hechos y edificaciones sociales perfectamente trazables. Al adquirir ese posi-
cionamiento se avanza en el compromiso,6 se encarna la crítica y nos incorpora
al relato y la lucha social. La importancia del papel del cuerpo – el llamado “te-
rritorio cuerpo” – y de la imagen de esos cuerpos es vital para pasar de tratar, en
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este caso, los desahucios como drama personal a pasar a visibilizarlos como un
problema social y colectivo.
2. Homogenización cultural: cuerpos e imágenes
La globalización ha llevado consigo una homogenización cultural, imponiendo
patrones y modos de vida homogéneos afines al sistema capitalista, tal y como
ha sido estudiado por varios autores (Sorkin 1992; Zukin 1996). La expansión
de esta globalización se inició al final de la Segunda Guerra Mundial y el auge
del capitalismo con la caída del muro de Berlín y del bloque soviético, llegándo-
se a proclamar el fin de la historia por Fukuyama (1992). A través de las grandes
instituciones económicas se han ido difundiendo valores de vida vinculados al
modelo neoliberal (Chomsky & Ramonet 2002), y produciéndose la Aldea Glo-
bal teorizada por McLuhan (1967), dónde cada persona puede actuar de manera
similar en partes distintas del mundo, ya que se han vencido las distancias. El sis-
tema corporativo, dominado por el sector financiero, controla los flujos de infor-
mación y toma decisiones que afectan nuestra manera de vivir (Cárdenas 2006).
La globalización modifica nuestro entorno, en un escenario mundial en el cual la
interacción política, económica y cultural es cada vez más difusa (Sanvicén 2004).
Las empresas transnacionales y las marcas han ayudado a esta homogenización
cultural, omnipresentes en nuestra cultura occidental (Klein 2008). Se crea una
sociedad sensible a la publicidad (Nieves 2006), una publicidad no sólo vincu-
lada a productos sino también a territorios, tal y como se ejemplifica en el caso
de Barcelona (Casellas & Dot & Pallarès-Barberà 2010), llegándose a crear una
clonicidad de ciertas calles comerciales que amenaza con homogeneizar un teji-
do comercial barcelonés que tradicionalmente ha destacado por su gran diver-
sidad (Martínez 2015). Gracias a los medios de comunicación y principalmente
a Internet, las marcas no tienen que adaptar necesariamente sus productos a
las culturas locales (Monin 2011). La vinculación entre objetos de consumo y
marcas crean una identidad homogénea y una regulación entre los grupos de
iguales (Fernández 2002). Para generar su identidad ficticia, las marcas asocian
los productos anunciados a valores, a un determinado estilo de vida (Sala 2015),
surgiendo el branding “construcción de una marca” como imagen que refuerza
la identidad y el valor del producto (Ramos & Rubio 2011; San Eugenio 2011) y
generándose en ocasiones una supeditación de la intervención del territorio en
función de criterios de imagen (Muñoz 2010). Además, las fuerzas globalizado-
ras despeculiarizan y exportan valores concordes a los valores que los turistas
exigen (Tutor 2015). El uso de imágenes estereotipadas que asocian un produc-
to a un territorio forma un imaginario colectivo que no responde a la realidad,
generando una meta-realidad a la que los territorios y personas acaban por que-
rer representar (Muñoz 2010).
El uso de la imagen se convierte así en la manera de comunicarse en el mundo
actual y sobre todo por parte de las nuevas generaciones, que presentan un gran
dominio del mundo audiovisual (Carrillo 2016). La imagen ha ganado mucho te-
rreno a la imaginación, puesto que importa más la cantidad que la calidad, como
el número de lectores o seguidores, se simplifica la realidad. La lectura profunda
se convierte en un esfuerzo, tal y como afirma Serrano «la mayoría de los medios
escritos han ido cediendo espacio a las fotografías y a los gráficos en detrimento
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del texto» (2013, p.41). Esto comporta, como afirma Noam Chomsky, que cuan-
do uno depende de la publicidad son los anunciantes los que tienen el poder del
periódico (Ramonet 2016). Incluso en la publicidad de los bancos existe una sim-
plificación urbana: el banco al sol en el parque o el banco al sol en el parque o la
tumbona en la playa que representan la tranquilidad ya que el banco gestiona la
estresante economía diaria (Jiménez 2015).
El creciente rol de las redes sociales no dificulta la propagación generada por los
medios tradicionales, puesto que las noticias en las redes siguen siendo en gran
medida generadas por los medios de comunicación dominantes y un limitado nú-
mero de líderes de opinión, que gracias a la población, difunden con más rapidez
su mensaje (Joignot 2011). Antes de Internet, el miedo del político – o cualquier
otra persona pública – consistía en utilizar las palabras exactas en una entrevista o
ante las cámaras, de forma que los medios opositores no pudiesen descontextua-
lizarlas (Fernández de Rota 2015). Hoy en día, la atención es escasa, el aluvión de
WhatsApp y mensajes impiden concentrarse en una lectura sostenida. La atención
es una sustancia demasiado valiosa para desperdigarla de esa forma sin ganar na-
da a cambio (Sampedro 2015). En España, la media de consulta del móvil en to-
das las franjas de edad nunca es superior a los 30 minutos. El 77% de los usuarios
del Smartphone padece de Nomofobia – miedo irracional a no estar conectado al
teléfono móvil (Bigorra 2015) – denotando el fuerte uso de estos y la importancia
en la vida diaria. Se ve como, frente a la diversidad de la cultura, la tecnología y
la ciencia son, por naturaleza, homogéneas y homogeneizadoras (Barnés 2014).
Recientemente, el Ayuntamiento de Barcelona anunció que quería eliminar el
20% de los impactos de propaganda en la soportes de la vía pública (Escriche
2016), aunque por otra parte se ha ido convirtiendo en un centro de atracción de
empresas de Big Data7 (Manresa 2016). «El Big Data no es tanto los datos sino
sobre la capacidad de buscar, agregar y cruzar esta gran cantidad de datos» (Boyd
& Crawford 2012, p.5). Siguiendo la subversiva afirmación que se popularizó en
los años 70, lo personal es político, en plena era de explosión de las tecnologías
que de una u otra manera facilitan el registro8 de nuestra información, se puede
hacer una analogía con aquella frase actualizándola como lo técnico es político.9
El Big Data, por tanto, vuelve a alimentar el sueño de predecir el comportamiento
del consumidor en las distintas fases del consumo (Jiménez 2016). Julian Assan-
ge, en una entrevista, asegura que Google, Apple, Microsoft, Amazon y Facebook
tienen lazos con el gobierno de EEUU y comparten las mismas ideas y visión del
mundo, con proyectos como el PRISM o el Total Information Awareness. Incluso
el Centro Nacional de Inteligencia en España también facilitó espionaje masivo a
los EEUU (Ramonet 2016).
Con la revelaciones de Edward Snowden, la ONU declaró que la vigilancia masi-
va constituía una violación de los derechos humanos (Febbro, 2015). Escándalos
como las televisiones inteligentes que espían han sido cada vez más frecuentes en
los medios de comunicación (EFE 2015). Como afirma Assange «la gente debe-
ría preocuparse por la hegemonía cultural que expande Google […] Incluso el
Pentágono cuenta con un alto presupuesto para la propaganda y la comunicación
estratégica» (2014, p.60). Esta voluntad por parte del Estado de saberlo todo so-
bre los ciudadanos está legitimada políticamente por la promesa de una mayor
eficacia en la administración burocrática de la sociedad (Ramonet, 2015b). El te-
rrorismo también ha sido usado para contralar más a la sociedad. El Ministerio de
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Interior de España, a mitad de 2015, estudiaba un sistema para buscar a potencia-
les terroristas a través de las redes sociales (Águeda 2015).
Así pues, la globalización de los procesos productivos mundializa la obsesión por
el control y las estrategias antiterroristas tienen en el punto de vista a los movi-
mientos anti globalización (Alerta Solidària 2013), tema ya tratado hace casi un
siglo por Victor Serge (2015) y su manual contra la vigilancia, que ya avisaba en
1925 de que el partido de la revolución tenía que evitar al máximo posible la vi-
gilancia enemiga.
3. Transparencia vigilante
La ciencia ha alcanzado una gran aceptación social, llegándose a convertir en
una especie de religión laica.10 Esta aceptación la provee de una legitimidad y
una presencia acrítica en la sociedad, una supuesta superioridad racional de la
que estaría embadurnada la ciencia (Ramírez & Blázquez 2015). La vertiente
técnica nos empuja hacia una tecnocracia de facto, a una democracia de los dis-
positivos. En esta línea se interpreta el paradigma de la pospolítica, en la que el
ejercicio político pasaría a ser una mera gestión de las circunstancias, sin prota-
gonismo en interceder en las relaciones sociales o ser las relaciones sociales. Es-
ta pérdida de control político va parejo con la pérdida de la soberanía de nues-
tra información, por el aumento de los flujos de intercambio electrónico – hoy
en día todo se puede hacer a través de medios virtuales, desde comprar el pan
a ver un cuadro en un museo, se pierde la noción de distancia y se desvirtúa el
concepto de espacio (Castro Nogueira 1997) – y de los soportes de almacena-
miento – móviles, ordenadores.
Tomando el emprendedurismo, se puede decir que en este ámbito también so-
mos desarrolladores, ya que somos emprendedores de nuestro propio control,
nos sometemos voluntariamente a que las compañías nos testen y les hacemos
ese trabajo. Repartidos un poco por todas partes, los detectores de nuestros ac-
tos y gestos abundan a nuestro alrededor: sensores que registran la velocidad
de nuestros desplazamientos o de nuestros itinerarios y tecnologías de recono-
cimiento facial que memorizan la impronta de nuestro rostro y crean bases de
datos biométricos de cada uno (Ramonet 2015a). «Por primera vez en la histo-
ria somos capaces de cruzar cantidades absurdas de detalles insignificantes pa-
ra sacar conclusiones estadísticas sobre el comportamiento humano» (Peirano
2015, p.26). Con todo, se intenta banalizar la vigilancia masiva, «nuestras con-
temporáneas sociedades de control dejan en libertad aparente a los sospechosos
[…] aunque los mantienen bajo vigilancia electrónica permanente. La conten-
ción digital ha sucedido a la contención física» (Ramonet 2016, p.81), pasando
de una sociedad informada a una sociedad de informantes, todas las personas
son vigilantes y vigilados. Afirma Assange que «las nuevas tecnologías de la co-
municación han conectado a todas las sociedades unas con otras […] y conectó
a todos los espías [….] reforzando los aspectos negativos de la globalización»
(Ramonet 2016, p.126).
La función de los sensores – ya sea a nivel individual con la domótica o a nivel so-
cial y urbano con las smart cities –, una sofisticación de tecnología punta, facilita
el reporte y la transmisión de todo tipo de información – desde cuestiones sen-
sibles hasta datos triviales- a aparatos o centros de tratamiento y procesamiento,
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desnudando completamente nuestros movimientos, impulsos, pensamientos y ac-
ciones.11 Michel Foucault (1977) denominó la «ironía del dispositivo» a la creen-
cia de que en ellos reside nuestra liberación, cuando en realidad es la dominación
más sutil y perfecta – la ilusión de libertad –, ya que no requiere de fuerzas ex-
ternas, sino que la autovigilancia va inscrita en nuestro propio comportamiento.12
El funcionamiento de la red Facebook es muy representativa, pues como expone
Serrano Marín (2016), que pasa a llamarlo “Fraudebook”, se funda en una idea
de libertad que no es tal y que, por contra, actúa como un dispositivo de control
más del capitalismo y su afán por la mercancía (Fig. 1).13
Ya sea guiados por “un narcicismo autocomplaciente”, por comodidad o por
inconsciencia, todas estas expresiones y dispositivos son, en definitiva, una
muestra de lo que Han (2013) llamó la “sociedad de la transparencia”. Un régi-
men en el que el sujeto -un cliente transparente- vive en un panóptico digital, en
el que es actor y víctima a la vez – observa y es observado. La transparencia es
necesaria para capitalizar y valorizar los flujos de información, pues los vuelve
operacionales y los acelera. Para ello no debe existir distancia, pues la traspa-
rencia se refiere más a la facilidad e inmediata obtención de datos e información
que a un conocimiento -que se extrae en una segunda fase-. Se refiere al “datais-
mo”, un totalitarismo digital que funciona con datos automáticos, transparentes
y fiables que proporcionan una representación muy exacta y definida de los in-
dividuos que los emiten, consiguiendo un retrato de gran fidelidad de nuestros
actos, apetencias e inclinaciones – lo cual es imprescindible para dirigir la salida
de los productos al mercado. El
flujo de datos es crucial para la
vigilancia (Lyon 2010).
De nuevo, se infiere que la trans-
parencia, que en este caso signi-
fica monitorizar y controlar, re-
quiere de la tecnificación de la vi-
da.14 La política es lo que media
en la sociedad y la ciencia-técni-
ca en la naturaleza o en lo iner-
te. Hoy en día, sin embargo, lo
técnico acaba fagocitando lo po-
lítico, lo que conlleva el riesgo de
que a la vigilancia automatizada
e interiorizada se le sume una
gestión “experta” de los asun-
tos comunes. Si lo político – la
enunciación y lo enunciable- pa-
sa a ser sólo de dominio público
-sabios, intelectuales – excluyen-
do a la muchedumbre anónima,
entraríamos en el antes mencio-
nado paradigma pospolítico.15 Y
este escenario está estrechamente
vinculado con la preponderancia
de un entorno técnico y digital,16
imprescindible para una dulce Fig. 1 - Pawel Kuczynski, El nuevo confesionario (2014).
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alienación. Cesar Rendueles (2013) los entrelaza de manera magistral:
El determinismo tecnológico contemporáneo plantea exactamente lo contrario
que Marx. En primer lugar, no considera que se necesiten cambios políticos im-
portantes para maximizar la utilidad social de la tecnología. Al revés, la tecnología
contemporánea sería postpolítica, en el sentido de que rebasaría los mecanismos
tradicionales de organización de la esfera pública. En segundo lugar, considera que
la tecnología es una fuente automática de transformaciones sociales liberadoras.
Por eso, más que de determinismo tecnológico, habría que hablar de fetichismo
tecnológico o, dado que la mayor parte de esta ideología se desarrolla en el terreno
de las tecnologías de la comunicación, de ciberfetichismo.
Por lo tanto, podemos afirmar que la ironía del dispositivo se alía con el ciberfeti-
chismo, en el cual nos imbuyen en una uniformización por singularidad – es decir,
somos parte de la misma red y los mismos patrones, pero tenemos el poder y la
libertad para cambiar el logo de nuestra cuenta, y ello nos hace no-ver y no-creer
en el constreñimiento que supone.
Las redes sociales tienen un potencial de movilizar a una gran cantidad de personas,
pero son incapaces de crear un verdadero sentimiento de comunidad (Crary 2015).
Frente a todo eso, la PAH reivindica un nosotros tejido a través de los cuerpos
que se presentan – se hacen presentes, no virtuales, se materializan y se compro-
meten – y las imágenes que crean un sentido de pertenencia en torno a un pro-
yecto colectivo. Las imágenes de la PAH son la antítesis del selfie individual e
individualizador. Frente a eso, la imagen se instrumentaliza para crear un cuerpo
colectivo de acción común y un medio para exteriorizar y visibilizar la fuerza de
unirse y transitar colectivamente.
4. Surgimiento y funcionamiento de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca
(PAH)
El fomento del continuo crecimiento y la financiarización de la vivienda, con un
mercado de compra especulativo a nivel global, afectó de manera significativa a
España. La dependencia de la construcción como fuerza de trabajo y de progre-
so junto con la facilidad de acceso al crédito fueron factores determinantes para
crear una burbuja inmobiliaria sin precedentes (Cano & Etxezarreta 2014). En
España, durante el franquismo, se instauró la ideología del fomento de la compra
frente al alquiler (Colau & Alemany 2013).
Durante la democracia se siguieron promoviendo las ventajas fiscales sobre
los compradores junto con la aparición de nuevos modelos de familia, la lle-
gada de inmigrantes por el aumento de trabajo de la construcción y la com-
pra de viviendas por parte de jubilados extranjeros (Rodríguez 2007). La de-
pendencia de España en el sector de la construcción quedó manifestado con
la construcción de unas 600.000 viviendas por año entre 1998 y 2005, más
que Alemania, Francia e Inglaterra juntas en el mismo período, y en que en
2007 el 87% de la familias eran propietarias, cuando la media europea era del
60% (Andrews & Sánchez 2011). La escalada de precios entre 1997 y 2007
acompañó este alto nivel de construcción, con un incremento medio anual
de 11.4% (European Commission´s Directorate General for Economic and
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Financial Affairs 2013). El estallido de la burbuja inmobiliaria junto al creci-
miento del paro produjo que las familias fueran incapaces de asumir el sobre-
coste de las hipotecas y bajo la legislación española, provocó un proceso de
desposesión masivo (Sassen 2015).
Ante esta situación, surgen movimientos sociales de derecho a la vivienda, lidera-
dos por la Plataforma de los Afectados por la Hipoteca (PAH), creada en 2009 en
Barcelona a partir de los movimientos por una vivienda asequible. Desde el 2009
hasta el 2016, la PAH ha evitado más de dos mil desahucios en todo el estado es-
pañol, con tres reivindicaciones básicas: 1) parar los desahucios, 2) obtención de
la dación en pago, y 3) demanda de alquiler social asumible. Estas propuestas se
han puesto a la práctica de una manera activa a partir de diferentes campañas en
las que los medios de comunicación, tanto los propios como los ajenos, han juga-
do un papel relevante en la difusión de las reivindicaciones y acciones llevadas a
cabo por la plataforma. Estas demandas vienen incluidas en el libro verde de la
PAH, donde se define a sí misma como «un movimiento ciudadano apartidista,
articulado en más de 200 nodos en todo el Estado, a través del cual personas di-
rectamente afectadas y personas solidarias se organizan para denunciar y cambiar
esta situación».
El primer contacto de la población con la PAH son los días de acogida, en los
cuales el local está abierto y se da la bienvenida, explicando las fases del proceso
de ejecución hipotecaria o de impago de alquiler, hoy en día el más común. Una
vez hecha la introducción, es el turno de exponer los casos particulares, escuchar
y ayudarse. Los otros días se hacen asambleas de coordinación, acciones de visua-
lización del problema, además de las comisiones de Obra Social, Comunicación,
Jurídica… La PAH tiene un funcionamiento integral, puesto que además del apo-
yo legal tiene muy presente la parte emocional y la activista. La organización es
muy importante, básica, y se hace a través de las asambleas.
Hay tres estrategias que ha ido siguiendo, 1) STOP DESAHUCIOS es una de
las que más repercusión ha tenido, se trata de una acción directa, consistente
en personarse ante la puerta de la familia que tiene que ser desahuciada, con
un nutrido grupo de la PAH con las camisetas verdes identificativas, y evitar
que la comitiva judicial desaloje a las familias. 2) “Este banco engaña, estafa
y echa la gente de su casa” consiste en enfrentar directamente a las sucursales
de los bancos que han desahuciado a la población o que no quieren negociar,
forrando todo el escaparate de carteles y pegatinas, a la vez que se va informan-
do a la población de las prácticas abusivas que realiza cada banco. El principal
objetivo de esta campaña es el de dañar la imagen corporativa de la entidad,
hacer perder el miedo a la población a participar activamente y rebajar las pre-
tensiones del banco. 3) Los Escraches, de origen argentino – a raíz de la Ley
Punto Final que dio impunidad a los que habían torturado durante la dictadu-
ra de Jorge Videla, los familiares de las víctimas se organizaron para señalar a
los culpables – en España se ha actuado de manera diferente: invitar a todos
los diputados contrarios a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el dere-
cho a la vivienda a asistir a las asambleas de la PAH, dando una carta en mano
y una pública - con fuerte repercusión mediática. Ante el silencio de estos, se
inició la campaña con una finalidad específica: informar directamente, ante sus
casas y en su día a día. Fue una campaña de fuerte impacto mediático y la que
más se ha usado por deslegitimizar la PAH, haciendo comparaciones con actos
terroristas (Cortizo 2015). Además, existe la Obra Social de la PAH: una frase
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muy repetida en las asambleas de la PAH es la de “con la PAH nadie se queda
en la calle”. La Obra Social de la PAH se mueve en dos líneas: que la familia
entre en su propio piso del que había sido desahuciada, propiedad del banco;
o que la familia desahuciada entre a vivir en un bloque de viviendas propiedad
de un banco debido a la quiebra de una empresa inmobiliaria. Existen otras ac-
ciones, como las mociones en los ayuntamientos o las acciones de negociación
y presión a entidades – se acompaña al afectado para que se tenga más poder
presencial e intelectual en las negociaciones con el banco. Posteriormente se
hizo una ILP a nivel autonómico, en Cataluña, y esta vez fue aprobada por el
Parlamento de Cataluña y convertida en la ley 24/2015, de las más garantistas
de Europa en materia de vivienda. Finalmente ha sido tumbada por el gobier-
no español presidido por el PP, provocando que se iniciara una nueva campaña
de Escraches.
Finalmente, coincidiendo con la campaña electoral de las elecciones generales del
20 de diciembre de 2015, la PAH inició una demanda de 5 exigencias mínimas
sobre vivienda: 1) dación en pago retroactiva, 2) alquiler social, 3) stop desahu-
cios – las tres de siempre- y añadiendo 4) suministros básicos garantizados y 5)
vivienda pública. Estas exigencias han sido reivindicas a través de performances
en la calle junto con una gran actividad en las redes sociales, llamada las 5 de la
PAH, y señalando los principales partidos políticos que no las han incluido en su
totalidad en sus programas – PP, PSOE y Ciudadanos.
La organización de la PAH, a nivel interno, se realiza a través de comisiones. Para
el uso de la imagen las más importantes son la comisión de acciones y la de comu-
nicación. El análisis de las acciones y de la organización previa y posterior permi-
te un acercamiento al uso del poder que la imagen representa en la lucha por los
derechos básicos como la vivienda.
5. Metodología
La metodología ha consistido en un trabajo de campo constante en la PAH de
Barcelona, con observación participante en las asambleas semanales, tanto las de
bienvenida como las de coordinación interna. Se ha documentado y observado las
dinámicas de la plataforma, haciendo reportajes de diferentes acciones que se han
llevado a cabo frente a sucursales bancarias. El trabajo de campo también ha con-
sistido en entrevistas semi estructuradas a la comisión encargada de la comunica-
ción de la PAH y a diferentes personas afectadas, para analizar cualitativamente
su proceso de empoderamiento y el uso de imágenes.
Por otra parte, se ha hecho una comparativa de las imágenes aparecidas en el
periódico con las difundidas a través de las redes sociales por la PAH en el
momento de hacer una actuación, que también fue seguido in situ por par-
te de los autores. La acción seleccionada ha sido una del 05/05/2015 en una
sucursal del Catalunya Caixa próxima al centro de Barcelona. Las imágenes
y noticias analizadas han sido de eldiario.es y la cuenta oficial del Twitter de
PAH de Barcelona. En el análisis se tiene en cuenta el hecho de considerar el
ámbito social, técnico y estético de las imágenes (Rose 1996) y todo el contex-
to analítico (Zurdo & Serrano 2012), así como códigos de análisis visual, ya
que lo que construye la idea de realidad está influida por códigos perceptivos
(Karam 2014).
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6. Discurso y redes
Ante el mensaje estándar de los medios de comunicación, la PAH ha podido
cambiar el lenguaje instaurado en el imaginario colectivo. Se ha pasado del
“usted ha vivido por encima de sus posibilidades” al de “usted ha sido víctima
de una estafa”. En las asambleas se puede observar cómo una vez se cambia la
mentalidad, se refuerza la autoestima, se coge fuerza personal y voluntad de
justicia, se empodera la población con una voluntad de cambio. Entrevistando
a gente afectada por la hipoteca, muchas de ellas coinciden en que las acciones
directas en los bancos son las que más empoderaban, perdiendo el miedo pero
con el carácter pacífico que caracteriza el movimiento «iba a muchas acciones a
los bancos y eso me envalentonaba, ¡no es que me volviera violento ni nada de
eso!» afirma uno de los afectados.
El paso hacia el activismo y adoptar roles de líder se consigue con la acción co-
lectiva y en parte gracias al lenguaje y el cambio de mentalidad de culpable a víc-
tima, y a activista. El miedo inicial en las acciones también es común ya que en
el movimiento la gente afectada, en muchas ocasiones, nunca había superado la
legalidad cívica establecida, con lo que se va perdiendo el miedo poco a poco, en
palabras de una afectada «cuando fui a una acción, empecé a temblar y me quedé
blanca, porque yo me pensaba que iba a venir la policía, que nos iba a pegar, que
nos iban a echar». Las personas afectadas suelen tener familia y alrededor de 50
años, gente que se ha empoderado y ha cambiado su vida completamente con el
activismo, explicado por otro afectado:
Se va a bloquear el banco, ocupar el banco para que un compañero consiga lo que
es justo para cualquier ciudadano como es una vivienda justa. Preparar la acción,
hacer la acción, gritar, pelear hasta que mi compañero consiga lo que necesita, eso
reconforta a cualquiera (Afectado).
La relación con los medios de comunicación también está plasmada en el imagi-
nario del colectivo afectado, así como el uso sesgado que hacen de las noticias:
Las entidades bancarias les dan dinero a los grandes, por lo tanto no atacar a nin-
gún banco es la táctica que utilizan los medios de comunicación, porque están en-
trampados. Si hay algo negativo de la PAH eso sí que lo sacan, les interesa despres-
tigiar el movimiento que va en contra de sus políticos que no hacen nada (Afec-
tado).
Entre el lenguaje usado hay frases como “Yo soy de la PAH”, que crean un senti-
miento de identidad, empatía y lazos de solidaridad. Gala Pin, actual regidora del
Ayuntamiento de Barcelona, estuvo vinculada a la PAH y concluía en una entre-
vista de “El País” que «El chip de la PAH ha roto el derrotismo de la izquierda
cono el salto del “No pasarán” al “Sí, se puede”» (Blanchar 2014).
La importancia que se le da al mensaje y la comunicación queda reflejada por el
continuo trabajo de la comisión encargada de la comunicación. Las reuniones son
mensuales, pero la comunicación es diaria a través del Telegram, con unos 100
mensajes diarios de media. La PAH de Barcelona es muy importante en general,
como afirma un miembro de comunicación «está bastante experimentada a nivel
de comunicación, para muchas PAHs me atrevería a decir que es un referente». A
través de cursos de comunicación y experiencias compartidas, usan las redes so-
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ciales de distinta forma, especialmente el Facebook y el Twitter, aunque también
se mueven en Instagram, Flickr y en el blog. Cada uno tiene su uso:
En Twitter se utilizan frases muy sencillas, que tengan gancho y sobretodo alegres,
con un punto de ironía también. Es muy diferente el tono de una red a otra. Twi-
tter es más instantáneo, Instagram es prácticamente un repositorio de imágenes y
Facebook hablas a tu comunidad, gente de la PAH y personas o colectivos afines al
movimiento, un relato de lo que ha sucedido en breve, con amor y cariño (Partici-
pante de la comisión de comunicación).
La importancia de las redes frente a los medios tradicionales lo resume otro
miembro de comunicación:
Para mí lo de que los medios de comunicación son objetivos es todo lo contrario,
sacan lo que les interesa según las entidades financieras o partidos políticos que hay
detrás […], lo bueno es que a través de las redes sociales tú tienes voz y también
como la PAH tiene legitimidad no sólo tienes voz sino que también produces opi-
nión pública (Participante de la comisión de comunicación).
Las líneas básicas que sigue la comunicación de la PAH hacen referencia a la vic-
toria y a la alegría, son propositivas y generan empoderamiento, nunca buscar la
morbosidad o la cara más triste de las noticias. Se trata de crear simpatía:
Imágenes en que la PAH aparece siempre como una comunidad que siempre ga-
na o luchadora pero feliz, ya genera simpatía en el espectador, sólo por la imagen,
aunque no conozcas el movimiento. Y eso es lo que realmente hay que favorecer:
solidaridad y reflexión crítica, porque es imagen de la filosofía de la PAH (Partici-
pante de la comisión de comunicación).
En referencia a la imagen, des del momento que se toman fotos ya se sabe que se
tiene que tomar las líneas comentadas de la PAH, con detalles como que aparezca
mucha gente o las camisetas verdes con el logo de la PAH en primer plano o algún
cartel. Entre los miembros se hace una selección de todas las imágenes y finalmen-
te se retoca un poco la luminosidad o borrosidad, siempre teniendo en cuenta de
hacer lo justo para no distorsionar la realidad. Una distorsión que a veces puede
producirse en los mass media:
Se piensa en lo que llama más la atención al consumidor de ese periódico, que
generalmente suele ser la parte más visceral y que no corresponde con nues-
tra realidad. Que toda una acción pacifista, festiva y alegre que dura 3 horas
se reduzca al segundo en que hay un momento de discusión, no es justo y no
se corresponde con la realidad de la acción (Participante de la comisión de co-
municación).
Existe la importancia de cambiar el discurso imperante y el imaginario colectivo
de derrota frente al poderoso; la imagen y el mensaje que transmite están bien
elegidos por la comisión de comunicación:
Muchas veces usamos imágenes positivas y que sigan con el texto, pero en redes
como el Facebook hacemos mucho hincapié en la importancia de estas, estamos
muy acostumbrados a tener la información masiva y no se lee casi nada. La imagen
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expresa mucho y creo que consigue interpelar al receptor de la imagen (Participan-
te de la comisión de comunicación).
En este sentido, en el uso de las redes afirman que pueden «generar pensamiento
crítico y red de solidaridad […] porque como asociación no podemos recluirnos
en no usar las redes sociales, pero para atraerlo luego en asambleas presenciales».
Estas pueden reflejar un carácter asistencialista de la acción, mientras que la PAH
quiere salir de la imagen de víctima, empoderarse, cambiar los roles, y no mostrar
al banco como inalcanzable, construir un contrarrelato:
Que tú puedas ir andando por la calle y ver que un grupo que están empapelando
las vidrieras en un banco que tiene mucho poder económico, eso te cambia el chip
como espectador, porque rompe con tus códigos y esos significados que ya te ve-
nían dados y que asumes (Participante de la comisión de comunicación).
7. Análisis de imágenes
Dentro de la campaña de presión a las entidades que continuaban desahuciando
y que no tenían voluntad de negociar un acuerdo justo, se organizó la ocupación
de una sucursal de Catalunya Caixa (CX).18 El 05/05/2015, tras un farol y varios
rodeos para evitar el cerco policial se consiguió entrar a la sucursal de la calle
Pau Claris y permanecer dentro todo un día, hasta que ya de noche los Mossos
d’Esquadra – la policía autonómica catalana – desalojaron a los resistentes. Con
esta acción se pretendía presentarse en la oficina bancaria para hacer patente la
disconformidad y llevar la protesta hasta sus incitadores. De este modo, el cuerpo
colectivo de la PAH se personaba ante la sede de las cual emanaban las clausulas
y las condiciones de la injusticia.
En las imágenes de la acción de este día se puede observar una diferencia funda-
mental entre lo que ofrecieron los medios y lo que difundió la PAH. Mientras que
la prensa eldiario.es destacó el cerco policial (Fig. 2) y el momento del desalojo
– en el final de la ocupación – la PAH publicó una imagen de unidad (Fig. 3), de
alegría y de victoria justo después de haber iniciado la ocupación.
La figura 2 muestra el despliegue en fila de un grupo de policías antidisturbios.
A nivel figurativo esta imagen recrea en nuestra mente una muralla o un gran
obstáculo difícil de superar. A nivel conceptual la imagen remite a unos custo-
dios que no dejan pasar a nadie hacia el banco, además de que no pasa desaper-
cibido su carácter de policía antidisturbios. En este sentido, una acción pacífica
se reviste de mayor gravedad ya que se envía a la policía encargada de sofocar
acciones de una envergadura mayor. Pese al desalojo efectuado, los medios pa-
recen desproporcionados, y en conjunto, la línea de policías en pie embozados
y totalmente pertrechados transmite la sensación de fortaleza y absoluta prohi-
bición de paso – so amenaza de usar su fuerza disuasoria, que al ser antidistur-
bios, es una de las mayores que pueda ejercer la policía.
La figura 3, a diferencia de la anterior, muestra al grupo de activistas, sonrientes y
alegres, que realizaron la ocupación reivindicativa. En este caso, a nivel figurativo
reconocemos un grupo apiñado – de cuclillas y de pie – que ocupa todo el plano
del pasillo de acceso al banco. A nivel conceptual se crea la idea de unidad, de una
voluntad combativa y cohesionada. En esta imagen vemos al grupo que ocupa,
100
que actúa, que lleva a cabo la reivindicación. La sensación que transmiten no es
de amenaza, pese a conformar también un muro, sino de esperanza, de alegría y
de lucha. El elemento verde predominante acentúa la unidad y solidaridad de los
congregados, y los carteles lo dotan de contenido – se deduce una preparación,
una línea política y unos objetivos.
Finalmente, en la figura 4 tenemos una imagen descuadrada en la que las personas
ya no son protagonistas. A nivel figurativo distinguimos – pues el resto es parte
del escenario de la acción – dos carteles, uno de los cuales está siendo retransmi-
tido en la pantalla a través de una de las cámaras de video vigilancia. El circuito
cerrado de televisión (CCTV) se convierte así – dejando un cartel en la trayecto-
ria visual de la cámara de vigilancia- en un medio de denuncia. Una infraestruc-
tura bancaria se apropia y se reutiliza para (re)transmitir su mala praxis – se lee
perfectamente “alquiler social” y “los tres jinetes de la usura”. A nivel conceptual
podemos ver que de la imagen se colige el mensaje que se quiere hacer público,
que se visibiliza – hasta en televisión –, las demandas, sobre fondo verde, que han
presentado. En definitiva, queda claro que la acción tenía una vocación de inter-
pelar, de comunicar una posición.
Figg. 2-3 - Ocupación de Catalunya Caixa, eldiario es y PAH Barcelona , 2015.
Fig. 4 - Ocupación de
Catalunya Caixa vista por
los autores, Eduard Sala,
2015.
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8. Reflexiones finales
En la sociedad del cansancio – consecuencia de la sociedad del rendimiento y de
la positividad excesiva –, el hastío y el agotamiento se utilizan como mecanismos
disciplinario-biopolíticos, para un control más eficaz y una narrativa desconflic-
tual. La PAH es el intento de sobrepasar esta saturación por cansancio y organizar
una respuesta conjunta y en común. Frente al drama de los desahucios, la PAH
organiza la rabia y la convierte en una llamada de rebeldía contra las políticas fi-
nancieras que usan la deuda para controlar a los afectados – la deuda atenaza y no
deja vislumbrar un futuro, retiene y secuestra las energías e impide que las fami-
lias avancen. Verse como afectados permite desplazar la lucha al terreno concre-
to del cuerpo – de los cuerpos, de la multitud – sin perderse en el mundo de las
ideas. La centralidad del cuerpo concretiza la lucha, visibiliza el causante, señala
los responsables y ofrece soluciones materiales e inmediatas – la acción directa,
sin esperas judiciales, contra los bancos que les desahucian. La práctica performa-
tiva de encarnar la alternativa, establece el posicionamiento desde donde se pro-
testa, lo cual añade legitimidad – pues es una postura abierta y honesta, surgida
del sufrimiento – y a la vez politiza a los miembros – ya que no se trata de forma
individual o aislada, sino colectiva y compartidamente. Frente a la voz imperante
y homogeneizadora de los grandes medios de comunicación, propietarios en su
mayoría de grandes bancos, de difusión del mensaje de culpabilizar a la sociedad
de su situación, la PAH ha producido un cambio de narrativa al empoderar a la
propia población afectada. El acto de presencia que la PAH ejerce al personarse
colectivamente ante sedes, sobre todo financieras, que practican el acoso contra la
población vulnerable subvierte la transparencia vigilante de nuestra época, colo-
cando el foco de atención y escudriñamiento en los poderes que tradicionalmente
nos disciplinan. De esta manera se niega la tradicional misión defensiva a la que
relegaban a los agredidos y se pasa a la ofensiva, dotando a los sujetos de la posi-
bilidad de enunciar, señalar y enjuiciar.19
1 Cfr. https://abandazos.files.wordpress.com/2016/06/c2a1escucha-anarquista-david-harvey.pdf.
2 Es lo que David Lyon, partiendo de Bauman, denomina la vigilancia líquida (2010), donde la
vigilancia se torna en una ensamblaje flexible (Lyon, 2002).
3 Cfr. http://info.nodo50.org/IMG/pdf/33787_0_articulo.pensamiento_posi.pdf.
4 En la PAH la utilización de este término tiene una doble dimensión; por un lado se hace referencia
al carácter colectivo de las vivencias compartidas y la lucha, por otro lado se politiza la cuestión
de género, autodenominándose en femenino para visibilizar la hegemonía patriarcal en las formas y
prácticas – así como para reivindicar una política feminista.
5 Cfr. http://artesescenicas.uclm.es/archivos_subidos/textos/379/Marina%20Garces-que%20podemos%20
hacer.pdf
6 El compromiso nos enlaza con los demás, nos pone en comunicación y relación con el resto. «El
compromiso, cuando nos asalta, rompe las barreras de nuestra inmunidad, nuestra libertad clientelar
de entrar y salir, de estar o no estar, de tomarlo o dejarlo» (Garcés 2013).
7 Es un sector en alza, al que las compañías le prestan mucha importancia. Tal como se refleja en esta
noticia su desarrollo procura de centros que se encuentran muy cerca de nosotros: «Zurich elige
Barcelona para instalar su centro mundial de “big data”», http://www.expansion.com/economia-
digital/companias/2016/03/10/ 56e13dcae2704e897d8b468b.html, accedido el 10 de marzo de 2016.
8 No podemos olvidar que cada acción que incluya un dispositivo genera un registro -una llamada
de teléfono, una búsqueda en la red- que después puede utilizarse para monitorizar y controlar la
actividad de personas y colectividades -así como proyectar patrones de conducta, previsiones de
tendencias, adelantándose a los escenarios futuros-. Algo similar ocurrió durante la votación del
102
referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE, en la que las tendencias de los internautas
se acercaron más al resultado final que las encuestas tradicionales.
9 Cfr. https://www.criptica.org/index.html@p=182.html.
10 Haraway (1988) critica magistralmente esta pretendida objetividad desde el feminismo, mostrando
la imposibilidad de concebir un conocimiento-ciencia desproblematizado.
11 Una compañía de electrodomésticos ha hecho un anuncio en el que queda patente la función
recopiladora que tienen los sensores inteligentes. En el anuncio un despreocupado morador recorre su
casa mientras una persona apunta en un cuaderno los diferentes hábitos de la persona: la temperatura
de la nevera o el agua de la ducha son un ejemplo. El hecho de que la compañía haya sustituido a los
sensores por una persona -que muy atenta intenta tomar todos los datos que puede- es inquietante
pues patentiza la invasión de nuestra intimidad y una biopolítica del control en el que nuestro cuerpo
y sus necesidades se convierten en los inputs necesarios sobre el que se asientan los beneficios y
funcionamiento de la compañía. Demuestra que los sensores son empleados robóticos al servicio de la
compañía, aunque lo disfracen como una conquista hacia una mayor comodidad y confort. El anuncio
acaba con un demoledor “Nuestro mejor centro de investigación es tu casa”. El anuncio está disponible
en: https://www.youtube.com/watch?v=5gGJQRLHy8o (accedido el 27 de junio de 2016).
12 Además, de que con este tipo de dispositivos la (auto)vigilancia se vuelve invisible (Lyon, 2014),
cayendo a su vez en una falsa sensación de control de la propia vida.
13 http://www.eldiario.es/cultura/libros/Fraudebook-toda-libertad-quita-like_0_510599109.html
14 La civilización avanza incrementando el número de operaciones importantes que podemos llevar a
cabo sin tener que pensar en ellas (Laval & Dardot 2013).
15 Precisamente el grito de “No nos representan” focalizaba la frustración y el descontento que la
esfera pública suponía para los congregados. El dominio público no se asumía como algo propio
en el que litigar y cuestionar, ya no representaba un espacio político de enunciación pues había sido
secuestrado por la política profesional que se funda en la “expertise” (Fischer 1990).
16 Pese a que Rendueles trate de lo tecnológico, lo emplea en el mismo sentido que lo técnico, es decir,
aludiendo al carácter accesorio y procedimental de las aplicaciones.
17 No existe ninguna comunidad sino acumulaciones de Egos incapaces de una acción común, política,
de un nosotros (Chul Han, 2015). La red sería una yuxtaposición sin un sentido colectivo o sin una
(auto) consciencia de serlo.
18 Blackstone, un fondo de inversión, se había apropiado de muchas de las hipotecas de CX, y en un
intento de rebajar la conflictividad y alejar el foco de su entidad prohibió a las personas afectadas
protestar, a cambio de convertir la deuda en una cuotas más reducidas.
19 En cierto modo la PAH posibilita que el discurso público se abra a nuevas interpretaciones y
aportaciones, e incluso que quienes componen lo público – y no sólo lo privado, pues muchas veces
van coaligados – se vean cuestionados, tal como ocurría en el libro de Jeremy Bentham “Constitutional
Code” de 1830, que habla de un panóptico aplicado a los funcionarios públicos. En definitiva, la
PAH subvierte el panóptico, ejerciendo como fiscalizador de las actividades bancarias-financieras y
políticas, que a veces son sinónimas.