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•El proceso de envejecimiento demográfico, transformará la manera de entender social y culturalmente a la
población en su composición por edad y sexo, su capacidad para el trabajo y el desarrollo, los niveles de
competencia, su estado de salud y sus necesidades.
•. Se constata que la vejez no es igual en la tercera y la cuarta edad, existen diferencias entre hombres y
mujeres, se presenta en forma distinta por clase socioeconómica, ha sido diferente en épocas pasadas de lo
que es ahora, y seguramente será distinta en el futuro. De esta manera, la vejez y el envejecimiento dependen
de contextos demográficos, sociales y económicos propios y que varían en el espacio y el tiempo, de ahí que
surjan la necesidad y el propósito de manejarlos de manera propia dentro de cada sociedad. No habrá así una
sola definición y un mismo umbral hacia la vejez, sino multiplicidad de circunstancias tales como la
heterogeneidad social y económica existente.
•Uno de los desafíos más importantes en la denominación de las personas mayores, es el no incidir en las
representaciones sociales negativas mediante la división de subgrupos etarios, para ello, Aranguren plantea
una definición para la cuarta edad no en términos de dependencia o pérdida funcional, sino que los clasifica
con la palabra del latín: valetudo, la cual considera que las personas de la cuarta edad pueden encontrarse en
buenas o malas condiciones de salud.
•La investigación gerontológica está en ciernes con respecto a la realidad de las personas de la cuarta edad
en los países desarrollados; hay muy poca evidencia empírica de sus necesidades relativas y de adaptación
de los servicios públicos a ellas.
Se propone la utilización de dos ejes definitorios: a priori, el contexto que ha dado origen al envejecimiento
de la población en la modernidad, desde las utopías pretéritas, pasando por el progreso; para
posteriormente esbozar el desarrollo histórico de las edades de la vida en la vejez. A posteriori, se realizará
un desarrollo teórico de los nuevos ritmos del ciclo vital de la tercera y cuarta edad en la modernidad,
tomando en consideración los principales autores y sus respectivos desarrollos teóricos: (Neugarten (1974);
Laslett (1991);Suzman y Willis (1992); Baltes y Smith (1999,2003) Sachez-Ortiz (2007), Carr y komp (2011);
Lalive (2015) ; Gilleard y Higgs (2015). Para finalizar se agruparán los retos y oportunidades que se
plantean. Se constata que la tercera edad y la cuarta edad se han convertido en etapas de la vida que
enmarcan los límites de la edad, cada grupo conduce a diferentes conclusiones.
Se propone la utilización de fuentes bibliográficas históricas y contemporáneas para esbozar la concepción
de las personas mayores en los dos grados de abstracción emergentes: tercera y cuarta edad. Se Tomará en
consideración los principales autores y sus respectivos desarrollos teóricos: Beauvoir(1989); (Neugarten
(1974); Minois (1987); Laslett (1991); Suzman y Willis (1992); Aranguren (1992); Bobbio (1997); Erikson
(2000); Baltes y Smith (1999,2003); Gil Calvo (2003); De Miguel (2005);Sanchez-Ortiz (2007); Carr y komp
(2011); Lalive (2015) ; Gilleard y Higgs (2015).
Antiguamente las personas mayores no habían constituido nunca una categoría homogénea aislable del
resto de la sociedad; las primeras muestras de cambio aparecen en el año 1950 con el auge de los sistemas
de jubilación y la intervención creciente del Estado en este terreno. La vejez asunto esencialmente privado y
familiar hasta ese momento, se convertía en un fenómeno social importante y atraía irremediablemente la
atención de la administración pública, preocupada por dar un estatuto y usos reglamentarios. La forma
tradicional de asistencia se consideró degradante; se adoptó una nueva terminología-la “tercera edad”-, con
un gran matiz de dinamismo y autonomía, que reemplazó a la “vejez”, convertida en sinónimo de usura e
incapacidad desde hace mucho tiempo. Progresivamente con el aumento de la esperanza de vida se
introdujo la cuarta edad, para denominar a las personas mayores de 80 años.
En la actualidad, cada cultura denomina a las personas mayores de una forma particular, existen numerosos
términos para indicar esta etapa del ciclo vital como grupo o de manera individual, los más usados en el
castellano son: senectud, ancianidad, vejez, mayores, segunda juventud, provectos, tercera edad, cuarta
edad, envejecimiento del envejecimiento, edad avanzada. A continuación se esboza un análisis histórico de
las edades de la vida y las principales definiciones de tercera y cuarta edad mediante criterios cronológicos,
funcionales y sociales..
En los países en desarrollo llegar a la vejez era un acontecimiento poco frecuente y no fue sino hasta la
segunda mitad del siglo XX mediante la lucha contra las enfermedades y la postergación de la muerte que
se generalizaron a la mayoría de los países y poblaciones. La democratización del envejecimiento permite
que la mayor parte de las personas llegue a edades avanzadas, incluso con debilidades, y que una vez
alcanzada esta etapa también se vivan más años en la vejez.
La democratización del envejecimiento en España ha sido axiomática marcando nuevos ritmos vitales, para
el año 2105, según los datos del Padrón continuo (INE) , hay 5.881.581, personas pertenecientes a la
tercera edad (hombres 46,05% y mujeres 53,95%); mientras que la cuarta edad es el grupo de mayor
crecimiento con 2.752.057 (hombres 36,78% y mujeres 63,22%). El sexo predominante en la cuarta edad es
el femenino: hay un 26,44% más de mujeres que de hombres. Del total de la población (18,60%)la tercera
edad representa el 12,67% y la cuarta edad el 5,93%. Para llegar a este punto, han tenido que acaecer una
serie de hitos históricos marcados por las utopías, el progreso hasta llegar a la modernidad.
En efecto, tres son las obras literarias que han configurado el universo para las utopías de la vejez: la utopía
de Tomas Moro, la República de Platón y la ciudad del sol de Tommaso Campanela. Todas fueron escritas
en una época en la cual las personas mayores eran rechazadas y despreciadas. Los autores tuvieron la
entelequia de realizar postulados utópicos, en los cuales las personas mayores ocuparan un papel
honorable en la organización social y política de su época.
El progreso fue un marco de contingencias para la realización de las utopías del envejecimiento; el
historiador médico Thomas Mckeown (1978) demostró que el inicio del control de la mortalidad no se
produjo tanto por los avances de la medicina profesional como por dos factores asociados. El primero la
mejora de la oferta alimentaria, que permitió elevar el nivel de salud mediante la generalización de dietas
ricas en proteínas cárnicas, que dotan de mucha mayor resistencia contra las enfermedades. También
influyó el tendido urbano de redes de alcantarillado, que consiguió erradicar las enfermedades infecciosas
contagiadas por las fosas sépticas de aguas fecales. La medicina es vista como el último y más puro bastión
de los sueños de la Ilustración, al unir razón y ciencia con la ilusión de disponer de posibilidades humanas
ilimitadas, estamos ante un inagotable motor de progreso. (Callahan, 2004).
En la misma línea de lo anterior, el progreso también fue axiomático en las instituciones sociales, a lo largo
del siglo XX los Estados del bienestar se consolidan; sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, pero
es en la década de los años sesenta cuando empieza a plantearse la necesidad de llevar a cabo políticas
sociales a favor de las personas de la tercera edad. El término política social tiene su origen en Francia en
1.961, año en que se formó una comisión para el estudio de los problemas de la vejez, que fue presidida por
Pierre Laroque. La intervención del estado se ha materializado en la prestación directa de bienes y servicios
públicos y las políticas de protección social. Herencia de Beveridge, Bismarck. El Estado del bienestar ha
posibilitado redistribución de la renta que posibilita la mejora de las condiciones de vida de las personas
mayores más desfavorecidas. (Castells, 1988).
Las utopías nos condujeron al progreso y este a la modernidad en la cual emergen modelos diferentes de
vida y valores plurales. Desde una perspectiva positiva (Bauman 1992), en este marco de cambios en el
tiempo, el espacio, el ciclo vital ,en los estilos de vida, esta inmersa la tercera y cuarta edad, la cual hay que
redefinir constantemente, debido a la aceleración de los cambios en la modernidad.
Origen/Autor Edades de la vida Criterio Tercera
edad/Denominación
Criterio Cuarta
edad/denominación
Emperador Soujin 2 Cronológico Viejos(60-65 años) Cronológico Ancianos(+65)
Hebreos 2 Cronológico 70 años Cronológico 80 para los de mayor vigor
Griegos-Galeno 3 Cronológico Gerontes
Inicio a los 50 años
Cronológico Plesbytas-Decrepitud
Jean Astruc 3 Cronológico Vejez incipiente /confirmada Cronológico Edad decrépita
Monlau 2 Cronológico Vejez verde (60-70 para el varón y 50-60 para la
mujer) Cronológico Vejez confirmada o
caduquez (hasta los 85 años
ambos sexos y después la
decreptiud o edad centenaria
Romanos 2 Cronológico Senecté o senex (apartir de los 60 años) Cronológico Senies o senectus (edad avanzada)
Pitágoras 7 Cronológico en
intervalo
septenales
Vejez 56-63 y 63-70 Cronologico en
intervalo septenales Ancianidad
70-77 y de los 77-al final
Shakespeare 7 Funcional Sexta edad
falsete infantil
Funcional Septima edad
vuelve de nuevo a ser niño
San Isidoro de Sevilla 7 Cronológico Senecté 60 años Cronológico Senies: corresponde a la senilidad o decrepitud
Felipe de Novara 4 Cronológico Vejez 60 años Cronológico Término de la vida 80 años
Dante 4 Cronológico Vejez-45 a los 70 Cronológico Vejez extrema (+70)
Erikson 9 Inseguridad vs desesperanza Inseguridad vs desespereranza 80-90 años
OMS 6 Cronológico Senectud gradual (60-72) Cronológico Vejez declarada (72-90)
Grandes viejos-gerontes (+90)
Laslett 4 Social Fin de la vida activa Funcional Dependencia, decrepitud y muerte
Neugarten 2 Funcional Viejo-joven (60-70 años) Funcional Viejo-viejo (80-90 años)
Baltes y Smith 2 Funcional Buena salud y autonomía funcional Funcional Detrioro, mala salud, baja autonomía y amplio
nivel de fragilidad.
Amando de Miguel 8 Primera vejez (65-84) Ancianidad (85+) muy
dependiente
Norberto Bobbio 2 Social Sexagenario-Burocrático Funcional Octogenario fisiológico
Jose Luis Arangueren Funcional Tercera edad (65+) Funcional Cuarta edad-valetudo (85+)
Enrique Gil Calvo 2 Funcional Posreproductiva (55-75 años) Funcional Pos-pos resproductiva (75-80
años)
Pilar Mesa Lampre 2 Funcional 65-75 años con buen estado de salud Funcional Umbral de cambio 75 u 80
en adelante
Suzman y Willis 1 Funcional The oldest old(+85). Fragilidad y dependencia
Carr y komp 2 Funcional Independencia Funcional Problemas de funcionamiento, discapacidades
Lalive Dëspinay 3 Funcional Viejo-joven Funcional Viejo-viejo
Muy viejo
Diana Carolina Mira Tamayo. Doctoranda en Políticas Públicas. Universidad de
Zaragoza. 566550@unizar.es
Marta Gil-Lacruz. Prof. Psicología Social. Universidad de Zaragoza. mglacruz@unizar.es
Miembros del grupo consolidado de investigación Bienestar y Capital Social (referencia
S-51, Gobierno de Aragón, Universidad de Zaragoza)http://www.unizar.es/bycs
La tabla 1. Emplea una clasificación de la tercera y cuarta edad mediante criterios cronológicos, funcionales y
sociales
El criterio cronológico es el más utilizado y aparentemente el más objetivo. Define la vejez en función de la
edad del individuo. A lo largo de la historia se ha tratado el tema de las edades, existiendo consideraciones y
clasificaciones diversas, que oscilan desde una interpretación dualista (juventud vejez) hasta divisiones en 7
etapas. Por otra parte, el criterio funcional, muy utilizado en la actualidad, define la vejez asociándola a la
perdida de funciones, tanto físicas como psíquicas e intelectuales, es decir, equipararía a la vejez con la
enfermedad. Por último, el criterio social se corresponde con un cambio de roles acaecido por la jubilación.