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ELABORACIÓN DEL PERFIL VOCAL DE UN GRUPO DE LOCUTORES RADIALES
CHILENOS.
Malebran Celina; Saldívar Patricio.
Universidad de Valparaíso.
Introducción
La radio representa para la sociedad un medio fiable de recibir información y su
transmisión tiene mayor alcance a nivel de cobertura nacional. La Asociación de
Radiodifusoras Chilenas (ARCHI) menciona que la radio está presente en territorio
nacional desde 1922 y ha sido participe de grandes cambios culturales, políticos y sociales
(1996). Se reconoce que la función de la radio, hoy en día, no va dirigida tan solo a
informar, sino también a entretener, organizar y beneficiar a la población, entre otros.
En nuestro país actualmente existen 1995 radio emisoras, de las cuales 1405 son de
frecuencia modulada (FM). En un estudio presentado por la ARCHI (2007) se revela la
identificación de la sociedad con este medio de comunicación, tomando este segmento el
segundo medio de consumo a nivel nacional, luego de la televisión, y con un bajo
porcentaje de diferencia. Comparando la realidad latinoamericana, Chile tiene la mayor
cantidad de radios por habitante, con una amplia oferta programática, pluralismo y
segmentación (ARCHI, 2008).
Las funciones de la radio están definidas en base a las preferencias del público,
dentro de las cuales se encuentran: oír noticias, sentirse acompañado, escuchar deportes,
programar música y saber la opinión de la gente. La programación alterna conductores y
programas, y el locutor de radio tiene la importante misión de seducir al público con su
habilidad comunicativa expresada únicamente por la voz. La voz entonces es parte esencial
e indispensable en el proceso de comunicación radial. Esto hace necesario desarrollar
diversos estilos de locución. Behlau (2005) señala que el sindicato de los radialistas de
Brasil clasifica a los locutores radiales en: locutores presentadores, locutores comerciales,
locutores de noticias, narrador deportivo y reportero, y se considera que todos estos
profesionales presuponen una formación básica para el desempeño de su labor.
La conciencia del locutor acerca de su importante herramienta de trabajo (la voz) lo
conecta a recursos de estilos, técnica vocal, manejo de audiencia y lo clasifica como un
profesional de la voz, que por definición se refiere a individuos que tienen en esta la
herramienta fundamental para su desarrollo profesional. Así se vincula este profesional a la
fonoaudiología, ciencia que tiene en una de sus especialidades estudiar la fonación bajo una
visión múltiple de anatomo-fisiología, técnica y estética.
Behlau (2005) menciona que muchos locutores son contratados por las
radioemisoras por presentar una voz “marcante” y algunos deben asumir una “marca vocal”
de la emisora, ya que la audiencia las identifica por una “marca específica”. Así se
comienzan a diferenciar los estilos de locución. Las radioemisoras que apuntan a un público
joven optan por locutores que posean una frecuencia aguda, una tendencia agudizar los
finales de las oraciones, velocidad del habla aumentada, variaciones en la prosodia y la
utilización de jergas juveniles. A diferencia de las emisoras con un estilo más sobrio, que
buscan en sus locutores una frecuencia más grave, con registro basal, una extensión tonal
no tan amplia y variada. Otra de las marcas descrita se presenta a los inicios de la profesión,
ya que muchos locutores han imitado a algún locutor famoso y con esto asumen una
“marca”.
Vilkman (2000) clasifica las voces profesionales considerando la calidad necesaria
para ejercer la profesión y la demanda requerida; bajo esta clasificación, los locutores
serían profesionales de alta calidad y demanda moderada, pues poseen una voz natural
modificada utilizada en su trabajo (en Bonert, Chávez, Fabianovich, Torres, 2007). Bajo
esta visión es necesario que los locutores radiales adopten conductas de higiene vocal, que
consisten en normas básicas que permiten preservar la salud vocal y prevenir la aparición
de alteraciones y dolencias. Las medidas son: mantener y cuidar una postura corporal
adecuada; realizar calentamiento y descalentamiento vocal; mantener una hidratación
adecuada; evitar uso indiscriminado de medicamentos; evitar uso de soluciones caseras;
evitar hablar con un intensidad excesiva, toser o carraspear frecuentemente; no hacer uso de
drogas, alcohol o fumar; entre otros cuidados (Behlau M., Ponte P, 2001).
El uso profesional de la voz también requiere una preparación específica para
optimizar su función y prevenir la aparición de síntomas de patologías vocales. Colton y
Casper (1996) señalan que dichos síntomas son: ronquera; fatiga vocal; constante necesidad
de inspirar; extensión fonatoria reducida; afonía o ausencia de la voz; quiebres de
frecuencia; voz tensa; tremor, etc. (cit. en Souza y Thomé, 2006).
Actualmente, quién trabaja en radio no tan solo es valorado por su calidad vocal. Si
bien este aspecto influye en la audiencia, se ha priorizado la capacidad de fluidez verbal y
espontaneidad frente a un micrófono, como también aspectos sociales relacionado con
figuras públicas. Este hecho no quita que deban recibir una formación profesional desde los
cuidados de la voz hasta técnica para optimizar parámetros vocales, como alargar su vida
vocal. Behlau (2005) menciona que el locutor necesita, de una voz equilibrada, tener
control de aspectos temporales de la emisión, además de habilidades de improvisación.
Muñoz y Gil (2002) señalan la importante contribución de una nueva generación de
profesionales técnica y académicamente bien preparados, además lamentan la proliferación
de productos muy poco profesionales. Muchos confunden la espontaneidad y la
improvisación con la precipitación y la falta de preparación. En los últimos tiempos se ha
dejado de lado la selección de voces, o su correcta educación, quedando en el olvido “los
matices que aportan el timbre, el tono, la duración y la intensidad de la voz, que hacen que
el lenguaje oral se enriquezca hasta un extremo imposible de igualar por el lenguaje
escrito” (en Comunicación Radiofónica, 2000).
Frente a esta realidad, surgen algunas indagaciones: ¿Están los locutores chilenos
preparados vocalmente para ejecutar su trabajo? ¿Tienen estos profesionales parámetros
vocales definidos, que los caracterizarían? ¿Puede el fonoaudiólogo ayudar a potenciar la
calidad vocal de éstos profesionales?
Estas indagaciones motivaron el siguiente estudio que tiene como objetivo elaborar
el perfil vocal de un grupo de locutores radiales chilenos con el fin reconocer características
y parámetros vocales en este grupo de profesionales de la voz.
Material y método
El tipo de estudio es descriptivo con características cuantitativas.
El grupo a estudiar fueron 8 locutores radiales que pertenecen al “Grupo Dial”, el
cual congrega 6 radioemisoras de la región metropolitana. La edad de los participantes
varía entre los 24 a 40 años. Se incluyeron 4 hombres y 4 mujeres. Se trabajo durante el
mes de septiembre del año 2009.
Los locutores fueron informados con respecto a los fines del estudio y firmaron un
consentimiento libre y esclarecido en el cual autorizaron la utilización de los datos
proporcionados solo con fines investigativos y con resguardo de su identidad.
El procedimiento fue la grabación de una entrevista en la cual se aplico la encuesta
utilizada en el estudio “Perfil Vocal dos Locutores: Profissionais da Voz en Publicidade”
realizado en Brasil por Araújo y Behlau (1994). Los datos proporcionados por la encuesta
fueron: características vocales, impresiones y sentimientos sobre la voz, comportamiento
vocal, estrés y tensión, hábitos vocales y antecedentes de enfermedades, terapias y
preparación vocal. Además se midió el índice s/z en donde los encuestados permanecieron
sentados y un evaluador cronometró el tiempo máximo de fonación. También se grabó la
vocal /a/ sostenida durante 3 segundos en el programa de análisis fonético acústico PRAAT
desarrollado por Paul Boersma y David Weenink en la Universidad de Amsterdam (1992).
Resultados
Al realizar las entrevistas a los locutores radiales, se destacó la gran disponibilidad
por responder a las preguntas, demostrándose como un grupo de profesionales de la voz
con interés respecto a la adquisición de nuevos conocimientos y estar abiertos a relatar su
experiencia profesional.
El tiempo de ejercicio de la profesión de los locutores encuestados varía entre 2
meses hasta 11 años, y los sujetos utilizan su voz de manera profesional en locución entre
40 minutos a 4 horas diarias.
En cuanto a las características vocales, la mayoría de los encuestados (62,5%)
percibe cambios positivos en la voz en comparación al comienzo de su profesión. Respecto
a la formación profesional, el 100% de la muestra no ha realizado algún curso específico de
locución radial, dato que llama la atención, considerando que en nuestro país existen
centros de formación para locutores. El 50% de los encuestados refieren formación en áreas
relacionadas como teatro, dicción, fonoterapia, etc., pero no específico en locución.
Con respecto a la utilización de modelos para la construcción de la voz, la mayoría
de los encuestados (85,7%) no realiza imitaciones. El 87,5% de la muestra no realiza
ejercicios de calentamiento y descalentamiento vocal. El 62,5% de los encuestados
considera necesario nacer con el don y aprender técnicas relacionadas con la locución. El
62,5% de los entrevistados cree que la voz profesional es igual a la de día a día, no
diferenciando entre voz coloquial y voz profesional durante la locución. El 37,5% de la
muestra ejerce otras actividades donde utiliza su voz.
Con respecto a la psicodinámica de su propia voz, el 87,5% de la muestra considera
tener una voz bonita, el 75% una voz limpia, el 62,5% una voz fina y el 62,5% una voz alta.
La mayoría (87,5%) de los encuestados considera que posee una voz adecuada a su función
ejercida. El 100% de los entrevistados considera que habla “rápido” y el 62,5% que habla
“mucho”.
En la recopilación de datos relacionados con el comportamiento vocal aparecen
diversos síntomas, el 50% de la muestra presenta cansancio al hablar, el 50% ha perdido la
voz, el 37,5% siente la garganta apretada, el 37,5% ha presentado alguna vez fallas en la
voz y el 25% presenta la sensación de ardor. De los encuestados uno presenta patología
vocal diagnosticada y asociada a RGE, con tratamiento fonoaudiológico. Con respecto a
síntomas asociados a tensiones musculares en regiones relacionadas con la fonación, el
62,5% de los encuestados presenta tensiones en la garganta, el 50% en la mandíbula, el
50% en hombros, el 25% en la apertura bucal y el 25% en la nuca y el cuello.
Con respecto a los hábitos de higiene vocal, el 100% de los encuestados consume
alcohol, el 50% tabaco, ninguno lo realiza cercano a las horas de locución, el 37,5%
consume líquidos durante la locución y con un promedio diario de 1,25 litros.
En la medición del índice s/z el 50% de la muestra obtuvo un valor dentro de los
rangos establecidos como adecuados, 25% obtuvo valores sobre el índice establecido como
máximo (1,2) lo que indica una posible alteración en el cierre glótico y el 25% restante
obtuvo un valor bajo el rango menor establecido (0,8) lo que nos indica una posible
alteración en el control del aire espirado.
El análisis de la historia de formantes nos indica que un 75% de la muestra presenta
regularidad en F1 y F2, lo que indica habilidades adecuadas con respecto a la articulación,
el 62,5% presenta irregularidad en el F3 y un 75% presenta irregularidad en el F4. El F5 no
presenta regularidad en ningún de los locutores encuestados.
Con respecto a la intensidad, se detectó que el 87,5% de la muestra hace uso de una
intensidad por sobre los 65 dB considerados adecuados para voz hablada.
Conclusión
Los resultados de la construcción del perfil vocal de este grupo de locutores nos
indican lo siguiente:
1. No presentan los conocimientos de técnica vocal específicos para ejercer su labor
como profesionales de la voz.
2. Poseen habilidades articulatorias adecuadas, elemento fundamental para dar claridad
al mensaje entregado.
3. No presentan hábitos de higiene vocal.
4. Hacen un uso inadecuado de la intensidad.
5. La mayoría ha comenzado a desarrollar compensaciones (esfuerzo vocal, tensiones
indebidas, inadecuación respiratoria, entre otros), pero aún no inciden en su calidad
vocal.
6. No realizan un trabajo de calentamiento y descalentamiento vocal.
7. Si bien el número de participantes fue reducido para generalizar los datos se
evidencia la necesidad de desarrollar una intervención fonoaudiológica apuntando a
estrategias de higiene vocal, calentamiento y descalentamiento vocal y ejercicios
específicos que permitan cuidado y optimización de la función vocal.
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