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Prosumidores y emirecs: Análisis de dos teorías enfrentadas Prosumers and emirecs: Analysis of two confronted theories

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Abstract

Resumen En los años 70, las publicaciones de Alvin Toffler y Jean Cloutier resultan esenciales para el surgimiento de dos conceptos, prosumidor y emirec, cuyos significados han sido equiparados de forma errónea por numero-sos académicos e investigadores. De forma paralela, las teorías mercantilistas vinculadas a la prosumición han invisibilizado a los modelos de comunicación entre iguales de Cloutier. En este artículo, configurado como una revisión del estado de la cuestión realizada a partir de un exhaustivo análisis documental, observamos que, mientras que la noción de prosumidor representa unas relaciones verticales y jerárquicas entre las fuer-zas del mercado y los ciudadanos, el emirec de Cloutier evoca a una relación horizontal y una isonomía entre comunicadores profesionales y amateurs. La prosumición presenta un sujeto alienado e integrado en la lógica del mercado bajo dinámicas de trabajo gratis y a partir de la extensión del tiempo y los espacios productivos, mientras que el emirec se define como un sujeto potencialmente empoderado que establece relaciones entre iguales. La teoría del prosumidor pretende la reproducción del modelo económico hegemónico buscando so-luciones desde el ámbito del marketing a los constantes desafíos que la industria de los medios y el entrete-nimiento deben afrontar en el mundo digital. Por contra, la teoría del emirec conecta con modelos comunica-tivos disruptivos que introducen nuevas relaciones entre medios y audiencias y el establecimiento de la lógica de la afinidad entre los participantes de la comunicación.
Recibido: 2017-10-15
Revisado: 2017-11-09
Aceptado: 2017-12-13
Código RECYT: 60468
Preprint: 2018-02-15
Publicación Final: 2018-04-01
DOI: https://doi.org/10.3916/C55-2018-07
Prosumidores y emirecs: Análisis de dos teorías enfrentadas
Prosumers and emirecs: Analysis of two confronted theories
Dr. Roberto Aparici
Profesor Titular de Comunicación y Educación del Departamento de Didáctica,
Organización Escolar y Didácticas Especiales de la UNED (España) (raparici@edu.uned.es)
(http://orcid.org/0000-0002-1908-1029)
David García-Marín
Profesor Colaborador del Máster de Comunicación y Educación en la Red de la UNED (España)
(dgarciamarin@invi.uned.es) (http://orcid.org/0000-0002-4575-1911)
Resumen
En los años 70, las publicaciones de Alvin Toffler y Jean Cloutier resultan esenciales para el surgimiento de
dos conceptos, prosumidor y emirec, cuyos significados han sido equiparados de forma errónea por numero-
sos académicos e investigadores. De forma paralela, las teorías mercantilistas vinculadas a la prosumición
han invisibilizado a los modelos de comunicación entre iguales de Cloutier. En este artículo, configurado como
una revisión del estado de la cuestión realizada a partir de un exhaustivo análisis documental, observamos
que, mientras que la noción de prosumidor representa unas relaciones verticales y jerárquicas entre las fuer-
zas del mercado y los ciudadanos, el emirec de Cloutier evoca a una relación horizontal y una isonomía entre
comunicadores profesionales y amateurs. La prosumición presenta un sujeto alienado e integrado en la lógica
del mercado bajo dinámicas de trabajo gratis y a partir de la extensión del tiempo y los espacios productivos,
mientras que el emirec se define como un sujeto potencialmente empoderado que establece relaciones entre
iguales. La teoría del prosumidor pretende la reproducción del modelo económico hegemónico buscando so-
luciones desde el ámbito del marketing a los constantes desafíos que la industria de los medios y el entrete-
nimiento deben afrontar en el mundo digital. Por contra, la teoría del emirec conecta con modelos comunica-
tivos disruptivos que introducen nuevas relaciones entre medios y audiencias y el establecimiento de la lógica
de la afinidad entre los participantes de la comunicación.
Abstract
In the 1970s, the publications of Alvin Toffler and Jean Cloutier were essential for the emergence of two con-
cepts, prosumer, and emirec, whose meanings have been mistakenly equated by numerous scholars and
researchers. At the same time, the mercantilist theories linked to prosumption have made invisible the models
of communication designed by Cloutier. In this article, configured as a review of the state of the art made from
an exhaustive documentary analysis, we observe that, while the notion of prosumer represents vertical and
hierarchical relations between companies and citizens, Cloutier's emirec evokes a horizontal relationship and
an isonomy between professional and amateur media creators. The prosumption presents an alienated sub-
ject, which is integrated into the logic of the market under free work dynamics and from the extension of time
and productive spaces, while the emirec is defined as a potentially empowered subject that establishes rela-
tions between equals. The theory of the prosumer reproduces the hegemonic economic model by seeking
solutions from the field of marketing so that the media and entertainment industries must face the challenges
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they have to face in the digital world. On the contrary, the emirec theory connects with disruptive communica-
tive models that introduce new relationships between media and audiences and the establishment of logic of
affinity between communication participants.
Palabras clave / Keywords
Prosumidor, emirec, medios digitales, empoderamiento, mercado, prosumición, marketing, alienación.
Prosumer, emirec, digital media, empowerment, market, prosumption, marketing, alienation.
1. Introducción
En los años 70 del siglo XX se enuncian dos teorías contrapuestas sobre la comunicación, a partir
de las ideas esbozadas por Marshall McLuhan y Barrington Nevitt en su obra «Take today: The
executive as a dropout» (1972), en la que afirmaban que con la tecnología el consumidor podría
llegar a ser, al mismo tiempo, un productor. Por un lado, Jean Cloutier define su teoría del emirec
que se centra en la comunicación, la interacción y la creación en todos los campos. Por otro, Alvin
Toffler enuncia por primera vez su teoría del prosumidor, de raíz eminentemente económica y cen-
trada en el mercado, como demostraremos más adelante. Resulta necesaria una relectura en pro-
fundidad de las aportaciones de estos dos autores para identificar la verdadera naturaleza de ambos
términos, considerados erróneamente como equivalentes o sinónimos.
Emirec y prosumidor no evocan la misma realidad. La prosumición es un proceso de raigambre
económica, mientras que la teoría del emirec se centra exclusivamente en el ámbito de la comuni-
cación. Diferentes académicos han analizado la labor de los prosumidores como un elemento clave
para el engranaje del modelo económico actual. Los siguientes autores, entre otros, lo consideran
como una palabra clave para caracterizar nuevas relaciones de mercado entre consumidores y pro-
ductores. Ritzer y Jurgenson (2010) defienden la emergencia de un «capitalismo del prosumidor» y
la necesidad de una «sociología de la prosumición». Fuchs (2010), basándose en la noción del
trabajo de las audiencias de Smythe (1977), introdujo el concepto de «trabajo del prosumidor me-
diático y de Internet». Huws (2003) afirma la existencia de un «trabajo de consumo» que es capa-
citado por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Bruns (2008) acuñó el tér-
mino «produsuario» que evoca la figura del usuario que produce sus propios bienes y/o servicios.
Kücklich (2005) fue el primero en mencionar la necesidad de estudiar el llamado «trabajo lúdico»
que prolifera en las redes sociales y en el seno de las franquicias mediáticas y culturales transmedia.
Hardt y Negri (2000), y Ritzer, Dean y Jurgenson (2012) vinculan a este productor como actor im-
prescindible para la «fábrica social», que genera una ingente producción inmaterial (Lazzarato,
1996) en el contexto de la Web 2.0 donde los usuarios consumen información y producen conteni-
dos a través de plataformas de diferente naturaleza (Chia, 2012; Shaw & Benkler, 2012). En este
modelo de capitalismo informacional, se genera un excedente ético en los contenidos y los mensa-
jes (Arvidsson, 2005) constituyéndose un modelo de consumo informativo a la carta (Sunstein,
2001) o pro-am (Leadbeater & Miller, 2004).
A diferencia de todas estas nociones, que dialogan de cerca con la dimensión claramente economi-
cista y mercantil del prosumidor de Toffler, la noción de emirec evoca implícitamente cuestiones
vinculadas al campo de la comunicación y, desde su origen, se centra en procesos comunicativos
dialógicos, democráticos, no jerárquicos y horizontales.
2. La mirada economicista. El prosumidor como sustento del mercado
Las perspectivas desde las que se ha abordado el estudio de la prosumición varían desde el campo
de la convergencia de medios (Sánchez & Contreras, 2012), el mundo del marketing (Tapscott,
Ticoll, & Lowy, 2001; Friedman, 2005; Tener & Weiss, 2004) y el análisis de la participación del
ciudadano en el entramado social (Fernández-Beaumont, 2010). De todas estas aproximaciones,
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las vinculadas al campo de la economía han ocupado el espacio que le correspondería a las teorías
y modelos que se derivan del emirec, por lo que se hace imprescindible una revisión de ambos
conceptos −prosumidor y emirec− aparentemente semejantes pero sustancialmente diferentes.
El estudio profundo de la prosumición resulta inseparable de la utilización de categorías de análisis
insertas en el campo de la economía. Cualquier aproximación a la noción de prosumidor nos lleva
al libro «La tercera ola» (Toffler, 1980), donde se diferencian tres momentos clave en la historia de
las relaciones económicas. La primera ola surge con la revolución agrícola y se establece entre los
siglos IX y XVIII. En este periodo, la mayoría de los individuos consumían lo que ellos mismos
producían, eran prosumidores. A partir del siglo XVIII, se inicia la llamada segunda ola, cuando la
revolución industrial modifica la forma de producción y establece una separación entre las funciones
de producción y consumo, que tiene como principal consecuencia el nacimiento del mercado enten-
dido como un conjunto de redes de intercambio comercial. Esta segunda ola diferencia a los que
producen bienes de aquellos que los adquieren; el individuo tipo de este tiempo es consumidor de
los bienes que otros producen. La tercera ola −a partir de los años 40 del siglo XX− conlleva la
reaparición de un prosumidor sobre una base de alta tecnología que permite la producción de los
propios bienes para el sustento del mercado. Este proceso se muestra de forma evidente en el
mundo digital.
Tras las aportaciones iniciales de Toffler, el concepto de prosumidor fue refinado por Don Tapscott
en su obra «The digital economy» (1995). Tapscott actualiza la visión de la prosumición en una
época en la que los avances tecnológicos capacitaban más que en ningún momento anterior la
convergencia entre productores y consumidores. La dimensión económica del término fue renovada
y potenciada por este autor, quien definió las características fundamentales del prosumidor 2.0:
libertad, customización, escrutinio y comparación antes de la compra, búsqueda de integridad y
coherencia en el mensaje de las marcas, colaboración en la realización o el diseño de los productos
y servicios, búsqueda del entretenimiento, demanda de suministro instantáneo e innovación cons-
tante de los productos (Tapscott, 2009). La prosumición resultaría un elemento clave para entender
las nuevas normas del marketing del siglo XXI, basadas en la transición de los productos a las
experiencias, del espacio físico de venta a la ubicuidad proporcionada por los dispositivos digitales
y de los procesos tradicionales de promoción y publicidad a las dinámicas de comunicación y diálogo
entre marcas y usuarios, originando una evolución que parte del autor como productor único al
usuario como prosumidor (Hernández, 2017). Dos obras de Tapscott contribuyen notablemente a
acrecentar la expansión del término prosumidor: «Wikinomics. Nuevas formas para impulsar la eco-
nomía mundial» (2001) y «Grown up digital. How the net generation is changing your world» (2009).
En conexión con las ideas de Tapscott, resulta evidente que en una economía informacional como
la actual, la producción de datos de los usuarios constituye un elemento fundamental para el mer-
cado. En las plataformas digitales y las redes sociales, los usuarios constantemente crean y repro-
ducen contenido y perfiles que contienen datos personales, relaciones sociales, afectos, comunica-
ciones y comunidades. En este modelo, todas las actividades online son almacenadas, evaluadas
y mercantilizadas. Los usuarios no solo producen contenidos, sino también un conjunto de datos
que son vendidos a las empresas de publicidad que, de este modo, son capaces de presentar anun-
cios personalizados en función de los intereses de los sujetos. Los usuarios son, por tanto, consu-
midores productivos que producen bienes y beneficios que son explotados de forma intensiva por
el capital (Fuchs, 2015: 108).
El prosumidor digital, por tanto, no se configura como un individuo empoderado, sino alienado me-
diante la conversión de las labores pagadas necesarias para el mercado en trabajo no remunerado.
Para ello, una de las técnicas utilizadas es el crowdsourcing, estrategia esencial para lograr la im-
plicación y vinculación emocional de los usuarios (Aitamurto, 2013; Marchionni, 2013). Lejos de
configurarse como un motor democratizador del comercio (Howe, 2008: 14), el crowdsourcing puede
ser definido como un mecanismo que el capitalismo informacional utiliza para la creación de valor y
la intensificación de la explotación (Fuchs, 2015: 156).
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A la vez, la prosumición digital está gobernada por procesos de coerción. Las grandes compañías
digitales monopolizan la provisión de determinados servicios -como la creación de vastas redes de
conectividad social- y, por ello, son capaces de ejercer una invisible fuerza coercitiva sobre los
usuarios, que se resisten a abandonar tales plataformas a fin de mantener sus relaciones sociales
y no verse abocados a un evidente empobrecimiento en términos comunicativos y sociales.
3. Aplicación del término prosumidor al campo de la comunicación
La llegada de la Web 2.0 (O´Reilly, 2005) abre nuevas oportunidades de comunicación y participa-
ción de las audiencias en el discurso público, incluso para el desarrollo de actividades de ciberacti-
vismo (Tascón & Quintana, 2012); de forma que el otrora receptor pasivo tiene la posibilidad de
convertirse en emisor de mensajes. Rublescki (2011), y Aguado y Martínez (2012), defienden que
nos encontramos en un ecosistema mediático líquido en el que se difuminan los papeles de los
emisores y los receptores. En este contexto, comienzan a proliferar los estudios sobre los usos que
los jóvenes hacen de los medios sociales (Turkle, 2012; McCrindle & Wolfinger, 2011), la nueva
configuración del concepto de ciudadanía responsable en el consumo de los medios (Dahlgren,
1995; 2002; 2009; 2010; 2011), las nuevas posibilidades de participación mediática (Couldry, Li-
vingstone, & Markham, 2006; Lunt & Livingstone, 2012) y sobre el uso de los entornos virtuales y
las redes sociales como plataformas para el empoderamiento ciudadano (Scolari, 2013; Jenkins,
2009; Kahne, Lee, & Timpany, 2011; Jenkins, Ito, & Boyd, 2016; Jenkins, Ford, & Green, 2015). Sin
embargo, fue Tapscott en 2011 quien de forma explícita incorpora la prosumición al análisis de la
comunicación cuando describe el modelo de funcionamiento del diario digital Huffington Post, ba-
sado en una labor compartida entre el productor y el consumidor (Tapscott, 2011), una conversación
global de «prodiseñadores» activos de noticias (Hernández-Serrano, Renés-Arellano, Graham, &
Greenhill, 2017).
Por otro lado, la noción de prosumidor saltó al ámbito cultural gracias a las aportaciones, entre otros,
de Henry Jenkins (2003), quien aplica este concepto al campo de las narrativas transmedia. Jenkins
define la transmedialización de los relatos como aquellos procesos que disparan narraciones utili-
zando múltiples medios y plataformas y en los que una parte de los prosumidores, usuarios o fans
no se limita a consumir tales productos culturales sin más, sino que se embarcan en la tarea de
extender su mundo narrativo con nuevas piezas textuales (Scolari, 2013). La proliferación de nuevos
dispositivos y productos mediáticos digitales produce una dispersión de los públicos, que están de-
jando de comportarse bajo principios de consumo homogéneos. La llegada de Internet y la invención
de nuevas pantallas para el entretenimiento (teléfonos inteligentes y tabletas, especialmente) facili-
tan la desintegración de los públicos monolíticos del pasado que pasan a comportarse de una ma-
nera más heterogénea y a distribuir su dieta mediática en diferentes plataformas. En este contexto
las narrativas transmedia se presentan como una posible solució para afrontar la atomizació de
las audiencias. La dispersión de las historias en distintos soportes que funcionan como puntos de
acceso diferenciados a los universos transmedia facilita que las franquicias culturales ubiquen sus
productos allá donde se encuentra el consumidor.
A pesar de las numerosas referencias que podemos encontrar en la academia sobre el poder del
prosumidor como participante significativo en la narrativa de los relatos y la construcción de los
mensajes en los medios digitales, lo cierto es que la prosumición protagoniza procesos de comuni-
cación claramente verticales y que modifican muy poco la unidireccionalidad y estructura jerárquica
manifiesta en los mass media. Así lo demostraron Berrocal, Campos-Domínguez y Redondo (2014)
en una investigación sobre la prosumición en la comunicación política en YouTube recogida en el
número 43 de la revista «Comunicar», en la que afirman que el prosumidor de este tipo de conteni-
dos se caracteriza por ejercer un prosumo muy reducido en la creación de mensajes y un consumo
mayoritario. Del mismo modo, gran parte del escaso contenido generado por estos prosumidores
solo sirve para reforzar el mensaje de los grandes actores de la comunicación o para seguir las
tendencias de la mayoría, ejerciendo un escaso nivel de empoderamiento y capacidad crítica. La
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mayoría de las opiniones que los consumidores introducen en estos vídeos se vincula a lo que
Sunstein (2010) denomina «cascada de conformismo», en cuanto a que estos comentarios son
mensajes muy breves que reafirman el mensaje de la mayoría (Berrocal, Campos-Domínguez, &
Redondo, 2014:70). Resultados similares obtuvieron Torrego y Gutiérrez (2016) en estudios sobre
la participación de los jóvenes en la red social Twitter.
Como hemos observado, la prosumición definida por Toffler como característica de nuestro tiempo
se configura como una idea de clara visión economicista que de ningún modo sirve para definir
modelos comunicativos participativos ya que encierra una evidente carga autoritaria a partir de la
que, bajo una apariencia de libertad y empoderamiento, el mercado cultural y mediático encuentra
una solución para su renovación y adaptación al nuevo marco tecnológico. En este sentido, a dife-
rencia de opiniones como las de Jackson (2013) que defienden la ruptura del monopolio informativo
de los medios convencionales tras la llegada de la Web 2.0 y la nueva prosumición, autores como
Buckingham & Rodríguez (2013) afirman que los espacios que definen las nuevas tecnologías están
lejos de configurarse bajo principios de libertad y democracia.
4. La mirada desde el ámbito de la comunicación. El emirec como sujeto empoderado
En los apartados anteriores, hemos analizado cómo la nueva economía digital que subyace bajo el
funcionamiento de las grandes plataformas sociales somete al prosumidor a nuevas leyes mercan-
tilistas que lo confinan a la realización de un trabajo gratis del que se benefician las grandes com-
pañías. De forma paralela a esta lógica economicista, no resultan menos evidentes las nuevas po-
sibilidades comunicativas que los medios digitales ofrecen como espacios de empoderamiento co-
municacional que dialogan de cerca con la noción del emirec definida en los años setenta por Jean
Cloutier.
Cloutier (1973) propone un modelo comunicativo en el que todos los participantes tienen la posibi-
lidad de ser emisores (Aparici & García Marín, 2017). Denomina a su teoría emirec (émetteur/ré-
cepteur), en la que los interlocutores mantienen relaciones entre iguales y donde todos los sujetos
de la comunicación son, a la vez, emisores y receptores. Mientras Cloutier (1973; 2001) en Canadá
pensaba en este tipo de relaciones comunicativas horizontales, en Francia Porcher (1976), Vallet
(1977) y posteriormente su discípulo Francisco Gutiérrez (1976) concebían los medios como una
escuela paralela al sistema educativo, su abordaje de manera autónoma y la necesidad de un len-
guaje total, claro antecedente del actual concepto de narrativas transmedia. Existe toda una co-
rriente de autores que han criticado el papel que se le ha asignado a los usuarios y audiencia de los
medios, otorgándoles a los sujetos un papel más significativo en el proceso de la comunicación que
supere al de público o fans. En esta línea de pensamiento podemos situar a Martínez-Pandiani
(2009), Vacas (2010), Piscitelli, Adaine y Binder (2010), Repoll (2010) y Jacks (2011). Kaplún (1998)
y Martín-Barbero (2004), quienes critican los modelos y prácticas de comunicación y educación,
adoptando la propuesta del emirec de Cloutier. Estos autores defienden la necesidad de que la
comunicación sea un pilar básico de la educación, centrándose, de forma más precisa, en la comu-
nicación dialógica (Flecha, 2008) y distinguiendo entre lectores, espectadores e internautas (García-
Canclini 2007). Desde el campo específico de la educación, autores como Silva (2005), Ferrés
(2010), García-Matilla (2010), Aparici (2010), y Orozco, Navarro y García-Matilla (2012) abogan por
una relación horizontal de la comunicación en las aulas como una práctica de ciudadanía y de de-
mocracia que impulse verdaderas prácticas de coautoría y construcción colectiva del conocimiento.
En los contextos digitales, los trabajos de Rheingold (2002), Scolari (2004; 2009), Santaella (2007)
y Shirky (2011) defienden las ideas de empoderamiento, la participación, la interactividad, la cola-
boración y la coautoría; en síntesis, el establecimiento y desarrollo de nuevas conectividades en el
campo de la comunicación. En la misma línea, Dezuanni (2009), Burn (2009) y Jenkins (2009; 2011)
nos acercan a una sociedad interconectada reafirmando la necesidad de diseñar otros modelos
comunicativos para superar las prácticas jerárquicas propias del siglo XX. En el modelo mediático
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originado en nuestros días, podemos apreciar los fundamentos de la comunicación entre iguales
que sustentan estas teorías. Analizamos a continuación estos principios esenciales.
- Convergencia profesional/amateur. Los medios sociales digitales plantean un modelo que hace
converger en el mismo espacio tanto a comunicadores profesionales como a usuarios no remune-
rados. Estas plataformas rompen la divisoria profesional-amateur que imperó en el modelo de los
viejos medios. En este sentido, para Burgess y Green (2009: 90), las plataformas sociales proponen
espacios completamente disruptivos en términos comunicativos.
- El principio de isonomía. Los medios sociales digitales superan el modelo broadcast jerárquico y
proponen una isonomía donde las producciones de los medios tradicionales y la creación de los
ciudadanos se presentan de la misma forma en un espacio en el que todos -los grandes medios y
los otrora solamente receptores- son comunicadores (Gabelas & Aparici, 2017). Stiegler (2009)
afirma que las plataformas digitales rompen el modelo basado en la hegemonía de las grandes
corporaciones mediáticas que dominaron el siglo XX, para privilegiar la elección personal de cada
miembro del público, capaz de acceder a un mayor volumen de elecciones mediáticas posibles y
de empoderarse como productor de contenidos. No solo los medios sociales son espacios para la
convergencia (como veíamos en el punto anterior), son también entornos de divergencias que ope-
ran bajo la lógica del nicho, la individualización del consumo y la fragmentación de las audiencias
(Grusin, 2009).
- Libertad y negociación. Las «redes colaborativas» (Cusot & Klein, 2015) y medios sociales se
configuran como plataformas abiertas a la participación de cualquier usuario capacitado para la
incorporación de contenidos de todo tipo de temáticas, formatos, ideologías y estilos. En estos ser-
vicios, no existen estándares definidos de calidad, sino que los emirecs valoran con mayor relevan-
cia lo significativo del contenido para sus vidas, aficiones y emociones. La libertad creadora que
ofrecen estos medios abre nuevas posibilidades para la experimentación expresiva y la creación de
nuevos formatos. Este modelo comunicativo alimenta el establecimiento de procesos constantes de
negociación donde las formas de entender los medios, su identidad, calidad y estética son amplia-
mente debatidos de forma horizontal en el seno de las comunidades de creadores y usuarios.
- Medio de afinidad y horizontalidad. Lange (2009:70) concibe los medios de afinidad como aquellos
que no distribuyen sus contenidos para audiencias masificadas, sino para pequeños nichos de usua-
rios que desean tomar parte del mensaje y permanecer conectados con los productores en claras
relaciones de horizontalidad. La cercanía y la permanente conexión entre los youtubers, instagra-
mers, podcasters y demás productores mediáticos digitales y sus seguidores (y potenciales comu-
nicadores participantes en los programas que siguen) es clave para el éxito de sus mensajes. Estas
producciones presentan un carácter más personal y reflexivo, suelen tratar sobre aspectos del día
a día de los creadores y son susceptibles de generar un mayor grado de respuesta. La lógica de la
afinidad alimenta una interacción que ofrece al usuario el sentimiento de estar conectado no a un
producto mediático, sino a una persona con la que comparte creencias e intereses comunes (Lange,
2009:83).
- Impugnación del modelo «broadcast». La cultura participativa, horizontal y dialógica propia de
estos medios choca frontalmente con las estrategias utilizadas por las estrellas de los mass media
cuando quieren penetrar en estas plataformas. Veamos un ejemplo. La figura de la televisión norte-
americana Oprah Winfrey lanzó su canal en YouTube en noviembre de 2007 a través de un movi-
miento que fue muy criticado por los usuarios del servicio, ya que ignoraba las normas culturales
que se habían desarrollado en el seno de la comunidad al eliminar la posibilidad de embeber y
comentar los vídeos alojados en su canal. YouTube fue tratado [por Oprah] no como un espacio
participativo, sino como una plataforma de extensión de su marca (Burgess & Green, 2009:103). El
modelo comunicativo asociado a la aparición de Oprah en YouTube reproducía la autoritaria lógica
broadcast unidireccional de la que la estrella televisiva procedía, ignorando los principios básicos
sobre los que se rige la comunidad en este medio. Oprah trató a los usuarios de YouTube como
prosumidores que debían producir para su marca, no como emirecs con los que dialogar de igual a
igual.
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- Hibridación humano-máquina. La web no tiene posibilidad de identificar el contenido semántico de
los productos mediáticos construidos en formatos de imagen y sonido, por eso los metadatos intro-
ducidos por los usuarios son clave para el funcionamiento de los algoritmos que operan en la crea-
ción de las listas, los rankings y las recomendaciones de las plataformas sociales. Por este motivo,
estos servicios facilitan los actos de interacción deliberada (carga de archivos, visionado, marcado
con «likes» o favoritos, etiquetado, comentado, etc.) que proveen la información necesaria para la
organización del sistema. Tales contribuciones son fundamentales para el funcionamiento de la pla-
taforma, ya que resultan esenciales para lograr la visibilidad de los archivos y afectan a las respues-
tas de las búsquedas que el usuario realiza. Este modelo de funcionamiento de interacción híbrida
(Kessler & Schäfer, 2009) pone en conexión a humanos y máquinas para la gestión de la informa-
ción en el seno de la gran base de datos que se construye alrededor de los servicios online. Estos
medios y plataformas son un ejemplo de lo que Kessler y Schäfer denominan Teoría Actor-Red, que
defiende que los agentes humanos y mecánicos deben ser considerados igualmente importantes
en la constitución de la interacción social. En tales plataformas, la metainformación que proporcio-
nan creadores y usuarios es crucial. Los sujetos proveen input semántico que la máquina procesa
algorítmicamente produciendo diferentes tipos de organización de archivos y metadatos. Esta mez-
cla de ingenios tecnológicos y acción del usuario construye nuevas prácticas mediáticas que desa-
fían nuestra concepción tradicional del uso de los medios y que colocan al emirec en una interacción
no solo con otros sujetos, sino también con ingenios algorítmicos que influyen en su experiencia
mediática.
-Inteligencia colectiva y metáfora de la biblioteca. Estos medios sociales pueden ser observados
como grandes bibliotecas o repositorios repletos de recursos culturales donde un número elevado
de emirecs crean contenidos sobre los temas que dominan, constituyendo fuentes de conocimiento
que pueden ser utilizadas de muy diversas formas; desde la reapropiación de contenidos y su utili-
zación para fines educativos hasta el propio enriquecimiento cultural.
Como hemos observado, las redes y medios sociales digitales son espacios potenciales de acción
de los comunicadores emirecs. Su modelo de funcionamiento quiebra de forma radical la dinámica
de los mass media imponiendo una nueva configuración de las conexiones entre medios tradicio-
nales y productores independientes y una mayor relación dialógica entre creadores mediáticos y
usuarios.
Sin embargo, el concepto de emirec debe ser revisado a partir de la llegada de la Web 2.0. Cloutier
enunció su teoría en una época de tecnologías analógicas que definían un ecosistema de medios
que cambió radicalmente desde inicios del siglo XXI. Las tecnologías digitales han abierto la puerta
a la llegada de nuevos medios y lenguajes y renovadas relaciones entre los actores de la comuni-
cación. Por un lado, el nuevo contexto mediático digital activa la presencia de nuevas plataformas
que incorporan renovadas lógicas comunicativas. Estas plataformas, lejos de mantenerse estáticas,
modifican con el paso del tiempo sus propios lenguajes y protocolos, adaptándose a la utilización
que los usuarios hacen de ellas. Las plataformas de los medios sociales, lejos de ser productos
acabados, son objetos dinámicos que son transformados en respuesta a las necesidades de los
usuarios (Van-Dijck, 2016). Este proceso también opera a la inversa: los nuevos espacios y servicios
de comunicación digitales afectan al modo en que los sujetos producen y distribuyen sus mensajes
y son afectados por ellos (Finn, 2017). Se establece, por lo tanto, un claro proceso de coevolución
en el que tecnologías y usuarios se influyen mutuamente, añadiendo nuevos matices a la noción de
emirec, cuya actualización resulta imprescindible.
5. Conclusión
Las teorías económicas de la prosumición han logrado invisibilizar a las nociones comunicativas
basadas en el modelo emirec que proveen una visión liberalizadora del individuo. La noción de
prosumidor tiene un origen económico y no debe ser utilizada como un concepto sinónimo y homo-
logable al término emirec. Ambos conceptos plantean marcos de significado radicalmente opuestos.
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El marco vinculado a la noción de prosumidor nos remite a un sujeto creador de bienes y servicios
que son mercantilizados por las grandes empresas en un proceso de falsa participación que recon-
figura las formas de alienación y explotación. La prosumición resulta fundamental para la extensión
de los espacios y los tiempos de trabajo productivo que antes eran dedicados al ocio. En la econo-
mía digital, es imprescindible que este tiempo de ocio se convierta en tiempo de producción de
bienes que, a diferencia de los procesos que se dan en la prosumición offline, los prosumidores no
crean para sí mismos, sino para las grandes compañías digitales.
Frente a estas relaciones de poder −verticales y jerárquicas− que ofrece la prosumición como cate-
goría económica, nos encontramos con la teoría comunicativa del emirec, que asienta sus bases
en la consideración de los individuos como emisores y receptores al mismo tiempo, actuando bajo
principios de horizontalidad, intercambio de mensajes de igual a igual y ausencia de jerarquización.
El prosumidor es un individuo que trabaja (gratis) para el mercado y reproduce el modelo existente,
mientras que el emirec es un sujeto empoderado que tiene la capacidad potencial de introducir
discursos críticos que cuestionen el funcionamiento del sistema. El prosumidor produce y consume
para reproducir el orden económico, mientras que el emirec comunica desde una posición de liber-
tad. Por ello, resulta fundamental la separación de ambos términos.
A la vez, es necesario comenzar a pensar en teorías que superen la división entre emisores y re-
ceptores. En el contexto digital de la comunicación, la relación se da entre comunicadores (ama-
teurs, populares, profesionales, todos y todas tienen voces de emisores) que se mueven o son
movidos por diferentes plataformas o redes sociales; por ello, el concepto emirec debe ser estudiado
desde perspectivas innovadoras acorde a las nuevas lógicas comunicativas. Las teorías post-fun-
cionalistas de Cloutier fueron enunciadas en una época que presentaba un ecosistema mediático
exclusivamente analógico que nada tiene que ver con el contexto actual. El salto tecnológico desa-
rrollado en las últimas décadas y, sobre todo, la generación de nuevas prácticas y dinámicas comu-
nicativas obligan a revisar la teoría del emirec, que merece ser analizada desde un punto de vista
dinámico que atienda a los profundos cambios que se han producido durante las primeras décadas
del siglo XXI en los ámbitos comunicativo y tecnológico.
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... La accesibilidad masiva a dispositivos móviles e internet ha permitido reducir barreras físicas y temporales. Este cambio ha dado lugar a nuevas formas de comunicación, permitiendo a los usuarios no solo consumir información, sino también producirla y difundirla en diversas plataformas (Aguado y Martínez, 2012;Aparici y García-Marín, 2018). ...
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La transformación tecnológica contemporánea ha dado lugar a nuevas formas de comunicación, permitiendo a los usuarios no solo consumir información, sino también producirla y difundirla en diversas plataformas. Esta situación también plantea desafíos significativos para la sociedad en su conjunto como la sobreexposición a la información, la dificultad para distinguir entre fuentes confiables y la propagación de desinformación, lo que subraya la relevancia de una alfabetización en medios en la actualidad para los futuros comunicadores. Este trabajo analiza los principales aportes de la formación académica en Comunicación y Periodismo para el desarrollo de un sentido crítico frente a los mensajes mediáticos. Para ello, se apostó por una investigación con un enfoque cualitativo, a partir de la realización de grupos focales con estudiantes avanzados de Comunicación y Periodismo de diversas universidades de Latinoamérica. Como principales resultados los estudiantes reconocen que su formación como comunicadores va más allá de producir información, sino también involucra la tarea de evaluar medios y plataformas, además de conformarse como referentes para el manejo de la información. El estudio expone la necesidad de formar a los futuros comunicadores con un perfil educomunicador, para que de esta forma puedan colaborar con su entorno más cercano al interactuar con mensajes mediáticos.
... Entre los servicios de los dispositivos móviles inteligentes está WhatsApp, el mismo es una app de mensajería instantánea, lanzada en 2009, con 1500 millones de usuarios. (1,2,3) WhatsApp "Permite la comunicación con elementos lingüísticos y no lingüísticos, que se contextualiza e interpreta según los códigos y contexto de los comunicadores". Una de sus funciones facilita que los usuarios compartan con los contactos GIFs, textos, imágenes, videos y fotos; crea una imagen de Estado, donde la información desaparece luego de 24 horas de exposición; de ese tiempo disponen los contactos para realizar comentarios al material digital compartido. ...
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Technological development invades and determines many aspects of current life, but one of the most influenced by social networks is communication; Without a doubt, virtuality has added new possibilities for relating and new concepts that impact culture. In this regard, the objective was to interpret WhatsApp Status messages as cultural artifacts of image and appearance projection. The descriptive-field methodology and the analytical-synthetic method were used. The sample was made up of 30 WhatsApp statuses, chosen intentionally (typical subjects) based on criteria such as: active account, public WhatsApp status, the owners must respond to the established age ranges, identify themselves as male or female and be students or professionals. The descriptive matrix allowed the data to be collected and classified according to a specific typology. The data analysis technique was content analysis (qualitative). The findings indicate that messages of: leisure/fun (27%), advertising (26%), personal photographs (16%), religious/reflection (13%), irony/sarcasm (9%), family (7%) predominate, news (2%). It is concluded that this selection of message types allows the sender to define the image and appearance they wish to project as desirable self-images that outline a self-constructed in a reflective-selective manner, tailored to meet social demands
... surge una necesidad crítica de reevaluar el término creador de contenido, en especial en relación con los contenidos periodísticos generados en plataformas como YouTube. Los creadores de contenido digital periodístico en esta plataforma no solo se han convertido en consumidores críticos de información y emisores-receptores o - 526 -'emrecs' (Aparici y García-Marín, 2018), sino también en productores influyentes, cuyas obras alcanzan y a menudo superan el impacto de los medios tradicionales. ...
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Se analizan los perfiles profesionales y los contenidos de dos influencers que generan contenido relacionado con el periodismo y se contrasta con las características del periodismo y, más concretamente, del periodismo de investigación según el estado del arte de este ámbito. Forma de citación: Gil-Ibáñez, M., & Freire-Sánchez, A. (2024). Nuevas formas de periodismo y narrativas mixtas en YouTube: The Wild Project y La Gata de Schrödinger. En M. C. Rodríguez Rodríguez, C. G. Hernández Hernández, & F. Sánchez Pita (Eds.), Repensar, rehacer: reflexiones y experiencias sobre innovación docente en ciencias sociales y humanidades (pp. 525-541). Dykinson.
... Uno de los fenómenos más llamativos de la transformación digital experimentada en el ámbito audiovisual es la proliferación de personas que, a título individual, generan y difunden de modo sistemático contenidos (vídeos, fotografías, mensajes sonoros musicales o hablados, comentarios escritos) a través de plataformas de internet, redes sociales y mensajería electrónica. Dicho fenómeno sólo puede entenderse en el marco de las posibilidades que la interactividad y la convergencia tecnológica propias de las comunicaciones electrónicas ofrecen a las personas para participar en el proceso de la comunicación social, no sólo como receptores, sino también como emisores de contenidos (Aparici, 2018). Es decir, para poner a disposición de "sus iguales" mensajes a través de los cuales ofrecen información, opinión y/o entretenimiento en torno a los más diversos temas (Castro-Igueras, 2021;Hou, 2023;Huertas-Bailén, 2024;Martín Critikian, 2022;Römer, 2024) En consonancia con el auge alcanzado en los últimos tiempos por la actividad de estos usuarios generadores de contenidos (UGC), la preocupación por la idoneidad o no de los mensajes que difunden y por el reconocimiento de su responsabilidad como emisores ha ido ganando peso entre la opinión pública y entre las autoridades reguladoras, muy especialmente en torno a la figura de los denominados influencers y a su impacto social entre menores, adolescentes y jóvenes. ...
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The boom achieved by User-Generated Content (UGC) disseminating personally information, opinions, and entertainment through the internet has significantly transformed the audiovisual landscape in recent years. This media phenomenon, propitiated by the interactivity and technological convergence of electronic communications, has given rise to a broad public debate around the social influence exerted by these content generators (hence their name of influencers) and the regulation of their activity. This article, through the content analysis of the Spanish legal texts, concludes that the current regulations alow a climate of "laxity" and "impunity" in the face of the dissemination of inappropriate content at a time in which social concern due to the influence of UGC, especially among minors, adolescents and young people, have been steadily mounting. As a consequence of the result of this exegesis, the need for a general legal framework that recognizes the responsibility of UGC and establishes mechanisms to combat the dissemination of illicit or harmful content is proposed, seeking a balance between freedom of expression and the protection of the public.
... Si bien, según este diccionario, su uso se registra desde 1903, lo cierto es que el nuevo contexto digital ha permitido que el sentimiento de pertenencia a una comunidad determinada propia del fandom se intensifique gracias a la eliminación de barreras geográficas y, fruto de la globalización, a una reducción de las distancias culturales. Y, lo más interesante, este tipo de agrupaciones no tiene un carácter pasivo como muchas veces se ha argumentado, sino que sus usuarios se caracterizan por una clara naturaleza participativa que puede oscilar entre un comportamiento igualitario en su organización horizontal, asociándose al concepto de emirec (Cloutier, 1973), o bien quedar bajo el dominio final de las grandes corporaciones, pudiéndose hablar del concepto de prosumidor tal y como lo analizan Roberto Aparici y David García-Marín (2018). ...
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El fandom ha venido creando narrativas e imágenes alternativas para expandir obras literarias, cinematográficas y videojuegos, fomentando una transmedialidad participativa como la defendida por Robert Pratten. Esto permite a los usuarios desarrollar tramas sugeridas o inexistentes, incluyendo relaciones amorosas entre personajes que van desde la heteronormatividad hasta lo homoerótico. Con la inteligencia artificial generativa, este fenómeno se ha intensificado, especialmente en casos como Harry Potter o Crepúsculo, donde el realismo logrado por esta tecnología está generando adhesiones y exploraciones creativas que enriquecen las historias originales.
... Furthermore, the democratization of media uses causes an increase in the dimensions of reality that can be narrated. Under the cover of social media, and following a prosumer logic (Aparici and García-Marín, 2018), personal and social media exposure reaches new quotas. One of the underlying currents is digital posing (Livingston et al., 2020), which can generate a dissociation between idealized exposed events (and bodies) and the everyday reality. ...
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The concept of reality is in crisis. To be more precise, the mediation of reality is in crisis due to issues such as fake news, the emotional dissemination of content that appears to be informative, posturing on social media, the virtualization of experiences, and synthetically generated content. In parallel, new formats, heirs of non-fiction, have emerged in recent years to account for a different relationship with the real. Beyond journalism, there are creative non-fiction narratives, interactives, 360º documentaries, VR documentaries, and documentaries through Instagram Stories. The aim of this research is to delve into the characteristics of these new formats and their relationship with the real through Multimodal Discourse Analysis. The sample includes six avant-garde projects that address topics such as climate change, sexism, cultural repression, suicide, sexual diversity, and identity. It is concluded that most of the analyzed projects present a symbiosis of form and content to enhance their messages. The strongest link to the real lies in the revelation and elevation of the authorial voice. These forms are committed, purposeful, and combative in representing reality, but somewhat conservative in the performativity for change that opens up in the connected digital context.
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O presente estudo tem como objetivo refletir sobre como os jogos podem aprimorar a compreensão dos Direitos Humanos e sociais, ao mesmo tempo em que impactam de maneira ética uma variedade de áreas. Emprega-se uma análise qualitativa interdisciplinar que combina teorias da antropologia, sociologia e ciências da educação para explorar as funções sociais e culturais dos jogos, com um foco especial nos jogos digitais sob a perspectiva do ludocapitalismo. O estudo revelou que os jogos digitais, por meio de mecanismos como a gamificação, têm o potencial de aprimorar habilidades cognitivas e sociais, ao mesmo tempo em que levantam questões éticas significativas relacionadas à manipulação comportamental e à perda de autonomia dos jogadores. Conclui-se que, embora os jogos digitais ofereçam oportunidades relevantes para o desenvolvimento educacional e social, é essencial implementar práticas de jogo éticas para evitar riscos de manipulação e reforço de desigualdades sociais.
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RESUMEN – Este trabajo analiza el lugar de enunciación que se configura a partir de la publicación de una noticia por parte de ciertos periodistas del diario uruguayo El Observador, sobre un caso de corrupción en el gobierno nacional. La particularidad de este caso radica principalmente en que los periodistas escogieron sus cuentas de X en lugar del medio escrito, para difundir la información. El análisis de dichas publicaciones bajo el marco del análisis crítico del discurso de redes sociales, conduce a identificar los espacios de enunciación que desdibujan los límites de la enunciación mediática y vuelven impredecible la comunicación contemporánea. ABSTRACT – This study analyzes the place of enunciation that is configured from the publication of an article by certain journalists from the Uruguayan newspaper El Observador, about a case of corruption in the national government. The particularity of this case lies mainly in the journalists who chose their X accounts instead of the written medium, to spread the information. The analysis of these publications within the framework of critical discourse analysis of social networks leads to the identification of spaces of enunciation that blur the limits of media enunciation and make contemporary communication unpredictable. RESUMO – Este trabalho analisa o lugar de enunciação que se configura a partir da publicação de uma notícia por parte de certos jornalistas do jornal uruguaio El Observador, sobre um caso de corrupção no governo nacional. A particularidade deste caso reside principalmente no fato de que os jornalistas escolheram suas contas no X em vez do meio escrito, para divulgar a informação. A análise dessas publicações sob o marco da análise crítica do discurso de redes sociais leva à identificação dos espaços de enunciação que desfocam os limites da enunciação midiática e tornam imprevisível a comunicação contemporânea.
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El propósito primordial del presente estudio es explicar de qué manera, el activismo digital, contribuye a la promoción de los derechos lingüísticos de los quechuas de Cusco. Para ello, se ha empleado el método inductivo con enfoque cualitativo, y un nivel de estudio descriptivo y explicativo. Las técnicas empleadas son la entrevista y el análisis de contenido documental de publicaciones en redes sociales. El resultado más importante es que mediante el activismo digital, aplicando estrategias de promoción de mercadeo social, se viene contribuyendo a la generación de recursos o herramientas en favor del idioma quechua, tales como la transmisión de saberes de la cultura y el aprendizaje del idioma quechua mediante formatos dinámicos y atractivos especialmente a través del Facebook y Youtube. La conclusión más importante, es que mediante el activismo digital, que se caracteriza por una elevada interacción comunicativa de doble sentido emisor-receptor, explicada por la teoría Emirec (Cloutier, 2007), y apelando a la autorepresentación (Carelli, 2013) se aporta a la promoción de los derechos lingüísticos, especialmente para el mantenimiento y desarrollo de la cultura propia (derechos personales), y para lograr una mayor presencia de los quechuas en los medios de comunicación (derechos colectivos).
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Introducción: Este artículo revisita el mito del superhéroe y se centra en su figura más icónica, Superman, para analizar su evolución desde los primeros cómics hasta su presencia en las redes sociales. Metodología: El estudio emplea un enfoque metodológico dual, utilizando datos de Analisa para interpretar el fenómeno de la presencia digital moderna de Superman. La última serie de DC Entertainment, Superman & Lois, se analiza como estudio de caso, donde la identidad dual héroe-humano de Superman adquiere nuevas características que se convierten en contenido compartido en redes sociales. Resultados: Los hallazgos confirman que el "sello Superman" se extiende, se moldea y se recompone en plataformas como TikTok a través de las interacciones y comentarios de sus seguidores. Discusión: Estas interacciones revelan a Superman como una creación cultural que se reconstruye continuamente mediante herramientas digitales y el contenido producido por sus seguidores. Conclusión: La transformación de Superman en redes sociales como TikTok ejemplifica la naturaleza evolutiva del mito del superhéroe en respuesta al compromiso de los seguidores y a la cultura digital.
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Our spoken and written language is changing – and it is our younger people, the “digital natives”, who are leading the way. Our company McCrindle Research (www.mccrindle.com.au) is engaged by some of Australia’s largest businesses to research emerging trends, social shifts and generational changes. When we present the findings, employers often ask about the changing use of language. From their roles in advertising, human resources and public relations, as managers, CEOs and parents, these business leaders often comment about youth slang, expressing opinions and curiosity about the generational differences of spoken and written English. There’s a curiosity, particularly from the older generations. “What does fully sick mean?” “Why can’t they spell?” “Whatever happened to the good old handwritten letter sent through the mail?” are some of the queries people have. Hopefully this book will help you understand what is happening to language, and the ways different generations utilise it. This book looks at language in 21st century Australia, how it is changing, and the factors influencing change, not just the changing communication styles of young people and the resulting communication gap between generations. This is not an academic study, but a guide to help readers understand the changes and find out what’s in the minds of younger and older people, people who may be near and dear to them but who often seem like aliens when it comes to communication.
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New democratic participation forms and collaborative productions of diverse audiences have emerged as a result of digital innovations in the online access to and consumption of news. The aim of this paper is to propose a conceptual framework based on the possibilities of Web 2.0. outlining the construction of a "social logic", which combines computer and communicative logics, the conceptual framework is theoretically built to explore the evolution of news consumption from a pure circulation of designed products towards a global conversation of proactive news designers. Then, the framework was tested using an empirical database built by the PEW Research Centre, which investigates the future of the news industry, through a large-scale survey with adults. Results show significant differences (by age, gender and educational level) in the forms of participation, access and consumption of news. However, whilst immersed in the culture of Web 2.0 there is a low-level of user participation in news production; far from being proactive news designers, findings suggest that citizens are still located in the lower participatory levels of our conceptual framework. Conclusions suggest there is a need for media education providers to carry out training initiatives according to the social logic possibilities through proposed guidelines.
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There has been considerable debate about the potential of social media to promote new democratic practices and active citizen-ship. However, the participation of young people in social networks seems to go in a more playful than ideological direction. This article discusses youngsters' activity in Twitter simultaneously with the television viewing of two films: «V for Vendetta» and «The Hunger Games». As both films address social and political issues, we intend to identify whether youngsters referred to ideological issues in tweets generated during their viewing, and whether these tweets lead to joint reflection on the current social situation. 1,400 tweets posted during the broadcasts of the films in Spanish TV in 2014 were collected for this purpose. The encoding of messages is carried out following a «coding and counting» approach, typical of the studies of Computer-mediated communication. Then messages are classified based on their content. The results obtained indicate that messages about the social and political content of the films are almost non-existent, since young people prefer to comment on other aspects of the films or their lives. The conclusions have a bearing on the importance of considering popular culture, for its social and political implications, as a motive for reflection, and the importance of boosting a critical media education.
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The gap between theoretical ideas and messy reality, as seen in Neal Stephenson, Adam Smith, and Star Trek. We depend on—we believe in—algorithms to help us get a ride, choose which book to buy, execute a mathematical proof. It's as if we think of code as a magic spell, an incantation to reveal what we need to know and even what we want. Humans have always believed that certain invocations—the marriage vow, the shaman's curse—do not merely describe the world but make it. Computation casts a cultural shadow that is shaped by this long tradition of magical thinking. In this book, Ed Finn considers how the algorithm—in practical terms, “a method for solving a problem”—has its roots not only in mathematical logic but also in cybernetics, philosophy, and magical thinking. Finn argues that the algorithm deploys concepts from the idealized space of computation in a messy reality, with unpredictable and sometimes fascinating results. Drawing on sources that range from Neal Stephenson's Snow Crash to Diderot's Encyclopédie, from Adam Smith to the Star Trek computer, Finn explores the gap between theoretical ideas and pragmatic instructions. He examines the development of intelligent assistants like Siri, the rise of algorithmic aesthetics at Netflix, Ian Bogost's satiric Facebook game Cow Clicker, and the revolutionary economics of Bitcoin. He describes Google's goal of anticipating our questions, Uber's cartoon maps and black box accounting, and what Facebook tells us about programmable value, among other things. If we want to understand the gap between abstraction and messy reality, Finn argues, we need to build a model of “algorithmic reading” and scholarship that attends to process, spearheading a new experimental humanities.
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In Media Regulation, two leading scholars of the media examine the challenges of regulation in the global mediated sphere. This book explores the way that regulation affects the relations between government, the media and communications market, civil society, citizens and consumers. Drawing on theories of governance and the public sphere, the book critically analyzes issues at the heart of today's media, from the saturation of advertising to burdens on individuals to control their own media literacy. Lunt and Livingstone incisively lay bare shifts in governance and the new role of the public sphere which implicate self-regulation, the public interest, the role of civil society and the changing risks and opportunities for citizens and consumers. It is essential reading to understand the forces that are reshaping the media landscape.