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IMAGEN Y PRIMERA IMPRESION
Berta González Rivero
Dra. en C. Psicológicas, Colaboradora CEPES
Josefina Vilariño Delgado
Licenciada en Psicología.
Universidad de La Habana
La descripción de una persona desconocida emerge de una representación, no de
un individuo en particular, sino del grupo social al cual pertenece la persona
descrita. Ella constituye una imagen concretada, simplificada y se conforma con lo
más típico de la persona como representante de ese determinado grupo, y por tanto,
es más bien esquemática (Predvechni, 1975). De ahí que se consideren estereotipos
sociales o que se identifiquen como patrones que encarnen las exigencias estético-
morales que pueden incubarse con la posición que ocupan las personas en la
sociedad y con el papel que cumplen en uno u otro tipo de actividad. (Bodaliov,
1986).
Estos sistemas conceptuales similares que son utilizados por grupos sociales
enteros (Gahagan, 1980) les permite no sólo clasificar a las personas, sino
valorarlas de manera espontánea e incluso consciente.
Las características personales de tipo cognoscitivas, de relaciones, así como la
experiencia personal las van conformando en cada persona. La literatura refiere la
importancia de los estereotipos o tipificación de los individuos porque constituyen
el marco de referencia para utilizar en la vida diaria (Shutz, 1964). Una de las
formas de tipificar es el atribuir características a cualquier persona que pertenezca
a la categoría (Secord y Backman, 1975). Además, durante la interacción, muchos
de los comportamientos están más relacionados con su pertenencia a un grupo que
con ellos como individuos.
Los patrones cambian a lo largo de la vida del individuo, así como de manera más
inmediata durante las actividades que realiza con otras personas y llegan a
generalizaciones enriquecidas. La posibilidad de tener contactos con nuevas
personas provenientes de los diferentes grupos sociales hace que se acumulen
nuevas impresiones que hacen variar esas generalizaciones, reorganizarlas y
precisarlas.
Las imágenes referidas a los patrones que caracterizan a las personas, como ya se
ha expresado, influyen en la interacción con ellas y de alguna manera quedan
incorporados a la primera impresión si se produce un encuentro con una persona
concreta.
Las primeras impresiones son importantes en el establecimiento de una impresión
duradera. Se trata de un fenómeno en el que se incluyen aspectos de muy diversa
índole sobre la persona objeto de conocimiento Bodaliov, ha estudiado con
profundidad este fenómeno y ha determinado como se incorporan a él no sólo los
estados de ánimo y rasgos inherentes al sujeto cognoscente, sino juicios
valorativos y estereotipos de éste. En consecuencia resultan muy resistentes al
cambio. Es la representación que se hace de una persona desconocida en un
contacto de breve duración y en la cual, aunque todos los rasgos están
interrelacionados, algunas son "rasgos centrales" y que por sus características más
significativas o sobresalientes, impractan fuertemente a las demás sirviendo de
centro o foco aglutinante del resto (Arch, 1946).
Con el fin de contrastar los contenidos de la imagen que se modela de una persona
desconocida y el de la primera impresión, una vez que se contacta con ella, se
realizó un estudio que permitiría conocer posibles cambios y la orientación de
estos. Como este trabajo forma parte de otro más amplio aún no finalizado,
exponemos aquí solamente los resultados que corresponden a los primeros
momentos del mismo. La muestra está integrada por 40 jóvenes, de ellos 19 del
sexo femenino, estudiantes de la especialidad de Derecho, 18 de primer año y 22
de tercero, cuyas edades oscilan entre los 17 y 22 años. Estos recibieron
conocimientos de observación, entrevista y comunicación.
A cada estudiante se le pidió que expusiera la idea que en sentido general, tenía
con respecto a un adolescente de la comunidad. Posteriormente se organizaron
parejas integradas por unos y otros. Los primeros no conocían personalmente a los
segundos y entraron en relaciones con ellos, lo que se inició con un primer
contacto. A fin de realizar el estudio se les solicitó en autoinforme que describieran
a esa persona, su primera impresión de ella. Los adolescentes de la comunidad son
36 varones y 4 hembras, entre los 15 y 18 años, con nivel escolar d 6to a 12
grados. Todos fueron incorporados a la actividad a través de instituciones sociales,
sin un criterio específico de selección.
Analizando el contenido de las dos informaciones, se establecieron 16 categorías:
1. Elementos físicos y de apariencia personal.
2. Escolaridad.
3. Educación.
4. Inteligencia.
5. Orientación de las relaciones.
6. Habilidades para establecer relaciones.
7. Actitud ante los demás
8. Tendencia al limitado control personal.
9. Con aspiraciones.
10. Actitud ante sí mismo.
11. Con intereses.
12. Orientación hacia la actividad social.
13. Orientación ante la vida en general.
14. Reacciones expresivas emocionales.
15. Inmadurez.
16. Con problemas.
Para algunas de estas categorías se diferenciaron valores; por ejemplo, escolaridad
alta, media, baja; orientación de las relaciones, abierta y cerrada; orientación ante
la vida en general, positiva y negativa; y otras. Los resultados obtenidos se reflejan
en la siguiente tabla:
No
CATEGORIAS
IMAGEN PRIMERA
IMPRESION
% de frecuencias
1
Elementos físicos y de apariencia personal
15
29
2
Escolaridad.
9
2
3
Educación
11
15
4
Inteligencia
2
1
5
Orientación de las relaciones
12
17
6
Habilidades para establecer relaciones
8
18
7
Actitud ante los demás
6
15
8
Tendencia al limitado control personal, actividad
libre.
6
2
9
Con aspiraciones
7
0
10
Actitud ante sí mismo
1
2
11
Con intereses
7
0
12
Orientación ante l actividad social
17
2
13
Orientación ante la vida en general
9
3
14
Reacciones expresivas emocionales
6
15
15
Inmadurez
6
1
16
Con problemas
12
1
La descripción de una persona desconocida en este caso un adolescente, está
influida por el prisma cultural, los valores del contexto social y la situación
histórico concreta todo lo cual conduce a atribuirle aquellas tendencias que
predominan. Por lo tanto en dicha representación, se incluyen aquellas cualidades
que concretan y tipifican la imagen del grupo social dado.
En nuestro caso se tata de jóvenes que describen a adolescentes, por lo que la
autoimagen juega un papel importante en la descripción. Muchos de sus
contenidos tienen un carácter valorativo, que está matizado por las características
de los propios sujetos, de su experiencia individual, como resultado de la práctica
social.
Los datos encontrados reflejan la atribución de escolaridad y educación en un 50%
de los patrones que sobre los adolescentes tenían los jóvenes, con valor positivo.
Hacen referencia a cómo se orienta ese adolescente en las relaciones con otras
personas, el 30% de los sujetos cognoscentes, valorándolas tanto abiertas como
cerradas. El 40% incluye en su descripción, la “orientación ante la actividad
social” de ese adolescente, mencionando elementos como “trabaja” o “no trabaja”,
“preocupado o no por la política”. En general, los valores que les dan son
positivos. Otro elemento considerado en esa imagen es la categoría “con
problemas”, en la que refieren la influencia de la adolescencia, desajustes de
conducta, faltas de educación o atención en su hogar.
Una vez realizado el encuentro cara a cara, se produce la llamada primera
impresión. Durante el acto de la percepción, se forma una imagen proveniente
fundamentalmente del aspecto físico y del comportamiento expresivo, matizando e
influyendo de manera determinante, en la lectura que se hace de toda la
información existente en el momento del contacto, y en consecuencia, en la
conformación de la primera impresión, en la riqueza de su contenido, en las
valoraciones e inferencias que se hacen. Esto se evidencia particularmente en las
categorías “elementos físicos y de apariencia personal”, con un 72,5% en las que se
incluyen datos de estatura, peso, cuidadoso o no en el vestir, limpio, etc; en
“actitud ante los demás”, con un 37,5%, refiriendo elementos como amable,
cariñoso, burlón, etc; y “reacciones expresivas emocionales” con un 37,5%,
señalando risueño, inquieto o no, sonriente, etc.
Comparando ambos contenidos (imagen y primera impresión), se observan
diferencias en cuanto a las categorías “habilidades para establecer relaciones”
(20% y 45%), “elementos físicos y de apariencia personal” (37,5% y 72,5%),
“actitud ante los demás” (15% y 37,5%) y las “reacciones expresivas emocionales”
(15% y 37,5%). Esto evidencia el peso de los movimientos expresivos y los datos
externos en la primera impresión. Es significativo el resultado que presentan las
categorías “Educación” y “Orientación de las relaciones”, que alcanzan un
porciento más o menos equiparados en ambas imágenes. Asimismo, la categoría
“con problemas” cuya frecuencia disminuye de la imagen a la primera impresión
(30% y 2,5%) y que se pudiera aplicar con las inferencias que hacen a partir del
estereotipo "adolescente" que poseen y que disminuyen al contacto directo con los
mismos.
Finalmente, y a manera de reflexiones conclusivas, podemos señalar que los
resultados hallados confirman los de otros trabajos investigativos, así como los
datos del quehacer cotidiano en el sentido del carácter necesario de la elaboración
de las primeras impresiones y del papel que éstas desempeñan. La interacción
social seria caótica sino se reaccionara de inmediato de manera distintas ante
personas diferentes (Vernon, 1964). Que durante las interacciones, está presente no
sólo la palabra en todas sus dimensiones, sino además, la mímica facial, los gestos,
las posturas corporales, el porte; todas ellas como portadores de mensajes, influyen
extraordinariamente el contenido de la primera impresión. La mayor riqueza de ese
contenido, con respecto al de la imagen, está referida fundamentalmente, a indicios
externos y sensorialmente captables.
De ellos los que se recogen con mayor frecuencia están asociados al
comportamiento y aspecto comunes a personas semejantes y que además, se
corresponden con estereotipos existentes. Asimismo, durante el primer encuentro
tuvieron lugar los procesos inferenciales correspondientes.
Referencias.
1. Asch, S.E. (1946) Forming impresiones of personality, Journal of abrornal and
Social Psychology, No.4, E.U.
2. Bodaliov, A.A (1965) La percepción del hombre por el hombre, Editorial de la
Universidad de Leningrado, URSS (traducción del ruso).
3. Bodaliov, A.A (1986) el desarrollo de la percepción del hombre por el hombre
en la comunicación, en Antología de la Psicología Pedagógica y de las edades,
Editorial Pueblo y Educación, Cuba.
4. Gahagan, J. (1981) Conducta interpersonal y de grupo, Compañía Editorial
Continental, S.A. México.
5. Predvechni, G.I y Sherkovin, Yu A. (1975) Psicología Social, Editorial de
libros para la educación, cuba.
6. Shiutz, A (1964) Collected Papers, en Psicología Social de Secord and
Backman, Mc Graw Hill, México, 1975.
7. Secord, P.F y Backman, C:W (1975) Psicología Social, Mc Graw Hill, México.
8. Vernon, P.E. (1964) Personality Assertment, Methuen, London.