La comuna de Panguipulli tiene una superficie de 329.899 hectáreas, de las cuales 62,8% corresponde a bosques nativos, los que sustentan importantes servicios ecosistémicos como la provisión de madera y la regulación de flujos hídricos. Sus agroecosistemas por otra parte proveen el forraje que mantiene la actividad ganadera. Bosques y agroecosistemas se suman a atributos distintivos de su paisaje, para brindar oportunidades de recreación y ecoturismo. A través del desarrollo de indicadores espaciales, se identificaron las áreas críticas de provisión de estos cuatro servicios ecosistémicos y las posibles pérdidas y ganancias de los distintos servicios (compromisos) en dos escenarios de cambio de uso del suelo (conservación de bosque nativo y expansión de plantaciones forestales exóticas). Las áreas de mayor provisión de forraje por hectárea (valor medio en el hotspot 3,6 ton/hectárea) se concentran en el llano central de la comuna, asociadas a predios pequeños y medianos (0 a 60 y 60 a 1.000 hectáreas respectivamente). Las áreas de mayor provisión de madera por hectárea (valor medio en el hotspot 85 m3/hectárea) se asocian a predios pequeños y medianos, aunque la mayor superficie de bosque nativo se concentra en predios grandes (más de 1.000 ha). Cabe destacar la importante inequidad en la distribución de tierras y bosques en la comuna, con coeficientes de Gini de 0,5 en ambos casos y donde 1 es la máxima inequidad. La mayoría de los predios no cuenta con planes de manejo, lo que ha llevado a la degradación del bosque nativo a una tasa de 1,5% anual entre 1998 y 2013, particularmente en propiedades menores a 1.000 hectáreas. El servicio ecosistémico de regulación de flujos hídricos alcanza sus valores más altos en sectores de la cordillera andina (valor medio en el hotspot 575 m3/hectárea), donde existe una gran extensión de bosque nativo adulto y una alta pluviometría (3.780 mm), asociados a predios con un promedio de 18.784 hectáreas. Por el contrario, los valores más bajos ocurren en sectores cercanos al llano central, donde existe un mosaico de usos compuestos por praderas, cultivos, matorrales y plantaciones forestales exóticas, con una baja pluviometría (2.400 mm), asociados a predios de tamaño promedio 351,6 hectáreas. Los valores más altos de oportunidades de recreación (valor medio en el hotspot 0,88 personas/hectárea) son menos dependientes del tamaño predial y se encuentran en un rango de tamaño de 3 a 30.000 hectáreas. Bajo un escenario de conservación donde el bosque nativo aumenta en un 44,7% con respecto al año 2013, a través de la protección y restauración de zonas de franjas ribereñas en cuerpos de agua, nacimiento de vertientes y zonas de interés turístico, la provisión de madera nativa aumentaría en un 29,3%, en conjunto a la capacidad de regulación de flujos hídricos que aumentaría en 1,8%. Sin embargo, disminuiría la provisión de forraje en 17,9%, de cultivos como berries en 27,3% y de madera a partir de plantaciones forestales exóticas en 18,1%. Por el contrario, bajo un escenario de expansión de plantaciones forestales exóticas, las plantaciones aumentarían en un 26,1% con respecto al año base 2013, generando un incremento de la producción de madera exótica de un 10,9% pero una reducción en la provisión de forraje de un 92,7%, de berries de un 93,5% y de la capacidad de regulación de flujos hídricos de un 0,7% con el consecuente efecto en la disponibilidad de agua en épocas críticas del año. Estos resultados respaldan la necesidad de una planificación territorial que permita la mantención de paisajes multifuncionales capaces de proveer un conjunto de servicios ecosistémicos, promoviendo las sinergias y reduciendo los compromisos que conllevan costos ambientales y sociales innecesarios.