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Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
Perú y Chile, 1866-1881
Milton Godoy Orellana
Pp. 95 a 119
DESTINADO A PERPETUAR EL RECUERDO DE LA VICTORIA1.
GUERRA Y MEMORIA EN TORNO AL MONUMENTO DEL 2 DE
MAYO. PERÚ Y CHILE, 1866-1881
Destined to perpetued the memory of La Victoria. War and memory about the
monumental of May 2. Perú and Chile, 1866-1881
Milton Godoy Orellana*
RESUMEN
El artículo analiza las vicisitudes de la estatua de La Victoria emplazada en Talca, como
parte de la apropiación de bienes culturales realizados durante la ocupación de Lima. Esta
obra de arte fue resultado de un concurso internacional convocado por el gobierno peruano
en 1866, para plasmar el ímpetu nacionalista suscitado después del triunfo sobre la armada
española el 2 de mayo del mismo año. En la ocasión emergió la gura del coronel Gálvez,
quien devino en héroe y se convirtió en el motivo central del conjunto monumental que
se transformó en un hito urbano de la ciudad. Finalmente, se produjeron dos estatuas
similares. Una de ellas se ubicó en 1874 en la cima del monumento limeño, mientras
que su símil, de mayores dimensiones, quedó almacenada en el puerto de El Callao hasta
la ocupación chilena de Lima, ocasión en que fue encontrada por el ejército vencedor y
trasladada a Talca, como botín del triunfante regimiento local. Allí, se instaló en el espacio
1 “Programa ocial sobre la construcción de un monumento a erigirse en el Perú”, El Comercio de
Lima. Lima, viernes 2 de julio de 1874. Mis agradecimientos a Natalia Majluf, Ricardo Kusunoki,
Gabriel Ramón y Marco Murua, quienes contribuyeron de diversas formas a la realización de este
trabajo, aunque la responsabilidad nal me pertenece.
* Doctor en Historia de la Universidad de Chile. Investigador asociado en el Instituto de Estudios
del Patrimonio, Universidad Arturo Prat. Santiago, Chile. Docente de la Facultad de Ciencias
Sociales, Escuela de Historia, Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Santiago, Chile.
Correo electrónico: mgodoyorellana@academia.cl
Artículo recibido el 5 de julio de 2016. Aceptado el 26 de abril de 2017.
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urbano hacia 1900, convirtiéndose en un icono patriótico. Los procesos enfrentados por
ambas esculturas permiten explorar la memoria y la irrupción de nuevas construcciones
nacionalistas elaborada por elites que enfrentaban un proceso de renovación.
Palabras clave: estatuaria cívica, ocupación de Lima, Talca.
ABSTRACT
e article analyzes the vicissitudes of the statue of La Victoria located in Talca, as part of
the appropriation of cultural goods made during the occupation of Lima. is work of
art was the result of an international competition convened by the Peruvian government
in 1866 to capture the nationalist impetus that arose after the triumph over the Spanish
navy on May 2 of the same year. On the occasion the gure of Colonel Gálvez emerged,
who became a hero and became the central motif of the monumental complex that
became an urban landmark of the city. Finally, two similar statues were produced. One
of them was located in 1874 at the top of the monument of Lima, while its simile, of
greater dimensions, was stored in the port of El Callao until the Chilean occupation of
Lima, when it was found by the victorious army and transferred to Talca, as spoils of the
triumphant local regiment. ere, it settled in the urban space towards 1900, becoming a
patriotic icon. e processes faced by both sculptures allow us to explore the memory and
eruption of new nationalist constructions developed by elites facing a process of renewal.
Keywords: Civic statuary, occupation of Lima, Talca.
INTRODUCCIÓN
La edición de El Comercio de Lima, correspondiente al viernes 31 de julio
de 1874 destacaba la solemne inauguración del monumento conmemorativo que
debería mantener en la memoria nacional los hechos acontecidos el 2 de mayo
de 1866, cuando fuerzas cívico-militares repelieron el ataque de la escuadra
española al puerto de El Callao. El periódico hacía hincapié en que estos hechos se
plasmaron en mármol y bronce, los que consideraba “han sido siempre símbolos
de la inmortalidad y de la gloria”2, transformados en un elemento de la memoria,
mediante la virtud del arte de un escultor.
El grupo escultórico del monumento incluía una estatua de La Victoria,
ofrecida por el presidente Mariano Ignacio Prado por decreto del 3 de mayo de
1866, para perpetuar la memoria de quienes combatieron el día anterior contra la
armada española apostada en el puerto. Algunas décadas después la ciudad de Talca
2 El Comercio de Lima. Lima, viernes 02 de julio de 1874.
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inauguraba una idéntica estatua de La Victoria, en que solo variaba el tamaño.
En la ocasión, los motivos aducidos eran ensalzar la memoria de los vecinos de
la ciudad que participaron en la Guerra del Pacíco y aportaron al triunfo de las
armas chilenas.
¿Cuál era la relación entre ambas? Desde el inicio de la ejecución del
proyecto escultórico peruano hubo un conjunto de vicisitudes que alteraron el
itinerario trazado originalmente por Prado y sus asesores. De hecho, se hicieron dos
estatuas de similares características. Por cierto, ambas tuvieron diferentes destino y,
aunque conservaron la idea inicial de perpetuar la memoria de hechos bélicos, sus
signicancias fueron disímiles y contradictorias. Así, mientras una de las esculturas
se emplazaría en la ciudad de Lima en 1874 en la denominada Plaza del dos de
mayo, recordando los hechos de 1866; la otra permanecería en las bodegas del
puerto de El Callao hasta el momento en que se produjo la ocupación de Lima por
las tropas chilenas en 1881. La estatua fue parte de los bienes culturales apropiados
durante la ocupación de Lima, siguiendo el destino de muchos otros objetos
embarcados hacia Chile, sobre los cuales existen múltiples ejemplos y se han hecho
muchas comparaciones. En efecto, el viajero alemán Hugo Zöller escribió que
“cuando me quise informar sobre el Museo de Lima, que debió haber sido muy
hermoso, se me dijo que los chilenos, al estilo de Napoleón, se lo habían llevado
todo a Santiago”3. No obstante, –como destacaba en otro lugar– pese a las rotundas
negativas de historiadores chilenos, tales como Sergio Villalobos en una de sus
publicaciones con respecto a las relaciones chileno-peruanas4, la documentación
emanada de autoridades chilenas permiten dimensionar, en parte, la magnitud de
la apropiación de bienes culturales en Perú.
El presente trabajo es la profundización de uno de los puntos tratados
anteriormente en un artículo referido a la apropiación de bienes culturales durante
la ocupación de Lima y es, en esa medida, su complemento5. La idea central es
aportar al análisis de un proceso que ha conducido a una serie de falacias acerca del
origen de la estatua en Chile que, más allá del simple olvido, está asociado a una
forma de construir la memoria nacional, que como toda memoria, no solo implica
recuerdos, sino también requiere de prudentes olvidos.
En el presente artículo se analizará el origen de estas esculturas y su contexto
histórico, para proceder al estudio de las vicisitudes de ambas obras una vez arribadas a
3 Zöller, Hugo, “Cómo administraron los chilenos al Perú”, en Eduardo Núñez, Viajeros alemanes
al Perú, Lima, Editorial Universidad Mayor de San Marcos, (1969): 135.
4 Villalobos R., Sergio, La historia por la historia, Osorno, Ed. Universidad de Los Lagos, (2007): 66.
5 Ver Godoy Orellana, Milton, “Ha traído hasta nosotros desde territorio enemigo el alud de la
guerra. Conscación de maquinaria y apropiación de bienes culturales durante la ocupación de
Lima, 1881-1883”, Historia, 44/2, (2011): 287-327.
Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
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Lima. Posteriormente, se analizan los argumentos que sustentaron las falacias establecidas
en torno al origen y emplazamiento de la estatua de La Victoria que nalmente se ubicó
en la Alameda de Talca, hacia 1900. Como parte de este trabajo se discute la función
de la memoria y la construcción de una forma de escribir y enseñar historia, como una
disciplina que responde a los requerimientos del Estado nacional.
“EL SENTIMIENTO DE TRIUNFO QUE DIO ORIGEN AL MONUMENTO
PERUANO”6
A nes de septiembre de 1864 la escuadra española en el Pacíco ocupó
las islas Chincha, con ello despojaban al Perú de una de sus principales fuentes
de ingreso en la época. Esta acción culminó una serie de pequeños conictos
que ambas naciones habían mantenido desde unos años antes y le condujo a la
declaración de guerra, al igual como lo había hecho Chile algunos meses antes,
sumándose al conicto Bolivia y Ecuador.
Así, en los estertores del otrora poderoso imperio español se produjo
una serie de enfrentamientos y reveses para España, tales como la captura de la
Covadonga en Papudo, en noviembre de 1865; el Combate Naval de Abtao, en
febrero de 1866, donde los españoles no lograron asestar algún golpe importante
a la pequeña ota chileno-peruana; o el bombardeo de Valparaíso a nes de marzo
del mismo año, en lo que se consideró la más ignominiosa conducta de la ota al
atacar un puerto comercial sin artillería costera.
Una vez abandonada la costa chilena la ota al mando de Casto Méndez
marchó a El Callao para realizar igual tarea. No obstante, el gobierno peruano había
encargado al ingeniero polaco Ernesto Malinowski dirigir obras de reforzamiento
del puerto, que ya contaba con la fortaleza del Real Felipe, a la que se le agregaron
modernos cañones comprados en Estados Unidos7. El ataque encabezado por la
fragata blindada Numancia se inició en la mañana del 2 de mayo de 1866, después
de horas de combatir, el resultado fue decenas de muertos en la ota española.
En las fuerzas peruanas había perecido, entre otros soldados anónimos, el coronel
Gálvez, héroe de la jornada de defensa del puerto y quien pasó a ser el símbolo de
la resistencia peruana a los españoles.
Aparte del endeudamiento que signicó la forticación, implicando un
nuevo préstamo en el extranjero8, el impacto del combate provocó en la sociedad
6 Revue de l’architecture et des travaux publics, Vol. XXVI, París, Tipografía de Silbermann, (1868): 247.
7 Bartkowiak, Danuta, Ernesto Malinowski, 1818-1899, Constructor del ferrocarril trasandino,
Lima, Ed. Banco Central del Perú, 1989, pp. 137-141.
8 Klaren, Peter, Nación y sociedad en la historia del Perú, Lima, Ed. IEP, 2011, pp. 222-223.
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limeña un exacerbado patriotismo –y motivó una serie de memorias y recopilaciones
documentales de los hechos9– que impregnó al presidente Prado, decretó al día
siguiente del combate la construcción de un monumento a los caídos en la gesta
bélica, a la par de la acuñación de medallas que se distribuirían a los participantes.
En Chile, el hecho no pasó desapercibido y se ordenó el embanderado de las
principales ciudades, lo que provocó celebraciones en los más recónditos lugares
del país, haciendo el triunfo como propio10.
EL PROYECTO DE MONUMENTO Y LA CONVOCATORIA A CONCURSO:
LOS DÍAS EN PARÍS
En Lima, durante la celebración del triunfo peruano en el combate,
realizada el domingo 20 de mayo, se preparó una gran banquete en la Alameda de
los Descalzos y participó del regocijo del triunfo “desde el más humilde marinero
hasta el Jefe de Estado”11 y contó con la presencia de Prado y Castilla, decretándose
allí mismo levantar un monumento a la memoria de este hecho bélico12.
Ese mismo año, para llevar a cabo la tarea de construcción de un monumento
a los caídos, se comisionó al poeta y antiguo profesor de estética en la Universidad de
San Marcos, Numa Pompilio Llona13, quien debió trasladarse a Francia para iniciar
9 Urrea, José, Una página gloriosa para la historia del Perú: o, el 2 de mayo de 1866, Lima, Imprenta
J. R. Montemayor, 1866.
10 En una carta enviada al cura párroco de Petorca la autoridad eclesiástica le pedía explicaciones
de los excesos ocurridos en la iglesia, comentándoles que: “Se dice que en el catafalco, dentro de
la iglesia había pinturas que representaban la conducción de los españoles muertos a los inernos
y de los americanos al cielo con inscripciones alusivas a esto o cosas análogas; que se pusieron
también en la iglesia retratos de guerreros fallecidos en el expresado combate con signos de gloria,
que se predicó, platicó o por lo menos se dijo en la iglesia a los eles palabras cuyo sentido estaba
en consonancia con las pinturas; que se sirvió una comida pública en el pórtico o a inmediación
del templo; que se practicaron ceremonias o ritos inusitados como otras cosas de este género”. Lo
narrado aconteció en Hierro Viejo, a través de los rumores llegados a oídos del arzobispo Rafael
Valdivieso criticando los excesos cometidos en la celebración de este triunfo y las honras fúnebres
que se practicaron en recuerdo de los caídos. Los hechos son muestra el de que los lugareños
hicieron suyo el triunfo de las armas peruanas. Arzobispado de Santiago de Chile. Santiago, octubre
9 de 1866. Archivo Iglesia de Petorca, papeles sueltos, s/f.
11 Arrea, José, Una página gloriosa para la historia del Perú o el 2 de mayo de 1866, Lima, Imp.
Montemayor, 1866, p. 49.
12 Pons, Gustavo, Historia del conicto entre Perú y España. El 2 de mayo de 1866, Lima, Imp. Iberia,
1966, p. 231. Ver también Chirinos, Enrique. La guerra del Perú y España. Centenario del combate
del 2 de mayo de 1866, Lima, Ed. Talleres Grácos Villanueva, 1966.
13 Numa Pompilio Llona (1832-1907), fue un poeta ecuatoriano autor de una serie de bosquejos
literarios, sonetos y poesías. Ver Rivera, Guillermo, A tentative bibliography of the belles-lettres of
Ecuador, Cambridge, Harvard University Press, 1932, p. 43.
Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
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el proceso de convocatoria a los artistas interesados en participar con proyectos del
monumento. El nanciamiento se obtuvo mediante el aporte del Estado peruano
y suscripciones de particulares en Lima y en el extranjero14.
En París, Llona se instaló en el 103 de la Rue de Saint-Lazare y recibió las
órdenes del Ministro José María Quimper para dar inicio al concurso de selección
de la obra15. Desde ese momento se contactó con el mundo artístico parisino y
promovió un Concurso Universal para el proyecto, mediante insertos periodísticos
e impresos distribuidos desde el 17 de octubre de 1866 en Francia, Alemania,
Italia e Inglaterra, los que reproducían el Programa ocial sobre la construcción de un
monumento a erigirse en el Perú16. El llamado a concurso jó un plazo de recepción
de seis meses a contar del 1 de mayo de 1867 y se publicitó en la prestigiosa Revue
de l’architecture et des travaux publics17, considerada en la época como “el vehículo
central de discusión de cuestiones de arquitectura, diseño urbano y urbanización”18.
En la citada publicación se destacaba que el gobierno peruano llamaba “a artistas
de todos los países y en especial a los artistas franceses”19. Estas gestiones signicaron
la participación de alrededor de 30 artistas franceses, belgas, polacos e italianos de
renombre mundial y autores de importantes obras escultóricas y arquitectónicas en
Europa y América20. El resultado nal se deniría entre los tres mejores proyectos,
premiando los dos primeros, aunque se estableció que solo el elegido por el jurado se
instalaría con un tamaño del “doble de las dimensiones naturales”21.
Para elegir el ganador de este bullado concurso, se convocó un jurado
compuesto por Charles Gleyre, quien había sido designado por el gobierno
peruano, más cuatro miembros del Instituto de Francia; los escultores Eugenio
Guillaume, Director de la Escuela de Bellas Artes de París; Jean-Joseph Perraud,
considerado el escultor con mayor reputación del segundo Imperio francés; y los
arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jacques Félix Duban.
14 Carta de José María Quimper, donde acusa recibo de dinero para la construcción de monumento
en memoria del Combate de dos de Mayo proveniente de suscriptores de Estados Unidos. Lima
12 de julio de 1866. Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú (en adelante MREXP) MPE/
MRREE/AC/11065.
15 José María Quimper a Numa Pompilio Llona. Lima, 26 de junio de 1866, MREXP, PE/MRREE/
AC/11064.
16 El Comercio de Lima, Lima, 02 de julio de 1874.
17 “Concours pour un projet de monument commémoratif a élever au Callao (Pérou)”, Revue de
l’architecture et des travaux publics. Vol. XXVI. París, Tipografía de Silbermann, 1867, p. 39.
18 Harvey, David, París, capital de la modernidad, Madrid, Editorial Akal, 2008, p. 107.
19 Revue de l’architecture et des travaux publics…, p. 39.
20 Entre ellos estaban escultores como Joseph Henri Lemaire, Baethold, Gaomery, Doubornard,
Clauk, Carrier-Belleusse, Vital Dubray, Élias Robert, Davioud, Magni de Milan; Godebski,
polaco, el director del Instituto de Artes Plásticas de Berlín.
21 Gazette des architectes et du bâtiment, Vol. 5, París, Ed. Morel, 1867, p. 70.
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Exposición de los proyectos concursantes. París, 26 de febrero de 186822.
El revuelo que causó el concurso en la sociedad parisina se exacerbó con la
exposición de los proyectos realizada hasta el 26 de febrero de 1868 en el Salón de
Honor del Palacio de la Industria de París, donde se mostraron todas las maquetas para
ser evaluadas por los jueces. Unos días después L’i l l u s t ra t i o n publicó un artículo que
incluía un grabado de los proyectos mostrados al público, destacando que el concurso
había sido “numeroso y brillante: veintisiete artistas respondieron a la llamada, y, salvo
dos o tres proyectos poco serios y que se podía sonreír, los modelos expuestos hacen
honor al gusto de nuestros arquitectos, según la habilidad de nuestros escultores”23.
El día 15 de febrero de 1868, el jurado había determinado que el tercer
lugar con un premio de 2.000 francos era para el escultor Élias Robert, el arquitecto
Simonet y el escultor ornamental Davant; mientras, el segundo premio de 3.000
francos fue para Gabriel Davioud, arquitecto, y el escultor Eudes24; y ganadores a
los autores de la maqueta N° 21, los arquitectos Edmond Guillaume y el escultor
León Cugnot, quienes debían asumir la ejecución de la obra con un nanciamiento
nal de cien mil soles de la época. El jurado consideró la obra merecedora del
primer premio debido a que estimó:
Hay grandeza en el conjunto y la proporción de las guras con relación a la arquitectura
es excelente. Los hechos se presentan con exactitud y energía: el Perú colocado adelante,
combate solo; al mismo tiempo que las repúblicas aliadas, agrupadas atrás de él, le
ofrecen el concurso de sus armas y de sus tesoros. A los pies del Perú, el coronel Gálvez
ofrece a su Patria el sacricio de su vida. La Victoria que corona el monumento, posee
un arranque entusiasta; presenta una totalidad hermosa y llena de vida. Con algunas
simplicaciones en los accesorios se conseguiría aumentar el efecto25.
22 L’illustration: journal universel. París, 29 de febrero de 1868, T. 51, N° 1305, p. 137.
23 L’illustration: journal universel. París, 29 de febrero de 1868, T. 51, N° 1305, p. 138.
24 Revue de l’architecture et des travaux publics. Vol. XXVI, París, Tipografía de Silbermann, 1868, p. 45.
25 Revue de l’architecture et des travaux publics. Vol. XXVI, París, Tipografía de Silbermann, 1868,
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Después de efectuada la selección y reconocido el proyecto triunfador,
se procedió a realizar algunas modicaciones, suprimiendo la estatua de Gálvez
mediante un decreto del 21 de abril de 1868. El contrato se rmó en París el
12 de octubre de 1868, al que se le sumaron algunas cláusulas, entre las que se
consideraba una eventual reposición de aquella estatua, lo que efectivamente se
hizo por un nuevo decreto del 26 agosto de 1870, considerando un aumento de
20.000 francos en el pago a Cugnot y Guillaume26.
Inmediatamente, Llona inició la gestión y preparación de los más ínmos
detalles de la construcción, tanto en París como en Carrara, región donde se
trasladó por dos años para vericar el proceso de cortado y preparación de las 500
toneladas de mármol blanco veteado y mármol azul o bardiglio27, que se usarían en
los doce metros de bajo relieves que llevaba la obra28, siendo totalmente ejecutados
“según los planos, los perles y los modelos de M. Guillaume”29. Este periodo
fue de un gran esfuerzo para Llona, quien además había renunciado a la mitad
del estipendio señalado para cubrir sus gastos en Europa, donde permaneció siete
años con 1920 soles anuales, debiendo incurrir en nanciamiento familiar para
sustentar los gastos que el cargo le deparaba30.
Una vez que se terminó la obra en mármol y la gradería del monumento –
hecha en granito de la cadena montañosa de los Vosgos31, (Lorena, Francia)– hubo
que esperar a los fundidores de las guras de bronce para que acabaran su labor
–Fhielbauld, para las de mayor tamaño y Marnyac, para las más pequeñas– para
proceder a su exposición entre mayo y junio de 1872 en los Campos Elíseos, frente
a la puerta central del Palacio de la Industria de París32, conservando el tamaño
p. 244; Una traducción de este veredicto en El Comercio de Lima. Lima, 02 de julio de 1874; ver
también Ministerio de Guerra y Marina, El 75 aniversario del glorioso combate del 2 de mayo de
1866: Lima, el 2 de mayo de 1941, Lima, Impr. del Ministerio de Guerra, 1941.
26 Lima, 25 de agosto de 1870. Boletín ocial de leyes, decretos, resoluciones y ocios del gobierno,
Lima, Imp. del Estado, 1870, p. 351.
27 Revue de l’architecture et des travaux publics. Vol. XXVI, p. 244.
28 Teresa María Llona, Numa Pompilio Llona y el monumento del 2 de mayo, s/e, Lima, 1966, p. 9.
29 Revue de l’architecture et des travaux publics. Vol. XXVI. París, Tipografía de Silbermann, 1868,
p. 246.
30 Llona, op. cit., p. 9.
31 Revue de l’architecture et des travaux publics. Vol. XXVI. París, Tipografía de Silbermann, 1868,
p. 247.
32 El Americano: ilustrado, político y literario. París, 18 de junio de 1872, p. 221. Este periódico era
editado por el argentino Héctor Florencio Varela, quien recibía la colaboración de latinoamericanos
en Europa y de informaciones proporcionadas desde América. Su periodicidad era semanal y circuló
entre marzo de 1872 y junio de 1874, dedicando sus páginas a los temas políticos y culturales
americanos en Europa. Ver García, Salvador. “El periódico El Americano (París, 1872-74) y la
independencia de Cuba”, Romance Quarterly, Vol. 51, 2004, pp. 257-268.
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con que se proponían levantarlo en Lima para sopesar y prever las eventuales
adversidades que su emplazamiento nal presentaría33.
Imagen de El Americano, mostrando el monumento expuesto en los Campos Elíseos34.
LA POLÉMICA COLONIALISTA
Unos años antes de iniciado el proceso de diseño y construcción del monumento
las relaciones franco-peruanas no pasaban por su mejor momento. La controversia
estaba marcada por la captura de polinésicos –isleños a quienes llamaban canacas35–
entre los que se contaban algunos provenientes del espacio colonial francés y por las
fricciones que provocó el apoyo peruano al ocupado México del periodo. De hecho,
la prensa internacional hacía sentir el problema, en noticias que destacaban la tensión,
informando que hacia 1863: “No existían las relaciones más agradables entre el gobierno
de Perú y el cónsul de Francia, principalmente al surgir, fuera del negocio Kanaka, el
carácter presente de la fuerte simpatía de los peruanos con la causa mexicana”36.
33 El comercio de Lima. Lima, 02 de julio de 1874.
34 El Americano… París, 18 de junio de 1872, p. 221.
35 Milton Godoy Orellana. “Los “colonos polinesios” en Sudamérica: la variante chilena en el tráco
de Rapanui a Perú, 1861-1864”, en Jaime Valenzuela (Ed.), América en diásporas. Esclavitudes y
migraciones forzadas en Chile y otras regiones americanas (siglos XVI-XIX). Santiago de Chile: Editorial
RIL, 2017, pp. 469-510.
36 Marysville Daily Appeal. Marysville (California), 01 de agosto de 1863.
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Por cierto, en la convulsionada segunda mitad del siglo XIX, levantar un
monumento que tenía como fundamento el triunfo bélico frente al colonialismo
europeo, produjo resquemores y molestias en los partidarios de la intervención
colonialista en México y Perú. De hecho, aunque las autoridades peruanas
intentaron obtener el apoyo francés37, consideraban que el emperador francés tuvo
una posición favorable a la corona española38, insistiendo el ministro Drouyn de
Lhuys en un acuerdo conciliatorio con esta39.
La perspectiva anterior se asienta en la persistencia de Héctor Florencio
Varela, editor de El Americano, por destacar la magnicencia y signicado del
monumento. En su periódico –que difundía las letras y cultura americana en
Europa– incluyó en 1872 tres artículos destinados a dar a conocer el proceso
de elaboración del monumento. En uno de estos artículos, publicado a página
completa, el editor destacó la calidad e importancia política del mismo, armando
que:
No es solo un monumento conmemorativo de un hecho de armas para el Perú; es
algo más, es una protesta viva –a pesar del silencio del bronce y el mármol– contra
los avances armados de Europa en América; es una protesta contra la expedición
de México, contra el bombardeo de Valparaíso y contra la injusta arrogancia de
algunos de estos gobiernos que tomando la fuerza por la razón pretenden humillar
a las jóvenes repúblicas del nuevo mundo.
¿Cómo ha de agradar, entonces al Napoleón que se exhiba el monumento del dos
de mayo?
¿Cómo ha de gustar tampoco a los reaccionarios de España, a los que han aplaudido
las expediciones descabelladas, que el monumento conmemorativo del combate
del Callao, en que los peruanos se condujeron con todo el valor y decisión propia
de hombres libres, se exhiba a los ojos de toda la Europa?40.
Varela, hacía referencia a la polémica suscitada en torno al monumento y
las críticas que había producido en el año 1868 en la prensa proclive a Napoleón,
especialmente en Le Gaulois, en cuyas páginas Leon Dommartin incluyó un artículo
irónico denominado “Ricanements”41, en que atacaba el concurso destinado a
37 Ocio de Pedro Gálvez Egúsquiza, Enviado informa al Ministro de Relaciones Exteriores del
Perú. París, 15 de junio de 1864. MREXP, PE/MRREE/AC/1018.
38 “Un análisis de la posición del Emperador de Francia a favor de la corona de España en el conicto
con Chile y el Perú” Londres, 17 de diciembre de 1865. MREXP, PE/MRREE/AC/10662.
39 Ocio de Pedro Gálvez Egúsquiza informando al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú,
París, 31 de julio de 1864. MREXP, PE/MRREE/AC/10249.
40 El Americano, París, 18 de junio de 1872, p. 221.
41 La expresión reere a una risa a medias, irónica o, más bien sárdonica. Ver Le Petit Robert de la
Langue Française. París: Ed. La référence de la langue Française, 2015, p. 2250.
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seleccionar la mejor obra a ser instalada en Lima. El artículo ironizaba a propósito
del concurso iniciado en 1867, invitando a recordar el desenlace del asunto donde
“el jurado francés no tuvo temor de burlarse de los peruanos enviándoles, bajo el
pretexto de monumento nacional, un bello candelabro, adornado de proas como
aquellas de la plaza de La Concordia”42.
No fue el único. Desde España no se hizo esperar la crítica de las autoridades,
las que se resumen en la intervención del diputado Rafael Boet y Moreau, quien en
la sesión de las Cortes españolas del 4 de junio de 1872, denunciaba que en París
“los chilenos y peruanos residentes en la misma han levantado un monumento
modelo [en que] hay varias inscripciones que afectan en mucho á nuestra honra”43.
Las frases que molestaban eran las que aludían al rechazo y persecución de la ota
española existentes en el monumento que se exponía en los Campos Elíseos. Boet,
destacaba la condición de país aliado de Francia y la necesidad de representar una
queja frente a esta afrenta pública:
Debo hacer presente que no solo por los periódicos, sino por personas que han
venido de París, me consta que ese monumento está en la vía pública, donde todo
el público lo ve, donde los españoles que están en París han podido contemplar,
[…] con disgusto, por cuanto es un modelo de monumento que será trasladado á
América; no obstante, esto está allí como padrón de ignominia, según pretenden
sus autores, contra España44.
Más allá de la polémica, para cerrar el capítulo parisino, Gálvez invitó a
las autoridades francesas, artistas y periodistas a un banquete que se realizó en el
Grand Hotel del Louvre, donde se celebró el n de la obra, ocasión que se presentó
apta para los discursos que ensalzaban la amistad franco-peruana y la calidad del
trabajo artístico.
LA INSTALACIÓN DEL MONUMENTO Y LA MODERNIZACIÓN DE LIMA
Fue a partir de esta muestra pública que Pedro Gálvez determinó escribir
desde París, en abril de 1872, al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú
destacando que la estatua, aun considerándola “de un mérito sobresaliente”
tenía dimensiones demasiado grandes. Gálvez, planteaba la posibilidad de una
modicación del decreto que jaba sus dimensiones, proponiendo fundir una
42 Le Gaulois, Littéraire et politique, París, 15 de julio de 1868.
43 Diario de las sesiones de Cortes: Congreso de los Diputados. Sesión del martes 04 de junio de 1872,
Madrid, Imp. de J.A. García, 1872, p. 612.
44 Diario de las sesiones de Cortes, p. 612.
Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
Perú y Chile, 1866-1881
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nueva, más pequeña, aunque juzgaba que “que no debería destruirse la actual
para solo aprovechar del material, que no saldría la quinta parte de lo que vale la
estatua, sino que se podría dar a la estatua sobrante otra colocación, sea en el Museo
Nacional, sea en El Callao”45. La sugerencia de Gálvez fue aceptada y se resolvió
pagar una nueva estatua de La Victoria, emprendiendo los escultores su tarea en
1873, año en que la primera de mayor tamaño, ya se encontraba en Lima46.
El nanciamiento de la nueva obra signicó contratar un préstamo con
la Casa Dreyfus, con cuyo dinero se cancelaron los gastos de material, diseño y el
costoso traslado a Lima –desde los puertos de Le Havre, en el noroeste de Francia; y
Génova, en el norte de Italia– de las diversas piezas que componían el monumento,
las que llegaron al puerto de El Callao entre 1873 y 187447. En agosto de ese
mismo año, Pedro Gálvez envío desde Bruselas los planos para el pedestal de La
Victoria que quedaría erigida en Lima48.
Así, la nueva estatua fue emplazada en el monumento al 2 de mayo que
diseñaron Edmond Guillaume y Leóon Cugnot, el que se instaló en el sector que
con antelación se llamaba el Óvalo de la Reina49, ubicado cerca de una de las
puertas de la ciudad que conectaba con El Callao (ver Foto 1). Esta elección del
lugar no estuvo exenta de contradictores, pues estaba a escasos 10 metros de la
puerta colonial, lo que signicó derribar una de las obras tradicionales de Lima,
la que a inicios de junio, ya estaba “reducida a escombros”50, provocando la crítica
de los opositores al emplazamiento del monumento en ese lugar, pues signicó la
destrucción de “la gran entrada de tres puertas, cuya reparación y ornato no habría
costado más de lo que se ha gastado en destruirla”51.
Es posible constatar que la caída de una de las puertas de Lima, construidas
con la muralla defensiva en el siglo XVII, representa la destrucción de los vestigios
del pasado colonial, imponiéndose sobre estos una nueva concepción del espacio
y del poder, sobrepasando el damero y las manifestaciones de la “acción coactiva
45 Carta de Pedro Gálvez al Ministro de Relaciones Exteriores. París, 30 de abril de 1872. MREXP,
Lima, Legación en Francia, s/v, Año 1872.
46 Carta de Pedro Gálvez al Ministro de Relaciones Exteriores. París, 01 de mayo de 1873. MREXP,
Lima, Legación en Francia, s/v, Año 1873.
47 Ocio N° 23 de la legación del Perú en Francia, 29 de marzo de 1872 y ocio 29 de la legación
del Perú en Francia 15 de abril de 1872 Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lima,
Legación en Francia, s/v, Año 1872.
48 Carta de Pedro Gálvez al Ministro de Relaciones Exteriores. Bruselas, 14 de agosto de 1874. Archivo
del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lima, Legación en Francia, s/v, Año 1874.
49 Novak, Favian, Las relaciones entre el Perú y Francia (1827-2004), Lima, Ed. Ponticia Universidad
Católica del Perú, 2005, p. 117.
50 El correo de Lima. Lima, 07 de junio de 1874.
51 El correo de Lima. Lima, 07 de junio de 1874.
Milton Godoy Orellana
107
de un poder central”52 de las fundaciones hispanas en Latinoamérica. En este
sentido, la transformación y renovación simbólica del óvalo borbónico es otra, de
las tantas, “víctimas de la modernidad”, que deben caer para dar paso a las nuevas
concepciones53.
La predominancia urbana de la estatua de La Victoria se consolida con su
emplazamiento en una rotonda (ver Fotos 2 y 3) que rompe con la simetría de la
distribución espacial y la geometría del poder hispano. Como ha señalado Gabriel
Ramón, la zona elegida por el presidente Manuel Pardo para la construcción del
monumento fue “especialmente atendida por los borbones, que erigieron una
elegante portada neoclásica, asociada a un camino con una serie de óvalos. Por
su posición estratégica, como pórtico de la urbe para quienes llegaban desde el
puerto, y una supuesta vinculación espacial con la campaña independentista”54,
formando parte de un conjunto de cambios urbanos, que formaron parte de las
transformaciones funcionales y políticas de espacios públicos en Lima durante el
periodo borbónico55.
Para comprender el nivel de cambio del paisaje urbano que el monumento
aportaba a la zona en que se emplazó, baste analizar la fotografía de Spencer hecha
alrededor de 1881 donde es posible observar un soldado chileno posando. En esta
imagen destaca la altura del monumento, la que contrasta con la rasante urbana de
casas bajas, de un piso y que compite en altura y presencia, como hito urbano, solo
con las iglesias de la ciudad.
En este sentido la destrucción de las murallas y puertas de las antiguas
ciudades forticadas da paso al concepto de ciudad moderna y abierta que se
expande en nuevos barrios, en un proceso producido en Europa con la destrucción
de las murallas de diversas ciudades entre 1780 y 1925, que culminó con el derribo
de las puertas medievales en la segunda mitad del siglo XIX56. Así, la destrucción de
la antigua estructura colonial dio paso al surgimiento de un espacio republicano que
resultó resignicado como un punto axial en la nueva conguración espacial de la
52 Lefebvre, Henri, La producción del espacio, Madrid, Ed. Capitan Swing, 2013, pp. 201-202.
53 Jocelyn-Holt, Alfredo, “La crisis de 1891: civilización moderna versus modernidad desenfrenada”,
en Luis Ortega (Ed.). La guerra civil de 1891. Cien años hoy, Santiago de Chile, Ed. USACH,
(1993): 25.
54 Ramón Joré, Gabriel. “El guión de la cirugía urbana: Lima 1850-1940”, Revista Ensayos en
Ciencias Sociales, N° 9, Lima, 2004, p 25; Otra versión en Ramón, Gabriel. “e script of urban
surgery: Lima, 1850-1940”, en Arturo Almandoz (Ed.), Planning Latin America’s Capital Cities
1850-1950, New York, Ed. Routledge, 2002.
55 Ramón Joré, Gabriel, “Bourbon manoeuvres in the plaza: shifting urban models in late colonial
Lima”, Urban History, Cambridge University Press, 2016, p.2.
56 Pinol, Jean Luc y Francois Walter, La ville contemporaine jusqu’à la Seconde Guerre mondiale, París,
Ed. du Seuil, 2003, pp. 24-25.
Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
Perú y Chile, 1866-1881
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naciente urbe limeña moderna, contextuada en lo que se ha denominado “la urbe
del guano”, caracterizada por un conjunto de transformaciones que modicaron el
paisaje urbano entre 1847 y 187557. Conservando las proporciones, el fenómeno
tuvo ribetes similares al de la abandonada y desconocida Isla de Bedloe, que se
convirtió en hito después de instalada la Estatua de La Libertad, deviniendo –como
escribió José Martí en octubre de 1886– en una “isla convertida ya en altar”58.
De esta manera, la proliferación de monumentos conmemorativos y
estatuas59 forma parte de un proceso más amplio de transformación plasmado en
la idea del “urbanismo regulador”60 existente durante el periodo en las ciudades
europeas y latinoamericanas, tales como París, Londres, Berlín, Barcelona, Buenos
Aires, Ciudad de México o Santiago. Este movimiento urbanizador, entendido
como un proceso en que se aceleró el crecimiento de las ciudades, su densicación
y, principalmente, la reorganización de la trama urbana61, tuvo su punto más alto en
la consolidación de la intervención urbanística como una disciplina y “tecnología
social”62 que modicó completamente los centros históricos de las antiguas ciudades
medievales europeas y más tarde, las ciudades coloniales hispanoamericanas. En
este contexto, la estatua es la irrupción de un elemento moderno en la ciudad y
funciona como un hito que destaca en un paisaje urbano de baja altura y se plasma
como elemento simbólico que representa el triunfo contra España, el poder estatal
y los vientos de cambio que operan al interior de la antigua Lima.
Como destacó Natalia Majluf, los sitios de emplazamiento de las esculturas
y monumentos, devinieron “en puntos estratégicos para dominar la ciudad por
medio de la presencia simbólica del Estado en los lugares de recreo y de reunión. No
se trataba de una interrelación de espacios, de una visión plenamente urbanística:
la ciudad era apropiada por fragmentos. Los monumentos y las esculturas se
imponían sobre los espacios coloniales”63.
La inauguración, se realizó con la participación de toda la ciudadanía y las
corporaciones principales de la ciudad el 29 de julio de 1874 –el día inmediato
57 Ramón Joré, Gabriel, “El guión de la cirugía urbana: Lima 1850-1940”, Revista Ensayos en
Ciencias Sociales, N° 9, 2004, pp. 9-33.
58 Martí, José. “En los Estados Unidos”, Obras completas, N° 11, La Habana, Editorial de Ciencias
Sociales, 1991, p. 115.
59 Hobsbawm, Eric y Terence, Ranger, La invención de la tradición, Barcelona, Ed. Crítica, 2002,
p. 132.
60 Pinol, Jean Luc y Francois, Walter, La ville contemporaine jusqu’à la Seconde Guerre mondiale,
París, Ed. du Seuil, 2003, pp. 24-25.
61 Osterhammel, Jürgen, La transformación del mundo. Una historia global del siglo XIX, Barcelona,
Ed. Crítica, 2015, p. 362.
62 Pinol, Jean Luc y Francois, Walter, La ville contemporaine…, p. 206.
63 Majluf, Natalia, Escultura y espacio público. Lima 1850-1879. Lima, Ed. IEP, 1994, pp. 13-14.
Milton Godoy Orellana
109
a la celebración de la independencia del Perú– con una fastuosa esta cívica que
convocó a toda la comunidad en un acto que comenzó en la municipalidad limeña
para desplazarse por las calles del centro en dirección a la salida norte, donde se
iniciaba el camino al puerto de El Callao. “Imponente era el golpe de vista que
presentaba el cortejo” 64, escribió un cronista para resumir los detalles con que
describió prolijamente el evento, deniéndolo como una “procesión” con que
el Estado nacional homenajeaba a los héroes del combate65. Cuando esta llegó
al monumento, el gobierno, las autoridades y corporaciones se colocaron en los
lugares que les estaban designados, e inmediatamente se descubrió la columna, que
fue saludada por una salva de artillería y el himno nacional. Quienes criticaron las
fastuosas estas patrias de aquel año, reconocían la solemnidad del acto analizado,
pero destacaban que los sectores populares no participaron con intensidad debido
a que “el entusiasmo del pueblo no ha rayado muy alto, gracias al estado general
de pobreza”66.
Pasada la parafernalia festiva, el monumento se convirtió en un hito urbano y en
símbolo de los valores nacionales, cuya imponencia causaba atención a cuanto extranjero
pasaba por el lugar, siendo particularmente destacada la minuciosa descripción hecha
por el alemán Ernst Middendorf a nes del siglo XIX quien además lo calicó como
“el monumento más hermoso del que pueda enorgullecerse Lima”67. De igual opinión
fue Salvador Soto, quien en 1881, durante el primer año de la ocupación de Lima,
recorrió la ciudad admirando sus monumentos. En su texto no escatimó elogios para
el de La Victoria ubicada a la entrada de la Alameda de El Callao, considerando que era
“de todos los monumentos modernos, el que más despierta el espíritu”68, extendiéndose
con una prolija descripción acerca del monumento, centrándose principalmente en la
estatua que lo coronaba: “En medio de este majestuoso grupo se alza esbelta, bellísima,
una columna de 22 metros de altura, sobre cuya cúspide descansa una colosal estatua de
la Victoria, en bronce dorado, con sus alas desplegadas al viento, teniendo la espada en
64 El Comercio de Lima. Lima, 02 de julio de 1874.
65 La convocatoria que reunió a miles de peruanos, quienes marcharon solemnemente dirigidos por
una banda de música, que marcó los sones a las compañías de bomberos, sociedades de artesanos,
carros alegóricos, escuelas y representantes de las colonias americanas: Chile, Ecuador, Bolivia,
Argentina; las facultades universitarias, los veteranos de la Guerra de Independencia, la guardia y
el consejo municipal, los jueces el Supremo Gobierno y su acompañamiento de miembros de las
Cortes de Justicia, Ministros de Estado, algunos Senadores y Diputados, autoridades políticas y
militares, generales del ejército, empleados civiles, etc. El Comercio de Lima. Lima, 02 de julio de
1874.
66 El correo de Lima. Lima, 07 de junio de 1874.
67 Middendorf, Ernst, Perú. Observaciones y estudios del país y sus habitantes durante una permanencia
de 15 años, Lima, Ed. Tomo I, ED, Universidad de San Marcos, 1973, p. 131.
68 Soto, Salvador, De soldado a periodista. Biografías, impresiones de viaje, Santiago de Chile, Imp. de
los Debates, 1888, p. 39.
Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
Perú y Chile, 1866-1881
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la mano y la palma en la otra. Este es un monumento que podría gurar en las mejores
plazas del viejo mundo”69.
De allí a convertirse en uno de los íconos de renovación urbana que
plasmaron las postales y fotografías decimonónicas hubo un paso70.
Foto 1. Henry Moulton “Western Gate of the city. (Called Callao Gate)”. Circa, 186571.
Fotos 2 y 3. Monumento conmemorativo del 2 de mayo de 1866 A la izquierda: Fotografía de
Spencer y Cía., 188172; A la derecha: Fotografía de Charles Kröehle, Circa, 189073.
69 Soto, Salvador, De soldado a periodista. Biografías, impresiones de viaje, Santiago de Chile, Imp.
de los Debates, 1888, pp. 39-40. Citado en Godoy Orellana, “Ha traído hasta nosotros el alud de
la guerra…” p. 305.
70 Ramón Joré, Gabriel, Las murallas y los callejones. Intervención urbana y proyecto político en Lima
durante la segunda mitad del siglo XIX, Lima, Ed. SIDEA, 1999, p. 109.
71 En Gadner, Alexander, Rays of sunlight from South America, Washington, Ed. Philp & Solomons,
1865, p. 82.
72 Fuente: Archivo Fotográco, Museo Histórico Nacional de Chile.
73 Fuente: Archivo Fotográco, Biblioteca Nacional del Perú.
Milton Godoy Orellana
111
DE LIMA A TALCA: UNA AMNESIA SELECTIVA
Una vez inaugurado el monumento a los héroes del 2 de mayo la primera
estatua de La Victoria, –aquella que Gálvez admiró por su belleza, pero recomendó
dejarla de lado por sus dimensiones– pasó al olvido de la prensa y autoridades
peruanas. La verdad, la obra quedó relegada en el puerto de El Callao en los mismos
cajones en que se almacenó para su envío desde Europa. Durante años estuvo expuesta
a un constante deterioro por la acción de la intemperie y su condición de verdaderos
urinarios públicos, hecho que al ser tan repetido había podrido los maderos de las
cajas que contenían las diferentes partes que la componían. Las escasas noticias que se
tienen acerca de la situación de esta obra las entrega el periódico La Patria de Lima,
publicada tres años después de inaugurado el monumento y de haberse instalado la
otra estatua de La Victoria. El cronista que redactó la noticia fue claro en destacar que
“el ángel o fama, que es de bronce, tiene ya descubierta la cabeza, el seno y la parte
de los brazos, y no se nota que su color natural de bronce o amarillo, se va poniendo
negro por efecto de la oxidación que le va cayendo”74.
Fue en estas condiciones que, cuatro años después, la encontraron las fuerzas
chilenas de ocupación en El Callao, cuyo jefe político y militar era el coronel José
Francisco Gana, a cargo del Batallón Talca75, quien decidió enviarla a esa ciudad.
A nes de julio de 1881, el Intendente de Talca escribía al Ministro del Interior
comunicándole que efectivamente el coronel Gana había “remitido” para embellecer
la ciudad y como recuerdo de los triunfos en combate del regimiento homónimo:
“una bella estatua de bronce que representa la Victoria para que se sirva ponerla a
disposición del pueblo de Talca y colocarla en el lugar que lo crea conveniente, a n
de que represente eternamente las glorias adquiridas por nuestro ejército y en particular
las obtenidas por el heroico regimiento de nuestra provincia”76.
En octubre de 1881, José Ignacio Vergara le recordaba a Balmaceda que
la estatua de La Victoria, apropiada en Callao “cuando era ministro de la guerra,
tuvo a bien destinar a este pueblo” solicitándole “expedir las órdenes del caso,
tanto respecto del desembarco de la estatua como para su trasporte a esta por
el ferrocarril”77. Efectivamente, la estatua arribó a Valparaíso a bordo del barco
Miraores en esa fecha78, ordenándose inmediatamente su transporte al sur en el
ferrocarril, saliendo en dirección a Talca el 2 de noviembre del mismo año.
74 La Patria. Lima, 20 de agosto de 1877.
75 Opazo, Gustavo, Historia de Talca. 1742-1942, Santiago de Chile, Ed. Universitaria, 1943, p. 207.
76 Francisco Vergara al Ministro del Interior, ANHMG, Vol. 702, Nº 179. Talca, 19 de julio de 1881.
77 José Ignacio Vergara al señor ministro del interior. “Estatua de la Victoria”. La Libertad. Talca,
12 de octubre de 1881.
78 “Estatua de La Victoria”. La Libertad. Talca, 12 de octubre de 1881.
Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
Perú y Chile, 1866-1881
112
Originalmente, la estatua se ubicaría en la plaza de armas de la ciudad,
por lo que se propuso el encargo al artista José Miguel Blanco, –quien había
hecho el monumento a Prat de Quirihue– para que diseñara un pedestal “digno
de esa obra de arte”79. La Libertad de Talca, insistió en reclamar a la comunidad
el nanciamiento necesario para sustentar la estatua, cuya erección reclamaba en
sus ediciones de enero y febrero de 1882, logrando que los representantes locales
del Partido Radical y el Partido Liberal donaran $1.000 cada uno para la obra80.
En la ciudad, el emplazamiento original fue motivo de desacuerdos, viéndose
obligado el intendente a nombrar una comisión de nueve “vecinos respetables”
que se encargarían de determinar el lugar de su emplazamiento y de recolectar las
suscripciones destinadas a costear los gastos de instalación81. No obstante, pasaron
alrededor de veinte años hasta su inauguración en el centro de la ciudad a comienzo
del siglo XX82.
En efecto, la estatua estuvo durante casi dos décadas en bodegas municipales,
para ser instalada en 1904 en el monumento al Batallón Talca. Sin embargo, con
el terremoto de 1906, sufrió un nuevo revés, desplomándose de su pedestal de la
Alameda talquina y terminó fragmentándose en cuatro partes83.
En sus memorias Rafael Calzada consignó parte de las diferentes opiniones
que había en Talca a propósito del origen y signicado de la estatua de La Victoria.
Calzada, escribió que al cruzar una plaza talquina le causó atención la presencia
de la estatua “de una matrona, toda dorada, en actitud guerrera. Pregunté a una
mujer que estatua era aquella, y me contestó: «¡La Reina Victoria, niño!»”. Al
pararse a observar la ciudad desde las murallas de la cárcel, consultó al gobernador
Chateaubriand acerca de la estatua que se divisaba hacia el centro de la ciudad,
respondiéndole este que: “Ese monumento tiene una curiosa historia. Es la estatua
de la Victoria, hecha por los peruanos, seguros de vencer cuando comenzó la
guerra con nosotros, para erigirla, una vez que triunfasen, en medio de la plaza
de la Victoria, de Lima. Cuando los chilenos tomamos aquella ciudad después del
79 La Libertad. Talca, 13 de octubre 1881.
80 Donoso, Guillermo, “La lucha teológica en Talca”, Revista Chilena de historia y geografía, N° 153,
(1985): 66. Ver La Libertad de Talca en febrero y marzo de 1882.
81 La comisión estuvo conformada por Marcos Donoso, Mateo Donoso Cruz, Nicolás Hederra,
Constantino Cruz, José Francisco Walton, Luis Williams, Adolfo Gana, Pedro Letelier Silva y
Diego Lois. La Libertad. Talca, 19 de noviembre de 1881.
82 Domínguez, Martín, “Origen del monumento de La Victoria y su emplazamiento en la ciudad
de Talca, 1864-1987”, Universum, 2/2, 1987, p. 9. Este texto reconoce la indicada estatua como
una de las “traídas” de Lima y que pasó una serie de vicisitudes hasta su actual ubicación en la calle
Dos Sur.
83 Rodríguez, Alfredo y Gajardo, Carlos, La catástrofe del 16 de agosto de 1906 en la República de
Chile, Santiago, Imp. Barcelona, 1906, p. 295.
Milton Godoy Orellana
113
triunfo de Miraores, el primero que allí entró, fue el regimiento de Talca, que se
apoderó de esta estatua, la embarcó, y aquí la tiene usted pregonando la victoria
chilena en vez de la peruana”84.
Durante el siglo XX la estatua estuvo expuesta a similares vaivenes a los
señalados. De hecho, el terremoto del año 2010, volvió a caer, permaneciendo
cuatro años guardada, hasta ser restaurada y puesta nuevamente en la Alameda de
Talca85.
CONCLUSIÓN
En 1872 el editor de El Americano, se preguntaba “¿por qué existen esos
monumentos decretados por el patriotismo y realizados por el arte?”86. Sin duda,
la respuesta es política en el sentido de que los monumentos buscan sustentar la
memoria y constituyen un recurso nemotécnico de los Estados para generar hitos
espaciales que aludiendo a personajes heroicos y momentos fundacionales en la
historia de una nación, permiten insertarse en la cotidianeidad citadina.
Como explicaron Hobsbawm, y Ranger “una obra de arte como una estatua
es, por denición, estática: si su signicado «cambia» en el transcurso del tiempo,
esto solo puede ser resultado de cambios en el contexto”87. Precisamente, a partir
del cambio del contexto histórico en la segunda mitad del siglo XIX, cuando Chile
y Perú antiguos aliados frente a España, devienen en enemigos, una de las estatuas
de La Victoria concebidas como parte de la amistad y necesidad de perpetuar en las
generaciones futuras el convencimiento de triunfo de los países que enfrentaron a
España, mutó su signicado para devenir en símbolo de las glorias de un regimiento
de Chile.
Estos emplazamientos escultóricos conmemorativos irrumpen en la segunda
mitad del siglo XIX en el espacio público con la nalidad de resaltar lo heroico, “el
conjunto de aspectos valóricos patrióticos, identitarios y morales que se acuñaron
en el campo de batalla”88, una realidad que fue común a los intereses políticos de las
elites latinoamericanas.
84 Calzada, Rafael, Cincuenta años de América, Buenos Aires, Imp. J. Menéndez e hijo, 1927, p. 44.
85 “Tras cuatro años de espera La Victoria corona Monumento al Batallón Talca”. El Centro. Talca,
16 de julio de 2014.
86 El americano…, p. 130. Ver también Zamorano, Pedro Emilio y García, Guillermo, Monumentos
escultóricos de Talca. Historia, terremoto y restauración, Talca, Dibam, 2015.
87 Hobsbawm, Eric y Terence, Ranger, La invención de la tradición, Barcelona, Ed. Crítica, 2002,
p. 112.
88 Godoy Orellana, Milton, Fiestas, carnaval y disciplinamiento cultural en el Norte Chico, 1840-
1900, tesis doctoral, Santiago de Chile, Universidad de Chile, 2009, p. 434.
Destinado a perpetuar el recuerdo de La Victoria. Guerra y memoria en torno al monumento del 2 de mayo.
Perú y Chile, 1866-1881
114
El periodo estudiado fue el contexto de la renovación de las elites nacionales,
a la que se habían incorporado desde mediados de siglo numerosos inmigrantes
europeos y el conicto bélico con Perú permitió una suerte de renovación y
consolidación del panteón nacional. Si los héroes de la independencia eran hijos
del periodo tardocolonial, los nuevos héroes forjados en las batallas de la Guerra
del Pacíco provenían de los nuevos grupos de poder consolidados en la República,
quienes en una suerte de corroboración del valor y aporte de las clases dominantes
–como señalé en otro lugar– plasmaron “sus nombres y guras en bronce se ubicaron
en las principales calles para servir de ejemplo a los ciudadanos y consolidar la
memoria”89. De esta manera, la memoria histórica del proceso fue adecuándose a las
construcciones nacionalistas y esta estatua pasó a formar parte de las loas ciudadanas
al regimiento de Talca que participó en los combates que condujeron al triunfo.
Efectivamente, la guerra, el prudente olvido de su origen y los discursos
nacionalistas hicieron que una obra concebida en el contexto de triunfo americanista
que signicó el Combate de El Callao, –aquella primera estatua de La Victoria– perdió
su signicado original y terminó en el mismo embalaje que la había transportado de
Europa, permaneciendo así desde su concepción en 1868 hasta ser instalada casi
cuatro décadas después como alegoría a un regimiento del antiguo aliado chileno que
se apoderó de esta obra de arte –al igual que de un importante número de piezas y
bienes culturales– como un botín de guerra.
Como en otras circunstancias, cabe preguntarse qué hubiera acontecido si el
triunfo hubiese sido peruano. En rigor, este es un ejercicio de historia contrafactual
que apelando a la imaginación90, puede permitir especular acerca de que si el perdedor
hubiese sido Chile, los resultados, en términos de saqueos y robos de obras de artes
–acorde con la lógica de la guerra– no serían muy diferentes. Solo habría cambiado
la víctima de aquellos, puesto que el saqueo y apropiación de bienes culturales fue
una característica de las guerras decimonónicas, puntualmente después de la Primera
Guerra Total, en que se tradujo el periodo denominado como Guerras Napoleónicas91.
El saqueo y los excesos solo fueron motivos de control en los conictos
internacionales después de la Guerra de Crimea, plasmándose en los acuerdos de la
Declaración de Ginebra y en la legislación internacional del periodo (declaración de
San Petersburgo, Bruselas y el Código Lieber), siendo reconocidos algunos de sus
artículos como Leyes de la República. Por tanto, más allá de las argumentaciones
89 Voionmaa, Liisa, Escultura pública. Del monumento conmemorativo a la escultura urbana. Santiago,
1792-2004, Santiago de Chile, Ed. Ocho libros, 2004, p. 97.
90 Ver Deluermoz, Quentin y Singaravélou, Pierre, Pour une histoire des possibles, París, Ed. Seuil,
2016, pp. 104-114.
91 Bell, David, La primera guerra total. La Europa de Napoleón y el nacimiento guerra moderna,
Madrid, Ed. Alianza Editorial, 2012.
Milton Godoy Orellana
115
nacionalistas para justicar, negar o increpar al otro por el saqueo, esta era una
práctica de la guerra decimonónica –al igual que muchas del siglo XX– en que se
produjeron importantes robos de obras de arte y latrocinios en las ciudades ocupadas
por los ejércitos vencedores92.
REFERENCIAS
Archivos y documentos
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú Documentos: PE/
MRREE/AC/10662.
Archivo Iglesia de Petorca, papeles sueltos, s/f, 1866.
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, documentos: PE/
MRREE/AC/ 1018, 10249, 11064, 11065,
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú: Legación en Francia, s/v,
1872; 1873, 1874.
Archivo Nacional Histórico, Ministerio de Guerra: Vol. 702.
Biblioteca Nacional de Francia. Archivo Fotográco.
Biblioteca Nacional del Perú. Archivo Fotográco.
Museo Histórico Nacional de Chile. Archivo Fotográco.
Diarios y revistas
Boletín ocial de leyes, decretos, resoluciones y ocios del gobierno. Lima, 1870.
92 Ver Sater, William, Tragedia andina. La lucha en la Guerra del Pacíco, 1879-1884, Santiago de
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