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RUPTURA DE LA PAREJA EN
FACTORES RELACIONADOS
IMPACTOUN MODELO DE
RUPTURA DE LA PAREJA EN JÓVENES:
FACTORES RELACIONADOS CON SU IMPACTO
Breakup of the couple in young people: Factors related to its impact
Miriam W. Barajas Márquez y Cinthia Cruz del Castillo
Universidad Iberoamericana1
Artículo recibido el 2 de febrero y aceptado el 14 de marzo de 2017.
RESUMEN
Una de las relaciones más importantes para el ser humano es la de pareja, por lo que su disolu-
ción puede ser una fuente de estrés y malestar general, llegando incluso a trastocar la salud física
y mental del individuo. Diversas investigaciones han encontrado una relación signicativa entre
una ruptura amorosa y altos niveles de depresión, ansiedad e incluso, consumo de sustancias,
especialmente en las primeras experiencias amorosas. Existe evidencia del papel mediador pre-
ponderante que juegan determinadas características individuales y sociales en la precipitación,
exacerbación y mantenimiento de los problemas emocionales y conductuales derivados de un
evento estresante o traumático. El presente artículo arma que el conocimiento más profundo
del problema permitirá diseñar intervenciones preventivas y terapéuticas para jóvenes y otros
grupos vulnerables.
Indicadores: Ruptura; Pareja; Jóvenes; Evento estresante; Consecuencias emocionales.
ABSTRACT
One of the most important relationships in humans is the romantic relationship; therefore,
its dissolution might be an important source of stress and overall discomfort, even causing
alterations in physical and mental health. Many investigations have found a statistically signicant
relationship between a romantic breakup and high levels of depression, anxiety and use of drugs,
especially in rst romantic experiences. Likewise, there is evidence of the important role that
individual and social characteristics play on the precipitation, exacerbation, and maintenance
of the emotional and behavioral problems derived from a stressful or traumatic event. In this
sense, it can be concluded that a more profound knowledge about this matter will allow to
design preventive and therapeutic interventions for vulnerable groups, such as young people.
Keywords: Breakup; Couple; Young people; Stressful event; Emotional consequences.
1 Departamento de Psicología, Prolongación de Paseo de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe, 01710, Ciudad de México,
tel. (55)59-50-40-46, correo electrónico: miriamwen.bm@hotmail.com.
Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 22, Nº3: 342-352. Septiembre-diciembre, 2017
Citación: Barajas, M. W. y Cruz, C. (2017). Ruptura de la pareja en jóvenes: factores relacionados con su impacto.
Enseñanza e Investigación en Psicología, 22(3), 342-352.
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Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 22, Nº 3, septiembre-diciembre, 2017
El amor, como sentimiento, ha sido un tema de
suma importancia para el hombre y la sociedad en
general. Desde épocas muy antiguas se han escri-
to libros, novelas, canciones, poemas y muy varia-
das historias dedicadas a este sentimiento, y se ha
construido una gran variedad de rituales y símbo-
los en torno a la unión de la pareja (Fisher, 2004).
En cuanto a la relación de pareja, existe una gran
cantidad de deniciones tradicionalmente dirigi-
das hacia la unión social, psicológica y emocional
entre un hombre y una mujer, que incluyen facto-
res tales como la búsqueda de objetivos comunes,
el matrimonio, el desarrollo de una familia, así
como la expresión de amor y compañerismo. Zu-
maya (2003) dene a la pareja como una unidad
económica y sexual de la cultura humana y sugie-
re que la vida de ésta no se puede reducir sólo a su
estudio a nivel psicológico (en el que intervienen
la historia personal, afectiva y sexual de cada uno
de sus integrantes), sino también analizarse desde
el contexto social y económico.
Más recientemente, Díaz-Loving y Sánchez
(2004) denieron a la pareja como la unión de
dos seres humanos que viven ciertos pasos entre-
lazados en serie a través del tiempo, mismos que
a su vez determinan el grado de intimidad y acer-
camiento que cada miembro percibe del otro. La
relación se verá afectada tanto por las experien-
cias pasadas de cada uno como por las expectati-
vas que se tengan acerca de la relación.
García (2007) menciona que un factor que in-
terviene en la conformación de la pareja es la cultu-
ra que media en el establecimiento de los primeros
contratos implícitos y explícitos, en los que se po-
nen en juego una serie de hechos y experiencias que
distinguirán su relación. La cultura contribuye en la
forma en que, a través de la familia, se enseña a los
hombres y mujeres a construir las relaciones íntimas.
Finalmente, López (2009) parafrasea a Fe-
instein para denir a la pareja como la unión de
dos personas que se aman de forma libre y vo-
luntaria, construyendo en el tiempo una relación
caracterizada por una permanencia del vínculo,
en el que se suman la vida afectiva y el deseo de
compartir el futuro, junto a un proyecto vital que
les da sentido y que determina el establecimiento
de dependencias cualitativamente diferentes a las
que pueden darse en cualquier otro vínculo.
Al tratarse de la unión de dos individuos, en la
cual cada uno de ellos comparte en la relación sus
características personales, experiencias, actitudes
y creencias, la relación de pareja se vuelve diná-
mica y expresa constantes cambios. Por lo tanto,
siempre existe la posibilidad de que, en cualquier
punto, esta relación entre en conicto y su diná-
mica se vea fracturada, llegando al punto de rom-
per con este vínculo amoroso, ya sea de manera
temporal o permanente. Del mismo modo, es-
tas mismas características individuales impacta-
rán sobre la forma en que cada persona percibe,
interpreta y vivencia dicho evento, sin duda, uno
de los más estresantes en la vida. Por ejemplo, en
un estudio dedicado al uso de la escritura como
estrategia de enfrentamiento ante eventos estre-
santes para la promoción de emociones positivas,
los problemas con la pareja y/o la ruptura amo-
rosa fueron el segundo tema elegido como evento
traumático por los participantes de este estudio
(sólo después de la muerte de un ser querido), lo
cual demuestra la importancia que las personas
tienden a darle a sus relaciones amorosas (Kloss y
Leissman, 2002; Park y Blumberg, 2002; Ullrich
y Lutgendorf, 2002).
Por lo tanto, se puede considerar a la ruptura
de una relación de pareja como un evento elici-
tador de estrés, denido por Lazarus y Folkman
(1991) como un proceso activo de “resistencia”.
Ruptura en la juventud
Durante los periodos de adolescencia y juventud,
los seres humanos atravesamos por varios cam-
bios a nivel físico, biológico, psicológico y social.
Al mismo tiempo, iniciamos relaciones interper-
sonales que marcarán de manera importante di-
cho proceso. Entre éstas se encuentra el noviazgo,
que generalmente es fuente de felicidad y satis-
facción para cada uno de sus integrantes. En este
sentido, la comunicación y la comprensión de una
pareja son esenciales para el desarrollo personal y
social (Becerril, 2001).
Dada la importancia que tiene este tipo de
relación para los jóvenes, su disolución puede ser
una fuente importante de estrés, dolor, tristeza
y malestar general (Caruso, 2003) que trastoca
la salud física y mental del individuo (Boelen y
Ruptura de la pareja en jóvenes: factores relacionados con su impacto
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Van de Bout, 2008; Fisher, 2004; Perilloux y Bus,
2008). De acuerdo con diversos autores (Caruso,
2003; Tashiro y Frazier, 2003) el hecho de termi-
nar con una pareja puede ser sin duda uno de los
momentos más dolorosos y estresantes en la vida.
Así por ejemplo, en una encuesta telefónica lle-
vada a cabo por Frazier y Hurliman (2001) rela-
cionada con el estudio de eventos traumatizantes,
la ruptura amorosa fue el evento más frecuente-
mente calicado como “sumamente estresante”.
No obstante, el impacto de la ruptura puede
estar moderado por determinadas características
individuales y sociales que han demostrado estar
relacionadas con la precipitación, exacerbación y
mantenimiento de los problemas emocionales y
conductuales derivados de un evento estresan-
te o traumático. Es así que su conocimiento más
profundo puede permitir el desarrollo de inter-
venciones preventivas y terapéuticas para grupos
vulnerables. En esta dirección, el presente tex-
to presenta un modelo psicosocial integral de la
ruptura amorosa y sus consecuencias en adoles-
centes, basado en la evidencia cientíca interna-
cional generada a la fecha.
Factores individuales relacionados
con el impacto de una ruptura amorosa
En la búsqueda de explicaciones cientícas que
permitan la comprensión y origen del compor-
tamiento humano, psicólogos e investigadores
de distintos enfoques han encontrado evidencia
teórica y empírica que permite armar que dicho
comportamiento no sólo depende de la estructu-
ra genética, física y mental, sino del contexto en el
que un individuo se desenvuelve, el cual contiene
las experiencias del pasado y su aprendizaje e in-
uye en los patrones presentes del pensamiento y
la conducta (Kimble et al., 2002).
El tipo de apego y los estilos de amor
Varios teóricos se han dedicado a estudiar los pa-
trones de conducta durante la vida adulta y expli-
can su origen en las experiencias tempranas. Así,
por ejemplo, Bowlby (1973) describió el proceso
por el cual un bebé se apega fuertemente a la gu-
ra materna durante los primeros seis meses de vida
y la manera en que inuye dicho apego, o bien la
ruptura de este lazo, durante la adolescencia y la
vida adulta. Hoy, la teoría del apego es útil para ex-
plicar la dicultad ante un rompimiento afectivo
que tienen los jóvenes con un estilo de apego an-
sioso, en comparación con aquellos con un apego
seguro, quienes son más propensos a buscar apoyo
social para hacer frente a la pérdida (Davis, Shaver
y Vernon, 2003). Sbarra (2006) apoya estos hallaz-
gos al reportar que aquellas personas con un estilo
de apego ansioso tienen más dicultad para supe-
rar la tristeza y aceptar que la relación ha termina-
do. Además, al momento del estudio, las personas
con tal estilo de apego continuaban sumamente
enamoradas de sus exparejas, hacia las cuales ma-
nifestaban fuertes sentimientos de enojo.
Asimismo, Spielmann, MacDonald y Wilson
(2009) examinaron los estilos de apego desplega-
dos hacia la expareja en un grupo de jóvenes que
habían atravesado recientemente por una ruptura,
encontrando un interesante resultado: aquellos in-
dividuos con estilo de apego ansioso que aún no
iniciaban una nueva relación mantenían un fuerte
y signicativo apego emocional hacia su expareja,
en comparación con quienes tenían un estilo de
apego seguro. Sin embargo, en el caso de los que
ya habían comenzado una nueva relación, no hubo
diferencias signicativas respecto al apego hacia la
expareja entre los sujetos que mostraban dichos es-
tilos, lo que pone de relieve el efecto que puede te-
ner el hecho de empezar una nueva relación sobre
la recuperación tras una ruptura amorosa.
Por su parte, Lee (1973) se interesó en ex-
plicar los patrones de interacción que existen en
torno al amor, esto es, las formas de amar que
despliegan los individuos. Basándose en una ex-
tensa evidencia empírica, dicho autor desarrolló
la teoría de los estilos de amor, en la que expli-
ca que no nacemos con una preferencia particu-
lar de demostrar amor, sino que la misma se va
formando a través de las experiencias personales
y la historia de vida, por lo que un mismo indivi-
duo puede demostrar diferentes estilos de amor
con cada pareja a lo largo de su vida. Lee (1973)
agrega que la forma de amar que aprendemos du-
rante la infancia puede mantenerse constante a
través del tiempo, incluso cuando resulta ine-
ciente o insatisfactoria, por lo que es posible que
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Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 22, Nº 3, septiembre-diciembre, 2017
muchos adultos repitan un ciclo de fracaso en el
amor debido a la existencia de comportamientos
repetidos e inadecuados con cada una de sus pa-
rejas. La teoría sostiene además que las distintas
formas de demostrar amor varían en función de
factores tales como edad, características del com-
pañero actual, duración de la relación y factores
situacionales únicos de cada pareja (Tzeng, Gó-
mez y Chataignier, 1992).
Personalidad y efectos de la ruptura amorosa
Otra de las características individuales que inu-
ye de manera determinante en la conducta es la
personalidad. Cloninger y Ortiz (2003) la denen
como el conjunto de causas internas que subyacen
al comportamiento individual y a la experiencia
de un individuo. Park (1998) sostiene que aque-
llos individuos con puntajes altos en “agradabi-
lidad” logran superar una ruptura amorosa más
fácilmente y experimentan en general más emo-
ciones positivas debido a que tienden a ser cálidos,
amables y a buscar el apoyo de amigos y familiares
tras el rompimiento. Además, se ha documentado
que este tipo de personas logra incluso un mayor
crecimiento personal tras la ruptura amorosa, en
contraste con quienes maniestan altos niveles de
“neuroticismo”, rasgo que está asociado de manera
directamente proporcional con el grado de estrés
experimentado como consecuencia de la separa-
ción (Tashiro y Frazier, 2003), al igual que con el
estilo de amor maníaco (Tzeng et al., 1992).
Miller, Smith, Turner, Guijarro y Hallet
(1996) señalan que, ante un suceso estresante,
los individuos altos en “hostilidad” tienen meno-
res posibilidades de beneciarse del apoyo social
debido a que son agresivos, iracundos y descon-
ados, por lo que tienen una menor capacidad
de “amortiguar” tal experiencia. Asimismo, de
acuerdo con Vögele (1998), las personas hostiles
tienden a mostrar ciertas conductas de riesgo, ta-
les como consumir alcohol o tabaco con exceso,
como una forma de afrontar ese tipo de eventos.
Género e impacto de la ruptura amorosa
Como es bien sabido, desde el momento en que
un ser humano nace posee características físicas,
biológicas y anatómicas que lo distinguen como
mujer u hombre, por lo que al ser identica-
do como niña o niño va adquiriendo una serie
de atributos y características socioculturales que
lo irán diferenciando del sexo opuesto (Rocha,
2004). Por lo anterior, hay una serie de diferen-
cias importantes entre hombres y mujeres res-
pecto a la manera de pensar, sentir y comportarse
ante una ruptura amorosa.
Díaz-Loving, Valdez y Pérez (2005) sostie-
nen que hombres y mujeres experimentan dife-
rentes emociones y reaccionan de manera distinta
ante tal evento. Las mujeres reportan sentimien-
tos de tristeza, enojo y desconcierto y se sienten
usadas y rechazadas; los hombres, por su parte,
maniestan sentimientos de malestar, decepción,
humillación y enojo. Bleichmar (2001) halló que
las mujeres experimentarían más sentimientos de
culpa, vergüenza y una fuerte preocupación por el
“qué dirán” acerca de su capacidad para mantener
sus relaciones afectivas debido al rol que les ha sido
adjudicado durante milenios, que es el de cuidar
la vida, las relaciones y la familia, por lo que, de
acuerdo con este autor, son quienes tienden a sufrir
niveles más altos de ansiedad y depresión en com-
paración con los hombres. Perilloux y Buss (2008),
a su vez, encontraron que ante un evento de esta
naturaleza son las mujeres quienes tienden a re-
portar reacciones más severas por la ruptura en tér-
minos de las emociones experimentadas, los costos
percibidos y las estrategias empleadas.
Factores de pareja asociados al impacto
de una ruptura amorosa
Al momento de llevar a cabo el estudio de una
ruptura amorosa, resulta necesario tomar en
cuenta no sólo los factores individuales que in-
tervienen en el evento, sino también aquellos ele-
mentos propios de la pareja que inciden en el
grado de impacto derivado de dicha ruptura. De
acuerdo con la literatura, las características de pa-
reja son, a saber: el grado de compromiso invo-
lucrado, las expectativas creadas hacia el futuro
y la cantidad de recursos invertidos en esa rela-
ción. Por ejemplo, el tiempo invertido en una re-
lación es uno de los costos más altos al momento
de terminar con la pareja, ya que entre mayor es la
Ruptura de la pareja en jóvenes: factores relacionados con su impacto
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duración, las actividades se vuelven cada vez más
interdependientes. Es por ello que no es de sor-
prender el hecho de que sea más doloroso termi-
nar una relación que duró varios meses o años que
una de unas cuantas semanas (Locker, McIntosh,
Hackney, Wilson y Wiegand, 2010).
Por otro lado, inuyen también las caracte-
rísticas propias de la ruptura, como quién deci-
dió la terminación y los motivos de la ruptura.
Los individuos que inician la ruptura experimen-
tan costos tales como la pérdida de amigos en
común y un daño en su imagen al ser percibi-
dos como fríos, despiadados y crueles (Perilloux
y Buss, 2008), aunque maniestan más emocio-
nes positivas y menos negativas en comparación
con aquellos que fueron el blanco de la ruptura
(Lewandowski y Bizzoco, 2007). Por su parte, los
que han sido rechazados experimentan frecuen-
temente falta de concentración, incapacidad para
poder encontrar a alguien más y la percepción de
ser vistos como “menos deseables” que su expa-
reja ante los miembros de su grupo social. En el
caso de las mujeres, se suma a lo anterior la per-
cepción de la falta de protección y apoyo que te-
nían por parte de su expareja, sobre todo si ésta
era considerada inteligente y ambiciosa (Perilloux
y Buss, 2008). Así pues, es posible que quienes to-
man la iniciativa se recuperen más rápidamente
del evento que aquellos para los cuales la relación
termina en contra de su voluntad.
Perilloux y Buss (2008) apuntan también
que, ante una separación latente, es probable que
aquellos que desean romper sean más propensos
a llevar a cabo simultáneamente la búsqueda de
otra pareja, incluso antes de que su compañero
actual se percate de la situación o de que externe
su inconformidad; lo que es más frecuente en los
hombres que en las mujeres. En este caso, la in-
delidad puede funcionar como táctica para ob-
tener benecios adicionales al relacionarse con
otras personas, tales como diversidad, acerca-
miento físico o diversión, o bien como una es-
trategia para apresurar la ruptura de la relación
actual. De hecho, el ser inel brinda la oportuni-
dad de comenzar una nueva relación justo al mo-
mento de terminar con la pareja anterior, lo que
es muy frecuente en aquellas personas con un es-
tilo de amor lúdico (Lee, 1973).
Motivos de ruptura y atribución causal
del evento
Las razones por las que se termina una relación
amorosa son variadas: las diferencias en la perso-
nalidad o en las creencias, el no haber conocido
lo suciente a la pareja antes de involucrarse con
ella y la atracción hacia una tercera persona son
algunas de las causas reportadas más frecuente-
mente (Buss, 2004).
En este punto, resulta de suma importancia
destacar que, dependiendo de la forma en que el
individuo se explique o haga atribuciones acerca
de los motivos por los que una relación amorosa ha
llegado a su n, así como de la capacidad que po-
sea para identicar correctamente qué fue lo que
falló con su expareja, podrá superar y corregir sus
errores u omisiones en una siguiente relación. Por
el contrario, aquel que tenga problemas para iden-
ticar los factores que contribuyeron al fracaso de
su relación anterior puede caer en el error de re-
petir una y otra vez las mismas equivocaciones, lo
que le impedirá tener una relación sana y satisfac-
toria, pues tales “errores de omisión” no le permiti-
rán aprender de esa experiencia (Berscheid, Lopes,
Ammazzaloroso y Langenfeld, 2001).
Tashiro y Frazier (2003) arman que las atri-
buciones causales respecto a las relaciones amo-
rosas pueden ser categorizadas en términos de las
variaciones que proponen Kelly et al. (1983): atri-
bución hacia sí mismo, hacia el otro, hacia la rela-
ción y hacia el medio ambiente. Las atribuciones
de la ruptura hacia sí mismo se reeren a los rasgos
de personalidad propios, características físicas, ha-
bilidades, creencias y demás (por ejemplo, “mi esti-
lo de amor”). Las atribuciones de la ruptura hacia
el otro se reeren a los rasgos de personalidad, ca-
racterísticas personales, habilidades y creencias de
la expareja (por ejemplo, “el estilo de comunica-
ción de mi expareja”). Las atribuciones de la ruptu-
ra hacia la relación consisten en las consecuencias
de la interacción entre las características persona-
les y las propias de la expareja (por ejemplo, intere-
ses incompatibles), y las atribuciones de la ruptura
hacia el medio ambiente incluyen tanto el ambien-
te físico como el entorno social, familiar y laboral
de la pareja (por ejemplo, desaprobación por parte
de la familia o estrés laboral).
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Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 22, Nº 3, septiembre-diciembre, 2017
De acuerdo con Tashiro y Frazier (2003), los
estudios que han examinado las atribuciones des-
pués de una ruptura amorosa han encontrado ge-
neralmente que las atribuciones hacia la relación
son las más frecuentes, seguidas de las atribucio-
nes hacia el otro y hacia sí mismo.
Además de documentar los tipos de atribu-
ciones hechas de la ruptura, Tashiro y Frazier
(2003) analizaron la relación entre estos cuatro
tipos de atribuciones y la adaptación emocional
de los individuos, estudiando el malestar emo-
cional y el crecimiento personal derivados de una
ruptura amorosa y considerando la personalidad,
el sexo y las atribuciones hacia el suceso. De este
modo, los autores hallaron una interesante y sig-
nicativa relación entre las atribuciones, el estrés
y el crecimiento posterior a la ruptura. Los par-
ticipantes que atribuían el rompimiento a causas
relacionadas con la expareja y a factores ambien-
tales, reportaron niveles signicativos de estrés,
mientras que quienes atribuyeron su rompimien-
to a causas relacionadas a sí mismos y a las ca-
racterísticas propias de la relación reportaron un
crecimiento personal importante tras el duelo
normal ante esa experiencia. Estas diferencias, de
acuerdo con los autores, se deben al control per-
cibido sobre la situación, mismo que permite ex-
plorar la posibilidad de hacer modicaciones para
lograr el éxito en futuras relaciones y superar rá-
pidamente el malestar emocional.
La ruptura de pareja como evento
estresante
Como concepto, el “estrés” ha sido uno de los tér-
minos más frecuentemente utilizados tanto en la
vida cotidiana como en el ámbito de la salud. El
término stress, de origen anglosajón, quiere decir
tensión, presión o coacción. La Real Academia
Española lo dene como “la situación de un indi-
viduo o de alguno de sus órganos o aparatos que,
por exigir de ellos un rendimiento superior al nor-
mal, los pone en riesgo próximo de enfermar”. Las
respuestas de estrés desplegadas por el individuo
pueden ser agudas (de alarma) o crónicas (estado
de vigilancia), así como adecuadas o inadecuadas,
dependiendo de la situación que se trate y de la
manera en que se la afronte (Boskis, 2001).
Por su parte, Lazarus y Folkman (1984) de-
nieron el estrés como resultado de la interacción
entre: las características y valoraciones del indivi-
duo, las propias del suceso interno o externo (fac-
tor estresante) y los recursos internos o externos
de que dispone el sujeto. Asimismo, consideran
que las valoraciones cognoscitivas y motivaciona-
les resultan esenciales en dicho proceso; sin em-
bargo, lo que hace probable que una situación sea
nalmente percibida como evento estresante son
los factores de tipo situacional, es decir, la nove-
dad, inminencia, predictibilidad, duración, incer-
tidumbre, ambigüedad y cronología biográca.
Una vez que se ha llevado a cabo la reeva-
luación del evento, pueden manifestarse síntomas
de estrés en la medida en que las acciones lle-
vadas a cabo para hacer frente a la amenaza ha-
yan o no resultado ecaces. A estas acciones se
les llama estrategias de afrontamiento (Zavala,
Rivas, Andrade y Reidl, 2008) y han adquirido
un papel central en este proceso, toda vez que se
les considera como mediadores entre el estrés y
la adaptación del individuo. La razón por la que
se elige una o más estrategias se relaciona con las
experiencias anteriores ante la misma situación o
evento estresante y con los resultados anticipados
de esa actuación (Lazarus y Folkman, 1991).
Afrontamiento diferencial de la ruptura
amorosa por sexo
En México, Díaz-Loving et al. (2005) encontra-
ron que para poder enfrentar una ruptura amo-
rosa los hombres buscan olvidar saliendo con sus
amigos, con otras personas o bebiendo; las muje-
res, por su parte, tienden a deprimirse y a pensar
constantemente en la ruptura, se refugian en la
familia y los amigos, tienden a sentirse desoladas
y a tener una sensación profunda de pérdida.
No obstante, es necesario considerar que con
el paso del tiempo ha ido ocurriendo una trans-
formación gradual en la cultura mexicana, por lo
que la concepción de lo que una mujer “debe ser”
o “debe hacer” ha ido cambiando. En este sentido,
Díaz-Guerrero (2003) sostuvo que a través de los
años las premisas histórico-socioculturales acer-
ca de la familia y de la mujer mexicana se han re-
formulado como consecuencia de varios sucesos
Ruptura de la pareja en jóvenes: factores relacionados con su impacto
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históricos y sociales; por lo que la mujer moderna
se considera a sí misma más ambiciosa, indepen-
diente y manipuladora, dejando de lado el este-
reotipo de la mujer dulce, amorosa, abnegada y
dependiente (Rodríguez y Ramírez, 2004).
Bajo esta misma línea, resulta interesante men-
cionar los hallazgos de Umberson (2000), quien halló
que, en una muestra de personas que atravesaban por
un divorcio, eran los hombres quienes demoraban
más en recuperarse de la pérdida de su pareja, pues
en general su forma de reaccionar ante ese evento era
intentando evadir los recuerdos y mantenerse ocupa-
dos para no pensar en el mismo, lo que les dicultaba
afrontar la situación de manera directa.
El mismo Umberson (2000) agrega que otra
de las dicultades a las que se enfrentan los hom-
bres es que han sido educados para mostrarse
fuertes y seguros, por lo que tienden a expresar
menos sus sentimientos y emociones. Tal edu-
cación ocasiona que, ante la separación, experi-
menten un mayor aislamiento social y soledad; las
mujeres a su vez tienden a buscar y recibir mayor
apoyo por parte de familiares y amistades. Estos
resultados son consistentes con investigaciones
en las que se ha encontrado que en un divorcio
son las mujeres las que reciben más benecios y
superan más rápidamente el suceso (Bevvino y
Sharkin, 2003; Tashiro y Frazier, 2003).
Enfrentamiento diferencial entre quienes
terminan la relación o son rechazados
Perilloux y Buss (2008) hallaron que los individuos
que iniciaron la ruptura reportaron utilizar diver-
sas estrategias de enfrentamiento, tales como bus-
car a los amigos en común para no perder su red
social, gastar dinero para atraer una nueva pareja,
beber alcohol frecuentemente y mostrar en público
atracción por alguien más. En el caso de las mu-
jeres, también se reportó rumiar más esa circuns-
tancia, discutir la ruptura con la familia y amigos
e ir de compras. En cambio, las personas que ha-
bían terminado la relación de pareja en contra de
su voluntad desplegaron una serie de estrategias de
afrontamiento, tales como discutir la ruptura con
los amigos, evitar a la expareja o amenazarla. En el
caso especíco de las mujeres, éstas también repor-
taron ir de compras para sentirse mejor.
Enfrentamiento positivo y negativo
de la ruptura amorosa
Lewandowski y Bizzoco (2007) sugieren que,
ante una ruptura amorosa, las estrategias basa-
das en un procesamiento cognitivo, tales como la
reinterpretación positiva de la ruptura, pueden ser
las mejores para encarar la situación, en cuanto
que se relacionan de forma signicativa con emo-
ciones positivas posteriores a la disolución, caso
contrario a lo que ocurre con el uso de otras estra-
tegias, tales como ventilar el problema y quejarse
todo el tiempo. Sin embargo, Nichols (1987) sos-
tiene que, desafortunadamente, muchas personas
utilizan conductas inadecuadas como formas de
afrontamiento ante una ruptura amorosa, tales
como expresar lástima de sí mismas o consumir
alcohol o drogas en exceso. La potencial adicción
a estos últimos aumenta cuando el individuo des-
cubre que generan un alivio temporal del dolor y
la ansiedad. Para muchas personas, las bebidas al-
cohólicas activan una sensación de bienestar pa-
sajero que no encuentran en ningún otro lado.
Ansiedad, depresión y uso nocivo
de sustancias como efectos de una ruptura
amorosa en los jóvenes
La importancia de estudiar las consecuencias emo-
cionales negativas y las conductas desadaptativas re-
lacionadas con la ruptura amorosa radica en el efecto
que tienen sobre la calidad de vida de las personas.
Como se ha podido apreciar, la ruptura de pareja, ya
sea en el noviazgo o el matrimonio, suele ser muy do-
lorosa; si no se maneja adecuadamente, puede llegar a
tener consecuencias graves, que van desde la tristeza
y el enojo hasta francos trastornos emocionales y del
comportamiento, tales como depresión, ansiedad, in-
tento de suicidio y abuso de sustancias (Cuevas y Ló-
pez, 2006; Fisher, 1999; Gary y Lewandowski, 2009;
Tashiro y Frazier, 2003). Es por ello que la preven-
ción, detección temprana y tratamiento de tales efec-
tos tras una ruptura resulta primordial, al menos en
los grupos de adolescentes con mayor vulnerabilidad.
La ansiedad es un mecanismo normal de activación
en el organismo que permite prepararse y afrontar si-
tuaciones que exigen un esfuerzo especial, por lo que
constituye una reacción emocional y siológica en
349
Enseñanza e Investigación en Psicología Vol. 22, Nº 3, septiembre-diciembre, 2017
pro de la supervivencia. En general es considerada
una emoción que resulta de la percepción de un daño
posible en condiciones ambiguas y simbólicas (La-
zarus y Folkman, 1991). De esta manera, la ansiedad
hace posible organizar una respuesta disponible en el
repertorio de conductas al inhibir temporalmente el
comportamiento motor; dicha ansiedad hace factible
una reestructuración perceptual para dar con la res-
puesta más adecuada que, una vez encontrada, pue-
de proporcionar el nivel de activación suciente para
ejecutar esa respuesta con el control adecuado de to-
dos los detalles. El problema puede surgir cuando la
ansiedad inicial no se transforma en esfuerzo y el su-
jeto permanece inmovilizado (Zepeda, 2003). Esto
signica que determinados niveles de ansiedad son
positivos, pero cuando son excesivos se vuelven per-
judiciales porque no permiten el paso a la acción una
vez que se ha reestructurado la percepción de la situa-
ción de manera adecuada y se ha seleccionado la res-
puesta pertinente (Gutiérrez, 2004).
El umbral a partir del cual los niveles de an-
siedad se vuelven nocivos varía en función de la
situación. Cuando la ansiedad alcanza niveles exa-
gerados, esta emoción, normalmente útil, puede
dar lugar al resultado opuesto: impide enfrentar-
se a la situación, paraliza y trastoca la vida diaria.
Cuando es excesiva y se desborda, hace que el in-
dividuo sufra lo que en la psicopatología se deno-
mina trastorno. Los trastornos de ansiedad son
estados relacionados con la estructura biológi-
ca y con las experiencias vitales de un individuo.
Con frecuencia son tendencias hereditarias, pero el
aprendizaje también desempeña un papel decisivo
en su control o en la falta de éste (Gutiérrez, 2004).
La depresión, por su parte, es un síndrome con
diferentes matices sintomáticos que se origina por
múltiples causas que afectan al sujeto, tanto por el
alto sufrimiento psíquico que le produce, como por
sus secuelas personales y sociales. Es una afección
que no discrimina ya que aqueja a individuos de
todas las edades, género, raza y condición social.
Los síntomas más comunes de la depresión inclu-
yen tristeza, desesperanza, cansancio, insomnio,
ansiedad, irritabilidad, falta de interés y problemas
para concentrarse. También puede generar nume-
rosas alteraciones físicas y somáticas, como tras-
tornos en el aparato digestivo, pérdida o aumento
de peso, trastornos del sueño y dolores de cabeza
frecuentes (Torres, 2002). Además de sus efec-
tos de tipo siológico y emocional, existen otras
consecuencias conductuales, tales como el uso pa-
tológico de sustancias, sobre todo alcohol. Los es-
pecialistas concuerdan en que los sujetos con un
bajo estado de ánimo llegan a recurrir a estimulan-
tes, anfetaminas, cocaína o alcohol para obtener un
efecto de euforia que los desinhiba y les permita
socializar (Torres, 2002).
Horowitz et al. (1997) estudiaron las conse-
cuencias emocionales ante una ruptura amoro-
sa en estudiantes universitarios, encontrando en
ellos sentimientos de angustia, soledad y vacío,
un severo y prolongado dolor emocional, inten-
sos pensamientos intrusivos, trastornos del sueño
y pérdida de interés en actividades personales. Del
mismo modo, Monroe, Rohnde, Seeley y Lewin-
sohn (1999) hallaron que la ruptura de una rela-
ción amorosa es un importante factor de riesgo
para manifestar un trastorno de depresión mayor.
Por su parte, Boelen y Van de Bout (2008) encon-
traron altos puntajes de ansiedad, depresión y pro-
blemas de salud en general asociados al duelo por
la pérdida de una pareja, mientras que Perilloux y
Buss (2008) constataron síntomas de depresión,
rumiación en torno a la ruptura, baja autoestima y
un pobre autoconcepto en aquellos que habían ter-
minado con la relación en contra de su voluntad.
Bartels y Zeki (2000) mostraron que los in-
dividuos que habían sido rechazados mostra-
ban síntomas parecidos a la abstinencia por uso
de drogas, tales como ansiedad, depresión, fal-
ta de apetito, llanto e irritabilidad. Según Fisher
(2004), el dolor socioemocional vivido a conse-
cuencia de una ruptura es muy similar a un fuerte
dolor físico, y el trauma debido a una traición ha
sido comparado al trastorno de ansiedad por es-
trés postraumático. Respecto a las diferencias de
género, encontró que las mujeres sufren mayores
niveles de estrés ante este evento.
CONCLUSIONES
Después de la revisión bibliográca expuesta,
es posible reconocer la importancia del estudio
de los factores relacionados con el impacto de la
ruptura amorosa en adolescentes. A manera de
resumen, en la Figura 1 se muestra el esquema del
Ruptura de la pareja en jóvenes: factores relacionados con su impacto
350
modelo integral producto de la presente investi-
gación, donde se analizan las principales caracte-
rísticas individuales y de pareja que se relacionan
con el impacto de una ruptura amorosa.
En el primer recuadro se enlistan las varia-
bles antecedentes: estilos de apego, personalidad
y sexo, mismas que son características estables en
el individuo y que, de acuerdo con lo que la lite-
ratura reporta, desempeñan un importante papel
en la forma en que las personas se relacionan con
los demás, así como en la manera en que se per-
ciben a sí mismas y al ambiente en general. En
el segundo recuadro se encuentran los elemen-
tos más importantes del suceso estresante: las ca-
racterísticas de la relación y las de la ruptura. El
propósito de incluir estas variables radica en la
necesidad de describir y caracterizar el fenómeno
estudiado de la mejor forma posible, tomando en
cuenta aquellas condiciones que pueden matizar
la manera en que el individuo vivencia la ruptu-
ra. Finalmente, en el último recuadro se inclu-
yen las variables consecuentes, es decir, los efectos
negativos más frecuentemente asociados con la
ruptura amorosa, según la literatura. En cuanto
al impacto emocional, se incluyen la ansiedad, el
estrés y la depresión como las principales conse-
cuencias, aunque no las únicas, ya que la literatu-
ra reporta además altos niveles de enojo, culpa y
trastornos psicosomáticos, entre otros.
La propuesta de dicho modelo obedece a la
importancia que tiene la relación de pareja para
los jóvenes y, en general, para el ser humano, así
como la necesidad de contar con evidencia em-
pírica actualizada y adecuada a nuestro contexto
cultural, pues si bien hay varios estudios en otros
países que exploran dicho fenómeno, es poco lo
que se ha realizado en México en torno al tema
de la ruptura de pareja.
Asimismo, este fenómeno cobra interés al
tomar en cuenta además los cambios que se ob-
servan en la forma que tienen los jóvenes de co-
municarse y relacionarse, lo que sin dudar inuye
de manera importante sobre la naturaleza de las
relaciones de pareja actualmente.
Figura 1. Modelo de las consecuencias de ruptura en la pareja.
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VARIABLES
INDEPENDIENTES
SEXO
ESTILO DE APEGO
PERSONALIDAD
ANSIEDAD
DEPRESIÓN
ESTRÉS
CARACTERÍSTICAS
DE LA RELACIÓN
CARACTERÍSTICAS
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VARIABLES
MEDIADORAS
VARIABLES
DEPENDIENTES
351
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