ArticlePDF Available

Alicia García Ruiz (2016), Impedir que el mundo se deshaga. Por una emancipación ilustrada: justicia, soberanía y vulnerabilidad

Authors:
Nº. 13, octubre 2017 marzo 2018, pp. 335-340. DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2017.3830
335
RINCÓN DE LECTURAS
BOOK FORUM
María José Guerra Palmero
Universidad de La Laguna
mjguerra@ull.es
La cartografía ético-política que Alicia García Ruiz nos proporciona en este libro es
de una importancia capital. La red de categorías que ilumina la tríada
revolucionaria de la libertad, la igualdad y la fraternidad y, como apunte final, la
contestada noción de pueblo - representa la columna vertebral del legado ilustrado
y, a la luz del contexto histórico en el que nos encontramos, no podemos, por
menos, dejar de sentir las amenazas que se ciernen sobre la construcción política
de los estados-nación desde sus orígenes en el siglo XVIII hasta una actualidad
marcada por el desmantelamiento del llamado Estado del Bienestar. Frente al
pánico paralizador, que podría ser la reacción más natural ante el mundo que se
“deshace”, García Ruiz apuesta por repensar junto a sus clásicos de referencia
Arendt, Ranciére, Balibar, Rawls, Butler, Nussbaum y algunos otros y otras - las
referencias normativas modernas para enfrentarlas al cuestionamiento que genera
la aparición en la escena filosófica de la categoría de vulnerabilidad. Esta categoría,
ligada a un repensar de la condición humana desde la interdependencia y la
fragilidad así como vinculada a la teoría crítica feminista, ha sido rescatada de los
márgenes de la ética y representa un reto magnífico tanto a la autonomía concebida
desde el distanciamiento abstractivo kantiano, como a la visión opaca y miope del
homo economicus que triunfa en el universo neoliberal presente y que, crudamente,
reduce la condición humana a “recurso” y a “capital” (García Ruiz, 2016: 93).
Mi perspectiva converge con la de García Ruíz y, por ello, considero que la
vulnerabilidad y la precariedad deben ser las categorías antropológico-morales -
leídas desde el legado de las teorías de la justicia y la ciudadanía - que nos ayuden
a resituarnos para construir una efectiva red de protecciones y garantías con el fin
de contrarrestar la lógica de una capitalismo salvaje que en una dinámica
recrudecida, desde los años ochenta del siglo pasado, ha ido socavando el marco
de los Estados sociales de derecho1. Tanto Rawls como Habermas, los grandes
* Este texto se inserta en el proyecto I+D “Justicia, ciudadanía y vulnerabilidad. Narrativas de
la precariedad y enfoques interseccionales”. FFI2015-63895-C2-1-R
1 Esto es lo que pongo de manifiesto, referido a la actual crisis de refugiados y la política
migratoria europea en GUERRA PALMERO, María José (2016), Paradojas políticas sobre
transnacionalismo europeo, derechos humanos y migraciones. Lógicas de la estigmatización
MARÍA JOSÉ GUERRA PALMERO Impedir que el mundo se deshaga. Por una emancipación ilustrada
Nº. 13, octubre 2017 marzo 2018, pp. 335-340. DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2017.3830
336
teóricos de la oleada socialdemócrata, construyeron sus teorías y referentes a partir
del consenso sobre la igualdad de oportunidades y el requisito de la equidad. Hoy,
el tsunami neoliberal ha llegado, después de arrasar buena parte del globo, al
territorio europeo, especialmente a la Europa del Sur, y, por ello, suenan las alarmas
al constatar las dinámicas de desmantelamiento de derechos laborales y sociales y
de “austericidas” recortes del llamado otrora Estado del Bienestar. La modulación
socialdemócrata de la triada revolucionaria es lo que vemos consumirse y ser
reemplazada por un sistema globalizado en el que la producción masiva de
vulnerabilidad social cifras inasumibles de desempleo y de desprotección social-
se conjuga tanto con un “vaciamiento” de la democracia, cooptada por poderes
económicos y tramas corruptas, como con un escenario geopolítico en el que la
violencia económica, política y religiosa se exacerba año a año desde la entrada del
siglo XXI. No es pues ninguna casualidad que Arendt, la pensadora del derrumbe
mundial en torno a las dos guerras mundiales y de la crisis de refugiados, que ahora
reverbera en un escenario mundial de inseguridad humana, sea un anclaje en la
tarea responsable de “cuidar el mundo”. No nos situamos, pues, en un contexto
autocomplaciente, ni siquiera en la otrora protegida Europa, sino en unas
coordenadas que Saskia Sassen, mejor que nadie, ha relatado en su libro
Expulsiones (2015). En lo que sigue voy a ofrecer mi propio mapa del problema,
teórico y práctico, que nos plantea García Ruiz al dar protagonismo a la
vulnerabilidad con el objeto de contrastar nuestras visiones e invitarla a un diálogo al
respecto.
En un plano normativo yo identifico, de un lado, las éticas de la justicia y los
derechos humanos – a partir de Rawls y de Habermas-, y del otro, las éticas de las
responsabilidad -inspiradas en autores como Arendt, Jonas y Apel-, cuyo imperativo
es el evitar el mal (Aramayo y Guerra, 2007). Una especificación relevante de las
anteriores, serían, asimismo, las éticas de la alteridad, como la de Lévinas
inspiradora del último giro del pensamiento de Butler a partir de Vida precaria
(2006). Asimismo, en este sector, el de la responsabilidad, habría que incluir las
éticas del cuidado, que instan al no abandono ante la vulnerabilidad de los otros. El
mismo Jürgen Habermas, en su reciente libro Mundo de la vida, religión y política
(2015), reconoce que:
“Una ética kantiana comprendida intersubjetivamente que se extiende a todo
lo que el uno debe al otro, debido a relaciones de reconocimiento, recíprocas y
simétricas, no alcanza por completo el alcance teológico de una idea semejante (la
alteridad).”
Esto es así porque esa ética “No consigue dirigir al ego a una preocupación
prioritaria por el bienestar del alter en su singularidad. Pues esa entrega presupone
una especie y una medida de empatía que no puede convertirse en un deber
fundamentado universalmente” (Habermas, 2015: 134).
El considerar, en suma, la vulnerabilidad como moralmente relevante implica
atender activamente a la protección y al bienestar de los otros. Surge así la
necesidad de revisar, suplementar y complementar la ética de la justicia y los
derechos humanos con diversos enfoques, entre ellos los de las éticas narrativas,
que logren sensibilizar ante el daño y la vulnerabilidad de los otros causados por las
desigualdades, las humillaciones y la violencia. Las éticas narrativas, algunos de
cuyos representantes son McIntyre, Rorty y Nussbaum, colaboran así en la
y lógicas de la renacionalización”, en R. R. ARAMAYO, J. F. ÁLVAREZ, F. MASEDA y C.
ROLDÁN (eds.) Diálogos con Javier Muguerza, Madrid, CSIC. Pp. 553-574.
MARÍA JOSÉ GUERRA PALMERO Impedir que el mundo se deshaga. Por una emancipación ilustrada
Nº. 13, octubre 2017 marzo 2018, pp. 335-340. DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2017.3830
337
activación de la responsabilidad ética y política con el fin de evitar la indiferencia
moral y aproximarnos, realmente, al horizonte inclusivo de un universalismo moral.
García Ruiz reconoce la necesidad de la contextualización y de la
encarnadura, al poner en el centro a la corporalidad, como contrapeso a la excesiva
idealización y condición abstracta de las éticas de la justicia. Las narrativas, dotadas
de una importante misión “interpeladora”, desempeñan un papel crucial tanto en el
terreno de la imaginación moral como en el de la motivación, pero han sido
arrumbadas a los márgenes frente a la hegemonía de los imperativos kantianos.
Entroncan, como la autora reconoce, con la tradición anglosajona de los
sentimientos morales que nos permite vislumbrar la red de interdependencias
humanas que las éticas de la autonomía han opacado al santificar a un sujeto
autónomo, distanciado y abstracto. Ya Seyla Benhabib, en un temprano artículo de
1982, reprendía a Rawls y a Habermas por sus ilusiones metodológicas2 al convertir
a la abstracción descontextualizadora en ceguera moral para los casos y detalles
concretos que requieren del Situating the Self (1992) teniendo la referencia de los
datos concretos de las situaciones morales. Casi al mismo tiempo Iris Marion Young
recusará este ideal androcéntrico de imparcialidad (1990) incapaz de percibir la
asimetría de la vida humana, hilada de interdependencias, puesto que el modelo del
pacto social entre iguales estaba concebido a imagen y semejanza de aquellos,
varones y propietarios en principio, que habían resguardado para sí la tríada
revolucionaria.
La ceguera moral y la indiferencia conviven, paradójicamente, en nuestro
presente, con las proclamas universalistas que no logran detectar, a modo de un
fallo en su radar, su ámbito de aplicación, e incluso, fracasan al derivar hacia
particularismos sectarios irreflexivos. Diagnosticamos, junto con García Ruiz,
importantes lagunas en la coherencia del universalismo moral al no dar respuesta
ante el sufrimiento y las necesidades de los otros y otras, al fracasar en el ámbito de
la aplicación de las normas. Damos, asimismo, por supuesto que, la inmediatez y la
simultaneidad con la que vivimos las tragedias de nuestros congéneres en esta
sociedad hipertecnologizada, ha hecho saltar por los aires la noción de los “extraños
morales”. Y es que, lo lejano cada vez es más cercano. Las “fronteras” del pueblo
son desbordadas y atravesadas hasta cuestionar la homogeneidad que el relato
moderno le confería preso de otra tríada: la del territorio, la lengua y la patria. Para
analizar, en suma, el campo de tensiones entre las concepciones heredadas de la
justicia y de la ciudadanía y las demandas de la vulnerabilidad se impone rastrear
algunos hitos y plantear algunas paradojas. Vamos a ello.
El lograr una sintonía empática con el que sufre no puede convertirse en un
deber fundamentado universalmente, dice Habermas, tal y como hemos citado al
principio, pero sí que puede ser promovido en el terreno de la educación moral y de
los discursos políticos como valor civilizador y anclaje de los derechos humanos. Es,
además, el único remedio contra la ceguera moral. La complementariedad entre
justicia y éticas del cuidado, así como la cobertura que le da el principio de
solidaridad prefiero esta nomenclatura a la relativa fraternidad, que glosa García
Ruiz, con el fin de reducir su subtexto masculino- son puntos de partida esenciales
en este bosquejo del territorio normativo con los que reflexionar y cuestionar los
supuestos sobre los que se construyeron nuestras teorías clásicas de la justicia y la
ciudadanía –la tradición rawlsiana y habermasiana- enfrentadas ahora al reto de la
vulnerabilidad inducida y producida masivamente en los tiempos de un capitalismo
brutal y excluyente.
2 BENHABIB, S. The methodological illusions of Modern Political Theory: the case of Rawls
and Habermas. Neue Hefte Fuer Philosophie, 1982, 47-74;
MARÍA JOSÉ GUERRA PALMERO Impedir que el mundo se deshaga. Por una emancipación ilustrada
Nº. 13, octubre 2017 marzo 2018, pp. 335-340. DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2017.3830
338
Nuestra búsqueda, en sintonía con el planteamiento de la emancipación
ilustrada de García Ruiz, recala en la necesidad de visibilizar y analizar, utilizando
diagnósticos socio-económicos y culturales críticos, lo que vamos a denominar la
producción masiva de vulnerabilidades –desprotección, por desmantelamiento del
Estado del Bienestar y tanto desposesión como exclusión debido a los mecanismos
de la deuda privada y pública- en consonancia con la fase actual del capitalismo
(Piketty, 2015 y Sassen, 2015). Sin embargo, para ello, primero, tenemos que
clarificar los sentidos de este vocabulario de la precariedad y la vulnerabilidad que, a
la vez, es sociológico, político y moral.
Si vamos a un diccionario el ser precario significa ‘estar falto de medios o
recursos suficientes’ y remite a riesgo e incertidumbre. Debemos inferir que estos
medios o recursos tienen que ver con la subsistencia y la supervivencia. Lo precario
es lo contrario a estable y suficiente y, al tiempo, sinónimos de precario serían los
adjetivos frágil, inseguro o inestable. Si empezamos a ver usos actuales del vocablo
“precario”, nos aparece, sobre todo, en el ámbito laboral: el trabajo precario, esto es,
inestable, temporal y mal pagado, tiene como resultado la falta de recursos
suficientes para la subsistencia. Asimismo, ha surgido la caracterización de una
nueva clase social –el precariado- y de políticas ligadas a esta condición –la Renta
Básica ligada a la ciudadanía frente a la vieja ciudadanía ocupacional, ya que el
trabajo estable era el garante de los derechos, es la demanda más ubicua-. De la
precariedad, producto a su vez de las desigualdades exacerbadas, se deriva, por
consiguiente, la vulnerabilidad.
La vulnerabilidad es una condición antropológica universal, y así lo refiere
García Ruiz en su acertado bosquejo conceptual, en el que trenza fraternidad como
respuesta a nuestra condición dependiente y frágil. Períodos enteros de la vida de
los seres humanos como la infancia o la vejez intensifican, no obstante, nuestra
susceptibilidad a ser dañados, heridos. Esa susceptibilidad a ser dañado o herido es
la misma definición de vulnerabilidad. Vulnus en latín, por remitirnos a la etimología,
significa ‘herida’. Vulnerable quiere decir, en suma, que ‘puede ser herido o recibir
lesión, física o moralmente’. Remite, por lo tanto, a su posible resultado que es el
daño. Debemos, no obstante, diferenciar entre la vulnerabilidad común, la
antropológica, y la producida social y culturalmente, tal y como ha propuesto Judith
Butler en Vida precaria (2006). La exploración de las conceptualizaciones
contemporáneas de la vulnerabilidad será un objetivo con el fin de, posteriormente,
poderlas relacionar críticamente con las teorías de la justicia y la ciudadanía forjadas
en la segunda mitad del siglo XX.
Al rastrear la cuestión de la vulnerabilidad en filosofía moral contemporánea
encontramos un libro pionero de R. Goodin Protecting the Vulnerable: A Reanalysis
of Our Social Responsibilities (1985). Es tres años posterior al libro de Carol Gilligan,
In a different voice, en el que hizo emerger el continente hundido de la ética del
cuidado, marcado en femenino, al contraponer el principio de no abandono del
vulnerable a las conclusiones de la matemática moral hipotética de los derechos de
su maestro Kohlberg. Gilligan, a la vez, señalaba el sesgo androcéntrico de las
teorías normativas rawlsianas y Goodin planteaba que nuestras responsabilidades
morales derivan del Vulnerability Principle, del principio de vulnerabilidad, y lo
formulaba de esta manera: “Moral agents acquire special responsibilities to protect
the interests of others to the extent that those others are specially vulnerable or in
some way dependent on their choices and actions.” (Goodin, 1985: 110)
Goodin escribe, aún, en la estela del contrato social keynesiano y en la de la
teoría de la justicia de Rawls. La vulnerabilidad parecía que se podía acotar y que
era abordable desde las políticas sociales y el Estado del Bienestar. Sin embargo,
MARÍA JOSÉ GUERRA PALMERO Impedir que el mundo se deshaga. Por una emancipación ilustrada
Nº. 13, octubre 2017 marzo 2018, pp. 335-340. DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2017.3830
339
hoy, como adelantábamos al principio, no sólo se desmantelan las protecciones y
compensaciones ligadas al Estado del Bienestar sino que la mutación del sistema
económico –de capitalismo inclusivo a otro “expulsivo” y precarizador –como
señalan Piketty, Sassen o Standing- nos enfrenta a una producción social masiva de
vulnerabilidades de carácter sistémico. Muchas de las realidades asimétricas y
explotadoras del presente entran en flagrante contradicción con el discurso de los
derechos humanos, pero detectamos aún un gran déficit en su conceptualización en
las teorías morales y políticas.
Con su revisión de la triada revolucionaria, al ser problematizada desde la
vulnerabilidad, Ruiz García nos invita a una tarea de gran calado en la que integrar
dimensiones ético-normativas y antropológicas para las que la tradición moral y
política, hasta hace muy poco tiempo, ha sido ciega. La ética del cuidado, ya un
nutrido hilo feminista, en conjunción con los llamados al “hacerse cargo” y a la
sensibilidad por los otros y otras, en las éticas de la responsabilidad y la alteridad,
nos brindan un territorio a explorar bajo nuevas condiciones alentadoras de la
desigualdad y de la restricción de libertades que están socavando el paradigma de
los derechos humanos. Es de rigor iniciar el camino en una senda de
reconceptualizaciones acuciantes dado el cambio de contexto de este siglo XXI en
el que se exacerba lo que he denominado producción masiva – y sistémica- de
vulnerabilidades. Enfrentar esta situación, en lo teórico y en lo práctico, es nuestra
responsabilidad presente para que siga teniendo sentido la meta de una
emancipación ilustrada que vindica Alicia García Ruiz.
ARAMAYO, R. R. y GUERRA PALMERO, M. J. eds. (2007): Los laberintos de la
responsabilidad. Plaza y Valdés, Madrid.
BENHABIB, S. The methodological illusions of Modern Political Theory: the case of
Rawls and Habermas. Neue Hefte für Philosophie, 1982, 47-74.
BENHABIB, S. (1992) Situating the Self: Gender, Community, and Postmodernism in
Contemporary Ethics. Routledge.
BAUMAN, Z. & DONSKIS, L. (2015): Ceguera moral. Paidós, Barcelona.
BUTLER, J. (2006): Vida precaria. El poder de duelo y la violencia. Paidós, Buenos
Aires.
BUTLER, J. (2009): Dar cuenta de sí mismo. Violencia ética y responsabilidad.
Amorrortu, Buenos Aires.
BUTLER, J. (2010): Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Paidós, Barcelona
GOODIN, R. (1985): Protecting the Vulnerable: A Reanalysis of Our Social
Responsibilities. University of Chicago Press, Chicago.
GUERRA PALMERO, M. J. (2014) “El reto del cuidado. Autonomía, vínculos y ética
feminista” en PÉREZ CHICO, D. Y GARCÍA RUIZ, A. (eds.) Perfeccionismo. Entre la
ética pública y la autonomía personal. Prensas de la Universidad de Zaragoza,
pp.73-94.
GUERRA PALMERO, M. J. y HERNÁNDEZ PIÑERO, A. (2015): Éticas y políticas de
la alteridad. Plaza y Valdés, Madrid.
GUERRA PALMERO, M. J. (2016), “Paradojas políticas sobre transnacionalismo
europeo, derechos humanos y migraciones. Lógicas de la estigmatización y lógicas
de la renacionalización”, en R. R. Aramayo, J. F. Álvarez, F. Maseda y C. Roldán
(eds.) Diálogos con Javier Muguerza, Madrid, CSIC. Pp. 553-574.
MARÍA JOSÉ GUERRA PALMERO Impedir que el mundo se deshaga. Por una emancipación ilustrada
Nº. 13, octubre 2017 marzo 2018, pp. 335-340. DOI: https://doi.org/10.20318/eunomia.2017.3830
340
HABERMAS, J. (2013): The Lure of Technocracy. Polity Press, London.
HABERMAS, J. (2015): Mundo de la vida, política y religión. Trotta, Madrid.
PIKETTY, S. (2015): El capital en el siglo XXI. FCE, Madrid.
SASSEN, S. (2015): Expulsiones. Brutalidad y complejidad en el capitalismo global.
Barcelona, Katz.
STANDING, G. (2013) El precariado. Una nueva clase social. Pasado y presente,
Barcelona.
STUCKLER, D. & BASU, S. (2013): The Body Economic: Why Austerity Kills. Basic
Books, New York.
YOUNG. I. M. (1990) Justice and the Politics of Difference. Princenton University
Press.
ResearchGate has not been able to resolve any citations for this publication.
Article
Our narrower obligations often blind us to larger social responsibilities. The moral claims arising out of special relationships—family, friends, colleagues, and so on—always seem to take priority. Strangers ordinarily get, and ordinarily are thought to deserve, only what is left over. Robert E. Goodin argues that this is morally mistaken. In Protecting the Vulnerable, he presents a comprehensive theory of responsibility based on the concept of vulnerability. Since the range of people vulnerable to our actions or choices extends beyond those to whom we have made specific commitments (promises, vows, contracts), we must recognize a much more extensive network of obligations and moral claims. State welfare services, for example, are morally on a par with the services we render to family and friends. The same principle widens our international, intergenerational, and interpersonal responsibilities as well as our duties toward animals and natural environments. This book, written with keen intelligence and unfailing common sense, opens up new perspectives on issues central to public policy and of critical concern to philosophers and social scientists as well as to politicians, lawyers and social workers.
Los laberintos de la responsabilidad
  • Guerra Palmero
ARAMAYO, R. R. y GUERRA PALMERO, M. J. eds. (2007): Los laberintos de la responsabilidad. Plaza y Valdés, Madrid.
El reto del cuidado. Autonomía, vínculos y ética feminista
  • Guerra
  • M J Palmero
GUERRA PALMERO, M. J. (2014) "El reto del cuidado. Autonomía, vínculos y ética feminista" en PÉREZ CHICO, D. Y GARCÍA RUIZ, A. (eds.) Perfeccionismo. Entre la ética pública y la autonomía personal. Prensas de la Universidad de Zaragoza, pp.73-94.
Éticas y políticas de la alteridad
  • Guerra Palmero
  • Hernández Piñero
GUERRA PALMERO, M. J. y HERNÁNDEZ PIÑERO, A. (2015): Éticas y políticas de la alteridad. Plaza y Valdés, Madrid.
Paradojas políticas sobre transnacionalismo europeo, derechos humanos y migraciones. Lógicas de la estigmatización y lógicas de la renacionalización
  • Guerra
  • M J Palmero
GUERRA PALMERO, M. J. (2016), "Paradojas políticas sobre transnacionalismo europeo, derechos humanos y migraciones. Lógicas de la estigmatización y lógicas de la renacionalización", en R. R. Aramayo, J. F. Álvarez, F. Maseda y C. Roldán (eds.) Diálogos con Javier Muguerza, Madrid, CSIC. Pp. 553-574.
The methodological illusions of Modern Political Theory: the case of Rawls and Habermas. Neue Hefte für Philosophie
  • S Benhabib
BENHABIB, S. The methodological illusions of Modern Political Theory: the case of Rawls and Habermas. Neue Hefte für Philosophie, 1982, 47-74.
Vida precaria. El poder de duelo y la violencia
  • J Butler
BUTLER, J. (2006): Vida precaria. El poder de duelo y la violencia. Paidós, Buenos Aires.
Dar cuenta de sí mismo. Violencia ética y responsabilidad
  • J Butler
BUTLER, J. (2009): Dar cuenta de sí mismo. Violencia ética y responsabilidad. Amorrortu, Buenos Aires.